TÓCALA OTRA VEZ, SAM Comentarios a algunas de las recientes modificaciones fiscales Manuel Olea Comas Inspector de Hacienda del Estado Decíamos ayer que situaciones excepcionales sólo podían ser atajadas con medidas excepcionales. Las que acaba de anunciar el Gobierno persiguen reducir el Déficit Público y para ello se dirigen en dos direcciones bien definidas. Por un lado, la reducción media de los gastos ministeriales en un 16,9%; y por otro el incremento de los ingresos tributarios. El viernes pasado se aprobó el Real Decreto-ley 12/2012, de 30 de marzo con la intención de complementar las reformas ya adoptadas en diciembre del año pasado. Entre las más interesantes se encuentran la subida de tipos de gravamen del Impuesto Especial sobre las Labores del Tabaco, el copago de tasas en justicia, el gravamen especial del 8% sobre dividendos o participaciones en beneficios repatriados al territorio español y la limitación a determinadas deducciones, como es el caso de reinversiones de beneficios extraordinarios. Pero hay dos que han llamado mi atención de una manera especial: la relativa a la deducción de los gastos financieros en el Impuesto de Sociedades y la denominada “declaración tributaria especial”. Deducción de gastos financieros. En los últimos años, hemos asistido a una disminución alarmante de la recaudación tributaria que, en el caso del Impuesto de Sociedades, adquiere un tono dramático (desde los 44.800 millones recaudados en 2007, hasta los 16.600 el año pasado). Muchos la justificarán atendiendo a la disminución de la actividad empresarial provocada por la crisis, pero la realidad es que no ha sido de ninguna manera el único motivo. A la incuestionable situación económica actual, se unían defectos estructurales en el Impuesto que ya habían sido objeto de denuncia en numerosas ocasiones por la Inspección de Hacienda. De aquellos polvos vienen estos lodos, y por todo lo anterior, el tipo nominal del Impuesto de Sociedades, que para las grandes empresas es del 30%, se ha visto transformado en un tipo efectivo del 17%. Dos son las novedades más importantes: Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org Uno.- No deducibilidad de determinados gastos financieros: La operación era simple. Una sociedad establecida en España decidía formalizar un préstamo con una empresa del grupo residente en otro país de baja fiscalidad. Este préstamo iba destinado a comprar a otra empresa del grupo, participaciones en el capital o fondos propios de otra sociedad, o en su caso, a realizar meras aportaciones en el capital o fondos propios de otra del grupo. En el momento de presentar la declaración del Impuesto de Sociedades, la empresa española se deducía los gastos financieros satisfechos a la empresa del grupo a la que prestó el dinero, de manera que la cuota tributaria se convertía con frecuencia en cero, pudiendo incluso llegar a generar bases imponibles negativas que se aplicarían en los ejercicios siguientes. Por su parte, los ingresos financieros obtenidos por la empresa prestamista eran sometidos a un tipo de gravamen del Impuesto de Sociedades muy bajo pues, como hemos comentado anteriormente, solían establecerse en países de baja tributación. La solución a este agujero ha sido la introducción de un nuevo apartado en el artículo 14 del Texto Refundido de la Ley de Impuesto de Sociedades. Este artículo recoge los supuestos en que los gastos tienen el carácter de no deducibles, indicándose para este caso que los gastos financieros que se ajusten al supuesto que acabamos de mencionar no podrán ser deducidos por la sociedad, salvo que tengan un “motivo económico válido”. Pero, ¿qué entendemos por un motivo económico válido? Esta expresión indica que estos gastos financieros NO serán deducibles en aquellos supuestos en que el negocio celebrado entre las empresas del grupo obedezcan a una mera restructuración de éste, que no genere ningún valor añadido y que se haya realizada con la única finalidad probada de reducir la carga fiscal del IS español por el grupo multinacional. Dos.- Límite a la deducción de gastos financieros: Pero no ha sido ésta la única modificación del Impuesto de Sociedades. También se ha modificado el artículo 20 y 21 del Texto refundido. Hasta ahora el único límite que existía a la deducción de los gastos financieros en España era el supuesto de subcapitalización; supuesto que, por otro lado, era fácil de sortear y no era de aplicación cuando la entidad estaba establecida en otro Estado miembro de la Unión Europea. En base a la anterior regulación, los grupos empresariales buscaban concentrar el endeudamiento en países como España, donde los tipos de gravamen son elevados y estaba permitido deducir la totalidad de los gastos financieros, y trasladaban las inversiones a países con tipos de gravamen más bajos, donde la fiscalidad sobre los beneficios era consecuentemente menor. Posteriormente los beneficios se trasladaban, exentos, a España utilizando los mecanismos existentes para evitar la doble imposición. El daño para España era doble, por un lado se desincentivaban las inversiones en nuestro territorio, que pasaban a localizarse en otros países con tipos más bajos donde se creaban nuevos puestos de trabajo y potenciaba la actividad económica; por otro se trasladaban las deudas a las empresas establecidas en España donde podían deducir la totalidad de los gastos financieros. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org Para solucionar este problema se ha decidido limitar la deducibilidad de los gastos financieros netos a un 30% del beneficio operativo del ejercicio. Eso sí, los gastos financieros no deducidos por superar el límite se podrán deducir en los 18 años siguientes. En todo caso, serán deducibles gastos financieros netos del período impositivo por importe de 1 millón de euros. Esta medida que ya había sido adoptada en otros países como Alemania, Francia, Holanda y Gran Bretaña. Declaración tributaria especial. Si buscamos en el diccionario de la Real Academia Española de la lengua el término amnistía encontramos lo siguiente: Amnistía. (De amnestía). 1. f. Olvido legal de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores. La disposición adicional primera del Real Decreto-ley 12/2012 de 30 de marzo, recoge una llamada a los contribuyentes del IRPF, IS e IRNR a regularizar sus bienes y derechos que no se correspondan con las rentas declaradas, siempre que hubieran sido titulares de los mismos con anterioridad a la finalización del último periodo impositivo cuyo plazo de declaración hubiera terminado antes de la entrada en vigor de la disposición. La regularización se hará mediante la presentación de una declaración e ingreso del 10% del valor o importe de adquisición de los bienes o derechos y sin que se vayan a exigir sanciones, intereses ni recargos. Tampoco llevará aparejada, claro está, responsabilidad penal. La fecha límite fijada por el Gobierno para la regularización excepcional es el 30 de Noviembre de este mismo año. Las voces en contra no se han hecho esperar. La Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado ha mandado un comunicado manifestando su frontal oposición a la medida por ir en contra del art. 31 de la Constitución. Éste establece que “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. Por el contrario, La Federación Española de Asociaciones Profesionales de Técnicos Tributarios y Asesores Fiscales (FETTAF) cree que la amnistía fiscal es una "una medida valiente y posiblemente necesaria" que facilitará la regularización voluntaria de capitales de rentas no declaradas. En este sentido, coinciden con la Secretaria de Estado de Presupuesto y Gasto, Marta Fernández Currás, al manifestar que se trata de una alternativa “razonable” a la subida del IVA. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org CONCLUSIONES Si con las medidas relativas a los gastos financieros de los grupos de sociedades existe unanimidad al indicar que lograrán reactivar las inversiones en territorio español e incrementarán la recaudación por el Impuesto de sociedades, no ocurre lo mismo para el caso de la Amnistía fiscal. El tema es controvertido. Nos encontramos en un momento en que cada euro es importante en la lucha por reducir el Déficit Público y sin duda, la amnistía fiscal supone una forma ideal, desde un punto de vista estrictamente económico, para este fin. Por un lado se prevé recaudar 2.500 millones de euros sin necesidad de que la Agencia Tributaria mueva prácticamente un dedo, por otro hace florecer ingresos que de otra forma permanecerían ocultos. Sin embargo el mensaje que se lanza al conjunto de españoles que sí cumplen con sus obligaciones tributarias es descorazonador. Pedimos un esfuerzo extra al contribuyente cumplidor pero, a la vez, beneficiamos a aquellos que defraudaron. Y la trampa sale barata, ni sanciones, ni intereses ni recargos. Tan sólo deberán pagar un 10% de su precio de adquisición. Hace tiempo me dijeron que para comprar con dinero “no declarado” un décimo de lotería premiado bastaba con pagar el premio + un 15%; eso y el correspondiente riesgo que conlleva la operación. Hoy saldría un 5% más barato. Creo que sobran las palabras. Para aquellos que, ya sea desde la Agencia Tributaria o desde fuera de ella, dedicamos nuestra vida a la lucha contra el fraude fiscal es un día triste. Supone un fracaso de nuestra sociedad y especialmente de nuestro colectivo profesional. Si tal y como se ha adelantado, el dinero que se va a ingresar por esta medida ronda los 2.500 millones, significará que 25.000 millones de euros se nos han escapado delante de nuestras narices sin que hayamos sido capaces de evitarlo. Por eso hoy me van a permitir que no me vaya con la música a otra parte, prefiero estar acompañado. Tócala otra vez, Sam, que 8 meses pasan muy rápido. Fundación Ciudadanía y Valores C/Serrano, 27. 6º izq. 28001 Madrid www.funciva.org