PROYECTO DE LEY MODIFICACIÓN DEL ART. 1974 E INCLUSIÓN DEL ART. 1974 BIS AL CODIGO CIVIL SOBRE LIBRE ACCESO A RIOS, LAGOS Y MONTAÑAS ARTICULO 1º: Modifíquese el artículo 1974, el cual quedará redactado de la siguiente manera: “Camino de Sirga. El dueño de un inmueble colindante con cualquiera de las orillas de los cauces o sus riberas, aptos para el transporte por agua, debe dejar libre una franja de terreno de treinta y cinco metros hasta la orilla del curso, en la que no puede hacer ningún acto que menoscabe aquella actividad. Todo perjudicado puede pedir que se remuevan los afectos de los actos violatorios”. ARTÍCULO 2°: Agréguese el artículo 1974 bis: “Los inmuebles que contengan o sean colindantes con ríos, lagos y montañas u otros lugares declarados de interés turístico o deportivo por la autoridad competente en el lugar, están afectados por una servidumbre de tránsito público, en la ubicación y con las características y condiciones de uso que determine la autoridad”. ARTICULO 3º: Comuníquese al Poder Ejecutivo. FUNDAMENTOS Señor Presidente: El presente proyecto tiene como finalidad purgar constructivamente el proyecto de reforma y actualización del Código Civil en cuanto reduce (a partir de 2016) de 35 a 15 metros el espacio establecido a favor del denominado “Camino de Sirga”. Desde la provincia que represento y muchas otras del territorio argentino, se ha alzado la voz frente a los cambios del Código en lo que respecta al artículo objeto de este proyecto. Ello habida cuenta de los perjuicios que la reducción del Camino de Sirga, trae aparejados para nuestro suelo argentino; a saber: el artículo 1975 del nuevo código permite al ribereño hacer obras defensivas contra obstáculos que alteren el curso natural del agua o modifiquen su dirección o velocidad, la reducción del camino de ribera, entre otros. En la actualidad, el camino público del nuevo artículo del Código Civil no tiene el uso que le fuera conferido en épocas de su redacción, es decir, como apoyo de la navegación, sino que, producto de las luchas ciudadanas, gran parte de la doctrina, jurisprudencia y legislaciones locales vienen utilizando esta norma para garantizar el acceso público a los ríos, como también por los beneficios que presta al ambiente y al mantenimiento de la biodiversidad a través de los corredores biológicos que se forman en su extensión. Es decir, este camino público cumple una misión fundamental tanto para preservar los ecosistemas costeros, como para garantizar la libre circulación y acceso a los bienes naturales de dominio público, como son los ríos. Luego del nuevo Código, miles de kms2, actualmente de acceso público, dejarán de serlo y veremos cómo se corren los alambrados sobre las orillas de los ríos públicos impidiendo su acceso y goce por la población. Por otra parte la incorporación del 1974 bis constituye una respuesta ante la existencia de una laguna de derecho en nuestro código civil respecto al libre acceso a montañas, ríos y lagos con la finalidad de realizar actividades turísticas o deportivas y representa la oportunidad de fomentar el turismo en el territorio de la República Argentina. En primer lugar, y como disparador sobre esta cuestión, cabe considerar como premisas algunos ejemplos, de público conocimiento, que manifiestan la situación que viven los usuarios de estos territorios de dominio público: - Los ríos Traful, Caleufu y Chimehuin son excelentes ambientes de pesca, de dominio público, pero en la práctica se encuentran reservados exclusivamente para quienes contratan el derecho a pescar en los fundos ribereños. - Variados ambientes de montaña y cumbres conocidas a las que sólo se pueden acceder contratando con el propietario del fundo por el cual necesariamente se debe cruzar con el fin de arribar a sus cimas. - Se restringe el ingreso hacia la laguna Llum (Parque Nacional Nahuel Huapi) a grupos organizados requiriéndose un pago previo para el paso por la senda. - Para acceder a la cumbre del Co. Uritorco, o del Co. De la Cruz (Los Gigantes), ambos en la Prov. De Córdoba, se requiere conformidad y pago en el inicio de la picada previo al ascenso de la montaña. -Para cruzar a los Hielos Continentales es necesario pasar por una propiedad privada en “Piedra del Fraile” y pagar antes de pasar hacia el “Paso Marconi” y límite con la República de Chile. Es en consecuencia que se plantea una contraposición entre el derecho que poseen todos los habitantes de nuestro territorio al uso y goce de espacios de dominio público – de acuerdo a la regulación constitucional de la nación y las provincias y la normativa vigente para el tratamiento de los parques nacionales- y, por otro lado, los derechos que surgen del dominio privado de un inmueble. Como surge de los ejemplos mencionados esta realidad genera un aprovechamiento económico indebido por parte de los titulares de los fundos linderos a estos espacios de interés público y la consecuente restricción del acceso a sus usuarios al producirse un verdadero cercamiento hermético. Se plantea, entonces, por un lado, la necesidad de que el estado aborde esta laguna garantizando el derecho al uso y goce público de dichos espacios, ya que la totalidad de los habitantes de la República Argentina se ven sometidos a correr riesgos al intentar acceder,por ser forzados a salir o, directamente, no poder ingresar porque su uso depende de la voluntad discrecional de los propietarios. La inclusión de este artículo en nuestro código civil debe ser el corolario a la iniciativa que se originó en diferentes reuniones que se han convocado por el Club Andino Bariloche desde el año 2010, en las que participaron el Intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, representantes del gobierno municipal, del ejército nacional y demás fuerzas vivas nacionales y provinciales, así como, legisladores del ámbito local y provincial. Dicho puntapié generó una profundización de esta cuestión en las primeras Jornadas de Derecho de Montaña, tendientes a llevar a cabo un análisis profesional de la materia. El día 18 de octubre de 2010 se firmó la Declaración de San Carlos de Bariloche de Libre Acceso a Montañas, Ríos y Lagos, cuyo texto se transcribe a continuación: “En San Carlos de Bariloche, a los 18 días del mes de octubre del 2010, los abajo firmantes, por sí y en nombre de las Entidades que representamos, reunidos en la sede del Club Andino Bariloche, calle 20 de febrero 30 de S.C. de Bariloche, en cumplimiento de la garantía constitucional del libre tránsito prevista en los art. 14 y 41 de la Constitución Nacional, arts. 70 y 73 de la Constitución de la Provincia de Río Negro, arts 19, 21 y 32 de la Constitución de la Provincia de Neuquén y art. 14 incisos 3 y 4, arts. 176 y 180 incisos 8, 9 y 10 de la Carta Orgánica Municipal de S.C. de Bariloche, invocando el Derecho Humano de gozar, disfrutar, preservar y custodiar los bienes naturales y el medio ambiente, DECLARAMOS nuestra decisión y voluntad de trabajar conjuntamente para garantizar el libre acceso y la preservación de las montañas, bosques, ríos y lagos del Parque Nacional Nahuel Huapi y regiones adyacentes de la ciudad de San Carlos de Bariloche, para todos los vecinos, turistas, visitantes, generaciones futuras y para todo aquel que quiera transitar libremente por dichos lugares, y de extender nuestra propuesta a toda otra región de la República Argentina donde pueda estar restringido el acceso a los bienes naturales y lugares públicos” En el título de las restricciones y límites del dominio en nuestro actual Código Civil se expresa que: “Las restricciones impuestas al dominio privado solo en el interés público, son regidas por el derecho administrativo”. En conclusión, es el Estado el que debe crear las denominadas servidumbres administrativas, las cuales se definen como un derecho real constituido sobre un inmueble privado con el objeto de servir al interés público. Ante la existencia de este círculo vicioso donde por un lado hay mares, ríos, lagos y parques nacionales de uso público pero rodeados de inmuebles de dominio privado, es que el Estado en sus distintas jurisdicciones, debe legislar y emitir los actos administrativos necesarios que garanticen el libre tránsito, así como el uso y goce de nuestros recursos naturales, protegidos expresamente por nuestra Constitución. Finalmente, debemos efectuar la siguiente reflexión: El Dr. D. Vélez Sarsfield, con conocimiento de la necesidad de permitir que se sirgaran o arrastraran los barcos en ríos usados para la comunicación, impuso el camino de sirga aclarando que el mismo no implica derecho a indemnización alguna. Hoy el sirgar una embarcación es un “cuento del pasado” porque se reemplazaron las velas y los remos por los motores en las embarcaciones, y salvo arrastrar algún kayak o canoa, no cabe en la imaginación que se necesiten las orillas de los ríos para mover los barcos corriente arriba. Pero si el pensamiento del legislador pasó por exigir que el propietario, con un fin social y de bien común, ayudara a sus ocasionales “visitantes” a arrastrar sus barcos permitiendo que desembarcaran en la ribera de los ríos, con seguridad ampliaría el articulado del código civil para permitir que los visitantes transiten desde y hacia lugares públicos como son los espejos de agua, y las cumbres de montañas que el Estado reconoce como parte de nuestros recursos naturales para el uso y goce de toda la comunidad. El pasar por las tierras privadas para ello no hace más que beneficiar al propietario lindero porque su fundo se enriquece ante la inmediatez de los lugares naturales más codiciados. Por ende, concluyo en que ampliar la norma para comprender también el fin turístico o deportivo así consagrado por la autoridad administrativa, simplemente confirmará el mismo espíritu que tuvo nuestro Codificador, cual es priorizar el bien común o interés público sin desmerecer los derechos de los propietarios de los fundos linderos. Por todas las razones expuestas, solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto de ley.