Abril 2016 Año 8 Nº 77 CONTENIDOS Revista de la Rama de Madres Movimiento Apostólico de Schoenstatt Hna. Ma. Bárbara Una tierra cálida P. Alberto Eronti Dar lo que se tiene Celebrando 100 años de un nuevo estilo de comunicación Claudia Snels Cuánto sabemos de los sacramentos Renovemos el Ideal La importancia de los vínculos Página 2 Todo caminante lleva un rumbo que lo conduce a un lugar determinado. Sin rumbo, se pierde y sin un destino prefijado, su andar se vuelve errático y sin sentido. Su marcha deberá orientarse siempre hacia la meta que quiera alcanzar, eligiendo la ruta más segura, aunque no sea siempre la más corta o la más cómoda. Por eso es importante, en el camino de nuestra vida, tener en claro y siempre presente hacia dónde vamos. De ahí la importancia del autoconocimiento y la pedagogía del ideal personal. Dice el P. Kentenich que si el hombre sabe que Dios puso en su ser una meta de vida y le designó una tarea singular, entonces poseerá una actitud clara frente a la vida y su alma será vigorosa. Sabemos que en este camino, que día a día vamos recorriendo, no vamos solos. La providencia divina nos va señalizando la ruta a través de acontecimientos y personas que ponen luz a nuestros pasos, para que no nos extraviemos. En el mundo relativizado en que vivimos, el Papa Francisco ha venido a poner claridad y misericordia en muchas cuestiones que hacen a la vida humana querida por Dios. En su encíclica Laudato Si, el Santo Padre nos recuerda nuestra responsabilidad por el cuidado de la “casa común” y cómo el ambiente natural sufre por nuestro comportamiento irresponsable. Pero también el ambiente social está herido y esto se debe al mismo mal: “es decir, a la idea de que no existen verdades indiscutibles que guíen nuestras vidas, por lo cual la libertad humana no tiene límites”. AÑO 8 - Nº 77 Para alcanzar la verdadera libertad, además del autoconocimiento, es fundamental la autoeducación. Educarnos a nosotros mismos, para llegar a ser personalidades firmes, libres y apostólicas. Estar “en camino” significa estar comprometida en la realización de la mejor versión de una misma, esa que se asemeje lo más posible a la que Dios ha pensado en plenitud. Aunque personal, no es ésta una tarea solitaria. Cada uno de nosotros, como dice el Papa, tiene en sí una identidad personal que es capaz de entrar en diálogo con los demás y con el mismo Dios . Esa capacidad humana de ir al encuentro del tú humano y del Tú divino , se desarrolla y perfecciona en el ejercicio del amor. Como dijera nuestro Padre Fundador: A caminar se aprende caminando, a amar se aprende amando. En este sentido, la Alianza de Amor es también un camino de vida, de transformación interior, que vamos recorriendo de la mano de María. La meta última es el corazón de Dios Padre, el lugar donde anhela reposar nuestro propio corazón. En el contexto del Año Santo de la Misericordia, aprovechemos para poner en sintonía nuestro GPS interior y así, asegurar mejor el rumbo de nuestros pasos . Pidamos a la Mater que nos conduzca a un encuentro más profundo con Dios y con los hermanos, que nos ayude a seguir creciendo en el amor y la entrega y nos permita ver, con total claridad ,hacia dónde vamos. Graciela Greco Página 3 UNA TIERRA CÁLIDA Queridas Madres: "Cuando el amor se enfría el mundo entero comienza a temblar". Día tras día, Lucía leía esa frase, escrita en el cuadro que colgaba en una pared de su habitación, y reflexionaba. Encima de la frase veía, además, una foto: un niño, en cuya cabeza se había posado un pajarito, caminaba despreocupado y feliz por el campo. La foto le gustaba, pero no la entendía del todo. La combinación "frase-foto" le parecía rara e insuficiente, la imagen no se adecuaba muy bien al texto, no la explicaba del todo... Sin embargo, la frase le gustaba, era concluyente. El amor decía- no puede ser o estar frio. ¡Qué importante es la calidez en el amor! Porque si no está, puede provocar catástrofes, a veces, silenciosas. La historia de Lucía está imaginada, sin embargo, la ficción, puede tender un puente hacia la realidad. Los daños y desajustes, en la naturaleza y en las relaciones humanas, tienen su epicentro en el corazón de las personas. El Papa Francisco lo dice así: "La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que ´gime y sufre dolores de parto´." Laudato Si, N° 2 Desactivar los focos de violencia latentes en el corazón, que enferman y enfrían la capacidad de amar es una tarea que nos lleva toda la vida. La frialdad del amor es uno de los virus más dañinos que se podría instalar en nuestro interior, porque debilita y hasta paraliza las fuerzas del amor. Cuántas veces experimentamos que, más que el cariño en sí, apreciamos la calidez que emana de ese amor. Dar o recibir amor cálido evoca la vitalidad e integridad del afecto y le pone al amor garantía y sello de calidad. Amar cálidamente es hacerlo "a fondo". Es consecuencia de un proceso que resulta de una combinación de factores y esfuerzos. No nos deberíamos imaginar que consiste sólo en "hacer sentir" el aprecio, el valor, la importancia que alguien puede tener para uno, aunque -por supuesto- lo incluye. Si sólo fuera así, lo único necesario para dar "calidez" a las relaciones sería la puesta en juego de los sentimientos, por ejemplo, el entusiasmo, la atracción por lo lindo o conveniente, los gustos, las ganas… Y todos sabemos que los sentimientos son lo más inestable y cambiante que tenemos y que no nos acompañan siempre. Cifrar allí la calidez sería mediocre y muy mezquino; un esporádico "efecto de", una simple “tendencia a", un "fenómeno" temporal o una "moda" atractiva, regulada por los cambios o vaivenes del humor del momento y de la sensibilidad que posea mi naturaleza. En las antípodas de ese proceder, está la calidez verdadera. Ella resulta de la consonancia de todas las capacidades y fuerzas personales: inteligencia, voluntad y corazón, que es lo que ponemos en juego al entrar en relación amorosa con las personas, las cosas y todo lo creado. Revista de la Rama de Madres Página 4 Para manifestarse, la calidez necesita que lo que conocemos con la inteligencia y reconocemos como verdad, también lo queramos con la voluntad como bien (aunque a veces pueda costar y no dé ganas) y que esto encienda el corazón y lo mantenga encendido. ¡El corazón tiene que verse "tocado", "poseído" por esa verdad y bien! Es entonces, cuando el amor hace cálido al corazón. Cómo se podría manifestar, lo puede mostrar el siguiente relato: "Aún me acuerdo bien de Claudia, ella estudiaba música y era una de las mejores. Luego se casó con Pedro, también músico, y dejó su carrera. Sin embargo, ella irradiaba felicidad y satisfacción. Tampoco encontré en ella la rutina de ser dueña de su casa que me había imaginado en mi fantasía. Claudia se alegraba visiblemente cuando Pedro volvía a casa. Ella lo esperaba. Visité a Claudia muchas veces y, de a poco, nos hicimos muy amigas. Una noche que Pedro no estaba, por fin, me animé a preguntar lo que me despertaba tanta curiosidad. -¿Por qué dejaste tu trabajo cuando te casaste y sin embargo, te ves tan feliz? -¿Dejarlo? -respondió Claudia y añadió -Nunca dejé mi profesión. Pensé que no me había entendido bien y le pregunté nuevamente, de otra forma. -¿Por qué no trabajás, como Pedro, en la música que amás tanto? -Yo no quiero trabajar como Pedro, sino con Pedrome contestó. -¿Con Pedro? -inquirí, mirándola desconcertada. -Sí. Desde que conocí a Pedro, supe lo que es amar, y que nuestra profesión tiene distintas dimensiones. Pedro es músico de otra forma que yo- continuó diciendo Claudia- Yo no quiero ser como Pedro. Pero quiero trabajar con Pedro, a quien amo, a partir de lo que soy. No se necesita un empleo para trabajar juntos. Pedro es más importante para mí. AÑO 8 - Nº 77 Mientras más iba conociendo a Pedro, más claro me quedaba que lo que me llena es él, que lo que más quiero es estar con él. Me decidí a eso y como su esposa , a través de él, hacer mi trabajo. Tengo que hacerle un espacio a Pedro en el cual él se pueda reponer, pueda descansar, donde sus contradicciones encuentren unidad. Él tiene que encontrar en casa, la atmósfera adecuada para poder trabajar, para realizar sus obras creativas. Mientras más profunda y cálida es nuestra relación, más libre me siento. Es un acento distinto, ¿comprendes? - No, le respondí. El amor cálido de Claudia no lo es sólo porque haga sentir algo a Pedro. Incluso, probablemente a veces, se mostrará sobrio y rutinario, pero también estable y atractivo. Parece ser fuerte y consecuente. Es convincente porque es abnegado. Sobre todo, da seguridad y verdadera alegría. Y no es fácil de entender, ¡dejó sin respuesta a nuestra narradora! Es amor verdadero, que está vivo y regala vida. Supone pensar, querer y sentir al otro en armonía "sinfónica" y consonancia plena. Implica esfuerzos ¡que valen la pena! Hna. Ma. Bárbara Página 5 DAR LO QUE SE TIENE “Lo que tengo te lo doy” (Hechos 3, 6) En diversas oportunidades he dicho que el amor es acción. Que el amor no es meramente declarativo, ha de ser efectivo. Es que el amor, cuando es tal, produce en el ser humano un “movimiento hacia”. Hacia otro u otros. El que ama se moviliza hacia otro, el amado acoge y guarda agradecido el amor. Es importante recordar en este contexto, que cuando Jesús explica el amor a alguien, señala que el que ama se “aproxima”, “se hace prójimo” del amado. Para explicar este movimiento, narra la parábola del “buen samaritano”. Si contemplamos la entera vida pública de Jesús nos percataremos de su amor activo, efectivo. Amor que iba siempre hacia un ser necesitado de perdón, de salud, de esperanza. A Zaqueo, el despreciado recaudador de impuestos, le pide alojarse en su casa. Al darle el servicio de su amor gratuito, Zaqueo se convierte y su vida se llena de luz. La Virgen se entera, por el anuncio del Ángel, que su prima Isabel -“en su vejez”- ha concebido un hijo. ¿Qué hace María? “Parte presurosa” a visitarla y “se quedó con ella unos tres meses”. (Lc 1,39, ss) ¡He aquí otra muestra de amor activo, de amor efectivo! San Juan, el Evangelista que más se refiere al amor de Jesús, retuvo lo que conocemos como “el mandamiento nuevo”. Este “mandamiento” se revela con una plenitud total en el inicio de la última cena. Jesús se levanta, toma una palangana con agua y una toalla y lava los pies de los apóstoles, incluyendo a Judas. ¿Qué les dice al finalizar este servicio de amor desmedido? “Pues si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado ejemplo, vayan y hagan lo mismo” (Jn 13, 13-14) Cuando Jesús se refiere a los necesitados de amor, de un servicio de amor, dice que “cada vez que lo hicisteis con un hermano mío de esos más humildes, lo hicisteis conmigo” (Mt 25,40) Explicando el Jubileo de la Misericordia, escribe el Papa Francisco: “¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen…! ¡Cuántas heridas sellan la carne (y el alma) de muchos! En este jubileo, la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia” (MV.15) Todos los seres humanos sabemos del sufrimiento, de las heridas que nos produce el hecho mismo de vivir, de enfermedades del cuerpo o del espíritu. ¿Cómo responde Jesús a estas necesidades? Aproximándose o recibiendo al necesitado para servirlo con su amor. Ésta es la obra del Padre por el Hijo. La Bula del Papa señala dos tipos de obras de misericordia: “corporales” o materiales, y las “espirituales”. Las llamadas “corporales” han sido asumidas desde el inicio por la Iglesia como institución: dar de beber al sediento, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo… Así es como tenemos las fundaciones de San Camilo o San Juan de Dios, para atender a los enfermos; las instituciones dedicadas a la enseñanza, o a los huérfanos, la Madre Teresa… Revista de la Rama de Madres Página 6 Pero las llamadas “obras espirituales” han quedado más en las iniciativas de cada bautizado. Santo Tomás de Aquino es quien desarrolló las que propone el Papa Francisco, y las dividió en tres: “obras de vigilancia”, “obras de reconciliación” y una “obra síntesis” de las anteriores. Las obras llamadas de “vigilancia”, nos enseñan a descentrarnos y mirar a nuestro entorno. “Salir de nuestro yo, para ir a un tú necesitado. La primera de estas obras de “vigilancia” es dar consejo al que lo necesita. En el Antiguo Testamento, hay textos muy reveladores que explican esta obra, por ejemplo: “El consejo del sabio es una fuente de vida” (Ecl 21,13). En los últimos tiempos, el Espíritu ha suscitado en la Iglesia un modo llamativo de realizarla. Se trata del “acompañamiento espiritual”. Hay Diócesis y Movimientos que desarrollan e imparten cursos para este acompañamiento. ¿Dónde está el eje de esta obra de misericordia? En ayudar a discernir a alguien, según la conciencia y la verdad. No se trata de que otro nos diga qué tenemos que hacer, sino de ser ayudados a buscar lo mejor para cada uno y para todos. No es de extrañar que cada vez se hable menos de “dirección espiritual” y más de “acompañamiento espiritual”. Hoy, quizás lo más urgente, es aconsejar, acompañar, provocando interrogantes que ayuden a razonar con sano espíritu crítico. Actualmente, hay muchos jóvenes, y no tan jóvenes, que están ‘desnorteados’, que fundan su vida sobre arena y no sobre roca. La llamada “dictadura del subjetivismo” y el rechazo a la verdad objetiva, a la ética y la moral, hunden a muchas personas en el sin sentido de la vida. Es así que terminan autoagrediéndose, atándose a adicciones, dejándose estar... Es por esto que las llamadas preguntas de la existencia se han vuelto agobiantes para muchos: “¿Quién soy?, ¿qué sentido tiene mi vida?, ¿para qué luchar?, ¿por qué existe el mal?... AÑO 8 - Nº 77 Esta obra de misericordia va a lo primordial de las necesidades del hombre: su búsqueda de sentido y horizonte, a sus decisiones existenciales, a su ánimo y desánimo… Acompañar requiere dar tiempo, armarse de paciencia, tener la convicción de que Dios nos usa como instrumentos de su amor. El subjetivismo, la enferma -y muchas veces caprichosa- voluntad propia, el “yo” quiero, el “yo” pienso, el “yo” siento…, pueden ser cepos que agobian. Generalmente no se sale adelante sin ayuda, ¡ahí hemos de estar y estar con disponibilidad generosa y magnánima! Nadie es tan pobre que no tenga algo para dar. Es lo que surge luminoso en la escena de los Hechos de los Apóstoles, cuando Pedro y Juan encuentran a un mendigo pidiendo limosna. Se detienen, lo miran, y Pedro le dice: “Ni oro ni plata tengo, pero lo que tengo te lo doy. ¡En nombre de Jesús de Nazaret levántate y camina!” No hay que inventar nada, hay que dar lo que se tiene: tiempo, escucha atenta, un comentario sensato, cariño, estar junto y para el otro… Acompañar no es perder tiempo, es una inversión de amor y misericordia. He aquí el desafío que nos propone: “ser misericordiosos como el Padre”. P. Alberto Eronti Página 7 UN ESTILO DIFERENTE DE COMUNICACIÓN Un recurso para tiempos de guerra El nuevo código de comunicación Pocas semanas después de la fundación de Schoenstatt, los primeros congregantes tuvieron que marchar a las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Una guerra terrible y cruel, que acabó con la vida de muchos jóvenes, también de aquellos que se habían ofrecido para que desde una pequeña y abandonada capilla en el valle de Schoenstatt (Alemania) surgiera una renovación del mundo, en alianza con la Madre del Señor y Madre nuestra. La palabra comunicación proviene del latín “comunis” que significa “común”. De allí que comunicar signifique transmitir ideas y pensamientos con el objetivo de ponerlos “en común” con otro. Esto supone la utilización de un código de comunicación compartido. El Padre Kentenich nos ha regalado este código. Es el código de crear vínculos solidarios compartiendo vivencias, poniendo las experiencias de la alianza al servicio de todos, gestando una familia que desde el Santuario, quiere renovar su ambiente con ímpetu misionero, acompañando a quienes hoy tienen que luchar en las múltiples “trincheras” de la vida cotidiana, sin renunciar a su crecimiento espiritual. Para que los congregantes, ahora soldados, pudieran seguir desarrollando su vida espiritual, el Padre buscó un camino nuevo que les permitiera continuar su proceso de autoeducación y el servicio misionero y apostólico. Como dice el P. Antonio Cosp, conmemorando el centenario, en su artículo para schoenstatt.org, esta revista MTA, de apariencia sencillísima, es madre y modelo de todo medio de comunicación que anhele ser kentenijiano. Esta fue una verdadera anticipación a una nueva forma de comunicación, propuesta más tarde por el Concilio Vaticano II. La revista MTA es origen y modelo de todo medio de comunicación schoenstattiano -también de nuestra revista- y un compromiso de plasmar una cultura kentenijiana de la comunicación, en el Año Santo de la Misericordia y cuando el Papa Francisco nos convoca a un fecundo encuentro de comunicación y misericordia. Así aparecía, hace 100 años, el 5 de marzo de 1916, la revista MTA, como iniciativa del P. Kentenich, para apoyar a los jóvenes en el frente de batalla. Era como una “carta” del Padre Kentenich, dirigida a cada uno, en la que recogía mucho material que le llegaba de las mismas trincheras. Los jóvenes le escribían y el Padre, sin dar nombres, recogía un valioso material que mostraba como cada uno intentaba seguir creciendo. Las trincheras se convertían así, por momentos, en santuarios. Y en las horas libres, sabían superar el peso de su naturaleza joven, del pecado original, tan despierto cuando no se es creativo. Eso hizo que la mayoría de ellos se mantuvieran cohesionados y con su espiritualidad en crecimiento. Ejemplo de ello, tanto en sus caídas como en los momentos de gracia, fue José Engling y como él, varios de sus compañeros. “La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo a la sociedad.” Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de Comunicaciones Sociales 2016 Revista de la Rama de Madres Página 8 Cuánto sabemos acerca de… LOS SACRAMENTOS El sacramento de la reconciliación ¡Hola! Bienvenidas a esta nueva sección en la que les propongo ponernos al día, desempolvar, refrescar y aprender juntas algunas cosas sobre los sacramentos. Empecemos por el que pareciera difícil de explicar y que muchas veces no tiene buena prensa: la reconciliación. Sabías que… El sacramento comprende dos elementos esen Es el sacramento que más nombres tiene: sacra- mento de la conversión, de la penitencia, de la confesión, del perdón y de la reconciliación. En el pasado la confesión se hacía públicamente y se exigían obras de penitencia pública y prolongada antes de recibir la reconciliación. Actualmente la confesión es personal y privada. El sacerdote no sólo representa a Dios, sino a toda la comunidad cristiana. No basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón: nuestros pecados hieren a nuestros hermanos y a la Iglesia. Es necesario pedir perdón a la Iglesia y a nuestros hermanos en la persona del sacerdote. El pecado es una desobediencia, un alejarse de la voluntad de Dios, una ruptura de la comunión con Él y con la Iglesia. Puede ser mortal (falta grave a consciencia) o venial (falta leve o grave sin consciencia). Pecamos de palabra, pensamiento, obra u omisión (no hacer algo bueno que tendríamos que haber hecho). La confesión nos da tres gracias especiales: nos devuelve o aumenta la gracia santificante, nos regala fuerzas especiales para rechazar las tentaciones y el pecado y nos da antipatía y aversión por todo lo que sea ofensa a Dios. AÑO 8 - Nº 77 ciales: los actos del hombre (la contrición, la confesión de los pecados y la satisfacción o enmienda por las faltas cometidas), y la acción de Dios por el ministerio de la Iglesia (concede el perdón de los pecados, determina como enmendar las faltas y su modalidad de satisfacción, ora por el pecador y hace penitencia con él). Para recibir dignamente el sacramento de la reconciliación es necesario que se den cinco condiciones: examen de conciencia, arrepentimiento de los pecados, propósito firme de no pecar más, confesión con el sacerdote y cumplimiento de la penitencia dada por el confesor. “...desde el punto de vista humano, para desahogarse, es bueno hablar con el hermano y decirle al sacerdote esas cosas que pesan tanto en mi corazón: uno siente que se desahoga ante Dios, con la Iglesia y con el hermano. Por eso, no tengan miedo de la Confesión.” Papa Francisco Página 9 Es necesario un buen examen de conciencia pre- En casos de necesidad grave (peligro inminente vio a la confesión: meditar profundamente acerca de la falta de amor que hemos tenido para con Dios y con nuestros hermanos (repasar los mandamientos). de muerte) se puede recurrir a la celebración comunitaria de la reconciliación con confesión general y absolución general. La penitencia debe tener en cuenta la situación personal del penitente y buscar su bien espiritual. Debe corresponder todo lo posible a la gravedad y a la naturaleza de los pecados cometidos. Puede consistir en la oración, en ofrendas, en obras de misericordia, servicios al prójimo, privaciones voluntarias, sacrificios, y sobre todo, la aceptación paciente de la cruz que debemos llevar. Además… No hay nada que no pueda ser perdonado por mediación de un sacerdote si hay verdadero arrepentimiento y deseo de enmienda. La eucaristía es la fuente y alimento que nos permite alcanzar la conversión interior, el antídoto que nos libera de nuestras faltas cotidianas, preservándonos de los pecados. Dada la delicadeza y la grandeza de este minis- terio y el respeto debido a las personas, la Iglesia declara que todo sacerdote que oye confesiones está obligado a guardar un secreto absoluto sobre los pecados que sus penitentes le han confesado, bajo penas muy severas (sigilo sacramental). La comunión de los santos (en la que declara- mos creer al rezar el Credo) significa un constante vínculo de amor y un abundante intercambio de bienes entre todos los fieles (vivos y fallecidos). En este intercambio admirable, la santidad de uno aprovecha a los otros, así, el pecador arrepentido está más eficazmente purificado de las penas del pecado. ¿Cómo te fue? Si sabías todos los datos, ¡no tenés de qué preo- cuparte! Si sabías alrededor de la mitad, no estaría mal que revisaras de vez en cuando el Catecismo de la Iglesia Católica. Entonces… ¿Cuándo fue la última vez que te confesaste? Si pasó mucho tiempo, ¡no pierdas ni un día más! Celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar envueltos en un abrazo afectuoso: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Tratemos de recibirlo con la mayor frecuencia posible, al menos una vez en el año, en el tiempo de Cuaresma o en Semana Santa antes de la Pascua. Si todo fue una gran novedad para vos, entrá ya en el siguiente link, que te ayudará a sacarte las dudas que tengas: http://www.vatican.va/ archive/catechism_sp/ex_sp.html ¡Nos vemos la próxima! Claudia Snels de Campos Lic. en Relaciones Humanas y Públicas Revista de la Rama de Madres Página 10 UNA AYUDA a la hora de examinarnos ¿Cómo hacer un buen examen de conciencia para recibir el Sacramento de la Reconciliación? Las siguientes preguntas nos pueden orientar: Faltas de amor a mí mismo Faltas de amor a Dios ¿Pierdo el tiempo en actividades que no edifican? ¿Busco amar a Dios con todo mi corazón y me esfuerzo por cumplir su voluntad, como lo hace un buen hijo con su padre? ¿O lo olvido dejándome absorber por las cosas y las preocupaciones de cada día? ¿He caído en excesos que pueden dañar mi cuerpo: beber o fumar en exceso, utilizar drogas, tender a la gula (comer en exceso)? ¿Es firme mi fe en Dios? ¿Acepto lo que Él me dice por medio de Jesús y me recuerda por medio de la Iglesia? ¿Me muestro como cristiana en mi vida privada y pública, o por el contrario, niego y oculto mi fe por miedo o vergüenza? ¿Rezo? ¿Recuerdo a Dios en el trabajo, en mis alegrías, en mis preocupaciones y tristezas? ¿He usado bien mi tiempo, mis fuerzas, mis capacidades, los dones que Dios me ha dado? ¿He evitado las situaciones que podrían llevarme a pecar: ciertas personas, ambientes, programas, Internet, revistas? ¿Me distraigo en pensamientos y deseos impuros o trato de rechazarlos? ¿Respeto mi cuerpo y el de los demás, como templo vivo del Espíritu Santo, teniendo presente el ejemplo de María? ¿Me hago respetar por los demás? ¿Pongo mi confianza en Él en los momentos difíciles? ¿Trato de luchar en contra de las tentaciones o simplemente me dejo llevar por mis impulsos e instintos? ¿Pido su ayuda a Dios en los momentos de tentación? ¿Obro contra mi conciencia por miedo o cobardía, o por sentirme querida o aceptada? ¿Doy importancia al domingo y a las fiestas de la Iglesia, participando de la Misa u otras celebraciones para dedicarle más tiempo a Dios y al prójimo? ¿Soy ahorrativa o despilfarro en cosas innecesarias porque tengo el dinero y puedo comprarlas? ¿Confío en que Dios se ocupa de todas mis necesidades aunque no lo parezca? ¿Me rebelo contra Dios en las enfermedades u otras dificultades como si Él tuviera la culpa? ¿Me confieso con frecuencia o considero que no hace falta porque creo que no tengo pecados, o que no es necesario porque no son tan graves? AÑO 8 - Nº 77 Faltas de amor a mi prójimo ¿Soy egoísta? ¿Pienso primero en mí o en los demás? ¿Soy servicial? ¿Soy causa de alegría en mi familia, con mi amor y actitud de servicio? ¿Estoy atenta a las necesidades de mis padres y mis hermanos? Página 11 ¿Me preocupo por sus problemas o vivo nada más ocupada en mis asuntos? ¿Sé dar la cara para defender a los inocentes o prefiero no meterme por miedo y comodidad? ¿Cumplo mis promesas y compromisos? ¿He despreciado a alguien por su condición económica, social, racial, cultural o política? ¿Acepto con humildad los consejos y correcciones de personas con buen criterio o tiendo siempre a justificarme? ¿He generado conflictos con actitudes agresivas, he insultado o he tenido un trato irrespetuoso al enojarme, haciendo sufrir a alguien? ¿He pedido perdón cuando he hecho algún daño? ¿Perdono cuando me siento ofendida o soy rencorosa y resentida? ¿Debo hacer las paces con alguien y no lo he hecho? ¿Hice daño a los demás con mentiras, chismes, murmuraciones, juicios, calumnias? ¿No he guardado los secretos que me confían? ¿Me he dejado llevar por el resentimiento, el odio, la ira, los deseos de desquite y venganza? ¿He rechazado la vida recién concebida? Esto significa: ¿tomo o utilizo medios anticonceptivos, o he colaborado o aconsejado mal a una persona en este campo? ¿Respeto el medio ambiente? ¿Cuido las cosas comunes en la ciudad, en los espacios públicos o no me preocupo por hacerlo? ¿Reparé o me hice cargo de algún daño que causé, aunque nadie me haya visto? ¿Qué otras preguntas me debo hacer al examinar la conciencia? ¿Cuáles son las faltas que más cometo y repito? ¿Cuáles serán las causas por las cuales cometo esos pecados? ¿He herido a alguien verbal o físicamente? Por ejemplo: Soy de mal genio: ¿por que será? ¿Será que no descanso? ¿Será que me disgusto por magnificar pequeñeces?¿Será que no me conformo con lo que Dios permite que me suceda? ¿Envidio las pertenencias o bienes que tienen los demás? Se trata de encontrar las causas y proponerse a modificar las reacciones a las mismas. ¿Tengo un deseo exagerado de poseer bienes materiales? Arrepentirse de los pecados es sentir tristeza y ¿Le he deseado el mal a alguna persona? ¿He robado algo alguna vez? ¿Lo he devuelto? ¿He dañado a propósito algo que pertenezca a otra persona? ¿Busco compartir lo que tengo con otros que tienen menos que yo? ¿Cumplo con mis deberes de ciudadano? ¿Me preocupo por el bien de todos en la sociedad o sólo me interesan mis cosas? pesar de haber ofendido a Dios, que es un Padre tan bueno y misericordioso. También por haber pensado, dicho o hecho, lo que nos hace daño a nosotros mismos o a los demás. Esto no será suficiente, si el arrepentimiento no es acompañado por un sincero deseo de conversión y de trabajar para lograrla. La gracia divina que ilumina nuestra conciencia, mostrándonos nuestros pecados, nos da también la fuerza necesaria para lidiar con ellos e irlos superando con su ayuda. Revista de la Rama de Madres Página 12 El significado etimológico de vínculo es encadenarse, atarse con un lazo fuerte estable y seguro. “Existen vínculos allí donde existe una relación profunda, cargada de afecto, libre y permanente, aceptada desde el interior de la persona y que la afecta por entero.” P. Ángel Strada El hilo fundamental del vínculo es el amor. En un mundo donde estamos cada vez más cercanos unos a otros gracias a los medios de comunicación, reina como nunca en la humanidad, la incomunicación y la soledad espiritual. Según el P. Kentenich, el gran problema actual es la creciente incapacidad de establecer vínculos personales, fuertes, estables, duraderos, con la fuerza del amor personal y como resultado de la libertad. Debemos vencer al individualismo, que es la enfermedad de nuestro tiempo y cuya norma es siempre primero yo. El resultado es un hombre sin vínculos ni amor, indiferente al prójimo y sólo preocupado por sí mismo. Como advierte el Papa Francisco, el hambre y las guerras que matan millones de seres humanos son consecuencia de la falta de amor al prójimo. Amar es, en su esencia, darse. “Amar no es sentir. Si esperas sentirte empujado al amor por la sensibilidad, amarás a pocos en la tierra y, a buen seguro, no a tus enemigos. Amar no es un paso instintivo, sino la decisión consciente de tu voluntad de ir hacia los otros y entregarte a ellos”. Michel Quoist AÑO 8 - Nº 77 Dios hizo al hombre a su imagen trinitaria, por lo tanto, somos seres sociales. Y por eso, la humanidad se quiebra por su soledad interior, por su auto encierro, por su desarraigo. Sólo el hombre es capaz de vincularse, porque sólo el hombre es capaz de amar. Los vínculos le regalan las raíces que lo arraigan en el suelo de su realidad y le permiten alcanzar la plenitud de vida a la que ha fue llamado. El P. Kentenich dice que “ el hombre es un ser atado a un nido”. Y también nos dice: “Tenemos que capacitar nuevamente al hombre para sus múltiples vinculaciones, hacerlo capaz y dispuesto a una profunda vinculación interior a lugares, a cosas, a ideas. Sobre todo, tenemos que hacerlo capaz de vínculos con la comunidad. Quien ignore en la educación y en la pastoral esta tarea, trazará sobre arena sus planes de renovación”. De entre todos los vínculos, el principal es el vínculo con Dios. La intimidad con Dios es el eje ordenador de todo el organismo de vinculaciones. Si no existe una fuerte vinculación a Dios, se ponen en peligro todos los demás vínculos. Por eso, el intento de conformar una sociedad fraternal, pacífica y justa está condenado al fracaso si no pone a Dios en el centro. Nuestro Padre Fundador decía: ”Humanidad sin religiosidad conduce a la bestialidad”. Además del vínculo con Dios, hay tres vínculos centrales sin los cuales nuestra vida no sería tal. Estos son: la vinculación a lugares, la vinculación a personas y la vinculación a valores. Página 13 Vínculo a lugares Vínculo a valores Todas nuestras experiencias del ayer, del hoy y del mañana, están centradas en un lugar determinado. Si cerramos los ojos imaginando algún acontecimiento del pasado, tomaremos conciencia de cuánto más nos ha quedado grabado el lugar que las personas o los rostros. Es como si ese lugar fuese un especie de enorme depósito en el cual hemos guardado los recuerdos. Cada una de nosotras es resultado de opciones que tomó en su vida. No es únicamente fruto de los lugares donde estuvo ni de las personas con quienes convivió. Es en la jerarquía de valores donde se descubre quién soy. Vivimos unidos a lugares y nuestra vida podría ser definida de acuerdo a los lugares por los cuales pasamos. También el hoy está centrado en un lugar determinado, el lugar concreto donde vivimos, nuestra casa. Y el mañana está de alguna manera centrado en expectativas ligadas a un lugar con el que se relacionan nuestros sueños. Vínculo a personas La vinculación a personas es decisiva para el hombre, porque éste se plenifica en el encuentro con el tú humano y con el Tú divino. Recibir amor de personas concretas y dar amor a personas concretas es el medio privilegiado para todo desarrollo humano. Las personas tendemos a estar más unidas con los connaturales: la propia familia, los vecinos, los compañeros del trabajo, educadores, etc. La base es el conocimiento. Si yo conozco a una persona, surge una tendencia natural a unirme a ella. Así voy construyendo mi red de vinculaciones. El valor es una idea cargada de fuerza por la cual un individuo es capaz de entregar su vida, su sangre, su identidad. Si María es mi gran valor, yo seré capaz de jugarme la vida por Ella. Otro valor, que es a la vez misión, es la maternidad. Ser madre en toda la extensión de la palabra y con todas sus connotaciones, significa capacidad de donar y custodiar la vida . Nosotras, que pertenecemos a la Rama de Madres de Schoenstatt, experimentamos que nuestra vida está sostenida por una red. En Schoenstatt, nadie tiene una vocación solitaria, todos pertenecemos a una comunidad, somos Familia. Hay un vínculo que nos liga, un puente misterioso que nos une, porque en todos nosotros, la experiencia de la Alianza de Amor nos liga con un lazo indestructible, más allá del tiempo, de pueblos y continentes. Estamos tan fuertemente unidos entre sí, porque también vivimos vinculados íntimamente a la fuente de vida y de gracia que es el Santuario de la Madre, tres veces Admirable. Allí, Ella nos cobija, nos transforma y nos envía a renovar al mundo. Taller 1. ¿Soy una persona comunitaria o tiendo al individualismo? 2. ¿Cómo podemos establecer vínculos personales, fuertes, estables, duraderos? 3. ¿A qué lugar, persona y valor me siento más fuertemente vinculada? Propósito para el mes: Revista de la Rama de Madres Página 14 LA ALEGRÍA DEL AMOR EN LA FAMILIA El Papa Francisco dio a conocer, el pasado 8 de abril, la exhortación postsinodal “Amoris laetitia - La alegría del amor”, documento dedicado al amor en la familia, que recoge los resultados de los sínodos de obispos sobre la familia realizados en 2014 y 2015. En el documento de más de 200 páginas, divididas en nueve capítulos y una oración conclusiva a la Sagrada Familia, afirma que “sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la fecundidad”. "Nadie puede pensar que debilitar a la familia, como sociedad natural fundada en el matrimonio, es algo que favorece a la sociedad" -advierte, agregando“Ocurre lo contrario: perjudica la maduración de las personas, el cultivo de los valores comunitarios y el desarrollo ético de las ciudades y de los pueblos". "Debemos reconocer la gran variedad de situaciones familiares que pueden brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo, no pueden equipararse sin más al matrimonio"- subraya. En la exhortación apostólica, el Pontífice repasa una serie de "nuevos desafíos" que comprometen en la actualidad al núcleo familiar y responde a ciertas preguntas: ¿Cómo debe ser el amor entre los esposos? ¿Qué significa el matrimonio? ¿Cómo acompañar los momentos de crisis? ¿Cómo es una buena preparación al matrimonio? Acompañar, discernir e integrar son las palabras clave del nuevo documento pontificio, en el que el Papa también incluye frases de pontífices anteriores, escritores e intelectuales, entre ellos los latinoamericanos Jorge Luis Borges, Octavio Paz o Mario Benedetti. De este último poeta uruguayo, copia uno de sus versos para referirse al amor conyugal: "Si te quiero es porque sos/ mi amor, mi cómplice y todo/ y en la calle, codo a codo/ somos mucho más que dos". Francisco alienta a una mejor preparación para el matrimonio, alerta sobre los efectos que las drogas, el alcohol y el juego provocan en las familias, destaca AÑO 8 - Nº 77 la importancia de la educación en la fe de los hijos, rechaza la violencia en el seno familiar y repudia la “injusta discriminación" a los homosexuales. Asimismo, detalla las modificaciones recientes para agilizar los procesos de nulidades matrimoniales, anima a prevenir los divorcios mediante una adecuada pastoral -antes y después del matrimonio- con especial atención al noviazgo y llama a “fortalecer la educación de los hijos”. El Papa Francisco solicita también evitar posturas rígidas ante las situaciones familiares "irregulares", al señalar que "a las personas divorciadas que viven en nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte de la Iglesia, que 'no están excomulgadas', y no son tratadas como tales, porque siempre integran la comunión eclesial". "Estas situaciones 'exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que las haga sentir discriminadas, y promoviendo su participación en la vida de la comunidad"- agrega. El Papa recuerda a obispos y sacerdotes que "la lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, y advirtió que "nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio". Francisco sostiene que "la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia" y recuerda que "la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay un lugar para cada uno con su vida a cuestas". Al referirse a los homosexuales, el Papa insiste en pedir que se evite “todo signo de discriminación injusta, y particularmente cualquier forma de agresión y violencia" y recuerda que los padres sinodales manifestaron su preocupación por la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio. "No existe fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre ambas realidades”. Síntesis publicada por AICA - www.aica.org RAMA DE MADRES DEL MOVIMIENTO APOSTÓLICO DE SCHOENSTATT ASESORA NACIONAL Hna. Ma. Bárbara Bazzana ASESOR NACIONAL Padre Alberto Eronti ramademadresarg@gmail.com Hna. Bárbara Bazzana Ma. Graciela Greco Ma. Cristina Simonini P. Alberto Eronti Hna. Ma. Christvera María Rita Pacheco Ensle Ecos de la Jornada Nacional de Jefas realizada en Nuevo Schoenstatt, el 19 y 20 de marzo. Las jefas de la Rama de Madres de todo el país, tuvimos un maravilloso y enriquecedor encuentro, con el lema “Ante nuevos desafíos, claridad y misericordia”. Al inicio del mismo, nuestra Asesora Nacional nos situó en el lugar y en la perspectiva de este nuevo tiempo, el segundo siglo de Schoenstatt. Como bien decía la Hna Bárbara, aquí aparece el Papa Francisco que nos despierta y nos identifica. Dios actúa a través de este Papa, quien ha intuido la actitud fundamental del cristiano para este tiempo. Y esa actitud es la Misericordia, que es la actitud de Jesucristo. Debemos participar como Iglesia misericordiosamente misionera, como Cristo la pensó, en el acontecer de nuestra patria: El Congreso Eucarístico y el Bicentenario de la declaración de la Independencia. Otro desafío es estar abiertas a que la gracia actúe, también a dar y compartir, pensar si la actitud nuestra -de la Rama y su ideal– no debería ser como la ruta de Nazaret a Ain Karim, que es la actitud del FIAT. María va con la fuerza del sí, con Jesucristo encarnado, para darlo a todos. Así trabajamos en un relevamiento y toma de conciencia de la actitud que se va afianzando en nuestra Rama: el apostolado, llevando a Cristo, hacia donde el Papa Francisco quiere orientar la Iglesia. Para reafirmar estos conceptos, nuestro Asesor Nacional, el Padre Alberto, bajo el título “Misericordiosas como el Padre”, citando al Evangelio de Lucas (6, 36) nos sumergió en el misterio de la fe y en la certeza de que Dios es amor. Decía el Padre : “Sin fe, el salto hacia la hondura del misterio de Dios no se puede dar. Amar a otros exige fe en Jesús, y determina nuestro amor y nuestro modo de amar”. Nuestro mayor desafío está en llevar la misericordia a nuestra vida. Si nuestra familia, nuestro hogar, es el centro de nuestra vida, es ahí donde está nuestro primer trabajo, hacer que nuestra casa sea rica en misericordia irradiándola a través de gestos sencillos. Sin embargo, esto no es un problema, ya que nosotras somos aliadas de la Mater y tenemos el Capital de Gracias: “Conmigo lo hacés” nos dice Ella. Sólo pidamos a María que nos eduque para transformarnos en santuarios vivos de misericordia. Ma. Fernanda Arduino Roxana (Chana) Piña Equipo Editor Editora responsable: Ma. Graciela Greco Secretaria de redacción: Claudia C. Snels Asesores colaboradores: Hna. Ma. Bárbara Bazzana P. Alberto Eronti Colaboradoras: Ma. Cristina Simonini Ma. Fernanda Arduino Roxana (Chana) Piña Traducciones: Hna. Ma. Christvera Ensle Ma. Rita Pacheco Diagramación: Ma. Graciela Greco Claudia C. Snels Toda la Jornada fue vivida en clima de oración (quiero destacar las hermosas meditaciones en la Iglesia de Dios Padre), pero también, de trabajo intenso, pudiendo compartir experiencias con mamás de zonas más alejadas y diferentes características. Quiero destacar que el día 20, fue la celebración de Domingo de Ramos y con mucha emoción, tuvimos la oportunidad de compartir con gente de F. Varela, la Misa que se inició en el Santuario y en peregrinación, llegar a la Iglesia con los ramos bendecidos. Finalizamos nuestra jornada con el acto de envío, poniendo todo nuestro trabajo en manos de Dios Padre, dueño de nuestros pasos, al regresar a nuestros hogares y comunidades diocesanas. Matilde la Frossia - Diócesis de La Plata