Los milagros que llevan a Juan Pablo II a los altares

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Los milagros que llevan a Juan Pablo II a los altares
La Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano reconoció dos milagros por
intervención del Papa Juan Pablo II.
El primer milagro se realizó en la religiosa francesa Marie Simon Pierre, quien se curó de un mal
de Parkingson sin que los médicos pudieran comprenderlo.
El 13 de mayo de 2005 Benedicto XVI anunció que se abriría la causa de beatificación de Juan
Pablo II através de una dispensa especial ya que no se había cumplido el tiempo reglamentario.
"A partir del 14 de mayo había una frase que me acompañaba todo el tiempo: 'Si tú crees verás
la gloria de Dios'. En medio de todo mi sufrimiento había algo que me daba fuerzas para seguir
adelante y que me decía que con la fe todo es posible', explica la monja en una entrevista.
En la medida que la enfermedad fue avanzando, tuvo que pedir a su superiora dejar su trabajo
en la maternidad de París. Ya se encontraba muy deteriorada y tenía grandes dificultades para
mantenerse en pie. Un 2 de junio, su superiora le pidió que escribiese en un papel el nombre
del Papa Juan Pablo II. "Cuando iba a la capilla a rezar me di cuenta de que mi brazo se movía y
no permanecía inmóvil junto al cuerpo, que se estaba balanceando. Durante la Misa supe con
certeza que había sido curada" relató en una entrevista. Su neurólogo constató que los síntomas
habían desaparecido inexplicablemente.
El segundo milagro, en Costa Rica
Para que avanzara el proceso de canonización del “Papa Viajero” era necesario un segundo
milagro que no tardó en llega, en ésta ocasión desde Costa Rica. Sucedió en el 2011, el 14 de
abril de 2011, cuando la costarricense Floribeth Mora ingresó en un hospital con un grave
aneurisma con pocas esperanzas de vida. Días después, el coágulo del cerebro se disolvió sin
tratamiento alguno. El médico a cargo no se explica cómo ocurrió. Mariano Ramírez Carbajal,
médico asignado por la curia metropolitana de Costa Rica como perito médico en el caso de
Floribeth Mora, afirmó a Aci Prensa que “yo nunca he visto desaparecer un aneurisma
espontáneamente. Es la primera vez que veo un aneurisma que desaparece”, señaló. Para su
familia la recuperación fue fruto de las plegarias que le dedicaron a Juan Pablo II.
La mujer relató que el 30 de abril asistió a misa en la vigilia de la beatificación de Juan Pablo II
y al día siguiente al levantarse oyó una voz que le decía: ‘Levántate, no tengas miedo’, y de
repente se sintió de nuevo perfectamente.
"Yo soy el testimonio de que hay un Dios grande", dijo la mujer tras conocerse que el Vaticano
reconocía la intercesión de Juan Pablo II en su milagrosa curación. "Después de escuchar la voz
que me decía 'levántate, no tengas miedo' no quería contarlo, porque pensaba que me iban a
tratar de loca", relató la mujer este mismo año en su primera rueda de prensa ante los
periodistas del mundo. Mora, que asegura que "siempre he admirado a Juan Pablo II", explicó que
"busqué a Dios cuando estaba enferma. Ahora que estoy bien, sigo con Dios porque si me suelto
de la mano del Señor, me pierdo".
Mora aseguró que "no soy yo la importante aquí, es el Señor Dios y estos médicos. Yo les cuento
una historia maravillosa y es un honor contarla, pero es mayor el honor hablarles del Señor. Sólo
Dios sabe qué planes tiene para mí. Siento que Dios se manifestó en mí en varios momentos",
señaló. "Hay muchos milagros, pero sólo Dios sabe por qué escogieron el mío", explicó Mora.
Slawomir Oder, el postulador de la causa de canonización de Wojtyla, explicó: “Durante el
proceso, he recibido decenas de miles de indicaciones de gracias atribuidas a la intercesión de
Juan Pablo II”. Sin embargo, tomaron el de Mora para la causa, quien estará el 27 de abril en San
Pedro como principal testigo de aquel inesperado “santo súbito” que resonó tras la muerte de
Juan Pablo II.
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