IDEAS SOBRE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA. PROGRAMA DE TRABAJO 2013-2017 Dr. Salvador Vega y León HACIA UN NUEVO ESTILO DE GOBIERNO EN LA UAM En la estructura legal de gobierno de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Rector General está en el centro de las relaciones entre los órganos colegiados fundamentales (Junta Directiva, Patronato y Colegio Académico) y entre los órganos personales fundamentales (los Rectores de Unidad). De ahí la importancia del estilo con que asuma su papel para desarrollar las potencialidades directivas de la "red" de espacios intercolegiado e inter-rectoral. Estoy convencido de que la UAM requiere hoy, indispensablemente, un nuevo estilo y mentalidad de gobierno y un nuevo tipo de Rector General. El anterior estilo de gobierno, basado en una acentuación excesiva de la "jerarquía", terminó presentando una profunda inadecuación con las nuevas y complejas condiciones internas y externas de nuestra Universidad e hizo crisis, precisamente, en el periodo rectoral general prematuramente terminado ahora. Coadyuvó seguramente a ello, el que el cargo recayó en alguien que habiendo participado en la gestación de dicho estilo de gobierno, desconoció la evolución institucional de las últimas décadas y pretendió pasar por encima de ella, imprimiéndole así una conflictualidad multidimensional a su gestión, tanto en el espacio inter-rectoral como, sobre todo, en el espacio inter-colegiado. Quizá el ejemplo paradigmático de ésto sea el caso del Reglamento de Compras de Bienes y Servicios (RECOBIS), cuyas múltiples incongruencias con nuestra Ley Orgánica, condujeron a severas tensiones de la rectoría general con el Patronato de la UAM. En su momento histórico, sin embargo, este estilo de gobierno resultó adecuado, por un lado, a la velocidad con la que tenían que implementarse las importantes transformaciones impulsadas desde la rectoría general para resolver los graves problemas ante los que la dinámica socioeconómica de las décadas de los 80´s y 90´s colocó sucesivamente a nuestra Universidad y, por el otro lado, a los valores, visión y talento de gobierno desde los cuales se idearon tales transformaciones. Ellas, por su parte, resultaron decisivas no sólo para la UAM sino, incluso, para la política gubernamental federal en la materia y, en general, para las instituciones de educación superior del país. No obstante, en la segunda década del siglo XXI, a mi parecer, requerimos un estilo y mentalidad de gobierno completamente distinto. De partida, el Rector General de la UAM debe asumir que es sólo, estrictamente, primus inter pares del gobierno colegiado de la Universidad, como imaginó y definió el Legislador, ante los profesores-investigadores que son el alma y esencia de nuestra Universidad y, especialmente, ante los Rectores de Unidad, designados por el mismo órgano colegiado. El Rector General, 2 siendo el Presidente del Colegio Académico, tiene que ser además el coordinador de las relaciones de éste con la Junta Directiva y el Patronato y de los Rectores de Unidad con ambos órganos colegiados. En este nuevo estilo de gobierno colegiado, el Rector General está obligado, más que a recurrir a su "jerarquía", a desarrollar sus capacidades argumentativas y de persuasión, de genuina dirección de la "red" de rectores y a coordinar con ellos la conducción del Colegio Académico y de sus interacciones con el Patronato y la Junta Directiva, la "red" de órganos colegiados, así como apoyarlos en sus roles directivos de sus respectivos Consejos Académicos y de la "red" de autoridades de cada Unidad. Me parece absolutamente indispensable, en especial, que el Rector General promueva el papel activamente directivo, de gobierno colegiado, que el Legislador le asignó a nuestra Junta Directiva y, en tal virtud, ésta ejerza su trascendental "derecho de iniciativa ante el Colegio Académico en las materias de la competencia del mismo"1, cuando le parezca conveniente. Para lo cual, deberá garantizarse que cuente con toda la información pertinente y suficiente sobre los problemas de las distintas Unidades y de la dinámica de la toma de decisiones relevantes de una universidad pública vibrante, cambiante y en perpetua interacción con la sociedad, como es la UAM. Así mismo, me parece que las sesiones del Colegio Académico no deben realizarse exclusivamente en las instalaciones de la Rectoría General, sino que se lleven a cabo, como antes era usual, en las instalaciones de las diversas Unidades. Ello coadyuvará a que, simbólicamente, se “desmonopolice” el ejercicio de sus facultades y competencias. Tendrá que identificarse con los Rectores de Unidad los espacios idóneos para sesionar. El nuevo estilo de gobierno colegiado permitirá superar otro fenómeno altamente nocivo asociado: la excesiva burocratización de la vida universitaria. Las ciencias sociales han puesto de relieve desde hace más de un siglo, la universal tendencia a la burocratización en todo tipo de organizaciones, aún en el caso en que posean estructuras de gobierno formalmente democráticas. Así, estilos de gobierno que extreman el abuso de la “jerarquía”, generan una sustantiva plusburocratización, que en nuestro caso se manifiesta en una preponderancia indebida de la figura de autoridad. El capital clave, nuestro recurso crucial y estratégico, son nuestros profesores- investigadores. Estoy convencido de que una gobernanza colegiada horizontal, respetuosa de las complejidades competenciales de las "redes" de autoridad, posibilitará iniciar un proceso de cambio de mentalidad de gestión en el que nuestro profesor-investigador recupere su trascendental centralidad2. 1 Ley Orgánica de la UAM, art.11 fracc. VII Ver, El Rol de los Rectores en la Gobernabilidad de las Universidades Públicas Mexicanas. R. López Zárate, O.M. González Cuevas, J.Mendoza Rojas, J. Pérez Castro en: Revista Mexicana de Investigación Educativa. 2011. 2 3 CONSTRUCCIÓN DE LA CARRERA ACADÉMICA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA Un elemento estratégico para el futuro de la UAM es la Carrera Académica que reconozca las trayectorias actuales y futuras de los profesores y les permita un adecuado desarrollo, considerando todas las funciones sustantivas. Sin embargo, un primer problema que se observa es que cualquier propuesta que se integre como reforma al Reglamento de Ingreso, Promoción y Permanencia del Personal Académico (RIPPPA) y se presente al Colegio Académico, topa con los ingresos actuales del personal académico. La composición de éstos hoy presenta un gran desbalance entre el llamado salario tabular más antigüedad y los alcanzados por productividad y trayectoria académica (estímulos y becas). Según los casos, se percibe hasta un 43% a los ingresos por salarios con antigüedad (promedio de 23.3 años en 2012 de la planta académica) y un significativo 57% por la vía de estímulos en aquellos profesores con grado de doctor y que disfrutan de todas las becas al más alto nivel. De entrada, sería más sano incrementar la importancia de los salarios o ingresos nominales. Una primera relación podría ser 72:28 en los ingresos totales de los profesores, integrando algunas becas actuales al ingreso quincenal. Al incorporar una o varias becas al ingreso quincenal, se reduciría significativamente el tiempo y el esfuerzo institucional que se dedica al proceso de evaluación y dictaminación de cada una de ellas. Lo más relevante para el profesor es que le daría certidumbre a sus ingresos, lo que hoy es motivo de estrés en cada evaluación anual por su repercusión directa en sus percepciones mensuales. A la fecha, el 30.5% del personal académico de la UAM tiene más de 60 años y la edad promedio es de 55.21 años3. La diferencia entre los ingresos actuales y los que se podrían percibir en el caso de optar por la jubilación (diez salarios mínimos para titulares), es un poderoso desincentivo que obstaculiza el sano proceso de renovación generacional del personal académico. De aquí la apremiante necesidad de que la UAM cuente con mecanismos que permitan salidas de retiro adecuadas a sus profesores. Me parece que se debe trabajar en la integración de un esquema de ahorro para el retiro, muy probablemente con la aportación de ambas partes: la UAM y sus profesores. Asimismo, se tienen que hacer las gestiones y las previsiones financieras necesarias que permitan dar cauce adecuado al proceso de renovación generacional de los profesores, garantizando que no se afecten las funciones sustantivas de la Universidad. Otra posibilidad es explorar la incorporación de recursos financieros de la Institución a las pensiones jubilatorias de aquellos profesores con más de 70 años, que han disfrutado de las becas y estímulos por más de diez años antes de solicitar su jubilación y posean trayectorias académicas 3 Anuario estadístico del IV Informe del Rector General de la UAM, 2013. 4 reconocidas. Para ello se tendrían que efectuar los análisis financieros correspondientes y realizar las gestiones necesarias. La vitalidad de una Universidad se debe, entre otras cosas, sin duda a la presencia de los jóvenes estudiantes. Pero los jóvenes profesores con sus nuevas ideas y su viveza, refrescarán siempre a una institución de educación superior, renovando su fuerza motriz e impulsándola a enfrentar con éxito nuevos y más grandes desafíos. Creo que debemos buscar los mejores talentos y garantizar su adecuada inserción en grupos académicos reconocidos. En el caso de las nuevas unidades, debemos desarrollar mecanismos entre las unidades originarias que permitan el acompañamiento temporal, en el inicio de sus carreras académicas, con profesores con experiencia en el modelo educativo que desarrollarán. Hay 422 miembros del personal académico con licenciatura. Considerando su edad e intereses, desde los programas de formación de recursos humanos de la Institución y en función del quehacer académico que desarrollan, se deben generar propuestas para coadyuvar a que logren una mayor habilitación y, así, se mejoren los indicadores de la Institución. Me parece que cualquier propuesta de reforma a la Carrera Académica debe contener nuevos mecanismos temporales de incorporación de profesores y caminos claros para que por la vía del concurso abierto y público, se les permita ser considerados para la definitividad en la UAM. Aquí el reto es eliminar, si la hubiere, la discrecionalidad en la instancia generadora de la plaza definitiva, procurando garantizar mayor transparencia y, sobre todo, que el concurso lo gane efectivamente el mejor postulante, lo que siempre es un imperativo en nuestra cultura de méritos. Todo lo anterior soportado en la planeación anual de los consejos divisionales y en análisis realizados de la plantilla académica por el cuerpo directivo en la Institución. Debemos buscar que las funciones que desarrollamos los profesores, cuenten con instancias de apoyo y que la llamada pirámide de categorías, niveles y las funciones que se realizan sea una realidad. Hoy tenemos un desbalance en la pirámide y casi no se cuenta con profesores asistentes y existen pocas plazas de ayudantes. Sin embargo, se ha propuesto incluso en algunas iniciativas desaparecer la categoría de profesor asistente. Estimo que se deberán revisar sus funciones antes de eliminarla, analizar su utilidad y viabilidad y, en su caso, reflexionar sobre si se debe hacer un cambio en su carácter de temporal o definitiva en la UAM, como hoy es el caso de ayudantes de profesor y posgrado. Por su parte, me parece que se debe incrementar el número de estas dos últimas figuras en los departamentos, por las valiosas contribuciones que realizan, el aprendizaje que obtienen los que las ocupan y, sin duda, para apoyar a los profesores de más antigüedad en la planta académica. El Colegio Académico es el espacio natural para analizar y dar la direccionalidad indispensable a la Carrera Académica que requiere la UAM. En mi opinión, deben retomarse los trabajos previamente realizados al respecto, integrándolos en un proceso de discusión comunitario y colegiado que ofrezca respuestas ágiles a esta problemática y permita alcanzar los consensos necesarios en el menor lapso de tiempo posible. 5 UNA NUEVA DINÁMICA EN LA DOCENCIA Y LA CULTURA DIGITAL La vocación innovadora de la UAM se expresa, entre otras cosas, mediante los diversos modelos educativos desarrollados en cada una de sus Unidades. La pluralidad de visiones es parte del patrimonio científico-cultural y de la identidad de nuestra Universidad. Por ello, estoy convencido de que la diversidad de modelos debe no sólo mantenerse, sino enriquecerse con decisiones estratégicas diversas para el presente y futuro. Así mismo, considero que la rectoría general debe ser un factor facilitador poderoso para incrementar la actual matrícula estudiantil, sobre todo en las Unidades Cuajimalpa y Lerma. La matrícula podría crecer en el período 2013-2017 hasta alcanzar el número de 65 mil estudiantes en las cinco Unidades. Para ello habrá que desarrollar la ingeniería financiera que permita la creación de nuevas plazas docentes y contar a su vez con los espacios físicos indispensables. En el caso de los posgrados, la matrícula puede ampliarse de 3,400 (dato según el último informe de la rectoría general) hasta contar con 5 mil alumnos. Cuarenta años después de su fundación, considero necesario que la UAM, con su pluralidad de modelos educativos y de propuestas pedagógicas, reafirme su vocación innovadora original a través de diversos mecanismos, así como en la construcción de bases de datos y acervos, para recuperar liderazgo en la innovación pedagógica y conceptual de la educación superior del país. Uno de esos mecanismos es la incorporación de tecnologías digitales de apoyo a la educación presencial en el salón de clases y como base de propuestas de educación virtual y a distancia que coadyuven a la expansión de la matrícula y de la cobertura geográfica de la Universidad. Me parece que resulta necesario desarrollar y utilizar una diversidad de herramientas digitales tanto para el diseño de materiales didácticos y objetos de aprendizaje, como para fortalecer los mecanismos de producción y distribución de publicaciones, cultura y conocimientos. Considero que es vital que la rectoría general promueva la digitalización no sólo en el ámbito de la docencia y la investigación, sino también en los procesos administrativos Para esto, la Educación Continua resulta ser un espacio ideal para la vinculación de la Universidad con su entorno mediante la oferta de servicios de actualización y capacitación, sobre todo de los servidores públicos de nuestro país. Se trata también de brindar servicios profesionales a instancias e instituciones públicas locales, nacionales o del exterior, generando recursos propios. Por otra parte, la movilidad estudiantil ha mostrado ser en la UAM un elemento para la mejor formación de nuestros estudiantes, pues tienen la posibilidad de ampliar sus conocimientos y familiarizarse con otras perspectivas teóricas, científicas y culturales. La rectoría general tendrá que incrementar las condiciones de la movilidad mediante una serie de planes, que redunden en un mayor número de convenios con las universidades 6 extranjeras, para que nuestros estudiantes y maestros puedan realizar estancias en otros países. Dado que la cultura digital ha avanzado de una manera tan sorprendente como definitiva, no sería realista postergar más su incorporación en nuestros planes y programas y, en general, en el currículo universitario. Hay que reconocer que esto aún no lo tenemos cabalmente desarrollado, no obstante estar ya apuntado en el Plan de Desarrollo Institucional 2011-2024. En este punto, me parece que la rectoría general deberá encontrar las maneras en que las experiencias de las Unidades se puedan compartir y generalizar y así podamos avanzar progresivamente hacia un sistema fuerte, consistente y de amplio espectro para la mayor utilización de los recursos informáticos, humanos y tecnológicos en cuanto a la cultura digital. Entre otros instrumentos, la rectoría general deberá buscar generalizar el uso de los Cursos en Línea Masivos y Abiertos (en inglés MOOC), una modalidad de la educación abierta y que se utilizan en cursos de pre-grado, ofrecidos gratuitamente a través de plataformas educativas en internet. Su objetivo es difundir el conocimiento para que esté a la mano de un público más amplio. En suma, creo que la rectoría general debe ser receptiva a todas las iniciativas que se presenten para profundizar la cultura digital en nuestra Institución. AUMENTAR LOS SERVICIOS PARA EL ALUMNADO La Universidad Autónoma Metropolitana, en tanto que universidad pública, busca preservar en todo momento el principio de equidad. Dado que la mayoría de nuestros estudiantes provienen de sectores medios de la población, me parece que la rectoría general tiene que respaldar dicho principio procurando que se incremente la asignación de becas, como las del Programa Nacional de Becas para la Educación (PRONABES), que es un mecanismo que ha mostrado su eficacia, siempre y cuando sea justo y proporcional. Por otra parte, dentro del mismo espíritu, creo que la rectoría general debe hacer lo necesario para mantener los precios y la calidad en las cafeterías de las Unidades, así como también en lo relativo a los servicios de fotocopiado y otros servicios que se proporcionan en las bibliotecas y centros de información. Y, sobre todo, debe buscar establecer los convenios necesarios con autoridades locales y federales con el fin de ampliar la banda ancha y poder contar con mejores servicios de conectividad en cada una de las Unidades. Asimismo, me parece que la rectoría general debe explorar las posibilidades de contar con un bono de transporte para algunos alumnos. La finalidad es apoyar a los estudiantes que viven en lugares distantes de las Unidades y cuyas familias tienen que soportar un gasto diario de transporte que les resulta oneroso. 7 POTENCIAR LOS GRUPOS DE INVESTIGACIÓN Una característica distintiva de la UAM es que su personal académico se contrata bajo la dualidad de ser al mismo tiempo profesor e investigador. Sin embargo, la dinámica impuesta por la docencia ha obligado a que muchos profesores estén exclusivamente dedicados a la enseñanza y vayan postergando su trabajo como investigadores. Por otra parte, los estímulos al personal académico, en particular el SNI, condicionan que otra buena parte de los docentes estén más concentrados en los productos de la investigación que en la actividad docente. Una modalidad que nuestra Universidad ha construido son los grupos de investigación. Han servido para conjuntar el trabajo de varios investigadores, para tener mejores condiciones en la divulgación y difusión de sus resultados y para conseguir algunos recursos económicos que apoyan el quehacer cotidiano. En este aspecto, me parece que la rectoría general tiene que procurar apoyar para generalizar los grupos de investigación en las cinco Unidades, de suerte que cada vez sea mayor el número de investigadores que protagonicen los intercambios y la comunicación sobre sus investigaciones y productos. Adicionalmente, creo que la rectoría general debe también promover la articulación entre grupos de investigación de una misma Unidad o de las distintas Unidades académicas, para el abordaje de problemáticas complejas que requieran la convergencia de múltiples disciplinas y enfoques. POLÍTICA DE DIFUSIÓN Y COMUNICACIÓN La imagen de la Institución debe hacerse a partir de sus logros en docencia, investigación y difusión y preservación de la cultura. En la actualidad, la UAM parece no existir fuera de los muros universitarios. Si bien entre las comunidades especializadas y académicas nacionales e internacionales, el reconocimiento es elevado, el problema aparece cuando el valor y efecto real de lo que hacemos es prácticamente desconocido por el grueso de la sociedad. Por consiguiente, en mi opinión, la rectoría general debe favorecer la vinculación y la comunicación con las entidades pertinentes para que la divulgación sea una realidad constante, como constantes son los logros universitarios en la creación, en las ciencias y las humanidades. La rectoría general debe apoyar en todo momento que se conozcan los valores generados en el ejercicio de las funciones básicas de la universidad, y en particular debe establecer las bases para que las Unidades desplieguen sus potencialidades comunicativas. La UAM genera una gran cantidad de información día con día. La rectoría general debe de instrumentar que la red de prensa organice los esfuerzos de las diferentes Unidades para la difusión de esa producción y ofrecer condiciones para un efectivo intercambio y una mejor circulación de información. 8 En este sentido, considero indispensable que la rectoría general promueva la instalación de las cabinas de radio en las Unidades académicas que aún no cuentan con ellas. Con lo que se agilizará e incrementará la producción radiofónica institucional de UAM-Radio. Igualmente, la Rectoría General debe renovar el impulso inicial para que TV-UAM despliegue todas sus potencialidades. La rápida y efectiva circulación de señales de audio y video por internet son necesarias para lograr un acceso equitativo y veloz de información institucional. Con este proyecto se fomentará la participación de todos los miembros de la comunidad. HACIA UNA NUEVA IMAGEN PÚBLICA DE LA UAM Hoy la presencia y los lazos de nuestra comunidad universitaria con el entorno social e institucional es limitada. Creo que para la rectoría general debe ser urgente y prioritario recuperar la presencia de nuestras autoridades, académicos, estudiantes, egresados y trabajadores en todos los ámbitos y espacios sociales donde podamos tener incidencia. En este sentido, creo que es toral rescatar la figura del Rector General, no solo como nuestra máxima figura de autoridad sino, sobre todo, como el interlocutor natural con la sociedad a la que nos debemos como Universidad pública. Tomando en cuenta nuestra condición como generadores y constructores de nuestra propia imagen, resulta coherente la propuesta de concebir desde la rectoría general la comunicación como una instancia activa, creativa y productiva para beneficio de los universitarios y de la sociedad en general. UN ENFOQUE INNOVADOR EN LA FUNCIÓN DE PRESERVACIÓN Y DIFUSIÓN DE LA CULTURA La UAM destina un significativo gasto para que la cultura, bajo todas sus expresiones, tenga presencia viva tanto en la comunidad universitaria como en la sociedad en general. Para tal efecto, contamos con espacios realmente privilegiados en distintas zonas del Distrito Federal. Asimismo, tanto en el edificio de la rectoría general como en cada una de las Unidades tenemos espacios destinados a exposiciones variadas en cuanto a conceptos y visiones, y favorecemos que la música y el teatro, la danza y la poesía sirvan para revitalizar el espíritu de los profesores, alumnos y trabajadores en general. Considero que la rectoría general debe empeñarse en potencializar la función sustantiva menos desarrollada en la Universidad, y junto con cada una de las Unidades deberá examinar los métodos para que se haga cada vez más intensa la extensión de los valores culturales. Esto implica que organicemos y tengamos en cuenta las observaciones de nuestros especialistas en todos los niveles de la producción cultural, desde la antropología hasta la teoría del arte y la estética, desde la utilización multimedia hasta la ética y axiología referidas al arte y la cultura. 9 La rectoría general debe buscar y apoyar que año con año se hagan en cada Unidad campañas de difusión que sean atractivas e informen del valor de cada actividad programada, a efecto de que se incremente sustancialmente el número de participantes. Para estos fines, tenemos que hacer uso de los vínculos con los medios de comunicación. Asimismo, tenemos que poner en conocimiento de la sociedad las actividades que se realizan día con día mediante una cartelera electrónica que se mantenga actualizada a la par de las otras informaciones de la UAM. Defiendo que la cultura es también asunto prioritario de la Universidad y debe ser un compromiso del Rector General. CONSIDERACIONES FINALES Un aspecto vital de nuestra vida institucional es el financiamiento de nuestras actividades. Creo que ahora es absolutamente indispensable y urgente que la rectoría general establezca diversos procesos de interacción y diálogo con el gobierno y el Congreso federales, a efecto de procurar incrementar los recursos financieros procedentes del presupuesto federal. Así mismo, debe realizarse una activa promoción de fuentes financiadoras públicas y privadas para reforzar la actividad institucional, sin menoscabo de nuestros principios rectores y de la autonomía universitaria. Estoy convencido de que se deben reforzar los valores en la UAM, ya que es una forma de hacer ciudadanía y construir un mejor espacio de convivencia y trabajo. Es necesario también recuperar el valor de la palabra empeñada. La rendición de cuentas a la comunidad universitaria y a la sociedad es hoy ineludible, todos debemos actuar en consecuencia. No debe existir la menor incertidumbre sobre el destino del gasto y debemos siempre procurar hacer más con los mismos y, en ocasiones, con menos recursos. Me parece que las relaciones laborales deben conducirse con base en lo pactado bilateralmente, en una atmósfera de diálogo racional, honesto y respetuoso, procurando impulsar una mayor capacitación de los trabajadores académicos y administrativos, pues en última instancia de ello depende el mejoramiento de su bienestar personal y familiar. Creo que la Rectoría General debe desarrollar programas que mejoren la seguridad personal de sus trabajadores y de las instalaciones, así como lo más importante, su salud y calidad de vida, en el contexto de una Universidad Saludable. Así mismo, debe incorporarse la nueva tecnología que sea necesaria y adecuada a los fines de la Institución para que la administración esté al servicio de la academia y que los alumnos, como parte fundamental de nuestra comunidad, estén orgullosos de ser parte de este proyecto de vida. La formación de los universitarios debe ser integral. Por ello debe buscarse crear las condiciones adecuadas para que los miembros de nuestra comunidad practiquen algún deporte o actividad física que redunde en la mejora de su salud. La rectoría general debe promover y apoyar la integración de equipos representativos en las distintas disciplinas. 10 En mi opinión, la rectoría general debe proponer la creación del Ombudsman de la UAM, con el objetivo de promover la defensa sistemática de los derechos humanos en la vida cotidiana de nuestra Universidad, así como impulsar la capacitación de la comunidad en la materia y los estudios e investigaciones necesarios para ello, propiciando así el desarrollo de nuevos mecanismos ágiles, transparentes y confiables de solución justa de conflictos en el marco de la comunidad universitaria. Creo también que debe reforzarse la vinculación con la Fundación de Egresados de la UAM, pues sin duda es un espacio que puede permitir una comunicación con nuestros más de 130,000 egresados. El cuadragésimo aniversario de la UAM puede ser un detonante de múltiples acciones para establecer la comunicación con su alma mater. No es un asunto de dinero. Es un asunto de valores y principios. Debemos mantener relaciones con nuestros egresados porque ellos son parte fundamental de nuestra historia y, de hecho, son un activo clave de la UAM. Además, debemos recuperar sus experiencias, relaciones y retroalimentarnos con ellas. Junio, 2013.