113 LATERCERA Sábado 14 de noviembre de 2015 Exposición Isidora Aguirre, apuntes, gráficas y fotografías Hasta el 23 de nov. en la Usach (Las Sophoras 175, Estación Central). Entrada liberada. RR En los 70, durante el ensayo de una de sus obras en Bielefield, Alemania Federal. FOTO: ARCHIVO ISIDORA AGUIRRE LA FICHA Archivo Isidora Aguirre: Composición de una memoria [PÍA GUTIÉRREZ Y ANDREA JEFTANOVIC] RR La autora en uno de sus viajes por el sur de Chile. FOTO: ARCHIVO ISIDORA AGUIRRE Isidora Aguirre (Editorial Frontera Sur), y un año después ganó un Fondart para trabajar con su legado, hasta entonces encerrado en su departamento en calle Rengo con Salvador, en Providencia, donde vivió seis décadas. Hace un año y medio, un equipo multidisciplinario liderado por ella, e integrado por Fabiola Neira, Marcelo Gómez, Juan Carlos Vega, todos técnicos en bibliotecología y archivistas, y Pía Gutiérrez, doctorada en Letras, trabajó en el rescate de las obras y documentos que guardaba con recelo. “Tuvo una mente archivera desde que se hizo conocida en los 60”, dice Jeftanovic. “Muy pocas veces se encuentran autores tan ordenados y organizados como ella con sus propios papeles, así que intuíamos que tenía un propósito con todo esto”, agrega. Archivo revelado A un año de la muerte de Isidora Aguirre, la puerta que custodiaba ese universo impenetrable donde dejó obras y novelas sin terminar, diez de ellas sin publicar, fue derribada. Solo en una primera etapa, cerca de 3.219 documentos -algo así como 37.000 páginas- fueron distribuidos en 79 cajas de documentos de distinta naturaleza: libretos originales, material de investigación, diarios de trabajo, afiches de sus obras, diarios de vida (“es un vicio que no puedo dejar”, escribió), recortes de prensa, dibujos y fotografías en casi una veintena de álbumes. Gran parte del material fue digitalizado por la Usach, y en diciembre aparecerán en la web para consultas públicas. El libro Nuevas lecturas del Archivo Isidora Aguirre, lanzado hace un par de semanas, detalla la cronología de la investigación y publica el hallazgo de seis obras suyas desconocidas y escritas entre 1967 y 1973: Los cabezones de la Feria, El apuntamiento, El papelero Francisco y Los macabeos, todas íntegras. En cambio, de Quién tuvo la culpa de la muerte de La María González y la Historia de las juventudes comunistas, sólo asoman fragmentos, al igual que de la novela Palmira y Lorenzo. “Todas siguen la línea de teatro social y didáctico. Algunas ocurren en el Chile predictadura, y otras después de 1973”, dice Jeftanovic. No es todo. Hace dos semanas, y hasta el 23 de noviembre, al fondo de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio de la misma casa de estudios, en el espacio bautizado con su nombre, la muestra Isidora Aguirre: apuntes, gráficas y fotografías expone parte de su archivo. “Nos centramos en sus años más políticos”, agrega la investigadora. “Creo que el gran valor de lo expuesto está, primero, en conocer cómo un autor se enfrenta a sus inseguridades y vive el proceso de escritura”. Fotografías de la época, afiches y libretos forman parte de la muestra. “Casi no escribía a mano, pues su letra era ilegible”, cuenta. Hay hasta tres versiones de una misma obra, además de varios borrones y co- Ediciones El clan, 2015. rrecciones a mano alzada sobre los libretos, que develan las inseguridades y tormentos de la dramaturga. “Me critico mi falta de seriedad” y “Siento que lucho contra una hormiga”, anotó Aguirre en sus diarios de trabajo a fines de los 60, mientras terminaba La pérgola de las flores. “Eugenio Dittborn la convenció de terminar esa obra, pero le pasó con varias otras obras”, dice Jeftanovic. “De Manuel Rojas, por ejemplo (junto a quien escribió Población Esperanza), decía que la motivó a indagar en esa clase popular que le era ajena, pero también le dio la seguridad de rematar sus obras”, dice Jeftanovic, quien adelanta que la exposición llegará a Francia, a la U. de Poitiers, y el próximo año al GAM. “Me gustaría que fuesen publicados sus diarios personales, y no con ánimos de morbo. Aunque siempre se le veía sonriente y alegre, convivía con los tormentos propios de un artista y vivió años sumida en el existencialismo”.b