Medicine Man: una nueva mirada a la colección de Henry

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MEDICINE MAN: UNA NUEVA MIRADA
A LA COLECCIÓN DE HENRY WELLCOME
MEDICINE MAN:
HENRY WELLCOME’S COLLECTIONS
REVISITING
Ken Arnold
Al cabo de 150 años del nacimiento de Henry Solomon
Wellcome, una exposición temporal en el British
Museum de Londres dedicada a sus colecciones
olvidadas proporcionó la oportunidad de volver a
considerar el patrimonio material de este gran
coleccionista y su importancia para la historia de la
medicina. En este trabajo, el autor presenta cómo
abordó el tema central que nos ocupa: el papel histórico,
social e intelectual de las colecciones médicas.
enry Solomon Wellcome creó una de
las colecciones museológicas más grandes del mundo «con el objetivo de mostrar a través de los objetos... todos los
pasos importantes en la evolución y el
progreso, desde la primera célula hasta el actual ser
humano totalmente desarrollado». Una de las grandes
ambiciones del museo fue llegar a ser un centro de investigación científica (con todos sus objetos debidamente
catalogados) al servicio de incrementar la comprensión
universal de la historia humana, considerando la medicina como la principal área de atención. Como si sus
pensamientos se expresaran a través de los objetos, el primer paso para llevar a cabo el cometido del museo de
Wellcome fue el de recopilar y preservar objetos. Y así
se hizo, de manera que se estima que en los años treinta la colección de Wellcome incluía la escalofriante cantidad de más de un millón de objetos.
De hecho, esta colección nunca pudo ser controlada, ni siquiera por el propio Wellcome que, aunque lo
intentó, fracasó a la hora de reunir todo el material acumulado durante su vida. Transcurridos más de 60 años
H
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One-hundred-and-fifty years after the birth of Henry
Solomon Wellcome, a temporary exhibition at the British
Museum in London, dedicated to his forgotten collections,
provided the chance to once again consider the material
patrimony of this great collector and its importance to
the history of medicine. In this work, the author explains
how he tackled the central theme: the historical, social
and intellectual role of medical collections.
después de su fallecimiento, los herederos de su «fortuna» material trabajando en bibliotecas y museos de todo
el mundo intentaron captar, aunque no lo hayan logrado, la magnitud de su visión. Una gran visión general
que como conservador e intelectual, con un gran instinto humano por la salud y el bienestar, podría haber
mostrado su colección. En la actualidad, todos estos
objetos se pueden apreciar de forma aislada y la colección se ha visto ensombrecida por su dispersión.
Transcurridos 150 años del nacimiento de Wellcome, y mucho después de que sus colecciones se dispersaran por los museos del mundo, una exposición temporal dedicada a sus colecciones olvidadas proporcionó
la oportunidad de volver a considerar el patrimonio
material de este gran coleccionista y su importancia para
la historia de la medicina. Se presentó en el British
Museum, una institución que debe sus orígenes a la
herencia material de otro médico, Hans Sloane, y que
cumplía su 250 aniversario. La exposición representó un
esfuerzo por volver a reunir la colección, recordando y
reconsiderando una entidad que se ha convertido en una
especie de «fantasma» en el mundo de los museos.
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Danielle Olsen (conservadora) y yo mismo intentamos
no tanto realizar un análisis definitivo de la colección,
sino provocar al público a través de todo el material
exhibido. En este artículo presentaré una breve aproximación de quién fue Wellcome y cuáles fueron sus
ambiciones como creador de un museo. También describiré las ideas en las que se basó nuestra exposición e
intentaré poner de relieve la forma cómo se abordaron
los temas centrales de este congreso: el papel histórico,
social e intelectual de las colecciones médicas.
Wellcome, el coleccionista
Aunque nació en una zona rural pobre de Estados
Unidos en 1853, Henry Solomon Wellcome fue un
hombre con muchos intereses que consiguió impresionantes logros como hombre de negocios emprendedor
e internacional, promotor de la investigación médica y
científica, pionero en medicina tropical y fotografía
aérea, arqueólogo y filántropo. Él acuñó el término
tabloid, que utilizó para vender con éxito píldoras comprimidas, pasando más tarde el mismo término a referirse a cualquier cosa que estuviera comprimida (por
ejemplo, periódicos de pequeño formato). Wellcome
estaba muy bien relacionado en el ámbito social,
viajó muchísimo y era, no muy felizmente, marido y
padre.
Sus intereses como coleccionista empezaron en
1895, cuando obtuvo financiación para adquirir material, desde una perspectiva más institucional que personal. Con el objetivo de reunir todo su asombroso acervo de objetos, Wellcome tuvo que contratar a un equipo
de ayudantes. En una fotografía tomada alrededor de
1915, cada ayudante posa mostrando un objeto. Curiosamente, Wellcome no aparece en la foto y de hecho no
está en ninguna de las fotos de su colección hasta donde
nosotros tenemos conocimiento (un distanciamiento
interesante del coleccionista de su colección). Aproximadamente por las mismas fechas, otras imágenes ofrecen una visión intrigante del museo tal como se estableció en el local de la calle Wigmore con su galería de
retratos, el pabellón de estatuas, y una reconstrucción
de una cabaña de cazadores de cabezas de Nueva Guinea
en el pabellón de medicina primitiva. Los intereses de
Wellcome eran muy internacionales, y más de la mitad
de su colección era etnográfica.
Wellcome tenía grandes perspectivas para su colección:
«Al organizar este Museo, mi objetivo no ha sido simplemente reunir muchos objetos curiosos a modo de diversión.
Esta colección está pensada para ser útil a los estudiantes y
útil a todas aquellas personas comprometidas en la investigación. He descubierto que el estudio de las raíces y los fun-
Ken Arnold
H
a trabajado en diversos museos a ambos lados del Atlántico. En 1992, finalizó
su tesis doctoral dedicada a la historia de los museos y entró a formar parte de
la Wellcome Trust. En la actualidad es director del Departamento de Programas
Públicos en el que se realizan muchas actividades y exposiciones permanentes y temporales. La Wellcome Trust está trabajando en un nuevo proyecto que se prevé finalizará en el 2006 y que contempla la medicina desde una nueva perspectiva cultural
que integra arte, ciencia e historia. Colaborador habitual de diversas publicaciones, el
arte y la ciencia son, a menudo, los temas preferidos en sus conferencias..
information@thebritishmuseum.ac.uk
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damentos de las cosas ayuda mucho a la investigación, y
facilita el descubrimiento y los inventos».
Wellcome coleccionaba principalmente con fines
«científicos». Al igual que el primer museo de medicina
del Renacimiento, en aquel momento Wellcome pretendía que su colección proporcionara recursos para la
investigación activa, para el estudio científico de la historia de la humanidad. De hecho, las colecciones médico-históricas de Wellcome trazaron la historia de
500 años de los museos de la medicina, con un planteamiento en el que se mezclaban la ciencia y la pedagogía.
Consideraba que su Museum of Man «conectaba los
vínculos de la experiencia humana en una cadena que
unía el presente con el período prehistórico de los primeros tiempos». Estas preocupaciones afloran también
en la variedad de buenas fotografías que Wellcome
coleccionó. Por ejemplo, aquella tomada por el fotógrafo irlandés Duggan-Cronin en Sudáfrica, en la que hombres de Ama Bomvana aparecen en una ceremonia
pintándose los unos a los otros. Para Wellcome, la importancia de esta fotografía residía en su valor testimonial más que en su valor estético, aunque a menudo tal
como sabemos, ambos aspectos van unidos. El arte no se
colecciona por ser arte.
La exposición
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Para saber qué tipo de exposición era Medicine
Man, describiré algunas ideas que, a pesar de que se
tuvieron en cuenta, no se desarrollaron. La exposición
no pretendía mostrar la historia de Henry Wellcome
como coleccionista; no mostraba qué pensaba de ella el
público inglés en la época de Eduardo VII; no analizaba la historia de los museos de la medicina. Los objetos,
no se utilizaban para justificar el desarrollo de la medicina desde Galeno hasta el genoma, ni tampoco para
revelar ideas antropológicas fundamentales. Nuestra
exposición se basó directamente en la inspiración que
Wellcome tuvo al crear su primer museo. Intentó aglutinar más que explicar las principales preocupaciones
sobre medicina y sus convicciones acerca del poder de
los objetos para crear una forma única de conocimiento. Como respuesta a la herencia material cultural de
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Wellcome, el enfoque experimental que utilizamos para
crear Medicine Man, era más una prueba del Renacimiento, basada en la filosofía de preguntarse las cosas y
la curiosidad, que una monografía moderna definitiva.
Actualmente estamos presenciando cambios sin
precedentes en la conceptualización de nuestra identidad biológica. Al parecer no hay semana que pase sin el
anuncio de un descubrimiento médico para poner en
duda presupuestos de siempre sobre nuestro organismo,
nuestros orígenes y nuestra salud. La cantidad de nuevas ideas identifica nuestra época: al dejar atrás un siglo
de física, ¿hemos entrado quizás en el nuevo siglo de la
biología? Los objetos más antiguos de las colecciones de
Wellcome proceden inevitablemente de principios del
siglo XX (Wellcome murió en 1936), por tanto, no tienen una relación directa con la biomedicina contemporánea. Sin embargo, la historia de las ideas a menudo
presenta simultáneamente cambios rápidos superficiales
y una inercia subyacente a largo plazo. Las colecciones
de Wellcome son sólo testigos irrefutables del hecho de
que la medicina y la salud son tan antiguas como la propia humanidad. Una cosa es constatar simplemente un
hecho tan aparentemente obvio; contemplar la totalidad
de la cultura material que contiene esta perspectiva del
mundo ya es otra cosa.
La exposición trató de incluir la mayor selección
posible de objetos de las colecciones que han sobrevivido a Wellcome, con el objetivo, en parte, de permitir
reflexiones culturalmente más amplias y más dilatadas
en el tiempo sobre nuestras obsesiones médicas contemporáneas. Así pues, se tomaron prestados algunos
objetos que normalmente están en el British Museum,
junto con otros muy bien guardados al otro lado de Londres, en el Science Museum, añadiéndose más tarde
objetos procedentes de la Biblioteca y de algunas galerías de arte. Todo se presentó como un material relevante
para mostrar la cultura inevitablemente transdisciplinaria del «bienestar».
De este modo, la difusión de un material de estas
características podría haber sido muy difusa: una disipación de energía antes que su concentración. Sin
embargo, hay una serie de objetos con relevancia médica que compensan esta situación y que parecen evocar
un potencial particular, una habilidad para llegar a nosoNÚMERO 35
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tros de una forma profunda. Esto puede, en parte, ser
debido a que a menudo se relacionan literalmente con
nuestras interioridades más ocultas. Así pues, potencialmente, cada objeto tenía su importancia individual,
pero ¿cómo exhibir el asombrosamente amplio, y no
sujeto a disciplinas, ámbito de estas colecciones? ¿Cómo
podíamos evitar abrir un par de salas abarrotadas de
todo tipo de cosas? Queríamos preservar y proyectar el
poder de los objetos sin adornos, pero también mostrar
lo variado que puede ser su impacto dependiendo de
cómo se enseñan. Para alcanzar este objetivo utilizamos
tres diferentes estilos de presentación.
Intentamos hacer más con menos. La exposición
exhibió en primer lugar seis objetos sorprendentes: una
cabeza reducida de Ecuador; la única pintura que Van
Gogh hizo a su médico; un grabado al aguafuerte y un
conjunto de aparatos protésicos. Estos objetos constituían una muestra de lo que venía a continuación. A través de un audio, una serie de historias diferentes narradas sobre cada uno de ellos, dejaba clara la variedad de
significados que tenían estos objetos dependiendo del
punto de vista. Un objeto simplemente consistía en
algunos cabellos desaliñados pertenecientes al rey Jorge
III. Henry Wellcome compró este DNA real superviviente en una subasta de una colección pública, en 1927,
envuelto en una hoja de papel. Se sabe poco más de estos
cabellos, pero tal como se decía a través del audio,
muchas historias e ideas distintas pueden brotar directamente de ellos. Una de ellas describía cómo en el siglo
XIX los especialistas trenzaban y tejían los cabellos como
si de una forma de arte se tratara, reflejándolo incluso en
sus pinturas. Otra historia relataba cómo un bioquímico, analizando unos cuantos pelos, encontraba concentraciones elevadas de arsénico que le llevaban a pensar
cómo se habría afectado la salud del Rey Loco.
La siguiente sala de la exposición presentaba más
de 650 objetos, agrupados en dos estilos diferentes. Seis
vitrinas exploraban algunos temas conceptuales universales a través de la disposición de elementos muy heterogéneos: el principio y el final de la vida, el conocimiento del propio cuerpo y la visión que se tiene de él
cuando es atacado (enfermedad, guerra o cirugía) y,
finalmente, se exhibía una recopilación de objetos a través de los cuales se mostraba la relación de las personas
Una elegante madre amamantando
a su bebé (Inglaterra, 1796.
Perteneciente a la Wellcome Collection.)
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con su propia salud, y cómo buscan la ayuda de un especialista. En el caso del origen de la vida, por ejemplo, los
objetos seleccionados estaban relacionados con la fecundidad, las relaciones sexuales o el nacimiento y la educación de los niños. Todo ello constituía una prueba de
la amplia perspectiva de Wellcome. Creía que todos
estos temas ilustrarían el extenso mundo de la salud y la
medicina. Se mostraba una colección de objetos manufacturados por una empresa de preservativos japonesa (a
principios de los años treinta), situados no muy lejos de
uno de los tesoros de la Biblioteca de Wellcome: el conocido horóscopo Iskandar. Iskandar había nacido el 25 de
abril de 1384 y gobernó durante cinco años en el sudoeste de Irán, tras los cuales fue expulsado del cargo.
Luego, un rival le dejó ciego y fue enviado a la cárcel,
lugar en donde murió. Irónicamente, su horóscopo le
había augurado una larga vida llena de buena salud.
El punto esencial de la variedad de todos estos
temas era confrontar, uno al lado del otro, lo viejo y lo
nuevo, lo serio y lo frívolo, lo bonito y lo feo, lo científico y lo artístico; todo para avivar e iluminar los principios universales que atraviesan los tiempos y las culturas. Para reflejar cuál era la naturaleza de los hábitos
coleccionistas de Wellcome, quisimos defender aquí la
idea triunfante de que algunos conocimientos se crean
simplemente tendiendo puentes de comprensión entre
ámbitos alejados y altamente exclusivos. Una vez sabida la utilidad de desconstruir el mundo del conocimiento, parece oportuno creer que las exposiciones temporales tienen un papel activo que cuestionan una visión
tan rígida del mundo.
Propusimos un estilo de presentación bastante
diferente, que explotaba el principio opuesto al de la
homogeneidad. Mostrábamos agrupados objetos de
metal para cirugía –fórceps utilizados en obstetricia, sierras para realizar amputaciones–, ofrendas votivas de
terracota romana, máscaras y extremidades protésicas;
todo presentado de forma decorativa. Este tipo de selección llama asimismo la atención hacia un aspecto fundamental de los propósitos coleccionistas de Wellcome:
el hecho de reunir tanto colecciones enteras como objetos. Su museo era un museo de museos. A través de las
fotografías de archivo tenemos noticia de su apuesta
metodológica: por ejemplo, una muestra de 1913 de
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materia médica guardada en la sala de cirugía del Historical Medical Museum. Las imágenes más asombrosas
corresponden a las de 1955 (las de la Duveen Gallery
del British Museum). Muestran literalmente miles de
lancetas de su colección, reunidas casi dos décadas
después de su muerte para ser distribuidas a varios museos. De hecho en la imagen se puede vislumbrar apenas una doceava parte de su colección completa de
lancetas.
La idea de estudiar pequeños cambios en objetos
concretos fue explotada por otro coleccionista que tuvo
una gran influencia sobre Wellcome, Pitt-Rivers. Ambos
se dieron cuenta de que se podía sacar mucho provecho
de un conjunto de objetos, aunque pudiera parecer al
principio una selección poco interesante. Sin embargo,
para ambos, la ciencia de lo particular complementaba
otras posibles concepciones más inductivas o epistemologías más generalizadoras. Por poner un ejemplo, nuestra propia presentación de más de 100 contenedores de
vidrio exhibidos en una sola vitrina usaba esta metodología. La selección incluía desde botellas de veneno
de principios del siglo XX, vasijas de tintura rosa del
siglo XIX y botellas españolas e italianas decoradas con
varios santos; hasta una selección de cerámicas de principios del siglo XVIII de un boticario español que incluía
recipientes que habrían contenido en su interior ojos de
cangrejo, fragmentos de esmeralda, penes de toro o sangre de dragón. Esta manera de presentar las cosas, si se
observaba con atención, podía sugerir mucho sobre
cómo se desarrollaron las vocaciones profesionales, de
sus yuxtaposiciones y de sus conflictos.
Implicaciones para el estudio
de la medicina
Las tres estrategias comentadas anteriormente se utilizaron para hacer emerger diferentes significados (a veces
contradictorios) a las extensas colecciones de Wellcome.
Además de dar cuenta de lo amplias y profundas que eran
sus colecciones, se animaba a los visitantes de la exposición a que dieran no sólo un sentido distinto a los objetos expuestos sino también a la manera de observarlos.
Una de las pinturas más fascinantes de Caravaggio
tiene como tema y título La incredulidad de Santo Tomás.
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Se muestra a este emblemático escéptico como, indeciso, examinando con su dedo la herida de Jesucristo. El
cuadro de Caravaggio, y en concreto la descripción de
la expresión de Tomás, indica el poder que tienen las
«cosas reales» para permitir que las personas sepan y
crean. Expresa la idea de que podemos sentir la historia
a través de las cosas físicas: parece que podemos responder de este modo a una habilidad particular que tiene el
artista de interrumpir y situarse por encima del flujo
narrativo de la historia escrita que, a su vez, se corresponde con la palabra escrita. Tal como destacaban las
seis exposiciones presentadas individualmente en el inicio de Medicine Man, los objetos tienen una forma sutil
de desviar la atención hacia cómo son de dispares las
diferentes perspectivas de los actores y personajes en los
acontecimientos y fenómenos de la vida cuando éstas se
expresan a través de sus objetos. El hecho de que cueste
bastante describir qué nos sucede en presencia de estos
objetos, sea cual sea nuestra perspectiva, pone de manifiesto la diferencia entre la comunicación verbal y otras
experiencias más viscerales. Uno se queda, simplemente, gesticulando.
Otra de las aproximaciones para exponer objetos en
Medicine Man consistía en presentar un objeto particular
a través de docenas de distintos ejemplos, lo cual se enmarca directamente dentro de la tradición historiográfica que
estudia la cultura material en los museos de medicina. Se
han conseguido logros importantes en este campo, pero
todavía quedan más por conseguir, y en particular a través de la integración imaginativa de estos estudios en una
práctica histórica más general. Numerosos tipos de objetos
sugieren otras investigaciones: instrumentos quirúrgicos y
de diagnóstico, muestras humanas, trabajos de arte producidos por pacientes, carteles médicos y envases farmacéuticos, por citar sólo algunos ejemplos. Centrándonos
sólo en los instrumentos quirúrgicos, se puede vislumbrar
el desarrollo de determinados equipamientos a partir de
otras perspectivas procedentes de otras investigaciones (el
uso preferente del acero en sustitución del hueso de los
mangos del material quirúrgico puede estar indicando de
manera sutil en la gradual aceptación de nuevas teorías en
el mundo médico). O, en otras ocasiones, el estudio de un
instrumento dado puede revelar mucho acerca de la relación entre el paciente y su médico.
«... las es
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de expos
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agrupad
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relación
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ntre sí.»
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La última estrategia de exposición en Medicine Man
me. Se escribieron diversos ensayos que recopilamos en el
intentaba convertir en una virtud el eclecticismo extremo
catálogo de la exposición. También estábamos ansiosos por
de las colecciones de Wellcodespertar el interés de los
me. Éste ponía diferentes objeartistas y escritores a partir de
tos uno al lado del otro, sin
la colección. Así que fue ésta
relación aparente, de manera
la motivación principal para
descabellada, pero que incitaencargar la elaboración de un
ban a arrojar luz sobre temas
libro de ficción que acompauniversales. Esta forma de
ñara la exposición. En él, disexposición refleja la forma en
tinguidos autores británicos
que los museos pueden albermodernos, como A.S. Byatt,
gar elementos del conocimienPeter Blegvad y Hari Kunzru,
to disciplinario y profesional
dieron alas a la idea obstinada
compartidos por historiadores,
de que los objetos realmente
etnógrafos y arqueólogos, y
tienen la última palabra: «ellos
también por los diseñadores,
perduran, y nosotros no».
artistas y publicistas. No se
Para este objetivo, también
Histoires prodigieuses, un compendio de
trata de un lujo optativo, sino
encargamos una película a
prodigios y monstruos de la naturaleza,
dedicado a la reina Isabel I (París, 1560.
que este acercamiento es neceBrothers Quay (titulada The
Perteneciente
a
la
Wellcome
Collection.)
sario y es un fenómeno que
Phantom Museum). Filmada
puede ayudar a hacer atractivas
en el almacén del Science
estas exposiciones atrayendo, por tanto, a alguien más que
Museum, en la película cobraban vida algunos objetos
a un mero público de especialistas.
guardados allí, de forma que despertaban perfectamente
Estas tres estrategias de exposición presentadas hasta
la intriga, hasta que salía el último visitante de la galería.
el momento: objetos individuales susceptibles de múltiples
En la realidad y en la ficción, y en las negociaciones
interpretaciones, conjuntos de objetos presentados de
necesarias entre ambos, Medicine Man intentó reubicar los
manera masiva y objetos agrupados aparentemente sin
grandes recursos materiales supervivientes del Reino
relación alguna entre sí, dan idea de que la contemplación
Unido (aunque de alguna manera arrinconados), para darde las cosas en sí mismas puede añadir mucho a nuestro
les una nueva vida. Los objetos y la galaxia de las ideas que
conocimiento de la medicina. Asimismo sugieren el rico
encierran, nos hablaban en una voz más baja quizá de la
potencial de las exposiciones para unir nuestras respuestas
que lo habían hecho desde que Wellcome muriera hacía ya
emocionales a los objetos. Una forma más empírica y ana70 años. Primo Levi, el extraordinario químico y escritor
lítica de comprensión. Los objetos nos animan a comitaliano, captó perfectamente nuestras aspiraciones para el
prender y crear conocimiento a partir de la imaginación.
proyecto, al describir su visita a la exposición: «uno sale
En Medicine Man queríamos resaltar esta idea, y así des(dijo) alimentado y al mismo tiempo más hambriento que
tacar el gran tesoro que representa la colección de Wellcoantes». ¶
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