o tarde, al los bailes currulao, mapalé y otros más). Esta danza en la juez crédulo podría pensar con velas fabricadas con cera humana, por no y sin mucha ser imaginarios tan fijos en las cabezas de estrecho, al xv y del I'-"-'Inc<u a los europeos, a esos bien poseedores de haciendo uso de la analogía y de la todo similitud (baste leer a los pensar en una descripciones de 76 el Santo pp. 37·41. Esto como y de la como mucho que desear en las corlceIDCil[>nE~S aIMr()DOIOOIGa:5, IQUiISIClon ~m,hí~ln Diego mismo DO~>eedor de esclavos ex-esclavo, sabe es anfibio cultural, además de entre los dos mundos, el de los blancos y el de 1f'l1fln:::'f'ltP 49 Dbrujas" negras, mulatas, blancas y mestizas sale a la luz la asistencia a un "lIoro"ro, a un ritual de duelo que se realizó para "llorar" a Juan Biáfara, negro horro· y padre de Luisa Nieto quien había muerto. En las primeras audiencias ambos declaran que se 19 trataba de un lloro y que cuando oyeron que venía la ronda, se escondieron . Para más tarde afirmar, después de varios meses de prisión, que se trataba de un aquelarre para llorar a un negro brujo que había muerto y que al pasar la ronda habían salido volando convertidos en marranos80 . Estas reuniones de negros y mulatos, libres y esclavos, debían ser, por lo menos en parte, toleradas por los amos, quienes sabían que se trataba de una costumbre de velación y duelo y no de un conventículo de brujas. De pronto, un blanco recién llegado, conservador y de mente estrecha -lo que no fue lo más común entre los españoles; esa rigurosidad en la moral y exactitud en el cumplimiento de las normas, de la letra, estaba lejos de caracterizar a la mentalidad hispana- o un inquisidor crédulo que ha leído bastantes manuales y tratados -en los que se asegura inclusive que el Diablo es negro-, no comprenderá si se encuentra este montón de negros, que se reúnen medio desnudos en un lugar descampado alrededor chismoso. Acusa a otros de haber dado polvos o envenenar y se precia de poder remediar los males que otros han causado, lo que explica quizás porque está preso por brujo. 18 Estos lloros aún se realizan entre sectores negros y mulatos de algunas regiones colombianas. En ellos se exterioriza el duelo por la desaparición de la persona fallecida. Es un rito de paso al más allá en el que se reza, llora y canta. Las mujeres se lamentan y lloran en voz alta. Los ritos de paso hacia la muerte , los funerales, son trascendentales dentro de las culturas negras, porque represent an el momento en que una persona deja el mundo de los vivos y pasa a ser parte de los ancestros, y los ancestros, además de hacer parte del linaje, son en la mayoría de las sociedades africanas mediadores entre el mundo de los vivos y el de los dioses. Vid. J . GOODY, El hombre, la escritura y la muerte. Conversación con Pierre-Emmanuel Dauzat, Barcelona , 1998. La conmemoración de la com unidad por la muerte de uno de sus miembros, los funerales, es el ritual más importante que se celebra en el Palenque de San Basilio. 79 AHNE, INQUISICiÓN, Leg. 1620, W 7, f. 49 (427), f. 7 Y AHNE, INQUISICiÓN , N" 10, f. 20v.. 80 AHNE, INQUISICiÓN, Leg . 1620, N" 7, f. 26v .. 50 de una hoguera o en una casa, rezando y llorando a un negro o a un bebé muertos 81 ­ "adorando ídolos"-, bailando; con mujeres que se lamentan de un lado; bebida, comida y borrachera -como aún hoy se hace- del otro, y se le podrá parecer este cuadro a la descripción de un aquelarre. En las cárceles del Santo Oficio de Cartagena de Indias el secreto y el voto de sigilo no se cumplían. La comunicación entre los presos y de éstos con el exterior era posible y hasta frecuente. Detalles de algunos procesos , sobre todo de blancos importantes, se comentaban en la ciudad, donde se buscaba hacer uso de las influencias.6'2 Reos por el mismo delito compartían la misma celda, lo que permitía que se pusieran de acuerdo en sus testimonios y cada uno declarara en concordancia con el otro. Diego López en sus primeras audiencias apenas declara algo de interés para los inquisidores, a excepción de algo sobre los judaizantes de la ciudad. Luego él afirma expresamente que ha hablado con las otras reas presas, como "consortes" (cómplices) de su causa (confabulación de brujas de Cartagena: Juana de Hortensia, la mulata Rutina,la negra Justa, Paula de Eguiluz, etc. ), para estar de acuerdo en lo que van a declara~3. Entonces pasa de contar cosas de la ciudad, pequeños chismes o sobre judaizantes, a contar historias de brujas, de juntas, de reniegos, de pactos, de maleficios. Pide perdón y misericordia a los señores inquisidores y se justifi ca en el hecho de haber sentido vergüenza de relatar hechos y crímenes tan abominables, como son los de las brujas, 81 En el Palenque de San Basilio en Colombia se realiza un ritual especial para velar a los niños muertos, con canciones y ritmos especiales para ello. Véase E. BERMÚDEZ, Un canto funerario del Palenque de San Basilio, Ponencia, in: VI Congreso de Antropologla en Colombia, "La Construcción de las Américas", Santafé de Bogotá, julio 22-25 de 1992. 82 El famoso secreto de la muy respetada Inquisición es en Cartagena sólo un deseo. Hay múltiples ejemplos que muestran que el voto de sigilo no se guarda y al fallar este mecanismo, garantía procesal del aparato, el sistema se viene abajo. Para ver cómo se conocen en la ciudad los detalles de un proceso y cómo se intenta modificar su rumbo, AHNE, INQUISICiÓN, Leg. 1620, W 1, f. 87-88v. 51 secretario o abogados), por rOI"'IOt.lr..,o asistido al a las causas mucho tiempo, después de largos nri"\lt4int4lan la con comienzan a se del preso y las historias cree la los se se refiere a lo el es la i::IGUISi::Il.:fUII perverso y falseador. del o Diego un Oe«:;la,"a como aquelarres. ya en esta época "'Uln<::> rruT'lr\ esclavos, como lo es un aquelarre después de que se cómo son las brujas vez; los cuentos de es que puede vez en de menos una escena, nombres, de las que de comerse una evidente para la gran mayoría que estas imágenes no ti enen un asomo de "verdad" , de "realidad". Para otras épocas el contenido simbólico de ellas era tan grande y los símbolos habitaban de tal forma las cabezas de la gente, que un imaginario tan patente, no podía ser menos que real. Para el siglo XVII, el procedimiento del Tribunal del Santo Oficio ya está bastante acartonado, lleno de fórmulas que se repiten sin pensar y se copian de igual modo. Los funcionarios ponen frases en boca de los reos que estos nunca dirían. Esto es evidente en los esclavos bozales que necesitan intérprete. Aparecen en sus bocas unas frases de alta teología que ni siquiera muchos de los blancos alfabetos podrían decir. El procedimiento es fijo y basado en modelos preestablecidos y con formas predeterminadas que se copian en los sumarios sin más y a veces de forma tan automática que el escribano olvida hacer las concordancias en los géneros. Las fórmulas se repiten y cada proceso se parece al otro y deja poco juego y libertad para conocer el pensamiento de los reos, al no permitir hacer la indagatoria libremente. Frases como "..... vesar el culo al cabron, rrenegar de Dios y de sus sanctos, c;enar las c;enas de las brujas y los demas rritos y c;eremonias que en dichas juntas se hac;ían, los vida este hazer y assi lo declara por descargo de su conc;ienc;ia... ,,87 o "Este rreo fue testificado ' " de que hera brujo hereje Apostata de nuestra sancta fee catolica y que como tal acudía a las juntas de las brujas y que en ellas auia hecho el rreniego ordinario y besado el trasero al cabron y hecho todos los demas rritos y zerimonias que hazen los brujos y brujas en las juntas en que se hallan ... n" , se repiten con puntos y comas en los 87 AHNE, INQUISICiÓN, Leg . 1620, W 7, f . 8. 88 Ibid, f. 3-3v.. 54 procesos inquisitoriales por brujería y corresponden con la imagen, estereotipo, que de los brujos venían en los manuales. los reos y reas suelen también responder ante el Santo Oficio de acuerdo a un patrón de comportamiento definido por las circunstancias: prisión, aislamiento y forma de instrucción del proceso. Sin embargo, la actuación del mulato Diego López se diferencia en algunos aspectos de la mayoría de los casos contra esclavos, negros y mujeres: -como en todos los casos, niega durante varias audiencias haber cometido algún delito contra la fe -contrario a como sucede con las mujeres blancas o con otros negros y negras, puesta la acusación, niega el contenido de ella y pide su absolución -se demora más en confesar "su delito de brujería", por ser hombre, cirujano que lee y escribe. Pero para la Inquisición la causa está "bastante probada" - la inquisición da orden de encarcelamiento sólo cuando cuenta con "suficiente pruebas" para ello- yeso significa a sus ojos sólo que el reo es diminuto confitente y permanece negativo, por lo que la causa tendrá una salida únicamente cuando se confiese lo contenido en la acusación. Se trata siempre de un círculo vicioso, de la acusación de brujería sólo se libra, quien declare ser brujo. Esta es la única manera de obtener ser reconciliado. De lo contrario, el proceso se alargará infinitamente y se correrá el riesgo de morir en las malsanas cárceles en Cartagena, porque el Santo Oficio, en su convencimiento de que el reo miente, dilatará la causa por meses y hasta por años, siendo la única posibilidad de salir pronto, el declararse culpable y pedir misericordia. 55 caso CBLIZ8(JSS obtener la a corlTe~5101 una y mucha calera y enojo que quemaria las melenas" con esso la soltaria,,91 la verdad, Porque si no se la haria dezir nTt~5~,a5,e que como no era lo y a las dudas expresadas por el licenciado Juan de Cuadros Peña, de cómo se podía creer que doña Elena hubiera hecho semejantes declaraciones, sin haber cometido los delitos comprendidos en el sumario " ... Respondio el dicho Nieto que por que le auian leido los testigos, primero diyiendo aueis hecho aquesto, rrespondia la dicha Doña Elena que si, Y que por esso lo auia dicho y confessado, mas no Porque fuesse bruja y que de temor de las amenasas que le auia hecho el señor nquisidor Argos lo auia dicho =­ " ... en la segunda audienzia ... a caussa de dezir que no sauia Por que delicto estaua pressa, le auia dicho el señor Ynquisidor Argos, como puede ser eso, si lo dizen tantos 94 testigos, leaselos el secretario y que el secretario se los auia leido y ~ue como los yba leyendo, yba dirriendo a todo que si y que por esso lo auia confessado = _',9 Y cuando le leyeron la acusación del fiscal, le dijo doña Elena al inquisidor: "no me dijo Vuestra Señoria que no lo auia de sauer el fiscal y rrespondio su sseñoria que no auia podido ser menos y ansi mismo le dijo otras muchas rrazones ... con mili juramentos y maldiyiones que se hechaua de que ni auia sido Bruja ni hecho nada de lo que auia confessado y que esto es lo que saue... y que esto le dijo la dicha doña Elena en gran secreto y encargandoselo mucho por que no la bolbiesen otra ves al tribunal, pero que ella se tenia la culpa por aueno confessado y dicho por su boca ... _,,96 Cuando los reos se enteran rápidamente de lo que quiere el Santo Oficio y muestran buena voluntad y ,ganas de cooperar' -las dificultades se presentan cuando se permanece negativo-, los inquisidores ayudarán al reo a confesar lo que ha de decir, porque, como ellos mismos proclaman, la meta de la Inquisición y su deseo más que castigar los cuerpos, es rehabilitar las almas. De manera que si un reo confiesa todas las inmundicias con que ha atentado contra la Santa Fe, entonces más rápidamente estará listo para recibir el perdón divino. Por lo que el inquisidor le habrá de ayudar en la salvación de su alma. 94 Violando el orden del proceso, pues la publicación de testigos se hace después de ser presentada la acusación. 95 f. 185V.-186. 96 f. 190. 57 casos la contra e Imt)OSlo justificación acertada, es de se apartan de las imágenes y estereotipos que los inquisidores tienen en la cabeza. Muchos de ellos declaran con intérpretes, por no contar con conocimientos suficientes de español como para poder rend ir indagatoria -mucho menos en asuntos de fe-, y los intérpretes suelen ser un negro hablante de esa lengua o de una de la misma familia y un fraile, generalmente jesuita, de los encargados de la cristianización de los esclavos a su entrada al puerto, quien naturalmente "ayudará" al reo a declarar y de hecho hablará por él. 101 Muchos de esos negros reciben como sentencia prestar servicio en un hospital (Hospital de Pobres de San Sebastián, Hospital de Leprosos de San Lázaro)102, en el Colegio de la Compañía de Jesús o a la ciudad y permanecer por el resto de sus días en Cartagena, lo que puede resultar más benéfico, pues no podrán ser nunca asignados a los inhumanos trabajos y tratamientos de las plantaciones o de las minas.103 De esta manera, con la obligación de permanecer los sentenciados en la ciudad, se va llenando Cartagena de "b ujas/os". Los procesados se quedan allí, luego de hacer un curso intensivo en los edificios de la Inquisición de cómo se es brujo/a, de lo que hay qué hacer, oraciones, conjuros, preparados, etc., y así se van extendiendo en el lugar los imaginarios entre una población esclava antes no docta en esas lides. 101 Para el siglo XVIII la entrada de esclavos por Cartagena disminuye considera blemente y se da más un crecimiento vegetativo de la población negra en el Nuevo Reino de Granada. 102 Mediante la sentencia de prestar servicio en el hospital, los/las "bruj os/as" entraban en contacto con el sistema médico, situación paradójica o quizás inteligente , porque se pOdía hacer uso del conocimiento médico de estas personas, si lo tenían, como ayuda en la atención de los enfenn os. 103 Queda la duda de si el hacer que negros bozales y levemente cristianizados se acusen abiertamente y desde el principio del proceso -deSde el inicio de su intervención, nonnalmente la segunda o tercera audiencia- de los crímenes de brujería, no se trataría de una estrategia de los sacerdotes de la Compañía de Jesús, para "salvar" a los esclavos de la vi a tan recia que les esperaba al dejar el puerto. Esto por lo menos en la época en que estuvo Pedro Claver en el convento de Cartagena (1615-1654), época que coincide con el florecimiento de la brujería en el Tribunal, pues es él quien generalmente acude como intérprete y a quien más tarde se canonizará (1888) precisamente por su labor en la defensa de los esclavos y de los pobres. Él mismo hizo uso de ensalmos y reliquias para curar a los enfennos, lavó sus heridas y ayudó a los leprosos y en su labor se le adjudicó la realización de milagros. Véase, G. PORRAS TRONCONIS, Vida de San Pedro Glaver. esclavo de los esclavos, Bogotá, 1954; A. VALTIERRA, Pedro 61 En las audiencias, después de algunas presiones y de no haber declarado desde el inicio el estereotipo brujeril, hablan por ejemplo de rendir obediencia, como lo hacen los esclavos con los amos. De ser honrados durante los aquelarres, al servírseles banquetes en mesa aparte, enviándole el Demonio de su propia mesa lo que había de comer y de beber -en contraposición a los maltratos que sufren sobre todo los esclavos asignados a las plantaciones y minas-o Vuelan en espíritu a los aquelarres y su alma se transforma en figura de animales (pato, caimán, cabra, tortuga, pavo, ratón, gallina, serpiente, paloma, tigre.. ..) o de cosas (bateas y pilones), según las tradiciones africanas. Se comen y chupan la sangre a sus propios hijos, aunque alguna al final confiese haberlos envenenado con polvos que puso en su mazamorra 104, declaración que el inquisidor no oirá, porque el Santo Oficio no se ocupa de juzgar asesinatos (corrientemente detrás de una acusación de brujería, está la sospecha de los testigos, fundada o no, de comisión de homicidio o de otro delito grave). Asesinan a quien el Demonio les ordena. Pagan tributo, como los indios, pero en forma de cuerpos de personas que han muerto o que ellos mismos han asesinado y desentierran los cadáveres "de sagrado" para preparar las 'cenas de las brujas", que por cierto muchas veces sí tienen sal, aunque pueden ser putrefactas o asquerosas. Las brujas hieden a "piedrazufre" azufre) y algunas eces también el "demonio camarada" (diablo compañero) . Como en España le chupan la sangre a los niños por los orificios (nariz, ombligo, orejas) y el macho cabrío despide ventosidades cuando le besan en el ano. Claver. El Santo Redentor de los negros, 2 tomos, Bogotá, 1980, y A. VALTIERRA y R. M. DE HORNEDO, San Pedro Claver, esclavo de los esclavos, Madrid, 1985. 104 No fue práctica extraña el que algunas esclavas que no vivían en buenas condiciones o que eran maltratadas, asesinaran a sus hijos para librarlos de ser esclavos y para librarse ellas de amamantarlos y de su crianza. Es creencia también extendida que los venenos y enyerba mientas se dan en chicha o en la mazamorra . 62 Adoran y reconocen al Demonio como a su Dios, creyendo que es poderoso para darles la gloria y salvarles el alma. Saben y entienden bien que es contra lo que les han enseñado como cristianos, no obstante lo cual viven apartados de la fe y ley evangélica. Algunos se untan un ungüento para volar al aquelarre, a veces verde, debajo de los brazos, en los hombros, en el pecho, muslos, pies y manos. Cenan las cenas de las brujas. Tienen relaciones sexuales, sodomíticas (por el "vaso trasero", "pecado nefando,,)105 o no (por el "vaso delantero" o "vía ordinaria") con sus Diablos, a pesar de que algunos no logran aceptar este hecho -muchas cu lturas africanas desconocen totalmente el homosexualismo- y declaran haberlo hecho con otra persona presente en la junta, o haberse negado a la posesión, como se hace con una pareja, y el Diablo haberlo aceptado. Algunos no conocen bien los imaginarios, "la historia correcta", y no la pueden repetir en el Tribunal a cabalidad, por lo que resultan "variantes americanas". Otros no manejan el español a profundidad - y, evidentemente, tampoco conocen los imaginarios europeos, por ser esclavos traídos de África y no nacidos en América-, por lo que no pueden comprender bien el contenido de la acusación, lectura de testigos y discursos de abogados, jueces e intérpretes y por lo tanto no están en capacidad de repetir lo que se esperaba de ellos o de contradecir y negar las testificaciones. Al final suelen ser calificados de diminuto confitente y sus casos no ameritarán ser enviados en consulta a 105 En el caso alemán , según Behringer, la presencia de la sodomía en las acusaciones por brujería no es un rasgo frecuente 0fV. BEHRINGER, «AJlemagne, mere de tant de sorciéresD . Au coeur des persécutions, in: R. MUCHEMBLED (HRG.), Magie et Sorce/lerie en Europe du Moyen Age ~ nos jours. París, 1994, pp.59-98, Y »Vom Unkraut unter dem Weizen«. Die Stellung der Kirchen zum Hexenproblem , in: R. VAN DÜLMEN (HRG.), Hexenwelten. Magie und Imagination, Frankfurt am Main, 1987, S.15-47) . Esto quizás porque es el mundo protestante, quien impone la norma y las representaciones, y en él los jueces, teológos y hombres de Iglesia son hombres que tienen acceso al matrimonio, que se casan , y no tienen 63 la Suprema, pues hablan poco, no descri ben barrocamente sus encuentros y conversaciones con el Demonio, todo lo cual no redundará en beneficio del reo, pues por lo primero recibirá una condena más severa y por lo segundo no lograrán que su sentencia se aminore antes de ejecutarla, como se hace en los casos de condenas mayores como a la hoguera o al destierro perpetuo, que primero han de ser leídas por el Consejo, caso en el cual siempre resultarán aminoradas. 106 . Una rea negra, por ejemplo, no sabe que el cabrón es el Diablo y que éste era el que tenía que haberle ordenado tareas y no otras personas. Tampoco sabe que no había que apagar las ca ndelillas, cuando lo que tenía que hacer era bailar con ellas. Que no tenía que decir que su demonio se llamaba Volador, sino declarar que había salido volando con é Aunque acierta en declarar lo de la posesión sodomítica. A otra negra, se le apareció el Demonio, realizó el reniego en su presencia antes de ir a la junta y le adoró, razón por la cua l éste la llevó a su aquelarre -al de ese Demonio-. Iba a las juntas los miércoles, no los viernes, martes o jueves como es lo usual, y allí comía carne de blancos y de negros , habiendo llevado un cadáver, que mataba para comer, en cada luna hasta cuando la cogieron presa. Por su buen desempeño el Diablo Mayor la agasajó, dándole a beber en la misma calavera que él bebía y regalándole un collar que él llevaba puesto. Y la luna que olvidó traer el cadáver, le ordenó el Demonio a su diablo compañero que Ila azotara en las nalgas con unos bejucos (a otro lo azotan con un cuero), de lo que le salió mucha sangre y quedó muy lastimada (como en los castigos vedadas las relaciones con las mujeres, como es el caso de los hombres eclesiásticos, curas y monjes del mundo católico, lo que impediría que este imaginario estuviese tan extendido. 106 Relatos como los de Paula de Eguiluz con su demonio Mantelillos son realmente interesantes y pueden despertar el morbo de un inquisidor fanático, pero historias tan planas y transparentes, sin el suspenso de un proceso largo con sorpresas, variantes y contradicciones a lo largo de su desarrollo, como las de los esclavos bozales, no nvalen la pena" . 64 recibidos de los amos). Otros recogen la sangre que chupan en totumas y la llevan a una botija, de la que se sacará y beberá mezclada con chicha en el aquelarre. Un negro fue reprendido severamente por el Demonio porque sólo trajo un niño de presente a la junta, pareciéndole a Satanás muy pequeño el tributo y de poca valía. A otro, su madrina convertida en perro lo tomó por los cabellos y llevó por los aires tres veces sobre la ciudad y sólo la noche siguiente lo llevó al aquelarre, donde besaban al cabrón grande de dos en dos, mientras despedía "ventosidades" y cuando éste se acercó al Demonio en compañía de su madrina, le acarició como a suyo, después de lo cual hizo el reniego, cometió pecado nefando con su madrina, comió carne humana107 y el demonio grande le asignó un diablo mitad del cuerpo en figura de persona y la mitad de abajo en la de gato. Entonces su diablo lo llevó a unos bohíos en los que se almacenaba lo que se comía y bebía y se cocinaba, donde había muchos pedazos de cadáveres esparcidos. Cerca a ellos en una peña había mucha sangre, que era chupada por los brujos y brujas a sus victimas y que cada uno traía en un calabazo y la A él eso de tener sexo con un hombre, le parece horrible, para eso el tiene a su madrina. El habla de brujos y se refiere a la madrina como casi a la única mujer en escena. Las "brujas" suelen hacer lo mismo, describen reuniones en las que sólo se hallan presentes mujeres y demonios. Hecho lógico si se piensa en que los mundos masculinos y femeninos estaban separados. Lo de comer carne humana en todas las juntas y a veces preparada de diversas maneras (asada, cocida) pareciera más asociado con culturas africanas y americanas que con la imagen europea de los aquelarres, pues en las juntas españolas los alimentos suelen ser preparados sin sal y no es tan generalizado el consumo de carne humana, sobre todo la de adultos, sino que por el contrario el comer niños es tenido en gran estima. Y por supuesto no se queja el Diablo de que la ' presa" está muy chiquita, sino que el infanticidio es una característica definitoria de la maldad infinita de los brujos. En cambio los negros parecieran medirlo todo en términos de comida, de cantidad -la que seguramente les faltará, pues no han de recibir pedazos grandes de carne o raciones grandes de comida-, como con las reses, si se tiene un ternero para tanta gente, se come poco, si se tiene una res adulta, se come más -la dieta de esta época está basada en el consumo de carne de res, por la relativa facilidad de obtención del producto a través de la ganaderia extensiva en las sabanas y en los valles interandinos-; igual razonamiento funciona con la gente: niños no alcanzan para nada, adultos representan carne para muchos. A los inquisidores estas declaraciones les parecen extrañas y sacrílegas, tan gran cantidad de muertos y su medida por cuotas regulares y obligatorias se les sale de las pautas europeas acostumbradas: que el Diablo sólo esté contento de acuerdo al tamaño del muerto, que se deje canjear por regalos y no exij a siempre la posesión del alma como requisito para un pacto y para dar1e poder a los brujos -el que se deje propiciar, como un Dios 107 65 echaba allí para después beberla desleída en un agua amarga, porque allí ya se hallaba seca. 108 En varios casos, el Demonio en compañía de los brujos entra en las iglesias a robar cadáveres y realiza actos irreverentes, escupen en suelo sagrado, se alzan la bata las mujeres y se bajan los pantalones los hombres y todos a la vez le muestran el culo al altar, acto un poco absurdo si se mira desde la ortodoxia católica, pues en teoría no podría el Demonio pisar suelo sagrado y estar dentro del templo frente al altar, o lo que es equivalente, frente a Dios mismo, Varias negras declaran que el Demonio se contenta con regalos, cosas o comida o una parte del cuerpo como un dedo, transigiendo para que no se le entregue el alma. Lo primero que él hace es exigir dicha entrega , pero cuando las mujeres se niegan, él va rebajando sus pedidos, hasta conformarse con cualquier cosa, un poco de comida o el primer pecado que se cometa y por pecado se entiende palabras soeces, maldiciones, malos pensamientos o africano-, que el Demonio pueda entrar en lugar sagrado, violando la Iglesia , etc..., no coinciden con sus imaginarios. 108 AHNE, INQUISICiÓN, Libro 1020, f 298v. - Antón Caraval í. Eso de la piedra llena de sangre recuerda a las piedras de sacrificios america nas, de las que seguramente se hablaría bastante entre los blancos aún en este período, pues el canibalismo y los sacrificios humanos eran la disculpa, para conquistar, dominar, expoliar y someter a los indios en las tierras de fro ntera , que por esta época siguen siendo la mayoría ­ aún hoy más de un tercio del país es selva. una superficie mayor que el territorio alemán o español-. De estas cosas era de las que más se hablaba con horror, eran tema cotidiano, sobre todo en el Caribe, donde los indios de este mismo nombre habían adquirido fama por su ferocidad y se habían convertido en motivo de horrores y cruces para hombres y mujeres. Así que para un esclavo era claro, que si se trataba de repetir horrores, entonces había que hablar de canibalismo, sacrificios y piedras llenas de sangre -como decían las crónicas que eran las de los indios-. Ellos sabían que en un aquelarre se hacían cosas horrorosas, y también sabían que lo más horroroso era comer carne humana. Por tanto, haciendo composición de lugar, para una declaración ante la Inquisición hay que: declarar que se comía came humana. Ya se ha escrito bastante sobre cómo los españoles declaraban a pueblos americanos como caníbales para poderlos esclavizar, someter y explotar ~ .e. del requerimiento) . El motivo de chupar sangre a las vídimas se hallaba prese te tambié en las descripciones de los aquelarres del Pars Vasco y de Navarra en España y había sido bien aprendido y repetido por los colonizadores, inquisidores y curas créd ulos que visitaron estas regiones y propagaron allf estos imaginarios. Además, desde 1545, con el arribo a Cartagena del navarro, licenciado Miguel Díaz de Armedáliz, gobemador de Santa Marta , llegaron también sus hombres y otras expediciones, todas conformadas por vascos y navarros -como la de El Dorado, comandada por su primo Pedro de Ursúa y luego por Lope de Aguirre-, quienes quizás contribuyeron a la propagaciónn en el litoral caribe del Nuevo Reimo de los imaginariOS respecto a las brujas del norte de España. La primera "confabulación de brujas· de esclavos en Cartagena (1 565) se inicia en conexión con un negro, el "maestro", que llegó a la ciudad, cuando lo hizo Díaz de Armendáriz . 66 relaciones sexuales no maritales, es decir, las de las esclavas, pues ellas no suelen casarse. Su forma de "realizar" el pacto se relaciona más con prácticas sincréticas, que con el Diablo malo e inflexible del catolicismo, un Demonio que transige en no demandar el alma, que es lo único con valor espiritual , como prenda de cambio para los bienes y poderes que se recibirán. Los negros pueden además deshacer el pacto cuando lo deseen y recuperar su alma como si nada hubiese sucedido. El demonio Mantelillos le cuenta a Paula de Eguiluz que por su causa había padecido mucho en el Infierno, pues había sido duramente castigado porque ella le había qui ado su alma, y que si ella supiera escribir y le hubiera dado una firma en la que dijese que le entregaba el alma, él no la hubiera perdido.109 Las oídas también hacen brujos, si "lo cuentan en cada casa" (tu y es público que alguien es brujo/a, entonces se dará como un hecho. Todos conocen las mismas historias, alguien oye algo y luego lo cuenta y los nuevos oyentes repiten la historia y así sucesivamente. Por esta razón todos conocen las mismas historias, sean oídas, inventadas, vi stas o contadas, porque todos las repiten. La reputación de ser brujas hace brujos: "que las tubo por brujas por que tienen fama de tales en dicha villa".111 Como es público y notorio, en el miedo de la noche uno ve las brujas que son reputadas 109 AHNE, INQUISICiÓN, Leg. 1620, N° 10 (PROCESO 2), f. 27v. y 92v. Tragicómico. Expresa el valor simbólico de la escritura en una cultura oral. Lo que se haga por escrito tiene poder y fuerza mágica . Un pacto escrito es tan sólido que no se puede perder. Por ello muchas hechiceras y hechiceros analfabetas tienen oraciones escrita , que tienen más fuerza que aquéllas que sólo se recitan. Es triste también comprobar lo lejano e ininteligible que resulta para una esclava el hecho de escribir y el respeto que a su vez muestra por la letra, rasgo propio de los iletrados. 110 AHNE, INQUISICiÓN, Leg . 1621 , f . 62/494 . 111 AHNE, INQUISICiÓN, Leg. 1620, W 8, f. 5v ... ~ Preg untado que mas perssanas saue que son brujas las que tien e nombradas y tenidas por tales -- .. .dijo que quando este las bido Benia solo y que no saue que otra persona las aya visto de la forma queste las vida si bien es publico en dpch1a uilla que las Ibid, f. 5v.-6, como las cree perssonas que tiene nombradas estan Reputadas y tenidas por brujas brujas y cree en su existencia, en medio del miedo de tener que recorrer solo el camino en la oscuridad de la noche, las vio, con cabrón incluido y todo. =--" 67 por tales. Esto siempre y cuando se trate de la brujería diabólica que, por ser una práctica imaginaria, los "hechos" que la rodean también lo son, aunque sean reales para quienes los viven; en ellas el acusado no es un actor activo de las prácticas de que se le acusa. En el caso de la hechicería, la yerbatería, la adivinación, el chamanismo, el curanderismo, etc., aunque con frecuencia son acusados de ser brujos ellos también, la acusación se produce por hechos efectivos, practicados por ellos o de los que existe sospecha de su prácti ca; los acusados son actores reales o presuntos de lo que se les acusa y esta acusación es, en teoría, verificable, siempre y cuando, como en cualquier caso de justicia, se cuenten con las pruebas para ello -aunque para el sistema de justicia del Antiguo Régimen español suela bastar, sobre todo si se trata de las clases subordinadas, con la sospecha o con la intención-o Esta verificación (materialidad del delito) no es posible en el caso de la brUJería. Corrientemente los acusados de brujería ante la Inquisición son hechiceros, magos, curanderos, zahoríes, yerbateros, envenenadores o, en fin , violadores en alguna forma de las convenciones sociales, quienes de esta manera son inmersos en el circuito del castigo y de la penalización, como medio para ser encarrilados de nuevo en el orden social. Convenciones sociales que se pueden violar en el contenido, como serían los ejemplos arriba mencionados, o en la forma como en el caso de doña Elena de la Cruz y otras mujeres de Tolú, acusadas de tener una "complicidad de brujas", a quienes acusa María, negra esclava del capitán Juan de Atienza, quien dice haber visto desde su ventana, a media noche, ven ir a pie a doña Elena, mientras tañía un adufe (pandero), en compañía de otras personas, con candelillas en las manos, quienes andaban recogiendo a las demás compañeras para ir volando hacia el Palo de Cabildo, que se encuentra antes de llegar 68 al Palo Hueco, " ... donde puvlicamente se dezia que se juntan las brujas ... " A María le pareció que iban de negro y, a continuación, explica el por qué de su afirmación: " ... y que heran brujas porque no es pussible que ningunas personas anden aquellas oras en semejantes bailes sino son las que son brujas porque demas de que yban tañendo y bailando balauan como cabron ..." Varios testigos coinciden en declarar haber visto a doña Elena bailando en la playa, desnuda de la cintura para arriba, con un paño blanco atado en la cabeza y el cabello recogido hacia atrás, y con unos hachones en la mano, en compañía de otras personas. Juan, esclavo de Villarreal, dice haberl a encontrado en la calle de Santo Domingo que conduce a la playa y que aquélla al verlo le ofreció dinero para que callara. Muchos de los declarantes declaran, de vista o de oídas, lo mismo. María agrega el siguiente juicio sobre las mujeres 'decentes': " ... las que bailan de noche en rregosijo y no son brujas11 2 cantan cantares en lengua española que se les entiende pero que las que son brujas bienen dando balidos y diziendo ba' ba' ba' como benian haziendo las susodichas en lo qual cono s~o que heran brujas y por tales las tiene .. .,,113 Y por supuesto ese "ba ba ba" puede ser cualquier cantar en lengua afri cana -símil de tan vieja data y usado ya por los griegos para definir a los extranjeros, a los bárbaros, porque no hablaban sino que hacían ba ba ba, empleado aquí por una 112 Esta demonización del baile y de los bailadores es una figura común en el Caribe que se repite a lo largo de varios procesos en diversos lugares y épocas. Algunas descripciones coinciden maravillosamente con dos bailes caribeños colom bianos: la cumbia, el fandango y el mapalé, que por su contenido y coreografía bien pOdrían escandalizar a algún mojigato, como de hecho ocurrió hasta hace muy poco entre algunos sectores pacatos de la región andina: hasta bien entrado este siglo se consideraban pecaminosos esos bailes y ca ntares de los negros de las costas en el interior de Colombia. 113 AHNE, INQUISICiÓN , Leg 1620, Ed 70, N" 8, f. 6 (438)-f. 8 (440) . 69 esclava para definir personas extrañas: las brujas-, asimi./ado en Tolú al balar de las cabras y por extensión al cabrón amo de los aquelarres 1111. Los esclavos del servicio están ahí y se enteran de todo: ven a sus amos comer, dormir, vestir, amar, defecar, renegar, rabiar, oyen todas las conversaciones, ven a todas las visitas, conocen todos los secretos. Los negros del barco de Francisco Barrasa, esposo de Elena de la Cruz, concluyeron que su ama era bruja, después de haberla visto bailar en el patio de su casa, debajo de las palmeras, con otras personas a altas horas de la noche. Las negras de la casa propagaron la idea y, haciendo composición de lugar, al ver entrar un murciélago en casa y luego aparecer en el aposento de doña Elena de la Cruz, se inventaron que se convertía en murciélago. Para los hombres del barco es bruja, pero más en sentido africano. Cuando el rumor prospera y se une a los imaginarios blancos respecto a la brujería -a cabrones, pactos y aquelarres- y a la moralina cristiana, se ha abonado ya el terreno para que la justicia, civil, eclesiástica o inquisitorial, entre en juego e instaure un proceso para impartir orden. Para los esclavos, poseedores de un universo simbólico en el campo de la brujería asimilable en ciertos aspectos al europeo, repetir estas historias y recrearlas, agregándoles detalles de su propia invención o sacar consecuencias de ci ertos actos -como en la historia del murciélago-, no resultaba muy difícil (función cognitiva de las prácticas mágicas). 114 Y por eso los negros son brujos y demonios, porque ca ntan y bailan cantares en otras lenguas. Emiten balidos, porque no se entiende lo que dicen: bestializar lo que el otro hace, el pueblo vecino, es una reacción bien humana. En Colombia aún se conservan vestigios de por lo menos dos lenguas africanas y parte de la música tradicional negra se interpreta aún en dichas lenguas, siendo Congo el portador y generador de la mayor inMuencia musical, tanto durante el Antiguo Régimen como en panorama musical africano actual. Para el caso del Palenque de San Basilio y las influencias congolesas en él, en su música y su lengua , vid. A. SCHWEGLER, "Chi ma IJkongo": lengua y rito ancestrales en El Palenque de San Basilio (Colombia). Vol. 1. Frankfurt am Main, Vervuert, 1996. La influencia congolesa es a la música, lo que la influencia nigeriana es a la religión. 70 Los negros declaran en los procesos contra las blancas y fabrican rumores contra ellas, contrario a los indios, quienes tienen el callar por una virtud, ellos son habladores, propensos a la comidilla y aparecen con demasiada frecuencia en las causas criminales como testigos, con su mundo tan poblado de espíritus y maleficios, intrigando contra los demás. Los esclavos hablan, comentan y vuelven vox populi que determinadas blancas son brujas. El imaginario de la brujería diabólica es de origen blanco, proviene de Europa, es de lo que se oye hablar en las conversaciones a los amos, de las brujas y del demonio, de los pactos y los maleficios; los curas en la misa y los misioneros predican y previenen a las ,pobres débiles' y ,fácilmente afectables' almas de los esclavos contra el peligro de los estragos del Demonio, con sus armas sutiles y engañosas, que parecen buenas y poderosas, pero que en realidad sólo son viles y dañinas, y de esta forma estas 'almas débiles' se llenan de ideas sobre lo que pasa en el mundo de los blancos, así que si las brujas pertenecen al imaginario blanco, como Dios, es lógico que afecte más a los blancos, como la misma bondad de Dios, pues si los curas hablan de un Dios infinitamente bondadoso, misericordioso y bueno, y ellos ven que esa bondad y misericordia se extiende básicamente a los blancos, entonces como lógica ecuación, la parte negativa también lo será y se extenderá a ellos. Las descripciones que oyen de aquelarres están más llenas de brujas que de brujos, y de brujas blancas; seguramente habrán oído los cuentos de los prados vascos y gallegos , llenos de seres dañinos, por lo que también ellos reproducirán esta representación de las brujas blancas. Pero estos imaginarios siempre se cruzan con los africanos, con sus propias ideas de brujería. 71 Por otra parte, las mujeres blancas de posición con conducta escandalosa o poco común, que emplean palabras soeces, no van a misa ni cumplen con ¡as fiestas, tienen amantes y hacen su voluntad, lo que les place, en contra de las convenciones sociales, como doña Lorenzana de Aceret0 115 o doña Elena de la Cruz116 , son encauzadas en las orillas de la normalidad y buenas costumbres de esta manera. El castigo de mujeres de calidad de vida disonante es, de cualquier modo, extremamente ejemplarizante y de gran utilidad para el ejercicio de la pedagogía social del orden (función social).117 Al 115 AHNE . INQUISICIÓN, Leg. 1620, N° 1,1612-1614, f. 1-102. 116 :..a hija de doña Isabel de Atienza cargaba una boa en su seno y en el pueblo se decía que andaba cargando al Diablo, con quien ella se entretenía . Doña Isabel de Atienza es descrita por un esclavo como una mujer "pequeña de cuerpo" y "corcobada", como quien dice, le faltaba la verruga para ser como las brujas de los cuentos de los Grimm y de Andersen y, por supuesto, "tiene fama de bruja- entre las gentes negras del lugar. AHNE , INQUISICIÓN, Leg . 1620, W 8, f. 24 (456). Doña Elena de la Cruz salía a cabalgar a altas horas de la noche, sola, en un burro y, como doña Lorenzana de Acereto, nunca iba a misa. Además, padecía desde hace casi dos décadas una enfermedad en sus partes íntimas que le exigía constantes lavados ("... que esta pobre muger ... no tiene culpa porque ha dies y ocho años que esta enferma", íbid, f. 202 -estigma~) . A ella eso de ir sola en la mula a altas horas de la noche por las sábanas de Sucre, la hizo famosa y extraña a la gente. Seguramente se había constituido en una leyenda en el pueblo. Además, ".. . confiessa el auer dejado de oyr missa muchas vezes pero no lo hayia de maliyia sino por hallarse ynpusibilitada por sus enfermedades y achaques .. : Ibid, f. 79v.. El control del pueblo no se deja esperar y produce el señalamiento como bruja. En muchos casos el no ir a misa coincide, sobretodo en las blancas, con acusaciones posteriores de bruj ería, una muestra de impiedad tan clara ha de tener de telón de fondo un pacto con el Demonio. También en los procesos contra doña Lorenzana de Acereto y contra Paula de Eguiluz. En su primer proceso, aún en Cuba , una de las acusaciones reza que 'siendo Perssona que esta bien vestida no acude a missa. muchos días de fiestas, ni entre semana ninguno y las fiestas prin¡;ipales menos. Por donde este declarante tiene mala sospecha de la dicha Paula ..: AHNE, INQUISICiÓN, Leg . 1620, W 10, f. 18v. He ahí un problema, Paula se salía de los patrones corrientes de mujeres y de esclavas, con lo que ya se tienen elementos para hacerla candidata a bruja. La instrucción del segundo proceso contra ella empieza, en parte, porque no asistía nUflca a misa, a pesar de estar penitenciada por el Santo Oficio, lo que tendría que significar que había vuelto a sus andanzas, porque de lo contrario no faltaría a la iglesia, pues en esta lógica ir a Misa es algo sobreentendido, como comer, que no es explicable sólo como un hecho de simple impiedad. En el caso de doña Elena las enfermedades también píOvocaron la demonización del pueblo, pues para las negras esto debía ser algo más bien maligno, como se decia que podian quedar las mujeres después de la cópula con el Demonio: llagadas en sus genitales. Y para muchos blancos sería producto del pecado, causante de los peores males, muy graves, según la etiología cristiano-medieval de la enfermedad. 117 El apelativo de bruja también sirvió como fonna de insulto, de calumnia y de discriminación social. Calificativos como bruja, mora, herbolaria fueron deviniendo en ofensivos. Mora se usa en el sentido de infiel, pero también en el de maga (" ... esta Puta hechisera erbolaria, mora que no be a dios .. ." f. 17v., AHNE, INQUISICIÓN, Leg.1620, W 10). En los procesos seculares hay con frecuencia casos en los que se afirma que se calumnió a alguien ("...Calumniandola , de yerbatera .. .", AGNC, CACIQUES E INDIOS, 1. 54 , W 58, 1685, f. 786) o con más frecuencia, "levantando testimonio" contra una persona (BLAA, Mss. W 40, 1690, f. 8, o AGNC, CACIQUES E INDIOS" t. 43, N° 9, 1601-1603, f. 37), al tildarla de herbolario/a, hechichero/a o yerbatero/a. 7 Consejo sólo se remiten los casos extraordinarios o los procesos de gente importante, gente que atenta verdaderamente contra la fe y pone en peligro el equilibrio social. Las blasfemias, injurias, proposiciones y palabras malsonantes de la gente del pueblo -de carpinteros, sastres, zapateros blancos y mestizos ... -; las blasfemias y reniegos de la fe de los esclavos, cuando son azotados y maltratados, o las hechicerías y supersticiones "corrientes" de esclavos, mujeres y blancos pobres no son muy tenidos en cuenta y no recibirán un tratamiento exhaustivo, siendo el juicio emitido de manera más o menos expedita. Pero si un sacerdote, un comerciante o una mujer blanca de calidad, se inmiscuyen en cualquiera de los actos prohibidos por la Inquisición, habrán de ser castigados, pues ellos son los responsables de que una sociedad tan altamente estratificada y jerarquizada se mantenga y, por lo tanto, han de servir de ejemplo y de modelo a las clases subalternas. Lo que ellos hagan de puertas para adentro, en sus casas y entre ellos, sin traspasar el estrato social, será asunto que se callará: si hay escándalos internos en los conventos -intrigas de poder, antagonismos 118, envidia, malos manejos, sodomía, etc.-, o los líos de amantes, malos tratos a las mujeres, infidelidades y adulterios entre los blancos de posición, siempre y cuando no traspasen la esfera privada y comiencen a alterar el orden ciudadano. Pero si se entremezcl an con el pueblo para hacer uso de la magia; si son criptojudíos o criptomusulmanes; si curas o frailes blasfeman o cometen cualquier acto herético mientras predican o están Valga como ejemplo los múttiples antagonismos e intrigas que rodearon al gobierno del primer presidente de la Audiencia de Santaf é de Bogotá, Andrés Díaz Venero de Leiva, o a la comunidad Franciscana en el Nuevo Reino en la segunda mitad del siglo XVI. Se tiene noticia de las muchas vicisitudes y conflictos internos que padeció la orden en esta época , mas no se conoce a ciencia cierta cuáles fueron, pues ni siquiera los quizás más importantes cronistas del Nuevo Reino, los franciscanos fray Pedro Aguado y fray Pedro Simón, dejaron testimonio de ello, bien porque no lo hubieran relatado o bien porque el texto hubiera sido censurado en España, como cree Juan FJiede que sucedió con la obra de Aguado. Véase , L. C. MANTILLA R , O.F.M., Los Franciscanos en Colombia (1550-1600). Contribución a los orígenes de la evangelización en Colombia, Bogotá, 1984. Para la cita de FJiede consúltese p. 11. 118