construir un cambio de época

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CONSTRUIR UN
CAMBIO DE ÉPOCA
Resoluciones de los encuentros del
Foro de São Paulo 2006-2011
Agosto de 2011
Secretaria de Relações Internacionais
Publicado pela Secretaria de Relações Internacionais do Partido dos
Trabalhadores – Brasil – www.pt.org.br
Iole Iliada Lopes – Secretária de Relações Internacionais do PT
Edição e organização: Valter Pomar
Preparação do texto e revisão: Emilio Font
Diagramação: Sandra Luiz Alves
Equipe da Secretaria:
Edma Valquer (edma@pt.org.br); Fábio El-Khouri (sri@pt.org.br); Wilma dos Reis
(wilma.reis@pt.org.br); Valter Pomar – Membro da Direção Nacional e Secretário
Executivo do Foro de São Paulo (pomar.valter @gmail.com).
PARTIDO DOS TRABALHADORES – Integrantes da CEN para o biênio 2010/2014
Comissão Executiva Nacional (CEN) – (Direito a voto e voz)
Rui Falcão – Presidente; José Guimarães – Vice-presidente; Fátima Bezerra –
Vice-presidente; Elói Pietá – Secretário Geral; João Vaccari Neto – Secretário de
Finanças; Paulo Frateschi – Secretária de Organização; André Vargas – Secretário de Comunicação; Renato Simões – Secretário de Movimentos Populares; Jorge
Coelho – Secretário de Mobilização; Carlos Henrique Árabe – Secretário de Formação Política; Geraldo Magela – Secretário de Assuntos Institucionais; Iole Ilíada
Lopes – Secretária de Relações Internacionais; Humberto Costa – Líder do PT no
Senado; Paulo Teixeira – Líder do PT na Câmara; Maria do Carmo Lara –
Vogal; Benedita da Silva – Vogal; Mariene Pantoja – Vogal; Arlete Sampaio –
Vogal; Virgílio Guimarães – Vogal; Fátima Cleide – Vogal
Membros observadores da CEN – (Direito a voz e sem direito a voto)
João Felício – Secretário Sindical Nacional; Valdemir Rodrigues Pascoal – Secretário Nacional da Juventude; Edmilson Souza – Secretário Nacional de Cultura; Júlio Barbosa – Secretário Nacional de Meio Ambiente e Desenvolvimento; Laisy Moliére – Secretária Nacional de Mulheres; Cida Abreu – Secretária
Nacional de Combate ao Racismo; Elvino Bohn Gass – Secretário Nacional Agrário
São Paulo – Rua Silveira Martins, no 132, Centro, CEP 01019-000
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Índice
Presentación ........................................................... 5
Fechas y sedes de los encuentros anteriores ......... 9
XIII Encuentro del Foro de São Paulo .................... 11
La nueva etapa de la integración latinoamericana y caribeña ........................... 11
Declaración final ............................................................................................. 70
XIV Encuentro del Foro de São Paulo..................... 77
La izquierda de América Latina y el Caribe en
el nuevo tiempo – la riqueza de la diversidad.................................................. 77
Declaración final ............................................................................................110
XV Encuentro del Foro de São Paulo ..................... 118
Las alternativas de la izquierda
latinoamericana frente a la crisis capitalista ...................................................118
Declaración final ............................................................................................181
Lista de organizaciones presentes .................................................................. 190
XVI Encuentro del Foro de São Paulo................... 193
Ampliar la unidad de los partidos progresistas, populares y de izquierda,
profundizar los cambios, derrotar la contraofensiva de la derecha
y consolidar la integración regional ............................................................... 193
Declaración final ............................................................................................221
Lista de organizaciones presentes .................................................................. 230
XVII Encuentro del Foro de São Paulo ................. 234
Resoluciones .................................................................................................. 234
Declaración final ........................................................................................... 268
Lista de organizaciones presentes .................................................................. 277
4
Presentación
Como se destaca en el documento base del XVII Encuentro del Foro
de São Paulo (www.forodesaopaulo.org), los partidos de izquierda apoyan,
participan o dirigen los gobiernos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, El
Salvador, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina y República Dominicana.
Excepto Cuba, cuyo gobierno es el resultado de una lucha armada
revolucionaria en un proceso que en abril de 1961 asumió un carácter
socialista, los demás gobiernos resultan de victorias electorales en una
onda expansiva que se inició en 1998 con Hugo Chávez en Venezuela y
que se extendió hasta 2009 con Mauricio Funes en El Salvador. Este
llamado “giro a la izquierda” ha tenido un nuevo capítulo con el reciente
triunfo de Ollanta Humala en Perú.
Sin duda, los gobiernos en los cuales la izquierda tiene participación
mantienen entre sí importantes diferencias, que van desde las causadas por la
naturaleza y la geografía a las históricas y sociales, incluyendo las producidas
por las diferentes líneas políticas en juego tanto de la izquierda que llegó al
gobierno como de la derecha que pasó a la oposición. Pero estas diferencias
políticas no necesariamente representan un aspecto negativo. Por el contrario: si fuera solo una, si siguiera un único modelo, la izquierda latinoamericana no habría vencido las elecciones en países tan diferentes.
No obstante, pese la diversidad, todas las izquierdas de la ALC enfrentan problemas comunes: a) la herencia histórica del neoliberalismo, del
5
desarrollismo conservador y del pasado colonial (como el racismo en
Bolivia y Brasil); b) la oposición radical que el sector mayoritario de la
burguesía latinoamericana (y de los sectores medios aliados) ejerce contra cualquier tipo de política de redistribución, sea de poder, riquezas o
acceso a derechos sociales; c) la actitud beligerante de las antiguas metrópolis contra gobiernos latinoamericanos que dan prioridad a procesos de
integración regional.
La fuerte influencia de la izquierda torna factible que ALC se constituya,
no en un escenario pasivo sino, por el contrario, en uno de los polos del
combate de carácter geopolítico que está en curso en el mundo. Es decir,
hacer de la región uno de los espacios de reconstrucción de una alternativa socialista al capitalismo.
Para transformar en realidad estas dos posibilidades, la izquierda de la
ALC deberá enfrentar varios desafíos teóricos, estratégicos y tácticos.
El primero de ellos es derrotar el contraataque impulsado por la derecha latinoamericana y sus aliados metropolitanos. Como hemos vistos en
estos años, este contraataque incluye: a) una campaña mediática permanente contra la izquierda; b) el intento por colocar una cuña entre los
gobiernos de izquierda en la región, dividiéndolos en “moderados” y “radicales” y lazándolos unos contra otros; c) la promoción de campañas de
desestabilización e incluso de golpes de Estado, de los cuales hasta ahora
sólo el de Honduras tuvo éxito; d) el lanzamiento de candidaturas electoralmente competitivas, táctica que triunfó en Panamá, Costa Rica y Chile;
d) la presión militar a través del relanzamiento de la IV Flota y de la
ampliación del número de bases militares de EEUU y sus aliados europeos
en la región.
El segundo y tercer desafío de la izquierda político-social de la ALC
consisten en: a) no perder los gobiernos nacionales conquistados hasta
ahora; b) conquistar nuevos gobiernos nacionales. Ello se ha logrado en
Perú cerrando paso al regreso del fujimorismo, y en 20211/2012 hay
6
procesos electorales en Guatemala, Argentina, Nicaragua, República
Dominicana, Venezuela y México.
El cuarto desafío de la izquierda político-social es, en los países donde
tiene el control del gobierno nacional, impulsar cambios estructurales de
carácter democrático-popular. En este punto, es preciso considerar algunas limitaciones:
a) en el ámbito mundial, la izquierda todavía se encuentra en una etapa
de defensa estratégica, lo cual crea dificultades objetivas y subjetivas para
cambios estructurales;
c) impulsar cambios estructurales a partir de un gobierno electo es
algo muy diferente de hacerlo a partir de gobiernos revolucionarios;
c) hacer reformas estructurales exige un respaldo político mayor que
el necesario para vencer las elecciones;
d) los gobiernos en los cuales la izquierda político-social participa en
ALC son en general coaliciones políticas y sociales que actúan en los
marcos del capitalismo y que, en mayor o menor medida, adoptan políticas que también favorecen a sectores de la burguesía;
e) además de la oposición de derecha, los gobiernos respaldados por
la izquierda político-social en la ALC enfrentan también una oposición
de izquierda, contraria a los acuerdos con sectores de centro y de la
burguesía.
Si la izquierda en el gobierno no es capaz de realizar reformas profundas en las relaciones políticas y sociales o, por lo menos, si no es capaz de
dar pasos en dirección a estas reformas, el mismo gobierno no posee significado estratégico aunque en lo inmediato ayude a mejorar la vida del
pueblo. Y, al mismo tiempo, no realizar tales reformas puede decepcionar
y dividir quienes respaldan a la izquierda. Empero, para realizar reformas
estructurales (o por lo menos para acumular fuerzas en ese sentido), un
gobierno de izquierda necesita de sustento político sin el cual puede ser
derrocado.
7
Es por estas razones que, para cumplir su cuarto desafío, la izquierda
político-social no puede ni ir muy rápido ni muy despacio: se hace necesario considerar de manera adecuada la correlación de fuerzas, mediante
el análisis concreto de la situación concreta.
El quinto desafío de la izquierda político-social de la ALC es poder
acelerar el proceso de integración, fundamental en el aprovechamiento
del potencial de la región y en la reducción de la ingerencia imperialista.
Un sexto desafío es volver hegemónica, en la región, a una cultura
popular latinoamericana y caribeña en la región ya que, en realidad, el
american way of life sigue culturalmente hegemónico aún cuando EEUU
reciba fuertes cuestionamientos del punto de vista político.
El séptimo desafío está relacionado con la ampliación de la capacidad
teórica y política de las izquierdas latinoamericanas y caribeñas. Se destaca la necesidad de extender la coordinación entre gobiernos, partidos y
movimientos sociales. Sin ello será cada vez más difícil enfrentar a la
derecha en el plano nacional o bien afrontar los desafíos de la integración
continental y de la inestabilidad mundial.
Así, si la izquierda latinoamericana y caribeña desea ampliar su fuerza
sin perder el rumbo, tendrá que poner más atención en el debate sobre el
capitalismo del siglo XXI, en el balance del socialismo del siglo XX y en
la discusión estratégica. Esto incluye poner en ecuación la relación entre
línea política, base social, partido, gobierno y Estado. Y además incluye
poner en la ecuación la relación entre transformación nacional e integración regional.
Los próximos años nos reservan importantes batallas. Que la lectura
de las resoluciones de los Encuentros del Foro de São Paulo colabore
para nuevas victorias.
Valter Pomar, miembro de la Dirección Nacional del Partido
dos Trabalhadores y Secretaria Ejecutivo del Foro de São Paulo
8
Fechas y sedes de los encuentros anteriores*
O
I
Encuentro
São Paulo
Brasil
1990
O
II
Encuentro
Ciudad de México
México
1991
O
III
Encuentro
Managua
Nicaragua
1992
O
IV
Encuentro
La Habana
Cuba
1993
O
V
Encuentro
Montevideo
Uruguay
1995
O
VI
Encuentro
San Salvador
El Salvador 1996
O
VII
Encuentro
Porto Alegre
Brasil
1997
O
VIII Encuentro
Ciudad de México
México
1998
O
IX
Encuentro
Managua
Nicaragua
2000
O
X
Encuentro
La Habana
Cuba
2001
O
XI
Encuentro
Antigua
Guatemala
2002
O
XII
Encuentro
São Paulo
Brasil
2005
O
XIII Encuentro
San Salvador
El Salvador 2007
O
XIV Encuentro
Montevideo
Uruguay
2008
O
XV
Ciudad de México
México
2009
O
XVI Encuentro
Buenos Aires
Argentina
2010
O
XVII Encuentro
Managua
Nicaragua
2011
Encuentro
* Las declaraciones finales y demás resolutivos de estos encuentros están disponibles en
formato digital, en la página Web del Foro de São Paulo (www.forodesaopaulo.org).
9
10
XIII Encuentro del Foro de São Paulo
La nueva etapa de la integración
latinoamericana y caribeña
INTRODUCCIÓN
En enero de 2007, en El Salvador, tendrá lugar el XIII Encuentro del
Foro de São Paulo. El tema general del XIII Encuentro será “la nueva
etapa de la lucha por la integración latinoamericana y caribeña”. Este
tema será abordado desde cuatro ángulos complementarios:
a) las respuestas alternativas al neoliberalismo, en el ámbito político,
social y económico;
b) el colonialismo, la ingerencia imperialista y los acuerdos de paz;
c) la seguridad hemisférica: el crimen organizado, el narcotráfico, el
terrorismo y la militarización;
d) la relación entre las fuerzas políticas, los movimientos sociales y los
gobiernos de izquierda y progresistas.
El documento base de este XIII Encuentro fue elaborado por una
comisión designada por el Grupo de Trabajo del Foro de São Paulo.
Integran dicha comisión las siguientes organizaciones: el Partido de los
Trabajadores (Brasil), el Movimiento V República (Venezuela), el Frente Farabundo Martí (El Salvador) y el Partido de la Revolución Democrática (México).
El texto que se presenta a continuación hace, en primer lugar, un
recuento de los Encuentros del Foro; luego, un breve análisis de la coyuntura mundial y, enseguida, de la situación latinoamericana y caribeña,
11
donde se destaca la nueva etapa que se vive a partir de los resultados
electorales de la izquierda en el año 2006. Enseguida, tratamos de abordar cada uno de los puntos que componen el temario del XIII Encuentro. Intentamos sistematizar el debate acerca de las estrategias, tácticas y
programas adecuados para enfrentar esta coyuntura. Y, finalmente,
planteamos algunas propuestas para mejorar el desempeño del Foro de
São Paulo, en este momento histórico que vivimos, muy diferente de
aquél, cuando se creó, hace más de 15 años.
Estamos convencidos de que este encuentro demostrará que el espacio
plural del Foro de São Paulo sigue siendo extremadamente útil para todas y
cada una de las organizaciones que participan de él y que se volverá a refrendar
la voluntad política para llevar a cabo cada vez más acciones comunes.
EL FSP: MÁS DE 15 AÑOS DE UNIDAD EN LA LUCHA
El XIII Encuentro debe tomar, como punto de partida, lo acumulado
en casi 17 años de existencia del Foro de São Paulo.
A lo largo de más de tres lustros, el FORO de SÃO PAULO , integrado por fuerzas políticas con distintas orientaciones ideológicas, ha
avanzado en la unidad en medio de la diversidad, interpretando
correctamente los momentos históricos por los que ha atravesado, y tratando de elaborar un modelo de sociedad soberana, solidaria, justa e
integradora para un continente tan plural y complejo como el nuestro.
El entorno en que surge el FORO de SÃO PAULO , estuvo determinado por la crisis del modelo socialista, el derrumbe de la URSS y el
viraje de la socialdemocracia al abandonar las políticas del “Estado
Benefactor”. Al mismo tiempo, coincidió con el fin de la larga etapa
histórica conocida como la “guerra fría” y el surgimiento de nuevas
corrientes progresistas y democráticas en América Latina y El Caribe.
Así, en julio de 1990, en el momento en que se desplomaba el socialismo soviético y los adoradores del neoliberalismo afirmaban que llegaba
12
el “fin de la historia”, el Partido de los Trabajadores, PT, de Brasil,
convocó en São Paulo al Primer Encuentro al que asistieron representantes de 48 partidos y organizaciones latinoamericanas y caribeñas, de
las más diversas corrientes de pensamiento de izquierda, democráticas,
progresistas y patriotas.
En aquel primer encuentro se evaluó la crisis del modelo de socialismo soviético. Fue analizada la amenaza imperialista basada en la estrategia neoliberal de la globalización lanzada contra nuestros pueblos y se
revisaron las estrategias revolucionarias de la izquierda latinoamericana
y caribeña.
Igualmente, se sentaron las bases para avanzar en propuestas de unidad
de acción en la lucha anti-imperialista y popular por una sociedad justa,
libre y soberana, por la renovación del pensamiento de izquierda y el
socialismo, y por el fortalecimiento de las organizaciones antineoliberales
y de sus objetivos antiimperialistas, socialistas y populares.
Asimismo se fijó una posición de rechazo a la idea imperialista de
una nueva “Integración Americana”, basada en una única zona de libre
comercio, para asegurar el dominio económico y político sobre América Latina y El Caribe.
En el FORO se definieron las bases de un nuevo concepto de unidad
e integración latinoamericanista y caribeño para reafirmar nuestra
soberanía, independencia y recuperar nuestra identidad cultural e histórica, promover la democracia y la soberanía populares. Asimismo se
mantuvo el compromiso de solidaridad activa con la revolución socialista de Cuba, la revolución popular sandinista, la lucha de los pueblos
salvadoreño, panameño y andinos que enfrentaban la presión militarista
del imperialismo.
En México, durante el II Encuentro, se ratificó el nombre de Foro de
São Paulo ; se amplió la participación a organizaciones y partidos políticos de Canadá, Estados Unidos y Europa, y se profundizó en el análisis
13
de la crisis generada por el neoliberalismo en la “década perdida” de los
años 80. Se analizó también la caída de las dictaduras militares, los nuevos
espacios de lucha política democrática que habían estado cerrados durante los años de la guerra fría, y la aparición de nuevos movimientos
sociales y partidos políticos populares.
La apertura de nuevos caminos para luchar contra el neoliberalismo
se confirmó en 1992 al realizarse, en Managua, el III Encuentro del Foro
de São Paulo . En esta ocasión el debate se concentró alrededor del
proyecto alternativo de la izquierda latinoamericana y las nuevas formas
de integración de los pueblos de la región. Se concluyó que el capitalismo neoliberal agravaba la situación de América Latina y el Caribe y que
por ello se enfrentaban dificultades para consolidar las instituciones
políticas, y que esta situación podría llevar a un fortalecimiento del autoritarismo.
El IV encuentro del FSP reafirmó la resuelta condena contra el bloqueo
imperialista contra Cuba, así como el inaceptable status colonial de Puerto
Rico, Guyana francesa, Martinica, Guadalupe y otros territorios
continentales, respaldando la causa de la independencia nacional y autodeterminación para sus pueblos. Ratificó también el compromiso de
continuar con la lucha por la integración plena e incondicional de la
Comunidad Latinoamericana y Caribeña de Naciones.
De la misma manea que quedó constatado el ascenso de la movilización social de los pueblos, se destacó la importancia de la lucha por la
profundización de la democracia política, quedó resaltada la necesidad
de reconocer e incorporar en el pensamiento programático la pluralidad
étnica y cultural de nuestros países, y la importancia de luchar por la
igualdad de género.
El V Encuentro realizado en Montevideo en 1995, registró el incremento, diversificación y desarrollo de las luchas populares, expresado a
través de huelgas, protestas, manifestaciones y bloqueo de caminos. Se
14
analizó, de manera especial, la rebelión en Chiapas como una nueva forma de expresión de lucha por la democracia y el poder popular.
Los resultados de elecciones realizadas en 14 países de América Latina entre 1993 y 1995, fueron positivos para las izquierdas, ya que éstas
lograron una mayor participación en gobiernos locales o en los parlamentos de sus países.
Ante este ascenso, las derechas neoliberales respondieron El gobierno estadounidense convocó a la Cumbre de las Américas realizada en
Miami en 1994, con el doble objetivo de imponer, de un lado, su diseño
regional y global de “Seguridad Colectiva”, y, de otro, el Tratado de
Libre Comercio para el conjunto de los países del continente bajo las
siglas del ALCA.
En el VI Encuentro realizado en El Salvador en 1996 quedó claro que
la globalización neoliberal había exacerbado contradicciones y conflictos muy diversos: entre el desarrollo económico y la conservación del
medio ambiente; por la cada vez mayor concentración de la riqueza, así
como también por las oportunidades desiguales que para el desarrollo
de la humanidad ofrecían los avances científico-técnicos.
Quedó evidenciado que las libertades políticas eran obstruidas por
los neoliberales para impedir el desarrollo con justicia social, así como
para bloquear el ejercicio de los derechos económicos y sociales de los
pueblos.
El VII encuentro realizado en 1997, Porto Alegre, Brasil, confirmó la
tendencia del ascenso de las luchas sociales. En este encuentro se resolvió
establecer mecanismos de coordinación y discusión permanente con el
propósito de contribuir a que la izquierda latinoamericana y caribeña
encabezaran las soluciones políticas, económicas y sociales alternativas
al neoliberalismo y a la globalización neoliberal; al afianzamiento de la
solidaridad y la integración en beneficio de los pueblos y el desarrollo
con justicia social y armonía con la naturaleza.
15
El siguiente FORO, el VIII, realizado en México, en 1998, reflejó el
creciente apoyo de los pueblos a las opciones de izquierda y progresistas,
a causa de la crisis del modelo neoliberal iniciado en Asia, en los países
llamados los “dragones del pacífico”, crisis que golpeó a parte del mundo
europeo y de América Latina, en particular a México, Brasil y Argentina.
Era más evidente que la crisis neoliberal, que apenas comenzaba a salir
a la superficie, propiciaba la búsqueda de salidas alternativas impulsadas
por la izquierda. Se consideró que “no hay democracia sin política, sin
partidos, sin sindicatos y sin movimientos sociales organizados”.
El encuentro permitió reafirmar conclusiones importantes, como lo
relacionado a la pluralidad étnica, lingüística y cultural de las naciones
latinoamericanas y caribeñas, y la necesidad de luchar por el respeto y
reconocimiento social, político y jurídico de esta diversidad.
En el año 2000, en Managua, durante el IX Encuentro, se conmemoró
el Décimo Aniversario del FORO y se reafirmó el aporte a la lucha de
los pueblos latinoamericanos y caribeños. Al mismo tiempo se reconocieron los aportes de la intelectualidad de izquierda y progresista en torno a la defensa de las Universidades y la educación pública como
patrimonio democrático. Se ratificó el compromiso con la lucha contra
la discriminación, en particular de la mujer, y la búsqueda de la igualdad
entre los géneros.
Se refrendó también, con firmeza, el objetivo de conquistar las
libertades, la independencia y la soberanía, para terminar con todo
vestigio de colonialismo y neocolonialismo. Se dejó sentada la tesis de
que en el siglo XXI, por comenzar, la izquierda se convertirá en una
alternativa real de poder popular basada en nuevas instituciones
participativas, formas democráticas de gobierno y de desarrollo económico en beneficio de las mayorías nacionales.
Es necesario detenerse particularmente en el análisis que hemos
desarrollando desde el X Encuentro, realizado en diciembre de 2001 en
16
La Habana, pues éste se realizó luego del ataque a las “Torres Gemelas”
del mes de septiembre de ese año.
En aquél momento, el neoliberalismo, principalmente en sus aspectos económicos e ideológicos, vivía un gran desgaste, debido a múltiples
crisis económicas que se habían presentado en países de Asia pero también en Brasil, Rusia, Turquía y Argentina.
En este contexto, las acciones militares desarrolladas por los EE.UU.
y por algunos países europeos, primero contra Afganistán y después
contra Irak, sumadas a las exacerbadas medidas internas de seguridad,
parecían tener como efecto colateral la profundización de las medidas
de liberalización económica.
El discurso del Presidente Bush, según el cual “quienes no están con
nosotros están contra nosotros” y “el terrorismo es fruto de la pobreza y
ésta debe ser combatida con el crecimiento económico proveniente del
libre comercio” fue un claro mensaje para presionar a muchos países
para que aceptaran una agenda de negociación en la Conferencia de la
OMC en Doha que debería concluir con una mayor liberalización del
comercio a favor de las grandes potencias mundiales.
La nueva política militar de Estados Unidos, llamada de la “guerra
preventiva”, tenía un contenido abiertamente intolerante, racista, xenofóbica, criminal y genocida, y fue rechazada en su momento por la izquierda y las fuerzas progresistas, democráticas y patriotas, como fue
rechazado también el intento de calificar como terroristas a los movimientos de liberación nacional, a las fuerzas de izquierda, a los movimientos sociales y progresistas.
El XI encuentro realizado en Antigua, Guatemala en el 2002, caracterizó al nuevo orden internacional como injusto y altamente riesgoso, ya
que el gobierno de los Estados Unidos con su unipolaridad militar
colocaba al mundo al borde de la guerra, estrategia global que lesionaba
la democracia y soberanía nacional de los países.
17
Se analizó la crisis Argentina y su impacto en el Sur del continente; la
situación por la que atravesaban Venezuela y de Cuba en esos momentos. Todo ello como punto de referencia para el análisis de la lucha de
nuestros pueblos frente al proyecto de dominación de Estados Unidos
que se presentaba bajo el discurso de la integración comercial.
Se discutieron también las nuevas perspectivas abiertas por las fuerzas progresistas y el momento histórico para la integración latinoamericana hacia un modelo alternativo. Las expectativas del triunfo de Brasil
y el acceso de las izquierdas al gobierno definió la lucha por la democracia y la unidad del pueblo como un planteamiento estratégico del FORO
de São Paulo .
Por su parte, el XII encuentro, realizado en São Paulo , el 2005, a 15
años de su fundación, concluyó que las luchas han dado frutos y que se
ha producido una reestructuración política y social en América Latina y
el Caribe, debilitándose las fuerzas de derecha al punto de perder protagonismo y sufrir reveses y derrotas políticas. Se reconoció la aparición
de nuevos sujetos sociales: población de comunidades, organizaciones
de mujeres, religiosas, de lucha por la defensa, protección y desarrollo
de los recursos naturales y medio ambiente, organizaciones de la cultura, de la intelectualidad, y nuevos movimientos políticos que destacaban
en comparación al clima dominante que se observaba una década atrás.
El relato de la evolución de los Foros permite afirmar que estamos
ante la presencia de un nuevo período histórico que apenas ha comenzado
y en el que se ha puesto en evidencia de manera reiterada y tajante que
democratización política y neoliberalismo económico se contraponen y
chocan, lo que se traduce, al mismo tiempo, en ascenso de las luchas
populares y sociales.
La nueva realidad política demanda de las fuerzas de izquierda y socialistas de la región actuar a la ofensiva y profundizar la lucha democrática. Un punto a debate es si estos avances pueden sentar las bases
18
para la construcción del socialismo del Siglo XXI, en un escenario en el
que existen diversas formas de lucha.
Por ello el FORO debe mantener sus esfuerzos de elaboración de estrategias y políticas así como el permanente intercambio de experiencias
sobre los profundos cambios que suceden en América Latina y el mundo.
El FORO también debe contribuir a impedir que las fuerzas de derecha y el imperialismo restauren el control de poder político hasta ahora
perdido en la región, a defender los procesos de democracia revolucionaria en marcha y a desplegar toda nuestra capacidad internacionalista y
solidaria con Cuba, los gobiernos democráticos de izquierda y la lucha
de los pueblos.
LA SITUACIÓN MUNDIAL: COMPLEJA Y CONTRADICTORIA
Cinco años después del X Encuentro en La Habana, podemos decir
que ha fracasado el intento de salvar al neoliberalismo a través de la
guerra y de la liberalización comercial. En el ámbito militar, las invasiones
de Afganistán y de Irak por parte de tropas, principalmente de EE.UU. e
Inglaterra, y en menor número de otros países europeos y de Australia,
se transformaron en dos “atolladeros” políticos y militares. La caída de
los talibanes y de Saddam Hussein, ambos ex aliados de los Estados
Unidos, estuvo seguida por una mayor inestabilidad tanto en la región
como a escala mundial.
Los EE.UU. ya perdieron más de tres mil soldados solamente en Irak.
Su plan, por ahora, ha fracasado. Irak vive hoy una guerra civil entre las
diferentes etnias y comunidades religiosas que componen el país, la que
ha costado la vida, en promedio, a cinco mil personas al mes.
La invasión de Irak, además de no haber sido autorizada por el Consejo
de Seguridad de la ONU, contó con la oposición de amplia mayoría de la
opinión pública mundial. La participación de tropas españolas e italianas
en esa guerra ayudó a poner fin a los gobiernos, respectivamente, de Aznar
19
(2004) y Berlusconi (2006), al igual que contribuyó para la derrota de
los republicanos en las recientes elecciones para el Congreso de los
EE.UU. (2006).
En el terreno económico, habrá que recordar que el derrumbe del
socialismo soviético y el fin de la etapa histórica de la “guerra fría” le
imprimieron mayor velocidad al reajuste mundial, a la globalización
económica neoliberal y a la corriente por un comercio internacional
negociado1, que impactó de manera desigual a los países. La humanidad
comenzó a atravesar por una transición dominada por el neoliberalismo.
En esta nueva etapa del capitalismo se han configurado tres grandes
bloques. Uno, encabezado por los Estados Unidos que incluye los países del NAFTA o TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del
Norte) y las naciones que formarían el CAFTA (Tratado de Libre Comercio de América Central). Otro está constituido por los integrantes de
la Unión Europea; y el tercero estaría formado por los países asiáticos
más desarrollados. Por otro lado, encontramos la configuración de otros
bloques de segundo nivel (en América Latina, el MERCOSUR, Comunidad de Naciones Andinas, entre otros).
La disputa entre los principales bloques comerciales y económicos, y
los países más desarrollados por separado se está reflejando, en este período histórico, en tres sistemas de pagos internacionales: el sistema monetario basado en el Euro; el otro basado en el Dólar; y el tercero el ACU
(moneda asiática), comandada, por ahora, por la República Popular de
China, Japón y Corea del Sur2, y que reemplazó al Yen que se perfilaba,
hacia finales de 1999, como la base para el sistema monetario asiático
para competir con la Unión Europea y Estados Unidos. Un dato fundamental de esta nueva situación es que en la carrera por “conquistar” económicamente el siglo XXI3, irrumpió abruptamente China, que hasta 1999
solo se mencionaba como posible amenaza hasta el 2015, pero en el 2006
se ha colocado como tercera o cuarta potencia económica mundial.
20
Existe pues una disputa por el dominio económico mundial en general encarnada en estos tres bloques bajo una competencia colosal cuyo
desenlace, histórico por supuesto, aún está por verse.
Estados Unidos, además, ha perdido terreno económico en Asia, en
particular en aquellos países que antes eran su “patio trasero” asiático,
los llamados “dragones del pacífico”. En cambio, se ha fortalecido el
bloque liderado por China, Japón y Corea del Sur. En el horizonte mediato
también se perfila la posibilidad de que la India y Rusia se incorporen a
ese mega bloque asiático. El pacto entre China y Rusia mostrarían también una pérdida de terreno por parte de los Estados Unidos.
El reacomodo o reajuste de las correlaciones de fuerzas mundiales en
proceso, principalmente por el desarrollo de los nuevos grandes bloques
comerciales, de un lado, y el debilitamiento del poderío económico de
Estados Unidos por el otro, plantean como interrogante si lo que estamos presenciando es un proceso de decadencia del imperialismo norteamericano.
Por otra parte, el capitalismo, en esta nueva etapa, sigue observando
un crecimiento desmedido del sector financiero de la economía mundial, que empezó a instalarse a principios de los años 1970, con la crisis
del petróleo y el fin de los “Acuerdos de Bretton Woods”.
Este crecimiento desmedido del sector financiero se traduce, por
ejemplo, en el movimiento mundial diario de aproximadamente US$
1,5 billones de dólares, recursos que no están aplicados directamente en
actividades productivas. Esto constituye en lo fundamental un giro especulativo que genera ganancias de corto plazo para el capital financiero
y las grandes empresas, incluidas aquellas consideradas como
“productivas” pero que muchas veces retiran de la especulación la mayor
parte de sus ganancias.
El crecimiento desmedido del sector financiero estuvo acompañado por un proceso profundo de reestructuración productiva y de alteración
21
de los patrones de participación del Estado en la economía, de la reducción de los derechos laborales y sociales antes provistas por políticas
públicas y estatales, así como de la reducción del proteccionismo vigente en diversas naciones, reducción a favor de las grandes empresas y
potencias. Ha sido, además, la causa principal de las crisis financiera de
muchos países y de la inestabilidad económica mundial, por lo que representa una amenaza al desarrollo económico en todo el planeta.
Por otra parte, la economía mundial sigue siendo controlada por unos
cuantos países, básicamente los EE.UU., la Unión Europea, Japón, países
de origen de las 500 mayores empresas multinacionales, de las cuales
alrededor de 450 están presentes en América Latina y Caribe. Estas empresas tienen influencia sobre los gobiernos nacionales y las instituciones
multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y Organización Mundial del Comercio (OMC). Tales gobiernos
e instituciones, no por casualidad, han sido instrumentos fundamentales
para la puesta en práctica de las medidas de liberalización y los dogmas
del llamado “Consenso de Washington”. Influyen también en las negociaciones en la OMC, ALCA y los tratados bilaterales de comercio.
La sumisión de la mayoría de los países a la nueva lógica neoliberal
provocó todavía más concentración de poder económico y político en
las manos de los países más ricos y poderosos, aumentando la brecha
que separa a unos y otros. En este contexto, los gobiernos de Brasil,
Argentina y Uruguay vienen haciendo esfuerzos en el sentido de disminuir la vulnerabilidad externa. Una de las medidas adoptadas por estos
gobiernos, con este propósito, fue la no renovación de los acuerdos con
el FMI. Merece mención, asimismo, la negociación de la deuda argentina, que logró colocar soberanamente los intereses del país por encima
de los intereses de los acreedores.
Además de la presencia, ya mencionada, de las empresas multinacionales más importantes del mundo en nuestro continente, convivimos en
22
América Latina y Caribe directamente con la mayor potencia económica y militar del mundo, los EE.UU., e indirectamente con los intereses
de la Unión Europea, en particular de algunos de sus miembros que ya
tuvieron colonias aquí.
Seguimos conviviendo, también, con un proceso de distribución
regresiva de la renta y de exclusión social, situación que une la pobreza
económica con la falta de acceso a derechos ciudadanos fundamentales
como salud, educación, vivienda, agua potable, etc.
Se calcula que actualmente, en el mundo, 1,2 mil millones de personas viven con menos de un dólar al día, o sea, por debajo de la línea de
la pobreza, de acuerdo a los criterios de la ONU, y en situación de exclusión social.
Millones de personas migran de un país a otro actualmente, ya sea
porque son refugiados de los varios conflictos bélicos regionales, ya sea
porque buscan trabajo en otros países más desarrollados, por no
encontrarlos en los suyos. Esto sucede también en nuestro continente.
El envío de parte del ingreso duramente conquistado por parte de aproximadamente 191 millones de migrantes a sus países de origen suma
actualmente US$ 233 mil millones, de los cuales US$ 167 mil millones van
para países en desarrollo, según la Organización Internacional de Migraciones
(OIM). En algunos casos, en Centroamérica, los envíos representan ya de
10 a 15% del PIB. En Brasil, los giros de dinero de los migrantes suman
US$ 10,5 mil millones al año, y en Ecuador, cerca de US$ 2,3 mil millones
al año. A México, que es quizás el ejemplo más destacado de América
Latina, llegan casi 20 mil millones de dólares al año.
La migración, además de haberse convertido en una fuente de ingresos
financieros muy importante para nuestros países, ha provocado también
transformaciones en la sociedad y en la política de cada Nación. No debemos olvidar, por ejemplo, las declaraciones del embajador norteamericano
en El Salvador, que en plena campaña presidencial afirmó que los envíos
23
de los emigrantes salvadoreños que viven en los Estados Unidos podrían
interrumpirse, en el caso de una victoria del hoy añorado compañero
Schafik Handal, candidato del FMLN a la presidencia de la República.
Ahora bien, en el ámbito de las negociaciones comerciales, dos hechos
indican claramente el fracaso de las iniciativas de la agenda neoliberal
en materia de libre comercio:
a) La paralización de las negociaciones que pretendían resultar en la
creación de un Área de Libre Comercio de las Américas. Es importante considerar el papel ejercido, en este sentido, por la acción de los
presidentes de los países del MERCOSUR que, liderados por el país
anfitrión de la Cumbre de Mar del Plata, realizada a fines de 2005,
pusieron un freno que creemos definitivo a las pretensiones de los
gobiernos de los Estados Unidos de viabilizar el ALCA.
b) La “Ronda de Doha”, que hasta el día de hoy no ha llegado a resultados concretos. No hay perspectivas en el corto plazo de que vaya a
alcanzarlos. En estas negociaciones, la acción del gobierno brasileño
y de los gobiernos del MERCOSUR en la reunión de Cancún, realizada en 2003, fue decisiva para enfrentar la hegemonía de los intereses
de los EE.UU. y de la Unión Europea. La formación del G20 ha
constituido un avance importante en el diseño estratégico de las relaciones Sur-Sur.
Por su parte, frente al bloqueo del ALCA, los Estados Unidos han
impulsado Tratados de Libre Comercio bilaterales. Algunos ya fueron firmados y otros están en fase de avanzada negociación entre los
cuales podemos incluir a Colombia, Perú y El Salvador.
Los gobiernos progresistas, por su parte, han impulsado la integración continental a través del cambio de rumbo de los procesos existentes,
en especial del MERCOSUR. En este particular, destacamos la creación
del Parlamento del MERCOSUR y de los Fondos de Convergencia Es24
tructural. Subrayamos también la ampliación del MERCOSUR, con la entrada de Venezuela, en julio de 2006, así como de las relaciones con Cuba.
La Comunidad Sudamericana de Naciones, igualmente impulsada por
los gobiernos del MERCOSUR y de la Comunidad Andina de Naciones, cumple un papel importante en la integración territorial y energética de América del Sur. Los acuerdos Venezuela-Cuba, para el intercambio solidario en las áreas de la salud, educación y otras, forman parte de
este nuevo impulso de integración. En este sentido, la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), constituye un instrumento más al
servicio de la causa de la integración latinoamericana.
LAS DISPUTAS ELECTORALES EN
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Después del XII Encuentro del Foro de São Paulo, realizado en 2005,
en Brasil, hemos tenido un conjunto importante de elecciones en América Latina y Caribeña.
Estas elecciones –en Chile, Colombia, Bolivia, Haití, Costa Rica,
México, Ecuador, Perú, El Salvador, Nicaragua, Brasil y Venezuela– han
revelado una correlación de fuerzas, electoral y política, signada por la
victoria o por lo menos por el crecimiento de las fuerzas progresistas,
nacionalistas y de izquierda. Estados Unidos ha perdido parte sustancial
del control político sobre América Latina y El Caribe.
Los procesos electorales han revelado también que los Estados Unidos
tratan a América Central como “zona prohibida” para gobiernos de izquierda y progresistas, como ya habíamos observado en las últimas elecciones presidenciales en El Salvador. Hay que subrayar que, pese a todos
estos esfuerzos, Daniel Ortega fue electo presidente de Nicaragua y, en los
demás países, las fuerzas populares han venido ampliando su fuerza.
Veamos, aunque sea de modo superficial, el resultado electoral de
algunos países.
25
En Bolivia, la acumulación de fuerzas y el avance de las luchas sociales en aquel país no sólo derrocaron a varios presidentes en los últimos
años, sino que llevaron a la presidencia a Evo Morales, uno de los líderes más importantes de aquellas luchas, un aymara representante de la
población originaria y mayoritaria de Bolivia que, sin embargo, siempre
estuvo excluida de los centros de poder.
Luego de haber adoptado una serie de medidas para asegurar la posesión y el control de las riquezas naturales del país, en particular los hidrocarburos, y también para promover la reforma agraria, el gobierno
Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS) y sus aliados ahora luchan
para llevar adelante la aprobación de una nueva Constitución para el
país que dé sustento jurídico permanente a los compromisos asumidos
con la mayoría de la población boliviana. Los cambios vienen enfrentando, empero, una fuerte resistencia de la derecha del país que, incluso, articula movimientos autonomistas en las provincias en donde es más fuerte.
En Brasil, por su parte, más de 58 millones de brasileños y brasileñas
reeligieron al petista Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de la
República. Participaron en la campaña del segunda vuelta militantes del
PT, PCdoB, PRB, PSB y los dirigentes y afiliados del PMDB, PDT, PV,
PP, PCB, PL, PPS, PTB y PSOL. Así como militantes de movimientos
sociales de la ciudad y del campo, mujeres, jóvenes, negros, indígenas,
artistas, intelectuales, religiosos y sindicalistas que salieron en defensa
de sus conquistas y de la continuidad de un programa de transformación
económica, social y política del país.
La campaña de Lula fue de izquierda, en sintonía, como en el pasado,
con nuestra militancia y con nuestra tradición de combatividad. La
victoria de Lula expresa la esperanza y la confianza de nuestra sociedad,
especialmente de las capas populares, en el futuro del país. Un futuro
que se anuncia como de más crecimiento económico, políticas sociales,
democracia y soberanía nacional. Fue también una respuesta a los sectores
26
conservadores y golpistas de la oposición que prometieron “acabar con
la raza del PT”.
El país ingresa a un nuevo período y tiene por delante grande desafíos:
el crecimiento sustentable de la economía; la consolidación democrática, sobre todo para asegurar una mayor participación del pueblo en la
vida política del país. El tercer desafío es el mantenimiento y la ampliación de las inversiones en políticas sociales.
En Nicaragua, la elección de Daniel Ortega fue una derrota explícita
del imperialismo norteamericano. La victoria del FSLM tendrá impacto
en la región centroamericana y es una muestra de la expansión de la ola
de victorias antiliberales más allá de la parte sur del continente. Sin duda,
este triunfo crea un clima político favorable para las luchas de los pueblos
de Guatemala y El Salvador y permitirá también incorporar a esta parte
de América Latina a un proceso de integración regional alternativo. En
un Nación azotada por la pobreza y con tantas expectativas hacia el nuevo
gobierno, el sandinismo tiene enormes retos. Entre los más inmediatos,
saber enfrentar las presiones del FMI, el gobierno norteamericano y la
derecha y al mismo tiempo, conducir al país en un marco de paz,
estabilidad y reformas sociales.
A principios de 2006, fue electo también el nuevo presidente de Haití,
René Préval, que ya había gobernado el país de 1996 a 2001. Préval es
del partido “Fanmi Lavalas”, del presidente Bertrand Aristide. Desde
que Aristide fue alejado del gobierno, en 2003, hay tropas de la ONU
(MINUSTAH) en Haití, cuyo tiempo de permanencia todavía no está
definido.
El Foro de São Paulo enviará una delegación a Haití, con el objetivo
de analizar la situación local, a partir de contactos con las fuerzas políticas y sociales, así como también con el gobierno Préval. Esta delegación, compuesta por todos los partidos-miembros del Grupo de Trabajo,
debe producir un informe sobre esa visita.
27
De antemano, el XIII Encuentro se dirige a los partidos que integran
gobiernos que tienen tropas en la MINUSTAH, informando que nuestra
opinión es que hace falta crear las condiciones para, en el plazo más
corto, sustituir la presencia de tropas de la MINUSTAH por un apoyo
exclusivamente humanitario.
En las elecciones presidenciales de Ecuador, en octubre, disputaron
la segunda vuelta el candidato Álvaro Noboa, por el Partido de la Renovación Institucional –Alianza Nacional (PRIAN) y Rafael Correa, por la
Alianza País (AP). Correa logró unir la izquierda y la centro-izquierda
en torno a su candidatura y venció al “Magnate de las Bananas”, Noboa,
por una diferencia de 14 puntos porcentuales.
Correa se comprometió a no firmar el Tratado de Libre Comercio con
los EE.UU. ni a renovar la cesión de la base militar de Manta a los norteamericanos. Tendrá, empero, un gran reto por delante, a saber, el de
gobernar prácticamente sin apoyo en el parlamento, puesto que la derecha ha formado amplia mayoría y la AP no lanzó candidatos. En este
sentido, su propuesta de transformaciones estructurales en Ecuador pasa
por la realización de un plebiscito que consulte a la población acerca de si
ésta desea o no la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.
La victoria del presidente Chávez en Venezuela fue indiscutible y fue
fruto del trabajo que viene haciendo para transformar a su país. Chávez
consolidó su liderazgo político cuando se enfrentó al proceso golpista
que promovió la derecha al inicio de su mandato y que, en la práctica,
sólo tuvo fin en 2004, con su victoria en el referendo derogatorio. En
tan sólo dos años que separan ese momento de la actual elección, el
gobierno bolivariano de Venezuela hizo mucho para avanzar con la organización popular y para promover la justicia social.
En Chile salió victoriosa la candidata Michele Bachelet. Apoyada por
los partidos de la Concertación y luego en la segunda vuelta por el Partido Comunista, logró derrotar a la derecha. Bachelet hizo compromisos
28
para reformar el sistema electoral y al mismo tiempo, encabezar otras
reformas de tipo social, como el del sistema de pensiones. La posibilidad de que se fortalezca una vía progresista frente a la corrupción, el
burocratismo y la derecha en Chile dependerá de la iniciativa de las fuerzas de izquierda, el movimiento popular, y la conducta de la Presidenta.
Como quiera que sea, y los acontecimientos ocurrido por la muerte de
Pincochet lo demuestran, la existencia de un gobierno como el de Bachelet tiene una significado muy relevante para las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda de América Latina.
Al lado de estas victorias, tuvimos otras elecciones presidenciales
cuyos resultados deben ser analizados de forma distinta: Costa Rica,
Perú, Colombia, México.
En Costa Rica, en febrero de 2006, Oscar Sánchez Arias, del Partido
de Liberación Nacional (PLN) fue el vencedor de las elecciones presidenciales. Él ya había sido presidente de 1986 a 1990. En 1987, recibió
el Premio Nóbel de la Paz por su actuación en las negociaciones de paz
en Centroamérica. Sin embrago, disputó las elecciones de 2006 con una
plataforma totalmente neoliberal, de defensa de la privatización de las
empresas públicas costarricenses y de la firma del Tratado de Libre Comercio de América Central (CAFTA).
Arias derrotó a Ottón Solís por un margen de sólo 1,1% de los votos.
Su oponente había sido Ministro de Planificación del primer gobierno
de Arias y había renunciado entonces por discrepar del plan de ajuste
estructural instrumentado por Arias bajo la orientación del FMI. Fue
candidato por el Partido de la Acción Ciudadana (PAC), creado en 2002,
que ya había causado sorpresa al elegir 24 diputados federales.
Solís llegó muy cerca de la victoria en una campaña en la cual se
oponía al Cafta y enfatizaba la adopción de medidas de participación
popular y de combate a la corrupción. Su ascenso al segundo lugar rompió
una tradición de disputa bipartidista entre el PLN y el demócrata cristiano
29
Partido de la Unidad Social Cristian (PUSC), ambos desgastados por
sucesivos escándalos de corrupción.
En el Perú, la principal disputa se dio en junio de 2006, entre Ollanta
Humala, un militar de la reserva y candidato por la coalición partidaria
Unión por el Perú; y Alan García, que ya había presidido el país en la
década de 1980 por el Partido Aprista.
Humala se presentó con una plataforma nacionalista y de promoción
de los derechos sociales, que le dio la mayor votación en la primera
vuelta, aunque insuficiente para ganar la Presidencia. En el segundo turno, el apoyo de los partidos de derecha a García le permitió a éste obtener
una mayoría con el 54% de los votos.
Mientras que Alan García venció holgadamente en la capital y
provincias cercanas, Ollanta triunfó en las 16 provincias del interior,
principalmente en las regiones más pobres. Sin embargo, partidos de
izquierda como el socialista (PSP), el comunista (PCP) y “Patria Roja”,
todos juntos, obtuvieron tan sólo un 1,5% de los votos en el primer turno y quedaron sin representación parlamentaria.
En Colombia, el presidente Álvaro Uribe fue reelecto en primera
vuelta, en mayo, con el 62,2% de los votos. No obstante, el Polo Democrático Alternativo alcanzó el segundo lugar, con la candidatura de
Carlos Gaviria, superando al Partido Liberal y convirtiéndose en una
alternativa real de gobierno en el país. Este avance electoral de la izquierda se debe también a un proceso de acumulación de las luchas
sociales, de la construcción de unidad del Polo y de sus alianzas locales,
así como por el éxito obtenido en gobiernos municipales y estatales
conquistados en 2003, como, por ejemplo, la Alcaldía de Bogotá y el
Estado del Valle.
Uribe detenta la mayoría en el parlamento desde las elecciones
parlamentarias realizadas en marzo de 2006, y lleva a cabo un programa
neoliberal que incluye la realización de un acuerdo de libre comercio
30
con los EE.UU. Sin duda, el gobierno colombiano ha sido uno de los
aliados más importantes de los intereses norteamericanos en América
Latina.
En México se dio una de las campañas electorales más disputadas. El
candidato de la Coalición Por el Bien de Todos (integrada Partido de la
Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y el Partido Convergencia), Andrés Manuel López Obrador, mantuvo la delantera prácticamente
todo el tiempo, enfrentando una durísima campaña calumniosa y
anticomunista por parte del entonces Presidente Fox, un grupo poderoso de empresarios, y el PAN, el partido de la derecha mexicana, con la
ayuda de los grandes medios de comunicación.
Los resultados electorales oficiales dieron la victoria a Felipe Calderón
(PAN) por 0.58% de diferencia. La Coalición inició al otro día una protesta masiva alegando fraude sobre todo por la intervención del Presidente y de los empresarios, prohibidas por la ley, pero también por diversas irregularidades en cerca de 50 mil urnas, de un total de 132 mil, o
sea, casi 38% de los votos estaban bajo sospecha.
El PRD articuló un proceso de recursos judiciales y de movilizaciones para presionar al Tribunal Electoral y se recontara la totalidad de los
votos. Esta movilización incluyó, durante casi dos meses, la realización
de grandes asambleas en el centro de la Ciudad de México, normalmente acompañadas por más de un millón de personas, y por un campamento
en el Zócalo, la plaza central de la ciudad, además del bloqueo de las
principales avenidas de la capital.
Sin embargo, el 6 de septiembre, el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal de México ignoró todas las protestas y declaró vencedor al
candidato de la derecha. Ante ello, las fuerzas de la Coalición decidieron
proclamar a López Obrador como presidente legítimo y darle posesión
como dirigente de un gobierno paralelo, el día 20 de noviembre, fecha
simbólica, pues marcó el inicio de la Revolución Mexicana en 1910.
31
Hasta los sectores izquierdistas que pregonaron el voto nulo, pues
para ellos el PRD y la candidatura de López Obrador no representaban
diferencias fundamentales en relación a los demás partidos y candidatos, apoyaron las movilizaciones contra el fraude y contra la derecha. Si
estas mismas fuerzas hubieran decidido participar en la campaña y llamar
a votar por López Obrador quizás se hubiera podido evitar el triunfo de
la derecha y se hubiera contribuido a transformar a México en un país
más democrático, con un gobierno más respetuoso con los movimientos
sociales y que seguramente aportaría al proceso de transformación política de América Latina y Caribe.
De cualquier manera, las elecciones mexicanas de 2006 confirmaron
la decadencia del PRI y reafirmó al PRD como la fuerza de oposición
más importante y como una alternativa real de gobierno.
Este ciclo de elecciones presidenciales, que debe cerrarse con la disputa en Argentina, en 2007, consolidó e incluso amplió el abanico de
gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina.
Estos resultados demuestran que gran parte, quizá la mayoría de la
población de nuestro continente, quiere seguir el camino de los cambios
y no quiere vivir más bajo la hegemonía neoliberal. Este proceso de
cambios asume distintas formas, desde las más radicales hasta las más
moderadas e institucionales. Los caminos de la izquierda latinoamericana son diversos y plurales.
Por su parte, la derecha ha respondido en estos países de manera muy
similar, con métodos basados en los medios de comunicación, el poder
del dinero y la mentira, y con un rostro extremadamente reaccionario.
En primer lugar, quedaron cada vez más evidentes los puntos de
contacto y la cooperación entre las fuerzas políticas de derecha, en cada
país, y los intereses de los EE.UU.
En segundo lugar, los Estados Unidos mantuvieron una actitud de
ingerencia, que fue particularmente fuerte en América Central y en al32
gunos países que el gobierno norteamericano trata como enclaves, como
es el caso de Colombia, Paraguay y El Salvador.
En tercer lugar, la maquinaria político-ideológica de la derecha, sus
principales líderes, los medios y las fuerzas económicas en nuestra región hablan ahora de la existencia de una confrontación entre las fuerzas de mercado y democráticas versus el “populismo de izquierda” y
autoritario.
Llaman a nuestros gobiernos “populistas” en el afán de estigmatizar
y descalificar nuestra política, asociándola con el pasado. Al mismo tiempo, intentan dividir a los gobiernos progresistas en dos grupos: la
“izquierda moderna” y la “izquierda atrasada” con la intención de borrar los muchos objetivos comunes que unen a nuestros gobiernos y partidos. Esta diferencia es falsa y lo que en verdad existe es una diversidad
de estrategias que responden a las realidades y condiciones de lucha que
existen en cada país.
A la vez que se traba una batalla ideológica contra nosotros, la derecha no demuestra mayores escrúpulos para intentar mantenerse en el
poder. En Venezuela, por ejemplo, impulsó un golpe de Estado, que fue
derrotado por la intervención popular. En Brasil, intentaron un golpe
mediático. En México, no dudaron en violar la ley y hacer fraude en las
elecciones. En Colombia, apoyan el paramilitarismo.
UN NUEVO PERÍODO EN AMÉRICA LATINA
La coincidencia de varios gobiernos de izquierda y progresistas en
América Latina constituye la gran novedad de la situación actual en esta
región del mundo.
Esta novedad se hizo posible gracias a la combinación de tres elementos principales: los efectos del neoliberalismo en la región, la
capacidad que han demostrado varios partidos de capitalizar electoralmente la insatisfacción popular, y el crecimiento de los movimientos
populares de resistencia y de protesta.
33
Es importante recordar que, en los últimos años, el movimiento social ha logrado alcanzar gran relevancia y articulación internacional, por
ejemplo, por medio de los sucesivos “Foros Sociales Mundiales”, lanzando la consigna de que “otro mundo es posible”, contra la globalización neoliberal y el “pensamiento único”.
Además de las cinco ediciones mundiales (cuatro en Porto Alegre y
una en Mumbai) y la edición “policéntrica” de 2006 (teniendo en Caracas uno de sus polos), se llevaron a cabo decenas de eventos regionales,
nacionales e incluso municipales, posibilitando la participación de
millones de personas en los debates, un proceso que ha dado una
contribución importante para las transformaciones políticas, económicas y sociales defendidas por los partidos miembros del Foro de São
Paulo. Es importante poner de relieve que, desde el primer Foro Social
Mundial, el Foro de São Paulo ha organizado actividades para promover
el diálogo entre partidos políticos y movimientos sociales, buscando la
convergencia en torno a los objetivos comunes de combate al neoliberalismo. La realización del Foro Parlamentario Mundial y del Foro de
Autoridades Locales también contó con intensa participación de representantes de los partidos del FSP.
En el continente americano, se organizó la “Alianza Social Continental”, que desde 1997 viene llamando la atención sobre los daños de todo
orden que el libre comercio, impulsado por los EE.UU., trae a los países
en desarrollo del continente. En consecuencia, la Alianza Social Continental ha defendido con firmeza el rechazo al ALCA.
Las “Cumbres de los Pueblos”, eventos paralelos a las cumbres de
jefes de Estado de las Américas realizadas desde 1998 en Santiago de
Chile, también han sido momentos memorables. En estas Cumbres, parlamentarios del Foro de São Paulo siempre han estado presentes.
Podemos decir, en síntesis, que la correlación de fuerzas en el continente, hoy, es mucho más favorable a las ideas defendidas por los parti34
dos que integran el Foro de São Paulo. Pero es necesario recordar que
los avances registrados por las fuerzas de izquierda y progresistas traen
consigo enormes posibilidades, pero también viejos y nuevos problemas. Además, nuestros éxitos no significan que el neoliberalismo haya
sido derrotado, ni tampoco que el patrón histórico de desarrollo capitalista vigente en la región esté cerca de ser superado. Todo esto pese al
gran esfuerzo que se vienen haciendo varios gobiernos de la región, en
el sentido de ampliar la soberanía, la democracia y las políticas sociales.
Al analizar la situación mundial y la de América Latina en particular,
podemos afirmar que estamos en un momento extremadamente
contradictorio. Por un lado, las fuerzas neoliberales mantienen su hegemonía en el terreno económico-social, en el manejo de las instituciones
internacionales, y en el control del aparato militar; conservan además el
gobierno de varios países de la región. Por otro lado, las fuerzas progresistas, democrático-populares y socialistas han recuperado parte de la
capacidad organizativa y de movilización que tenían antes de los años
1990, además ocupan posiciones importantes en los gobiernos de varios
países de la región, desde los cuales vienen buscando reorganizar el tejido
social y el funcionamiento de la economía nacional y regional.
Esta es la realidad con la que nos toca lidiar. Enfrentar al capitalismo y al
imperialismo, pero ahora desde la nueva coyuntura política establecida en
nuestro continente, en la cual, al lado de partidos y movimientos sociales,
disponemos también de influencia sobre varios gobiernos nacionales.
No está por demás recordar que en 1990, sólo había un gobierno
dirigido por un partido miembro del Foro de São Paulo, Cuba. Hoy,
además, partidos-miembros participan de gobiernos nacionales en Nicaragua, Brasil, Venezuela, República Dominicana, Bolivia, Chile, Uruguay, Argentina y Ecuador.
Por ende, nuestra principal tarea política en este XIII Encuentro del
Foro de São Paulo es la de promover un debate que resulte no sólo en una
35
visión adecuada del momento, sino que principalmente permita acciones
concretas que articulen gobiernos, partidos y movimientos sociales en una
estrategia de integración regional que responda a los intereses de la
soberanía nacional, ampliación de las libertades democráticas, desarrollo
con justicia social y combate a las asimetrías sociales y territoriales.
Actuando de esta forma, reafirmaremos los compromisos asumidos
desde el X Encuentro de La Habana, de luchar por la independencia
nacional, por justicia social, por la paz, por la democracia y por un nuevo
orden internacional, que ponga fin a la subordinación de nuestros países
a las potencias imperialistas, en todos los sentidos.
Como bien ha sido señalado en varios de nuestros Encuentros, las
fuerzas políticas y sociales de la izquierda latinoamericana y caribeña
operan en realidades históricas y desde estrategias muchas veces diferentes y contradictorias entre sí. Exactamente a causa de ello, el punto
de contacto que permitirá acordar un plan común entre gobiernos, partidos y movimientos sociales está en la construcción de una estrategia
convergente de integración continental.
PROPUESTAS ALTERNATIVAS AL NEOLIBERALISMO
EN EL ÁMBITO POLÍTICO, SOCIAL Y ECONÓMICO
Uno de los temas más debatidos por el Foro de São Paulo, desde su
surgimiento, ha sido el de un proyecto alternativo al neoliberalismo. En
1990, cuando se creó el Foro, la mayor parte de las organizaciones fundadoras tenía en el socialismo el horizonte estratégico a partir de cual
pensaban su alternativa al neoliberalismo.
Hoy, cuando la hegemonía neoliberal está siendo rebasada por la izquierda y actuamos en una correlación de fuerza mejor que en aquella que
predominó en los años 90, hay una variante más amplia de respuestas.
Muchas de las organizaciones que integran el Foro de São Paulo siguen
teniendo como “objetivo final” la construcción de una sociedad alterna36
tiva y superior al capitalismo. Otras organizaciones trabajan por la constitución de sociedades con altas dosis de bienestar social, democracia
política y soberanía popular, en los marcos del capitalismo.
Además de esta diferencia programática, conviven también al interior del Foro de São Paulo distintas estrategias políticas, con respecto a
las formas de lucha, su participación en procesos electorales, el papel de
las fuerzas de izquierda en gobiernos electos, y la relación con las clases
dominantes locales y con los Estados Unidos.
El XIII Encuentro debe ser un espacio para que estas diferencias estratégicas y programáticas sean debatidas en profundidad, pero sin perder de vista
que –más allá de estas discrepancias– sigue siendo posible y necesario construir acciones comunes en la disputa que realizamos en cada uno de nuestros
países y en el conjunto del continente, desde la acción partidaria, de las
luchas sociales, de las disputas electorales y de la acción de los gobiernos.
A pesar de que la hegemonía del capitalismo parece muy sólida, por
otro lado se han agravado todos los grandes problemas de la humanidad.
Justamente por esa razón, la hegemonía neoliberal, principalmente en
nuestra gran región, viene sufriendo conmociones políticas y económicas y perdiendo significativamente capacidad de obtener el apoyo social. La construcción de caminos nacionales e internacionales post neoliberales sigue siendo un enorme desafío. Uno de los mayores avances
en la superación de este desafío ha sido justamente la combinación entre
lo nacional y la construcción de un espacio común en América del Sur,
en contraposición al dominio del imperialismo norteamericano. Pero
permanecen los desafíos internos de cada país, resultantes del peso hegemónico del capital en la organización económica y en las estructuras
de poder. Una combinación dinámica y virtuosa de conquistas nacionales e internacionales sigue en el orden del día.
En este contexto, cualquiera que sea nuestro “objetivo final”, se hace
imperativo luchar por la soberanía nacional, por la democracia y por la
37
ampliación de las políticas sociales, lucha que además es vista como
altamente subversiva por las fuerzas de status quo.
La adopción de un modelo orientado al desarrollo, entendido no sólo
como crecimiento económico, sino como un camino de superación de la
dependencia y de la desigualdad, representaría un avance inmenso para
la América Latina y Caribeña. Un modelo de este tipo no constituye, obviamente un regreso al pasado. Hay que recordar que el desarrollo capitalista en nuestro continente, incluso en donde asumió formas más avanzadas, siempre estuvo acompañado de la ampliación de las desigualdades, de la dependencia externa y de la falta de democracia política.
El modelo neoliberal agravó los rasgos más negativos del capitalismo latinoamericano y caribeño: desde principios de los años 1990, asistimos al empeoramiento de la situación social, al aumento del desempleo, a la ampliación de la dependencia externa y a la concentración aún
mayor del ingreso y de la riqueza. Si nuestro objetivo es superar el neoliberalismo, sin volver a los límites del modelo de desarrollo anterior,
tendremos que enfrentar varios retos.
El primero de ellos es luchar por la democratización profunda de
nuestras sociedades. Esto significa mucho más que elecciones periódicas. El sistema político existente en la mayoría de los países de nuestro
continente sigue produciendo enormes distorsiones, susceptible a todo
tipo de manipulación por parte de las oligarquías económicas y de los
partidos conservadores. El control social sobre la actividad política y
estatal es extremadamente reducido. A la mayoría de la población sólo
le toca elegir periódicamente a sus representantes. Los medios de comunicación, que generalmente están en manos de monopolios privados,
interfieren de manera descarada en perjuicio de la democracia.
El segundo se refiere a la ampliación de las políticas sociales públicas, incluso la creación de nuevos derechos. Antes de la ola neoliberal,
la cobertura del Estado en áreas como salud y educación era reducida en
38
la mayor parte del continente. Sin embargo, el neoliberalismo aumentó
esta debilidad al extremo, haciendo que varios de estos servicios públicos pasaran a ser accesibles solamente a través del mercado.
Además de tener plenamente garantizado el derecho a la salud, educación y alimentación, los pueblos latinoamericanos y caribeños deben tener
asegurados los servicios básicos (electricidad, telecomunicaciones, agua
potable y alcantarillado, transporte público y vivienda), así como el acceso
cada vez más amplio a las redes de carreteras, caminos, puertos y aeropuertos.
El tercer desafío consiste en la realización de reformas estructurales
que alteren la matriz social y económica de nuestras sociedades. Banderas
como la reforma agraria y la reforma urbana no son asuntos de los años
1950. Siguen constituyendo objetivos esenciales, en la mayoría de nuestros
países.
El cuarto reto se refiere a la creación de un modelo económico alternativo que combine capacidad de crecimiento, capacidad de innovación,
generación de empleo y renta, con redistribución del ingreso y de la riqueza. Este objetivo, en el actual estadio de la economía internacional y
en los marcos de la correlación de fuerzas vigente en el mundo, exige que
se trabaje a escala continental.
El modelo de desarrollo “latinoamericano y caribeño”, alternativo al
neoliberal, debe acabar con la polarización pobreza-riqueza. Asimismo
debe acabar con todo tipo de discriminación profundizado por el “capitalismo salvaje” y con el grave deterioro de los recursos renovables y no
renovables de la naturaleza
Para ello, la base productiva de bienes y servicios de cada uno de los países, así como las fuentes fundamentales de energías y materias primas e
insumos diversos, deben quedar bajo control de los Estados y los países y no
al servicio exclusivo de las empresas transnacionales. Estos sectores productivos constituyen los fundamentos para el desarrollo económico en general; de su crecimiento depende la generación de empleos para población.
39
El desarrollo de las capacidades productivas de bienes y servicios
debe tener como centro la satisfacción de las necesidades básicas de las
poblaciones para elevar gradualmente su nivel de vida, y al mismo tiempo apoyar la capacidad de exportación para generar los recursos financieros necesarios para el desarrollo, la estabilidad y crecimiento sostenido de la economía nacional.
Es necesario considerar, asimismo, que si nuestras economías necesitan ser en parte orientadas hacia el mercado externo, es fundamental
que ellas sigan, en gran medida, dirigidas hacia el mercado interno.
Mientras el primero permite reunir los recursos para comprar bienes que
no producimos, es el segundo el que genera la dinámica interna que
hace posible generar empleos, renta y calidad de vida.
Por ello, debemos buscar fortalecer nuestros mercados internos, de
manera integrada con la política externa, lo que implica definir una política industrial expansiva y una política agrícola la soberanía alimentaria. Esto, en muchos casos, exigirá llevar a cabo la reforma agraria,
acompañada de medidas para garantizar apoyo técnico y crédito para
estos productores. De esta forma, podremos garantizar alimentos para
nuestra población y eventualmente excedentes agrícolas para exportar.
Hay todavía algunos factores más que deben ser movilizados, también en el sentido del fortalecimiento de los mercados internos, como el
apoyo a las pequeñas y medianas empresas. Éstas, normalmente, están
compuestas por capital nacional, generan más empleos por unidad de
capital en comparación a las grandes empresas transnacionales, y tienden
a reinvertir sus recursos en sus países de origen.
Una de las maneras de hacerlo es por medio de la orientación de compras gubernamentales. Por ello, este tema debe mantenerse fuera de la
agenda de la OMC y evitar que se apruebe alguna medida relevante que
los restrinja como instrumento de política económica.
La inversión de recursos debe orientarse hacia el respaldo a las empresas nacionales de todos los tamaños. Un aspecto importante tiene que
40
ver con el acceso a la ciencia y la tecnología. El modelo deberá sacar del
atraso tecnológico particularmente a los sectores populares de la economía, incluyendo a los informales, e incorporar plenamente a la dinámica
económica del país a todos aquellos sectores parcial o totalmente excluidos.
El sistema de desarrollo latinoamericano y caribeño alternativo, debe
contar con su propio sistema de financiamiento y crediticio alternativos a los que funcionan hoy sólo en interés de oligarquías y bancos
extranjeros.
El quinto desafío es el de combinar la soberanía nacional con la cooperación entre los distintos pueblos y países que abracen este proyecto
de integración continental. Desafío aún mayor si recordamos que cada
uno de nuestros países posee historias particulares y correlaciones de
fuerzas específicas, a lo cual respondemos con estrategias y programas
también diferenciados.
La polarización Norte-Sur debe ser reemplazada por la solidaridad y
cooperación e Integración Sur-Sur, y cooperación Norte-Sur con respeto
y beneficio mutuo, bajo el lema de que históricamente “un mundo mejor
es posible” para los pueblos del tercer mundo.
Todos estos desafíos están entrelazados: no habrá democracia sin
soberanía y desarrollo; no habrá soberanía sin desarrollo y democracia;
y no habrá desarrollo de nuevo tipo sin democracia y soberanía. Tales
desafíos suponen, además, enfrentar la herencia y los intereses de importantes fuerzas políticas y sociales.
UNA INTEGRACIÓN ALTERNATIVA
El proyecto estratégico de integración continental concebido por los
Estados Unidos fue el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas.
Anunciado en 1992 y previsto para su arranque enero del 2005, como
instrumento para competir con la Unión Europea por la hegemonía económica del Siglo XXI, “murió” sin embargo a comienzos del 2006.
41
Estados Unidos tuvo que tomar el camino de los tratados de “libre
comercio” bilaterales y regionales (Chile, Colombia, Perú, Panamá,
CAFTA), proceso iniciado desde principio de los noventas, para bloquear los esfuerzos comunitarios que le estorbaban como MERCOSUR
y la Comunidad Andina de Naciones.
El ALBA y otros esfuerzos de integración latinoamericana y caribeña,
que aparecieron en una dirección y rumbo opuesto al trazado por el imperialismo para el ALCA y los TLC bilaterales, abrieron otros caminos
integracionistas de los pueblos. Estos proyectos avanzan con base en
acuerdos y convenios entre los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia,
Brasil, Argentina y otros, así como entre gobiernos municipales dirigidos por fuerzas de izquierda revolucionaria, progresistas y patriotas.
En América Latina, y El Caribe, el intento de un solo sistema monetario basado en el dólar fracasó y su posibilidad histórica está clausurada.
Habrá que discutir con mayor cuidado si existen condiciones para configurar un sistema financiero y monetario único para el avance de los
procesos de integración de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Un sistema de pagos adecuado a la situación del período actual de los
procesos integracionistas, en transición hacia la ruptura con el capitalismo y consolidación y desarrollo del nuevo modelo con orientación al
socialismo.
Los compromisos de los pueblos latinoamericanos y caribeños deben orientarse hacia una plena integración en los aspectos políticos, económicos, sociales, de cooperación científico-tecnológica y culturales, y
unidad de voz y posición frente a la readecuación mundial en marcha.
La región debe fortalecer los procesos de integración para hacer sentir su participación y peso conjunto en los organismos de la Comunidad
Internacional, tanto del sistema de Naciones Unidas, de la Organización
de Estados Americanos y de los organismos subregionales, así como
para empujar los cambios que exigen nuestros pueblos.
42
Un proceso de integración alternativo demanda análisis y comprensión
de la realidad asimétrica existente entre las economías de nuestros países y, sobre todo, exige mucha capacidad política.
Esto último porque existe una contradicción que se presenta entre el
fortalecimiento de la soberanía nacional para enfrentar el imperialismo
y las políticas de las empresas multinacionales, vis-à-vis el proyecto de
integración económica, social y política que necesariamente exige que
cada país abdique de algún nivel de soberanía. Si esto no ocurre no hay
integración posible.
Los países más grandes tienen que entender que deben ceder más a
los países de menor tamaño, y no a la inversa. No se puede esperar,
principalmente en economía, que haya reciprocidad simétrica entre países asimétricos. Ésta es, incluso, una de las razones por las cuales nos
opusimos al ALCA.
Por éstas y otras razones, los gobiernos tienen que intervenir, promoviendo la necesaria discusión y negociación para que haya una participación equilibrada de todos y para minimizar eventuales consecuencias
negativas.
La ventaja de América Latina y el Caribe en este aspecto es que
presenta muchas posibilidades económicas aún inexploradas y una población de aproximadamente 500 millones de habitantes que conforma
un mercado potencial muy interesante. Todavía no tenemos una idea
clara de la magnitud que podría adquirir una mayor integración física
entre nuestros países. Entre muchos de ellos, las principales y hasta únicas vías de transporte son la fluvial, la marítima o la aérea. Hasta hoy no
existe conexión terrestre entre América del Sur y América Central.
En el caso de las conexiones aéreas, todavía hay verdaderos absurdos, como por ejemplo, que para ir de Bogotá a la ciudad de Belém en la
Amazonía brasileña es necesario pasar por São Paulo, lo que transforma
un vuelo potencial de dos horas en un viaje de aproximadamente nueve
43
horas, casi el mismo tiempo para ir de Bogotá a Madrid, en España. Lo
mismo ocurre para ir de Mato Grosso, Rondônia o Acre hacia Bolivia,
país lindero con estos estados.
De esta forma, países que son vecinos y que podrían desarrollar relaciones económicas y políticas mucho más estrechas, en la práctica están
tan distantes como los continentes europeo, asiático o africano. Por lo
tanto, la inversión en carreteras, ferrocarriles y puentes, entre otros, es
fundamental.
La Iniciativa para la Integración de la Infraestructura de Sudamérica
(IIRSA) considera la realización de estas obras en América del Sur. Los
críticos de esta iniciativa la acusan de favorecer solamente al capital. Por
ejemplo, la construcción del puente y de la carretera que ligarán Brasil
al Perú por medio de la frontera en Acre tendría tan solo el objetivo de
canalizar la soja brasileña hacia el Pacífico por medio de los puertos
peruanos y como efecto colateral la producción de soja se extendería
por la Amazonía con graves daños ambientales.
Desde nuestro punto de vista, no podemos ser ingenuos, paro tampoco
debemos adoptar una actitud defensiva. La integración territorial es una
necesidad, pues sin ella otros aspectos serán muy difíciles alcanzar. La
cuestión es conducir dicha integración bajo una hegemonía política
adecuada que permita evitar o por lo menos controlar los daños colaterales. Nada impide, por ejemplo, que haya severas reglas y fiscalización
para evitar daños ambientales a la Amazonía.
La integración energética es otro factor de suma importancia, debido
al potencial de energía eléctrica hidráulica existente en varios de nuestros
países, el petróleo y gas natural en otros y la biomasa posibilitada por la
extensión y riqueza del suelo latinoamericano.
Los acuerdos petroleros firmados por Venezuela, Brasil y Argentina
durante la primera cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones
(CASA) fueron un primer paso para la integración energética del sur.
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Venezuela, el quinto exportador mundial de petróleo, firmó cinco
convenios para invertir US$ 3,5 mil millones en proyectos energéticos
conjuntos entre las empresas estatales Petróleo de Venezuela (PDVSA)
y Petróleo do Brasil (Petrobras).
Según declaraciones de Venezuela, los convenios con Brasil tienen
como objetivo impulsar el proceso de integración suramericana, así como
la aproximación entre Petroamérica y Petrocaribe. Petroamérica es una
iniciativa basada en la cooperación y complementación energética entre
los países de América del Sur, que incluirá las iniciativas de Petrocaribe,
Petroandina y Petrosur.
Otra propuesta es el Anillo Energético del Sur. Este plan prevé una
red de gasoductos que abastecería a Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y
Uruguay con gas venezolano, al cual se sumaría, posteriormente, Bolivia.
Los recursos naturales existentes en América Latina y el Caribe ofrecen
la base para cualquier proyecto de desarrollo, puesto que, a diferencia
de otros países que hoy son industrializados, aquí tenemos la energía
necesaria para sustentarlo y tenemos, además, las condiciones para alimentar a todos.
Sin embrago, el modelo político para conducir la integración también
tendrá que ser diferente al que ha sido adoptado en las experiencias hasta
ahora en ejecución (MERCOSUR, CAN, SICA y CARICOM), en las que
todas las decisiones están concentradas en los jefes de Estado. Si la integración no involucra a más actores, no se expandirá. A modo de ejemplo,
en el caso de recién creado Fondo para Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM), si la burocracia de esta institución no llega a tener un
mínimo de autonomía para definir los proyectos a financiar y si son sólo
los gobiernos centrales los que deciden, él Fondo servirá de poco.
Hablamos mucho de integración entre los pueblos, pero si no llega a
haber mecanismos institucionales que la promuevan, tales como, para
dar un ejemplo, la enseñanza del idioma de los países vecinos, así como
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su historia, geografía y cultura; si no se generan espacios institucionales
en donde autoridades locales, parlamentarios, sindicatos y empresas,
puedan incidir de forma relevante y, principalmente, si no hay libre
circulación de personas por las fronteras, el proyecto de integración será
tan sólo un discurso.
Llevar la integración del continente a su plenitud es probablemente el
principal reto que está planteado para nuestros gobiernos, ya de ella depende que se mantenga el desarrollo nacional y la reducción de la dependencia externa de nuestros pueblos.
La integración debe considerar también los aspectos sociales y políticos. El ALBA, acordada inicialmente entre Cuba y Venezuela y el Acuerdo de Comercio entre los Pueblos propuesto por Bolivia son iniciativas positivas que asumen esta dimensión.
En el aspecto social, hay mucho que podrá y deberá hacerse en común,
como programas de salud y combate a endemias como el HIV-SIDA,
malaria, tuberculosis y enfermedad de Hansen, que pueden potenciar sus
resultados en forma más económica, realizando acciones en mayor escala.
En cuanto a la educación, una meta común es la erradicación definitiva del analfabetismo, que puede ser ejecutada de forma supranacional
por medio de programas solidarios e incluso con la participación voluntaria
de estudiantes. Las iniciativas cubanas en este sentido y la metodología
Paulo Freire de Brasil pueden ser buenas referencias para este fin.
Además de los programas comunes de idiomas, historia, geografía y
cultura en la enseñaza fundamental, que fortalecerán el proceso de integración de forma permanente, es también posible promover programas
de intercambio en formación técnica y universitaria. Resultaría también
fundamental desarrollar mecanismos de equiparación curricular y reconocimiento mutuo de certificados de formación superior.
La política de medio ambiente en áreas fronterizas y en regiones comunes, tales como la Cuenca Amazónica que abarca a Bolivia, Perú,
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Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana Francesa y Brasil,
debería ser compartida y concertada. Hay también iniciativas que se
derivan del Protocolo de Kyoto, para el control de la emisión de carbono, que pueden igualmente ser instrumentados de común acuerdo.
Ciertas políticas sociales, tales como la erradicación del trabajo infantil y el trabajo esclavo o análogo, la promoción del concepto de trabajo decente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y políticas de renta mínima, resultarían también fortalecidas en la medida en
que todos los países las adoptaran como prioritarias.
Se puede incluso pensar en acciones conjuntas ante las instituciones
multilaterales para financiar las iniciativas propuestas en el caso de ausencia
de recursos a nivel nacional. De igual manera con relación a otros temas,
como pueden ser vivienda y saneamiento básico.
Además de promover la integración latinoamericana, bajo las premisas
mencionadas, debemos pensar en la necesidad de establecer una relación
internacional sur-sur que provea las bases para mejorar las relaciones
con el norte. La importancia de esto ha quedado demostrada con la creación del G20 en la OMC y con la articulación de los gobiernos progresistas en la elección del Secretarios General de la OEA.
Hay también iniciativas internacionales que pueden traer beneficios
para todos, como es el caso, por ejemplo, de la conferencia de países
sudamericanos y árabes, realizada en Brasilia en 2004.
Finalmente, debemos tener claridad sobre el hecho de que la integración no es un proyecto sencillo, ni tampoco a corto plazo. El proceso
europeo, aún inconcluso, y que a nosotros nos sirve más como aprendizaje
que como modelo a seguir, ya lleva más de 50 años.
Lo fundamental, en cualquiera de los casos, es asegurar una integración continental que tenga en el pueblo su cimiento fundamental. Para
ello, debemos trabajar en pro de la creación, en el plazo más corto posible,
de un parlamento continental.
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A la par de la definición de un proyecto de integración continental y
mundial, hay que reflexionar en que, para construir un modelo alternativo
al neoliberalismo, es necesario replantearse el papel del Estado. Según la
experiencia histórica de muchas sociedades del mundo, incluyendo América Latina, el Estado debe ser instrumento fundamental del desarrollo.
Para ello, el Estado debe promover la concertación económica y social
entre todos los sectores, en función del bienestar de la población y el país,
y sobre estas bases deberá desplegar su capacidad negociadora en el plano
internacional, y en defensa de los intereses y soberanía nacionales.
El Estado debe conservar bajo su control aquellos recursos económicos de alcances estratégicos, fomentar la productividad y competitividad
del país, realizar las inversiones en la infraestructura económica y social
que sean necesarias, impulsar programas de ciencia y tecnología, mejorar
la eficiencia de los servicios públicos y asegurar el marco legal que propicie las inversiones de capital nacional y extranjero.
El Estado, mediante la ejecución de políticas fiscales adecuadas a las
necesidades del modelo alternativo de desarrollo, debe promover la redistribución de los ingresos y procurar equidad efectiva en el disfrute de los
beneficios del crecimiento económico. También hay que fortalecer la
capacidad financiera del Estado con programas de justicia fiscal a través
de reformas tributarias que hagan progresivo el pago de impuestos sobre
la renta, aliviando así la tributación de pequeñas y medianas empresas,
además de gravar especialmente las herencias y grandes fortunas.
En la medida de las posibilidades históricas debe procurarse que la
economía tienda a estar cada vez más en manos de la sociedad, en
particular de sus sectores mayoritarios.
El Estado debe encargarse de asegurar desarrollo cualitativo y cuantitativo
de la educación, la cultura y la investigación científica y tecnológica, que
permita asimilar los cambios de la revolución científico- técnica y equiparnos
para progresar en este terreno a los ritmos mundiales promedio. El acceso
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de toda la población a una educación moderna es condición indispensable
del progreso económico social, de la democracia, del mejoramiento del
bienestar, la calidad de vida y la armonía con la naturaleza.
Las tareas encargadas al Estado deben ir acompañadas de reformas
que permitan una mayor transparencia y mecanismos de rendición de
cuentas. Igualmente se deberá avanzar en el fortalecimiento de la descentralización político/administrativa, pues las esferas de gobierno que están
más próximas de la población podrán atenderla de forma más eficaz y
poner en práctica el funcionamiento de mecanismos de democracia participativa, tales como los consejos populares y el presupuesto participativo.
Todo ello para que se aprecien y se evalúen mejor las políticas gubernamentales y se fortalezca la participación política de la población.
COLONIALISMO, INGERENCIA
IMPERIALISTA Y LOS ACUERDOS DE PAZ
El período 2001-2010 ha sido declarado por la Asamblea General de
la ONU como la Segunda Década Internacional para la Eliminación del
Colonialismo. Hay un plan de acción aprobado en 1991 que destaca las
funciones de diversos agentes e instituciones para eliminar el colonialismo. Ello incluye el papel que deben cumplir la comunidad internacional, la misma ONU, las potencias administradoras de las colonias, los
organismos especializados, las organizaciones no gubernamentales y,
principalmente, el Comité Especial de las Naciones Unidas.
Desde la fundación de la ONU en 1945, más de 80 naciones cuyos
pueblos se encontraban sometidos al dominio colonial vinieron a sumarse
a la comunidad de las Naciones Unidas. No obstante, hoy, los términos
de la resolución de la ONU sobre eliminación del colonialismo se aplican
a los siguientes territorios no autónomos: Anguila, Bermudas, Gibraltar,
Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes
Británicas, Islas Vírgenes, Montserrat, Nueva Caledonia, Pitcairn, Puerto
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Rico, Sahara Occidental, Samoa Americana y Santa Helena. Nueve de
ellos se encuentran en América Latina y el Caribe y son administrados por
Estados Unidos e Inglaterra. En la región encontramos también a
Guadalupe, Guyana Francesa, Martinica, Reunión, San Michel y Miquelon
y las Antillas Holandesas bajo algún tipo de dominación colonial.
No tiene sentido, y menos en pleno siglo XXI, el mantenimiento de
esta colonización y en algunos de estos territorios hay movimientos que
luchan por la independencia que debemos apoyar firmemente. El propio
Comité Especial ha reiterado que el aislamiento, el espacio territorial
limitado o la escasez de recursos no deben servir de excusas para negar
a sus habitantes el derecho a la independencia y a la autodeterminación.
Hay, no obstante, procesos diferenciados. Algunos casos ni siquiera
han sido tratados por el Comité Especial todavía. Sin embargo, en su
última reunión, éste volvió la solicitar a los Estados Unidos que resuelvan
el caso de Puerto Rico, que debe alcanzar su independencia. En los casos de constitución de nuevas naciones, los demás países de Latinoamérica y del Caribe deben estar preparados para ayudarlas en el período
inicial de la independencia, que es siempre difícil.
Igualmente grave resulta, también, la ingerencia imperialista externa
directa en países que ya son independientes. Actualmente, esta ingerencia
se presenta de varias maneras. Una de ellas es el mantenimiento del
bloqueo a Cuba, desde fines de los años 1950 hasta nuestros días. Este
bloqueo es condenable desde todos los puntos de vista, a la luz del derecho internacional, y sólo se mantiene debido a la arrogancia y al poder
unilateral de los Estados Unidos.
Las fuerzas armadas norteamericanas mantienen también distintas
bases militares en el continente que podrían servir para realizar
intervenciones armadas en esos y otros territorios cercanos. Se trata,
principalmente, de la base de Guantánamo en la Isla de Cuba, en donde
se mantienen a prisioneros capturados en Afganistán, desde 2001; las
50
bases aéreas de Araba, isla colonizada por Holanda en el Caribe, y de
Manta, en Ecuador, que permiten monitorear a la América Andina desde
el aire. Éstas sirven especialmente de apoyo a la participación americana
en los objetivos del “Plan Colombia”, pero representan una amenaza
directa también a Venezuela, con la cual los EE.UU. tienen diversos
asuntos contenciosos.
Más recientemente, se firmó un tratado de cooperación militar entre
EE.UU. y Paraguay, en el cual este último cede la base de Mariscal Estigarribia, situada al noroeste del país, desde donde es posible alcanzar
rápidamente a los diversos países del Cono Sur. En los años 1980, técnicos norteamericanos construyeron allí un enorme aeropuerto con una
pista de 3.800 metros, en la que pueden operar aviones B-52, C-5 Galaxy
y C-130 Hercules. Además, la base es capaz de albergar a 16.000 soldados a tan solo 200 kilómetros de la frontera con Bolivia.
Pese a los desmentidos de Washington y Asunción, los objetivos de
la superpotencia han ido quedando claros con el paso de los meses. Uno
de los hechos más llamativos ha sido la aprobación de inmunidad para
tropas norteamericanas que eventualmente pudieran intervenir en el país,
disposición que fue votada en el Congreso paraguayo, el 26 de mayo
pasado, de forma muy discreta.
En varias ocasiones, militares norteamericanos han concurrido a países de la región latinoamericana y caribeña supuestamente para participar en ejercicios conjuntos con las fuerzas armadas locales o bien para
entrenarlas en operaciones contra el narcotráfico. Para tratar de evitar
cualquier resistencia de la población local, la presencia militar viene a
menudo acompañada de la apertura de pozos, campañas de vacunación,
revisaciones médicas y distribución de medicinas y reciben la sencilla
denominación de “Ejercicios Combinados y Conjuntos de Acción Cívica y Humanitaria” o, como las actividades propuestas para el Perú, que
fueron llamadas “Nuevos Horizontes 2006”.
51
Además de la tradicional presencia militar y policial norteamericana,
el poder económico de los Estados Unidos, mediante sus empresas, también cumple un papel en la política externa de aquel país. La repatriación
de ganancias y dividendos de sus inversiones externas directas es fundamental para compensar su balanza comercial, crónicamente negativa. Esta
presencia permite, además, la difusión de sus valores políticos e ideológicos.
En este sentido, hay incluso proyectos ambiciosos y de fuerte peso
político y estratégico, como es el “Plan Puebla-Panamá” (PPP), que pretende implantar un complejo energético e industrial que ocuparía el territorio que abarca el Sur de México hasta Panamá. Esta es una región que
incluye al Océano Pacífico, lo que la volvería estratégica en cuanto a exportaciones a China y Japón, y es muy abundante en agua, petróleo, biodiversidad, madera y mano de obra barata.
Se trata de un proyecto complementario al NAFTA o TLCAN, y al CAFTA,
y a los tratados con Perú y Colombia. El gobierno de Uribe ha demostrado
interés incorporar directamente a Colombia al PPP. Toda la infraestructura de
transportes y energía sería financiada con recursos públicos de los países
participantes y con préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID). El sector privado participaría con la explotación de los negocios.
No es casual que el gobierno Bush haya hecho todos los esfuerzos
posibles para poner a personas de su confianza en los cargos principales
de las instituciones multilaterales que se relacionan con el continente,
como es el BID, aunque haya tenido que ceder en el caso de la secretaría
general de la OEA. Además, en este mismo sentido, ha impedido a Venezuela ocupar un asiento entre las representaciones no permanentes de
Seguridad de la ONU. El país elegido fue Panamá, aunque con el beneplácito de los venezolanos.
El gobierno Uribe inició su segundo mandato ofreciendo la posibilidad de llevar adelante conversaciones con dos grupos guerrilleros activos
52
en Colombia, en busca de un acuerdo de paz, particularmente con las
FARC. En este caso, el proceso se iniciaría por la determinación de un
área desmilitarizada y enseguida habría un intercambio de prisioneros
entre las partes. Posteriormente, habría negociaciones que podrían llevar
a un acuerdo de paz.
Sin embargo, la explosión de un “coche bomba” en el centro de Bogotá, de autoría desconocida, llevó a la interrupción de las conversaciones y
a la decisión de Uribe para solicitar al ejército que proceda a la liberación
de los prisioneros en poder de las FARC por medios militares.
La versión corriente es que el alto comando del ejército habría
presionado al Presidente para que no llevara adelante las negociaciones de
paz, por estar convencido de la posibilidad de vencer el conflicto militarmente. La explosión del “coche bomba” habría ocurrido con el solo fin
de generar una justificación a dicha medida.
Independientemente de esto último, hay negociaciones entre el gobierno y el segundo grupo guerrillero, el “Ejército de Liberación Nacional”. Éstas vienen ocurriendo en La Habana, acompañadas por observadores de otros países.
Probablemente, el ejército y el gobierno colombianos han calculado
que, a raíz de su fortalecimiento gracias a los recursos del “Plan Colombia” y del cierre del frente de lucha con el ELN, tendría condiciones de
derrotar militarmente a las FARC. Sin embargo, el costo para la población colombiana, en materia de violación de los derechos humanos y
generación de más refugiados, sería enorme.
A lo largo de la historia reciente del continente, hemos tenido varios
conflictos armados en los cuales se han negociado acuerdos de paz. En
algunos casos, como El Salvador y Nicaragua, los diferentes sectores
políticos enfrentados pudieron integrarse a los respectivos procesos políticos, sumando la izquierda conquistas electorales, a pesar de que la
derecha ha mantenido una actitud violenta. En otros casos, como Guate53
mala y Colombia, el costo para la izquierda ha sido alto en términos de
pérdidas de vidas de sus militantes, en razón de que los acuerdos no
fueron cumplidos por parte de las fuerzas de derecha.
Creemos que, en el caso colombiano, es necesario seguir luchando por
un acuerdo de paz con las debidas garantías posteriores para los
combatientes y para su plena incorporación, si así lo deciden, a la vida
política. Cabe a la comunidad internacional y a la latinoamericana en particular presionar en este sentido y ofrecer el apoyo necesario para avanzar
en la búsqueda de una paz digna y permanente para todos los involucrados.
SEGURIDAD HEMISFÉRICA, CRIMEN ORGANIZADO,
NARCOTRÁFICO, TERRORISMO Y MILITARIZACIÓN
Durante las décadas de la “Guerra Fría”, el Imperialismo Norteamericano impuso al mundo su estrategia de Seguridad Nacional, para combatir
al supuesto enemigo, la “amenaza comunista”. Todo esfuerzo de partidos
y movimientos socialistas, democráticos, progresistas y patriotas, que
participaron en la lucha política fue bloqueado por el Imperialismo: el
“comunismo era en todo momento una amenaza a la democracia”.
En muchas ocasiones, el camino de la lucha política y social fue
aplastado con fusiles, metrallas, bayonetas y en algunos casos con bombas, cañones y aviones. Ello llevó a que en algunos casos, la lucha armada, en diferentes formas, permitiera a los pueblos enfrentar la represión
militar, tal fue el caso de Cuba, Nicaragua, El Salvador y Guatemala en
distintos períodos y con resultados también diferentes.
Con la caída del socialismo soviético (1989-1991) finalizó el doloroso período histórico de la “guerra fría” y desapareció el “enemigo comunista”. Comenzó entonces un nuevo período de movilizaciones populares en América Latina y El Caribe.
El fin de la Guerra fría dejó, sin duda, un vacío en la estrategia global
de seguridad del imperialismo estadounidense, que se resolvió tras el
54
atentado del 11 de septiembre del 2001 a las torres gemelas en Nueva
York. Fue este acontecimiento lo que precipitó la nueva estrategia militar norteamericana señalando al nuevo enemigo principal: “la “amenaza
terrorista”. Sobre estas bases concentró su estrategia de guerra contra
Afganistán e Irak.
Para América Latina y El Caribe, en particular, el nuevo “enemigo”,
la amenaza terrorista, incluye tal como definiera el Gral. James T. Hill,
Jefe del Comando Sur basado en Florida y ’responsable’ de América
Latina a:
a) Los narcoterroristas y sus aliados;
b) Las pandillas urbanas y otros grupos ilegales armados, generalmente
ligadas también al comercio de drogas; y
c) Los grupos radicales islámicos en la región y a quienes los apoyan,
realizando actividades para recaudar fondos para ellos.
Otro ejemplo de la política norteamericana en materia de seguridad
hemisférica, lo encontramos en el ASPAN (Acuerdo para la Seguridad y
la Prosperidad de América del Norte) firmado por México, Canadá y
los Estados Unidos. Se trata de un acuerdo que incluye una política común
frente al “terrorismo” y el crimen organizado, pero también abarca otros
temas como la “seguridad energética” y el agua. Este Acuerdo se firmó sin
el conocimiento ni la aprobación del Congreso y hay muchos puntos oscuros
que no han sido aclarados y que seguramente comprometen la soberanía y
los recursos naturales de México y Canadá a favor de la gran potencia.
A pesar de estos lineamientos, el nuevo enfoque de seguridad hemisférica y mundial adoptado por los Estados Unidos no es estático y registra modificaciones, conforme a las condiciones igualmente cambiantes.
Las nuevas definiciones de amenazas se dan en un contexto difuso, mucho
más complejo para los teóricos del pentágono, que cuando se enfrentaban
a los soviéticos y comunistas a secas.
55
Sin embargo, la guerra contra el terrorismo aplicado en Asia, no ha
servido para frenar el ascenso de la ola de lucha política y social de los
pueblos que comenzó a desbordarse en América Latina y El caribe al
finalizar la época de la “guerra fría” (1989-1991).
Las maniobras electorales del gobierno norteamericano y sus aliados
fueron derrotadas en Bolivia, Haití, Brasil, Nicaragua, Ecuador y Venezuela, a pesar de los esfuerzos por presentar al “populismo radical” como
una nueva amenaza para la región.
Pero también es cierto que Cuba ha sufrido varios ataques terroristas
contra ciudadanos e instalaciones que partieron de agentes de la oposición, que tiene sede en Miami y cuenta con el apoyo disimulado del
gobierno norteamericano. En el caso de Venezuela, tuvimos la tentativa
de golpe de Estado para sacar del poder al presidente legítimamente
electo, Hugo Chávez, y posteriormente la huelga y los sabotajes en
PDVSA, donde no faltaron provocadores de todo tipo, que llegaron hasta
a disparar sobre la población. Para no hablar del financiamiento de los
EE.UU. a los grupos oposicionistas venezolanos.
La Organización de Estados Americanos (OEA), en octubre del 2003,
definió un nuevo concepto de seguridad hemisférica, distinto al que
prevaleció en la Guerra Fría que se enfocaba en los aspectos tradicionales de defensa y seguridad de los Estados. Ahora se incorporaron como
nuevas amenazas a la seguridad los temas relacionados con la democracia, el crecimiento económico, el bienestar social, la salud y la protección
al medio ambiente. Sin embargo, para el Gobierno estadounidense el
“populismo radical”, en ascenso, es una amenaza a la democracia y a los
intereses de Estados Unidos.
Para el Pentágono, el “populismo radical” es un riesgo cada vez mayor
para los “gobiernos democráticos”, comprometidos con el “comercio
libre y las economías abiertas”, es decir, de “democracia del mercado
libre”. Ello incluye la posibilidad de perder el control de las bases mili56
tares en países en donde los “populistas radicales” estén logrando
victorias electorales, como, por ejemplo, en Ecuador.
Los países que componen la “Triple Frontera”, Argentina, Brasil y
Paraguay, son altamente vigilados, bajo el pretexto de la fuerte presencia de emigrantes árabes y palestinos, potenciales apoyadores –en la
opinión de los norteamericanos– del Hezbollah libanés y del Hamas
palestino, ambos partidos de gran fuerza en sus respectivos países.
Estados Unidos pretende también sustituir la tradicional “Escuela de
las Américas”, de los tiempos de la guerra fría, por una nueva institución
llamada “Internacional Law Enforcement Academy” –ILEA (Academia
Internacional para el Cumplimiento de la Ley) que será instalada en El
Salvador. Además, si el gobierno peruano lo admite, se abrirá una filial
en dicho país andino.
Los estudiantes invitados que asistirían a dicha academia vendrían de
países de América Central, Caribe, América Andina y Brasil, preferentemente profesionales que trabajen en las áreas judiciales y de las corporaciones policiales. Los temas a ser tratados serían: terrorismo internacional, crímenes financieros, tráfico de drogas, migración, robo de
vehículos y corrupción gubernamental.
Dado que, para los estrategas del Pentágono lo anterior es insuficiente para enfrentar los nuevos riesgos, se ha comenzado a hablar de la
posibilidad de revivir una nueva versión de la Escuela de las Américas,
que durante más de cincuenta años se utilizó para “capacitar” militares
latinoamericanos y caribeños, criminales, torturadores y genocidas, para
encabezar dictaduras militares encargadas de detener y derrotar al “comunismo”.
Esta amenaza cobra fuerza con la creación del “Western Hemisphere
Institute for Security Cooperation”, diseñada para incrementar la presencia militar frente, según Washington, a la “amenaza de las victorias
izquierdistas en la región”.
57
Se ha conocido que el gobierno Bush ha decidido desmontar las sanciones (cese de ayuda militar) que impuso a los países de América Latina
que decidieron no apoyar la guerra en Irak para seguir incidiendo en los
ejércitos por la vía de la “Cooperación Militar”.
Igualmente, el gobierno Bush, antes de la derrota electoral del 7 de
noviembre con la cual perdió el control de la Cámara de Representantes y
Senado a manos de los Demócratas, presionó a algunos países para que
aprobaran leyes antiterroristas a fin de definir como enemigos de seguridad y
la democracia a las luchas populares y sociales contra el neoliberalismo.
Frente a este peligro que recorre de nuevo nuestra América Latina, es
necesario profundizar en el análisis político de la situación con el fin de
definir una posición clara de resistencia y construir una propuesta alternativa de seguridad hemisférica en función de consolidar la democracia y
los derechos humanos.
La lucha de la izquierda en América Latina y el Caribe siempre ha sido a
favor de la paz y contra la militarización de nuestros países, lo que no significa que no debamos preocuparnos por nuestra seguridad. Primero, por las
amenazas externas que provienen de la intolerancia del imperialismo frente a
las transformaciones políticas en curso en América Latina y el Caribe. Y en
segundo lugar por las acciones del crimen organizado y del tráfico de drogas
ilícitas, que tiene tanto raíces como ramas en el continente, por el otro.
Los países del continente nunca han tenido una política común de seguridad que no fuera estimulada por los intereses de las grandes potencias. Durante la guerra fría, casi todos seguían la “Doctrina de Seguridad
Nacional”, patrocinada por los EE.UU. Es hora de que los gobiernos progresista del continente empiecen a tomar iniciativas para elaborar una
política común que tengan en cuenta las distintas amenazas a su seguridad, pues la posibilidad de que haya ingerencia armada externa sobre un
país es una amenaza para todos, al igual que la desidia de un país contra el
crimen organizado tiende a neutralizar los esfuerzos de los demás.
58
Este es un tema que se relaciona también con la integración de nuestros
países y que debe fundarse en una serie de principios que resguarden la
integridad de nuestros territorios, recursos naturales, humanos y económicos, así como también la soberanía y la autodeterminación de los
pueblos. Es fundamental también separar las políticas de defensa de
aquellas de seguridad pública y ciudadana.
La posibilidad de cooperación en las áreas de inteligencia y fronteras,
al igual que la realización de ejercicios policiales y militares conjuntos,
sería una contribución importante para la integración continental que buscamos. Sin embargo, si estas llegan a ser implementadas, deben hacerse
con total transparencia, lo cual significa informar a los países que no
participaron en el ejercicio de la realización y la naturaleza de este evento.
Significa asimismo que los ciudadanos de cada país estén enterados de
las políticas nacionales de seguridad y de las iniciativas prácticas. Tampoco se debe admitir la participación de militares implicados en hechos
de tortura o en otros actos de violación de los derechos humanos.
CRIMEN ORGANIZADO
La ofensiva neoliberal estuvo acompañada por un crecimiento del
crimen organizado y del narcotráfico en todo el mundo. Bandas de
criminales de Rusia, del Este Europeo, de los Balcanes y países bálticos
actúan en el tráfico de heroína y de 200.000 “esclavas sexuales” que
distribuyen cada año por los burdeles de todo el mundo. La violenta
mafia albanesa que opera en la recién “liberada” provincia de Kosovo
controla una parte significativa del tráfico de heroína y de prostitución
en Europa Occidental y en América del Norte.
Las enormes cantidades de heroína producida por los señores de la guerra del “también liberado” Afganistán –aliados de los EE.UU.– pasan a través de los países que componían la antigua Yugoslavia e inundan los países
de Europa Occidental. La mafia rusa controla una parte importante del tráfi59
co de drogas, armas ilegales, mujeres y niñas destinadas a la industria
sexual y del lavado de dinero en los países europeos, EE.UU. y Canadá.
El comercio ilícito de cocaína mueve cerca de US$ 70 mil millones al
año, favoreciendo no sólo a los traficantes, sino también a grandes bancos, a los que poco importa el origen de este dinero.
Los multimillonarios de la mafia, en todo el mundo, se han infiltrado
en la política y en los organismos de poder nacional, como forma de ejercer
influencia sobre la legislación, el poder judicial y los órganos policiales
para proteger sus intereses.
En América Latina y el Caribe la situación no es muy diferente y
crece el poder del crimen organizado, desde los “Yardbirds” de Jamaica;
pasando por los narcotraficantes mexicanos y los “coyotes” que explotan
a los emigrantes que intentan cruzar la frontera de los EE.UU.; por los
carteles del narcotráfico en Medellín, Cali y otros en Colombia; por no
mencionar las organizaciones criminales como el Primeiro Comando
da Capital (PCC) en São Paulo y el Comando Vermelho (CV) en Río de
Janeiro, implicados en el tráfico de drogas y secuestros en Brasil.
Además de las bandas locales, existen otros grupos internacionales
que se hacen presentes en el continente, tales como la mafia italiana,
desde hace ya mucho tiempo, y la mafia nigeriana, que ha llegado más
recientemente. En general, todos éstos están implicados en el tráfico de
cocaína para Europa, al igual que en el tráfico de personas.
La posibilidad de que se incremente la militarización de América Latina, según la estrategia norteamericana, responde también a la crisis de
los sistemas de seguridad publica que se producen en la mayoría de los
países de la región.
De ahí que un nuevo modelo de intervención extranjera se viene
poniendo en práctica por medio de convenios de cooperación en el área
policial. Bajo el argumento del combate al lavado de dinero y al
“financiamiento del terrorismo”, el gobierno norteamericano ha firma60
do convenios de cooperación técnica con varios países latinoamericanos que le permiten abrir oficinas en las cuales circulan agentes del “Federal Bureau of Inteligence” (FBI) que establecen contactos con sus
colegas locales y que permiten el acceso a una serie de datos estratégicos, no sólo sobre asuntos policiales y de seguridad, sino también sobre
finanzas y flujos de comerciales.
No creemos que la política unilateral de los Estados Unidos y el aparato que ha organizado en el continente, a saber, los convenios policiales
bilaterales, la ILEA y la erradicación forzosa de las plantaciones de coca,
sean la solución para el problema.
En primer lugar, en el caso de los cultivos de coca, se debe atender y
respetar las tradiciones de las culturas locales, tal como viene haciendo
el presidente de Bolivia, Evo Morales, él mismo “cocalero” de origen,
aunque la producción debe ser monitoreada.
En segundo lugar, es menester crear una política de inteligencia, intercambio de informaciones y cooperación entre el conjunto de los países del continente para combatir el crimen organizado y el tráfico de
drogas ilícitas. Esta cooperación deberá sen extendida a los países desarrollados, siempre y cuando lo haga bajo la concepción de que somos
todos perjudicados por el crimen y tenemos el mismo interés en
combatirlo, pero cambiando la visión dominante del gobierno de EE.UU.
que pretende combatir solamente las plantaciones de materia prima y el
tráfico supuestamente dirigidos a su país, sin atacar el consumo ni a los
carteles que operan en su territorio ni a los centros financieros que los
apoyan en el lavado de dinero.
Es necesario insistir también en que el combate a las bandas delictivas
no puede prescindir de políticas sociales contra la pobreza y a la exclusión social, pues éstas constituyen el origen principal de la criminalidad.
61
TERRORISMO
En 2001, el Foro de São Paulo se solidarizó inmediatamente con las
víctimas de los actos criminales acaecidos en Nueva York y reivindicó el
camino de la paz y la justicia como el único válido para derrotar el terrorismo, reiterando su solidaridad con todos aquellos que sufren sus consecuencias. Como se declaró en la resolución del X Encuentro: “Nosotros, partidos y movimientos de pueblos que han sufrido y que sufren
los ominosos efectos del terrorismo de Estado, estamos en contra de
todas las manifestaciones de terrorismo, por razones éticas, morales,
humanitarias y políticas”.
Estos lamentables acontecimientos quitaron el velo a una política hasta
entonces encubierta y que se expresa hoy en los peligrosos términos de
la Doctrina Bush y de la “Ley Patriota”, que autoriza la práctica de tortura por parte de las autoridades norteamericanas contra los acusados de
amenazar la seguridad norteamericana y hasta en la quiebra de privacidad
de todos los ciudadanos del mundo que utilizan el Internet por medio de
satélites o servidores norteamericanos.
No estamos de acuerdo con los efectos inmediatos de estas medidas,
ya sea por lo que representan contra el pueblo de los EE.UU., ya sea por
el carácter extraterritorial de su aplicación. No aceptamos el papel auto
asignado por los Estados Unidos como policía internacional y estamos
convencidos de que el combate al terrorismo no funcionará si se hace
por intermedio de acciones bélicas e intervenciones militares generalizadas en el mundo. Tampoco aceptamos sus criterios para definir qué es
terrorismo.
La doctrina Bush está provocando tanto el resurgimiento de la
intolerancia, del racismo, de la xenofobia y de la discriminación, como
también más víctimas inocentes y la exacerbación de fundamentalismos
irracionales. Su política tiende a provocar el aumento del terrorismo y
no lo contrario.
62
Un ejemplo de los efectos perniciosos de las políticas norteamericanas
se observa en el crecimiento del comercio de armas en el mundo desviando recursos importantes de las áreas sociales para hacer frente a la inseguridad provocada, principalmente, por la política que acabamos de
describir y que representó gastos totales del orden de los US$ 44,2 mil
millones en 2005. Este año, Rusia ha sustituido a los EE.UU. como principal proveedor para los países en desarrollo.
Las compras de armas de estos países alcanzaron los US$ 30,2 mil
millones en 2005, contra US$ 26, 4 mil millones de 2004. El principal
comprador fue la India, que gastó US$ 5,4 mil millones, seguida por Arabia
Saudita, con US$ 3,4 mil millones, y China, con US$ 2,8 mil millones.
Rusia vendió cerca de US$ 7,0 mil millones en 2005; Francia, US$
6,3 mil millones y los Estados Unidos quedaron en tercer lugar con US$ 6,2
mil millones. El principal cliente ruso fue Irán, extremadamente
presionado hoy en día por las grandes potencias debido a su programa
de enriquecimiento de uranio.
Hay muchos países en Latinoamérica que se han propuesto modernizar su equipamiento militar, no sólo por las necesidades de seguridad
como también por lo que representa en términos de adquisición de ciencia
y tecnología. Pero hasta en esto los Estados Unidos interfieren, al prohibir
a los países proveedores vender equipamientos militares con componentes americanos a países non gratos a ellos, como por ejemplo Venezuela, que no puede comprar aviones brasileños o barcos españoles por
esta razón.
Rechazamos también todos los intentos de presentar a los movimientos de liberación nacional, el movimiento altermundista, la izquierda y
los movimientos sociales y progresistas como terroristas.
Por ello, una cuestión fundamental reside en derrotar el objetivo de la
política norteamericana que pretende criminalizar a las luchas populares
y sociales.
63
El combate al terrorismo necesita la vigilancia de los pueblos y, por
ende, transparencia. Nuestros pueblos tienen el derecho de saber la verdad
sobre lo que ocurre y sobre quiénes son los responsables si los hay. El
pueblo tiene el derecho también de obtener información y justicia para
los terroristas de Estado que todavía siguen impunes.
FUERZAS POLÍTICAS, MOVIMIENTOS SOCIALES Y GOBIERNOS
El neoliberalismo ha “globalizado” las luchas de los pueblos y alianzas
sociales. Los partidos y gobiernos de izquierda tienen que contribuir al
desarrollo de las Alianzas Sociales latinoamericanas y caribeñas globales,
regionales y sectoriales, por áreas y ramas de actividades, como las Redes Sociales contra los TLCs y el ALCA, por ejemplo, así como en la
defensa de las Soberanía e Independencia de naciones y pueblos.
Los esfuerzos por la Integración Social de los pueblos deben
armonizarse con los esfuerzos por la Integración que realizan los gobiernos de izquierda, democráticos, progresistas y patriotas, en contra del
neoliberalismo y por un nuevo modelo de sociedad en el Siglo XXI.
Partidos, organizaciones de los movimientos sociales y gobiernos de
izquierda, nacionales y locales, tendrán que coordinar la ejecución de
programas masivos de educación y formación política e ideológica de
sus miembros en preparación para la defensa de revoluciones y procesos revolucionarias, para continuar la lucha contra el neoliberalismo, y
la defensa de la soberanía e independencia nacional así como el impulso
de programas alternativos. Asimismo tienen que enfrentar los intentos
represivos de las derechas y el Imperio para frenar las luchas populares,
o los esfuerzos de cooptar a dirigentes de movimientos sociales para
neutralizar o anular nuestro movimiento.
Un tema particularmente importante a debate se refiere a la relación
de los movimientos sociales con los partidos y gobiernos de izquierda
antineoliberales. La relación de los movimientos sociales con partidos
64
políticos y gobiernos de izquierda, es una relación que debe coordinarse
adecuada y respetuosamente en función de objetivos comunes de la lucha
en este nuevo período histórico de transición hacia la nueva sociedad
con orientación al Socialismo del Siglo XXI.
Esta claro que en los casos en que existen gobiernos de la derecha
neoliberal, el objetivo principal de las luchas sociales es hacer que el Estado responda a las demandas de los pueblos (tierra para campesinos e
indígenas, salarios y empleos dignos para trabajadores, en particular para
madres solteras, hombres y mujeres, servicios de educación y salud pública asegurados gratuitamente para los pobres, de protección del medio
ambiente, contra la violencia y delincuencia, criminalidad, etcétera).
Sin embargo, como hemos señalado, uno de los principales rasgos de
la nueva coyuntura latinoamericana y caribeña es la llegada de varios
partidos de izquierda y progresistas al gobierno nacional de sus países
Uno de los orígenes de la fuerza de los partidos progresistas que hoy
gobiernan varios de los países de América Latina y el Caribe está en los
movimientos que lucharon y luchan por derechos sociales, soberanía
nacional y democratización de la mayoría de los países del continente.
Por lo tanto, la relación entre los gobiernos progresistas, las diversas
fuerzas políticas de izquierda que a veces no están en el gobierno y los
movimientos sociales debería ser clara y armónica, en función de la
afinidad y la cooperación histórica. Sin embargo, raramente es así. Los
movimientos y varias tendencias políticas esperan que los gobiernos
progresistas produzcan resultados y transformaciones, las más profundas, y lo más rápido posible. Los gobiernos, por su parte, muchas veces
piden paciencia, no desean ninguna crítica y exigen total cooperación
frente a la imposibilidad de promover las transformaciones en la forma
y con la rapidez deseadas.
Para entender esta situación, en primer lugar, cabe recordar que nuestra
llegada al gobierno significa que pasamos a controlar una cuota del po65
der, pero que otras cuotas siguen bajo el control de las clases dominantes. Los llamados “mercados”, las grandes empresas de comunicación,
sectores de la alta burocracia del Estado, los comandos centrales de las
fuerzas armadas, los “poderes” judicial y legislativo, además de la influencia de gobiernos extranjeros, por ejemplo, compiten con el poder que
poseemos cuando ocupamos la presidencia de la República.
Asimismo, en muchos países pobres, nuestra llegada al gobierno se
ha dado en el marco de alianzas más o menos amplias, con partidos que
no comulgan la misma historia ni el mismo programa de la izquierda.
Recuérdese también que las políticas neoliberales han causado, simultáneamente, el aumento de los problemas sociales y el debilitamiento de
los aparatos de Estado, haciendo crecer las expectativas y reduciendo
los medios para atenderlas.
Finalmente, es importante señalar que la correlación de fuerzas difiere
de un país al otro, al igual que las estrategias y las concepciones políticas de los partidos que han llegado al gobierno central. Esto ayuda a entender por qué las metas y los ritmos de los cambios son tan diferentes.
A pesar de lo anterior consideramos que es el momento propicio para
que los movimientos transiten del período de lucha de resistencia al neoliberalismo al período de iniciativa histórica a favor de la construcción
hemisférica de modelos alternativos.
Esto exige un debate maduro, y una búsqueda constante de propuestas
y soluciones. Sin embargo, algunas cosas deben quedar claras. La primera
de ellas es que, si el movimiento social no es autónomo, pierde su fuerza
y consecuentemente pierden fuerza el(los) partido(s), las fuerzas políticas y el gobierno que el movimiento apoya. Si los movimientos sociales
se confunden con el Estado y los partidos, se mediatizan y dejan de
cumplir su papel. Por consiguiente, es de interés de los gobiernos progresistas fortalecer a los movimientos sociales. Tenemos el ejemplo de
la reciente ley aprobada por el Frente Amplio en el Congreso uruguayo,
66
que reprime las prácticas antisindicales de las empresas y, gracias a esta
ley, el nivel de sindicalización en el país ha crecido ya en más de un
30%. La política correcta de parte de nuestros gobiernos debería ser la
de apoyar al movimiento social y respetar su autonomía.
Por su parte, los movimientos sociales tienen que entender la importancia de tener un gobierno aliado. Con la derecha en el poder, perdemos todos, pues las transformaciones sociales se dificultan enormemente en ambientes represivos, antidemocráticos y antipopulares.
En caso de gobiernos de izquierda y partidos de izquierda que
controlan el gobierno, los movimientos sociales tienen que caminar de
la mano para ejecutar respuestas o soluciones a las necesidades de los
más pobres y en general a promesas de campañas electorales. Pero también los movimientos sociales, igual que los partidos, se tienen preocupar por el buen funcionamiento de los gobiernos nacionales, nacionales
y locales, sin obstrucciones burocráticas y sin corrupción.
No es realista ni conveniente pensar que el Estado puede solucionar
todo y que, además, caiga en prácticas corporativas y clientelares,
favoreciendo sólo a las organizaciones que lo apoyan y excluyendo a las
que lo critican. El movimiento social tiene que luchar por sus reivindicaciones pero debe ser también capaz de construir o, por lo menos, señalar
las soluciones posibles a partir de la realidad existente.
Dicho esto, debe resultar claro que las movilizaciones sociales ayudarán
a nuestros gobiernos a avanzar y la relación existente entre los partidos
progresistas, el gobierno y el movimiento debería crear el ambiente
adecuado para alcanzar los acuerdos necesarios, al igual que para aprobar
los proyectos presentados por los gobiernos y de interés del conjunto de
la población, a menudo truncados por la derecha en los parlamentos.
Por otro lado, hay varias iniciativas actualmente, de carácter supranacional, que merecen todo nuestro apoyo, como el Foro Social Mundial y
las distintas manifestaciones sociales realizadas en paralelo a los even67
tos oficiales del MERCOSUR y de la Comunidad Suramericana de Naciones, generalmente organizadas por la “Alianza Social Continental”.
Ellas contribuyen para la organización política de la sociedad, para la
socialización de la política externa de nuestros países y para que los
gobiernos incorporen las reivindicaciones populares.
ALGUNAS PROPUESTAS PARA EL
FUNCIONAMIENTO DEL FORO DE SÃO PAULO
Nos parece fundamental que este XIII Encuentro, más allá del debate
político, contribuya también con propuestas que fortalezcan nuestro trabajo y nuestra organización. En este sentido, proponemos crear:
1. Un boletín electrónico mensual
Autorizar a la Secretaría Ejecutiva a relanzar el sitio web del Foro de
São Paulo, además de publicar mensualmente un boletín electrónico informativo, con base en el noticiario y los artículos de opinión enviados
oficialmente por los partidos integrantes. Este boletín tendrá un carácter
meramente institucional e informativo, que no se propone “dirigir” ni
tampoco a cuestionar la acción de los partidos integrantes del Foro.
2. Escuela continental de formación política
Constituir una comisión para discutir los pasos necesarios para crear
una escuela continental de formación política. Esta escuela tendría como
objetivo crear un espacio común y permanente de debate sobre las distintas y plurales orientaciones existentes al interior del Foro de São Paulo, teniendo como perspectiva animar un debate sobre el pensamiento
de izquierda latinoamericano y caribeño.
3. Festival político-cultural anual
Iniciar la realización anual, cada vez en un país, de un festival políti68
co-cultural (similar la las fiestas anuales de los partidos comunistas
europeos).
4. Observatorio electoral
Constituir una comisión para discutir los pasos necesarios para crear
una institución capaz de acompañar, con encuestas y personal especializado en campañas, los procesos electorales en cada uno de nuestros
países.
NOTAS
1
En realidad “libre comercio” internacional no existe: existen dos tipos de comercio entre países, el negociado denominado eufemísticamente como “libre”
comercio y el comercio no negociado o protegido.
2
Otros piensan que a más largo plazo estaría configurándose otro sistema entre
la República Popular de China y la Federación Rusa, los países con los mercados y territorios más extensos del mundo, respectivamente, y la incorporación al
sistema del ACU a la India.
3
Se dice que el siglo XIX fue el siglo de los ingleses; el siglo XX, por lo menos
la segunda mitad del mismo, perteneció a Estados Unidos y está por verse quien
dominará el siglo XXI.
69
XIII Encuentro del Foro de São Paulo
Declaración final
Del 12 al 14 de enero del 2007, reunidos en San Salvador, El Salvador, con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)
como anfitrión, se desarrolló el XIII Encuentro del Foro de São Paulo
con la participación de 596 delegados. Entre ellos, 219 representan 58
partidos y movimientos políticos, sociales e iglesias, procedentes de 33
países, así como 54 invitados de otras regiones del mundo. Destacamos
el esfuerzo político y organizativo del FMLN que garantizó el desarrollo exitoso de este encuentro por lo que expresamos nuestro reconocimiento a la fraternidad y solidaria hospitalidad que nos brindaron los
compañeros dueños de casa.
Cuatro grandes temas nos convocaron a este encuentro, en la búsqueda
de una nueva etapa de integración latino americana y caribeña.
1. La formulación de políticas antineoliberales que fomentan una genuina
democracia política, económica y social; el desarrollo sustentable; la igualdad
plena de todos los seres humanos y una nueva integración solidaria
2. La lucha contra el colonialismo, la injerencia imperialista, y a favor
de la solución de los conflictos armados mediante procesos de paz en
los que no se extinga, sino se reencauce, el avance de nuestros pueblos
hacia la imprescindible transformación política, económica y social
en beneficio de las mayorías y minorías oprimidas
3. El enfrentamiento a la doctrina imperialista de seguridad hemisférica
que promueve la militarización y,
70
4. La relación entre las fuerzas políticas, los movimientos sociales y
ciudadanos, y los gobiernos de izquierda y progresistas, y el papel
que desempeña la solidaridad internacional.
Durante los trabajos del Encuentro se realizaron diferentes talleres
nacionales e internacionales que analizaron y debatieron temáticas que
fortalecen la construcción de líneas legislativas, y de políticas públicas
cuyos resolutivos serán dados a conocer por medio de la publicación del
documento base y los respectivos informes que resumen los debates de
los distintos temas de discusión.
En este intercambio abierto, franco y pluralista que caracteriza al Foro
de São Paulo, todas y todos coincidimos en que, pese a que el neoliberalismo sigue siendo la doctrina hegemónica impuesta por los centros de
poder mundial, el enfrentamiento en ascenso de los pueblos a su secuela
de concentración de la riqueza y masificación de la exclusión social,
favorece una acumulación política sin precedentes por parte de la izquierda latinoamericana. Ese enfrentamiento es uno de los factores fundamentales que explica los triunfos electorales más recientes cosechados
por la izquierda latinoamericana y caribeña, entre ellos, la segunda reelección del Presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela, la reelección
del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, la elección del Presidente Rafael Correa en Ecuador y del Presidente Daniel Ortega en Nicaragua, cuyo pueblo venció el miedo, y aportan al proceso de cambios en
la correlación de fuerzas en la región. Con esta batalla político electoral
recuperó el Gobierno, que años antes había conquistado el triunfo de la
revolución sandinista.
Los nuevos triunfos electorales de la izquierda se suman a los
obtenidos con la elección del Presidente Tabaré Vázquez en Uruguay en
octubre del 2004, la elección del Presidente Evo Morales Ayma en
Bolivia, el primer líder indígena que logra la presidencia en un país de
71
América Latina en diciembre de 2005. Y a la presencia o apoyo de Partidos integrantes del Foro en otros Gobiernos de la Región, como es el
caso de Michelle Bachelet en Chile y la presencia de Néstor Kirchner en
Argentina. También se obtuvieron triunfos en varias naciones del Caribe.
En Haíti el imperialismo norteamericano y la derecha local no pudieron
consumar el fraude para evitar la elección del Presidente René Preval.
Junto a estas nuevas generaciones de gobiernos latinoamericanos de
izquierda o progresistas que se fortalecen con la primera elección de
Chávez en diciembre de 1998, se yergue la revolución cubana con sus
48 años de lucha y resistencia. Aunque no en todas las elecciones presidenciales triunfaron los candidatos de izquierda o progresistas, durante
los comicios desarrollados en 2006 en México, Perú y Colombia se
manifestó una importante acumulación política. A todo ello se suman,
las bancadas de izquierda en las legislaturas nacionales y parlamentos
de integración y en los numerosos estados, provincias o departamentos,
y los aún más numerosos municipios y gobiernos locales gobernados
por la izquierda a todo lo largo y ancho de América Latina y el Caribe.
Estos avances en el terreno político y electoral crean condiciones favorables sin precedentes para avanzar hacia la derrota política e ideológica
definitiva del neoliberalismo en nuestra región, pero al mismo tiempo
comprometen a los partidos y movimientos políticos de la izquierda latinoamericana y caribeña a actuar acorde con las expectativas depositadas en ellos por los pueblos, so pena de que sus gobiernos sea solo un
breve lapso tras el cual se recicle la dominación neoliberal.
En estos albores del siglo XXI en que los pueblos latinoamericanos y
caribeños comienzan a hacer valer su soberanía, autodeterminación e
independencia para romper con el neoliberalismo patriarcal, y emprender
políticas propias de desarrollo económico y social, el colonialismo es
un anacronismo aun mas ultrajante que antes, por lo que todos y todas
quienes conformamos el Foro de São Paulo nos comprometemos a
72
redoblar nuestra lucha por la autodeterminación e independencia de las
colonias que subsisten en la región, como Puerto Rico, Martinica,
Curazao entre otros.
También luchamos contra el Plan Colombia, la Iniciativa regional
Andina y el resto de los mecanismos de injerencia e intervención impuestos
por el imperialismo norteamericano como parte de su sistema de dominación continental, amparados en la doctrina de seguridad hemisférica, que
utiliza como pretextos el combate al crimen organizado, al narcotráfico y
al terrorismo, para ampliar y profundizar, la militarización de la región y
la criminalización de la lucha popular. Demandamos una solución política negociada, para resolver el conflicto armado de Colombia. En la actualidad, son requisitos para el logro de la paz democrática, la autodeterminación, la soberanía y la consolidación de los cambios democráticos en
América Latina y el Caribe.
La violencia también ha golpeado a las mujeres, las cuales son objeto
de feminicidios, violencia doméstica, acoso sexual, violencia laboral y
agresiones de las tropas agresoras y los gobiernos títeres. Nos pronunciamos por la erradicación de la violencia contra la mujer.
Levantamos las banderas que se identifican con la defensa de los derechos de los pueblos indígenas del Continente, reivindicamos la
interculturalidad y la condición plurinacional y étnica de varios países de
América Latina.
Desde nuestras respectivas realidades nos comprometemos a levantar una corriente de opinión, como parte de un movimiento, que exija el
cumplimiento de los acuerdos de Paz en El Salvador y Guatemala.
Expresamos nuestra solidaridad con la revolución cubana, hacemos
votos por la pronta y efectiva recuperación del Presidente Fidel Castro
Ruz, reafirmamos nuestra condena al bloqueo imperialista, exigimos la
libertad de los cinco cubanos injustamente presos en cárceles estadounidenses por el supuesto delito de luchar contra el terrorismo.
73
Expresamos nuestra solidaridad con Evo Morales y respaldamos su
postulación al Premio Nobel de la Paz.
El Foro de São Paulo ha concluido en su XIII encuentro que los
pueblos de Latinoamérica y del caribe, estamos en la hora de sentar las
bases para la derrota integral del neoliberalismo patriarcal y avanzar en
la construcción de la alternativa al sistema imperante.
Esto requiere de una acción articulada y una relación respetuosa y
complementaria entre los partidos, movimientos y coaliciones políticos
de izquierda y la diversidad de organizaciones y movimientos populares
y sociales. Lo que nos permitirá construir las alianzas políticas y sociales, para hacer avanzar en cada país, un amplio frente de lucha que
integre a todos los sectores populares y democráticos afectados por las
políticas del modelo dominante.
Esta es una condición indispensable para la realización y consolidación de las transformaciones de nuestras sociedades en el terreno económico, social, ideológico y cultural.
Premisas básicas de la construcción del modelo alternativo, que en
más de un lugar se define, con una perspectiva socialista, son la conquista de la independencia nacional y regional, la justicia social, la democracia política y social, la integración regional y continental basada
en la cooperación, el internacionalismo y solidaridad entre los pueblos,
la defensa y desarrollo de nuestros recursos naturales y de la biodiversidad, y la erradicación de toda forma de discriminación en contra de las
mujeres y los pueblos originarios.
El objetivo primordial del modelo alternativo es el bienestar y dignificación de la gente, los pueblos y los países de América Latina.
En las nuevas condiciones históricas que viven América Latina y el
Caribe, los partidos miembros del Foro de São Paulo nos sentimos comprometidos a volcar todos nuestros esfuerzos políticos, materiales y solidaridad para hacer realidad esta gran oportunidad histórica de derrotar
74
al Neoliberalismo y entrar en el camino de la construcción de esa nueva
sociedad justa y democrática.
En la proyección de la cultura construida en el Foro, de sentir propia
cada batalla democrática que dan las organizaciones miembros, comprometemos nuestra solidaridad con los compañeros de la ANN y URNG
de Guatemala que enfrentarán elecciones en Septiembre próximo, al igual
que con todas las fuerzas, miembros del FSP, que también viviran procesos electorales.
El fortalecimiento de la consecuencia, y unidad de nuestros Partidos
y del Foro de São Paulo, la ética en el ejercicio del poder público, la
superación del sexismo, la profunda vinculación con el pueblo, y la solidaridad internacional, son y serán nuestras mejores armas para acometer con éxito las batallas venideras.
El Foro de São Paulo se compromete a defender los procesos de cambios
en marcha y desplegar toda nuestra capacidad internacionalista y solidaria
con Cuba, los gobiernos democráticos y la lucha de los pueblos.
El fraterno y franco debate del Foro, tuvo como importante aporte el
documento base elaborado y presentado por el Grupo de Trabajo. El
que fue enriquecido por el intercambio realizado. Las delegaciones
asistentes hicieron propio las propuestas contenidas en el documento: 1.
La publicación de un boletín electrónico mensual. 2. La constitución de
una escuela continental de formación política. 3. La realización de un
Festival político cultural. 4. La creación de un observatorio electoral. 5.
Desarrollar una política dirigida hacia la juventud y de promoción del
arte y la cultura. El Grupo de Trabajo se abocará a discutir las medidas
que permitan su implementación.
El propósito de estas iniciativas debieran permitir una mayor capacidad
para fomentar el debate político, el intercambio de experiencias y para
lograr que el Foro sea un instrumento más eficaz y permanente para
articular el trabajo político de los Partidos y movimientos miembros.
75
Los avances de este encuentro, nos permiten cifrar expectativas en el
desarrollo de capacidades para responder a los desafíos que nos impone
el avance de la lucha de nuestros pueblos. Y pasar a una nueva etapa en
la actividad del Foro.
El Foro, rindió homenaje y manifestó su reconocimiento al gran dirigente Shafik Handal, destacando su ejemplar compromiso, que caracterizó su consecuencia en la lucha por la emancipación de los pueblos.
XIII Encuentro del Foro de São Paulo.
San Salvador, El Salvador, del 12 al 14 de enero de 2007
76
XIV Encuentro del Foro de São Paulo
La izquierda de América Latina y el Caribe en
el nuevo tiempo – la riqueza de la diversidad
INTRODUCCIÓN
En el umbral del XIV Encuentro de nuestro Foro de São Paulo (FSP),
la elección de Fernando Lugo como Presidente del Paraguay por cifras
contundentes el 20 de abril, incorpora un nuevo país al cauce de los Gobiernos de las fuerzas progresistas y de izquierda que han cambiado el
mapa político de América Latina.
El continente se encuentra en una coyuntura de renovadas perspectivas de avances de nuestros pueblos.
Por otra parte, la invasión de territorio ecuatoriano el 1o de marzo por
parte de las fuerzas armadas de Colombia introdujo un cambio de fondo.
Revela la extrema peligrosidad del Plan Colombia, que es parte del presupuesto federal de EE.UU., el Plan Mérida, el involucramiento del Comando Sur en operaciones militares en nuestra región y la actuación de la
CIA en estrecha vinculación con los servicios de inteligencia de Ecuador
y Colombia, en este caso en conexión con las bandas paramilitares. Es la
misma CIA que fue atrapada con las manos en la masa conspirando contra el gobierno de Bolivia y que participó en el golpe de Estado del 11 al
13 de abril de 2002 contra el gobierno de la República Bolivariana de
Venezuela. Estos días los pueblos del continente recordaron el 6o aniversario del formidable movimiento popular que salvó la democracia y
devolvió al presidente Chávez al Palacio de Miraflores.
Al mismo tiempo, la oligarquía de Santa Cruz y otros departamentos
aledaños organizan febrilmente un referendo ilegal, de carácter
77
abiertamente secesionista, que apunta a la división del país y a la pérdida
de su unidad territorial con el propósito de mantener en sus manos la
riqueza en hidrocarburos y gas y la gran propiedad latifundista.
Como contrapartida, los pueblos del continente, y en particular los
gobiernos de izquierda de la mayor parte de los países sudamericanos,
han reaccionado vivamente a esta escalada del imperio y los sectores oligárquicos. La reunión del Grupo de Río en Santo Domingo expresó el
rechazo unánime a la agresión de Colombia a Ecuador. En la posterior
reunión de cancilleres de la OEA, EE.UU. quedó solo frente a 33 países
que respaldaron a Ecuador agredido.
Se va abriendo camino la idea de conformar una Organización de Estados Latinoamericanos, que excluya a EE.UU. y que incluya a Cuba,
discriminada desde 1962 y sometida a un bloqueo infame. Correlativamente se considera la concepción de un Consejo de Defensa Sudamericano, precisamente para dirimir situaciones conflictivas en forma pacífica, y que se entrelace con los grandes proyectos de integración continental como la UNASUR, el Banco del Sur y los múltiples proyectos de
complementación energética y productiva.
LA TRAYECTORIA POLÍTICA DEL FORO DE SÃO
PAULO DESDE SU FUNDACIÓN HASTA HOY (L990-2008)
El XIV Encuentro del Foro de São Paulo ocurre 18 años después del I
Encuentro, efectuado en San Pablo del 1o al 4 de julio de 1990 a iniciativa
del PT brasileño. Desde entonces hasta hoy, transitamos por el mapa de
nuestra América Latina y caribeña desde Ciudad de México en 1991 (II
Encuentro) y 1998 (VIII), Managua en 1998 (III) y 2000 (IX), La Habana
en 1993 (IV) y 2001 (X), Montevideo en 1995 (V), San Salvador en
1996 (VI) y 2007 (XIII), Porto Alegre en 1997 (VII), Antigua, Guatemala en 2002 (XI) y nuevamente San Pablo en 2005 (XII), reeditando día
por día el Encuentro fundacional.
78
Dicho Encuentro fundacional, que reunió a representantes de 48 organizaciones, partidos y frentes de izquierda de 13 países de América Latina y
el Caribe, tuvo un mérito histórico. En momentos en que se desmoronaba
el campo socialista europeo y se pretendía imponer las recetas del neoliberalismo, el pensamiento único y la concepción del “fin de la historia”, ingresó
de lleno al gran debate ideológico de nuestro tiempo. Lula, que había recibido
31 millones largos de votos en su confrontación con Collor en el segundo
turno, describía así el momento histórico: “Las izquierdas vivían una grave
crisis de identidad. En el este europeo los regímenes socialistas burocráticos eran barridos por grandes movimientos ciudadanos, preanunciando el
fin de la Unión Soviética al año siguiente. En Europa occidental muchos
gobiernos socialdemócratas adoptaban políticas de ajuste neoliberal,
imponiendo grandes sacrificios a sus trabajadores y causando enorme
frustración en sus tradicionales bases sociales. Los dos grandes paradigmas
socialistas de este siglo estaban, pues, en crisis”.
La Declaración de São Paulo defiende las opciones de la más profunda democracia y el socialismo, en contraposición a la variante neoliberal
del capitalismo –que se lanzaba al asalto de América Latina y del mundo–
y de cualquier tipo de democracia limitada o acotada. Se propone a la vez
“renovar el pensamiento de izquierda y el socialismo, reafirmar su carácter
emancipador, corregir concepciones erróneas, superar toda expresión de
burocratismo toda ausencia de una verdadera democracia social y de
masas”, insistiendo en que la izquierda está llamada a “renovar constantemente su pensamiento y su acción”. De allí surge una profunda valoración de la democracia, que se amalgama con la aspiración al socialismo.
“Para nosotros –dice la Declaración– la sociedad libre, soberana y justa a
la que aspiramos y el socialismo no pueden ser sino la más auténtica de
las democracias y la más profunda de las justicias para los pueblos”.
Es sobre estas bases que se hacía una disección crítica de la Iniciativa
Bush (que era la matriz del ALCA), señalando que “apunta a impedir una
79
integración autónoma de nuestra América Latina”. El antiimperialismo
consecuente se manifestaba en la condena a su renovada agresión a Cuba
y Nicaragua, al abierto intervencionismo en El Salvador, a la militarización de las zonas andinas con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico
y, con un subrayado especial, a la invasión y ocupación militar de Panamá en diciembre 1989. Los participantes en el Encuentro, además de
expresar su solidaridad con los pueblos agredidos, reiteran su “compromiso activo con la vigencia de los derechos humanos y con la democracia
y soberanía popular como valores estratégicos”.
Expresan asimismo la decisión de ensanchar sus filas, de promover
nuevas vías de intercambio y de unidad de acción por una América Latina libre, justa y soberana. En ese sentido analizan las primeras experiencias de gobiernos de izquierda en ciudades y regiones del continente.
Cuando llegamos al II Encuentro efectuado en la capital mexicana con
los auspicios del PRD, son 68 las organizaciones latinoamericanas y
caribeñas presentes, en representación de 22 países. Participan como observadores una docena de organizaciones de EE.UU., Canadá y Europa
(España, Francia, URSS, Italia). Los debates se centran en la búsqueda
de una alternativa al modelo neoliberal y en la continuidad del análisis de
los temas de la democracia, su consolidación y avance. A la condena de
las persistentes agresiones imperialistas se suman resoluciones de signo
anticolonialista (referidas a Puerto Rico, Martinica, las Malvinas) y una
resolución especial sobre los 500 años de resistencia indígena y popular, en
contraposición a los festejos oficiales del V Centenario del descubrimiento.
Al culminar este Encuentro se conformó el Grupo de Trabajo del FSP.
En el III Encuentro efectuado en Managua con el FSLN como anfitrión,
junto a 62 organizaciones continentales participó un arco muy extendido
de fuerzas políticas y sociales de todo el mundo: 2 de África, 9 de Asia,
21 de Europa, 11 de EE.UU. y Canadá. Se analizó en particular la responsabilidad creciente de la izquierda latinoamericana. No es fatal, se
80
dijo, que ella se vea arrastrada por el desplome del socialismo real europeo,
sino que está llamada a proyectarse como verdadera opción de gobierno
y de poder, no meramente como fuerza contestataria o socio menor. Para
ello la condición esencial es su unidad: unidad de la izquierda para alcanzar el gobierno y gobernar, unidad y convergencia en la diversidad. Se
estimó que en un momento en que agoniza el euro centrismo, ésta puede
ser la hora de América Latina y del pensamiento latinoamericano.
El IV Encuentro se efectuó en La Habana en el entorno de los 40 años
del asalto al cuartel Moncada, con la presencia de 112 organizaciones
miembro y de 25 observadores de la región, más 43 organizaciones de
América del Norte, Europa, Asia, África y Oceanía. Se incorporaron fuerzas políticas anticolonialistas del Caribe, tanto anglófono como francófono. Se profundizó el análisis del tema de la democracia política, concebida como un producto histórico del combate de nuestros pueblos y un
espacio de creación permanente de nuevos derechos mediante la combinación de mecanismos representativos y formas de democracia participativa y directa, integrando luchas institucionales con luchas sociales e incorporando la pluralidad étnica y cultural, la igualdad de género y nuevos
sectores sociales antes excluidos. Esta concepción de la democracia la
aleja del carácter meramente instrumental que se le confirió por un largo
período. Se debatió intensamente sobre la relación de los partidos de izquierda con los movimientos populares y sociales, en particular con el
movimiento sindical, afirmándose su carácter autonómico e independiente.
Llegamos al V Encuentro realizado en Montevideo en 1995 con los
auspicios del Frente Amplio y al VI que tuvo lugar en San Salvador al
año siguiente organizado por el FMLN. El FSP constituía a esta altura
uno de los ámbitos más importantes de reflexión colectiva de la izquierda
en el ámbito internacional. Se destacó el esfuerzo por internacionalizar la
lucha contra el neoliberalismo, que partió de nuestro continente. Allí se
dijo que “a la globalización del capitalismo neoliberal debemos respon81
der con la globalización de los pueblos” y que “la diversidad, que en el
pasado fue causa de muchas divisiones, hoy se convierte en un factor de
enriquecimiento del debate de ideas, de propuestas y acciones comunes,
partiendo de la necesidad imperiosa de derrotar al neoliberalismo”.
Pasamos a vuelo de pájaro sobre el VII Encuentro que vuelve a Brasil
en 1997, esta vez a Porto Alegre, gobernada por el PT. Sigue el VIII en
1998, otra vez en Ciudad de México, para regresar nuevamente en 2000 a
Managua en el X Encuentro y a La Habana en 2001 para el X. Del 2 al 4
de diciembre de 2002 nos reunimos en la bella ciudad colonial de Antigua,
Guatemala, para el XI Encuentro.
La victoria de la izquierda brasileña y del PT, fundador del Foro de
São Paulo, en las elecciones presidenciales del 6 y 27 de octubre de ese
año 2002 fue un acontecimiento de primera magnitud. Esta Vitoria, precedida de la elección de Hugo Chávez en Venezuela y seguida por muchos
otros triunfos de las fuerzas de izquierdas y progresistas, implicó un formidable logro intelectual y moral contra el dogma neoliberal, el pensamiento único y su deshumanizada escala de valores.
La Declaración final del XI Encuentro valora estos hechos en los siguientes términos: “La reunión se efectuó bajo el impacto del triunfo del
pueblo brasileño que consagró a Lula presidente con más de 52 millones
de votos, expresión del amplio apoyo de las fuerzas de izquierda, progresistas y democráticas. La conquista del gobierno en el mayor país del
continente reafirma la validez de una política de alianzas de máxima
amplitud y profundidad conformada en torno al PT con su programa de
transformaciones sociales. Lula presidente significa un punto de inflexión
en el continente e insufla un poderoso aliento a todos los que luchan por
la democracia en el plano económico y social. En Brasil, la esperanza
venció al miedo y permitió una victoria del ‘sí se puede’ contra el pensamiento único. Fue un triunfo moral contra la corrupción, un punto de
encuentro entre la ética y la política, una voluntad de cambio que llegó a
82
todos los confines de ese inmenso país y se irradia a América Latina y el
Caribe, abriendo perspectivas esperanzadoras”.
En el mismo año de la elección de Lula, se destacaba también la consolidación de la revolución democrática y popular conducida por Hugo Chávez
en la República Bolivariana de Venezuela y la acción popular que desbarató
el golpe de estado del 11 de abril de 2002, cerrando filas en torno al presidente, que fue confirmado en el referéndum del 15 de agosto 2004. Emergían
también las luchas populares y del movimiento indígena en Ecuador, el
ascenso del MAS de Evo Morales en Bolivia, el desarrollo de nuevas formas de organización y lucha popular en la Argentina, el auge del movimiento
social salvadoreño, peruano y uruguayo contra las privatizaciones, así como
la lucha del pueblo puertorriqueño por el retiro de la marina yanqui de la
isla de Vieques, que se cumplió en mayo 2003.
El XII Encuentro se efectuó en julio 2005 en São Paulo y recordó los 15
años de la fundación del FSP. El XIII Encuentro, el más reciente, volvió a San
Salvador. Aquí la parte fundamental del balance fue la llegada al gobierno de
las fuerzas de izquierda, muchas de ellas integrantes del FSP, en la mayoría de
los países del continente. Tabaré Vázquez es electo presidente de Uruguay en
octubre 2004, el líder indígena Evo Morales en Bolivia en diciembre 2005,
Michelle Bachelet en Chile en enero 2006, reelección de Chávez en diciembre 2006, reelección de Lula en octubre 2006, elección de Rafael Correa en
Ecuador en noviembre 2006, mientras Daniel Ortega vuelve al gobierno de
Nicaragua también en noviembre 2006. EE.UU. y la derecha no pudieron
evitar la elección de René Preval en Haití en noviembre de ese fructífero año
2006. En México, Colombia y Perú se produjo una importante acumulación
de las fuerzas de izquierda, y hubo presencia o apoyo de fuerzas del FSP en el
gobierno de Kirchner en Argentina. En las elecciones del 20 de abril en Paraguay, Fernando Lugo fue victorioso como candidato de una coalición de
fuerzas populares y progresistas. Es con este cuadro que nos reunimos en
Montevideo para hacer frente a nuevos desafíos y nuevas responsabilidades.
83
Las victorias de la izquierda en América Latina tienen como un referente fundamental la revolución cubana, que inauguró un nuevo período
histórico y trajo el socialismo al continente, y que desde el 1º de enero de
1959 resistió la invasión y todos los embates del imperialismo norteamericano. Cuba mantuvo las conquistas del socialismo a pesar del desplome
de la URSS y del campo socialista europeo, y brinda una solidaridad
excepcional a decenas de países en todos los continentes, sobre todo en
materia de salud y educación. El 1º de enero de 2009 los pueblos del
continente celebrarán los 50 años victoriosos de la revolución cubana.
CON LA LLEGADA DE LA IZQUIERDA AL GOBIERNO
NACE UN NUEVO TIEMPO EN AMÉRICA LATINA
Desde el inicio del nuevo siglo y milenio, vivimos lo que el presidente
ecuatoriano Rafael Correa caracterizó como lo que puede ser “un cambio
de época” en América Latina. El presidente uruguayo Tabaré Vázquez,
en la presentación del libro de prospectiva Uruguay 2020, habló de “un
giro a la izquierda” en el continente.
La imagen de América Latina se transformó. En la década del 70 del
siglo pasado padecíamos una sucesión de dictaduras militares fascistas,
tras golpes de estado agenciados por el imperio del norte. Ahora en la
mayoría de los países gobiernan fuerzas de izquierda y progresistas, en
algunos casos en alianza con fuerzas de centro e incluso de centro-derecha: Venezuela, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina, Nicaragua, Guatemala.
Cambió también la caracterización social de los gobernantes, con casos paradigmáticos como el tornero metalúrgico Lula o el indígena Evo
Morales. Representan otras clases y otros sectores sociales.
Estas fuerzas llegan al gobierno con millones de votos en elecciones democráticas, y sobre la base de la unidad de los partidos de izquierda y progresistas, en un cuadro muy diverso y a la vez con variaciones múltiples en las
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alianzas con otros partidos y fuerzas sociales. Es una unidad en la diversidad,
con toda su riqueza. La unidad de la izquierda es una clave fundamental en
la nueva situación política continental. Es la matriz de los cambios.1
La política de la izquierda desde el gobierno ha buscado garantizar la
ciudadanía plena a amplios sectores antes excluidos. Se ha esforzado por
defender los derechos humanos en toda su extensión imaginable. Busca
de esta forma consolidar y profundizar la democracia. Estos son rasgos
que, con mayor o menor fuerza, están presentes en los gobiernos de izquierda y progresistas.
Ejemplos característicos son el Plan Hambre Cero, la Bolsa Familia y
otros incorporados a la vida social brasileña, el Plan Hambre Cero en
Nicaragua, el Plan de Emergencia en Uruguay, las misiones en Venezuela, realizaciones en Bolivia y Ecuador a favor de los sectores marginados
y de menores recursos. También lo son el aumento de los puestos de
trabajo, el descenso de la tasa de desempleo, el aumento de los salarios
reales y las pasividades, el combate a la inflación.
Se incorporan también las mejoras sensibles a la educación y la atención
a la salud, que en los casos de Venezuela y Bolivia se benefician de la
acción solidaria y sacrificada de los médicos y educadores cubanos. Éstos
dan un ejemplo al mundo, y no sólo en América Latina, sino en lejanos e
inhóspitos confines, como en Cachemira. Es otro rasgo nuevo de la situación
internacional, marcada por la solidaridad de pueblos y gobiernos, con
una fuerte impronta latinoamericana.
Las nacionalizaciones de los sectores clave de la economía por parte
de los gobiernos de izquierda (Bolivia, Venezuela) han significado una
recuperación de las principales riquezas del país para el patrimonio nacional, y redujeron significativamente la exacción a que las sometían las
empresas transnacionales. Esto vale sobre todo para los hidrocarburos y
las riquezas mineras, y representa una histórica conquista de afirmación
de la soberanía nacional.
85
Otro aspecto común de los gobiernos de izquierda (Brasil, Argentina,
Uruguay, Venezuela) ha sido el corte del cordón umbilical con el FMI. La
política económica de estos países ha dejado de estar sometida a los
dictados del Fondo, ganando peso y fuerza los intereses nacionales y de
la integración regional y continental. Es un cambio relevante en la situación imperante durante más de medio siglo, aún cuando sigan presentes y
fuertes los intereses del gran capital, de las multinacionales y de la especulación financiera.
Estos mismos intereses legítimos predominan en las negociaciones del
G20 o 20 Plus (que por América Latina integran Brasil, Argentina y Uruguay) en la Ronda de Doha de la OMC, en la lucha contra los subsidios
impuestos por EE.UU. y Europa en la producción y comercialización de
productos agrícolas.
En defensa de su soberanía los gobiernos de izquierda rechazan las
bases extranjeras en su territorio. El presidente Correa dijo que se cortaría
las manos antes de renovar la concesión a EE.UU. de la base de Manta,
sobre el Pacífico. Los países latinoamericanos han expresado su solidaridad con los patriotas puertorriqueños en su lucha exitosa por terminar
con la base norteamericana en la isla de Vieques, y en estas acciones han
participado partidos y sectores integrantes del Foro de São Paulo.
En la OEA, que otrora fuera el ministerio de Colonias de EE.UU.,
también se produjeron cambios importantes. Para la secretaría general
fueron eliminados tres candidatos sucesivos impulsados por EE.UU. (el
costarricense Rodríguez, el salvadoreño Flores –del único país latinoamericano que tiene tropas en Irak– y el mexicano Derbez) y se impuso un
candidato impugnado por Washington.
En la III Cumbre de los Pueblos y IV Cumbre de las Américas efectuada
en Mar del Plata el 4 y 5 de noviembre de 2005, en que participó el presidente Bush, el proyecto del ALCA –que era un plan de nueva forma de
colonización y predominio estadounidense de norte a sur del continente,
86
originado en la Iniciativa de las Américas de Bush padre en 1990- fue
definitivamente enterrado por acción conjunta de los movimientos sociales y de los gobiernos del MERCOSUR y de Venezuela.
La política exterior estadounidense ya había sufrido un revés significativo en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca (14 y 15 de octubre
2005) donde se votó por unanimidad contra el bloqueo a Cuba y por la
extradición del criminal Luis Posada Carriles; y en la propia Asamblea
General de la ONU (8 de noviembre 2005) en que 182 países contra 4
reclamaron el cese inmediato del bloqueo a Cuba, a lo que se agregó
luego el reclamo universal de cierre del centro de torturas de la base de
Guantánamo, en territorio usurpado a Cuba. En la votación de la Asamblea General de la ONU del 30 de octubre 2007 el número de países que
condenaron el bloqueo se elevó a 184, contra los mismos 4 (EE.UU.,
Israel, islas Marshall y Palau).
Estos episodios muestran el aislamiento de EE.UU. en los organismos
internacionales, que volvió a exhibirse en forma resonante en los debates
de la OEA y del Grupo de Río en marzo 2008 sobre la violación de la
soberanía y la integridad territorial de Ecuador por parte de las fuerzas
armadas colombianas el 1o de marzo de este año. En la reunión de consulta de cancilleres del 17 de marzo, el único país que no votó el rechazo
a la actitud de Colombia (que reconoció la violación de la Carta de la
OEA y se comprometió a no repetir acciones de este tipo) fue EE.UU..
Quedó totalmente aislado, y expresó en solitario su reserva a este punto,
acordado por los otros 33 países y que reproducía los acuerdos a que se
había arribado en la previa reunión del Grupo de Río efectuada en Santo
Domingo el 7 de marzo, obviamente sin la participación de EE.UU..
Los gobiernos de izquierda y progresistas intentan impulsar la extensión
y profundización de la democracia y la vigencia plena de los derechos
humanos en sus países. Se ha extendido la ciudadanía a vastos sectores,
antes indigentes o al margen de la sociedad. Se busca crear nuevas formas
87
de democracia participativa, en las que toman parte activa no solamente las
organizaciones civiles, sindicales y sociales, sino el propio pueblo en sus
lugares de residencia, movilizándose por la forja del destino colectivo.
La participación ciudadana y las formas más amplias de democracia
hacen parte de nuestra perspectiva socialista, que también supone cambios
mucho más profundos en la política, en la vida cotidiana y en estructura
social. El socialismo, la voluntad de cambiar el mundo, son parte de las
definiciones iniciales del Foro de São Paulo en su Encuentro fundacional,
que subrayaron la estrecha vinculación de la democracia y el socialismo
y hacen recordar la concepción de George Lukács acerca del socialismo
como democracia de la vida cotidiana.
LA AGENDA POLÍTICA, SOCIAL Y
ECONÓMICA DEL FORO DE SAN PABLO
La izquierda latinoamericana vive un momento muy significativo de
su historia, al haber incrementado su influencia directa en gobiernos nacionales, por el incremento incesante de la presencia en gobiernos departamentales y municipales y a través de la ampliación de sus bancadas legislativas. Así se refuerza la incidencia tradicional que desde los movimientos
sociales proyecta el pensamiento de izquierda y progresista en la región.
Hoy decenas de millones de hombres y mujeres ven en los partidos
políticos del Foro de San Pablo alternativas de gobierno. El incremento
del peso electoral y la propia acción de gobierno responsabilizan a nuestros
partidos a desarrollar e impulsar una agenda política, social y económica
para América Latina proyectada al nuevo siglo y al nuevo tiempo latinoamericano.
La defensa de la democracia y de los derechos humanos es uno de los
imperativos de la agenda política de los partidos del FSP. Esta apunta a
defender la democracia como un doble proceso que implica reconocerla
como conquista de la humanidad y de la lucha de los pueblos, y como
88
utopía a desarrollar y seguir construyendo en todas sus dimensiones (política, económica y social).
Las corrientes progresistas y de izquierda lucharon duramente por la
conquista de niveles de democratización crecientes y por la redemocratización contra las dictaduras que se desplegaron en décadas recientes. Por
otra parte, el neoliberalismo como contrapartida de su proyecto económico, desalentó la acción colectiva y esto implicó la estigmatización de la
política. El mensaje latente que emitía era que de alguna manera no era
válida la alternativa de izquierda ya que no podría cambiar nada, clausurando la historia y el papel de la acción de la política como factor propulsor del cambio.
Debemos impulsar y proponer una agenda de reformas institucionales
que corrijan las distorsiones de nuestros sistemas políticos y partidarios
allí donde existen, comenzando por la influencia del poder económico,
en los procesos democráticos. Por un lado impulsar reformas que
impliquen mejorar la representación parlamentaria proporcional de las
mayorías y minorías sociales actualmente subsepresentadas, aplicando
las formas de votación más transparentes, y eliminando los diferentes
mecanismos que coadyuvan a distorsionar la voluntad de ciudadanas y
ciudadanos expresada en las urnas. Por otro lado impulsar todas las
garantías necesarias en los actos eleccionarios, a través de la integración
representativa y democrática de los organismos electorales, aplicando sistemas de conteo que brinden garantías de los resultados obtenidos.
Las reformas tendientes a fortalecer la democracia también tienen un
punto neurálgico en el uso democrático de los medios de comunicación,
eliminando la incidencia económica como patrón de acceso al uso de los
mismos. Como correlato debemos velar por un transparente sistema de
financiamiento de los partidos políticos, para que los grandes intereses
económicos no operen en el mismo impunemente a las sombras de la
opinión pública.
89
Asimismo se debe trabajar por fortalecer el sistema de partidos, pues
las debilidades de los partidos políticos o la falta incluso de construcciones
político-partidarias sólidas que respalden a las fuerzas progresistas en el
gobierno, son un serio riesgo para la estabilidad democrática. Los sistemas políticos inestables exigen acciones protagónicas de los partidos. Por
eso este aspecto constituye otro de los principales puntos de la agenda
política; el fortalecimiento del sistema de partidos y de los propios partidos progresistas y de izquierda es una de las garantías para profundizar el
proceso democrático. Otra de las garantías es la organización popular de
base, la autoorganización de la sociedad.
La resistencia a los proyectos neoliberales desarrolló conciencia sobre
el valor de la unidad, y cualquier proyecto de cambio en América Latina
requiere desarrollar alianzas de los sectores progresistas y de izquierda.
Para ello debemos desarrollar una cultura de aceptación de la diversidad
que representan todas las corrientes progresistas y de izquierda en América Latina, enfrentando las prácticas sectarias y excluyentes.
Las izquierdas en América Latina presentan un espectro de ideas que
nos lleva a afirmar que es esta riqueza de la diversidad, y no la uniformidad,
lo que nos ha permitido avanzar en la región. De esta manera consideramos que debemos incorporar en la agenda la cultura democrática también al interior de nuestros partidos así como entre los mismos, garantizando
la expresión de los matices sin que esto implique socavar la necesaria
unidad de acción y garantizando la expresión de todas las voces en el
interior de los mismos: la de los excluidos, la de los jóvenes, de las mujeres,
y de las diferentes etnias.
La lucha contra la corrupción y el tráfico ilegal de todo tipo (armas,
seres humanos, drogas, etc.) y en todas sus manifestaciones, es un aspecto sustancial del nuevo tiempo, ya sea como cuestión ético-política como
económica y social. El combate de la corrupción en todas sus formas,
desde aquella que desvía grandes sumas de dineros públicos, patrimonio
90
de toda la sociedad, como la pequeña que corroe la sociedad y el Estado.
Por otra parte consideramos también una grave amenaza en nuestra región al tráfico ilegal; en el mundo, suman un millón los hombres, mujeres,
niños y niñas que cada año son engañados, vendidos, coaccionados o sometidos a condiciones semejantes de esclavitud, en la construcción, maquila, agricultura, servicio doméstico, prostitución, pornografía, turismo sexual, matrimonios serviles, tráfico de órganos, venta de niños/as entre otros.
El 80% de las víctimas son mujeres y el 50% son menores de edad.
Otro aspecto fundamental es la tarea de construcción de ciudadanía,
sustancial para la superación del déficit democrático que supone que
millones de hombres y mujeres no estén incluidos plenamente ni participen
en igualdad de oportunidades en la vida política. La izquierda debe contribuir a mejorar la calidad de vida pero también a integrar plenamente a
mujeres y hombres como ciudadanos. En ese sentido existen experiencias
en marcha desde lo local hasta el plano nacional que deben profundizarse.
El desarrollo de ciudadanía como tarea progresista implica la construcción de una democracia participativa, a través del impulso de reformas que representen instrumentos para ciudadanas y ciudadanos, mecanismos de gobierno directo como los referéndums y plebiscitos consultivos de la voluntad ciudadana y otros mecanismos de iniciativa popular,
como los presupuestos participativos y la descentralización. Asimismo la
práctica de la rendición de cuentas ante la ciudadanía por parte de los
gobernantes debe incorporarse como práctica usual de los gobiernos progresistas y de izquierda.
El combate a la pobreza y extrema pobreza se ha convertido en uno de
los aspectos comunes a los gobiernos progresistas, y seguirá siéndolo como
un imperativo para el desarrollo. La creatividad desplegada en este campo
ha sido múltiple, siendo muy significativo el impacto en la vida de millones
de latinoamericanos y latinoamericanas que venían siendo expulsados a
la marginalidad por la desestructuración productiva de nuestros países.
91
El combate a la pobreza no se puede confundir con el combate a la
desigualdad, que en América Latina tiene las expresiones más radicales.
En América Latina y el Caribe el 10% más rico percibe 48 % del total de
los ingresos, mientras el 10% más pobre recibe solo el 1,6% de los mismos.
Combatir efectivamente la desigualdad es acaso el reto más difícil que
tenemos los partidos políticos latinoamericanos. Décadas de alarmante
concentración de la riqueza podrán ser superadas por la aplicación de
políticas redistributivas, por reformas estructurales que afecten la distribución de la propiedad y de la riqueza, y a través de una más justa distribución del ingreso, enfrentando las desigualdades e integrando a los
sectores empujados a la pobreza y extrema pobreza, teniendo como objetivo el logro de la equidad social y de género.
Los objetivos anteriormente mencionados se lograran en la medida
que impulsemos y apliquemos desde el gobierno profundas reformas estructurales, con el apoyo de grandes mayorías. Es imperioso aplicar políticas que coloquen a nuestros países en la senda del crecimiento sostenido y sustentable, que genere al mismo tiempo la reducción de la desigualdad. Debemos impulsar iniciativas que permitan nuestro desarrollo productivo en todas las áreas de la economía, generando empleos decentes,
estimulando a pequeña mediana y gran producción, así como nuevas formas de relación capital-trabajo como las que se establecen en el sector
cooperativo y en las empresas recuperadas, promoviendo la autogestión y
formas de economía social solidaria. Los partidos progresistas y de izquierda deben estar abiertos a la reflexión de la articulación necesaria entre
Estado y mercado para cada momento y para cada formación nacional.
LA INSERCIÓN INTERNACIONAL Y
LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN
El grado de inserción internacional que alcanzan nuestros países latinoamericanos es dispar, y guarda directa relación con los balances de
92
poder y con las formas de interacción o integración que van estableciendo con las principales potencias mundiales en distintos ámbitos.
Somos parte de un mundo globalizado caracterizado por:
O La globalización financiera marcada por la gran concentración del poder financiero en un número reducido de países.
O Una notoria incidencia de las empresas multinacionales y transnacionales en las políticas económicas mundiales.
O Las comunicaciones en tiempo real y constantes avances tecnológicos.
O Una profunda crisis social, ambiental, política y económica, así como
crecientes conflictos militares.
Las relaciones entre estados tienden a funcionar en grandes bloques y
asociaciones de países por criterios regionales o por áreas de interdependencia económica, sin perjuicio de la consolidación de economías integradas globalmente a través de la suscripción de múltiples acuerdos de
libre comercio e instrumentos similares, como es el caso de Chile. Por
otra parte, nos encontramos en un mundo con clara hegemonía de EE.UU.
en los aspectos militar, financiero y económico, pretendiendo mantener
su cuestionada hegemonía política. A eso se suma su procura de imposición
de concepciones ideológicas y de valores culturales. La influencia de
EE.UU. sigue siendo altamente predominante asimismo en organismos
financieros internacionales como el FMI, BID y BM. Al mismo tiempo,
la hegemonía de los EE.UU. sufre un decline relativo, surgiendo otros
polos de poder en el ámbito internacional.
La alternancia en el gobierno de los partidos Republicano y Demócrata
de 1989 a la fecha, no implicó cambios en la política exterior norteamericana. El recambio demócrata en la figura de Bill Clinton, reafirmó las
ideas claves del pensamiento hegemónico en la década de los 90: la
ideología de la “globalización” y el proyecto liberal de desregulación y
apertura de los mercados y fronteras, con el pretexto de “promover la paz
93
y la democracia”. La nueva administración republicana en la persona de
G. W. Bush, incorpora a la retórica en política exterior dominante, a partir
del 2001, “el enemigo externo” o “eje del mal” y la guerra preventiva, así
como la defensa del derecho de intervención de EE.UU. en cualquier lugar
del mundo. La política exterior norteamericana tiene carácter de política
de Estado, más allá de las diferencias entre demócratas y republicanos.
La UE, por su lado, viene construyendo a lo largo de casi 60 años un
proceso de integración de estados, conformando hoy un bloque de 27
países que proyecta seguir ampliándose. Sin embargo, el poder militar de
la UE está condicionado por el tratado de la OTAN, con sujeción al mando de los EE.UU. Asimismo, los poderes político y en cierto grado económico de la UE como bloque en el escenario internacional, se ven relativizados también, como consecuencia de la prioridad otorgada a las políticas dirigidas al interior de sus fronteras, en el marco de la complejidad
propia de su proceso de integración económica, monetaria, política y social. Sin embargo hay resistencias al proceso de la UE, inclusive desde
sectores de la izquierda, que reaccionan contra lo que entienden como la
hegemonía neoliberal en el mismo.
El continente asiático por su parte, se fortalece con un dinámico crecimiento económico que alcanza a un gran número de países. China e India
han alterado además el estatus-quo del comercio mundial, incidiendo hoy
en la fijación de los precios internacionales e indicadores del mercado, en
virtud de la dimensión de su población y del incremento exponencial de
sus mercados internos, dado por el sólido y sostenido crecimiento de su
poder adquisitivo. En algunas áreas como infraestructura y energía, China e India coordinan y realizan con Rusia obras de impacto en esa región
de gran valor estratégico.
En este contexto de un mundo unipolar en el ámbito militar y multipolar en el político, América Latina se ubica como una región de relativa
debilidad en cuanto a su peso político y con poca incidencia económico94
comercial en el plano global, por representar cerca de un 5% del comercio mundial, que resulta en un exiguo poder de negociación. La inmensa
mayoría de los países de la región padecemos un gran atraso tecnológico,
y América Latina posee por esa razón una matriz exportadora conformada
primordialmente por recursos naturales y materias primas (commodities).
A pesar de una gran fragmentación histórica, hubo algunos avances en
el siglo pasado a nivel de conformación de nucleamientos regionales, pero
con lenta y escasa voluntad política para avanzar en la institucionalización e internalización de los acuerdos logrados hasta hoy.
Fueron los historiadores franceses quienes acuñaron el término de
América Latina, expresando con ésta denominación al conjunto de países
que provenimos de las colonizaciones españolas, portuguesas y francesas, y que identifica a países con raíces comunes por su historia, por sus
luchas de independencia y por proyectos y problemas comunes. A lo largo de los siglos, se ha conformado una identidad latinoamericana.
Ya en 1815 Simón Bolívar propone la conformación de los Estados
Unidos de la América del Sur, San Martín propone conformar una unidad
sudamericana luego de expulsar a los ejércitos representantes de la Corona
Española, lo que sucede en 1824 con la Batalla de Ayacucho. A éstos
planteos Integracionistas se suman las aspiraciones planteadas por Morelos
e Hidalgo en México, por Francisco Morazán proponiendo la Federación
en Centroamérica, así como las de Sucre, San Martín, O’Higgins, José
Artigas, y José Martí.
El gran sueño bolivariano de una unión de países sudamericanos no se
logró concretar por el fracaso del Congreso Anfictiónico en 1826, contra
el que conspiró Estados Unidos, por lo que la balcanización de los
nacientes países, la profundización de los nacionalismos, las luchas por
los límites territoriales y por la defensa de sus recursos naturales, hostigadas por las multinacionales en pos de nuestras riquezas minerales y
energéticas, ahondaron la separación y abroquelamientos nacionales, de
95
Estados que crecieron mirando en primer lugar hacia los países poderosos, adquiriendo una nueva subordinación neocolonial, en lugar de aunar
fuerzas hacia una verdadera independencia.
Durante el siglo XX y ya en la post guerra renacen intentos de coordinación latinoamericana en función de necesidades concretas. Surgen
propuestas como las de conformar un Mercado común Latinoamericano
en 1959 que no se concretan. Se crea la ALALC y luego la ALADI, con el
objetivo de regular nuestro comercio interno y procurar hacerlo más
accesible y con menos trabas. Surgen los bloques subregionales que
intentan agilizar los flujos comerciales internos como el CARICOM en el
Caribe, el SIECA primero y luego el SICA en Centroamérica, la CAN en
los países andinos y el MERCOSUR en el cono sur de Sudamérica.
LA NUEVA SITUACIÓN POLÍTICA EN LA REGIÓN
En este contexto, los países latinoamericanos estamos en un momento
clave de nuestro proceso histórico, dada la situación política imperante,
producto de la acumulación de fuerzas de los movimientos populares en
sus largas y duras luchas contra el autoritarismo dictatorial y el neoliberalismo económico y comercial que hizo estragos en nuestras naciones.
La mayoría de los Gobiernos de izquierda y progresistas tienen entre sus
planteos y Programas de acción a la Integración Regional y Continental
como objetivo fundamental en su estrategia de Inserción Internacional,
desarrollo económico e incidencia política en este mundo globalizado.
En esta coyuntura histórica se dan condiciones favorables a nivel internacional, para avanzar en la coordinación y ejecución de los proyectos
integracionistas y la conformación de Bloques Regionales que entren a
pesar en los Organismos Internacionales ya sea políticos, o económicocomerciales.
Estados Unidos impulsó el ALCA, que fuera enterrado en Mar del
Plata ya que la mayoría de los países de América del Sur rechazan la
96
situación de subordinación y dependencia que se crea por parte de los
países menos desarrollados en relación a la primer potencia mundial,
siendo uno de los argumentos determinante el tema de los subsidios agrícolas, ya que perjudicarían de forma irreversible a los sectores campesinos y productores de materias primas del agro, como sucede en México a
partir de la conformación del NAFTA. Luego de este fracaso comenzó a
impulsar los tratados bilaterales (TLC), logrando imponerlos en
Centroamérica (CAFTA) y Chile; recientemente se aprobó el de Perú.
Estos tratados bilaterales requieren que los países pongan en la mesa de
negociaciones temas estratégicos como son las compras gubernamentales, propiedad intelectual, los servicios y los bienes exportables, así como
las Inversiones, lo que condiciona y lesiona la soberanía y el desarrollo
interno de cada país.
De acuerdo a la nueva “Doctrina de Seguridad Hemisférica” de Estados Unidos, que promueve las guerras preventivas, se divide a América
Latina en dos grandes áreas: una que abarca a México, Centroamérica, el
Caribe, hasta Panamá, representando al círculo más cercano de defensa
en su guerra contra el “Terrorismo”. La otra área estaría representada por
los países sudamericanos.
A nivel político y militar, la potencia imperialista mundial se encuentra desprestigiada y con falta de credibilidad en la fundamentación de
nuevas agresiones, por todas las mentiras implementadas para invadir a
Irak, por la enorme resistencia del pueblo iraquí, por su empantanamiento
y los miles de muertos que son el saldo de una guerra que no encuentra
salida y con cada vez menos apoyo interno en su política guerrerista.
En lo económico, las principales economías mundiales se encuentran
frente al riesgo de una recesión económica mundial causada originalmente por las consecuencias de la burbuja inmobiliaria norteamericana,
que ligada a la globalización financiera puede generar efectos desfavorables y catastróficos a nivel de todas las economías nacionales desarrolladas
97
y en vías de desarrollo. El dólar sigue depreciándose, por lo que se
fortalecen el Euro, el Yen, y otras monedas, y se ven más afectadas las áreas
del mundo donde los intercambios comerciales se realizan primordialmente con los EE.UU.
En segundo lugar, existen varios instrumentos de integración en marcha: a partir del año 2004 nace la Comunidad Sudamericana de Naciones, hoy UNASUR, con el objetivo de profundizar la Integración Política
entre los países que conforman la América del Sur y coordinar acciones
entre los dos bloques subregionales: la CAN y el MERCOSUR. Por otro
lado, Cuba, Venezuela y Bolivia, con la posterior incorporación de Nicaragua y Dominica, y con Ecuador y Uruguay como observadores, echaron
a andar el ALBA como propuesta de complementación productiva y
solidaria en función de sus planes de “desarrollo productivo” compatibles
entre sí, con inversiones, proyectos y comercio bilateral que fortalecen
sus economías particulares. También el Banco del Sur se crea como
herramienta financiera independiente de las instituciones de crédito internacional (BID, FMI, BM) con la mira puesta en el impulso de proyectos
productivos y de infraestructura, que hagan viable el desarrollo soberano
de los países que lo integran.
En tercer lugar, se avanza en una conciencia común entre la mayoría de
los Gobiernos de los países de la región, representantes de los llamados
“Países en Desarrollo”, en el sentido de que es imperioso actuar más unidos
y coordinados ante la necesidad de incidir con voz única en las negociaciones económicas multilaterales que se concentran en la OMC, y realizar
propuestas colectivas que repercutan en la ineludible reestructura de las
Naciones Unidas, organismo político multilateral que no refleja la realidad
actual de los países, que difiere claramente de la reinante en la post guerra.
Superada la oscura etapa de dictaduras militares que imperaban en
gran parte de los países del continente, hoy la gran mayoría de los Gobiernos Latinoamericanos son elegidos democráticamente, en elecciones
98
libres y legítimas, con algunas excepciones, donde el fraude y las campañas
difamatorias aún ponen en tela de juicio la transparencia de los procesos
electorales, tal como aconteció en las elecciones presidenciales de México en 2007. Pero asimismo, es posible lograr que la pluralidad dominante
logre efectos positivos en cuanto a cooperación y complementación para
avanzar en los próximos años en materia de asociación, superando las
diferencias ideológicas o políticas excluyentes, que atenten contra el objetivo de la integración.
La tendencia hacia la izquierda de los nuevos Gobiernos latinoamericanos, es destacada por todos los analistas políticos a nivel mundial,
creándose una nueva situación y condiciones excepcionales para avanzar
y concretar sueños tan caros a nuestros pueblos y a nuestros partidos
políticos, como la construcción de la PATRIA GRANDE LATINOAMERICANA.
Pero para lograr este objetivo gigantesco, y dar un salto cualitativo en
materia de integración, hace falta una gran voluntad política de los Gobiernos; la superación o resolución de rivalidades “nacionalistas” o “hegemónicas” entre países vecinos; mayor coordinación para acciones conjuntas a nivel internacional; mayor cooperación e intercambio de experiencias exitosas que cada país implementa y desarrolla a nivel local o nacional; concretar eficazmente la complementación de proyectos productivos
y en ciencia y tecnología, tanto a nivel regional como continental, aprovechando las especializaciones, potencialidades y recursos naturales que
las diferentes regiones poseen.
LA AGENDA INMEDIATA DE LA INTEGRACIÓN
Se hace imperioso articular los diferentes procesos de Integración en
curso ya mencionados, profundizar y consolidar las herramientas actuales
haciendo que funcionen las instituciones y estructuras existentes teniendo
en cuenta que:
99
Hacen falta organismos más políticos, no solo técnicos, que den
contenido y rumbo estratégico a la Integración regional, subregional y
continental.
O Deben funcionar los órganos arbitrales con independencia, y sus resoluciones deben ser de estricto cumplimiento.
O Las asimetrías entre países y de las regiones dentro de los países, deben
ser atendidas promoviendo políticas conjuntas para su resolución: con
fondos estructurales y políticas productivas complementarias, que
promuevan el desarrollo de las PYMES, la agricultura familiar, así como
proyectos educativos y de salud, sobre todo con políticas de fronteras.
O
Las intenciones y sueños de integración pueden volverse viables en la
medida que se concreten acciones urgentes y necesarias para hacerla
realidad:
O Implementar los proyectos de integración física entre nuestros países,
que han estado aislados entre sí y paradójicamente más comunicados
con otros continentes que con sus mismos vecinos. Para ello los planes
de realizar obras de infraestructura deben tener en cuenta las potencialidades en recursos naturales y zonas predominantemente agropecuarias
a nivel de las subregiones, respetando la biodiversidad y los ecosistemas.
O La disponibilidad de abundantes recursos energéticos renovables y no
renovables de todo el Continente Latinoamericano, hacen posible y
asequible la integración energética para la complementación económica y productiva de nuestros países mediante herramientas como
Petrocaribe, Petrosur y Petroamérica, Plantas Gasificadoras, y otras,
que lleven el gas, el petróleo y la energía hidroeléctrica, a los lugares
que la necesitan y no la poseen concertando las necesidades energéticas con visión estratégica.
O Estrategias comunes para emprendimientos con carácter regional como
la Hidrovía, el Canal Bioceánico y la complementación portuaria, entre
100
otros, que concreten las necesidades de interconexión de nuestros ríos
y océanos, con el fin de agilizar el comercio intra y extra regional. La
complementación productiva y tecnológica requiere de una vasta e intensa infraestructura de la que nuestro continente carece, pero que tiene
condiciones y recursos para desarrollar. Es así que el desarrollo de la
red vial, ferroviaria, fluvial y de las diversas formas de la comunicación y el intercambio se ornan imprescindibles para propiciar las condiciones objetivas que permitan construir alternativas de producción,
empleo, innovación y agregado de valor que permitan consolidar las
bases económicas de la nueva hegemonía.
O Conformar cadenas productivas para procesar productos con valor agregado, fortaleciendo y desarrollando los procesos industriales regionales. La dotación de reservas energéticas y las potencialidades para la
explotación de recursos energéticos renovables constituyen un insumo
primordial a la hora de jerarquizar las diversas apuestas nacionales y
regionales de la innovación tecnológica y productiva, y el agregado de
valor al producto del trabajo de nuestra gente. Se trata de revertir la
producción exclusiva de materias primas (commodities), y sobre todo
en forma de monocultivo que profundiza la dependencia, promoviendo la diversificación productiva y la autosuficiencia alimentaria.
O Promover políticas para aumentar el intercambio comercial intra regional entre los países sudamericanos, centroamericanos y caribeños. Hoy
representa solo el 10% del comercio mientras que en la Unión Europea
es el 60%.
O Coordinar políticas educativas con carácter regional, impulsando la
enseñanza del idioma español y portugués; coordinar e implementar
postgrados universitarios latinoamericanos y no tener que viajar al
primer mundo para realizarlos. Incentivar la inversión y la complementación para profundizar la investigación y la cooperación académica
entre universidades y centros de investigación. Coordinar también las
101
legislaciones laborales que permitan el intercambio de trabajadores.
Promover el intercambio cultural y la coordinación de políticas turísticas vendiendo al mundo las regiones. Debemos también tener políticas
migratorias comunes y de promoción de una ciudadanía con carácter
latinoamericanista y continental.
O Se torna imprescindible insistir con la necesidad de una profunda
reflexión política destinada a promover la “institucionalidad regional”
a través de plataformas y organismos supranacionales. Es así que la
conformación de nuevos organismos políticos regionales, el acuerdo
de reglas de juego explícitas y transparentes, y la estructuración de mecanismos de expresión orgánica de las organizaciones de la sociedad
civil en las instituciones de la integración, son el sendero a recorrer
para llenar de contenido, participación ciudadana, control democrático, extensión y profundidad a la integración regional y a la articulación
de los distintos procesos que se suceden en América Latina. Se hace
necesario dar pasos concretos hacia la construcción de instituciones
supranacionales como los parlamentos y organismos regionales, donde se discutan, planifiquen y ejecuten políticas comunes de defensa y
seguridad, lucha contra la corrupción y el narcotráfico, contra el crimen
organizado, así como el desarrollo de políticas medioambientales comunes a los países a nivel regional y continental.
O Por último, la debacle de las recetas de los organismos multilaterales y
su consecuente pérdida de peso e influencia en el continente, alertan
sobre la necesidad de constituir instituciones financieras regionales, latinoamericanas y caribeñas, que canalicen el ahorro de nuestra gente
de modo de ponerlo al servicio de un nuevo modelo de desarrollo regional y continental, y que propicien la inversión en proyectos de desarrollo de nuestras naciones y permitan el desempeño soberano de nuestras
economías de modo de romper la dependencia financiera de los organismos multilaterales de crédito. El Banco del Sur significa un avance
102
en esa dirección, no obstante lo cual la definición de reglas de juego y
criterios de acción deben figurar entre los aspectos medulares de la
agenda de la integración financiera.
Es imprescindible que los gobiernos de nuestra América Latina
comprendan y asuman que las alternativas de crecimiento económico
puramente sustentado en la dimensión nacional, tiene como límite
inexorable la magnitud del propio espacio nacional de crecimiento,
reproduce el modelo de desarrollo secular de América Latina y genera y
exporta inestabilidad que a la larga no aporta más que una nueva carga de
sacrificio y postergación de las grandes mayorías excluidas, de lo que
resulta “pan para hoy y hambre para mañana”. La integración regional
demanda apuestas audaces, estratégicas y con horizontes de largo aliento,
para superar la ancestral postración de nuestras ancestrales estructuras
productivas dependientes.
ELEMENTOS DE LA ESTRATEGIA DEL FORO DE SAN PABLO
El advenimiento de las fuerzas progresistas a los gobiernos de diversos países de América Latina ha traído aparejado también la emergencia
de diversos debates acerca de los distintos modelos de acumulación política que ensayan las fuerzas de izquierda y progresistas. Son disímiles las
prioridades, la ubicación de las relaciones comerciales y políticas internacionales de los distintos gobiernos, y el ensayo de diversas estrategias
de crecimiento y profundización de los cambios. No obstante esta rica
pluralidad de matices, es posible observar algunos denominadores comunes hacia donde convergen los distintos énfasis discursivos, la
elaboración programática y la acción de gobierno allí donde éste es ejercido
por las fuerzas del cambio.
Es así que el nuevo tiempo ha visto a las izquierdas plantear acciones y
programas tendientes a:
103
1) Reorientar el papel del Estado, ausente y diezmado luego del embate neoliberal, reubicándolo en virtud de su papel como redistribuidor de recursos, diseñador de prioridades nacionales, y como actor económico de primer
nivel, allí donde el mercado está concentrado, es monopólico u oligopólico
o simplemente, no pasa de ser expresión de las corporaciones. Ello ha
implicado separar en la valoración aquello que constituye un bien o un
servicio pasible de ser transado de aquello que constituye un derecho
y como tal, no debe estar sujeto al contrato sino a la ley, y debe asignarse
con criterio de equidad social y no de eficiencia económica.
2) Enfatizar el combate a la pobreza, la marginación y la exclusión, en el
continente más desigual del planeta; con la consecuente inclusión de
diversos programas e iniciativas y sobre todo de recursos, destinados a
mejorar las angustiosas condiciones de vida de vastos contingentes de
población en nuestra América Latina. Ello se verifica en la sucesión de
planes de combate al hambre, promoción y extensión de la cobertura
de salud, educación, revalorización de los derechos sindicales, sociales y ciudadanos y en las políticas de redistribución del ingreso
diseñadas por la izquierda a lo largo y ancho del continente. El combate a la pobreza es un asunto excluyente en la agenda de las fuerzas
progresistas, tanto donde gobiernan, cuanto donde se aproximan a lograr mayores cuotas de incidencia y respaldo popular y ciudadano.
3) Reubicar las apuestas geopolíticas enfatizando la dimensión nacional
y soberana, así como la integración regional y la unidad continental,
en desmedro del papel que otrora le asignaran los gobiernos de la derecha a la relación con los EE.UU. Con mayores o menores énfasis, en
nuestra América Latina la incidencia del imperio norteamericano se ha
debilitado de modo considerable (las recientes resoluciones de la OEA
en relación a la violación colombiana a la soberanía territorial del Ecuador, así lo atestiguan) y ello atraviesa todo el arco de gobiernos progresistas y de izquierda que se suceden en América Latina.
104
Estas tres dimensiones de los cambios no constituyen la expresión de
proyectos finalistas de sociedad, pero resultan inequívocamente en plataformas de lanzamiento de la nueva acumulación de la izquierda en este
nuevo tiempo. Profundizar, armonizar y articular la acción en estos tres
planos, propiciará el avance definitivo al crecimiento de las fuerzas populares de izquierda y progresistas hacia horizontes más definidos donde el
cometido sea la superación definitiva d las inequidades y la construcción
de una nueva hegemonía. Por ello es necesario consolidar el punto de
partida, sumar a la mayor constelación posible de expresiones sociales,
culturales, étnicas, generacionales, de género y fundamentalmente políticas en aras de enriquecer y profundizar esta peripecia.
De allí que el desafío del Foro de San Pablo para el nuevo tiempo está
signado por potenciar y contener la mayor expresión de fuerzas políticas
progresistas y de izquierda que recorran esta travesía de fortalecer y reubicar el Estado en cada sociedad; combatir la pobreza y la desigualdad y
enfatizar en el camino nacional y regional soberano, en desmedro de la
influencia determinante que ostentaron los EE.UU. a lo largo del siglo XX.
Ello debe entenderse como punto de partida, como consenso movilizador, como articulador mínimo de la estrategia del Foro de San Pablo en
el continente; no como meta final, ni como horizonte definitivo. Sin embargo, debemos asumir que detrás de estas apuestas comunes, desfila un enorme abanico de expresiones que debemos contener y potenciar. He allí la
“riqueza de la diversidad” que se deja leer en nuestra consigna. Diversidad
de énfasis, de estrategias, de espacios de acumulación y de alianzas; riqueza como expresión de pluralidad y potencialidad, como insumo para sumar
a las grandes mayorías al proyecto emancipador. He aquí nuestra fortaleza. He aquí también nuestro desafío. Contener, sintetizar y potenciar lo
diverso, lo variopinto y lo plural, para ubicarnos a la altura de transformar el nuevo tiempo en irreversible y definitivo es nuestro sino.
105
EL XIV ENCUENTRO DEL FORO DE SÃO PAULO ES PARTE DEL
PROCESO DE RELANZAMIENTO DEL FORO DE SÃO PAULO
El XIV Encuentro del Foro de São Paulo es parte, aun, del proceso de
finalización de una etapa, pautada por la resistencia al neoliberalismo y
sus nefastas consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas
para nuestros pueblos, así como por la idea de tener un modelo alternativo, y es parte del proceso de comienzo de una nueva etapa, pautada por
los triunfos electorales, la acumulación de fuerzas y la unidad como estrategia principal en América Latina y el Caribe para las fuerzas políticas
de izquierda y para el Foro de São Paulo.
Por lo tanto, nos planteamos los siguientes objetivos estratégicos:
a) Reafirmar al FSP en el espacio de mayor referencia y relevancia de la
izquierda de América Latina, dotando al debate de actualidad y pertinencia, donde se logren ideas consensuadas que orienten la acción de
las distintas organizaciones políticas que lo integran.
b) Reafirmar al FSP como expresión y síntesis articulada del amplio
abanico cultural, étnico, ideológico y político que alimentan los distintos proyectos de izquierda sustentados por las fuerzas integrantes
del mismo, potenciando las cualidades.
c) Contribuir a revitalizar la agenda de la integración regional y continental, propiciando el abordaje de algunos contenidos relevantes de la
agenda de la integración como la infraestructura, la energía, las finanzas,
el comercio y la complementación productiva, entre otros aspectos. Ello
implica realizar un aporte a la consolidación de la plataforma políticoestratégica de la integración como marco de referencia y al avance de la
integración estructural como sustento material del proceso.
Para lograr dichos objetivos debemos hacer que:
O Las organizaciones de izquierda integrantes del Foro de São Paulo
impulsen los procesos de integración en marcha y la confluencia de los
mismos.
106
Las organizaciones integrantes del FSP que están en el gobierno a nivel
nacional o subnacional hagan un esfuerzo por conceptualizar sus logros, coordinar sus acciones en diferentes niveles, buscar objetivos comunes y trasmitir en diferentes y permanentes formas sus experiencias
a los que luchan por acceder a funciones gubernamentales.
O Las organizaciones políticas que lideran los principales procesos de cambio y las que son parte de los procesos de acumulación de fuerzas de
cambio en cada uno de nuestros países, pero que todavía no integran el
FSP o no participan en forma permanente y comprometida, sean especialmente convocadas y así contar con su presencia y aprobación para el
proceso de relanzamiento.
O Los principales conflictos del continente, sean asumidos por la agenda
del Foro de São Paulo en forma pro activa con definiciones consensuadas
en sus órganos ejecutivos en primera instancia y ratificada en el plenario
del XIV Encuentro.
O Se integren a la Agenda los principales desafíos: combate al hambre y
la pobreza, disminución de las desigualdades, desarrollo e integración
social de nuestros pueblos, mantenimiento y profundización de la democracia, tanto la formal como la participativa, entre otros.
O Más allá de los documentos base, declaraciones finales y declaraciones
temáticas que se aprueban en las diferentes instancias del FSP, se haga
un esfuerzo por adoptar definiciones comunes que sienten las bases
para una acción conjunta, como una declaración de principios comunes, así como un programa común de acción, que abarque asuntos gubernamentales y partidarios, del cual se desprenda un plan estratégico
anual que oriente las acciones entre un encuentro y el siguiente.
O Se adopten nuevas formas de trabajo que, sin abandonar las instancias
formales e informales existentes, permitan apoyar en mejor forma los
desafíos particulares, coordinar e intercambiar la formación de experiencias sobre asuntos comunes y pensar en acciones concebidas y ejecutadas
en forma conjunta.
O
107
O
La estructura organizativa incorpore las particularidades del nuevo contexto y los desafíos que se plantean, tanto a nivel de acceso al gobierno
como de acumulación de fuerzas e integración de procesos, adoptando
formatos que posibiliten una acción conjunta coordinada, permanente
e inmediata.
Comisión de Asuntos y Relaciones
Internacionales del Frente Amplio
NOTAS
1
El caso de Venezuela es típico. Chávez ganó su primera presidencia el 6
de diciembre 1998 con 3,5 millones y 56% de votos. El 2 de febrero de
1999 triunfó en el plebiscito para designar una Asamblea Nacional
Constituyente que redactara una nueva Constitución, la que fue aprobada
el 15 de diciembre de ese año con más del 70% de votos. Chávez es reelecto
el 30 de julio 2000 con 3,8 millones y 56,9% de votos. En el referendo del
15 de agosto 2004 es confirmado en el cargo con 6 millones y 58% de los
votos. En las elecciones presidenciales del 3 de diciembre 2006 logra la
reelección, en progresión constante, con 7:274.331 y 62,87% de los votos
y la victoria en los 27 estados frente a 37,13% de Manuel Rosales.
En Brasil, Lula ganó en el segundo turno las elecciones de octubre 2002 y
fue, con 52:793.364 votos, el 61,3% del total, el presidente más votado de
la historia del país. El 29 de octubre 2006, y debiendo enfrentar una campaña
mediática calumniosa de gran intensidad, renovó su mandato con 58 millones
y cuarto de votos y 60,83%, derrotando en toda la línea a Alckmin.
En República Dominicana, el 16 de mayo 2004 Leonel Fernández gana en
el primer turno y más de 51% de votos con el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD) frente a Hipólito Mejía, del Partido de la Revolución
Dominicana (PRD).
En Uruguay, Tabaré Vázquez ganó la presidencia en el primer turno el 31
de octubre 2004 con 50,7% de los votos, frente a la suma de todos los
108
votos del Partido Colorado, del Partido Nacional, el Partido Independiente,
la Unión Cívica y otros partidos menores, sumados además a todos los
votos observados, anulados y en blanco.
En Ecuador, Rafael Correa enfrentó cuatro elecciones en un año. En las
presidenciales venció al gran magnate bananero Álvaro Noboa en segunda vuelta del 26 de noviembre 2006 por 56,67% a 43,33%. El 15 de abril
2007, ganó con 82% de votos el referendo a favor de una Asamblea
Constituyente. Y en la elección de los constituyentes, el 30 de setiembre
2007, superó la mayoría absoluta de las bancas.
En Bolivia, Evo Morales ganó en el primer turno las elecciones presidenciales de diciembre 2005, con el 54% de los votos, una verdadera proeza.
Posteriormente el MAS ganó las elecciones a la Asamblea Constituyente,
donde tiene mayoría absoluta pero no los 2/3. En el posterior plebiscito
autonómico venció el NO a nivel nacional, contra las aspiraciones
secesionistas de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando.
En Chile, Michelle Bachelet derrotó el 15 de enero 2006 en segunda vuelta
a la suma de los votos del acaudalado candidato derechista Sebastián Piñera
y de los restos del pinochetismo encarnados en Joaquín Lavín. Obtuvo
3:712.902 votos y 53,49% de los votos, frente a 3:227.658 y 46,5% de
Piñera.
En las elecciones del 7 de febrero 2006 en Haití el pueblo consagró presidente a René Preval con 51% de los votos, más que los 31 candidatos
restantes sumados.
En Nicaragua, Daniel Ortega volvió a la presidencia (que había ejercido
entre 1985 y 1990) en las elecciones del 5 de noviembre 2006.
En Argentina Cristina Fernández llega al gobierno en función de un proceso
de acumulación que le permite ganar las elecciones con un porcentaje
superior al 45%.
En Guatemala, el socialdemócrata Álvaro Colom con la Unión Nacional
de la Esperanza (UNE) triunfó en segundo turno el 4 de noviembre 2007,
con el 52,7% de los votos, frente al derechista general Otto Pérez Molina
, del Partido Patriota (47,2%).
109
XIV Encuentro del Foro de São Paulo
Declaración final
INTRODUCCIÓN
Reunidos en Montevideo en el XIV Foro de São Paulo entre los días
23 al 25 de mayo de 2008, con la participación de 844 delegados de 35
países, los partidos participantes declaran:
El XIV Foro se realiza en momentos en que la humanidad se encuentra amenazada por las políticas de una globalización impulsada únicamente
en beneficio del gran capital.
La política de guerra preventiva llevada adelante por Estados Unidos y
sus aliados han llevado sangre y muerte a varias regiones del mundo. El
imperio pretende por esta vía desarrollar su pretensión hegemónica, frenar
el desarrollo autónomo de nuestros países y los procesos de unidad e
integración que permitan a nuestro continente una mejor defensa de sus
riquezas naturales.
Hoy el planeta se ve amenazado por el profundo deterioro del medio
ambiente y el cambio climático, producto de la explotación salvaje de los
recursos naturales. Sin embargo los países industrializados se niegan a
tomar las medidas acordadas en foros internacionales que impidan continuar por el camino del desastre.
La crisis financiera en EE.UU. amenaza, junto con el aumento incontenible del precio del petróleo, en provocar una recesión a nivel mundial.
La manipulación y especulación desatada por las grandes transnacionales aprovechando el aumento de la demanda mundial de alimentos, la
110
concentración de la propiedad de las tierras, los monocultivos irracionales, el uso de maíz por Estados Unidos para producir etanol y el control
de las fuentes acuíferas, han provocado una escalada de los precios de los
productos agrícolas, que amenazan con sumir a grandes poblaciones del
mundo en hambrunas de incalculable alcance.
LA SITUACIÓN DE AMÉRICA LATINA Y
EL CARIBE EN ESTOS TIEMPOS
“No vivimos una época de cambios sino un cambio de época”
El momento político de América Latina se caracteriza por el continuo
avance de las fuerzas políticas de izquierda y fuerzas sociales que se refleja
en la conquista del gobierno por parte de fuerzas progresistas pertenecientes
al Foro. Esto se da en 13 países de América Latina y el Caribe.
Los movimientos y organizaciones sociales y ciudadanas ganan también cada vez mas espacio a través de sus luchas en contra de las políticas
neoliberales y organizan múltiples movilizaciones y foros desde donde
impulsan la permanente presentación de alternativas a los modelos que se
han implementado en nuestro continente en las últimas décadas.
Como manifestamos en la consigna de este XIV Foro, las fuerzas progresistas del continente que se encuentran en el gobierno buscan por distintas
vías implementar proyectos que, de acuerdo a las características propias de
cada país, les permitan encarar los principales problemas que el neoliberalismo ha generado. En todos nuestros países los niveles de marginalidad, pobreza, analfabetismo, la carencia de planes de salud, la violencia estructural,
el endeudamiento externo e interno, la falta de cohesión social, la privatización
de importantes recursos que se le han quitado a la soberanía de nuestros países constituyen una muy pesada herencia.
En este cuadro, si es innegable la diversidad de proyectos también es
real que todos ellos están contribuyendo al desarrollo, a la afirmación de
la soberanía y progreso de nuestros países. Las políticas sociales impul111
sadas por todos ellos constituyen un primer paso para enfrentar los graves problemas.
Se ha comprobado reiteradamente el fracaso de las recetas de los organismos multilaterales de crédito: FMI, BID, BANCO MUNDIAL y todos los gobiernos progresistas han emprendido caminos diferentes y al
margen de esos dictados.
EL BLOQUE CONSERVADOR SE OPONE A LOS CAMBIOS
El avance de los proyectos progresistas en América Latina está siendo
enfrentado por el imperialismo de EE.UU. y las derechas nacionales, las
empresas transnacionales y en forma muy importante también por las
grandes empresas mediáticas que sistemáticamente cumplen campañas
de desinformación.
La ofensiva de la derecha tiene múltiples formas:
Han introducido en América Latina el concepto de guerra preventiva y
han aumentado la militarización. Es una situación totalmente inédita comandada por EEUU y que utiliza al gobierno de Colombia como cabecera
de puente. El ejemplo más flagrante es el ataque militar llevado adelante
en el territorio del hermano pueblo de Ecuador. El reciente despliegue de
la IV flota marca claramente el intento de EEUU de amedrentar a nuestros
pueblos y gobiernos.
Las derechas nacionales intentan llevar adelante procesos separatistas
en algunos países como Bolivia y Venezuela, a contravía de la historia
que en estos momentos es de integración de nuestros pueblos.
Intentan mediante el fraude como en el caso de México impedir que
nuevas fuerzas progresistas alcancen el gobierno. En el 2009, de no
cumplirse las recomendaciones de la OEA y otras organizaciones internacionales, se corre el riesgo que se repita en las próximas elecciones de
El Salvador.
Criminalizan la protesta social y la lucha política de la izquierda.
112
Aún hoy apelan a la privatización de empresas estratégicas, como en
el caso de México con sus enormes recursos petroleros.
Mantienen en pleno siglo XXI situaciones coloniales como es el caso
de Puerto Rico.
Desde este XIV Foro de São Paulo los partidos reunidos en él manifestamos que:
Saludamos al pueblo paraguayo y a todos los partidos y organizaciones sociales que contribuyeron al triunfo de la candidatura del compañero
Fernando Lugo., al cual le auguramos éxito y le manifestamos nuestra
voluntad de contribuir en todos los aspectos de su gestión.
Lucharemos por garantizar la paz y la estabilidad democrática de la
región latinoamericana y caribeña. Por ello rechazamos el Plan Colombia, la Iniciativa Mérida y el Plan Balboa entre otros, que son la punta de
lanza de la intervención militar y la ingerencia política en la región,
amenazando los proyectos de transformación en marcha.
Cerraremos filas para impedir que el concepto de guerra preventiva
que ha bañado de sangre y destrucción a otros pueblos y zonas del mundo se instale en nuestro continente. En tal sentido la política antiterrorista
de Bush y sus aliados buscan criminalizar la protesta social, así como
perseguir a los movimientos sociales y políticos que luchan por la transformación de nuestros pueblos. Rechazamos toda forma de terrorismo
pero nos negamos a que se use esa excusa para criminalizar la protesta
social y llenar de miedos a la sociedad.
La situación que vive la hermana Republica de Colombia constituye el
principal factor de riesgo para la estabilidad y la paz en la región. Por ello
debemos extremar nuestros esfuerzos por lograr una salida negociada al
conflicto armado, que asegure una paz duradera y evite la generalización
del conflicto en la región. El acuerdo humanitario constituye un paso
significativo en esa dirección que permite la liberación de los rehenes
civiles y militares.
113
Defenderemos en toda instancia la vigencia de los derechos humanos
y la profundización de la democracia constituye para nuestros partidos
un objetivo permanente. Nuestro continente ha sufrido miles de desaparecidos y asesinados como consecuencia de su lucha por la libertad, la
democracia y en defensa de la justicia social y la paz.
Seguiremos luchando contra el bloqueo que desde hace décadas sufre
la hermana República de Cuba. El XIV Encuentro saluda muy especialmente a los compañeros cubanos este año que estamos en vísperas de
conmemorar 50 años de su revolución. Exigimos una vez más la liberación
de los 5 patriotas procesados ilegalmente en EEUU por evitar actos de
terrorismo.
Impulsaremos los diversos proyectos de integración que esperamos
puedan converger, MERCOSUR, COMUNIDAD ANDINA, CARICOM,
ALBA-TCP y UNASUR, y que permitan terminar con la vieja realidad
de las venas abiertas de nuestra América. Integración que sin ser copia de
modelos geocéntricos, refleje la realidad de nuestra región y se constituya
en beneficio de nuestros pueblos y como alternativa a la globalización
neoliberal.
No habrá destino para nuestros países de mantenernos aislados. América Latina y el Caribe son el continente de la esperanza. Sus riquezas son
incalculables pero su inserción en el mundo dependerá exclusivamente
de la fuerza y legitimidad que alcancen sus procesos de integración. Los
países centrales aspiran a dividirnos para lograr acuerdos de libre comercio en su exclusivo beneficio. Respondamos con la integración.
Saludamos y apoyamos firmemente la creación de la UNASUR que engloba iniciativas como la del Banco del Sur, como eje de una futura unidad
política de los países y los pueblos de América del Sur, y la propuesta de la
creación del Consejo Sudamericano de Defensa. Su fortalecimiento permitirá avanzar en la creación de una organización permanente integrada
únicamente por los países de A.L. y el Caribe, sin exclusiones.
114
Expresamos nuestra solidaridad con los procesos que llevan adelante
los gobiernos hermanos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y
rechazamos los intentos de desestabilización por parte de Estados Unidos.
Propondremos impulsar proyectos de desarrollo sustentable que,
respetando el medio ambiente, defendiendo la biodiversidad y con el ser
humano como centro, aseguren la soberanía alimentaria y el desarrollo
cultural de nuestros pueblos.
Como parte de la defensa de nuestras riquezas naturales, expresamos nuestra
solidaridad con México en su lucha por preservar sus recursos petroleros.
Apoyamos y defendemos los derechos y reivindicaciones de los pueblos
originarios y los afro descendientes, exigimos el respeto de sus tradiciones,
saberes y cultura, y la defensa de sus territorios interculturales.
Lucharemos por la democratización de los medios de comunicación,
poniéndolos al alcance de toda la sociedad, en particular de quienes nunca han sido escuchados. Declaramos nuestra decisión de luchar por la
igualdad social de acceso a la tecnología de la información y a Internet
que debe preservar su carácter de bien público global.
La lucha contra el narcotráfico y sus redes requiere de nueva mirada más
integral que incluya la corresponsabilidad de los grandes países consumidores, en enfoque de salud pública, y la no criminalización de los cultivos.
Luchamos contra la trata y explotación sexual de niñas, niños y mujeres.
La migración es un fenómeno multifactorial. En su expresión económica es una tragedia social y familiar para nuestros países que debe ser
enfrentada con políticas públicas de desarrollo social y empleo dirigidas
a mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos. Exigimos el respeto
irrestricto de los derechos humanos de los migrantes que son violentados
en los países receptores, sobre todo en Estados Unidos, la Unión Europea
y Japón. Nos pronunciamos en contra de la construcción de muros y por la
libre circulación de las personas.
Continuaremos la lucha por terminar con el fenómeno del colonialismo. Acogemos los procesos de descolonización en el Caribe como
115
prioridad y condición para que prevalezca una verdadera democracia en
A.L. y el Caribe. Reiteramos el llamado de apoyo a la libre determinación
e independencia de Puerto Rico en base a la resolución 1514(XV) de la
Asamblea General de la ONU.
Nos unimos a los esfuerzos de solidaridad con la autodeterminación e
independencia de Puerto Rico para llevar su caso ante la Asamblea General de la ONU a partir del presente año.
De igual manera respaldamos los reclamos de descolonización e independencia de Bonaire, Curazao, Martinico, Guadalupe y Guyane.
Los Partidos del Foro de São Paulo agradecen al Frente Amplio de
Uruguay la organización del XIV Foro y el cálido recibimiento que han
brindado a todos los delegados.
Ha sido una nueva oportunidad para reafirmar los lazos que unen a los
partidos que lo integramos y la vocación de unidad en la diversidad que
es nuestra seña de identidad.
En la pluralidad y diversidad del Foro de São Paulo reside el secreto de
una larga y fructífica existencia. En su capacidad de “debatir sin herirse,
discrepar sin dividirse y polemizar sin dejar de sentirse compañeros”, está
la garantía de su preservación como un auténtico espacio de socialización
de experiencias y de articulación de acciones de solidaridad.
Promoveremos la unidad de las izquierdas y el fortalecimiento de sus
organizaciones políticas en todos los países como herramienta importantísima para impulsar los procesos de cambio.
En este sentido, recomendamos también el fortalecimiento de las organizaciones de juventud en el ámbito de los partidos miembros del Foro
de São Paulo, bien como la creación de un espacio de articulación propio
entre las organizaciones de juventud de los partidos miembros.
Nos comprometemos a redoblar esfuerzos por alcanzar la equidad de
género y saludamos los avances alcanzados en esta lucha que se manifiesta
en la presencia de dos presidentas, amplias bancadas femeninas y un importante número de compañeras liderando movimientos sociales.
116
Al culminar nuestros trabajos en Montevideo dejamos un fraterno
saludo al pueblo uruguayo y nos convocamos para el XV Encuentro en
ciudad de México, donde sigamos reafirmando nuestra inquebrantable
voluntad de lucha por lograr la definitiva liberación de nuestros pueblos
y por el socialismo.
Montevideo, 25 de mayo de 2008.
117
XV Encuentro del Foro de São Paulo
Las alternativas de la izquierda
latinoamericana frente a la crisis capitalista
CAPÍTULO I: EL FSP FRENTE AL
NEOLIBERALISMO Y LA CRISIS
El neoliberalismo fue una doctrina concebida para acelerar la concentración de la riqueza y legitimar la desigualdad social. Su obra fundacional,
Camino de Servidumbre, escrita por el economista austriaco británico
Friedrich Hayek, fue publicada en 1944, cuando se pensaba que la destrucción causada en Europa por la II Guerra Mundial desembocaría en una
grave, prolongada y polarizada situación socioeconómica de posguerra.
El padre del neoliberalismo defendía al Estado de derecho como
opuesto a lo que denominaba Estado arbitrario, cuyas peores expresiones eran –para él– el Estado fascista y el Estado comunista, entre los
cuales no establecía distinción. Afirmaba que ideas de matriz marxista
habían penetrado en la conducción estatal de la economía capitalista,
criticaba al liberalismo del laissez faire por no reorientar la actuación del
Estado para afianzar el papel rector de la competencia y se oponía a toda
medida de compensación dirigida a los sectores sociales desposeídos.
Respecto a esto último, Hayek afirmaba que “la igualdad formal ante la
ley está en pugna y de hecho es incompatible con toda actividad del Estado dirigida deliberadamente a la igualación material o sustantiva de
los individuos, y que toda política directamente dirigida a un ideal
sustantivo de justicia distributiva tiene que conducir a la destrucción del
Estado de Derecho”[1].
118
Sin embargo, esos principios doctrinarios no encontraron terreno fértil para su aplicación inmediata. La posguerra no fue el tétrico escenario
previsto por Hayek, sino la etapa de más intenso y prolongado desarrollo
capitalista, del que se beneficiaron, en primer lugar, los Estados Unidos
y, en segundo término, las naciones más avanzadas de Europa Occidental
y Japón. En lo económico, la reconstrucción de sus principales socios
comerciales fue una necesidad y un lucrativo negocio para los monopolios estadounidenses. En lo político, la guerra fría contra la URSS aconsejaba
cultivar el paradigma del “Estado de Bienestar” –al que tanto se oponía
Hayek–, como elemento para la “contención del comunismo”. Ambos
factores explican la ayuda masiva estadounidense canalizada hacia Europa Occidental mediante el Plan Marshall y otras vías.
El “momento” de la doctrina neoliberal, que siguió siendo cultivada y
promovida por pequeños grupos de intelectuales de ultraderecha como la
Mount Pelerin Society, llegó a mediados de los años setenta, cuando la
caída de la tasa de ganancia y el conflicto armado en Medio Oriente y el
consecuente aumento del precio del petróleo pusieron fin al largo crecimiento
expansivo de posguerra. Se inició una etapa de inestabilidad económica
conocida como “estagflación” (estancamiento con inflación). Para ponerle
fin, una ola de gobiernos de derecha encabezados por Reagan y Thatcher
impuso políticas que llevarían a una drástica concentración de la riqueza y
a una acelerada masificación de la exclusión social, con el propósito de
garantizar la ganancia monopolista. No es casual que Hayek obtuviera en
1974 el Premio Nobel de Economía por su obra Ley, Legislación y Libertad.
La crisis integral del sistema capitalista de producción iniciada en la
década de 1970 forma parte indisoluble del proceso de concentración
transnacional de la propiedad y la producción, lo que constituyó la médula
de la globalización. Por ello, la implantación del neoliberalismo no se
circunscribe a un país o grupo de países, sino que se proyecta a escala
mundial.
119
Si la avalancha universal del neoliberalismo se inicia a partir de la
elección de Margaret Thatcher como primera ministra de Gran Bretaña
(1979) y la de Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos
(1980), ésta llega a su clímax a inicios de la de 1990, cuando el derrumbe
de la URSS le permite al imperialismo norteamericano proyectar su propia
imagen como un poder incontestado y omnipotente.
Es en esa coyuntura histórica que, del 2 al 4 de julio de 1990, nace el
Foro de São Paulo, en una región donde el proceso de reforma y reestructuración neoliberal fue impuesto en su expresión más cruda y brutal, luego
de un prolongado período de dictaduras militares de “seguridad nacional” que fueron sustituidas para la instauración del nuevo modelo, por
democracias restringidas. Es por ello que nuestro agrupamiento político
regional surge con una identidad antiimperialista y antineoliberal. En consecuencia, las declaraciones finales aprobadas por sus 14 encuentros celebrados hasta el presente –la mayoría de las cuales se nutre de seminarios
especialmente convocados para debatir el tema–, abordan con
sistematicidad y coherencia, tanto la caracterización del capitalismo neoliberal, como las ideas generales para construir las alternativas democráticas y populares.
En medio del derrumbe del bloque socialista europeo y a escasos meses de la ya entonces previsible desaparición de la URSS, la Declaración
de São Paulo, aprobada por el Encuentro del Partidos y Organizaciones
Políticas de Izquierda de América Latina y el Caribe el 4 de julio de 1990,
afirma: “Rechazamos […] toda pretensión de aprovechar la crisis de
Europa Oriental para alentar la restauración capitalista, anular los logros y derechos sociales o alentar ilusiones en las inexistentes bondades
del liberalismo y el capitalismo […]”[2].
Con respecto a la Iniciativa para las Américas, lanzada en diciembre
de 1989 por el presidente George H. Bush, señala: “El análisis de las
políticas proimperialistas, neoliberales aplicadas por la mayoría de los
120
gobiernos latinoamericanos, sus trágicos resultados y la revisión de la
reciente propuesta de “integración americana” formulada por el presidente Bush para encauzar las relaciones de dominación de los Estados
Unidos con Latinoamérica y Caribe, nos reafirman en la convicción de
que a nada positivo llegamos por ese camino […]”.[3]
Acto seguido compara los irrisorios “incentivos” ofrecidos por la Iniciativa Bush, con las consecuencias que para América Latina y el Caribe
tendría la integración asimétrica, subordinada y dependiente prevista en
el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuyas líneas generales
en ella se esbozaban.
“El plan Bush –sentencia la Declaración de São Paulo– pretende abrir
completamente nuestras economías nacionales a la desleal y desigual
competencia con el aparato económico imperialista, someternos completamente a su hegemonía y destruir nuestras estructuras productivas
integrándonos a una zona de libre comercio, hegemonizada y organizada por los intereses norteamericanos, mientras ellos mantienen una Ley
de Comercio Externo profundamente restrictiva”.[4]
Ese texto también habla de la construcción de alternativas populares al
capitalismo neoliberal, tema que el Foro de São Paulo nunca ha abandonado. Sobre este asunto, entre otros aspectos señala: “Pero también definimos aquí […] las bases de un nuevo concepto de unidad e integración continental. Ella pasa por la reafirmación de la soberanía y autodeterminación de América Latina y de nuestras naciones, por la plena
recuperación de nuestra identidad cultural e histórica y por el impulso
a la solidaridad internacionalista de nuestros pueblos […] Ella exige,
finalmente, un compromiso activo con la vigencia de los derechos humanos y con la democracia y la soberanía popular como valores estratégicos, colocando a las fuerzas de izquierda, socialistas y progresistas frente al desafío de renovar constantemente su pensamiento y su
acción.”[5]
121
La Declaración de México, aprobada por el II Encuentro del Foro de
São Paulo el 15 de junio de 1991, ofrece la primera caracterización
detallada de la reestructuración neoliberal en la región y del agravamiento
que ella provoca de la crisis política y social del capitalismo dependiente.
En ella resaltan: la transferencia de recursos hacia los grandes centros de
poder mundial –entre otros conceptos mediante el servicio de la deuda
externa–, la castración de la capacidad del Estado de defender la soberanía
nacional y proteger a los sectores sociales afectados, la transformación
del aparato jurídico institucional que rige las relaciones internacionales
para eliminar las barreras protectoras del Sur, y el papel de las democracias restringidas y de los sistemas políticos fraudulentos y venales en la
imposición de este esquema.
Los participantes en el II Encuentro del Foro concluyeron que “tal
proyecto no es sino la subordinación de las economías latinoamericanas
al proyecto de reestructuración global que comandan los países desarrollados y en especial los sectores hegemónicos de la economía norteamericana”. En lo referente a la alternativa, consideraron que: “La solución de
fondo a las dificultades y problemas se encuentra hoy en la transformación profunda de nuestras sociedades y en la integración política y económica de América Latina y del Caribe que ha sido durante siglos incentivo en las luchas libertarias y constituye ahora idea motora para impulsar nuestra cabal emancipación frente al proceso de reestructuración
del capitalismo a nivel mundial para poder contribuir a forjar un nuevo
orden internacional que respete nuestros valores nacionales y satisfaga
las necesidades de nuestros pueblos”.[6]
La Declaración de Managua, aprobada por el III Encuentro del Foro el
19 de julio de 1992, incorpora referencias al papel que desempeñan el
Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a la manipulación de la deuda
externa como mecanismo de dominación y a la formación de bloques por
122
parte de las grandes potencias. Este texto incluye una referencia a la crisis
que hoy podemos suscribir: “Es importante señalar que, estos intentos
de realizar un nuevo reparto del mundo entre los monopolios de las principales potencias, se desarrolla en medio de la agudización de los conflictos interimperialistas y de la crisis mundial, que los pueblos oprimidos y explotados del mundo deben aprovechar”.[7]
Los participantes en el III Encuentro señalaban: “La ofensiva neoliberal se desarrolla también en el plano cultural e ideológico, apuntando a
la disgregación de valores solidarios arraigados en nuestra sociedad,
imponiendo un modelo individualista y competitivo que enfrenta unos a
otros para sobrevivir. Se coarta así, cada vez más, la participación social y política de nuestro pueblo”.[8]
En la actualidad, cuando partidos y movimientos políticos miembros
del Foro son parte de los gobiernos nacionales de 15 países de América
Latina y el Caribe, y otros muchos son fuerzas principales de oposición
en el resto de la región, cabe citar los tres primeros puntos de la parte
programática contenida en la Declaración de Managua:
“1. El proyecto neoliberal propuesto para América Latina y el Caribe no
admite enmienda, pues su mal radica en la naturaleza del injusto orden
económico mundial que busca consolidar el modelo de sociedad que
pretende imponer. Solo la unidad amplia, en toda su diversidad, de
todas las izquierdas y las fuerzas progresistas podrá lograr un cambio
de meta más acorde con las exigencias de la justicia y de la paz.
2. El contenido económico de una integración alternativa debe partir del
interior de las sociedades, de la lucha destinada a superar las estructuras
y modelos dominantes y a eliminar controles monopólicos y oligopólicos, y de la construcción de un desarrollo económico autónomo orientado, en primer lugar, a satisfacer las necesidades básicas de las
mayorías, sustituyendo la actual alianza de los sectores transnacionalizados de la burguesía con el capital internacional, por una alianza en123
tre todas las fuerzas interesadas en la promoción de proyectos nacionales para la construcción de la justicia social, la democracia y la
liberación nacional.
3. Hoy en día se puede afirmar que todo proceso de desarrollo económico genuino pasa por un cambio de sujetos sociales en el poder, por una
justa distribución de la propiedad y la riqueza, por la creación de poderes de mayorías y por el fortalecimiento de la sociedad civil […] Las
políticas sociales no pueden estar separadas de las políticas económicas porque las políticas económicas deben diseñarse para atender los
problemas sociales […]”.[9]
La Declaración de La Habana, aprobada por el IV Encuentro del Foro
el 24 de julio de 1993, constata el inicio del quiebre de la hegemonía
neoliberal y el auge de la movilización popular contestataria. En tal sentido, plantea:
“En el último año, se evidencia el resquebrajamiento en el proyecto
neoliberal, hasta hace poco francamente hegemónico. El relevo de los
presidentes de Brasil, Venezuela y Guatemala manifiesta la fuerza de la
movilización social y una voluntad de cambio en el pueblo, tanto en el
campo de la lucha contra la corrupción, como en el del rechazo a la política económica. Manifestación de este rechazo lo constituye también el
resultado del plebiscito en Uruguay, en el que el 72% de los votantes se
expresó contra la política de privatización de empresas públicas que el
neoliberalismo ha venido imponiendo […].
Es necesario que nuestras fuerzas políticas contribuyan a la orientación y organización de las luchas sociales con una perspectiva política de
trascendencia histórica. Para vencer los retos que plantea el cuadro de
miseria social, crisis ética, inestabilidad social y política y autoritarismo,
es necesario pasar de la denuncia y de la resistencia a propuestas y acciones
alternativas concretas. Frente a estos desafíos, y en lo que se refiere a
124
procesos electorales en lo que resta de 1993 y en 1994, varias de las fuerzas integrantes del Foro disputarán la presidencia o los gobiernos de sus
países […] Urge, por ello, formular e implementar proyectos de desarrollo que, expresando los intereses y la fuerza organizada de movimientos
populares, apunten hacia un crecimiento económico sostenido e
independiente, ambientalmente equilibrado, y con distribución equitativa
de la riqueza, en un marco de profundización de la democracia en todos
los terrenos.”[10]
En vísperas de la primera gran batalla, a escala regional, por la elección
de gobiernos nacionales de izquierda, los miembros del Foro
proclamábamos: “No se puede aceptar la fórmula “primero crecer y después distribuir” sino que hay que definir una estrategia de crecimiento
con distribución”. Con respecto a la integración, la Declaración de La
Habana dice: “La integración debe ocurrir en primer término en el interior de América Latina y el Caribe, como un proceso político y económico que nos articule como un bloque político y que nos potencie con
voluntad de complementar y compensar las diferencias de nuestras economías. Solamente una comunidad latinoamericana y caribeña de
naciones, económica y políticamente integrada, tendrá fuerza para
reubicarse, con independencia, en un mundo hoy controlado por los grandes bloques económicos y por sus políticas adversas a los intereses de
nuestros pueblos.”[11]
La Declaración de Montevideo, aprobada por el V Encuentro del Foro
el 28 de mayo de 1995, analiza el ascenso de las luchas populares simbolizado por la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) en Chiapas, los resultados del bienio electoral 1994 1995, la I
Cumbre de las Américas y la crisis financiera mexicana de 1994. Sobre
esos temas, señala: “En nuestros debates constatamos el incremento de
la combatividad de los movimientos populares, que se expresó en su crecimiento, diversificación y fortalecimiento organizativo, así como en un
125
importante desarrollo de sus luchas, a través de huelgas, protestas, manifestaciones, tomas de caminos y otras, entre las que se destaca la
rebelión en Chiapas, caracterizada por la irrupción de nuevas formas de
expresión, de democracia y poder popular […].
Las elecciones que se realizaron en 14 países de América Latina entre
noviembre de 1993 y mayo de 1995, si bien no alcanzaron las perspectivas
que se manifestaron en el IV encuentro de La Habana, fueron, sin embargo,
el mejor resultado global que las izquierdas obtuvieron hasta hoy […].
Es de fundamental importancia realizar un análisis descarnado de
nuestras propuestas programáticas, de nuestros canales de comunicación
con amplios sectores populares y de nuestros niveles de inserción social,
para comprender por qué, en muchos países, sectores empobrecidos de la
población votaron a los candidatos conservadores.
Para que puedan continuar constituyendo una alternativa de poder, las
izquierdas tienen que expresar –en contra de las posiciones neoconservadoras– las aspiraciones sociales, nacionales y democráticas de los sectores
organizados de la sociedad, a la vez que aspiran ser la voz de los que no
tienen voz, en consecuencia de la exclusión en que viven […].
En este entorno, la Cumbre de las Américas, celebrada en Miami en
diciembre de 1994, constituye la culminación de la primera fase de un
proceso dirigido a implementar un nuevo diseño de “seguridad colectiva”
y a afianzar un modelo de integración aún más subordinado y dependiente
de los Estados Unidos […].
El neoliberalismo, después de la crisis de diciembre de 1994, demuestra
todavía más su incapacidad de consolidar un régimen de inversiones
productivas […] Por el contrario provoca mayores niveles de pauperización en amplios sectores de la población, sobre todo entre las mujeres y
la juventud, eliminando importantes conquistas sociales.”[12]
El VI Encuentro del Foro, celebrado en San Salvador del 26 al 28 de
julio de 1996, fue el primero cuyos debates giraron en torno a un docu126
mento base, titulado Crisis y Alternativas al Neoliberalismo. Como resultado de esa discusión, la Declaración de San Salvador afirma que:
“La derrota del modelo neoliberal depende fundamentalmente de la
capacidad de los movimientos políticos y sociales para generar una correlación de fuerzas favorables que permita las mejores condiciones para
desarrollar el proyecto popular alternativo. Esto requiere elevar las formas de organización y participación popular desde abajo y en todos los
ámbitos de la vida cotidiana, a través de las distintas formas de acción
política, electoral, social, económico-reivindicativa, cultural, en donde
vayamos construyendo espacios de poder popular, nuevas relaciones sociales y políticas, que permitan avanzar hacia una sociedad más digna,
justa, fraterna, equitativa y solidaria.
La lucha contra el neoliberalismo y la búsqueda de un nuevo orden
económico-social, demanda de la participación activa de las mujeres, y
por tanto requiere que las organizaciones asuman los intereses estratégicos y las prácticas de las mismas.”[13]
La Declaración de Porto Alegre, aprobada el 3 de agosto de 1997 por
el VI Encuentro del Foro, resalta que: “después de varios años de hegemonismo económico, político e ideológico del neoliberalismo, se presencia de nuevo un ascenso de las luchas populares, democráticas y sociales en prácticamente todos los países. Este ascenso va acompañado de
avances electorales importantes en varias naciones de la región, además
de la significación nacional e internacional de movimientos sociales con
gran autoridad moral […] Para estar a la altura que exige estos procesos, los partidos integrantes del Foro de São Paulo, vemos conveniente
desarrollar, en las condiciones de cada país, las alianzas y relaciones
políticas que favorecen la consolidación del proyecto democrático y popular contra el neoliberalismo. Este contexto político de incertidumbres
y esperanzas ofrece la oportunidad de ser creadores y actores decisivos
en la conformación del nuevo poder emergente. La combinación de pro127
gramas alternativos, de inclusión social y de determinación política son
los ingredientes fundamentales para preparar a América Latina y el Caribe para el tránsito hacia el nuevo milenio y hacia una nueva vida de
nuestros pueblos […]. “Las políticas compensatorias dirigidas hacia los
sectores excluidos, deben incorporarse solo como soluciones de
emergencia para corregir circunstancialmente situaciones críticas,
mientras se desenvuelven los resultados de las reformas estructurales
[…] La estrategia de construcción del nuevo modelo económico y social,
debe incorporar la visión de género. Para ello debemos establecer
acciones concretas para eliminar la discriminación de la mujer en el
empleo y salario, impulsar programas específicos para la mujer rural y
las mujeres jefas de familia. Se trata de generar programas de formación
profesional y adecuar las normas de seguridad social, incorporando los
derechos de las mujeres. Asimismo debemos establecer políticas de acción afirmativa que aseguren el acceso de las mujeres a los puestos de
decisión a todo nivel.”[14]
Con motivo del estallido de las bolsas asiáticas, la II Declaración de
México, aprobada el 1ro. de noviembre de 1998 por el VIII Encuentro
del Foro, sentencia: “La crisis, que se inició en el sudeste asiático, llegó a
nuestro continente y amenaza con agravar aún más la situación de la
mayoría de los latinoamericanos y caribeños […] Nunca como desde ahora
se justificará tanto un cambio radical en las orientaciones prevalecientes
en la región […].Es de resaltar que ahora se escuchen voces de “autocrítica” en el seno de los mismos organismos internacionales que son responsables del modelo e insensibles a las aspiraciones de los pueblos a una
vida digna. Pero para nosotros es claro que no existe voluntad política de
implementar cambios sustanciales al modelo, en función de los intereses
que históricamente han defendido las élites latinoamericanas […]. Los
gobiernos neoliberales pretenden absorber el efecto de los ajustes anunciados tras la crisis bursátil, con un asistencialismo puntual que solo busca
128
impedir la adopción de medidas encaminadas a una justa producción y
distribución de la riqueza material y espiritual, y a los cambios estructurales que dicho objetivo requiere.”[14]
La Declaración de Niquinohomo, aprobada por el IX Encuentro del
Foro en esa ciudad nicaragüense, cuna del general Augusto C. Sandino el
20 de febrero de 2000, en conmemoración del septuagésimo sexto aniversario de su asesinato, señala: “En los albores del siglo XXI y del Tercer
Milenio de nuestra era, a una década de fundado el Foro de São Paulo,
el agravamiento de la crisis política, económica, social y cultural por la
que atraviesa la humanidad, ha despejado las incógnitas –algunas reales
y otras aparentes– que motivaron la convocatoria al Encuentro de Partidos y Organizaciones de Izquierda de América Latina y el Caribe, celebrado en Brasil, en julio de 1990 […].Los diez años transcurridos desde
la creación de nuestro Foro no han hecho otra cosa que ratificar la validez
de nuestras ideas iniciales. Al igual que en julio de 1990, los partidos y
movimientos políticos del Foro de São Paulo rechazamos tajantemente
que el neoliberalismo pueda constituir un proyecto de desarrollo que,
tras un período del llamado ajuste, “derramaría” riqueza a todos los
habitantes de la tierra. Rechazamos que la doctrina neoliberal responda
a supuestas leyes inexorables del desarrollo económico y científico técnico […].La economía mundial ha entrado a una fase depredadora. Las
palabras claves para describir al mundo contemporáneo son concentración, polarización y dominación neocolonial. Concentración de riqueza,
propiedad y producción. Polarización política, económica y social, con
su secuela de miseria, exclusión y marginación.”[15]
La II Declaración de La Habana, aprobada por el X Encuentro del
Foro de São Paulo el 7 de diciembre de 2001, denuncia: “Los atentados
del 11 de septiembre de Nueva York, Washington y Pensilvania han agravado la situación internacional, generando una nueva coyuntura y
abriendo un proceso de imprevisibles consecuencias […] “Las crecientes
129
protestas contra el actual orden, que rechaza la mercantilización globalizada, impuesta a todas las esferas, y que ha comenzado a resquebrajar
el triunfalismo neoliberal y también su omnipotencia, han obligando a
las principales potencias capitalistas y a los organismos internacionales
a edulcorar sus lenguajes y propuestas porque las masivas movilizaciones para combatir las políticas emanadas de esos centros hegemónicos
no han podido ser desconocidas, ni subestimadas. La fortaleza demostrada por las Cumbres de los Pueblos, el Foro Social Mundial de Porto
Alegre y otras acciones, evidencian también que el Foro de São Paulo,
como espacio abierto y plural de coordinación de iniciativas políticas de
las fuerzas progresistas y de izquierda de nuestra América, tiene ante sí
una nueva etapa de trabajo. Necesitamos generalizar la resistencia,
profundizar la propuesta, desarrollar la conciencia de toda la sociedad
civil y potenciar el poder contestatario y la capacidad negociadora de
las organizaciones sociales, de las redes, movimientos y partidos que se
oponen al neoliberalismo.”[15]
La Declaración de Antigua Guatemala, aprobada por el XI Encuentro
del Foro de São Paulo el 4 de diciembre de 2002, afirma: “Hoy el neoliberalismo sigue siendo la política de las principales grandes potencias,
los organismos financieros internacionales y las élites gobernantes en
América Latina. Sin embargo, crece día a día su crisis de credibilidad en
los más amplios sectores sociales. Esa doctrina ya resulta incapaz de
confundir y desmovilizar a los pueblos de la región: soplan vientos de
cambio. En un mundo capitalista que se caracteriza por el aumento de la
brecha entre ricos y pobres, la concentración del poder político, económico y militar, con su correlato de ampliación de la marginación y la exclusión social, de discriminación de género, racial, étnica, cultural, generacional y otras, la depredación del medio ambiente, de incremento de la
amenaza y el uso de la fuerza militar, de la corrupción, el narcotráfico, el
terrorismo y otros flagelos que ponen en riesgo el futuro de la humanidad,
130
los partidos y movimientos políticos del Foro de São Paulo constatamos la
certeza y la vigencia de las declaraciones políticas, acuerdos y resoluciones aprobados en nuestros diez encuentros anteriores. Como expresión de
la agudización de la crisis y de la madurez de nuestras luchas, hemos pasado
de la crítica, al combate y del combate a la construcción de alternativas
concretas al neoliberalismo.”[16]
La II Declaración de São Paulo, aprobada por el XII Encuentro del
Foro el 4 de julio de 2005 constata que “cuando el FSP echó a andar –15
años atrás– (…)Estados Unidos se afirmaba como potencia dominante
en la pretensión de imponer un mundo unipolar, mientras gran parte de
América Latina recién salía de un ciclo de dictaduras militares. Salvo
Cuba, que resistía heroicamente el bloqueo imperialista estadounidense,
no había ningún gobierno de izquierda: reinaban el neoliberalismo y el
“pensamiento único” […] Pero no son pocos los planes [imperialistas]
que han fracasado. Los triunfos populares y progresistas le han arrancado el control de importantes países del continente, entre los que destacan
Brasil, Venezuela y Uruguay, junto a importantes avances en otros países del Cono Sur […].Las dificultades de la política latinoamericana de
Bush obedece a dos factores fundamentales: uno es la agudización de la
crisis política, económica y social en la región; el segundo es la capacidad
de lucha y construcción de alternativas demostrada por los pueblos en
toda su diversidad, mujeres y hombres de nuestra América Latina y Caribe”[17].
Este texto resalta la resistencia de la Revolución Cubana, la derrota de
los diversos intentos de derrocar a la Revolución Bolivariana en Venezuela, el triunfo de Lula en la elección presidencial brasileña de 2002 y el
triunfo de Tabaré Vázquez en la elección presidencial uruguaya de 2004
y el avance de las izquierdas colombiana y ecuatoriana en las elecciones
locales de 2003, así como la derrota del ALCA en la Reunión Ministerial
de las Américas celebrada en Miami en noviembre de 2003, la derrota del
131
intento de otorgar a la OEA facultades para monitorear el “funcionamiento democrático” de los países de la región y la derrota del intento de
imponer a alguno de los candidatos favoritos de los Estados Unidos para
la Secretaría General de esa organización.
También respalda la lucha contra el Tratado de Libre Comercio de
Centroamérica y los Estados Unidos y contra el Plan Puebla Panamá, y
destaca el avance de los procesos y mecanismos de integración regional,
en particular, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el MERCOSUR, la Comunidad Sudamericana de Naciones, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el Convenio Integral
de Cooperación entre Argentina y Venezuela, el Convenio Integral de
Cooperación Energética entre Venezuela y Uruguay, así como los acuerdos de creación de TeleSur, PetroSur y PetroCaribe.
La II Declaración de San Salvador, aprobada por el XIII Encuentro
del Foro de São Paulo el 14 de enero de 2007, constata que: “…todas y
todos coincidimos en que, pese a que el neoliberalismo sigue siendo la
doctrina hegemónica impuesta por los centros de poder mundial, el
enfrentamiento en ascenso de los pueblos a su secuela de concentración
de la riqueza y masificación de la exclusión social, favorece una acumulación política sin precedentes por parte de la izquierda latinoamericana. Ese enfrentamiento es uno de los factores fundamentales que explica
los triunfos electorales más recientes cosechados por la izquierda latinoamericana y caribeña, entre ellos, la segunda reelección del presidente
Hugo Chávez Frías en Venezuela, la reelección del presidente Luiz Inácio
Lula da Silva en Brasil, la elección del presidente Rafael Correa en Ecuador y del presidente Daniel Ortega en Nicaragua […]. Los nuevos triunfos electorales de la izquierda se suman a los obtenidos con la elección
del presidente Tabaré Vázquez en Uruguay en octubre del 2004, la
elección del presidente Evo Morales Ayma en Bolivia, el primer líder
indígena que logra la presidencia en un país de América latina en dici132
embre de 2005. Y a la presencia o apoyo de partidos integrantes del Foro
en otros gobiernos de la región, como es el caso de Michelle Bachelet en
Chile y la presencia de Néstor Kirchner en Argentina. También se
obtuvieron triunfos en varias naciones del Caribe. En Haití el imperialismo norteamericano y la derecha local no pudieron consumar el fraude para evitar la elección del Presidente René Preval. Junto a estas nuevas
generaciones de gobiernos latinoamericanos de izquierda o progresistas que se fortalecen con la primera elección de Chávez en diciembre de
1998, se yergue la Revolución Cubana con sus 48 años de lucha y
resistencia”.[18]
La II Declaración de Montevideo, aprobada por el XIV Encuentro del
Foro de São Paulo, el 25 de mayo de 2008, ya advertía el inminente
estallido de la crisis económica mundial hoy en curso: “La crisis financiera en EE.UU. amenaza, junto con el aumento incontenible del precio
del petróleo, en provocar una recesión a nivel mundial. La manipulación y
especulación desatada por las grandes transnacionales aprovechando
el aumento de la demanda mundial de alimentos, la concentración de la
propiedad de las tierras, los monocultivos irracionales, el uso de maíz
por Estados Unidos para producir etanol y el control de las fuentes
acuíferas, han provocado una escalada de los precios de los productos
agrícolas, que amenazan con sumir a grandes poblaciones del mundo
en hambrunas de incalculable alcance. Como manifestamos en la consigna de este XIV Foro, las fuerzas progresistas del continente que se
encuentran en el gobierno buscan por distintas vías implementar
proyectos que, de acuerdo a las características propias de cada país, les
permitan encarar los principales problemas que el neoliberalismo ha
generado […].”[19]
Con respecto a la integración latinoamericana y caribeña, este señala:
“Saludamos y apoyamos firmemente la creación de la UNASUR que engloba iniciativas como la del Banco del Sur, como eje de una futura unidad
133
política de los países y los pueblos de América del Sur, y la propuesta de
la creación del Consejo Sudamericano de Defensa. Su fortalecimiento
permitirá avanzar en la creación de una organización permanente integrada únicamente por los países de A.L. y el Caribe, sin exclusiones”.
Esta apretada síntesis, en la que inevitablemente incurrimos en
omisiones, permite apreciar la constante lucha del Foro y todos sus miembros contra la reestructuración neoliberal y a favor de proyectos populares alternativos. No solo fueron derrotadas la Iniciativa Bush, el ALCA
y otras políticas del imperialismo norteamericano, sino que esa “organización permanente integrada únicamente por los países de A.L. y el Caribe, sin exclusiones”, de la que habla la II Declaración de Montevideo,
ya se encuentra en vías de fundación a partir del ingreso de Cuba al
Grupo de Río. Hay un proceso encaminado a transformar a dicho grupo
en una organización de todos los países latinoamericanos y caribeños.
Este proceso sería impensable sin la acumulación de luchas políticas y
sociales libradas por los miembros del Foro durante las últimas casi dos
décadas.
CAPÍTULO II: LA CRISIS ACTUAL DEL CAPITALISMO
En las resoluciones de los encuentros del FSP se planteó la crítica y
rechazo al capitalismo global y se advirtió sobre la ocurrencia una crisis
similar a la que estamos viviendo.
La crisis se inició en Estados Unidos, corazón de la economía capitalista, a diferencia de lo que sucedió en las crisis previas de los ochentas y
noventas, que se originaron en la periferia del sistema, América Latina y
el Sudeste asiático.
La crisis financiera se hizo evidente entre septiembre de 2007 y marzo
de 2008, y se agudizó a mediados de septiembre del 2008, cuando se conoció
la quiebra del banco Lehman Brothers, colapsando al sistema bancario internacional y frenando severamente el crédito y la intermediación financiera. A
134
raíz de ello se ha desatado también, a pesar de las medidas tomadas por los
gobiernos, una grave recesión económica de alcances mundiales.
Las disfunciones productivas y el estallido de la burbuja hipotecaria,
principalmente en EE.UU., llevaron a la parálisis del sistema bancario, a las
pérdidas de valor de los activos financieros[1], y a una drástica caída de la
demanda final en los países más desarrollados, sobre todo en EE.UU.
Precisamente, la conjugación de una crisis financiera con una recesión
hace que los efectos sobre la economía global sean aún más dañinos y,
según todos los expertos, que la recesión sea más prolongada y la recuperación más lenta. Pasarán varios años para que la economía mundial retome los niveles de actividad productiva que mantenía antes de las crisis. A
principios de noviembre de 2008, el FMI calculó el crecimiento mundial
en aproximadamente 2% para 2009[2]; pero en julio se preveía que el
producto mundial retrocederá -1.4%, la peor caída en sesenta años.
Otras cifras confirman la gravedad de la crisis:
a) El producto per cápita mundial caerá entre -2.5 y -3.6%[3];
b) Las economías avanzadas retrocederán en -3.8%, Estados Unidos en 2.8 %, Europa (zona euro) en -4.2% y Japón -6.2%;
c) Más graves son las cifras que señalan una caída del comercio mundial en 11.0% y -13%[5], sobre todo de los países avanzados que verán caer sus
importaciones en más de 12%. Ello hará caer el precio de las commodities
(bienes exportables, sobre todo materias primas). El petróleo caerá 46.4%
a lo largo de este año y el resto de las materias primas en casi 28%;
g) Los flujos de capital retrocederán en un -6.18%. Junto a ello, la producción industrial tendrá una caída del -6.23% a nivel mundial.
La recesión económica que se desató a fines del año pasado, se suma a
otras crisis que sufre el mundo. Hay una crisis medioambiental que además
es la expresión de otras crisis: la energética y la alimentaria, todo lo cual
está agudizando la crisis social, lo que puede conducir a crisis políticas en
varios países y regiones.
135
La crisis del medio ambiente se ha hecho patente sobre todo en el
cambio climático, el cual avanza más rápido de lo previsto hace apenas
dos años, pero también en la deforestación, desertización, estrés hídrico,
deterioro de los mares, erosión acelerada de la biodiversidad y contaminación del aire, suelo y agua dulce.
El informe Oxfam[6] advierte que en los próximos seis años, el número
de damnificados por desastres relacionados con el clima podría crecer un
cincuenta por ciento hasta los 375 millones de víctimas, pues a medida
que el cambio climático y la mala gestión del medio ambiente provoquen
una proliferación de sequías, desprendimientos de tierra, inundaciones y
demás desastres localizados”, habrá “más personas vulnerables, debido a
su pobreza y ubicación”.
El informe pronostica que los cambios medioambientales no sólo
causarán daños por sí solos, sino que además provocarán desplazamientos, migraciones y conflictos violentos entre países y plantearán un reto
humanitario “sin precedentes” para el que la acción humanitaria internacional no está preparada
El director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, ha señalado
que: “En 1972, la utilización humana de los recursos de la Tierra se
aproximaba a 85 por ciento del nivel sostenible a largo plazo, mientras
hoy día se sitúa en torno a 125 por ciento de ese nivel”.
Por su parte, la crisis alimentaria se ha manifestado en hambrunas y
carestía causadas por el uso no directamente alimentario de algunas
cosechas (en forrajes y biocombustibles), por el estancamiento de la
productividad cerealera (se agotó la Revolución Verde que inició hace
más de cuarenta años) y por la especulación de la que se benefician los
oligopolios transnacionales.
El Banco Mundial ha señalado recientemente que: “Aunque los precios
reales de los alimentos y los combustibles han registrado una considerable
caída, todavía siguen altos frente a los niveles de la década de los 90... las
136
repercusiones sociales y la crisis humana originada a raíz de la escalada
siguen todavía coleando. Los mayores precios de los alimentos y los combustibles han incrementado la pobreza en entre 130 y 155 millones de
personas totalizando 963 millones de personas que necesitan ayuda de
manera urgente e inmediata para no morir de hambre”.
La FAO también ha señalado que: “La producción global de alimentos
debe ser duplicada de aquí a 2050 para evitar el riesgo de que la escasez y
los altos precios dañen la estabilidad internacional… Sin intervenciones
inmediatas en agricultura y los sistemas de mercado vinculados, la crisis
de 2007 se volverá estructural en sólo unas cuantas décadas.[7] Más bocas
para alimentar en un escenario donde los alimentos aumentan sus precios
progresivamente, nos impone tomar medidas políticas que permitan evitar la catástrofe.
Por su parte, la crisis energética se evidencia en patrones de consumo
insostenibles (sobre todo en los Estados Unidos). Este dispendio es, además,
la principal causa del cambio climático, y se refleja también en el ya visible
agotamiento de los combustibles fósiles y en la paulatina reducción de su
eficiencia energética.
La recesión económica y lo que ésta trae consigo, desempleo y más
pobreza, la lucha cada vez más difícil por el agua, la carestía y la falta de
alimentos, provocarán sin duda crisis sociales y políticas que no es posible
saber cuando y donde acontecerán pero que sin duda afectarán muy diversos países y regiones del mundo.
La concurrencia o estrecha vinculación de todas estas crisis llevan a la
conclusión de que estamos ante una crisis sistémica que no sólo pone en
cuestión el modelo neoliberal imperante sino además al modo capitalista
de producir.
SU IMPACTO EN LOS TRABAJADORES Y LOS PAÍSES MÁS POBRES
La recesión está provocando una fuerte caída del empleo y de los
137
salarios[9]. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) alertó que
“la crisis económica mundial ocasionará dolorosas reducciones en el
salario real de millones de trabajadores en el mundo, el año próximo”.
Según el informe, ello se debe a que el crecimiento económico lento o
negativo, junto a unos precios muy inestables, reducirán los salarios reales de
muchos trabajadores, en particular en los hogares pobres y de ingresos bajos.
La OIT consideró que en muchos países las clases medias también
serán gravemente afectadas, y advirtió “que es posible que se intensifiquen las tensiones por los salarios y que el lugar de trabajo resulte más
vulnerable a los conflictos salariales”. La OIT calcula que los salarios
reales crecerán un máximo de 1,1 por ciento a nivel mundial en 2009.
Esta cifra contrasta con el 1,7 por ciento de 2008. En general, según el
informe, se prevé que el crecimiento de los salarios en países industrializados disminuirá de 0,8 a -0,5 por ciento en 2009.
La OIT también señaló que “la crisis económica mundial producirá un
aumento espectacular del número de personas que engruesen las filas de
desempleados, trabajadores pobres y trabajadores con empleos vulnerables”. Según este informe, la tasa de desempleo mundial pasaría de 6%
en 2008 a 7.1% en este año. De inmediato, la crisis económica mundial
ha dejado sin trabajo a 20 millones de personas, según la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Pero, agrega,
“si la recuperación se retrasa hasta 2010, se sumarían 51 millones de personas al desempleo mundial, con lo que la cifra total se acercaría a los
230 millones de personas”.
No solamente habrá salarios más bajos y menos ocupación sino también
empleos de menor calidad, sobre todo en la economía informal. Según un
estudio, “un total de mil 800 millones de individuos, es decir más de la
mitad de la población activa mundial, trabaja ya, actualmente, sin contrato
de trabajo ni beneficios sociales. Esta cifra aumentaría para alcanzar en
2020 a los dos tercios de la población activa e incluso más si se agrava el
138
impacto de la crisis sobre el empleo. Esto se debe en gran medida a que, en
los países en desarrollo, donde la indemnización o el seguro por desempleo
no existen, aquellos a los que la crisis priva de su empleo se ven obligados
a aceptar empleos informales. En América Latina, los trabajadores del sector
informal, que carecen de seguridad social, representaban 52.5% en el periodo 1990-94, cifra que subió a 54% en 1995-99 y a 57% en 2000-2007.
Por otra parte, la crisis castigará especialmente a los países más pobres, a los “mil millones de más abajo”, a los que ya son los más pobres
del mundo, los habitantes del estrato más pobre de 60 países, muchos de
los cuales viven en África subsahariana. Ello, debido a la reducción de los
flujos de capital privado y a la ayuda oficial, así como a la caída de remesas
y del empleo en sus países por el desplome del comercio mundial.
Según el Banco Mundial, las nuevas estimaciones indican que en 2009
el número de personas extremadamente pobres podría aumentar en más
de la mitad de los países en desarrollo: “Se calcula que entre 55 millones
y 90 millones de personas más caerán en la pobreza extrema en 2009
debido a la recesión mundial”. “Se prevé, también, que el número de
personas que padecen hambre crónica superará los mil millones este año,
lo que echará por tierra los progresos obtenidos en la lucha contra la
malnutrición e imprimirá especial urgencia a la necesidad de invertir en
agricultura” Si se mantienen las tendencias, morirán entre 200 y 400 mil
niños por día desde hoy y hasta el 2015.
La combinación de una triple crisis: alimentaria, financiera y de escasez
de combustible echó por tierra el objetivo de reducir a la mitad la pobreza
en el mundo, el mayor objetivo de desarrollo fijado hasta ahora por la
comunidad internacional (las Metas del Milenio).
LAS RESPUESTAS A LA CRISIS
Las respuestas estatales a la crisis economica en Estados Unidos y
Europa tienen tres componentes:
139
a) medidas de rescate y salvataje del sistema financiero u operaciones de
prestamista de ultima instancia (prestamos directos del gobierno y de
la autoridad monetaria a los bancos y otras instituciones financieras,
garantias publicas para las deudas de las instituciones financieras,
elevacion del monto del seguro de depositos etc);
b) política monetaria expansiva (las tasas de interes de corto plazo han
bajado hasta casi cero en Europa, USA y Japón, compras insusuales
de bonos publicos de largo plazo y tambien algunas deudas privadas
por parte de los bancos centrales como el de EE.UU. y UK);
c) politica fiscal expansiva (aumento del gasto publico, disminucion de
impuestos etc).
En el resto de los paises del centro y de la periferia y que no han sufrido una crisis financiera y quiebras de bancos y otras instituciones similares, el primer componente de esta respuesta de politica estatal es mucho
menor (Australia, por ejemplo, ha subido el seguro de depositos y ha
garantizado la deuda externa de corto de su sistema bancario) o simplemente no existe. Los otros dos componentes keynesianos (politica
monetaria y fiscal expansivas) son un rasgo comun no solo en el resto del
centro sino tambien en la periferia.
Asia y América Latina responden así al enorme impulso recesivo generado por la caída del valor de las exportaciones (caen algunos precios
de las materias primas y el volumen de manufacturas exportadas) y la
salida de capitales desde la periferia hacia el centro; este proceso implica
también una disminución de las reservas de divisas o dinero de curso
internacional en la periferia y una presión hacia el alza del tipo de cambio. Si bien este proceso no es homogéneo para todos los países de la
región, no deja de ser preocupante por las asimetrías que genera.
En Europa oriental hay algunos casos de paises que responden a la crisis
con politicas monetarias y fiscales restrictivas (Hungria, por ejemplo, que
140
ha subido las tasas de interes y recortado el gasto publico); estos paises son
usualmente los que se han quedado sin reservas de divisas y se han obligados a acudir al FMI (debido a la negativa del banco central europeo y de los
gobiernos del area del euro para prestarles euros); como contrapartida, el
FMI exige la aplicacion de una politica macroeconomica antikeynesiana.
Otros paises como Rusia han subido por propia decision su tasa de interes
intentando amenguar la salida de capitales.
En las circunstancias actuales, el hecho es que el capital fluye desde la
periferia, que tiene tasas de interés relativamente altas, hacia el centro que
tiene tasas de interés históricamente bajas. En algunos casos ese proceso
se ve relativizado por otros factores: la seguridad que ofrecen a las inversiones ciertos países de la región, así como tasas de ganancias que
benefician a algunos capitales externos.
Las politicas monetarias y fiscales mas expansivas se aplican en EE.UU.,
China y Japón. Europa aplica una politica fiscal mucho menos expansiva
que China o EE.UU. por eleccion propia (tienen limites autoimpuestos al
tamaño del deficit fiscal) y no por imposibilidad como es el caso de algunos paises de la periferia que no pueden financiar los deficits fiscales que
resultan normalmente de uma politica fiscal expansiva en condiciones de
recesion aguda.
En la periferia es mas dificil saber donde son mayores los estimulos
fiscales porque hay un componente de propaganda mayor y menos
informacion disponible.
La fuerza de los estimulos monetarios y fiscales aplicada en la periferia depende de algunas condiciones objetivas (reservas de divisas, fortaleza de las cuentas publicas y acceso al financiamiento propio o prestado,
tipo de cambio fijo o flexible, etc), y de la voluntad politica de los gobiernos y de la capacidad de su tecnocracia estatal.
La fuerza que este choque recesivo proveniente del exterior tenga en
un pais especifico depende directamente de la magnitud y los eslabona141
mientos que la industria exportadora tenga en ese pais y de la facilidad con
que entran y salen los capitales financieros del pais. Por ejemplo, los paises
como China y Venezuela que controlan este movimiento de capitales financieros sufririan menos por la salida generalizada de capitales de la periferia.
Existe un cuarto componente, habitualmente clandestino, en la respuesta estatal ante la crisis mundial que es un creciente proteccionismo (via
impuestos a los productos importados o via otras restricciones sanitarias,
tecnicos etc) que asume diversas formas y que esta mucho menos documentado (en particular, la proteccion no arancelaria).
Este proteccionismo puede responder efectivamente tanto a la recesion
y al desempleo como a la carencia de divisas, pero esta sujeto a eventuales
represalias de los socios comerciales que lo perciban. Por ejemplo, Ecuador y Rusia han elevado sus aranceles para reducir sus importaciones,
EE.UU. ha impuesto una clausula de compre nacional en su programa de
expansión fiscal, China ha aumentado sus subsidios a las exportaciones,
etc. El dumping sigue distorsionando el comercio mundial y las relaciones económicas entre los países.
Estas politicas proteccionistas favorecen al pais que las aplica y
perjudican a sus socios comerciales, en terminos de produccion y empleo
locales. Son un sustituto de la depreciacion de la moneda nacional. La
impresion es que su aplicacion se esta extediendo en el centro y la periferia.
Finalmente, existe un quinto componente de estas politicas expansivas
que solo puede ser internacional. En esta crisis sincronizada a nivel global, el comercio mundial medido por las exportaciones de todos los paises
se ha desplomado. No existe, por tanto, ninguna posibilidad seria a corto
plazo de una reactivacion de la economia motorizada por las exportaciones, en particular para las grandes potencias exportadoras como China,
Japón o Alemania o las economias del sudeste asiatico. La unica opcion
es aplicar simultaneamente una politica fiscal expansiva en la mayor parte del planeta.
142
La opcion de la politica monetaria en EE.UU., Japón y Europa ya se
jugo en gran parte al llevar las tasas de interes a cero y la propia crisis
financiera quita mucha potencia a esta opcion monetaria. La opcion de
una expansion fiscal coordinada reviviria simultaneamente la demanda
interna y las exportaciones de un gran numero de paises, sin deteriorar
las cuentas externas de ninguno en particular. Esa fue la propuesta principal del G20, pero Europa no estuvo de acuerdo lo cual es un gran problema para esta opcion, ya que su participacion en la economia mundial es
similar a la de EE.UU. (un 25%).
Para los paises de la periferia, la aplicacion de politicas monetarias y
fiscales expansivas, que compensen con exito el impulso recesivo generado por la caida de las exportaciones y las salidas de capitalen, implica
necesariamente un deterioro de la balanza de pagos, una presion sobre el
tipo de cambio y una reduccion de las reservas de divisas. Este es el principal obstaculo para la aplicacion de las politicas keynesianas en los paises
cuyas monedas no tienen curso internacional. Y probablemente implica
que muchos de estos paises recurriran tarde o temprano a una forma u
otra de proteccionismo.
Una manera simple de resolver este problema es otorgar mas reservas
de divisas a los bancos centrales de estos paises perifericos, ya sea via
prestamos sin condiciones (swaps) del banco central europeo o del banco
central norteamericano (cosa que el Fed ha hecho con grandes economias de la periferia como Mexico, Singapur y Corea del Sur) o ya sea via un
aumento de la asignacion de los derechos especiales de giro (DEGs, una
suerte de moneda internacional) via el FMI.
En la reunion del G20 se acordo un incremento insuficiente de los
DEGs por 250 mil millones de dolares, ya que el grueso de estos (un
60%) se quedaria en manos de los paises del centro. Por ejemplo, una
economia como la peruana requeriria unos 30 mil millones de dolares
de reservas de divisas extra para aplicar politicas monetarias y fiscales
143
expansivas sin preocuparse por la situacion de su sector externo; mientras
mas economias de la periferia estuviesen en esta situacion, mas rapido
se reactivaria la economia mundial. El G20 o los paises ricos han preferido un incremento de los recursos del FMI para atender –com condicionalidad y politicas antikeyneasianas de por medio– a la periferia sin
reservas de divisas y con problemas de balanza de pagos, donde destaca Europa oriental.
Da manera general, hay un cuestionamiento de la hegemonía de los
Estados Unidos. El surgimiento de la Unión Europea y la afirmación del
euro como moneda de reserva, la regionalización en Medio Oriente y la
aparición del khaleeji como moneda común del Consejo de Cooperación
del Golfo, así como la conformación del BRIC, abre las posibilidades de
un mundo policéntrico contrapuesto a la unipolaridad. La convocatoria al
G20, reconoce en cierta forma esta nueva realidad.
La crisis actual del capitalismo ha acelerado el proceso de constitución
de bloques. La crisis y la declinación del poder hegemónico de EE.UU.
han llevado a diversos países a constituir acuerdos económicos y políticos
regionales. Por otra parte, la crisis también puede profundizar las contradicciones dentro de esos bloques, como está ocurriendo con el NAFTA
(Tratado de libre comercio en la América del Norte) y con la Unión Europea.
También puede generar alineamientos alrededor de potencias regionales,
como parece ocurrir alrededor de China, cuya reacción a la crisis constituye una de las variables fundamentales de la coyuntura internacional.
Creció la presencia China en el mundo, incluso en América Latina: en
2007 el monto del comercio bilateral sino-latinoamericano superó los
100.000 millones de dólares, y las previsiones para 2009 prevén alcanzar
los 150.000 millones, a pesar de la crisis. Actualmente los acuerdos comerciales sino-latinoamericanos han alcanzado los 143.390 millones de
dólares, cerca de un 40% más con respecto al año precedente y 10 veces
más si se compara con el monto de 2000. Que China se haya transforma144
do a mediados de 2009 en el primer cliente de Brasil y luego de Chile,
desplazando a Estados Unidos, no es un dato menor. Demuestra que la
presencia de la nueva potencia emergente en nuestro continente será clave para nuestro futuro. Asimismo el nuevo papel de Europa en Latinoamérica, sus inversiones directas así como las ventas de tecnología, instrumentos financieros y armamento, han recolocado la posición de la UE en
los últimos tiempos.
EL DEBATE SOBRE LA CRISIS
La crisis capitalista está, hoy, en el centro de la coyuntura mundial;
también lo estará en el 2010 y durante los próximos años.
Hay un intenso debate ideológico y teórico sobre las causas y la caracterización de la crisis. La tesis más popular afirma que estamos ante una crisis
financiera, que tiene como origen las políticas neoliberales implementadas
en las últimas décadas, como la liberalización del sistema financiero.
Para sectores de la derecha, argumentar que se trata sólo o principalmente de una crisis financiera, permite defender el “capitalismo productivo” y sustentar que “una vía distinta al capitalismo no ofrece ninguna
solución para la crisis actual”.
Para sectores de la izquierda, argumentar que se trata de una crisis del
neoliberalismo permite saborear la victoria en la polémica que sustentamos
contra el monetarismo, el Estado mínimo, la desregulación, la flexibilización y el Consenso de Washington. Pero esta caracterización no es suficiente, en tanto que las raíces de la crisis van más allá del neoliberalismo.
La crisis desenmascara y quita autoridad moral a la ideología neoliberal, que no reconocia que el modo de producción capitalista genera crisis
periódicas y tiene fracturas estructurales y que depende de la acción del
Estado para sobrevivir. Esto nos lleva a la siguiente conclusión: la continuidad o no de este modo de producción no es una fatalidad ni un hecho
natural, sino una opción política y social.
145
La crisis evidencia y agrava, también, la declinación de la hegemonía
de los Estados Unidos. Aunque continúe siendo la mayor economía del
mundo, conserve el mayor poderío militar y el control de los principales
medios de comunicación de masas, los EUA enfrentan crecientes dificultades internas y externas.
El desenlace de la crisis abre un amplio e incierto abanico de opciones
a futuro y será producto de dos movimientos combinados: la lucha entre
las clases sociales en el interior de cada país y el conflicto entre los diferentes Estados y bloques regionales. La dinámica de estos movimientos y
su interrelación darán por resultado diversos experimentos: conservadores, progresistas y socialistas. El peso relativo de cada uno de ellos definirá el diseño del mundo tras la crisis.
Algo similar ocurrió a partir de los años 1930, cuando surgió el New
Deal en Estados Unidos; se consolidó el fascismo en Europa y se extendió
la colectivización en la URSS. También se produjeron diversas alianzas y
conflictos militares entre las grandes potencias y los países de la periferia
que concluyeron, al final de la Segunda Guerra, con la división del mundo en dos grandes “campos” y diversos “modelos” (socialismo de tipo
soviético, welfare state, diferentes tipos de desarrollismo etc.).
Hoy, los Estados y las clases sociales que se beneficiaron del orden
neoliberal buscan redefinir cual será el nuevo orden mundial. Si bien Estados Unidos buscará mantener su poder hegemónico, la nueva realidad
global y las nuevas correlaciones de fuerza planetarias muestran que su
intento no será necesariamente exitoso.
Los Estados de los países de la periferia capitalista buscan conquistar
más espacio en el futuro mundo pos neoliberal, tentativa que se expresa
de diferentes formas, entre las cuales están las acciones del G20; la reforma de la ONU y otras instituciones internacionales; así como variados
acuerdos bilaterales o multilaterales entre los países “en desarrollo”.
La disputa entre estas dos líneas (la “conservadora” y la “progresista”)
146
solo ha empezado, pero será muy profunda. Indicios de ello son el proteccionismo, la progresiva nacionalización de instituciones financieras, el crecimiento de los déficits públicos y el riesgo de crisis cambiarias, así como
el creciente desempleo. En el abanico de posibilidades a futuro, la opción
progresista deberá dar, sin duda, una dura lucha para triunfar.
Cuanto más masiva, intensa y radical sea la reacción de los movimientos populares, más avanzado será el diseño del mundo posterior a la crisis. Un desenlace socialista, por ejemplo, depende de la movilización de
las clases trabajadoras y de los movimientos populares, no solo para resistir, sino sobre todo para conquistar el poder de Estado y a partir de ello
enfrentar no solo los efectos de la crisis, sino también sus causas; el neoliberalismo y el capitalismo.
Compete a los partidos de izquierda, a los movimientos sociales y a los
gobiernos vinculados a los trabajadores estimular un amplio y profundo
debate sobre la crisis y sobre las alternativas; movilizando a los sectores
populares y a las clases trabajadoras, en defensa de su nivel de vida y la
ampliación de sus conquistas; y, donde la izquierda es gobierno, adoptando
medidas prácticas para superar la crisis, en favor de las mayorías.
Por ello, en el debate sobre la crisis, debemos ir más allá de las
explicaciones parciales según las cuales la crisis internacional fue resultado de la “falta de controles”, de las políticas neoliberales y del
agotamiento de las instituciones de Bretton Woods.
Todo esto es verdad, pero es una verdad parcial. Una explicación
adecuada de la crisis debe comenzar reconociendo que estamos ante una
crisis del capitalismo, más profunda que la iniciada en 1929, sobre todo
porque la crisis actual ocurre justamente en la etapa histórica de máxima
expansión y hegemonía del modo de producción capitalista.
Debemos entender que estamos ante una crisis estructural del capitalismo, una crisis del modo de producción y no solamente de su órbita
financiera. Para ello es necesario recordar que:
147
1) las grandes empresas capitalistas actúan en el mercado financiero y,
además, extraen una parte importante de sus ganancias financieras de
los instrumentos especulativos: derivados, mercados de valores, hedge
funds etc.
2) el crecimiento de la “economía real”, en los 80s y sobre todo los 90s se
debió fundamentalmente a la expansión de las nuevas tecnologías de la
información y al desarrollo de los sectores productivos ligados a ellas:
computadoras, telefonos celulares, comunicaciones por satélite, etc.
Después de este auge vino a fines de esta década la burbuja inmobiliaria
y del crédito, facilitado por el crecimiento exuberante de los activos financieros y por la oferta de crédito barato para el consumo;
3) el propio neoliberalismo, como política de Estado, fue una respuesta a
las bajas tasas de crecimiento y la caída de la tasa de ganancia experimentadas por el capitalismo desde el inicio de los años 1970. Por tanto, estamos viviendo “la crisis de la respuesta a la crisis” de los años
setenta;
4) la especulación financiera que asistimos en los últimos años, se relaciona directamente con la realización de valor de los países emergentes,
especialmente en China. Fueron en último análisis respuestas a una
contradicción estructural del capitalismo, a saber: su tendencia a
producir cada vez más mercancías con cada vez menos trabajo vivo,
generando superproducción de mercancías y un excedente de capitales
que no podían invertirse a tasas de ganancia competitivas. Esta contradicción pudo ser paliada para posponer la crisis, pero al final estalló y
condujo a la destrucción en gran escala de los capitales y empresas.
5) la desvalorización de los activos financieros, la concentración y
centralización de capitales (que incluye cerrar las empresas), la ampliación del desempleo y la transformación de deuda privada en deuda
pública son algunas de las consecuencias típicas de las crisis del modo
de producción capitalista tal como se ha observado históricamente.
148
Por esto, entre otros motivos, es que podemos decir que estamos ante
una crisis del capitalismo, de su modo de producción (en términos marxistas), y no solo de una crisis financiera o de una crisis resultado de las
políticas del del neoliberalismo.
Además, habrá que recordar que el capitalismo es un sistema afectado
por crisis recurrentes. Para citar un estudio reciente: entre 1970 y 2007
ocurrieron 127 crisis bancarias, 208 crisis cambiarias y 63 crisis por incumplimiento en el pago de la deuda pública. ¡O sea, 3 crisis bancarias, 5
crisis cambiarias y 2 morataria de pagos, por año!
La novedad de la crisis actual reside tanto en su profundidad como en
su duración.
La profundidad deriva de un hecho simple: nunca el capitalismo fue
tan hegemónico y tan poderoso como es en la actualidad. Así, su crisis
también es por definición más profunda, lo que salta a la vista cuando observamos sus múltiples dimensiones.
Será de larga duración, entre otros motivos porque no existe, ni surgirá en el corto plazo, un poder político capaz de administrar la situación y
construir soluciones: al contrario, asistimos simultáneamente a la declinación de la hegemonía de los Estados Unidos, la desmoralización del
neoliberalismo y la parálisis de las instituciones de Bretton Woods.
La declinación de Estados Unidos comenzó, aunque no fue evidente
entonces, en el momento exacto cuando la URSS fue derrotada, lo que
debilitó las razones que llevaron a las otras naciones capitalistas a aceptar
la hegemonía de EE.UU., empezando por la ONU, OTAN y las instituciones del llamado sistema Bretton Woods.
No celebramos la crisis, pues ella causa sufrimientos para decenas de
millones de trabajadores en todo el mundo. Tampoco nos acobardamos:
la crisis constituye una extraordinaria oportunidad, tanto para imponer
límites al capitalismo, cuanto para iniciar un nuevo ciclo de tentativas de
construcción del socialismo.
149
En estos momentos de crisis estructural cuando se torna evidente que
el capitalismo es un modo de producción social de alto costo humano y
ambiental, se hace también notorio que es no solo posible sino necesario
y urgente, construir otro modo de producción, que vuelva su atención a
las necesidades humanas, y no se base en el lucro.
La caracterización de esta crisis como profunda y de larga duración,
derivada del modo de producción capitalista, nos coloca en una mejor
posición en el debate ideológico y en la lucha política que está en curso.
En inicio de los años 1990, cuando hubo la crisis general del socialismo, la burguesía se lanzó en una ofensiva ideológica total, que intimidó a
sectores importantes de la izquierda en todo el mundo.
Aquella ofensiva fue en favor de una alternativa ideológicamente extrema (el neoliberalismo), no a favor de un proyecto socialdemócrata.
Ahora, después de la caída del “muro de Berlín”, el debate es aún incipiente y se da, esencialmente, entre neoliberales y keynesianos, que tienen ciertas identidades ideológicas, pues al final se tratan de corrientes
que defienden el uso de los recursos públicos en favor del buen funcionamiento de los mercados y de la acumulación de capital.
La izquierda debe participar de este debate, sabiendo diferenciar lo táctico
(el combate a la herencia neoliberal, especialmente la hegemonía del capital
financiero), lo estratégico (la defensa de las reformas estructurales democrático populares), y lo programático (la defensa del socialismo).
En el debate ideológico, un punto central es: si el capitalismo produce
crisis periódicas, si hoy puede sobrevivir gracias al “crédito público”, si
necesita del Estado para volver a funcionar, entonces el capitalismo no es
un producto de la naturaleza, ni es eterno: depende de la política y, por lo
tanto, otra voluntad política puede construir una alternativa socialista.
Del punto de vista táctico, la crisis constituye fundamentalmente una
amenaza, tanto social cuanto política, especialmente donde somos gobierno. Motivos por los cuales no debemos celebrar su eclosión.
150
Pero, del punto de vista estratégico, la crisis constituye una inmensa
oportunidad, tanto del punto de vista ideológico, cuanto estratégico, para
aquellos que luchan por el socialismo. Claro está que también es una
oportunidad para las clases dominantes, riesgo que debemos siempre considerar en el análisis político.
Del punto de vista estratégico, la disputa es en relación a la construcción del pos neoliberalismo, cuyo contenido será definido por la lucha entre las clases, dentro de cada Estado, y por la lucha entre Estados, en la
esfera mundial. Simplificando, podemos decir que en esta lucha ha tres
vertientes:
1) la conservadora, a saber, los mismos que implantaron y lucraron con el
neoliberalismo, buscan definir los parámetros del pos neoliberalismo.
Esta es la orientación fundamental del gobierno de Estados Unidos;
2) la progresista, expresada por diversos gobiernos de países desarrollados
o en desarrollo, que no participaron en la toma de decisiones durante
el periodo neoliberal. Su objetivo es un capitalismo más democrático,
que supone inclusive que el dólar deje de ser la moneda mundial. Este
capitalismo más democrático puede o no ser acompañado de más
igualdad social. Y aún si se lleva a cabo un cambio del modelo de
acumulación dentro del capitalismo, que sea beneficioso para la población que siempre fue postergada, excluida de los beneficios del crecimiento y castigada en la recesión, en lo esencial este proceso tiende
a agotarse en el desarrollismo.
3) la socialista, que lucha por un pos neoliberalismo que no sea capitalista.
Hoy, la vertiente más poderosa es la conservadora. No obstante la crisis,
Estados Unidos, Unión Europea y Japón siguen controlando la mayor parte de la economía, de las fuerzas armadas y de la comunicación mundiales.
De manera contradictoria, la crisis produce el temor, en la mayoría de los
demás países, de que el colapso de las economías centrales arrastrará al
151
resto del mundo. En este contexto, Obama puede ser el “hombre correcto, en
el momento correcto”, dando para algunos la esperanza de que los Estados
Unidos serán capaces de ejercer su liderazgo “suavemente”.
El pos neoliberalismo será definido de acuerdo a las diversas realidades nacionales e internacionales. En consecuencia la diversidad de dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales crearan escenarios
múltiples, que definirán la ruta hacia el socialismo, no por fórmulas predeterminadas, sino gracias a una militancia creativa y los diversos aportes
de las distintas vertientes de la izquierda.
En tal sentido, la vertiente conservadora, que busca dirigir la ruta de la
fase pos neoliberal, se enfrenta a la nueva correlación de fuerzas, plural y
variada, que se ha desarrollado en América Latina y otras regiones del
mundo. De esta manera, los gobiernos progresistas y de izquierda,
confluyen en la realización de una fase del proceso histórico de acumulación de fuerzas, que habilita etapas superiores del desarrollo social y humano. La época actual es un momento histórico fundamental en la construcción del futuro socialista al que aspiramos. Éste dependerá en su
realización de cada realidad particular, tanto a nivel de cada país, como
respecto de la coyuntura regional e internacional en el momento de su
realización.
Hoy, la vertiente conservadora se encuentra en una encrucijada. Pocas
veces en la historia de las luchas sociales, las derechas latinoamericanas
estuvieron tan vacías de proyectos históricos, tan debilitadas ideológica y
políticamente. La crisis capitalista del primer mundo y especialmente el
debilitamiento de la hegemonía norteamericana confirman lo anterior. Es
probable que los “temores” de las derechas la precipiten a tomar medidas
desesperadas.
La vertiente progresista ha ampliado su espacio, que depende en cierta
medida del avance de la crisis en los países centrales, así como de la
capacidad de presión de los gobiernos progresistas. Muchos gobiernos
152
progresistas buscan un acuerdo con el G8, en el ámbito del G20, y en
otros espacios; pero, como la crisis es sistémica y profunda, los gobiernos salen de reuniones internacionales preocupados por defender sus
propios intereses, luchando unos contra los otros, en una dinámica que
no genera estabilidad, ni construye una solución final pronta para salir de
la crisis. La verdad es que la globalización generó un desarrollo económico basado en procesos y cadenas financieras y de producción mundiales, pero las contradicciones intercapitalistas impidieron el surgimiento
de un “gobierno mundial”.
La vertiente socialista depende de la ocurrencia, en algunos países y
regiones del mundo, radicales transformaciones anticapitalistas. Éstas se
realizarán de acuerdo a cada realidad. Habrá que señalar, sin embargo,
que la profundización de la crisis no genera, de por si, revoluciones socialistas, especialmente en este período histórico que nos encontramos,
que todavía aun es de defensiva estratégica.
Es importante acompañar el desarrollo del “socialismo del siglo XXI”,
un proyecto en construcción, cuyas principales características son el antiimperialismo, propiciar una mejor distribución del ingreso, la democracia
popular y la socialización autogestionaria y asociativa de la propiedad.
Así como ocurrió al final de otras grandes crisis, el mundo pos neoliberal probablemente será una combinación de las tres vertientes: conservadora, progresista y socialista. Hoy, podemos decir dos cosas: a) en el
mundo aún es fuerte el riesgo de un predominio de la vertiente conservadora; b) pero, en América Latina, existe una correlación de fuerzas
favorable a las vertientes “progresista” y “socialista”.
CAPÍTULO III: LA SITUACIÓN
DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
La crisis europea, tras la Revolución Francesa de 1789, creó el ambiente y las condiciones para el proceso de independencia en América
153
Latina. La crisis de los años 1930 aceleró el proceso de industrialización
de importantes países de América Latina. En los años 1970, la crisis viene
acompañada de un ciclo de dictaduras militares, que prepararon el
escenario para el neoliberalismo.
Ahora, la izquierda es parte de importantes gobiernos en la región y
puede, no sólo denunciar, movilizar y presionar, sino también hacer mucho
para combatir los efectos de la crisis, profundizar los cambios estructurales que nuestras sociedades requieren y acelerar el proceso de integración.
Por supuesto, una correlación de fuerzas favorables en ambito continental no es garantía de éxito de todos y cada una de las experiencias
nacionales. En primer lugar, porque la derecha está actuando para bloquear nuestros avances y para destruir la acumulación de fuerzas realizados por nosotros hasta este momento. Además, el impacto de la crisis
reduce el margen de maniobra de los gobiernos de izquierda y progresistas, mas no necesariamente facilita las cosas donde somos oposición a
gobiernos conservadores y neoliberales.
Las fuerzas de izquierda y progresistas que están en el gobierno enfrentan por lo menos tres riesgos: a) no realizar modificaciones estructurales,
convirtiéndose en cómplices involuntarios del status quo; b) asistir al retorno de la derecha, haciendo de nuestros gobiernos sólo un breve intervalo en
la historia conservadora; c) intentar colaborar en la construcción de un nuevo
ciclo histórico, pero sin tener las condiciones políticas e ideológicas necesarias para enfrentar la reacción de las clases dominantes.
Para evitar estos riesgos y para que nuestros gobiernos colaboren para
combatir los efectos de la crisis, profundizar los cambios estructurales y
acelerar el proceso de integración, es importante identificar con claridad
los impactos de la crisis en América Latina, conocer la estrategia de las
fuerzas de la derecha (donde estan y donde el gobierno está en la oposición); y percibir donde estan las debilidades de la izquierda (donde somos
gobierno y donde seguimos en la oposición).
154
LA CRISIS EN AMÉRICA LATINA
En el caso de América Latina, la crisis tiene diversas causas:
a) La contracción del comercio mundial, en particular la baja de las
importaciones norteamericanas y europeas repercutirán en las exportaciones de nuestros países y por lo tanto en la producción nacional. Este
efecto pude reflejarse tanto en una caída en el volumen como en el precio
de los productos de exportación latinoamericanos y tanto en los productos
primarios de exportación como en los bienes industriales[10].
b) En algunos casos, la baja en el precio del petróleo y otras materias primas
de exportación en los mercados mundiales trajo una disminución aún
indeterminada de los recursos públicos y por lo tanto de la disponibilidad
de esos ingresos para invertirlos en el desarrollo nacional[11], aunque esta
tendencia empezó a revertirse desde mediados de abril de este año.
c) La caída del financiamiento y del comercio a nivel mundial también
repercutirá en las empresas, las cuales venden sus activos y consecuentemente despiden personal y bajan el ritmo de sus actividades[12].
d) La demanda de dólares de bancos y empresas (sobre todo extranjeras)
y los segmentos más ricos de la población ha provocado presiones al
tipo de cambio de las monedas latinoamericanas[13]. La crisis en la
balanza de pagos de algunos países[14] puede prolongarse y eventualmente provocar una crisis similar a las que conocimos en México en
1994 o en Argentina pocos años después.
e) En México y América Central, sobre todo, la caída en las remesas de los
migrantes harán caer el gasto de muchas familias[15]. Además de que el
tema de la migración será un problema social cada vez más delicado.
La crisis golpea a América Latina por partida triple: la recesión mundial,
las presiones devaluatorias y la carestía de alimentos. Por ello, como indican
algunos estudios del Banco Mundial, unos 12,7 millones de latinoamericanos podrían caer debajo de la línea de pobreza en los próximos dos años, lo
155
que significa un incremento del 7%. Al mismo tiempo, el número de personas en situación de extrema pobreza podría aumentar en siete millones. Si
tomamos en cuenta que unas 48 millones personas han superado la línea de
la pobreza desde 2003, se estará perdiendo más de la cuarta parte de lo que
se había ganado con los esfuerzos, sobre todo, de los gobiernos progresistas que se propusieron combatir la pobreza con nuevas políticas sociales.
En materia de empleo, la tasa de desempleo urbano en América Latina
y el Caribe aumentaría este año por primera vez desde 2003, en medio de
un menor crecimiento económico en la región debido a la crisis financiera internacional (según la OIT). La organización señaló además que el
desempleo urbano bajó en 2008 a 7.4 por ciento, desde 8.1 por ciento del
año previo, en un contexto de crecimiento de 4.6 por ciento en la tasa del
PIB regional. Entre 2.3 y 3.2 millones de trabajadores podrían perder sus
empleos en América Latina en 2009, elevando la tasa de desempleo de la
región por primera vez en seis años. Este dato supone un crecimiento negativo del PIB frente al 5% promedio de los últimos años.
Un problema clave para América Latina será el problema de los alimentos. Aunque habrá una caída de los precios, éstos seguirán siendo
altos y además las importaciones peligran por las devaluaciones de las
monedas locales y las presiones sobre la balanza de pagos.
Si bien los gobiernos de la izquierda latinoamericana han cambiado
muchas cosas que nos hacían extremadamente vulnerables a los impactos externos, la estructura económica no ha cambiado sustancialmente.
Las inversiones extranjeras están localizadas en muchos de los paises
latinoamericanos en sectores de exportación que se han convertido en
monocultivos de de algunas materias primas y alimentos.
Aun no se ha transformado una estructura de producción dependiente
de exportaciones poco diversificadas y de la importación de los paquetes
tecnológicos y bienes de capital indispensables para mantener la planta
productiva local.
156
Seguimos sujetos además a una deuda externa impagable, cuyo servicio
por las amortizaciones e intereses sigue siendo muy oneroso y que atenta
contra los recursos fiscales, tan necesarios para las políticas anticíclicas,
cuando falla la liquidez internacional, como ahora. Por esto es que no
podemos caer en un optimismo exagerado, generado por el éxito reflejado
en el logro de un mayor equilibrio macroeconómico. Esta situación es
alentadora pero, debido a los problemas estructurales de nuestras economías, no puede sostenerse por mucho tiempo.
Para América Latina, en conclusión, los efectos de la crisis pueden
hacer retroceder lo que se había avanzado en materia de crecimiento económico, empleo y disminución de la pobreza. Aunque la crisis no afectará
a todos los países por igual, nuestras sociedades sufrirán sin duda su impacto y, en el mejor de los casos se verá interrumpida la tendencia al
crecimiento de los últimos años.
Desde el punto de vista político, hay que diferenciar los efectos de la
crisis en los países bajo gobiernos de derecha (principalmente los casos
de México, Colombia e Perú) y lo que sucede en los países que cuentan
con gobiernos progresistas y de izquierda. Pero es indudable que se crea
un panorama social y político distinto en nuestra región, en comparación
al período que transcurrió entre 1998 y 2008, fundamentalmente porque
se reduce el margen de manobria de nuestros gobiernos.
LA ESTRATEGIA DE LAS FUERZAS DE LA DERECHA
Las fuerzas de derecha siguen siendo muy fuertes en la región, contando con inmensos medios economicos, mediáticos, institucionales, militares y diplomáticos. Gracias a ello, tratan de impedir el acceso de las
fuerzas progresistas y de izquierda al gobierno o sabotean permanentemente a estos gobiernos tratando de recuperar el terreno perdido desde
1998. Ademas las fuerzas de la derecha aprovechan las debilidades de la
izquierda.
157
Las fuerzas de derecha, todavía actúan bajo una situación estratégicamente distinta da que prevalecia hasta 1998.
A lo largo del siglo XX, la izquierda latinoamericana y caribeña enfrento
dos grandes obstáculos: la resistencia de los opositores en el plan nacional y
la injerencia extranjera. Esta última estuvo siempre presente, especialmente
en los momentos en que la izquierda estuve en el gobierno. Cuando las clases
dominantes locales no conseguían ya contener el avance de la izquierda,
realizaban movimientos golpistas con la ayuda y apoyo de sus aliados
regionales y, por supuesto, del gobierno de los Estados Unidos.
Desde 1998 y hasta hoy, se ha constituido en América Latina y Caribe una
correlación de fuerzas regional que impone limites al accionar de la derecha,
como se vio en diversos episodios recientes (tentativas de golpe contra Chávez
y Evo Morales, el bloqueo contra Cuba, la invasión de Ecuador por
tropas colombianas y recientemente el golpe de estado en Honduras).
Otra novedad importante es el gobierno Obama. Evidentemente, no
compartimos ninguna ilusión sobre la posibilidad de que este gobierno
promueva cambios estructurales progresistas en la región. Hay que recordar que los poderes fácticos en Estados Unidos siguen siendo
enormemenete influyentes, en especial aquellos que tienen intereses imperialistas en América Latina. A pesar de esto, es evidente que estamos
frente a un gobierno que adoptará táticas nuevas incluso en relación a la
derecha latinoamericana.
Su estrategia de “nuevo comienzo” en relación con América Latina
deberá confirmarse con hechos y, por ahora, se ve limitada por las
presiones que la derecha neoconservadora yanqui ejerce desde sus posiciones de poder. El “ciclo de Bush” dejó encriptados factores de poder
que seguirán jugando su estrategia imperial, dificultando las medidas que
Obama busque aplicar para volver realidad sus discursos. Pero igualmente,
cabe destacar, el quiebre que ha significado el nuevo inquilino de la Casa
Blanca en sus intenciones de diálogo con Latinoamérica.
158
Otro elemento reciente que conforma una situación estratégicamente
distinta de la que prevalecia hasta 1998, es la crisis internacional, que
erosionó las bases de credibilidad del discurso neoliberal, imponiendo
para la derecha la necesidad de un cambio de discurso, por lo menos.
Frente a esta nueva situación estratégica, la derecha latinoamericana
no está paralizada. Por el contrário, su accionar es muy intenso y tiene
algunos rasgos que se deben destacar:
1) una campaña ideológica contra las fuerzas progresistas y de izquierda,
que asume muchas veces rasgos tipicamente anticomunistas y prejuicios
racistas, pero que como antes busca presentarse “en defensa de la democracia” y contra los experimentos “populistas y autoritários”;
2) frente a la existência de gobiernos progresistas y de izquierda, la derecha redefinió, en algunos casos, sus líneas de acción : la izquierda
puede gobernar, pero no puede hacer câmbios estructurales, por lo
tanto las reformas estructurales y constitucionales no pasan.
3) Ante las debilidades estructurales de la democracia representativa y de las
economias latinoamericanas, la derecha promueve acciones de desprestigio
contra las instituciones y los partidos políticos, com el objetivo de fortalecer los llamados poderes “fácticos”: los médios de comunicación, los grupos oligárquicos, y algunas organizaciones empresariales o civiles, y
así influir decisivamente en la orientación de las políticas estatales y
sujetar a las fuerzas políticas a su propia agenda conservadora.
4) acentuar la política del miedo, en especial donde la desestructuración
de la sociedad y del Estado, como efecto de las políticas neoliberales,
ha abierto espacio para el fortalecimiento del crimen organizado y del
narcotráfico. Frente a esto, la derecha promueve políticas de “seguridad” que militarizan la sociedades, reducen el espacio para la política
y para la izquierda, y amedrentan los sectores médios y capas populares que demandan “gobiernos fuertes”, o sea, represivos y conducidos
por la derecha;
159
5) la continuidad de la presencia militar de los EUA en la región, praticada abiertamente por el gobierno colombiano pero defendida por las
derechas de todos los países, como un contrapeso a la supuesta
“agresividad” de que acusan a algunos gobiernos progresistas y de izquierda. Lo anterior se confirma por la aplicación del Plan Colombia, el
establecimiento de bases en ese país y la presencia de la Cuarta Flota.
Así como la izquierda opera de acuerdo a cada coyuntura nacional, la
derecha echa mano a sus recursos conservadores también en sintonía con
sus realidades. En algunos países donde las tensiones regionales son muy
fuertes, han promovido movimientos y acciones separatistas. El caso de
Bolivia es el más relevante. La violencia fascista y el intento de asesinato de
Evo Morales son la demostración palmaria de que el accionar derechista no
va a limitarse a la acción política legal. Colombia y los paramilitares abonan
la tesis anterior, así como los intentos desestabilizadores en Venezuela.
Por otro lado, la derecha, en muchos casos fragmentada internamente,
opera dentro de la institucionalidad democrática con duras críticas a los
gobiernos progresistas, promoviendo una agenda que busca tener un disfraz
“moderno”, pero que no puede esconder su profundo sentido clasista. Chile, Argentina, Uruguay, Brasil nos dan ejemplos de esta derecha “democrática modernizante”. Si bien se han apuntado triunfos electorales a nivel estatal o municipal, sus discursos y sus propuestas son huecos y poco creíbles,
por ahora. Sus aversiones “históricas” al gasto social, a la incidencia del
Estado, a la profundización de la democracia, no pueden ser disimuladas a
pesar del maquillaje “democrático”. En realidad la derecha latinoamericana
busca sintonizarse con los populismos conservadores europeos en todas
sus versiones; desde los más moderados –a imagen y semejanza de Sarkozy–
hasta los más radicales, con una fuerte carga xenófoba y racista.
En el caso de México, la derecha está utilizando el “combate” al crimen
organizado para crear un ambiente de miedo e inseguridad que es
160
aprovechado por el gobierno usurpador de Calderón con el fin de
consolidarse en el poder. Esta política incluye una serie de medidas y
reformas legales para construir un Estado policiaco y autoritario que le
permita criminalizar la protesta social y satanizar a la oposición política,
en especial al PRD. Es un modelo muy parecido al que ha utilizado Uribe
en Colombia.
Aunque los pueblos ya no se engañan tan fácilmente, no hay que subestimar a la derecha. Su poder económico es importante, su anclajes en los sectores
medios y altos también; el control de los medios de comunicación les permite
mentir y tergiversar la realidad. A todo ello hay que agregar los apoyos internacionales económicos, camuflados en ONGs conservadoras, que hacen
llover dólares y euros a favor de proyectos reaccionarios.
HONDURAS
El golpe de Estado ocurrido en Honduras, asi como los acontecimientos
recientes en Panamá y Guatemala, para sólo hablar de los ocurrido en
Centroamérica, están sirviendo a la derecha como un laboratorio para
definir sus estrategias en el futuro inmediato.
El Foro de Sao Pablo y todos los partidos que lo integran reafirma su
más enérgica condena al golpe de Estado contra el gobierno constitucional
de Honduras.
El repudio generalizado al golpe, por todos los gobiernos latinoamericanos y los organismos internacionales y continentales (ONU, OEA, Grupo de Río, ALBA, entre otros), es una muestra de lo que ya hablamos: la
existencia de una nueva correlación de fuerzas en la región.
El golpe confirmó la vocación dictatorial de los sectores de derecha de
los Poderes Legislativo y Judicial, y de las Fueras Armadas hondureñas.
Se ha confirmado también la conducta antidemocrática de ciertos medios
de comunicación en Honduras y otros países, que estimularon y apoyaron
el golpe.
161
El Foro de São Paulo exhorta a los gobiernos y organismos que se
pronunciaron contra el golpe, a continuar la presión a favor del cumplimiento
de los acuerdos: el retorno incondicional del Presidente Zelaya y el restablecimiento del orden constitucional en Honduras, asimismo, a no permitir
la impunidad de los golpistas, a defender el derecho soberano que el pueblo
hondureño tiene para darse el régimen político que considere más conveniente, y a ejercer su derecho a tener la Constitución Política que emane
de su soberanía como el más elemental principio de la democracia.
Es necesario un análisis más profundo de estos acontecimientos pues
revelan la estrategia de la derecha, la cual consiste en atacar donde consideró que había mejores condiciones para imponer su fuerza en contra de
las transformaciones socioeconómicas y políticas.
El golpe en Honduras debe servir de alerta a la izquierda y a los gobiernos de América Latina y el Caribe, ante la evidencia de que las fuerzas más
retrógradas que en el pasado fueron protagonistas de regímenes dictatoriales
promotores de múltiples crímenes, de la más brutal represión contra el
movimiento popular y la más funesta negación de los más elementales derechos de los ciudadanos, aún tiene posibilidades de actuar. No es suficiente la solidaridad internacional pues el desenlace depende siempre, en última instancia, de la capacidad organizativa y política que alcancen los sectores
populares. En el caso de Honduras a pesar de su precario nivel de organización política las fuerzas populares han tenido el inmenso mérito de
resistir firmemente a lo largo de todo el período que llevan en el poder las
fuerzas golpistas. Pero la disposición de lucha no es suficiente: es necesaria
la existencia y acción permanente y organizada de una fuerza política
vinculada estrechamente con el pueblo, capaz de poner en movimiento
las fuerzas avanzadas, progresistas y revolucionarias de la sociedad.
Por ello, es importante señalar que ha fracasado el intento de la derecha por frenar al movimiento popular, pues éste se ha fortalecido ante el
golpe de Estado.
162
Independientemente del rumbo que tomen los acontecimientos las fuerzas populares se han levantado en rebeldía. El deber de la izquierda es ser
consecuente con esa voluntad popular y levantar con el movimiento popular las banderas que conduzcan a los cambios que la realidad socioeconómica y política demanda, incluyendo el proceso de la Constituyente
asi como la exigencia de que los golpistas no queden impunes, pues ello
sería un peligroso precedente para la democracia latinoamericana y una
grosera indiferencia ante la sangre que ya está siendo derramada por el
pueblo hondureño en su lucha por la democracia y la justicia social.
El Foro de São Paulo asume el compromiso de continuar apoyando la
lucha del pueblo hondureño que es la de toda América Latina y el Caribe,
exigiendo entre otras cosas la inmediata liberación de los presos políticos, el fin del toque de queda en Honduras y el cese de toda persecusión
política tanto contra los ciudadanos que ejercen su legítimo derecho a la
protesta como contra los medios de comunicación independientes que
han sido clausurados y/o intervenidos.
El FSP se compromete a promover la unidad de todas las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda en Honduras, tanto para la
resistencia contra el golpe, como para el proceso de transformaciones
que demanda no solamente la sociedad hondureña, sino una cantidad
creciente y mayoritaria de los ciudadanos en toda la región latinoamericana y caribeña. Y ratifica su compromiso de apoyar a la izquierda en el
futuro proceso electoral en Honduras con el objetivo de contribuir a la
vigencia de las libertades democráticas y al triunfo de los sectores populares en la lucha por sus reivindicaciones.
COLOMBIA
Los partidos políticos del Foro de São Paulo han expresado su preocupación y rechazo all anuncio del acuerdo entre el gobierno de Estados
Unidos y el gobierno de Colombia que permite el traslado de la Base de
163
Manta a varias bases aéreas y marítimas colombianas ya que ello permite
ampliar la fuerza militar estadounidense en este país mediante el uso, por
al menos 10 años, de bases colombianas ubicadas estratégicamente en el
territorio nacional con el pretendido objetivo de luchar contra el narcotráfico y el terrorismo, pues ello que legaliza la intervención directa de
los Estados Unidos en el conflicto armado de ese país.
Este acuerdo no solo atenta contra la soberanía nacional de Colombia,
sino que además constituye una amenaza directa a los países vecinos,
porque afecta la estabilidad democrática y la convivencia pacífica en la
región. Es claramente violatorio de la Constitución Política Colombiana
y desconoce la consulta a otras instancias del Estado como el Senado de
la República y el Consejo de Estado.
Convocamos a los partidos y las fuerzas progresistas y democráticas,
sociales y políticas del continente y del mundo a oponerse categóricamente a la firma del acuerdo entre Estados Unidos y Colombia, y a
desarrollar la más amplia movilización contra la militarización en el continente y por el levantamiento de las bases existentes en otros lugares
como Honduras, Aruba y Curazao, entre otras. Estas bases y la presencia
de la IV Flota Naval Norteamericana buscan elevar el poderío norteamericano en Latinoamérica y el Caribe, convirtiendo a dichos territorios en
verdaderas plataformas de guerra e intervención militar en la región.
Invitamos a los gobiernos de América Latina y el Caribe a convocar a
los espacios multilaterales como el Grupo de Río, UNASUR y la OEA a
desarrollar un amplio debate sobre las implicaciones de este acuerdo para
la estabilidad y la convivencia pacífica en la región.
Promoveremos la más amplia solidaridad y respaldo al Polo Democrático Alternativo y a las fuerzas democráticas sociales y políticas en
Colombia que luchan por la paz, la soberanía nacional y el respeto de los
derechos humanos y despliegan una campaña mundial contra la militarización, la intervención militar y las pretensiones de los Estados Unidos y
164
sus aliados de afectar los procesos de integración y los avances democráticos de los gobiernos de izquierda y progresistas de la región.
FORTALEZAS Y DEBILIDADES DE LOS GOBIERNOS DE IZQUIERDA
La izquierda está representada por el pueblo en lucha y organizado,
pero también por sus partidos, sus representantes en los parlamentos y
sus gobiernos municipales, estatales y nacionales. Su principal fuerza reside en la organización y la movilización popular. Ësta se sigue expresando en toda América Latina de diversas formas. Entre sus principales protagonistas se encuentran el movimiento indígena, los movimientos campesinos, el movimiento sindical, el de las mujeres, el de los jóvenes y el
urbano popular.
Sería muy difícil hacer un balance de estos movimientos que se desarrollan en el plano regional y nacional. Por ello, nos abocaremos solamente a hace un breve balance general y de conjunto de los gobiernos nacionales progresistas y de izquierda:
Aunque estos gobiernos serán impactados por la crisis, es verdad también que cuentan con una serie de ventajas o diferencias en comparación
con el resto del mundo:
1) Salvo México, la recesión de los países latinoamericanos tiende a ser
menos fuerte que en los países desarrollados y que el promedio mundial. Eso quiere decir que la posición de varios países de América Latina puede mejorar (aunque todos retrocedan) en el cambio general de
la correlación de fuerzas mundial;
2) Aunque el retroceso en materia de pobreza será severo, éste se dará después de varios años de mejoría de los niveles de vida de la población;
3) los países latinoamericanos no pasan por una crisis fiscal, por lo menos no tan grave como otras regiones en desarrollo, ni una crisis bancaria, como Estados Unidos y la mayor parte de Europa. Tienen menos deudas, más reservas monetarias y además la inflación va a ceder
165
en la mayoría de los países de la región. El promedio será de 2% menos, un 6% promedio para 2009 aunque los alimentos, como ya se
señaló, seguirán siendo caros. En los últimos años han creado instrumentos financieros novedosos, e instituciones regionales promisorias
y con fuerza de futuro.
4) por ello, los gobiernos tienen algún margen de maniobra para poner en
práctica políticas para detonar la producción y el empleo aumentando
el gasto público.
Los gobiernos progresistas de América Latina tienen todavía condiciones para encabezar el cambio y no verse arrastrados por la crisis. Los gobiernos de derecha, como México, tendrán mucho más dificuldades para enfrentar la crisis y lo harán desde una perspectiva conservadora.
La crisis obligará a los gobiernos progresistas y de izquierda a radicalizar su opción a favor de la acción del Estado, de la inversión pública, del
mercado interno y de la integración regional. Y obligará, también, a enfrentar com más fuerza el debate sobre la crisis y las alternativas.
Los gobiernos progresistas han profundizado sus solidaridades y sus
coordinaciones efectivas. La conformación de la UNASUR y del Grupo de
Río, el MERCOSUR y el Alba, el Consejo de Defensa Sudamericano, el
accionar común frente al conflicto colombo-ecuatoriano, el respaldo al gobierno de Bolivia, el plantarse frente al imperio en acuerdo para criticar el bloqueo
a Cuba, la coordinación económica para sortear la crisis global, entre tantas,
marcan un nuevo comienzo. Destacamos el triunfo obtenido en la OEA para
la Revolución Cubana, y la condena unánime al Golpe de Estado en Honduras. Destacamos tambíen las propuestas de intercambios comerciales entre varios países latinoamericanos utilizando la moneda propia.
Por otro lado, también es cierto existen contradicciones internas en
América Latina, en particular en el MERCOSUR. Éstas sólo podrán ser
enfrentadas positivamente a través de una acción combinada de las mayo166
res economías de la región, empezando con Brasil, para evitar que esa
integración se traduzca en la subordinación de las economías más débiles
a las más fuertes y a la expansión de las grandes empresas privadas.
Ahora bien, independientemente del curso de la integración regional y
de la evolución de los distintos bloques comerciales, en el caso de América Latina y el Caribe, especialmente en América del Sur, la existencia de
un bloque de gobiernos de izquierda y progresistas, ha permitido hasta el
momento que cada proceso nacional siga, fundamentalmente, el curso
determinado por la correlación de fuerzas interna, sin el desequilibrio
causado por la intervención extranjera.
Todavia prevalece en América Latina y el Caribe el problema no resuelto
del colonialismo. El FSP renova su solidaridad con los pueblos que luchan
por su autodeterminación e independencia.
Celebramos la importancia continental de la lucha librada por el pueblo
puertorriqueño contra las maniobras militares y la ocupación de la isla de
Vieques, que además desembocó en una gran victoria contra las fuerzas
militares de Estados Unidos –la primera del siglo XXI– precisamente en
momentos en que esos mismos militares agredían a Irak y Afganistán.
Esa ha sido una victoria de todos nosotros latinoamericanos y caribeños.
CAPÍTULO IV: LAS PROPUESTAS
DEL FORO DE SÃO PAULO
Los temas centrales para la izquierda en la región son: mantener los
logros y victorias alcanzados, profundizar los cambios, y acelerar la
integración.
Para esto, debemos: 1) enfrentar la crisis con medidias progresistas
(en el plano nacional, regional y mundial); 2) combinar la lucha por la
democracia y la paz, con el combate al crimen, al narcotráfico y a la militarización; 3) combatir a pobreza y la desigualdad, en el plano imediato y
estrutural mediante reformas profundas.
167
ENFRENTAR LA CRISIS (EN EL PLANO
NACIONAL, REGIONAL E MUNDIAL)
Nuestras políticas para enfrentar la crisis se deben materializar en la
defensa de un programa práctico, que comienza por: a) mantener y ampliar los empleos y salarios, impidiendo así que los capitalistas transfieran
la cuenta de la crisis para los trabajadores; b) adoptar medidas que reduzcan
estructuralmente la fuerza del capital y amplíen la fuerza del trabajo, como
la reducción de la jornada sin reducción del salario; c) colocar más y más
empresas monopolistas bajo control directo o indirecto del Estado; d)
ampliar los controles públicos sobre las instituciones de Estado, sobre el
llamado mercado y sobre la actuación del capital extranjero.
También deben implementarse políticas de distribución de riqueza y
de medios de producción a trabajadores asociados en cooperativas, sociedades mixtas, productores agropecuarios, de tal forma que la población
forme parte del proceso de democratización del capital y de los ingresos,
descentralizando poder hacia aquellos que hicieron posible que la izquierda llegara al poder en el continente.
En América Latina, los efectos de la crisis comienzan a sentirse sobre
todo en el mercado laboral, haciendo peligrar las políticas sociales implementadas por los gobiernos de izquierda. Las reacciones de los diversos
gobiernos han sido positivas en términos generales, pero las asimetrías
en todo el continente son demasiado grandes como para esperar resultados homogéneos. En tal sentido, las coordinaciones y los acuerdos políticos económicos se vuelven imperativos para poder seguir adelante con
los proyectos sociales.
América Latina debe aprovechar estos últimos años de crecimiento
sostenido y la mejoría relativa de las finanzas públicas, para la reinversión
en proyectos económicos de mediano y largo plazo, que generen empleo
y que permitan distribuir mejor el ingreso nacional, sobre todo las ganancias de los monopolios y las grandes empresas capitalistas.
168
Así, la creación o el redimensionamiento de organismos regionales y
continentales, proactivos y dinámicos, serían un aporte central para que
Latinoamérica pueda seguir creciendo y distribuyendo. Asimismo, políticas impositivas equilibradas y redistributivas, operarían como un
compensador socio económico frente al impacto de la crisis global, que
inevitablemente nos afectará. El hecho de que estemos mejor preparados
que otras épocas para enfrentar la recesión no debe operar como un
aliciente pasivo. Los gobiernos deben operar y coordinar sus acciones,
no sólo para amortiguar el golpe, sino también para seguir mejorando el
nivel de vida de la gente, en una región donde por lo menos el 40% de los
latinoamericanos se encuentran bajo la línea de pobreza.
OPONERSE A LOS GOBIERNOS NEOLIBERALES
Y DEFENDER A LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS
Los últimos acontecimientos económicos mundiales han demostrado que
el neoliberalismo está agotado y, además, como proyecto histórico de construcción social sólo ha provocado crisis económica y miseria social.
Los gobiernos neoliberales que restan se mantienen con base en el
fraude, la violencia y el miedo, aunque también hay que reconocer los
errores de la izquierda en estos países.
Si bien no hay recetas ni modelos prefabricados para generar los cambios,
las lecciones de nuestras historias recientes pueden ser útiles. Los cambios
hacia la izquierda se generaron luego de medianos y largos períodos de
acumulación de fuerzas, por medio de la lucha política militante y
acompañada por el accionar social organizado. De la misma manera, por
medio de la acción política y la lucha social se logrará derrotar los últimos
focos del neoliberalismo, principalmente en Colombia, México y Perú.
Luchar por la paz en Colombia es la mejor forma de contrarrestar el
imperialismo y el neoliberalismo aún presentes en esa hermana república. La paz en Colombia es una victoria para el rumbo político de las iz169
quierdas en nuestro continente y una derrota de la ultraderecha y de la
intervención norteamericana en nuestro continente.
Pero también lo anterior vale para la defensa de los gobiernos progresistas. La radicalización de la democracia es el instrumento político
prioritario para que las experiencias no se frustren. Más democracia, más
participación y más organización social son las herramientas del cambio.
Defender los gobiernos de izquierda no debe ser un ejercicio retórico,
sino una práctica militante y activa que radicalice la democracia profundizando la participación popular en la gestión del Estado. Así, las experiencias colectivas, comunales y descentralizadoras valen como instrumentos de cambio y de defensa de los gobiernos populares.
Hoy existe una nueva correlación de fuerzas en la región, que además de
impulsar cambios en el seno de cada país, limita la ingerencia imperialista
en los procesos de transformación que están en curso en América Latina.
Esta situación regional convive con otras dos variables: la defensiva estratégica de la lucha por el socialismo y la larga y profunda crisis del capitalismo. Esta es la realidad política que hace posible y necesaria la cooperación
entre las diferentes corrientes de la izquierda latinoamericana: la existencia
de una situación histórica en la cual se cruzan la presencia de la izquierda
en múltiples gobiernos de la región, la defensa estratégica de la lucha por el
socialismo y una larga y profunda crisis del capitalismo.
Esas son las variables de la ecuación estratégica común a toda América Latina, que tornan posible y al mismo tiempo exigen un alto nivel de
cooperación entre los diferentes sectores de la izquierda latinoamericana.
Desde el punto de vista de la izquierda, las cuestiones centrales a considerar son: cómo utilizar la existencia de los gobiernos de izquierda y
progresistas como punto de apoyo en la lucha por el socialismo; cómo
fortalecer a los partidos de oposición en países como México, Colombia
y Perú; y cómo coordinar los diferentes procesos en curso, en cada país,
de manera que se refuercen los unos a los otros.
170
Creemos que marchando hacia ese horizonte, la unidad en la diversidad es un objetivo estratégico fundamental, así como el diálogo con todos los sectores de izquierda a nivel global.
Nuestra propuesta debe fortalecer los movimientos (que se expresan
en organizaciones populares, partidos y gobiernos progresistas y de izquierda) que se han desarrollado en Latinoamérica, pues el fracaso de
esos proyectos sería un inmenso retroceso histórico. Así, la estructuración de políticas creíbles y la ampliación de los controles económicos por
parte de los gobiernos y la redistribución de los recursos, deben ser causa
y resultado de un estricto control democrático.
Otras metas son: la profundización de la integración regional así como
la creación de organismos supranacionales de gestión política, económica, social, cultural y ecológica. Igualmente, la promoción de la organización social y política militante, que elaboren y realicen proyectos redistributivos y que profundicen política y económicamente la democracia.
Dicen que en las crisis se dan dificultades y oportunidades y debemos
tener una mirada estratégica para ambas cosas.
Puede ser el momento en que nuestros países asuman la necesidad
imperiosa de fortalecer la unidad y concretar la construcción de un bloque
de naciones, que pueda salir al mundo a negociar con voz única frente a
las imposiciones y restricciones que nos impone el mundo desarrollado.
Para eso debemos trabajar por fortalecer las herramientas integradoras
que ya existen: Unasur, Mercosur, Can, Alba, Caricom, Sica etc., con el
objetivo estratégico de la integración latinoamericana.
Por último, por la propia coyuntura, se dan condiciones para que los
países de América Latina disminuyamos la ancestral subordinación con
Estados Unidos. Tenemos recursos energéticos (petróleo y gas), tenemos
una codiciada biodiversidad, somos países productores de alimentos,
podemos aportar en la fabricación de biocombustibles, somos potencia
medioambiental, tenemos capacidades materiales y humanas que han
171
demostrado la posibilidad de construir políticas productivas que garanticen
el desarrollo interno y el crecimiento de las exportaciones, no solo de
materias primas, sino de productos industrializados, que agreguen valor
y garanticen mayores puestos de trabajo para nuestra población. Si
desarrollamos el comercio interno, entre los países de Latinoamérica,
podemos impulsar el desarrollo también, ya que hay millones de personas sin acceso a los alimentos que necesitan y que podríamos satisfacer
con la producción de nuestras regiones. No hay que olvidar que nuestro
comercio interno es hoy de un 10% y el comercio interno en la Unión
Europea es de un 60%. El Banco del Sur puede ser una salida común para
las necesidades financieras futuras, sobre todo para impulsar proyectos
productivos. Es urgente la integración energética entre países productores
y consumidores así como es prioritario que avancemos en obras de infraestructura para unirnos y comunicarnos mejor entre nosotros.
Esta coyuntura es propicia para que el horizonte latinoamericano sea el
mundo global y no dependamos tanto ni de Estados Unidos, ni de Europa,
como en el pasado. Para lograrlo, hace falta voluntad política, valentía y mucha
diplomacia e inteligencia, pero fundamentalmente unidad y integración.
LA DISPUTA POR UN NUEVO ORDEN MUNDIAL
La coyuntura internacional de nuestro tiempo es un momento de
inflexión. Nunca fue tan evidente la crisis de hegemonía de los Estados
Unidos ni la oportunidad que eso significa para nuestros países.
Pero la historia enseña que ningún imperio se entrega sin dar la lucha,
así que seguramente tendremos varios años de pujas entre lo que está
muriendo y lo que todavía no ha nacido.
Hoy se dibuja ante nosotros los primeros trazos de un mundo policéntrico.
El policentrismo global implica que no sólo los Estados son los jugadores
mundiales, sino una multiplicidad de actores de diferente peso como los
organismos internacionales, los movimientos sociales, las multinacionales
172
etc. Así, en un escenario de crisis de hegemonía todos los protagonistas –
estatales o no– jugaremos para hacer cumplir nuestros proyectos.
Los viejos instrumentos globales y regionales están mostrando sus
carencias, su agotamiento histórico. Mientras la ONU es marginada o
considerada solamente para situaciones urgentes, los “Grupos” de países
desarrollados fueron superados por la realidad. Así, el G8 y el G7 no
pudieron lidar con la crisis de hegemonía y la convocatoria al G20, incluyó
a los países emergentes pero sólo logró acuerdos menores cuya eficacia
aún está por verse.
La resolución del G20 de potenciar, de nuevo, al FMI tuvo una contrapartida inesperada. Los países latinoamericanos y otros países en desarrollo exigen un cambio de reglas de juego dentro del Fondo. La proporción
del poder de decisión de acuerdo a los nuevos aportes, la anulación del
poder de veto de EE.UU. y el fin de las imposiciones del FMI a los países
del tercer mundo son las primeras medidas exigidas para que el FMI deje
de ser un instrumento de control imperial. Sin estos cambios, el FMI seguirá siendo la pésima organización que siempre ha sido.
Reconfigurar y democratizar estos instrumentos, e inclusive proyectar
la creación de otra organización financiera global totalmente distinta, basada en criterios democráticos y humanistas, debe ser un horizonte que
no debemos perder. Algo similar sucede con el Banco Mundial y su
correlato regional, el Banco Interamericano de Desarrollo. El uso y destino de sus recursos financieros y los nuevos roles que deben cumplir ante
está crisis inédita, abren un abanico de oportunidades que no podemos
desperdiciar. En tal sentido, se podría llegar a concretar nuevas instituciones, pensadas en clave popular, como señalábamos más arriba.
Las regulaciones financieras y la creación o potenciación de los organismos mundiales de control necesitan de voluntad política que ninguna
potencia se mostró dispuesta a realizar. Los gobiernos del primer mundo
no pueden ejecutar “la nueva ingeniería financiera” ni crear “el nuevo
173
sistema financiero” ni un “nuevo capitalismo”. Atados de pies y manos a
sus intereses históricos, limitados por sus propios sistemas económicos,
juegan un ajedrez mezquino, donde buscan la mayor tajada para sus
intereses y poco más. En esencia, la solución económica global quedó
congelada. El nuevo orden mundial, por tanto, dependerá de la nueva
correlación de fuerzas que surja de esta crisis; el futuro, entonces, está
preñado de incertidumbres.
El escenario de la disputa por la hegemonía mundial llegó a América
Latina y depende de nosotros saberla aprovechar como un instrumento
de liberación y no como un simple cambio de cadenas.
Por el momento los cambios de los organismos internacionales y regionales son sólo una intención. La ampliación del Consejo de Seguridad
de la ONU integrando a Brasil, así como la democratización de toda la
organización es por ahora una proclama. La OEA, agotada como instrumento político continental, deberá reconvertirse o morir, y ese recambio
implica desde el traslado de su sede, hasta las forma de gestión e incidencia
igualitaria para todos sus integrantes.
En resumen, lo más importante es que los partidos y gobiernos progresistas de América Latina participen en el debate sobre el nuevo orden
mundial que surgirá después de la crisis y que ya es matéria de disputa.
Se trata de proponer la creación de nuevas reglas y de nuevas instituciones mundiales. Entre ellas:
a) La creación o rediseño de un nuevo Banco Mundial que sirva para
fortalecer el financiamiento a proyectos de desarrollo sobre todo para
los países más pobres bajo reglas y condiciones distintas a las del pasado
neoliberal;
b) Creación de una nueva institución financiera y monetaria reguladora
mundial, en lugar del actual Fondo Monetario Internacional;
c) La creación de una moneda mundial (o monedas regionales) para darle
liquidez a los mercados y reactivar las economías mundiales;
174
d) También habrá que discutir una nueva orientación para la Organización Mundial del Comercio (OMC) y promover un esquema que permita fomentar la industrialización y el desarrollo. Deberá discutirse la
necesidad de un nuevo proteccionismo regulado con la adopción de
cláusulas sociales y reglas de desempeño de observancia obligatoria;
e) La ONU también debe jugar un nuevo papel. Ello exige su reestructuración, sobre todo del Consejo de Seguridad bajo un nuevo equilibrio
de fuerzas;
f) Asimismo, la creación de un Consejo de la Naciones Unidas para el
Desarrollo Sustentable, que propicie políticas de desarrllo más justas
y efectivas;
g) Se requiere, una nueva regulación mundial y nacional de los flujos de
capital. Ello debe incluir, no solo poner fin a los paraísos fiscales, sino
también impuestos regulatorios mundiales como el impuesto Tobin.
CAPITULO V: LAS TAREAS INMEDIATAS DE
LOS PARTIDOS DEL FORO DE SÃO PAULO
El “giro a la izquierda” en nuestro continente y la llegada al gobierno
de las organizaciones miembros del FSP, evidentemente introducen un
nuevo elemento relevante a nuestro debate.
El rol opositor al neoliberalismo que nuestros partidos desarrollaron
en los últimos veinte años sigue vigente. En algunos casos, aun somos oposición. En muchos otros casos, es a partir de los gobiernos que nos enfrentamos con la tarea de superar la herencia neoliberal, al mismo tiempo que
tratamos de abrir una nueva etapa de desarrollo de nuestro continente.
El objetivo del momento es acompasar la estructura del FSP al cambio
de época, manteniendo la riqueza de la diversidad, privilegiando como
estrategia la unidad, teniendo como objetivo la integración latinoamericana y caribeña, aumentando los logros de nuestros gobiernos, integrando a plenitud y de manera cabal las nuevas organizaciones, administran175
do el momento favorable; acompañando el proceso con nuevos y mayores objetivos para el Foro de São Paulo, con nuevas y más exigentes pretensiones, con nuevas y más modernas formas de trabajo, con una estructura organizativa acorde a los cometidos, que generen dinámicas nuevas
y que posibiliten el avance del conjunto de los procesos tanto en su escala
nacional como en escala continental, donde confluyan y se retroalimenten
los avances de cada uno.
Un debate central es el relacionamiento de los partidos del FSP, tanto
los que están en el gobierno como en la oposición. La experiencia en
diferentes países muestra que no es un tema sencillo; el debate nacional
sobre esta problemática tendrá sin dudas su repercusión en el FSP, el cual
se debe transformar en el articulador político del accionar común de nuestra
región en temas de importancia. El FSP debe transformarse en el referente principal de la izquierda latinoamericana.
Las organizaciones integrantes del FSP que han logrado el gobierno a
nivel nacional deberán hacer un esfuerzo por conceptualizar sus logros,
coordinar sus acciones en diferentes niveles, buscar objetivos comunes y
trasmitir en diferentes y permanentes formas, sus experiencias a los que
luchan por acceder a funciones gubernamentales.
Las organizaciones políticas que lideran los principales procesos de
cambio y que son parte de los procesos de acumulación de fuerzas en
cada uno de nuestros países, pero que todavía no integran el FSP o no
participan en forma permanente y comprometida, deberán ser especialmente convocadas.
A partir de estas premisas, el XV Encuentro del Foro de SP aprueba el
siguiente plan de trabajo para el próximo año:
1. Acompañar los gobiernos progresistas y de izquierda, organizando un
debate e intercambio permanente de información entre los dirigentes
de los partidos del FSP sobre la evolución de la situación en América
Latina y de los gobiernos de la región.
176
2. Acompañar los procesos electorales de 2009 y 2010, con dos objetivos: no ceder ningún gobierno a la derecha y ampliar los espacios de
la izquierda. Para ello, constituir una institución que pueda hacer
encuestas, enviar observadores electorales y dar apoyo en la comunicación de las campañas.
3. Acompañar directamente la situación de México, Colombia y Perú,
incluso realizando a lo largo de 2010 una reunión del Grupo de Trabajo en cada uno de estos países, con el objetivo de debatir las respectivas situaciones nacionales y lo que puede hacer el Foro de São Paulo
en términos de apoyo efectivo;
4. Celebrar en 2010 un evento cumbre, de carácter continental, donde el
tema central y único sea el problema del colonialismo en Nuestra América: análisis, perspectivas y solidaridad;
5. Articular la acción del Foro de São Paulo con la lucha de los inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos;
6. Proponer a las Fundaciones partidarias un programa de reflexión sobre los temas de interés del Foro de São Paulo, por ejemplo, la creación de un Observatorio de Gobiernos Progresistas y de Izquierda; una
línea de publicaciones que pueda destacar el pensamiento latinoamericano que se está constituyendo en estos últimos años; y experiencias
comunes en formación política de cuadros; asimismo, un seguimiento
permanente y puntual de la crisis económica mundial que permita alentar el debate sobre las alternativas de la izquierda.
7. Reformar la Secretaría Ejecutiva del Foro de São Paulo, compuesta por
una Secretaría General y por las 3 secretarías regionales (Cono Sur,
Andino Amazónica, Mesoamericana y Caribeña);
8. Dar continuidad al trabajo de género, juventud y cultura;
9. Crear las condiciones para que el FSP tenga un aporte financiero, que
le permita costear algunas actividades regulares (página electrónica,
funcionamiento de la secretaría ejecutiva, viajes, seminarios).
177
NOTAS
Capítulo I
[1]
Friedrich Hayek: Camino de Servidumbre, Alianza Editorial, Madrid, 1976,
p. 111.
[2]
Foro de São Paulo: “Declaración de São Paulo”. Las declaraciones de todos los
Encuentros del Foro se encuentran en la página web de su Secretaría Ejecutiva
(www.forosaupaulo.org).
[3]
Idem.
[4]
Idem.
[5]
Idem.
[6]
Foro de São Paulo: “Declaración de México”.
[7]
Foro de São Paulo: “Declaración de Managua”.
[8]
Idem.
[9]
Idem.
[10]
Foro de São Paulo: “Declaración de La Habana”.
[11]
Idem.
[12]
Idem.
[13]
Foro de São Paulo: “Declaración de Montevideo”.
[14]
Foro de São Paulo: “Declaración de San Salvador”.
[15]
Foro de São Paulo: “Declaración de Porto Alegre”.
[16]
Foro de São Paulo: “II Declaración de México”.
[17]
Foro de São Paulo: “II Declaración de Niquinohomo”.
[18]
Foro de São Paulo: “II Declaración de La Habana”.
[19]
Foro de São Paulo: “Declaración de Antigua Guatemala”.
[20]
Foro de São Paulo: “II Declaración de São Paulo”.
[21]
Foro de São Paulo: “II Declaración de San Salvador”.
[22]
Foro de São Paulo: “II Declaración de Montevideo”.
[23]
Idem.
Capítulo II
[1]
La pérdida de valor de los activos financieros (real y potencial) es de 4 billones
de dólares (trillions), de los cuales 2.8 son valores de origen norteamericano. Cf.
IMF – GFSR, abril 2009. Tan sólo las Bolsas de Valores de EE.UU. perdieron
178
53% de su valor. Por su parte, las 500 mayores empresas estadunidenses vieron
caer sus beneficios 85 por ciento en 2008, su peor resultado en más de medio
siglo, señaló la revista Fortune en su edición de fines de abril.
[2]
Cf. IMF, “World Economic Outlook” de noviembre de 2008; enero de 2009;
abril de 2009; y julio de 2009.
[3]
Dependiendo si se mide a precio de mercado (la cifra más baja) o mediante la
paridad del poder de compra (PPP)
[4]
Según el Financial Times de Londres, China es ya la tercera economía del mundo y reportó un crecimiento de 13% en 2007.
[5]
El FMI calcula la caída en -11 y la OECD en -13%
[6]
Arias, Marta y José Antonio Hernández, “El derecho a sobrevivir. El reto
humanitario del siglo XXI”, preparado por Oxfam,, abril 2009.
[7]
Informe de la FAO, septiembre de 2008.
[8]
Cf. Bartra, Armando. La Gran Crisis. La Jornada, 10, 11 12 y 13 de abril de
2009.
[9]
Cf. OIT, Primer informe mundial sobre salarios publicado a finales de noviembre
de 2008 y “Tendencias Globales de Empleo 2009”, febrero de 2009.
[10]
En el caso de México, la industria automotriz mexicana sufrió un desplome, en
enero de 2009, de de 50.9 por ciento. Ello respondió a una caída en las exportaciones de 56 por ciento y en menor medida por la reducción de las ventas al público
nacional por 28.1 por ciento, informaron la Asociación Mexicana de la Industria
Automotriz (AMIA) y la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores
(AMDA). La Jornada, 12 de febrero de 2009.
[11]
El precio de la mezcla mexicana de exportación acumula una caída de 66.2 por
ciento a causa de la menor demanda de energéticos a nivel internacional que
provocó la actual crisis global. El petróleo mexicano que se vende al exterior
inició este año con un precio de 84.99 dólares por barril, sin embargo, para el 23
de diciembre este valor se redujo a 28.72 dólares, 56.27 dólares menos. (La Jornada, 26 de diciembre de 2008). Esta tendencia empezó a revertirse des de mediados de abril de este año.
[12]
Cf. “Panorama laboral 2008”, OIT, Ginebra, 2009.
[13]
El peso mexicano se devaluó en un 21% durante 2008. A lo largo de 2009, la
devaluación ha continuado y en febrero llegó a casi 15 pesos por dólar acumulando una caída si se toman en cuenta los extremos (agosto de 2008 y febrero de
179
2009) de más del 30%. Ello se explica en la medida en que en un par de meses,
pero de manera más intensa en octubre, inversionistas extranjeros sacaron de
México recursos por 22 mil 190 millones de dólares que tenían depositados en
acciones en la Bolsa Mexicana de Valores o en bonos de deuda del gobierno federal, según datos de BBVA Bancomer, el principal grupo financiero del país. En
febrero se reveló que la cantidad de dólares que habían salido era superior a los 50
mmd.
[14]
América Latina cerrará 2008 con déficit de 25 mil 500 millones de dólares en
su balanza de pagos, con lo que rompe cinco años consecutivos de saldos positivos al respecto, advirtió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL). Lo anterior, debido al aumento en los precios de los alimentos y la
crisis económica mundial que ocasionaron vuelcos en los flujos de bienes, servicios
y capitales entre las naciones de la región, constitutivos de la balanza de pagos.(la
Jornada, 29 de diciembre de 2008). Los 25 mil 500 millones de dólares equivalen
al 0.6 por ciento del producto interno bruto (PIB) de la zona latinoamericana e
implican un deterioro de 44 mil 200 millones de dólares, en comparación con el
saldo durante 2007.
[15]
Según la última información conocida, “en términos acumulados, de enero a
noviembre los ingresos por remesas sumaron 21 mil 577 millones de dólares,
dato menor en 2.6 por ciento al de los 11 primeros meses de 2007”. (Banco de
México, 2 de enero de 2009) Ello sería el efecto de un mayor desempleo entre los
latinos en Estados Unidos. Según el Departamento de EE.UU., “casi un millón de
hispanos perdieron su empleo en el último año. En febrero de 2008 la cifra de
personas desocupadas fue de un millón 482 mil, número que creció a 2 millones
416 mil personas en febrero de 2009. Tan sólo en ese mes, 284 mil latinos
ingresaron a las filas del desempleo. A ello hay que agregar que el desempleo
afecta más a los latinos que a otros grupos étnicos: de enero a febrero el desempleo entre los latinos aumentó 1.2% –para ubicarse en 10.9%– contra los incrementos de 0.4% y 0.8% registrados entre las poblaciones blanca y afroamericana”.
180
XV Encuentro del Foro de São Paulo
Declaración final
El XV Encuentro del Foro de São Paulo tuvo lugar del 20 al 23 de
agosto de 2009 en la Ciudad de México con la participación de 520 delegadas y delegados de 32 países de América Latina y el Caribe, y 38
invitadas e invitados, representando a 63 partidos y organizaciones políticas, fuerzas populares, progresistas y de izquierda. El tema principal del
Encuentro fue “las alternativas de la izquierda latinoamericana frente a la
crisis capitalista”.
Teniendo al Partido del Trabajo de México y al Partido de la Revolución Democrática como anfitriones, los delegados del XV Encuentro
aprobaron la siguiente declaración:
Primero. El Foro São Paulo, a casi veinte años de su fundación, ha
mantenido su identidad anti-imperialista y anti-neoliberal. En los encuentros previos que han tenido lugar se han hecho una reflexión permanente sobre los problemas y la crisis del capitalismo, proponiéndose diversas ideas para construir alternativas democráticas y populares. Si el
FSP nació en un momento en que el neoliberalismo parecía imponerse
sin resistencias, hoy, iniciando la conmemoración del Bicentenario de los
numerosos procesos independentistas latinoamericanos y caribeños, podemos afirmar que el FSP, a lo largo de estos años, mantuvo una lucha
constante contra esas políticas que han demostrado su quiebra histórica y
su fracaso, a la vez que batalla por hacer realidad los sueños y las causas
de los Libertadores.
181
Segundo. La profunda crisis capitalista que se desató el año pasado,
teniendo su epicentro en los Estados Unidos, ha impactado a todos los
países del mundo y se avizora de larga duración.
A ella se suman otras crisis que sufre el mundo: la medioambiental, la
energética y la alimentaria, todo lo cual está agudizando crisis sociales y
políticas, en diversos países y regiones del mundo. Cabe agregar que en
América Latina y el Caribe se vive una grave crisis de seguridad pública.
En conclusión, estamos ante una crisis sistémica que no sólo pone en
cuestión el modelo neoliberal imperante sino, además, al modo capitalista de producción. Ratificamos lo que anunciamos en el Encuentro de
Montevideo del año pasado: “no solo estamos ante una época de cambios
sino ante un cambio de época”.
Tercero. La crisis mundial, en todos sus niveles y facetas, ha tornado
más distante el objetivo de las Naciones Unidas, plasmado en las Metas del
Milenio, de reducir la pobreza y el hambre en el mundo. Lo que estamos
viendo, y se agravará en los próximos meses, será el desempleo y una caída
severa en la calidad de vida de cientos de millones de personas. Cabe resaltar
la situación de la mujer sobre la que recaerá la carga más pesada.
Sin embargo, la crisis es también una oportunidad de cambio del mundo unipolar ya que ha acentuado el proceso de constitución de bloques
económicos en las distintas regiones del mundo. Podemos advertir una
declinación del poder hegemónico de los Estados Unidos, aunque ésta
siga siendo la mayor economía del mundo, conserva el mayor poder militar y mantiene el control de los principales medios de comunicación.
Cuarto. La crisis y el fracaso del neoliberalismo fue advertida por diferentes sectores de la izquierda. El FSP fue especialmente claro en señalar
los peligros que entrañaban el monetarismo, el Estado mínimo, la
desregulación, la flexibilización, la apertura comercial y financiera, y el
Consenso de Washington.
No obstante, la crisis actual no es solo financiera y no se puede explicar únicamente por la falta de controles que propició el neoliberalismo y
182
el agotamiento de las instituciones surgidas de Bretton Woods. Estamos
ante una crisis más profunda que la de 1929 y será de larga duración.
Esto se debe a que se produce en una etapa de máxima expansión y hegemonía del modo de producción capitalista.
Quinto. El desenlace de la crisis abre un amplio abanico de opciones a
futuro y será resultado de dos movimientos combinados: la lucha de clases
en cada país y los conflictos entre los diferentes Estados y bloques regionales. Es probable que de esta interrelación surjan distintos modelos económicos y políticos: unos serán conservadores, otros progresistas y otros
en camino al socialismo.
Sexto. El XV Encuentro del Foro de São Paulo saluda el 50 Aniversario de la Revolución Cubana y reconoce el ejemplo de la Revolución
Cubana la que, con su heroica resistencia, ha contribuido de manera fundamental a la nueva época de giro a la izquierda de nuestro continente.
Ratificamos una vez más nuestra condena al bloqueo del imperialismo
norteamericano, y reafirmamos nuestra demanda de liberación de los cinco
luchadores antiterroristas cubanos, injustamente encarcelados en prisiones
de los Estados Unidos.
Séptimo. Una buena parte de países de América Latina y el Caribe
vive, desde hace más de una década, un proceso de cambios, desarrollando
una creciente lucha por su soberanía y por los derechos y el bienestar de
sus pueblos. Los efectos de la crisis tendrán un impacto y pueden hacer
retroceder lo que se había avanzado en materia de crecimiento económico, empleo y disminución de la pobreza. Así mismo, hará más evidentes
los límites y problemas de las economías primario exportadoras y controladas por poderosos oligopolios ajenas a modelos de desarrollo al
servicio de los pueblos, de su bienestar, progreso y libertad.
No obstante, hay que advertir que la crisis no afectará a todos los países por igual. Los países primario exportadores y los altamente dependientes de Estados Unidos, como México, tendrán una caída más fuerte en su
183
crecimiento económico y la crisis será más prolongada. En el caso de los
países gobernados por la izquierda, habrá mejores posibilidades de sortear los problemas, especialmente si se hacen esfuerzos por fortalecer las
economías internas y la integración regional. Cabe señalar, sin embargo,
que, pese a que el margen de maniobra de estos gobiernos puede verse
reducido, la crisis puede llevar a una profundización de cambios.
Octavo. La derecha latinoamericana ha definido diversas estrategias
para detener el avance de la izquierda y para sabotear a sus gobiernos,
partidos y movimientos. De un lado, está dando un renovado brío al militarismo y a la criminalización de la protesta social, con rasgos anticomunistas y racistas. Del otro, la derecha se apoya en el control de los
principales medios de comunicación para desprestigiar a los partidos políticos y fortalecer a los poderes fácticos. Cabe anotar, que uno de los
rasgos del proceso de cambios, especialmente en la región andina, ha
sido la lucha por la incorporación en la vida política, económica y social
de los pueblos originarios, indígenas y las mayorías excluidas mediante
vigorosos movimientos sociales.
Denunciamos la estrategia de la derecha de utilizar como pretexto la
lucha contra el crimen organizado para promover políticas de seguridad
que militarizan las sociedades, reducen el espacio de la acción política
para la izquierda, criminalizan la lucha social y promueven el temor entre
la población que favorecen acciones cada vez más represivas. Este es el
caso, particularmente, de lo que sucede en México y Colombia como
también en Perú y Honduras.
El Foro de Sao Paulo evaluará permanentemente las estrategias de la
derecha para evitar que prosperen y seguirá trabajando por ampliar la
fuerza de la izquierda.
Noveno. El XV Encuentro tuvo la oportunidad de analizar la situación
general de América Latina y el Caribe e hizo hincapié en la reacción de la
derecha y el imperialismo ante la crisis, a través de la militarización
184
creciente en nuestro continente, la reactivación de la IV Flota norteamericana, la criminalización de la política y la protesta social y la pretensión
de imponer Convenios o Tratados de Libre Comercio que garanticen sus
intereses y el control sobre mercados y recursos naturales. Así mismo,
analizó en más profundidad tres casos específicos: Honduras, Puerto Rico
y Colombia. Denunciamos que el golpe de Estado en Honduras es una
intentona de la derecha para utilizar los métodos más brutales y así detener
el avance de las fuerzas progresistas y de izquierda. El XV Encuentro asumió
el compromiso de continuar apoyando la lucha del pueblo hondureño y de
exigir la liberación inmediata de todos los presos políticos, el cese a la
represión, la restitución inmediata e incondicional del presidente Zelaya en
su cargo, así como del orden constitucional y las libertades políticas. EL
XV Encuentro se comprometió a promover la unidad de todas las fuerzas
progresistas y de izquierda en Honduras, apoyar la resistencia popular y la
opción que la izquierda adopte en las próximas elecciones.
Décimo. El colonialismo sigue existiendo, tanto a nivel político como
cultural y es inaceptable. El XV Encuentro se compromete a fortalecer la
lucha por la plena independencia de Puerto Rico y su reincorporación
soberana a la comunidad de naciones latinoamericanas y caribeñas. Exigimos la liberación de los presos políticos puertorriqueños. Denunciamos igualmente la persistencia de pueblos americanos colonizados por
países europeos: Aruba, Bonaire, Curazao, Martinica, Guadalupe y
Guyana, los cuales tienen derecho a la autodeterminación.
Décimo primero. El XV Encuentro rechaza la reactivación de la IV
Flota del comando sur de los Estados unidos y condena enérgicamente el
acuerdo entre el Gobierno de Estados Unidos y el gobierno de Colombia
que permite el uso de bases militares a lo largo de todo el territorio nacional. Este acuerdo atenta contra la soberanía colombiana y constituye una
amenaza directa a Ecuador, Venezuela y Bolivia, afectando la estabilidad
y la convivencia pacífica de toda la región latinoamericana y caribeña.
185
Convocamos a los partidos y fuerzas populares, progresistas y de izquierda del continente y de todo el mundo a oponerse a la presencia militar
norteamericana y a movilizarse contra la militarización. Nos sumamos a
la convocatoria de actividades en contra de las bases militares, que ha
sido impulsada por los Partidos integrantes del FSP, en especial en Argentina, Venezuela y Colombia. Denunciamos así mismo el aval que los
gobiernos de México y Perú han dado a esta medida evidenciando su
subordinación a los intereses de los Estados Unidos.
Décimo segundo. La izquierda está presente en el pueblo en lucha y
organizado, así como en sus partidos, sus representantes parlamentarios
y sus gobiernos municipales, estatales y nacionales. Su principal fuerza
reside en la organización y la movilización popular, la cual se sigue expresando en toda América Latina de diversas formas, y en las que resalta
el papel de los pueblos indígenas y originarios, como en Bolivia, y en la
importante lucha liberada por los pueblos amazónicos del Perú.
La crisis exige a los gobiernos populares, progresistas y de izquierda
a radicalizar su opción a favor de la acción del Estado, de la inversión
pública, del mercado interno, del cambio del modelo económico primario
exportador y bajo control de las corporaciones transnacionales, debiendo
impulsar la integración regional. Se deberán dar acciones más decididas para defender la economía popular, combatir la pobreza y la desigualdad. Urge poner en práctica reformas profundas para cambiar las
estructuras económicas y políticas imperantes, así como detener el deterioro ecológico.
Más democracia, más participación y más organización social son las
herramientas del cambio. Hay que profundizar la participación popular
en las luchas sociales y el rescate de la gestión del Estado. También tenemos la responsabilidad de forjar y consolidar en cada uno de nuestros
países la unidad de las fuerzas políticas y sociales que están por el cambio
por el progreso, la justicia y la democracia participativa
186
Décimo tercero. Los gobiernos y las fuerzas populares, progresistas y
de izquierda de América Latina y el Caribe deben profundizar la integración regional, así como la creación de organismos supranacionales de
gestión política, económica, social, cultural y ecológica. Debe avanzarse
en la construcción de un bloque de naciones que pueda salir al mundo a
negociar unitariamente su lugar. Para ello debemos impulsar de manera
complementaria los distintos procesos de integración, fortaleciendo las
herramientas integradoras que ya existen: UNASUR, MERCOSUR, CAN,
ALBA, CARICOM, SICA etc., y así lograr nuestro objetivo estratégico
de una verdadera Integración Latinoamericana y Caribeña.
Décimo cuarto. Es necesario que los partidos y gobiernos populares,
progresistas y de izquierda de América Latina y el Caribe participen en el
debate sobre el nuevo orden mundial que surgirá después de la crisis y
que ya es materia de disputa. Se trata de proponer la creación de nuevas
reglas y de nuevas instituciones mundiales que den al mundo, y en especial a los países en desarrollo, mayor capacidad para financiar sus economías y regular el comercio, la inversión y los flujos de capital.
Décimo quinto. El XV Encuentro del Foro de Sao Paulo aprobó un
plan de trabajo para el próximo año que se propone:
1. Acompañar los gobiernos progresistas y de izquierda, organizando un
debate e intercambio permanente de información entre los dirigentes
de los partidos del FSP sobre la evolución de la situación en América
Latina y de los gobiernos de la región creando para ello un Observatorio de Gobiernos de Izquierda y Progresistas.
2. Apoyar decididamente a la izquierda hondureña en los términos de la
resolución particular aprobada por este XV Encuentro.
3. Contribuir a fortalecer los movimientos sociales, así como la plena
articulación de éstos con los pueblos indígenas y originarios en América Latina y el Caribe.
4. Forjar y consolidar, en cada uno de nuestros países, la unidad de las
187
fuerzas políticas y sociales que están por el cambio por el progreso, la
justicia y la democracia participativa
5. Fortalecer los partidos y movimientos sociales y políticos con mecanismos de efectiva democracia interna, formación de generaciones de
recambio y firmes vínculos con los movimientos y dirigentes populares, desarrollando con éstos un trato horizontal e integrador. Promover la unidad de las fuerzas políticas y sociales que están por el cambio
como base para la victoria, impulsando la lucha de ideas contra el capitalismo y espacios de unidad de acción que favorezcan la unidad.
6. Apoyar los procesos electorales de 2009 y 2010, con dos objetivos: no
ceder ningún gobierno a la derecha y ampliar los espacios de la izquierda. Para ello, se ha resuelto enviar observadores electorales.
7. Poner especial atención a la situación de México, Colombia y Perú
realizando a lo largo de 2010 una reunión del Grupo de Trabajo en
cada uno de estos países, con el objetivo de debatir las respectivas
situaciones nacionales y lo que puede hacer el Foro de São Paulo en
términos de apoyo efectivo;
8. Convocar a un gran Encuentro Continental de los Movimientos Sociales
y Partidos Políticos populares, progresistas y de Izquierda, integrantes
del Foro y de las organizaciones de la sociedad civil, por la paz y contra
la presencia militar imperialista en la región, especialmente la instalación
de las bases militares de los Estados Unidos en Colombia y la IV Flota.
9. Celebrar un evento cumbre, de carácter continental, donde el tema central y único sea el problema del colonialismo en Nuestra América.
10. Articular la acción del Foro de São Paulo con la lucha de los inmigrantes latinoamericanos y caribeños en los Estados Unidos;
11. Reformar la Secretaría Ejecutiva del Foro de São Paulo, para que en
adelante se componga de una Secretaría Ejecutiva indicada por el GT,
y por tres secretarías adjuntas indicadas por las secretarías regionales
(Cono Sur, Andino Amazónica, Mesoamericana y Caribeña), de acuerdo al resolutivo específico.
188
Décimo sexto. Durante el XV Encuentro se realizó por primera vez,
de manera paralela, el Primer Encuentro de la Juventud del FSP. Se considera que esto es un avance de gran importancia para la izquierda latinoamericana y reconoce el empeño, la visión y la capacidad política de los
jóvenes del FSP para que este Primer Encuentro pudiera hacerse realidad.
Apoyamos las resoluciones tomadas en este Primer Encuentro Juvenil y
consideramos que estas acciones deben ser permanentes y prestárseles la
mayor atención y todo el apoyo necesario.
El XV Encuentro hace suyos los resolutivos de los encuentros de autoridades nacionales; parlamentarios; escuelas y fundaciones; movimientos sociales, pueblos originarios y afro descendientes; cultura; y mujeres.
El Grupo de Trabajo hará lo necesario para promover y llevar a la práctica
las resoluciones adoptadas
Décimo séptimo. El XV Encuentro del Foro de São Paulo rindió homenaje
al compañero Armando Chavarría, dirigente histórico del PRD mexicano,
cobardemente asesinado en el día de la inauguración del Foro. De igual manera,
hizo un sentido reconocimiento a Juan Bosch y Marco Benedetti, que
simbolizan el coraje y alma de la lucha por una nueva América.
Décimo octavo. Convocamos al XVI Encuentro del Foro de São Paulo
que se llevará a cabo en Buenos Aires, Argentina, en agosto de 2010, coincidiendo con la celebración de nuestro XX aniversario.
Décimo noveno. Los delegados asistentes al XV Encuentro del FSP
hicieron patente su reconocimiento al esfuerzo desplegado por los partidos anfitriones, el PT y el PRD de México, para la realización de este
importante y exitoso encuentro de la izquierda latinoamericana.
Ciudad de México, D.F., a 23 de agosto de 2009
189
XV Encuentro del Foro de São Paulo
Lista de organizaciones presentes
PARTIDOS MIEMBROS
PAIS
01. Argentina
02.
03.
04.
05. Brasil
06.
07.
08. Chile
09. Colombia
10. Costa Rica
11. Cuba
12. Ecuador
13.
14. El Salvador
15. Guatemala
16. Honduras
17. Martinico
18. México
19.
20. Nicaragua
190
PARTIDO
Frente Transversal
Movimiento Libres del Sur
Partido Socialista
Partido Solidario
Partido Comunista del Brasil
Partido Socialista Brasileño
Partido de los Trabajadores
Partido Comunista
Polo Democrático Alternativo
Partido Frente Amplio
Partido Comunista
Movimiento PAIS
Partido Socialista
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
Unificación Democrática
Consejo Nacional de Comités Populares
Partido de la Revolución Democrática
Partido del Trabajo
Frente Sandinista de Liberación Nacional
21. Panamá
22. Perú
23.
24.
25. Puerto Rico
26.
27.
28. República
29. Dominicana
30.
31.
32.
33. Uruguay
34.
35.
36.
37. Venezuela
Partido del Pueblo
Partido Comunista del Perú
Partido Nacionalista Peruano
Partido Socialista
Frente Socialista
Movimiento Independentista Nacional Hostosiano
Partido Nacionalista
Alianza por la Democracia
Movimiento Izquierda Unida
Partido de la Liberación Dominicana
Partido Revolucionario Dominicano
Partido de los Trabajadores Dominicanos
Corriente de Unidad Frenteamplista – FA
Partido Comunista – FA
Frente Amplio – Bases
Movimiento de Participación Popular – FA
Partido Socialista Unificado de Venezuela
ORGANIZACIONES INVITADAS
PAIS
38.
39. Alemania
40. Bolivia
41. Brasil
42. Canadá
43. Chipre
44. Cuba
45. España
46.
ORGANIZACIONES
GUE/NGL
Die Linke
Patria Socialista Movimiento Guevarista
Fundación Perseu Abramo
Partido Comunista (Marxista Leninista)
AKEL
OSPAAAL
Izquierda Castellana
Partico Comunista de España - PIE
191
47. Francia
48. Grecia
49. Hungría
50. Italia
51. Libia
52. Perú
53. Portugal
54. Vietnam
192
Partido Comunista
Synaspismos (PIE)
Partido Comunista de los Trabajadores Húngaros
Partido de la Refundación Comunista – PIE
Embajada en Nicaragua
Tierra y Libertad
Partido Comunista
Partido Comunista
XVI Encuentro del Foro de São Paulo
Ampliar la unidad de los partidos progresistas,
populares y de izquierda, profundizar los
cambios, derrotar la contraofensiva de la
derecha y consolidar la integración regional
Los días 2, 3 y 4 de julio de 1990, en la ciudad de São Paulo, se reunía
el Encuentro de Partidos y Organizaciones Políticas de Izquierda de
América Latina y el Caribe.
En medio del derrumbe del bloque socialista europeo y a escasos meses de la ya entonces previsible desaparición de la URSS, la Declaración
de São Paulo, aprobada por el Encuentro de los Partidos y Organizaciones Políticas de Izquierda de América Latina y el Caribe el 4 de julio de
1990, afirmaba: “Rechazamos (…) toda pretensión de aprovechar la crisis de Europa Oriental para alentar la restauración capitalista, anular los
logros y derechos socialistas o alentar ilusiones en las inexistentes bondades del liberalismo y el capitalismo (…)”.
En ese momento, también se definieron “las bases de un nuevo concepto
de unidad e integración continental… lo que incluía la reafirmación de la
soberanía y autodeterminación de América Latina y de nuestras naciones,
la plena recuperación de nuestra identidad cultural e histórica y el impulso a la solidaridad internacionalista de nuestros pueblos”
Lo que surgió a partir de esta reunión, y que posteriormente asumió el
nombre de Foro de São Paulo (FSP), no sólo se mantuvo a lo largo de los
veinte años siguientes, contribuyendo a la resistencia al neoliberalismo;
también aportó mucho a las victorias de la izquierda, como se puede confirmar analizando la ola de gobiernos de izquierda, populares y progresistas desde 1998.
193
Las declaraciones finales aprobadas por sus 15 encuentros celebrados
hasta el presente, así como los documentos base y las resoluciones elaboradas por distintos espacios del FSP, se han dedicado a la caracterización
del capitalismo neoliberal y del imperialismo contemporaneo y a sistematizar las ideas generales de las alternativas democráticas y populares.
Si el FSP nació en un momento en que el neoliberalismo parecía
imponerse sin resistencias, hoy, cuando se hace la conmemoración del
Bicentenario de los numerosos procesos independentistas latinoamericanos y caribeños, podemos afirmar que el FSP es una iniciativa victoriosa,
pero que aun tiene por adelante inmensos desafíos, entre los cuales están:
ampliar la unidad de los partidos progresistas, populares y de izquierda;
profundizar los cambios; derrotar la contraofensiva de la derecha y consolidar la integración regional.
Estos son los principales desafíos puestos para el XVI Encuentro del
Foro de São Paulo, que se realizará en los días 17 a 20 de agosto de 2010,
en la ciudad de Buenos Aires. Como contribución a los debates, el Grupo
de Trabajo del FSP presenta este documento base.
INTRODUCIÓN
La formación de América Latina estuvo profundamente signada por el
proceso de colonización y luego por el neocolonialismo, creando una
forma de Estado que sistemáticamente aniquila y extermina a los pueblos
nativos primero y después reprime violentamente las capas populares,
campesinos, obreros y capas medias progresistas. Esto sin que se haya
logrado una soberanía real, salvo en cortas etapas y con honrosas
excepciones.
En este proceso denso y complejo, surgen los grandes actores del
escenario latinoamericano, entre los cuales destacamos el rol de los movimientos y partidos populares, con sus diversas manifestaciones de
resistencia social, política y cultural, de protesta, rebeldías e insurrecciones.
194
La realidad que vivimos hoy en nuestra región es el producto de un
movimiento múltiple y de las luchas que se llevaron a cabo en estas últimas décadas. Especial significación ha tenido la influencia emanada del
ejemplo de Cuba. El triunfo de la Revolución Cubana mediante una
genuina guerra popular, dirigida por el Comandante Fidel Castro,
constituyó un hito decisivo en la historia de América Latina.
Fue la insurrección boliviana, caracterizada como “una combinación
inédita de rasgos antiguos y modernos”, la que abrió el camino de Evo
Morales a la presidencia. Mucho más que la llegada de un indígena al
poder, Evo representa el arco iris de las etnias indígenas que afirma la
potencia de su multiplicidad.
De la misma manera, fue la congregación en el Palacio de Miraflores
la que le permitió la radicalización del giro “bolivariano” de Chávez.
Kirchner es el producto de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001
en Buenos Aires así como Correa lo es de las grandes movilizaciones del
pueblo ecuatoriano. Lo mismo Lula, cuya victoria electoral no puede comprenderse sin las luchas de los trabajadores rurales y urbanos brasileños.
Sin estos movimientos, sería incomprensible el éxito de la estrategia
adoptada por la izquierda latinoamericana, que tiene una de sus expresiones en los gobiernos populares, de izquierda y progresistas, con una gran
variedad de modalidades y cada una con particularidades propias.
A lo largo de este período se han generado una creciente fraternidad y
un acercamiento entre los gobiernos progresistas, los partidos, los movimientos sociales y los pueblos de nuestros países, y una tendencia general a la unión de América Latina, en una integración continental y también en formas diversas de unión regional.
Entre las distintas expresiones de integración latinoamericana y
caribeña, juega un papel muy importante la Alternativa Bolivariana para
los Pueblos de América Latina y el Caribe (ALBA). Las relaciones de
solidaridad y la cooperación mutua que de ella se derivan, constituyen
195
una importante expresión de las posibilidades abiertas por la existencia
de gobiernos de izquierda en el continente.
También se destaca, en el terreno de la integración continental, la creación de UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas) el 23 de mayo
de 2008. Se dio un paso más grande en la Cumbre de la Unidad Latinoamericana y Caribeña celebrada en la Riviera Maya, próxima a Cancún,
México, el 23 de febrero de 2010, con la constitución de un organismo
regional, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC). Es la primera vez en la historia del continente que se crea un
organismo de estas características, un escalón superior en la dinámica de
la integración, que de alguna manera recoge los postulados originarios
de Bolívar y Martí.
La propia OEA también ha sido escenario de cambios sustanciales en
las relaciones entre el imperio del norte y las naciones al sur del Río Bravo. En el período reciente, para asumir la secretaría general fueron
rechazados tres candidatos propuestos sucesivamente por EE.UU., que
antes manejaba esos cargos a su entera voluntad. El Consejo Permanente
de la OEA reunido el 4 de marzo 2008 expresó su casi unánime rechazo
a la violación de la soberanía y de la integridad territorial de Ecuador por
parte de tropas colombianas, con asesoramiento de EE.UU., en Sucumbíos,
el 1o de marzo de 2008.
La 39a Asamblea General de la OEA que se efectuó en San Pedro Sula,
Honduras, el 3 de junio de 2009, resolvió por unanimidad dejar sin efecto
la resolución adoptada el 31 de enero de 1962 por la Conferencia de Cancilleres de la OEA, que dispuso la exclusión de Cuba del sistema interamericano.
También en este período ha cobrado vigor la presencia internacional
de América Latina. Ello se ha expresado en la actuación de varios países
en el G20, en la creación del BRIC y de iniciativas tales como el acuerdo
tripartito Brasil-Irán-Turquía, que propuso una base de negociación pa196
cífica sobre el problema nuclear iraní ante el peligro de agresión inminente.
En resumen, se está configurando una nueva geografía mundial, en la
que participa América Latina.
La nueva realidad de América Latina se advierte con mayor claridad si
se compara el panorama prevaleciente en las décadas anteriores, signadas
por una sucesión de dictaduras militares promovidas desde el imperio del
norte, y luego en el período siguiente, por el dominio incompartido de las
doctrinas y de las prácticas del neoliberalismo y del “pensamiento único”.
Cambió también la caracterización social de los gobiernos, con casos
paradigmáticos como el de un obrero metalúrgico o un líder indígena
llevados a la presidencia de sus países por millones de votos de sus compatriotas. Cambió también la estructura de los partidos políticos que acceden
al gobierno. Viejos partidos que tradicionalmente se repartían el poder
quedaron a la vera del camino. Otros ocupan su lugar y se fortalecen en
contacto con el pueblo.
La política de la izquierda desde el gobierno ha generado beneficios
concretos para la población, particularmente para los sectores más excluídos. Ha extendido y profundizado la democracia, abriendo paso a nuevas
formas participativas y directas. Ha defendido los derechos humanos en
toda su extensión. Al mismo tiempo se yergue en defensa de la soberanía
nacional de sus países. Ejemplos concretos son la expulsión de las tropas
norteamericanas de la base de Manta en Ecuador (como antes de la base
de Vieques en Puerto Rico), la campaña contra las bases militares en Colombia y contra la reactivación de la IV Flota de la marina de guerra de
Estados Unidos, anexa al Comando Sur.
Existe un vívido contraste entre la nueva realidad política de América
Latina y la de Europa. La gran mayoría de los países integrantes de la
Unión Europea tienen gobiernos de derecha y de ultraderecha, con un
fuerte componente xenófobo y racista, como se advierte en las nuevas
leyes de inmigración. Estos gobiernos pretenden hacer recaer el peso de
197
la tremenda crisis desatada desde 2008 sobre las espaldas de sus pueblos
y los países emergentes, lo que ha generado movimientos de protesta de
los trabajadores y sectores populares. En cambio, los países de América
Latina donde hay gobiernos progresistas son los que mejor han resistido
las consecuencias de una crisis que ellos no promovieron.
Ante este panorama que se ha venido consolidando en la última década,
se despliega un intento de contraofensiva por parte de los antiguos sectores
dominantes, que se proponen reconquistar el gobierno de sus países. Su
objetivo es impedir que este nuevo curso se consolide y se torne irreversible.
Esta contraofensiva se expresa en el intento de trasplantar a nuestro
continente una política de militarización y guerra preventiva que se basa
esencialmente en el Plan Colombia, en la creación de bases militares de
EE.UU. en ese país, donde las tropas yankis gozarán de total impunidad
y desde las cuales se amenaza a todos los países de la región. Esto se
suma a la resurrección de la IV Flota como instrumento de potencial
intervención. La cruenta agresión armada de tropas colombianas, respaldadas por la tecnología y los servicios de inteligencia de EE.UU., en territorio ecuatoriano en Sucumbíos el 1o de marzo de 2008, prueba los
peligrosos alcances de esa política, que determinó la ruptura de relaciones por parte de Ecuador.
Las fuerzas de derecha, además de Colombia, lograron imponer su
candidato en la elección de Ricardo Martinelli el 3 de mayo de 2009 en
Panamá, sustituyendo al gobierno de Martín Torrijos, presidente de la
Internacional Socialista en América Latina; dieron el golpe de estado que
derribó el gobierno democrático de Manuel Zelaya en Honduras el 28 de
junio de 2009, seguido por la elección del magnate Sebastián Piñera en
Chile el 17 de enero de 2010, respaldado por un grupo de origen
pinochetista, que sucedió a cuatro gobiernos de la Concertación.
En este mismo período, la izquierda obtuvo también victorias importantes, por ejemplo en Uruguay, Bolivia y Ecuador, impidiendo que la
198
contraofensiva de la derecha se transformase en una reversión del proceso
de cambios en América Latina. Sigue, por lo tanto, el conflicto entre los
proyectos nacionales y populares, opuestos a los proyectos oligárquicos
que siempre actuaron en connivencia con las potencias imperialistas. Hoy,
los proyectos populares de América Latina tienen mejores condiciones
que hace sólo una década, para marchar en dirección a una nueva sociedad con justicia, equidad y soberanía, una sociedad socialista. Pero esto
ocurre en una situación mundial muy compleja, que tiene como telón de
fondo la crisis internacional.
LA CRISIS INTERNACIONAL
El cataclismo financiero que arrancó en Estados Unidos y se propagó
rápidamente al resto del mundo, no es una mera crisis financiera sino una
crisis del sistema capitalista. Es una crisis que se pronostica de larga
duración, que se articula con el surgimiento de un mundo multipolar.
La recuperación es muy incierta y hay muchos riesgos de que el mundo caiga de nuevo en una recesión global. La crisis griega ya se ha convertido en una crisis regional de la zona Euro y en un factor de inestabilidad mundial.
El costo de la crisis ha sido alto en materia de pobreza y desempleo.
La falta de oportunidades de trabajo seguirá siendo elevada en el mundo por varios años. El desempleo en las economías avanzadas rondó el
9% y a nivel mundial en cerca del 8% en 2009, pero para 2010 las
previsiones son más pesimistas. El desempleo en EU se quedará en casi
10% y aumentará en la zona Euro de 9.4 a 10.5% (en España llegará casi
20%). A estas cifras hay que sumar una cantidad importante de trabajadores que laboran a tiempo parcial. Los altos niveles de desempleo (y
empleo precario) en las economías desarrolladas son un indicador notable
para apreciar no sólo el costo de la crisis sino también la fragilidad de la
recuperación.
199
A fines de 2008 la economía norteamericana estuvo al borde de un
colapso. Si ello no sucedió, fue por la intervención del gobierno. El
promedio del déficit público en las economías avanzadas fue, el año
pasado, de 9%, cuando antes se insistía en el equilibrio (con un margen
de hasta 3%). El déficit, sin embargo, llevó a un endeudamiento masivo
de los gobiernos que seguirá creciendo quizás hasta llegar a un 100% del
PIB en las economías avanzadas, 35 puntos más que antes de la crisis.
Otro signo distintivo de la gran recesión ha sido la diferencia de su
impacto por regiones y países. Las economías más avanzadas resultaron
más afectadas que las emergentes. De hecho, EU fue el epicentro del terremoto y exportó la crisis a otras regiones.
La caída del producto mundial en 2009 fue de -0.9%, pero las economías avanzadas cayeron -3.2%, mientras las economías emergentes
crecieron 2.4%. El comercio mundial se desplomó en casi -11% debido a
la caída de las importaciones de las economías avanzadas (-12%). Ello
provocó una caída en los precios de las materias primas, sobre todo petróleo (-36.3%). Las caídas más fuertes del producto, por países, fueron:
Alemania, Japón, Reino Unido y Rusia. Las economías que crecieron
fueron China e India.
En 2010 se prevé que las economías avanzadas crezcan 2.3% y las
economías emergentes y en desarrollo 6.3% por lo que éstas serán otra
vez el motor del crecimiento mundial.
La zona Euro se ha convertido en una zona de inestabilidad debido a
Grecia pero también a otros eslabones débiles: España, Portugal, Italia e
Irlanda.
La crisis de la deuda griega requirió un megapréstamo de la Unión y el
FMI que se pactó a principios de mayo (720 mil millones de euros: 500
de la EU y 220 del FMI). Pero hay que ver si el ajuste brutal a las finanzas
griegas se puede implementar en el mediano plazo. Habrá que observar
también cómo evolucionan los otros casos, sobre todo España, donde se
200
aplica un duro plan de ajuste. Sin duda, estas políticas provocarán mayor
desempleo y un crecimiento del producto más lento. Por otra parte, ni los
megarescates ni las políticas de ajuste son una garantía de que la estabilidad
volverá pronto a la eurozona. Por el contrario, en el corto plazo, al menos, el mundo seguirá sujeto a corridas bursátiles y devaluaciones y
revaluaciones de las monedas. En este marco de inestabilidad no puede
descartarse una nueva recesión general.
Por otro lado, hay que subrayar que el sistema bancario sigue atorado.
Los créditos todavía no se restablecen. Los bancos siguen en problemas a
pesar de los cuantiosos rescates. Obtienen altas ganancias pero otorgan
poco crédito. Además, muchos gobiernos ya agotaron su margen de
maniobra. Ya no pueden bajar todavía más la tasa de interés ni endeudarse
más para inyectarle dinero a la economía o a los bancos.
La recuperación es frágil, en el fondo, porque en las economías
desarrolladas hay ahora un bajo consumo privado, baja inversión, poco
crédito y desempleo alto. La recuperación económica no parece dibujarse con una V sino como una L. Es decir no hay una recuperación de la
misma magnitud que la caída sino que ésta se mantiene en un nivel bajo.
En cambio, en las economías emergentes, el panorama es mejor porque están creciendo tanto la demanda como las inversiones. Además aquí
no hubo shocks financieros. Sin embargo, una nueva caída de las economías desarrolladas o un pánico financiero pondrían en peligro a las economías en desarrollo pues caerían las exportaciones y con ellos su ritmo
de crecimiento.
Persiste además un serio desequilibrio entre las economías del mundo.
Los Estados Unidos son una economía que consume mucho y se ha
endeudado también mucho, mientras que China, por ejemplo, consume
poco y se ha convertido en un importante acreedor mundial, particularmente del gobierno de los Estados Unidos. Estos desequilibrios se
muestran también en el comercio mundial. Hay economías exportadoras
201
(es decir que exportan una proporción muy elevada del total de su producción nacional) y otros países que importan en grandes cantidades (en
relación a su producción total y al comercio internacional del mundo).
No se trata de economías complementarias sino de una globalización deforme que la vuelve poco sustentable, es decir, de bajo crecimiento, sujeto
a crisis recurrentes y con profundas desigualdades en las naciones, en las
regiones y a nivel mundial.
Hasta ahora, la crisis no ha producido un nuevo orden económico
mundial. Se han roto las recetas de las políticas neoliberales, pero en el
caso de Grecia y España, se están aplicando, de nueva cuenta, las mismas
políticas de ajuste que se impusieron en ALC hace 20 años. En materia de
gobernabilidad mundial y creación de nuevas instituciones multilaterales, la situación prácticamente no ha cambiado, a pesar de que hay un
nuevo grupo de países, el G20, que se reúne a tomar decisiones. Así, por
ejemplo, la propuesta de China y otras naciones de crear una nueva moneda
de reserva mundial, en vez del dólar, sigue sin resolverse.
Tampoco avanza una gran reforma financiera que elimine los paraísos
fiscales y suprima instrumentos altamente especulativos (como los CDS,
credit default swaps, y otros de los llamados derivados como los hedge
funds). Hasta el FMI ha propuesto un impuesto especial a los bancos para
crear un fondo de reserva que sirva para futuros rescates de las entidades
financieras. Sin embargo, esta reforma está detenida. En Estados Unidos
se acaba de aprobar en el Congreso una muy tibia propuesta de regulación.
Habría que recordar que el capital financiero fue durante las últimas décadas el mayor beneficiario de la globalización neoliberal. Su poder ha
llegado a ser inmenso. La crisis golpeó al sistema pero los planes de rescate
sobre todo en EE.UU., se dirigieron a reforzar esa estructura de poder. El
mundo sigue presa de los especuladores.
202
LATINOAMÉRICA, MENOS GOLPEADA
El caso de América Latina y el Caribe fue diferente al de las economías desarrolladas.
La crisis no fue tan aguda en América Latina, al menos en parte, porque se aplicaron en varios países de la región, políticas que compensaron
en grande parte el impacto recesivo. Estas políticas fueron posibles porque estos países acumularon importantes reservas monetarias que pudieron
ser usadas frente a la caída de las exportaciones y la salida de capitales.
Dichas reservas fueron acumuladas en el auge económico previo a la crisis en buena parte de la periferia, gracias a los precios altos de materias
primas y las entradas de capitales. También deben destacarse las políticas
redistributivas que pusieron en práctica sobre todo los gobiernos progresistas antes y durante la crisis.
En ALC, durante 2010 se recuperará lo perdido en 2009: la caída en
este último año fue de casi -2% pero en 2010 el crecimiento será de 4%.
Casi todos los países crecerán a un nivel superior al retroceso del año
pasado. Pero dentro de este panorama moderadamente optimista hay una
excepción notable: el caso de México. En 2009 su economía cayó casi 7% y en 2010 apenas crecerá un 4%, en el mejor de los casos.
Aunque en América Latina, con la excepción de México, el PIB de la
región se contrajo moderadamente en 2009, la brecha de crecimiento (es
decir, la diferencia entre la tasa de crecimiento entre 2009 y 2007) fue de
6.3 puntos porcentuales. Quiere decir que si no hubiera habido crisis,
ALC, en términos de crecimiento del producto, sería 6.3% más rica.
A pesar del impacto moderado de la crisis (con excepción de México)
la pobreza aumentó en la región. Se calcula que el número de pobres en
ALC se incrementó en 10 millones de personas en 2009 según el Banco
Mundial, lo que significó un retroceso, pues en los cinco años anteriores
se habían logrado avances significativos. Sin embargo, debe aclararse que
de estos diez millones, cinco son mexicanos.
203
Según el Banco Mundial, “mientras que se estima que 60 millones de
latinoamericanos dejaron la pobreza entre 2002 y 2008, entre 9 y 10
millones de personas se volvieron pobres en 2009, y el número de pobres
hubiera sido mayor si no hubiera sido por el hecho de que los gobiernos
de América Latina, rompiendo con la tradición del pasado, pudieron
mantener y en algunos casos fortalecer programas de asistencia social. Se
espera que el número de nuevos pobres se reducirá significativamente
hacia el final de 2010.”
Asimismo, en materia de empleo, según la OIT “se estima que 3.5
millones de trabajadores perdieron su empleo en ALC, cifra relativamente baja en comparación a la fuerza laboral total de 270 millones de trabajadores”. El desempleo en ALC aumentó 1.2 puntos, de 7 a 8.2% de acuerdo a las últimas estimaciones por lo que el total de desempleados en la
región subió a 22.5 millones al final de 2009. También llama la atención
que los salarios reales no cayeron durante 2009. La crisis del empleo en
AL contrasta con otros episodios del pasado, en el que se presentaron
aumentos significativos del desempleo, un crecimiento de la informalidad
y una caída severa del salario real.
Como ya se mencionó, el impacto de la crisis fue muy superior en
México en comparación al resto de los países de ALC. No sólo por que la
recesión fue mayor, sino también por el número de pobres y desempleados. Para 2010, en estos últimos aspectos, México no tendrá una recuperación.
El caso de México es una muestra palpable de cómo la continuidad de
las políticas neoliberales ha sido muy costosa, a diferencia de las rupturas
que se presentaron en los últimos años en la mayoría de la región por el
arribo de gobiernos de izquierda. La razón de fondo de la excepción mexicana se debe a su vinculación a Estados Unidos mediante el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), su poca diversificación
hacia otros mercados mundiales, el abandono de la agricultura mexicana
204
y la dependencia alimentaria que esto último ha implicado; la dependencia de México hacia el petróleo también se ha acentuado.
La decisión de mantener la integración a Estado Unidos mediante el
TLCAN ha requerido la continuidad de las políticas neoliberales. Así pues
la experiencia mexicana demostraría el fracaso de la derecha latinoamericana sobre todo frente al éxito de otras políticas puestas en práctica por
gobiernos de izquierda como el caso de los países del Cono Sur.
Si en varios países se puso en marcha un programa de cambios que
permitieron aumentar la demanda interna mediante la recuperación del
salario y la ocupación, y la implementación de amplios programas sociales
contra la pobreza, y al mismo tiempo se avanzó en mecanismos de integración comercial y diversificación de los mercados internacionales, en México no se hizo nada de esto. El costo ha sido inmenso y explica el fuerte
impacto de la crisis mundial en este país.
Aun haciendo a un lado el caso de México, hay que reconocer que la
situación en América Latina fue negativa en 2009 aunque el impacto haya
sido menor que en otras regiones. Por ello, a pesar de que en 2010 se
puede recuperar lo perdido, el saldo adverso el año pasado debe verse
con cuidado y no menospreciar sus impactos.
Los efectos de la crisis crean una situación más difícil para los gobiernos de izquierda y ello podría ser favorable para las oposiciones de derecha. Hay que recordar que cuando aumenta la pobreza y el desempleo,
los ciudadanos tienden a cobrarle la cuenta a los gobiernos en turno, no
tanto a la oposición, aunque ésta proponga la vuelta al modelo neoliberal.
Además, se agrava el descontento social, pues hay más demandas
insatisfechas, lo que también puede generar situaciones más difíciles para
los gobiernos progresistas.
Por otra parte, también es cierto que la crisis es producto del sistema
que la izquierda pretende cambiar y, por tanto, se presenta como una oportunidad para propiciar ese cambio desde los gobiernos.
205
UN BALANCE POLÍTICO
La derecha latinoamericana y caribeña, con sus aliados europeos y
estadounidenses, están implementando una contraofensiva, que busca
recuperar los espacios que perdieron desde 1998 en América Latina.
Esta contraofensiva incluye la ampliación de la presencia militar en la
región, el golpe en Honduras, las campañas político-mediáticas contra
Cuba y Venezuela, así como la victoria de la derecha en Panamá, Chile y
Colombia.
La contraofensiva se realiza precisamente porque desde el 1998 hay
señales de una ofensiva de las fuerzas populares –aunque condicionada por
la correlación de fuerzas en nivel mundial. Por eso mismo, el curso de la
lucha política entre los sectores populares y la derecha es la marca de los
últimos años, una confrontación entre dos bloques, una disputa reñida por
los rumbos de nuestro continente. Junto con los señales de la contraofensiva, arriba señalado, existen también variados ejemplos de que sigue el curso de las fuerzas populares. Para hablar solamente de logros en lo electoral,
en 2009 se observó las reelecciones de Evo Morales en Bolivia y de Rafael
Correa en Ecuador. El presidente Hugo Chávez logró la aprovación de referendum que permite la reelección. En Uruguay, el Frente Amplio eligió al
compañero Mujica. Antes, en El Salvador ocurrió la victoria de Mauricio
Funes. Para 2010, la señal más importante de que se mantiene la iniciativa
política de las fuerzas de izquierda se expresa en la delantera electoral en las
encuestas y el esperado triunfo de la compañera Dilma Rousseff, candidata
presidencial de las fuerzas progresistas en Brasil.
A pesar de que la conexión entre la crisis mundial y los procesos electorales en ALC no ha sido hasta ahora muy directa, los partidos del FSP
estamos obligados a discutir sus repercusiones a nivel regional y nacional para evitar que la derecha saque ventaja de esta problemática.
El Foro de São Paulo debe realizar un balance de los procesos hondureño, panameño, chileno y colombiano. Debemos, también, debatir ma206
neras concretas de apoyar la unidad de la izquierda, tanto en los países
citados, cuanto en aquellos que tendrán elecciones en el próximo periodo, como Nicaragua, Perú y Argentina.
El golpe de estado en Honduras dio paso a la elección de Porfirio Lobo
en un proceso cuestionado por todas las fuerzas de izquierda. El resultado no fue reconocido por diversos gobiernos y partidos progresistas y
democráticos de la región, pero al paso de los días, Lobo ha logrado cierto
grado de normalización de las relaciones de su gobierno con sus vecinos.
El golpe fue también una prueba a los organismos de integración de
ALC. Y aunque estos reaccionaron acertadamente, sobre todo al principio, luego fueron incapaces de desplegar los mecanismos necesarios para
evitar la consolidación del golpismo.
El rechazo de la visita de Lobo a la cumbre UE-ALC en España, y su
cancelación, aunque es una buena noticia, no cambia lo fundamental, ya
que el golpe de estado fue un éxito de la derecha.
La destitución y luego el exilio del Presidente Zelaya, la constante
represión contra el Frente Nacional de Resistencia, la misma Presidencia
del derechista Lobo, y la casi nula presión internacional en su contra,
parecen confirmar que el golpe de estado logró su propósito central: eliminar a un gobierno progresista, imponer a un representante de los
intereses de la oligarquía, y golpear a las fuerzas populares que sostienen
una alternativa anti neoliberal.
Esta situación debe ser un motivo de reflexión, pues sin duda ha fortalecido a la derecha en Centro América y, aunque en menor medida, en el
conjunto de América Latina. Aunque se reconoce que el golpe encontró a
un gobierno que no había construido ni un partido propio ni una base
social organizada capaz de enfrentar a una derecha resuelta a todo, las
debilidades de Zelaya y de la izquierda hondureña no deben ocultarnos
que la capacidad de reacción frente a este golpe por parte de la izquierda
latinoamericana fue muy deficiente.
207
Los territorios coloniales no escapan a la derechización. En Puerto
Rico, el Partido Nuevo Progresista, dirigido por la derecha republicana y
sectores de la empresa privada, ha derogado en la práctica las garantías
constitucionales, mientras entrega el patrimonio nacional, los empleos
públicos y los derechos laborales al sector privado. En esa línea también
ha promulgado el desmantelamiento de instituciones de la sociedad civil
mediante legislación unilateral; y de igual manera, ha incrementado la
brutalidad policíaca y la represión hacia sectores populares, como hemos
visto a partir de la pasada huelga universitaria.
¿Cómo prevenir una acción similar en otros países? ¿Cómo evitar que
el gobierno norteamericano y la derecha oligárquica en CA y ALC sigan
fortaleciéndose? ¿Cómo debe actuar la izquierda latinoamericana en el
futuro inmediato para responder a esta nueva ofensiva de la derecha?
Específicamente sobre la situación colombiana, reproducimos la nota
pública difundida por el Grupo de Trabajo, en vísperas de la reunión de la
UNASUR:
El Foro de São Paulo se pronuncia por una salida negociada, en los
marcos de las instituciones latinoamericanas, especialmente de la UNASUR, para el conflicto entre Colombia y Venezuela.
El FSP se pronuncia por la reanudación plena de las relaciones entre
Colombia y Venezuela. Así mismo, reitera la necesidad de que las relaciones Ecuador-Colombia encuentren un camino para la plena normalización.
El FSP considera que el conflicto entre Colombia y Venezuela interesa
solamente a las fuerzas más reaccionarias de Colombia, ligadas a los grupos paramilitares, a la industria de guerra y al imperialismo estadounidense, que prosigue en un camino provocador, agresivo y militarista, en
el Medio Oriente, en Asia y en América Latina.
El Foro de São Paulo repudia la actitud de Álvaro Uribe, quien al final
de su mandato presidencial provoca una situación de tensión en nuestro
continente, al presentar en la Organización de Estados Americanos acu208
saciones infundadas contra el Gobierno del presidente de Venezuela, Hugo
Chávez Frías.
El FSP apoya el empeño del gobierno de Venezuela, en el sentido de
cumplir rigurosamente todos los acuerdos internacionales vigentes,
avanzar en los procesos de integración regional que implican la cooperación plena entre las naciones latinoamericanas.
El FSP considera extremamente positivo que el presidente Hugo Chávez
haya manifestado, tras la ruptura de las relaciones diplomáticas, su disposición a retomar el diálogo a partir de la toma de posesión del nuevo
Jefe de Estado colombiano.
El FSP espera encontrar en el nuevo gobierno de Colombia una disposición abierta a la solución diplomática y respetuosa de las diferencias,
así como al respeto irrestricto de la soberanía y la autodeterminación de
los pueblos, creando condiciones para un plan de paz concertado en el
marco de la UNASUR y para la definitiva incorporación de Colombia a
la integración suramericana.
El Foro de São Paulo reafirma que la defensa de la paz y de la unidad
de los países de nuestra región es decisiva para la continuidad del proceso
de desarrollo con democracia, independencia y justicia social.
LAS TAREAS
El XV Encuentro del Foro de São Paulo apuntó tres tareas fundamentales: no ceder ningún espacio para la derecha, profundizar los cambios y
acelerar el proceso de integración.
El XVI Encuentro considera que las tres tareas apuntadas por el
encuentro anterior siguen vigentes. Pero es necesario añadir algunas perspectivas, orientaciones y precisiones, así como algunas tareas políticoorganizativas relacionadas al propio Foro.
En primer lugar, creemos de extrema importancia y urgencia fortalecer el debate estratégico entre nosotros. Los debates de los años 1990, en
209
los marcos del Foro de São Paulo, contribuyeron mucho para los éxitos
que tuvimos en el enfrentamiento con el neoliberalismo, inclusive en la
conquista de gobiernos y en sus acciones.
Hoy vivimos una nueva situación, en la región y en el mundo. Enfrentar
esta nueva situación supone mayor capacidad de análisis, de formulación y
de articulación estratégica, que nos permita hacer de este ciclo de gobiernos
progresistas y de izquierda el punto de partida de un nuevo modelo de
desarrollo, así como nos ayude a ganar la presidencia en los países en que
las fuerzas progresistas y de izquierda aún no tienen el gobierno nacional.
Las izquierdas de ALC tienen que, recogiendo su vasta experiencia en
los gobiernos, en los partidos y en los movimientos sociales, establecer
propuestas programáticas e ideológicas cada vez más contemporaneas.
El Foro de São Paulo tiene condiciones privilegiadas para ser el espacio
de un debate con estos propósitos. No se trata de tener una política única,
tampoco centralizar nuestra actuación a partir del Foro de São Paulo –la
experiencia reciente y no tan reciente demostró los límites de este tipo de
pretensión. Se trata, esto sí, de aprovechar la unidad en la diversidad que
hemos construido hasta ahora, como ambiente ideal para seguir trabando
el debate necesario para todos nosotros.
En este sentido, la Red de Escuelas, Fundaciones y Centros de Estudios
del Foro de São Paulo debe llamar a la tarea de organizar, entre septiembre de
2010 y julio de 2011 (cuando se prevé realizar el XVII Encontro del FSP):
1. Un ciclo de actividades para compartir y articular nuestras experiencias electorales (comunicación, encuestas, fiscalización etc.);
2. Un ciclo de actividades para intercambiar nuestras experiencias de educación política de militantes partidários y de organizaciones populares, tanto en términos de metodología cuanto de contenido;
3. Un ciclo de actividades para debatir las alternativas que estamos construyendo para superar al neoliberalismo, incluso las variadas propuestas
socialistas existentes en América Latina.
210
Como apuntó el XV Encuentro, aún no disponemos de un seguimiento
científico que nos permita hacer un análisis comparado de los sucesos de
los distintos gobiernos latinoamericanos de izquierda y progresista.
Sabemos, todavía, que nuestras sociedades siguen siendo profundamente desiguales, y cambiar esto exigirá no solamente desarrollo, sino
un determinado tipo de desarrollo que incluya fortalecer el rol del Estado, ampliar las políticas públicas sociales, e introducir cambios en las
estructuras de propiedad.
Sabemos, también, que la contraofensiva de la derecha exigirá de los
gobiernos de izquierda y progresistas de la región una ampliación de su
hegemonía política, que supone la adopción de medidas que profundicen
la democracia, incluso en la comunicación social y los medios masivos
de comunicación.
Sabemos, finalmente, que la crisis internacional tuvo y seguirá teniendo
impacto en la región, motivo por lo cual la profundización de los cambios
dependerá cada vez más de acelerar el proceso de integración.
Los gobiernos progresistas y de izquierda de la región siguen comprometidos con este objetivo. La reunión de la regional latinoamericaña
y caribeña, así como la posición de UNASUR repudiando la presencia
de Porfírio Lobo en la cumbre EU-ALC, son señales positivas. Así como
la firma del Acuerdo de Teherán, en mayo último, por Brasil, Turquía e
Irán, tiene enorme significado político y estratégico. Al abogar por la
manutención del derecho, consagrado en las normas internacionales,
respecto del dominio de la tecnología para producción de energía nuclear con fines pacíficos por parte de países en desarrollo, el Acuerdo se
opuso al camino de la guerra, defendiendo la paz como única salida
para el conflicto de las potencias imperialistas contra Irán. Al mismo
tiempo, el Acuerdo simboliza la tendencia hacia la multipolaridad y
comproba las dificultades del imperialismo en imponer su dominio en
el mundo.
211
El Foro de São Paulo valora este movimiento como expresión de esta
lucha contra hegemónica, de fundamento antiimperialista y a favor del
derecho al desarrollo para el Sur del mundo.
Las definiciones programáticas e ideológicas de la izquierda latinoamericana y caribeña son aún más necesarias frente a la quiebra de la
socialdemocracia.
Sólo en ALC hay un movimiento progresista que ha avanzado en los
últimos años exitosamente, conquistando gobiernos nacionales, construyendo partidos políticos de masas, y desarrollando movimientos sociales alternativos. Este éxito debe reflejarse en la reconstrucción de una
identidad de las izquierdas más profunda. Estos nuevos paradigmas
surgirán sin duda, de la experiencia práctica, pero también del debate
intenso, respetuoso e incluyente de los partidos y movimientos sociales,
debate que debe fomentarse en la forma más amplia y diversa posible. El
FSP es una instancia que puede conducir este debate de manera destacada por ser el espacio más unitario, amplio y democrático de los partidos
de izquierda y progresistas de ALC y, en cierto sentido, ya un referente
mundial.
La verdad es que, en el ámbito de cada país, las relaciones entre gobiernos y partidos de gobierno son muy diversas, siendo muy común que después de las victorias electorales- el centro del poder y de iniciativa
estratégica se transfiera del partido hacia el gobierno, con consecuencias
siempre dañinas.
Para colaborar con el análisis del accionar de nuestros gobiernos, el
XV Encuentro del FSP creó el Observatorio de gobiernos progresistas y
de izquierda de América Latina y el Caribe.
Durante el XVI Encuentro del Foro, haremos el lanzamiento oficial de
su página web (www.forodesaopaulo.org).
El Observatorio y la Red de Escuelas, Fundaciones y Centros de
Estudios del Foro de São Paulo realizarán un seminario latinoamericano
212
de evaluación de los gobiernos progresistas y de izquierda de América
Latina y el Caribe.
En segundo lugar, consideramos necesario fortalecer el Foro de São
Paulo como referente latinoamericano y mundial. Esto pasa por las siguientes acciones: fortalecimiento del GT, de la Secretaría Ejecutiva y de las
secretarías regionales; presencia en la comunidad latinoamericana y caribeña
en los Estados Unidos y también en Europa; relaciones bilaterales entre el
Foro y organizaciones semejantes en África y Asia, así como en Europa;
seguimiento de los proyectos del Foro en el área de la cultura, el Observatorio de Gobiernos, y también la Red de Escuelas y Fundaciones.
El Foro de São Paulo debe seguir siendo y consolidarse como un espacio
de intercambio de información y debate, de formación de cuadros y producción intelectual (mediante las fundaciones), de definición de líneas
estratégicas, de encuentro para impulsar la integración política, económica y cultural de AL.
El Foro de São Paulo debe ser, también, un espacio de coordinación de
acciones comunes entre los partidos que lo integran. En este sentido, no
nos vemos como la única alternativa para las izquierdas latinoamericanas. Pero estamos convencidos de que la propuesta del Foro de São Paulo
sigue siendo lo máximo denominador común de la izquierda latinoamericana y caribeña.
En ese particular, cabe al Foro de São Paulo mantener y profundizar el
intercambio, no solamente con los partidos de la región y del mundo,
sino también con los movimientos sociales.
Hay una gran vitalidad de los movimientos sociales latinoamericanos.
La reunión sobre cambio climático en Cochabamba, Bolivia, el pasado
mes de abril, fue una muestra de ello, así como las actividades del FSM y
otros eventos nacionales e internacionales. Los movimientos sociales han
sido los impulsores de los cambios políticos de ALC y sin ellos, los partidos y gobiernos progresistas no hubieran podido avanzar.
213
Por ello el FSP debe provocar un nuevo acercamiento con los movimientos sociales basado en una estrategia común de lucha contra la crisis
mundial y un acuerdo político para enfrentar a la derecha.
Queremos destacar también el movimiento de mujeres del Foro de São
Paulo, que contribuye con su lucha por la igualdad social y política entre
los géneros. Debemos hacer frente a los desafíos que nos coloca la llegada
al poder, referente a la situación de discriminación contra las mujeres en
nuestras sociedades, y a los ataques sufridos por parte de los movimientos
de derecha y conservadores contra los derechos de las mujeres.
Una mención especial merece también el esfuerzo de las juventudes
del FSP; el Primer Encuentro, que tuvo lugar en México el año pasado,
debe continuar en Buenos Aires. La consolidación de este espacio es fundamental para fomentar la educación política entre los jóvenes, impulsar
la renovación de nuestros partidos y el recambio generacional; y darle un
mayor protagonismo político e ideológico a este sector de la población.
De igual manera, el FSP debe asumir una responsabilidad más firme
en el plano regional y ante los organismos internacionales correspondientes, encaminada a la descolonización y el derecho a la independencia
de los territorios coloniales en la región caribeña, facilitando a estas
naciones su vinculación con los procesos de integración latinoamericana.
De la misma manera, cabe al Foro de São Paulo establecer un intercambio sistemático entre los gobiernos progresistas y de izquierda en la
región. Tanto en el sentido ya apuntado en el proyecto del Observatorio,
cuanto en torno al tema de las relaciones partido-movimientos socialesgobiernos.
Luego del XVI Encuentro del Foro, tendremos las elecciones legislativas en Venezuela (septiembre) y las presidenciales en Brasil (octubre). El
resultado de estas elecciones impactará con fuerza la situación regional,
en particular las elecciones presidenciales que van ocurrir en 2011 en
Argentina, Guatemala y Nicaragua; así como en Perú.
214
En tercer lugar, cabe al Foro de São Paulo colaborar para que se amplie la eficacia electoral de sus partidos miembros. En ese sentido, ya
citamos como una de las tareas de la Red de Escuelas y Fundaciones
hacer un ciclo de reflexiones sobre las experiencias electorales pasadas y
futuras, que avance además para medidas concretas que se puedan hacer
en términos de encuestas y comunicación, siempre respetando la legislación electoral vigente en cada país.
Además de las tareas centrales (no ceder ningún espacio para la derecha, profundizar los cambios y acelerar el proceso de integración) y de
las tareas organizativas (consolidar el FSP como referente, profundizar la
reflexión estratégica, incluso cuanto a los movimientos, a los gobiernos y
a lo electoral), consideramos útil concluir este documento base con una
reflexión más estratégica, sobre las características históricas del periodo
que vivimos.
Hemos insistido en la idea de que vivimos un momento de crisis y
transición. Crisis del neoliberalismo, crisis del capitalismo, crisis de la
hegemonía estadounidense. Pero, como es usual, sabemos bien lo qué
esta agonizando, pero no lo qué está naciendo.
El neoliberalismo está en crisis, pero no está muerto, ni en los hechos, ni
en el plan de las ideas. Además, la desmoralización del neoliberalismo no
conduce automáticamente, ni únicamente, al fortalecimiento de las ideas
socialistas. Lo que se está viendo incluye esto, pero incluye principalmente
(hasta ahora) el fortalecimiento del pensamiento keynesiano, así como el
resurgimiento de matrices extremadamente conservadoras y de derecha.
El capitalismo está en crisis, pero está muy distante de estar muerto.
Además, la crisis de su forma neoliberal o la decadencia de su eje anglosajónico no significa que las relaciones capitalistas de producción estén
en colapso final. Para que esto ocurra, es necesario que exista una fuerza
alternativa capaz de superarlo, en escala nacional y mundial. Lo que aún
no existe y tampoco parece cercano.
215
La crisis de la hegemonía estadounidense permite un análisis similar.
Por una parte, ellos no tienen más capacidad de hegemonizar el mundo
como hacían antes. Por otra parte, está cada vez más clara la apuesta que
un sector del establishment estadounidense hace para mantener y prolongar su hegemonía: la guerra, terreno donde su superioridad destructiva es
aplastante. El chantaje bélico, sumada a su fuerza económica (cristalizada en la hegemonía del dolar), puede hacer que ese declive de la hegemonía de EE.UU. se prolongue aún por mucho tiempo, además de asumir
formas que pueden ser trágicas para la humanidad.
Los Estados Unidos tienen 865 asentamientos militares fuera de su
territorio, de los cuales casi 50 están en América Latina y el Caribe o sus
cercanías.
Así, es fundamental que la izquierda latinoamericana defina con más
claridad que tipo de estrategia de corto y mediano plazo creemos poder
tener frente a los EE.UU.
Si no está puesto, en el horizonte visible, un colapso, una revolución o
por lo menos un cambio estructural fundamental en los EUA, ¿entonces
cómo convivir con esa nación tan agresiva? ¿Y cómo esto se traduce en
nuestras propuestas de seguridad nacional, frente al narcotráfico, en torno a la migración?
O aún: ¿en que medida esta perspectiva estratégica frente a los EUA
debe influenciar los proyectos como el que se acordó en Cancún (Unión
de Naciones)? ¿Qué puede hacer la izquierda partidaria en los mecanismos de integración de AL (UNASUR, ALBA, MERCOSUR, CAN)?
Así pues, la izquierda latinoamericana tiene que responder a una situación caracterizada por: a) una crisis de neoliberalismo, en un momento
en que el pensamiento crítico se está recuperando de los efectos de más
de dos décadas de defensiva política e ideológica; b) la crisis de la hegemonía estadounidense, sin que exista un sustituto hegemónico, creando
una situación que fomenta el multilateralismo, la formación de bloques
216
regionales y alianzas cruzadas; c) la crisis del modelo actual de acumulación de capital, sin que sea visible cuál es la alternativa sistémica; d) la
crisis del desarrollismo conservador en América Latina, estando en curso
una transición hacia un post-neoliberalismo, cuyas características se están
definiendo a lo largo del camino.
Como hemos visto también, la crisis apunta para un período más o
menos prolongado de inestabilidad internacional. En el corto y mediano
plazo, la inestabilidad está relacionada con la crisis del capitalismo neoliberal y el declive de la hegemonía de EE.UU. Estas diversas dimensiones
de la inestabilidad hacen más urgente y más difícil, al mismo tiempo, la
construcción de alternativas.
Por otra parte, tres décadas de hegemonía neoliberal han limitado el
horizonte intelectual y la fuerza de la izquierda, especialmente fuera de
América Latina y el Caribe. Estas contradicciones y limitaciones son evidentes cuando observamos la falta de correspondencia entre el tamaño de
la crisis, la timidez de las propuestas y las medidas adoptadas. Esto es
especialmente claro en el caso de la socialdemocracia europea.
Por otra parte, los socialistas del siglo XXI sabemos que la lucha por
superar el capitalismo es larga y compleja.
A principios de 1990, con la disolución de la URSS, podemos decir que el
movimiento socialista todo entró en un período de “defensiva estratégica”.
La situación comenzó a cambiar entre 1998 y 2008, primero con el
ascenso de varios gobiernos de izquierda en América Latina, y luego con
la crisis internacional. Pero estos acontecimientos no han cambiado aún
la naturaleza del período.
Una muestra de ello es el contraste entre la profundidad de la crisis
internacional y la capacidad de los estados capitalistas para evitar el desbordamiento de su organización política y social.
Otra señal es la existencia de una contraofensiva por la derecha latinoamericana, que recibió el refuerzo paradójico de la crisis internacional,
217
pues crea dificultades económicas y sociales que tienen que enfrentar los
gobiernos más progresistas.
Ante esa situación, la izquierda latinoamericana lucha por mantener
los espacios conquistados, acelerar el proceso de integración regional y
profundizar los cambios.
La cuestión práctica es cómo hacer esto evitando dos errores: uno es tentar
ir más allá de nuestra capacidad para sostener el proceso político; otro es
no hacer lo necesario para acumular fuerzas en dirección al socialismo.
El repertorio de experiencias del movimiento socialista del siglo XX
es enorme. Por el contrario, los experimentos y los intentos de los socialistas de nuestro siglo XXI son todavía muy limitados. Durante ese período, no vivimos ninguna gran revolución. En América Latina, por ejemplo, aunque estemos muy orgullosos de los gobiernos que hemos logrado desde 1998, debemos reconocer que estamos lejos de la profundidad
política y social alcanzada por la revolución cubana de 1959. La lucha
por el socialismo en el siglo XXI aún no ha protagonizado ninguna revolución de este tipo. En términos de teoría, aún no conseguimos producir
el necesario análisis del capitalismo contemporáneo, de los intentos de
construir el socialismo en el siglo XX y de la estrategia para la lucha por
el poder y la construcción socialista en las condiciones del siglo XXI.
Quizás sea más exacto hablar de socialismos y estrategias. Nuestro
movimiento siempre ha sido plural, geográfica, sociológica, teórica,
organizativa y políticamente. Esto no significa equiparar las diferentes
tradiciones, sino que implica recordar que somos herederos de un complejo
y plural patrimonio colectivo.
Una de las razones de esta pluralidad es el capitalismo. El modo capitalista de producción impulsa una tendencia hacia la uniformidad, pero
las estructuras socioeconómicas capitalistas, en diferentes regiones del
mundo y épocas históricas, tienen entre si diferencias importantes. Por
ello, la superación del capitalismo requiere diferentes estrategias de
218
resistencia, de conquista del poder y de construcción del socialismo. No
significa que todas las estrategias son válidas, pero sí significa que el
movimiento socialista debe rechazar la idea de que sólo hay una estrategia válida para todos los lugares y tiempos.
Otra de las razones por las que debemos usar el plural, es porque las
diferentes clases y sectores en la lucha contra el capitalismo, no tienen
necesariamente los mismos objetivos a largo plazo.
Vale la pena decir que esta pluralidad está más allá de la existencia
de partidos, programas y estrategias diferentes. Esta pluralidad incluye
desde los que tienen como su horizonte un estado de democracia y
bienestar, en el marco del capitalismo, hasta los que abogan por un tipo
de socialismo que implica preservar la organización social comunitaria
pre-capitalista. Así como aquellos para quien el socialismo se confunde
con la lucha contra el imperialismo. O sea, la diversidad del movimiento socialista moderno es tan amplia que las categorías plurales son las
más apropiadas.
El debate sobre el socialismo en América Latina a principios de este
siglo XXI debe ayudarnos a responder como pasar: a) de la condición del
gobierno a la condición de poder, b) de la situación actual, donde estamos mejorando la vida de la gente en los marcos del capitalismo, hacia
una nueva situación, donde podamos mejorar la vida de las personas en
el marco de una transición socialista.
Para esto debemos combinar las diferentes estrategias nacionales con
una estrategia de integración continental.
Por todo ello, ha adquirido una importancia estratégica el proceso de
integración en América Latina y el Caribe. El objetivo central en ese
proceso es el siguiente: la consolidación de vínculos económicos, sociales, políticos, militares e ideológicos, para que los países miembros
puedan convivir, sin subordinación o dependencia, con el espacio geopolítico aún hegemonizado por los Estados Unidos y la Unión Europea.
219
La cuestión que se presenta entonces es si será posible construir un
nuevo orden a escala regional o mundial basado en la expansión de los
mercados internos y un intercambio internacional más justo
Cualquiera que sea la respuesta a tales preguntas, queda claro que estamos frente a conflictos de larga duración, que se librarán en un ambiente de fuerte inestabilidad, en dos planos distintos pero articulados: en
primer lugar, dentro de cada país; en segundo lugar, entre los diferentes
estados y bloques regionales.
Como resultado de estos conflictos, puede surgir un mundo más conservador o más progresista. E incluso un mundo socialista. Es por ello
que trabajamos y es ésta, hoy más que nunca, una causa de la humanidad,
pues la crisis, la guerra y el alarmante deterioro del ecosistema amenazan
la supervivencia de la especie humana.
Hoy, cuando se hace la conmemoración del Bicentenario de los numerosos procesos independentistas latinoamericanos y caribeños, el FSP
reafirma su decisón de ampliar la unidad de los partidos progresistas,
populares y de izquierda; profundizar los cambios; derrotar la contraofensiva de la derecha y consolidar la integración regional.
Hoy, cuando los proyectos populares de América Latina tienen mejores
condiciones que hace sólo una década, para marchar en dirección a una
nueva sociedad, con justicia, equidad y soberanía, el FSP reafirma su compromiso con el internacionalismo, con la democracia, con un desarrollo
que sea respetuoso con el medio ambiente, con la planificación democrática, con la propiedad pública de los principales medios de producción,
con el socialismo.
220
XVI Encuentro del Foro de São Paulo
Declaración final
El Foro de São Paulo celebra veinte años de su existencia y valoramos
la fuerza de este espacio de unidad, de solidaridad internacionalista, de
intercambio y cooperación entre los partidos y organizaciones políticas
de izquierda de América Latina y el Caribe que en su 16o Encuentro
sigue fortaleciéndose como expresión del nuevo cuadro político que vive
nuestra región.
La América Latina y Caribeña vive cambios profundos.
Entre estos cambios, se destaca el accionar de los gobiernos de izquierda y progresistas que desde 1998 estamos edificando más democracia
y más calidad de vida para las mayorías populares antes excluidas, así
también estamos construyendo más soberanía nacional e integración continental entre países que antes estaban sometidos aisladamente a las
amenazas del imperio.
Entre las distintas expresiones de la integración latinoamericana y
caribeña resaltan la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América Latina (ALBA) y su labor solidaria; la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR) que jugó un papel extraordinario contra los que querían dividir Bolivia y a favor de la reconciliación entre las hermanas naciones de
Colombia y Venezuela; y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), un escalón superior en la dinámica de integración
que de alguna manera recoge los postulados originarios de los padres y
madres fundadores de nuestra América.
221
Los cambios en nuestra región tienen como telón de fondo la crisis del
capitalismo neoliberal y el deterioro de la hegemonía estadounidense. La
crisis del capitalismo es profunda y aún no está superada. Como resultado
de esto, pero también de nuestra labor, el Estado, los intereses nacionales,
la solidaridad, la integración regional y el socialismo se fortalecen como
alternativas de las sociedades frente a los descalabros del modelo de sociedad de mercado. Al mismo tiempo, el multilateralismo y la multipolaridad
se van fortaleciendo como alternativas al unilateralismo imperial.
Los movimientos sociales, los partidos progresistas, democráticos, populares, nacionalistas, de izquierda, nuestros parlamentarios y gobiernos locales,
estatales y nacionales tuvimos participación decisiva en estos cambios. Sin
nuestro accionar, podría pasar lo que sucede en otras regiones del planeta,
donde la crisis del neoliberalismo abre paso a soluciones conservadoras.
Éste es el gran logro del Foro de São Paulo, creado en 1990, en los
marcos del ascenso neoliberal, de la crisis del socialismo en el Este Europeo
y del unilateralismo imperial de los Estados Unidos. Resistimos, luchamos,
presentamos propuestas, defendemos nuestras ideas, estamos realizando
gobiernos transformadores y estamos venciendo a los que hablaron de
pensamiento único y del fin de la historia.
Las fuerzas conservadoras en nuestros países y sus aliados externos
no aceptan esta situación y hacen lo posible para detener y revertir los
avances de las izquierdas. Para ese fin, echan mano de todos los medios:
las campañas mediáticas y electorales, los golpes, el bloqueo económico
y las presiones militares.
El XVI Encuentro del Foro de São Paulo ocurre en medio del curso de
la lucha política entre los sectores populares y la derecha, que es marca de
los últimos años, en una disputa reñida por los rumbos de nuestro continente. En el último período, junto a movimientos de contra ataque puestos
en marcha por la derecha y el imperialismo estadounidense, persiste la
iniciativa de las fuerzas de izquierda. Prosigue, con importantes avances,
222
el proceso de integración sur y latinoamericano. En 2009, se observó las
reelecciones presidenciales en Bolivia y en Ecuador, en Uruguay el Frente Amplio obtuvo nueva victoria y en El Salvador fue victorioso el FMLN.
En éstos y en otros países, como México y Perú, el Foro de São Paulo
juega un papel positivo en la unidad de las fuerzas populares y de izquierda.
Para derrotar el contra ataque de las derechas y del imperialismo, para
seguir avanzando, el XVI Encuentro del Foro de São Paulo indica como
tareas fundamentales para los partidos y organizaciones de izquierda y
progresistas de América Latina y el Caribe:
Oampliar la unidad de los partidos progresistas, populares y de izquierda;
Oconsolidar los logros y no ceder ningún espacio a la derecha;
O profundizar los cambios en los países que gobernamos;
Oapoyar a los partidos de izquierda que aún no son gobierno en la región;
Oderrotar el contra ataque de la derecha;
Oacelerar el proceso de integración;
Ohacer de este ciclo de gobiernos progresistas y de izquierdas, el punto
de partida hacia un nuevo modelo de desarrollo para América Latina y
el Caribe.
Éstas fueron algunas de las principales conclusiones del XVI Encuentro
del Foro de São Paulo, que se realizó del 17 al 20 de agosto de 2010, en
Buenos Aires, Argentina, con la presencia de 600 delegados y delegadas,
invitados e invitadas de 54 organizaciones, provenientes de 33 países.
El Foro incluyó, además de las plenarias, talleres temáticos, sobre parlamentarios; autoridades estatales y locales; fundaciones y escuelas o centros de capacitación; políticas de defensa regional y continental; medioambiente y cambio climático; movimientos sociales (contra la
criminalización); trabajadores de arte y cultura; democratización de los
medios de comunicación; seguridad, delincuencia organizada y derechos
humanos; soberanía nacional y descolonización; migraciones (Declara223
ción de Los Ángeles, Ley Arizona, leyes europeas como la Ley Retorno);
encuentro de género; II encuentro de juventudes; Regional Andino
Amazónica; Regional Como Sur; Regional Mesoamericana y Caribeña,
cuyas conclusiones principales son objeto de resoluciones especiales
aprobadas por el XVI Encuentro.
El XVI Encuentro impulsa la inclusión en la agenda del Foro de la
temática racial en la perspectiva de formalizar la cooperación política entre los movimientos y los partidos que integran el Foro a los efectos de
universalizar la lucha contra el racismo y la xenofobia en todas sus expresiones, a lo largo de toda América Latina y el Caribe.
Reconocemos el papel estratégico de la cultura en la lucha política, como
un derecho humano inalienable, como un bien superlativo para nuestros
pueblos y que con la educación como un gran aliado son el único camino
posible en su defensa. Uno de los principales activos de América Latina y el
Caribe es nuestra diversidad cultural, nuestra cultura es inagotable.
La estrategia contrainsurgente de los Estados Unidos ha generado la
intervención militar y la militarización de la seguridad pública en los países de América Latina bajo el argumento de la lucha contra la real acción
y violencia de las bandas delincuenciales y del narcotráfico que han puesto
en crisis humanitaria a nuestros países y que son protegidas, política y
financieramente, por las propias elites dominantes a las que sirven.
Por ello, el FSP convoca a los partidos, gobiernos y movimientos democráticos y de izquierda a abrir los espacios para el debate y formulación de ideas y propuestas en miras a la construcción de una política regional integral antidrogas que sea presentada ante el XVII Encuentro del
Foro de São Paulo.
El Foro abordó el tema del colonialismo en la región caribeña y aprobó
llevar el caso colonial de Puerto Rico a la Asamblea General de las Naciones Unidas y participar con una delegación a las vistas del Comité de
Descolonización.
224
Así también, el XVI Encuentro del Foro de São Paulo expresa su plena solidaridad con el reclamo argentino por la descolonización de los
archipiélagos de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwichs del Sur que
Gran Bretaña ocupa desde el siglo XIX; y apoya las resoluciones de las
Naciones Unidas que instan a ambas partes en conflicto a iniciar de inmediato las negociaciones –a las que se viene negando sistemáticamente la
Corona Británica– tendientes a poner fin a esta rémora del pasado colonial que resulta particularmente anacrónica en este siglo XXI cuando varias
naciones de nuestro continente celebran el Bicentenario de la gesta independentista que las viera nacer como repúblicas.
El Encuentro del Foro de São Paulo, también, expresa su profunda
preocupación por el emplazamiento de la gran base militar de la OTAN
de Mount Pleasant, en la Isla Soledad, que constituye un peligro para
todos los pueblos y países de la región y contradice abiertamente la resolución de la ONU que exige hacer del Atlántico Sur un océano de paz y
cooperación; y asimismo hace notar que la presencia de esa fortaleza
militar en las Islas Malvinas ha sido y es el hecho de fuerza esgrimido por
el gobierno británico para seguir negociando con grandes empresas transnacionales la concesión de licencias de pesca y de exploración de petróleo, lo cual constituye una acción ilegal por tratarse de un territorio en
disputa de soberanía.
El Foro tuvo la oportunidad de compartir un intercambio de opiniones
con la Presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández y con otras
autoridades del gobierno argentino, a través de quien transmitimos nuestro
agradecimiento al pueblo y a los sectores populares argentinos, por la cálida recepción que brindaron al XVI Encuentro del Foro de São Paulo.
El Foro rindió homenaje a la vida ejemplar de la Heroína Puertorriqueña Lolita Lebrón, conciencia sublime de la lucha centenaria del continente latinoamericano y de la lucha del pueblo puertorriqueño por su
liberación nacional.
225
El XVI Encuentro del Foro de São Paulo rindió homenaje al destacado dirigente comunista de Chile, Luis Corvalán, que fue protagonista
durante casi 40 años de hechos notables de la historia de Chile que ya
están inscritos como parte insoslayable de nuestras luchas, y con un aporte
a la liberación de los pueblos de América y que seguirán repercutiendo e
influyendo en nuestras luchas por mucho tiempo
Asimismo, el XVI Encuentro del FSP rindió un cálido homenaje a un
gran pensador y revolucionario venezolano, como lo fue Alberto Muller
Rojas quien se desempeñó en vida como el Primer Vicepresidente del
Partido Socialista de Venezuela (PSUV).
El FSP, además, manifestó su solidaridad con las fuerzas revolucionarias y socialistas de Venezuela y auguran una contundente victoria en los
comicios legislativos que tendrán lugar el próximo 26 de septiembre.
El Foro rindió, también, homenaje a Tomás Borge por ocasión de su
cumpleaños y decidió que la sede del XVII Encuentro será en Managua,
Nicaragua.
En un acto de solidaridad con la lucha del pueblo hondureño, el Foro
recibió a Manuel Zelaya y decidió la incorporación del Frente Nacional
de Resistencia Popular (FNPR) al Foro de São Paulo.
Muchos fueron los mensajes recibidos durante los 4 días del Foro,
entre los cuales destacamos el del Partido Comunista de Cuba, que significó
la reafirmación de nuestra solidaridad con Cuba, con la condena al bloqueo
y el reclamo por la liberación de los 5 héroes.
El Foro recibió el mensaje del Presidente Lula del Brasil, y expresa su
apoyo y esperanza en la victoria electoral de las fuerzas progresistas en
Brasil.
Parte importante de las reflexiones del XVI Encuentro del Foro de São
Paulo fueron dedicadas al tema de la paz, pues la situación internacional
se caracteriza por nuevas amenazas de guerras, no obstante el rotundo
fracaso de las embestidas imperialistas en Irak y Afganistán, por lo que
226
rechazamos firmemente el camino de la guerra imperialista y levantamos
la bandera de la paz y el diálogo en el conflicto de las potencias imperialistas contra Irán y otros países amenazados por EUA y la OTAN.
Nos asociamos a las voces que alertan al mundo sobre los riesgos de
un conflicto militar de gravísimas consecuencias, motivo por el cual
saludamos la reciente firma del Acuerdo de Teherán, entre Brasil, Turquía
e Irán, en defensa del derecho, consagrado en las normas internacionales,
de dominio de la tecnología para producción de energía nuclear con fines
pacíficos por parte de países en desarrollo.
Convocamos a una fuerte movilización por la paz en América Latina y
el Caribe, por ello, el Foro de São Paulo se pronuncia por el retiro de
todas las bases militares extranjeras de América Latina y el Caribe,
condición sine qua non para la preservación de la paz en la región.
La paz en el mundo está amenazada por la estrategia de los Estados
Unidos, que intenta compensar su declive ideológico, político y económico con el recurso de la acción militar, donde siguen teniendo una hegemonía incomparable.
En América Latina y el Caribe, la estrategia de los Estados Unidos se
ve representada significativamente por el Plan Colombia, las bases militares antiguas y nuevas en la región, la reactivación de la IV Flota, así
como la presencia de los servicios de inteligencia y policiales, bajo pretextos variados.
La solución política negociada al conflicto armado colombiano se constituye en una prioridad para la paz regional y para el avance de los gobiernos progresistas y de izquierda. En consecuencia, el Foro de São Paulo
se compromete a impulsar una acción decidida con los gobiernos y movimientos sociales de la región. En especial buscará que la UNASUR
juegue un papel de facilitación o mediación.
El Foro de São Paulo reafirma que las salidas militares no solucionan
el conflicto de varias décadas, muy por el contrario, aumentan la crisis
227
humanitaria que padece el pueblo colombiano. Más de cuatro millones
de desplazados y refugiados, cientos de miles de desaparecidos y asesinados, fosas comunes, detenciones arbitrarias, amenazas y ataques a los
movimientos sociales y a los partidos de oposición política.
Para el Foro de São Paulo es necesario que en Colombia se respete el
Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos, se acabe
con la práctica del secuestro, de la desaparición forzada, las detenciones
arbitrarias y se avance en la liberación de personas retenidas y la concreción de acuerdos humanitarios. De igual forma es necesario que se
garanticen los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, al igual que la devolución de las tierras despojadas.
El Foro de São Paulo defiende un plan de paz que se fundamente en una
salida política negociada y justa al conflicto interno colombiano, que
incluya:
Ola inmediata liberación de todos quienes han sido privados de su libertad
con motivo del conflicto político;
Oel cese de las hostilidades;
O la agenda humanitaria;
O una negociación con mediación externa.
Por otra parte, el Foro de São Paulo manifiesta su respaldo al restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela. El Foro de São
Paulo forma parte del esfuerzo por la paz, disponiéndose a cumplir el
papel que las partes directamente involucradas juzguen adecuados.
El tema de la defensa regional y continental pasa a constituir una de las
dimensiones del proceso de integración regional, en especial, se saluda el
surgimiento del Consejo Suramericano de Defensa, en el ámbito de UNASUR. Asimismo, se denuncia el rol y la presencia de actores extra regionales –en especial del imperialismo estadounidense– como factor de inestabilidad en materia de seguridad y defensa en nuestra región. Se rechaza
228
la existencia de bases militares extranjeras en América Latina y el Caribe
y se reafirma la propuesta de que nuestra región se constituya en una
zona de paz. El Foro saludó el proceso de renovación doctrinal en el pensamiento estratégico de los países dirigidos por fuerzas progresistas y
apoya la idea, en el ámbito de UNASUR, de afirmación de un pensamiento geopolítico autóctono que valore nuestras independencias y
soberanías nacionales.
El Foro de São Paulo nació en un momento en el cual el neoliberalismo parecía invencible. Hoy, cuando se realiza la conmemoración del
Bicentenario de los numerosos procesos independentistas latinoamericanos y caribeños, podemos afirmar que el FSP es una iniciativa exitosa.
Nuestro éxito no reside en que hayamos conseguido alcanzar todos
nuestros objetivos. Aún estamos lejos de esto: un ejemplo es la situación
de Haití, para el cual el Foro de São Paulo convoca a la solidaridad internacional.
Nuestro éxito reside en que contribuimos no solamente a construir la
época de cambios en que estamos, sino principalmente porque escogimos
un camino que nos está llevando a construir un cambio de época.
Un camino basado en la resistencia al capitalismo neoliberal, en la
valorización de la democracia, en la construcción de un nuevo modelo
económico social de desarrollo, en nuevas formas de gobernar, en defensa
del socialismo y en la percepción de que la unidad de las izquierdas, en
todas sus distintas expresiones, es una condición esencial para nuestra
victoria.
!Vivan los pueblos latinoamericanos y caribeños!
¡Viva el Foro de São Paulo!
229
XVI Encuentro del Foro de São Paulo
Lista de organizaciones presentes
PARTIDOS MIEMBROS
PAIS
01. Argentina
02.
03.
04.
05.
06.
07.
08.
09.
10.
11. Bolivia
12.
13. Brasil
14.
15.
16.
17. Chile
18.
19. Colombia
20.
21. Costa Rica
22. Cuba
230
PARTIDO
Frente Grande
Frente Transversal
Libres del Sur
Movimiento Evita
Partido Solidario
Partido Comunista de Argentina
Partido Humanista
Partido Intransigente
Partido Comunista – Congreso Extraordinario
Unión de Militantes por el Socialismo
Movimiento al Socialismo
Partido Comunista
Partido Comunista Brasileño
Partido Comunista de Brasil
Partido Socialista Brasileño
Partido de los Trabajadores
Movimiento de Izquierda Revolucionaria
Partido Comunista de Chile
Partido Comunista / Polo Democrático Alternativo
Polo Democrático Alternativo
Partido Frente Amplio
Partido Comunista de Cuba
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
Ecuador
Movimiento Popular Democrático
Partido Comunista Marxista Leninista
Partido Socialista – Frente Amplio
El Salvador Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
Guatemala Alianza Nueva Nación
Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
Martinico
Consejo Nacional de Comités Populares
México
Partido de la Revolución Democrática
Partido del Trabajo
Nicaragua
Frente Sandinista de Liberación Nacional
Paraguay
Partido Comunista de Paraguay
Partido Convergencia Popular Socialista
Perú
Partido Nacionalista Peruano
Partido Socialista
Puerto Rico Frente Socialista
Movimiento Independentista Nacional Hostosiano
República
Alianza por la Democracia
Dominicana Partido de la Liberación Dominicana
Partido Revolucionario Dominicano
Partido de los Trabajadores Dominicanos
Uruguay
Corriente de Unidad Frenteamplista – FA
Frente Amplio
Partido Socialista – FA
Venezuela
Patria para Todos
Partido Socialista Unificado de Venezuela
ORGANIZACIONES INVITADAS
PAIS
48.
49.
50. Alemania
51.
ORGANIZACIÓN
Grupo GUE/NGL
Partido de Izquierda Europea
Die Linke
Partido Comunista Alemán
231
52.
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
60.
61.
62.
63.
64.
65.
66.
67.
68.
69.
70.
71.
72.
73.
74.
75.
76.
77.
78.
79.
80.
81.
82.
83.
84.
85.
232
Argentina
Brasil
Canadá
Chile
China
Colombia
España
Francia
Grecia
Honduras
Agrupación Bicentenario
Barrios de Pie
Buenos Aires para Todos
Carta Abierta
Comedor Los Pibes
Corriente Nacional La Bernalesa
Cooperativa Trabajo Esperanza de la Boca
Corriente Agitación y Propaganda
Encuentro por la Democracia y la Equidad
Foro Social Mundial
Frente Popular – San Luís
Memoria y Movilización
MERCOSUR
Partido Comunista Revolucionario
Quebracho
Tetagua Sapukai – Colectivo Paraguayo
Fundación João Mangabeira
Fundación Mauricio Grabois
Fundación Perseu Abramo
Movimiento Negro Unificado
Partido Comunista Marxista Leninista
Movimiento Amplio Social
Partido del Socialismo Allendista
Partido Comunista de China
Fundación para una Nueva Vida
Centro de Estudios Políticos y Sociales
Izquierda Unida
Izquierda Castellana
Partido de los Comunistas de Cataluña
Partido Socialista Obrero Español
Partido Comunista Francés
Partido Socialista Francés
Synaspismos
Partido Socialista Morazámico
86.
87.
88.
89.
90.
91.
92.
93.
94.
Italia
Partido Democrático
Partido de la Refundación Comunista
Japón
Partido Comunista Japonés
Perú
Tierra y Libertad
Portugal
Bloco de Esquerda
Rep.Saharaui Frente Polisario
Rusia
Rusia Justa
Suecia
Foro Internacional de Izquierda
Trinidad
y Tobago
Movimiento por la Justicia Social
95. Vietnam
Partido Comunista de Vietnam
TOTAL
O 47
organizaciones miembros, provenientes de 19 países.
organizaciones invitadas, provenientes de 20 países.
O 95 organizaciones, sumando miembros e invitados, provenientes de
34 países, siendo 73 organizaciones latinoamericanas y caribeñas, 17
organizaciones de Europa, 3 de Asia, 1 de América del Norte y 1 de
África.
O 48
233
XVII Encuentro del Foro de São Paulo
Resoluciones
PRESENTACIÓN
El Foro de São Paulo realizará, los días 17 y 21 de mayo de 2011, su
XVII Encuentro.
Recordamos a seguir las fechas y sedes de los encuentros anteriores:
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
O
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
Encuentro
São Paulo
Ciudad de México
Managua
La Habana
Montevideo
San Salvador
Porto Alegre
Ciudad de México
Managua
La Habana
Antigua
São Paulo
San Salvador
Montevideo
Ciudad de México
Buenos Aires
Brasil
México
Nicaragua
Cuba
Uruguay
El Salvador
Brasil
México
Nicaragua
Cuba
Guatemala
Brasil
El Salvador
Uruguay
México
Argentina
1990
1991
1992
1993
1995
1996
1997
1998
2000
2001
2002
2005
2007
2008
2009
2010
Las declaraciones finales y demás resolutivos de estos encuentros están
disponibles en formato digital, en la página Web del Foro de São Paulo
(www.forodesaopaulo.org).
234
Analizando estas resoluciones, y evaluando la trayectoria de la región, percibimos que el Foro de São Paulo atravesó hasta hoy tres grandes etapas.
La primera etapa (1990-1997) estuvo caracterizada por la resistencia
y el enfrentamiento al neoliberalismo y la búsqueda de alternativas. La
segunda etapa fue dominada por la victoria de los partidos vinculados al
Foro, en las elecciones de los gobiernos nacionales (1998-2009). La
tercera etapa, en que aún nos encontramos, está marcada por la crisis
internacional del capitalismo y el deterioro de la hegemonía estadounidense, pero también por el contraataque del imperialismo y de la derecha en América Latina y Caribe.
En esta tercera etapa, los partidos del Foro de São Paulo tenemos,
entre otros, los siguientes desafíos:
1. mantener los espacios conquistados, en especial los gobiernos nacionales;
2. seguir luchando para derrotar la derecha donde ella gobierna,
3. profundizar los cambios donde gobernamos;
4. acelerar el proceso de unidad e integración regional;
5. derrotar el contraataque del imperialismo y de la derecha;
6. apoyar las luchas sociales;
7. avanzar en una solución política y pacífica para las situaciones de
Honduras y Colombia;
8. ampliar el debate sobre las alternativas al neoliberalismo y al capitalismo;
9. dar un salto de calidad en el funcionamiento orgánico del Foro de São
Paulo;
10. ampliar el diálogo, la integración, cooperación y unidad de acción
entre las izquierdas latinoamericanas y caribeñas;
11. ampliar la capacidad de elaboración (análisis teórica, programa, estrategia, táctica, temas específicos) de las izquierdas latinoamerica235
nas y caribeñas, en especial adoptando una actitud propositiva frente
a los temas centrales y más destacados.
Este documento base, elaborado por el Grupo de Trabajo del Foro de
São Paulo, busca contribuir al debate sobre cómo construir desde el presente las alternativas del futuro. Este análisis se fundamentó sobre dos
principios esenciales: el espíritu de unidad y el respeto por la diversidad
de sensibilidades y opiniones que existen en nuestros partidos.
El capítulo 2 de este documento base analiza la actual coyuntura, incluyendo la situación en EE.UU., Europa, Asia y África, con destaque
para América Latina y el Caribe.
El capítulo 3 de este documento trata de los desafíos actuales de las
izquierdas populares, democráticas, nacionalistas, socialistas y comunistas en América Latina, con énfasis en:
a) el campo cultural, ideológico, teórico, educacional y comunicacional;
b) el campo de las luchas sociales;
c) el campo de las luchas electorales;
d) el campo de la acción parlamentaria;
e) el campo de los gobiernos;
f) donde somos oposición a gobiernos de derecha y neoliberales;
g) el proceso de integración;
h) el debate estratégico.
Finalmente, el capítulo 4 de este documento base habla sobre el papel
del Foro de São Paulo y los cambios organizativos que se hacen
necesarios.
Entendemos que el Foro de São Paulo necesita dar un salto de calidad
en su funcionamiento, a fin de poder hacer lo siguiente:
1. ampliar el diálogo, la integración, cooperación y unidad de acción
entre las izquierdas latinoamericanas y caribeñas;
2. ampliar la capacidad de elaboración (análisis teórico, programa, estrategia, táctica, temas específicos) de las izquierdas latinoamericanas y caribeñas.
236
Ofrecemos esta breve presentación, invitando no solo a la lectura,
sino también al debate y a la reflexión del documento base. Solicitamos
que ello se haga extensivo a cada país y en cada organización, para que
las ideas se puedan enriquecer a la luz de cada realidad nacional y de las
posiciones de cada organización integrante del Foro.
COYUNTURA
Analizar la coyuntura global implica un inmenso desafío, debido –
por una parte– a la velocidad de los cambios y –por otra– a la complejidad del tema, que incluye por lo menos dos vectores: la crisis económica y el deterioro de la hegemonía estadounidense. Lo que sigue a
continuación es solamente un guión para el debate.
LA CRISIS
La crisis tiene varios componentes, uno de los cuales es el económico. El Foro de São Paulo debe proseguir el debate sobre las características de la crisis, sobre las perspectivas y escenarios.
La crisis sistémica actual del capitalismo tiene múltiples aristas.
¿Tratase o no de una crisis clásica de acumulación, semejante a la vivida
en los años 1930 y 1970? ¿Hasta qué punto se pueden mantener las
definiciones clásicas sobre el tema? En el marco de la globalización ¿podemos hablar de una crisis de acumulación global? Y en otro orden, ¿la
coyuntura actual implica una crisis civilizatoria?
Considerada globalmente y en perspectiva histórica, ¿crisis de esta
naturaleza pueden ser superadas a través de una profundización del
modelo vigente, o esto apenas provocaría una crisis aún más profunda
en el futuro?
¿Será posible cambiar el modelo, pero mantener el mismo modo de
producción? ¿O llegamos a una situación en que sólo una transformación más profunda, que signifique un cambio de modo de producción,
podrá dar solución a los desequilibrios?
237
¿Una crisis de esta profundidad puede avanzar en dirección a la destrucción de las partes en conflicto, amenazando en este caso la supervivencia de la humanidad como tal?
Estas son cuestiones que el Foro debe debatir en un sentido amplio, y
de la discusión colectiva deben surgir las respuestas y los análisis que
nos permitan operar en nuestra época.
Pero una cosa es cierta: profundizar el modelo neoliberal o, por lo
menos, escapar del neoliberalismo, pero preservando las riquezas acumuladas por los que se beneficiaran de él, es el objetivo –consciente o
no– de las clases dominantes en Estados Unidos y sus aliados.
ESTADOS UNIDOS
En Estados Unidos, el gobierno Obama adoptó medidas que no
afectaron los intereses del capital financiero y especulativo. Como consecuencia, las tasas de crecimiento continuaron su tendencia a disminuir
y se contrajo aún más el consumo.
Las dificultades económicas (incluidas la dependencia energética),
así como las políticas de ajuste por parte del gobierno Obama y de gobiernos estaduales, provocan una ola de resistencia social. A lo anterior, se
une una acelerada desilusión política con Obama y fortalecimiento de la
derecha más conservadora.
El gobierno de Estados Unidos examina enfrentar la crisis internacional y el deterioro de su hegemonía ideológica y política, buscando fortalecer su hegemonía monetaria y militar.
Por una parte, promueve una fuerte desvalorización del dólar, con el
objetivo explícito de recuperar mercados para sus productos y enfrentar
la competición con China. Poco a poco, se van escuchando más voces
que hablan de la necesidad e una moneda global que sustituya al dólar y
a ese llamado se han sumado varios países, entre ellos en gigante asiático. Por otra, retoma la práctica de proponer soluciones militares para
casi todos los problemas mundiales.
238
Esta tentativa que hace Estados Unidos, de recuperar su liderazgo, tiene
menos posibilidades de éxito que la tenía después de la crisis de los años
1970, por cuatro motivos principales: las dificultades estructurales de EUA,
Europa y Japón; la emergencia de los BRICs; la nueva situación en América Latina y Caribe; y la nueva situación en Oriente Medio.
Recordemos que si Estados Unidos pierde espacio en otras regiones
del mundo, una de sus alternativas es reforzar su presencia en América
Latina y Caribe. Y que Estados Unidos puede perder la condición de
potencia hegemónica, al mismo tiempo que el capitalismo puede seguir
dominante en el mundo.
Sin embargo, en los últimos meses observamos que la política del
“poder inteligente”, instrumentada por Obama, que implica acciones
militares en diferentes lugares del mundo, ha tenido algunos resultados
favorables para los EE.UU.; al contrario del rechazo mundial que
provocaron en su momento las acciones bélicas emprendidas por Bush.
Esta ofensiva internacional, que incluye, entre otros, los bombardeos
aéreos a Libia y el presunto asesinato de Osama Bin Laden le ha servido
al actual Presidente para mejorar su imagen ante los estadounidenses y
enfrentar los sistemáticos ataques de los conservadores con vista a un
segundo mandato.
La estrategia imperial es aún más peligrosa en estos momentos, por
cuanto logra confundir a la opinión pública internacional, con lo cual
corremos el riesgo de que se desmovilicen, también, nuestros movimientos populares. La política de Obama logra hacer difusa su responsabilidad y apetencias, al otorgar a otros actores la posibilidad de asumir un
rol más protagónico. Lo anterior se suma a la habitual desinformación
sobre sus objetivos militares y el reiterado discurso de erigirse como
garante de la democracia y los derechos humanos en cualquier lugar del
planeta. Con ese accionar, en los momentos actuales, se consolidan de
manera alarmante conceptos como la soberanía limitada y la impunidad
de las acciones de las principales potencias capitalistas.
239
EUROPA Y JAPÓN
Como en Estados Unidos, en Europa los gobiernos europeos adoptaron medidas dirigidas que protegen al capital financiero y especulativo,
en detrimento de los trabajadores y demás capas populares, provocando
una situación de estancamiento económico, crisis política y social.
Los niveles de desocupación y los indicadores macro económicos
aún no han vuelto a los niveles previos a la crisis y el FMI ha establecido
políticas de ajuste en varios países europeos. Esas estrategias a su vez
provocan creciente resistencia popular. Sin embargo, estas manifestaciones no significan una amenaza al sistema capitalista. En algunos casos
ello tiene relación con la postura de los gobiernos socialistas, que en lo
económico no se diferencia de la asumida por los partidos de derecha.
En Grecia, España y Portugal también se aplican políticas de ajuste.
Como parte de los retos que hoy enfrentan las organizaciones de izquierda en Europa, no debemos soslayar la labor enemiga para debilitar, desacreditar y minar internamente estos partidos. La ofensiva derechista que
hoy tiene lugar en Europa hace cada vez más difícil la labor de las
formaciones de izquierda en la movilización contra las políticas de ajuste
implementadas por los gobiernos de derecha y sus proyecciones imperiales.
En ese marco, el giro a la derecha de casi toda Europa, así como las
posiciones débiles de algunos sectores de la izquierda europea, son
hechos a analizar.
La crisis agudiza las inmensas asimetrías dentro de Europa, y crea
dificultades ante los mecanismos de compensación del euro, la crisis en
Europa que comenzó siendo una crisis de hipotecas ha pasado en estos
momentos a convertirse en una crisis de endeudamiento e inestabilidad
de esa moneda y sus efectos se han hecho sentir en las distintas posiciones geopolíticas de sus motores: Alemania y Francia. Las caídas de
Grecia, España, Portugal e Irlanda -aún no superadas- son las amenazas
más importantes, pero no son menores los efectos sociales que se han
hecho sentir a lo largo de toda Europa.
240
Por su lado, Japón, que ya vivía una difícil situación económica, sufre
ahora los efectos del terrible terremoto, el tsunami y la catástrofe nuclear. Situación que refuerza la necesidad de un debate más amplio sobre
los temas energéticos, sobre la naturaleza, sobre los controles públicos
en áreas estratégicas (está claro, por ejemplo, que parte del ocurrido con
la planta nuclear tiene que ver con ganancia empresarial).
EE.UU., Japón o el Reino Unido buscan devaluaciones competitivas
y han bajado a casi cero sus tasas de interés para alentar el crecimiento.
Los inversores buscan mejores rentas financieras en países en vías de
desarrollo, que entonces ven que sus monedas se aprecian y terminan
por adoptar controles de capitales. Vista de conjunto, hay una situación
de inestabilidad monetaria, que debilita las posibilidades del dólar e interpela la fiabilidad del euro.
CHINA
Fue China la que “salvó” al Euro de su crisis a fines de 2010, y con el
agregado de su permanente “salvataje” a EE.UU. con la compra masiva
de bonos, ha transformado a Beijing en el acreedor del mundo
desarrollado, con las inevitables consecuencias geopolíticas.
La creciente participación china en la economía europea, africana y
latinoamericana, para no hablar de la propia economía estadounidense,
no constituye solamente un fenómeno económico, sino también político, que el Foro de São Paulo debe debatir con mucho detenimiento.
En un primer momento, debemos evitar dos errores. El primero sería
perder de vista que el principal problema en América Latina y Caribe
sigue siendo la hegemonía económica y política de Estados Unidos y
sus aliados europeos. Y cambiar el modelo, incluso las influencias neoliberales, es la única manera segura de evitar los riesgos de una reprimarización latinoamericana. El otro error sería no percibir los riesgos de
convertir a la región latinoamericana en exportadora exclusiva de materia
241
prima. Esa situación puede llevar a una pura y simple sustitución de EUA
por China, en nuestras relaciones comerciales. Lo que se puede evitar,
además del cambio de modelo, estimulando las relaciones comerciales de
entidades colectivas como la UNASUR y la CELAC con China.
La crisis dinamiza el reacomodo geopolítico, que ya venia de antes.
En este sentido, es fundamental monitorear la evolución de la situación
de China, Rusia, India y África del Sur: situación económica interna,
situación política interna, y la articulación entre los países. Además, dar
seguimiento al tema de la moneda y de la paz.
MAGREB Y ORIENTE MEDIO
En punto central da la crisis está hoy en el Magreb y el Oriente Medio. El detonador inmediato de las rebeliones populares fue el violento
deterioro en las condiciones de vida de las masas en la región, a lo que
se suman la corrupción y los efectos de la crisis económica mundial,
que sólo beneficia a las grandes compañías y empresas occidentales que
son las que sostienen a los círculos de poder en EE.UU. y sus aliados.
Mientras que la política migratoria de Unión Europea ha ido paulatinamente cerrando lo que podría haber sido una válvula de escape a esa
situación.
Las rebeliones tienen dos efectos inmediatos: dificultan el ejercicio
de la hegemonía de EUA e Israel en la región; y afectan los precios del
petróleo que en efecto de cascada impactan también los precios de los
alimentos, en un fenómeno en que está presente también la especulación
de las grandes firmas productoras de alimentos de EE.UU. y Europa.
Aún no está claro cuales serán los escenarios de mediano plazo de las
rebeliones. Esto dependerá en primer lugar de la posición de los nuevos
gobiernos. ¿Serán democráticos y laicos? ¿Adoptarán políticas que van
a atender las necesidades más profundas de los pueblos? ¿Que postura
geopolítica adoptarán?
242
Los escenarios dependerán, también, del grado de influencia que Estados Unidos y Europa mantengan. Este es el verdadero propósito del
ataque militar de OTAN a Libia. Otras variables que deben ser acompañadas de cerca son: la actitud del gobierno de Israel; la reacción del
pueblo palestino; y los efectos de esta coyuntura sobre Irán y Turquía.
De todas maneras, las rebeliones en el Magreb y el Medio Oriente
tienen un significado ideológico y geopolítico que no debe ser
minimizado, por estar directamente relacionadas con la gran crisis del
capitalismo.
Sobre Libia, aunque existan diferentes opiniones acerca del gobierno
Kadafi, es fundamental un rechazo rotundo a la injerencia externa en los
asuntos de ese país, y a la intervención militar. Al mismo tiempo, se hace
necesario censurar la amenaza que ello significa para la soberanía nacional libia. De igual manera en Siria, los acontecimientos que allí tienen
lugar constituyen un problema interno que debe ser resuelto por ese
pueblo sin interferencia extranjera de ninguna índole, lo cual incluye la
demonización mediática y las sanciones de todo tipo.
Es importante percibir las diferencias tácticas entre las potencias, acerca
del tema de la intervención. Así como tomar nota de las diferencias dentro
de la propia administración Obama al respecto, y la postura que adoptaron
esta vez, de sólo atacar después de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Con el pasar de los días, tiende a quedar más clara la
hipocresía de la decisión (vista la postura tan diferente asumida frente a lo
que pasa en Bahrein) y el costo humano de los ataques. Pero es necesario
denunciar y movilizar, exigiendo el cese inmediato de los ataques.
En este sentido, el Foro de São Paulo debe -de manera similar a lo
que hicieron los gobiernos de la región- incrementar sus relaciones con
los partidos, movimientos y pueblos de África y Medio Oriente. Es importante también que el Foro reafirme el derecho del pueblo a una
rebelión. Y oponerse, con todas sus energías, a cualquier tipo de
ingerencia militar de EUA y Europa en la región.
243
AMÉRICA LATINA
En América Latina y el Caribe, vista de conjunto, hay un cierto
equilibrio de fuerzas, pero con riesgos para las fuerzas populares.
Sigue el contraataque de EE.UU. y de la derecha regional, que combina diferentes formas de lucha: expansión de la presencia militar (bases, IV Flota); presión económica, especialmente a través de acuerdos
bilaterales; golpismo (como en Honduras y otros sitios); mediática, especialmente tratando de enemistar los diferentes gobiernos progresistas; con el apoyo a una nueva centroderecha regional. No se debe subestimar los efectos de la situación mundial –incluso económica- sobre la
región.
Como decimos antes, la crisis económica internacional aún no fue
superada. La política adoptada por Estados Unidos y Europa, sumada a
la creciente competencia entre las potencias en declive y las potencias
emergentes, puede agravarla. Entretanto, la mayoría de los países latinoamericanos quedaron fuera de la debacle y los efectos del derrumbe
se sintieron sin la fuerza de otros tiempos. América Latina, y más concretamente América del Sur, consiguió proteger su economía de la crisis
de los países centrales, confirmando que tiene capacidad para construir
un nuevo tipo de crecimiento, desde que consiga hacer cambios estructurales, superar las dependencias que siguen existiendo y evitar los riesgos
de convertirse en exportadoras de materias primas.
Los gobiernos progresistas de América Latina se encuentran frente al
desafío económico, pero que también es político, de transformar el crecimiento cuantitativo en desarrollo cualitativo. Los teóricos de la derecha auguran un final más o menos rápido de la actual coyuntura y así
intentan inculcar en las sociedades latinoamericanas temores a futuro,
por los cuales el crecimiento de hoy debe transformarse en “ahorros”
para prever los futuros cimbronazos. Las izquierdas deben dar ese debate y demostrar que las ganancias de hoy deben volcarse al desarrollo
244
sostenido y autónomo de nuestras economías, así como también hacia la
redistribución de las riquezas. Son esas las medidas fundamentales para
contrarrestar las incertidumbres del futuro.
En relación con los temas nacionales, es necesario dar atención
inmediata a los países donde tendrán lugar elecciones en 2011, como
los casos de: Perú, Guatemala, Nicaragua y Argentina. Debemos seguir
apoyando con fuerza al Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras y tomar medidas concretas para la reconstrucción de Haití. Debemos reforzar nuestro apoyo a la paz en Colombia y mantener la denuncia del colonialismo en la región, como en Puerto Rico y las Malvinas.
Además, es necesario expresar nuestra solidaridad a los países integrantes del ALBA y contribuir a su avance.
Damos seguimiento al proceso de actualización y fortalecimiento del
socialismo en Cuba, país que ha mantenido, durante más de 50 años y
bajo la agresión permanente de los EE.UU., los conceptos esenciales de
su Revolución. La isla ha constituido una referencia importante para la
lucha revolucionaria y antiimperialista latinoamericana y caribeña. La
Revolución Cubana ha experimentado transformaciones en diferentes
momentos. El Foro tomará las medidas necesarias para que la militancia
de izquierda en América Latina tenga la información necesaria y estudie
los cambios que se están produciendo en el socialismo cubano; y estimulará aún más el rechazo mundial al bloqueo y a las políticas hostiles
de EE.UU. contra ese heroico y solidario pueblo.
DESAFÍOS
Debemos debatir y enfrentar los desafíos actuales de las izquierdas
populares, democráticas, nacionalistas y comunistas en América Latina,
teniendo en cuenta sus múltiplas dimensiones:
a) el campo cultural, ideológico, teórico, educacional y comunicacional;
b) el campo de las luchas sociales;
245
c) el campo de las luchas electorales y nuestra lucha contra la derecha,
donde somos gobierno y donde somos oposición a gobiernos de derecha y neoliberales;
d) acción parlamentaria y de los gobiernos;
f) el proceso de integración y el tratamiento común de los temas de la
defensa, seguridad y migraciones;
g) el debate estratégico.
LA VISIÓN DE MUNDO
Empezamos reconociendo que nuestros avances políticos y sociales
son aún mayores que nuestra capacidad de construir una nueva cultura,
ideología, teoría, políticas educacionales y comunicacionales que no
solamente se opongan, sino que también construyan una hegemonía alternativa al neoliberalismo, al capitalismo, al patriarcalismo, al imperialismo y al colonialismo. En este sentido, el Foro reafirma el carácter
estratégico de esta dimensión de nuestra labor: la construcción de otra
visión de mundo.
LUCHAS
SOCIALES
Seguimos constatando la necesidad de recuperar el papel de la lucha
social en los procesos de cambio. La lucha social ha sido clave en el
relanzamiento de la izquierda latinoamericana, producto del cual ésta ha
logrado conquistar y crear los espacios con que actualmente cuenta para
promover un modelo alternativo al neoliberalismo y avanzar en la transformación revolucionaria de la sociedad o en la creación de condiciones
adecuadas para dicha transformación.
En este sentido, es importante, como parte de una reflexión autocrítica de la izquierda, reconocer que sus expresiones organizadas tradicionales no estaban en la capacidad de asumir por sí mismas de forma exclusiva, el papel de encabezar políticamente los procesos de cambio que
246
de forma creciente la sociedad comenzó a demandar, como producto del
rechazo creciente al neoliberalismo y el desgaste de la democracia representativa. Es así que han surgido y se han puesto al frente de los
nuevos procesos de cambio, fuerzas alternativas dentro de la misma izquierda, con las que en muchos casos incluso, la izquierda tradicional
ha entrado en contradicción producto, en gran medida, de una actitud
sectaria por parte de esta última, y no pocas veces también un comportamiento intolerante e inmaduro por parte de aquélla; ambas, en gran medida, celosas del papel que consideran deben desempeñar en la
conducción de todo proceso de transformaciones sociales que tenga lugar en el país correspondiente.
En los países donde la izquierda ha llegado a ser gobierno, la lucha
por el cambio de sistema puede y debe seguir librándose desde los gobiernos de izquierda en alianza con los movimientos sociales.
Los vínculos entre los partidos, los gobiernos de izquierda y los movimientos sociales reflejan, sin duda, las diversas realidades de los distintos países. En tal sentido, el Foro debe evaluar las ricas experiencias
latinoamericanas de aquellos procesos donde los movimientos sociales
mantienen su autonomía relativa, integrando a sus luchas la más amplia
diversidad de sectores y de puntos de vista. Por lo tanto, el Foro de São
Paulo debe defender la autonomía de los movimientos sociales y, en
consecuencia, su rol de agentes de la profundización de la democracia
en América Latina.
Consideramos que ese debate es central para el futuro político de los
gobiernos de izquierda en nuestro continente. La realización de las transformaciones en la sociedad y la radicalización de la democracia son las
medidas centrales para enfrentar la ofensiva de la derecha; ofensiva que
apela a todos los medios para reconquistar los espacios perdidos. Para
no permitir ese avance el Foro de São Paulo debe estimular la relación
de los movimientos sociales y los partidos. Será con más democracia y
247
con más organización de la sociedad la manera de contrarrestar los
peligros de una derecha que puede ser tan “gorila” como en Honduras, o
tan “moderna” como en Chile, pero que al fin y al cabo, siempre representan intereses de clase contrarios a los intereses de la gente.
Los procesos de cambio social experimentados en los países donde la
izquierda ha llegado a ser gobierno, plantean también un reto importante a aquellos movimientos sociales cuyo fundamento es una posición
antisistémica y por tanto, revolucionaria, independientemente de en qué
medida se encuentre cada movimiento involucrado de forma directa en
los procesos políticos formales. El cambio de sistema es un objetivo
común de la izquierda social y la izquierda política, aún estando esta
última en el gobierno, lo cual no significa que el sistema sea adecuado a
su proyecto, razón por la cual la lucha por el cambio de sistema puede y
debe seguir librándose desde los gobiernos de izquierda en alianza con
los movimientos sociales antisistémicos.
El reto planteado a estos movimientos sociales por los actuales procesos de cambio promovidos por la izquierda política gobernante, es el
de adquirir la capacidad de ejercer el poder de forma creciente como
parte del cambio de sistema en el ámbito político, el cual se ha venido
perfilando con una característica común a todos los procesos de cambio
en América Latina: la participación y el protagonismo ascendentes de
los ciudadanos organizados sectorial y territorialmente, en las tomas de
decisiones que convencionalmente la democracia representativa asume
como potestad exclusiva de ciertas instituciones estatales y gubernamentales tradicionales.
La protesta es un derecho inalienable, pero pasar de la protesta a la
propuesta es un deber de todo movimiento de izquierda que pretenda no
solamente derribar el orden social imperante, sino sustituirlo por uno
nuevo y superior. Pero esto implica riesgos que no siempre las dirigencias
de los movimientos sociales están dispuestas a asumir, cayendo a veces
248
en la posición cómoda de quedarse en la protesta porque esa ha sido su
forma tradicional de crear liderazgo y por tanto, mantener sus espacios
de poder dentro de dichos movimientos.
Por su parte, la izquierda política gobernante tiene su propio reto al
respecto, que es despojarse de ciertos prejuicios engañosamente defensivos frente a un movimiento social que, por mucho que asuma el reto
de ejercer ese poder de nuevo tipo, siempre tendrá un rol que jugar, el
cual no es exactamente igual que el del gobierno a nivel de su institucionalidad formal.
ELECCIONES
En la actual etapa de la historia latinoamericana y caribeña, sigue en
vigor la idea de que nuestro camino para el poder incluye la disputa y el
ejercicio de gobiernos. Motivo por lo cual las izquierdas deben ampliar
su capacidad de vencer las peleas electorales.
En ese ámbito de lucha electoral donde más ha avanzado la izquierda
latinoamericana en sus diversas expresiones organizadas, progreso que
se manifiesta en la cantidad de gobiernos que pasaron a manos de la
izquierda en América Latina, con la llegada del nuevo siglo. Podemos
destacar que varios partidos miembros del Foro de São Paulo apoyan,
participan o dirigen gobiernos en Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas y Dominica, aunque en
algunos casos hay importantes diferencias en cuanto a las políticas gubernamentales. Con el elemento adicional de que estos dos últimos países pertenecen al ALBA.
Los gobiernos de Guatemala, Belice, Jamaica, Surinam, Guyana y
las Antillas Menores, aunque no están manos de partidos integrantes del
FSP, tampoco están alineados con la derecha.
En algunos países de lo primero y de lo segundo grupo, encontramos
partidos del FSP haciendo parte tanto de la situación, cuanto de la oposición.
249
Los países donde gobiernan fuerzas marcadamente de derecha son:
México, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y Chile.
Cierto es que desde el triunfo electoral del FMLN en El Salvador en
2009, hasta marzo de 2011, ninguna otra fuerza de izquierda logró conquistar un nuevo gobierno, aunque victorias electorales nuevas o reveses puntuales son parte de las reglas del juego bajo el cual actuamos; sin
embargo, los procesos de cambio iniciados a partir de esta nueva situación han venido avanzando y consolidándose, en cada país según sus
propias particularidades históricas, políticas, culturales y también según
la visión estratégica de cada fuerza de izquierda en el gobierno.
Una muestra de ello es el hecho de que en todos los países donde las
fuerzas progresistas y de izquierda han llegado -desde 1998- al gobierno, han logrado preservarlo en los siguientes procesos electorales, como
es el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay y Argentina.
El caso de Chile no contradice esto: aunque la derecha tenga vencido las
elecciones nacionales de 2010, en segunda vuelta, interrumpiendo así la
continuidad de una coalición de que hacía parte un partido vinculado al
Foro, también es verdad que el gobierno chileno es anterior al ciclo de
victorias iniciado en 1998.
Esto ocurre a pesar de los esfuerzos que el actual gobierno norteamericano ha desplegado por retomar el control de lo que tradicionalmente
ha considerado como su “patio trasero”. Paradójicamente, el avance de
la izquierda en cuanto a la cantidad de gobiernos bajo su control en
América Latina se dio durante los dos períodos de la administración
Bush en la Casa Blanca, caracterizada por su tendencia particularmente
reaccionaria, agresiva y guerrerista; siendo la administración demócrata
del primer Presidente afrodescendiente en Estados Unidos y que creó
expectativas de cambio -contrarias a lo que en realidad ha sucedido- a la
que ha correspondido ahora la tarea estratégica de frenar el avance de
las fuerzas progresistas y revolucionarias en América Latina.
250
En aras de ello, se han producido toda una serie de acciones ofensivas por parte de la derecha continental y el imperialismo norteamericano, cuyo único éxito en lo que a confrontación se refiere ha sido Honduras (donde la izquierda perdió el gobierno producto del Golpe de Estado
perpetrado por las Fuerzas Armadas, en contubernio con los partidos
tradicionales con el apoyo norteamericano no declarado); habiendo
fracasado los intentos en tal sentido en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
En el caso de Nicaragua, los intentos desestabilizadores han sido neutralizados de antemano.
Si bien la ofensiva de la derecha y el imperialismo no puede considerarse como exitosa, las fuerzas reaccionarias en América Latina han
avanzado políticamente en los últimos años con la instauración de dos
nuevos gobiernos en manos de la extrema derecha, donde antes ésta era
oposición (Panamá y Chile), de igual forma que han logrado mantener
el control del poder y la hegemonía política en Colombia, donde también es preciso mencionar la instalación de siete bases militares
norteamericanas con evidentes fines agresivos contra el movimiento
popular y la insurgencia, bajo la fachada de lucha contra el narcotráfico
y el crimen organizado.
Un asunto no menos importante es que al parecer, la derecha está
desarrollando una estrategia de reciclaje, debido a su desprestigio político, a la impopularidad creciente de su modelo económico neoliberal y al
desgaste evidente de su modelo político democrático representativo.
Una muestra de esto es la política de apertura del Presidente colombiano Juan Manuel Santos hacia Venezuela, frente a los esfuerzos del Presidente Chávez de acercar a ambos países como parte de su conocido
empeño unionista latinoamericano, que no tuvo igual fortuna con Álvaro Uribe, el antecesor de Santos en Colombia. Otro ejemplo de este
empeño en la creación de una especie de “nueva derecha” latinoamericana es la conducta política del Presidente chileno, Sebastián Piñera.
251
Una situación particularmente desvaforable para la izquierda es la
persistencia del colonialismo en Puerto Rico y en algunas de las Antillas
Menores por parte de Estados Unidos y potencias europeas. Especial
importancia tiene el conocimiento y divulgación de la lucha de los revolucionarios puertorriqueños por la independencia de su país, en especial
porque esa lucha ha sido silenciada por la industria mediática que se
autoproclama defensora de la libertad de expresión.
Un caso particularmente preocupante es el de México, donde se presenta
la particular situación de una izquierda que en las últimas dos décadas
(incluyendo la elección más reciente) estuvo al menos dos veces a las
puertas de un triunfo electoral (de hecho ganó las elecciones con Cuauhtémoc Cárdenas en 1989 y en 2006 con Andrés Manuel López Obrador,
arrebatadas mediante el fraude por el PRI y el PAN, respectivamente).
Sin embargo, esa fuerza de izquierda que se ha convertido en una formidable opción de poder en un país tan importante desde todo punto de
vista como México, se encuentra actualmente en una severa crisis interna, producto entre otros debates, del relacionado con la política de alianzas
para las elecciones de este año; en vista de lo cual es necesaria la participación respetuosa y fraterna de todas las organizaciones políticas de izquierda en la región en los intentos de reunificación y estabilización de la
izquierda política mexicana, representada fundamentalmente por el Partido de la Revolución Democrática y el Partido del Trabajo.
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, PARLAMENTOS Y GOBIERNOS
La democratización económica mediante el fomento de la gestión
popular de la economía que se manifiesta en el apoyo crediticio, tecnológico y jurídico a la pequeña empresa y a los trabajadores por cuenta
propia, sociedades laborales y productivas en diversas áreas como el
agro, la industria, el comercio y los servicios, en combinación con el
control estatal de ciertas áreas estratégicas (sobre todo las vinculadas
252
con recursos naturales y energéticos); la participación creciente de los
ciudadanos organizados en la definición de las políticas públicas, de
Estado y gubernamentales; la equidad social mediante programas sociales dirigidos a tal fin, la distribución del ingreso con políticas fiscales
de tipo progresivo y el acceso a servicios básicos como salud y educación; el carácter público de estos servicios y el control social de la información y la comunicación, no solamente para garantizar el acceso a ellos,
sino también porque su privatización los desvirtúa; la equidad de género
y generacional; la racionalidad ecológico-productiva; la solidaridad internacionalista con la lucha revolucionaria de otros pueblos del mundo;
parecen ser coincidencias programáticas entre todas las fuerzas de izquierda que están gobernando en América Latina.
Especial énfasis debe hacerse en el papel que el cambio de sistema
político juega respecto al cambio en los demás ámbitos de la realidad
social (económico e ideológico-cultural, fundamentalmente), debido a
la importancia que tiene la vinculación del ámbito político con la toma
de decisiones a nivel estatal y gubernamental, que afectan a la sociedad
en su conjunto.
Este cambio de sistema consiste en la instalación de una democracia
de tipo superior, en la cual el ejercicio del poder por el pueblo no se
limite a elegir representantes y gobernantes que luego deciden en su
nombre sin consultarle, sino que en vez de ello los ciudadanos tengan a
su alcance mecanismos institucionales que les permitan decidir, y que
cierto tipo de decisiones al menos en el ámbito socioeconómico, deban
ser tomadas por el pueblo.
Para algunos, esta democracia de tipo superior debe ser denominada
“directa”, para otros “participativa”, o aún “combinación entre democracia representativa y directa”.
Este cambio de sistema político no se logra de la noche a la mañana,
debido a que el nivel de avance del mismo depende de la correlación de
253
fuerzas y del nivel de conciencia alcanzado, entre otros factores. Pero
todos los procesos de transformación social en América Latina parecen
enrumbarse de una manera o de otra, en esta dirección.
Pero así como el gobierno constituye el principal instrumento de poder
mediante el cual impulsar estas transformaciones, no es poco lo que puede
hacerse en términos de acumulación política y organizativa popular desde
espacios institucionales tales como los poderes legislativos y los gobiernos
estatales y locales. De manera que tales espacios adquieren suma importancia para que una organización de izquierda avance hacia las metas revolucionarias, aunque también conlleva el peligro de la asimilación de la organización política por el sistema dentro de cuyas estructuras y bajo cuyas
reglas del juego ella debe implementar su estrategia.
Es de suma importancia el hecho de que –ya sea desde el gobierno o
desde la oposición– los espacios institucionales alcanzados y –aún másaquellos que puedan ser creados por la izquierda en su empeño por el
cambio de sistema político, así como la presencia e influencia de la militancia de izquierda dentro de los movimientos sociales y la participación exitosa de las fuerzas políticas de izquierda en las contiendas electorales, constituyen ejes estratégicos fundamentales sobre los cuales puede avanzar cualquier proyecto de cambio social en América Latina.
LA UNIÓN CONTINENTAL Y ESTRATEGIA COMÚN
DE LA IZQUIERDA LATINOAMERICANA Y CARIBEÑA
Los esfuerzos de integración y cooperación desarrollados por instancias como el ALBA, PETROCARIBE, CARICOM, UNASUR y MERCOSUR constituyen verdaderos hitos en el proceso de unión continental. Especial énfasis merece la decisión de los gobiernos latinoamericanos y caribeños de crear de una organización propia de los Estados nacionales de América Latina y el Caribe, a partir de una visión opuesta a la
del panamericanismo o lo que es igual, el colaboracionalismo con el
254
imperialismo norteamericano que presidió el surgimiento de la OEA
como instrumento de la política exterior de Estados Unidos para sus
vecinos del Sur.
El reciente conflicto entre Nicaragua y Costa Rica, en vías de resolverse
por la vía del diálogo tras aceptar los gobiernos de ambos países las
recomendaciones de la Corte Internacional de la Haya, muestra como las
fuerzas de la derecha están prestas para instrumentalizar cualquier diferendo
en contra de los procesos de cambio en la región, para aislar a los gobiernos
de izquierda y fracturar la necesaria unidad de las fuerzas progresistas. La
superación de este tipo de conflictos bilaterales, deben enfrentarse con
madurez por todos los sectores progresistas de ambos países, para impedir los esfuerzos de las oligarquías y del imperialismo por envenenar las
buenas relaciones entre pueblos y gobiernos, dividir a las naciones latinoamericanas y aislar a los países con gobiernos progresistas y de izquierda, ocultando en este caso a través de una orquestada agresión mediática los importantes logros del gobierno sandinista en el proceso de cambio socioeconómico y político que tiene lugar en Nicaragua.
No es concebible la consolidación de los cambios sociales a nivel continental sin la unidad de las fuerzas de izquierda en el continente. Tampoco concebimos el avance estratégico del proyecto –en función del cual se
están produciendo esos cambios– sin un proceso de unión continental
que lleve hacia la unificación, por vez primera, de la gran nación de América Latina y el Caribe. Proyecto que soñaran los forjadores de nuestra
identidad misma. Ello sería parte de nueva cultura en formación a partir
de la ruptura entre nuestros pueblos y la dominación colonial primero y
neocolonial después, en lo que constituye el proceso de nuestra primera y
segunda independencias. Esta última etapa está teniendo lugar a través de
los cambios sociales que se desarrollan en el continente, promovidos por
las fuerzas de izquierda que encarnan políticamente los intereses de todos nuestros pueblos.
255
DEFENSA, SEGURIDAD Y MIGRACIONES
Tanto en el caso de México como en el de toda la región mesoamericana a excepción de Nicaragua, Costa Rica y Panamá (Belice por sus
características, se puede tomar como parte de la región Caribeña), el
tema de la inseguridad ciudadana ha cobrado especial relevancia en los
últimos tiempos.
El poder militar, económico e incluso político en ciertos segmentos
de poblaciones en extrema pobreza, por parte del crimen organizado y
narcotráfico, ha llegado a extremos peligrosos. Se puede augurar en esos
países un resquebrajamiento del Estado y la desarticulación de la sociedad (es decir, el colapso del país) en un mediano plazo, de seguir la
situación como hasta ahora o empeorará como resultado del enfoque
policíaco del problema.
Ese grave fenómeno tiene profundas raíces socioeconómicas y hasta
geográficas. No es casualidad que en el continente, el problema del narcotráfico se haya agudizado en México, el único país latinoamericano con
fronteras terrestres con Estados Unidos, y que dentro de ese país esto ocurra
en su zona norte, la más cercana a Estados Unidos. Por otra parte, la actividad
del crimen organizado en esa zona es una barrera de contención a la
emigración ilegal, lo cual resulta muy conveniente para Estados Unidos.
Es imperativo analizar la situación migratoria en relación con los
acuerdos bilaterales de cada país afectado (Guatemala, El Salvador y
Honduras) con EE.UU., y comparar su situación en este aspecto con la
del resto de Mesoamérica, a la vez que hacer la comparación en el tema
de la seguridad ciudadana; esto porque existen indicios serios sobre la
posibilidad de que el fenómeno de las maras esté vinculado con un eventual descontrol migratorio respecto a quiénes entran a cada uno de estos
países, procedentes de EE.UU., trasladando el modus operandi de las
pandillas delincuenciales que allí operan y cuyo impacto en nuestra región es mayor, debido a las condiciones socioeconómicas existentes y a
256
la mayor fragilidad de nuestras instituciones, en gran parte debido al
primer factor.
Las propuestas de basar las doctrinas de defensa en la agenda de las
nuevas amenazas –como Estados Unidos buscaron establecer consenso
con los latinoamericanos en la Cumbre Hemisférica en Cochabamba– es
una propuesta que establece una división de trabajo que impone a ALyC
contener la llegada de estas amenazas al territorio estadounidense, así
como transformar nuestras FF.AA. en policías, apartándolas de su función
esencial de defensa de la soberanía y la independencia nacional.
En este sentido, consideramos de gran importancia desarrollar políticas de defensa comunes en el ámbito de la CELAC – Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños. En este sentido, de la búsqueda
de obtener mayor autonomía y cooperación en material de defensa,
saludamos, en Sudamérica, el rol del Consejo Sudamericano de Defensa
(CDS), en el ámbito de la UNASUR.
ESTRATEGIA
El Foro de São Paulo debe encaminar todos sus esfuerzos para que se
prosiga el debate sobre:
1. el balance de las tentativas de construcción del socialismo en el siglo XX;
2. sobre el capitalismo contra el cual luchamos en el siglo XXI;
3. así como sobre las estrategias de las diferentes fuerzas de izquierda,
especialmente en nuestra región;
4. y el socialismo que en el presente siglo es necesario construir.
El Foro de São Paulo puede asumir el papel de articulador del debate
que lleve a la izquierda latinoamericana hacia la definición de la tan
necesaria estrategia común para la lucha política a nivel continental, la
cual a su vez requiere de ciertos mecanismos organizativos que le den
viabilidad.
257
EL PAPEL DEL FSP Y LOS CAMBIOS
ORGANIZATIVOS NECESARIOS
El Foro de São Paulo atravesó, hasta hoy, tres grandes etapas. La
primera, de resistencia al neoliberalismo. La segunda, de victorias en
gobiernos nacionales (1998-2009). La tercera, en que estamos hoy,
empieza con la crisis internacional del capitalismo y con el contraataque
de la derecha.
En esta tercera etapa, tenemos, entre otros, los siguientes desafíos:
1. mantener los espacios conquistados, en especial los gobiernos nacionales;
2. seguir luchando para derrotar la derecha donde ella gobierna;
3. profundizar los cambios donde gobernamos;
4. acelerar el proceso de unidad e integración regional;
5. derrotar el contraataque del imperialismo y de la derecha;
6. apoyar las luchas sociales;
7. avanzar en una solución política y pacífica para las situaciones de
Honduras y Colombia;
8. ampliar el debate sobre las alternativas al neoliberalismo y al capitalismo;
9. dar un salto de calidad en el funcionamiento orgánico del Foro de São
Paulo;
10. ampliar el diálogo, la integración, cooperación y unidad de acción
entre las izquierdas latinoamericanas y caribeñas;
11. ampliar la capacidad de elaboración (análisis teórica, programa, estrategia, táctica, temas específicos) de las izquierdas latinoamericanas y caribeñas, en especial adoptando una actitud propositiva frente
a los temas centrales y más destacados.
Para dar cuenta de estos dos retos, además del debate político hecho en
los capítulos precedentes, se hace necesario adoptar un conjunto de medi258
das prácticas, algunas de las cuales pueden implicar cambios en el funcionamiento del Foro, al mismo tiempo que otras medidas apenas significan
poner en práctica cosas que ya están decididas por los encuentros.
El Foro debe tener un accionar más activo en las dinámicas políticas
de América Latina, con sus opiniones y sus propuestas. Una de las
cuestiones más importantes del Foro es como incidir positivamente en
la realidad política latinoamericana, presentándose como un actor visible,
atendible y unitario en los procesos políticos de nuestros países. El Foro
debe rediseñarse para pasar a la acción y esa práctica, que debe ser
obligatoriamente democrática, tiene que abarcar debates y análisis, y
también debe fijar criterios operativos para transformar las ideas en
acciones. Ello implica al mismo tiempo, el fortalecimiento orgánico del
propio FSP, de manera a reflejar la actual integración de los partidos de
izquierda en América Latina, incluidos los que alcanzaron el gobierno
en los respectivos países.
SOBRE LOS ENCUENTROS:
1. mantener la regularidad anual y la alternancia geográfica de los encuentros del Foro de São Paulo, siempre teniendo en cuenta que dichas
reuniones tienen un significado interno para la organización misma
(el debate, las resoluciones adoptadas), pero también tienen una
incidencia externa (el impacto en la lucha política del país anfitrión),
debiendo ambas dimensiones ser maximizadas;
2. definida la programación y el lema de cada encuentro, la Secretaría
Ejecutiva debe impulsar una Tribuna de Debates electrónica, de manera
que gran parte de los informes y de los textos de contribución puedan
ser conocidos y debatidos antes mismo de los Encuentros. Cabe a la
Secretaría Ejecutiva estimular que se escriban artículos sobre los temas centrales de debate, de manera que los grupos, talleres y la
asamblea final sean realmente un momento de síntesis;
259
3. sin perjuicio de lo arriba descrito, seguiremos con la práctica de redactar
un documento base, que también será divulgado a través de la Tribuna de Debates electrónica. Es importante que los partidos miembros
asuman el compromiso de divulgar entre sus filas –como material de
estudio– el contenido del documento base, tanto para su discusión
como después, una vez que ésta haya sido aprobada;
4. seguiremos haciendo –en los días anteriores a la plenaria final de cada
Encuentro– reuniones para realizar debates temáticos, sectoriales y
regionales;
5. todos los partidos se comprometen a impulsar especialmente la
juventud, que ya está realizando el III Encuentro de las Juventudes
de los partidos del Foro de São Paulo;
6. el Foro organizará, a partir del XVIII Encuentro y siempre simultáneamente a los encuentros anuales, la reunión de las mujeres de los
partidos del Foro. Además, recomendamos a todos los partidos que
envíen delegaciones que respeten la paridad de género.
SOBRE
LAS SECRETARÍAS REGIONALES
7. el funcionamiento de las secretarías regionales del Foro de São Paulo
es esencial, pues hay una necesidad de integración subregional, que
no puede ser cubierta en los encuentros anuales del Foro;
8. recomendamos que las secretarías se reúnan por lo menos una vez a
cada 4 meses (siendo que una de estas veces es siempre durante los
Encuentros anuales del Foro como un todo), haciéndole en distintos
países, en reuniones abiertas a todos los partidos de la subregión,
invitándose siempre la Secretaría Ejecutiva y siempre recordando que
el funcionamiento de las secretarías regionales no sustituye el funcionamiento del GT;
9. la Secretaría Cono Sur reúne los partidos del Foro en los siguientes
países: Uruguay, Argentina, Paraguay, Chile, Brasil, Bolivia. La coordinación hoy esta a cargo del Frente Amplio de Uruguay;
260
10. la Secretaría Andino Amazónica reúne los partidos del Foro en los
siguientes países: Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, Perú,
Brasil. O sea, Bolivia, Brasil y Chile hacen parte, simultáneamente,
de las regiones Cono Sur y Andino Amazónica. La coordinación de
esta Secretaría hoy está a cargo del Partido Socialista del Perú;
11. la Secretaría Mesoamericana y Caribeña reúne todos los partidos del
Foro de la región citada, así como México. La coordinación hoy está
a cargo del Frente Farabundo Martí;
12. Consideramos necesario hacer dos esfuerzos organizativos adicionales:
uno, en dirección al Caribe; otro, en dirección a Estados Unidos. En
el caso del Caribe, se trata de organizar, de preferencia aún en el segundo semestre de 2011, una reunión de los partidos del Foro en Caribe;
13. en el caso de Estados Unidos, tenemos como meta de mediano plazo
constituir una Secretaría de los latinoamericanos y caribeños en ese
país. En el XVII Encuentro será organizada una comisión, dirigida
por el FMLN (partido responsable por coordinar la Secretaria Mesoamericana y Caribeña) y acompañada por la Secretaría Ejecutiva, con
la tarea de organizar, de preferencia aún en el segundo semestre de
2011, un encuentro de los partidos del Foro que actúan en los EUA,
para en este Encuentro constituir la Secretaría supracitada;
14. en el caso de Europa, una comisión dirigida por la Secretaría Ejecutiva
y compuesta por los partidos del Foro que tienen organización en países europeos, convocará entre los meses de septiembre y noviembre de
2011, un encuentro de los partidos del Foro y de los latinoamericanos
y caribeños residentes en Europa, para en este Encuentro constituir la
Secretaría de los latinoamericanos y caribeños residentes en Europa.
OTRAS COMISIONES Y GRUPOS DE TRABAJO
15. Además de las secretarías regionales y de la comisión citada en la
261
sección anterior, proponemos la creación de comisiones específicas,
que se encarguen de los siguientes frentes de trabajo: a) investigación
y formación política (o sea, lo que denominamos el proyecto Observatorio y la Red de Escuelas); b) parlamentarios; c) gobiernos; d) integración latinoamericana y caribeña; e) procesos electorales; f) movimientos sociales; g) migrantes; i) juventud; i) mujeres;
16. Las comisiones citadas serán constituidas por adhesión durante el
XVII Encuentro. Las comisiones indicarán coordinadores, que serán
aprobados por el GT, aún durante el XVII Encuentro;
17. La comisión de investigación y formación política (o sea, lo que denominamos el proyecto Observatorio y la Rede de Escuelas) ya tiene
lineamientos claros y en este año de 2011 se harán dos eventos
inaugurales (un gran seminario de balance de los gobiernos y un
seminario de intercambio de experiencias formativas);
18. La comisión de procesos electorales tendrá dos propósitos: uno,
acompañar los procesos electorales que están ocurriendo en cada período; otro, constituir los medios para, respetando la legislación de
cada país, poder dar apoyo a los partidos del Foro en las disputas
electorales. La Secretaría Ejecutiva debe promover, en el 2011, una
conferencia electoral del Foro de São Paulo, para planear los procesos electorales y para intercambio de experiencias a mediano plazo;
19. La comisión de parlamentarios tendrá cuatro tareas: mantener un
mapeo actualizado de los parlamentarios del Foro; articular nuestra
intervención en los parlamentos regionales y en las elecciones
parlamentarias regionales; mantener coordinación regular con grupos parlamentarios de izquierda de otros continentes;
20. La comisión de gobiernos tiene como propósito intercambiar informaciones y estimular la articulación de los gobiernos locales y
subnacionales, así como acompañar los gobiernos nacionales;
21. La comisión sobre la integración latinoamericana y caribeña debe
262
acompañar el debate que se traba en y sobre las instituciones regionales (CELAC, UNASUR, ALBA, MERCOSUR, OEA etc.);
22. La comisión de movimientos sociales tiene como propósito articular
debates y acciones comunes entre el Foro de São Paulo y organizaciones continentales y mundiales de movimientos sociales o similares, tales
como el Foro Social Mundial, la Alianza Social Continental y otras.
ARTICULACIÓN
ENTRE
GT, SECRETARÍA EJECUTIVA,
SECRETARÍAS REGIONALES Y COMISIONES
23. Tentativamente, una vez a cada dos meses, o sea, 6 veces al año, siendo
que una de estas veces será coincidente con el Encuentro del Foro, se
harán reuniones ampliadas de la Secretaría Ejecutiva, con la presencia de los coordinadores de las secretarías regionales y de los
coordinadores de las comisiones, con el secretario ejecutivo, para revisar el plan de trabajo aprobado por el Encuentro y por el GT;
24. Una vez a cada 3 meses, a sea, 4 veces al ano, siendo que una de estas
veces será coincidente con el Encuentro del Foro, reuniremos el Grupo de Trabajo. Las reuniones tendrán un o dos días, buscando alternar
regiones y países. En la primera parte, o primer día, se hará la prestación
de cuentas de la Secretaría Ejecutiva, de las secretarías regionales, de
las comisiones, así como los informes. En la segunda parte, o segundo día, se hará el debate político, siempre con base en un informe por
escrito presentado por la Secretaría Ejecutiva;
25. Las sesiones de debate político en las reuniones del GT serán abiertas
a todos los partidos del Foro, pero solamente tendrán derecho a voz y
voto los partidos del GT. Recordamos, además, que en las reuniones
del GT, los partidos anfitriones deben garantizar hospedaje para 2
delegados por país. Los demás deben asumir todos los costos de su
participación en las reuniones;
26. En las sesiones del GT, solo se admite deliberación por mayoría en
263
temas administrativos o de orden. Las decisiones políticas solamente
serán adoptadas por consenso.
COMPOSICIÓN DEL GRUPO DE TRABAJO
La composición del GT es la siguiente:
O Argentina – delegación nacional – 1. Frente Grande; 2. Frente Transversal Nacional y Popular; 3. Movimiento Evita; 4. Movimiento Libres
del Sur; 5. Partido Comunista; 6. Partido Comunista – Congreso
Extraordinario; 7. Partido Humanista; 8. Partido Intransigente; 9. Partido Socialista; 10. Partido Solidario
O Brasil – delegación nacional – 1. Partido Comunista do Brasil; 2. Partido dos Trabalhadores
O Bolivia – 1. Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP)
O Chile – delegación nacional – 1. Izquierda Cristiana; 2. Partido Comunista; 3. Partido Humanista; 4. Partido Socialista
O Colombia – delegación nacional – 1. Partido Comunista Colombiano;
2. Polo Democrático Alternativo; 3. Presentes por el Socialismo
O Cuba – 1. Partido Comunista de Cuba
O Ecuador – delegación nacional – 1. Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik – Nuevo País; 2. Movimiento PAIS; 3. Movimiento Popular Democrático; 4. Partido Comunista de Ecuador; 5. Partido Comunista
Marxista-Leninista del Ecuador; 6. Partido Socialista-Frente Amplio
O El Salvador – 1. Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
O Guatemala – delegación nacional – 1. Alianza Nueva Nación; 2. Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca
O Martinica – delegación nacional – 1. Partido Comunista por la Independencia y el Socialismo; 2. Consejo Nacional de Comités Populares
O México – 1. Partido de la Revolución Democrática; 2. Partido del Trabajo
O Nicaragua
1. Frente Sandinista de Liberación Nacional
264
Perú – delegación nacional – 1. Partido Comunista del Perú – Patria
Roja; 2. Partido Comunista Peruano; 3. Partido Nacionalista del Perú; 4.
Partido Socialista
O Puerto Rico – delegación nacional – 1. Frente Socialista; 2. Movimiento Independentista Nacional Hostosiano; 3. Partido Nacionalista de
Puerto Rico
O Uruguay – 1. Frente Amplio
O Venezuela – 1. Partido Socialista Unificado de Venezuela
Otros partidos podrán incorporarse al GT, por solicitud o por iniciativa del propio GT, en los dos casos adoptándose el siguiente trámite: a)
aprobación consensual por los partidos nacionales; b) aprobación
consensual en el GT; c) aprobación por la Plenaria del Encuentro.
El Grupo de Trabajo indica el Secretario Ejecutivo del FSP, homologa los coordinadores de las Secretarías y aprueba los coordinadores de
las comisiones. También debe aprobar el plan de trabajo y el presupuesto presentado por la Secretaría Ejecutiva.
O
FUNCIONAMIENTO DE LA SECRETARÍA EJECUTIVA
La Secretaría Ejecutiva del FSP tiene como atribución implementar
las resoluciones del Grupo de Trabajo y las resoluciones de los Encuentros del Foro de São Paulo.
Destacamos las siguientes atribuciones:
a) confección del plan de trabajo y presupuesto tentativo del FSP, con
base en las resoluciones de los Encuentros;
b) la publicación de las resoluciones de los Encuentros del Foro;
c) el mantenimiento del registro de direcciones de los partidos del Foro;
d) el mantenimiento de la página Web del Foro, cuyo financiamiento
será asumido por el partido responsable por la Secretaría Ejecutiva;
e) el contacto periódico con las secretarías regionales y comisiones,
impulsando su funcionamiento;
265
f) el contacto periódico con todos los partidos del Foro, especialmente
los del GT;
g) el contacto con las organizaciones internacionales con las cuales el
Foro mantiene relaciones, teniendo la preocupación de ampliar las
relaciones con Asia y África;
h) el acompañamiento del proyecto Escuelas y del proyecto Observatorio;
i) la organización de las reuniones del GT;
j) el apoyo a los partidos anfitriones de los Encuentros del Foro;
k) la dirección de la Secretaría Técnica del Foro;
l) control del cumplimiento de las actividades y reuniones programadas
luego de Encuentros del Foro y de los GT;
m) el envío regular de informes, a través de una lista moderada en la
Internet;
n) la creación de una oficina de comunicación (como parte de esta
atribución, se empezará realizando un seminario sobre las políticas
de comunicación de los partidos y gobiernos);
o) preservar la memoria del Foro, inclusive el archivo documental.
FINANZAS
a) todos los partidos deben pagar 200 dólares para poder participar de
los encuentros;
b) todos los delegados deben pagar 50 dólares para poder participar de
los encuentros;
c) una vez aprobado el plan de trabajo, la Secretaría Ejecutiva elaborará
un presupuesto y propondrá valores como contribución voluntaria de
los partidos miembros;
d) también una vez aprobado el plan de trabajo, la Secretaría Ejecutiva
buscará financiación por parte de organizaciones amigas;
e) en las reuniones del GT, los partidos anfitriones seguirán responsa266
bles por costear el alojamiento y alimentación de dos delegados por
país, incluso en las reuniones que ocurren durante los Encuentros;
f) se buscará reducir los costos, haciendo coincidir las reuniones del GT
con otras actividades;
g) debe crearse un mecanismo que facilite a los partidos miembros la
información necesaria sobre el uso de las finanzas.
267
XVII Encuentro del Foro de São Paulo
Declaración final
El XVII Encuentro del Foro de São Paulo, reunido en Managua, en
ocasión del 50 Aniversario de la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua y 116 años del natalicio del General Augusto C. Sandino, contó con la participación de 640 delegados de 48 partidos miembros pertenecientes a 21 países, y 33 invitados de 29 partidos
pertenecientes a 15 países de África, Asia y Europa.
Las organizaciones y participantes presentes en el XVII Encuentro
debatieron durante cinco días temas de gran interés para los pueblos
latinoamericanos y para toda la humanidad, tales como: el proyecto alternativo de las fuerzas populares, progresistas y de izquierda en América Latina y el Caribe; los logros de los gobiernos y parlamentos nacionales, estatales y locales impulsados por los partidos del Foro; la crisis
internacional, en todos sus aspectos: económico, alimentario, energético,
climático, social y político; la lucha por la descolonización y la soberanía
nacional; las amenazas y tragedias causadas por las políticas del imperialismo y la derecha, tales como el narcotráfico y el crimen organizado, que atentan contra la paz, los derechos humanos y los derechos de
los pueblos.
Debatimos, también, asuntos de importancia trascendental, como la
necesidad de democratización de la información, la comunicación y la
cultura; la lucha por ampliar los derechos y la participación de las mujeres,
los jóvenes, las etnias y pueblos originarios; la defensa de los derechos
268
de los trabajadores migrantes y sus familias; los desafíos de los movimientos sociales; la temática de la defensa y de la seguridad.
Los partidos políticos participantes del XVII Encuentro, que ya
gobernamos una importante cantidad de países en nuestro continente,
reafirmamos nuestra firme disposición a seguir construyendo un cambio
de época, lo que incluye alcanzar nuevos avances de la izquierda y fuerzas populares y progresistas latinoamericanas y caribeñas en las elecciones de este año 2011; en Argentina, para derrotar a la derecha y profundizar
los cambios; en Perú, con un patriota identificado firmemente con la democracia y comprometido con que la prosperidad económica llegue a los
sectores empobrecidos de su país, Ollanta Humala; en Nicaragua, con el
experimentado combatiente y estadista, líder revolucionario sandinista,
Comandante Daniel Ortega; y en Guatemala, con la luchadora por los
derechos de nuestros pueblos originarios y Premio Nóbel de la Paz,
Rigoberta Menchú como candidata de todas las fuerzas unidas de la izquierda en lo que constituye un logro histórico que nos llena de júbilo.
El Foro de São Paulo felicita por su valentía y su vocación indeclinable
por la democracia, al Presidente Rafael Correa en ocasión del incuestionable triunfo obtenido en el referéndum para el establecimiento de políticas que profundicen el proceso de cambios que se vive en Ecuador.
Las victorias de la izquierda desde la elección del Comandante Hugo
Chávez en 1998 hasta el triunfo del FMLN con Mauricio Funes en 2009
expresan nuestra fortaleza política, en parte como resultado del rechazo
al neoliberalismo y a la política tradicional; pero sobre todo por la actividad
política organizada de la izquierda que de este modo, ha alcanzado no
solamente gobiernos nacionales, sino gobiernos locales, gobernaciones
territoriales y espacios en los poderes legislativos. Desde estas nuevas
posiciones de poder político nos hemos planteado como objetivo el
desmontaje del modelo neoliberal y la construcción de una alternativa
que responda a las demandas inmediatas e históricas de nuestros pueblos.
269
Las políticas de gobierno impulsadas por la izquierda y fuerzas populares y progresistas latinoamericanas y caribeñas, orientadas a la redistribución de la riqueza, al control de los recursos naturales, a la creciente
participación de los ciudadanos y los sectores sociales en la vida política
y económica acompañada de la correspondiente institucionalización de
tales procesos, marcan el rumbo hacia ese proceso de cambios que tiene
como punto de referencia inicial, la necesidad de formular y construir
proyectos alternativos al neoliberalismo. La redistribución del ingreso, la
democratización de la comunicación y la defensa de la soberanía nacional constituyen banderas comunes e indeclinables de las fuerzas de izquierda en el continente.
La superación del neoliberalismo surgirá de la diversidad de los procesos nacionales, de la unidad de las fuerzas progresistas y de izquierda, de su
consolidación, de la profundización de los cambios y como parte de ella, de
la radicalización de la democracia, lo cual podrá habilitar etapas superiores
del desarrollo social. La crisis capitalista en curso representa para los movimientos sociales nuevos desafíos; no solamente la denuncia del modelo
neoliberal, sino también la construcción de alternativas históricas.
Las políticas y logros de las fuerzas de izquierda en el gobierno a favor de los sectores populares de nuestro continente se manifiestan en
proyectos de construcción social que se corresponden, cada uno de ellos,
con las realidades de los países correspondientes, entre los cuales se ha
destacado siempre la Revolución Cubana, en este momento empeñada
una vez más en su perfeccionamiento, mediante la actualización de su
modelo económico con la más amplia participación popular, lo cual
adquiere un significado muy particular teniendo en cuenta que el proceso
revolucionario en la mayor de las Antillas ha sido fuente de inspiración
para los revolucionarios del mundo, y que sin su contribución no habría
sido posible el auge de la izquierda y el movimiento popular en América
Latina con la llegada del nuevo siglo.
270
Nos pronunciamos una vez más repudiando la terrible injusticia, la
arbitrariedad, la falta de ética y la doble moral que aplica el imperialismo
norteamericano en contra de los cinco héroes cubanos luchadores contra el
terrorismo, a quienes se mantiene encarcelados mientras por otra parte, se
protege y se absuelve aún de delitos mayores a un terrorista confeso y
delincuente como Luis Posada Carriles, y mientras se aplica desde hace
cincuenta años el más prolongado bloqueo que se haya ejercido en contra de
país alguno en el mundo, con el objetivo de rendir por hambre y enfermedades
a todo un pueblo por el hecho de haber decidido construir su propio destino de una forma que no es del agrado de los poderosos del mundo.
Procesos revolucionarios y de cambio social progresista se desarrollan en América Latina mostrando con sus políticas y con el impulso de
proyectos alternativos, que los intereses populares sólo pueden ser defendidos con efectividad si se cuenta con una fuerza política organizada
que presente batalla a la derecha, la oligarquía y el imperialismo. Muestra
de ello y de las políticas antes señaladas, además de la Revolución Cubana y su ejemplo ya mencionados antes, son: Nicaragua con su Revolución
Sandinista nuevamente en marcha, cristiana, socialista y solidaria; Venezuela con la Revolución Bolivariana y la construcción del socialismo del
siglo XXI; El Salvador con el desplazamiento del poder de la oligarquía
y la gran madurez del FMLN respecto a sus alianzas en relación con el
gobierno que ha iniciado cambios favorables en el país; así como también los grandes cambios en Brasil y Uruguay; Bolivia con la construcción
del Estado Plurinacional y el socialismo comunitario; Ecuador con la
Revolución Ciudadana; Paraguay alcanzando mejorías notables en las
condiciones de vida de su pueblo; Argentina rescatando al país de la postración y la debacle en que lo había sumido el neoliberalismo y promoviendo nuevos derechos.
Con todo, los éxitos obtenidos en las luchas recientes, no deben llevarnos a desconocer el peligro que se cierne ante nosotros con el contra271
ataque del imperialismo, la derecha y las oligarquías locales en nuestro
continente, a cuyo servicio se encuentran listas a actuar en cualquier momento, las bases militares extranjeras en diversos países y territorios
coloniales. Asimismo, en sus ataques contra los gobiernos progresistas y
revolucionarios, la derecha ha recurrido sistemáticamente al fraude electoral, cuyo ejemplo más evidente es el de México; y ha retomado el uso
de los golpes de Estado, los cuales han sido derrotados por las fuerzas
populares en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
El Foro de São Paulo reafirma su apoyo al Frente Nacional de
Resistencia Popular de Honduras (FNRP) en su lucha de resistencia contra el gobierno actual que no es sino una prolongación del golpe de Estado perpetrado contra el gobierno legítimo de José Manuel Zelaya.
Acompañamos el proceso de mediación en curso para el regreso del Presidente Zelaya.
Reafirmamos que mientras las demandas del FNRP no sean cumplidas,
no aceptamos el regreso de Honduras a los espacios internacionales de
los que fue correctamente expulsada, tales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Sistema de Integración Centroamericano
(SICA), el cual se encuentra en una verdadera parálisis como parte de
toda una crisis generada por el golpe de Estado.
Reiteramos nuestra firme convicción de que el conflicto interno en
Colombia, con profundas raíces históricas y socioeconómicas, solamente puede ser resuelto por la vía de la negociación política. Reafirmamos
nuestro apoyo al Polo Democrático Alternativo, partido de la unidad de
la izquierda colombiana y único partido de la oposición.
Expresamos nuestra solidaridad con la lucha del pueblo haitiano por
la reconstrucción de su país, la superación de las consecuencias de las
políticas que lo han llevado a la miseria, incluidas las desplegadas ante
los desastres naturales, y en defensa de su soberanía frente al intervencionismo de los EEUU y otras potencias imperialistas.
272
Apoyamos la lucha del Pueblo Mapuche en Chile, que exige su reconocimiento como pueblo originario.
El XVII Encuentro del Foro de São Paulo tiene lugar en momentos
particularmente complejos y dramáticos a nivel mundial. Las rebeliones
populares en los países árabes, entre las que se destacan Túnez y Egipto
nos muestran que los pueblos no permanecen pasivos eternamente, pero
también nos recuerdan que la reacción mundial y el imperialismo no
permanecerán nunca indiferentes y harán lo que sea para frustrar el empuje
revolucionario de esa rebeldía.
Destacamos la flagrante violación de la soberanía nacional de Libia,
cuyo pueblo está siendo bombardeado por las fuerzas de la OTAN en lo
que constituye un ataque masivo de las potencias imperialistas del mundo contra una sola nación, soberana e independiente que por tanto, tiene
el derecho de escoger por sí misma, el régimen socioeconómico y político que más le convenga y que se corresponda con sus propias aspiraciones, su cultura y su forma de ver el mundo y la vida; así como a resolver
sin imposiciones externas sus problemas y conflictos internos.
El Foro de São Paulo demanda el cese de la agresión imperialista contra el pueblo libio, comenzando con la suspensión inmediata de los
bombardeos; de la misma manera que plantea la necesidad de un cese al
fuego por ambas partes en conflicto dentro de Libia, poniendo fin a la
confrontación fraticida, con el fin de lograr una solución pacífica a la
guerra civil, sin condiciones previas que solamente obstaculizan los
esfuerzos que puedan hacerse por alcanzar la paz.
En tal sentido, hacemos propias todas las iniciativas que promueven la
paz en Libia, tales como las que hicieran el ALBA, la Unión Africana y el
grupo integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Nos solidarizamos con la lucha del pueblo palestino por la creación de
un Estado nacional independiente y saludamos el acuerdo entre sus diversas fuerzas políticas, a la vez que exigimos el restablecimiento de las
273
fronteras existentes en 1967. Saludamos y manifestamos de nueva cuenta
nuestro apoyo al pueblo saharaui y la República Árabe Saharaui Democrática por el reconocimiento de su soberanía nacional, y llamamos a la
Organización de las Naciones Unidas a intensificar los esfuerzos para
que el pueblo saharaui pueda ejercer su derecho a la autodeterminación
mediante un referéndum de acuerdo al derecho internacional.
El Foro de São Paulo reitera su posición de que el terrorismo no se
puede combatir con más terrorismo, desprecio a la soberanía nacional,
violencia contra civiles y ejecuciones individuales.
Las élites de poder en los países dominantes han recurrido al estigma del
terrorismo para criminalizar la justa lucha de los pueblos por su libertad y
en defensa de sus derechos, mientras por otra parte se practica el terrorismo
de Estado y en aras de ello se hace uso del pretexto de las acciones “humanitarias”. Asimismo denunciamos la pretensión de EEUU de imponer su
agenda de Seguridad Hemisférica, particularmente en algunos países, cuyos
gobiernos de derecha impulsan la militarización de la seguridad pública
amenazando la democracia, la paz y los derechos humanos.
En un mundo globalizado, donde las fuerzas de la reacción mundial y el
imperialismo actúan de manera cada vez más agresiva, y en un momento
caracterizado por una de las más profundas e integrales crisis del sistema
capitalista, se hacen más necesarios que nunca los procesos de integración,
una de las garantías para que nuestro continente tenga una identidad y un
peso específico con capacidad de influencia en el mundo actual.
En ese sentido, es oportuno destacar la derrota de la iniciativa norteamericana de la Alianza de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y el
impulso de alternativas como la Alianza Bolivariana de los pueblos de
América Latina y el Caribe (ALBA), iniciativa que se destaca entre los
espacios de integración y unión latinoamericana y caribeña, por la práctica
sistemática de la solidaridad entre los pueblos, el mejoramiento en las
condiciones de vida y en la defensa de los derechos sociales de los sectores
274
populares en los países que forman parte de esta alianza y en otros que
sin ser miembros, se han beneficiado de sus proyectos específicos.
Una importantísima expresión de integración continental soberana es
UNASUR, donde los países sudamericanos avanzan en la defensa de los
intereses comunes de nuestros pueblos. Saludamos el rol de UNASUR
contra los golpes de Estado en Bolivia y Ecuador, y con el acuerdo
colombo-venezolano de normalizar sus relaciones. Reconocemos el rol
del recientemente fallecido ex presidente argentino Néstor Kirchner como
primer secretario general de ese organismo.
Un verdadero acontecimiento histórico se está gestando desde el momento en que unánimemente, los países miembros del Grupo de Río
decidieron la conformación de una nueva organización continental que
agrupará a todos los países de América Latina y el Caribe: la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Demandamos la
inclusión de Puerto Rico en ese organismo como una forma de avanzar
en la lucha por lograr el reconocimiento pleno de su derecho a la soberanía
nacional.
La persistencia del colonialismo constituye una situación particularmente grave en nuestro continente, que afecta directamente a Puerto Rico,
Martinica, Guadalupe, Curazao, Aruba, Bonaire, la “Guyana francesa” y
las islas Malvinas argentinas, lo cual constituye un obstáculo para la
realización completa del proceso de integración, a la vez que representa
una amenaza para la soberanía de los pueblos de América Latina y el
Caribe. El Foro de São Paulo reafirma su solidaridad con los pueblos de
todos los continentes que luchan por el respeto de su soberanía y se oponen
a la dominación y a la explotación.
El imperialismo, la derecha continental y las oligarquías pretenden
retardar e impedir la integración continental. Este fue el propósito del
ALCA, así como de los Tratados de Libre Comercio y, también, del Acuerdo del Pacífico, firmado en Lima y que reunió a los gobiernos de Méxi275
co, Colombia, Perú y Chile interesados en un Tratado de Libre Comercio
(TLC) con Estados Unidos y alineados a la política exterior de Washington.
Destacamos que el Foro de São Paulo realizará su próximo encuentro
en Caracas en solidaridad con la Revolución Bolivariana, con motivo de
la instalación de la CELAC y en el marco del Bicentenario de nuestras
independencias.
Hay que resaltar la vital importancia que en este XVII Encuentro del
Foro de São Paulo ha tenido el debate sobre los temas de la estrategia y de
los proyectos alternativos de la izquierda latinoamericana y caribeña, y la
unidad de los pueblos de nuestro continente para la defensa de sus intereses
frente a las acciones de las grandes potencias que pretenden perpetuar su
dominación histórica que nos ha sumido en la miseria y las injusticias
sociales. Sólo unidos podremos vencer y esa es la razón de ser del Foro de
São Paulo como espacio de encuentro de las fuerzas populares, progresistas y revolucionarias que luchan por un continente con justicia, libertad
y prosperidad y un futuro socialista para nuestros pueblos.
Es importante destacar que Nicaragua, país sede de este XVII Encuentro del Foro de São Paulo, se dispone a un nuevo triunfo de la izquierda
latinoamericana y caribeña en el mes de noviembre con su candidato, el
Comandante Daniel Ortega a quien brindamos todo nuestro apoyo. El
XVII Encuentro del Foro de São Paulo concluye expresando su profunda
gratitud al pueblo nicaragüense y manifestando su más firme respaldo al
triunfo electoral del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Viva la unidad de los pueblos de América Latina y Caribe.
Managua, 20 de mayo de 2011
276
XVII Encuentro del Foro de São Paulo
Lista de organizaciones presentes
PARTIDOS MIEMBROS
PAIS
PARTIDO
1. Argentina
Frente Grande
2.
Movimiento Evita
3.
Partido Comunista
4. Bolivia
Movimiento al Socialismo
5. Brasil
Partido Comunista del Brasil
6.
Partido de los Trabajadores
7.
Partido Patria Libre
8.
Partido Socialista Brasileño
9. Chile
Partido Comunista de Chile
10.
Partido Socialista de Chile
11. Colombia
Polo Democrático Alternativo
12. Costa Rica
Partido Frente Amplio
13.
Partido Vanguardia Popular
14. Cuba
Partido Comunista de Cuba
15. Ecuador
Movimiento Alianza PAIS
16.
Partido Socialista – Frente Amplio
17. El Salvador
Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional
18. Guatemala
Alianza Nueva Nación
19.
Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
277
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
278
Honduras
Martinica
México
Nicaragua
Panamá
Perú
Puerto Rico
Rep. Dominicana
Trinidad y Tobago
Uruguay
Venezuela
Frente Nacional de Resistencia Popular
Consejo Nacional de Comités Populares
Partido de la Revolución Democrática
Partido del Trabajo
Frente Sandinista de Liberación Nacional
Partido Revolucionario de Panamá
Partido Comunista de Perú
Partido Socialista de Perú
Frente Socialista de Puerto Rico
Movimiento Independentista
Nacional Hostoniano
Partido Nacionalista de Puerto Rico
Alianza Por la Democracia
Movimiento Izquierda Unida
Partido de los Trabajadores Dominicanos
Partido Revolucionario Dominicano
Movimiento para la Justicia Social
Corriente de Unidad Frente Amplista
Movimiento de Participación Popular
Partido por la Victoria del Pueblo
Partido Socialista Unido de Venezuela
ORGANIZACIONES INVITADAS
PAIS
1.
ORGANIZACION
Grupo GUE/NGL del Parlamento Europeo
2.
Partido de la Izquierda Europea
3. Alemania
4.
5.
6.
Bancada de Izquierda
Fundación Rosa Luxemburgo
La Izquierda (Die Linke)
Partido Comunista Alemán
7. Brasil
8.
Fundación Maurício Grabois
Fundación Perseu Abramo
9. Chile
10.
11.
Brigada Salvador Allende
Partido del Socialismo Allendista
Partido Movimiento Amplio Social
12. China
Partido Comunista de China
13. Cuba
14.
Embajada de Cuba
Unión de Jóvenes Comunistas
15. España
Izquierda Castellana
16. Finlandia
Partido Comunista de Finlandia
17. Francia
Partido Comunista Francés
18. Guatemala
Movimiento Político WINAQ
19. Hungría
Partido Comunista Obrero Húngaro
20. Italia
Partido de los Comunistas Italianos
21. Japón
Partido Comunista de Japón
22. Libia
Embajada de Libia
23. País Vasco
Izquierda Abertzale
24. Palestina
Frente de Liberación Palestina
25. Portugal
Partido Comunista Portugués
279
26. República
Árabe Saharaui
Democrática
Frente POLISARIO
27. Rep. Dominicana
La Revuelta
280
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