EFECTO DEL ALCOHOL Y EL CICLO MENSTRUAL SOBRE LA ACTIVIDADA ELÉCTRICA CEREBRAL, DURANTE UNA TAREA QUE EVALÚA LA MEMORIA DE TRABAJO Araceli Sanz Martin, Gloria Santana Madrigal, Emilio Gumá Díaz, Miguel Ángel Guevara, Claudia Amezcua Gutiérrez Instituto de Neurociencias, Universidad de Guadalajara. aracelisanz@yahoo.com El consumo agudo de alcohol puede alterar el funcionamiento de la corteza cerebral, y por ende, deteriorar procesos cognoscitivos como la memoria de trabajo visoespacial. El metabolismo del alcohol es modulado por las fluctuaciones de los niveles de estrógenos y progesterona durante el ciclo menstrual de la mujer. Además, dichas fluctuaciones hormonales influyen, tanto en las habilidades cognoscitivas, como en la actividad electroencefalográfica (EEG). Por tanto, el efecto que el alcohol ejerce sobre la cognición y el EEG puede ser modulado por las variaciones hormonales durante el ciclo menstrual. OBJETIVO: Evaluar el efecto del alcohol sobre la actividad eléctrica cerebral durante la ejecución de una variante de los Cubos de Corsi, en dos fases del ciclo menstrual. METODOLOGÍA: Participaron 24 mujeres (18 a 30 años), diestras, sin uso de anticonceptivos. A 12 de ellas mitad se les dio vino tinto (equivalente a 0.5 g/kg de alcohol puro) mientras que al resto agua. Cada participante fue evaluada en dos fases del ciclo menstrual: Post-menstrual (POM) y Post-ovulatoria (POV). El EEG fue registrado en las derivaciones F3, F4, P3 y P4. Cada sesión experimental iniciaba con la administración de la bebida, y tras una espera de 35 minutos, por dos registros de EEG: uno en reposo y otro durante la realización computarizada de los Cubos de Corsi (CC), que evalúa la memoria de trabajo viso-espacial. Se calcularon la potencia relativa (PR) y las correlaciones interhemisférica (r-inter) e intrahemisférica (r-intra) en seis bandas de frecuencia: delta (1-3.5 hz), theta (4-7.75 hz), alfa1 (8-10.5 hz), alfa2 (11-13.5 hz), beta1 (14-19.5 hz) y beta2 (20-30.5 hz). Tanto los datos conductuales como el EEG fueron analizados con ANDEVAS de parcelas divididas. RESULTADOS: En la tarea de CC, las mujeres que bebieron vino mostraron una tendencia a presentar menos respuestas correctas que aquellas que tomaron agua; no se encontraron diferencias entre fases ni interacciones significativas. En el EEG en reposo, las mujeres alcoholizadas presentaron una menor PR de alfa1 en F3, así como menor r-intra F4-P4 en alfa2, beta2 y delta, aunque en dicha banda la reducción sólo tuvo lugar en POV. Además, las mujeres en POM mostraron mayor PR de alfa2 y beta1, mientras que aquellas en POV tuvieron mayor PR en beta2; estas diferencias entre fases fueron mayores ante el consumo de alcohol. Durante la ejecución de CC, las mujeres alcoholizadas presentaron menor PR alfa1 y alfa2 en parietales, así cómo, una menor r-intra en delta, alfa1 y alfa2, siendo esto más evidente en la fase POV. Asimismo, las mujeres en POV mostraron, mayor PR de delta en F4 y de alfa1 en parietales, así como menor PR de beta1 en F4 y P4; las diferencias entre fases fueron más notorias ante la ingesta de alcohol. CONCLUSIONES: El alcohol, a la dosis administrada, incide levemente en la memoria de trabajo visoespacial, efecto que no parece verse modulado por la fase del ciclo menstrual. Sin embargo, la actividad EEG subyacente a esta tarea sí es alterada por el alcohol, siendo lo anterior más evidente cuando los niveles de estrógenos y progesterona son altos. Además, aunque la actividad cerebral durante este proceso es distinta dependiendo de la fase del ciclo sexual, las diferencias son más notorias ante el consumo de alcohol.