Quiero expresar mi agradecimiento a todos cuantos me han

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Quiero expresar mi agradecimiento a todos cuantos me han ayudado a la
preparación de este catálogo:
A mi familia, sin cuyo apoyo nada de cuanto he llevado a cabo hubiera sido
posible:
- A mis hijos, Luis, José Miguel, Ángel, Fernando, Rafael y Julieta
- A mis nietos, Carmen, María, Ana, Luis, Pablo, Paula, Miguel, Natalie y
María Isabela.
- A mi madre, María Eulalia.
A la Schola Gregoriana Illíberis que es parte de mi vida en los últimos 30 años.
A todas las religiosas de clausura, que me han ayudado con abnegada dedicación
en la búsqueda de su patrimonio musical.
A la Comunidad de Santa Isabel la Real que me ha permitido acceder a su
magnífico archivo
- A la Rda. Madre Mª del Carmen que, como Abadesa del Monasterio,
autorizó en su día este trabajo y que tantas molestias se tomó por mi causa.
- A la actual Abadesa, Rda. Madre Isabel que ha permitido el estudio de los
Cantorales y del archivo histórico.
- A sor Ana María, archivera excelente, que ha trabajado conmigo en la
localización de datos históricos junto con sor Virginia.
A todos los maestros que tuve en mi vida, porque de todos aprendí algo, pero
especialmente al Dr. D. Antonio Martín Moreno, cuya influencia fue decisiva
para orientar mis investigaciones.
Al Dr. D. Reynaldo Fernández Manzano, Director del Centro de Documentación
Musical de Andalucía, por todo el apoyo que siempre me ha prestado y que ha
hecho posible la plasmación de este Catálogo.
Granada, 2013
PRÓLOGO
La orden de las clarisas franciscanas se remonta a los comienzos del siglo XIII,
en torno a las figuras de S. Francisco de Asís y Santa Clara. El Monasterio de Santa
Isabel la Real fue fundado por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, el 15 de
septiembre de 1501, aunque tenemos documentación preliminar desde el 20 de marzo,
apenas transcurridos 9 años desde la conquista de la ciudad en 1492. La Capilla mayor
es un claro ejemplo de estilo mudéjar y gótico, declarado Monumento Nacional en
1922.
Su Archivo musical presenta un indudable valor y riqueza. Entre sus fondos
conservan los Himnos y Secuencias de santa Clara, destacando el Oficio rítmico: Iam
Sanctae Clarae clarites, datado entre 1253-1261. El Cantoral impreso en Granada por
orden de fray Hernando de Talavera, de 1508; la constitución de la Hermandad de
Nuestra Señora de Guadalupe, de 1612. Impresionantes Cantorales, preciosos impresos,
Oficios rítmicos, Himnos, Secuencias. Numerosas obras autógrafas del jerónimo fray
Juan de San Antonio Contreras [n. 1787], de Antonio Martín Blanca [1833-1876], de
Antonio Palancar [+ 1872], de Miguel Rivero Larios [s. XIX], de Bernabé Ruiz [s.
XIX], de Manuel Teba y Soto [s. XIX], de Mariano Vasquez Gómez [1831-1894], de
Celestino Vila de Forns [1829-1915], etc.
También encontramos obras teóricas, manuales, diversas reglas, revistas
musicales, documentación sobre la vida musical de las novicias, los órganos. En cuanto
a los órganos, en el Coro bajo existía un positivo (solo se conserva la caja) y en el Coro
alto un órgano que fue reformado en 1779 por Antonio de Quesada, con diversas
reformas posteriores y que actualmente no está en uso. Sabemos por la documentación
que se utilizaron otros instrumentos musicales. El Archivo contiene misas y obras en
latín, en castellano, Cantorales (Antiphonale, Graduales, Kyriales, Misales,
Procesionales …), podemos seguir las celebraciones especiales, los Himnos, y rescatar
obras de compositores del siglo XVIII y XIX gracias a este archivo.
La Dra. María Julieta Vega García-Ferrer, profesora de la Universidad de
Granada y de la Universidad Internacional de Andalucía, es una gran especialista en
esta materia y cuenta con una gran experiencia en trabajos de investigación y
catalogación de archivos musicales de conventos de clausura. Su preparación,
minuciosidad y rigor, hacen posible afrontar estas arduas y necesarias tareas.
Pero la Dra. Julieta Vega no solo se ha acercado a estos fondos como
investigadora de una forma externa si no que ha entrado dentro, lo que en antropología
se denomina investigación participativa, ella es directora de un coro de canto
gregoriano: Schola Gregoriana Iliberis, ofreciendo numerosos conciertos y
grabaciones, ha sido profesora de música en diversos conventos y directora del coro de
los mismos. Esta experiencia vital hace que conozca y comprenda el significado
musical, su contexto religioso y social de una manera mucho más profunda. Ya
participó como coautora en el Catálogo del Archivo de Música de la Catedral de
Málaga (Granada, 2003). Entre sus numerosas publicaciones destacar: La música en los
conventos de clausura femeninos de Granada (Granada, 2005); Fray Hernando de
Talavera y Granada (Universidad de Granada 2007); Los cantorales de canto llano en
la Catedral de Málaga (Granada, 2007), Música inédita en la Abadía del Sacromonte
de Granada (Granada, 2012), etc.
El libro comienza con unas notas históricas sobre el Monasterio, la regla y una
descripción del fondo. Continua con los criterios de catalogación para entrar en el
catálogo del archivo. La investigación se completa con transcripciones musicales,
apéndices, bibliografía y un completo apartado de índices de gran utilidad (onomástico,
toponímico, instituciones y entidades, religiosas del Monasterio vinculadas a la música,
compositores, obras teóricas, misas y obras con texto latino, obras con texto en otras
lenguas, obras instrumentales, publicaciones periódicas, cantorales, obras contenidas en
los cantorales, e índice de láminas).
Obra fundamental para entender la vida musical de un convento de clausura de
la importancia de Santa Isabel la Real y también de la ciudad de Granada, dado que se
recupera un buen número de obras de compositores que ha conservado este magnífico
archivo.
Felicitar a las religiosas del Monasterio de Santa Isabel la Real por facilitar y
difundir entre los investigadores y los ciudadanos en general su rico Patrimonio, y la
Dra. Julieta Vega por este nuevo y necesario libro.
Reynaldo Fernández Manzano
Director del Centro de Documentación Musical de Andalucia.
El presente trabajo es fruto de un largo y minucioso proceso en que se ha
intentado recoger exhaustivamente todo lo relativo a la música que se encontraba en
este convento, tanto en el archivo musical como en el archivo histórico.
El capítulo IV es obra de mistress Juliet Theobald Vega que se encargó de la
edición de las partituras seleccionadas y de su posterior análisis.
Notas preliminares
La orden de las clarisas franciscanas. El Monasterio de Santa Isabel: algunas breves
notas sobre su fundación e historia.
Los orígenes de la Orden Franciscana se remontan a los comienzos del siglo
XIII, en torno a San Francisco de Asís. A partir de este momento la orden se ha
diversificado en varias ramas. La rama femenina es la Segunda Orden Franciscana. Las
religiosas de esta Segunda Orden, llamadas después Clarisas y Damas pobres de Santa
Clara, fueron fundadas por esta santa en 1212. San Francisco de Asís redactó para ella
una «Forma de vida», que insistía en la importancia de la pobreza y que sirvió de base a
la Regla compuesta por santa Clara entre 1247 y 1252. Esta Regla fue aprobada por el
papa Inocencio IV con la bula Solet annuere, el 9 de agosto de 1253, dos días antes de
que falleciese su autora, el 11 de agosto de 1253.
Históricamente la Segunda Orden franciscana, que no recibió el nombre de Orden de
Santa Clara hasta el 1263, nació en la Porciúncula, junto a Santa María de los Ángeles, la
noche del 18 de marzo de 1211, cuando santa Clara se consagró a Dios […] para santa
Clara, las Hermanas de san Damián son siempre «Hermanas Pobres» sin más; el apelativo
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
«dominæ» (señoras) es usado por san Francisco […]; los documentos de la Curia las
llaman «pobres encerradas». [Lainati, 2004, p 353]
Como afirma Lainati [2004, pp 149 y ss], la Primera y Segunda Orden
franciscana, Menores y Clarisas, tenían una profunda unidad que iba más allá de las
afinidades o aspectos comunes, naturales por proceder ambas ramas de un mismo
fundador o inspirador: san Francisco de Asís. A los cinco años de su fundación, en
1216, la Segunda Orden formaba un solo conjunto con la Orden de los Menores. Hay un
famoso testimonio del obispo Jacobo de Vitry en su Carta primera, escrita en octubre
de ese año, durante su estancia en la corte papal:
Por aquellas tierras […] muchos seglares ricos de ambos sexos huían del siglo
abandonándolo todo por Cristo. Les llamaban Hermanos Menores y Hermanas Menores.
Son tenidos en gran honor por el señor papa y los cardenales […] Viven según la forma
de la primitiva Iglesia, conforme de ella se escribió: «La multitud de los creyentes tenían
un solo corazón y una sola alma» […]. Las mujeres […] viven juntas en algunos
hospicios cerca de las ciudades, y no reciben nada, sino que viven del trabajo de sus
manos […] [Lainati, 2004, p 358]
Pero la rápida difusión de la Orden y la proliferación espontánea de los
monasterios fueron causa de la multiplicidad de Reglas y de las ramificaciones que, aún
en vida de santa Clara, condicionaron la variedad de su vastísima familia. Entre 12181221, el cardenal Hugolino Segni (luego papa Gregorio IX) dicta la Regla oficial de la
Orden que san Francisco acepta y santa Clara profesa, aunque solicitó y obtuvo el
llamado Privilegio de pobreza, concedido por Gregorio IX el 17 de septiembre de 1228
con la bula Sicut manifestum est. A partir de aquí la Orden se desarrolla en dos
direcciones:
Por una parte la línea de san Francisco y santa Clara que partiendo de la primitiva
Forma de vida y de las observancias primitivas (observantiæ regulares) de san Francisco
y a través de la Regla de 1219, flanqueada por el Privilegio de pobreza, desemboca en la
Regla definitiva de santa Clara, de 1253, aprobada por la bula Solet annuere, el 9 de
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MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
agosto, dos días antes de la muerte de Clara, que ella pudo besar la víspera de su
tránsito […]
Por otra parte, la Regla de 1219 se desarrolla en otra línea, curial, que pasa por la
Regla de Inocencio IV, del año 1247: tiene varias ramificaciones con la Regla de Urbano
IV (bula Beata Clara del 18 de octubre de 1263) […] Esta línea ajena desde el principio
al Privilegio de la pobreza, terminará divergiendo de él. Es la línea llamada urbaniana.
[Lainati, 2004, p 353]
La citada bula Beata Clara, es la que da un nuevo nombre a la Segunda Orden
Franciscana. En ella se lee:
Mas ha sucedido en esta Orden que […] hayáis sido conocidas bajo distintos nombres,
llamándoseos hasta el presente, ya Hermanas, ya Señoras, más frecuentemente Monjas, y
a veces Pobres encerradas de la Orden de San Damián, […] determinamos que de aquí
en adelante se llame sin diferencia alguna, ORDEN DE SANTA CLARA». Cf. Regulæ et
Constitutiones Generales Monialium Ordinis S. Claræ, Roma 1941, pp 28-29. [Lainati,
2004, p 353]
La Regla de 1253 era poco conocida y su difusión quedó restringida a unos
pocos monasterios pero ha sido la base de ulteriores reformas.
La Orden Segunda cumplió ocho siglos de vida el 18 de marzo de 2011.
Actualmente existen diversas ramas: las clarisas propiamente dichas, las clarisas
urbanianas o urbanistas, las clarisas coletinas, las clarisas capuchinas, clarisas
sacramentinas, clarisas redentoristas, clarisas de la Divina Providencia, clarisas
farnesianas, concepcionistas franciscanas y franciscanas anunciatas.
La mayoría de los Conventos granadinos aparecieron durante el siglo XVI. En el
siglo siguiente continuaron las fundaciones. En total hubo dieciocho Conventos
femeninos de clausura. Cinco de ellos son de clarisas franciscanas: Santa Isabel,
Nuestra Señora de los Ángeles, Nuestra Señora de la Encarnación, Santa Inés y Santo
Ángel Custodio. El Monasterio de Nuestra Señora de la Concepción pertenece a la
Tercera Orden Reglada y el de San Antón es de capuchinas.
3
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
Casi todos los conventos granadinos de clarisas, en sus orígenes, siguieron la
regla de Urbano IV (1261-1264), pero siempre dentro del ideal franciscano: pureza
total, desprendimiento total y alegría total en la paz. Una excepción la constituye el
Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, en las Vistillas, que empezaron profesando
la Regla Tercera de San Francisco.
Después del concilio Vaticano II han vuelto a la primitiva observancia que
implica una mayor austeridad en lo tocante al voto de pobreza y les impide toda
posesión material, viviendo de su trabajo. Esto implica la renuncia a recibir o tener
posesión o propiedad alguna por el Privilegio de la altísima Pobreza, otorgado por
Gregorio IX a santa Clara al que se ha aludido con anterioridad. Podríamos decir que es
una renovación, no una reforma y, como afirma el teólogo Sanz Montes, O. F. M. , toda
verdadera renovación no es una simple repetición de las formas antiguas. Es una
«renovación vital» en el sentido que emplea esos términos la instrucción Verbi Sponsa,
una renovación que comprende el «retorno constante a las fuentes de toda vida cristiana
y a la primigenia inspiración de los institutos y una adaptación de éstos a las cambiadas
condiciones de los tiempos» [Decreto Perfecta Caritatis].
Se dice que la fundación del segundo Convento granadino, el Monasterio de
Santa Isabel la Real, tuvo lugar el 15 de septiembre de 1501. A veces los datos resultan
contradictorios. Basándonos en los documentos que se conservan el archivo histórico
del monasterio podemos afirmar lo que sigue. El 20 de marzo de 1501 los Reyes
Católicos firmaron en Granada un albalá en que se dotaba al Monasterio. El 15 de mayo
de ese mismo año firman una
… carta de previllegio, sellada con nuestro sello de plomo, e librada de nuestros
contadores mayores, dada en la Ciudad de Granada a quinsce del mes de Mayo del año
pasado de mill e quinientos e un años, de los quales nos les fescimos merced para su
doctación, por las causas susodichas, para que veinte religiosas profesas, que a la sazón
acordamos que obiese en el dicho Monesterio.
Era para religiosas clarisas y se fijaba el número en veinte profesas. Se les
concedían 200. 000 maravedís. El lugar destinado para la fundación era la Alhambra
pero nunca estuvieron allí al estar ocupada por los soldados españoles.
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MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
El 15 de septiembre de 1504 un nuevo albalá, dado en Medina del Campo,
rectifica el anterior, aumentando el número de religiosas hasta cuarenta como mínimo.
Nos el Rey, é la Reina: fazemos saber á Vos los nuestros Contadores mayores, que
Nos, acatando quanto somos obligados al servicio de Dios, nuestro Señor, por los muchos
é continuos beneficios que de su piadosa é poderosa mano abemos rescebido é de cada
día rescebimos, especialmente en la conquista del Reyno de Granada, que por su soberana
bondad nos quiso dar soberana victoria […] e por la mucha devoción que Nos tenemos a
la Religión de la bienaventurada Virgen Santa Clara, é la bienaventurada Santa Ysabel,
hija del Rey de Vngría, acordamos de hascer é fundar en la Alhambra de dicha Ciudad,
un monesterio de Monjas observantes de la dicha orden de Santa Clara, el qual sea
llamado Santa Ysabel, en el qual haya lo menos cuarenta religiosas profesas que estén só
la obediencia del Provincial de la horden de Sant Francisco de la Provincia de
Andaluscía1.
Al aumentar el número de religiosas, la dotación asciende a 300.000 maravedís y
500 fanegas de trigo anuales, que se les empezarían a pagar el «año venidero de mil
quinientos cinco». Para que se cumpla su mandato dan una nueva orden:
mandamos dar e dimos esta nuestra carta de previllegio escripta en pergamino de
cuero e sellada con nuestro sello de plomo, pendiente en filos de seda a colores, e librada
de los nuestros Contadores mayores, e otros oficiales de nuestra casa. Dada en la villa de
Medina del Campo a treinta dias del mes de septiembre año del nacimiento del nuestro
Salvador ihesuxripto de mill e quinientos e cuatro años.
Doña Juana, la hija de los Reyes, ratifica esa dotación con una nueva Carta de
Privilegio, dada en Valladolid el 20 de febrero de 1509
Vi una carta de previllegio del Rey Dn. Fernando mi señor e padre, e de la Reyna Dª
Ysabel mi señora madre, que santa gloria aya, escripta en pergamino de cuero, e sellada
con su sello de plomo, e librada de los sus contadores mayores e de otros officiales de su
casa […] e defiendo firmemente que ninguno ni algunos non sean osados de ir nin pasar
1
La copia sobre papel se conserva en el archivo, catalogada con el nº 1292
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Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
contra esta dicha mi Carta de Previllegio e confirmación que vos anssí fago, nin contra lo
en ella contenido, nin contra parte della en ninguno tiempo que sea, nin por alguna…
Felipe II hará lo mismo posteriormente: el 20 de julio de 1562
e de esto vos mandamos dar e dimos esta dicha nuestra Carta de previllegio y
confirmación, escripta en pergamino, y sellada con nuestro sello de plomo, pendiente en
filos de seda a colores, y librada de los nuestros concertadores y escribanos mayores de
los nuestros pevillegios y confirmaciones y de otros Oficiales de nuestra Casa. Dada en la
Villa de Madrid a veinte dias del mes de Julio año del nacimiento de nuestro Salvador
Jesuxpto de mill y quinientos y sesenta y dos años, y en el septimo año de nuestro
Reynado2.
El monasterio se erigió bajo la advocación de Santa Isabel, reina de Hungría, en
acción de gracias por la conquista de Granada. Hubo dificultades para la fundación del
monasterio hasta que se le destinó el palacio de Dar-al-Horra o Casa de la Reina que
habitó la madre del rey granadino Boabdil y que era propiedad, desde la Reconquista,
de Hernando de Zafra, secretario real.
Los Reyes le pidieron este palacio a su secretario y, por decisión de Isabel la
Católica, se ampliaría su espacio con la compra, el 15 de marzo de 1504, de unas casas
próximas propiedad del morisco Fernando de Santa Fe. Cuando en 1507 se
posesionaron del palacio las religiosas, ya se habían introducido modificaciones en el
edificio que, según Valladar, formaba parte del rico y extenso alcázar árabe del
Albaicín, junto con «la casa del Cardenal o del marqués de Zenete, hoy hospital de la
Tiña, y la casa del Gallo» y otras varias edificaciones [VALLADAR. 1906, 177].
Ya en 1510, con la dote y herencias de las primeras religiosas profesas, se
comprarían nuevos terrenos al mismo morisco para levantar el edificio del monasterio.
2
Este magnífico documento, escrito en cuidada letra gótica sobre pergamino, se conserva en el archivo
histórico del monasterio. Incluye copia de las Cartas de Privilegios concedidas por los Reyes Católicos
y por su abuela doña Juana. Lleva unido con hilos trenzados de seda, de color rojo y amarillo, el sello
de plomo del monarca. Hay una copia notarial fechada en 1809.
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MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
Bermúdez de Pedraza nos habla en dos ocasiones de su fundadora y primera
Abadesa:
Traxeron los Reyes para fundadora deste monasterio de Cordoua a doña Luisa de
Torres, viuda del Condestable, el año de mil y quinientos y siete […]. Vino pues esta
fundadora con veinte monjas, y con otras tantas, que por mandado de los Reyes se
recibieron en esta ciudad, que por todas fueron quarenta, se encerraron en el monasterio.
Las quales dotaron los Reyes en trezientas mil maravedís, y quinientas fanegas de trigo
en cada vn año. A estas llaman, las monjas de la Reyna; cuyas plaças siempre estan
llenas, porque en vacando luego se proueen. Tienen de renta tres mil ducados, y son más
de cien monjas. [Bermúdez de Pedraza, 1608: 118r]
También fundó la Reyna el año de mil y quinientos y uno el convento Real de monjas
Franciscas, que llaman de la Reyna, con titulo de santa Isabel, en memoria desta santa
Reyna de Vngria, que fue desta orden. Y dize el padre Gonçaga, fue en vna casa y huerta
Real en que viuio vna Infanta religiosa donzella, hermana de vn Rey Moro: que tambien
el demonio tiene religiosas; y por esto se llamaua, Daralhorra, que significa la casa de la
donzella. De esta casa hizieron los Reyes merced a Fernando de Zafra su Secretario.
Labrola a lo Castellano, y me dizen que están en ella oy sus armas. Pidiósela la Reyna
para este conuento, y dióle orden para que dotase quarenta monjas en trescientas mil
maravedís, y quinientas fanegas de trigo en cada año, y estas quarenta monjas son
prouission del Rey, y se llaman, de la Reyna. Vino de Cordoua para fundadora el año de
mil y quinientos y siete doña Luisa de Torres, viuda del Condestable de Castilla don
Miguel Iranço. Auia tomado el ábito con nombre de Luisa de la Cruz en santa Clara de
Ezija, ocultando su calidad, y dexando en el mundo los titulos vanos del; assi lo hacen
todas las señoras nobles, y lo aconseja la Emperatriz Maria a su hija la Infanta Margarita
quando la vio vestida del saco en el conuento Real de las Descalças de Madrid: Hija
Margarita: esde oy aueis de oluidar vuestro nacimiento, y ser hija de vuestros padres, y
solo os aueis de preciar de serlo de san Francisco y de santa Clara, y esto aueis de tener
muy en la memoria. Vino la madre Luisa a Granada con veinte religiosas, y otras veinte
desta ciudad, tomaron el ábito, y llenaron las quarenta plaças. Fue primera Abadesa, y un
espejo de humildad, de penitencia, de oración, y caridad: murió con opinion de santa año
de mil y quinientos y veinte, y la imitó Beatriz de Beamonte, descendiente de la sangre
Real de Nauarra, pero la más humilde que salio della, porque es virtud que se cria de
buena sangre, y no la tiene el soberuio. También fue ilustre es este conuento Isabel
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Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
Gonçalez religiosa de mucha oracion y espíritu profético. Permita nuestro Señor que sus
hijas imiten las virtudes de sus mayores. [Bermúdez de Pedraza, 1638, 176v]
Pero según fray Alonso de Torres, cronista de la Orden, el nombre en el siglo de
la fundadora y primera abadesa del monasterio era Teresa de Torres aunque luego
tomaría el de Sor Luisa de la Cruz.
Doña Teresa de Torres había nacido en Jaén ca. 1442 y pertenecía a la alta
nobleza castellana; era hija única de Carlos de Torres Solís y Guiomar Carrillo. Se
educó en un convento de clarisas de su ciudad natal hasta que, al fallecer su padre,
quedó a cargo de su tío y tutor Juan de Torres, tesorero del príncipe Enrique (futuro
Enrique IV). En 1455, por un acuerdo entre el rey y su tío, fue desposada con don
Miguel Lucas de Iranzo, V Condestable de Castilla y, tras la trágica muerte de su
esposo3, se convirtió en gobernadora y administradora de la ciudad de Jaén, cargos que
desempeñaría hasta el año 1500, con el apoyo de los Reyes Católicos. Había tenido
cuatro hijos, tres de los cuales habían muerto; el cuarto, Luis de Torres, que había
compartido el gobierno de Jaén con su madre, como heredero de don Miguel Lucas de
Iranzo, decidió ingresar como fraile en el convento de San Francisco del Monte el año
1499. Al año siguiente doña Teresa sale a escondidas de la ciudad de Jaén, con sólo
unas pocas joyas para pagar su dote, y profesa como clarisa en el convento de Santa
Inés de Écija con el nombre de Sor Luisa de la Cruz. A fines del año siguiente, durante
una visita de Isabel la Católica al convento de Santa Inés, la reina descubre la verdadera
identidad de sor Luisa y decide trasladarla a Granada como abadesa del recién dotado
convento. Sor Luisa murió en olor de santidad en 1520 y sus restos, entre los que se
encuentra su corazón incorrupto, están bajo el comulgatorio del Coro Bajo del
monasterio.
3
Fue asesinado en la catedral de Jaén en 21 de marzo de 1473, festividad de san Benito, mientras oraba
arrodillado en las gradas de la capilla mayor. La vida de este personaje es bien conocida porque se
conserva la Crónica del Condestable Iranzo. Esta obra, de carácter casi hagiográfico -que posiblemente
encargara él mismo- narra los años de su estancia en Jaén (1459-1473). Probablemente la causa de su
muerte, que luego sería vengada por su amigo el rey Enrique IV, fue su actitud protectora hacia los
judíos. Durante su mandato como Alcaide de las Fortalezas de Jaén, Alcalá la Real y Andújar está
probado documentalmente que acogió, ca. 1462, a miembros del pueblo gitano.
8
MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
Durante el mandato de sor Luisa de la Cruz se iniciaría la construcción de la
iglesia del monasterio cuyas obras concluirían en 1522. Fue una de las primeras iglesias
que se levantaron en la ciudad:
Como hace poco que Granada es de los cristianos, no hay en ella muchas iglesias;
pero ya se ve la de Santa Isabel, fundada por la Reina Católica en lo alto de la Alcazaba:
es bella y es convento de monjas. [NAVAJERO, 1563, p 55]
Es de una sola nave, con capilla mayor en alto separada por un arco toral
apuntado. Cubre la nave una de las más bellas y antiguas armaduras mudéjares, de lazo,
con tres pares de tirantes y pinturas platerescas. La capilla mayor nos ofrece otro
artesonado, obra del primer tercio del siglo XVI, de estilo gótico. A la izquierda del
templo se alza la torre, de estilo mudéjar, con albanegas ornamentadas de azulejos; fue
levantada hacia 1549.
El retablo mayor fue costeado por la abadesa sor María de Mendoza (+ 1618)4.
Sería reformado en el siglo XVIII al añadirle la parte central de estilo churrigueresco.
También bajo el mandato de sor María de Mendoza se concluyó el cuarto paño
del claustro, iniciado por la abadesa María de Bobadilla en 1574.
Las diversas dependencias que componen el monasterio fueron acabadas en
1594.
La buena marcha de la comunidad se vio afectada en el siglo XVII por tres
graves problemas:
1) Las regalías o derecho que tenía la Corona de nombrar religiosas en el
monasterio sin dote alguna
2) La relación de la comunidad con sus administradores que no siempre fue
cordial
3) Las continuas obras de restauración del monasterio y de su iglesia.
4
Hermana de Sor Leonor Manrique; eran sobrinas del Marqués de Mondéjar e hijas de D. Bernardino de
Mendoza, «General de las galeras españolas» (Almirante de Aragón), y de Dª Elvira Carrillo.
9
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
Entre 1798 y 1802, el monasterio fue obligado, como tantos otros, a hacer
declaración de bienes inmuebles y a pagar fuertes sumas a la Corona procedentes de los
censos y dotes de las religiosas.
Ya en el siglo XIX hubo una serie de Reales Decretos que afectaron al
monasterio. En 1810 se suprimieron todas las órdenes religiosas y todas las
comunidades quedaron sujetas al obispo o arzobispo de su diócesis. El 12 de marzo de
ese mismo año una Real Orden prohibió la admisión de nuevas novicias y ordenaba que,
las que hubieran ingresado, regresaran a sus casas. Pocos meses después, el 24 de junio,
se reunieron en este monasterio las comunidades de Los Ángeles y de la Purísima
Concepción de Granada, por orden de arzobispo don Manuel Moscoso y Peralta. En
1836 el monasterio acogió a otras comunidades5 cuyos conventos habían sido
suprimidos y, en 1896, se les uniría la comunidad de los Ángeles de Baza.
La desamortización de Mendizábal condicionaría la expropiación del Palacio de
Dar-al-Horra y de su inmensa huerta.
No es de extrañar que tuvieran que recurrir a diversas soluciones para paliar la
situación económica. Buen ejemplo de ello es el dato que se aporta a continuación sobre
una rifa, organizada para subvencionar la dote de una novicia:
Para completar el dote de una NOVICIA del REAL MO/NASTERIO de Santa
ISABEL, se rifa un magnífico NACI/MIENTO, que contiene todos los misterios, y está
colocado/ en una urna de vara de alta, adornada con bonitas flores/ Será entregado en
dicho Monasterio, al que presente el/ número igual al del premio mayor de la Lotería
Nacional/ en el último sorteo de Diciembre de 1879. / Precio de cada papeleta DOS
REALES. 6
La situación mejora cuando el 6 de julio de 1922 el monasterio es declarado
Monumento nacional. En 1928 obtienen la autorización necesaria para vender al
5
Alguna de las hermanas trasladadas ya no volvería nunca a su convento. Tal es el caso de Sor Juana
María de la Encarnación Sánchez, procedente del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de
Granada, donde había sido Abadesa durante dos trienios. Murió en Santa Isabel la Real el 06-08-1840, a
los 77 años de edad y está enterrada «en la sepultura primera del lado del Campanario» [3er. Libro de
Defunciones, fol 8v]
6
Con las papeletas impresas sobrantes se forró el nº 403 del Catálogo, Sig. : IS. 136
10
MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
Gobierno español el palacio Dar-al Horra, primera vivienda de las hermanas
fundadoras.
En el plano religioso hay que destacar la constitución de la Hermandad de
Nuestra Señora de Guadalupe en 1612. El libro que contiene la Regla y Constituciones
de esta Cofradía se conserva en el archivo del monasterio; es un valioso documento,
manuscrito sobre pergamino y enriquecido con notables miniaturas, del que se hablará
más adelante.
El 1 de julio de 1774, siendo abadesa Sor Josefa Agapita de Perea7, se estableció
la vida en común en este monasterio, pero hasta el 6 de diciembre de 1882 las religiosas
no llegarían a tomar la resolución de vivir en común en la más estricta observancia,
contando para ello con la aprobación del arzobispo de Granada.
El 9 de julio de 1831, por gracia y privilegio del papa Gregorio XVI, se concede
a las clarisas la patente del escudo de la Inmaculada Concepción para promover la
devoción a Nuestra Señora. De esta concesión hablaremos más adelante.
En 1959 se construyó el primer Noviciado federal en este monasterio. La
Federación, Nuestra Señora de la Regla de Granada, aun subsiste, englobando
numerosos conventos andaluces, pero ha desaparecido el Noviciado federal, teniendo
hoy cada Comunidad su propio Noviciado.
El 26 de junio de 1968 la comunidad se vinculó a la I Regla de Santa Clara,
volviendo a la primitiva observancia. Conviene recordar que esta Regla es la primera
regla escrita por una mujer para mujeres.
Hoy, esta comunidad está compuesta por dieciocho hermanas. Su trabajo,
consistente en hacer formas para la Consagración y elaborar magdalenas por encargo, se
ha incrementado recientemente con la apertura al público de varias dependencias lo que
nos permite disfrutar de parte de su rico patrimonio artístico. Su vida de oración y
trabajo no les impide participar activamente en la liturgia con sus voces, acompañadas
por el órgano.
7
Así consta en el Libro de Defunciones, ff 4r-6r, en que se recogen los datos biográficos y las actividades
más destacadas de esta abadesa, nacida en 1726 y fallecida en 1787, que tenía otras dos hermanas en el
convento.
11
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
En la actualidad hay cinco hermanas que tocan el órgano. Pero la Madre
Abadesa, consciente de la importancia de una correcta formación musical para
acompañar la liturgia de una forma digna, hace que otras hermanas se preparen
adecuadamente, recibiendo clases de solfeo y piano.
La música y el Monasterio
En su homilía sobre el salmo 41 san Juan Crisóstomo dice «nada puede
despertar el alma, dotarla de alas, liberarla de las ataduras de las cadenas del mundo,
darle el gusto y el amor de la Sabiduría […] tanto como una melodía bien perfilada y un
canto divino amoldado a un ritmo perfecto». El papel de la música, como el de otras
artes puede ser fundamental para acercarnos a Dios que es Belleza y es Sabiduría
Música, arquitectura, pintura y poesía se transforman en otros tantos canales de
oración y, a su vez, la oración hundiéndose en la ilimitada belleza de Dios, sugiere la
interpretación del arte. [Lainati, 2004, p 57]
La música no era ajena a la Orden franciscana. La Leyenda de Perusa habla de
unas «letrillas santas con música, para mayor consuelo de las Damas pobres del
monasterio de san Damián» enviadas por san Francisco a ese monasterio y compuestas
por él durante su enfermedad, después de escribir las alabanzas del Señor por sus
criaturas. El texto de esas letrillas lo conservan las Hermanas de san Fidencio de
Novaglie. También se sabe que la Orden Primera cantaba asiduamente la Misa y el
Oficio Divino.
Pero santa Clara no fue partidaria de que sus hermanas cantasen el Oficio, quizás
para evitar posibles desigualdades y divisiones entre las que sabían cantar y las que no
sabían. En el capítulo tercero de la Regla de 1253 se ordena: «Las Hermanas que saben
leer celebren el Oficio Divino según la costumbre de los Hermanos Menores, por lo que
podrán tener breviarios, leyendo pero sin canto».
Isabel la Católica debió conocer esa norma porque en el albalá fundacional
puede leerse: «Dirán las oras en tono, é non cantadas». En cambio sí se prescribe que se
canten algunas misas:
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MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
e dirán en cada año perpetuamente agora por nuestros progenitores e fixos defuntos, e
después, quando a nuestro Señor plugiere, por Nos e por nuestros subcesores que fueren
defuntos, el tercero día después de todos Santos de cada un año que es el día luego
siguiente del día de los finados, una vigilia de tres licciones, e misa cantada de Requiem
con su reponso al cabo, todo ello con la solemnidad que en tal caso se requiere.
Por otra parte, las propias composiciones musicales nos ayudan a acercarnos a
los Santos de la Orden. Entre las fuentes que se refieres exclusivamente a santa Clara:
Una sección especial la constituyen los Oficios rítmicos, los Himnos y las Secuencias
de santa Clara, entre los que destaca el Oficio rítmico Iam Sanctæ Claræ claritas, cuyos
himnos y, en parte también las antífonas, se remontan al papa Alejandro IV –datados
después de 1253 y antes de 1261- que conoció muy bien a santa Clara y que se relacionó
con ella como cardenal Rainaldo d’Ostia [Lainati, 2004, p 137]
Este oficio se encuentra en los cantorales del monasterio. También existen otros
oficios en honor de San Francisco y san Antonio de Padua entre otros muchos Santos.
Pese a su ideal de pobreza, la importancia de la música para el culto divino les
hizo poseer ricos cantorales y preciosos libros impresos, cuidados como un tesoro
sagrado.
Las continuas alusiones a la música del cronista de la Orden son buena prueba
del papel preponderante que se daba a todo lo relativo al arte musical [Torres: 1683].
Como en otras órdenes, las clarisas también eximían del pago de la dote8 a las
novicias que demostraban tener las aptitudes y conocimientos necesarios para
desempeñar el cargo de cantoras u organistas.
Siempre fue reconocida la preparación musical de las religiosas de este
convento, al que acudían los granadinos para escucharlas, al tiempo que participaban en
los diversos actos litúrgicos. El propio cronista de la Orden da fe de ello. Así, por
ejemplo, dice que Sor María de Bobadilla [+1579], «segunda de este nombre y sobrina
de la primera», Vicaria de Coro y Abadesa, «era la voz peregrina, y porque sabia el
8
Hoy ha desaparecido la obligación de entregar dote al ingresar, pero en el siglo XVI llegó a ascender a
1.500 ducados.
13
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
Canto Llano, y de Órgano con gran destreza, governava continuamente el Coro, y su
Capilla». [TORRES, 1683, p 492]
Cuando no era posible que las religiosas tuvieran su propia capilla acudían a
otras Instituciones para que la brillantez de las festividades no quedase deslucida.
Hablando el cronista de la orden de sor Catalina de Luzón [+1601], hija de Diego de
Luzón, Alcalde de Corte de la Real Chancillería, y de Juana de Bobadilla, que fue
Abadesa en cuatro ocasiones e hizo a su cargo la imagen de San Francisco del altar
mayor, nos dice:
… y reconociendo después de professa, sus relevantes prendas de música, y buena
voz, la hizieron Vicaria de Coro, en cuyo exercicio estuvo veinte años […] Tan amante
hija fue de nuestro Padre San Francisco, que su solemnidad era en su estimación una de
las mayores fiestas, y assí le sacrificava el culto que podía. Hallávase la Comunidad sin
música en aquel tiempo, traía a su costa la de la Cathedral; y en los maytines cantaban
tantos villancicos, como en la noche del Nacimiento del Señor. [TORRES, 1683, p 495].
Leyendo en la crónica de fray Alonso de Torres la vida de otra religiosa, Sor Ana
de Arroyo y Valdivia (+ 1610), vemos que algunas de las profesas habían entrado
siendo niñas en el Monasterio y que ahí habían recibido su formación musical
Criose en este Monasterio desde seis años, y assí salió grande Corista […] Excedíase
en la devoción del Santíssimo Sacramento; y el modo de celebrarle era, no salir en toda la
Octava del Corpus, cantando Hymnos, y Psalmos, y otras alabanças con mucha ternura
[…]; passado un año le dio el achaque de la muerte, a que se dispuso como devía; y
estando ya entre las agonías cantó el Sacris solemniis, con tan entera y buena voz, como
si no estuviera enferma… [TORRES, 1683, p 496]
Pero muchas religiosas sabían música previamente y entregaban como dote sus
conocimientos que las posibilitaban para desempeñar los cargos de Organista o de
Vicaria de Coro y las obligaban a ejercer como tales y a enseñar su «ministerio» al resto
de la comunidad. Así lo hemos podido constatar en el archivo histórico del Monasterio,
por lo menos desde 1626 hasta 1857. En un formulario impreso Para Professar
Novicias, en que se rellenaban con cuidada caligrafía los espacios en blanco con los
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MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
datos pertinentes de cada religiosa, nos informan de un Decreto acordado en 1795, en
que se aprueba la exención de la Dote por ese motivo:
Por quanto V. R. nos informa, que Sor Agustina Marques Novicia para el Choro ha
cumplido nueve meses de el año de su aprobación; y porque havemos mandado que dos
meses antes de su Professión se haga la Escriptura de la Dote, que es totalmente de gracia
por Decreto del M. R. Deffº en la Congreg[ació]n que se celebró en Nº Conv[en]to de S.
Fran[cis]co de Buxalance, día 20 de Abril/ deste pres[en]te año de 1765 por entrar en
Plaza de Organista como constará por la Patente de Recepción…
Para demostrar sus conocimientos debían pasar un riguroso examen delante de
expertos en la materia y en presencia de la comunidad. En ocasiones se cita el nombre
del examinador: en 1805, Antonio Cavallero, maestro de capilla de la Capilla Real,
aprobó a las hermanas Antraya Reyes para desempeñar el cargo de Organista y Vicaria
de Coro 9.
El instrumento por antonomasia para acompañar la música sacra es el órgano.
Este monasterio tiene dos: uno en el Coro alto y otro, un positivo, en el Coro bajo. Muy
interesantes son los datos que se conservan sobre la construcción y reformas del órgano
del Coro alto en el archivo10. En la catalogación de los órganos granadinos este
instrumento se databa en 1806 y se atribuía a D. Miguel González Aurioles. Pero hemos
podido constatar que su autor fue Antonio de Quesada «artífice organero» que firmó el
proyecto el 9 de Julio de 1779, recibiendo como parte de sus honorarios el «Órgano que
actualmente existe en la dicha Yglesia; con tal de que el Flautado de 13; y la 8ª general
que este tiene la á/ de aplicar para que sirva en el nuevo». Una desafortunada reforma
efectuada por Fernando Antonio de Madrid en junio de 1792 produjo un deterioro tal,
certificado por el organero Miguel González Aurioles, que el órgano hubo de rehacerse
en parte. La restauración, a cargo de este organero, se concluyó a finales de 1806. Otras
reformas posteriores han estado a cargo de Adolfo Montero Weiss e hijo, en el año de
1885, y de Pedro Ghys a mediados del pasado siglo. Actualmente está en desuso. Nada
9
En el Apéndice puede verse el certificado de aptitud que emitió este maestro de Capilla el 24 de
septiembre de 1805.
15
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
hemos encontrado hasta el momento sobre el órgano positivo del que prácticamente
sólo se conserva la caja.
Conviene ahora recordar que en determinados tiempos del Año Litúrgico no
estaba permitido tocar el órgano y había que recurrir a otros instrumentos, tales como el
clave o el arpa, para acompañar las voces. Esto puede explicar que también se eximiera
de dote a D.ª Melchora de Mesa, de Jaén, hija de Andrés de Mesa y de Juana de
Quesada. Según el archivo histórico, entró en el noviciado a finales de 1628 para tocar
el bajón (fagot) y profesó el 24-06-1630. Fray Alonso de Torres la cita en su crónica de
la Orden como la hermana Melchora de los Reyes, donada profesa, que murió en 1650.
Pese a los expolios que ha sufrido el patrimonio musical de esta comunidad,
conserva un rico archivo en el que destacan un cantoral impreso en Granada por orden
de fray Hernando de Talavera en 1508 -casi incunable- y numerosas obras autógrafas de
diversos autores: del jerónimo fray Juan de San Antonio Contreras (24), de Antonio
Martín Blanca (8), de Antonio Palancar (63), de Miguel Rivero Larios (10), de Bernabé
Ruiz (18), de Manuel de Teba y Soto (13), de Mariano Vázquez (14) y de Celestino
Vila de Forns (48), entre otros muchos.
Un ejemplo de la cuidada ejecución que tienen muchos de los cantorales que se
conservan en el archivo es la imagen de la portada. Pertenece al cantoral n.º 4 [s.
XVII]11, descrito así el Libro de Protocolos por fray Miguel de Navarro en 1796:
Primeramente, un Lib[r]º de marca mediana, encuadernado/ con tablas, con forro de
baldés blanco. Este tiene docientas, y/treinta y seis pag[i]nas de pergamino, dos corchetas
de laton, qua/tro registros de seda, y señalado con la letra ------- A12.
El autor del que se conservan un mayor número de obras es Antonio Palancar,
fallecido el 22 de agosto de 1872 siendo maestro de los seises. Era violinista y estuvo
vinculado a la catedral granadina desde los siete años, como niño de coro. Estaba
casado en el momento de su muerte pues el acta capitular en que se notifica el deceso
habla de la situación en que queda su viuda. Setenta y cinco composiciones suyas se
conservan en la catedral y se cantaron en ella hasta fecha reciente. Aunque no llegó a
ser maestro de capilla de la catedral de Granada, desempeñó este cargo desde la muerte
de Vicente Palacios (7 de agosto de 1836) hasta la toma de posesión de Martín Blanca
10
11
Ver en el Apéndice.
Sig.: IS.C-4. Letra A, fol 4r. Ver nº 1254 de este Catálogo.
16
MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
(19 de enero de 1858) que lo citaba entre sus maestros, junto a los jerónimos fray
Francisco y fray Juan Contreras, Baltasar Mira y Bernabé Ruiz.
La plaza había quedado vacante tanto tiempo por las dificultades económicas y
administrativas que se produjeron en la catedral tras la desamortización de Mendizábal.
El Cabildo, para asegurar el normal desarrollo de las actividades litúrgico-musicales,
encargó a Palancar la dirección de la capilla, gratuitamente o por una módica
compensación económica. Cuando la Real Orden de 16 de mayo de 1852 estableció que
las iglesias metropolitanas tuvieran beneficios para los oficios de maestro de capilla,
organista, tenor contralto, sochantre y salmista, se convocarían las oposiciones para
cubrir las vacantes. El Cabildo, siguiendo las sugerencias del arzobispo, nombró como
examinadores a Palancar, Luján y Bernabé Ruiz el 7 de marzo de 1854. Pero Palancar
quiso obtener el magisterio que había desempeñado y para ello se dirigió directamente a
la reina Isabel II, acción que molestó al Cabildo según se evidencia en el acta capitular
de 6 de mayo de 1856. El resultado de este malentendido fue que se le denegase a
Palancar su pretensión tras lo cual presentó la renuncia al cargo de examinador y el
Cabildo se la admitió el 23 de enero de 1857.
Posteriormente, la relación entre Palancar y el Cabildo parece suavizarse y en un
acuerdo capitular de 23 de enero de 1872 podemos leer que el día de la Asunción de
Nuestra Señora se iban a interpretar «otra salve y letanía, con igual acompañamiento [a
toda orquesta] por el maestro de seises don Antonio Palancar […] y una misa a grande
orquesta por el maestro Palancar». El acta capitular del día 23 de agosto de 1872 recoge
el siguiente acuerdo
Se dio cuenta del fallecimiento del maestro de seises don Antonio Palancar, y del
estado de apuro en el que había quedado la viuda, y se acordó que se liquide lo que ha
percibido este individuo de sus respectivos haberes desde enero de este año hasta 22 del
presente, en que falleció, y que se pague a su testamentaria lo que se le reste debiendo,
previo el descuento decretado en 30 de junio último. [Cab. De 23-8-1872; Act. Capit. ,
vol. 61, fol. 161v. Ver López Calo,1992, III, 361]
12
Libro de Protocolos, p 81.
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Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
De este compositor se conservan en Santa Isabel 9 misas, 2 graduales, 11
responsorios, 3 invitatorios, 5 letanías, 3 motetes, 4 salves y 28 obras con texto en
castellano. En ellas están vigentes las teorías de Palacios que introdujo en la escuela
granadina todo el color heredado del Españoleto y de Rossini.
Aunque las obras de numerosos autores presentan el sello de la Comisión
Diocesana de Música Sagrada de Granada, presidida por el Maestro de Capilla don
Valentín Ruiz Aznar, la única en que aparece el dictamen de «Reprobada» es ¿Quién
llama? ¿Quién está ahí?, un «villancico al Niño Jesús» de Teba y Soto, catalogado con
el n.º 483, en el que puede leerse «Reprobado. Visto Bueno Maestro de Capilla. Vocal
José Espinosa [firma]».
18
Criterios de catalogación
En el Catálogo que sirve de base a este estudio, aparecen en primer lugar las
obras de atribución cierta, clasificadas por el orden alfabético de sus autores,
diferenciando la música teórica de la música práctica. En segundo lugar aparecen las
obras anónimas: partituras y cantorales. Las signaturas 874-889 ofrecen copias de piezas
gregorianas en notación cuadrada o en notación moderna de dudosa fiabilidad por lo
que no se ha considerado preciso incluir su incipit. Los principales criterios de
catalogación seguidos son:
1. En primer lugar aparece el nombre del compositor, normalizado. No se ha realizado
ningún intento de atribución cuando dicho nombre no aparecía en la partitura,
salvo si se conocía la obra previamente; en este caso el nombre del autor aparece
entre corchetes. He considerado Anónimas las obras que no señalan la autoría en
la partitura o particella. Cuando la caligrafía del autor o del copista me era
familiar lo indico en las notas, para facilitar futuras atribuciones.
2. En los casos de música vocal/vocal-instrumental, el incipit literario normalizado
precede al título.
3. A continuación, el año, alude a la datación que aparece en la propia partitura. En caso
de no existir ninguna datación, se indica: s.a.
4. Se señala si las obras son impresas o manuscritas.
Mª JULIETA VEGA GARCÍA-FERRER
5. Especifico si es Part [partitura] o Pap [papel suelto, particella] y el número de pp
[páginas] y sus dimensiones en cm, así como si son apaisadas. Aunque el número
de páginas y su forma y dimensiones no ayudan en nada a la comprensión de las
composiciones, he creido conveniente incluir estos datos porque, en ocasiones,
ayudan a la localización de las obras en el archivo.
6. Cuando se encuentra la obra en su totalidad, aparece en el catálogo como
COMPLETA. Cuando sólo existe algún papel, no la obra completa, ésta aparece
como INCOMPLETA. Cuando solo existe un fragmento, bien sea de la partitura o
de los papeles, también lo indico, entre corchetes [fragmento].
7. El estado de conservación se indica con BUENO, REGULAR, ó MALO. En las notas
se indica el motivo de las deficiencias, si las hay.
8. Si la composición tiene una o varias partes [indicadas por un número], incluyo las
distintas tonalidades.
9. Para señalar la forma de la obra he tenido en cuenta la funcionalidad de la misma y
no la estructura formal propiamente dicha, por lo que indico: Misa, Salve,
Villancico, etc. Cuando esa funcionalidad no es evidente, las piezas aparecen
como Motetes, si el texto está en latín, o Canciones, si está en castellano, gallego,
vasco o cualquier otra lengua vernácula.
10. La mayoría de las piezas de este catálogo son vocales con acompañamiento de
órgano, pero también las hay para voz sola e instrumentales. Lo indico VOCAL,
INSTRUMENTAL o VOCAL/INSTRUMENTAL.
11. Las cuatro voces humanas van abreviadas como es habitual -SATB- para designar la
altura de las voces: Superius (tiple, soprano o cantus ), Alto (altus, contralto),
Tenor y Bajo. Van seguidas, en su caso, de la abreviatura normalizada del
instrumento que las acompaña.
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MONASTERIO DE SANTA ISABEL LA REAL. EL ARCHIVO DE MÚSICA
12. Despues de las observaciones, si las hay, añado la signatura.
13. El incipit
musical es imprescindible para la descripción completa de una
composición, por eso creí conveniente incluir los de las distintas partes de las
obras. Si la obra es a varias voces, aparece sólo la más aguda [S], indicando, con
un número bajo/sobre el silencio inicial, los compases previos a su entrada. Si la
obra es instrumental, también se eligen las primeras notas de la voz más aguda del
órgano [cuando es una composición para dicho instrumento], o las primeras notas
del violín, siguiendo las normas del RISM (Répertoire International des Sources
Musicales). La longitud de los incipits es variable: he intentado que tengan una
cierta entidad musical (frase, miembro de frase); en su defecto, que tuviesen al
menos 4 compases ó 12 notas de diferente altura. Se ha procurado que las sílabas
del texto coincidan debajo de las notas correspondientes. Se ha respetado la
ortografía original, muy deficiente, en algunos casos, cuando se trata de textos en
latín. Igualmente se ha respetado la separación de sílabas. Las claves se han
mantenido, según los originales, al igual que las indicaciones de dinámica y
tiempo.
14.- Como norma general, se han evitado las abreviaturas personales. Pienso que toda
abreviatura oscurece el sentido general y obliga a recurrir a un listado, por lo que
he procurado erradicarlas limitando su empleo a aquellas que el uso ha
consagrado, tales como:
A.A.V.V.
Autores varios
ca
circa (alrededor de)
ed.
edición, editor, editado (por)
facs.
facsimil
ms.
manuscrito
p/pp
página/s
RISM
Repertorio Internacional de Fuentes (sources)
Musicales
s/ss
siglo/s
21
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15.- Este Monasterio conserva numerosos obras manuscritas e impresas, cuyas fechas
de edición o escritura abarcan varios siglos. Mi deseo fue recoger todo lo
existente, independientemente de que algunas obras aun no hayan sido
consagradas por el paso del tiempo. Sin embargo, no he creido necesario añadir
los incipit de obras editadas en los últimos años, aun en el mercado en la mayoría
de los casos.
16.- Los datos biográficos sobre los diversos autores o intérpretes, incluidos en notas a
pie de página, son los que aparecen en las propias obras o en el Archivo del
Convento.
17. A menudo, los papeles sueltos de voces, están agrupados atendiendo a la
funcionalidad: un mismo cuadernillo reune la misma voz de distintos obras para
uso de unas cantoras determinadas. Los diversos papeles de una misma obra
pueden aparecer en distintos cuadernillos y transportadas a diferente altura.
18. La parte literaria es de gran interés; por ello inserto los textos completos, aunque no
incluyo un estudio filológico.
19. El Apéndice recoge datos que alargarían innecesariamente el corpus de este trabajo,
así como algunas reproducciones fotográficas.
20. Los índices exhaustivos pretenden facilitar el trabajo de posibles investigaciones
ulteriores.
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