FONDO MONETARIO INTERNACIONAL España- 2004 consulta artículo IV Conclusiones Preliminares 1. La evolución global de la economía española ha sido claramente positiva: el crecimiento de la producción y la creación de empleo han sido enérgicos, las empresas y los bancos han reforzado sus balances y las cuentas fiscales están saneadas. Un rasgo clave de esta evolución es el reconocimiento compartido- entre los partidos políticos y la sociedad- de los beneficios derivados de la estabilidad presupuestaria, moderación salarial y reformas estructurales que fomenten el crecimiento, así como la consecución de políticas compatibles con estos objetivos. Por lo tanto, el nuevo gobierno cuenta con un entorno favorable para lograr los objetivos anunciados: estabilidad fiscal, transparencia e incremento de la productividad. Apoyamos estas prioridades y esperamos que se materialicen en medidas concretas que permitan abordar los retos inmediatos y a más largo plazo. 2. Retos no faltan. En el ámbito doméstico, resulta particularmente preocupante la persistencia, durante varios años, del boom en el mercado inmobiliario y del diferencial de inflación con respecto al área euro. El continuo crecimiento de los precios de la vivienda y del endeudamiento de los hogares, si bien producidos, sin duda, por la evolución de los fundamentos de la economía española, ha generado una sobrevaloración en el sector inmobiliario y ha aumentado la vulnerabilidad de la economía ante acontecimientos adversos. Al mismo tiempo, el diferencial de inflación se ha mantenido persistentemente alto, y no puede ser atribuido únicamente a diferencias en las posiciones cíclicas o al proceso de convergencia real/ estructural. También emana de una competencia insuficiente en sectores protegidos, atrofiando la reacción de la oferta a fuertes presiones de la demanda. Asimismo, el uso generalizado de cláusulas de salvaguarda salariales arriesgan a perpetuar los efectos derivados del actual incremento del precio del petróleo. La erosión acumulada de la competitividad, aún no reflejada en las cuotas del mercado exportador, resulta evidente en el patrón desequilibrado de crecimiento. El año pasado, apuntamos- con respecto a los precios de la vivienda y la competitividadque, a pesar de que “los riesgos no parecen ser inminentes, su severidad podría intensificarse si esta tendencias…continuase sin ser mitigada”. En efecto, este ha sido el caso. 3. El entorno exterior, pese a haber sido favorable al crecimiento en términos generales, se ha visto ensombrecido por el aumento del precio del petróleo. Pese a que éste incremento de precios haberse visto mitigado por los últimos episodios de apreciación del euro, éstos últimos a su vez plantean sus propios riesgos. Los efectos del alza del precio del petróleo apenas se notarán en el 2004 y, en efecto, los indicadores recientes sugieren una demanda doméstica boyante, aunque en un entorno de una inflación más alta. Consecuentemente, nosotros no esperamos una desviación significativa del crecimiento del PIB real en 2004 de la previsión oficial de 2.6% para el año. Cara al futuro, existe mucha incertidumbre en torno al precio del petróleo, tipos de cambio y tipos de interés, con riesgos tanto al alza como a la baja. Bajo nuestro supuesto central para el precio del petróleo (aproximadamente $11 el barril por encima del dato ofrecido en el presupuesto), esperamos que la tasa de crecimiento del PIB real se estabilice en 2005 alrededor de su actual nivel de 2,6%. Sin embargo, el crecimiento del PIB nominal probablemente se situará en línea, o quizás ligeramente por encima, de los supuestos realizados en el marco del presupuesto, dada la perspectiva de una tasa de inflación más elevada. Por lo tanto, mientras el crecimiento nominal bien podría ser suficiente para salvaguardar los objetivos fiscales, la composición del crecimiento entre la producción y la inflación se inclinará desfavorablemente hacia ésta última. 4. En respuesta al incremento del precio del crudo, las medidas de política económica deberán guiarse por el supuesto de que el shock petrolífero actual parece contener un componente permanente posiblemente significativo. Por ello, debe dejarse que los precios del petróleo domésticos se ajusten libremente, con el fin de incentivar a los usuarios hacia la tan necesaria eficiencia y conservación energéticas, dada la relativamente alta dependencia del petróleo de España. Por razones de equidad, puede existir la necesidad de mitigar algunas de las consecuencias distributivas del shock de precios, pero cualquier medida ha de ser limitada en tamaño y en el tiempo, así como orientarse hacia los sectores verdaderamente vulnerables permaneciendo neutral en términos de precios relativos. 5. A continuación se consideran las tres prioridades clave de las autoridadesestabilidad presupuestaria, transparencia e impulso de la productividad- con el objeto de valorar de qué forma pueden ser más adecuadamente llevadas a cabo, abordando tanto la posición macroeconómica como las reformas estructurales en sectores prioritarios. A. Estabilidad Presupuestaria 6. La estabilidad presupuestaria se configura como la piedra angular del fuerte crecimiento de España. Esta estabilidad presupuestaria necesita ser decididamente salvaguardada, y aplaudimos el énfasis que el gobierno ha dado a esta cuestión. Su preservación tiene tres dimensiones: la consecución de una posición cíclica adecuada, el logro de la sostenibilidad fiscal a largo plazo y la adhesión a un marco fiscal sólido que contribuya a estos dos objetivos. 7. Con respecto a la posición cíclica aconsejable en las circunstancias actuales, el diferencial de inflación persistente, el boom del precio de la vivienda, los riesgos asociados a la extensión en el tiempo de un crecimiento económico centrado en la demanda interna y la presencia de unas condiciones monetarias excesivamente laxas para España son factores que aconsejan moderación fiscal. Tal moderación probablemente no se observará en 2004, año en el que, tras la corrección de los ajustes contables extraordinarios, la posición fiscal transmitirá un estimulo suave, aunque inapropiado en este momento. 8. En línea con lo anterior, el objetivo presupuestario de las Administraciones Públicas de un superávit del 0.1% del PIB para el 2005 implicaría una posición básicamente neutral. Un mejor resultado es tan posible como deseable, y debería ser perseguido activamente. En el nivel de gobierno central, la postura restrictiva recomendada requeriría la contención del gasto por debajo del techo presupuestario, evitando enmiendas parlamentarias que compliquen esta labor, así como la salvaguarda del Fondo de Contingencia para circunstancias verdaderamente excepcionales. En materia de Seguridad Social, el superávit esperado- posiblemente reforzado por los efectos de la Ley de Extranjería- debe ser completamente ahorrado, resistiendo las presiones de recortes generalizados en las contribuciones a la Seguridad Social o incrementos en el gasto social. Finalmente, es necesario que los gobiernos regionales cumplan con los compromisos alcanzados en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, incluyendo una firme adhesión a los planes de ajuste por las comunidades afectadas. En el caso de transferencias de recursos superiores a las presupuestadas, las regiones deberían contribuir a la moderación fiscal a través de la contención del gasto. 9. El avance hacia un superávit fiscal más alto del fijado para el año 2005 también podría ayudar en la creación de un colchón, lo que es necesario para abordar las consecuencias fiscales del envejecimiento de la población y aumentar las sostenibilidad fiscal a largo plazo. Animamos a las autoridades, en su primera actualización del Programa de Estabilidad a finales de año, a detallar un objetivo fiscal a medio plazo para España, demostrando su consistencia con el tratamiento del impacto fiscal del envejecimiento de la población. Desde nuestro punto de vista, generar un pequeño superávit a medio plazo es necesario para invertir el que de otra manera sería un agudo incremento de la deuda pública a medida en que se desencadena el shock demográfico. Pero la moderación fiscal y el incremento del Fondo de Reserva no pueden ser los únicos instrumentos utilizados para lograr la sostenibilidad fiscal a largo plazo. Una reforma del sistema de pensiones será también necesaria. 10. El Pacto de Toledo ha sido un instrumento efectivo para lograr un consenso en torno a la agenda para la reforma de las pensiones, pero- tras las medidas parciales de 1997- el progreso ha resultado decepcionantemente lento. Sin embargo, todavía las medidas de reforma podrían ser puestas en marcha de forma gradual, con un efecto inmediato relativamente inapreciable, pero evitando la necesidad de una actuación más radical a medida que el shock demográfico se acerca en el tiempo. Aunque es verdad que este shock se encuentra más lejano en el tiempo que en otros países, su magnitud sería considerable, incluso bajo supuestos favorables de evolución de la población y la inmigración. Por lo tanto, es necesario conceder a la reforma de las pensiones una prioridad máxima en la agenda política, y orientarla tanto hacia un incremento gradual de la edad de jubilación efectiva como a una mejora en la alineación de los beneficios y contribuciones. En particular, existen ciertos factores en el actual mecanismo de cálculo de las pensiones que incentivan perversamente la jubilación anticipada y que necesitan ser corregidos, lo que tendría un efecto potencialmente elevado sobre el crecimiento económico. Al margen de reformas más amplias, deben ponerse en marcha medidas tempranas para abordar la excesivamente generosa pensión por viudedad, así como los abusos de los beneficios por incapacidad temporal y permanente. 11. Un marco fiscal disciplinado es crucial para el mantenimiento de la tan duramente lograda estabilidad fiscal. La Ley de Estabilidad Presupuestaria (LEP) representó un avance importante en el establecimiento del citado marco, enmarcando legalmente el objetivo de estabilidad fiscal. Pese a ello, en su primer año de aplicación (2003), once de las diecisiete regiones registraron un déficit, a pesar de que, en muchos casos, el déficit era relativamente pequeño. Además, la ausencia de disposiciones anticíclicas explícitas en la LEP constituyeron una posible restricción en el tratamiento de las fluctuaciones cíclicas. En este sentido, las autoridades contemplan beneficios en la modificación de la LEP con vistas a proporcionar margen para una acción anticíclica, reforzando el componente persuasivo del marco, y aumentando la participación y el cumplimiento por parte de las regiones. 12. La disciplina fiscal a todos los niveles de gobierno es crucial en un sistema tan descentralizado como el de España. Tras el traspaso de las competencias de gasto de mayor importancia en los últimos años, las entidades territoriales actualmente suponen un 50% del total del gasto público, y más del 70% del gasto excluyendo la Seguridad Social. En un sistema como éste, no hay soluciones fáciles para asegurar la disciplina fiscal global. Cambios en la LEP deben ser consideradas cuidadosamente, evitando presiones políticas y guiándose por los principios generales siguientes. 13. Un marco fiscal ha de estar bien definido, ser transparente y ha de ser adecuado al objetivo del gobierno central de mantener la estabilidad fiscal. En este sentido, debe estar guiado por reglas predefinidas y claras que aborden: (a) un objetivo deseable a medio plazo; (b) el ajuste cíclico a este objetivo; y (c) cómo afrontar la insuficiencia de ingresos de naturaleza cíclica a niveles de gobiernos regional, evitando “mandatos” sin financiación en áreas clave. Estos tres aspectos se consideran a continuación: • El objetivo debe ser expresado en términos de una regla clara y cuantitativamente verificable, más que como resultado de un ejercicio discrecional, ya que sólo un número identificable proporciona un punto de referencia esencial a la hora de determinar desviaciones con respecto a la norma. Como se ha apuntado anteriormente, debemos fomentar la formulación de un objetivo a medio plazo, consistente con la asunción de los costes fiscales del envejecimiento de la población, en la actualización por parte del gobierno del Programa de Estabilidad. Estamos de acuerdo con el énfasis previsto sobre la observabilidad del citado objetivo “a lo largo del ciclo”, con el fin de evitar la prociclicidad. Bajo este enfoque, el objetivo, por supuesto, no debe considerarse como un suelo, sino como una media a lo largo del ciclo económico, requiriendo superávits considerables en las épocas de auge, bajo nuestras recomendaciones de pequeños superávits a medio plazo. • Al mismo tiempo, el criterio “a lo largo del ciclo” implica que el marco deba incluir una metodología bien definida y aceptada para evaluar el ciclo y la posición fiscal estructural asociada, condicionando el resultado al escrutinio público. Dadas las diferencias de criterio sobre la metodología apropiada, sería importante alcanzar un consenso previo en esta materia. • Finalmente, el marco debe tener en cuenta la ciclicidad del grueso de los ingresos regionales y de la relativa rigidez de gran parte de su gasto (educación y sanidad). El riesgo de “mandatos” sin financiación puede ser abordado de diferentes maneras, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Aquí también el requisito fundamental es que la alternativa escogida quede claramente establecida una regla ex ante. En cuanto a la definición de esta regla, consideramos más adecuado mantener la acción fiscal anticíclica en manos del gobierno central. Es desaconsejable, desde un punto de visto económico, la realización de cualquier intento de “ajuste fino” (fine-tuning) fiscal en niveles de gobierno regional (dada su falta de efectividad en economías pequeñas y locales, y dada la probable naturaleza de las perturbaciones que podrían afectarles). Al mismo tiempo esto resulta complicado en términos prácticos (en relación, por ejemplo, con la medición de los ciclos económicos regionales). 14. Finalmente, cualquier marco fiscal en España necesita tener en cuenta la realidad constitucional y política en la cual no parece que se pueda disponer de mecanismos estrictos de aplicación y puesta en práctica. En este contexto, por lo tanto, será necesario recurrir a todos los medios admisibles para contener los riesgos de laxitud fiscal, dejando a las CCAA un buen grado de protagonismo en el diseño de estos mecanismos. Entre estos medios, podría ser útil que las regiones se armaran con los instrumentos presupuestarios que han demostrado su valía en el plano de la administración central, en particular el uso de un techo de gasto y de un fondo de contingencia. Esta última noción podría ser extendida para incluir la provisión de reservas de estabilización presupuestaria (los llamados “fondos para los malos tiempos” o rainy-day funds) –quizá mediante el suministro de incentivos adecuados- para proveer de ahorros en caso de inesperado déficit de ingresos. También sería útil acrecentar los poderes de recaudación de las regiones, mejorando la responsabilidad local sobre decisiones autónomas de gasto adicional. Además, existe margen para un uso más efectivo de las autorizaciones para el endeudamiento y la introducción explícita de una cláusula de “prohibición de rescate” (no bail- out). Finalmente, la determinación de la necesidad de programas correctivos de ajuste debería basarse en los resultados presupuestarios regionales medidos en relación al PIB regional, más que en el PIB nacional, como hasta ahora –un método que favorece claramente a las pequeñas regiones. 15. En último término, no obstante, la aplicación deberá descansar ampliamente en el ejercicio de controles cruzados por parte de las Comunidades Autónomas y de la opinión pública. Este tipo de presión disuasiva requiere una identificación temprana de las conductas fiscales insanas, de manera que se promueva la conciencia de la existencia de políticas derrochadoras, se aumente la censura pública y los costes en términos de reputación, y se estimulen las acciones apropiadas. El sentido de la descentralización es que una mayor proximidad genera una mayor eficiencia y responsabilidad, pero esto solamente es cierto si el público está adecuadamente informado y es consciente de la solidez (o no) de la política fiscal local. B. Transparencia 16. En vista de lo anteriormente mencionado, un componente crítico –en realidad una condición sine qua non- de cualquier cambio en el marco fiscal personificado en la LEP debe ser el incremento de la transparencia de las cuentas fiscales de los gobiernos regionales. Esto incluye la pronta publicación de datos mensuales sobre ejecución regional del presupuesto y la publicación de la información suministrada a la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE). Las regiones deberían, asimismo, perseguir un grado de transparencia similar al que está siendo buscado al nivel del gobierno central en otras áreas (por ejemplo, las empresas públicas, los pasivos contingentes, etc.). 17. La administración central, en línea con las recomendaciones sobre transparencia fiscal de la reciente misión del FMI, ha avanzado en esta dirección, incluyendo el registro de ciertos pasivos en las cuentas de 2004 y el reflejo en los presupuestos de 2005 de documentos de información sobre los posibles riesgos que emanan de algunas empresas públicas. Estos riesgos deberían ser afrontados con resolución mediante reestructuraciones, privatizaciones o liquidaciones, en función de lo que sea necesario, de manera que se eviten nuevas asunciones de deuda en el futuro. En esta línea, vemos con preocupación los anuncios de grandes proyectos de inversión fuera del proceso presupuestario, como los de obras de carreteras. Reiteraríamos la importancia de que la asunción de pasivos contingentes -mediante inversión pública y/o convenios públicoprivados (partenariados)- esté sujeta a un proceso ordenado y esté incluida en los documentos presupuestarios, con divulgación plena de los términos y condiciones de las operaciones, de manera que se permitan evaluaciones informadas de los riesgos fiscales relacionados. Es vital que el gobierno central siente ejemplo en este área, donde los riesgos a nivel subnacional parecen estar incrementándose. De forma más general, aplaudimos los avances hacia una mayor transparencia en los datos, incluyendo la extensión de calendarios de publicación anunciados con antelación. C. Impulso de la productividad 18. Las autoridades han asignado una alta prioridad al fomento de la productividad. Este énfasis es adecuado, dados los pobres resultados de España en este área. El papel de la política pública en este ámbito consiste esencialmente en la creación de un entorno económico que apoye la iniciativa empresarial privada, mediante reformas estructurales y un marco regulatorio liberalizado. Junto a la mejora de la productividad, es necesario aumentar la utilización de trabajo en España –como lo muestran las aún comparativamente altas tasas de desempleo y las bajas tasas de empleo femenino-. 19. El sector de la vivienda es importante no sólo por sus repercusiones sobre las perspectivas de corto plazo, sino también por su potencial papel inhibidor de la muy necesaria movilidad geográfica, ante una alta dispersión regional de las tasas de desempleo. El Plan de Choque de la Vivienda refuerza el programa de viviendas protegidas e introduce algunas medidas para promover un mercado de alquiler escasamente desarrollado (sobre todo mediante subsidios fiscales). Ahora bien, el plan no consigue enfrentarse a los principales problemas del mercado de la vivienda, cuya resolución requeriría: (a) la eliminación gradual del desigual tratamiento fiscal proveniente de las desgravaciones impositivas que favorecen la propiedad de la vivienda y que pesan gravemente sobre el presupuesto; (b) un cambio en el marco legal que perjudica la actividad de alquiler y ahoga la oferta de unidades de alquiler; y (c) una reforma de las leyes y regulaciones que rigen el suelo edificable (Ley de Suelo) que, junto a una insuficiente transparencia en el proceso urbanístico, limita su oferta. Hasta que no se traten estas cuestiones de forma decidida, estas medidas serán probablemente meros paliativos con tendrán efectos limitados. 20. En el mercado laboral las reformas anteriores están dando fruto, tanto en términos de tasas de empleo femenino, que están aumentando, como en la cuota de contratos temporales, que está disminuyendo, particularmente en el sector privado. Pero los resultados siguen estando lejos de los objetivos de Lisboa, resaltando la necesidad de actuaciones adicionales. La Declaración para el Diálogo Social del pasado julio identifica un número de áreas clave, y esperamos progresos en las negociaciones en curso. Apuntaríamos que la intensa inmigración que ha experimentado España, y que ha contribuido al fuerte crecimiento de los últimos años, requiere un mercado laboral flexible y adaptable para su absorción suave y eficiente. El resultado del diálogo social debería ir inequívocamente en esta dirección. De otro modo, correría el riesgo de engrosar las filas de la economía sumergida, convirtiendo la inmigración en una carga fiscal sin contrapartida. 21. La proporción excepcionalmente elevada de contratos de empleo temporal ha atraído, comprensiblemente, la atención sobre esta cuestión, dados sus costes sociales. La temporalidad está altamente concentrada en determinados sectores (particularmente en la construcción y las administraciones locales), en los que el recurso a la temporalidad tiene algunos determinantes fundamentales. En el sector privado excluyendo la construcción, su tasa ha ido descendiendo de forma constante, también como resultado de la creación, en 1997, de contratos indefinidos con contribuciones reducidas a la seguridad social y menores costes de despido (contratos de fomento). Debería tomarse en consideración la posible ampliación del campo de aplicación de estos contratos, aunque el impacto fiscal neto de mayores niveles de empleo y menores contribuciones a la Seguridad Social debe ser evaluado con cuidado. De forma más general, el principio rector a la hora de afrontar esta cuestión debe ser el de incrementar, y no reducir, la flexibilidad del mercado laboral, siendo entonces el principal camino la reducción en la rigidez de los contratos indefinidos ordinarios. 22. En otras áreas del mercado laboral, siguen siendo necesarios cambios en el sistema de negociación salarial colectiva, que genera una alta homogeneidad en los incrementos salariales entre sectores, habilidades y regiones. Una mayor atención a la productividad relativa es, de hecho, la clave del interés gubernamental a la hora de mejorar los resultados en este área. Aunque se han propuesto reformas en el marco de la negociación salarial periódicamente, las negociaciones entre agentes sociales han fracasado con regularidad, y –pese a la acordada naturaleza bipartita de estas negociaciones- un papel más activo del gobierno puede, en su debido momento, ser útil. En el contexto actual, estamos también preocupados por los potenciales efectos derivados en segunda instancia de los aumentos del precio del petróleo, debido a la activación de las cláusulas de salvaguardia a finales de 2004. Aunque este tipo de cláusulas parece estar firmemente arraigado en el proceso de formación de salarios de España (y por lo tanto son de difícil eliminación), debería tomarse en consideración el vínculo con la inflación subyacente, más que a la inflación general, de manera que no se acomoden a las perturbaciones inflacionistas en el futuro. 23. En los mercados de productos, el énfasis en una mayor competencia en varias áreas es adecuado, y esperamos su pronta continuidad con la nueva Ley de Competencia prevista, el refuerzo de la competencia y de los órganos reguladores en sectores clave (notablemente, las industrias de red y energía), la liberalización de los servicios profesionales, y un progreso adicional en el buen gobierno de las empresas. Un punto delicado sigue siendo el de las diversas restricciones a la competencia efectiva en la distribución comercial, impuestas por las autoridades territoriales con competencias en la materia. Como se ha observado previamente, este tipo de barreras y obstáculos a la libertad de establecimiento en otras áreas tiene costes para las mismas regiones, en términos de su atractivo relativo para los inversores, de bienestar para el consumidor y resultados económicos. La oportunidad que brinda la Directiva de la UE sobre servicios en el Mercado Interior debería ser aprovechada activamente para eliminar barreras de entrada en España. Al mismo tiempo, es de lamentar que, a la vista de los impedimentos legales, la reciente decisión sobre horarios de apertura vaya en contra de esfuerzos previos de liberalización. La medida, no obstante, no impide a las regiones adoptar regímenes más liberales que los mínimos indicados, y recomendaríamos un movimiento en esta dirección por cuanto generaría efectos positivos sobre la competencia y la productividad. 24. En el sistema financiero, los bancos comerciales y las cajas están registrando resultados crecientemente positivos, impulsados por fuertes ganancias domésticas y el rebote de la actividad en América Latina. Las exposiciones al riesgo en el exterior se han contenido mediante fuertes provisiones, una gestión activa del riesgo, y una estrategia de traslado de activos hacia países con mayor rating de inversión. Los indicadores clave de solidez financiera permanecen fuertes. Pero la continua expansión de las hipotecas residenciales (virtualmente todas a interés variable) y de los préstamos a promotores inmobiliarios (con un historial de malos resultados cíclicos) han hecho aumentar las vulnerabilidades asociadas. La continua vigilancia del Banco de España está bien enfocada. También son importantes los pasos para asegurar que el sistema está en posición de ofrecer flexiblemente productos financieros que puedan facilitar la respuesta a un posible aumento de los tipos de interés, incluyendo la refinanciación a tipos de interés fijos. Hay que aplaudir el avance en la definición de nuevas reglas contables para entidades financieras de depósito, compatibles con la Normativa Internacional Contable (International Accounting Standards). El progreso en la puesta en práctica de la Ley Financiera reside en el refuerzo del buen gobierno de las cajas, con mejoras en sus órganos de gobierno y la obligación de publicar un “informe anual de buen gobierno” que sirva para incrementar la protección ante interferencias políticas no deseables. Finalmente, valoramos positivamente los preparativos para la elaboración de un Programa de Evaluación del Sector Financiero (Financial Sector Assessment Program) en 2005, que evaluará las fortalezas y debilidades del sistema financiero, y ofrecerá seguramente lecciones útiles tanto para España como para la comunidad internacional desde una experiencia positiva en su conjunto. 25. El apoyo al éxito de la Ronda de negociaciones comerciales de Doha y el incremento en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en el presupuesto de 2005 son bienvenidas. Madrid, 8 de noviembre de 2004.