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Los Albores de la Ingeniería Química en la Universidad de Concepción
Profs. Claudio Zaror
Departamento de Ingeniería Química. Facultad de Ingeniería. Casilla 160-C Correo 3
czaror@udec.cl
¿Porqué Ingeniería Química en 1919?
La carrera de Ingeniería Química en Chile está ligada a los orígenes mismos de la Universidad
de Concepción, siendo una de las cuatro carreras que dieron origen a esta pionera iniciativa
regional.
¿Cuál fue el motivo de incorporar un área profesional tan específica, tan técnica y tan
innovadora para su época, como la ingeniería química? El esfuerzo de crear una Universidad
en nuestra región estaba orientado a avanzar en las nuevas áreas del saber y del quehacer.
Citando las palabras de uno de sus fundadores, Don Enrique Molina Garmendia, no se
pretendió fundar una Nueva Universidad, sino una Universidad Nueva: una Universidad
estrechamente ligada a los destinos de la región, cuyos recursos naturales y su historia de
emprendimiento le permitirían asumir el liderazgo del desarrollo industrial nacional. Esa
visión era pionera en nuestro país, donde los pocos centros académicos existentes se aferraban
a los viejos modelos post-coloniales.
Cabe recordar que hasta ese entonces no había en Chile ni en toda América Latina una carrera
que abordara las aplicaciones de la química a la producción industrial. Aunque en los albores
del siglo XX, nuestro país presentaba importantes actividades mineras, metalúrgicas,
forestales, agropecuarias, producción de alimentos, bebidas, textiles, curtiembres y diversas
manufacturas, éstas carecían de profesionales con formación científico-técnica capaces de
aprovechar a cabalidad los recursos naturales.
Uno de los propiciadores de la creación de la carrera de ingeniería química, el abogado don
Federico Espinoza, señalaba en ese entonces que los ingenieros químicos “servirán para
desarrollar las industrias de la región, ya que por riquezas en materias primas y
posibilidades de energía, esta será una región industrial”. Con esta inspiración, nuestra Casa
de Estudios pretendió desde sus modestos comienzos ser parte de los esfuerzos por desarrollar
la actividad industrial de la región.
El Comité Ejecutivo Pro Universidad, en su sesión del 17 de Enero de 1919, decidió
incorporar el curso de Química Industrial como una de las cuatro carreras con que se iniciaría
la nueva Universidad. En una entrevista publicada por el diario El Sur una semana mas tarde,
el Dr Virginio Gómez señalaba que “a este curso de Química Industrial se le pretende dar un
giro semejante al que tiene en las universidades norteamericanas, en las cuales ejerce una
gran influencia en el progreso de la región en que les toca actuar”. A continuación agregaba:
“a pesar de que en Chile las universidades preparan en forma excelente a los profesionales
egresados, la riqueza del país no prospera grandemente, debido, como ya se ha dicho muchas
veces, a que no saben aprovechar con la debida conveniencia todos los recursos de que
dispone nuestro territorio. La industria de la pesca, la minería, todas las industrias que se
relacionan con la química y aún la misma agricultura no ha progresado en la proporción
debida, pues en todos los centros de instrucción universitaria se ha dedicado atención
preferente a las profesiones liberales, descuidándose en gran parte la preparación de buenos
industriales. El curso de Química Industrial es un modesto esfuerzo para tratar de cambiar
este estado de cosas, pues una medida que se anticipaba a la situación que forzadamente
habría de venir alguna vez a nuestro país, cuando las riquezas se fueran agotando. La gran
beneficiada será la clase modesta, a la que mas necesidad tiene de buscar su porvenir en una
profesión independiente; este el motivo por el cual en un comienzo la Escuela de Química
Industrial tendrá en vista no la grande, sino la pequeña industria, aquella que puede
explotarse sin necesidad de grandes capitales”.
La audaz apuesta no encontró respuesta inmediata en la juventud de la época y estuvo a punto
de naufragar debido a la escasez de postulantes. La falta de antecedentes respecto de las
proyecciones de la carrera contribuyó a esta situación, obligando a insertar numerosos avisos
en la prensa con el fin de difundir los alcances de esta nueva carrera. Uno de los llamados
realizados por el Dr. Virginio Gómez en el diario El Sur en Febrero de 1921 señalaba “son
tantos y de tan variada índole las energías y productos que ahora se pierden debido a la
única y exclusiva razón de no existir en el país un personal técnico convenientemente
preparado”. Estaba allí la potencialidad de un uso integral del carbón que en ese entonces
era sólo utilizado como materia prima para la producción de gas de alumbrado, mientras que
en Europa era fuente de múltiples productos químicos y energéticos. Súmese a esto las
posibilidades de utilizar los desechos de aserraderos, mataderos y domésticos, las tierras
colorantes y otros recursos para potencial aprovechamiento industrial que “con frecuencia se
perdían por falta de un personal adecuado, sin sospechar las posibilidades que brindaban”.
El interés por desarrollar capacidades para un mejor aprovechamiento de los recursos
naturales se demuestra en los contenidos de la cátedra de Química Industrial donde se
revisaban detalladamente los procesos industriales de mayor potencial para el país en ese
entonces, tales como destilación de la madera, curtiduría, fabricación de papel, de abonos,
productos químicos, etc. Estos requisitos de contenidos estaban explícitamente expresados en
el Art. 9º del Reglamento de la Escuela de Química Industrial de 1919.
Los cambios tecnológicos que caracterizaron la primera mitad del siglo XX y el creciente
proceso de industrialización del nuestro país, permitieron a la carrera de ingeniería química
adquirir un bien ganado prestigio, motivando a otras universidades chilenas y extranjeras a
incorporar la carrera en su oferta académica. La Universidad de Concepción jugó así un papel
fundamental al haber abierto las puertas a una especialidad de la ingeniería que en los
comienzos del siglo XX aparecía lejana, excepto en aquellos países que estaban a la
vanguardia del progreso. A la luz de la Historia, la apuesta de los fundadores de nuestra Casa
de Estudios fue arriesgada, pero sin lugar a dudas, coronada por el éxito.
Los Primeros Años de la Carrera en la Universidad de Concepción
Ha transcurrido casi un siglo desde aquel lunes 17 de Marzo de 1919, cuando en una
improvisada sala de una pequeña casa habitación ubicada en Caupolicán 262 de la ciudad de
Concepción, 27 alumnos de la naciente carrera de Química Industrial escucharon la primera
clase de química general dictada por el Profesor Salvador Gálvez. Sus exposiciones teóricas
sobre la química inorgánica fueron complementadas con pruebas experimentales realizadas en
la cocina de dicha propiedad utilizando tubos vacíos de aspirina, un anafe y otros elementos
caseros.
Unos meses mas tarde, la recién creada Escuela de Química Industrial se trasladó a un
inmueble más amplio ubicado en calle O’Higgins nº 850 de Concepción. A mediados de
1919, los estudiantes de Química Industrial hicieron una gira de estudios al sur del país,
donde tuvieron la oportunidad de visitar los altos hornos ubicados en Corral y otras industrias,
logrando así atenuar la falta de recursos para realizar actividades prácticas. A pesar de la falta
de materiales e insumos químicos, 16 alumnos lograron aprobar los exámenes finales del
primer año de la carrera, quedando habilitados para continuar sus estudios.
Existía plena conciencia entre los fundadores de la nueva carrera que ésta no podía impartirse
con sólo “tiza y pizarrón”, sino que se requería un fuerte énfasis práctico, para lo cual se
requerían laboratorios, maquinarias y equipos acorde con la complejidad de las materias a
tratar. El primer Plan de Estudios asignó a actividades prácticas más de 40% del total de las
horas de docencia. Sin embargo, la escasa infraestructura inicial constituyó un escollo difícil
de superar en esos primeros años. Los directivos de la Universidad, concientes de esta
situación, priorizaron recursos para crear nuevos laboratorios de química inorgánica, química
analítica y química orgánica, y gestionaron donaciones externas, tales como los primeros
elementos para la formación de un laboratorio de máquinas, aportados por la Armada de
Chile, a través del Comandante del Apostadero Naval de Talcahuano.
En1929 se inicia la construcción del nuevo edificio para la Escuela de Química Industrial en
el sector La Toma (lugar donde hoy está emplazado el Barrio Universitario), trasladándose al
año siguiente a su nuevo hogar (actualmente, edificio ocupado por la Facultad de Ciencias
Químicas, frente a la calle Edmundo Larenas). Allí fueron creándose nuevos laboratorios y
especialidades que fortalecieron el vínculo con el sector productivo. Por ejemplo, en1936 se
crea el laboratorio de análisis químicos industriales que prestó importantes servicios para la
industria de la zona; luego, en 1947, se crea el laboratorio para estudios del carbón de la
Compañía de Acero del Pacífico, donde se estudió la calidad metalúrgica del carbón mineral
nacional y realizó importantes contribuciones en el desarrollo de la industria del acero en la
zona.
A raíz del terremoto de 1960, la Escuela de Ingeniería Química se trasladó a su ubicación
actual, en el edificio que se había construido para albergar al Instituto de Investigaciones
Tecnológicas (IIT). Ese edificio fue inaugurado el 13 agosto de 1959, coincidiendo con la
realización del Primer Congreso Nacional de Ingeniería Química, con la conmemoración del
25º aniversario del Instituto de Ingenieros Químicos de Chile y el 40º aniversario de la
fundación de la Universidad de Concepción. A dicho Congreso inaugural concurrieron 220
ingenieros químicos y de otras especialidades, con un amplio temario que incluyó recursos
marinos, forestales y mineros, enseñanza, preparación profesional y materias especializadas.
Ese edificio alberga hoy al Departamento de Ingeniería Química y lleva el nombre de Don
Gustavo Pizarro Castro, como reconocimiento a su significativa contribución al desarrollo de
la carrera.
El primer Cuerpo Docente
En 1919, el Cuerpo Docente de la Escuela de Química Industrial estaba conformado por los
señores Isaias Encina a cargo de las asignaturas de matemática, Humberto Vergara en física,
Mario Galbiatti en biología, Jorge Rivera en dibujo, y Salvador Gálvez en química inorgánica.
Más tarde, se incorporaron los señores Víctor de la Fuente a cargo de química orgánica,
Emilio Ginouvés en mecánica y geometría descriptiva, Edmundo Larenas en geología y
mineralogía, Ernesto Mahuzier en química analítica, Pedro Muñoz en algebra superior y
trigonometría, Arpelices Morales en geometría analítica, electricidad industrial, máquinas a
vapor y mecánica grafostática, Diego Trucco en química industrial y Eliecer Mejías en
legislación y organización industrial.
En las décadas siguientes, la capacidad docente de la Escuela se refuerza con la contratación
de académicos europeos y de destacados egresados propios. Cabe mencionar aquí a los
doctores europeos Argeo Angionali (1931), Leopoldo Muzzioli (1936), Jean Paidassi (1946),
Antonio Camurri (1949); a los señores Cayo Pandolfi (1929) y Alamiro Robledo (1936); a los
ingenieros químicos egresados de la Universidad de Concepción, señores César Fighetti
(1939), Luciano Cabalá (1941), Gustavo Pizarro (1943) y Héctor Canguilhem (1943). En la
década del 50, ingresan destacados profesionales para reforzar las diferentes especialidades de
la carrera y reemplazar a los primeros cuadros; entre ellos podemos mencionar a los señores
Juan Damilano, Alfred Gauger, David Fuller, Rafael Vera, Eduardo Guerra, M. Montanari,
Oscar Salas, Alfredo Searle, Ingo Junge, Jaime Cases, George Müller, Alberto Seanger, Jorge
Ihle, Guido Cánepa, Harold Behrens, Jorge Acuña, Eugenio Riesz, Sergio Droguett, Julio
Méndez , Ingo Junge, Roberto Melo y otros que fueron marcando la historia de nuestra
carrera y de nuevas especialidades de la ciencia y la ingeniería.
Los primeros egresados de la carrera
En 1923 se titulan los primeros cuatro Ingenieros Químicos Industriales de Chile y
Latinoamérica, los señores Enrique Madsen, Moisés Arellano, Alfredo Gajardo y Oscar
Gómez. Don Enrique Madsen, con su tesis La Industria de la Cerveza, fue becado a
Alemania, permaneciendo dos años en Charlottenburgo. A su regreso, el joven Ingeniero
Madsen se hizo cargo de la cátedra de Química Industrial, equipado con nuevo instrumental
traído de Europa; además, fue uno de los fundadores del Hogar de Estudiantes
"Burschenschaft Montania" y, más tarde, Director de la fábrica de chocolates finos “Gutsche”
de Concepción.
Las primeras generaciones de egresados fueron reducidas en número, debido a la limitada
cantidad de ingresos a primer año, agravada por altos niveles de deserción académica. Hacia
1935, se había logrado titular un total de 39 ingenieros químicos industriales que tuvieron una
creciente aceptación en el sector productivo, tanto a nivel regional como nacional,
especialmente en las industrias del cobre y del salitre. Ello se tradujo en una mayor demanda
por esta especialidad de la ingeniería e ingreso a la carrera de alumnos con mejores
antecedentes académicos, lo que resultó en un notable incremento en las tasas de titulación,
tal como se ilustra en la Figura 1, donde se presenta el número anual de egresados a lo largo
de la historia de nuestra carrera.
El papel de los estudiantes
Es importante mencionar que, desde los comienzos mismos de la carrera, los estudiantes de
ingeniería química demostraron un alto nivel de compromiso y jugaron un papel importante
en la construcción de la nueva carrera. Liderados por un selecto grupo de jóvenes estudiantes,
formaron el Centro de Estudiantes de Química Industrial. Luego, en 1922, crearon la “Revista
de Ingeniería Química”, que permitió difundir la carrera y mostrar las aplicaciones de los
conocimientos científicos en la actividad industrial. Dos años más tarde, esta revista fue
reemplazada por un periódico científico llamado “El Universitario”. Los nuevos egresados
fueron los principales promotores de la carrera en el mundo social y productivo, logrando
insertarse gradualmente en diferentes actividades industriales y comerciales. Su alto nivel de
compromiso profesional y sólida formación en ciencias y tecnologías fueron sellos
característicos del ingeniero químico de la Universidad de Concepción, que han facilitado
desde sus inicios una rápida inserción en la vida nacional.
Evolución del nombre de la carrera
El nombre de la Carrera ha experimentado cambios desde sus inicios en 1919. En 1938, el
título original de Ingeniero Químico Industrial fue cambiado a Ingeniero Químico. A partir de
1965, el título cambia a Ingeniero Civil Químico.
Al igual que la denominación de la carrera, el nombre de la facultad y escuela a la que ha
estado adscrita también ha sufrido modificaciones. La Escuela de Química Industrial, bajo la
Dirección de Don Edmundo Larenas, nació en 1919 y, en conjunto con la Escuela de
Farmacia y la Escuela Dental, constituyó la primera Facultad de Ciencias de la Universidad
de Concepción.
En 1927, la Facultad de Ciencias se dividió en las Facultades de Tecnología (que albergó a la
Escuela de Química Industrial), Farmacia, Medicina y Odontología. Tres años mas tarde, la
Facultad de Tecnología se transforma en Facultad de Matemáticas y Tecnología, la que
cambia a Facultad de Ciencias y Matemáticas en 1940. En 1959, se separan de la Facultad los
departamentos de ciencias básicas, procediendo a cambiar su antigua denominación por el de
Facultad de Ingeniería, nombre que mantiene hasta hoy.
Paralelamente a estas modificaciones a nivel de Facultad, en 1930 la Escuela de Química
Industrial cambia de nombre a Escuela de Ingeniería Química Industrial, para pasar a llamarse
Escuela de Ingeniería Química a partir de 1940. En 1957, ésta se transforma en Escuela de
Ingeniería constituida por departamentos de diferentes especialidades. Luego de varias
reestructuraciones, a partir de los años 70, se otorga la responsabilidad de administrar las
diferentes carreras de la Facultad de Ingeniería a los departamentos respectivos, por lo que la
carrera de Ingeniería Civil Química queda definitivamente adscrita al Departamento de
Ingeniería Química.
Evolución de los Planes de Estudio
El primer Plan de Estudios contemplaba un período de 4 años, con asignaturas anuales y una
carga docente de 35 horas semanales (60% clases teóricas, 40% actividades prácticas). El
título de Ingeniero Químico Industrial era otorgado a quienes hubiesen aprobado los cursos,
exámenes y memoria de titulación requerida por el Reglamento (ver recuadro 1).
Posteriormente, en 1929 se incorporan nuevas asignaturas sobre físico-química, máquinas
térmicas, topografía legislación y contabilidad. Llama la atención que en estos primeros pasos
de la carrera, se incluyeron las asignaturas de biología y geología dentro de las ciencias
básicas que los futuros ingenieros debían conocer. Se debe recordar que en ese entonces la
industria minera – incluidas las del carbón y el salitre – y las de alimentos y bebidas
fermentadas eran sectores productivos donde el naciente ingeniero químico podría hacer una
importante contribución profesional. Desgraciadamente, estas áreas de las ciencias básicas
desaparecieron de los programas posteriores, para dar lugar a temas técnicos más específicos.
En 1936, se implementa un nuevo Plan de Estudios, de 5 años de duración, que reordenó las
asignaturas y reforzó temas de administración de empresas y actividades de laboratorio. En
1952, se produce un cambio de paradigma formativo, con un Plan de Estudios de 6 años de
duración y asignaturas semestrales. Dicho programa incorporó, en forma pionera, un
tratamiento mas unificado de las transformaciones físicas y químicas que ocurren en los
procesos industriales, con asignaturas de procesos unitarios y operaciones unitarias. Además,
se reforzó la formación en áreas específicas (ej. electroquímica, metalurgia, industria agraria,
minería no metálica, proyectos). Este programa fue reformulado 5 años mas tarde, para
actualizar los contenidos de acuerdo a la realidad productiva del país y a los requerimientos
que el proceso de industrialización imponía a los nuevos ingenieros químicos. Este nuevo
programa incluyó asignaturas sobre racionalización de procesos y métodos, contabilidad de
costos, recursos naturales e ingeniería nuclear.
Durante las décadas siguientes el plan de estudios de ingeniería química fue sometido a
modificaciones en estructura y contenidos, para incorporar las nuevas tendencias en la
enseñanza de la disciplina en los países de mayor desarrollo industrial. A partir de los años
70, la formación se orienta hacia un enfoque más fundamental, estructurado en base a un ciclo
de ciencias básicas (ciencias matemáticas, físicas y químicas), un ciclo de ciencias de la
ingeniería (transformaciones de materia y energía y sus aplicaciones al diseño de procesos) y
un ciclo profesional (síntesis de las ciencias de la ingeniería en aplicaciones de la
especialidad).
En 2004 se implementa un nuevo Plan de Estudios que, en esencia, respeta la estructura de los
programas anteriores, pero reduce el número de asignaturas obligatorias para privilegiar una
mayor cobertura de asignaturas electivas y complementarias (ver recuadro 2). El Plan de
Estudios actual tiene una carga académica promedio de 54 horas semanales, considerando 216
créditos, de los cuales 32 están asignados a ramos complementarios y electivos. Esta nueva
modificación curricular surgió en respuesta a los nuevos desafíos que la carrera enfrenta a
comienzos del nuevo milenio y representa una primera aproximación que deberá ser revisada
a corto plazo.
Una mirada hacia el futuro
Hoy enfrentamos un proceso acelerado de transformaciones tecnológicas y avances
científicos. La Globalización ha cubierto todas las dimensiones de la existencia e impone
enormes desafíos a las naciones. Dado el pequeño tamaño del mercado interno, nuestro país
ha optado por un modelo de desarrollo basado en las exportaciones de productos y servicios
hacia el mercado global. Desgraciadamente, una parte importante de nuestras exportaciones
corresponden a commodities de bajo valor agregado, que imponen una enorme presión sobre
nuestros recursos naturales, atentando contra la sustentabilidad de nuestro desarrollo. El
desafío es dar un salto cualitativo en nuestra capacidad para generar más valor, sin que ello
signifique expoliar los vulnerables recursos bióticos y abióticos, materiales y energéticos, de
que dispone Chile. En este contexto, se requerirá a muy corto plazo un ingeniero químico
capaz de contribuir en áreas de mayor exigencia científica y tecnológica, en un mundo donde
la velocidad de los cambios supera los estándares a los cuáles hemos estado acostumbrados en
la historia reciente.
Hasta ahora, hemos resuelto los desafíos del cambio a través de la importación de los
esquemas y visiones que los principales centros académicos de EEUU y Europa han
encontrado, para formar ingenieros químicos con una preparación compatible con los
requerimientos de la industria de procesos. Ello ha estado plenamente justificado, pues esas
naciones han liderado los desarrollos científicos y tecnológicos, desde los comienzos de la
Revolución Industrial.
Sin embargo, la construcción de una Ingeniería Química para el siglo XXI en Chile, no es un
proceso sencillo. En efecto, a diferencia de antaño, hoy queremos ser parte de ese grupo
selecto de naciones donde la innovación científico-tecnológica constituye el pilar de su
desarrollo. Es en ese escenario donde tenemos que proyectar al nuevo Ingeniero Químico,
dotado de capacidades que le permitan hacer una contribución efectiva en esta nueva fase del
desarrollo del país.
Debemos definir, de manera prioritaria, el Perfil Profesional del nuevo Ingeniero Químico y
evaluar críticamente si el Perfil Profesional actual (ver recuadro 3) es compatible con lo que
se requiere para transitar con paso seguro hacia el Chile que todos queremos. En suma,
tenemos la responsabilidad de construir un nuevo paradigma formativo, donde la actividad de
investigación debería jugar un papel importante, en el desarrollo de las competencias que se
requieren para enfrentar los desafíos profesionales del presente milenio. En esa tarea deberían
estar involucrados todos los que formamos parte del quehacer de la ingeniería química, tanto
en el ámbito académico como productivo, más allá de las fronteras regionales.
Este desafío es similar al que enfrentaron los Fundadores de la Universidad de Concepción,
cuando proyectaron la visión de esta carrera en función de lo que el país y, en particular,
nuestra Región, requerían para avanzar hacia el progreso y un mayor bienestar para toda la
sociedad. Noventa años mas tarde, los desafíos vuelven a repetirse, pero esta vez, con 90 años
de camino recorrido…..
REFERENCIAS
Muñoz, C., “Historia de la Facultad de Ingeniería”. ISBN 956-277-044-0. Ediciones
Universidad de Concepción. Chile. 1992.
Pizarro G., “Resumen de la Historia de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de
Concepción 1919-1976”. Mimeo. Biblioteca Central Universidad de Concepción. 1979.
Pizarro G., Cabalá L., Carrasco E., Ramírez M., “Historia de la Escuela de Ingeniería
Química de la Universidad de Concepción”. Anales IV Congreso Nacional de Ingeniería
Química, Concepción, 1977.
Figura 1: INGENIEROS QUÍMICOS EGRESADOS DE LA UNIVERSIDAD DE
CONCEPCIÓN DESDE LA CREACIÓN DE LA CARRERA
60
53
52
50
PROMOCIÓN ANUAL DE EGRESADOS
50
40
38
32
30
26
24
10
5
5 5
1920
4
33
1
0
1925
0
1930
1
26
32
30
30
28
27
25
26
24
23
23
20
19 19
17
17
17
16
16
16
16
15
15
14
13
13
13
13
131313
1212
12
11 11
11
11
10
10 10
9
9
9
8
7
6
5
3
8
4
24
22
21
20
0
32
30
20
25
23 23
21
19
18
17
16 16
16
10
0
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
RECUADRO 1 : PLAN DE ESTUDIOS DE QUIMICA INDUSTRIAL (1919)
Primer Año:
Dibujo geométrico
Algebra
Geometría y estereometría
Física industrial
Biología e higiene aplicada
Geología y mineralogía
Microscopía
Química inorgánica
Segundo Año
Trigonometría y álgebra superior
Mecánica
Química orgánica
Química analítica
Tercer Año
Geometría descriptiva
Geometría analítica y cálculo
Mecánica y grafostática
Química industrial
Electricidad industrial
Máquinas a vapor y auxiliares
Cuarto Año
Dibujo y construcción de máquinas
Máquinas de combustión interna
Resistencia de materiales e hidráulica
Electricidad industrial
Química industrial
Organización industrial
Además de aprobar las asignaturas mencionadas, el candidato al título de Ingeniero Químico
Industrial deberá (Artículo 8º del Reglamento de la Escuela de Ingeniería Industrial-1919):
“-Entregar una memoria impresa sobre un tema de Química Industrial, elegido por el
candidato, en la cual se desarrollará un proyecto completo para la instalación de la industria,
incluyendo todos los cálculos para fijar las características de máquinas e instalaciones
productoras de fuerza y demás detalles.
-Una prueba oral de 1-2 horas de duración y una prueba práctica de al menos 2 dias de
duración”
RECUADRO 2: PLAN DE ESTUDIOS ACTUAL (Vigente desde 2004)
Semestre 1-2
Química general
Algebra y algebra lineal
Cálculo I y II
Física general
Semestre 3
Introducción a la ingeniería química
Ecuaciones diferenciales
Cálculo III
Estadística
Semestre 4
Termodinámica
Cálculo numérico
Electromagnetismo
Mecánica
Complementarios
Semestre 5
Físico-química
Química orgánica I
Introducción a la ciencia ambiental
Mecánica de fluidos
Semestre 6
Termodinámica de procesos químicos
Química orgánica II
Comunicación en ingeniería
Transferencia de calor
Semestre 7
Diseño de reactores químicos
Laboratorio de procesos químicos I
Dibujo de procesos químicos
Transferencia de materia
Complementarios
Semestre 8
Economía
Laboratorio de procesos químicos II
Dinámica de procesos
Operaciones de separación
Asignaturas Complementarias
Grado de Licenciado en Ciencias de Ingeniería
Semestre 9
Formulación y evaluación proyectos
Síntesis de procesos
Control de procesos
Asignaturas Complementarias y Electivos
Semestre 10
Gestión de empresas
Proyecto I
Industria de procesos químicos
Asignaturas Complementarias y Electivos
Semestre 11
Optimización de procesos
Proyecto II
Asignaturas Complementarias y Electivos
Semestre 12
Memoria de título
RECUADRO 3: PERFIL PROFESIONAL DEL INGENIERO CIVIL QUIMICO DE
LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCION (2009)
El Ingeniero Civil Químico tiene la función de desarrollar productos y procesos,
diseñar equipos y plantas químicas industriales, y optimizar y dirigir su operación,
administrando eficientemente los recursos humanos, materiales y financieros. La aplicación
de la computación e informática en su campo específico le permite modelar y simular
procesos, optimizar el diseño y la operación de equipos y plantas, y diseñar el control
automático de los mismos.
Adicional a las tareas productivas de bienes y servicios, y en una función de más
jerarquía, el Ingeniero Civil Químico es un profesional de investigación y desarrollo de
nuevos productos de mayor valor agregado, mediante el diseño de nuevos procesos o
adaptación de los existentes.
En el ejercicio de todas estas funciones este profesional debe poseer madurez
científica y tecnológica suficiente para el autoaprendizaje y la educación continua en áreas
de rápido crecimiento. Su formación integral abarca la comprensión de valores éticos y
morales adecuados para el manejo de las personas y de recursos escasos en un medio
ambiente protegido. La naturaleza del campo laboral le impone que posea capacidad de
trabajo integrado en equipos y de carácter multidisciplinario, y que posea grados aceptables
de comunicación profesional y de comportamiento social hacia colegas, superiores y
personal dependiente.
El Ingeniero Civil Químico está capacitado para participar en todas las etapas de la
formulación de un proyecto industrial:
• la ingeniería conceptual como base del proceso de transformación;
• la ingeniería básica como el diseño de las partes componentes del proceso;
• el cálculo, dimensionamiento y especificación de los equipos;
• la distribución de estas unidades en terreno;
• la evaluación económica
• la evaluación de impacto ambiental del proceso.
Este profesional deberá realizar estas tareas garantizando una actividad productiva segura y
con mínimo impacto ambiental, dentro del marco de sus obligaciones sociales, legales y
éticas. Finalmente, el Ingeniero Civil Químico deberá estar capacitado para enfrentar
adecuadamente las exigencias y responsabilidades propias del liderazgo en la empresa
moderna, demostrando un carácter innovador y emprendedor.
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