Rutas y sendas por el concejo de Gijón

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RUTAS Y SENDAS POR EL CONCEJO DE GIJÓN
Caminar sin desmayo. Caminar por prescripción facultativa. Caminar por placer. Gijón es un
paraíso para los “andariegos”, para aquellos que se bastan y se sobran con sus dos piernas para
devorar kilómetros sobre el asfalto, la tierra o los terrenos pedregosos.
El municipio de Gijón, aparte de la amplia red de espacios verdes que dan vida al espacio urbano,
dispone de una serie de paseos o corredores naturales que sirven de transición entre los parques y
jardines existentes en el interior de la ciudad y los grandes parques periurbanos radicados en la
zona rural del concejo. Estos pasillos naturales forman una orla de unos 50 kilómetros que rodean
la ciudad. La creación de esta serie de itinerarios ha ampliado considerablemente los horizontes de
paseo y de ocio en la ciudad de Gijón, posibilitando espacios compartidos para caminantes y
ciclistas. A la vez permiten un acercamiento al patrimonio cultural y natural del concejo de un
modo ameno y apto para todos los públicos, potenciando el ocio al aire libre.
Senda fluvial de Piles
A medio camino entre el avance de la urbanidad y el salto al área rural, la senda incluye zonas de
recreo y descanso, vegetación ribereña, la posibilidad de observar quintanas tradicionales y una
amplia diversidad de patrimonio etnográfico, así como restos de arqueología industrial. Podríamos
partir del Puente del Piles en dirección a las Mestas, recorrer la creciente área de Viesques,
superar la Coría, continuar hasta Granda y tras alcanzar Lleorio y Sanmartín de Güerces arribar a
Vega de Baxo. En total son 19 kilómetros que comienzan como paseo urbano que después se
adentra en un bosque de robles y abedules, traspasa puentes de madera, observa enlaces viarios
de grandes dimensiones, y asciende por bonitos caminos.
Vía verde desde La Camocha
En los últimos años se han multiplicado las opciones para prescindir del coche, en una clara
apuesta por la ecología y la defensa del entorno natural. En 1998 se creó la senda de La Camocha,
que discurre en gran parte por el viejo trazado del ferrocarril minero de Mina La Camocha, que
unía esta parroquia de Gijón con el puerto del Musel. Está convenientemente asfaltada y por ella
circulan al alimón senderistas y cicloturistas. La senda comienza a unos 200 metros del castillete,
visible desde cualquier lugar, y cuenta con un aparcamiento para dejar el vehículo. Recorrerla en
su totalidad, sumando ida y vuelta, supondrían unas tres horas y media y más de 12 kilómetros a
nuestras espaldas.
Recorriendo los Pericones
Si nos gustan las rutas urbanas, existe la posibilidad de realizar un recorrido de cinco kilómetros
sin salir de un mismo parque. Los Pericones, recientemente ampliado, es ahora el mayor pulmón
verde de la ciudad, desbancando así al popular Parque de Isabel la Católica. Es una opción muy
completa, porque incluye ascensos y descensos, pendientes pronunciadas, la posibilidad de
combinar asfalto y paseos por la hierba, incluso ofrece al paseante la tentación de tumbarse en el
prado a descansar.
Ascendiendo a La Providencia
Si disponemos de tiempo suficiente, una de las opciones más completas es la que nos propone
“Gijón, la mar de verde”, que desde la Playa de San Lorenzo discurre en paralelo al mar, con
entrantes y salientes, jugando entre el verde y el azul, y que nos permitirá descubrir las playas del
este del concejo. El punto de partida oficial de esta ruta se encuentra en la emblemática
“Escalerona”, la escalera número cuatro de la playa. Esta escalera fue realizada en los años treinta
del pasado siglo XX para facilitar el acceso al arenal de las ingentes cantidades de bañistas que, ya
en esos años, veían en la ciudad un centro de veraneo y recreo. Pero en tiempos más antiguos, a
finales del siglo XIX, fue esa parte de la arena de San Lorenzo lugar de sentamiento de clásicos
Balnearios con nombres que pasaron a la historia local: La Sultana, La Favorita, Las Carolinas y La
Cantábrica y que, hace más de un siglo, atraían la atención de los naturales de la ciudad y de
muchos veraneantes que disfrutaban del descanso en las verdes tierras del Cantábrico junto al
mar. La primera parada, después de superar el río Piles, la haremos en El Tostaderu, nombre en
lengua asturiana que recuerda que allí se encuentra el solárium de Gijón.
El Paseo del Cervigón forma parte de la senda litoral que discurre por la franja costera de Gijón de
occidente a oriente iniciándose en el Parque de El Rinconín y finalizando en el Cabo de San
Lorenzo. El recorrido, desde el que mantenemos a nuestra izquierda la magnífica visión de la playa
de San Lorenzo y de gran parte de la ciudad, nos invita a pasear, a caminar tranquilamente
descubriendo colores y olores, pero desde una perspectiva que solamente andando cobra sentido.
Además de bellezas naturales indiscutibles, encontraremos una serie de vanguardistas esculturas
que convierten esta zona en un auténtico museo al aire libre. La primera que nos saldrá al paso es
Sombras de Luz, que acaba de cumplir doce años de su esculpido del acero corten, obra del
asturiano Fernando Alba. Después llegará El Monumento a La Madre del Emigrante, que es la más
veterana de todas, del artista cántabro Ramón Muriedas y símbolo del dolor de tantas madres que
vieron a sus hijos partir del puerto en busca de mejores oportunidades; Solidaridad, que el andaluz
Pepe Noja recreó en el Parque de El Rinconín, con formas cilíndricas que a modo de eslabones se
entrelazan, y la obra, también en el Rinconín, del escultor asturiano Herminio. Además, en este
caminar nos encontramos con dos balcones naturales hacia el mar, la Punta del Cervigón y la
Punta de Rosario de Acuña, que rememora el lugar donde habitó sus últimos años, y que ahora se
ha convertido en una Escuela Taller Municipal. Si continuamos el sendero, que no tiene perdida y
está perfectamente señalizado, alcanzaremos la famosa Playa de Peñarrubia, arenal donde se
permite el nudismo y frecuentada por numerosos incondicionales, y desde donde se puede llegar
hasta
el
Cabo
de
San
Lorenzo.
Ruta en coche
Si preferimos optar por el automóvil, podemos salir del Parque de El Rinconín para dirigirnos a la
izquierda en dirección a La Providencia, donde tras coronar podemos observar La Ermita de la
Virgen de La Providencia, construida en ese lugar tras la contienda civil en recuerdo de otra
situada junto al acantilado cuya antigüedad se pierde en la noche de los tiempos. La capilla es
famosa por la romería que convoca multitudes y por la devoción que le profesan a la virgen negra.
Desde allí podemos acercarnos al Parque del Cabo de San Lorenzo, donde llama la atención el
mirador en forma de proa de buque fabricado en hormigón desde el que podemos otear a lo lejos
el casco urbano, Cimadevilla y el Elogio del Horizonte. Si continuáramos hacia el este nos
adentraríamos en las playas de Serín, La Cagonera, Estaño y La Ñora, que jalonan el camino
costero hacia el municipio limítrofe de Villaviciosa. También observamos un par de esculturas que
adornan el Parque del Cabo de San Lorenzo. Se trata de Paisaje Germinador, obra del asturiano
Miguel Angel Lombardía y el Homenaje a Galileo Galilei XV obra del valenciano de Amadeo
Gabino.
Deva y la Laboral
Es la zona de merenderos por antonomasia junto con Cabueñes. Allí se concentran más de diez
establecimientos con terraza que suponen una fiesta continua. Pero para acceder a ellos antes
sería conveniente una parada cultural para abrir el apetito. Si acudimos a la llamada de las tortillas
y chorizos a la sidra desde el centro de Gijón, de camino nos encontraremos con el mayor edificio
de España, la Universidad Laboral. Un conjunto arquitectónico de lujo, obra de Luis Moya en la
década de los años cincuenta, que en los últimos años ha recibido un furete impulso que le ha
aportado vida y rejuvenecimiento, en un ambicioso proceso de reforma y acondicionamiento.
Justo enfrente también es interesante dar un paseo por el Jardín Botánico, un oasis de veinticinco
hectáreas ideal para momentos familiares o de reflexión.
Pasado el conocido camping tomamos, a la izquierda, la desviación hacia Deva, topónimo de la
diosa madre que para los celtas era máxima divinidad de las aguas.
Por esta carretera, tras pasar bajo la Ronda Sur, llegamos a la Iglesia de San Salvador de Deva,
fundada en el 984 y única construcción del concejo que conserva restos prerrománicos. Su lápida
fundacional de lo que fuera un monasterio se puede ver encima de una de las puertas de acceso.
Un poco más adelante encontramos el famoso lavadero de Deva, donde las mujeres de la zona
encontraban un lugar de encuentro y trabajo. Desde allí, si tomamos la vía de la derecha,
llegaremos al barrio de San Antonio y si lo hacemos hacia la izquierda estaremos enfrente de la
Capilla de Peñafrancia edificada en el siglo XVIII con una entrada para el pueblo pero también con
un
acceso
privado
desde
la
finca
de
los
Condes
de
Revillagigedo.
Nuestro siguiente objetivo es el Parque Natural Monte Deva, al que se puede acceder por una
empinada cuesta desde donde nos encontramos o si lo preferimos desde el Alto del Infanzón en
dirección a Peón, siguiendo las indicaciones que nos señalan el cementerio. Tras alcalzarlo
entramos en una pista de tierra con buenos accesos rodados. Por ella, tras pasar un área
recreativa y zonas de arbolado, llegamos al Observatorio Astronómico, teniendo la oportunidad
en los alrededores de disfrutar de una magnífica vista del Concejo de Gijón.
Gigia vs Cimadevilla
Una de las rutas más cortas y atractivas es la que permite descubrir los secretos del barrio de
pescadores, del más antiguo y génesis de Gigia, la que nos presenta la colina donde se asienta el
barrio antiguo de Cimadevilla. Es el lugar donde se conservan los restos romanos de la ciudad y
donde se enclavan múltiples monumentos como la iglesia de San Pedro y la escultura Elogio del
Horizonte, creada en 1990 por Eduardo Chillida con un material como el cemento por el que no
pasa el tiempo. La llamativa obra de este artista es, desde su instalación en el Cerro de Santa
Catalina, el emblema de la ciudad.
Gijón es una ciudad en la que es imposible aburrirse, en la que existen decenas de rutas, donde
cada rincón cobija una pequeña sorpresa. Tan solo hay que dejarse llevar y tener ganas de pasarlo
bien.
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