123 A. INTRODUCCION El conocimiento sobre aspectos biológicos de las tucuras son importantes en lo que hace a su vinculación con la aplicación de los insecticidas. Por ejemplo, el conocer la duración de los períodos embrionarios, ninfal e imaginal de las distintas especies permitirá programar con anticipación y posibilidad de éxito, las actividades en las distintas áreas a fin de disminuir al mínimo posible la peligrosidad de la plaga. De todos ellos se considera al desarrollo embrionario, es decir, al lapso que transcurre entre la aovación y la aparición de las ninfas en el campo, como el más valioso, porque cuando finaliza constituye el punto de partida que permitirá determinar el momento preciso de la aplicación de los tratamientos químicos. Otro elemento que se intenta poner al servicio del control de las tucuras es el pronóstico a corto, mediano y largo plazo, que permita determinar con anticipación el nacimiento de las ninfas en el campo, mediante la determinación experimental de las constantes térmicas correspondientes al desarrollo embrionario. Las condiciones climáticas del año, tienen gran importancia en la vida de las tucuras y en su mayor o menor incremento. Si la primavera y el verano se presentan secos y calurosos, los acridios se muestran más activos, desovan más, se desarrollan antes y realizan mayor número de desoves. Otros aspectos biológicos de estos acridios que pueden ser también utilizados para lograr un mayor éxito en las campañas de lucha, como por ejemplo, los porcentajes de nacimientos, que permiten formular una apreciación en cuanto a la población real de una determina área de infestación; la cantidad de mudas; la duración de los períodos de maduración sexual y de preoviposición, etc. El mayor daño en la vegetación lo producen las tucuras durante el período de saltona; las pequeñas langostas buscan las partes más tiernas de las plantas y comen sus tallos nuevos, destruyendo las yemas y los brotes, con lo que paralizan la vegetación, terminando con las pasturas. El perjuicio que causan , no só- 124 lo debe apreciarse por lo que consumen, sino también porque impiden el rebrote de los pastos, al afectar sus zonas de crecimiento. Los acridios están frecuentemente asociados a plantas que sufren estrés hídrico y térmico, en pastizales con sequías estacionales marcadas. En general la diversidad de especies es baja durante el mes de noviembre, y aumenta a partir de diciembre. En los cultivos, donde la riqueza de especies se reduce al mínimo, la diversidad de especies de insectos es menor, y a su vez la concentración del recurso alimentario favorece la instalación de plagas, mientras que en pastizales naturales la diversidad de acridios tiende a declinar cuando estos se encuentran sobrepastoreados. Uno de los problemas de la lucha contra las tucuras radica en la despreocupación por el problema de las tucuras en los años de vegetación abundante, por gran parte de los productores rurales. Si esta lucha fuera permanente y sostenida, es probable que no se presenciarían períodos críticos cuando se presenta una sequía prolongada. Lo que se observa frecuentemente en las zonas afectadas por las tucuras es que los ocupantes de los campos infestados no saben que tienen desoves en sus tierras, o si lo saben no tienen la seguridad de que se van a producir los nacimientos. Las posibles razones del ataque de tucuras puede ser que en los períodos de sequía las lagunas no poseen agua, y esta es uno de los enemigos de las tucuras. Otra razón es que los suelos de mejor calidad son los que se utilizan para la agricultura, dejando los bajos sin roturar, y es allí donde las tucuras desovan, teniendo una defensa natural, lo que favorece su incremento en los años en que las condiciones le son favorables. No podemos pensar en un factor natural que pueda tener influencia para evitar los perjuicios que ocasionan las tucuras, salvo el caso de que, después de los nacimientos se produzcan fuertes heladas que provoquen su mortandad. Las tucuras, si bien tienen carácter sedentario, invaden en muchas ocasiones los campos limítrofes de las zonas de infestación permanente, tomando desprevenidos a los productores de las zonas invadidas. Poco tiempo después de los nacimientos las tucuras se extienden haciéndose difícil y costosa la destrucción. 125 B. TECNICAS DE MONITOREO. Mediante la observación visual se busca determinar la presencia y desarrollo de las tucuras. Hay que tener en cuenta que en sus primeros estadios es un insecto muy pequeño, de menos de 0,5 centímetros. En los momentos del día de mayor temperatura es un poco más móvil, lo que facilita detectar su presencia. En las pasturas puede estar en estado gregario en la base de las matas. En girasol se la encuentra entre los cotiledones. Observando el nivel de daño que realiza en los cultivos de cosecha gruesa, se pueden determinar áreas de control. El uso de la red de arrastre (de 38 cm de diámetro) permite el monitoreo de otras plagas que utilizan el mismo ecosistema (isocas, gorgojos, pulgones e insectos benéficos). La red se la utiliza en pasturas para realizar recuentos de la plaga y observar su desarrollo. La técnica se apoya en el uso de una planilla de observaciones agronómicas de cada potrero de pastura. En cada uno de ellos se registra el estado fenológico, altura del forraje, el recuento de tucuras y de otros insectos por golpes de red. Se incluye una estimación de la proporción de tucuras que se encuentran, como mosquitas y saltonas. Toda esta información es de utilidad al momento de decidir los controles y las técnicas que se emplearán. Durante el mes de octubre se observa visualmente los nacimientos en las zonas donde es más probable que hayan ocurrido los desoves. estas son las pasturas de 3 o más años, los campos naturales y las borduras. A fines de octubre - principios de noviembre, es cuando la población se encuentra en su mayoría en estado de mosquita, debiéndose empezar a usar la red de arrastre en las pasturas y borduras. En los lotes de cosecha se determina la presencia de las tucuras y el nivel de daño que realizan. Hay que relevar todas las áreas que no sean las libres. Con este primer monitoreo se determina una gran parte de las áreas de control. Las recorridas siguientes pueden ser semanales de acuerdo con la gravedad del ataque. se evalúan sólo las poblaciones de las áreas dudosas. 126 Para mediados de noviembre debe estar confeccionado el mapa definitivo de plagas, tratando de que sean mínimas las áreas dudosas. En diciembre se utilizan los monitoreos para estimar la calidad de los controles usados. Se observan las áreas libres de las pasturas, en especial donde se haya observado la plaga, y las zonas linderas a los potreros donde se realizaron controles. Durante el resto del verano se monitorean otras plagas, aprovechando para relevar las poblaciones de tucuras en pasturas. También hay que detectar la presencia de tucuras en las borduras de los lotes de praderas y verdeos en implantación. C. RELEVAMIENTO DE ESPECIES Se recolectan los desoves mediante determinados métodos, con el objeto de identificar las especies existentes en un área determinada. La identificación de las especies existentes y los datos fundamentales del ciclo biológico de los acridios existentes permitirá aportar útiles elementos de juicio para el control eficaz de la plaga. Con esa información se realiza un catastro adoptando el sistema parcelario de desoves por predio y por cada ambiente ecológico, obteniéndose así un mapa con la identificación de cada especie. D. RELEVAMIENTO DE DESOVES En toda el área infestada por tucura, seria necesario, al finalizar el otoño realizar el relevamiento de los desoves. Este trabajo sencillo, da la certeza de la situación, extensión y densidad de los desoves que plagan un campo. El conocimiento de estos datos es fundamental para tener una idea de las proporciones que puede alcanzar en la primavera siguiente la plaga de las tucuras y permite planificar los trabajos con varios meses de anticipación, de modo que puede resolverse con tiempo si conviene dedicar el campo a cultivo, o considerar la remoción superficial en la parte infestada, previendo riesgos como los de la erosión y otros que se relacionan con la composición física del suelo. En todo caso, deja tiempo para hacer los cálculos de los elementos y tucuricidas que será 127 necesario disponer para los trabajos a ejecutar en las acciones de lucha contra el insecto. El período más indicado para efectuar el relevamiento es el comprendido entre los meses de mayo a julio. Convendría observar con mayor atención, los lugares o cuadros del campo que durante el verano fueron más frecuentados por la plaga, con la seguridad de que allí se encontrarán los desoves. Algunas especies de tucuras colocan el desove envuelto en un sustancia impermeable, formando lo que técnicamente se llama una “ooteca”. Otras especies colocan los huevos en el canuto en forma desnuda, adheridos unos a otros formando una espiga. Cada desove agrupa una cantidad variable de huevos (de 20 a 40 unidades). La toma de muestras se realiza de acuerdo a un recorrido hecho en forma de arco y que se apoyará sobre la línea del alambrado. De cada potrero se extraen 10 muestras con una profundidad de 5 cm. y que juntas representan 1 metro cuadrado. El recuento y observación se realiza desmenuzando el pan de tierra hasta hallar los desoves. Se hacen los promedios por metro cuadrado y multiplicando por 10.000 dará el promedio de desoves que hay en cada hectárea de campo relevado. Sumando los totales se obtiene el promedio de la infestación general del campo. E. DESTRUCCIÓN DE DESOVES Teniendo en cuenta el período de incubación tan largo que tienen los hue- vos de las tucuras, o mejor dicho el período que permanecen los desoves en la tierra(desde enero hasta octubre), el método más práctico para combatir las tucuras es la destrucción de sus desoves. Por lo general, después de arar la superficie donde se desea destruir los desoves, se pasa la rastra de dientes, la de discos o la sembradora, según el destino que quiera darle a la tierra el interesado. Por varias causas se produce la destrucción de los desoves: por sepultación, por acción mecánica de la maquinaria agrícola (reja, disco, diente, ruedas, 128 etc), por acción de los agentes climáticos y por acción de las aves y otros animales que comen los desoves al encontrarlos en la superficie. La sepultación es una de las principales causas que producen la destrucción de los desoves. F. DESTRUCCION DE LA MOSQUITA La destrucción de la mosquita se hacía con lanzallamas; tratándose de pequeñas extensiones los resultados que se obtenían eran buenos. Los métodos para destruir la mosquita deben reservarse para el caso que no haya sido posible destruir los desoves. Además las eclosiones, aunque son periódicas en un mismo punto, se producen en su gran mayoría en un plazo de 15 a 20 días, por lo que es muy difícil destruir las mosquitas en tan poco tiempo, y poco después éstas se disgregan, resultando muy difícil y costosa la destrucción G. DESTRUCCION DE SALTONA Durante las décadas del 30 y 40 se utilizaban las barreras conjuntamente con los lanzallamas con buenos resultados para la destrucción de la saltona. La misma se destruía en forma eficiente siempre que las saltona se encontraran concentradas, pero cuando se encontraban algo disgregadas en extensiones grandes, la destrucción era muy costosa y a veces prácticamente imposible. Casi todos los insecticidas que destruyen a la mosquita, destruyen a la saltona, en algunos casos hay que aumentar la dosis y entonces corresponde hacer el cálculo para ver si resulta económica la aplicación. H. DESTRUCCIÓN DE VOLADORA En el estado de voladora es bastante difícil destruir a las tucuras. Pocos días después de haberse transformado en voladoras, se organizan en mangas, y es entonces cuando por lo general se encuentran más concentradas. Pocos días 129 después, y sobre todo si encuentran un campo que les proporcione su alimentación preferida, se asientan , disgregándose un poco. I. ESTACIONES DE ALARMA El estado de mosquita de la tucura es el momento más oportuno para efectuar su control. Por esta razón, la implantación de un sistema de alarma de nacimiento de tucura resulta conveniente para prevenir a los productores y permitirles una adecuada organización en la lucha que va a emprender. Este sistema permite ubicar en la época oportuna, una mayor cantidad de mosquitas y comenzar su lucha. Este sistema consta de pequeñas jaulas construidas en madera y alambre tejido [ancho 35 cm; alto 10 cm; largo 40 cm] con patas para ser enterradas. La instalación se realiza en invierno. Llegada la primavera (fines de septiembre a principios de octubre) se revisa diariamente el sistema hasta observar la aparición de las primeras ninfas. Entonces se intensifica la inspección, hasta observar más de 50 ninfas, momento oportuno para revisar el campo y ratificar o rectificar el resultado de la experiencia. Con los primeros nacimientos detectados en las jaulas y su generalización en el campo, el productor puede organizar la defensa de sus praderas o cultivos y disponer de un valioso aporte sobre el momento oportuno para efectuar la aplicación del plaguicida en el estado de ninfa. J. UMBRALES DE DAÑO La peligrosidad de estos acridios está dada por su densidad. La presencia abundante de cualquier clase de tucuras, siempre representa una amenaza para la explotación agropecuaria. Los campos de pastoreo son los que más sufren la acción perniciosa de las tucuras y se ha establecido que éstas en una densidad de 40 ejemplares por metro cuadrado, consumen una cantidad de materia vegetal equivalente a la que ingiere un vacuno. En pasturas se puede considerar la siguiente tabla de decisión: 130 Tabla de decisión de control de tucuras PROMEDIO DE TUCURAS / GOLPE DE RED AREA ALTURA DEL FORRAJE EN cm Menos de 15 cm Dudosa Control 1 1,5 más de 15 cm 2 2,5 Se modifica el umbral en función de la altura del forraje, porque es probable que cuanto menor sea ésta, mayor cantidad de golpes de red será necesario para cubrir una determinada superficie. En cultivos de cosecha gruesa se detecta la presencia de tucuras y el nivel de daño. Hay que controlar cuando se detectan las tucuras en las borduras y en los primeros surcos del cultivo para impedir, en forma preventiva, su ingreso a éstos. Si la plaga ya está en el cultivo, especialmente en el girasol, hay que realizar los controles ante los primeros daños. La bibliografía recomienda la aplicación cuando la densidad de tucuras lo justifique económicamente, considerando un umbral de 10 tucuras por metro cuadrado para tomar la decisión del tratamiento químico. K. EPOCA DE CONTROL Uno de los inconvenientes de la aplicación es ubicar el momento más oportuno para el tratamiento . En una misma zona las distintas especies de tucuras presentan diferencias en cuanto al momento de su aparición, máxima cantidad y número de generaciones al año. El limitado poder residual de los insecticidas permitidos hace necesario considerar que para una mayor efectividad en su aplicación se debe tener en cuenta: La fecha del primer nacimiento de tucuras. 131 El desarrollo del insecto. Las altas temperaturas y una fuerte radiación solar adelantan los nacimientos y los completan en un período mas corto. La dispersión de las tucuras desde las zonas de nacimiento hacia áreas vecinas. Esta movilización está condicionada con la disponibilidad de alimento; si existe en abundancia su movilidad es poca, en cambio, si hay escasez, su dispersión se hace en un área mayor, en menor tiempo. Teniendo en cuenta todos los factores a considerar, se deben efectuar los tratamientos entre los 40 - 45 días posteriores al primer nacimiento. Es necesario evitar que las tucuras lleguen al estado adulto ya que esto implica desoves y, por consiguiente, descendencia para la próxima primavera. Para poder realizar el tratamiento es necesario que cada propietario vigile sus potreros y compruebe la aparición, los primeros nacimientos y la evolución de las tucuras. Un tratamiento eficiente posibilita eliminar las ninfas y adultos de la primera generación de estos acridios de ciclo corto y simultáneamente las ninfas de la primera generación de las especies semitardías y las de las especies tardías. L. DIAGNÓSTICO Y ALTERNATIVAS DE MANEJO ASOCIADAS A LA SIEMBRA DIRECTA Las tucuras son plagas tradicionales de praderas tanto naturales como cultivadas. Favorecidas por la falta de remoción del suelo, en condiciones de sequía también afectan a los cultivos agrícolas en siembra directa permanente. Entre estos últimos podemos citar a soja y girasol como los más perjudicados. Las tucuras ponen sus huevos en praderas viejas, ensenadas, banquinas y otros lugares sin remoción del suelo, y estos eclosiona en la primavera (principios de octubre). Como existen especies de diferente ciclo, este proceso ocurre en forma escalonada siendo las tucuras que cumplen dos generaciones las que nacen primero, mientras que las de una sola generación por año finalizan su nacimiento a mediados de noviembre. Durante las primeras 2 - 3 semanas luego de su nacimiento las tucuras permanecen agrupadas (mosquitas) para posteriormente dispersarse (saltona) y alcanzan el estado adulto a los 50 - 60 días. Asociadas a sequías prolongadas, las 132 tucuras constituyen graves plagas de las forrajeras cultivadas y naturales donde suelen alcanzar densidades de 30 - 40 / m 2 . Los daños más importantes en soja y girasol de siembra tardía ocurren en la etapa establecimiento de los cultivos (plántulas y plantas jóvenes). No se dispone de umbrales de daño para esta etapa de los cultivos, pero se sugiere tomar un 5 8 % de plantas dañadas. El control de tucuras por medio de insecticidas brinda en general buenos resultados y los fracasos son atribuidos a la baja calidad de las aplicaciones. Otro factor que contribuye a una baja mortalidad de la plaga es el desarrollo avanzado de las poblaciones con alta proporción de tucuras adultas. Con los productos registrados actualmente para el control de tucuras no se justifica el uso de insecticidas de alta toxicidad (Calase A). Sería conveniente incluso que en un futuro cercano se registren piretroides para el control de estos insectos como se ha hecho en Canadá. Su utilización parcial en mezcla con fosforados o carbamatos sería también conveniente en función de su menor impacto ambiental.