2 La NOM-059 y el MER 2.1 La NOM-059-SEMARNAT-2001 La NOM-059 es un instrumento jurídico-administrativo que identifica a las especies silvestres en riesgo de extinción a nivel nacional, por lo que su carácter operativo es fundamental. La norma especifica cómo evaluar el riesgo de extinción por medio de un método, el MER, y sus disposiciones son obligatorias para la correcta aplicación de éste (por ejemplo, la información que debe respaldar la evaluación de una especie o taxón). Dado que el MER y la NOM son dos instrumentos inseparables, damos aquí un resumen de las características de la NOM-059-SEMARNAT-2001 antes de adentrar en el MER. Evaluación del riesgo de extinción: Entendemos la evaluación del riesgo de extinción que enfrenta un taxón (especie o subespecie) silvestre en México, cuando se aplica el MER usando la información solicitada por la norma en el numeral 5.7. Si como resultado de esta evaluación se identifica la necesidad de modificar la lista de especies en riesgo (Anexo Normativo II), es necesario comunicárselo al gobierno mediante una propuesta de inclusión, exclusión o cambio de categoría, lo cual se explica en la sección 3 de este manual. De acuerdo con lo establecido en el apartado 2 de la norma, ésta es “de observancia obligatoria para las personas físicas o morales que promuevan 21 22 Método de evaluación del riesgo de extinción la inclusión, exclusión o cambio de las especies o poblaciones silvestres en alguna de las categorías de riesgo en el territorio nacional”. Esto quiere decir que para buscar la protección oficial de taxones en riesgo en México, hay que hacerlo a través de la correcta aplicación de la NOM-059, lo cual implica aplicar el MER. En el proceso de reelaboración de la norma NOM-059-SEMARNAT-2001 se redefinieron algunas de las categorías de riesgo establecidas en la versión de 1994, lo cual se incluyó en la LGVS. El sistema se redujo a cuatro categorías de riesgo de extinción, que en orden jerárquico de amenaza son: Probablemente extinta en el medio silvestre (E), En peligro de extinción (P), Amenazada (A) y Sujeta a protección especial (Pr). Una de las diferencias y avances sustanciales de la actual norma respecto a su predecesora es la obligación de dar sustento a cualquier cambio de especies o subespecies en las categorías de riesgo de extinción, mediante el uso de la mejor información científica disponible y su análisis ordenado con el MER (numeral 5.7 de la norma). Una ventaja esperada del apego a esta disposición será la generación de expedientes de los taxones que, además de proveer los insumos para el análisis con el MER, sean el inicio de un acervo nacional básico, actualizable, de cada taxón evaluado. A su vez, esta colección podrá alimentar mejores decisiones y acciones para la conservación. La LGVS prevé la actualización permanente de las listas de especies asignadas a categorías de riesgo, al menos cada tres años, con la meta de generar y actualizar la información acerca de las especies y poblaciones en riesgo de extinción en un proceso continuo. La norma detalla en este punto (5.4) que la revisión periódica de la lista de especies en riesgo debe realizarse “con la participación de instituciones académicas, centros de investigación, científicos especializados, sociedades científicas y otros sectores sociales interesados”. Asimismo, se acordó en el subcomité que elaboró la norma que para disminuir la subjetividad es fundamental revisar de modo colegiado (en lo posible por sociedades científicas, pero en caso contrario, al menos por grupos de expertos) la lista de especies en riesgo y la aplicación del MER. El apartado 6 de la norma se refiere al uso obligatorio del MER para proponer inclusiones, cambios o exclusiones de especies en la lista oficial de especies en riesgo, Anexo Normativo II, independientemente de su grupo taxonómico o de la calidad, el tipo o la cantidad de información que se tenga sobre ellas. Dicho apartado también indica las situaciones y factores que se deben considerar al evaluar el riesgo de extinción de un taxón. nom-059 y el mer 23 La norma aborda exclusivamente la evaluación del riesgo de extinción de los taxones silvestres en México. Las especificaciones de manejo de las especies, poblaciones o ejemplares de especies en riesgo se establecen en la Ley General de Vida Silvestre (DOF, 3 de julio de 2000, artículos 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 85, 87 y 88). Con esta medida se establecieron mejores y mayores especificaciones de protección que las que había en la norma oficial mexicana de 1994, dada la naturaleza jurídica de ambos instrumentos. Otra innovación dentro de la norma fue establecer que, aun si se dan cambios taxonómicos nomenclaturales que impliquen modificaciones en la jerarquía o separen a lo que antes se consideraba un único taxón, éste mantenga la categoría de riesgo mayor para su mejor protección. También se consideró la posibilidad de que si se demuestra con estudios detallados la existencia de una población en buen estado de conservación (sana) de una especie “amenazada” o “en peligro de extinción”, se le pudiere exceptuar de la categoría que sustenta la especie, mediante la inclusión de dicha población en la categoría de menor riesgo, “sujeta a protección especial”. Esto no se aplica en el sentido contrario, en el que una especie catalogada como “sujeta a protección especial” pueda presentar alguna de sus poblaciones en una categoría de mayor riesgo, pues haría a la norma inoperante. Por lo tanto, en esta norma se pueden tratar diferencialmente especies, subespecies y ciertas poblaciones. Por último, de modo precautorio, se estableció que las especies sólo podrán ser removidas de la lista si se hallan en la categoría de “sujetas a protección especial”, una vez que la lista se haya actualizado por completo. 2.2 Categorías de riesgo de extinción Probablemente extinta en el medio silvestre (E). “Aquella especie nativa de México cuyos ejemplares en vida libre dentro del territorio nacional han desaparecido, hasta donde la documentación y los estudios realizados lo prueban, y de la cual se conoce la existencia de ejemplares vivos, en confinamiento o fuera del territorio mexicano” (apartado 3.2.1 de la norma). Esta nueva categoría se define en función de la desaparición documentada de sus individuos en condición silvestre en el territorio nacional, incluso cuando existan ejemplares vivos conservados ex situ. A su vez, al crear esta categoría se reconoce que, contra lo que comúnmente se cree, no es fácil probar de forma objetiva la extinción de un taxón, por lo que se consideró dejar una oportunidad para la participación de la sociedad en esfuerzos de 24 Método de evaluación del riesgo de extinción búsqueda, de un posible redescubrimiento y, en su caso, de reintroducción y recuperación de especies asignadas a esta categoría. En peligro de extinción (P): “Aquellas especies cuyas áreas de distribución o tamaño de sus poblaciones en el territorio nacional han disminuido drásticamente poniendo en riesgo su viabilidad biológica en todo su hábitat natural, debido a factores como la modificación o destrucción drástica del hábitat, aprovechamiento no sustentable, enfermedades o depredación entre otros. (Esta categoría coincide parcialmente con las categorías en peligro crítico y en peligro de extinción de la clasificación de la UICN.)” (apartado 3.2.2 de la norma). Amenazadas (A): “Aquellas especies, o poblaciones de las mismas, que podrían llegar a encontrarse en peligro de desaparecer a corto o mediano plazos, si siguen operando los factores que inciden negativamente en su viabilidad, al ocasionar el deterioro o modificación de su hábitat o disminuir directamente el tamaño de sus poblaciones. (Esta categoría coincide parcialmente con la categoría vulnerable de la clasificación de la UICN.)” (apartado 3.2.3 de la norma). Sujeta a protección especial (Pr): “Aquellas especies o poblaciones que podrían llegar a encontrarse amenazadas por factores que inciden negativamente en su viabilidad, por lo que se determina la necesidad de propiciar su recuperación y conservación o la recuperación y conservación de poblaciones de especies asociadas. (Esta categoría puede incluir a las categorías de menor riesgo de la clasificación de la UICN.)” (apartado 3.2.4 de la norma). Esta categoría se define sobre la base del uso intenso del taxón u otros motivos, lo cual determina la necesidad de propiciar su recuperación inclusive cuando de momento no se halle amenazada o en riesgo de extinción. Se eliminó la categoría de riesgo denominada “rara”, que aparecía en la norma de 1994, dado que la rareza es un atributo ecológico de distribución y abundancia que no necesariamente implica un riesgo de extinción para un taxón. Las especies originalmente listadas en esta categoría se transfirieron de modo precautorio a la categoría Sujeta a protección especial, en tanto se evalúa caso por caso. No obstante, se conservó el énfasis en que la rareza es un factor muy importante que debe considerarse de forma explícita al efectuar la evaluación integral del riesgo de extinción de una especie. De hecho, en los actuales criterios del MER se analizan de un modo más detallado los diferentes componentes de la rareza, como el tamaño de la distribución, tipo de hábitat y tamaño de las poblaciones (Rabinowitz et al., 1986). Cabe decir que la categoría de “extinta” no existe porque una norma es un instrumento jurídico-administrativo que sienta las bases para la protección de nom-059 y el mer 25 las especies que tienen riesgo y de extinción en México y por tanto no puede incluir en su ámbito a especies que ya no existen. 2.3 Información que debe sustentar a las evaluaciones de riesgo La información lo más detallada posible es fundamental para la caracterización del riesgo y de la posibilidad del establecimiento de políticas, medidas y acciones de conservación. La NOM-059-SEMARNAT-2001, en su numeral 5.7, determina que la información que debe acompañar a cada propuesta de inclusión, exclusión o cambio de categoría, debe ser la señalada en el recuadro 1 (página siguiente) con el fin de mantener la uniformidad entre las evaluaciones de las distintas especies de la lista. En el recuadro 2 (véase más adelante) se puede observar la manera en que se debe estructurar la información solicitada como sustento para evaluar el MER. Esto se menciona explícitamente en algunos de los incisos listados así como al final del numeral. Es lamentable que, debido al lenguaje técnico jurídico empleado en la norma, este numeral haya tenido dos lecturas entre los usuarios. Una de ellas (la que corresponde al espíritu de la norma) es que este procedimiento aplica para todos los casos, a toda evaluación de una especie o subespecie con el MER, sin importar su resultado. Esto incluye a una especie que al ser evaluada, se verifique que su estado de conservación es bueno y no es necesario listarla, o que al evaluarla se confirme su categoría de riesgo actual y no sea necesario modificar su estatus. La otra lectura es que únicamente en caso de que se desee modificar la lista de especies en riesgo (Anexo Normativo II) se requiere aportar la información enumerada en el inciso 5.7. Esta última interpretación es contraria al espíritu de la norma por lo que, aunque pudiera ser legalmente justificable omitir la información señalada, hacemos un exhorto a incorporar en la aplicación del MER dicha información. Con ello no sólo se le otorga mayor objetividad y sustento a cada evaluación, sino que se contribuye con la información necesaria para llevar a cabo la planeación y acciones de protección de las especies en peligro. En los casos en donde no se tenga información directa, se debe aclarar que se usará una estimación de una tendencia esperada, de acuerdo con lo que ocurre para especies cercanas o respecto a datos del hábitat o del ecosistema en general, según sea el caso. Empero, es necesario usar la información más detallada posible y explicar la metodología usada para su estimación. 26 Método de evaluación del riesgo de extinción Recuadro 1. Numeral 5.7 que establece la información que debe usarse para evaluar el MER • Datos generales del responsable de la propuesta: nombre, domicilio, teléfono, fax, dirección electrónica e institución (en su caso). • Nombre científico válido (citando la autoridad taxonómica respectiva), nombres científicos sinónimos más relevantes y nombres comunes de las especies que se propone incluir, excluir o cambiar de categoría en la lista de especies en riesgo, Anexo Normativo II, y motivos específicos de la propuesta. • Mapa del área de distribución geográfica de la especie o población en cuestión, con la máxima precisión que permitan los datos y que especifique resolución y escala. Debe incluirse en el criterio A del Anexo Normativo I, MER. • Justificación técnica-científica de la propuesta que incluya al menos los siguientes puntos: a) Análisis diagnóstico del estado actual que presentan la población o especie (debe incluirse en el criterio C del MER) y su hábitat (debe incluirse en el criterio B del MER); esta diagnosis debe definir los métodos utilizados para desarrollarla y debe incluir los antecedentes del estado de la especie y su hábitat o, en su caso, de la población, que son el motivo de la propuesta. b) Relevancia ecológica, taxonómica, cultural y económica, en su caso. Debe agregarse después de la suma total del MER). c) Factores de riesgo reales y potenciales para la especie o población, así como la evaluación de la importancia relativa de cada uno. Debe incluirse en el criterio D del MER). d) Análisis pronóstico de la tendencia actualizada de la especie o población referida, de no cambiarse el estado actual de los factores que provocan el riesgo de su desaparición en México, a corto y mediano plazos. Debe incluirse en el criterio D del MER. e) Una propuesta general de medidas de seguimiento, aplicables para la inclusión, cambio o exclusión que se solicita. Debe agregarse después de la suma total del MER. f) Referencias de los informes y/o estudios publicados que dan fundamento teórico y sustento relativo al planteamiento que se hace sobre la especie o población. Debe agregarse después de la suma total del MER. g) Ficha resumen de la información anterior. La justificación técnica-científica deberá apegarse a lo expresado en el Anexo Normativo I, Método de evaluación del riesgo de extinción de las especies silvestres en México. nom-059 y el mer 27 Recuadro 2. Guía para la ubicación de la información en la evaluación del riesgo de extinción de una especie silvestre de acuerdo a lo establecido en la NOM-059-SEMARNAT-2001, numeral 5.7 1. 2. 3. 4. Datos generales del proponente [5.7.1]. Nombre científico, sinónimos, nombres comunes [5.7.2]. Motivos de la propuesta [5.7.2]. MER con la información establecida en la justificación técnica científica, como se describe a continuación [5.7.4 y 5.7.5]. • • • • Criterio A DISTRIBUCIÓN Descripción de la distribución (estados de la república, altitud, continua o en parches, etc.).* Mapa [5.7.3] con la resolución y escala explícitos. Método de construcción del mapa. * Evaluación del tamaño de la distribución. • Criterio B HÁBITAT Antecedentes (tipo de hábitat que la especie ocupa) [5.7.4 a]. Análisis diagnóstico del estado actual del hábitat [5.7.4 a] (incluir aquí, en su caso, riesgos por factores estocásticos). Evaluación del estado actual del hábitat con respecto a las necesidades naturales del taxón. Cómo se llevó a cabo la diagnosis [5.7.4 a]. • • • • Criterio C VULNERABILIDAD INTRÍNSECA Antecedentes (historia natural de la especie) [5.7.4 a]. Análisis diagnóstico del estado actual de la especie [5.7.4 a]. Evaluación de qué factores lo hacen vulnerable de modo intrínseco. Cómo se llevó a cabo la diagnosis [5.7.4 a]. • • • Criterio D IMPACTO HUMANO • Factores de riesgo reales y potenciales [5.7.4 c]. • Análisis pronóstico de la tendencia de la especie [5.7.4 d]. • Evaluación del impacto humano directo e indirecto. 5. 6. 7. 8. Relevancia de la especie [5.7.4 b]. Propuesta de medidas de seguimiento (conservación) de la especie [5.7.4 e]. Referencias [5.7.4 f]. Resumen [5.7.4 g]. Los números entre paréntesis son los numerales de la norma. * Esto no lo establece la norma pero es muy recomendable que se incluya, de modo que se gane homogeneidad en su aplicación. 28 Método de evaluación del riesgo de extinción 2.4 Lista de especies en riesgo de extinción (Anexo Normativo II) La lista de especies en riesgo de la NOM-059-SEMARNAT-2001 está dividida en ocho grandes grupos taxonómicos: anfibios, aves, hongos, invertebrados, mamíferos, peces, plantas y reptiles. Dichas listas sólo representan una actualización parcial de las especies listadas en 1994, debido a que el Subcomité encargado de la modificación de la norma acordó que no se aceptarían cambios que no hubiesen sido colegiados o contasen con la información de respaldo. Lo anterior implicó que toda especie o subespecie de la que no se tuviera suficiente información para ser evaluada conforme al MER no cambiaría de categoría de riesgo, con excepción de las especies listadas como “raras” en la NOM059-ECOL-1994, que se transfirieron de manera precautoria a la categoría de “sujetas a protección especial”, en tanto no se lleve a cabo su revisión. Era evidente que las 2421 especies que se encontraban listadas en la NOM-059 de 1994 no podrían revisarse de manera voluntaria en un plazo relativamente corto, y que la lista original al haber sido efectuada sin criterios unificados de lo que se consideraba diferentes grados de riesgo de extinción, necesitaba una rápida actualización. Por ello, el gobierno federal por conducto de la Conabio y del INE, inició un proceso de convocatorias para desarrollar proyectos de investigación que apoyasen la recopilación de información sobre las especies listadas en 1994, incluido su análisis con el MER. Sin embargo, a la fecha no se ha completado la revisión de todas las especies consideradas en riesgo en 1994. Los interesados en saber qué especies han sido evaluadas pueden consultarlo en línea en: http://www.conabio.gob.mx/conocimiento/ ise/fichas/doctos/introduccion.html. 2.5 Método de evaluación del riesgo de extinción de las especies silvestres en México (MER) La norma NOM-059-SEMARNAT-2001 establece criterios para estimar el riesgo de extinción de una especie con base en la mejor información disponible. La aplicación de dichos criterios (detallados en la siguiente sección) conforma un protocolo llamado Método de evaluación del riesgo de extinción de las especies silvestres en México (MER). El MER es una herramienta que busca ponderar, por medio de una escala numérica jerárquica, los factores que afectan a una especie a la escala del país. nom-059 y el mer 29 Con base en el resultado del análisis, un taxón puede ser asignado a una de dos categorías de riesgo previstas por la norma: En peligro de extinción (P) o Amenazada (A), o se puede proponer su inclusión como Sujeta a protección especial (Pr). Para el caso de las especies Probablemente extintas en el medio silvestre (E), su aplicación tiene como objeto únicamente documentar la información disponible. El MER utiliza cuatro criterios (denominados A, B, C y D), tratando de mantener la mayor independencia posible entre ellos, de modo que la suma aritmética de sus respectivos puntajes esté en relación directa con el grado acumulativo de riesgo de extinción. Por ello es indispensable que todos los criterios sean aplicados al evaluar una especie. Existen casos en que las peculiaridades de la información disponible para cada grupo pueden hacer necesario estandarizar los criterios para su aplicación a ese grupo biológico. Por ello, se recomienda que el MER sea aplicado colegiadamente por los grupos de expertos a las especies dentro de un mismo grupo taxonómico, aumentando así la homogeneidad en su aplicación. 2.6 Los criterios del MER A continuación se presenta la descripción de los criterios y respectivos puntajes del MER tal y como aparece en la NOM-059-SEMARNAT-2001. En cada uno de ellos se han incluido algunos comentarios ilustrativos. Para una mejor comprensión de cada criterio se sugiere leer los ejemplos de la segunda parte de esta publicación. 2.6.1 Criterio A. Amplitud de la distribución del taxón en México “Es el tamaño relativo del ámbito de distribución natural actual en México; considera cuatro gradaciones: i) muy restringida = 4. Se aplica para especies microendémicas y para especies principalmente extralimitales con escasa distribución en México (menor a 5% del territorio nacional). ii) restringida = 3. Incluye especies cuyo ámbito de distribución en México se encuentra entre el 5 y 15% del territorio nacional. 30 Método de evaluación del riesgo de extinción iii)medianamente restringida o amplia = 2. Incluye aquellas especies cuyo ámbito de distribución es mayor a 15%, pero menor a 40% del territorio nacional. iv)ampliamente distribuida o muy amplia = 1. Incluye aquellas especies cuyo ámbito de distribución es igual o mayor a 40% del territorio nacional.” La amplitud de la distribución de una especie ha sido considerada como uno de los factores más importantes para determinar su riesgo de extinción y tiene un peso importante en los métodos que evalúan el riesgo (por ejemplo, UICN, 2001; Ceballos y Navarro, 1991). Existen varios estudios que demuestran la correlación entre especies de distribución restringida y su grado de riesgo de extinción en distintos grupos taxonómicos (Purvis et al., 2000, Jones et al., 2003). La razón principal detrás de esto es que una especie cuya amplitud de distribución es muy pequeña podría desaparecer si dicha área se viera afectada por un evento, incluso estocástico, sin posibilidades de que otra población o parte de su población persistiera en otro lugar que no hubiera sufrido ningún disturbio. Dada la importancia que juega este factor, y a que la mayoría de la información que se tiene de las especies es de su distribución (aunque sea a grandes rasgos), este criterio tiene cuatro gradaciones en el MER, con lo cual el peso relativo de una especie de distribución muy restringida es mayor que los valores máximos de los criterios B y C. Por otro lado, como lo hemos mencionado previamente, el sentido principal de la norma oficial mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001 fue la estandarización de las evaluaciones del riesgo de extinción de los taxones silvestres en México. Retomando este espíritu de sistematización de la información y su documentación de manera que las evaluaciones se puedan reevaluar fácilmente en el futuro, es que proponemos que al sustentar este criterio se documente la descripción de la distribución y el método de construcción del mapa de distribución, a pesar de que la NOM no los solicita de manera explícita. Estos requisitos (antecedentes y descripción del método) sí se piden explícitamente para los criterios B, C y D en el numeral 5.7 de la norma (recuadro 1). De esta manera, la información que debe dar sustento a la evaluación se debe estructurar como sigue: • • • • Descripción de la distribución Mapa Cómo se hizo el mapa Evaluación del tamaño relativo de la distribución nom-059 y el mer 31 El criterio A evalúa exclusivamente la vulnerabilidad relativa que pudiera significar para un determinado taxón, la extensión geográfica que éste ocupa a escala nacional. Debe tenerse en cuenta que no se considera si el taxón es endémico a México, sino única y estrictamente la proporción del territorio nacional que abarca su distribución geográfica efectiva. Es muy común que no se tengan datos de la distribución exacta de la especie que se analiza en México. Por ello, este criterio fue diseñado con gradaciones de amplitud de la distribución muy gruesas o diferentes entre sí, a modo de facilitar la decisión de la asignación de una especie en alguno de los cuatro ámbitos de distribución posibles. Existe la posibilidad de que la amplitud de la distribución varíe de acuerdo al método que se utiliza. Esto plantea dos posibilidades extremas: (1) la sobreestimación, si se considera como área total del taxón, un polígono convexo definido por los puntos de registro marginales, u otros métodos de baja resolución (modelación de nichos, por ejemplo) que ignoran huecos y sobreestiman límites; (2) la subestimación, que en el extremo consistiría en tomar en cuenta únicamente aquellas localidades de donde se han obtenido registros en parches discontinuos, pese a existir la posibilidad de que su distribución sea más amplia. Como es imposible conocer la distribución “exacta” de una especie, se espera que el experto utilice la mejor información geográfica disponible y sea detalladamente explícito en la metodología utilizada para estimar el área de distribución de la especie. 2.6.2 Criterio B. Estado del hábitat con respecto al desarrollo natural del taxón “Es el conjunto actual estimado de efectos del hábitat particular, con respecto a los requerimientos conocidos para el desarrollo natural del taxón que se analiza, en términos de las condiciones físicas y biológicas. No determina la calidad de un hábitat en general. Cuando una especie tenga una distribución muy amplia, se hará una estimación integral del efecto de la calidad del hábitat para todo su ámbito. Considera tres valores: i) hostil o muy limitante = 3 ii) intermedio o limitante = 2 iii)propicio o poco limitante = 1” 32 Método de evaluación del riesgo de extinción Este criterio es quizás el más novedoso en cuanto a que no está dirigido a calificar al hábitat per se, sino a la interacción de la especie y sus poblaciones con él a lo largo de su distribución. Esto es, el hábitat cuya calidad pretende evaluarse debe ser analizado en función de las necesidades vitales conocidas del organismo. ¿Cuáles son los tipos de hábitat que una especie ocupa en sus distintas etapas de desarrollo? ¿Qué es lo que usa de ellos? ¿Cómo es su desarrollo en el estado actual que esos hábitats presentan? El criterio B se establece en términos del papel que juega el estado actual del hábitat en la tendencia hacia la extinción de la especie que se analiza. Cabe hacerse la pregunta: ¿el estado actual del hábitat está dificultando la supervivencia y desarrollo de la especie? Este criterio contempla también la posibilidad de eventos estocásticos que puedan afectar a las especie o a algunas poblaciones de la especie. Por ejemplo, si las poblaciones de una región se han visto sometidas a una sequía más drástica de lo usual en los últimos años, si se observa que las heladas se han intensificado provocando la falta de reclutamiento, si llega a ocurrir que los ciclos de El Niño se estén alterando en periodicidad e intensidad y pudieran afectar negativamente a la especie en cuestión. Este criterio también evalúa la rareza de hábitat, sensu Rabinowitz y colaboradores (1986). Existen casos de especies cuyo hábitat natural es muy escaso, puede estar distribuido en pequeños parches y depender de condiciones ecológicas o ambientales muy particulares o ser poco resiliente. Estas características son un factor de riesgo de extinción evidente que se deben tomar en cuenta al asignarle al taxón un valor en este criterio B. Dado que evaluar el estado del hábitat para el propio taxón puede resultar difícil y a que de acuerdo al numeral 5.7 de la norma hay que especificar los siguientes puntos, conviene presentar de la manera más explícita que se pueda lo que se tomó en cuenta al calificar este criterio. La información que debe sustentar a la evaluación es: • Antecedentes (tipo de hábitat que la especie ocupa). • Análisis diagnóstico del estado actual del hábitat (incluir aquí, si existiese, el riesgo de factores ambientales estocásticos y drásticos, como sequías prolongadas o huracanes). • Evaluación del estado actual del hábitat con respecto a las necesidades naturales del taxón. nom-059 y el mer 33 En algunos casos puede ocurrir que se esté tratando de evaluar un taxón del cual se tiene muy poca información; situación común con respecto a especies de México (o cualquier país megadiverso). En esa circunstancia extrema, para aplicar el criterio B, los usuarios del MER pueden recurrir a información derivada del conocimiento que se tenga sobre los requerimientos de hábitat de taxones hermanos (ver el ejemplo del camaroncito Potamalpheops stygicola en este volumen). Por otro lado, cabe destacar que habrá casos de especies que quizá no sean afectadas, o incluso hasta pudieran ser favorecidas, por cierto grado de perturbación del hábitat. En esos casos, la situación del taxón debe estimarse con el puntaje mínimo, pues el entorno le resulta favorable, a pesar de que el medio en sí parezca perturbado respecto de su condición natural. 2.6.3 Criterio C. Vulnerabilidad biológica intrínseca del taxón “Es el conjunto de factores relacionados con la historia o la forma de vida propios del taxón que lo hacen vulnerable. Dependiendo de la disponibilidad de información específica, algunos ejemplos de tales factores pueden ser: estrategia reproductiva, parámetros demográficos más relevantes, historia de vida, fenología, intervalos de tolerancia, parámetros fisicoquímicos, aspectos alimentarios, variabilidad genética, grado de especialización, tasa de reclutamiento, efecto nodriza, entre otros. El MER considera tres gradaciones numéricas de vulnerabilidad: i) vulnerabilidad alta = 3 ii) vulnerabilidad media = 2 iii) vulnerabilidad baja = 1.” Este criterio considera que cada especie tiene peculiaridades intrínsecas que contribuyen para su mayor o menor propensión al riesgo de extinción o a situaciones de amenaza. Esto es, características propias de la especie emergidas de su evolución, que incluso pueden variar a escala de poblaciones, que hacen más o menos probable su permanencia. Por ejemplo, las especies con una tasa potencial reproductiva baja, tiempo de generación largo, que viven en densidades bajas, o que tardan mucho en alcanzar la edad reproductiva, tienen una vulnerabilidad mayor que otras especies con alto potencial reproductivo, de colonización, tiempos de generación cortos, etcétera. 34 Método de evaluación del riesgo de extinción Ya hemos visto que la rareza en términos de amplitud de la distribución está considerada en el criterio A y la rareza de hábitat en el criterio B. La rareza demográfica, es decir, números de poblaciones bajos, es parte de lo que se considera en este criterio. Pero también puede haber características propias de la especie como el haber pasado por un cuello de botella y tener poca diversidad genética, tener sólo unos pocos sitios de congregación de individuos durante alguna fase de su desarrollo, contar con un ámbito hogareño demasiado pequeño o demasiado amplio, depender de otras especies de un modo crítico y específico para sobrevivir, tener escaso reclutamiento de juveniles, etcétera. La estructura de la información que argumente la evaluación debe ser la siguiente: • Antecedentes (historia de vida de la especie). • Análisis diagnóstico del estado actual de la población o especie y descripción de cómo se obtuvo dicha diagnosis. • Evaluación de qué factores lo hacen vulnerable. Los grupos de especialistas podrán determinar otros factores según el conocimiento disponible de la especie, o ponderar caso por caso cuáles son los atributos intrínsecos que pueden significar mayor vulnerabilidad para los taxones. 2.6.4 Criterio D. Impacto de la actividad humana sobre el taxón “Es una estimación numérica de la magnitud del impacto y la tendencia que genera la influencia humana sobre el taxón que se analiza. Considera aspectos como la presión por asentamientos humanos, fragmentación del hábitat, contaminación, uso, comercio, tráfico, cambio del uso de suelo, introducción de especies exóticas, realización de obras de infraestructura, entre otros. Se asignan tres posibilidades: i) alto impacto = 4 ii) impacto medio = 3 iii)bajo impacto = 2.” Para ponderar el criterio D debe considerarse el efecto de acciones humanas directas o indirectas que remueven, lesionan fatalmente o alteran la viabilidad de individuos del taxón que se evalúa. nom-059 y el mer 35 De acuerdo con la evidencia disponible, se asume que el impacto de la actividad humana sobre los taxones silvestres difícilmente es bajo, a diferencia de los demás, el puntaje mínimo en el criterio D es de 2 en lugar de 1; así, este criterio tiene un peso relativo mayor a los criterios B y D. Esto se explica porque la mayoría de las especies están en riesgo por actividades directas o indirectas generadas por el hombre. El carácter negativo de las perturbaciones humanas es bastante conocido (comparado con los requerimientos de hábitat de una especie, por ejemplo) y a que quizás, el impacto de la actividad humana sobre el taxón sea uno de los aspectos de los cuales se tenga más información concreta, aunque sea únicamente para algunas de las poblaciones de la especie. La estructura de la información que argumente la evaluación debe ser la siguiente: • Factores de riesgo reales y potenciales con la importancia relativa de cada uno de ellos. • Análisis pronóstico de la tendencia actualizada de la especie o población referida. • Evaluación del impacto. 2.6.5 Aplicación de los criterios B y D Quienes apliquen el MER deben tener especial cuidado en la aplicación de los criterios B y D ya que en muchos casos estos pueden superponerse. Si esto no se hace de manera consciente, se podría terminar midiendo dos veces la misma variable; es decir, si la influencia humana (criterio D) se mide como la destrucción del hábitat por acciones antropogénicas y el estado del hábitat (criterio B) se considera como hostil por la destrucción causada por el hombre, estaríamos evaluando lo mismo dos veces. Por eso sugerimos que el criterio B se enfoque única y exclusivamente al estado actual del hábitat, en el sentido de si ya ha sido degradado de manera que afecte negativamente a la especie, y que el criterio D se enfoque sólo a la tendencia que ha seguido el hábitat de la especie a lo largo de la historia y considerando escenarios futuros. La separación de los dos criterios es más efectiva si el criterio D se enfoca a evaluar los efectos de la acción humana directa; por ejemplo, por cacería, por ser considerada plaga, por comercio, etcétera. 36 Método de evaluación del riesgo de extinción 2.7 Obtención del valor final para un taxón Una vez aplicados los criterios del MER, el siguiente paso es, simplemente, sumar los puntajes provenientes de cada uno de ellos. Como resultado de ensayos de calibración efectuados con distintos tipos de especies en el lapso de trabajo del Subcomité (1997-1999), y para dar cabida al componente de incertidumbre asociado con la calidad y cantidad de información disponible para diferentes taxones, el MER asigna los siguientes intervalos: • Un taxón cuya suma total se sitúe entre 12 y 14 puntos será considerado como En peligro de extinción (P). • Aquél cuya suma total se halle entre 10 y 11 puntos será considerado como Amenazado (A). En caso de que los especialistas proponentes hayan determinado que una especie requiera de protección para su conservación, y al aplicar el MER no obtenga un puntaje mayor o igual a 10, se debe argumentar y documentar de manera formal su propuesta de inclusión a la categoría Sujeta a protección especial (Pr) de acuerdo con la información y con los criterios especificados en los numerales 5.7 y 6 de la norma. Las propuestas de asignación de una especie a la categoría de Probablemente extinta en el medio silvestre (E) deben documentar la efectiva extinción a nivel nacional de la especie en cuestión. Sin embargo, debe hacerse un esfuerzo para realizar también el ejercicio de evaluación correspondiente al MER, con los datos históricos o más recientes que se tengan de la especie. Esto es de suma utilidad en el caso de que se llegara a descubrir alguna población sobreviviente de dicha especie o se pudiese hacer una reintroducción. Si al evaluar algún criterio se tiene la incertidumbre entre dos posibles valores, se deben considerar los dos y especificar por qué ambos son plausibles. Al obtener la suma total de riesgo de extinción se deben tomar en cuenta todas las posibilidades contempladas. Hay casos en que aun con sumas totales diferentes el resultado en términos de la categoría asignada es el mismo, lo cual se debe a que las categorías están definidas por intervalos numéricos. Si la categoría de riesgo que resulte de la suma total llegase a ser distinta dependiendo de cuál valor se elija, se debe seleccionar aquél que refleje mejor la condición de riesgo de la especie de acuerdo con la experiencia de los autores. Se recomienda enfáticamente discutir colegiadamente este tipo de casos. nom-059 y el mer 37 2.8 Recomendaciones prácticas Se recomienda desarrollar una etapa previa de calibración del MER para cada grupo taxonómico. Esto es, comenzar con un taxón del cual se tenga una idea muy clara de su estado de conservación para verificar que el resultado de la aplicación del método sea correcto. Un método se vuelve más sólido al llevarlo a cabo como un proceso iterativo, documentado paso por paso. La calibración del MER por un grupo colegiado es un paso muy importante, que permite generar confianza en los resultados y detectar las posibles peculiaridades del método en relación con un taxón particular. Trabajar con el MER hasta que la calibración sea correcta; es decir, hasta que el especialista o grupo de especialistas se sientan cómodos y se tengan argumentos técnicos claros con cada criterio, le dará coherencia a todas las evaluaciones posteriores. Es importante tratar de aplicar este método como un ejercicio colectivo, ya que por medio del diálogo y la discusión de distintos puntos de vista se pueden estrechar los límites de la subjetividad inherentes a la visión individual de cada especialista. En algunos casos puede ser necesario establecer particularidades para aplicar el MER. Por ejemplo, establecer otros umbrales de tamaño de la distribución diferentes a los que vienen determinados en el criterio A. Es importante que cada grupo de especialistas acuerde previamente las convenciones de evaluación necesarias y defina y documente sus puntos de referencia, de modo que se facilite la homogeneidad en las evaluaciones que se hagan para las especies dentro de esos taxones. Para los casos que resulten controversiales al aplicar el MER, se recomienda su reevaluación junto con otros expertos en el grupo de especies que corresponda. Incluso, lo óptimo sería que este proceso se efectuara en el seno de las sociedades científicas pertinentes. Lo anterior ayudaría no solamente a resolver mejor el caso particular, sino también a avanzar en el proceso de aplicación y calibración general del MER. Al evaluar el riesgo de extinción, muchos casos no podrán cubrir todos los aspectos de información deseables para considerar la evaluación precisa. Sin embargo, lo esencial es documentar los diferentes pasos para desarrollar resultados creíbles que puedan ser revisados y superados con el trabajo posterior en el tiempo. Como se dijo en una sección anterior, el sistema de evaluación de la UICN puede usarse como auxiliar del MER, si la naturaleza, la cantidad y la calidad de la información disponible acerca de la especie son adecuadas para aplicar 38 Método de evaluación del riesgo de extinción aquel método. En ese caso, el especialista puede utilizar los resultados que así obtenga, como un insumo para valorar los cuatro criterios que requiere el MER. Si bien no existe equivalencia exacta de las categorías, el sistema UICN puede ser una herramienta útil para documentar las decisiones que se tomen usando el MER. 2.9 Algunas expectativas respecto del MER • Que diversos grupos de especialistas apliquen el MER a los taxones de su especialidad, con el fin de actualizar progresivamente las listas de la NOM-059-SEMARNAT-2001, sea para ponderar la posible inclusión de otros taxones, para proponer cambios de categoría de riesgo, o bien la exclusión fundamentada de algunos de los actualmente presentes. • Documentar el estado de las especies que se encuentran en riesgo de extinción en México. • Estimular la instalación y desarrollo de programas de seguimiento que consideren los criterios del MER, de modo que puedan proveer elementos para medir la situación, la tendencia de la especie y la efectividad de programas de conservación. • Ofrecer un punto de referencia inicial y estímulo, para mejorar la forma en que se evalúa el riesgo de extinción y se lista a los taxones oficialmente considerados en alguna categoría de riesgo. • Que el acervo de información generado para las especies en riesgo al documentar el MER sea usado profusamente para propósitos de conservación.