CLARAS C L A R A S Lo expuesto en las páginas anteriores se refiere casi exclusivamente al Lema de las espesuras. Su conservación se logra aplicando al vuelo un sistema metódico +de claras (1). Los efectos que éstas produzcan y su trascendencia rebasan aquella finalidad de proporcionar al arbolado espacio suficiente para su ^d'esarrollo, y alcanzan nuevos efectos, que, en resumen, son tos siguientes : ^.° Beneficios derivados para la fertilidad del suelo y mejora cle la proc^ucción a consecuencia del mantenimiento de ía espesura. 2.° Eliminación sistemática de ejemplares deformPs, anormales, enfermos o dominados. Así, resulta que el arbolado en pie - masa principal - experimenta una constante acción su^peTadora en la selección de tron^os, en fórmas y dimensiones. 3° Los producto^ intermedios, o arbolado extraído en las claras, proporcionan, además de los ejemplares anormales, otros, útiles en los mercados, en forma de leña o troncos delgados. Los beneficios metálicos reportados elevan en términos considerables el valor del suelo e influyen en la alteración del turno financiero. Nara que los tres puntos citados tengan su confir.mación en la realidad, se precisa que las claras estén ajustadas a unas normas y métodos. La aplicación adecuada de las mismas, bien puede ser defini^d^a como "et arte del Ingeniero de Montes". (t) Todo lo que en este follc^to se escribe suUre claras, se refiere a ias cortas de ^raejora; plero de ninguna m^nera a Jas cortas aclaradoras o cortas de reproducción, cuya fintvlidad es, camo se sabe, dejar a los árboles padres aisla^as para qule mn esta espesura clara queden sus oopas bañadas de luz y así se desenvuelva la dysemfinación natural q^ue sustiturya a 1a rerpoblación artificial. Sin ánirno de sentar una afirnración categórica, ni mucho.mei^os, podemos asegurar que en a^uestras e^qperiencias hemos logrado ver esa driseminación, pero poco abvtrdanbe, ez^ el P. Insignis, y desde luego extraordinariaa^ventle inferior a la observada en et pino g^allego. 62 IGNACTO EC1íEVERRÍA Las claras son de distintos tipos, según la graduación de su intensidad y la forma de ejecutarlas (bajas y altas). Como existen unas instrucciones para la ejecución de ensayos de claras ondinarias y claras de aislamiento, que fueron aprobadas en ^9oz por la Asociación de Institutos alemanes de Experimentación forestal, y hoy están vig+entes y aceptadas por la Unión (nternacional de Institutos forestales, a ellas se han ajustado nuestras experiencias. Dichas instrucciones fueron traducidas en el Estudio sobre experimentación forestal, de D. BENIGNO COLOMO y D. OCTAVfO ELORRIETA, y hemos consi^derado conveniente volver a publicarlas. El lector interesado en su conocimiento las puede ver en el Anejo núm. g, página ^4.3, así como la explicación de la manera cómo hemos usado estas normas en nuestras experiencias. EFECTOS DE LAS CLARAS EN EL VOLUMEN TOTAU Ha quedado estudiada la influencia de 1a espesura en la formación del producto principal, llamado así el volumen aprovechado en la corta final. _Pero, para mantener el vueló en determinadas espesuras, ha sido precisa practicar claras periódicas, extrayendo en ellas una parte de la masa: los productos inter^edios. Pasamos ahora a examinar la influencia de la espesura en la formación de la producción principal -^- extraída = total. EI ensayo se ha planteado en estos términos: descontando que la espesura completa es, salvo casos de excepción, la indicada para su empleo, y que, según este principio, nunca debe aclararse una masa sin qu^e se alcance la tangencia de copas, a fin de que este piso superior cubra el suelo en su totalidad^, caben dentro de esta espesura completa varias soluciones. 0 bien se corta moderadamente en las claras, lo que permitirá que de una clara a la sucesiva pase un período corto, o bien se aclara fuert+emente, en cuyo caso dicho TRATAMIENTO DEL "PINUS INSIGNIS" 63 período tiene que ser más largo, porque ahora necesita mayar número de años para cerrar de nuevo la espesura. ^Cuál de estos sistemas de claras es más conveniente a la producción total del P. Insignis en los montes norteños? En cualquier caso, ofrece interés el conocimiento de la formación del volumen totat de la masa y la determinación de la parte que en este volumen tiene el proporcionado por las claras. Pero en estas especies de crecimiento rápido y turno corto lo tiene en mayor grado. Conocemos casos de pinares de primera calidad que, desde los siete años, empiezan a tener los aprovechamientos de sus claras aplicaciones comerciales.. En estos casos, los beneficios que éstas reportan y ei interés acumulado hasta la e^d^ad de corta hace que las claras proporcionen una suma de rendimientos metálicos que elevan considerablemente la rentabilidad det suelo y aíteran la edad de corta o turno. Antes de sintetizar conclusiones obtenidas en los Sitios de ensayo, leímos lo que sobre el tema general de las claras vienen deducienda los forestales europeos más eminentes, de sus experiencias sobre las especies forestales más extendidas en el Continente, la,^s que, por hab'er sido deducidas de una copiósa y sistemática experimentación de tres cuartos de siglo, tienen un valor inestimable de orientación. SCHWAPACH, en sus Tablas dé Producción del año ^goz, llegaba a esta consecuencia: La intensidad de las claras no altera la cuantía del volumen tatal formado, si bien cambia la proporción de los dos sumandos que los integran, volumen de las claras o intermedio y valumen principal. I.OREY llega también a la misma consecuencia en su primera parte. WIEDEMANN, sucesor de SCHWAPACH, en su reciente trabajo Rotbuche i93^, deduce también que las claras bajas, en sus distin- ^ ECHSVBRRÍA IGNACIO tos grados, producen volúmenes totales bastante parecidos, si bien, al confirmar también la segunda conclusión de SCHWAPACH, Ilama la atención de la importancia que para la rentabilidad en metálico de un suelo tiene la distinta intensidad de la clara, porque no solamente cambia la proporción de masa intermedia a masa principal, síno que las claras fuertes aumentan el precio medio del metra cfi^ bico de madera, por baber abora mayor próporción de madera gruesa, o, lo que es lo mismo, de mayor valor unitario. Sin embargo, la primera conclusión, relativa a la in^d^iferencia del grado de clara en el volumen total obtenido, no se ha confirmado en nuestras experiencias sobre el P. Insignis. Véase el Anejo núm. io, página ^q8, y en él se comprueba que el volumen total de una masa, lo mismo absoluto que centesimal, es inversamente proporcional a la intensidad de las claras empleadas sobte la espesura ^mpleta. ac ;(c :k E] tema d^e las espesuras, que ha sido el deitmotivi central d^e la presente monografía, roza también el problema de la influencia cle la intensidad de las claras en la rentabi^lidad de las montes, así ^,c^mo en la alteración ^e la ^edad a que culmina el creci^mienta medío anual de la masa. Pero estas dos cuestiones entran de íleno en el punto referente a] tzerno financiero•y al turno forestal del P. Insignís, los euales, juntamente con algunos extremos que aún quedan por tocar, proporcionarán el material necesario para publicar (D. m.) un nuevo y último folleto dedicado a esta especie forestal.