I. INTERVENCIONES CIUDADANAS ANTE LA CORTE CONSTITUCIONAL. 1. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio N° OPTB-338/2011. Expediente: T-2.980.403. Acción de tutela instaurada por Carlos Alberto Toro Muñoz contra Consejo Superior de la Judicatura. Estado Actual: Fallo de tutela T533 de 2011 Resumen: Protección especial de las personas en condición de discapacidad en relación con el derecho al trabajo. DEMANDANTE CARLOS ALBERTO TORO MUÑOZ DEMANDADO Consejo Superior de la Judicatura- Dirección Ejecutiva Seccional de Administración Judicial. MAGISTRADO PONENTE: JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB Bogotá D.C., siete (7) de julio de dos mil once (2011) 3.2.1 Grupo de Acciones Públicas de la Universidad del Rosario El Grupo de Acciones Públicas de la Universidad del Rosario, rindió su concepto en el proceso de la referencia en los siguientes términos: 3.2.4.1 Existe una referencia ineludible en la acción de tutela bajo estudio al carácter de sujeto de especial protección constitucional que adquiere el señor Toro en virtud de su condición de discapacidad física, lo cual no puede ser un asunto secundario en la valoración del presente caso por las implicaciones constitucionales que la decisión que se adopte tendrá en general, así como por su incidencia para las personas que tengan tal carácter. Agregó que en el marco del Estado Social de Derecho, la discapacidad deja de pertenecer únicamente a la esfera privada de los individuos que la presentan y se convierte en una realidad que no puede ser omitida por la sociedad, la cual debe, por tanto, ser tenida en cuenta en el accionar del aparato estatal, en la consagración de garantías por parte del legislador y en la adopción de políticas públicas encaminadas al bienestar de las personas con discapacidad, mediante las cuales se permita su desarrollo normal dentro de la sociedad, así como el acogimiento de medidas judiciales que den lugar a la efectiva protección de la totalidad de sus derechos. De igual manera, al vulnerar el derecho a la libre locomoción del señor Toro, se transgrede su derecho a la igualdad y, en el mismo sentido, se incurre en una discriminación en contra suya. Concluye que un individuo en situación de discapacidad, como lo es el señor Toro, es un sujeto de especial protección constitucional en virtud de las condiciones particulares del grupo poblacional del que hace parte, lo cual impone una obligación en cabeza del Estado de otorgar una protección especial que debe concretarse en acciones específicas que permitan su atención efectiva, garantizando el ejercicio de sus derechos y el desarrollo vital de sus intereses, tal y como se estableció en la sentencia C-640 de 2009. 3.2.4.2 En el caso sub-lite hay que partir de la base del perjuicio que está sufriendo el accionante y que consiste básicamente en la afectación de su derecho al trabajo, que ha devenido en la vulneración del mínimo vital por las repercusiones negativas que la imposibilidad de movilizarse en el Complejo Judicial de Paloquemao ha generado en la economía de su núcleo familiar, pues del ejercicio profesional del petente depende el cubrimiento de las necesidades básicas propias y de sus familiares. Estas circunstancias particulares del solicitante denotan la urgencia de la acción de tutela como medio preferente de defensa judicial en los términos del Decreto 2591 de 1991. Además, asegura, se debe tener en cuenta la manifiesta vulnerabilidad del accionante por su situación de discapacidad, lo que da lugar a su cualificación como sujeto de especial protección constitucional. Estas circunstancias permiten concluir que la acción popular no sería el mecanismo idóneo para el amparo de los derechos constitucionales del señor Toro Múñoz. En conclusión, considera que verificadas las circunstancias de gravedad y de urgencia que reviste el presente caso respecto a un sujeto de especial protección constitucional, el contexto del caso ameritaba al menos un estudio o valoración de fondo por los jueces de instancia, quienes declararon la improcedencia de la tutela bajo el único argumento de que por el solo hecho de que el accionante tiene otro medio de defensa judicial, éste es más efectivo, sin mayores miramientos. 3.2.4.3 Indica que es manifiestamente irrazonable someter a una persona en situación de discapacidad a esperar los resultados de una acción popular, mientras sus derechos fundamentales siguen siendo vulnerados, especialmente su mínimo vital y el de su familia. Aduce que en este tipo de casos en que hay una relación entre un interés colectivo (accesibilidad) y los derechos fundamentales de una persona que hace parte del grupo afectado, es necesario distinguir las pretensiones del actor que involucran la violación de sus derechos subjetivos, y por ende, son susceptibles de ser protegidos mediante la acción de tutela, de aquellas pretensiones que están encaminadas a la defensa del interés general y que deben ser tramitadas por otros mecanismos. Dice que si el accionante no sufriera ninguna vulneración a sus derechos fundamentales con ocasión de la falta de accesibilidad a Paloquemao, en ese caso, la tutela sería totalmente improcedente. Sin embargo, el actor sufre discriminación, es decir, una vulneración al derecho a la igualdad que debe ser remediada mediante la acción de tutela. 3.2.4.4 Sostiene que en el caso del señor Carlos Alberto Toro se encuentran afectados sus derechos fundamentales a la igualdad, a la libre circulación, a la autonomía, al trabajo y al mínimo vital. En el caso concreto, la falta de infraestructura genera que el señor Carlos Alberto Toro no pueda recorrer de manera independiente las instalaciones del Complejo Judicial de Paloquemao donde se desempeña como abogado y lo sujeta a la voluntad de terceras personas que no están obligadas a movilizarlo según sus requerimientos, sino sólo cuando los agentes de policía lo consideren verdaderamente necesario, es decir, para las audiencias. De esta manera el señor Toro no sólo se ve restringido en cuanto al derecho a la libre circulación, sino también a la autonomía. 3.2.4.5 Sostiene que en este caso es procedente tutelar el derecho al trabajo para que el actor pueda ejercer en igualdad de oportunidades las gestiones inherentes a su función de defensor y no tenga que ser desplazado de sus labores en razón a su discapacidad, pues esto es contrario tanto al derecho a la igualdad como al trabajo y, en consecuencia, al mínimo vital. 7 DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo colombiano y por mandato de la Constitución Política, RESUELVE PRIMERO. REVOCAR las sentencias proferidas por la Sala Civil de Decisión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá y por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, el 24 de noviembre de 2010 y el 26 de enero de 2011, respectivamente, en cuanto negaron los derechos fundamentales invocados por el actor. En su lugar CONCEDER la protección de los derechos fundamentales a la igualdad, a la accesibilidad, a la libertad de locomoción, al libre desarrollo de la personalidad, a la autonomía, al trabajo y al mínimo vital de CARLOS ALBERTO TORO MÚÑOZ, por las razones expuestas en la parte motiva de esta providencia. SEGUNDO. INSTAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de tres (3) meses contados a partir de la notificación del presente fallo de tutela, adelante una campaña de sensibilización dirigida a los servidores públicos y personal administrativo que laboran en el Complejo Judicial de Paloquemao y que están involucrados directamente con la negación de acceso que debe enfrentar cotidianamente el accionante en razón a su discapacidad física, con el fin de generar un mayor compromiso y comprensión de las circunstancias en las que viven las personas con diferentes discapacidades. TERCERO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en un término no superior a un (1) mes contado a partir de la notificación del presente fallo de tutela, adecue el mobiliario de las salas de audiencias ubicadas en el primer piso del Complejo Judicial de Paloquemao, de tal forma que se le garantice el derecho a la accesibilidad física del peticionario al interior de las mismas. CUARTO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de tres (3) meses contados a partir de la notificación del presente fallo de tutela, implemente un plan de emergencia y evacuación que tenga en cuenta a la población en situación de discapacidad. QUINTO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de tres (3) meses contados a partir de la notificación del presente fallo de tutela, (i) implemente las barandas y/o pasamanos en todas las rampas y escaleras del primer piso observando las especificaciones técnicas para el caso, y (ii) realice la señalización necesaria para la guía de las personas con discapacidad. SEXTO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de un (1) mes contado a partir de la notificación del presente fallo de tutela, implemente una base de datos en el Centro de Servicios y Apoyo Judicial para que priorice la asignación de las salas de audiencias ubicadas en el primer piso del Complejo Judicial de Paloquemao a favor de las personas en situación de discapacidad, mientras se garantiza a esta población su plena accesibilidad al edificio. La base de datos deberá ser administrada por la oficina del Centro de Servicios y Apoyo Judicial con el fin de que distribuya la correcta asignación de las salas ante la solicitud de los despachos judiciales y de las personas en situación de discapacidad. SÉPTIMO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, de manera inmediata a partir de la notificación del presente fallo de tutela, y como una medida provisional mientras se le garantiza al actor y a otras personas en situación de discapacidad, el pleno ejercicio de su derecho a la accesibilidad y a la libertad de locomoción, se disponga de personal o de una brigada de guías para la atención y el acompañamiento que el actor y otras personas en situación de discapacidad requieran en el primer piso y en los pisos superiores del Complejo. OCTAVO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que en el término de un (1) año contado a partir de la notificación del presente fallo de tutela, diseñe un plan específico que garantice el derecho fundamental del accionante y de la población en situación de discapacidad a la accesibilidad y a la libertad de locomoción, teniendo en cuenta como mínimo los parámetros expuestos en la consideración 4.2.1.4 de esta providencia; y una vez realizado lo anterior; inicie inmediatamente la ejecución de dicho plan, labor que deberá culminarse en un término no superior a cinco (5) años. El plan deberá contemplar las obras necesarias a que haya lugar no sólo en los pisos superiores de la edificación sino también en el primer piso, teniendo en cuenta lo dispuesto en la normativa vigente en términos de accesibilidad física para las personas en situación de discapacidad. NOVENO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que rinda un informe mensual a la Procuraduría General de la Nación y a la Defensoría del Pueblo acerca de la estructuración de todas las fases del plan específico a que se hizo referencia en el numeral OCTAVO. DÉCIMO. EXHORTAR al GOBIERNO NACIONAL para que verifique la implementación de las leyes de integración social de las personas en situación de discapacidad y de la Convención de los Derechos Humanos de las personas con discapacidad, con el fin de garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos de esta población, específicamente, en lo atinente al derecho a la accesibilidad física. DÉCIMO PRIMERO. COMUNICAR la presente decisión al Procurador General de la Nación y al Defensor del Pueblo, para que, dentro de la órbita de sus competencias, hagan un seguimiento del cumplimiento de esta providencia. DÉCIMO SEGUNDO. Por secretaría general librar las comunicaciones de que trata el Decreto 2591 de 1991. 2. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio dirigido al señor Decano Alejandro Venegas Franco de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D-8433 otras. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: fallo tutela C631 de 2011 Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Demandantes: Carlos Javier Guerrero Gutiérrez, Luis Fernando .Claros Soto, Andrés Felipe Betancur Murillo, Jesús Antonio Espitia .Marín, Juan Carlos Echeverry Narváez e Ildefonso Camacho Rivas. Magistrado Ponente: MAURICIO GONZALEZ CUERVO 3.3. Grupo de Acciones públicas de la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Progresividad. Se afirma que al eliminarse los incentivos en las acciones populares se está presencia de una política regresiva, por cuanto limita la efectividad de los derechos colectivos, coincidentes con los denominados derechos económicos, sociales y culturales. El hecho de retirar del ordenamiento un incentivo económico que motivaba a los ciudadanos a poner de presente la vulneración de ciertos derechos, incide innegablemente en la materialización de los mismos. La eliminación del incentivo es una política que retira el apoyo a aquellos accionantes consientes de la vulneración de los derechos colectivos, a quienes ha de reconocérseles el esfuerzo por su actividad protectora de derechos e incluso auxiliarlos ante la escasez de recursos para afrontar el proceso que se deriva de una acción popular. Ahora bien no pareciera ser una justa causa el ánimo de lucro derivado de la acción por cuanto es al juez a quien corresponden determinar si se está en presencia de una conducta fraudulenta y por ende hacer uso de los mecanismos de sanción necesarios. Por consiguiente, se indica, no es posible eliminar una disposición normativa que implica un retroceso en la protección de los derechos sociales y que careciera de una justificación razonable. Solidaridad. La eliminación del incentivo implica una afectación a los actores populares ya que estos al suplir una obligación que recae en cabeza del Estado, disminuyen su patrimonio en los esfuerzos que invierten en la acción, mientras que el patrimonio estatal se mantiene intacto. Se agrega que la eliminación de los incentivos afecta de manera grave los derechos de acceso a la justicia y protección de los derechos colectivos en el territorio nacional. Históricamente las acciones populares han permitido que grupos vulnerables afectados por la omisión de las autoridades estatales, hagan valer sus derechos permitiéndoles acceder a un proceso garantista donde prima el derecho sustancial sobre las formas jurídicas. El artículo 88 constitucional faculta al legislador para regular los temas atinentes a las acciones populares a través de la producción de normas, en este sentido el legislador tiene libertad de configurar el ordenamiento de acuerdo a lo que considere más conveniente; sin embargo resulta de vital importancia resaltar que esta libertad en cabeza del legislador debe respetar el marco establecido por los principios y derechos constitucionales. Se indica que al suprimir el incentivo se está afectando el acceso a los derechos colectivos por las siguientes razones: (i) Se dificulta el acceso a la justicia en la medida que hace demasiado gravoso para el actor popular llevar el proceso con su propio dinero, más aún cuando no es obligación suya sino del Estado. (ii) No es una medida idónea para acabar la congestión judicial ya que no necesariamente por el hecho de que no se reconozca una retribución económica dejarán de violarse derechos colectivos. Los incentivos no pueden ser vistos como una forma de incrementar el patrimonio del individuo sino como una herramienta que permite financiar la protección de derechos colectivos. (iii) Existen medidas que castigan a las personas que interpongan acciones populares por el incentivo, sin fundamento y de mala fe, como lo son las costas procesales. El incentivo solo debe ser otorgado a quien el juez considere, que por su gestión en pro de los derechos colectivos se hace merecedor. Se adiciona que la ley 1425 de 2010 derogó las disposiciones contenidas en el Código Civil, abriendo paso a la desprotección de los derechos colectivos y olvidando los esfuerzos en que los actores populares incurren al momento de interponer una acción y llevar el caso. El reconocimiento de los incentivos económicos y su tasación por parte del juez, potencializa un mecanismo de participación ciudadana para la defensa de los derechos colectivos, basado en el principio de progresividad y no regresividad de los derechos humanos. Así las cosas, se solicita declarar la inconstitucionalidad de la ley demandada. III. DECISIÓN. En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional actuando en nombre del pueblo colombiano y por mandato de la Constitución Política RESUELVE Primero. Declarar ESTARSE A LO RESUELTO en la Sentencia C-630 de 2011 que declaro exequibles los artículos 1° y 2° de la ley 1425 de 2010. Notifíquese, comuníquese, cópiese, publíquese e insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional, cúmplase y archívese el expediente 3. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio 0742 del 2011 dirigido al señor Decano Alejandro Venegas Franco de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D-8414 y otras. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: No hay fallo definitivo. Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Mediante auto de febrero 9 de 2011, la Sala Plena de esta corporación resolvió acumular y ordenar que se tramitaran conjuntamente las demandas contenidas en los expedientes D-8414, D-8415 y D-8418. El día 24 de los mismos mes y año, el Magistrado sustanciador inadmitió las demandas correspondientes a los expedientes D-8414 y D-8418, las cuales fueron posteriormente rechazadas, mediante auto de marzo 18 de 2011. Demandante: Hermann Gustavo Garrido Prada. Magistrado Ponente: NILSON PINILLA PINILLA. 2. Universidad del Rosario El Grupo de Acciones Públicas de ese centro educativo, desenfocado del cargo de tramitación a que se contrae la demanda bajo estudio, propone declarar la inconstitucionalidad de la Ley demandada a partir de los principios de progresividad, no regresividad y solidaridad, la limitación de los derechos colectivos y la autonomía judicial. Al respecto, expresa: (i) La supresión del incentivo a la acción popular desconoce los lineamientos establecidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en procura de implementar los derechos económicos, sociales y culturales, ligados con los derechos colectivos, limitando por ende su efectividad, cuando, por el contrario, a los actores debe “reconocérseles el esfuerzo por su actividad protectora de derechos e incluso auxiliarlos ante la escasez de recursos para afrontar el proceso que se deriva de una acción popular”. (ii) La medida tendiente a la supresión del incentivo constituye un retroceso en la protección de derechos sociales, contraria a los dictados de la Corte Constitucional en sentencias C-393 de 2007 y T-1013 de 2008 acerca del principio de progresividad de derechos colectivos reconocidos conforme al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (bloque de constitucionalidad), al no existir “justificación razonada y proporcional que logre demostrar la necesidad de la misma”. (iii) En la sentencia C-215 de 1999, esta Corte resaltó que el ejercicio aunado de la solidaridad y el estímulo económico de las acciones populares era válido en la defensa de los derechos colectivos, “toda vez que con él no solo se buscaba un beneficio propio, sino también se evidenciaba la reivindicación de tales derechos, como una manera de retribuir a la sociedad”. (iv) La figura del incentivo ayuda a hacer real la defensa de una colectividad afectada, constituyendo en esa medida una compensación de las cargas que tiene que afrontar el accionante para la protección de bienes jurídicos de connotación social, razón por la cual no tiene como fin único un beneficio económico, menos aún al haber establecido esta Corte que los intereses particular y general no son excluyentes. (v) En oposición a lo dispuesto en la sentencia C-459 de 2004, la eliminación del incentivo en las acciones populares se nutre en la libertad de configuración de legislador, la cual, sin embargo, “debe respetar el marco establecido por los principios y derechos constitucionales”. (vi) La derogatoria del incentivo supuestamente aleja al ciudadano del acceso a la justicia, por resultar gravoso para el actor popular incoar acciones con su propio peculio, lo cual conduce a reducir la congestión judicial actual. (vii) Los incentivos no constituyen una forma de incremento patrimonial particular, sino una herramienta de financiamiento para la protección de los derechos colectivos. (viii) La presentación de acciones populares por el mero incentivo y de mala fe es sancionada mediante la imposición de costas procesales; su otorgamiento, en criterio del juez, obedece a la gestión que haya desplegado el actor en pro de los derechos colectivos. (ix) La figura de la recompensa o incentivo no es una creación reciente, pues tiene origen en el derecho romano y aparece consagrada en disposiciones civiles de diferente orden, anteriores a la Ley 472 de 1998; no apunta exactamente al lucro personal sino, por el contrario, a estimular la defensa de los derechos de la comunidad y los propios, por manera que persigue “incentivar y motivar la solidaridad y el ejercicio de la participación ciudadana en defensa de los derechos humanos colectivos”. VII. CONCLUSIÓN Con la demanda que resuelve la Corte Constitucional contra la Ley 1425 de diciembre 29 de 2010, “Por la cual se derogan artículos de la Ley 472 de 1998 Acciones Populares y Grupo”, el ciudadano Hermann Gustavo Garrido Prada censuró la designación y actuación del Senador conciliador Juan Carlos Restrepo Escobar, en el trámite del proyecto de ley 169 de 2010 Senado - 056 de 2009 Cámara, al considerar que con su inclusión en la Comisión Accidental de Conciliación, se produjo un vicio de forma tildado de insubsanable, en el trámite legislativo acometido, con vulneración de los artículos 29 y 161 de la Carta y 187 de la Ley 5ª de 1992. Contrario a lo aducido por el demandante, el referido congresista en su condición primigenia de miembro del Senado de la República y, luego, como integrante de la Comisión Accidental de Conciliación, hizo parte del debate del mencionado proyecto, esto es, (i) en la sesión plenaria del Senado de la República de diciembre 7 de 2010, donde éste fue votado, figurando su nombre en las listas de votación nominal, según Acta N° 31de esa fecha; y, (ii) en la sesión ordinaria de diciembre 14 de 2010, fecha en la que el proyecto de ley fue llevado con informe de la Comisión Accidental que integraba, produciéndose intervención suya y la votación nominal correspondiente, sesión que arrojó la aprobación del citado informe, Acta N° 33 de tal fecha. Significa lo anterior que el Senador Restrepo Escobar, al depositar su voto en la plenaria de diciembre 7 de 2010, contribuyó al debate del proyecto de ley, lo cual, trasladado a la razón de ser y contenido de los artículos 29, 157 y 161 de la carta política y 187 de la Ley 5ª de 1992 (modificado por el artículo 17 de la Ley 974 de 2005), permite determinar que su designación obedeció a esa condición de persona electa al Congreso de la República, que por virtud del “principio democrático de elaboración de las leyes”, debe distanciarse de toda visión y práctica adjetiva que entorpezca la labor del legislador, como aquella de suponer irregularidades insubsanables a partir, en este caso, de la inexistencia formal de las situaciones anotadas en el precepto legal, ortodoxia contraria, además, a la doctrina de “la instrumentalidad de las formas”, que de manera reiterada y de nuevo planteada en esta sentencia, ha expuesto la Corte Constitucional. La Corte destaca que la intervención del congresista significó, (i) el ejercicio del proceso democrático instituido a partir de las fuerzas políticas con asiento en el órgano legislativo (principio de pluralismo político), cuya legitimidad deviene del electorado conforme al sistema político y estructural que adoptó el constituyente de 1991 y, (ii) representó la expresión de la célula senatorial, sin que por su designación se advierta la negación de tales fuerzas o ideologías políticas, menos aun cuando la deliberación de la Comisión Accidental de Conciliación no evidencia la afectación de la voluntad democrática de las cámaras (principio mayoritario y derecho de las minorías), en la medida que el informe de conciliación fue votado por unanimidad y los congresistas opositores no formularon durante el trámite reparo alguno. En este sentido, no se constata sacrificio del fin sustantivo que deviene de los artículos 186 y 187 de la Ley 5ª de 1992, esto es, los pareceres y posiciones ideológicas que llevaron al surgimiento de los textos dispares aprobados por las plenarias. La labor final cumplida por el Senador conciliador en la sesión plenaria de diciembre 14 de 2010, mostró adicionalmente la ilustración sobre el asunto, no sólo a partir de su labor en la Comisión Accidental, sino al interior del debate legislativo en la plenaria del Senado de la República, de diciembre 7 de 2010, en la que expresó su voto, voluntad y conocimiento, como quedó manifiesto en el texto conciliado con el Representante a la Cámara Heriberto Sanabria Astudillo, par de esa Comisión, al formular conjuntamente las observaciones y consideraciones por las que se resolvió “acoger la mayoría del texto aprobado por la Plenaria de la Cámara de Representantes”, ese diciembre 14 de 2010, como consta en el Acta N° 33 de la sesión ordinaria (Gaceta del Congreso N° 78 de marzo 10 de 2011). La Corte Constitucional declarará, entonces, la exequibilidad de la Ley demandada, por el cargo referido, por cuanto no se estructura el vicio de trámite que endilga el actor al Congreso de la República, en la medida en que las probanzas establecen que la integración y desempeño de la Comisión Accidental de Conciliación, conformada por el Representante a la Cámara Heriberto Sanabria Astudillo y el Senador Juan Carlos Restrepo Escobar, con ocasión del debate del proyecto de ley 169 de 2010 Senado – 056 de 2009 Cámara, cumplió a cabalidad las previsiones de los artículos 29 y 161 constitucionales, y se adecuó a las exigencias del artículo 187 de la Ley 5ª de 1992, en virtud del principio democrático, orientador del proceso legislativo. VIII. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución Política, RESUELVE Declarar EXEQUIBLE la Ley 1425 de 2010, “Por medio de la cual se derogan artículos de la Ley 472 de 1998 Acciones Populares y Grupo”, por el cargo analizado. Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el expediente. Cúmplase 4. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio 0368 del 2011 dirigido al señor Decano Alejandro Venegas Franco de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D 8392 y otras. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: No hay fallo definitivo. Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Actor: Omar Alberto Franco Becerra (expediente D-8392), Óscar Eduardo Borja Santofimio y Nora Sofía Daza de Amador (expediente D-8405) Magistrada Ponente: MARÍA VICTORIA CALLE CORREA Bogotá, D.C., veinticuatro (24) de agosto de dos mil once (2011) 8. Grupo de acciones públicas de la Universidad del Rosario María Lucía Torres Villarreal y Juliana Fajury Patarroyo, en representación del Grupo de Acciones Públicas (GAP) de la Universidad del Rosario, solicitaron a la Corte declarar la inconstitucionalidad de los artículos 1º y 2º de la Ley 1425 de 2010, por considerar que su contenido se opone a los artículos 2º, 6º, 79, 83, 88, 90, 93 y 228 de la Constitución Política; de manera subsidiaria, solicitaron la declaración de exequibilidad condicionada de las normas demandadas, con base en los siguientes argumentos: La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha establecido lineamientos sobre el cumplimiento de las obligaciones estatales para la protección de los derechos económicos sociales y culturales (DESC), para lo cual ha determinado indicadores cualitativos y cuantitativos de cumplimiento, entre los que se destaca el principio de progresividad. La eliminación de los incentivos económicos establecidos en la Ley 472 de 1998 es una política regresiva, pues limita la efectividad de los derechos colectivos, “coincidentes con los (…) derechos económicos y culturales”, pues la desaparición de un instrumento para la protección de ciertos derechos incide negativamente en su materialización. La CIDH ha resaltado que los Estados deben contar con medidas tendientes a implementar los DESC, evitando aquellas que empeoren su situación, pongan en entredicho su protección, o los vulneren. La eliminación de los incentivos retira “el apoyo a aquellos accionantes conscientes de la vulneración de los derechos colectivos, a quienes ha de reconocérseles algo por su actividad protectora de derechos e incluso auxiliarlos ante la escasez de recursos para afrontar el proceso que se deriva de una acción popular”. Ahora bien, las medidas regresivas se ajustan a la Constitución si obedecen a una justa causa, pero ello no ocurre en el caso objeto de estudio, en el cual la motivación del proyecto que dio origen a la Ley 1425 de 2010 se construye sobre una presunción de mala fe que recae sobre los actores populares. Este planteamiento desconoce que el reconocimiento de la contraprestación económica es una facultad del juez del proceso, quien determinará su procedencia a partir de la actividad procesal o, en su defecto, sancionará las conductas fraudulentas y las denunciará ante los órganos competentes. Los DESC se encuentran ligados a los derechos colectivos lo que se refleja en la inclusión de muchos derechos de esta naturaleza en el Protocolo Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC). Por esa razón la regulación de la ley 1425 desde la perspectiva del citado instrumento. El artículo 2º del PIDESC establece la obligación de los estados parte de adoptar medidas “hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente (…) la plena efectividad de los derechos” reconocidos en el Pacto. El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU (Comité DESC) estableció en su Observación General No. 3 que el Pacto prevé tanto el cumplimiento paulatino de algunas obligaciones del mismo, como la obligación inmediata de adoptar medidas expeditas y eficaces para la efectividad de los derechos sociales, económicos y culturales. En sentencia T-1013 de 2008 la Corte estableció que no puede eliminarse una disposición normativa si ello implica un retroceso en la protección de derechos sociales sin una justificación razonable, situación que se presenta en el caso de la eliminación de los incentivos de las acciones populares sin una “justificación razonada y proporcional”. En relación con el principio de solidaridad, la Corte Constitucional señaló, en sentencia C-459 de 2004, que se trata tanto de un deber del Estado como de los particulares y que esta puede ser espontánea o derivarse de estímulos previstos por el Estado para la realización de “bienes jurídicos de especial connotación social”, elementos que se conjugan en las acciones populares y que hacen del estímulo un instrumento válido para la defensa de los derechos colectivos. Por lo tanto –explicó la Corte- “de no existir el incentivo, se configuraría en cabeza del demandante (…) una carga desproporcionada; lo que llevaba a concluir que dicha medida (…) era un medio de compensación de las cargas a las que se veía expuesto el demandante”. En esos términos, el incentivo no se opone al principio de solidaridad y sus efectos contribuyen a la efectividad de los derechos colectivos, de manera que su eliminación supone una afectación desproporcionada para los actores populares. En ese orden de ideas, no existe justificación legítima para el desmonte del incentivo pues este cuenta con sustento legal y constitucional; su finalidad es la de retribuir al actor popular por una actividad derivada de la inacción o “defectuosa acción” del Estado; y constituye un medio de “sanción preventiva” para evitar o suspender la amenaza o violación de derechos colectivos. No resulta razonable que el Estado incumpla con sus funciones poniendo en riesgo el ordenamiento; sitúe en manos de la comunidad los esfuerzos y se enriquezca injustificadamente por ello. La derogatoria de los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998 “afecta gravemente los derechos de acceso a la justicia y protección de los derechos colectivos en el territorio nacional”, toda vez que las acciones populares permiten que grupos vulnerables afectados por la omisión de las autoridades hagan valer sus derechos accediendo a un proceso “garantista” en el que prima el derecho sustancial. Los incentivos operan como un derecho del demandante en caso de prosperar sus pretensiones dentro del proceso previsto por la acción popular, y en un monto que se ubica dentro de un parámetro legalmente establecido. La Corte planteó varios argumentos a favor de la existencia del incentivo en la sentencia C-459 de 2004 en la que declaró que estos se encuentran en armonía con las normas superiores. Probablemente, la decisión legislativa que se cuestiona, se dirige a rechazar la búsqueda de lucro en defensa de los derechos y el detrimento del patrimonio de instituciones estatales, y es cierto además que el artículo 88 de la Constitución Política faculta al legislador para regular las acciones populares, lo que supone su libertad de configuración y de evaluación de conveniencia en la regulación de las acciones populares. Sin embargo, la Ley 1425 de 2010 afecta de manera amplia la Ley 472 de 1998, cuyo objetivo es promover mecanismos efectivos para la protección de esos derechos. Como los incentivos hacen parte de tales mecanismos, su eliminación crea un vacío y contraría el espíritu de la ley citada, al ubicar el interés económico del Estado por encima de la protección de los derechos constitucionales. En conclusión, a juicio de las intervinientes la ley objeto de control pretende tratar los incentivos de forma superficial, preocupándose por la protección de recursos y la congestión de la jurisdicción. Ello sin tomar en cuenta que (i) la eliminación del incentivo dificulta el acceso a la justicia, pues hace demasiado gravoso el proceso para el actor, especialmente para personas o grupos vulnerables; (ii) no es idónea para acabar con la congestión judicial, debido a que la ausencia de retribución no implica que se suspenda la violación de derechos colectivos; (iv) ignora que el estímulo económico no es un medio para el incremento del patrimonio de un individuo, sino una herramienta para la protección de los derechos colectivos; (v) y pasa por alto que existen normas que castigan a quien interpone la acción popular sin fundamento o por mala fe. En acápite independiente, las intervinientes defendieron la constitucionalidad condicionada de las normas atacadas, considerando que la Ley 1425 de 2010 solo derogó expresamente los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998, los cuales fijaban el modo de tasación del incentivo, y establecían la responsabilidad de los funcionarios involucrados en la violación de derechos colectivos y no el artículo 34 en donde se prevé la existencia del incentivo. La derogatoria del artículo 2º, entonces, debe entenderse bajo ese presupuesto. Dado que la derogatoria solo se relaciona con la “proposición jurídica de la tasación”, debe concluirse que corresponde al juez, en la regulación actual y de acuerdo con el artículo 34 de la Ley 472 de 1998, determinar el monto de la misma en ejercicio de su autonomía. En relación con la vigencia de la ley 1425 de 2010 existen algunos aspectos que deben ser aclarados por la Corte Constitucional. Así, el artículo 2º de la ley referida dispone que esta rija desde su promulgación. Sin embargo, el efecto general inmediato debería ser el que oriente las actuaciones judiciales. Por lo tanto, debe determinarse si el incentivo constituye un derecho adquirido o una expectativa legítima del actor popular en las acciones en curso, que debe ser respetada por el legislador. VII. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del Pueblo y por mandato de la Constitución, RESUELVE: Declarar EXEQUIBLE la Ley 1425 de 2010 'por medio de la cual se derogan artículos de la Ley 472 de 1998 Acciones Populares y Grupo', por las razones analizadas. 5. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio 0742 del 2011 dirigido al señor Decano Alejandro Venegas Franco de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D-8414 y D-8415. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: No hay fallo definitivo. Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Mediante auto de febrero 9 de 2011, la Sala Plena de esta corporación resolvió acumular y ordenar que se tramitaran conjuntamente las demandas contenidas en los expedientes D-8414, D-8415 y D-8418. El día 24 de los mismos mes y año, el Magistrado sustanciador inadmitió las demandas correspondientes a los expedientes D-8414 y D-8418, las cuales fueron posteriormente rechazadas, mediante auto de marzo 18 de 2011. Demandante: Hermann Gustavo Garrido Prada. Magistrado Ponente: NILSON PINILLA PINILLA. 2. Universidad del Rosario El Grupo de Acciones Públicas de ese centro educativo, desenfocado del cargo de tramitación a que se contrae la demanda bajo estudio, propone declarar la inconstitucionalidad de la Ley demandada a partir de los principios de progresividad, no regresividad y solidaridad, la limitación de los derechos colectivos y la autonomía judicial. Al respecto, expresa: (i) La supresión del incentivo a la acción popular desconoce los lineamientos establecidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en procura de implementar los derechos económicos, sociales y culturales, ligados con los derechos colectivos, limitando por ende su efectividad, cuando, por el contrario, a los actores debe “reconocérseles el esfuerzo por su actividad protectora de derechos e incluso auxiliarlos ante la escasez de recursos para afrontar el proceso que se deriva de una acción popular”. (ii) La medida tendiente a la supresión del incentivo constituye un retroceso en la protección de derechos sociales, contraria a los dictados de la Corte Constitucional en sentencias C-393 de 2007 y T-1013 de 2008 acerca del principio de progresividad de derechos colectivos reconocidos conforme al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (bloque de constitucionalidad), al no existir “justificación razonada y proporcional que logre demostrar la necesidad de la misma”. (iii) En la sentencia C-215 de 1999, esta Corte resaltó que el ejercicio aunado de la solidaridad y el estímulo económico de las acciones populares era válido en la defensa de los derechos colectivos, “toda vez que con él no solo se buscaba un beneficio propio, sino también se evidenciaba la reivindicación de tales derechos, como una manera de retribuir a la sociedad”. (iv) La figura del incentivo ayuda a hacer real la defensa de una colectividad afectada, constituyendo en esa medida una compensación de las cargas que tiene que afrontar el accionante para la protección de bienes jurídicos de connotación social, razón por la cual no tiene como fin único un beneficio económico, menos aún al haber establecido esta Corte que los intereses particular y general no son excluyentes. (v) En oposición a lo dispuesto en la sentencia C-459 de 2004, la eliminación del incentivo en las acciones populares se nutre en la libertad de configuración de legislador, la cual, sin embargo, “debe respetar el marco establecido por los principios y derechos constitucionales”. (vi) La derogatoria del incentivo supuestamente aleja al ciudadano del acceso a la justicia, por resultar gravoso para el actor popular incoar acciones con su propio peculio, lo cual conduce a reducir la congestión judicial actual. (vii) Los incentivos no constituyen una forma de incremento patrimonial particular, sino una herramienta de financiamiento para la protección de los derechos colectivos. (viii) La presentación de acciones populares por el mero incentivo y de mala fe es sancionada mediante la imposición de costas procesales; su otorgamiento, en criterio del juez, obedece a la gestión que haya desplegado el actor en pro de los derechos colectivos. (ix) La figura de la recompensa o incentivo no es una creación reciente, pues tiene origen en el derecho romano y aparece consagrada en disposiciones civiles de diferente orden, anteriores a la Ley 472 de 1998; no apunta exactamente al lucro personal sino, por el contrario, a estimular la defensa de los derechos de la comunidad y los propios, por manera que persigue “incentivar y motivar la solidaridad y el ejercicio de la participación ciudadana en defensa de los derechos humanos colectivos”. VII. CONCLUSIÓN Con la demanda que resuelve la Corte Constitucional contra la Ley 1425 de diciembre 29 de 2010, “Por la cual se derogan artículos de la Ley 472 de 1998 Acciones Populares y Grupo”, el ciudadano Hermann Gustavo Garrido Prada censuró la designación y actuación del Senador conciliador Juan Carlos Restrepo Escobar, en el trámite del proyecto de ley 169 de 2010 Senado - 056 de 2009 Cámara, al considerar que con su inclusión en la Comisión Accidental de Conciliación, se produjo un vicio de forma tildado de insubsanable, en el trámite legislativo acometido, con vulneración de los artículos 29 y 161 de la Carta y 187 de la Ley 5ª de 1992. Contrario a lo aducido por el demandante, el referido congresista en su condición primigenia de miembro del Senado de la República y, luego, como integrante de la Comisión Accidental de Conciliación, hizo parte del debate del mencionado proyecto, esto es, (i) en la sesión plenaria del Senado de la República de diciembre 7 de 2010, donde éste fue votado, figurando su nombre en las listas de votación nominal, según Acta N° 31de esa fecha; y, (ii) en la sesión ordinaria de diciembre 14 de 2010, fecha en la que el proyecto de ley fue llevado con informe de la Comisión Accidental que integraba, produciéndose intervención suya y la votación nominal correspondiente, sesión que arrojó la aprobación del citado informe, Acta N° 33 de tal fecha. Significa lo anterior que el Senador Restrepo Escobar, al depositar su voto en la plenaria de diciembre 7 de 2010, contribuyó al debate del proyecto de ley, lo cual, trasladado a la razón de ser y contenido de los artículos 29, 157 y 161 de la carta política y 187 de la Ley 5ª de 1992 (modificado por el artículo 17 de la Ley 974 de 2005), permite determinar que su designación obedeció a esa condición de persona electa al Congreso de la República, que por virtud del “principio democrático de elaboración de las leyes”, debe distanciarse de toda visión y práctica adjetiva que entorpezca la labor del legislador, como aquella de suponer irregularidades insubsanables a partir, en este caso, de la inexistencia formal de las situaciones anotadas en el precepto legal, ortodoxia contraria, además, a la doctrina de “la instrumentalidad de las formas”, que de manera reiterada y de nuevo planteada en esta sentencia, ha expuesto la Corte Constitucional. La Corte destaca que la intervención del congresista significó, (i) el ejercicio del proceso democrático instituido a partir de las fuerzas políticas con asiento en el órgano legislativo (principio de pluralismo político), cuya legitimidad deviene del electorado conforme al sistema político y estructural que adoptó el constituyente de 1991 y, (ii) representó la expresión de la célula senatorial, sin que por su designación se advierta la negación de tales fuerzas o ideologías políticas, menos aun cuando la deliberación de la Comisión Accidental de Conciliación no evidencia la afectación de la voluntad democrática de las cámaras (principio mayoritario y derecho de las minorías), en la medida que el informe de conciliación fue votado por unanimidad y los congresistas opositores no formularon durante el trámite reparo alguno. En este sentido, no se constata sacrificio del fin sustantivo que deviene de los artículos 186 y 187 de la Ley 5ª de 1992, esto es, los pareceres y posiciones ideológicas que llevaron al surgimiento de los textos dispares aprobados por las plenarias. La labor final cumplida por el Senador conciliador en la sesión plenaria de diciembre 14 de 2010, mostró adicionalmente la ilustración sobre el asunto, no sólo a partir de su labor en la Comisión Accidental, sino al interior del debate legislativo en la plenaria del Senado de la República, de diciembre 7 de 2010, en la que expresó su voto, voluntad y conocimiento, como quedó manifiesto en el texto conciliado con el Representante a la Cámara Heriberto Sanabria Astudillo, par de esa Comisión, al formular conjuntamente las observaciones y consideraciones por las que se resolvió “acoger la mayoría del texto aprobado por la Plenaria de la Cámara de Representantes”, ese diciembre 14 de 2010, como consta en el Acta N° 33 de la sesión ordinaria (Gaceta del Congreso N° 78 de marzo 10 de 2011). La Corte Constitucional declarará, entonces, la exequibilidad de la Ley demandada, por el cargo referido, por cuanto no se estructura el vicio de trámite que endilga el actor al Congreso de la República, en la medida en que las probanzas establecen que la integración y desempeño de la Comisión Accidental de Conciliación, conformada por el Representante a la Cámara Heriberto Sanabria Astudillo y el Senador Juan Carlos Restrepo Escobar, con ocasión del debate del proyecto de ley 169 de 2010 Senado – 056 de 2009 Cámara, cumplió a cabalidad las previsiones de los artículos 29 y 161 constitucionales, y se adecuó a las exigencias del artículo 187 de la Ley 5ª de 1992, en virtud del principio democrático, orientador del proceso legislativo. VIII. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución Política, RESUELVE Declarar EXEQUIBLE la Ley 1425 de 2010, “Por medio de la cual se derogan artículos de la Ley 472 de 1998 Acciones Populares y Grupo”, por el cargo analizado. Notifíquese, comuníquese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el expediente. Cúmplase 6. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio 0759 del 2011 dirigido al señor Decano Alejandro Venegas Franco de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D-8456 y otras. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: No hay fallo definitivo. Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Accionantes: Jorge Heriberto Moreno Granados (D-8456)Luis Eduardo Ibagué Barrero (D-8458) Carlos Arturo Cuenca Trejos (D-8462) Diego Felipe Erazo Cerón y otro (D-8463) Magistrado Ponente: JORGE IVÁN PALACIO PALACIO 3.- Grupo de Acciones Públicas de la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario Juliana Fajary Patarroyo, Yolyn Carolina Rodríguez F., Julián Gualteros y Nayid Abú Fager Sáenz, en representación del Grupo de Acciones Públicas de la Universidad del Rosario, piden que se declare la inconstitucionalidad de la Ley 1425 de 2010, teniendo en cuenta los principios de progresividad, solidaridad y autonomía judicial. Consideran que la eliminación de los incentivos económicos que hace la Ley 1425 de 2010 contradice el principio de progresividad y no regresividad que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos exige a los Estados parte, en el sentido de que deben adoptar “una política pública que considere a los derechos económicos, sociales y culturales como derechos humanos cuya realización completa, en general, no puede darse rápidamente y por ello requieren de un proceso durante el cual cada país avanza con distintos tiempos hacia el logro de la meta”. Agregan que el artículo 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que hace parte del bloque de constitucionalidad, establece que cada uno de los Estados debe adoptar una serie de medidas “hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas, reconocidos”; y que la Corte Constitucional, en sus sentencias C-393 de 2007 y T-1013 de 2007, ha dicho que no es posible eliminar una norma sin justificación razonable cuando implique retroceso en la protección de los derechos sociales. Asimismo, sostienen que en la sentencia C-215 de 1999 se resaltó que el ejercicio de las acciones populares combina el deber de solidaridad de las personas con la promoción de otras acciones, y que el estímulo económico diseñado por el Congreso era válido en la defensa de los derechos colectivos. Dicen que la derogatoria de los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998 afecta de manera grave los derechos de acceso a la administración de justicia y protección de los derechos colectivos, ya que los incentivos son una manera de compensar la carga económica que asume el demandante y la sociedad se siente retribuida con la efectiva reivindicación de los intereses y derechos colectivos. VII.- DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional de la República de Colombia, en nombre del Pueblo y por mandato de la Constitución RESUELVE Primero.- ESTARSE a lo resuelto en la Sentencias C-630 de 2011, mediante la cual se declaró EXEQUIBLE la Ley 1425 de 2010. Cópiese, notifíquese, publíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el expediente. 7. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio 1389 del 2011 dirigido al señor Decano (e) Dr. GABRIEL HERNÁNDEZ VILLAREAL de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D-8487 y otras. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: No hay fallo definitivo. Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Actores: Aníbal Carvajal Vásquez, Martha Parada Noval y Albeiro Rojas Salazar, respectivamente. Magistrado Ponente: MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO La Sala Plena de la Corte Constitucional, en sesión llevada a cabo el día seis (6) de abril del año en curso, resolvió acumular los expedientes D-8494 y D8500 a la demanda D-8487 y por lo tanto se deben tramitar conjuntamente. 3.3. Grupo de Acciones Pública y Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario. Los argumentos expuestos se centran en el (i) principio de no regresividad y progresividad, (ii) en el bloque de constitucionalidad, (iii) en el principio de solidaridad, y (iv) en los inconvenientes que al parecer se producen con la eliminación de los incentivos. No obstante la intervención no hace referencia alguna a las cuestiones de trámites cuestionadas en la presente demanda. III. DECISIÓN. En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional actuando en nombre del pueblo colombiano y por mandato de la Constitución Política RESUELVE ESTARSE A LO RESUELTO en las sentencias C-630 de 2011, C-730 de 2011 y C911 de 2011 que declararon EXEQUIBLE la Ley 1425 de 2010, por los cargos considerados en la presente demanda. 8. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Oficio 1361 del 2011 dirigido al señor Decano (e) Dr. GABRIEL HERNÁNDEZ VILLAREAL de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario. Expediente: D-8469. Ley 1425 de 2010, artículos 1 y 2, por la cual se derogan los artículos 39 y 40 de la Ley 472 de 1998. Estado Actual: No hay fallo definitivo. Resumen: Defensa del incentivo en las Acciones Populares. Actor: Álvaro Diazgranados de Pablo Magistrado Ponente: JORGE IVAN PALACIO PALACIO 2. Universidad del Rosario El coordinador del área de derecho del trabajo y de la seguridad social de la Universidad interviene a nombre de la Institución, para solicitar a la Corte que declare exequibles las expresiones demandadas. Considera que la norma parcialmente impugnada hace parte de un estatuto dictado por el congreso de la República dentro del ámbito de sus facultades de configuración legislativa, como lo ha señalado la Corte en la sentencia C-035 de 2005. Señala que reconocer la naturaleza salarial o no de la bonificación por compensación, no vulnera ningún postulado de la Carta Política, porque el Legislador cuenta a su favor con amplio margen de configuración de los salarios y prestaciones de los miembros de la Fuerza Pública. VII. DECISIÓN Por lo expuesto, la Corte Constitucional de la República de Colombia, en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución, RESUELVE: Declarar EXEQUIBLES, por los cargos examinados en esta providencia, las expresiones “y por tanto desaparecerá como bonificación”, contenidas en el artículo 1º de la Ley 420 de 1998. 9. INTERVENCIÓN EN TUTELA. Radicación: Oficio N° OPTB-209/2011. Expediente T- 2.980.403. Sentencia: T-553/11 del siete (7) de julio de dos mil once (2011) Demandante: Carlos Alberto Toro Múñoz Demandado: Consejo Superior de la Judicatura- Dirección Ejecutiva Seccional de Administración Judicial. Despacho: Dr. JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB. Intervinientes: Mauricio Ortiz, integrante del Grupo de Acciones Públicas (GAP) y el Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario. Estado: Se presentó un concepto (Opinión Jurídica) sobre la demanda. En esta intervención se solicitó la protección de los derechos fundamentales del señor Carlos Alberto Toro porque en su caso, la violación del derecho colectivo de accesibilidad violaba a su vez el derecho a la igualdad, al trabajo y al mínimo vital. En este caso, se resalta que la Corte falló favorablemente al actor revocando las sentencias de instancia y ordenando que los Complejos judiciales se adaptaran y fueran accesibles a las personas con discapacidad. Adicionalmente, esta sentencia ha tenido publicidad en los medios por las órdenes dadas a los Complejos Judiciales. 3.2.1 Grupo de Acciones Públicas de la Universidad del Rosario El Grupo de Acciones Públicas de la Universidad del Rosario, rindió su concepto en el proceso de la referencia en los siguientes términos: 3.2.4.1 Existe una referencia ineludible en la acción de tutela bajo estudio al carácter de sujeto de especial protección constitucional que adquiere el señor Toro en virtud de su condición de discapacidad física, lo cual no puede ser un asunto secundario en la valoración del presente caso por las implicaciones constitucionales que la decisión que se adopte tendrá en general, así como por su incidencia para las personas que tengan tal carácter. Agregó que en el marco del Estado Social de Derecho, la discapacidad deja de pertenecer únicamente a la esfera privada de los individuos que la presentan y se convierte en una realidad que no puede ser omitida por la sociedad, la cual debe, por tanto, ser tenida en cuenta en el accionar del aparato estatal, en la consagración de garantías por parte del legislador y en la adopción de políticas públicas encaminadas al bienestar de las personas con discapacidad, mediante las cuales se permita su desarrollo normal dentro de la sociedad, así como el acogimiento de medidas judiciales que den lugar a la efectiva protección de la totalidad de sus derechos. De igual manera, al vulnerar el derecho a la libre locomoción del señor Toro, se transgrede su derecho a la igualdad y, en el mismo sentido, se incurre en una discriminación en contra suya. Concluye que un individuo en situación de discapacidad, como lo es el señor Toro, es un sujeto de especial protección constitucional en virtud de las condiciones particulares del grupo poblacional del que hace parte, lo cual impone una obligación en cabeza del Estado de otorgar una protección especial que debe concretarse en acciones específicas que permitan su atención efectiva, garantizando el ejercicio de sus derechos y el desarrollo vital de sus intereses, tal y como se estableció en la sentencia C-640 de 2009. 3.2.4.2 En el caso sub-lite hay que partir de la base del perjuicio que está sufriendo el accionante y que consiste básicamente en la afectación de su derecho al trabajo, que ha devenido en la vulneración del mínimo vital por las repercusiones negativas que la imposibilidad de movilizarse en el Complejo Judicial de Paloquemao ha generado en la economía de su núcleo familiar, pues del ejercicio profesional del petente depende el cubrimiento de las necesidades básicas propias y de sus familiares. Estas circunstancias particulares del solicitante denotan la urgencia de la acción de tutela como medio preferente de defensa judicial en los términos del Decreto 2591 de 1991. Además, asegura, se debe tener en cuenta la manifiesta vulnerabilidad del accionante por su situación de discapacidad, lo que da lugar a su cualificación como sujeto de especial protección constitucional. Estas circunstancias permiten concluir que la acción popular no sería el mecanismo idóneo para el amparo de los derechos constitucionales del señor Toro Múñoz. En conclusión, considera que verificadas las circunstancias de gravedad y de urgencia que reviste el presente caso respecto a un sujeto de especial protección constitucional, el contexto del caso ameritaba al menos un estudio o valoración de fondo por los jueces de instancia, quienes declararon la improcedencia de la tutela bajo el único argumento de que por el solo hecho de que el accionante tiene otro medio de defensa judicial, éste es más efectivo, sin mayores miramientos. 3.2.4.3 Indica que es manifiestamente irrazonable someter a una persona en situación de discapacidad a esperar los resultados de una acción popular, mientras sus derechos fundamentales siguen siendo vulnerados, especialmente su mínimo vital y el de su familia. Aduce que en este tipo de casos en que hay una relación entre un interés colectivo (accesibilidad) y los derechos fundamentales de una persona que hace parte del grupo afectado, es necesario distinguir las pretensiones del actor que involucran la violación de sus derechos subjetivos, y por ende, son susceptibles de ser protegidos mediante la acción de tutela, de aquellas pretensiones que están encaminadas a la defensa del interés general y que deben ser tramitadas por otros mecanismos. Dice que si el accionante no sufriera ninguna vulneración a sus derechos fundamentales con ocasión de la falta de accesibilidad a Paloquemao, en ese caso, la tutela sería totalmente improcedente. Sin embargo, el actor sufre discriminación, es decir, una vulneración al derecho a la igualdad que debe ser remediada mediante la acción de tutela. 3.2.4.4 Sostiene que en el caso del señor Carlos Alberto Toro se encuentran afectados sus derechos fundamentales a la igualdad, a la libre circulación, a la autonomía, al trabajo y al mínimo vital. En el caso concreto, la falta de infraestructura genera que el señor Carlos Alberto Toro no pueda recorrer de manera independiente las instalaciones del Complejo Judicial de Paloquemao donde se desempeña como abogado y lo sujeta a la voluntad de terceras personas que no están obligadas a movilizarlo según sus requerimientos, sino sólo cuando los agentes de policía lo consideren verdaderamente necesario, es decir, para las audiencias. De esta manera el señor Toro no sólo se ve restringido en cuanto al derecho a la libre circulación, sino también a la autonomía. 3.2.4.5 Sostiene que en este caso es procedente tutelar el derecho al trabajo para que el actor pueda ejercer en igualdad de oportunidades las gestiones inherentes a su función de defensor y no tenga que ser desplazado de sus labores en razón a su discapacidad, pues esto es contrario tanto al derecho a la igualdad como al trabajo y, en consecuencia, al mínimo vital. 7 DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de tutelas de la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo colombiano y por mandato de la Constitución Política, RESUELVE PRIMERO. REVOCAR las sentencias proferidas por la Sala Civil de Decisión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá y por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, el 24 de noviembre de 2010 y el 26 de enero de 2011, respectivamente, en cuanto negaron los derechos fundamentales invocados por el actor. En su lugar CONCEDER la protección de los derechos fundamentales a la igualdad, a la accesibilidad, a la libertad de locomoción, al libre desarrollo de la personalidad, a la autonomía, al trabajo y al mínimo vital de CARLOS ALBERTO TORO MÚÑOZ, por las razones expuestas en la parte motiva de esta providencia. SEGUNDO. INSTAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de tres (3) meses contados a partir de la notificación del presente fallo de tutela, adelante una campaña de sensibilización dirigida a los servidores públicos y personal administrativo que laboran en el Complejo Judicial de Paloquemao y que están involucrados directamente con la negación de acceso que debe enfrentar cotidianamente el accionante en razón a su discapacidad física, con el fin de generar un mayor compromiso y comprensión de las circunstancias en las que viven las personas con diferentes discapacidades. TERCERO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en un término no superior a un (1) mes contado a partir de la notificación del presente fallo de tutela, adecue el mobiliario de las salas de audiencias ubicadas en el primer piso del Complejo Judicial de Paloquemao, de tal forma que se le garantice el derecho a la accesibilidad física del peticionario al interior de las mismas. CUARTO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de tres (3) meses contados a partir de la notificación del presente fallo de tutela, implemente un plan de emergencia y evacuación que tenga en cuenta a la población en situación de discapacidad. QUINTO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de tres (3) meses contados a partir de la notificación del presente fallo de tutela, (i) implemente las barandas y/o pasamanos en todas las rampas y escaleras del primer piso observando las especificaciones técnicas para el caso, y (ii) realice la señalización necesaria para la guía de las personas con discapacidad. SEXTO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, en el término de un (1) mes contado a partir de la notificación del presente fallo de tutela, implemente una base de datos en el Centro de Servicios y Apoyo Judicial para que priorice la asignación de las salas de audiencias ubicadas en el primer piso del Complejo Judicial de Paloquemao a favor de las personas en situación de discapacidad, mientras se garantiza a esta población su plena accesibilidad al edificio. La base de datos deberá ser administrada por la oficina del Centro de Servicios y Apoyo Judicial con el fin de que distribuya la correcta asignación de las salas ante la solicitud de los despachos judiciales y de las personas en situación de discapacidad. SÉPTIMO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que, de manera inmediata a partir de la notificación del presente fallo de tutela, y como una medida provisional mientras se le garantiza al actor y a otras personas en situación de discapacidad, el pleno ejercicio de su derecho a la accesibilidad y a la libertad de locomoción, se disponga de personal o de una brigada de guías para la atención y el acompañamiento que el actor y otras personas en situación de discapacidad requieran en el primer piso y en los pisos superiores del Complejo. OCTAVO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que en el término de un (1) año contado a partir de la notificación del presente fallo de tutela, diseñe un plan específico que garantice el derecho fundamental del accionante y de la población en situación de discapacidad a la accesibilidad y a la libertad de locomoción, teniendo en cuenta como mínimo los parámetros expuestos en la consideración 4.2.1.4 de esta providencia; y una vez realizado lo anterior; inicie inmediatamente la ejecución de dicho plan, labor que deberá culminarse en un término no superior a cinco (5) años. El plan deberá contemplar las obras necesarias a que haya lugar no sólo en los pisos superiores de la edificación sino también en el primer piso, teniendo en cuenta lo dispuesto en la normativa vigente en términos de accesibilidad física para las personas en situación de discapacidad. NOVENO. ORDENAR al Consejo Superior de la Judicatura que rinda un informe mensual a la Procuraduría General de la Nación y a la Defensoría del Pueblo acerca de la estructuración de todas las fases del plan específico a que se hizo referencia en el numeral OCTAVO. DÉCIMO. EXHORTAR al GOBIERNO NACIONAL para que verifique la implementación de las leyes de integración social de las personas en situación de discapacidad y de la Convención de los Derechos Humanos de las personas con discapacidad, con el fin de garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos de esta población, específicamente, en lo atinente al derecho a la accesibilidad física. DÉCIMO PRIMERO. COMUNICAR la presente decisión al Procurador General de la Nación y al Defensor del Pueblo, para que, dentro de la órbita de sus competencias, hagan un seguimiento del cumplimiento de esta providencia. DÉCIMO SEGUNDO. Por secretaría general librar las comunicaciones de que trata el Decreto 2591 de 1991. 10. INTERVENCIÓN EN TUTELA. Radicación: Oficio N° OPTB-297/2011. Expediente T-3.062.693 Demandante: Gloria Elizabeth Acuña y otros. Demandado: instituto colombiano de bienestar familiar ICBF Intervinientes: Catalina Velásquez y María Gabriela Villota integrantes del Grupo de Acciones Públicas (GAP) y el Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario. Estado: Se presentó un concepto (Opinión Jurídica) sobre la demanda al ICBF por expedir un pliego de condiciones que sin contemplaba como causal de desempate aquellas de la ley 361 de 1997 de protección a personas en situación de discapacidad, esta ley se basa en varios instrumentos internacionales por lo que su violación es una grave afectación a los derechos humanos. En esta intervención se solicitó la protección de los derechos fundamentales de las personas con condición de discapacidad (demandantes). Magistrado Ponente: MAURICIO GONZALEZ CUERVO 4.2.4 El grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario, dando respuesta a la solicitud realizada por este tribunal mediante comunicación del 3 de agosto de 20111, emitió concepto donde analizó los siguientes aspectos: 4.2.4.1 El derecho a la Igualdad de las personas con discapacidad y las medidas que garantizan su adaptación profesional y laboral. En el artículo 13 de la Constitución política se estipula lo siguiente: “El Estado protegerá especialmente aquellas personas que por su condición económica, física o mental se encuentre en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionara los abusos o maltratos que contra ellas se cometan” de lo anterior, se deduce la obligación por parte del Estado de tomar las medidas necesarias, con el fin de garantizarle un trato igualitario y la protección requerida a las personas que por estar en condiciones de vulnerabilidad lo requieran. A su vez, la Corte Constitucional en reiterada jurisprudencia y consolidada, ha velado porque las personas que están en situación de discapacidad se les respeten y garanticen la totalidad de los derechos que la Carta les otorga. En el artículo 54 de la Constitución se establece la obligación al Estado y a los empleadores de velar por la ubicación laboral y por la capacitación de las personas que tengan algún tipo de disminución física. 4.2.5 El Departamento Nacional de Planeación (DNP) expresó2 que de los hechos narrados no se desprende la ocurrencia de un perjuicio irremediable, pues los accionantes no demuestran que esté por suceder un daño grave que amerite la intervención del juez de tutela. Por tal motivo, los accionantes pueden acudir a la jurisdicción Administrativa y, en consecuencia, la acción de tutela en este caso debe ser declarada improcedente. 4.2.6 El Ministerio de la Protección Social a través del Coordinador del Grupo de Acciones Constitucionales de la oficina Asesora Jurídica y de Apoyo Legislativo respondió a las inquietudes planteadas por la Sala de la siguiente manera3: 1 Respuesta de la Universidad del Rosario. Folios 42 y 47, Cuaderno 2. Concepto del DNP. Folio 49 al 61, del Cuaderno 2 3 Respuesta del Ministerio de la Protección Social. Folio 73 a 84, del Cuaderno 2 2 4.2.6.1 En cuanto al segundo interrogante, en el que se le solicitaba que informara sobre las acciones que realiza el Ministerio con el fin de darle pleno cumplimiento a la Ley 361 de 1997 que establece mecanismos de integración social de las personas con limitación, el Ministerio asevera que su política frente a la población con discapacidad gira en torno a 3 ejes fundamentales, a saber: - Sensibilizar al público en general, a los gremios empresariales y a la población que se encuentra en situación de discapacidad de la protección laboral. Ruedas empresariales, que buscan lograr que las entidades formen un grupo técnico y que sea posible la inclusión laboral de personas discapacitadas Procesos de sensibilización, que consiste en realizar campañas de sensibilización para lograr el acceso laboral y la generación de empleo para esta población. 4.2.7 El Procurador General de la Nación, doctor Alejandro Ordoñez Maldonado intervino solicitando la protección de los derechos fundamentales de las personas en condición de discapacidad4. En primer lugar, el Procurador invocó los artículos 13, 47 y 54 de la Carta Política, donde se establece la obligación del Estado de proteger a las personas que se encuentran en estado de debilidad y da la posibilidad de tratarlas en forma privilegiada con medidas de diferenciación positiva; en el mismo sentido resalta que el Congreso de la República expidió la Ley 361 del 1997, con el fin de hacer realidad los derechos de los discapacitados. En segundo lugar, menciona la protección especial a las personas con discapacidad y los instrumentos internacionales5 en los cuales Colombia se ha comprometido a crear políticas públicas que permitan la inclusión laboral de las personas discapacitadas, a mitigar cualquier forma de discriminación y a promover programas que permitan su rehabilitación y vinculación social. Finalmente, señala que “el tema de la discapacidad está íntimamente relacionado con la dignidad de las personas. Adquiere gran relevancia desde el punto de vista de la forma como se va a garantizar su efectiva aplicación en las entidades estatales y de la oportunidad de rehabilitación y reintegración de las personas en condiciones de discapacidad. Por lo tanto, la exigibilidad y respeto de las normas inclusivas que para el caso específico el legislador ha proferido implica que estas deben ser aplicadas no de manera discrecional por parte de la respectiva entidad. Se trata de una obligación constitucional, en procura de que el trato discriminatorio que en la actualidad impera en los procesos de acceso a la administración pública y, especialmente en los procesos de selección y adjudicación de contratos estatales sea comprendido a partir del bloque de constitucionalidad6”. RESUELVE: 4 Intervención del Procurador General de la Nación. Folios 157 a 163, Cuaderno 2 A manera de ejemplo nombra el protocolo de San Salvador y la Convención interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad. 6 Folios 163, del Cuaderno 5 PRIMERO.- DECLARAR la ausencia actual de objeto por daño consumado en la acción de tutela interpuesta por Gloria Elizabeth Acuña Matallana, Diana Cristina Bermúdez Almonacid, Gabriel Rodolfo González Suárez, Fredy Duvián López Morales, Ana Marcela Arévalo Sarachaga, María Isabel Castiblanco Castiblanco, Eduar Alejandro López Morales, Albeiro Moreno Jiménez, Agustín Navarrete Gutiérrez, Isaías Ramírez, Gonzalo Suárez Molano, Leidy Natalia Zuleta Sánchez, Luis Eduardo Ostos Rico, José Alberto Ruiz Leguizamo y Greissy Andrea Vivas Cordero contra el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. SEGUNDO.- REVOCAR el fallo del Juzgado Cuarenta y Nueve Penal del Circuito de Bogotá, de abril 8 de 2011 en el proceso de tutela interpuesto por Gloria Elizabeth Acuña Matallana, Diana Cristina Bermúdez Almonacid, Gabriel Rodolfo González Suárez, Fredy Duvián López Morales, Ana Marcela Arévalo Sarachaga, María Isabel Castiblanco Castiblanco, Eduar Alejandro López Morales, Albeiro Moreno Jiménez, Agustín Navarrete Gutiérrez, Isaías Ramírez, Gonzalo Suárez Molano, Leidy Natalia Zuleta Sánchez, Luis Eduardo Ostos Rico, José Alberto Ruiz Leguizamo y Greissy Andrea Vivas Cordero contra el ICBF y, en su lugar, TUTELAR el derecho a la igualdad de los accionantes. TERCERO.- DECLARAR que la acción afirmativa establecida por el legislador en favor de la población trabajadora discapacitada, contenida en el literal a) del artículo 24 de la Ley 361 de 1997, es obligatoria para las autoridades públicas, las que en cumplimiento de sus deberes constitucionales, legales y reglamentarios, deberán aplicarla en todos sus procesos de contratación, dando efectividad a los principios constitucionales que la inspiran. CUARTO.- ORDENAR al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que, teniendo en cuenta el carácter imperativo y obligatorio de la acción afirmativa establecida por el legislador en favor de la población trabajadora discapacitada en el literal a) del artículo 24 de la Ley 361 de 1997, debe dar aplicación a dicho mandato legal en todos los procesos de contratación que adelante. En tal sentido, INFORMAR al Ministerio de la Protección Social el contenido de la presente decisión para que dentro de la órbita de sus competencias acompañe y verifique el respeto de los derechos al trabajo y a la igualdad de la población de trabajadores discapacitados. QUINTO.- EXHORTAR a los organismos de control para que, teniendo en cuenta el carácter imperativo y obligatorio de la acción afirmativa establecida por el legislador en favor de la población trabajadora discapacitada en el literal a) del artículo 24 de la Ley 361 de 1997, adelanten los controles y actuaciones necesarios para asegurar el cumplimiento de dicha disposiciones. Igualmente, INFORMAR a la Defensoría del Pueblo del contenido de la presente decisión, para que dentro de la órbita de sus competencias, acompañe y verifique el respeto de los derechos al trabajo y a la igualdad de los aquí accionantes y de la población de trabajadores discapacitados en su conjunto. LÍBRESE por Secretaría General la comunicación prevista en el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991. Cópiese, notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y cúmplase. 11. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Expedientes D-7909 de 2011. Demanda de Inconstitucionalidad parcial sobre el artículo 55 de la ley 472 de 1998. Intervinientes: Rocío del Pilar Trujillo, Helena Salazar Casas, Nayid Abú Fager, María Fernanda Jaramillo y Lina Quant, en representación del Grupo de Acciones Públicas (GAP) de la Universidad del Rosario. Estado: Se presentó intervención expresando las razones jurídicas por las cuales deben ser declarados exequibles el término de veinte días y los requisitos de información para acogerse a los beneficios de una acción de grupo una vez terminado el proceso en la Jurisdicción. Además, en este concepto, se hizo referencia al libro Acciones de grupo y de clase en casos de graves vulneraciones a derechos humanos. Defensoría del Pueblo - The George Washington University Law School - Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario para demostrar las características de la acción de grupo. Magistrado Ponente: GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO Mediante auto del 20 de enero de 2011, el despacho del magistrado sustanciador asumió el conocimiento del proceso de la referencia, ordenó la práctica de pruebas – que reposan en el expediente-, la fijación del mismo en la Secretaría de la Corte, para permitir la participación ciudadana, y dio traslado al Procurador General de la Nación para permitirle rendir el concepto de rigor. Recibidas y evaluadas las pruebas solicitadas, mediante Auto de 4 de febrero de 2011, se resolvió continuar con las siguientes etapas del proceso de revisión constitucional del Decreto 4820 de 2010. LA SENTENCIA C241-11 SE ESTA REFIRIENDO AL DECRETO 4820 DE 2010 NO TIENE RELACION ALGUNA CON EL ARTICULO 55 DE LA LEY 472 DE 1998 SENTENCIA RELACIONADA CON ESTE TEMA AUNQUE CON DISTINTO ARTICULO C-012/10 SOBRE EL EXPEDIENTE 7769 Demanda de inconstitucionalidad contra el numeral 6º (parcial) del artículo 65 la Ley 472 de 1998. ESTA SENTENCIA APARECE EN LAS PAGINAS 12. CONCEPTO JURÍDICO SOLICITADO POR LA CORTE CONSTITUCIONAL. Radicación: Expediente: D-7882 de 2011. Demanda de Inconstitucionalidad parcial sobre el artículo 145 de la Ley 1437 de 2011 “Por la cual se expide el Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo”. Intervinientes: Sebastián Celis, Mauricio Ortiz, Rocío Trujillo y María Lucía Torres en representación del Grupo de Acciones Públicas (GAP) de la Universidad del Rosario. Estado: Se presentó intervención expresando las razones jurídicas por las cuales debe ser declarada exequible la expresión “acto administrativo de carácter particular”, por considerar que las diferencias entre los actos administrativos de carácter general y particular, y las consecuencias sobre la responsabilidad del Estado, ameritan un trato distinto a este tipo de actos frente a la acción de grupo, tal y como lo dispone la norma demandada. Referencia: expediente D-8783. Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 145, inciso 2 (parcial), de la ley 1437 de 2011. Demandante: Christian Fernando Joaqui Tapia. Magistrado Ponente: JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB 1.3.1. Universidad del Rosario. El Grupo de Acciones Públicas y el Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario solicitan a la Corte que declare la exequibilidad de la norma demandada, con base en los siguientes argumentos: 1.3.1.1. Aseguran que a partir de la expedición de la ley 1437, ya no es cierto que para solicitar la reparación por los daños causados por un acto administrativo deba acudirse a dos procesos: (i) al de simple nulidad y luego, con la sentencia, (ii) al de reparación directa, como solía exigir el Consejo de Estado. Precisan que con el artículo 138, inciso 2, de la ley 1437 de 2011 se abre la posibilidad expresa de que haya nulidad y restablecimiento del derecho de actos administrativos generales. Por lo anterior, aseveran que “(…) no le asiste razón el demandante cuando considera que el artículo 145 de la ley 1437 implica una violación al principio de justicia eficaz y oportuna ya que no se deben agotar dos procesos para la reparación, pues dentro de la misma ley, hay un mecanismo para que no haya lugar a dos procesos consecutivos, sino que la nulidad y el restablecimiento por actos administrativos generales también se resuelven en el mismo proceso”. 1.3.1.2. En cuanto a la vulneración del principio de igualdad, aducen que si bien es cierto el artículo 145 provee un tratamiento diferente a los actos administrativos de carácter general y a los de contenido particular, dicho tratamiento diferenciado se encuentra justificado, pues “[a]unque todos los actos administrativos pueden generar daños antijurídicos a las personas, existen diferencias entre los actos administrativos generales y particulares que han justificado que siempre hayan tenido un régimen distinto y que en la actualidad, también haya normas particulares para cada uno de ellos en cuanto a la nulidad y restablecimiento especialmente”. Indican que la primera diferencia es los destinatarios, puesto que mientras los destinatarios de los actos administrativos generales son todas las personas o todos aquellos dentro de la jurisdicción de un municipio o un sector regulado, los destinatarios de los actos administrativos de carácter particular se determinan en cada acto y “surgen de un proceso en el que ellos han participado necesariamente”. Precisan que por lo anterior la legitimidad para demandar la nulidad de uno y otros también varía. Agregan que la segunda diferencia es que “(…) dependiendo de si hay o no una pretensión indemnizatoria ligada a la nulidad, el actor cuenta o no con un término de caducidad. Como puede observarse, la existencia del término de caducidad ya no depende de si el acto demandado es particular o general, sino del restablecimiento pretendido. En consecuencia, la nulidad y restablecimiento se extendió a los actos administrativos generales, pero con un término de caducidad de cuatro meses y con las exigencias del segundo inciso del artículo 137.” De otro lado, señalan que es posible afirmar que los dos tipos de actos pueden generar daños que deben ser reparados; sin embargo, aseveran que la diferencia de trato frente a la acción de grupo también se encuentra justificada debido a las características y los procedimientos de la acción. Al respecto, explican: “La acción de grupo siempre tiene un fin eminentemente indemnizatorio, siempre que el grupo sea determinado o determinable, este requisito se cumple con facilidad en los casos de los actos administrativos particulares; sin embargo, en el caso de los actos administrativos generales todos son potenciales afectados, todos los destinatarios podrían sufrir un tipo de perjuicio, algunos un daño emergente y muchos podrían argumentar el lucro cesante, sin que sea posible determinar mucho más los criterios del grupo, con qué criterio excluir a algunos si fueron destinatarios del acto general y tienen prueba sumaria de un perjuicio. Si se aceptara que la acción de grupo incluyera a los actos administrativos generales, también se podría desconocer el corto término de caducidad que ha impuesto el legislador para el restablecimiento por actos administrativos generales, en desmedro de la seguridad jurídica. En este caso, cualquier persona afectada puede usar el término de caducidad de la acción de grupo de dos años y luego, encontrar un abogado capaz de argumentar que hay más de veinte afectados, pues es un acto general, que siempre afecta a más de veinte personas, y de esa manera, se desconoce el término de cuatro meses, que la norma ha impuesto a favor de la seguridad jurídica. Y en este mismo sentido, la posibilidad de que la acción de grupo permita el restablecimiento por actos administrativos generales ilegales puede degenerar rápidamente en un abuso, pues las personas preferirían optar por la acción de grupo, esperar que haya dos años de perjuicios a su favor y luego demandar al Estado, pues siempre tendrán manera de demostrar que los afectados son más de veinte personas. Además, una vez alguien haya demandado, todas las personas con prueba sumaria del daño, podrían integrarse al grupo, incluso después de la sentencia, donde ya sólo hay lugar a probar la pertenencia al grupo de destinatarios, de esta manera, la acción de grupo que anule actos administrativos generales podría degenerar en ventajas para el abogado que reciba el 10% de la indemnización de todos aquellos que se integren con posterioridad, que podrían ser todos. Adicionalmente, ¿cómo debería el juez de la acción de grupo calcular el monto total de la indemnización? ¿Cómo calcularía la indemnización colectiva si el anulado fue un acto administrativo de carácter general? ¿Multiplicaría el monto del perjuicio promedio por el número de habitantes de un municipio, o por el número de habitantes que se podrían encuadrad en esas circunstancias?” 1.3.1.3. Expresan que el artículo censurado tampoco vulnera el artículo 90 superior, toda vez que “(…) las normas procesales, sólo están definiendo cuál es el mecanismo adecuado en cada caso”. 1.3.1.4. Aducen que, contrario a lo que afirma el demandante, el precepto garantiza el acceso efectivo a la administración de justicia, ya que “(…) además de contar con la acción de nulidad y restablecimiento del derecho, los particulares cuentan con la acción de grupo para solicitar la indemnización de perjuicios cuando un acto administrativo de carácter particular les cause daño”. 1.3.1.5. Por último, aseveran que “(…) si se permitiera la procedencia de la acción de grupo para solicitar la nulidad de actos administrativos de carácter general y la indemnización de perjuicios que estos causen, se desnaturalizaría la figura prevista en el artículo 138 de la ley 1437 de 2011, ya que esta acción permite solicitar la nulidad y el restablecimiento del derecho en contra de actos administrativos de carácter general”, en perjuicio del principio de seguridad jurídica.