MÓDULO 6 SENTIDO SOCIAL DE LOS TRIBUTOS Autor: Lic. Gastón Bruzzone – AFIP - gbruzzone@afip.gob.ar Temario: La formación en valores: identificación de valores y actitudes éticas ciudadanas. La responsabilidad social y los intereses individuales: posición crítica y convivencia social. Espacio de decisión pública y privada. Estado y gobierno. Participación y responsabilidad. Hacia una nueva cultura tributaria. Uno de los aspectos que favorecen el desarrollo de una conciencia fiscal y que puede tomarse como punto de partida para analizar los tributos en su aspecto social, consiste en pensar acerca de las actitudes y habilidades necesarias para la reflexión axiológica crítica. Esto significa, identificar valores y la manera de determinar actitudes éticas ciudadanas. Entender la relación entre lo individual y lo universal. El proceso que nos permitirá reconocer la ciudadanía fiscal o la cultura tributaria, deviene no solamente del aprendizaje técnico sino de aprehender el espacio público (la provisión de bienes y servicios públicos), de entender que necesita, básicamente, de dinero para funcionar. En otro módulo se ha puesto en discusión si efectivamente esos servicios o bienes que provee el Estado son los que esperamos los ciudadanos. Si la calidad de atención de los hospitales públicos, del transporte o los niveles de seguridad son los esperables. La respuesta inmediata, casi seguro, será negativa. Sin embargo, el remedio para tales distorsiones nunca puede ser generar menos financiamiento para su funcionamiento; en otras palabras no pagar impuestos que mantienen docentes en las aulas, médicos en hospitales o jueces en los juzgados no mejora las cosas sino que, por el contrario, las resquebraja aún más. Sin embargo, frente a problemas reales, la ciudadanía debe aprender a tomar su propia fuerza como motor de cambio. En estas circunstancias es esperable que los ciudadanos puedan ejercer su participación social de manera máxima, tomando la responsabilidad del control social y evitando, individualmente, disculparse frente a “pequeños deslices” (que parecieran no tener gravedad en el conjunto) comparándolos con delitos de mayor envergadura; en cualquier caso, ambos –los pequeños y los más grandes- son incumplimiento que nos perjudican a todos. Ambos, el cumplimiento de los deberes y la optimización en la adquisición de los derechos (tomado como una práctica diaria) acercará a todos los ciudadanos a un espacio propio que será más factible defenderlo que denostarlo. 1 Para este fin, es bueno empezar a trabajar sobre algunos tópicos: ¿Por qué es importante educar en valores? ¿Qué son los valores? ¿Qué características tienen? ¿Cuál es el objetivo de trabajar o presentar una actividad de valores en las aulas? ¿Cuál es la relación entre la formación en valores y la cultura fiscal? La primera de la pregunta es fácil de contestar. Sin ir más lejos, pueden citarse algunos de los artículos de nuestra Ley de Educación Nacional (Ley 26.206): TÍTULO I – DISPOSICIONES GENERALES CAPÍTULO I – PRINCIPIOS, DERECHOS Y GARANTÍAS Art. 3°.- La educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social de la Nación. Art. 7°.- El Estado garantiza el acceso de todos/as los/as ciudadanos/as a la información y al conocimiento como instrumentos centrales de la participación en un proceso de desarrollo con crecimiento económico y justicia social. Art. 8°.- La educación brindará las oportunidades necesarias para desarrollar y fortalecer la formación integral de las personas a lo largo de toda la vida y promover en cada educando/a la capacidad de definir su proyecto de vida, basado en los valores de libertad, paz, solidaridad, igualdad, respeto a la diversidad, justicia, responsabilidad y bien común. CAPÍTULO IX - EDUCACIÓN PERMANENTE DE JÓVENES Y ADULTOS ARTÍCULO 48.- La organización curricular e institucional de la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos responderá a los siguientes objetivos y criterios: a) Brindar una formación básica que permita adquirir conocimientos y desarrollarlas capacidades de expresión, comunicación, relación interpersonal y de construcción del conocimiento, atendiendo las particularidades socioculturales, laborales, contextuales y personales de la población destinataria. b) Desarrollar la capacidad de participación en la vida social, cultural, política y económica y hacer efectivo su derecho a la ciudadanía democrática. c) Mejorar su formación profesional y/o adquirir una preparación que facilite su inserción laboral. j) Promover la participación de los/as docentes y estudiantes en el desarrollo del proyecto educativo, así como la vinculación con la comunidad local y con los sectores laborales o sociales de pertenencia de los/as estudiantes. La segunda, se relaciona directamente con la concepción del término. Un primer acercamiento nos indica que puede definirse a los valores como preferencias concientes o inconcientes que guían nuestras acciones. 2 Siguiendo con este razonamiento podemos citar a Lotze, que simplemente dice: “los valores valen”. Cuando Lotze dice “valen” está diciendo, “los valores no son, simplemente valen”. Es decir, que pueden compararse con características o cualidades que se adhieren a un hecho o a una cosa pero no constituyen (no son) en si mismos ese hecho o esa cosa. Son abstractos. Sin embargo, la adherencia, produce una relación de “no indiferencia” con el objeto valorado. Por ejemplo, un libro, podría tener valor dependiendo de quién lo escribió, de si hay a disposición pocos ejemplares, de si nos fue dedicado por el autor, etc. Lo significativo es que es relativo al sujeto. Los valores a su vez tienen otras características como la polaridad, (a cada valor le corresponde un disvalor: lindo/feo, caro/barato, santo/profano, verdadero/falso, etc.) y la jerarquización que indica que a medida que vamos analizando una situación nos damos cuenta de que hay valores que son más importantes que otros. Además, respecto de la naturaleza, Frondizi se pregunta: ¿Tienen valor las cosas que deseamos o deseamos esas cosas porque tienen valor?... Efectivamente según distintas corrientes, por su naturaleza, los valores pueden clasificarse como objetivos (el valor está siempre presente, independientemente de si una persona lo percibe) o subjetivos (sólo existe el valor en tanto y en cuanto alguien pueda percibirlo o notarlo). Pero la pregunta central es la relacionada con la enseñanza de los valores en las aulas. Y cuando nos referimos a los valores –en este caso- nos estamos refiriendo a aquellos que Fernando Savater denomina como “sencillamente humanos” es decir los inherentes a la condición humana, independientemente de las actitudes, tendencias, intereses, características personales, gustos, raza, etc. de cada quien. Francesco Tonucci, es un pedagogo italiano –poco convencional- que ha investigado los desarrollos cognitivos de los niños y niñas y el análisis de los comportamientos y pensamientos en los ámbitos de la escuela, la familia y la ciudad. En una entrevista, a propósito de la educación en valores en la escuela, asevera que, en general, educamos a nuestros niñas, niños y adolescentes en un marco escolar que acentúa los “deberes” por sobre los derechos; los educamos para que obedezcan, acepten y reconozcan nuestro poder (por ejemplo de decisión) y asuman las obligaciones que les tocan. Justamente, la formación en valores que propiciamos –entre otras cosas como motor de un cambio positivo de conducta fiscal- tiene que ver no con impartir dogmáticamente una posición (qué está bien o qué está mal), sino con la posibilidad de que en el ámbito de socialización que representa la escuela, los estudiantes, (¡ya, en este momento, ahora, en el presente!) puedan poner en práctica su capacidad de decidir libremente y tomando como puntos de vista, conjuntamente, sus propios intereses individuales y los colectivos o sociales. 3 Es decir, que apuntamos a generar una práctica donde una elección o decisión responsable no sea producto del temor a las normas (a que otro me “vigile y castigue”) sino una decisión libre, donde, aunque nadie me vigilara o me sancionara puedan satisfacerse o conjugarse ambos intereses (los individuales y los colectivos). Si la responsabilidad es concebida como una respuesta “adecuada” a lo esperable y basada en la obligación (y así se lo aprende) es probable que como respuesta, en el momento en que pueda saltearse o se debilite el control, se tienda a su trasgresión o evasión. En esa línea, las decisiones ya no se fijarán en la articulación individuo/sociedad, sino en la simple adherencia a lo que Heidegger denomina “el señor Se”… adherencia no pensada a lo que “se” dice, a lo que “se” hace, a lo que “se” actúa… este se, impersonal admite como traducción “la mayoría”, o “el grupo”. Finalmente las decisiones que debieron ser propias se traducen en lo que “todos hacen” y, por ende, se basan, no en una posición ética (de relación entre lo universal y lo individual), sino en una débil base de usos y costumbres que, lógicamente, cambian en el tiempo, varían de un grupo de pertenencia a otro, etc. Es esperable que los principios de honestidad, confianza, respeto, justicia, solidaridad o responsabilidad (por mencionar algunos) puedan permanecer intactos a lo largo de las decisiones humanas en todo el transcurso de la vida, independientemente de las modas o los grupos con los que se alterne. Por esta razón, la enseñanza de valores, (en la escuela, en las familias), no puede dejarse librada a situaciones ocasionales, sino que debe ser una práctica cotidiana y deliberada que propicie el razonamiento moral en los niños, niñas y adolescentes para que puedan adoptar con firmeza un juicio crítico que les permita analizar las situaciones y determinar las mejores decisiones en relación a sí mismo y a su ámbito de pertenencia o malla social (pensar en sí mismos y en los demás). En definitiva, enseñar valores es generar una “conciencia de lo estructural” Conciencia y emponderamiento del Estado que no se identifica con una línea de pensamiento única, sino con la pluralidad. Y que a su vez, coloca en su lugar, la administración (gobierno) del mismo respecto de la res pública. De este modo, podremos hablar de valores “consensuados” dentro de una sociedad democrática donde quepa la capacidad de ponerse en el lugar del otro, el ejercicio de la tolerancia, y el respeto por la diversidad Finalmente, siguiendo el razonamiento, podemos afirmar que es esperable que los sujetos, al ejercer la ciudadanía, reprueben (y actúen en contra), por ejemplo, de la evasión fiscal y, a su vez, que tengan una postura crítica y participativa frente a los requerimientos del Estado. Es decir, que un ciudadano pueda concientizarse acerca de los efectos negativos del incumplimiento en materia impositiva para él y para el conjunto de la sociedad a la que pertenece tomando una posición de pertenecía y solidaridad. Necesitamos refundar entonces el compromiso con ciertos valores sociales que, si bien proclamamos como importantes, no siempre están presentes en nuestras decisiones colectivas y sociales: el derecho a la igualdad de 4 oportunidades, del conocimiento como bien social, del respeto, promoción y defensa por los derechos humanos “…por lo cual, cuando me dicen que hay que educar para la paz, lo que creo es que tenemos que crear ámbitos de paz. La escuela debe ser la experiencia de paz, una experiencia de cooperación, de ayuda entre los alumnos y alumnas, de trabajo grupal.” Francesco Tonucci Bibliografía consultada AFIP --- Programa de Educación Tributaria: Cultura Tributaria. Desde una perspectiva ética y ciudadana. Hacia la construcción del espacio público. Manual para el docente secundario. AFIP --- Programa de Educación Tributaria: Educación Tributaria y Formación Ciudadana. Manual para el docente. AFIP --- Programa de Educación Tributaria: Manual desarrollado para el concurso ‘‘Te pone en campaña, 2004’’ Belderrain, Juan Esteban: La educación para la democracia en la transformación educativa. Artículo publicado en la revista de Innovaciones Educativas OEA --- McyE, Argentina Corbo, Daniel, Gallo, Silvio, Von Zuben, Newton, (Mercedes Oraison, coord.): La construcción de la ciudadanía en el siglo XXI Cortina, Adela: Ética mínima, introducción a la filosofía práctica Cullen, Carlos: Crítica de las razones de educar Frondizi R.: Qué son los valores Nino, Carlos: Un país al margen de la ley Onetto, Fernando: Los valores, ¿se enseñan? Savater, Fernando: Ética para Amador Schujman, Gustavo: Sobre la formación ciudadana en la escuela. Elementos de ética y moral. Revista Ñ Tonucci, Francesco: Los grandes valores no se pueden enseñar. Entrevista de Marcela Castro UBA --- Facultad de Filosofía y Letras: Módulos de trabajo para la evaluación del Programa de Educación Tributaria --- Argentina Última revisión: 18-03-16 5