WP 03/2011 Preferencias Sociales sobre Políticas de Cambio Climático: Evidencia para España Michael Hanemann Xavier Labandeira María L. Loureiro info@eforenergy.org www.eforenergy.org ISSN nº 2172/8437 Preferencias Sociales sobre Políticas de Cambio Climático: Evidencia para España Michael Hanemann, Xavier Labandeira y María L. Loureiro* Resumen España se enfrenta a una situación compleja respecto a sus políticas de cambio climático. Por una parte, las emisiones de gases de efecto invernadero han sufrido un importante incremento desde 1990, encontrándose lejos de los compromisos de Kioto. Por otro lado, es probable que España sufra importantes impactos del cambio climático, siendo uno de los países más afectados de nuestro entorno. Frente a esto, ha habido una aplicación bastante limitada de políticas correctoras contra el cambio climático, en particular cuando éstas implican una modificación de los precios de la energía. Esto responde a que, a pesar de los ciudadanos españoles en general muestran una gran preocupación ante el cambio climático, ha existido una fuerte oposición a incrementos en los precios energéticos. En este trabajo tratamos de ofrecer una explicación a este fenómeno y una posible pista para futuras políticas en este campo, mostrando cómo los hogares españoles aprueban la aplicación de un programa energético que encarezca la electricidad y los carburantes de locomoción para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El artículo recoge los principales resultados de la aplicación de una encuesta de valoración contingente que suministra información sobre la disponibilidad a pagar y actitudes de las familias sobre diversas alternativas asociadas a la reducción de emisiones precursoras del cambio climático. _______________________________ Michael Hanemann es profesor de University of California, Berkeley; Xavier Labandeira de la Universidade de Vigo y Economics for Energy; y María Loureiro de la Universidade de Santiago de Compostela. Agradecemos la financiación recibida de la Secretaría de Estado de Cambio Climático, FEDEA y los proyectos (ECO2009-14586-C201 y ECO2009-14586-C2-02) del Ministerio de Ciencia e Innovación. Cualquier error u omisión son de nuestra única responsabilidad. * Autora de contacto: Departamento de Fundamentos da Análise, Facultade de CC. Económicas, Avenida do Burgo das Nacións, 15782 Santiago de Compostela. Email: maria.loureiro@usc.es 1. Introducción El cambio climático se ha convertido en una preocupación importante para los ciudadanos de todo el mundo. La primera consulta sobre este asunto a nivel planetario, llevada a cabo por World Wide Views (2009), muestra que una gran mayoría de personas (cerca del 90%) están a favor de reducciones considerables de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los países desarrollados durante el período 1990-2020. Un porcentaje similar de ciudadanos apoya mantener el calentamiento global dentro de los 2ºC sobre los niveles preindustriales. En Europa, el Eurobarometer Survey (Comisión Europea, 2009) señala que dos tercios de la población europea considera que el calentamiento global es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad. Al mismo tiempo, muchos europeos (de nuevo, aproximadamente dos tercios) creen que los gobiernos y las industrias no están haciendo lo suficiente para combatir el problema del cambio climático. A pesar de que existen diferencias geográficas relevantes dentro de Europa, España está entre los países por encima de la media de la UE en la consideración del cambio climático como un problema muy serio. Como se verá más adelante, los datos recogidos en este trabajo demuestran un elevado interés de los ciudadanos españoles en esta cuestión, sobre la que creen que están adecuadamente informados. Este es el contexto general del trabajo: preferencias sociales intensas a favor de la mitigación del cambio climático que no se ven plenamente materializadas en las políticas actuales. En este aspecto España es probablemente uno de los países con un comportamiento más marcado, con una fuerte preocupación de los ciudadanos e incluso del gobierno (una de las tres ‘guías’ del gobierno español actual) pero con escasas políticas implementadas. En realidad, España se enfrenta a una situación compleja con respecto a sus políticas de cambio climático: por una parte, las emisiones de gases de efecto invernadero han experimentado un importante incremento desde 1990 (alrededor del 30% en el momento de escribir este artículo, con una fuerte reducción reciente debido a la recesión), encontrándose lejos de los compromisos de Kioto (15% de aumento). Por otra parte, es probable que España sufra importantes impactos del cambio climático debido a su situación geográfica, esperándose importantes incrementos de temperatura y un agravamiento de las sequías en las próximas décadas (Agencia Estatal de Meteorología, 2010). Sin embargo, ha habido una aplicación bastante limitada de políticas correctoras, particularmente en el campo de los precios de los bienes energéticos, que están generalmente por debajo de las medias europeas. 2 La situación en España contrasta con el tradicional apoyo de los economistas a los instrumentos de precios en las políticas climáticas. Los precios del carbono, por ejemplo, se ven como un mecanismo necesario para lograr una reducción coste-efectiva y fomentar las tecnologías libres de carbono. Sin embargo, en nuestro país los gobiernos se han opuesto tradicionalmente a este mecanismo, en contra de una creciente evidencia de sus efectos positivos. El miedo a una pérdida de competitividad ha llevado a los sucesivos gobiernos españoles a bloquear cualquier intento de fijar un impuesto europeo sobre el carbono desde la década de los noventa, a pesar de la evidencia empírica mostrando que una reforma fiscal verde en España, basada en la imposición sobre el carbono, podría dar lugar a beneficios económicos netos (Labandeira, Labeaga y Rodríguez, 2004) y con escasos problemas distributivos (Labandeira y Labeaga, 1999). Una tributación baja de los carburantes de locomoción y estrategias para mantener la evolución del nivel de los precios eléctricos a la baja (o con pequeños incrementos) es reflejo de lo anterior. ¿Hay alguna razón para este fenómeno, a pesar de los efectos positivos ex-ante de la política y las preferencias sociales subyacentes sobre el cambio climático? La intensa oposición de los ciudadanos españoles a los aumentos de precios relacionados con los combustibles de los vehículos durante esta década, o la fuerte presión para mantener los precios de la electricidad bajos podrían proporcionar una explicación intuitiva a la falta de fijación de un precio corrector para el carbono. Como se indica más adelante, los grupos objetivo utilizados en las etapas preliminares de estudio fueron consistentes con este comportamiento. En este artículo pretendemos reconciliar las preferencias sociales españolas sobre la mitigación del cambio climático con una política correctora que sea aceptable para los ciudadanos. Como conclusión principal, avanzamos que ciertos programas asociados a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, incluso cuando llevan a un incremento de precios en los bienes energéticos, son socialmente aceptados. Aunque estos programas no serán necesariamente óptimos, nuestra evidencia indica que los precios pueden jugar un papel en las políticas correctoras contra el cambio climático. Nuestra metodología se basa en una aplicación de la valoración contingente (VC), basada en un cuestionario que solicita a los encuestados que revelen su disponibilidad a pagar (DAP) por reducir las emisiones de GEI en dos sectores especialmente responsables de estas emisiones 3 en España: la electricidad y el transporte. Sin embargo, nuestra aproximación no busca exclusivamente el cálculo de la DAP para ciertas políticas climáticas. Al aproximarnos a este asunto buscamos también percepciones sociales sobre distintas alternativas en la definición y aplicación de distintos instrumentos y estrategias correctoras frente al cambio climático. También, como indicamos anteriormente, suministramos información sobre el grado de conocimiento de los ciudadanos españoles sobre el fenómeno del cambio climático y la importancia que le otorgan. Hay una creciente literatura sobre la DAP por políticas contra el cambio climático, con contribuciones recientes, entre otras, de Berrens et al. (2004), Cameron (2005a, 2005b), Li et al. (2004), Lee y Cameron (2008), Leiserowitz (2006), y Stedman (2004). Esos trabajos reflejan las percepciones hacia varias políticas climáticas en diferentes países, mayoritariamente a través del uso de métodos de valoración contingente. Otras aproximaciones incluyen experimentos de elección discreta (Longo, Markandya y Petrucci, 2009), respuestas ordinales a escenarios de valoración (Diaz-Rainey y Ashton, 2007), y extrapolación de encuestas de opinión (Bohringer, 2004). Los objetivos de política, o los bienes ambientales considerados también varían considerablemente entre los distintos estudios, incluyendo medidas para la estabilización del clima, (Cameron, 2005), inversiones en energía verde (Diaz-Rainey, 2007; Wiser, 2007; Hoyos y Longo, 2008), cambios menores en las temperaturas (Viscusi y Zeckhauser, 2006), y mecanismos de captura (Brouwer et al, 2008). Para una revisión completa de esta literatura ver Johnson y Nemet (2010). Aunque las aplicaciones para Europa son relativamente limitadas, han crecido considerablemente durante los últimos años. Por ejemplo, Cole y Brännlund (2009) evaluaron las preferencias sobre políticas de mitigación de GEI en Suecia, indicando que los ciudadanos suecos apoyan campañas informativas y medidas que producen efectos positives sobre el desarrollo tecnológico. En España, Hoyos y Markandya (2009) investigaron las preferencias sobre distintas medidas para afrontar el cambio climático en el País Vasco, incluyendo beneficios globales (como en la mayor parte de la literatura) y secundarios. Estos autores muestran que las estimaciones son un 40% más altas cuando se incluyen beneficios secundarios. Este artículo contribuye a la literatura europea y española sobre esta cuestión. Y, aunque el método de VC puede ser y se ha utilizado para evaluar los valores no de mercado asociados con el cambio climático, nuestro enfoque solo se preocupa de la definición y el diseño de las 4 políticas. Restringimos nuestro ejercicio a los consumos eléctricos y de carburantes de locomoción, ya que son importantes fuentes de GEI en España y han sido objeto de un intenso debate sobre sus precios en los últimos años. En particular, el programa eléctrico presentado propone el uso de los mayores precios de electricidad para el desarrollo de fuentes renovables. Otra razón para la política considerada en el artículo son los objetivos europeos en materia de energía renovable y emisiones de gases de efecto invernadero para 2020, que exigirá medidas similares a las simuladas. El artículo se basa en una encuesta en persona, representativa de la población española, que se llevó a cabo entre mayo y junio de 2010. Los resultados muestran que los hogares españoles están a favor de la aplicación de un programa eléctrico que encarezca la electricidad pero utilice los ingresos adicionales para la promoción de las fuentes renovables para reducir las emisiones de dióxido de carbono. En concreto, la DAP media por mes y hogar es elevada: 11€ por encima de la factura eléctrica actual, lo que supone un importante aumento en términos relativos. Los hogares también muestran una DAP positiva, aunque ligeramente menor que la precedente, para un programa aplicado sobre los productores de combustibles que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero pero lleve a un aumento de los precios de los carburantes. Los resultados de este trabajo para el caso de la electricidad son sensiblemente inferiores a los obtenidos mediante una encuesta telefónica realizada a una muestra representativa de la población en diciembre de 2009 (ver Hanemann, Labandeira y Loureiro, 2011). Además de que el método de recolección de datos fue diferente y que el cuestionario utilizado entonces fue mucho más parco, consideramos que buena parte de la divergencia se debe a la realización del cuestionario inmediatamente antes y durante los primeros días de la cumbre climática de Copenhague, cuya repercusión mediática fue muy elevada. El método utilizado en este trabajo suministra, además y en contraposición con el cuestionario telefónico, una información muy rica sobre las opiniones de los ciudadanos sobre el cambio climático (importancia y conocimiento) y sobre sus actitudes ante posibles políticas o estrategias. En el futuro toda esta información podrá ser utilizada para completar y entender mejor las DAP obtenidas. Nuestra intención con este artículo es presentar la encuesta realizada y los resultados básicos obtenidos. En cualquier caso, creemos que este trabajo ofrece una fotografía muy detallada de las preferencias sobre políticas climáticas de la población española y puede ser especialmente útil para el diseño y aplicación de futuras actuaciones públicas en este campo. 5 El trabajo se organiza en cuatro secciones, incluyendo esta introducción. En la siguiente nos ocupamos del procedimiento de obtención de datos y describimos brevemente la encuesta. En el apartado tercero presentamos la modelización teórica y empírica empleada, y los resultados de DAP para el programa eléctrico y residencial. También se describen los resultados obtenidos de las preguntas actitudinales. Finalmente, el cuarto apartado presenta unas primeras implicaciones de política y resume las principales contribuciones del trabajo. 2. Obtención de datos y encuesta La base del estudio está en la aplicación de un cuestionario, disponible bajo petición. Un buen diseño del cuestionario a utilizar es crucial para obtener datos de calidad y fiabilidad alta. A ese efecto, los pasos seguidos han sido: realización de grupos de discusión, pre-test de la encuesta y elaboración de la encuesta final. 2.1. Realización de grupos de discusión y pre-test Varios grupos de enfoque o discusión se llevaron a cabo en distintas ciudades españolas de características socio-económicas y climáticas diferentes. En concreto, los grupos de discusión se han llevado a cabo en: A Coruña, Madrid, y Santiago de Compostela. En cada uno de los grupos de discusión realizados se han analizado las opiniones de cada uno de los participantes con respecto a diferentes políticas debatidas. El número de participantes fue de entre 9 y 10 personas en cada uno de los grupos. El reclutamiento se produjo a través de un sistema de cuotas, con el fin de obtener un panel de discusión diverso para cada una de las ciudades. Por ello, los individuos seleccionados como participantes se corresponden con diferentes tramos de edad, diferentes niveles educacionales y de género. Dichos grupos de discusión fueron dirigidos directamente por el personal investigador del equipo, para tener control sobre la discusión en todo momento y para poder proporcionar información más exacta en el caso de que existieran dudas por parte de los participantes. Todos los grupos tuvieron una duración de dos horas, durante las que los participantes respondieron a una serie de preguntas elaboradas de antemano por el equipo investigador. Con el fin de obtener 6 respuestas independientes se pidió a los participantes que leyesen las preguntas de interés en silencio y que contestasen de forma individual en el papel dado a cada una de las preguntas, antes de discutirlas con los demás miembros del grupo. De esta forma, todas las preguntas presentadas a los individuos seguían una estructura articulada con respecto a un posible cuestionario. Dicho cuestionario cambió de forma considerable respecto a la idea inicial, pues los grupos de discusión han proporcionado información muy valiosa en términos de impactos esperados asociados con el cambio climático, su disposición (o no disposición) al pago de determinados impuestos y gravámenes para reducir emisiones de CO2 y controlar el cambio climático, y otras preguntas relacionadas con la conciencia ambiental de los participantes. En este sentido, el cuestionario del que disponemos finalmente ha absorbido gran cantidad de comentarios, que se han reflejado en cambios sustanciales en su estructura. Por ello, si la idea inicial era seguir las encuestas de opinión sobre el cambio climático realizadas por uno de los principales referentes en este campo en EE.UU, Jon Kroscnick, en los primeros grupos de discusión se observó que había una fuerte oposición al pago de mayores impuestos para reducir el impacto del cambio climático. En consecuencia, se llevaron a cabo varias rondas de modificaciones con el fin de presentar políticas para combatir el cambio climático que no produjesen rechazo o respuestas protesta. La encuesta final ha sido pre-testada en un grupo de participantes, para verificar la comprensión final y duración de la misma. 2.2. Encuesta final La estructura de la encuesta que se utiliza en este estudio comparte características con otras previamente utilizadas de forma exitosa en EE.UU. por Cameron y otras elaboradas por Krosnick. Esto permite la comparación de resultados con los obtenidos en otros territorios, puesto que los estudios realizados en Europa o Asia suelen también seguir un formato similar. Nuestro objetivo principal en el diseño de la encuesta, no obstante, fue obtener información pormenorizada sobre las opiniones de la población española sobre el cambio climático y sus políticas correctoras. También pusimos un énfasis especial en conocer las actitudes de los ciudadanos ante diversas estrategias de política, o su instrumentación, puesto que este trabajo también pretende orientar futuros desarrollos o actuaciones públicas en este campo. 7 La encuesta utilizada contiene varias partes claramente diferenciadas: a) parte introductoria donde se presentan cuestiones generales al entrevistado sobre el conocimiento del cambio climático; b) parte de valoración de las políticas de electricidad y transporte asociadas a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; c) variables actitudinales, y una última sección d), que contiene preguntas socio-demográficas. 2.3. Muestra Se llevaron a cabo un total de 1200 encuestas en el territorio español. Dichas encuestas fueron realizadas por la empresa independiente Sondaxe que recogió los datos de forma personal, aplicando cuotas por edad y género. La encuesta fue llevada a cabo entre mayo y junio de 2010. En total, finalmente se han recogido un total de 750 encuestas que se analizaron con el software STATA 10. El método de muestreo utilizado fue un método de múltiples etapas. En primer lugar se seleccionaron diferentes áreas de población de cada comunidad autónoma, incluidas las grandes, medianas y pequeñas ciudades, según su peso y representatividad a nivel nacional. A continuación se asignaron los encuestadores a las distintas áreas y se les instruyó cómo realizar la recolección de datos. El procedimiento empleado fue el habitual en estos casos: el seguido en muchos casos, por ejemplo, por el INE para realizar sus labores de encuestación. En el siguiente análisis se incluyen todas las respuestas, incluso aquellas que puedan considerarse de tipo protesta. Esto parece apropiado, ya que en una elección real la opinión o voto de esos ciudadanos contaría. Con respecto a las características de la muestra, los principales resultados descriptivos se recogen en la Tabla 1. Así, el 48,22% de los encuestados son hombres, con una edad media de 43,51 años. En el caso de las mujeres (51,78% de la muestra) la edad media asciende a 44,34 años. La mayoría están empleados a tiempo completo (35,5%/43,92%), mientras que los jubilados, ascienden a (18,4%/12,30%), y autónomos y de trabajadores en el hogar, representan el (10,7%/9,73)% y (10,5%/13,73%), respectivamente. El número de desempleados asciende a 9,59% y un 9,44% de la muestra son estudiantes. En cuanto a los ingresos medios por hogar, el 12,16% tiene unos ingresos brutos anuales inferiores a 10.800€; el 49,35% está entre un mínimo de 10.800 y un máximo de 21.600 y un 21,17% supera los 21.600 euros brutos anuales. Además 8 la mayoría de los hogares españoles (89,55%) están habitados por un máximo de cuatro personas, lo cual representa el hogar español más común. Es destacable además que el tipo de energía que utilizan la mayoría de los hogares para la calefacción es la energía eléctrica, mientras que el gas natural y el propano son mucho menos comunes. (Tabla 1, aquí) El nivel educativo promedio de la muestra se acerca a la media del Censo, con un 26,8% y 29,4% de las personas que han completado la enseñanza secundaria y la primaria, respectivamente. Si comparamos nuestros datos con el censo, encontramos que no existen diferencias significativas con respecto al nivel de educación básica, ya que 37,4% de la población adulta española ha completado la educación básica. Además, el 13,9% de los encuestados han completado la educación secundaria y 18,5% tienen educación universitaria, en comparación con 20,7% del censo español que han completado la educación secundaria, y el 21,8% tiene estudios universitarios. En cuanto al nivel educativo promedio de la muestra podemos decir que el 34,62% de la muestra ha completado los estudios primarios y el 40,05% tiene estudios secundarios. Además el 21,89% de la muestra tiene formación universitaria. En cuanto al lugar de residencia podemos decir que la mayor parte de la muestra se concentra en el interior (73,10%), mientras que el 26,62% habita en la costa. Si observamos los datos sobre el lugar de nacimiento, vemos que la mayoría de los encuestados nacieron en las comunidades de Andalucía (20,17%), Cataluña (13,02% Comunidad Valenciana (7,44%) y Madrid (11.59%). De esta manera, puede observarse que las variables sociales y demográficas de la muestra reflejan bastante bien la realidad de los hogares españoles. La Tabla 2 recoge las actitudes e información de los encuestados sobre el cambio climático. Como puede observarse, asumiendo que la muestra es representativa, la población española muestra interés y conocimiento sobre el cambio climático y fuertes preferencias para su control. Esto es coincidente con estudios de opinión existentes a nivel español, o con los resultados de encuestas realizadas a nivel europeo (ver introducción) y creemos que justifica este trabajo y la aproximación seguida para intentar explicar la baja correspondencia entre tan elevado interés y las políticas públicas aplicadas. En buena medida, esto explica los programas presentados por nosotros en el cuestionario y la selección de preguntas sobre actitudes. La Tabla 3 recoge las respuestas de los encuestados a una selección de las principales preguntas actitudinales. 9 (Tabla 2, aquí) (Tabla 3, aquí) 3. Modelización 3.1. Aplicación empírica En la aplicación empírica que sigue, las respuestas de la DAP en la categoría de ‘no sé’ o ‘no contesta’ se han recodificado como respuestas negativas. Este procedimiento se emplea de forma habitual, por ejemplo por Carson et al. (2003), y es un elemento que hace que las estimaciones de DAP que se presentan sean conservadoras. La estimación de las DAP se ha realizado mediante el método no paramétrico de Turnbull. En contraste con las técnicas paramétricas, que asumen una forma cerrada de la variable latente de disposición al pago, el método no paramétrico de Turnbull no requiere ninguna forma funcional del término error. En este sentido, Turnbull (1976) presentó una estimación no-paramétrica que se adapta fácilmente a los casos de datos agrupados, censurados o datos truncados, como los existentes en este caso. Entrando en la descripción del modelo, consideremos que las respuestas dadas a las preguntas dicotómicas pueden ser utilizadas para estimar los intervalos donde recae la disposición a pagar del individuo. Asumamos que los individuos indican una disposición al pago W, que se comprende entre los intervalos tj y tj+1. Asumamos que los tjs están indexados como j=0,1,…M, y tj>tk for j>k, y t0=0. Sea la probabilidad pj de que un individuo tenga una DAP comprendida entre tj-1 y tj. Esto puede expresarse como (1) Pj = P(t t −1 < W ≤ t t ) para j=1,…,M+1. Alternativamente, la función acumulada de distribución (cdf) puede describirse como (2) F j = P(W ≤ t j ) para j=1,…,M+1, donde FM+1=1. 10 Entonces, (3) p j = F j − F j −1 y F0=0. La distribución Turnbull puede ser estimada tratando bien Fj, j=1 a M, o pj, j=1 a M como parámetros. Cuando los Fj son parámetros, la función de verosimilitud se define como (4) M L( F ; N , Y ) = ∑ [ N j ln( Fj ) + Y j ln(1 − Fj )], j =1 donde Nj es el número de respuestas que responden no al intervalo tj,, Yj el número de respuestas que responden sí a tj, y (1-FM)=pM+1 es la probabilidad de que W sea más grande que la oferta más alta. Esto puede ser escrito de la siguiente forma, j j ⎡ ⎤ L( P; N , Y ) = ∑ ⎢ N j ln(∑ pi ) + Yj ln(1 − ∑ pi ) ⎥. J =1 ⎣ i =1 i =1 ⎦ M (5) De (5), la suma de los pj’s es 1. Sin embargo, para que estos p’s constituyan una función de densidad válida, deben ser no-negativos y estar contenidos entre el intervalo de la unidad. Por ello, para obtener un estimador válido de la función de densidad (pdf) W, los pi’s deben estar restringidos a ser positivos, lo que implica que los p’s deben sumar a la unidad. Turnbull (1977) describe una versión del algoritmo presentado en (5) para estimar que los p’s son positivos. Su algoritmo resuelve las primeras condiciones de optimización (5) contando la nonegatividad de los p’s. Las condiciones de primer orden con respecto a los p’s son (6) ⎛ ⎜ N Yj ∂L = ∑⎜ j j − j ∂pi j =i ⎜ p pk − 1 ∑ ⎜∑ k k =1 ⎝ k =1 M ⎞ ⎟ ⎟≤0 ⎟ ⎟ ⎠ pi ≥ 0 pi ∂L = 0. ∂pi Por construcción la ecuación presentada en la ecuación (5) asume que p1>0 siempre y cuando N1 es diferente de 0. Usando (6) y resolviendo por p1, entonces 11 (7) p1 = N1 N1 + Y1 Y, de la misma forma, resolviendo para p 2 , obtenemos (8) p2 = N2 − p1 Y2 + N 2 Por lo tanto, p 2 es positiva mientras que (9) N2 N1 > . Y2 + N 2 N1 + Y1 Nótese que estas probabilidades tienen una interpretación natural, dado que Nj N j + Yj es la proporción de la respuesta negativa tj. Por lo tanto, es un estimador natural de F j , y como consecuencia, y siguiendo (6) el estimador de tj puede ser estimado como p j = F j − F j −1 . Esta derivación asume que la proporción de respuestas negativas a t2 es mayor que la proporción de respuestas negativas a t1. En vez de eso, suponiendo que esto no se cumple, con una situación donde N2 N1 < , entonces la probabilidad sin restricciones puede ser Y2 + N 2 N1 + Y1 negativa. Sin embargo, con la imposición de la restricción no negatividad, asumimos que p2=0. Resumiendo, cuando p j es positiva, p j +1 se calcula hasta que el total de p’s ha sido estimado. Si p j es negativo, entonces este proceso se repite hasta una posición p j en la que p j > 0. Un procedimiento sencillo para calcular p j 's es el siguiente: Nj (a) Para j=1ÆM, calcular F j = (b) F F Comenzando con j = 1, comparar j y j +1. (N j + Yj ) b.1) Si Fj +1 > Fj entonces continuamos con el proceso. 12 b.2) Si Fj +1 < Fj entonces juntamos las celdas j y j+1 en una misma celda con límites ( t j , t j +2 ) (c) Continuamos hasta que las celdas son unidas lo suficiente para permitir un crecimiento monotónico de la función acumulada de distribución. (d) Calculamos la función de densidad como un paso diferente de la función acumulada de distribución. Esta aproximación manual da como resultado soluciones cerradas para las preguntas de referéndum simple. Pero además, un algoritmo puede programarse usando diferentes paquetes estadísticos, como por ejemplo GAUSS. Una de las mayores ventajas del cálculo directo de la función de distribución empírica es la facilidad para estimar la matriz de varianzas-covarianzas. Para obtener esta matriz utilizamos la ecuación (7). La condición de primer orden con respecto a Fj es (13) Yj ∂L N j = − , ∂F j F j (1 − Fj ) y la matriz de las segundas derivadas es una matriz diagonal con los términos (14) Nj Yj ∂2 L . =− 2 − 2 ∂F j F j (1 − F j ) 2 Por lo tanto, la varianza de Fj es (15) Fj ⎛ ∂2 L ⎞ F (1 − Fj ) V ( Fj ) = ⎜ − = = j . ⎟ 2 2 2 ⎜ ∂Fj ⎟ (1 − Fj ) N j + Fj Y j N Y + j j ⎝ ⎠ La varianza de los pj’s es también sencilla de estimar. Los Fj’s son la función acumulada de distribución y los pi’s son la función de densidad. Puesto que Fj y Fj-1 tienen convarianzas cero, 13 (16) V ( p j ) = V ( F j ) + V ( F j −1 ) = Fj (1 + Fj ) N j + Yj + Fj −1 (1 − F j −1 ) N j −1 + Y j −1 . Para obtener la media de la DAP a través de la distribución de Turnbull, Kristom (1990) asume que la verdadera función de distribución es una función lineal a trozos entre las estimaciones puntuales de la función de distribución empírica, y que la distribución tiene un límite superior arbitrario. Puesto que los estimadores no paramétricos eliminan la variación debida a las formas funcionales, para obtener una verdadera medida de tendencia central no paramétrica muestra que la DAP se puede expresar como (17) ∞ M +1 t J 0 J =1 t J −1 E (W ) = ∫ W ∂F (W ) = ∑ ∫ W ∂F (W ). Sustituyendo la DAP por el límite inferior de cada intervalo, obtenemos una estimación de la DAP en su límite inferior. Esto viene dado por E ( LBWTP ) = 0.P (0 ≤ W < t1 ) + t1 P (t1 ≤ W < t2 ) + ... (18) M +1 +tm P (tm ≤ W < tm +1 ) = ∑ t j −1 p j . j =1 Esta estimación de la DAP en un límite inferior se distribuye de forma asintóticamente normal, debido a que es una combinación lineal de pi’s, las que a su vez son asintóticamente normales. Entonces la varianza de E ( LBWTP ) viene dada por (19) M ⎛ M +1 ⎞ M +1 V ⎜ ∑ p j t j −1 ⎟ = ∑ t 2j −1 (V ( F j ) + V ( F j −1 )) − 2∑ t j t j −1V ( F j ). j =1 ⎝ j =1 ⎠ j =1 Por lo tanto, conociendo la media y la varianza de la DAP, se pueden construir los intervalos de confianza y testar hipótesis acerca de la media de la muestra. En la Tabla 4 se presentan los resultados de la DAP por el programa de energías verdes a través del método no paramétrico de Turnbull. Esta DAP asciende a €11 euros por hogar y mes. Esto representa un porcentaje de sobre-precio significativo sobre el gasto medio eléctrico actual por parte de las familias españolas (aproximadamente un 25% antes de la importante subida de enero de 2011). La Tabla 5 muestra que los encuestados apuntan una gran seguridad sobre sus respuestas: en torno a un 70% tienen una seguridad de 9 o 10 puntos sobre 10 posibles. 14 (Tabla 4, aquí) (Tabla 5, aquí) En la Tabla 6 se presentan los resultados de la DAP por el programa aplicado al transporte. En este caso, la DAP media asciende a 105€ por hogar y año, una cantidad ligeramente inferior a la obtenida para la electricidad. En buena medida esto se explica porque los encuestados consideran muy elevados los precios e impuestos ya aplicados sobre los carburantes de locomoción. Además, aunque la seguridad sobre las respuestas sigue siendo elevada como se observa en la Tabla 7 (aproximadamente un 65% dan una seguridad de 8, 9 o 10 sobre 10), ésta es inferior al caso de la electricidad. Finalmente, la Tabla 8 recoge información útil sobre las características de las familias encuestadas (y datos reales para la población española) respecto al uso del transporte privado y su intención y capacidad respecto a cambios de comportamiento. (Tabla 6, aquí) (Tabla 7, aquí) (Tabla 8, aquí) Como ya indicamos, las preguntas actitudinales ofrecen una información muy valiosa sobre las preferencias de los ciudadanos hacia una serie de opciones de política, generales o específicas, en el campo energético y climático (ver Tabla 3). En el futuro realizaremos un análisis combinado de las DAP y las respuestas a las preguntas sobre actitudes. En cualquier caso, la información bruta obtenida en la encuesta sobre dichas actitudes es de gran interés, como señalamos en la siguiente sección de conclusiones. 4. Conclusiones e implicaciones de política Este trabajo surgió con dos objetivos fundamentales. En primer lugar, para tratar de explicar la escasa aplicación de políticas contra el cambio climático a través de la modificación de precios energéticos. Aproximaciones anteriores, generalmente con evidencia empírica por simulación de 15 políticas en el caso español, demostraban la superioridad, en términos económicos, de instrumentos de precios para las políticas climáticas y sus escasos efectos (negativos) distributivos. Si a esto unimos unas preferencias favorables al control del cambio climático, como demostramos que existen en el caso español (de nuestra recolección de datos y otras encuestas, españolas o extranjeras), era necesario buscar alguna interpretación plausible. Desde nuestro punto de vista, a partir de los resultados de este trabajo, la oposición histórica de la población española a incrementos de precios energéticos puede modificarse con un diseño determinado de políticas. Lo precedente conforma el segundo de los objetivos del artículo: el establecimiento de pautas para el diseño de políticas viables. De lo observado en todo el proceso parece evidente que la población española presenta DAPs positivas y relevantes (especialmente en el caso eléctrico) cuando los instrumentos de política generan aumentos de precios que serán empleados por los productores para reducir las emisiones de GEI, preferiblemente mediante el desarrollo y adopción de tecnologías más limpias. Una política de estas características no es, en general, precisamente óptima, pero las mejoras conseguidas con la incorporación de la externalidad vía precios pueden compensar las pérdidas asociadas a la afectación de recursos. Por lo demás, el estudio presenta resultados muy interesantes que refuerza lo dicho anteriormente (Tabla 2). Reducir la contaminación es un tema muy importante o extremadamente importante para el 90% de la población. Un 98% de la población escuchó hablar del cambio climático y en torno a la mitad (55%) se considera muy informado o bastante informado sobre el asunto. En torno a un 15% afirma, de forma espontánea que ésta es la cuestión ambiental más importante. Un 95% de la población cree que es un problema real (solo unos pocos, menos del 20%, creen que exagerado) y negativo (90%). Las preguntas sobre actitudes (Tabla 3) son especialmente reveladoras y abordan, por primera vez, la opinión de los ciudadanos españoles sobre cuestiones clave para las políticas climáticas nacionales e internacionales. En este sentido, los ciudadanos descargan buena parte de las responsabilidades en este ámbito en empresas y gobiernos. Son, en general, optimistas tecnológicos y esperan que en el futuro sea más fácil conseguir reducciones en las emisiones de GEI. A diferencia de lo que ocurre en otros países, la población española es partidaria de que España actúe contra el cambio climático independientemente de que lo hagan o no los países en vías de desarrollo. Sin embargo, los ciudadanos españoles no son demasiado partidarios del uso 16 de mecanismos flexibles que permitan el intercambio de inversión en otros países por emisiones (como el mecanismo de desarrollo limpio de Kioto), y favorecen las reducciones de GEI realizadas en España. Pocos están dispuestos a pagar un impuesto climático sin más adjetivos (sin uso de la recaudación, en el sentido presentado por los programas evaluados): diez puntos menos que los no dispuestos. No obstante, en torno a un 75% de la población es partidaria de una reforma fiscal verde: aplicación de impuestos contra el cambio climático con reciclaje de su recaudación para reducir otros impuestos. Esto nos lleva a indicar que una reforma fiscal verde puede ser una alternativa viable y útil para España, especialmente en un momento de crisis como éste. Las necesarias reducciones de emisiones, el fomento de nuevas tecnologías y los escasos costes distributivos se unen a la evidencia mostrada por este trabajo. No obstante, ha de quedar claro que las DAPs no se han calculado para un programa de esas características. Como extensiones futuras de esta investigación, nos planteamos la comparación del resultado de los programas valorados con las actuaciones reales de los consumidores ante sistemas similares de electricidad verde (Pérez y Linares, 2008) o de combustibles ecológicos de automoción. 17 Referencias Berrens, R.P., A.K. Bohara, H.C. Jenkins-Smith, C.L. Silva, y D. L. Weimer, 2004. “Information and effort in contingent valuation surveys: application to global climate change using national internet samples.” Journal of Environmental Economics and Management, 47:311-363. 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Variables socio-demográficas de la muestra y comparación con la realidad Variable % % real Mujer Hombre Nivel Educativo Sin Estudios Estudios primarios/EGB/Bachiller elemental o similares FPI/FPII o similares Bachiller superior/BUP/COU o similares Universitarios de Grado Medio o similares Universitarios de Grado Superior o similares NS/NC Edad 18-34 35-54 55 o más Ocupación Asalariado Autónomo Desempleado, busca primer empleo Desempleado, trabajó antes Estudiante Labores del hogar Jubilado/pensionista Otros NS/NC Ingresos brutos anuales <3.600 >=3.600<7.200 >=7.200<10.800 >=10.800<14.400 >=14.400<18.000 >=18.000<21.600 >=21.600 NS/NC Lugar de residencia Interior Costa NS/NC 51,78% 48,22% 51,04% 48,96% 1,43% 34,62% 3,88% 39,92% 23,03% 17,02% 9,73% 12,16% 2,00% 17,46% 16,95% 9,57% 12,22% 33,09% 33,99% 32,92% 28,98% 37,38% 33,64% 43,92% 9,73% 0,86% 8,73% 9,44% 13,73% 12,30% 0,57% 0,72% 39,77% 7,95% 0,97% 11,77% 5,71% 11,51% 18,37% 3,94% Sexo 20 2,00% 2,58% 7,58% 18,45% 16,31% 14,59% 21,17% 17,31% 73,10% 26,61% 0,29% n.d. n.d. Tabla 1 (cont.) Otros datos personales CC.AA. de nacimiento Andalucía Aragón Asturias Baleares Canarias Cantabria Castilla y León Castilla La Mancha Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra País Vasco La Rioja Ceuta/Melilla Extranjero NS/NC % % real 20,17% 3,58% 2,72% 1,72% 3,86% 1,43% 6,58% 5,29% 13,02% 7,44% 4,01% 6,01% 11,59% 2,43% 1,29% 3,58% 0,72% 0,14% 2,72% 1,72% 18,17% 2,61% 2,19% 1,37% 3,44% 1,16% 6,84% 5,08% 10,87% 7,47% 3,32% 5,98% 8,81% 2,67% 1,13% 3,92% 0,60% 0,38% 13,99% Nº de personas que viven en el hogar 1 2 3 4 5 6 8 11 NS/NC 9,44% 28,47% 29,04% 22,60% 7,87% 2,00% 0,14% 0,14% 0,29% n.d. Tipo de energía que tiene en el hogar Eléctrica Gas Natural Propano Otros NS/NC 45,78% 6,01% 3,58% 44,06% 0,57% n.d. 21 Tabla 2. Actitudes de los encuestados y hábitos de consumo Variables actitudes A.1. Grado de responsabilidad que considera que deben tener los hogares españoles en la reducción de la contaminación atmosférica Ninguna Pequeña Grande Total responsabilidad NS/NC A.2. Grado de responsabilidad que considera que deben tener las empresas en la reducción de la contaminación atmosférica Ninguna Pequeña Grande Total responsabilidad NS/NC A.3. Considera que es posible encontrar soluciones tecnológicas para evitar los efectos negativos del cambio climático Muy probable Bastante probable Ni probable ni improbable Poco probable Muy poco probable NS/NC A.4. Como de necesarias considera las medidas de hoy para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero Absolutamente necesario Bastante necesario Poco necesario No es necesario NS/NC A.5. Debería hacer algo el gobierno español para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero Solo si los países en desarrollo cooperan y controlan sus emisiones Con independencia de si los países en desarrollo cooperan No, España no debería hacer nada NS/NC % 5,15% 25,32% 51,50% 17,74% 0,29% 1,29% 3,00% 32,47% 62,23% 1,00% 18,88% 44,78% 14,02% 14,74% 7,44% 0,14% 41,77% 46,78% 7,44% 2,15% 1,86% 29,04% 62,09% 4,29% 4,58% Hábitos de consumo Hábitos Separar y reciclar residuos sólidos Utilizar equipos de ahorro de energía y/o papel reciclado Asistencia a cursos de educación ambiental Miembro de una organización ambiental Otros NS/NC Ninguno 22 Sí 80,97% 47,50% 5,01% 2,15% 0,00% 6,72% 8,30% No 19,03% 52,50% 94,99% 97,85% 100,00% 93,28% 91,70% Tabla 2 (cont.) % P.3. ¿Ha oído hablar del cambio climático? Sí No 98,28% 1,72% P.4. Nivel de información respecto al cambio climático Muy informado Bastante informado Poco informado Nada informado No sabría valorarlo 10,01% 45,06% 39,10% 5,01% 0,82% P.5. En su opinión, ¿el cambio climático es un problema real o no? Es real Es real pero exagerado No es un problema real/serio NS/NC 77,25% 17,17% 3,15% 2,43% P.6. Para Ud. y su familia más próxima, ¿el cambio climático podría ser bueno malo? Bueno Malo Ninguna de las dos 1,57% 90,99% 7,44% 23 Tabla 3. Selección de preguntas actitudinales Totalmente de acuerdo Bastante de acuerdo Ni de acuerdo ni en desacuerdo Bastante desacuerdo Totalmente desacuerdo NS/NC A.6. Es mejor gastar en reducir emisiones en los paises en vías de desarrollo 10,87% 23,03% 25,75% 17,17% 14,16% 9,01% A.7. El gobierno no debería indicar a las empresas qué producir 13,88% 21,75% 22,03% 17,60% 17,88% 6,88% A.8. Lo mejor para ayudar a los países en vías de desarrollo contra el CC es ayudarles a crecer 25,46% 39,34% 17,31% 8,44% 5,87% 3,58% A.9. Los fondos de recuperación económica deberían destinarse a mejorar la efciencia energética de los edificios 15,16% 30,47% 28,18% 12,88% 10,01% 3,09% A.10. Hogares con consumo muy elevado deberían pagar un precio mayor por la energía 32,19% 31,63% 16,45% 8,73% 10,01% 1,00% A.11. Los impuestos sobre la gasolina ya son demasiado elevados 53,51% 28,04% 10,01% 3,43% 1,43% 3,58% A.12. Deben exigirse viviendas más eficientes 29,18% 31,76% 14,88% 14,88% 7,15% 2,15% 24 Tabla 3 (cont.) A.13. La energía nuclear es válida para combatir el CC 17,02% 21,17% 43,20% 5,87% 9,73% 3,00% A.14. No se deben potenciar paneles solares en áreas naturales 26,47% 30,47% 19,74% 9,30% 8,15% 5,87% A.15. La mejor manera de luchar contra el CC es la educación 52,50% 33,05% 7,15% 3,29% 3,15% 0,86% A.16. Habría que dedicar recursos a otros problemas ambientales 18,45% 31,90% 31,33% 7,44% 5,58% 5,29% A.18. Si se introducen impuestos ambientales deben reducirse otros 40,92% 36,77% 14,02% 3,43% 2,72% 2,15% Muy dispuesto Algo dispuesto No sé, no estoy seguro Poco dispuesto Muy poco dispuesto NS/NC 6,01% 25,46% 22,32% 14,31% 28,61% 3,29% A.17. Disposición a pagar un impuesto contra el CC 25 Tabla 4. Estimación de la DAP eléctrica (mensual) a través del método Turnbull Sí No Cdf Pdf E(DAP) 5 67 49 0,4224 0,4224 0,0000 10 45 72 0,6154 0,1930 0,9649 20 22 95 0,8120 0,1966 1,9658 35 16 101 0,8632 0,0513 1,0256 40 13 102 0,8870 0,0237 0,8298 60 10 107 0,9145 0,0276 1,1029 1,0000 0,0855 5,1282 DAP 11,0173 Intervalo de confianza (9,32; 12,71) Tabla 5. Grado de seguridad sobre la respuesta a la DAP en electricidad % P.12. En una escala de 1 a 10, donde 1 es nada seguro de su respuesta y 10 totalmente seguro ¿en qué medida se situaría su opinión? 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 26 2,43% 0,29% 1,14% 1,14% 10,30% 4,43% 5,72% 15,45% 18,88% 40,20% Tabla 6. Estimación de la DAP para el combustible (anual) a través del método Turnbull Sí No Cdf Pdf E(DAP) 25 39 29 0,4265 0,4265 0 50 36 30 0,4545 0,0281 0,7019 75 27 42 0,5923 0,1378 6,8881 100 26 35 pooled 175 20 45 0,6923 0,1000 10 250 13 56 0,8042 0,1119 19,5804 400 15 59 Pooled 0,1958 78,3217 DAP 115,4921 1 Intervalo confianza (103,40; 127,58) Tabla 7. Grado de seguridad sobre la respuesta a la DAP en transporte % P.20. En una escala de 1 a 10, donde 1 es nada seguro de su respuesta y 10 totalmente seguro ¿en qué medida se situaría su opinión? 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 NS/NC 27 10,46% 0,92% 0,92% 0,73% 6,24% 2,94% 6,24% 17,98% 15,78% 33,76% 4,04% Tabla 8. Respuestas obtenidas en el escenario de transporte % % real P.14. ¿Disponen de coche en su familia? Sí No 77,68% 22,32% P.15. ¿Qué tipo de coche tienen? Pequeño (Clio) Tamaño medio (Golf) Grande (A4) Todoterreno NS/NC 30,76% 46,41% 18,23% 3,31% 1,29% P.16. ¿Conduce Ud. habitualmente? Sí No NS/NC 56,22% 42,78% 1,00% n.d. P.17. ¿Cuándos km hace en coche en una semana habitual? Menos de 200 km De 200 a 400 km De 400 a 600 km De 600 a 1000 km Más de 1000 km NS/NC 46,11% 25,19% 6,48% 4,44% 2,97% 14,81% n.d. P.18. ¿Qué tipo de combustible utiliza el coche en el que se desplaza? Gasolina Diesel Biocombustible NS/NC 43,12% 48,07% 1,83% 6,97% 28 77,4% 22,6% 27,9% 42,6% 19,2% 4,8% n.d. Tabla 8 (cont.) % P.21. Si el coste extra de utilizar su coche fuese de 10€ más por cada 100km, ¿afectaría a cuánto conduce su coche al mes? Sí No NS/NC 40,73% 45,14% 14,13% P.22. ¿Qué haría usted para modificar el uso de su coche? Compartir coche Usar transporte público Utilizar bicicleta/caminar Otras Nada, lo cogería igual NS/NC 15,05% 24,59% 12,29% 5,14% 34,13% 8,81% 29