DEPORTE EN EL MUNDO LABORAL Son actualmente indiscutibles los beneficios de la actividad física y el deporte sobre la salud. Aunque son muy pocas las personas que realizan actividad física en el medio laboral. Podemos distinguir dos grandes grupos de población trabajadora. Por un lado el trabajo sedentario que poco a poco va mermando las cualidades físicas: aumento de peso, falta de flexibilidad, disminución de la fuerza, disminución de nuestra capacidad para desplazarnos, pequeños paseos producen cansancio y el coche se convierte en el sustituto de las piernas. En el otro extremo estarían las profesiones que requieren un trabajo físico intenso, generalmente repetitivo y que es fuente de muchas lesiones en el mundo laboral: tendinosis, lumbalgias…etc. Por otro lado la utilización de aparatos electrónicos, cada vez más presentes en el trabajo (ordenadores….), aumentan el riesgo de lesiones, bien por una inadecuada utilización de los mismos o bien al mantener posturas forzadas, etc. Todos los grupos se verían beneficiados de la práctica del ejercicio físico conjugando dicha actividad con el mundo laboral. Las guías de prescripción de ejercicio recomiendan un ejercicio aeróbico, un mínimo de 3 veces en semana durante una hora aproximadamente. Para cumplir con este objetivo, en el medio laboral, Los trabajadores sedentarios podrían acudir al trabajo andando, corriendo o en bicicleta, en función de las cualidades físicas individuales. Si el trabajo está lejos se podría ir en transporte hasta una distancia que permita realizar esa hora de ejercicio físico, o bien treinta minutos para ir y treinta minutos para volver. Si el trabajo se encuentra cerca aumentaríamos la distancia hasta completar el tiempo recomendado. La intensidad del ejercicio depende del estado de forma previo, podría oscilar entre el 55 y el 75% de la frecuencia cardiaca máxima teórica. Existen varias fórmulas para calcular de una manera teórica la frecuencia cardiaca máxima, la más sencilla sería restarle 220 a la edad. Así para una persona de 30 años su frecuencia cardiaca máxima teórica sería 190 latidos por minuto, de esa manera la frecuencia que debería mantener durante dicho ejercicio se encontraría entre 105 y 152 latidos por minuto en función de su estado de forma. Durante el trabajo es importante mantener una postura adecuada y hacer pequeñas pausas, en éstas, se pueden realizar pequeños estiramientos que contribuirían a mejorar la flexibilidad y a minimizar el riesgo de lesiones. Se estirarían aquellos grupos musculares que estamos utilizando (brazos, manos, dedos...) y aquellas zonas que pueden mantener una postura en constante tensión, principalmente la columna cervical. Recomendamos estirar el grupo muscular articular que estamos trabajando hasta que notemos la molestia muscular de estiramiento y sin forzar, aguantar en dicha postura de 15 a 30 sg y repetirlo 3 veces. La mayoría de los puestos de trabajo son estáticos, bien sentados (oficinas), de pié (cocineros, camareros...) o agachados (mecánicos…) y casi todos combinan estas posturas. Dichas actividades condicionan molestias en columna vertebral, siendo extremadamente frecuentes las lumbalgias. Recomendamos principalmente para prevenir dicha patología en el mundo laboral, intentar no permanecer de pié ni sentado en los periodos de descanso. Realizar pequeños paseos a ritmo constante durante las pausas. Si hay molestias vertebrales, estirar la columna lumbar adoptando una postura fetal durante unos segundos. Al terminar la jornada repetiríamos los estiramientos musculares, incluyendo aquellos grupos menos implicados en el trabajo que realizamos, para completar todos los grupos musculares. También sería conveniente trabajar la musculatura abdominal, pequeños ejercicios como contraer el abdomen durante unos segundos ayudarían a mantener el tono abdominal y prevenir el dolor lumbar. La intensidad de los ejercicios deberá ir aumentando en función de la mejoría de la capacidad física. El trabajo nos lleva una gran parte de nuestro tiempo y puede contribuir a una progresiva pérdida de salud. Al mismo tiempo, el trabajo es generalmente la principal excusa para no realizar ejercicio físico: “no tengo tiempo”, “trabajo demasiado”. Estos sencillos consejos ayudarán a romper dichas excusas y progresivamente nos acercaran a una vida más saludable en el medio laboral. Según vayamos adquiriendo nuevos hábitos de actividad física, podremos incluir nuevos ejercicios en los periodos de ocio, hasta completar un adecuado programa de salud. Juan José Ramos Álvarez Doctor en Medicina y Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte Centro de Medicina Deportiva de la Comunidad de Madrid