357774. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LII, Pág. 1091. ARRENDAMIENTO, IMPROCEDENCIA DE LA RESCISION DEL CONTRATO DE. Es un error afirmar que el juicio sumario desahucio, consignando en el capítulo IV del título VII del Código de Procedimientos Civiles, vigente en el Distrito Federal, sea sucedáneo del primer período del juicio de desocupación a que se refiere el Código de Procedimientos Civiles de 1884, y que no sólo comprendía la providencia de lanzamiento. Fundándose en este error, se ha sostenido que la acción rescisoria por falta de pago oportuno de rentas, puede seguirse en juicio sumario posterior al desahucio, que termina por el pago de aquéllas, equiparándose dicho juicio sumario, al segundo período del lanzamiento de la legislación anterior. El actual juicio sumario de desahucio, no es más que una forma especial de tramitación del juicio rescisorio por falta de pago de rentas, forma especial que se justifica como una reacción contra la injusticia que representaban los lanzamientos, tal como se practicaban de acuerdo con el Código de Procedimientos Civiles de 1884, y que también se explica por consideraciones de interés social. El legislador se ha propuesto, al reglamentar el juicio sumario de desahucio, que la rescisión por falta de pago de rentas a que se refiere el artículo 2489, fracción I, del Código Civil, no se tramite como todo juicio sumario, según lo prevenido por la fracción III del artículo 430 del enjuiciamiento civil, sino que esta rescisión debe demandarse y tramitarse en forma especial, como también se tratan en forma especial el juicio hipotecario y la acción rescisoria. El juicio sumario de desahucio no es más que el juicio de rescisión del contrato de arrendamiento por falta de pago de rentas, y en estas condiciones, si se ha promovido el lanzamiento y la providencia se ha dado por terminada, por haber pagado el inquilino, dentro del término fijado al efecto, no procede demandar posteriormente la rescisión del contrato, fundándose en la misma causa, porque tal cosa equivale a ejercitar la misma acción dos veces, aunque en distinta forma, por tal razón está regido por las disposiciones del Código Civil, que ordena que si el obligado en un contrato dejare de cumplir con su obligación, podrá el otro interesado exigir judicialmente el cumplimiento de lo convenido o la rescisión del contrato, y en uno y otro casos el pago de los daños y perjuicios y que la condición resolutoria va siempre implícita en los contratantes no cumpliere con su obligación. El mismo Código Civil establece como causa que hace terminar el arrendamiento la rescisión del contrato, y faculta para pedir su rescisión, por Ley, de lo que se concluye que el contrato de arrendamiento puede terminar por rescisión, por falta de pago de las rentas, aplicando tanto las disposiciones generales de los contratos, como las especiales del arrendamiento pero lo que tenía de injusto, de irritante, la diligencia de lanzamiento, tal como estaba organizada por la legislación anterior, era que sin que el juicio rescisorio estuviera concluido, sin que hubiera sentencia ejecutoria que declarara la rescisión, se ordenaba el lanzamiento del inquilino, a quien se causaban gravísimos e irreparables perjuicios materiales y morales, concediéndole, como compensación el pago de daños y perjuicios en caso de que prosperaran las excepciones que hubiera opuesto, y que, por consiguiente, se declarara improcedente el juicio. El lanzamiento privaba al inquilino de sus derechos contractuales, sin que hubiera precedido juicio que declarara ejecutoriamente la rescisión del contrato, y al cumplirse esa diligencia prejudicial, por la sola petición del arrendador, se decretaba el aseguramiento de bienes que se encontraban en el local arrendado, y que fueran suficientes para cubrir las pensiones que se debían adeudadas, y las costas. Se realizaba, en el fondo, un verdadero embargo precautorio sin que se llenaran los requisitos exigidos por la ley, para decretar esa diligencia cuando no se funda en título ejecutivo, privándose al presunto deudor de las garantías otorgadas a su favor. Como una reacción contra todas esas injusticias, el Código de Procedimientos Civiles en vigor, reglamentó el -1- 357774. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LII, Pág. 1091. juicio de desahucio, en forma que el lanzamiento no tenga lugar como una diligencia previa, sino como ejecución de la sentencia que se pronuncie en dicho juicio, lo que hace que el lanzamiento deje de ser un odioso privilegio establecido en favor del propietario, haciendo desaparecer la diligencia de lanzamiento y el juicio de desahucio, pues aquélla no es más que la ejecución de la sentencia de desahucio cuando se ha pedido la rescisión del contrato, fundándola en la falta de pago de las rentas. Pero hizo algo más el legislador con la reglamentación citada, limitando las causas de rescisión de los contratos de arrendamiento, por falta de pago de las rentas. Pero hizo algo más el legislador con la reglamentación citada, limitando las causas de rescisión de los contratos de contrato, sino que es necesario que el arrendatario haya dejado de pagar cuando menos dos mensualidades, y sólo en este caso procede la demanda de desahucio, que según se ha dicho, se identifica con la de rescisión, o lo que es lo mismo, cuando se trata del arrendamiento en el pago de rentas, da lugar a la rescisión del contrato. Es indudable que el legislador tomó en cuenta consideraciones de carácter social, para restringir las causas de rescisión de esta clase de contratos, pues si bien es cierto que, por regla general, toda falta de cumplimiento a un contrato puede ser invocada por la parte que ha cumplido, tratándose de contratos de arrendamiento, no se debe perder de vista que el problema de la habitación es una necesidad primordial y esencialmente humana, problema que interesa al Estado y legítima su ingerencia para imponer normas obligatorias que pueda anular la explícita voluntad de los contratantes. El aspecto económico-social del problema de la vivienda, repercute necesariamente en su aspecto jurídico, sacando al arrendamiento de casas de arcaicos moldes que no puede escuadrar en nuestra presente realidad social. El Estado tiene obligación de proteger a los inquilinos con medidas que, sin irrogar serios perjuicios a los propietarios, tiendan a darle estabilidad al arrendamiento de casas,y es claro que como medidas adoptadas en prosecución de tal finalidad, debe tomarse la reglamentación que se hizo al juicio sumario de desahucio, y, especialmente, los artículos 489 y 491 a 193 del Código de Procedimientos Civiles, vigente en el Distrito Federal, y nunca declarar el juzgador, rescindido un contrato de esa naturaleza, fundándose en el hecho de que el demandado confesó haber pagado las rentas, con dos o tres días de retraso, pues atento a lo dispuesto en el artículo 492 del ordenamiento últimamente citado, es claro que si el inquilino paga las rentas, dentro del término que se le fija en el requerimiento, el juicio de desahucio debe darse por concluido, y como el mismo no puede identificarse con la llamada diligencia de lanzamiento del código anterior, puesto que es un juicio de rescisión, que se apoya en la falta de pago de rentas, procede que no sólo la diligencia de lanzamiento sino que el mismo juicio de desocupación, se dé por concluido. Amparo civil directo 497/36. Paredes viuda de Vázquez Enriqueta. 26 de abril de 1937. Mayoría de tres votos. Disidentes: Sabino M. Olea y Luis Bazdresch. La publicación no menciona el nombre del ponente. -2-