SALA CONSTITUCIONAL Magistrado Ponente:MOISES A

Anuncio
SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: MOISES A. TROCONIS VILLARREAL
El Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y Menores de
la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, a propósito de la acción de amparo
constitucional interpuesta por el abogado Alejandro A. Rodríguez Cossu, inscrito en el
Inpreabogado bajo el n° 28.336, actuando en representación judicial de la sociedad
mercantil SEGUROS LA SEGURIDAD C.A., inscrita originalmente en el Registro de
Comercio que llevaba el Juzgado de Primera Instancia en lo Mercantil del Distrito Federal,
en fecha 12 de mayo de 1943, bajo el n° 2.135, actualmente inscrita en el Registro
Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y del Estado Miranda,
en fecha 22 de abril de 1997, bajo el n° 75, tomo 96-A Pro., acordó, por auto dictado el día
30 de noviembre de 1999, enviar el expediente contentivo de dicha acción a la Sala de
Casación Civil de la antigua Corte Suprema de Justicia, en virtud del recurso de apelación
interpuesto contra la sentencia definitiva, dictada en fecha 17 de noviembre de 1999 por ese
Tribunal Superior, declaratoria de inadmisibilidad de la acción incoada por la referida
sociedad mercantil contra el auto de ejecución dictado, en fecha 2 de agosto de 1999, por el
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y Agrario de
la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta.
En fecha 13 de enero de 2000, el Juzgado de Sustanciación de la Sala de
Casación Civil declinó el conocimiento de la causa en la Sala Constitucional, en la cual se
dio cuenta en fecha 15 de febrero de 2000 y se designó ponente al Magistrado Moisés A.
Troconis Villarreal.
I
PRETENSIÓN DE LA PARTE ACTORA
1. El apoderado de la sociedad mercantil Seguros La Seguridad C.A. aduce
que su representada fue parte demandada en la acción que por cumplimiento de contrato de
seguro incoara el asegurado Importadora Almanzura C.A., acción declarada con lugar en la
Alzada el día 28 de mayo de 1997; que fue condenada a pagar la suma de tres millones
doscientos seis mil quinientos cincuenta y tres bolívares con cincuenta y ocho céntimos
(Bs. 3.206.553,58), correspondiente a la pérdida sufrida por la demandante en el siniestro,
así como el equivalente en bolívares de la suma de dieciocho mil ochocientos veintiséis
dólares de los Estados Unidos de América con setenta y ocho centavos de dólar (US. $
18.826,78), en calidad de daños y perjuicios; que la empresa ejerció oportunamente recurso
de casación, pero que la Sala de Casación Civil de la antigua Corte Suprema de Justicia, en
fecha 9 de diciembre de 1998, lo declaró inadmisible por razón de la cuantía, en los
términos siguientes:
"Aplicando al caso sub-iudice el criterio jurisprudencial vertido en la
transc ripción supra inmediata, el cual criterio hoy nuevamente se reitera, se
concluye que con relación al segundo punto reclamado en el petitum del
libelo de la demanda, no existe un valor legalmente estimado por la parte
actora a los fines de la determinación de la competencia por la cuantía de los
respectivos Tribunales.
En consecuencia, para determinar la competencia por la cuantía de los
órganos jurisdiccionales -incluida esta Sala de Casación Civil- a los que les
corresponde conocer del proceso en el cual se profirió la recurrida, sólo rige
el quantum del arriba transcrito primer punto reclamado en el petitum del
libelo de la demanda introductivo de la primera instancia.
Expresado en otros términos, a todos los efectos legales -incluida la
admisión del recurso de casación-, el valor de lo litigado en el proceso en el
cual se dictó la recurrida queda limitado a la supra señalada suma de ‘tres
millones doscientos seis mil quinientos cincuenta y tres con cincuenta y ocho
céntimos (Bs. 3.206.553,58), correspondiente, se reitera, al primer punto
reclamado en el petitum del susomencionado libelo de demanda.
Ahora bien, a parir del 22 de abril de 1996 está plenamente vigente la nueva
cuantía que para la admisibilidad del recurso extraordinario de casación
conte mpla el Decreto N° 1.029 de fecha 22 de enero de 1.996, dictado por el
Presidente de la República con fundamento en la atribución conferida por el
artículo 945 del Código de Procedimiento Civil.
A tenor de lo dispuesto en el instrumento normativo referido en el párrafo
anterior, quedó expresamente dispuesto que la cuantía exigida para los
recursos de casación interpuestos en juicios civiles y mercantiles debe
exceder la suma de cinco millones de bolívares (Bs. 5.000.000,00).
Conforme a la pacifica jurisprudencia emanada de esta Sala de Casación
Civil, se ha resuelto que, salvo el supuesto de la casación múltiple, la cuantía
referida en el párrafo anterior como presupuesto de admisibilidad del recurso
de casación, en aplicación de lo dispuesto en los artículos 9 y 941 ambos del
vigente Código de Procedimiento Civil, será exigible en todos aquellos
procesos judiciales cuyo anuncio casacional se verifique a partir del 22 de
abril de 1.996, inclusive (vide: Sentencia de la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia, de fecha 14 de agosto de 1.996, en el proceso
judicial seguido por el abogado Oswaldo Baralt López contra Nelly Josefina
Francisquez Castro, con ponencia del Magistrado Dr. Aníbal Rueda, exp. N°
96-129, N° 124).
Atendiendo a lo anterior, la Sala observa que en el proceso en el cual se
profirió la sentencia objeto del recurso de casación sub iudice, el acto
procesal del anuncio se efectuó los días: 4, 9 y 18 de junio de 1.997 (vide:
folios 152 y 153 del expediente).
Articulado lo expuesto en los párrafos anteriores, se impone, de manera
indefectible la siguiente conclusión: el recurso de casación anunciado por la
parte demandada, contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior
Accidental en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Menores de
la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, con sede en la ciudad
de La Asunción, de fecha 28 de mayo de 1.997, resulta inadmisible por
haberse interpuesto -anunciado- con posterioridad a la entrada en vigencia
del Decreto N° 1.029 de fecha 22 de enero de 1.996 dentro de un proceso
judicial cuya cuantía no excede de la suma de cinco millones de bolívares
(Bs. 5.000.000,00).
En virtud de todo lo expuesto, la Sala declara inadmisible, por falta de la
cuantía mínima legalmente requerida, el recurso de casación bajo examen.
Así se declara."
Bajado el expediente al tribunal de la causa (el Juzgado Primero de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Trabajo y Agrario de la Circunscripción
Judicial del Estado Nueva Esparta), la empresa dio cumplimiento al primero de los
capítulos del fallo, mediante la consignación de la suma de dinero correspondiente, pero se
abstuvo de hacer efectivo el pago del segundo de dichos capítulos, por referirse a una suma
de dinero que fue mandada a pagar en moneda extranjera, razón por la cual no fue
considerada por la Casación a los fines de la admisión a trámite del recurso
correspondiente, de modo que, a juicio del apoderado de la empresa, dicho pago no es
exigible, a tenor de lo sentado en el fallo de la Sala de Casación Civil de fecha 9 de
diciembre de 1998.
Sin embargo, el tribunal de la causa dictó, en fecha 2 de agosto de 1999, un
auto que desestimó su alegato, y a través del cual se conminó a la empresa a dar
cumplimiento al fallo definitivo.
2. Según el apoderado de la empresa aseguradora, el auto en referencia
amenaza el derecho fundamental a la propiedad de su representada y, además, le conculca
el goce y ejercicio de irrenunciables garantías del debido proceso, como son la defensa e
igualdad de tratamiento y la no discriminación ante la ley, por cuanto, una vez desechada
por la Sala de Casación Civil la estimación en moneda extranjera del segundo de los
pedimentos de la demanda, y no admitido por tanto el recurso de casación, el citado
pedimento no debió ser considerado válido por el tribunal de instancia.
El apoderado de la empresa formula su alegato en los términos siguientes:
“En efecto, si se tiene en cuenta que la grave indeterminación incurrida por
el actor, en el segundo petitorio de la demanda, fue razón suficiente para que
la Corte limitara el valor de lo litigiado a los tres millones doscientos seis
mil quinientos cincuenta y tres bolívares con cincuenta y ocho céntimos (Bs.
3.206.553,58) reclamados en el primer petitorio del libelo, inadmitiendo, en
consecuencia, el recurso de casación formalizado por mi mandante contra la
sentencia definitiva, a fortiori debe entenderse que este unilateral y exclusivo
error del actor en el planteamiento de su demanda, no va le tan sólo para
restringirle los medios recursivos de defensa a la parte inocente de aquel
vicio (léase: el demandado), sino que también restringe cuantitativamente por elementales razones de equidad, y hasta de sentido común- la pretensión
del autor de aquel torpe petitorio petitorio, que a fuerza de su propia torpeza,
NO PUEDE ASPIRAR LUCRO POR EL VICIO COMETIDO, o lo que es
lo mismo: pretender la ejecución forzosa de aquel indeterminado petitorio en
dólares que no existe ni vale -a la luz de la Ley- para que el reo pueda
defenderse en sede en Casación e invalidación, y que, por ende TAMPOCO
EXISTE NI VALE -A LA LUZ DE LA MISMA LEY- PARA QUE EL
TORPE DEMANDANTE SAQUE PROVECHO DE SU PROPIA
TORPEZA, mediante la ejecución forzosa, no menos torpe, de un concepto
que -como quedó establecido por la Corte Suprema de Justicia- no tiene
existencia jurídica, por ser el ajurídico engendro de una infracción del
artículo 95 de la Ley del Banco Central de Venezuela.
Acaso podría pensarse que es cuestión de perspectiva, y que la
indeterminación del segundo petitum libelado, afectaría tan sólo la
competencia por el valor de los Jueces que resolvieron la contienda, pero no
el importe que debe pagar el demandado para librarse de la ejecución;
aunque ello implicaría reconocer, en todo caso, la NULIDAD ABSOLUTA
de los fallos producidos en las dos instancias y la del proceso de ejecución
mismo, por ser actos emanados de JUECES INCOMPETENTES.
Pero, si se piensa bien, esa visión mutilada y pacata del proceso
jurisdiccional, no pasaría de ser una amoral invitación al fraude y a la mala
fe, que traería consigo un sinfín de inescrupulosas demandas que, guiadas
por el avieso propósito de burlar la eventual censura casacional y restringir
el ámbito de defensa de sus adversarios, de liberadamente encabezarían su
petitorio con una pretensión por monto menor a Bs. 5.000.000,00, seguida de
un Petitum adicional- de proporciones inconmensurablemente mayoresexclusivamente cifrado en moneda extranjera.
(omissis)
De allí que la pretendida ejecución de sumas que exceden el precisado objeto
del juicio, se revele como un exceso de poder del Tribunal a quo, que en
abierta infracción de la garantía de igualdad de tratamiento ante la Ley, se ha
empeñado en discriminar a mi representada, haciendo recaer en ella la
obligación de pagar un monto que, por su manifiesta ilegalidad -declarada en
sentencia del máximo Tribunal de la República- quedó excluido como objeto
del proceso en el que SEGUROS LA SEGURIDAD C.A. fue juzgada y
condenada."
3. El petitorio del apoderado de la empresa es del tenor siguiente:
"En fuerza de las razones de hecho y de derecho antes expuestas, es por lo
que ocurro ante esa honorable Superioridad, constituida como Tribunal
constitucional, con el objeto de solicitarle, con arreglo a los artículos 49 de la
constitución y 4° de la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, tenga a bien declarar CON LUGAR el presente Recurso de
Amparo constitucional, ejercido contra el auto de ejecución de sentencia
dictado por el Juez Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, y del
Trabajo y Agrario de esta Circunscripción Judicial, Dr. LUIS TENEUD, el
día dos de agosto de 1.999, en el juicio que por Cumplimiento de Contrato
de Seguros sigue IMPORTADORA ALMAZURA C.A., contra SEGUROS
LA SEGURIDAD C.A.- y que, como consecuencia de la declaratoria con
lugar del presente recurso, se libre Mandamiento de Amparo Constitucional,
por virtud del cual se anule la decisión judicial impugnada y se declare
terminado el proceso de ejecución, ordenándose el archivo del expediente."
Asimismo, dicho apoderado solicita una medida cautelar innominada
dirigida a “la inmediata paralización del procedimiento seguido ante el Tribunal ejecutor,
hasta que sea pronunciada la decisión sobre el presente recurso de amparo”.
II
INFORME DEL PRESUNTO AGRAVIANTE
Mediante escrito de fecha 26 de octubre de 1999, el Juez del tribunal de la
causa informó que, a su juicio, no fue restringido el derecho a la defensa de la empresa
accionante, por cuanto la misma ejerció libremente los recursos de ley, como el de casación
e incluso el de invalidación. Por otra parte, señaló que el tribunal a su cargo se limitó a
ejecutar el fallo definitivo y firme de la Alzada, contra el cual la empresa accionante pudo
acceder a la Sala de Casación Civil, no siendo el recurso de amparo una tercera instancia ni
la vía idónea para cuestionarlo.
III
INFORME DE LA TERCERA OPOSITORA
La empresa Importadora Almanzura C.A., inscrita en el Registro Mercantil
de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta en fecha 19 de mayo de 1981, bajo
el n° 68, tomo IV, se hizo parte en la presente causa por haber sido demandante en el juicio
por cumplimiento de contrato contra la empresa Seguros La Seguridad C.A.
En primer lugar, la empresa opositora aduce que la acción es inadmisible
porque se ha pretendido sustituir por su intermedio el recurso ordinario de apelación,
cuando ha debido, en todo caso, ejercerse la acción de amparo en forma conjunta y
accesoria al recurso en referencia.
En segundo lugar, la opositora sostiene que la accionante hizo interpretación
errónea de lo dicho por la Sala de Casación Civil, al declarar inadmisible el recurso de
casación ejercido por ésta, ya que la doctrina jurisprudencial sobre la cuantía mínima
legalmente establecida, vinculada al principio según el cual las partes fijan el límite de la
litis y a ello debe atenerse la definitiva, no fue sino reiterada nuevamente por la Sala, sin
modificar con ello la sentencia de segunda instancia.
IV
COMPETENCIA
Esta Sala, en sentencia que dictara en fecha 20 de enero de 2000 (expediente
n° 00-002, caso E. Mata Millán), se declaró competente para conocer de las apelaciones o
consultas que se formulen contra sentencias que, en materia de amparo constitucional, sean
dictadas en primera instancia por los Tribunales Superiores, la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo y las Cortes de Apelaciones en lo Penal, en los términos que se
transcriben a continuación:
“Asimismo, corresponde a esta Sala conocer de las apelaciones y consultas
sobre sentencias de los Juzgados o Tribunales Superiores aquí señalados, de
la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo y las Cortes de
Apelaciones en lo Penal cuando ellos conozcan la acción de amparo en
Primera Instancia.”
Posteriormente, en sentencia del 14 de marzo de 2000 (Exp. nº 00-0581,
caso: Elecentro), la Sala precisó:
“A la vez, en los casos en que el conocimiento de las acciones de amparo en
primera instancia corresponda a los Juzgados Superiores en lo Contencioso
Administrativo, el conocimiento de las apelaciones y consultas que se
ejerzan contra las sentencias que éstos pronuncien, será de competencia de la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo. En estos casos, la Sala
Constitucional sólo podrá acceder al examen de la respectiva sentencia de
amparo a través de la revisión prevista en el artículo 336, numeral 10, de la
Constitución de la República.”
La apelación a que se refiere la presente causa fue ejercida contra la
sentencia dictada, en fecha 17 de noviembre de 1999, por un Juzgado Superior provisto de
competencia en materia civil y mercantil, a propósito del conocimiento en primera instancia
de una acción de amparo ejercida contra un auto de ejecución, motivo por el cual dicha
apelación encuadra en el supuesto de competencia establecido por la Sala en la decisión
transcrita.
En consecuencia, esta Sala se declara competente para conocer del recurso
de apelación sometido a su conocimiento. Así se decide.
V
SENTENCIA RECURRIDA EN APELACIÓN
El Tribunal de la recurrida declaró inadmisible la acción de amparo
constitucional por considerar que había sido ejercida en lugar del recurso ordinario de
apelación que, a su juicio, correspondía ejercer contra el auto de ejecución del 2 de agosto
de 1999.
Según el texto de la recurrida:
“Es, pues, inadmisible la presente acción de amparo, cuando la misma lo que
pretende es que este Tribunal Constitucional examine la interpretación del
dispositivo de una sentencia definitiva y en fase de ejecución, el que, en su
decir, fue interpretado erróneamente por el juzgador del Juzgado denunciado
como agraviante, sin ejercer contra la misma el recurso de apelación
correspondiente."
VI
ADMISIBILIDAD DE LA PRETENSIÓN
En fecha 2 de agosto de 1999, el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo
Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, visto que, a
juicio de los ejecutantes, la empresa Seguros La Seguridad C.A. dio cumplimiento parcial a
la sentencia definitivamente firme dictada por el Juzgado Superior en lo Civil y Mercantil
de dicha Circunscripción, y visto que dichos ejecutantes exigen el cumplimiento total de la
condena declarada (sic) en la sentencia del referido Juzgado Superior, “ ... ordena oficiar a
Seguros La Seguridad C.A., notificándole que deberá dar cumplimiento a lo ordenado en la
Sentencia dictada que ha quedado definitivamente firme ...”.
Del texto que antecede se desprende que se trata de una providencia de
notificación que toma causa de la sentencia que, dictada por el Juzgado Superior en
referencia, condenó “ a la demandada SEGUROS LA SEGURIDAD C.A., a pagar a la
Empresa IMPORTADORA ALMANZURA C.A., la siguiente cantidad de dinero: 1) Tres
millones doscientos seis mil quinientos cincuenta y tres bolívares con cincuenta y ocho
céntimos (Bs. 3.206.553,58), correspondientes a la pérdida sufrida por la demandante en el
siniestro. 2) El equivalente en bolívares a la suma de dieciocho mil ochocientos veintiseis
dólares con setenta y ocho centavos ($18.826,78), que deberán ser calculados al cambio
fijado por el Banco Central de Venezuela para la fecha de la definitiva cancelación de lo
condenado a pagar “.
Ahora bien, el Juez de la recurrida declaró inadmisible la acción de amparo
contra la providencia del 2 de agosto de 1999, por haberse configurado la causal de
inadmisibilidad prevista en el numeral 4 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo, toda
vez que no consta en autos que la accionante haya ejercido el recurso de apelación contra
dicha providencia, y que su propósito es que se examine la interpretación del dispositivo de
una sentencia definitiva y en fase de ejecución.
La Sala observa, a este propósito, que las causales de inadmisibilidad
previstas en el numeral 4 del artículo 6 de la citada Ley Orgá nica presuponen el ejercicio
tardío de la acción de amparo o la existencia de un hecho jurídico que entrañe signos
inequívocos de aceptación de la violación o amenaza al derecho protegido. Sin embargo, la
circunstancia de que la accionante no haya optado por el recurso de apelación contra la
citada providencia no significa, por sí misma, que aquélla haya consentido en el presunto
agravio, visto que, a tenor de la disposición contemplada en el numeral 5 del artículo 6 en
referencia, la acción se hubiese hecho inadmisible si el presunto agraviado hubiese optado
por recurrir a vías judiciales ordinarias como la apelación. Por otra parte, el presunto
propósito de la accionante, de obtener la interpretación del dispositivo de una sentencia
definitiva en fase de ejecución, no es vinculante para el Juez de la causa ni contribuye a
hacer inadmisible la acción.
En consecuencia, la Sala estima que, no habiéndose configurado en el caso
de autos la citada causal de inadmisibilidad, la acción es admisible y apta para ser juzgada
sobre su fundamento. Así se declara.
VIII
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, declara ADMISIBLE la acción de amparo constitucional ejercida por la
sociedad mercantil SEGUROS LA SEGURIDAD C.A. contra la providencia de
notificación dictada, en fecha 2 de agosto de 1999, por el Juzgado Primero de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y Agrario de la Circunscripción Judicial
del Estado Nueva Esparta.
En consecuenc ia, se REVOCA la sentencia dictada, en fecha 17 de
noviembre de 1999, por el Tribunal Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y
Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Nueva Esparta, se declara CON
LUGAR el recurso de apelación, y se ORDENA al Tribunal Superior que juzgue sobre el
mérito de la acción de amparo interpuesta por la citada sociedad mercantil.
Publíquese y regístrese. Remítase el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los
19 Días de l mes de
dos mil. Años 189º de la Independencia y 141º de Federación.
El Presidente,
mayo
de
IVÁN RINCÓN URDANETA
El Vicepresidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO
HECTOR PEÑA TORRELLES
Magistrado
JOSÉ M. DELGADO OCANDO
Magistrado
MOISÉS A. TROCONIS VILLARREAL
Magistrado Ponente
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
Exp. No 00-0572
MATV / sn.-
Quien suscribe, Magistrado HÉCTOR PEÑA TORRELLE S, salva su voto por disentir de
sus colegas en el fallo que antecede, que decidió la apelación de una sentencia dictada en
materia de amparo constitucional.
Las razones por las cuales me aparto de la sentencia aprobada por la mayoría son las
mismas que he sostenido reiteradamente, desde las decisiones dictadas el 20 de enero de
2000 (Casos: Domingo Ramírez Monja; y Emery Mata Millán), por considerar que no
existe en la Constitución de 1999 ninguna disposición que atribuya a esta Sala
Constitucional competencia para conocer de las apelaciones o consultas de las sentencias
dictadas en materia de amparo por los Tribunales de la República. En esa oportunidad
también disentí del argumento de la mayoría según el cual el numeral 10 del artículo 336 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela atribuía a esta Sala competencia
para conocer como segunda instancia en acciones de amparo. Por el contrario, desde un
primer momento sostuve que en el referido numeral 10 se consagró un mecanismo
extraordinario de revisión, cuya finalidad es que esta Sala establezca criterios para lograr
uniformidad en la interpretación de la Constitución. A tal efecto, indiqué:
“(…) quien suscribe considera que la facultad prevista en el numeral 10 del
artículo 336 no es asimilable a la consulta o apelación prevista en el artículo 35 de
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales por cuanto
esta Sala no es un tribunal de alzada ni superior materialmente de ningún tribunal de
la República. La aludida competencia de revisión, debe interpretarse como una
potestad extraordinaria de revisión de sentencias dictadas por el resto de los
tribunales cuando éstos conozcan como jueces constitucionales de amparo o cuando
ejerzan el control difuso de la constitucionalidad de las normas, para verificar
cuestiones de derecho relativas a la interpretación de las normas y principios
constitucionales, a los fines de lograr una uniformidad de criterios”.
En mi criterio, una correcta interpretación en materia de competencias para conocer
del amparo debió dejar incólumes las normas atributivas de competencia previstas en la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, de acuerdo con la
evolución jurisprudencial que hasta entonces habían mantenido de forma reiterada tanto la
Corte Suprema de Justicia como el resto de los tribunales de la República. La Sala
Constitucional solamente debió asumir la competencia prevista en el artículo 3 eiusdem, y
en el caso del artículo 8 del mismo texto legal, cuando los actos lesivos fuesen de ejecución
directa de la Constitución o tuviesen rango de ley.
En el caso concreto de las apelaciones o consultas, la norma contenida en el artículo
35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, que prevé
las apelaciones o consultas de las sentencias dictadas en materia de amparo, es precisa al
indicar que el conocimiento de las mismas corresponden al Tribunal Superior respectivo
atendiendo a la materia del caso concreto. Ahora bien, cuando dicho artículo alude a los
"Tribunales Superiores", no se refiere necesariamente al Tribunal de Alzada, sino a un
tribunal jerárquicamente superior dentro de la organización de los tribunales de la
República con competencia en la materia afín a la relación jurídica dentro de la cual ocurrió
la presunta violación de derechos constitucionales, tal como lo entendieron tanto la doctrina
como la jurisprudencia patria, atendiendo al hecho de que la especialización de los
tribunales contribuye a las soluciones más idóneas y eficaces en cada caso. De allí que,
estima el disidente, el criterio de la afinidad de los derechos o garantías constitucionales se
debió mantener igualmente entre las distintas Salas del Tribunal Supremo, adecuándose a
las competencias de las nuevas Salas, atendiendo al ámbito de las relaciones jurídicas
donde
surgieron
las
presuntas
violaciones
constitucionales,
correspondiendo
el
conocimiento a aquella Sala cuyo ámbito material de competencia sea análogo a la relación
jurídica involucrada (administrativa, civil, penal, laboral, agraria, electoral, mercantil, etc.).
La modificación de las competencias realizada por la mayoría sentenciadora,
constituye -a juicio de quien disiente- una alteración del régimen procesal previsto en la
Ley Orgánica de Amparo, materia esta (legislación procesal) que es de la estricta reserva
legal, por estar atribuida al Poder Legislativo Nacional, de conformidad con el numeral 32
del artículo 156 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Por las razones anteriores, estima el disidente que, esta Sala Constitucional no
debió conocer en apelación la decisión de amparo que cursa en autos, sino declinar el
conocimiento de la causa en la Sala correspondiente de este Tribunal Supremo de Justicia.
Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.
En Caracas, fecha ut-supra.
El Presidente,
IVÁN RINCÓN URDANETA
El Vice-Presidente,
JESÚS EDUARDO CABRERA
Magistrados,
HÉCTOR PEÑA TORRELLES
Disidente
JOSÉ M. DELGADO OCANDO
MOISÉS A. TROCONIS V.
El Secretario,
JOSÉ LEONARDO REQUEN A CABELLO
HPT/mcm
Exp. N°: 00-0572, SENTENCIA 412 DE 19-5-00
Descargar