REFLEXIONES DE PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN Propuesta aportativa Benjamín Escalona Flores Aportaciones Geométricas APOGEO México La OEI no es responsable ni avala necesariamente el contenido de los mensajes ni la forma en que están escritos. El texto se publica tal y como ha sido remitido por el autor/autora. -19 de febrero de 2009Mi propuesta está basada en un enfoque que jamás ha sido tomado en cuenta, por la sencilla razón de que se piensa y se cree, que la enseñanza y el aprendizaje escolar, debe de ser serio y solemne; mientras que se piensa que el hacerlo en base a juegos y pasatiempos, no tiene el carácter ni importante ni científico en el último de los casos como para tomarlo en cuenta. Sin embargo, absolutamente TODOS, o casi todos los individuos de este planeta, aprendieron los sistemas básicos que serían perennes durante toda su vida, de manera particular sin escuela alguna, y de forma natural; que comienza instintivamente y se nutre de la imitación de lo que les mostraron sus mentores. Así: comer, hablar, caminar, y establecer la sincronía de movimientos para lograr cosas mas complejas y difíciles, se hizo por medios autodidactas, fruto del entorno y del contexto, propios del medio circundante en el que se desarrolló cada individuo. Entonces…. ¿porqué no tomar en cuenta esa tendencia que comenzó jugando e intentando una y otra vez, hasta que después de gatear, el ser humano se irguió y distinguió de los demás animales? ¿por qué desechar la forma natural de darse cuenta si es zurdo o derecho, sin forzarlo como vino siendo por siglos enteros durante la antigüedad? Todo comenzó en base a práctica, desarrollo y avance, hasta haber logrado toda una serie de lo que hoy se sabe a ciencia cierta; crecimiento, ramificaciones, conexiones, y toda una serie de etapas cerebrales, en las que fuimos intentando y balbuceando hasta lograr obtener, cada avance y desarrollo, que por ser tan obvio, no nos detenemos a analizar lo que se necesita forzosamente en cada movimiento y en cada acción que nos es habitual, para haber continuado progresando en el saber cotidiano, sin tener que aprenderlo en las escuelas; fueran estas regidas por el estado, el gobierno, o por particulares. Cada tecleado de cada letra de este escrito, cada sincronía de los pensamientos e ideas para poner en movimiento cada dedo de nuestro cuerpo, para lograr hasta el mínimo detalle y plasmarlo paso a paso en este papel coherentemente, fueron producto de haberlos aprendido a sincronizar, mediante axones que se interconectan con una serie de nervios, para derivar las señales correspondientes que mueven con extrema precisión, cada músculo que interviene, conjuntamente con nuestros sentidos de la vista, el oído y los innumerables, indispensables y necesarios que rigen a cada momento nuestro devenir, dentro de las tres dimensiones en las que nos debatimos, para poner en marcha otros mecanismos cada vez mas y mas complejos; pero que necesariamente pasaron por la enseñanza, aprendizaje y supervisión de nuestros mayores, hasta que logramos el objetivo de hacerlo solos, con la seguridad y la confianza de ser ya autónomos, libres e independientes de los mentores que paso a paso nos los mostraron. Mi propuesta está basada en los recursos menos disciplinados del hemisferio derecho del cerebro humano. Ahí donde residen las tendencias creativas e imaginativas del individuo. Esas que establecen además el ingenio y la creatividad propias, de una manera que el individuo se convence de sus dones y habilidades, y que las utiliza para valerse por si mismo a lo largo de toda su existencia. Y que poco a poco va adquiriendo, practicando y perfeccionando, para después darse cuenta de que mientras mas adquiera, será posible adentrarse en pasar a la siguiente etapa, que es educarse e instruirse en adquirir los conocimientos, que le permitirán valerse por si mismo, y ser el pilar de un individuo que va adquiriendo la posibilidad de crecer y desarrollarse, conforme a los parámetros que nos rigen, de manera libre, autónoma e independiente. “La letra con sangre entra”. Falacia retrógrada, y afortunadamente ya obsoleta en este siglo 21, que marcó un distintivo diametralmente opuesto al oscurantismo de siglos por los que tuvo que transitar la humanidad, hasta que permitieron a sabios y científicos observar, estudiar y entender, los mecanismos de una manera científica para cada individuo y generalizarla, sin importar raza, creencia, color e idiosincrasia alguna, plasmándola en planes de estudio curriculares, para darle algún distintivo, entre las muchas carreras y especialidades en las que se deriva el estudio y el logro de adquirir una profesión, cualquiera que esta sea. Y sin embargo se aprendió jugando. Se fue aprendiendo sin exámenes, ni pruebas ni tests que no fueran completamente ‘informales’. Y el individuo fue superando uno a uno y poco a poco, antes de saber abrocharse unas agujetas o abotonarse él mismo su vestimenta. Creando a si en su mente y su cerebro, las inervaciones correspondientes, para volver a repetirlo cuantas veces fuera necesario o indispensable; sin que esto constituyera el tener que tener un título o un reconocimiento por parte de alguna autoridad para lograr hacerlo de manera suficiente y eficiente. Aprendió ‘jugando’, y experimentando sensaciones y estímulos que lo acicatearon y catapultaron a pensar y urdir, que con mejor preparación y estudio, lograría hacerlo y perfeccionarlo, de manera que pudiera aportarle alguna ventaja o beneficio, que le pudiera facilitar el aportar él, ya sus propios conocimientos, al inmenso bagaje, que constituyen los adelantos, y lo que llamamos el progreso de toda la humanidad; así como el beneficio obtenido en la técnica y la tecnología, que sin las primeras bases y los primeros pasos, no se hubieran podido obtener. Soy un profesor universitario, que ha desarrollado un nuevo descubrimiento en base a mas de 30 años de investigaciones en una materia que es considerada como una de las mas antiguas de la humanidad: la geometría (como se conoce coloquialmente), aunque deriva completamente de su propia definición de geo y metrón: medición de la tierra; por lo que he dado en llamarla: genoforma; pues considero que es el gen y el génesis de la forma. La que quiero legar y poner al servicio y al alcance de las nuevas generaciones; para que al adoptarla, estudiarla y perfeccionarla, tengan una nueva herramienta que les provea de seguridad y de confianza, a quienes le deriven alguna identidad con sus propios dones y habilidades, para conseguir paso a paso, entender y comprender su Naturaleza, como coadyuvante de conocimientos mas amplios y mas creativos. Nestor Royero Olivero