LAS R E L A C I O N E S MÉXICO-URSS HUMBERTO GARZA ELIZONDO L O S ACTORES A L ESTUDIAR LAS RELACIONES entre M é x i c o y la U R S S conviene tener presentes las características básicas de cada uno de los actores, para formarse una idea aproximada de la naturaleza y el alcance de esas relaciones, así como del papel que corresponde d e s e m p e ñ a r a cada uno de estos países. Para bien o para m a l , la U R S S y M é x i c o tienen pocos intereses en c o m ú n . L a URSS fue el primer país socialista y durante u n largo tiempo, aproximadamente hasta principios de los a ñ o s sesenta, se le c o n s i d e r ó como " l a madre patria del socialismo" y " l a cabeza del movimiento comunista internacional"; tiene u n sistema político que sorprende por su estabilidad, a pesar de su complejidad y dimensiones; es u n país industrial desarrollado y relativamente rico; y en el terreno internacional, a partir de 1945 se c o n v i r t i ó en una de las dos superpotencias. L a U R S S es una potencia universal, en cuanto tiene intereses en todas las latitudes del orbe y capacidad para defender estos intereses. Por su parte, M é x i c o es u n país capitalista (aunque por exigencias de política interna no se identifica abiertamente como tal) en vías de industrialización y de m o d e r n i z a c i ó n ; tiene u n sistema político relativamente estable en c o m p a r a c i ó n con otros países en desarrollo, aunque no con base en otros criterios; y, en el terreno internacional, desde la segunda mitad de los años sesenta se le ha considerado como una "potencia m e d i a " , debido a su extensión territorial, su u b i c a c i ó n estratégica, sus recursos naturales, etc. N o obstante, al mismo tiempo es u n país con u n alto grado de dependencia frente al exterior. 760 A B R - J U N 88 RELACIONES M É X I C O - U R S S 761 L A N A T U R A L E Z A D E SUS RELACIONES Las relaciones entre la U R S S y M é x i c o son: 1) asimétricas: entre una de las dos superpotencias, que aspira a ser la primera, y una "potencia m e d i a " con una política exterior declarativa, normativa y marcadamente bilateral; 2) de signo contrario: entre u n país socialista, industrial y desarrollado,' y uno capitalista, agrícola y en desarrollo; 3) de baja prioridad: la U R S S ocupa u n lugar marginal en al escala de prioridades de las relaciones internacionales de M é x i c o , y una situación correlativa se presenta a la inversa, y 4) de carácter simbólico: independientemente del car á c t e r p r i m a r i o (político, e c o n ó m i c o , tecnológico o cultural) de las transacciones entre la U R S S y M é x i c o , éstas tienen u n marcado carácter simbólico. De hecho, las transacciones en cualquier nivel son escasas e irregulares, pero éstas simbolizan la existencia de vínculos y canales de c o m u n i c a c i ó n y, sobre todo, la posibilidad de que éstos se desarrollen en el futuro. El interés de la U R S S en M é x i c o tiene u n doble c a r á c t e r : el p r i mero y el m á s importante para los soviéticos es " i n d i r e c t o " ; esto es, la U R S S se interesa por M é x i c o , una "potencia m e d i a " m u y dependiente del exterior, en función de que M é x i c o es importante para Estados Unidos por m á s de una r a z ó n vital: por estar ubicado dentro del á r e a de "seguridad n a c i o n a l " de Estados Unidos; porque Washington necesita que se mantenga la estabilidad política en M é x i c o , y por la "dependencia" norteamericana de los recursos naturales mexicanos. A l hablar de las relaciones entre la U R S S y A m é r i c a L a t i n a , los soviéticos parecen hacer una diferenciación sutil entre "las relaciones con M é x i c o " y las relaciones " c o n otros países latinoamericanos", lo que implicaría una " r e l a c i ó n especial" con el primero, que p o d r í a interpretarse como contrapartida de la supuesta " r e l a c i ó n especial" entre M é x i c o y Estados U n i d o s . Esto es, si M é x i c o recibe u n trato especial por parte de Washington, ello obedece a la importancia intrínseca del p a í s , y si M é x i c o es importante para Estados Unidos, ello a su vez lo hace obligadamente importante para la U R S S . Se ha insistido mucho en la "dependencia" ( e c o n ó m i c a , política, militar, cultural) de M é x i c o respecto a Estados U n i d o s . A h o r a bien, Estados Unidos "depende" a su vez de M é x i c o , auncjue en mucho menor grado, y la U R S S ha manifestado en diversas instancias su particular interés en esa dependencia. El segundo c a r á c t e r del interés de la U R S S en M é x i c o es el " d i r e c t o " , esto es, los soviéticos se interesan por M é x i c o en función de la importancia i n t r í n s e c a del p a í s , basada en factores tales como su extensión territorial, su ubicación geográfica, sus recursos naturales, etc. 762 H U M B E R T O GARZA ELIZONDO FI xxvin-4 A d e m á s , a esta importancia inherente se añade el supuesto de que México tiene capacidad de ejercer cierta influencia sobre otros países latinoamericanos. Los soviéticos tienden a centrar su a t e n c i ó n en aquellos países con influencia regional en un área determinada, tendencia que forma parte integral de la estrategia de M o s c ú frente a los países en desarrollo de Asia, Africa y A m é r i c a Latina. Por otra parte, las relaciones internacionales de M é x i c o se concentran en Estados Unidos (aproximadamente el 60 o 70 por ciento de todas nuestras transacciones con el exterior). M u y por debajo de este nivel, ocupan u n segundo plano las relaciones con Europa Occidental y J a p ó n . Vienen d e s p u é s los vínculos con A m é r i c a Latina. Y en u n cuarto nivel están las relaciones con los países socialistas, apenas por encima de a q u é llas con los países en desarrollo de Asia y Africa. M é x i c o y la U R S S están separados por 15 000 kilómetros, y a pesar de que la geografía no es u n obstáculo insalvable, como lo ha demostrado el caso de Cuba, el volumen y el significado de las relaciones mexicano-soviéticas parecen reflejar esta lejanía. Existen pocos intereses en c o m ú n entre estos dos países, salvo el propósito circunstancial: formal, protocolario, carente de una verdadera convicción; esporádico: cada tantos a ñ o s , cuando se realiza una visita de alto nivel, y efímero: durante algunos meses antes y d e s p u é s de la visita, de encontrar intereses en c o m ú n . E n estas circunstancias, ios escasos intereses comunes que se han encontrado han resultado ser poco concretos, esto es, se expresan en referencias a grandes abstracciones como " l a preservación de la paz", " l a d i s m i n u c i ó n de la tensión internacional", " l a igualdad de los estados", " e l progreso social", etc. A su vez, estos intereses se ubican ya sea en el pasado (la tradición revolucionaria de los pueblos soviético y mexicano) o en el futuro (planes y proyectos por realizar), mas no en el presente, en el que sólo se cuenta con el reconocimiento de las grandes diferencias, y con buena disposición e intenciones de reducir éstas en alguna medida. Las relaciones M é x i c o - U R S S son m u y limitadas en el plano político; la mayor parte se desarrollan en los á m b i t o s comercial, científico, técnico y cultural. A h o r a bien, en el nivel comercial se aprovechan al m í n i m o las oportunidades reales que se han creado con base en convenios y acuerdos existentes, y menos a ú n las muchas potencialidades que ofrece este nivel. E n forma similar, en los niveles científico y técnico los acuerdos vigentes han abierto oportunidades concretas, pero al igual que las anteriores éstas no se aprovechan, debido principalmente a que M é x i c o duda que la maquinaria soviética se adapte a sus necesidades y que puedan conseguirse refacciones; a d e m á s , M é x i c o es renuente a ABR-JUN 88 RELACIONES MÉXICO-URSS 763 aceptar la entrada al país de grupos numerosos de especialistas y técnicos soviéticos. Es en el á m b i t o cultural, el menos comprometido y prob l e m á t i c o , por ende el m á s seguro, en el que se llevan a cabo el mayor n ú m e r o de intercambios entre la U R S S y M é x i c o . A lo largo de los a ñ o s , las relaciones entre los dos países han estado alimentadas principalmente de: visitas de grupos de estudio, delegaciones culturales, c o m p a ñ í a s de teatro y conjuntos folklóricos, y de muestras cinematográficas, exposiciones varias, intercambio de estudiantes y entrega de condecoraciones (la O r d e n del Águila Azteca y el Premio L e n i n de ¡a Paz). I m p o r t a a q u í señalar que, no obstante la reducida importancia intrínseca de los contactos e intercambios en el nivel cultur a l , los soviéticos los consideran instrumento efectivo para mantener abiertos canales de c o m u n i c a c i ó n y, en esta forma, ampliar su influencia en otros planos. Se presenta así u n panorama en el que el volumen de contactos e intercambios es inversamente proporciona! a l a importancia de los niveles en que se llevan a cabo. Los contactos e intercambios entre la U R S S y M é x i c o son: 1) m í n i m o s e irregulares en el nivel político; 2) reducidos e inexplorados en el á m b i t o comercial; 3) limitados y menospreciados en los campos científico y técnico, y 4) en t é r m i n o s comparativos con los niveles anteriores, numerosos y frecuentes en el nivel cultural. T a l vez el tema en el que m á s se aproximan los intereses políticos de M é x i c o y la U R S S sea el del nacionalismo. El nacionalismo mexicano, con sus inevitables manifestaciones antinorteamericanas, coincide sin p r o p o n é r s e l o con el antiimperialismo soviético y su lucha en contra de Estados U n i d o s . Tradicionalmente, los soviéticos han apoyado los esfuerzos de los países en desarrollo, en forma particular los de los países latinoamericanos, por defender su independencia y su s o b e r a n í a , así como su derecho a mantener el control sobre sus recursos naturales. L a U R S S se beneficia indirectamente de cada manifestación antinorteamericana y antioccidental derivada del nacionalismo de estos países. De este modo, las dificultades entre M é x i c o y Estados Unidos representan fuentes de posibles ganancias políticas para la U R S S . M o s c ú ha procurado capitalizar esta natural coincidencia de intereses entre el nacional i s m o de los países en desarrollo y el antiimperialismo soviético, y ha tenido cierto éxito, sobre todo al hacer aparecer a Estados Unidos como enemigo c o m ú n de los pueblos. 764 HUMBERTO GARZA CONDICIONAMIENTOS ELIZONDO A LAS RELACIONES FI XXVIII-4 MÉXICO-URSS Las esferas de influencia se han convertido en f e n ó m e n o familiar en la política internacional de nuestros días, y . . .querrámoslo o no, México cae dentro de la esfera de influencia de Estados Unidos. A partir de la Segunda Guerra Mundial, con la división del mundo en dos grandes bloques de poder antagónicos, y posteriormente a lo largo del desarrollo de la Guerra Fría, México ha formado parte inalienable del Mundo Occidental. Y la relación bilateral entre México y Estados Unidos, desde la perspectiva de este último país, siempre estará supeditada a la relación Este-Oeste. 1 Estados Unidos tiene su foco de atención en la U n i ó n Soviética, mientras que M é x i c o tiene su foco de a t e n c i ó n en Estados Unidos. L o que es importante para la política exterior de Estados Unidos necesariamente lo es para la relación entre México y Estados Unidos, y, por consiguiente, para la política exterior de M é x i c o en su conjunto. A u n q u e no deja de resultar i n c ó m o d o reconocerlo en estos t é r m i nos, la suerte de M é x i c o está estrechamente asociada a la de Estados U n i d o s . E l elemento central de la política exterior de M é x i c o es la relación bilateral con Estados Unidos. Esta relación es una constante ineludible en la realidad internacional de M é x i c o , y en función de ella se establecen y delimitan el margen y la capacidad de maniobra de M é x i c o frente a otros países y otros problemas. M é x i c o y la U R S S no son "vecinos distantes"; son, simplemente, países distantes. Parafraseando un dicho ya legendario, de esos que sirven para esbozar a grandes trazos la u b i c a c i ó n de M é x i c o en la geopolítica del momento, se p o d r í a exclamar: ¡Pobre M é x i c o , tan lejos de la U R S S y tan cerca de Estados Unidos! Justamente en r a z ó n de la distancia que los separa, se ha generado una peculiar atracción entre México y la U R S S , una atracción que en ocasiones pudiera resultar morbosa por su c a r á c t e r prohibido. Se ha comparado la posición de M é x i c o frente a Estados Unidos con la posición de Polonia respecto a la U R S S . Es una c o m p a r a c i ó n i n c ó m o d a e irritante por todo lo que implica y sugiere respecto a las limitaciones que circunscriben la independencia y la a u t o n o m í a de M é x i c o en el terreno internacional. Sin embargo, toda proporción guar- 1 L o r e n z o M e y e r , " E n c u e n t r o s C e r c a n o s " (entrevista), Razones, bre de 1982, pp. 4-17. n ú m . 72, octu- ABR-JUN 88 RELACIONES MÉXICO-URSS 765 dada y una vez realizados los ajustes y matices obligados, la comparac i ó n puede resultar útil para ilustrar a grandes trazos la libertad de maniob r a de M é x i c o frente a la U R S S . De este modo, procede dar luz verde a la extrapolación: Polonia se encuentra dentro de la esfera de influencia y, a ú n m á s importante, dentro del á r e a de seguridad nacional de la U R S S . Entonces, prácticamente todos los aspectos de la vida política interna e internacional de Polonia son de vital interés para la U R S S , por lo que este país ejerce supervisión m u y estrecha sobre el desarrollo de dichas políticas. Por ejemp l o , en una situación hipotética, Polonia e n c o n t r a r í a límites estrictos (tácitos y explícitos) en caso de que intentara modificar la orientación de su sistema político o de que buscara entablar con Estados Unidos a l g ú n tipo de relación que, a j u i c i o de M o s c ú , afectara los intereses de la U R S S . Por su parte, M é x i c o se encuentra en una situación similar respecto a Estados Unidos. En consecuencia, existen límites sobreentendidos pero claros a la libertad de maniobra de M é x i c o en relación con el campo socialista en general y con la U R S S en particular. H a y límites finitos a las relaciones de M é x i c o con el "campo social i s t a " establecidos en función de las relaciones de México con el " m u n d o capitalista". L a política exterior de M é x i c o hacia los países socialistas se desarrolla en el marco de su o r i e n t a c i ó n obligadamente occidental. Y las relaciones de M é x i c o con esos países tienen como punto de referencia inescapable las relaciones de México con Estados Unidos. L a política exterior y las relaciones de M é x i c o con los países socialistas pueden incluso explicarse como parte de las relaciones de M é x i c o con Estados U n i d o s . P a r a d ó j i c a m e n t e , la viabilidad y los avances de las relaciones de M é x i c o con los países socialistas dependen de los buenos t é r m i n o s de las relaciones de M é x i c o con Estados U n i d o s . Las relaciones de M é x i c o con los países socialistas son relaciones "residuales", esto es, se dan d e s p u é s de y en función de las relaciones de M é x i c o con Estados Unidos en particular, y con el mundo occidental en general. Parece evidente el hecho de que las relaciones de M é x i c o con Estados Unidos bien pueden contener la llave para explicar sus relaciones con los países socialistas. Desde la perspectiva mexicana, las relaciones entre M é x i c o y los países socialistas están condicionadas por los fenómenos siguientes: 1.) la política exterior de Estados Unidos; 2) las relaciones entre Estados Unidos y la U n i ó n Soviética; 3) las relaciones generales Este-Oeste, y 4) las relaciones bilaterales entre M é x i c o y Estados Unidos. Esta secuencia de condicionamientos se explica de manera m u y 766 HUMBERTO GARZA ELIZONDO FI XXVIII-4 e s q u e m á t i c a de la siguiente manera. L a política exterior general de Estados U n i d o s influye en forma decisiva sobre las relaciones entre Estados Unidos y la U n i ó n Soviética. Las relaciones bilaterales entre las dos su perpotencias se manifiestan en el plano de las relaciones Este-Oeste, es decir en las relaciones entre el campo socialista y el mundo capitalista. Dichas relaciones establecen, a su vez, el grado de t e n s i ó n - r e l a j a m i e n t o , de conflicto-cooperación en el sistema internacional. A este conjunto de elementos se incorpora, finalmente, s o b r e d e t e r m i n á n d o l o , el estado de las relaciones bilaterales entre M é x i c o y Estados Unidos. L A I M P O R T A N C I A D E M É X I C O PARA L A U R S S Es necesario conocer lo que está ocurriendo en la U R S S para entender lo que está pasando en Estados Unidos, y es necesario entender lo que e s t á ocurriendo en Estados Unidos para poder explicar lo que está pasando en M é x i c o . A d e m á s , es necesario conocer lo que ocurre en la r e l a c i ó n entre la URSS y Estados Unidos para comprender la política internacional. Y es necesario seguir los acontecimientos de la política internacional para explicar lo que está pasando con la política exterior de M é x i c o . L a U R S S , en la perspectiva de Estados Unidos, es m u y diferente a la U R S S desde el punto de vista de M é x i c o . M é x i c o , en la perspectiva de Estados Unidos, es m u y diferente de M é x i c o en la visión de la U R S S . Estas perspectivas diversas se explican, naturalmente, como consecuencia de que cada uno de estos actores tiene u n " i n t e r é s nacional" y , por ende, objetivos propios de política exterior, con base en los cuales define su posición frente al resto de los actores y define t a m b i é n su i n t e r p r e t a c i ó n de la política internacional. En el curso de las ú l t i m a s dos d é c a d a s , M é x i c o y los países socialistas se observan m á s de cerca y muestran un interés m á s consistente y sostenido en el desarrollo de sus políticas internas y externas respectivas. E n este periodo, M é x i c o adquiere una visión m á s completa y realista del campo socialista en general y de la U R S S en particular. M é x i c o a m p l í a y profundiza su conocimiento de la historia, del sistema político, de la e c o n o m í a , de la o r g a n i z a c i ó n social y, sobre todo, de la política exterior de los países socialistas. A su vez, el campo socialista manifiesta particular interés en la política exterior de México, a la que reconoce el carácter de "independiente". En el curso de los últimos años a u m e n t ó sensiblemente la a t e n c i ó n que presta M o s c ú a M é x i c o . Los medios de c o m u n i c a c i ó n soviéticos ofrecieron i n f o r m a c i ó n abundante sobre este A B R - J U N 88 RELACIONES MÉXICO-URSS 767 p a í s . Los temas en los que concentraron su a t e n c i ó n fueron: 1) las relaciones de M é x i c o con Estados Unidos; 2) la política de México frente a C e n t r o a m é r i c a ; 3) la política petrolera, y 4) la política exterior independiente de M é x i c o . Grosso modo, puede afirmarse que el campo socialista se vuelve m á s i m p o r t a n t e para M é x i c o , a la vez que éste adquiere mayor importancia p a r a algunos países socialistas. A h o r a bien, la importancia del campo socialista para M é x i c o no es directa e inmediata, sino que resulta del aumento del poder relativo de la U R S S en el escenario internacional, lo cual repercute —para bien o para m a l , en mayor o menor grado— e n todos los países sin excepción, desde Estados Unidos hasta las Islas Seychelles. A su vez, la mayor importancia de M é x i c o para los países socialistas es resultado de un conjunto de factores: 1) el aumento del poder relat i v o de M é x i c o , en la escena internacional; 2) la política exterior independiente de M é x i c o y las coincidencias entre ésta y algunas posiciones que defienden los países socialistas en política internacional; 3) la ubic a c i ó n estratégica de M é x i c o , vecino inmediato de Estados Unidos, y 4) el agravamiento del conflicto Este-Oeste (entre finales de los a ñ o s setenta y mediados de los ochenta). M á s allá de sus intereses nacionales respectivos y de sus lógicas diferencias en política internacional, M é x i c o y los países del campo socialista tienen intereses en c o m ú n , coincidencias y aproximaciones. Estos intereses no se dan en el terreno de lo concreto y lo inmediato, sino que tienen carácter estratégico y geopolítico, a d e m á s de ser intereses a futuro, de mediano y largo plazo. Son, por lo tanto, intereses lejanos en apariencia, difíciles de precisar, pero que cobran perspectiva y sentido en o p o s i c i ó n a Estados Unidos. De acuerdo con los teóricos soviéticos, M é x i c o y los países socialistas son "aliados naturales". A u n q u e por razones distintas y en plazos m u y diferentes, tanto M é x i c o como la U n i ó n Soviética han de hacer frente a la influencia norteamericana, para contenerla y en la medida de lo posible controlarla, por lo que existen fundamentos para que, en forma deliberada o por coincidencia, se encuentren haciendo causa c o m ú n o prestándose apoyo mutuo frente a las presiones de Estados U n i dos. C o n frecuencia, M é x i c o ha respaldado o, mejor dicho, coincidido con la visión soviética de los problemas internacionales. En esencia, las relaciones entre México y los países socialistas se componen de los siguientes elementos: 1) coincidencias en el plano multilateral respecto a los grandes temas de la política internacional; 2) objetivos de c a r á c t e r estratégico y geopolítico de mediano y largo plazo; 768 HUMBERTO GARZA ELIZONDO FI XXVIII-4 3) intercambios funcionales; 4) diplomacia, y 5) expectativas. De hecho, éstos son los únicos elementos con los que puede construirse una relac i ó n , en ausencia de: 1) intereses vitales; 2) necesidades reales, y 3) complementariedad de intereses. A d e m á s de los condicionamientos impuestos a estas relaciones por f e n ó m e n o s ajenos a las mismas, tales como la estructura del poder internacional (bipolaridad nuclear) y la d i n á m i c a de la política internacional (grado de tensión o relajamiento de esta política), estas relaciones se ven limitadas por sus propios condicionamientos, esto es, por las " l ó g i cas divergencias" y contradicciones derivadas de la existencia de "sistemas económicos y sociales diferentes". M É X I C O FRENTE A L E Q U I L I B R I O E S T R A T É G I C O D E L PODER L a m u y debatida y debatible alteración del equilibrio estratégico, en el curso de la ú l t i m a d é c a d a , entre Estados Unidos y la U R S S en favor de esta ú l t i m a , r e p e r c u t i ó sobre toda la red de equilibrios del sistema internacional, incluso el equilibrio de las relaciones entre M é x i c o y la U R S S , y, m á s importante a ú n para el primero, el equilibrio de las relaciones entre México y Estados Unidos. La alteración del equüibrio bipolar supuestamente provocada por el armamentismo y el expansionismo de la U R S S , fue el argumento central que utilizó el gobierno del presidente Reagan para colocar a Estados Unidos a la ofensiva y volver m á s firme y decidida su política exterior. Este cambio de estrategia se manifestó con intensidad variable en todos los planos de la política exterior norteamericana. Para M é x i c o , este cambio se expresó en u n endurecimiento de la posición general de Estados Unidos y, por consiguiente, en el deterioro (por malentendidos y fricciones) de las relaciones entre ambos países. De este modo, al modificarse el equilibrio estratégico entre las dos superpotencias, Estados Unidos se aparta de la posición internacional que sostiene M é x i c o , mientras que la U R S S y el campo socialista se acercan a la posición de M é x i c o . Cabe precisar que la posición de México se define tanto en función de sus propias iniciativas como por referencia a los polos del sistema internacional. Las relaciones entre M é x i c o y los países socialistas no son resultado de una necesidad vital, directa o inmediata, n i son fruto de una corriente e s p o n t á n e a de s i m p a t í a r e c í p r o c a . Esas relaciones y las políticas en que se sustentan son subproductos generados en la b ú s q u e d a de equilibrios en el contexto internacional. ABR-JUN 88 RELACIONES M É X I C O - U R S S 769 Para M é x i c o , son relaciones de equilibrio, en cuanto buscan compensar en el plano superestructural, es decir el plano de racionalizaciones, s í m b o l o s , i m á g e n e s , referencias y expectativas, la gran concentrac i ó n de las relaciones de M é x i c o en Estados Unidos. M é x i c o se acerca a los países socialistas, no porque en estos países encuentre la solución a algunos de sus problemas o satisfacción para sus necesidades objetivas, sino porque de alguna manera piensa que estos acercamientos son u n elemento equilibrador en las relaciones internacionales del p a í s . E n el mismo sentido, se piensa que esos acercamientos son indicadores de la a u t o n o m í a de M é x i c o y de la independencia de su política exterior respecto a Estados Unidos. E n u n mundo que se rige por relaciones de d o m i n a c i ó n - s u b o r d i n a c i ó n , este tipo de indicadores se convierte en uno de los satisfactores m á s apreciados para los p a í s e s subordinados. A u n y cuando M é x i c o no consiguiese n i n g ú n otro beneficio concreto de sus relaciones con los países socialistas, los símbolos son ya u n logro considerable. Para la U R S S y los países socialistas, las relaciones con M é x i c o son relaciones de equilibrio en cuanto buscan avanzar posiciones, esto es, influencias, valores e intereses en u n país estrechamente asociado a Estados Unidos, es decir un país que se ubica, en t é r m i n o s estratégicos, políticos y e c o n ó m i c o s , en el otro polo de la estructura internacional del poder: en el m u n d o occidental, en el m u n d o capitalista.