Ciencias Sociales Discriminación en razón de género en materia de violencia en Costa Rica: Derechos del varón como víctima de violencia intrafamiliar Jaqueline Thorné Vélez1 Resumen: La legislación nacional ha tendido a presentar al hombre como el sexo fuerte obligado a proteger a la mujer. Sin embargo la mujer no está exenta de ejercer violencia o maltrato sobre los varones, más bien, esta situación, según diferentes datos, va en aumento. Es necesario complementar los alcances de la legislación vigente, donde el varón se encuentra desprotegido de un modo u otro, de modo que se otorgue una verdadera igualdad en el trato de varones, mujeres, niños y ancianos. Palabras clave: Violencia intrafamiliar / derecho de familia / discriminación Abstract: National legislation has a tendency to describe men as a strong figure obligated to protect women. Nevertheless, women are not free from mistreating men or generating violence. This situation is increasing according to different investigations. It is important to enlarge the scope of 1 Egresada de Derecho, Universidad Latinoamericana de Ciencias y Tecnología. Rhombus our current legislation, and include men who are unprotected in one way or the other. This seeks real equality among men, women, children and the elderly. Key words: Intrarelative violence / family right / discrimination Introducción Reseña histórica sobre la violencia En mayor o menor medida, la agresividad y la violencia han sido manifestaciones de poder, control y dominio, típicamente asociados con la fuerza física, y con el concepto de masculinidad que con el paso del tiempo ha construido la sociedad (Campos y Salas, 2002). Con el desarrollo de las ciencias sociales, la evolución doctrinal del concepto de persona y de los Derechos Humanos inherentes al hombre, que surgieron y se desarrollaron como consecuencia de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, se ha establecido un valor negativo a cualquier manifestación de violencia en contra de otro ser humano (Convención Americana de los Derechos Humanos). De forma acertada, manifiesta Gracia (2002) que los seres humanos están proclives o demuestran un elevado gusto potencial por la violencia, por lo cual es obvio que la simple declaración legal de rechazo a esta es Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales insuficiente, cuando además, ha sido históricamente aceptada como forma de convivencia, donde son más fuertes los estímulos hacia ella que en contra. La violencia no solo se dio en las relaciones entre extraños, entre personas, entre grupos y organizaciones, sino también, se ha dado entre las relaciones íntimas dentro de un vínculo familiar. Campos y Salas (2002) manifiestan cómo ciertos factores en su mayoría negativos incidieron en la creación de patrones de violencia, como una simple forma de resolver los conflictos o de solucionar agravios. Esta situación que a nivel de sociedad se consideró como problema, también se presentaba a lo interno de los hogares sin que se le diera importancia, puesto que no es sino hasta hace poco que pasó de ser social y jurídico, a convertirse en un problema familiar, es decir, en violencia doméstica. Ley contra la Violencia Doméstica En el siglo pasado, por la década de los noventa, la violencia intrafamiliar dejó de ser un problema ajeno en nuestro país. El grado de incidencias en casos de abusos y hasta la muerte de mujeres en manos de su pareja, aunado al deseo de propiciar la seguridad y el desarrollo personal a los integrantes de la familia , en especial a la mujer, quien se presentaba como principal víctima de violencia doméstica por un miembro de este núcleo, evidenció no solo la Rhombus falta de atención, sino también de legislación dentro de nuestro ordenamiento jurídico, que regulara adecuadamente estas situaciones de violencia, la cual afectaba la convivencia y se presentaban como una manera habitual de resolver los conflictos familiares. Con el fin de prevenir estos focos de violencia que llegaron a convertirse en un problema social y de salud publica, se presentó ante la Asamblea Legislativa el Proyecto de Ley de Violencia Doméstica el 11 de mayo de 1992, orientado a proteger a las víctimas de la violencia intrafamiliar, a sancionar a los agresores y a tratar de erradicar este flagelo (Proyecto de Ley de Violencia DomésticaExpediente No. 11.507). A partir de este momento, se aprobaron y ratificaron proyectos importantes tales como: La Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Doméstica contra la Mujer, respectivamente. De 1994 a 1998, en el Gobierno de José María Figueres, la primera dama, señora Josette Altmann de Figueres, toma como propia la lucha por lograr la igualdad de la Mujer, junto con un grupo de profesionales del sector público y de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), y se dio a la tarea de elaborar un plan nacional, con el objetivo de atender y prevenir Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales la violencia contra las mujeres, pero, sobre todo, de motivar a los Estados miembros de convenciones, acuerdos y declaraciones, a ratificarlos, luego de haberlos suscrito, para así desarrollar, cambiar e implementar leyes y políticas que combatan la violencia del género (Proyecto de Ley de Violencia Doméstica, expediente No. 11.507). Conjuntamente con el Estado, la sociedad civil y los partidos políticos, el proyecto de ley antes citado fue aprobado como La Ley contra la Violencia Doméstica No. 7586, a los diez días del mes de abril de 1996, con el apoyo de la mayoría de las fracciones legislativas, publicada en diario oficial La Gaceta, número ochenta y tres del dos de mayo de ese mismo año. Con esto, vemos cómo el Estado y la justicia intervienen cada vez más en asuntos de índole privada, y las víctimas de la violencia intrafamiliar se ven obligadas a plantear denuncias, al estar amparadas legalmente con la aprobación de esta nueva norma, donde no solo se regula toda manifestación de violencia doméstica, sino también se hace un llamado de atención a los ofensores, pues se contemplan una serie de medidas de protección, las cuales favorecen a las víctimas de manera que pueden interrumpir este ciclo de violencia. La violencia doméstica se encuentra definida en el artículo 2, inciso a, de Rhombus la Ley contra la Violencia Doméstica, que establece: Violencia Doméstica: Acción u omisión, directa o indirecta, ejercida contra un pariente por consaguinidad, afinidad o adopción, hasta el tercer grado inclusive, por vínculo jurídico o de hecho o por una relación de guarda, tutela o curatela y que produzca como consecuencia, el menoscabo de su integridad física, sexual, psicológica o patrimonial. El vínculo por afinidad subsistirá aún haya finalizado la relación que lo originó. Luego de esta norma, nuestra legislación, ha aprobado en los últimos años, leyes en defensa de la mujer y la familia, tales como la Ley General de Protección a la Madre Adolescente, No. 7735, el diecinueve de diciembre de 1997, y algunas reformas al Código de Familia. Asimismo, para facilitar la labor de los jueces, el Poder Judicial publicó la Ley contra la Violencia Doméstica Anotada y Concordada y un Manual de Procedimientos de Violencia Doméstica, y emitió una circular que recordaba los aspectos básicos de su aplicación (Corte Suprema de Justicia: Circular No. 60-99). No podemos olvidar otras situaciones de máxima violencia como son privar a los niños de alimento y obligar a las mujeres a tener relaciones sexuales, ambos generadores de violencia, Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales apoyados por estudios realizados desde un enfoque de género feminista, el cual centra su interés en los problemas de la mujer, viniendo así a desatender en parte, las necesidades de los varones en general, pero sobre todo del varón agredido; y es justo aquí, cuando se presenta la otra cara de la moneda. Aunque el Código de Familia se encuentre inspirado en la igualdad entre cónyuges (artículo 2, Código de Familia), arrastra conceptos de índole patriarcal, de responsabilidades y deberes del varón, frente a una presunta debilidad de las mujeres, el cual desde el momento en que, en el artículo 51 de la Constitución Política de la República de Costa Rica (1949) establece que “La familia, como elemento natural y fundamento de la sociedad, tiene derecho a la protección especial del Estado. Igualmente tendrán derecho a esa protección la madre, el niño, el anciano y el enfermo desvalido”, presenta de una u otra manera al hombre como el sexo fuerte, obligado a proteger a la mujer. Como es de nuestro conocimiento, el Derecho de Familia antes de 1949 se encontraba regulado por el Código Civil y después de varias reformas a los artículos que se referían a la familia, este Derecho pasó a ser regulado por la Ley No. 5476 del 21 de diciembre de 1973, lo que generó el nacimiento a nuestro Código de Familia, llamando así la atención y el interés por esta disciplina, la cual Rhombus estaba basada en un principio tan importante como lo es la unidad de la familia (Trejos y Ramírez, 1998). Datos aportados por la Defensoría de la Mujer y el Programa de la Mujer Agredida, entre otros, señalaban la necesidad de introducir en nuestro ordenamiento jurídico una norma que no solo les brindara protección a las víctimas de violencia familiar, sino también los mecanismos para terminar con esto, fines primordiales del Proyecto de Ley contra la Violencia Doméstica. También se buscaba introducir un proceso especial que fuera conocido por los Juzgados de Familia, en el que se sancionaran los casos de violencia doméstica aunque estos, de una u otra manera, se encontraran tipificados y sancionados en otros códigos o leyes, los cuales resultaban insuficientes para prevenir y actuar contra la invisibilidad de este flagelo vivido en el seno familiar (Proyecto de Ley contra la Violencia Doméstica, expediente legislativo No. 11.507). En la consulta del Proyecto de la Ley de Violencia Doméstica, en los aspectos que se referían a la competencia de esta norma y en concordancia con el artículo número 167 de la Constitución Política, en el cual se estipula el funcionamiento y organización del Poder Judicial, se manifiesta en su artículo 8 del Proyecto de Ley de Violencia Doméstica (Expediente No. 11.507): “Serán competentes para conocer y ordenar las medidas de protección a Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales que se refiere el artículo 5 de esta ley, los órganos jurisdiccionales que tengan competencia en materia de familia”. Lo que significa que estos procesos serán tramitados y conocidos por los Juzgados de Familia y en ausencia de estos, por las Alcaldías Mixtas. El varón víctima de su propia superioridad No hay necesidad entonces de preguntarnos quién generalmente es la víctima de violencia doméstica, ya que sin duda este papel recae sobre las mujeres, pero ¿acaso los varones no pueden ser unas posibles víctimas de la violencia intrafamiliar? aunque argumentos teóricos y empíricos demuestren lo contrario, pues le han atribuido a ellos un rol de poder sobre la mujer, con lo que se establece así una gran brecha de desigualdad. Sin embargo, hoy por hoy, la mujer no está exenta de ejercer violencia o maltrato sobre los varones, más bien, esta situación va en aumento, por lo menos cuando de agresión verbal se trata abundan los casos, sin dejar a un lado las agresiones físicas, tal vez en menor medida, pues se registraron, según el informe del Estado de la Nación del año 1996, varones muertos a consecuencia de malos tratos por parte de su cónyuge o pareja, como también que la cantidad de varones agredidos es mucho mayor que el número de casos reportados (Estado de la Nación, 1996). Rhombus Hoy, tal cual lo expone el informe que presenta el servicio 911, al mes de julio del año en curso son más de ochocientos varones los que han denunciado a dicho número algún tipo de abuso o agresión por parte de sus compañeras y esposas, lo cual implica que también son víctimas de alguna forma de violencia intrafamiliar (Arrieta, 2006). Igualmente, el catorce de agosto del presente año, se informó que una mujer mató a un hombre con el cual convivía como pareja desde hace cinco años, al atacarlo con arma blanca y darle seis puñaladas. Según testigos (de acuerdo con la noticia), este hombre era víctima de abusos y agresiones por parte de su pareja, desde hace más de dos años, lo cual conocían sus familiares y vecinos (Carvajal, 2006). Ahora bien, esto nos lleva a la presunción de que el varón no denuncia o no acude a las instancias judiciales por creer que la normativa referente a la violencia doméstica es sólo para la mujer. Recordemos que la Ley contra la Violencia Doméstica, existe y se creó para las mujeres víctimas de agresión según dice el expediente legislativo No. 11.507, donde enfatiza que la mujer con respecto al varón está en desventaja, siendo ella a quien están dirigidas las agresiones y, aunque supuestamente cuando se aprobó el proyecto, no se indica género, sexo ni edad, existe una presunción de que el varón es siempre el agresor, por lo tanto, se Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales nota desde ya, que existen discriminaciones desde el punto de vista de lo masculino y lo femenino, de la víctima y el agresor, quiénes merecen castigo y quiénes necesitan ayuda. En esta ley se reconoce la violencia física, sexual y psicológica, pero se legisla para reprimir la primera, lo cual viene a favorecer a las mujeres en dos sentidos, uno sería lo “justo” y el otro, el “injusto”, por lo tanto, la favorecen “justamente” por cuanto le permiten denunciar a los hombres agresivos que utilizan la violencia física como forma de control y dominio sobre la mujer y eso debería constituirse como un delito que debe prevenirse y castigarse. La favorecen “injustamente” en aquellos casos cuando la mujer es quien ejerce la violencia psicológica contra el varón, la cual es difícil de probar y es minimizada o desatendida por los jueces ante las posibilidades físicas de los varones. Por lo tanto, se deberían complementar los alcances de la legislación vigente, donde el varón se encuentra desprotegido de un modo u otro, y es cuando una forma de interpretar la legislación costarricense contra la violencia intrafamiliar debe tener una perspectiva de género que incluya la feminidad y la masculinidad, y otorgue una verdadera igualdad en el trato de varones, mujeres, niños y ancianos, con base en el principio de igualdad, el cual se encuentra estipulado en el Rhombus artículo 33 de la Constitución Política (1949) que reza así: “Todo hombre es igual ante la Ley y no podrá hacerse discriminación alguna contraria a la dignidad humana”. Campos y Salas (2002) señalan que los ideales de masculinidad prevalecientes en nuestra sociedades han girado en torno a la destreza, fuerza física y virilidad, así como también el de ser el marido “proveedor”, garante y sostén económico de la mujer y la familia, lo que lo coloca en una situación de poder, y presenta a su vez a la mujer en desventaja con respecto al varón, en cuanto a oportunidades sociales de surgimiento en campos como el estudio y el trabajo. Es aquí cuando se presenta el problema al parcializarse y fragmentarse el enfoque de género en el tema de la violencia intrafamiliar, pues la concepción es que, en cuestiones de pareja, el esposo es el que siempre golpea e insulta a la esposa, ya que la categoría de “violencia doméstica” no es gratuita, lo “doméstico” hace alusión a la mujer, pues ella es la que siempre está en casa, proyectando la figura del hombre como agresor y a la mujer como víctima. Es aquí cuando el varón como tal se siente desprotegido, pues las sanciones estipuladas en las normas existentes recaen generalmente sobre él, sin derecho ni siquiera a que se le aplique el indubio pro agredido, contemplado en el artículo 13 de la Ley contra la Violencia Doméstica, Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales pues es al varón a quien se le imponen las medidas de protección, estipuladas en el artículo 1 de la Ley contra la Violencia Doméstica (No. 7586 del 10-04-1996), que establece: “Esta ley regulará la aplicación de las medidas de protección necesarias para garantizar la vida, integridad y dignidad de las víctimas de la violencia doméstica”. Como vemos aquí, casi siempre la mujer es quien resulta ser la víctima, pero puede suceder lo contrario, como lo podemos interpretar en una jurisprudencia del Tribunal de Familia Voto No. 44-02, donde el juez A-quo, ante la duda y la falta de pruebas, aplica el principio indubio pro agredido para el demandado, en este caso, el varón. La posición jurídica del varón dentro del concepto de violencia doméstica Del año 1996, cuando entró en vigencia la Ley contra la Violencia Doméstica, al año 1999, hubo una importante actividad judicial vinculada con la aplicación de dicha Ley, lo cual demuestra la aceptación como recurso de las opciones que brindaba esta normativa, que se consideraba una norma “apropiada” como un producto de la lucha por los derechos de la mujer, lo cual nos confirma una vez más, que la violencia que se genera en el hogar queda reducida a la figura del varón que golpea a la mujer, que se ha estereotipado, además de eso. Rhombus Esta Ley no fue diseñada para tratar a la mujer agredida, sino los problemas de violencia que se presentan en el ámbito familiar. Cabe aquí destacar tres aspectos fundamentales que abarca esta norma: primero, los artículos 1 y 2 hacen referencia a los fines de esta y a las definiciones comprendidas en ella; el segundo, comprendido por los artículos que van del 3 al 19 se refieren a las medidas de protección y a todo lo referente al proceso judicial; por último, el tercero, comprendido entre los artículos del 20 al 24; está relacionado con el papel del Estado ante esta problemática de la Violencia Intrafamiliar (Ley contra la Violencia Doméstica, 1996). Ahora bien, si es el varón quien se encuentra en situaciones de desventaja ante posibles hechos de violencia en los cuales él es el agredido, entonces es cuando más puede apreciarse que, aunque la Ley no los restringe a ellos para que hagan uso efectivo de ella, el número de varones que presentan las respectivas denuncias judiciales continúa siendo bajo en comparación con el de las mujeres. Podría decirse que la baja incidencia sucede porque los casos en que el varón es la víctima son minoría, pero nada más lejos de la realidad, ya que existen innumerables situaciones de violencia contra ellos, como también lo es el poco acceso a las instancias judiciales por eso: ¿Existe discriminación por género en perjuicio del varón en la Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales ejecución de los procesos de violencia doméstica en sede judicial? Para tratar de responder esta pregunta podemos empezar por mencionar uno de los factores que influye en la baja incidencia de denuncias presentadas por los varones víctimas de la violencia intrafamiliar y su renuencia a acudir a la sede judicial correspondiente e iniciar un proceso de violencia doméstica: el tipo de conocimiento acerca de la Ley. No es un secreto que muchos varones piensan que esta normativa se creó para la mujer y que, por lo tanto, ella es la única favorecida con esta legislación, lo que nos evidencia un alto grado de ignorancia legal en esta temática para buscar solución a los problemas que enfrentan. A este respecto, Fontena y Gatica (2002), al presentar un caso específico, recogen la opinión de un afectado (varón) que manifiesta: “…creo que hay una Ley que salió, pero no la conozco… la mujer es favorecida desde el punto de vista legal, si la mujer diera un par de coscachos no se iría presa… es la Ley de la mujer”. Sin embargo, las pocas denuncias que los varones entablan de violencia intrafamiliar, es porque el maltrato es tal y tan crónico y su tolerancia ha llegado a tal límite, que pierden el temor a perder los hijos y hasta el patrimonio; por lo tanto, volvemos al punto de partida de nuestra Rhombus interrogante. La violencia en la familia es la condensación de los actos y conductas de todos los miembros del grupo, o sea, todos estos son participantes, interactuantes y responsables. Por ende, no podemos dejar de lado que la mujer también puede ser la figura agresora, pues tanto quien provoca como quien responde a la provocación son parte responsable de las situaciones de violencia, por lo que el varón hoy no en vano alega su invisibilidad ante el problema de agresión intrafamiliar en la cual él es la víctima. Por eso, en relación con los varones agredidos o víctimas de agresión familiar, a ellos se les han negado sus derechos humanos, puesto que su situación se torna cada vez más palpable, al ser indiscutiblemente también víctimas de la violencia intrafamiliar. Los casos denunciados hasta el día de hoy no son ni el reflejo de los casos reales que no llegan a las instancias competentes, lo que nos indica la existencia y el manejo de una “cifra negra” que oculta la realidad (Gracia 2002). Sin embargo, a pesar de la existencia de la discriminación de género en perjuicio del varón, cada vez son más los varones que se acercan a los tribunales a solicitar ayuda, y aunque desde el aparato estatal no se desarrollan acciones especializadas para atender esta situación, en la sociedad civil sí se están realizando Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales esfuerzos para problemática. atender esta Pero lo que realmente es nuestro objetivo es lograr que el varón acuda a las instancias judiciales a presentar tantas denuncias como casos haya, y así entablar un proceso de violencia doméstica en procura de que la legislación costarricense llegue a un nivel de especialización tal, que garantice la igualdad de trato en la justicia pronta y cumplida para los varones, donde se emprendan cambios legales que permitan asumir la violencia intrafamiliar contra el varón, pues esta legislación tiene un marcado acento femenino y los profesionales encargados de administrarla apenas recién comienzan a tomar consciencia de ello (Jiménez 2003). La Ley contra la Violencia Doméstica vino a detener de una manera eficaz la continuidad en el tiempo de los abusos; sin embargo, ya en la práctica dicha norma no ha funcionado correctamente dentro de los parámetros fijados por ella, pues no posee la posibilidad de una solución integral para los conflictos que a ella se someten, ni para las injusticias cometidas hacia el varón en su papel de víctima y a la vez demandado, lo cual en la práctica ha sido comprobado mediante votos que más adelante mencionaremos. En esta misma norma se aprecia la desigualdad en el tratamiento de los sujetos participantes del fenómeno, Rhombus pues observamos ideas y conceptos que presuponen al varón como agresor y a la mujer como víctima, cuando la mujer también puede ser potencialmente agresora. Podemos sustentar esta apreciación en el hecho de que la Ley contempla una amplia gama de medidas de protección en beneficio de la mujer agredida, pero guarda un silencio total sobre la imposibilidad de implementar las mismas medidas pero tendientes a proteger el varón agredido, así como también contiene serias deficiencias procedimentales. Cabe anotar que en el Proyecto de Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres Mayores de Edad, actualmente en la corriente legislativa como un expediente activo, sí se establecen diferencias y presunciones en razón del género, y se justifican en una serie de datos estadísticos elaborados por la Delegación de la Mujer, en los cuales se expone en algunos casos únicamente a mujeres como víctimas de violencia intrafamiliar, y a los varones como ofensores y agresores (Expediente Legislativo No. 13.874). Sin embargo, en el mismo expediente se encuentran datos provenientes de las llamadas mensuales que se realizan a la línea 800-300-3000, en diferentes meses del año 1999 y 2000, en donde sí se reflejan a los varones (esposos, convivientes, hijos, padres) como presuntas víctimas y solicitantes de protección y auxilio administrativo y judicial. Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales Esto, junto con la visión social de masculinidad y otros prejuicios producto del machismo, ha creado una concepción feminista de la violencia doméstica, que podría resultar discriminatoria en cuanto al acceso a la justicia de los varones ante casos de violencia en su contra (Campos y Salas, 2002). Esta concepción se ve amparada en el artículo 51 constitucional antes citado, ya que crea una presunción de debilidad de las madres, hijos y ancianos, frente a los varones, a quienes se les asume como la parte fuerte de la relación parental. Pese a que como se indicó, la redacción de la Ley en general no hacía distinción de género, en algunos casos sí podría dejar ciertas dudas en cuanto a ello. Nótese, que conjuntamente con la Ley contra la Violencia Doméstica se promulgaron decretos ejecutivos y leyes que obligaban a utilizar ambos géneros en la redacción de textos, es decir “los niños y las niñas”, y no utilizar como se hacía hasta entonces “los niños” para referirse a ambos géneros. Aun así, en el artículo primero, en el segundo párrafo de la Ley contra la Violencia Doméstica (No. 7586 del 10/04/1996) se establece lo siguiente: Los jueces deberán procurar que los agresores no utilicen contra las víctimas la presente Ley, cuyo principio rector es el Rhombus artículo 51 de la Constitución Política. Le corresponderá brindar protección especial a madres, niños, personas de sesenta años o más y personas discapacitadas, tomando en cuenta las situaciones específicas de cada uno. Al referirse únicamente este artículo a “los agresores” e indicar que el artículo rector es el 51 constitucional, sí crea, al menos a nivel general, sin considerar el caso concreto, una discriminación en razón de género en contra de los varones, que podría eventualmente desalentar a los varones mayores de 12 años víctimas de violencia intrafamiliar a acudir a solicitar auxilio judicial. Según los cuadros visibles en el expediente legislativo 13.874, aportados por la Delegación de la Mujer, de 1250 demandantes por violencia doméstica, todas son mujeres y todos los demandados son varones, lo cual implicaría que no existe violencia doméstica en contra de los varones; sin embargo, en los registros de llamadas a la línea 800300-3000, esto cambia. Un 4% de las llamadas denunciando algún tipo de agresión en el año 1999 a dicho número fueron de hombres, un 2% de las supuestas víctimas de agresión en dicho año fueron varones. Así mismo, se refleja que entre los agresores están esposas, exesposas, compañeras, hijas y exnovias, no solo varones. Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales Esto nos lleva a preguntarnos si son estas cifras un reflejo de la realidad o si solo podría existir una cantidad mayor de casos de violencia en contra de varones que no se denuncian. La posición jurídica ventajosa de la mujer dentro del proceso Si bien el artículo 1º establece una posible discriminación de género, que ocurre de igual manera a lo largo de las medidas de protección descritas en el artículo 3, cuando no se refieren a presuntos y presuntas agresores y agresoras, sino simplemente al PRESUNTO AGRESOR (art. 3 de la Ley contra la Violencia Doméstica), el artículo 21 sí es abiertamente discriminatorio, puesto que establece que el ente rector en materia de violencia doméstica será el Centro Nacional para el Desarrollo de la Mujer y la Familia, hoy Instituto Nacional de las Mujeres INAMU, lo cual ya implica per se la no posibilidad del varón de acudir a dicha institución (artículo 21 de la Ley contra la Violencia Doméstica). Dice este mismo artículo que esta institución (INAMU) será quien deba velar por el cumplimiento y ejecución de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia CONTRA LA MUJER (el destacado no es del título original), lo cual implica una visión feminizada de la violencia que excluye expresamente a los varones como sujetos pasivos de esta. Rhombus De igual manera, establece a dicho órgano gubernamental como regulador y le da funciones, las cuales también implican discriminación en función del género en perjuicio de los varones y su posibilidad de acceso a los recursos estatales para prevenir y combatir la violencia doméstica, por ejemplo, la función tercera que expresamente dice: “Fortalecerá el conocimiento y la observancia del derecho de la mujer a una vida libre de violencia y a que se le respeten y protejan sus derechos” (el destacado no es del original) (artículo 21 de la Ley contra la Violencia Doméstica). Este inciso es claramente discriminatorio, por cuanto deja de lado al varón como sujeto de derechos, lo que hace suponer que bajo los ojos del legislador el hombre varón es consciente de sus derechos mientras que las mujeres no (estas necesitan ayuda, los varones no), sin justificar la razón del diferente trato, a personas que en principio y ante la ley son iguales. Este artículo no fue parte del proyecto inicial que se presentó ante la Asamblea Legislativa, sino que fue propuesto vía moción en el transcurso de la discusión del proyecto, lo cual refuerza la naturaleza protectora de las mujeres y los niños que esta ley tiene. Sin ignorar los abusos y agresiones de las que han sido y son víctimas miles de mujeres en nuestro país, lo cierto es que este conjunto normativo Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales no es una ley para prevenir la violencia doméstica y realzar el respeto por la dignidad humana, sino que es una norma para prevenir la violencia doméstica en contra de las mujeres y el respeto por la dignidad de estas y no del género humano, como en derecho corresponde (Expediente Legislativo No.11.507). En la presentación y justificación del proyecto de Ley, nuevamente impulsado con una nueva propuesta en el año 1993, un año después de haberse recibido el primero, se indica con claridad la orientación protectora de la mujer que dicho proyecto tenía, marcando desde ese momento los fines que se pretendían cumplir con dicha Ley y la reivindicación social de la mujer que se esperaba con dicha normativa. Al respecto se menciona en la presentación del proyecto lo siguiente La discriminación que sufren las mujeres abarca todos los ámbitos de la sociedad. La familia no es la excepción y es precisamente ahí donde las mujeres están siendo más violentadas generalmente por su esposo y compañero (…) Es alarmante el hecho de que alrededor del 40% de las familias costarricenses están siendo afectadas por alguna forma de violencia (física, psicológica, sexual y económica), donde las víctimas de las mismas son mayoritariamente mujeres, adolescentes, niñas y hijos,, Rhombus donde los principales agresores son los esposos, compañeros y padres…(Expediente Legislativo 11.507). Actualmente, la realidad nos dice que muchas mujeres ejercen un rol de fuerza y control en sus hogares, aún con presencia de varones en ellos como parejas. Muchas mujeres son profesionales, económicamente activas y autosuficientes, y en algunos casos (tal vez muchos) aún con esposo o compañero son el sostén económico del hogar. Esto si bien puede generar violencia en su contra, también cambia el eje de poder, por lo que la presunción de debilidad que fue en su momento establecida principalmente en razón de dependencia económica, vulnerabilidad e ignorancia, quede fuera de contexto y razón, máxime cuando las mujeres luchan por igualdad sin discriminación, lo cual implica a su vez ausencia de privilegios o trato preferencial en razón de su sexo o género. A partir de la lectura objetiva de esta ley, es justo decir que se crean dudas en el lector en cuanto a las posibilidades de un varón de acudir con ella a los estrados judiciales en busca de auxilio. La interpretación requiere conocimientos jurídicos y manejo de herramientas propias del especialista en Derecho, que no tiene el hombre común, iletrado, no abogado, sencillo, entre otros, para Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales quien en principio destinada esta Ley. también está Al crearse una organización para la defensa de los derechos de las mujeres y darle a esta la rectoría en materia de violencia doméstica, y no crearse una institución similar que defienda a los varones, se da una clara indefensión como resultado de un trato desigual, que genera una imposibilidad psicológica y jurídica de acudir a los tribunales de justicia, y responde ideológicamente a la orientación inicial del proyecto de ley: proteger a las mujeres de la violencia masculina. Mientras una mujer puede acudir al Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para que le protejan a sus hijos de una agresión, y acudir al INAMU para presentar una denuncia de violencia doméstica, un varón no sabe con certeza a cuál institución debe acudir para ser asesorado, sin contar que existe sobre él una presunción de culpabilidad o de fortaleza con la cual tendrá que luchar (artículo 51 de la Constitución Política y artículo 1º de la Ley contra la Violencia Doméstica). En apariencia, como antes se indicó, la Ley no hace distingo de género; sin embargo, la aprobación del proyecto que le dio origen y su respectiva discusión, sí tuvo una clara dirección: proteger a las mujeres de la violencia de la cual eran víctimas por parte de varones. Tal es así, que fueron los grupos de organizaciones de mujeres Rhombus los que fueron recibidos en las audiencias de la Comisión Permanente de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa, y fueron igualmente estos grupos a nivel nacional quienes dieron su apoyo por escrito a este proyecto y quienes tuvieron real injerencia en el proceso de aprobación de la ley (Expediente Legislativo No. 11507). Esta visión femenina de la ley no solo la tuvieron los grupos externos al plenario legislativo o únicamente las legisladoras defensoras del proyecto, sino que también se dio a lo interno de la misma comisión, tal es así que en la sesión de la Comisión Permanente de Asuntos Sociales número 29, de las trece con treinta horas del cinco de julio de mil novecientos noventa y cuatro, el diputado VILLALTA FERNÁNDEZ, miembro de dicha comisión, entre otros comentarios, hizo el siguiente: También debemos tener en cuenta que en todo momento el texto está orientado tomando como agresor al hombre. En algunas partes puse a la mujer también, porque la realidad es que se da en las dos líneas. Si ustedes leen todo el texto, este está dirigido, como es obvio por razones lógicas, hacia la mujer; pero también convendría introducir que la agresión puede ser de la mujer hacia el hombre. No son muchos los casos, pero sí los hay (Expediente Asamblea Legislativa No. 11507). Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales Pese a que el primer proyecto presentado a la Asamblea así como la redacción final de la Ley en cuestión no indican que esta norma es para la protección de las mujeres, su espíritu sí lo es, y lo fue durante su discusión y aprobación. Pruebas de esto se encuentran a lo largo de las muchas discusiones de este proyecto, en cada una de las actas de la Comisión, en las participaciones de los señores diputados en las sesiones plenarias en donde se discutió el proyecto. La diputada ALBÁN LÓPEZ, en la sesión de las trece horas del diecinueve de julio manifestó lo siguiente: Realmente a mí, como mujer y costarricense, me llena de gozo que al fin en esta comisión y en el foro de la Asamblea Legislativa, estemos tratando de legislar y dictaminar un proyecto de tanta importancia, para uno de los sectores más vulnerables de la población costarricense (Expediente Legislativo No.11.507). Igualmente, continúa manifestando dicha legisladora, en esta misma sesión: Es por eso estimados compañeros, que quiero decir antes de concluir, que pienso que la violencia no es cuestión de las mujeres, que la violencia doméstica contra las mujeres, los niños y los ancianos en este país es cuestión de todos…” (Expediente No.11.507). Rhombus Legislativo La Ley contra la Violencia Doméstica es una norma tramitada con la finalidad de proteger a las mujeres, niños y ancianos víctimas de alguna forma de violencia. Esto es posible concluirlo gracias a la lectura integral del expediente legislativo de cita, de las actas de discusión de la comisión en la cual se tramitó el proyecto y de los informes que los asesores legislativos realizaron referentes a este proyecto. Según una de las ampliaciones de uno de los informes rendidos dentro de la tramitación del expediente citado, este proyecto respondió a la necesidad de impulsar leyes protectoras de los sectores vulnerables de nuestra sociedad, principalmente la mujer niña, adolescente y adulta, e indica que ya existía en la Ley de Promoción Social de la Mujer, conocida como Ley de Igualdad Real, una norma sumamente completa que regulaba el procedimiento cautelar en caso de violencia contra la mujer; sin embargo, no había surtido los efectos deseados por diferentes problemas de aplicación de la Ley, entre otros, la falta de conocimiento de las beneficiarias de dicha normativa, de los procedimientos y existencia de esta (Expediente Legislativo No.11.507). Para que una ley de esta naturaleza sea efectiva debe tener la promoción Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales e impulso suficiente para llegar a aquellos que serán sus usuarios. Si como se dispone en la Ley contra la Violencia Doméstica en su artículo 21, la promoción y divulgación de esta ley corresponde al INAMU, que es por disposición de la norma que la creó, una institución protectora de las mujeres, la línea de divulgación será a favor de la prevención de la violencia contra las mujeres, formas de acceso a los recursos que prevé la ley así como los derechos y medidas de protección a su favor, y se dejarán por fuera los derechos que podrían también tener los varones que sean víctimas de una situación de violencia intrafamiliar. En el expediente ya citado se recomienda una serie de medidas, de las cuales, según su redacción, se desprende la posibilidad de promocionar la ley y sus componentes a nivel general. Igualmente, considera como probable la existencia de AGRESORAS, no solo agresores; sin embargo, esto no quedó plasmado en la redacción final de lo que hoy es la ley. Esta situación se agravará de ser aprobada (nuevamente) la Ley de Penalización de la Violencia Doméstica contra las Mujeres Mayores de Edad, por cuanto esta ley crea abiertamente la presunción de debilidad de las mujeres, penaliza la violencia doméstica en contra de estas (únicamente) y deja por fuera la violencia contra los varones, como si esta no existiera o fuera Rhombus insignificante, tal cual se afirmó en el plenario legislativo cuando se discutió y aprobó, con lo que se creará una clara discriminación en el trato y acceso a la justicia entre víctimas de un mismo fenómeno (Expediente legislativo número No. 13874). En esta ley se crean tipos penales propios, en los cuales las víctimas o sujetos pasivos de la acción descrita por la norma serían únicamente las mujeres, y se dejaría sin regulación análoga con la misma fuerza y rigor, casos en los cuales estas sean las agresoras y las víctimas un varón. En estos casos se deberá remitir no ya a esta ley, sino a lo dispuesto por el Código Penal, y se deberá hacer previamente un estudio de subsunción de la conducta agresora dentro de los tipos penales contemplados por este. Debe fomentarse el respeto a la dignidad humana sin distingo de género, de manera que se luche por erradicar todo tipo de violencia dentro del núcleo familiar sin distinguir el sexo de la víctima o del agresor. A su vez, deben crearse instituciones que no respondan a una orientación sexista ni discriminatoria en función de roles sociales aprehendidos o aceptados, sino que estén orientados a la prevención y erradicación de la violencia en general, sin importar condición social, género, orientación sexual, etc. Solo así, y sin dividir y distinguir en un fenómeno que no distingue como es la violencia Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales intrafamiliar, se podrá luchar objetivamente contra los abusos y vejaciones dentro de lo que debería ser el lugar más seguro de un ser humano: su hogar. La interpretación judicial Frente al estudio de la ley así como del expediente legislativo que le dio forma y origen, debe estudiarse la interpretación judicial que de ella han hecho los despachos judiciales competentes en la materia, el concepto judicial de violencia doméstica, y la posición jurídica que como víctima han tenido los varones a lo largo de diez años de aplicación normativa. A modo de muestra, se hizo el estudio del libro de entradas de procesos de violencia doméstica en el Juzgado Primero de Familia de San José, teniendo como objeto de estudio los casos ingresados desde el primero de julio del año 1997, hasta el treinta de junio del año 1998, frente al estudio de las denuncias y resoluciones judiciales del año que va del 2005 a marzo del 2006, por cuanto comprobamos que aunque han aumentado un poco en porcentajes las denuncias interpuestas por los varones, los fallos no han sido a su favor. A partir de julio de 1997, este despacho judicial realizó un registro independiente a la tramitación del Juzgado, y creó un libro de entradas específico para la materia de violencia doméstica. Rhombus Igualmente, se estudiaron las resoluciones del TRIBUNAL DE FAMILIA que conoció en segunda instancia las sentencias de los procesos de violencia doméstica entre el año 2005 y el 2006. Estas resoluciones son visibles en la base informática de datos que el Poder Judicial tiene a disposición de los usuarios bajo la página electrónica http://200.91.68.20/scij/index_pj.asp , en Tribunal de Familia, bajo los caracteres Derecho de Familia, Violencia Doméstica. El estudio se limita a las sentencias antes indicadas dada la imposibilidad de conocer los expedientes judiciales, ya que la materia de familia y propiamente violencia doméstica no es de acceso público, sino que es privada de las partes y sus abogados. En el caso del Juzgado de Familia del Primer Circuito Judicial, entre el primero de julio del año 1997 y el treinta de junio del año 1998, se registraron 201 denuncias por violencia doméstica, de las cuales 13 fueron presentadas por varones en contra de mujeres, lo cual equivale al 6.46% de las denuncias recibidas en dicho lapso (Libro de entradas de denuncias por violencia doméstica en Juzgado Primero de Familia del Primer Circuito Judicial de San José). En el caso de las resoluciones judiciales, se escogieron al azar 16, en virtud de los caracteres seleccionadores indicados en el sistema, como “víctima”, “varón”, “violencia doméstica” y “mujer”. De Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales estas 16 resoluciones, 6 corresponden a sentencias de segunda instancia en procesos de violencia doméstica cuya denuncia fue interpuesta por varones en contra de su pareja, esposa, exesposa, novia o exnovia. De estas 6 denuncias, en primera instancia se levantaron las medidas ordenadas interlocutoriamente en 5 casos, principalmente por no contar el denunciante con pruebas (en algunos casos suficientes y en otra por no llevar del todo), no constituir a juicio del juez violencia intrafamiliar, no haber demostrado la relación asimétrica de poder o por imposibilidad de aplicar el principio indubio por víctima o pro agredido (http://200.91.68.20/scij/index_pj.as p). En los 5 casos hubo apelación por parte del varón presunta víctima y solo en un caso se revocó la sentencia y se mantuvieron las medidas a favor del denunciante varón. De la lectura integral de las resoluciones de alzada, es posible determinar que a ningún varón se le aplicó el principio de indubio pro agredido, aun cuando los hechos denunciados suponían hechos dados en la intimidad de la relación de pareja, situación que sí se consideró al menos en dos de las resoluciones en donde la presunta agredida era una mujer (http://200.91.68.20/scij/index_pj.as p). Rhombus Los procesos cuya sentencia de primera instancia fue apelada, provenían de Alajuela, San José, Cartago y Desamparados. En el caso de las denuncias interpuestas ante el Juzgado de Familia, de las 13 denuncias, 8 llegaron hasta sentencia, 1 de estas fue apelada, 2 fueron archivadas, 2 fueron desistidas y en otro caso se indicó terminada en la misma fecha de su presentación. A pesar de que los varones recurren menos a los diferentes juzgados de violencia doméstica en comparación con las mujeres, también es cierto que sus denuncias son más rechazadas por aspectos tanto de forma como de fondo, y les son aplicados con mayor rigidez los criterios técnicos que como se les aplican a las presuntas víctimas mujeres. De la misma forma se accedió a la página antes dicha del Poder Judicial, pero esta vez ingresando con los caracteres DERECHO DE FAMILIA, TRIBUNAL DE FAMILIA Y SEVICIAS. Se escogieron aquellas en las cuales el actor fuera un varón. Se estudiaron 7 resoluciones que correspondían a demandas de divorcio interpuestas por varones o reconvenidas por ellos, y cuya causal aducida para el divorcio fue sevicias. De los 7 casos, solamente en uno fue declarada con lugar la demanda y en los otros 6 no. En todos estos, con Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales excepción de uno, en el cual se determina que el actor es quien incurre en la causal de sevicia en contra de su esposa e hijos, se establece que es posible que sí existen problemas y malos tratos por parte de la esposa del actor hacia este; sin embargo, en todos se considera que no hay suficientes elementos para tener por demostrado que esos malos tratos constituyen el tratamiento cruel, humillante y denigrante que exige la sevicia, y de existir no fue en ninguno de los casos, ni para el juez de primera instancia ni para el Tribunal constantes por lo tanto no constituyeron la causal de sevicia, aunque, como se explicó antes, existían malos tratos por parte de la esposa y en dos de estos casos existían denuncias de violencia doméstica por parte de los varones contra sus esposas. Nuestro criterio, después del estudio de las resoluciones, es que existe violencia intrafamiliar en contra de los varones; sin embargo, el acceso a la justicia por parte de estos es más difícil que en el caso de las mujeres. De la comparación entre resoluciones, es posible determinar que existe una rigidez más pronunciada en el momento de aplicar normas y principios cuando el actor o denunciante es un varón que cuando en situaciones iguales la denunciante o actora es una mujer, situación expuesta con mayor claridad al aplicarse el principio de in dubio pro agredido o valorarse la prueba en el Rhombus caso de divorcios interpuestos por los esposos cuya causal sea sevicias en su contra. De los casos estudiados tanto de violencia doméstica como de divorcio, los varones denunciaban algún tipo de violencia emocional o psicológica, pero no física; sin embargo, en el periódico Al Día, del 25 de julio del presente año, se informa cómo al servicio de emergencia 911, 836 varones, del 1º de enero al 30 de junio de este año, denunciaron ser golpeados o tener miedo de serlo, por parte de sus esposas. Los registros informáticos de los juzgados de violencia no registran denuncias diarias por parte de varones como víctimas directas o en nombre de sus hijos, de violencia intrafamiliar; sin embargo, en dicha noticia se indica como al menos 3 varones llaman al 911 denunciando diariamente una situación de abuso en su contra por parte de su pareja (http://www.aldia.co.cr/ad_ee/2006/j ulio/25/nacionales1.html). En este artículo queda evidenciado cómo no existe una institución oficial que defienda o represente por parte del Estado a los varones como víctimas, ya que se le consultó su opinión a la Asociación de Padres Separados de Costa Rica y al INAMU, pero no a ninguna institución gubernamental que atienda a varones víctimas de violencia. Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales Si bien es cierto que no puede compararse la incidencia de casos de violencia doméstica contra varones y contra mujeres, tampoco es correcto minimizar esta situación, negar su existencia o tacharla de insignificante como lo hace la señora Judith Salas, quien declara como encargada de la Oficina de la Mujer (http://www.aldia.co.cr/ad_ee/2006/j ulio/25/nacionales1.html). Conclusiones Hemos tratado de adentrarnos en la razón de ser de una de las leyes más importantes en materia de familia que actualmente se encuentran vigentes, con el fin de determinar si existe en razón de género algún tipo de discriminación en contra de los varones. En el desarrollo de la elaboración de este artículo hemos llegado a la conclusión de que sí existe una discriminación en razón del género en perjuicio de los varones en materia de violencia doméstica, desde la ley hasta la ejecución de esta en vía judicial, cuando estos son las víctimas de algún caso o modalidad de violencia intrafamiliar por parte de sus compañeras o parejas mujeres. Causas de esto podrían encontrarse en patrones de conducta aprendidos, costumbres, valores, edad y escolaridad, entre otros, pero principalmente por el carácter femenino de la Ley contra la Violencia Doméstica y el desconocimiento que las víctimas de violencia intrafamiliar, principalmente varones, tienen de esta, pues están convencidos de que la norma mujeres. Rhombus fue creada solo para Esta concepción o idea no está muy lejos de la realidad, pues a lo largo del estudio efectuado al expediente legislativo No. 11.507, pudimos demostrar que efectivamente esta normativa desde el momento que nació el proyecto de ley hasta que se promulgó como tal, se fundamentó en que las mujeres eran las únicas agredidas por sus parejas, padres y hermanos dentro de su hogar y, por lo tanto, hacía falta una ley especial y propia dentro del derecho de familia, que tratara de prevenir y erradicar el ciclo de la violencia que estaba flagelando nuestros hogares, puesto que hasta el momento de inicio de discusión de dicha ley, la violencia intrafamiliar no estaba regulada de manera directa y se debía acudir a normas supletorias del ordenamiento penal especial y general y de familia. De igual manera, tanto en el expediente legislativo como en nuestra carta magna en su artículo 51, del cual partimos para fundamentar nuestro problema, se manifiesta de forma muy clara la discriminación que existe hacia el varón, ya que de una u otra forma se trata de proteger siempre a la mujer, quien se presume débil, indefensa y desvalida, colocando en una supuesta superioridad jurídica al varón, a quien se le resta en buena parte su capacidad como ser humano de ser vulnerable, capaz de sentir y de vivir Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales también la violencia intrafamiliar en su condición de víctima. En modo alguno queremos obviar que la mayoría de los casos que se denuncian son de mujeres agredidas por sus parejas, pues esto es una realidad vivida desde hace mucho tiempo, la cual ha llegado a convertirse no solo en un problema social, sino también en un problema de salud pública; sin embargo, los varones pueden ser y de hecho son víctimas de este fenómeno, lo cual se demuestra en el incremento de denuncias reportadas al 911 y a los juzgados especializados en la materia, entre otros, donde si bien en número no son comparables con las denuncias de las mujeres, sí se dan. Esto nos lleva a la conclusión de que aunque sea menor la cifra de las denuncias reportadas por los varones agredidos por sus parejas, la violencia intrafamiliar femenina en contra de los varones sí existe. La concepción social y legislativa de que la Ley contra la Violencia Doméstica es una norma de corte feminista que únicamente protege a las mujeres está hondamente grabada en la visión social de la violencia y de conceptos como el de masculinidad. La ley como tal y su ejecución, en virtud de los principios informadores del Derecho de Familia no hacen más que reafirmarla, y dejar a los varones indefensos ante situaciones abusivas y agresoras de sus compañeras, sean estas de hecho o sus esposas. Rhombus Para lograr minimizar esta diferencia de estatus jurídico que se da por discriminación por género en perjuicio de los varones, propiamente en materia de violencia doméstica, proponemos lo siguiente: • • • • Un cambio de redacción en el artículo 51 de la Constitución Política de Costa Rica, que proteja a las partes débiles del vínculo familiar, independientemente del género. De no reformarse el artículo constitucional antes indicado, reformar el artículo primero de la Ley contra la Violencia Doméstica, en el sentido de suprimir cualquier redacción que implique discriminación en razón de género, es decir, eliminar la referencia obligatoria al artículo 51 constitucional. Que se reforme el capítulo V de la ley indicada, de manera que se confiera a una institución que actué sin distinción de género, las funciones de regulador y ejecutor de los planes de erradicación de la violencia intrafamiliar, quitándole al INAMU dichas funciones dada la visión parcializada que esto implica. Creación de campañas en contra de la violencia intrafamiliar sin distingo de género a nivel nacional, con indicación clara de la igualdad ante la ley de mujeres y varones frente a hechos de violencia, medios de acceder a los procesos judiciales, protección, Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Ciencias Sociales • • derechos y centros de apoyo y asesoría. Campaña de concienciación a funcionarios judiciales sobre la condición humana y social de los varones víctimas de violencia doméstica, tendiente a erradicar cualquier tipo de discriminación en el acceso a la justicia y sus resultados. Campaña interdisciplinaria tendiente a romper con estereotipos discriminantes y agresores relacionados con la masculinidad/feminidad y roles sociales establecidos. Somos conscientes de que la reforma al artículo 51constitucional implicaría un cambio en la concepción de familia que tiene nuestro país; que requiere voluntad política y madurez social, que podríamos no tener; y que podría llevar a una situación caótica y abusiva de quienes efectivamente se aprovechan de una relación asimétrica de poder. Por esta razón consideramos como viable la reforma al artículo primero y capítulo quinto de la Ley contra la Violencia Doméstica, ya que regularían el problema no como un problema de un grupo social de un género específico, sino como una situación que afecta a personas que sufren sin importar su sexualidad. La creación de un órgano rector de las campañas contra la violencia intrafamiliar y cualquier clase de abuso que se dé dentro del concepto Rhombus de familia y relaciones de poder, es vital para que se luche integralmente contra la forma más cruel de abuso y agresión, que es la violencia en el seno de la familia. Si se crea un órgano que luche contra la violencia, no por los varones ni por las mujeres, se puede llegar a soluciones integrales ante un flagelo que no distingue género, raza, religión, condición económica o edad. La violencia no discrimina, el hombre sí, y la ley no debería fomentar esta discriminación. Al crearse una única institución que asesore a hombres y mujeres, que lleve a cabo las campañas nacionales o locales contra la violencia doméstica, sin desigualdad o trato preferencial hacia un género en perjuicio del otro, sí se lograría llegar a la tan aspirada igualdad de género por la que miles de mujeres hemos luchado a lo largo de los años. El acceso a la justicia, a la asesoría, a la protección y a la información por parte del Estado no puede ser monopolio por ley de un género, porque esto, en lugar de erradicar la violencia y la desigualdad, las afianza, las hace evidentes y, en algunos casos, las recrudece. Referencias bibliográficas • Arrieta Arias, Esteban. (2006). Las mujeres tampoco son unas santitas. Recuperado el 28 de julio de 2006, de Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. 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Tribunal de Familia. Voto No. 22106, de las 10:20 horas del 1º de marzo de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 24006, de las 8:50 horas del 8 de marzo de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 25206, de las 10:50 horas del 8 de marzo de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 26106, de las 8:30 horas del 9 de marzo de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 3206, de las 14:00 horas del 17 de enero de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 37506, de las 8:10 horas del 29 de marzo de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 42206, de las 8:10 horas del 6 de abril de 2006. Tribunal de Familia. Voto No. 4506, de las 8:10 horas del 25 de enero de 2006. Tribunal de Familia. Voto No.37606, de las 8:20 horas del 29 de marzo de 2006. Revista Rhombus ISSN 1659-1623 Vol. 3, N° 7. Setiembre - Diciembre 2006 Rhombus