ESCOLARIZACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL PARA ALUMNOS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 1 Índice 1. JUSTIFICACIÓN DE LA NECESIDAD DE FLEXIBILIZACIÓN. 2. ALUMNADO CON DISCAPACIDAD. a. Alumnos/as ciegos/as o deficientes visuales. b. El niño o la niña sordos o con pérdidas auditivas severas. c. Alumnos/as con implante cloquear. 3. BIBILOGRAFÍA 2 1. JUSTIFICACIÓN FLEXIBILIZACIÓN DE LA NECESIDAD DE El decreto 39/1998, de 31 de marzo, de ordenación de la educación para la atención del alumnado con necesidades educativas especiales del Gobierno Valenciano, considera en su preámbulo que “El concepto de diversidad remite al hecho de que todos los alumnos y alumnas tienen unas necesidades educativas propias y específicas para acceder a las experiencias de aprendizaje, cuya satisfacción requiere una atención pedagógica individualizada.” Según el artículo 18 del citado decreto “La escolarización del alumnado con necesidades educativas especiales en las etapas de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria comenzará y finalizará según lo establecido con carácter general con las salvedades establecidas en el presente Decreto”. Profundizando en el desarrollo de dicho decreto y basándonos en la experiencia acumulada en integración escolar de alumnos con necesidades educativas especiales, consideramos prioritario que el marco legal permita dar soluciones individualizadas a las necesidades educativas de cada alumno en función de sus características. Con este fin y, partiendo del carácter flexible e integrador de dicho decreto, proponemos que se incluya la normativa necesaria que permita modificar el momento de inicio y la duración del segundo ciclo de Educación Infantil para aquellos alumnos con necesidades educativas especiales que lo requieran, siempre que estas medidas estén avaladas por los informes técnicos correspondientes. Estas medidas de flexibilización pueden concretarse a través de dos vías que permitan dar respuesta a las diferentes situaciones evolutivas de los alumnos con necesidades educativas especiales, pudiendo seleccionarse la más adecuada para cada caso: 3 1. Permitir la incorporación de los alumnos nee al primer curso del 2º Ciclo de Educación Infantil en el curso en el que cumplan 4 años, en lugar de hacerlo en el curso en que cumplan 3 años. Permaneciendo, por tanto, un curso más en el primer Ciclo de Educación Infantil. 2. Permitir la permanencia de los alumnos con nee durante un año más en el tercer curso de 2º Ciclo de Educación Infantil. Este planteamiento supondría que los alumnos iniciarían la Educación Primaria con un año de demora respecto a la edad que establece la ley como comienzo de la escolarización obligatoria. En ningún caso la aplicación de estas medidas debería afectar a la duración establecida para la etapa de Educación Obligatoria, ni a las medidas de flexibilización ordinarias establecidas en la legislación actual. Cuando se considere necesario aplicar estas medidas flexibilizadoras deberá contarse con el prescriptivo informe técnico y la conformidad de la familia. 4 2. ALUMNADO CON DISCAPACIDAD 2.A. ALUMNOS CIEGOS Y DEFICIENTES VISUALES Según Lucerga y Gastón (2004), el niño ciego se encuentra, desde su nacimiento, en una situación de gran vulnerabilidad para seguir un desarrollo madurativo adecuado, dependiendo altamente de sus padres o de otros adultos próximos para llegar a establecer una vía de contacto y comunicación eficaz con el entorno. El adulto debe proporcionar oportunidades para experimentar, debe hacer accesibles los elementos que le rodean y debe ayudar al niño ciego a interpretar e integrar los estímulos que le llegan del mundo exterior. Leonhart (1992) plantea que la información que recibimos del entorno por medio de la visión constituye el 80% del total recibido. El niño ciego debe construir la imagen del mundo mediante el uso de los restantes canales sensoriales (sensaciones auditivas, táctiles, propioceptivas y cinestésicas). Sin embargo, existen diferencias significativas entre la información proporcionada por estos canales sensoriales y la proporcionada por la visión. Si el oído y el tacto ofreciesen tantas posibilidades de conocimiento como el sentido de la vista, los niños ciegos no tendrían, seguramente, demasiadas desventajas. Pero las experiencias táctiles, al igual que las auditivas, tienen una serie de inconvenientes que hacen que la información que proporcionan no sea equivalente ni en cantidad ni en calidad a la proporcionada por la visión. Estos factores, la mayor dependencia del adulto y las características diferenciales de los canales perceptivos utilizados por el niño ciego, hacen que su proceso de aprendizaje, en los primeros años de vida, tenga un ritmo evolutivo diferente al del niño vidente. La posibilidad de respetar este ritmo, permitiendo un conocimiento de la realidad 5 basado en la experiencia y en la participación directa, favorecería la adaptación del alumno ciego a la escuela infantil y permitiría un mejor acceso a los aprendizajes escolares en el futuro. Esto supone que en el momento de inicio de la escolarización de un niño ciego, o deficiente visual grave, deban tenerse en cuenta no sólo su edad cronológica, sino también y, fundamentalmente, su nivel madurativo que puede estar condicionado por factores como hospitalizaciones de larga duración o muy frecuentes, condiciones sociofamiliares, etc. Consideramos que la etapa de Educación Infantil es, para el niño ciego, la más importante y la más significativa en el desarrollo del pensamiento y en la capacidad para establecer vínculos afectivos y canales de comunicación eficaz. Si se proporcionan los medios y tiempos necesarios para que estos procesos se lleven a cabo de manera adecuada, el niño ciego tendrá más posibilidades de abordar con éxito escolarización obligatoria. Concluyendo con Ochaita y Rosa (1988) “Un ciego tiene unas peculiaridades específicas y unos hándicaps innegables respecto al vidente. Se trata, a menos que haya otros problemas añadidos, de una persona como las demás con una aparato psíquico similar, que representa el mundo de una forma cualitativamente diferente y que, por tanto, adapta su evolución a la información sensorial de que dispone”. 6 2.B EL NIÑO Y LA NIÑA SORDOS O CON PÉRDIDAS AUDITIVAS SEVERAS. La legislación educativa ha de hacer realidad una escuela inclusiva, favoreciendo la flexibilidad necesaria para cada alumno y alumna, tanto más ante alumnos/as con necesidades educativas especiales como sería el caso de niños/as sordos/as o con pérdidas auditivas importantes. En la actualidad, la implantación del screening auditivo desde el nacimiento ha supuesto un avance importante para el desarrollo de los/as niños/as sordos/as al disponer tempranamente de un diagnóstico certero que posibilita la estimulación temprana y la utilización precoz de la tecnología de ayuda para las familias que así lo deciden. Hay que tener en cuenta que los órganos sensoriales proporcionan informaciones importantes que inciden en un desarrollo evolutivo adecuado. El aislamiento y la falta de información a la que se ven sometidos algunos/as niños/as como consecuencia de su discapacidad auditiva, pueden representar implicaciones relevantes para su desarrollo cognitivo, lingüístico, social y emocional que debemos evitar. La capacidad para aprender en personas sordas no se ve imposibilitada por su menoscabo sensorial. En épocas pasadas se ha llegado a identificar la sordera con la pobreza intelectual, pero la causa de un desarrollo deficitario no está en sí en la sordera sino en una deprivación derivada de una falta de ajuste de la estimulación recibida. Así pues, cuanto mejor nos ajustemos a sus características y a su forma de interactuar con el entorno y la información que forma parte de él, contaremos con mayor riqueza de experiencias de enseñanza-aprendizaje y con un desarrollo más normalizado. Por otra parte, existen múltiples variables que pueden influir en el retraso madurativo del niño/a sordo/a en la etapa 7 de educación infantil: modos de comunicación inadecuados, detección tardía, situaciones familiares o personales específicas… De este modo, no todos los niños/as sordos/as pueden ser tratados por igual. La necesidad imperiosa de concebir a la niña y niño sordo de forma global e integral, atendiendo a sus necesidades generales y particulares, teniendo como objetivo un desarrollo socio afectivo y cognitivo lo más pleno posible, hacen necesario que las medidas de flexibilización sean también una opción para la etapa de Educación Infantil cuando se trata de niños que cuentan con pérdidas auditivas profundas. La Educación Infantil es una etapa de vital importancia para la adaptación del niño/a sordo/a a la educación obligatoria. Por ello, darle la oportunidad de permanecer un año más en la misma si los informes técnicos y la familia así lo consideran, constituiría un avance más hacia la mejora de la escuela inclusiva. 8 2.C. ALUMNOS/AS CON IMPLANTE CLOQUEAR. Esta medida puede ser beneficiosa en el caso de los niños/as que padezcan de discapacidades o dificultades asociadas a la sordera. Un ejemplo de ello es la existencia de un alto porcentaje de niños prematuros que padecen una hipoacusia de distinto grado. El prematuro de menos de 1500 g. y/o 32 semanas de Edad Gestacional está más expuesto a daño de la vía auditiva debido fundamentalmente a Infecciones congénitas (TORCH), ventilación mecánica por más de 48 horas, uso de medicamentos ototóxicos, iperbilirrubinemia y asfixia neonatal. Además el niño prematuro a nivel de maduración del sistema central necesita más tiempo para adquirir los procesos previos a la lecto-escritura (grafomotricidad, órganos bucofonatorios,etc.) 9 3. BIBLIOGRAFÍA: -Bueno Martín,M.; Espejo de la Fuente,B.; Rodríguez Díaz,F. y Toro Bueno,S.: “Niños y niñas con ceguera. Recomendaciones para la familia y la escuela”, Ed. Aljibe, Málaga 2000. -Checa Benito,F.J.; Marcos Robles,M.; Martín Andrade,P.; Núñez Blanco,M.A. y Vallés Arándiga,A.: “Aspectos evolutivos y educativos de la deficiencia visual”, ONCE, Dirección de Educación 1999. -Leonhardt,M.: “El bebé ciego. Primera atención. Un enfoque psicopedagógico”, Ed Masson/ONCE 1992. -Lucerga,R. y Gastón,E.: “En los zapatos de los niños ciegos. Guía de desarrollo de 0 a 3 años”. ONCE, colección Guías 2004. -Rosa,A. y Ochaita,E.: “Aspectos cognitivos del desarrollo cognitivo II”, MEC, Madrid 1988 -Rosa,A. y Ochaita,E.: “Psicología de la ceguera”, Alianza Psicología, Madrid 1993 10