El tratamiento del asma en adultos mayores precisa un enfoque integral. Autor: Fran Lowry Según un estudio presentado aquí en el Congreso Científico Anual de 2011 del American College of Allergy, Asthma & Immunology, la depresión, tanto la notificada por los propios pacientes como la identificada mediante una herramienta de detección validada, conlleva menos calidad de vida y un peor control del asma en adultos mayores. La autora principal, Dra. Jacqueline Ross, residente de segundo año en la University of Michigan, Ann Arbor, dijo: «El número de asmáticos en la población de edad mayor está aumentando y realmente necesitamos tomar en cuenta sus necesidades específicas». Explicó que en otros estudios se ha demostrado una interrelación entre la calidad de vida y el control del asma mediante medidas objetivas como el volumen espiratorio forzado en el primer segundo y el número de medicamentos utilizados; en este estudio, fue la depresión concomitante la que afectó a la calidad de vida». Dijo: «Podría ser que los adultos mayores tengan más síntomas cuando tienen depresión concomitante». En el estudio, la Dra. Ross y su equipo valoraron la calidad de vida de 70 participantes mayores de 65 años (mediad de edad: 73,2 años) a los que se había diagnosticado asma. La mayoría eran mujeres (77,1%) y la media de duración del asma era 29 años. Las medidas de la calidad de vida comprendieron el número de ataques de asma y el número de consultas médicas no programadas en los 12 meses previos, la depresión autonotificada, el índice de masa corporal y la confianza de los pacientes en el tratamiento de su asma. Observaron que las calificaciones de calidad de vida más bajas se asociaban en grado significativo a una mayor gravedad de la depresión en la escala del Depresión del Centro para Estudios Epidemiológicos (CESD8; p < 0,001), más ataques (p = 0,001) y más consultas médicas no programadas en los 12 meses previos (p = 0,031). Otros factores relacionados con menores calificaciones de la calidad de vida comprendieron género masculino (p = 0,021), menos confianza en poder autocontrolar el asma (p = 0,007) y un índice de masa corporal más elevado (p = 0,049). En el estudio también se determinó que las calificaciones más bajas en el cuestionario de control del asma (ACO7) se relacionaban con una gravedad creciente de la depresión en la escala CESD8 (p = 0,011), más ataques de asma en los 12 meses previos (p = 0,017), más consultas médicas no programadas en los 12 meses previos (p = 0,001), depresión autonotificada (p = 0,048) y hospitalizaciones repetidas en los 12 meses previos (p = 0,010). La Dra. Ross informó que no hubo ninguna correlación de los datos objetivos de la espirometría y la fracción de óxido nítrico exhalado con la calidad de vida o el control del asma. Dijo: «Al parecer es preciso un enfoque más integral en adultos mayores con asma. No sólo debiéramos tratar los aspectos físicos, también los aspectos psicológicos y sociales. Si tratamos todos estos de manera conjunta, tendremos más éxito para el control del asma y mejor calidad de vida en esta población creciente». La Dra. Chitra Dinakar, de la University of Missouri-Kansas City, Missouri, está de acuerdo. Dijo a Medscape Medical News: «Se ha comunicado la presentación de depresión en adolescentes y adultos jóvenes con asma y hay algunas pruebas que indican que puede tener relación con la falta de cumplimiento del tratamiento farmacológico y con opciones de tratamiento insatisfactorias». La interrelación entre la depresión y el asma podía conllevar más de una vía causal. Señaló que podría ser que una sensación de desesperanza mine el cumplimiento y otras conductas favorecedoras de la salud o que la depresión afecte directamente al asma al modificar el sistema inmunitario. Dijo: «Este estudio bien diseñado y muy interesante sirve para mostrar que incluso los adultos mayores con asma son vulnerables a la depresión concomitante y a una menor confianza en sí mismos, lo cual tiene una repercusión adversa en su control del asma. El abordar al paciente anciano como un todo, en vez de sólo analizar simplemente números o resultados de pruebas, puede traducirse en un mejor tratamiento del asma». La Dra. Ross ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. La Dra. Dinakar informa relaciones económicas con AstraZeneca y GlaxoSmithKline.