Depresión, antidepresivos y neurogénesis Está comprobado que el estrés intenso o crónico genera daños al cerebro. Estos efectos, que son particularmente pronunciados en el hipocampo, incluyen atrofia neuronal y neurotoxicidad. Si bien se ha propuesto que estas alteraciones se producen por la presencia de niveles elevados de glucocorticoides, es factible que también participen otros mecanismos. Las alteraciones generadas por el estrés en la función global y en la plasticidad de las neuronas del hipocampo, incluyen además alteraciones en la generación de células granulares de esa misma región. Los fenómenos de neurogénesis en la etapa adulta se han descrito principalmente en el giro dentado, sin embargo, también en la zona subventricular del ventrículo lateral se producen estos fenómenos. Esta zona en particular no es sensible ni a los efectos del estrés ni al de los fármacos psicoactivos. Se ha calculado que en un mes se generan nuevas neuronas en el giro dentado con una proporción que corresponde al 6% de la población celular total. Esta actividad se ha relacionado con los fenómenos de aprendizaje, en donde la relación es bidireccional: el aprender favorece a la neurogénesis y esta a su vez facilita a la primera. También hay suficiente evidencia que sustenta que los factores neurotróficos, en particular el derivado del cerebro (BDNF) y el factor de crecimiento vascular endotelial (VEGF), participan en la regulación de la neurogénesis hipocampal. Adicionalmente, al BDNF también se le han identificado efectos de tipo antidepresivo al menos en modelos animales. También en estos modelos se ha comprobado que el estrés psicológico reduce la proliferación de nuevas neuronas y disminuye la sobrevida de las que sí proliferan. El efecto de este estrés es prolongado si a los animales se les somete a él durante las primeras semanas de vida. Se sabe que un cierto número de antidepresivos producen una influencia positiva sobre los procesos de neurogénesis. Favorecen la proliferación y aumentan la sobrevida de las 1 células. Estos efectos también se ha comprobado con maniobras antidepresivas no farmacológicas, lo cual ha servido para postular la hipótesis neurogénica de la depresión la cual recientemente ha sido motivo de discusión y re análisis. La hipótesis se ha reforzado con algunos hallazgos clínicos que demuestran por medio de resonancia magnética que en ciertos pacientes con depresión mayor se reduce el volumen del hipocampo. La mayoría de los estudios al respecto encuentran una relación directa entre la magnitud de la reducción y el tiempo de evolución de la depresión, lo cual sugiere que la atrofia no es premórbida sino que es producto del tiempo de padecer la enfermedad. La atrofia se puede revertir con la administración de tratamientos antidepresivos. No obstante, esta hipótesis ha sido blanco de críticas y discusiones. Se considera que hay otros factores, además de la reducción de neuronas, que pueden producir la atrofia de esta estructura cerebral. Además, en algunos estudios básicos, cuando se bloquea experimentalmente a la neurogénesis, los animales no muestran conductas de tipo depresivo. Esto lleva a la conclusión de que la hipótesis requiere ser reevaluada y por lo pronto considerar que, la neurogénesis del giro dentado puede ser regulada por el estrés y los antidepresivos sólo bajo ciertas circunstancias que requieren ser definidas con mayor precisión. Por lo pronto habrá que esperar que aparezcan nuevos hallazgos que ubiquen con mayor claridad la participación de este efecto. (Carlos Berlanga) Bibliografía HANSON ND, OWENS MJ, NEMEROFF CB: Depression, antidepressants and neurogenesis: a critical reappraisal. Neuropsychopharmacol 36: 2589-2602, 2011. 2 Estado actual del tratamiento farmacológico de los trastornos del ánimo Los trastornos del ánimo (depresión mayor [DM] y trastorno bipolar [TB] entre los principales), corresponden a un amplio espectro de trastornos cerebrales de causas diversas que, ahora se sabe, se expresan de acuerdo a aspectos tales como la vulnerabilidad genética, el impacto de estrés ambiental, la disfuncionalidad de neurotransmisores, las alteraciones neuroplásticas y las alteraciones en la expresión de genes. No obstante, sus tratamientos (de uso aún en la actualidad) fueron descubiertos por casualidad y sus mecanismos de acción siguen sin estar claramente comprendidos. Por ello genera interés una reciente publicación que resume los conocimientos actuales sobre este tema y que propone cuál debe ser la dirección futura para mejorarlos. El artículo inicia con una revisión histórica sobre el desarrollo de los denominados medicamentos antimaniacos y los estabilizadores del ánimo. Se reconoce al litio como el primer fármaco utilizado con éxito para el tratamiento del TB sin embargo con el tiempo se ha demostrado que su eficacia no es similar en todos los casos ya que es menor en los subtipos de episodios mixtos, en los cicladores rápidos, en quienes han tenido múltiples episodios y en quienes tienen problemas adictivos agregados. El mecanismo preciso de su efecto farmacológico sigue sin comprenderse en su totalidad. Sin embargo se considera que lo más probable es que actúe modificando la acción de ciertas enzimas intracelulares como las inositol-fosfatasas y la glicógeno-sintasa-cinasa 3 beta (GSK3β). En una etapa posterior, los estudios preclínicos de kindling límbico sentaron las bases para el uso clínico antiepilépticos como opción de tratamiento para el TB. Tanto el valproato de sodio como la carbamacepina comprueban ser efectivos para el control de la manía y particularmente para los estados mixtos. A pesar de ser de una clase farmacológicamente diferente al litio, este grupo de compuestos afectan directa o indirectamente los mecanismos de señalización intracelular. Generar un efecto reductor del 3 inositol y reducen las concentraciones de ácido araquidónico cerebral. El problema es que todavía se desconoce cómo es que estos mecanismos se relacionan con el efecto anti maniaco. Por otra parte, bloquean los canales de sodio reduciendo así la excitabilidad neuronal lo cual explica su efecto antiepiléptico. Otro antiepiléptico que ha demostrado buen efecto anti maniaco y profiláctico pero no es muy utilizado es la fenitoína. No todos los antiepilépticos tienen efectos anti maniacos lo cual presupone que los mecanismos farmacológicos que controlan a la epilepsia y a la manía son claramente distintos. Particularmente, se ha demostrado que el valproato es un modulador de la neurotransmisión glutamatérgica y de la plasticidad sináptica. La lamotrigina es el otro antiepiléptico que ha demostrado eficacia para el control del TB. Se ha comprobado que tiene efecto antidepresivo moderado y un buen efecto profiláctico que reduce el riesgo de recurrencias hacia el polo depresivo. Además de bloquear a los canales de sodio, inhibe la liberación de glutamato, aumenta la expresión de receptores AMPA a nivel membranal e inhibe las corrientes postsinápticas que están reguladas por estos mismos receptores. Todos estos mecanismos regulan por consiguiente a la neurotransmisión glutamatérgica. Recientemente se descubrió que la lamotrigina también suprime las corrientes mediadas por los receptores nicotínicos α4 β2 localizados en neuronas de dopamina en el área ventral-tegmental. Esto implica por lo tanto que los ligandos de receptores de glutamato y de acetilcolina representan posibles blancos farmacológicos para el desarrollo de nuevos antidepresivos. Por lo que respecta a los antidepresivos, si bien han surgido nuevos en el curso de las últimas décadas, no han resultado ser más efectivos que los anteriores tricíclicos e inhibidores de la MAO (IMAOS). Los nuevos antidepresivos tienen una gama limitada de mecanismos de acción, lo cual explica el porqué las tasas de remisión sintomática de la depresión son aun muy bajas. A pesar de contar con medicamentos más seguros y mejor 4 tolerados para el tratamiento de la DM, la limitada remisión de síntomas y la persistente tendencia a la recurrencia hablan de que las intervenciones farmacológicas están aun lejos de ser las óptimas. Este nivel de ineficacia es todavía más claro en el manejo de las depresiones bipolares. Las dificultades para tratar a la depresión bipolar y el riesgo que implica el uso de antidepresivos en cuanto al viraje a la manía, nos hablan de que es muy probable que los mecanismos fisiopatológicos de estos trastornos vayan más allá de las simples alteraciones en los sistemas de neurotransmisión. Por otra parte, algunos de los antipsicóticos atípicos, tanto en monoterapia como en combinación, han mostrado eficacia para reducir los síntomas de la DM bipolar y para hacer responder a las depresiones resistentes. Entre estos la quetiapina es uno de los de más eficacia. El mecanismo farmacológico que les confiere estas propiedades es aún poco claro. Se sabe que estos fármacos bloquean también a los receptores de serotonina tipo 2 (5HT2), particularmente al 2Ay al 2C. Se ha propuesto que sus efectos antidepresivos se generan por esta acción sobre todo en los sistemas de neurotransmisión dopaminérgico y serotoninérgico prefrontales. Las limitaciones en el tratamiento de los trastornos del ánimo han llevado a la necesidad de buscar nuevas opciones terapéuticas que superen la reducida efectividad de estos. Estas nuevas posibilidades han surgido como promisorias a partir del avance en el conocimiento de los sistemas de neurotransmisión cerebral. Por ejemplo, a diferencia de lo que se conocía hasta hace poco, ahora se han identificado 13 tipos de receptores de serotonina y 5 de noradrenalina. Estos datos han encauzado la investigación hacia la búsqueda de modificar la actividad de algunos de ellos. Está búsqueda no siempre da resultados favorables. Por ejemplo, si bien se ha documentado la participación del receptor 5HT1A en la regulación del ánimo, no se ha podido encontrar que los agonistas parciales o totales de este receptor (con la excepción de la buspirona para la ansiedad) tengan un efecto antidepresivo clínicamente 5 suficiente. De hecho, se considera que el retardo en el tiempo de acción de los antidepresivos se debe a que se requiere que el auto-receptor 5HT1A presináptico, se desensibilice progresivamente. De esta forma, se ha intentado comprobar si el bloqueo de este receptor acelera el tiempo a la respuesta clínica. Si bien todavía no se han estudiado con la suficiente profundidad, se considera que los receptores 5HT1B y 5HT4 pueden ser blancos potenciales para los efectos antidepresivos. Se han probado en modelos animales agonistas selectivos del receptor 5HT4 y se piensa que dentro de poco pueda surgir un compuesto para probarlo clínicamente. Otro receptor recientemente involucrado en la génesis de la depresión es el 5HT7. En animales, el bloqueo o la inactivación de este receptor genera cambios conductuales interpretados como de tipo antidepresivo. El hecho de que algunos antipsicóticos (como amisulpride y lurazidona) tengan un potente efecto bloqueador del 5HT7, ha generado interés para estudiar más a fondo su posible eficacia antidepresiva. El incremento de la actividad de dopamina es otro campo de interés para buscar fármacos con efecto antidepresivo. Se encuentran en fase de desarrollo compuestos con efecto triple sobre serotonina, noradrenalina y dopamina, esperando que con ello se cuente con fármacos de mayor potencia terapéutica. También se han probado compuestos con activación directa sobre estos receptores; por ejemplo, el pramipexol, un antiparkinsónico con efecto agonista parcial sobre receptores D2/D3 ha demostrado tener, a dosis más bajas que las utilizadas en Parkinson, una eficacia antidepresiva al menos similar a la de la fluoxetina. La participación del glutamato en la DM se empezó a reconocer durante los últimos 10 años. Algunos estudios iniciales encontraron que ciertos sujetos deprimidos mostraban niveles elevados de glutamato en sangre periférica. Se postula que las señales nerviosas vía glutamato tienden a decrecer en los estados depresivos unipolares y a elevarse en los 6 bipolares. Esto implica que, si bien no se cuenta todavía con datos consistentes, es muy probable que el sistema del glutamato tenga cierta participación en la etiología de los trastornos del ánimo. Como ya se mencionó, algunos estabilizadores como el valproato y la lamotrigina tienen un efecto regulador sobre el glutamato. Algunos estudios recientes han encontrado asimismo que los fármacos con efecto modulador del glutamato tienen propiedades antidepresivas. Por ejemplo el riluzol, que es un agente de neuroprotección que se usa para el tratamiento de la esclerosis lateral amiotrófica, inhibe la liberación presináptica de glutamato. Hay datos preliminares que muestran que tiene efecto antidepresivo tanto en monoterapia como combinado con otros fármacos. El glutamato activa tres tipos de receptores ionotroficos: el de N-metil-D-aspartato (NMDA), el AMPA y el del ácido kaínico. La evidencia de que los receptores NMDA pueden ser blancos terapéuticos para la depresión se originó al demostrarse que la cicloserina, un agonista parcial del sitio de reconocimiento de glicina, tenía efectos antidepresivos. También hay evidencia de que la amantadina, un antagonista débil de este mismo receptor, tiene efectos antidepresivos. Sin embargo, la evidencia más clara proviene de los estudios efectuados con ketamina, un anestésico con propiedades antagonistas sobre el receptor NMDA. Varios estudios han demostrado que tiene efectos antidepresivos si bien estos son limitados en tiempo. Por sus otros efectos farmacológicos no se le considera todavía como una alternativa para cierto tipo de depresiones. No obstante, esta evidencia no está del todo sustentada ya que por ejemplo, la memantina que también es un antagonista de este receptor, no genera efectos antidepresivos de manera clara. Otro grupo de fármacos que también se han probado en cuanto a sus efectos antidepresivos son los moduladores de los receptores de la acetilcolina. La hipótesis colinérgica de la depresión apareció ya hace un buen tiempo y postula que en ciertas depresiones el tono 7 colinérgico sobrepasa al adrenérgico, generándose así los síntomas depresivos. Los datos iniciales se basaron en los estudios de reto farmacológico que demostraron que al inhibir a la enzima acetilcolinesterasa con fisiostigmina se producían síntomas depresivos. Sin embargo todavía no se han desarrollado fármacos con estas características que demuestren un buen efecto antidepresivo al modificar la actividad colinérgica. Hay algunos estudios preliminares que muestran que la escopolamina, un antagonista no selectivo de los receptores muscarínicos, tiene efectos antidepresivos. Por otra parte, el papel de los receptores nicotínicos en la depresión se ha reforzado recientemente con estudios hechos en sujetos fumadores. Los estudios epidemiológicos ya habían demostrado que los deprimidos tienen un mayor consumo de nicotina en comparación con la población no deprimida. Esto implica que el uso de tabaco puede ser una forma natural de reducir los síntomas de la depresión. El problema es que la participación de estos receptores en la etiología depresiva aún se desconoce en su totalidad. El artículo también aborda la participación del sueño y los ritmos circadianos en la regulación del ánimo y el tratamiento de sus trastornos. Se sabe que las alteraciones del sueño son parte de los síntomas fundamentales tanto de la depresión como de la manía. El reloj circadiano es un sistema biológico que determina los patrones de temporalidad de muchos procesos fisiológicos. Su estructura primaria se localiza en el núcleo supraquiasmático, donde recibe información desde la retina y de diversas hormonas, particularmente de la melatonina. Recientemente, algunos estudios genéticos en animales han demostrado que las variaciones en los genes que regulan los fenómenos circadianos participan en el desarrollo de algunas formas de trastornos del ánimo. Las irregularidades de los ritmos circadianos se reconocen como factores que contribuyen al desarrollo de la manía y la depresión, si bien también se considera que pueden corresponder a secuelas de 8 dichos trastornos. La aparición reciente de un fármaco que regula a los receptores de melatonina y que tiene efectos antidepresivos (la agomelatina) ha contribuido a demostrar la participación de los ritmos circadianos en estos trastornos. De igual manera se analiza la participación de los fenómenos de transducción de señales como posibles blancos terapéuticos. Ahora se reconoce que las modificaciones que los fármacos generan sobre los receptores de neurotransmisores inician una cadena de eventos intracelulares que implican la participación de moléculas que regulan la actividad neuronal y la expresión de los genes. Estos mecanismos se consideran por lo tanto como la vía final común del efecto de los estabilizadores de las condiciones anímicas. Ejemplifican estos aspectos con el tamoxifeno, un medicamento utilizado para el tratamiento del cáncer mamario. Este fármaco ha demostrado tener propiedades antidepresivas que se piensa, se derivan por el efecto inhibitorio que la sustancia ejerce sobre una enzima intracelular: la proteín-cinasa-C (PKC). Otro ejemplo al respecto es el de la ya mencionada enzima GSK3β. Se ha comprobado que esta enzima es el blanco terapéutico que explica muchos de los efectos que se producen con la administración de litio. La GSK3β particpa en la regulación de muchos aspectos de la función neural tales como la expresión de génes, la neurogénesis y la plasticidad sináptica entre otras más. También la acción de esta enzima se modifica por el efecto de otros fármacos como algunos antiepilépticos y antipsicóticos atípicos. Por consiguiente se le considera como un promisorio blanco terapéutico para el desarrollo de nuevos fármacos. El artículo finzliza haciendo un reucento de las direcciones futuras hacia donde deberá dirigirse la investigación sobre nuevos fármacos para el tratamiento de los trastornos del ánimo. Esta amplia revisión es, sin lugar a dudas, una excelente actualización sobre este tema. (María Sofía Vidal; Daniela Uribe) 9 Bibliografía XIAOHUA L, FRYE MA, SHELTON RC: Review of pharmacological treatment in mood disorders and future directions for drug development. Neuropsychopharmacol 37: 77-101, 2012. 10 La proteína DISC1 en el desarrollo de psicopatología La proteína denominada interrumpida en la esquizofrenia 1 (DISC1) tiene diversas funciones en los procesos del neurodesarrollo. Tanto sus formas comunes como sus variantes frecuentes y esporádicas pueden influir en los fenotipos psiquiátricos, si bien todavía no es claro cómo se da la relación mecánica con la enfermedad. Dos trabajos recientemente publicados aportan información sobre este tema. El doctor Tsai y su grupo de colaboradores examinaron el significado funcional de tres variantes frecuentes de la mencionada proteína (R264Q, L607F y S704C), y de una variante esporádica (A83V) las cuales fueron identificadas a partir de un grupo de sujetos voluntarios y de otro de pacientes con diversos trastornos psiquiátricos. Está establecido que la DISC1 se une a la enzima glicógeno-sintasa-cinasa 3β(GSK3 β) con lo que se activan los procesos de señalización intracelular a través de la vía del sistema protéico Wnt. Por medio de estudios in vitro, estos investigadores mostraron que con las variantes A83V y R264Q no era posible estimular los procesos de proliferación y transcripción que habitualmente se establecen con otras variantes en células de neuroblastoma murino. Comprobaron que la ausencia de tales efectos era debida a una reducción en la capacidad de unión a GSK3 β generada por dichas variantes. A partir de esta información se desprende entonces que la presencia de estas variantes puede incrementar el riesgo a desarrollar enfermedades psiquiátricas debido a que las alteraciones en la señalización mediada por el sistema Wnt induce cambios en el neurodesarrollo. También descubrieron que otra variante, la S704C, puede afectar al neurodesarrollo por medio de otra vía a través de la cual se limita el fenómeno de migración neuronal. En el segundo estudio Ming y sus colaboradores evaluaron la participación de la DISC1 en el proceso de desarrollo de las neuronas, enfocándose particularmente en conocer cómo se 11 daba la participación de dos proteínas que ya se habían implicado previamente en este proceso: la proteína NDEL1 (relacionada a la distribución nuclear) y la FEZ1 relacionada a los fenómenos de fasciculación y de elongación. Por medio de diversos experimentos mostraron que al eliminar genéticamente (knock-down) la expresión de FEZ1 en el giro dentado se aceleraba el crecimiento dendrítico y se incrementaba el tamaño del soma en neuronas de aparición reciente. Adicionalmente, con la eliminación simultánea de DISC1 y de FEZ1 se aceleraban los procesos de crecimiento dendrítico, lo que sugería que en las nuevas neuronas, ambas proteínas participan favoreciendo el desarrollo de las dendritas. En contraste, la eliminación de la expresión de NDEL1 provocó la formación de dendritas ectópicas en las células granuladas y la ubicación anormal de estas células en las diferentes capas de dichas células. Por consiguiente, estos estudios sugieren que existe la presencia de diferentes vías en las que ciertas variantes de la DISC1 pueden afectar los procesos de neurodesarrollo e incrementar la susceptibilidad al desarrollo de ciertos fenómenos psicopatológicos como por ejemplo, la esquizofrenia. De hecho los mismos autores del último trabajo llevaron a cabo un estudio genético de asociación de FEZ1 en pacientes con esquizofrenia, en el que encontraron una asociación epistatica entre un polimorfismo de FEZ1 y el alelo que codifica a S704C DISC1. Esto muestra que el polimorfismo de DISC1 y sus genes asociados pueden actuar en combinación e incrementar el riesgo de la enfermedad. Estos trabajos añaden indudablemente conocimientos al estudio de las bases neurobiológicas de estos padecimientos. (Rafael López Sánchez) Bibliografía SINGH KK, DE RIENZO G, DRANE L y cols:. Common DISC1 polimorphism disrupt Wnt /GSK 3 β signaling and brain development. Neuron 72: 545-552, 2011. 12 KANG E, BURDICK KE, KIM JY y cols: Interaction between FEZ1 andDISC1 in regulation of neuronal develoment and risk for schizophrenia. Neuron 72: 559-571, 2011. 13 Escala para valorar el riesgo suicida Para establecer estrategias de prevención de suicidio se requiere conocer la frecuencia y gravedad de esta conducta, así como de la identificación de sus factores de riesgo y de protección. La recolección de datos para sustentar estos objetivos deben emplear instrumentos de evaluación debidamente validados y confiables que permitan efectuar comparaciones tanto a nivel local como nacional e internacional. Los estudios enfocados a determinar los factores de riesgo para predecir la conducta suicida, sugieren en forma consistente que la ideación suicida y la historia de intentos previos de suicidio son los elementos que predicen con más precisión a los nuevos intentos. Está claramente documentado que en la práctica clínica rutinaria el utilizar evaluaciones estructuradas de ideación y conducta suicida mejora notablemente la identificación de sujetos con riesgo elevado. No obstante, aún en la actualidad no existe en este campo una medida estandarizada que pueda evaluar adecuadamente tanto la ideación como la conducta de suicidio. Con el fin de resolver inconsistencias de nomenclatura y de impacto en la identificación acuciosa de este fenómeno, un grupo de investigadores de las universidades de Columbia, Pennsylvania y Pittsburgh en los Estados Unidos, desarrollaron una escala de valoración de gravedad del suicidio (Columbia Suicide Severity Rating Scale [C-SSRS] ). Los reactivos para evaluar la gravedad de la ideación (por ejemplo, la presencia de un plan o método específico) y la intensidad de la idea (por ejemplo, frecuencia y duración) se basaron en los factores de predicción de intentos y de suicidios consumados identificados en otros estudios. La escala C-XXRS usa distintos periodos de evaluación dependiendo en las necesidades particulares del escenario en donde se aplique (clínico o de investigación). Para evaluar el periodo “a lo largo de la vida”, se considera el peor momento de ideación que el sujeto haya tenido lo cual, a decir de ellos y en comparación con el grado de ideación 14 actual, es el predictor más potente de intentos subsecuentes. La validez de este instrumento, relativa a otras medidas de ideación suicida y de conducta, así como la consistencia interna de su intensidad, se valoraron en tres estudios multicéntricos: uno de adolescentes con intentos suicidas (n = 124), otro de eficacia de medicación en adolescentes deprimidos (N = 312) y en un estudio de adultos que recibieron atención en un servicio de urgencias por causas psiquiátricas (n = 237). La escala C-SSRS demostró un buen nivel de validez tanto convergente como divergente con otras escalas de ideación y de conducta suicida. También, comparada con otra escala y con un grupo de evaluadores independientes, demostró una alta sensibilidad y especificidad para clasificar a la conducta suicida. Tanto la subescala de ideación como de conducta fueron sensibles a cambios a lo largo del tiempo. La subescala que valoró intensidad de la ideación demostró una consistencia interna de moderada a fuerte. En el estudio de adolescentes con intento, la peor ideación suicida a lo largo de la vida predijo con un buen nivel de exactitud los intentos que se presentaron a lo largo del seguimiento de los pacientes. Esto fue claramente contrastado con otra escala de ideación suicida la cual no fue suficientemente predictiva. Estos datos llevan a los autores a considerar que esta escala es adecuada para valorar la ideación y la conducta suicida en el ámbito clínico y de investigación. Habrá que esperar si estos hallazgos se reproducen en otros centros y sobre todo, en diversas áreas geográficas y culturales. (Margarita Horta ) Bibliografía POSNER K, BROWN GK, STANLEY B y cols_ The Columbia-Suicide Severity Rating Scale: initial validity and internal consistency. Findings from three multisite studies with adolescents and adults. Am J Psychiatry 168: 1266-1277, 2011. 15 Eficacia de la terapia cognitiva-conductual en la depresión En este trabajo los autores valoraron la calidad metodológica de los ensayos clínicos controlados que incluyeron a la terapia cognitivo conductual como opción terapéutica para el manejo de la depresión mayor. Para ello aplicaron una escala de medición específicamente desarrollada con este fin, para determinar y comparar la calidad de las maniobras. Las comparaciones de esta modalidad terapéutica las hicieron con otros ensayos que utilizaron terapia psicodinámica. Su hipótesis fue que las terapias cognitivo conductuales tendrían, comparativamente, más calidad en su implementación para el logro de los resultados. Finalmente determinaron examinar la relación entre calidad y resultados globales de la intervención cognitiva para reducir las manifestaciones sintomáticas. La prueba t de muestras independientes se utilizó para comparar el promedio de la calificación total de la calidad de las intervenciones. Incluyeron un total de 120 ensayos, aplicando un cierto número de criterios de inclusión para poder considerarlos aptos para el análisis. Con un proceso de meta-regresión examinaron la relación entre la calidad de las intervenciones y el tamaño del efecto de los resultados en los ensayos que utilizaron la terapia cognitivo conductual. De los 120 ensayos clínicos incluidos en el análisis se obtuvo un promedio en la calificación de la escala de calidad de intervención de 25.7 puntos, lo cual hace que se ubiquen en un rango bajo en cuanto a la adecuación de la calidad. Contrario a su predicción, no encontraron diferencias significativas en cuanto a calidad global entre los ensayos con terapia cognitivo conductual y los que utilizaron terapia psicodinámica. Cuando hicieron las valoraciones con todos los parámetros accesibles con la terapia cognitivo conductual, la baja calidad se relacionó tanto con tamaños de efecto más grandes 16 y con mayores tamaños de efecto de variabilidad. Sus resultados los hacen concluir que en promedio, los ensayos clínicos controlados con terapia cognitivo conductual para el tratamiento de la depresión, no difieren de manera significativa en cuanto a calidad con las terapias psicodinámicas. En las terapias cognitivo conductuales, la baja calidad parece reducir la confiabilidad y validez de los resultados de los ensayos. Esto por lo tanto implica que cuando se analizan los datos provenientes de este tipo de estudios, es muy importante identificar la calidad de las intervenciones para definir si realmente están generando resultados favorables. También aportan información que deberá tomarse en cuenta cuando se diseñen nuevos estudios clínicos que utilicen este tipo de intervenciones terapéuticas. (Mónica del Rio) Bibliografía THOMA NC, MCKAY D, GERBER AJ y cols: A quality-based review of randomized controlled trials of cognitive-behavioral therapy for depression: an assessment and metaregression. Am J Psychiatry 169: 22-30, 2012. 17