SFHVOEBFUBQBt"×P Martes 2 de agosto de 2016 Nº 608 EMPRESAS Apuntes urgentes para Ley General de Sociedades ESPECIAL - SEGUNDA PARTE Pág. 2 REGULACIÓN NECESARIA. Apuntes para el avance del derecho procesal societario. J. María Elena Guerra Cerrón Pág. 3 DINÁMICA COMERCIAL. Los contratos asociativos en la Ley General de Sociedades. Alonso Morales Acosta Pág. 4-5 INTERÉS COLECTIVO. Las empresas B, un nuevo modelo de sociedades con un impacto social y ambiental positivo. Oswaldo Hundskopf Exebio Pág. 6-7 UNIFICACIÓN EN DEBATE. El sistema de validez de actos societarios, de acuerdo con la reciente experiencia argentina. Rafael Artieda Aramburú Pág. 8 EL OFFSHORE. Las empresas de papel y la necesidad de un auténtico derecho empresarial en el país. Daniel Echaíz Moreno 2 suplemento de análisis legal ESPECIAL Martes 2 de agosto de 2016 ASPECTOS PROCESALES POR TOMAR EN CUENTA Urge revisar ley societaria EL DERECHO SOCIETARIO, COMO RAMA DEL DERECHO COMERCIAL, ES UN ORDENAMIENTO ESPECIAL. SI FUERA EXCEPCIONAL, TENDRÍA QUE NEGARSE LA AUTONOMÍA DEL DERECHO COMERCIAL. J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN Miembro del Instituto Peruano de Derecho Mercantil. Máster en Derecho Empresarial y doctora en Derecho. E n 1997, Enrique Normand Sparks, presidente de la comisión que elaboró el proyecto de la Ley General de Sociedades (LGS), explicó que como desde 1993 se cuenta con un nuevo Código Procesal Civil (CPC), en el proyecto de la ley se ordenaron los aspectos procesales de acuerdo con los nuevos términos y esencia de las instituciones procesales. Esta adaptación no fue considerada suficiente e incluso se señaló que el trabajo de la comisión en materia procesal fue incompleto, y que no habría una propuesta adecuada para alcanzar la finalidad de tutela de las sociedades. En este contexto, Oswaldo Hundskopf considera que es conveniente revisar los aspectos procesales de la LGS, pues, a criterio de los principales expertos en derecho procesal civil, no hay una adecuada coordinación y regulación de las diferentes instituciones procesales en materia societaria. (1) A 19 años de la vigencia de la LGS sin duda es necesaria una revisión integral y actualización de la misma, pero no debe pensarse que este trabajo se debe hacer con el prisma del derecho civil y del derecho procesal civil, puesto que el derecho comercial y el derecho societario son disciplinas especiales y autónomas en cuanto al objeto de estudio y regulación, que los distingue de las disposiciones comunes. Marco jurídico especial El derecho societario, como rama del derecho comercial, es un ordenamiento especial. Si fuera excepcional, tendría que negarse la autonomía del derecho comercial, y afirmarse que está subordinado al derecho civil; se aceptaría que solo en casos singulares se produce un apartamiento de las disposiciones comunes (cuando se regula a los comerciantes y empresarios), y en caso de vacíos, resultarían de aplicación los principios, reglas e instituciones del derecho civil. El derecho societario tiene como objeto de estudio y regulación a las sociedades, desde su jurídica cualquier forma cautelar, siempre que se cumplan con los presupuestos cautelares y requisitos. QMientras que cualquier accionista puede impugnar un acuerdo societario, para obtener tutela cautelar requiere tener una representación de acciones de más del 20% del capital suscrito. Juan Monroy Gálvez ha señalado que si lo que se pretende es evitar un uso abusivo del derecho y perjudicar a la sociedad, ello se puede evitar con la imposición efectiva de multas. constitución hasta su extinción. Sus fuentes históricas son los usos, costumbres y prácticas; tiene su propio lenguaje técnico, sus categorías e instituciones, incluso toma prestado categorías económicas como la empresa; y al no tener normas de desarrollo se complementa con el derecho registral; lo que lleva a determinar la existencia de una metodología propia. Esta especialidad justifica el establecimiento de categorías distintas al derecho civil, como el sistema de validez de acuerdos societarios y el instituto de la impugnación. Esta distinción entre especialidad y excepcionalidad tiene por objeto fundamentar la autonomía en la interpretación y aplicación de las disposiciones societarias y comerciales, y por ello reconoce junto al derecho societario la existencia de un derecho procesal societario. Lo señalado no busca desconocer la importancia del Derecho Civil, sino precisar que tan autónomo conceptualmente es el derecho civil como lo son el derecho comercial y el derecho societario. Subyacen al derecho societario el principio no sancionador y el de conservación. Así, la idea de la comisión no era incorporar un marco procesal rígido, sino solo aquellas categorías y reglas procesales coherentes con el objeto societario. Por ahora, comentaremos solo algunos aspectos: QHoy la constitucionalización de los derechos se ha impuesto y hay un efecto inter privatos, por lo que se exige la garantía del debido proceso corporativo, más allá de lo que establezcan el pacto social y estatuto. QEn la LGS debe incorporarse un Título Preliminar con fuentes, principios societarios y reglas básicas. Anteriormente, ya se ha elaborado esta propuesta.(2) QPrevia revisión de las vías procedimentales para confirmar que son adecuadas, podrían sistematizarse en un anexo para facilitar la lectura e identificación de la vía. QEl artículo 144 contiene una limitación a la sucesión procesal (artículo 108 del CPC). Si el derecho discutido afecta al socio que ha adquirido las acciones, es indiscutible que el interés para obrar estaría acreditado, por lo tanto, debería superarse esta restricción. QEs necesario evaluar la conveniencia de contar con un reglamento de la LGS o normas generales de desarrollo a fin que de tener orientaciones normativas complementarias. La revisión integral deberá ser realizada escuchando la opinión de la magistratura, no solo comercial, sino también civil y de familia, entre otras; de los registradores; de los actores involucrados con la actividad empresarial, de las universidades y de la comunidad jurídica en general. Z QEn el artículo 22 puede señalarse que constituye título ejecutivo el dividendo pasivo. QSi bien solo se hace mención a las medidas cautelares en los artículos 110, 145, 147, 219 y 292, puede declararse en el Título Preliminar que la tutela cautelar es general, puede pedirse en cualquier supuesto por persona legitimada Director (e): Félix Alberto Paz Quiroz | Editora: María Avalos Cisneros | Jefe de Edición Gráfica: Daniel Chang Llerena| Coordinador: Paul Herrera Guerra | Jefe de diagramación: Julio Rivadeneyra Usurín | Diagramación: Vanessa Quiroz Rodríguez [1] HUNDSKOPF EXEBIO, Oswaldo, “Reflexiones sobre la Ley General de Sociedades, a los diez años de su vigencia” en Actualidad Jurídica, tomo 171, Gaceta Jurídica, Lima, febrero 2008, p. 290. [2] GUERRA CERRON, María Elena, “En defensa del título preliminar”, Ley General de Sociedades, JURIDICA Nº 556, 23/06/2015, pp. 4/5. Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad de los autores. Sugerencias y comentarios: mavalos@editoraperu.com.pe Jurídica es una publicación de El Peruano 2008 © Todos los derechos reservados ESPECIAL Martes 2 de agosto de 2016 3 suplemento de análisis legal UBICACIÓN DE UN MARCO NORMATIVO Los contratos asociativos ALONSO MORALES ACOSTA Miembro del Instituto Peruano de Derecho Mercantil. Socio del Estudio de Abogados Torres y Torres Lara & Asociados. Catedrático universitario. L a dinámica del comercio, la utilidad práctica y las ventajas de los contratos asociativos han generado que estos se conviertan en instrumentos de uso frecuente en la actividad empresarial. Existen muchos negocios de corto plazo que se logran materializar en la medida en que empresas o personas se asocian para desarrollarlos, ya sea para explotar de manera más eficiente los recursos comunes; o para complementar o generar sinergias de recursos de capital, experiencia o conocimientos. La práctica ha demostrado que se puede desarrollar un negocio común con la misma confianza y cooperación que aquella que muestran los miembros de una sociedad. Es decir, con un affectio societatis similar, sin necesidad de inscribir y conferir personalidad jurídica a una sociedad. Si apreciamos la función económica que cumple una sociedad en comandita, que integra a los que aportan capital con los que aportan la gestión de un negocio, encontraremos que su función económica queda cubierta perfectamente por una asociación en participación. Si nos detenemos en la función económica de una sociedad colectiva, que en general asocia a varios empresarios o gestores de negocios, observaremos que esta se encuentra servida por un contrato de consorcio para explotar negocios, también conocido por la legislación argentina como Unión Transitoria de Empresa (UTE) (1); y, si uno observa incluso a una sociedad cooperativa de usuarios encontrará que su función económica está suplida por un consorcio de cooperación. Características Estos contratos asociativos están regulados por el Libro Quinto de la Ley General de Sociedades -Ley Nº 26887, que los define como aquellos que crean y regulan las relaciones de participación e integración en negocios o empresas determi- nadas, en interés común de los intervinientes. El contrato asociativo no genera una persona jurídica, debe constar por escrito y no está sujeto a inscripción en el registro, manifestándose mediante la asociación en participación y el consorcio. A las partes celebrantes de los contratos asociativos les basta regular el acuerdo sobre los aspectos esenciales de su asociación transitoria, tales como mecanismos para tomar decisiones, modalidades de contribuciones, porcentaje de participación de cada uno, manejo de la cuenta común (si la hubiera), distribución de los gastos y beneficios al concluir o resolver el contrato, entre otros. Es decir, elementos básicos de una asociación no inscrita, la cual solo requiere una formalidad mínima: un documento escrito, no exigiéndose que se eleve a escritura pública o su inscripción ante los Registros Públicos. Estos contratos son plurilaterales de prestaciones autónomas, por ello surgen las siguientes interrogantes: ¿Qué normativa sería la más adecuada para regular los contratos asociativos? ¿El Código Civil o la Ley General de Sociedades? Si uno sigue la naturaleza jurídica de las instituciones, resultaría lógico que todos los contratos típicos o nominados estén regulados en el Código Civil. En tal sentido, se tendría en la parte especial no solo contratos de cambio –de prestaciones recíprocas–, sino también contratos asociativos –de prestaciones autónomas–. Esta sería una forma de organizar los contratos bastante lógica como disciplina jurídica, pero ello no impide darles otro orden y clasificarlos u ordenarlos junto con figuras especiales afines (como los contratos de sociedad), dentro de los cuales se pueden hallar normas susceptibles de interpretación extensiva o analógica. Esta es la situación actual por la cual los contratos asociativos están comprendidos en la Ley General de Sociedades (LGS). La inclusión de los contratos asociativos en esta ley obedeció a dos situaciones: la tradición legislativa, por cuanto se encontraban contenidos en la Ley de Sociedades Mercantiles –Ley N° 16123 de 1966– la cual reguló el contrato de asociación en participación; y, a la afinidad que gran parte de la doctrina le reconoce con las sociedades. En buena cuenta, las sociedades se originan de un acuerdo de voluntades, que, aunque la ley lo llame “pacto social” tiene la naturaleza de un contrato asociativo, solo que se diferencian de este, por su vocación de permanencia.◗ Alternativas para la regulación Si se trata de ubicar los contratos asociativos con otros contratos mercantiles, se podría considerar como alternativa que sean incluidos en la tantas veces esperada Ley Marco del Empresariado, pues este marco normativo pretende reunir a las instituciones empresariales, de tal manera que sean aplicables a cualquier persona natural o jurídica que realice actividad empresarial, sin importar la modalidad adoptada, por lo que se lograría la unificación y especialización de este tipo de normas, las cuales están dispersas en nuestro ordenamiento. En conclusión, la Ley Marco del Empresariado –si dicha ley se diera– o su continuidad en la LGS serían las mejores opciones para la regulación de los contratos asociativos. [1] Ley de Sociedades Comerciales-Ley No. 22903 “Artículo 377 – Caracterización. Las sociedades constituidas en la República y los empresarios individuales domiciliados en ella podrán, mediante un contrato de unión transitoria, reunirse para el desarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro concreto, dentro o fuera del territorio de la República. Podrán desarrollar o ejecutar las obras y servicios complementarios y accesorios al objeto principal.Las sociedades constituidas en el extranjero podrán participar en tales acuerdos previo cumplimiento del artículo 118, (tercer párrafo). No constituyen sociedades ni son sujetos de derecho. Los contratos, derechos y obligaciones vinculados con su actividad se rigen por lo dispuesto en el artículo 379”. 4-5 suplemento de análisis legal Martes 2 de agosto de 2016 NUEVO MODELO DE SOCIEDADES CON MAYORES ESTÁNDARES AMBIENTALES, SOCIALES Y DE TRANSPARENCIA Impacto de las Empresas B OSWALDO HUNDSKOPF EXEBIO Miembro del Instituto Peruano de Derecho Mercantil. Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima. E l 14 de junio del año en curso fui convocado por Jorge Caillaux y Baltazar Caravedo a una reunión que considero muy importante, a la que asistieron Fernando Cantuarias y Cecilia O´Neill, máximas autoridades de la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico, con el propósito de informarnos acerca de las conclusiones de un evento llevado a cabo en Buenos Aires, Argentina, en el que se reunieron especialistas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, Perú, y el profesor William Clark, abogado de EE. U.U., quien fue el que redactó el primer modelo base, para la legislación de las Benefits Corporation (Empresas B, debiendo precisar que la B hace referencia a beneficios) y para hacernos entrega de un importante material documentario, así como un ejemplar del “Manual para Empresas B, negocios como fuerza positiva para mejorar el mundo” cuyo autor es el profesor norteamericano Ryan Honeyman. Se nos informó que como producto del mencionado encuentro se creó la Comunidad Jurídica Global B, y se adoptó la decisión de crear grupos de trabajo en cada país, acordándose, además, reconocer desde ahora como Empresas B a las que ya están certificadas por B LAB (Certified B Corp en inglés) que es una organización sin fines de lucro que corrobora que estas empresas cumplen con rigurosos estándares de desempeño, rendición de cuentas y transparencia social y ambiental; y como Sociedades B, al tipo legal que en cada país se defina como empresas que reúnen los elementos esenciales que las caracterizan que son el bienestar de las personas, las contribuciones para mejorar la sociedad, y el respeto al medioambiente. Tarea compleja Si bien es incuestionable la importancia en el mundo de las Empresas B, en el sentido que redefinen el éxito de los negocios, pues buscan una prosperidad compartida y duradera para todas las partes interesadas, convirtiendo el concepto tradicional de maximizar la riqueza para los accionistas, en objetivos tangibles y medibles para todos los involucrados en este tipo de empresas, gracias a la fijación de estándares externos, creíbles, amplios e independientes que permitan evaluar el desempeño social de los negocios, dependerá de cada país la admisibilidad y actuación de este tipo de empresas. Esto estará supeditado a un estudio completo de la legislación aplicable en cada país, a efectos de determinar si es necesario realizar cambios específicos en la normativa pertinente, ya sea para regular un nuevo tipo legal, o incorporar la ampliación del objeto social, sin dejar de lado el ánimo de lucro, permitiendo que sus actividades impacten favorablemente en lo social y lo ambiental, o para aprobar una ley especial que sea la que los regule de manera exclusiva. En nuestro país, si bien contamos con una ley so- Por el hecho de estar certificadas como Empresas B, estas consideran que el capitalismo tiene que evolucionar del modelo del siglo XX, el cual hacía un fuerte hincapié en las ganancias a corto plazo para los accionistas, al modelo del siglo XXI, que crea una prosperidad compartida y duradera para todas las partes interesadas (lo que incluye a los trabajadores, los proveedores, la comunidad, el entorno y los accionistas). Definición En general, se considera que las Empresas B aceleran la actual tendencia creando, utilizando y promocionando nuevas estructuras legales que apunten a crear valor para todas las partes interesadas, así como estándares externos sobre desempeño social y ambiental que sean transparentes, creíbles, amplios e independientes, para así crear un mercado más eficiente y efectivo. En ese orden de ideas, las Empresas B son importantes porque configuran un movimiento mundial que busca redefinir el concepto cietaria vigente desde el 1 de enero de 1998 (Ley N° 26887) esta se encuentra en proceso de revisión por el Grupo Especial de Trabajo creado por RM Nº0182-2014 del 8 de agosto del 2014 y, por lo tanto, habría que hacer dentro del seno de dicho grupo un estudio integral del tema o bien para incorporar los artículos pertinentes que regulen este tipo de empresas adicionándoles los párrafos necesarios o en su caso considerar en el nuevo proyecto un capítulo especial, para regular un tipo o forma societaria autónoma con disyuntiva que considero no será difícil de resolverse. de éxito en los negocios, para que la sociedad pueda gozar de una prosperidad compartida y más duradera. Como resultados logrados hasta la fecha, se puede sostener que a través de ellas se ha progresado en la disminución de la pobreza, en la construcción de comunidades más sólidas, en la creación de buenos lugares de trabajo y en la restauración del medioambiente para las próximas generaciones. Estas empresas actúan con el fin de alcanzar un objeto social ampliado o propósito especial incluido en sus estatutos, así como con la expresa regulación de los deberes de los administradores, quienes deberán integrar en sus decisiones el equilibrio de los intereses a mediano y largo plazo de los diferentes stakeholders vinculados al negocio en la toma de decisiones, comprendiéndose entre estos a los accionistas, empleados, consumidores, a la comunidad donde opera la empresa y sus subsidiarias, y al medioambiente local y global. Conforme a lo expresado por el profesor Honeyman, las Empresas B constituyen una nueva forma legal de empresa, donde los accionistas amplían el mandato fiduciario para incluir en este los intereses de la sociedad y de la naturaleza, con el mismo nivel de importancia que las utilidades, comprometiéndose a actuar con los mayores estándares ambientales, sociales y de transparencia. Bajo su propia experiencia, constató que cuando se empezó a transmitir a sus trabajadores lo que significaba ser una Empresa B, muchos de ellos se alegraron de estar trabajando en una empresa que estuviera dando un giro, de pasar de ser una compañía tradicional a una con objetivos que van más allá de solo buscar una rentabilidad económica para sus accionistas, pues consideran una oportunidad significativa desarrollar un trabajo con sentido y trascendencia para la sociedad, y que las empresas compitan no solo para ser las mejores del mundo, sino también para ser las mejores para el mundo. Trascendencia mundial Según un reporte actualizado, existen en el mundo más de 1,400 empresas certificadas como Empresas B distribuidas en 42 paí- ESPECIAL LAS EMPRESAS B SON IMPORTANTES PORQUE CONFIGURAN UN MOVIMIENTO MUNDIAL QUE BUSCA REDEFINIR EL CONCEPTO DE ÉXITO EN LOS NEGOCIOS, PARA QUE LA SOCIEDAD PUEDA GOZAR DE UNA PROSPERIDAD COMPARTIDA Y MÁS DURADERA. ses dedicadas a 130 actividades diferentes (el 13% de estas están en América Latina), abarcando desde empresas multinacionales hasta pequeños negocios, las que están consideradas como una de las innovaciones económicas más trascendentes de la última década, pues llevan inherentes una responsabilidad social corporativa, habiendo logrado que sus accionistas amplíen la misión y visión de sus negocios, incluyendo el objetivo de lograr un impacto social y ambiental positivo, concreto y medible, en función a estándares internacionales. Este tipo de empresas supera el paradigma tradicional de la búsqueda exclusiva de la rentabilidad, y representa un inmenso potencial para cambiar la sociedad en que vivimos, para hacerla más humana, más acorde con el bienestar de sus ciudadanos y más consecuente con los desafíos globales. Según se nos informó en dicha reunión, los más importantes investigadores y líderes económicos consideran que el movimiento de las Empresas B representa una de las cla- ves para construir la nueva economía, cuyo éxito se debe medir por el triple impacto que hemos mencionado anteriormente, es decir, el bienestar de las personas, la contribución para mejorar la sociedad y el respeto al medioambiente. Asimismo, se nos manifestó que en la Corporación Andina de Fomento (CAF) (banco de desarrollo de América Latina) se está impulsando la creación de los marcos legales nacionales que faciliten la proliferación y asentamiento de las Empresas B, plan dentro del cual se ha comprendido a nuestro país. Sociedades BIC Entre el material que se nos entregó en esa reunión, recibimos la propuesta legislativa que recientemente se ha presentado en Colombia para regular este tipo de sociedades, y que, según el mencionado proyecto, se llamarían Sociedades BIC, es decir, sociedades de beneficio e interés colectivo, definiéndolas como aquellas sociedades constituidas válidamente, que además de actuar en beneficio e interés de sus accionistas, actúan en beneficio e in- terés de la colectividad y del medioambiente, debiendo incluir su objeto social, además de uno o más actos de comercio, actividades de beneficio e interés colectivo, las cuales se entienden para efectos de la ley como cualquier impacto material positivo o reducción de algún efecto negativo en la comunidad y el medioambiente, medido en relación con un estándar independiente relacionado con el objeto social de la empresa. En la mencionada propuesta, también se establece que además de los deberes previstos en las normas generales para los administradores de sociedades en el ejercicio de sus funciones, deberán atender no solo el interés de la sociedad y de sus socios o accionistas, sino también el beneficio o interés colectivo que se haya definido en sus estatutos sociales, estableciendo además que solo los accionistas de la sociedad podrán demandar judicialmente a los administradores de la sociedad BIC el cumplimiento de los deberes en relación con las actividades de beneficio e interés colectivo. Sobre este tipo de sociedades, asimismo, recibimos el proyecto presentado en Argentina, según el cual pueden ser sociedades BIC las sociedades constituidas conforme a cualesquiera de los tipos previstos en la Ley General de Sociedades, en que los socios además de obligarse a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes o servicios, a participar de los beneficios y a soportar las pérdidas, se obliguen a generar un impacto positivo social y ambiental en la comunidad, debiendo especificar en forma precisa y determinada cuál es este impacto susceptible de ser verificado, y que se obligan a generar. Se ha podido, igualmente, revisar el proyecto de ley que viene siendo discutido en Chile y en el que se denomina a este tipo de sociedades como Empresas con Propósito Social (EPS), no habiéndose determinado aún en dicho país si es necesario crear un nuevo tipo societario o si es posible utilizar los tipos ya existentes en su normativa vigente, estableciéndose además elementos y requisitos especiales que deben reunir este tipo de empresas.◗ 6 suplemento de análisis legal ESPECIAL Martes 2 de agosto de 2016 UNIFICACIÓN O ESPECIALIDAD A PROPÓSITO DE LA EXPERIENCIA ARGENTINA Validez de actos societarios RAFAEL ARTIEDA ARAMBURÚ Miembro del Instituto Peruano de Derecho Mercantil. Docente de Derecho Societario en la Universidad de Lima. C on fecha 8 de agosto de 2014 se publicó en el Boletín Oficial del Congreso argentino la Ley 26.994, por la cual se aprobó el Código Civil y Comercial de la Nación (Código Unificado), vigente a partir del 1 de agosto de 2015, reemplazando al Código Civil de 1869 (conocido como el Código Vélez) y al Código de 1862. La Ley 19.550 de sociedades comerciales se mantiene vigente, aunque con importantes modificaciones. El Código Unificado tuvo su origen en el Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación, elaborado por la comisión presidida por el doctor Ricardo Luis Lorenzetti e integrada por las doctoras Elena Highton y Aida Kemelmajer de Carlucci. Sus autores señalan en los fundamentos del proyecto (1): “La regulación de las personas jurídicas en la parte general de un código civil y comercial unificado se circunscribe a la finalidad de establecer un sistema también general, aplicable a todas las personas jurídicas. Sin embargo, esta puridad dogmática debe ceder a la conveniencia de incorporar las regulaciones de las asociaciones civiles, las simples asociaciones y también las fundaciones. Se establecen en esta parte los ejes de un sistema general de la persona jurídica y de otros propios de una parte general sobre personas jurídicas privadas. Se incluye la definición de la persona jurídica y cómo se atribuye la personalidad y el claro principio de separación o de la personalidad diferenciada con respecto a la de los miembros de la persona jurídica”. Normativa El artículo 141 del Código Unificado define las personas jurídicas como “…los entes a los cuales el ordenamiento les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación”. El artículo 142 del mismo código hace referencia al inicio de la existencia de la persona jurídica privada, estableciendo que esta tiene lugar desde su constitución, excepto en los casos de personas jurídicas que requieran autorización estatal para funcionar. Asimismo, el artículo 143 del Código Unificado establece el principio de Principales conclusiones La posible unificación del sistema de determinación de validez de acuerdos societarios no resultaría beneficiosa en el caso peruano, por lo siguiente: i) La especialización del derecho societario en materia de validez de acuerdos societarios. El sistema actual, que reconoce y atiende a la naturaleza especial de los acuerdos societarios al fijar los requisitos y formalidades para su validez, así como las consecuencias jurídicas de su incumplimiento, funciona adecuadamente en líneas generales, conforme a las disposiciones especiales contenidas para el efecto en la LGS y el estatuto de cada sociedad, siendo de aplicación supletoria las normas sobre validez de acto jurídico del Código Civil. ii) El arraigo del sistema actual. Por la especialización, en las últimas décadas los operadores jurídicos vinculados con el quehacer societario han desarrollado conocimientos y experiencia que les permiten desenvolverse adecuadamente bajo el sistema actual. iii) La naturaleza de las sociedades. Si bien toda sociedad es por definición una persona jurídica, no es menos cierto que, al tratarse de instrumentos jurídicos diseñados para la realización de actividades económicas, las sociedades cuentan con características especiales, que justifican un tratamiento legal distinto al de las personas jurídicas en general, aun cuando resulten aplicables supletoriamente las disposiciones del Código Civil. personalidad diferenciada de la persona jurídica y, como consecuencia de ello, la separación entre el patrimonio de la persona jurídica y el de sus miembros. En efecto, en principio los miembros de una persona jurídica no responden por las obligaciones de esta, excepto en los supuestos que expresamente se prevén en el propio código y lo que disponga la ley especial. Una de las novedades más importantes está en el artículo 144 del nuevo código, que incorpora la figura de la inoponibilidad de la personalidad jurídica, conocida en doctrina como desestimación de la personalidad jurídica o levantamiento del velo societario. Con respecto de la prelación normativa, el artículo 150 del nuevo código establece: “Artículo 150.- Las personas jurídicas privadas que se constituyen en la República se rigen: a) Por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, de este código; b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los reglamentos, prevaleciendo las primeras en caso de divergencia; c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su defecto, por las de este Título. Las personas jurídicas privadas que se constituyen en el extranjero, se rigen por lo dispuesto en la Ley General de Sociedades”. Comentando este artículo, la doctora Rodríguez Acquarone (2) indica lo siguiente: “Si bien la Ley 19.550 sigue vigente con algunas reformas muy importantes, en relación a la prelación normativa se ha terminado la discusión que ha llevado a alguna doctrina comercialista a afirmar que no existen en el derecho societario normas de orden público, y a la distinción entre normas imperativas y normas de orden público, que solo tenía como finalidad imponer la especialidad del derecho comercial societario por sobre las normas rectoras de la vida en comunidad (civil y comercial)…”. (…) “El doble sistema normativo del Código para las personas jurídicas y de la Ley 19.550 –Ley General de Sociedades– no debería ser un sistema de yuxtaposición normativa, sino que la parte general de personas jurídicas (en cuanto trae normas imperativas) deberá prevalecer sobre las normas especiales de la Ley General de Sociedades”. El doctor Mauricio Boretto (3), comentando la misma norma, señala: “Como las personas jurídicas privadas son de diversa especie, en primer término, serán de aplicación las normas imperativas del estatuto particular que la regule (por ejemplo, la Ley General de Sociedades, Ley 19.550) o, en su defecto, las imperativas del propio Código Civil y Comercial (CCyC). En segundo lugar, y en mérito a la libertad constitucional de asociación, la persona jurídica se regirá por las propias normas fundacionales, esto es, por el ESPECIAL Martes 2 de agosto de 2016 7 EL MARCO NORMATIVO QUE REGULA LA VALIDEZ Y EFICACIA DE LOS ACUERDOS ADOPTADOS POR LA JUNTA GENERAL DE ACCIONISTAS DE UNA SOCIEDAD ESTÁ CONFORMADO POR LAS DISPOSICIONES ESTABLECIDAS EN LA PROPIA LGS, EN EL ESTATUTO SOCIAL Y, SUPLETORIAMENTE, POR LAS DISPOSICIONES GENERALES SOBRE ACTO JURÍDICO CONTENIDAS EN EL CÓDIGO CIVIL. acto constitutivo en tanto negocio jurídico creacional de la entidad y en virtud del cual todos los suscritos quedan obligados a constituirla. Asimismo, y con el mismo rango de prelación, será de aplicación el estatuto como verdadero acto voluntario el que, una vez autorizado estatalmente, se erige en norma jurídica fundamental que gobierna la entidad y bajo la cual están sometidos los miembros de la misma. Por último, serán de aplicación las leyes supletorias previstas en los estatutos especiales o en el propio CCyC”. Coincidimos con la opinión de Boretto, en el sentido que, en la vigencia del Código Unificado, y siguiendo el orden de prelación normativa establecido en su artículo 150, en el Derecho argentino las sociedades se continúan rigiendo por sus normas estatutarias en primer lugar; en segundo lugar, por las normas supletorias previstas en la Ley de Sociedades Comerciales (que es la norma especial que continúa rigiendo a las sociedades en dicho país) y, en defecto de estas últimas, por las normas del Título del Código Civil y Comercial dedicado a las personas jurídicas. El mismo orden de prelación normativa debe ser observado al momento de analizar la validez de los actos societarios en las sociedades argentinas. Situación en el Perú Existen básicamente cuatro artículos en la Ley General de Sociedades (LGS) que regulan las exigencias que se deben observar para que la junta general de accionistas de una sociedad anónima adopte acuerdos societarios válidamente: El artículo 116, referido a los requisitos de la convocatoria. Los artículos 125 y 126 sobre el quórum, que puede ser simple y calificado, según la naturaleza de los acuerdos objeto de la convocatoria. El artículo 127, que regula la mayoría requerida para adoptar acuerdos válidos. Cabe precisar que el estatuto puede imponer quórum o mayorías superiores a los establecidos en la LGS, pero nunca inferiores. suplemento de análisis legal El marco normativo que regula la validez y eficacia de los acuerdos adoptados por la junta general de accionistas de una sociedad está conformado por las disposiciones establecidas de la LGS, en el estatuto social y, supletoriamente, por las disposiciones generales sobre acto jurídico contenidas en el Código Civil. La LGS establece dos mecanismos para invalidar los acuerdos societarios, en función del grado de afectación que puedan generar en la comunidad y, por ende, a las personas legitimadas para solicitar que se declare su invalidez: La impugnación de acuerdos societarios, prevista en el artículo 139 al 149 de la LGS, y la pretensión de nulidad de acuerdos societarios, prevista en los artículos 38 y 150 de la misma ley. En cuanto a la impugnación de acuerdos societarios, el artículo 139 de la ley otorga a los accionistas el derecho a impugnar todos aquellos acuerdos sociales cuyo contenido sea contrario a esta ley, se oponga al estatuto o al pacto social, o lesione, en beneficio directo o indirecto de uno o varios accionistas, los intereses de la sociedad. Asimismo, son impugnables los acuerdos que incurran en causal de anulabilidad prevista en la LGS o en el Código Civil. En cuanto a la pretensión de nulidad de acuerdos societarios, el artículo 38 de la ley fija en forma genérica la nulidad de los acuerdos societarios, que resulta aplicable a todos los tipos societarios regulados por dicha ley; mientras que lo establecido en el artículo 139 se refiere en principio a la sociedad anónima, así como a aquellos tipos societarios que, por mandato de la propia ley, son regulados supletoriamente por las normas relativas a la sociedad anónima. El artículo 150 de la LGS dispone que procede la pretensión de nulidad para invalidar los acuerdos de la junta contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de nulidad previstas en la propia ley o en el Código Civil. Debe tenerse en cuenta que un acuerdo societario, dejando a salvo sus características especiales, no deja de ser un acto jurídico y está sujeto a las normas generales para su validez y eficacia. De tal manera que cualquier persona legitimada puede interponer una acción de nulidad para invalidar los acuerdos de junta general de accionistas, siempre que resulten contrarios a normas imperativas o que incurran en causales de nulidad previstas en la propia LGS o en el Código Civil. ◗ [1] http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf [2] RODRÍGUEZ ACQUARONE, Pilar María. Personas jurídicas. Novedades introducidas por el Código Civil y Comercial de la Nación. En: Revista del Notariado N° 920 (abril-junio 2015), Buenos Aires, febrero 2016. [3]BORETTO, Mauricio. En: Código Civil y Comercial de la Nación comentado. Marisa Herrera, Gustavo Caramelo, Sebastián Picasso (Directores) primera edición. Infojus. Buenos Aires, 2015. 8 suplemento de análisis legal ESPECIAL Martes 2 de agosto de 2016 EL DERECHO FRENTE A PROBLEMAS CONTEMPORÁNEOS Las empresas de papel DANIEL ECHAÍZ MORENO Abogado. Miembro del Instituto Peruana de Derecho Mercantil. Socio fundador de Echaiz Abogados. D esde antaño, los contribuyentes (personas naturales o jurídicas) han sido reticentes al pago de sus tributos porque lo han considerado injusto, innecesario o excesivo, o porque han discrepado del inadecuado destino del monto recaudado; la generalización peca al no discernir situaciones que terminan afectando una importante institución como es el tributo, principal fuente de ingresos del Estado. Ante tal panorama sombrío, los contribuyentes han creado mecanismos (explícitos o no) con los que evitan o reducen el cumplimiento de su obligación tributaria; para los contadores: contabilidad creativa, para los abogados: planificación tributaria, y para los tributaristas en general: elusión fiscal para diferenciarla de la evasión fiscal, aunque la línea divisoria entre estos dos conceptos sea usualmente tenue. La elusión fiscal es un tema controvertido que se encuentra regulado en la norma XVI del Código Tributario, habiendo sido incorporada en el 2012 y, desde ese momento, ha generado una serie de críticas, desde que la norma es inconstitucional o ilegal, hasta que es muy amplia y subjetiva, atentándose así en forma directa los derechos de los contribuyentes. Ciertamente, el ahorro fiscal es lícito; sin embargo, existen diversas maneras como los contribuyentes llegan a dicho ahorro y será, pues, la labor principal de la administración tributaria discernir cuándo es que los contribuyentes han incurrido en comportamientos lícitos (elusión fiscal) e ilícitos (evasión fiscal) para llegar a dicho ahorro. La estrategia de emplear medios lícitos para evitar o reducir el pago del tributo puede adoptar uno de dos caminos: la economía de opción (o elusión lícita, que es un planeamiento fiscal legal, que permite ordenar o reordenar los negocios de una forma fiscal conveniente, pero siempre dentro de lo que la normativa permite, por lo que no es sancionable) y el fraude a la ley (o elusión ilícita que implica abusar deliberadamente de la normativa legal, estructurando operaciones aparentemente En agenda Para superar problemas contemporáneos como las empresas de papel, el Derecho debe sincerar sus conceptos y atender a la realidad, regulando por ejemplo el capital social mínimo, las sociedades unipersonales, los grupos empresariales y las empresas familiares, para evitar que se creen situaciones paralelas, al margen de la ley, las mismas que son incentivadas por la carencia de un auténtico Derecho Empresarial. válidas –como la constitución de empresas de papel– con el fin de obtener una ventaja fiscal, más no porque se pretenda desarrollar realmente dichas operaciones). Paraísos fiscales Las empresas de papel suelen constituirse en paraísos fiscales, es decir, territorios que se caracterizan por su nula o baja imposición, falta de transparencia tanto interna como externa, permisibilidad para la constitución de empresas offshore, reserva de información a terceros, y estabilidad social, económica y política. Así, el inversionista internacional reduce considerablemente su carga fiscal trasladando los hechos imponibles de su país al paraíso fiscal, que tiene tributos simbólicos, protege celosamente el secreto bancario y donde las empresas ahí domiciliadas (offshore) no tienen una residencia física. Un ejemplo de lo anterior son los Países Bajos, donde las cifras son evidentes: casi 20,000 empresas de papel que no tienen presencia comercial real en el país; creación de cinco nuevas empresas de papel por día; 12,500 instituciones financieras especiales, es decir, empresas extranjeras presentes en el país por razones fiscales; transacciones brutas en el 2003 por más de 3,600 billones de dólares; más de 42,000 holdings financieros; y casi 6,000 empresas de papel administradas por instituciones fiduciarias. Otro ejemplo es la isla de Sark, que, en el 2005, tenía solo 575 habitantes, pero 15,000 empresas, siendo que un único residente era director de 2,400 empresas. Ante el detrimento o el menoscabo en la recaudación tributaria de los Estados por el uso (y abuso) de los paraísos fiscales, vienen desarrollándose e implementándose diversas estrategias para combatir la elusión fiscal internacional y la competencia desleal que nace de la constitución de empresas offshore en dichos territorios fiscales privilegiados. Las principales medidas antielusivas del sistema tributario peruano son las empresas vinculadas (el interés único en el grupo empresarial implica la subordinación de todas las empresas filiales hacia la matriz, existiendo perjuicio en la determinación de un precio entre empresas vinculadas, cuando una de ellas esté en capacidad de someter las rentas de una imposición distinta, lo que podría originar pérdidas o goce de beneficios tributarios), los precios de transferencia (censuran el pago inferior de tributos en nuestro país, a razón de las sobrevaluaciones o subvaluaciones hechas en las operaciones entre empresas vinculadas extranjeras y/o ubicadas en paraísos fiscales y empresas nacionales domiciliadas en el Perú), la prohibición de deducción como gasto (respecto a operaciones efectuadas con sujetos que sean residentes de paraísos fiscales, que sean establecimientos permanentes situados o establecidos en paraísos fiscales o que obtengan rentas, ingresos o ganancias a través de un paraíso fiscal) y la lista negra (en el Perú se consideran como paraísos fiscales a 43 territorios enumerados en el Reglamento de la Ley del Impuesto a la Renta, que se caracterizan por no brindar información de los sujetos beneficiados con gravamen nulo o bajo, contar con un régimen tributario particular para no residentes que contempla beneficios o ventajas tributarias que excluya a los residentes, prohibir que los sujetos beneficiados con una tributación baja o nula puedan operar en el mercado doméstico de dicho territorio, y publicitarse a sí mismo como un territorio a ser usado por no residentes para escapar del gravamen en su país de residencia. ◗