4 Los juegos tradicionales JOSÉ ANTONIO ADELL CASTÁN En la vida cotidiana de nuestros antepasados el tiempo libre estaba limitado en función de las tareas del campo, sin embargo también existía tiempo para el ocio y el juego. Había dos tipos de juegos, los propios de fiestas mayores y otros que se practicaban con mayor asiduidad, como el juego de bolos. Algunos de estos juegos tradicionales han pervivido en nuestra comarca hasta la actualidad y otros han desaparecido para siempre. Las corridas Mariano Purroy nos hablaba ya en 1880 de las corridas de pollos que se celebraban en Tamarite para la fiesta del Patrocinio. Joaquín Carpi las describe así, de forma pintoresca, en su libro El Tamarite de nuestros abuelos: "...parten raudos, descalzos en mangas de camisa y calzoncillos de rayadillo atados al tobillo, sin reservarse, dándolo todo desde el primer paso. El ganador recibe de premio unos gallos...”. Estas carreras discurrían desde el Pont Nou en el Canal de Aragón y Cataluña hasta la iglesia del Patrocinio, el segundo domingo de noviembre. En Albelda se celebran aún, el día de San Roque, las carreras del “Junc, la Pallera y l´Aigüera”, llamadas así porque se sale desde un junco, un pajar y un barranco, respectivamente, siendo la meta, en todas ellas, la ermita del patrón. Esta población organizaba otra prueba en la Fiesta del agua, que tenía su origen en la celebración de la llegada del agua del Canal de Aragón y Cataluña; el vencedor tenía como premio un cordero lechal. En Rocafort se corría en el día de San Miguel dando vueltas a la balsa del lugar. Al vencedor se le daban, como en Altorricón, tres pollos, al segundo dos y uno al tercero. En Alins aún se conserva el “Clot del Corredor”, lugar de salida de la prueba. En Peralta de la Sal el escenario de la prueba era la ermita de San Roque. Los premios eran los mismos, pero aquí también había, como en Alcampell, una cebolla La huella de sus gentes 221 para el último. Ricardo Laplana, el barbero de la población ganó la corrida durante nueve años seguidos. En los años treinta comenzaron a llegar a nuestros pueblos afamados corredores catalanes y se cambió el premio de los clásicos pollos por cantidades en metálico. Muchos forasteros acudían a presenciar el espectáculo. En Tamarite se corría en el paseo del Hortaz, en Binéfar, en la Plaza de España, en Altorricón en el campo de fútbol, en Alcampell en el camino del cementerio y en Albelda en la plaza mayor. Estas pruebas se perdieron en los años sesenta, pero se recuperaron en los ochenta con los nuevos ayuntamientos democráticos. En la actualidad son pruebas en las que participan corredores de gran nivel. Las primeras carreras en el calendario son las de Albelda y Esplús. En ambas poblaciones se corre en sus fiestas de San Roque por la noche, en la primera población en la Rambla y en la segunda en el campo de fútbol. Para las fiestas de San Bartolomé se disputa la carrera de Altorricón que en el año 2005 celebró su vigésimo quinta edición. En la fiesta de Peralta la prueba se denomina Memorial Ricardo Laplana, en honor a su querido corredor, y ha superado ya las veinte ediciones. Las carreras pedestres se conocían antiguamente como las carreras de los pollos, por el premio entregado al ganador. En la foto, carrera en Peralta de la Sal en 1992 Tamarite de Litera es la única población que no perdió la tradición y por ello en el 2005 cumplió sus cincuenta ediciones consecutivas. Binéfar cierra el calendario anual con la prueba que se disputa al anochecer en la Avenida Aragón. F. Badía en sus romances sobre las fiestas binefarenses recoge otro tipo de carreras: las de sacos y las de cántaros: “Carrera local pedestre, también carrera de sacos, y para las mujeres había otra carrera de cántaros”. En las fiestas de los barrios tamaritanos también se celebraban carreras de mujeres con su correspondiente cántaro lleno de agua en la cabeza, que muchas veces se 222 Comarca de La Litera hacía pedazos ante la hilaridad del público y el remojón correspondiente. En los últimos años las peñas binefarenses también han organizado carreras de camas en las que uno va tumbado y dos corren empujándola. Corridas de burros y juego de la Bola Las corridas de sacos eran una sana diversión que En la fiesta de San Antón en algunas antaño se practicaba en muchos lugares. Fiestas mayores de la partida de Viverol, en Tamarite de poblaciones como Baells o Albelda se Litera, año de 1948 disputaban carreras de asnos o burros. Se realizaban con la albarda suelta, sin la albarda o montados al revés. A la orden del alguacil, todos los asnos con sus jinetes se colocaban en la línea de salida, y al disparo del cohete lo más normal que solía ocurrir es que cada burro fuese en dirección a su establo. Las caídas del jinete, que era incapaz de controlar el animal, provocaban la diversión de los presentes, pequeños y mayores. En Peralta era tradicional el juego de la Bola que se realizaba todos los días de la fiesta junto al río. Se construía un pequeño pozo en el suelo, se llenaba de agua y se hacía flotar en la misma una bola de grasa. Alrededor del mismo dos asnos con sus respectivos jinetes daban vueltas hasta que alguno de los mozos se hacía con la bola, lo cual resultaba difícil, pues lo normal era que se diera un buen remojón. San Esteban de Litera también organizaba un juego semejante que se perdió a comienzos de siglo. Los bolos y juegos de puntería El único juego de bolos conocido en la comarca era el de los “birlos, palitrocs o Palistrocs”. El material de juego son seis bolos de madera de forma tronco-cilíndrica que se plantan en el suelo en dos líneas paralelas de tres, y dos o tres lanzaderas llamadas “billa” o “billot”. Cada jugador tiene dos o tres tiradas, según poblaciones, y se realiza partida cuando se deja un solo bolo en el suelo (hacer una cara) En caso de empate se sigue jugando. En Azanuy el juego de bolos o de “palistrocs” todavía se sigue practicando en la actualidad La huella de sus gentes 223 Las piezas eran construidas por los carpinteros que, en ocasiones, realizaban auténticas obras de artesanía popular. El vocabulario del juego varía de una localidad a otra. En Tamarite dejar un solo bolo en el suelo se llama hacer “bona” y tirar los dos bolos del medio “sacar les esquiches”. En Rocafort se jugaba en la balsa helada durante las frías tardes de invierno. En Albelda en la fiesta de San Vicente se cruzaban importantes apuestas y en Peralta de la Sal se jugaba a “pares y nones”. En Azanuy es donde se ha preservado el juego gracias al entusiasmo de la Asociación “El Palistroc”. En Esplús también se ha recuperado en los últimos años. Juegos de fuerza El más importante era la barra aragonesa. En los años veinte, Capellades de Tamarite realizaba buenos largos. En los últimos años han destacado los tiradores de Esplús, Carlos Trullenque y Luis Murillo, población que además ha albergado alguna fase del campeonato de Aragón de la especialidad. Otro de los juegos de fuerza era el tiro de soga. En muchas poblaciones se realiza en sus diversas variantes: solteros contra casados, solteras contra casadas, los de una calle contra otra, etc. En los Juegos de la Litera se dedicaban un par de días a los juegos de la comarca, siendo éste uno de los que más pasión despertaba. En la primera edición, en San Esteban de Litera, se rompió la soga yendo a parar los cincuenta tiradores al suelo. Existían muchas competiciones improvisadas, fruto de numerosas apuestas, para ver quien tenía más fuerza: levantamiento de talegas, pulsos, etc. En Albelda, Manuel de Tom era capaz de levantar una mesa con gente encima. Juegos infantiles En los años de la posguerra se hizo muy popular el juego de las “cartetas”. Casi todos los chavales llevaban una en el bolsillo. Existían varias modalidades: “a montar, a chapa, a la pareteta...” La “pallada” era el total de lo conseguido en la apuesta. Se jugaba también con los tacones de goma de los zapatos. El “redolet” era un círculo dibujado en el suelo donde se colocaban bolas siendo el objetivo sacarlas del mismo. En Nachá se llamaba “curra” a un tipo de béisbol jugado por equipos. En Baells los niños jugaban a la “malla” donde “dos paguen i els demés s’amaguen”. En Albelda era popular la “catarroja”, especie de escondite. En Castillonroy era 224 Comarca de La Litera popular la “tella”, juego en el que se colocaban monedas encima de una piedra. Se tiraba desde lejos y todas las que se hacían caer pasaban a propiedad del tirador. En Peralta de la Sal se jugaba al “pam” con monedas. Había que dejar un palmo de distancia entre las perras que se tiraban y las que se colocaban en el suelo. Populares en toda La Litera eran “lo galgo u la llebre”, juego de persecución y el “vilavá” en el que dos niños llevan una larga cuerda y cantan “vilavá que viene y que va” procurando coger a los compañeros de juego. Bibliografía ADELL CASTÁN, J. A. y GARCÍA RODRÍGUEZ, C., Los juegos tradicionales aragoneses, patrimonio etnológico. Aplicaciones didácticas, Colección Temas Educativos Nº 22, D.G.A. (Departamento de Educación y Cultura), Zaragoza, 1998. — El fenómeno deportivo en Aragón. Del juego tradicional al deporte moderno, D. G. A., Zaragoza, 1999. ADELL CASTÁN, J. A., Binéfar, tradición y modernidad, Ayuntamiento de la Villa de Binéfar, Binéfar, 2000. GARCÍA, C. y ADELL, J. A., El pedestrismo en Aragón, D. G. A., Zaragoza, 1987. GRACIA VICIÉN, L., Juegos aragoneses. Historia y tradiciones, MIRA-DGA, Zaragoza, 1991. LARRAZ URGELES, B.A. y MAESTRO GUERRERO, F., Juegos tradicionales aragoneses en la escuela, MIRADGA, Zaragoza, 1991. MAESTRO GUERRERO, F., Del tajo a la replaceta. Juegos y divertimentos en el Aragón rural, Edic. 94, Zaragoza, 1996. La huella de sus gentes 225 Festa del Tossino, Albelda 226 Comarca de La Litera 5 Fiestas y tradiciones JOSÉ ANTONIO ADELL CASTÁN CELEDONIO GARCÍA RODRÍGUEZ La Litera posee un calendario festivo en el que se combinan diferentes celebraciones a lo largo de las cuatro estaciones. En la actualidad predominan los festejos estivales, que es cuando nuestros pueblos incrementan su población. Algunas fiestas de invierno han perdido importancia o han terminado por trasladarse a otras fechas, aunque, en ocasiones, ha perdurado la tradición. Salvadas las tradicionales fiestas mayores de cada localidad, se relacionan las más tradicionales celebraciones literanas. El invierno El día de Nochebuena la familia se reúne en torno al fuego del hogar. Antaño en lugar destacado aparecía la tronca, “tronc” o “choca”, según el lugar. Normalmente estaba tapado con un saco debajo del cual se ocultaban golosinas, juguetes y turrones. Para conseguirlos, los niños golpeaban la tronca con un atizador o palo cantando la copla: “Tronc(a) de Nadal, caga tarrons, i pixa vi blanc. No cagues arengades que són salades, caga tarrons que són ben bons” Pasadas las fiestas navideñas llega un período de celebraciones que concluye con el Carnaval. San Antón (17 de enero) es el patrón de los animales domésticos. En Castillonroy, la víspera se enciende una hoguera junto al “pilaret” del santo, donde se comen algunas viandas, se bebe vino y hasta se canta alguna jota. Las fiestas La huella de sus gentes 227 duran dos días más. La calle tamaritana dedicada al santo organiza hogueras, donde se asan patatas y se baila al son de charangas. San Sebastián (20 de enero), en plenos rigores invernales, es otro de los santos de gran devoción popular. Festa del Tossino, Albelda La colegiata de Albelda está bajo la advocación de San Vicente (22 de enero), en cuyo honor se preparan las fiestas de invierno. En uno de los días se sube a la ermita de San Sebastián, donde se cantan los gozos y se reparte el “pan caritat”. Desde el año 1987 la peña “El Magré” organiza la denominada “Festa del Tossino”. En la actualidad la fiesta ha sido declarada de interés turístico y ha superado todas las previsiones con cerca de cinco mil visitantes. Es una las manifestaciones festivas más populares y numerosas de la comarca. En los inicios del mes de febrero encontramos tres fiestas de honda devoción popular: la Candelera, San Blas y Santa Águeda. San Blas es el abogado de los males de garganta y era costumbre en ese día bendecir alimentos y también el pienso que se debería dar a los animales, que se guardaba para cuando estuvieran enfermos. El carnaval actual nada tiene que ver con el de antaño, en que el pelele protagonista de la fiesta era paseado por los mozos por las calles incitando a la fiesta y diversión. En Albelda se le denominaba el tío Sopes y terminaba en el lavadero. En Binéfar las gentes disfrazadas bailaban en la Palma y en Tamarite se cantaba: “Mascaruta tuta, cara de granota, quan te moriràs faràs mala carota” La primavera El lunes de Pascua se acude a diferentes santuarios: Virgen de Vilavella, en Baldellou; la Ganza, en Calasanz y San Quílez, en Binéfar. Se cantan gozos en todas ellas. Ese es el día de la Mona, en que se va a comer al campo siendo típico el postre (Mona) que los padrinos regalan a sus ahijados. 228 Comarca de La Litera