1 Confesión “Todo lo que pasó en los Juegos Olímpicos de Atenas fue un reflejo de lo que soy yo; de mi personalidad, de mi carácter, de lo que yo siempre soñé desde chico. Tengo claro que hay jugadores que son más talentosos que yo, tengo claro que hay jugadores que las cosas les salen más fáciles que a mí. Pero yo tengo claro, que también tengo muchas cosas mejores que ellos. Tengo mucho más garra, tengo mucho más ganas de estar ahí. Me encanta el tenis y me dedico mucho más en los entrenamientos. Tengo talento, pero a mi me resalta mucho más la otra parte. Hay otros jugadores que les resalta mucho más el talento y no la otra parte. Pero creo que para ser campeón de cualquier disciplina tienes que tener las dos cosas. Yo he sabido equiparar esas dos cosas: el talento y las ganas” Nicolás Alejandro Massú Fried Doble Medallista de Oro Tenis: singles y dobles Juegos Olímpicos Atenas 2004 2 RECONOCIMIENTO Este libro está especialmente dedicado a todos quienes lo estimularon con su energía positiva: A Andrés Celis Montt, quien creyó y apoyó la idea desde su origen. A Germán Pérez de la Municipalidad de Viña del Mar por su actitud y cooperación. A mis hijos, Catalina y Felipe, porque han sabido perdonar mis reiteradas ausencias. A mi madre y a mi hermano, por su solidaridad eterna y porque es una bendición poder siempre contar con ellos. A la familia Massú Fried por su disposición, apoyo y buena onda. 3 Palabras del Autor Algún día del futuro, cuando mis hijos sean ya frutos maduros, yo apenas un recuerdo y el siglo 21 ceda al inexorable paso del tiempo, lo más probable es que otra generación de compatriotas se dedique a hurgar las fechas relevantes de nuestro archivo de triunfos memorables. Aquellos que emprendan esa tarea misionaria de rescatar lo que impactó la memoria colectiva en épocas pretéritas, con seguridad van a descubrir la ocurrencia de un hecho que marcó una época. Una hazaña que cambió para siempre la historia deportiva de nuestra nación : los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Bajo el implacable sol del verano mediterráneo y soportando temperaturas sobre treinta grados, dos tenistas de estirpe, uno nacido en Santiago y el otro en Viña del Mar, escribieron con sus raquetas una gesta inolvidable. Estamos hablando de Fernando González y Nicolás Massú. Luchando hasta casi desfallecer sobre el duro asfalto del Centro Olímpico de Tenis, ambos tenistas ganaron partidos de antología y subieron al podio de los triunfadores, precisamente en la tierra donde nacieron los Juegos . El sábado 21 y el domingo 22 de agosto de 2004 , los tenistas chilenos impactaron sucesivamente a la opinión pública mundial. En dos emotivas ceremonias de premiación, González y Massú, entonaron con sereno orgullo los sones abreviados de nuestro Himno Nacional. Fueron momentos que jamás olvidaremos. 4 Debo agradecer sinceramente, a todos quienes tuvieron la paciencia suficiente para aceptar mis cuestionarios, mis preguntas rompehielos, mis impertinencias y, en definitiva, cooperaron con su valioso tiempo para contarme experiencias personales y las anécdotas que vivieron junto a Nicolás Massú en los Juegos Olímpicos de Atenas. Como siempre ocurre, los testigos terminan por develar esa pátina indeleble que cubre los hechos y finalmente se revela lo que el tiempo guarda en sus armarios. Nunca la historia es instantánea y la historia con mayúsculas, la que resiste al tiempo, sólo se puede escribir después de una pausa larga. Han pasado cinco años y los hechos triviales del ayer hoy cobran estatura de trascendentes. En la naciente madrugada de la capital griega, dos simbólicas coronas de laurel coronaron la orgullosa cerviz de Nicolás Massú y Fernando González. La imagen y el registro audiovisual de los medallistas chilenos posando para la inmortalidad, permanecerá para siempre en un lugar muy íntimo de nuestros corazones. Seguramente, así también lucían esos nobles deportistas griegos de antaño cuando conquistaban la victoria. Con la cabeza coronada por vegetales sagrados y el orgullo de campeón reflejado en sus miradas. Los griegos reivindicaron la liturgia de aquella ceremonia ancestral y fuimos testigos de su importancia y simbolismo. Sobre los pechos de Massú y González, todavía agitados por el fragor de combate, colgaron cuatro de las seis medallas puestas en disputa en la competencia de tenis : tres de oro y una de bronce. La mejor cosecha de la historia. Fernando obtuvo oro en dobles y bronce en singles. Nicolás, oro en las dos competencias. 5 A partir de esa gesta incomparable, ambos tenistas merecen pasar a formar parte del panteón más selecto de nuestra nación. Si se nos permite la licencia de concebir el deporte de alto nivel como una de las formas superiores de la cultura de los pueblos , entonces ellos comparten un sitio en el imaginario popular de las grandes figuras nacionales que consiguieron notoriedad mundial en otras disciplinas del espíritu: Gabriela Mistral, Pablo Neruda , Vicente Huidobro, Claudio Arrau, Roberto Matta, Violeta Parra, Elías Figueroa, Iván Zamorano, Marcelo Salas, Marcelo Ríos, en fin. Nicolás Massú y Fernando González pueden ser considerados, sin duda alguna, como auténticos héroes deportivos de Chile. Lo ocurrido en el Centro Olímpico de Tenis, sin embargo, admite todavía un ligero matiz, una sutil relectura de los hechos a la luz de los nuevos antecedentes. Luego de hablar con Nicolás y su familia, escuchar a sus amigos, investigar archivos y charlar con testigos directos que presenciaron este fenomenal logro deportivo, me convencí que el tenista viñamarino fue un iluminado, un atleta elegido por los dioses para ceñirse la corona de campeón de Atenas. En Massú se encarnó el espíritu más profundo de la rica tradición mitológica griega. El formidable tenista de Viña del Mar no solo fue capaz de elevar su raqueta en lo más alto del torneo de dobles. También lo hizo en la competencia de singles, luego de concluir una actuación épica, en cinco sets, cuyo desarrollo es una lección de coraje y amor propio digna de un gladiador de fuste. La consolidación del logro individual de Massú impactó en lo más profundo del alma nacional. 6 El hecho de haber vivido la experiencia, incluso a través de la transmisión satelital, ya es una sensación límite. Por eso, todavía nos emociona, a cinco años de su ocurrencia. La cadenciosa progresión dramática del encuentro en que Nico conquistó finalmente la victoria, parece ser la puesta en escena de un escritor clarividente que quiso plasmar en el papel una hazaña simbólica, ilustrativa, cuyo ejemplo podría ser catalogado de acto heroico por la inspirada ejecución del protagonista. Nicolás Massú estuvo potenciado por un fuego interno único y al igual que aquellos primeros campeones de torso desnudo y músculos al aire, brindó una lucha colosal para cambiar el curso de los acontecimientos. El Nico probó en los hechos que aun cuando siga campeando en el mundo del deporte el pragmatismo más despiadado, la competencia más caníbal y los intereses más perversos, los sueños superiores de los deportistas todavía pueden tener asidero. Aquellos delirantes y sabelotodos que creen tener siempre la razón de antemano y solo se dejan guiar por las frías estadísticas , los resultados y la lógica obvia de enaltecer a los primeros de la lista, recibieron una lección que no olvidarán fácilmente. Massú demostró que la magia también existe en el deporte y, de paso, nos ganó la partida a todos : a las dudas propias de nuestra idiosincrasia pusilánime, a la sorna, al escepticismo, a los que no se la juegan por nada, incluso a aquellos incautos que creen que talento en tenis es solo sinónimo de pegarle muy fácil a la bola. En el Court Central de Atenas, Nico se vistió de divinidad y nos hizo devotos de su ejemplo. Fue un auténtico superhéroe, en el sentido mitológico del término. 7 Un jugador superior que alcanzó el cenit de su de su carrera en la madre de todas las batallas deportivas. Estas páginas recogen testimonios vivenciales de cómo se fue tejiendo la historia íntima de la obtención de sus dos medalla en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Es también, la aventura personal e inspiradora de un viñamarino excepcional, cuyo legado deportivo permanecerá para siempre en el archivo existencial de nuestras alegrías más preciadas. 8 Mensaje Edilicio Cuando se nos propuso la factibilidad de realizar este libro, con el fin de rendir un homenaje a Nicolás Massú por sus dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, no titubeamos en aprobar la idea. El 22 de agosto de 2009 se cumplirán cinco años de esa hazaña inolvidable y qué mejor fecha para subir el libro a la red y hacerlo accesible a todo el mundo . Será nuestro modo de celebrar y volver a difundir el mayor logro de un deportista chileno en la historia olímpica del país. Nuestra comunidad regional sabe y valora lo hecho por Nicolás Massú en su carrera y así lo reconoció en su momento, al declararlo hijo ilustre de la ciudad. Esta vez, sin embargo, hemos querido dejar constancia para las futuras generaciones, a través de un testimonio escrito. Un documento que nos hable de sus inicios en el tenis y resuma con rigor los hechos sucedidos en Atenas que lo consagraron como un auténtico superhéroe del deporte nacional. Lo que ha hecho Nico por nuestra ciudad nos enorgullece a todos y es un ejemplo que queremos destacar, a través de la difusión masiva de su experiencia. 9 Bajo la pluma experimentada de Nelson Flores, este libro recoge la opinión de quienes fueron testigos de los hechos y relata con emoción contenida el extraordinario papel de Massú en los Juegos Olímpicos de Atenas, sus dos medallas de oro y la colosal lucha que dio para ganarlas. Tengo el honor de presentarles la historia de un viñamarino de excepción, uno de nuestros jóvenes ilustres que llegó a la cima más alta del deporte mundial. Espero de todo corazón que sirva de real aporte a la difusión de los valores más nobles que encarna el tenis y la actividad física en general. Sueño que en un futuro no lejano otro hijo de esta ciudad maravillosa también nos llene de satisfacción y orgullo, tal como lo hizo en su momento, Nicolás Massú Fried. Virginia Reginato B. Alcaldesa Ilustre Municipalidad de Vina del Mar. 10 Contenido Confesión Pág. 2 Reconocimiento Pág. 3 Palabras del Autor Pág. 6 Mensaje Edilicio Pág. 9 Capitulo I Esa Irresistible Obsesión de Ganar Pág. 12 Capítulo II El Olimpo Pág. 24 Capítulo III El Arte de Ganar Medallas Pág. 35 Capítulo 4 La Batalla Por el Oro Pág. 65 Hitos de Massú Pág. 96 Agradecimientos Pág. 98 11 Capítulo I Esa Irresistible Obsesión de Ganar 12 Hasta los 11 años de edad, Nicolás era un niño inquieto, ágil, simpático, bromista y en ocasiones bastante desordenado en la sala de clases. De hecho, en más de una oportunidad, el profesor de turno lo cambió de asiento para evitar que su constante hiperactividad no influenciara a sus vecinos de pupitre. Por esa época, fines de los 80, Nicolás recibía su instrucción básica en el Mackay School, tradicional centro educacional de habla inglesa situado en el sector del estero Reñaca de Viña del Mar. En el “Mackay”, como todo el mundo lo conoce, se han educado hasta la fecha, buena parte de las familias más pudientes de la bien llamada ciudad jardín. Físicamente hablando, Massú era un chico flaco, ágil, despierto y, probablemente de modales tan nerviosos como un caballo de carrera en los partidores del Derby. Tenía una apariencia más bien frágil, pero era una impresión equivocada que uno proyectaba por su aspecto corporal tan delgado. No obstante, a la hora de correr, las poderosas piernas de Nicolás funcionaban como dos émbolos potentes aptos para superficies todo terreno. Sus músculos fibrosos estaban en pleno desarrollo y una frondosa cabellera rubia de pelos ondulados cubría su cabeza. El alumno Massú no ostentaba las mejores notas de su clase, pero tampoco era el más flojo del curso, ni mucho menos. Se entretenía bastante en Matemáticas, pero ciertamente su vocación fundamental no tenía relación con el estudio, ni con la concentración sistemática en los libros. A pesar de este desencuentro con todo lo que tuviera que ver con su instrucción propiamente tal, Massú siempre se las ingeniaba para aprobar las materias y pasar de curso a fines de año. 13 En cambio, si de actividad física estamos hablando, el Nico - como le decían desde pequeño- era el más completo de la sala y uno de los deportistas más destacados del colegio. En verdad, un atleta integral y dueño de un abanico de gustos y opciones a la hora de demostrar su calidad en la cancha. Veamos: Nico jugaba fútbol en la escuela del Everton , que funcionaba en el mundialista Estadio Sausalito de Viña del Mar. Era un jugador técnico, hábil y chispeante. A juicio de sus pares, una pesadilla para la defensa contraria debido a su gran rapidez y facilidad para desmarcarse. En atletismo, Massú cruzaba la meta primero que todos en la difícil y exigente prueba de cross country, competencia de fondo que se practica de preferencia en los colegios ingleses y que consiste en correr a campo traviesa superando obstáculos, vallas y los accidentes naturales que opone el terreno. Nico, además soportaba con acierto los tacles y las jugadas fuertes del rugby y, por si eso fuera poco, jugaba bastante bien al tenis, a pesar de no dedicarse plenamente como su talento lo sugería. En suma, un atleta polifuncional. Semejante vocación para la práctica deportiva, no podía desperdiciarse tan vilmente en el ejercicio indiscriminado de todas y cada una de las actividades que se le presentaban en su amplio horizonte infantil. Probablemente, así también razonó su abuelo materno, Ladislao Fried, cuando lo convenció para que dosificara su cuantiosa reserva de energías en la práctica de una disciplina individual. “Un deporte que dependa exclusivamente de ti, no de los otros” insistía el padre de su madre. 14 Los Fried eran conocidos y respetados socios del Club de Tenis Unión de la avenida Sporting de Viña del Mar, tradicional recinto de la Quinta Región, cuyos límites colindan con uno los hipódromos más importantes del país. Don Ladislao creía que sus nietos, Jorge y Nicolás podían llegar a jugar bien tenis si perseveraban y tomaban clases especiales. Fue esa la razón que lo impulsó a inscribir a ambos hermanos en la escuela del club. En el “Unión” encontrarían canchas, amigos de su edad, vestuarios adecuados y todas las facilidades para la práctica sistemática del deporte. Enrique “Kike” Cortés, legendario profesor del club se hizo cargo de los hermanos Massú . El ofició como tutor de ambos niños en sus comienzos. No obstante, bastaron unas semanas de aprendizaje y entrenamiento diario para que el choclo comenzara a desgranarse de forma natural. Un solo voluntario continuó en carrera : Nicolás. Jorge abandonó unilateralmente las clases y no regresó nunca más a las pistas. Como quedó comprobado más tarde, su verdadera pasión eran las tuercas, no las raquetas. “ Apenas terminaba la clase, yo salía rajado para vestirme y marcharme rápido a casa - afirma Jorge Massú, hermano mayor - el Nico, en cambio, se podía quedar toda la tarde practicando en el frontón. No se aburría nunca”. Nico se integra a plenitud al club de sus abuelos maternos y rápidamente se convierte en uno de los jugadores más adelantados y con mayores condiciones de la rama de tenis de menores. Con tal de seguir quemando calorías de su impresionante estanque energético, las clases le sientan de maravilla. 15 Nico coincide plenamente con los deseos e inspiración de su abuelo Ladislao y comienza a dar pruebas inmediatas de su adaptación. En rigor, no abandona el fútbol cien por ciento, porque sigue jugando con los amigos en pichangas esporádicas, pero a partir de ese momento, focaliza todo su interés y atención infantil en aprender de modo didáctico, cada uno de los pequeños y grandes secretos del tenis. Para el niño Massú se abría un mundo nuevo del cual nunca más quiso salir. Lo que vendría después, era el desafío superior de ser el mejor de todos. Nico supo desde muy pequeño, como lo saben todos los tenistas menores, que hay una cima en este deporte. Y estaba allí, inmensa, suprema, como una alta montaña digna de escalarse. “Al principio yo solo acompañaba a mi abuelo y, de vez en cuando, jugábamos dobles frente a otros señores del club. No se como sería la calidad de mi juego, ni el nivel técnico que yo tenía entonces, pero yo la pasaba muy bien y me entretenía bastante con ellos” recuerda Nicolás. Cuando recién cumple 11 años de edad, el chico del genio ligero y la mirada intensamente clara ya tiene una fama bien ganada entre los infantiles de la región. Nico es un referente entre los niños con aspiraciones en el deporte y un ejemplo a seguir por su gran espíritu de lucha. “Era de esos jugadores que se transforman en la cancha - relata Rodrigo “Piti” Alfaro, tenista de su generación y oriundo de Villa Alemana. Una especie de león enjaulado al que soltaban sobre la arcilla. Tu podías ser íntimo amigo del Nico, pero dentro de la cancha el huevón igual te puteaba, se reía de ti cuando tú fallabas tiros fáciles y no te perdonaba ni siquiera una pelota dudosa”. 16 A pesar de su temprana edad, Nico comienza a decidir de modo fundamental sobre lo que quiere hacer con su precoz existencia. Se cambia al colegio San Patricio de Viña del Mar y cursa en ese establecimiento parte de la enseñanza media. Pero lo suyo está claro. En su vida lo que más le interesa es jugar al tenis y construir una carrera en el futuro. Nano Zuleta, conocido amante del tenis de la Quinta Región pone sus ojos en él. Lo observa con detención, lo analiza y en un torneo que se disputa en Santiago se convence a si mismo de la materia prima que tiene a mano. El Nico lo impresiona, como a todos los que lo ven por primera vez. Su gran personalidad y convicción de triunfo lo pueden convertir en un tenista de nivel. Para Zuleta es como encontrar un diamante en bruto que si se pule bien, puede convertirse en joya. “Me sorprendió su actitud para competir y la gran determinación que demostraba por ganar. A pesar de su edad, llenaba la cancha con su presencia y hacía valer sus derechos. Hablé con sus padres y les ofrecí inscribirlo en un proyecto de academia de tenis llamado Valle Dorado. Lo conversaron con Nico y luego aceptaron” reconoce Zuleta. No fue fácil llevar a cabo su decisión de jugar al tenis de manera sistemática. Debía viajar prácticamente todos los días, ida y vuelta, a Villa Alemana, localidad distante a más de una hora de su casa paterna. Cuando sus padres no podían ir a dejarlo a la vecina localidad de Viña, Nico bajaba del departamento familiar, caminaba hasta el paradero más cercano a su casa y se subía a un bus público. La mayoría de las veces, lo hacía solo, con la compañía inseparable de su bolso de raquetas y la inmensa ilusión por forjarse un nombre como tenista de renombre. 17 “El trayecto diario a Valle Dorado era largo y aburrido, pero yo me lo tomaba bien. Me bajaba en uno de los paraderos de la calle Progreso de Villa Alemana y después caminaba hasta las canchas del Nano. Yo sabía que con empeño me tenía que ir bien. El tenis a mi me encantó desde que lo comencé a practicar”, confidencia Nico. Acostumbrado por años a trabajar con menores aficionados al tenis, Luis Hernán Zuleta sabía de antemano ¿quién era quién entre los alumnos de su naciente escuela? Unos estaban ahí por ganas reales y otros sencillamente por obligación familiar, porque a sus padres se les puso que sus hijos podían convertirse en tenistas estrella y qué mejor que comenzar a intentarlo desde niños. El lugar no tenía nada de lujoso, ni contaba con acomodaciones de primera. Era más bien modesto, pero contaba con cuatro canchas de arcilla y una inmensa casona estilo alemán que albergaba más de 40 camarotes distribuidos como si fuese un internado. Había apenas un austero baño en común, de cuya ducha fluía solamente agua fría, invierno y verano. Así se templaba el espíritu de los guerreros infantiles del Valle Dorado. Eran los comienzos de la academia, el proyecto estaba recién en ciernes y las ganas de los infantes podían más que todo, incluso la falta de comodidades. Los pupilos de Zuleta tenían pasión por lo que hacían y se pasaban horas practicando servicios con canastos llenos de pelotas cien veces usadas. Sus niños vivían la clase de tenis con intensidad y pasión. Esa era una de las características de la academia del Nano, el convencimiento de que ellos serían los mejores. “El Nico era distinto, claro. Yo diría que tenía talento, obviamente, tal como otros menores de la Academia, pero siempre sobresalía por algo. Tal vez, por su pinta especial, su carisma, el empeño que 18 ponía en aprender, en fin. No le gustaba perder ni en el calentamiento y si había que quedarse horas practicando un golpe hasta dominarlo, le daba lo mismo la hora, o cuanto esfuerzo físico demandaba hacerlo”, apunta Zuleta, amigo y mentor espiritual del Nico. A no mucho andar de su aprendizaje, los progresos de Nicolás son evidentes. Se nota su gran calidad por sobre el resto de los menores, en especial, cuando disputa torneos frente a los de su misma categoría. Era definitivamente el mejor, el que siempre ganaba las finales y se quedaba con las copas. Su servicio era respetable, su golpe de derecho causaba estragos y poseía una impresionante movilidad para ir de un lado a otro de la pista. Massú ganaba sin atenuantes a los de su generación y mostraba un espíritu ganador, que no era no tan común para los chicos de su edad. Poco a poco, con las ganas de quien está motivado porque está llevando a cabo la vocación que más quiere en el mundo, Nico comenzó a hacerse un nombre entre los menores de la zona y de todo Chile. Al cabo de un par de años, su nombre también figuraba entre las promesas del tenis de Sudamérica. Segundo hijo de Manuel Massú y Sonia Fried, hermano menor de Jorge y diez años mayor que su regalón, Stefano, Nicolás parecía portar un gen único y singular en algún recoveco de su esbelta anatomía de atleta ; una especie de poderosa herencia biológica digna de los ancestros culturales de sus padres : Massú árabe, Fried judía . Desde su más temprana aproximación al tenis, Massú jugaba solo para ganar, no para entretenerse ni pasar el rato, como si el triunfo fuese un fin en si mismo, mas que la mera práctica recreativa. 19 Sobre el court, Nico semejaba un pequeño guerrero de cara infantil , que en vez de armadura utilizaba un sombrero siempre a tono con el vestuario y una raqueta marca Prince. “ Antes que contara con auspiciadores y usara la marca de ropa Puma – relata Sonia, su madre- yo siempre le diseñaba algunas prendas, o le adornaba las que ya tenía. Por ejemplo, a su gorro le envolvíamos un pañuelo con los colores de Chile. Desde chico le inculqué que sintiese el orgullo de jugar por su país” El Nico era un luchador empedernido. Por eso, era común verlo discutir con los jueces de silla, a causa de fallos que le parecían dudosos. En esas ocasiones afloraba su singular personalidad e histrionismo. Las reclamaba todas y hasta en el más insulso de sus entrenamientos le gustaba tener la razón, incluso cuando la marca del bote no era tan clara, el Nico siempre se encargaba de agregar aguas a su molino y quedarse finalmente con el fallo final a su favor. “ Yo creo que él estaba tan obsesionado por ganar , que veía como malas , incluso las pelotas que notoriamente eran buenas - continúa Alfaro, su partner ocasional de dobles en la época infantil . No es que el Nico tuviera mala intención de hacerte trampa, o algo por el estilo. Sencillamente no soportaba perder y eso lo llevaba a ver lo que sólo él quería ver y a reclamar sin rendirse hasta que le dieran finalmente la razón”. 20 Capítulo II El Olimpo 21 Se abren cadenciosamente las puertas del ascensor que va en descenso hacia la planta baja del hotel Araucano de Concepción y como si fuera una postal viviente con protagonistas de carne y hueso, aparece, de improviso, la figura mítica, inconfundible, del héroe deportivo del momento : Nicolás Massú. Está en la portada de todos los diarios de Chile y desde que ganó las medallas de oro en los Juegos Olímpicos, no hay nadie que no quiera estirarle la mano en señal de retribución y gratitud. Es el ídolo de moda y todos quieren una foto junto a él, o al menos que se digne a saludarles. Nico viste un polerón Adidas de color celeste intenso, yins ajustados a la moda y zapatillas deportivas de última colección. El pelo lo tiene lavado con un shampoo caro y cuidadosamente peinado como a él le gusta. No es que se pase la peineta solamente un par de veces. La pinta de Massú nunca será un tema casual en su existencia. El siempre elige como verse. Es también un devoto del espejo y ocasionalmente pregunta si se ve bien o no, con tal o cuál tenida. Y si uno duda de su elección, es capaz hasta de cambiársela. Ahora está en un rincón del ascensor, tomado de la mano con una hermosa chica rubia, de pelo largo, ropa ceñida al cuerpo y sonrisa tan nítidamente escandinava como sus profundos ojos azules. Se llama Caroline y es una chica sueca que conoció en Estocolmo y que esta vez actúa como princesa consorte del hombre más comentado de Chile en las últimas dos semanas. Nos saludamos con afecto y bajamos hablando trivialidades en compañía de un silencioso ascensorista, que solo atina a sonreir con fingida amabilidad si escucha algo gracioso de la conversación, o cuando nuevos pasajeros abordan el cubículo que desciende. 22 Me sorprende verlo tan tomado de la mano y en plan de pareja oficial. En apariencia, los tenistas son chicos fáciles de seducir, se dejan querer y hasta prometen más de lo que pueden. Pero son unos grandes solitarios. Por eso es raro que presenten a una de ellas en sociedad, a menos que su relación sea importante, claro. Mi mirada parece delatarme. Antes que yo verbalice mis pensamientos, Nico salta con su pregunta : “ ¿Como está la minita, Flores? ¿ Qué nota le ponís? ” Ella mira sin entender nada, pero como supone que están hablando de ella pone rostro de consentida. No dudo mucho en encontrar la calificación: un seis coma seis, respondo. Nico aprueba con una sonrisa y no hace comentarios. Es una cálida noche de septiembre de 2004 en Concepción. La primavera comienza a sentirse tibiamente en el corazón del sur chileno y hasta el tradicional cielo penquista, a menudo tan lleno de nubes amenazantes, hoy luce casi despejado. En las afueras del recinto, a pesar de que son pasadas las diez de la noche, todavía aguarda una multitud de admiradoras que cada cierto tiempo grita, chilla, vuelve a gritar y hasta emite aullidos para que el ídolo no olvide que están presentes y escuche a quienes han venido a saludarlo. Permanecen allí leales, fieles, expectantes, de veras interesadas. Solo piden que Massú se asome un ratito al balcón de la terraza del Hotel Araucano, aunque sea por unos cuantos segundos, qué le cuesta. Con eso ya serían felices. Se irán tranquilas a casa y podrán contarle a sus familiares y amistades que estuvieron a metros del Nico y que provoca una emoción especial sentir su presencia tan cerca. 23 En esos días de gloria y asedio, el tenista tiene un aura que atrae y convoca a la gente. Trata de seguir siendo un tipo normal como todo el mundo, pero no es nada fácil. Firma autógrafos y se arma de paciencia para poner atención a las alabanzas desmedidas de sus interlocutores. Más que parabienes por sus medallas, a menudo, son discursos ya hechos, ladrillazos verbales de lugares comunes y zalamerías destinadas a aumentarle artificialmente el ego. Pero Massú, como tiene estirpe de grande, está más comprensivo que nunca y se toma con resignación esos encuentros. Saluda efusivamente a sus amigos y demuestra buena onda con sus conocidos y los no tanto. Tiene el aura de un gigante y su sola presencia genera interés en los demás. El tremendo impacto mediático que ha significado su paso por Atenas ha calado profundo en el sentir nacional. Muchos de quienes se le acercan , parecen nerviosos y expectantes. Es tal el magnetismo personal que irradia la presencia del viñamarino, que prácticamente todos terminaban tratándolo como si fuese una divinidad del Olimpo. Una deidad caminando entre nosotros, simples mortales. Tres días antes, Massú ha llegado finalmente a Santiago después de hacer un aro en Miami. Allí compartió con su familia, regaloneó con Stefano, acarició a la Sonia, habló de futuros negocios con Manuel, se empapó de sus afectos cercanos y pudo enterarse de primera fuente sobre las dimensiones que había alcanzado en Chile su gran logro olímpico. Viene desde Estados Unidos convertido en celebridad planetaria a recibir el merecido homenaje que - nada menos- el Gobierno de Chile le quiere brindar en el Palacio de La Moneda por sus servicios prestados a la Patria. 24 Nicolás, Fernando González, sus respectivos entrenadores, Patricio Rodríguez y Horacio De la Peña y una comitiva integrada por sus familiares más directos toman el desayuno con Ricardo Lagos, Presidente de la República y el ministro Secretario General de Gobierno, Francisco Vidal. Los invitados son trasladados en un bus especial desde el Aeropuerto Merino Benítez de Santiago hasta la sede de la Presidencia de Chile, que tarda horas en llegar a su destino. Visten de terno y corbata, acorde con la dignidad de la ceremonia. El convoy de la victoria está pintado de color azul y su carrocería de dos pisos, tal como los famosos buses del transporte público de Londres, está al descubierto. Cuenta con una veintena de asientos y barandas laterales para afirmarse y viajar seguro de pie. Ambos tenistas se instalan en los costados del bus y desde ahí devuelven los saludos de la multitud volcada masivamente a las calles. La gente quiere expresarles cariño y gratitud por lo que hicieron en Atenas. Se pasaron, muchachos. Es un orgullo haberlos visto ganar tal como ganaron. Mostraron una clase y convicción digna de héroes olímpicos. “En principio, Nicolás desechó la idea de recibir homenajes públicos – reconoce Sonia, su madre – el pensaba que debíamos celebrarlo en forma privada e íntima. Solo sus más conocidos. No quería prestarse a tanta exposición mediática, ni menos que lo fueran a condecorar en La Moneda, pero la verdadera razón es que Nico siempre ha sido tímido, humilde, medio cortado, no le gusta que lo estén halagando”. Las fotos inmensas de ambos tenistas lucen en cada costado del transporte, al lado de los logos corporativos de sus auspiciadores de entonces : Adidas y Telefónica. 25 La gente salió a esperar el paso del bus con banderas chilenas, papel picado, chicharras y trompetas ruidosas. Es la forma que tiene el pueblo de dar la bienvenida a quienes lo merecen. Salen a la calle espontáneamente, solo los mueve la emoción. Nadie antes ha puesto tan alto el nombre del país en los Juegos Olímpicos y eso merece el reconocimiento ciudadano. La voz del pueblo es la voz de Dios. Es también el paso efímero y simbólico de los tenistas hacia la gloria y el recuerdo eterno de la gente. Un hecho único y especial que determinará para siempre sus carreras. “Estás como en una nube. Te saluda todo el mundo en la calle, te invitan a todas partes, pero todo pasa tan rápido. Recuerdo que un par de meses antes, habíamos pasado caminando por dentro del palacio de La Moneda y con Manolo Massú comentamos lo impactante que debió haber sido para el Chino Ríos cuando lo invitó el presidente Frei a su despacho para felicitarlo personalmente. Y mira lo que pasó después. La vida no deja nunca de sorprenderte”, comenta con nostalgia, Sonia Fried y sus inmensos ojos color cielo se iluminan cuando vuelve a pensar en la vorágine de aquellos tiempos de fama, gloria y reconocimiento. En cada esquina del recorrido triunfal de los tenistas, desde el aeropuerto al centro de Santiago, hay adultos con sus hijos agitando banderitas y pañuelos en señal de alegría. Massú y González responden desde arriba del bus elevando los brazos y agradeciendo con gestos visibles la amabilidad de la gente. Es una verdadera aclamación popular en el más literal sentido de la palabra. 26 “Yo me limitaba a repetir en mi relato, que éste era el reencuentro de los héroes olímpicos con su gente. Esa era la idea fuerza que salía por el altoparlante – recuerda, Pablo Vuskovic, periodista y productor de eventos, contratado como animador por uno de los auspiciadores para que motivase a la gente durante el recorrido. Arriba del bus, micrófono en mano, el experimentado profesional del entretenimiento ensalza los nombres de Massú y González y narra los pormenores de su llegada al país . Cuando enfilamos por la Alameda hacia el centro- continúa – había gente en todas partes saludando. Era un mar humano aguardando el paso de los tenistas. En algunas zonas se producían aglomeraciones y el bus apenas podía avanzar. Todo el mundo estaba eufórico. Fue una jornada muy emocionante”. La televisión transmitía en directo, el paso de la caravana de los héroes de Atenas a cada rincón del país y, estoy seguro, no hubo habitante de esta alejada y remota nación que no sintiese orgullo y admiración por dos de sus hijos pródigos. Una vez que llegan al Palacio de La Moneda, se dan cuenta que aquí también hay gente por todos lados y que la Plaza de la Constitución esta prácticamente a tope. Se impresionan con esa inmensa manifestación de cariño y lo comentan entre ellos. Luego ingresan al interior de la sede del Poder Ejecutivo para compartir el desayuno con Ricardo Lagos. Al cabo de una hora, salen al mítico balcón de La Moneda que está en la fachada del edificio. Detrás de ellos, discretamente el presidente observa el merecido baño de multitudes que ahora se están dando ambos tenistas. No sospechan que esta celebración los marcará por el resto de sus vidas. En el futuro podrán contarle a sus nietos que fueron aclamados por el pueblo de Santiago, de manera libre y generosa. 27 El presidente Lagos los invita a ponerse en primera fila y observa con solemnidad la escena. En su fuero interno él sabe que ese balcón se abre sólo para ingresar en la historia. González y Massú viven a plenitud ese instante supremo y único cuando la masa entra en trance y los vitorea. Ellos devuelven el gesto con un sonoro ceacheí que la multitud responde como si fuese un inmenso coro improvisado. El simbólico homenaje del pueblo le da sentido a todo lo hecho en sus carreras. Ha valido la pena el sacrificio y las toneladas de entrenamiento se justifican por la sola vivencia de este momento inolvidable, eterno y trascendente. Pero volvamos a Concepción. En los accesos al hotel donde están alojados ambos campeones olímpicos, en la galería comercial que antecede a la recepción, hay también carabineros que impiden el paso de la gente curiosa. Solamente tienen derecho a entrar los pasajeros. ( Al Nico yo lo conocía desde sus tiempos de junior, cuando aferrado a su bolso de raquetas y cuidando con esmero, como siempre lo hace, de mantener domesticada su frondosa cabellera rubia, viajaba en solitario por las canchas del planeta para ganarse un espacio protagónico, un lugar de honor en ese circo despiadado y adictivo que es el circuito mundial ATP. Alguna vez también tuve el privilegio de cubrir sus éxitos en torneos juveniles para medios de prensa nacionales y Canal 13 TV. En Wimbledon , por ejemplo, cuando en 1997 acompañado por el peruano, Luis Horna ganaron el dobles del más histórico de los torneos del tenis internacional. También el 98, cuando junto a González se quedaron con el mismo titulo en el mítico US Open. En otra oportunidad, coincidimos en el aeropuerto de Barajas y luego abordamos juntos el vuelo nocturno Madrid-Santiago. Charlamos largamente en la democrática clase turista de un avión de 28 fuselaje ancho, mientras sobrevolábamos el inmenso Océano Atlántico. Fue aquella una conversación banal y divertida. Intercambiamos anécdotas del circuito, chascarros varios del Chino Ríos, por cierto; de González también y hasta me contó cómo lo hacía para enfrentar sin angustia esa vida tan agotadora y trashumante. También habló de su propia familia, de la influencia de su abuelo en sus inicios, de sus mujeres de ocasión con las que intimaba en todas partes y de sus insaciables aspiraciones personales por hacerse un nombre en el deporte más solitario y competitivo del planeta. No obstante su juventud, tenía absolutamente claro que a los 18 años la fiesta estaba recién comenzando, que todavía le faltaban muchas horas de tenis, sudor y lágrimas para elevar su raqueta victoriosa y ganarse el respeto de sus pares, de la prensa, de los aficionados y del país, en definitiva.) Mientras bajábamos juntos en el ascensor hacia el lobby del Araucano, me preguntó de nuevo, al menos dos veces, que me parece su nueva conquista sueca, si la encontraba atractiva, bonita, o qué? y, de paso, aseveró con convicción que Caroline le gustaba mucho, pero no estaba todavía enamorado. También comentó sin hacer aspavientos, la satisfacción enorme que le había provocado el impresionante cariño que les había expresado la gente a su regreso a Chile. Cuando lo felicité por sus impresionantes logros olímpicos, me esbozó de pasada un comentario que tenía un evidente dejo de sorna. “ Ahora nadie me va a poder huevear por mi tenis. Les demostré a todos quién soy y de qué soy capaz” comenta seguro antes de despedirse. 29 Así no más era, en verdad. Acostumbrados a la impresionante pirotecnia mediática del juego iluminado de Marcelo Ríos y al mortífero misil derecho de Fernando González, prácticamente no hubo comentarista de tenis en Chile que no le vaticinara a Massú un futuro relativamente acotado, una especie de crónica anunciada de lo que sería su paso por el circuito ATP. Los “expertos” no le asignaban muchas posibilidades de conseguir logros internacionales. Pero si así fuera, sería un premio muy merecido a su constancia, a su increíble garra deportiva, a su inmensa categoría como competidor de fuste, hecho que nadie discutía, en verdad, pero no a su excelso tenis, ni a su inmensa calidad dentro del court. El tiempo se encargaría de desmentir con fuerza la falacia de tales aseveraciones. Ahora había que disfrutar de esa época de gloria que sobreviene al triunfo. Nico disfrutaba de esos minutos de éxtasis que invaden el ego cuando se alcanza un logro que cambiará para siempre la vida en el sentido positivo. Era el reposo del guerrero después del fiero combate y Massú lo vivía a plenitud. El impacto que su hazaña provoca en el deporte mundial y, en particular, en el ambiente del tenis, Nico lo experimenta en carne propia cuando le toca disputar el US Open que se disputa en la ciudad de Nueva York. En los camarines de Flushing Meadows, muchos jugadores lo saludan y le comentan con afecto los merecimientos de su triunfo. Nico agradece con humildad y hasta se siente extraño con tantas muestras de cariño. En un deporte tan competitivo e individual, estos elogios son raros, verdaderas excepciones a la regla. 30 “Yo no soy de esos a los que le gustan los homenajes y que la gente hable tanto de uno, pero cuando ví a Agassi atravesar todo el camarín para ir darme la mano, eso me impactó. Me dijo: yo gané una medalla de oro, pero ganar dos, eso es realmente muy difícil. Te felicito, dejaste el corazón en la cancha. Agassi fue mi ídolo de niño, imagínate, como me sentí después de sus palabras”. Son tiempos de fama mundial, qué duda cabe. En todas partes la gente lo reconoce y le expresa sus parabienes. Su padre le advierte que hay mucha gente que quiere contactarlo y hay que irse con cautela. Entre tanta expectativa y agobio, hay un llamado telefónico que viene del exterior y que deja al idolatrado Massú, sin palabras. Al mirar con detalle el visor de su celular, se da cuenta que está entrando un número telefónico que inicialmente no identifica y duda antes de responder de inmediato. Efectivamente, el código pertenece a Estados Unidos, pero a Nico ya lo han puesto al tanto de quién podría tratarse. Una chica de linda voz y acento marcadamente mejicano quiere saludarlo y darle personalmente sus felicitaciones, porque ha visto la final del tenis, a través del cable y quedó impactada con su juego y, en especial, con su impresionante garra y energía para ganar el partido. Ella agrega que se emocionó mucho. Y obviamente, sin decirlo de modo directo, le da a entender que también la ha dejado flechada con su pinta de gladiador de pelo largo y ojos profundamente verdes. Es Salma Hayek, internacionalmente conocida actriz de Hollywood que se consiguió su número, a través de un amigo chileno. El hizo la gestión con su familia y ahora también ella lo quiere congratular y de paso invitarlo a que se conozcan. 31 “ Gracias Salma por tu llamada, te pasaste para ser simpática y amable. Me siento muy orgulloso y te agradezco mucho el gesto de comunicarte conmigo. Ahora ya tengo tu celular y es cosa que nos pongamos de acuerdo para vernos en el futuro” responde Nico, con voz marcadamente seductora. Se comunican de nuevo en varias oportunidades e incluso Sonia y Stefano, a veces, también conversan con la artista azteca. Finalmente el encuentro se concreta a fines de ese año en la cosmopolita ciudad de Nueva York. El Nico viaja directo desde Santiago para juntarse expresamente con la diva del cine mundial. Ella lo invita a la exclusiva “avant premiere” de la película “Bandidas” que ha rodado junto a Penélope Cruz. Allí se conocen y se hacen amigos, recorren lugares sofisticados y hasta sobrevuelan en helicóptero los imponentes rascacielos de Manhattan. Les ha bastado charlar unos minutos para empatizar y encontrar puntos en común. Tienen onda de inmediato y no dudan en reconocerlo. Por la noche, cenan juntos y después comparten animadamente al compás de la música, el relajo y la conversación de dos desconocidos que intentan reconocerse, a través del lenguaje y sus historias personales. Estiran la jornada hasta tarde, hasta que la ciudad que nunca duerme retoma su paso cotidiano. 32 CAPITULO III ASI SE GANAN MEDALLAS 33 CAMPAÑA NICOLAS MASSU -- SINGLES VARONES JUEGOS OLIMPICOS DE ATENAS Primera Ronda Gana a Gustavo Kuerten (BRA) : 63 /57 y 64 Segunda Ronda Gana a Vincent Spadea (USA) : 76 (3) y 62 Octavos de Final Gana a Igor Andreev ( RUS) : 63 /67(4) y 64 Cuartos de Final Gana a Carlos Moyá ( ESP ) : 62 y 75 Semi Final Gana a Taylor Dent ( USA) : 76(5) y 61 Final Gana a Mardy Fish (USA ) : 63 /36 /26 /63 y 64 34 CAMPAÑA NICOLAS MASSU Y FERNANDO GONZALEZ DOBLE VARONES - JUEGOS OLIMPICOS DE ATENAS PRIMERA RONDA Ganan a : M. KNOWLES Y M.MERLDEIN ( BAHAMAS) 7-5/ 6-4 OCTAVOS DE FINAL Ganan a : G. ETLIS Y M.RODRIGUEZ ( ARGENTINA) 6-3/7-6 (2) CUARTOS DE FINAL Ganan a : B.BRYAN Y M.BRYAN ( ESTADOS UNIDOS) 7-5 / 6-4 SEMIFINAL Ganan a : M. ANCIC Y I. LJUBICIC ( CROACIA) 7-5/4-6/6-4 FINAL Ganan a : N.KIEFER Y R. SCHUETTLER (ALEMANIA) 6.2/4-6/3-6/7-6(7)/6-4 35 A mediados de agosto de 2004 , Nicolás Massú aterriza sobre la losa del remozado aeropuerto de Atenas. Viene a competir acompañado de su entrenador de entonces, Patricio Rodríguez . La combinación aérea que lo transporta, hace una breve escala técnica en Europa, pero el aeropuerto de origen es Miami, Estados Unidos. Durante tres semanas practicó, sin pausas, sobre el cemento ardiente de un condominio privado de Key Biscayne. Massú alterna el trabajo en cancha con la puesta a punto de su condición física. Viene un desafío duro y quiere estar a la altura de las circunstancias. Afinó los golpes y el servicio y ha estado entrenando sobre una superficie similar a la que se disputará la competencia de tenis de los Juegos. El interior de la terminal aérea es por esos días un verdadero caos y Nico debe sortear a mucha gente antes de recoger finalmente sus raquetas y enseres personales. La temperatura supera con creces los 30 grados Celsius en la capital griega y no es fácil soportar la sensación térmica sin aire acondicionado en los sitios bajo techo. Por una mera casualidad del destino, mientras Nico busca la salida del renovado edificio de la terminal aérea , se cruza en el camino con Fernando Solabarrieta, periodista de TVN y relator oficial del canal público para los grandes eventos deportivos. Se saludan amistosamente y Solabarrieta le desea lo mejor para la competencia que se avecina. El de Puerto Natales no sospecha que más adelante será testigo y parte de una de las historias más profundas del periodismo deportivo nacional. “Vamos Nico que se puede” le recalca el comunicador en buena onda, antes de despedirse y apretarle efusivamente la mano. 36 Afuera del aeropuerto, la canícula pega fuerte y sin ninguna contemplación por los recién llegados. Pero que más da, estamos en pleno verano y los tenistas, por definición, son seguidores del sol. Están acostumbrados a las inclemencias de los rayos solares y al calor como sensación permanente. Definitivamente, Atenas ya vive su fiesta previa. Se inició la cuenta regresiva para el inicio de los Juegos Olímpicos de verano, el evento mayor del deporte mundial. Faltan apenas tres días escasos para la simbólica y espectacular ceremonia inaugural. Un atleta destacado del país y elegido por los organizadores transportará la antorcha hasta un lugar destacado del Estadio Olímpico. El honor recae en Nikolaos Kaklamanakis, windsurfista griego que fue medallista en Atlanta. El es elegido para encender la llama sagrada que iluminará con su fulgor la cálida noche de Atenas y del planeta deportivo. Nadie que le tenga cariño al cultivo del espíritu, a través de la actividad física, puede abstraerse de la importancia del acontecimiento. Con mayor razón los atletas inscritos para competir en esta ocasión. Ellos serán los reales protagonistas de las diferentes pruebas que comenzarán a disputarse dentro de poco. Los detalles de la ceremonia que abrirá los Juegos son el tema del día en los medios griegos y la prensa especializada del mundo. Bastaría recorrer cualquier sector de la populosa Atenas para constatar que hay una verdadera invasión pacífica de personas venidas de todo el orbe. Está en juego el prestigio internacional de los griegos, pero pocos dudan del éxito de la cita olímpica, una de las tradiciones más preciadas de la cultura helénica. 37 En rigor, a la cita planetaria asisten exactamente, 10.625 atletas nativos de 201 naciones, según las cifras oficiales de los organizadores. Sumense a ellos, los 21.500 miembros acreditados de la prensa y 45 mil voluntarios reclutados por el Comité Olímpico. y la organización del evento. Estos últimos apoyan la logística de las competencias y se distribuyen las más disímiles tareas de apoyo. Sin contar los millones de turistas que ya vibran con el mayor referente deportivo de la Tierra. Los Juegos Olímpicos, esta vez, vuelven a su suelo materno, al mismo hogar donde vieron la luz por primera vez el ano 776 A.C. Entonces fueron concebidos como una forma superior de honrar a los dioses, a través del tributo físico que ofrendaban los campeones. En esa época pretérita se privilegiaba el sacrificio, la inmolación del cuerpo, la resistencia y el espíritu de combate. En sus orígenes, los Juegos eran equivalentes a la celebración de una disputa emblemática, una ofrenda de los humanos a los dioses. Una especie de guerra amistosa y leal entre los atletas, que si bien es cierto no estaba ajena a la competencia feroz entre ellos, con los siglos ha derivado en un enfrentamiento directo entre naciones. En la actualidad la avidez por el triunfo excede los márgenes del deporte y se inserta directamente en la política. Se palpa la efervescencia del evento en cada rincón de Atenas y los anfitriones se multiplican en varios frentes para atender los requerimientos de tanto extranjero ávido de experiencias. En verdad, los anfitriones están acostumbrados a las masas de inmigrantes temporales y al ejercicio cotidiano del turismo, una de sus industrias fundamentales. Los griegos se aprestan por enésima vez a recibir una multitud de foráneos de todas las latitudes. Estos vienen a participar de la gesta deportiva, pero también recorrerán sus tierras, se impregnaran de la cultura milenaria, degustaran las originales 38 comidas ancestrales y los deliciosos pescados y mariscos que a diario ofrenda el Mar Egeo. Los herederos modernos de Apolo y Zeuz esperan al mundo con los brazos abiertos y la misma cordialidad de siempre. Aunque no lo demuestren tan abiertamente, sienten como suyo el merecido orgullo de saber que su creación ancestral ya es también uno de los patrimonios más importantes del planeta. En las tiendas de souvenirs y recuerdos, las simpáticas imágenes de Atenas y Febo se multiplican por miles en estanterías y vitrinas. Son las mascotas del evento y como era de esperar, se venden como si fuera pan amasado recién salido del horno. Cada cuatro años, una ciudad del planeta es elegida por el Comité Olímpico Internacional para organizar los llamados Juegos de verano. A partir de la aprobación previa de la mayoría de la asamblea de países, la sede de inmediato comienza a sufrir una verdadera transformación en su fachada urbana. Se vuelven a rediseñar las avenidas, se ensanchas y modernizan las carreteras. Se enaltecen los monumentos tradicionales y generalmente se construye una espectacular infraestructura deportiva que luego será la herencia más preciada. Atenas, por cierto, no es la excepción a esta regla de oro y sus habitantes lo agradecerán en el futuro. Durante dos semanas inolvidables, millones de personas tendrán puesto sus ojos en la capital de Grecia y la responsabilidad que implica tamaño desafío es gigantesca y compromete a toda la nación. Lo sabe todo el mundo: los niños, las mujeres, los abuelos, hasta el más humilde de los habitantes atenienses. La multitud que asiste a los Juegos siente que su pulso se acelera junto con el devenir diario de los acontecimientos. Hay una especie de vigilia no declarada, mezcla de nervios y curiosidad porque la madre de todas las competencias de una buena vez comience. 39 Se acerca la espectacular ceremonia que dará por abiertos los XXVIII Juegos Olímpicos de la Era Moderna y no hay nadie que no sienta la presión del acontecimiento. La efervescencia se puede palpar directamente en las calles, en los vagones atestados del Metro, en las callecitas estrechas de la Plaka, en los muelles de embarque del visitado puerto de Pireos, en las escaleras que ascienden hasta las ruinas de la Acrópolis, en fin, en cualquier parte de esta pequeña gran nación del sur de Europa. Nadie quiere que falle ningún detalle y los griegos esperan hacer honor a su merecida fama de grandes anfitriones. Los Juegos nacieron en la Antigua Grecia, casi ocho siglos antes de Cristo y se disputaron entonces en la desaparecida ciudad de Olimpia, un área situada en la parte Occidental de las islas del Peloponeso. A fines del siglo XIX, el visionario Barón francés, Pierre de Coubertin, fundador del Comité Olímpico Internacional, logra finalmente convencer a sus pares para revivir una de las más clásicas tradiciones helénicas. No obstante, los escépticos de siempre que se oponen a la idea de volver al pasado, su discurso persuasivo cala definitivamente hondo entre los miembros de la naciente organización. La mayoría está de acuerdo con la idea y finalmente en 1896, nuevamente son organizados los Primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna. Atenas es la ciudad elegida para honrar la rica tradición histórica. Por cierto, nada se puede comparar con aquel pasado legendario que quedó para siempre en los libros y relatos. Los sistemas sociales que gobiernan el mundo son muy diferentes a los de fines del siglo 19 y, qué decir, de los atletas actuales. En la mayoría de los casos, competidores preparados especialmente para cada prueba deportiva. 40 Su hambre por ganar medallas, además del honor y la motivación por el logro en si mismo , están ahora potenciados por las generosas sumas de dinero que les ofrecen en sus países de origen. Massú sabe por su experiencia previa que este torneo es un ejemplar único, un evento irrepetible y muy diferente al que está acostumbrado cada semana para cumplir con el agotador calendario impuesto por el ATP Tour. El ya estuvo en los Juegos de Sydney en el 2000, e incluso esa vez terminó siendo el abanderado oficial del equipo, después de la sorpresiva renuncia de Marcelo Ríos a portar el emblema patrio. El tenista viñamarino valora en toda su dimensión lo que significa vestir con orgullo el escudo de Chile. Siente que más que un jugador de renombre en el circuito ATP, él es embajador deportivo de nuestro país, un protagonista activo de la cita más grande y prestigiosa del deporte mundial. Nico llega a la congestionada Atenas bajo la asesoría de su nuevo coach : el legendario Patricio Rodríguez, gran tenista chileno de la década del 60, ex jugador internacional del entonces naciente circuito profesional, entrenador de figuras prominentes y vastamente conocido en el mundillo del tenis rentado. Están juntos desde el torneo de Wimbledon y antes de dirigir al viñamarino, Pato Rodríguez estuvo con José Luis Clerc, Andrés Gómez, Jaime Izaga, Nicolás Lapentti, en fin, grandes cracks del tenis latinoamericano. A ambos ahora los está esperando un minibús de la organización en las afueras del aeropuerto. Cuando finalmente acomodan sus maletas y viajan raudos por la veloz autopista que conduce a la recién estrenada Villa Olímpica, un dirigente les explica algunas formalidades de su futura residencia. 41 “Los tenistas – señala - van a compartir el mismo departamento con la gente de la natación. En este inmueble hay cuatro dormitorios: dos para los tenistas y dos para los nadadores” En cada pabellón del inmenso albergue de las delegaciones hay una bandera que identifica al país y, a medida, que pasan los días, los atletas van colgando símbolos patrios en los balcones de sus habitaciones, tal como lo harían los marineros de un barco que iza sus pendones cuando está a minutos de recalar en un nuevo puerto. Son departamentos comunes y normales con capacidad para albergar hasta diez personas. En la primera habitación que encuentran disponible, Nicolás se instala con Fernando González. Luego, en la segunda, Pato Rodríguez lo hace con el coach de González, el “pulga ” Horacio De la Peña. En la que sigue, Sandro Zolezzi, presidente de la Natación y el entrenador del equipo oficial del deporte, el profesor Rodrigo Bañados. En la última del fondo por el pasillo de enfrente, los destacados nadadores, Maximiliano Schnettler y Giancarlo Zolezzi. La misión deportiva de Massú , por llamarla de alguna manera, no es más que la de cualquier deportista de selección: defender con honor y dignidad los colores de Chile. Nadie les ha puesto como imposición que vuelvan con una medalla, porque aquello seria un sueño. Solo se les pide que mejoren sus marcas e intenten vender cara la derrota. En una palabra, que estén a la altura de sus nominaciones. Massú y González representan al tenis. Ambos están inscritos para participar juntos en la competencia de dobles y cada uno en el singles del cuadro principal. 42 A Nico le basta con echar una ojeada a los inscritos en el torneo, para darse cuenta que aquí esta la flor y nata del tenis mundial. Entre otros, Federer, Roddick, Kuerten, Moyá, Ljubicic, Ancic, Berdych, por citar sólo algunos de los ilustres jugadores del circuito que intentarán ganar el único título que probablemente no olvidarán jamás en sus vidas: los Juegos Olímpicos. La sede del tenis es una construcción gigante, de presencia imponente y con capacidad para albergar hasta cinco mil espectadores sentados en su moderno Court Central. Como este es un torneo que nació al alero de la poderosa Federación Internacional de Tenis, ellos son los encargados de velar por la competencia. Están a cargo de los jueces y toda la infraestructura médica y deportiva que controla el evento. Al igual que la temporada americana de verano que finaliza con la disputa del legendario US Open, este torneo también se juega sobre superficie dura: Hard Court, como se le conoce en el lenguaje cotidiano del tenis. Pero hay canchas duras lentas y otras duras rápidas. Esta de Atenas, a decir del Nico, estaba rapidísima: “Recuerdo que comentamos el tema con Fernando la primera vez que entrenamos juntos. Al principio, nos sentíamos bastante incómodos, porque la velocidad de la cancha era superior a la normal. Hasta las pelotas elegidas sentíamos que estaban rápidas”. Aunque parezca difícil de creerlo, desde enero hasta agosto, Massú no ha ganado ni siquiera un mísero partido sobre “hard” en toda la temporada. Cayó inexorablemente en las primera rondas de todos los torneos disputados el 2004: en Qatar ( perdió con Ljubicic : 3-6 /3-6); en Sidney ( perdió con Reid : 6-7/6-2/ 4-6); en el Australian Open 43 ( perdio con Nieminen :1-6/7-6/2-6/3-6) ; en el Masters de Indian Wells ( perdió con Rafael Nadal : 3-6/0-1, retiro) ; en el Masters de Miami ( perdió con Pavel : 6-7/1-6); en el Masters de Toronto ( perdió con Johansson: 4-6/4-6) y en el Masters de Cincinnati ( perdió con Youzhny : 3-6/6-3/3-6). En verdad, por sus aprontes, Nico no era capaz de convencer de sus posibilidades de triunfo, ni al más ferviente de sus seguidores. No era uno de los favoritos, qué duda cabe, pero quienes lo conocen desde adolescente, saben que a Nicolás le podrán quebrar el servicio innumerables veces, pero la confianza en si mismo no se la doblega nadie, ni el tenista número uno del mundo apuntándole con un porta misiles desde el otro lado de la red. Nico estaba en un expectante lugar 14 del ranking de la ATP, pero encontrar apostadores dispuestos a jugarle fichas a su opción de medalla en Atenas, seguramente eran contados con los dedos de una mano. No obstante, cuando se juega por el país, o por una razón sentimental muy importante, el recuento estadístico sobre el tema sirve sólo como referencia. En verdad, la historia está hecha para hacerla trizas, para alterarla, no para hacer de ella un legado inmutable. Si fuera únicamente por la lógica de los eruditos, la esperanza de alcanzar la victoria por parte de los menos fuertes sería solo un concepto vacío, errado y demagógico. A Nicolás Massú, le faltaba esperar tan solo diez días de calendario, para probar en uno de los deportes más competitivos del mundo, que él encarnaba esa notable excepción que aparece muy de tarde en tarde. Nico estaba a punto dar el zarpazo letal desde las sombras cuando nadie se lo imaginaba. Igual que esos maravillosos luceros que se adelantan a la noche estrellada cuando el atardecer recién está oscureciendo. 44 La Villa Olímpica estaba situada en las afueras de la ciudad de Atenas, a unos veinte minutos en automóvil desde las canchas de tenis. Se trata de un impresionante conjunto residencial que alberga temporalmente a más de 15 mil personas. Una verdadera ciudadela organizada con todas las comodidades y servicios de una urbe moderna. El lugar cuenta con un gigantesco casino, donde a menudo comparten fraternalmente los deportistas. El inmenso patio de comidas tiene varias gracias, porque además de ofrecer una buena variedad de platos, está permanentemente abierto para los atletas durante las 24 horas del día. Hay varias opciones y posibilidades de alimentos y se puede encontrar todo tipo de bebidas y suplementos nutritivos. Hay también en el interior, pequeños supermercados, lavanderías, lugares de venta de souvenirs y recuerdos, gimnasio, piscina recreativa, canchas de tenis, de fútbol, de básquet, en fin. Centros médicos, oficinas de correos y salas de internet , para qué seguir, miles de metros cuadrados dispuestos a albergar dignamente a la elite del deporte mundial. Si no fuera por toda la parafernalia de seguridad que rodea al conjunto de edificios, cualquiera podría decir que allí habitan trabajadores de clase media. De hecho, cuando se terminen los Juegos, el estado griego se hará cargo de las residencias y las distribuirá entre sus ciudadanos como hábitat permanente. El departamento que se le asigna a la delegación de Chile está situado en el tercer piso de un edificio de cinco plantas y dos pisos subterráneos. Son inmuebles de cuatro habitaciones que contienen camas de una plaza. Hay también una cocina sin artefactos, una sala de estar con su respectiva terraza y tan solo un baño para las ocho personas que compartirán el lugar. Tampoco hay televisión, ni juegos digitales para entretenerse en las horas de ocio. 45 Nico y Fernando, se dan cuenta de inmediato que el sitio no tiene nada que ver con aquellos albergues de lujo donde normalmente pernoctan durante su periplo por el circuito de tenis. En esta ocasión van a tener que acomodarse con resignación y buena voluntad, tal como lo hacían en la etapa juvenil, cuando recién comenzaban sus carreras y normalmente tenían que distribuirse el alojamiento entre varios, en especial, si el torneo no tenía tantos recursos. Ambos, se toman la situación con humor, sabiduría y una buena dosis de relajo. Es más, Nico hasta bromea con su compañero de sueños, acerca de la precariedad tan literalmente espartana del lugar. “ Aquí con un pedo bien tirado, compadre, nos vamos a la cresta todos ” comenta riéndose. Los tenistas profesionales están acostumbrados al boato y el glamour de la mayoría de los torneos grandes donde están inscritos. A menudo, alojan en hoteles de cinco estrellas, con losas de mármol brillando en la fachada, pisos alfombrados, restaurantes de lujo en el interior y baños de grifería pulcra. Los tenistas se desplazan por la vida, echados sobre mullidos asientos de cuero y con las patas hacia arriba en automóviles último modelo que conduce un chófer de turno para cada ocasión. Disponen también de servidumbre y un escuadrón de funcionarios de la ATP dispuestos a satisfacer sus deseos. Y a veces, no pocas veces, hasta sus caprichos. Las condiciones donde pernoctaban en Atenas, nada tenían que ver con la realidad del circuito con la que convivían semanalmente. La cama de la Villa Olímpica, por ejemplo, es estrictamente convencional, de no más de un metro noventa de largo y tan solo de una plaza. Por si eso no fuera suficiente incomodidad, para acceder al sitio de alimentación más cercano a casa, hay que esperar 46 pacientemente un bus que circunda la Villa y lo hace nada más que en determinados horarios. La organización e infraestructura hospitalaria de los Juegos ha sido históricamente de esta manera y no contempla sutilezas, ni excepciones sobre el punto. A los dirigentes del Comité Olímpico Internacional les da exactamente igual, si aquí duerme un tenista que acumula millones en su cuenta bancaria y en la habitación vecina un modesto corredor de fondo del Tercer Mundo que ganó su cupo gracias a una beca del gobierno. Ellos no están para discernir sobre los gustos de los atletas, ni menos sobre su valoración del lujo y el boato ajeno. Las comodidades estilo VIP, están en Atenas capital, afuera de los límites de la Villa. Si los atletas consideran que necesitan mayor espacio y privacidad, pues el país a quienes representan se las debe pagar, al contado, o con tarjeta de crédito dorada si lo desean. El espíritu olímpico no se transa y apunta a lo importante, que es la competición propiamente tal. El príncipe y el plebeyo deben dormir bajo la misma bandera de los cinco anillos que flamea orgullosa en la entrada del recinto. Son las reglas, muchachos. Esa es la tradición. Por eso, al final la victoria olímpica parece ser tan dulce y embriagadora. Por tal razón, a los medallistas los sacude finalmente una ola impresionante de satisfacción y orgullo. No solo hay que ganarle a los rivales, sino preferentemente a si mismo, en especial los tenistas, a ese pequeño burgués que todos llevan dentro. “Bueno, uno se puede acostumbrar a las camas chicas y hasta los olores ajenos también los termina soportando, pero lo que más nos alteraba – aclara Massú - es que como teníamos distintos horarios de partidos con Fernando, lo quisieras o no, el que se levantaba primero siempre le interrumpía el sueño al que en ese momento estaba 47 descansando. Además estaban los nadadores que dormían en la habitación del lado y el ruido que hacían ellos también nos despertaba. En fin, es así para todos. Es que uno en los Juegos es una hormiga, tan solo uno más”. El primer partido ante el brasileño Kuerten, Nico se lo toma con el debido respeto que acreditaba la jerarquía de su adversario. No solo pesaba la calidad tenística de Gustavo “ Guga” Kuerten. El era una leyenda viva del tenis latinoamericano y venía a intentar hacer lo suyo antes del olvido. Los juegos Olímpicos generan en los competidores una motivación difícil de explicar , tal vez debido a la grandiosidad del evento, pero hay un fuego sagrado que solo se puede comprender desde el punto de vista de la emoción. “ Yo sabía que no había jugado bien en cemento durante toda la temporada - recuerda Nicolás - pero como me había ido bien en los últimos torneos de la arcilla europea, mi confianza estaba alta. Yo había salido campeón en Kitzbuhel, Austria. En este deporte la confianza lo es casi todo. Si estás bien, todo se hace mas fácil. Gané el primer set ante Guga sin tanto sobresalto , porque le hice un quiebre de inmediato y después supe mantener el mío. El ambiente del estadio estaba entretenido y ruidoso. Era la segunda cancha en importancia, pero parecía un partido de Copa Davis entre Chile y Brasil. Había también muchos brasileros”. En el segundo set, Kuerten reacciona con la garra digna de un tipo que ganó Roland Garros tres veces y una temporada fue coronado como el mejor jugador del mundo. Guga gana ajustadamente la manga, pero Nico no está dispuesto a ceder el partido sin dar batalla. 48 “ Físicamente, Massú estaba muy bien. El llegó en excelentes condiciones a los Juegos- explica Pato Rodríguez. Pero que te toque Guga en primera ronda, igual no es un buen sorteo para nadie. Habíamos entrenado en Estados Unidos con mucha intensidad junto a Francisco Carrasco, un tenista chileno de su generación , amigo del Nico y todo había funcionado muy bien. Tenía que enfrentar ahora la competencia. A mí no me extrañaba su nivel, porque cuando Massú se focaliza solo en el tenis, se convierte en un jugador que impone mucho respeto”. En el tercer y decisivo set, a pesar de que Nico pasa por apuros y está muy complicado en algunos momentos, finalmente logra salir adelante en el momento preciso y con mucha clase gana el match con una ejecución notable. “ Guga lo fue a buscar y se aproximó a la red, pero Nico lo cruzó con un passing espectacular – recuerda Rodríguez. Fue un golpe certero y preciso que impresionó a todo el mundo”. Las primeras rondas de los torneos de tenis, son siempre complejas. Uno nunca sabe si la puesta a punto ha sido la ideal y si la precisión en los golpes también acompañará las ganas de que la pelotita amarilla siempre vaya adentro del rectángulo. Massú le gana a Guga con lo justo pero jugando muy buen tenis. A pesar de que es su partido de estreno en el torneo, en rigor, son sus segundos Juegos Olímpicos ( antes ya jugó en Sydney 2000) y esa experiencia importa mucho a la hora de motivarse en los momentos difíciles. Al finalizar el partido, Massú se sentía bien físicamente, e inmediatamente intuye que si era capaz de ganarle a Kuerten, después podía darle pelea a cualquiera de sus próximos rivales. 49 Su autoestima estaba por las nubes y así se lo cuenta a Sonia, su madre, en la comunicación diaria que sostienen, a menudo, cuando Nico está de viaje. “ Mamá , me dijo – relata Sonia Fried. Por fin, hoy sentí que le di bien a la pelota y como Guga te da ritmo para jugar, todo salió muy bien. Me repitió que físicamente estaba intacto”. En el horizonte de Nicolás Massú, ahora aparecía la figura del norte americano, Vincent Spadea, un jugador que por momentos representó la esperanza de recambio para el tenis de su país, pero que nunca germinó en realidad. Se quedó solo en promesa. Nico había ahorrado una buena dosis de confianza en su enfrentamiento de primera ronda contra Kuerten. Tenía la fe de los ganadores y estaba muy seguro de si mismo. No dudaba de su capacidad para superar el obstáculo que oponía el norteamericano. Spadea, era ciertamente peligroso como todos los del cuadro y a pesar de que prácticamente se había criado jugando en las caldeadas superficies asfálticas de Florida, Massú sabía que podía ganarlo en su cancha favorita. Como se dice en la jerga del circuito, Spadea era un rival abordable, además, no parecía ser mentalmente tan fuerte como para librar la larga batalla que Massú estaba dispuesto a plantearle en la pista olímpica ateniense. Para ganar los Juegos en cualquier disciplina, seguramente hay que tener una cierta alma de gladiador, tal como en sus remotos orígenes la tuvieron los primeros medallistas de la historia. La tradición de los Juegos y de representar a un país, nace de la exigencia implícita del competidor por darlo todo en pos del triunfo. 50 A Nicolás le gustaba mucho esa idea mítica de vencer o morir en la batalla y además se creía a plenitud el personaje épico que encarnaba; el combatiente que a pesar de sus heridas y dolores consigue doblegarlos a todos en la batalla final. Pero eso era hacer mucha ficción todavía. La competencia por las medallas recién estaba en pañales. “Estuve set point abajo en el primer set, pero logre dar vuelta la situación y después Spadea en el segundo set se derrumbó. Me quedé con la sensación de que yo estaba jugando cada vez con mayor solidez. Eso me sirvió mucho para los partidos venideros”, agrega Nicolás. Se requería mucho temple y valor para soportar el juego duro y agresivo que proponía desde el fondo de la cancha, Igor Andreev, su próximo oponente en octavos de final . El tenista ruso era joven, un jugador emergente y de gran capacidad física. Un fiel exponente de la nueva camada de tenistas jóvenes salidos del Cáucaso. Una auténtica realidad del circuito después de la notable era de tenistas rusos que representaron Medvedev y Kafelnikov. Andreev era dueño de un arsenal de tiros desde el fondo de la cancha como para preocupar al más valiente. Fue uno de los partidos más duros que tuvo que enfrentar Massú en su marcha hacia la final del torneo. De hecho, durante algunos pasajes, Nico se hablaba a si mismo y de paso maldecía a su rival con algunos chilenismos propios de su particular y divertido diccionario de obscenidades : “ Si me querís ganar, me vai a tener que sacar muerto de la cancha, huevón. Que te has creído, cagón ? gritaba Nico para desahogarse y Andreev lo miraba desde el otro lado de la red sin entender nada. Los chilenos presentes en el estadio solo atinan a sonreír. 51 Pato Rodríguez, asegura que a esas alturas de la competencia, Nico ya está jugando un tenis excepcional. “ Prácticamente volaba en la cancha. Su rapidez de movimientos era espectacular, además su revés era profundo y estaba causando tanto daño como su excelente golpe de derecha”. El partido ante Andreev marca un punto de inflexión en la carrera de Nico hacia las medallas olímpicas. No solo porque el se prueba a si mismo que esta con todas las luces encendidas, sino porque sus ganas de buscar los resultados están más vigentes que nunca. Su juego es fluido y prácticamente no demuestra incoherencias desde la línea de fondo. Su primer servicio adquiere una regularidad que le está generando mucha confianza a la hora de tomar decisiones. No obstante, había dudas razonables a la hora de hacer un análisis mas fino sobre sus posibilidades en la competencia. ¿ Tendría Massú el fuelle suficiente para seguir jugando con tanto despliegue de energías ? ¿ Podría su estado físico aguantar el inmenso desafío que estaba por acometer en las rondas siguientes? Dudas que también Nicolás comienza a interiorizar. “ Llegue prácticamente destrozado a la Villa – admite Nico. Estuvimos en la cancha más de tres horas y me sentía físicamente muerto. El tipo no fallaba, le daba duro y parecía muy sólido. Gané con lo que pude el tercer set, pero fue muy ajustado. Más encima, me entero que teníamos que jugar unas horas más tarde el dobles con Fernando frente a los hermanos Bryan, que son una de las mejores parejas del mundo” Una vez en el vestuario, Massú conversa seriamente con Fernando González sobre la posibilidad de seguir o no jugando en la competencia de dobles. Discuten la conveniencia de no presentarse 52 ante los Bryan para así poder privilegiar la actuación personal de cada uno de ellos en la competencia de singles. Ambos ya están en cuartos de final de ambos torneos y saben que se les viene un esfuerzo casi sobrehumano si perseveran con la idea de no desertar de ninguna de las dos competencias.. Los partidos que restan en las rondas finales son siempre los más duros y el cansancio acumulado ahora les está pasando lentamente la factura. Tal vez, por intentar rendir bien en ambos torneos están arriesgando a perderlo todo y a quedar con las manos vacías. Nico y Fernando se conocen desde niños, son amigos de toda una vida y siempre se han tenido confianza mutua para decirse las cosas sin ambages, ni discursos retóricos. Analizan los acontecimientos con frialdad, pesan los argumentos a favor y en contra. Finalmente, optan por inmolarse juntos en el intento y deciden dar la brutal batalla en los dos frentes. Se juramentan que mientras les quede un gota de energía en el cuerpo seguirán intentando la utopia de ganarlo todo. Salen a jugar contra los poderosos Bryan, con mas convicción que nunca. “Los primeros cinco juegos- recuerda, Nico- debo reconocer que me sentía absolutamente mareado y, a veces, hasta se me nublaba la visión. Lentamente, me recuperé y me empecé a soltar, tal vez, debe ser por la misma adrenalina que uno se genera cuando compite. Eso me ayudo a despejarme un poco y a recobrar bien el equilibrio con mi juego y el de Fernando. Ganamos en solo dos sets, nos complementamos muy bien y el triunfo tuvo un sabor especial para ambos”. Seguramente, deben haber muchas explicaciones técnicas para intentar buscar una respuesta al alto nivel que Nicolás está exhibiendo en Atenas, pero no bastan por si solas para explicar su 53 alto rendimiento. Si se ha de resaltar un aspecto que sobresale nítidamente por sobre los conceptos meramente técnicos, este es su motivación, la convicción superior con que está jugando al tenis . En general, la mayoría de sus golpes funcionan a cabalidad y no ha mostrado fisuras ni baches prolongados de concentración durante los primeros partidos del singles. No obstante, hay un aspecto específico de su juego que alcanza cotas superiores: su notable devolución de servicio. En superficies de este tipo, es normal para quien debe recibir el primer envío de sus rivales, habituarse a responder poderosos misiles, que en la mayoría de los casos, surcan el espacio a velocidades sobre los 200 kilómetros por hora. Massú está a la altura de las circunstancias y, la mayoría de las veces, devuelve bien y a un lugar seguro donde no está expuesto al contrataque . De esta forma, evita que el oponente tome ostensibles ventajas en el control del juego, a partir de poderosos servicios que desarmen su sólida defensa. Esta notable característica defensiva de Nicolás no es casualidad y el modo como la está aplicando en Atenas es sólo el corolario de ello. Lo prueba el hecho que a fines de esa temporada 2004, la ATP lo valida en sus estadísticas oficiales como tenista que mejor devuelve en el mundo. “Nosotros solo teníamos posición de comentarista en el estadio grande , no en el de tenis- confiesa, Fernando Solabarrieta . El precio de contar con uno era alto y la verdad es que como las reservas se hacen mucho antes de los Juegos, prácticamente habíamos desechado la idea. Pero luego del triunfo ante los Bryan, nos dimos cuenta que algo grande parecía que se estaba incubando con la actuación de los tenistas. Entonces, Michael Miller, que era el Productor Ejecutivo de TVN, habló con los brasileros de O Globo, 54 con la TV mexicana y hasta con la OTI para ver la posibilidad de conseguir un puesto, pero no pasó nada. Finalmente, a través de la organización europea EBU, la TV polaca nos cedió su propia posición, porque a la hora de transmisión de las finales del tenis ellos iban a emitir otra cosa. Fue una suerte increíble, porque nos cedieron su derecho gratis. También los dioses estaban con nosotros. En rigor, TVN les regaló dos botellas de buen vino chileno y así se saldó la deuda”. Por cuartos de final y ante el excelente, Carlos Moya, a esa fecha el 4to. jugador de la ATP, Nicolás sigue brindando actuaciones dignas de elogio. Pega de modo seguro y no comete muchos errores no forzados. Massú está construyendo un tenis que impresiona a sus rivales y concita la admiración de la critica. Ostenta un alto nivel de confianza en si mismo y eso tiene influencia directa en su juego. En un jugador tan perceptivo y sensible como el Nico, darle bien y con seguridad a la pelota es casi una bendición. Ante Moya juega realmente un primer set de antología y arrasa rápidamente con el crédito hispano y cualquier intento de reacción. Podría haber ganado con mas facilidad el segundo, pero se complica y termina sufriendo. “La idea era jugarle rápido y de preferencia al revés- relata Pato Rodríguez. Moya tiene una derecha muy buena, pero necesita pegarla con cierta comodidad y para ello hacerse el espacio necesario en la cancha para ejecutarla en forma óptima. Nico lo contragolpeó muy bien y siempre tuvo el control del partido”. Hay un hecho digno de destacar, sin embargo. Al finalizar el segundo set, Nico comienza a sufrir el asedio constante de Moya. 55 Como todos los jugadores top ten del circuito, el hispano esta dispuesto a vender muy cara su derrota y decide pasar a la ofensiva. Su objetivo es presionar desde la red los embates que Massu envía desde la línea de fondo. La estrategia le da resultados al hispano y esta vez el viñamarino está en serios aprietos. Cada uno va ganando su servicio. El partido está ahora seis a cinco a favor del chileno y el próximo punto determinará si van o no a un tie break decisivo. Como en el lejano Oeste, o en un duelo de caballeros por el honor mancillado de una doncella, al final de cuentas solo permanecerá con vida el que dispare primero e impacte en el blanco preciso. Al final del set, Nico sorpresivamente comienza a elevar la pelota en forma exagerada, pero no es un globo pensado, o algo por el estilo. Moya está sorprendido y los que observan el partido también. Pero como Nicolás insiste de nuevo con el golpe, el español decide irse a la red y corre raudo a cerrar el ángulo, porque sabe que si Massú eleva la próxima pelota, el lo va a sacrificar sin miramientos. Sin embargo, ocurre lo impensado. Nico cambia drásticamente de idea y ahora improvisa un tiro con toda la fuerza de su brazo. Milagrosamente le da a la bola con la única zona de su raqueta que todavía tiene algo de tensión. Ahora se explica todo. Jugó así anteriormente porque había cortado cuerdas, no obstante, su tiro cruzado pasa rasante y plano y deja a Moya tan parado y sin movimientos, como una estatua inanimada de esas que se ubican a la entrada del Partenón. Aunque parezca un increíble golpe de suerte, que de veras lo es, Nico gana el partido. Es la suerte del elegido. Los dioses del Olimpo están de su lado esta vez, qué duda cabe. 56 Massú ya está en las semifinales de los Juegos Olímpicos y en Chile a todo el mundo deportivo se le comienza a despertar el apetito por una medalla. Los hinchas se ilusionan con el chico de Viña y los canales de televisión que transmiten los Juegos en directo, reciben a diario miles de consultas para saber a qué hora juegan el Nico y también Fernando González. El triunfo sobre Moya catapulta las esperanzas de la gente, porque se trata de una victoria notable, monumental y significativa sobre uno de los mejores tenistas del mundo. Nico se instala de lleno en la disputa directa de medallas. Era la motivación extra que necesitaba su mente para seguir exigiendo su ya maltrecho estado físico. “ Yo creo – dice convencido Massú- que ese fue mi mejor partido en todos los Juegos. No solo, porque Moya es un tremendo jugador, sino porque todo me salió bien ese día. El seguramente no se podía imaginar como yo podía alcanzar tal rendimiento en una instancia tan importante. Igual, debo reconocer que al final me puse un poco nervioso, pero salí airoso y cerré bien el segundo set.” El honor de subirse al podio está a un solo partido y ese solo hecho de la causa potencia sus expectativas por conseguir la anhelada medalla , pero también dispara su angustia por no fracasar en el intento. Nicolás Massú, probablemente esta jugando el mejor tenis de su carrera y su actitud triunfadora contagia de entusiasmo y mística a toda la delegación chilena. “El Nico estaba siempre muy prendido y muy convencido de todo lo que estaba haciendo, pero iba partido a partido, nunca hacía un pronóstico de lo que ocurriría más allá de la próxima ronda. Cuando compartíamos en el departamento, ellos no tocaban mucho el tema. Tanto Fernando como él se animaban mucho y se tiraban para arriba, 57 pero tengo la percepción que recién en semifinales, a los dos se les abrió realmente el apetito. En las instancias finales su fe era tremenda y uno terminaba realmente convencido de que lograría su objetivo” afirma el nadador, Maximiliano Schnettler, vecino de habitación de los tenistas en la Villa Olímpica de Atenas. Cuando le gana a Moya, Nico siente que sus palpitaciones están cada vez a un ritmo alto, no sólo producto del impresionante despliegue que le demanda jugar singles y dobles en la misma jornada, sino porque tiene la percepción que está en los albores de cumplir una actuación histórica. Su mirada, la actitud positiva que demuestra para relacionarse con los demás miembros de la delegación , su expresión corporal delatan el estado de ánimo que está viviendo y la armonía que también alcanza fuera de la cancha. “ Yo creo que el triunfo sobre Moya produjo en Nicolás un efecto muy positivo. Se convenció de la solidez de su tenis y por otra parte, se dio cuenta de que Federer había sido eliminado. Todo podía pasar de ahí en adelante”, relata Pato Rodríguez. Una extraña mezcla de sensaciones invade a Massú. Sentimientos cruzados entre el anhelo por ganar y su compromiso tácito para no defraudar a los más cercanos. No solamente el tenis ocupa sus pensamientos. Comparte ocasionalmente con algunos en las horas de comida, pero siempre opta por la intimidad de su refugio en la Villa Olímpica. Tal como el felino que olfatea la presa a unos cuantos metros del alcance de sus garras, Massú se prepara para el ataque letal y definitivo. Sabe que el ambiente está cargado de presagios y quiere salir pronto a asumirlos. Algo de su intimidad profunda le dice que está por escribirse una epopeya en Atenas. Nunca más en su vida de tenista estará tan cerca de traspasar esa delgada línea que media entre el éxito y la gloria. 58 “ A pesar del cansancio acumulado- reconoce. Yo sentía que le estaba dando muy bien a la pelota, que tenía regularidad en mi juego y que ya llevaba más de seis partidos ganados sin bajar mi nivel. Incluso en el dobles, con Fernando le habíamos ganado muy bien a Ljubicic y Ancic, que son una excelente pareja ” . Fernando González recuerda con una sonrisa evocadora lo sucedido en el partido ante el buen binomio de Croacia. Una anécdota que refleja la increíble disposición del Nico por ganar y marcar su presencia en el court. “ Estábamos ya en los tramos finales y en la pelota del deuce, Ancic la coloca muy corta y en un ángulo realmente imposible para cualquiera de nosotros . El Nico estaba al fondo y no sé cómo lo hizo, pero en milésimas de segundo apareció, de repente, como una exhalación, apurado y casi por fuera de la cancha. La alcanzó a tocar como pudo y la pelota pasó al otro lado. Así conseguimos ganar el punto. Fue de veras, increíble. Cuando lo voy a saludar, veo que estaba con las manos colocadas a la altura de los testículos y gritándole al mundo : aquí tienen huevos, mierda, aquí si que tienen huevos grandes. Fue notable. La escena era muy divertida y el Nico no paraba, seguía eufórico gritando”. No está prendido únicamente en el singles, sino también en el dobles. Ya parece presentir que las medallas están cada vez mas cerca y al alcance de su raqueta iluminada. Nico intuye con fuerza que no volverá a Chile con las manos vacías . “ Yo ya me había convencido que algo ganaríamos –relata Massúcualquiera de los dos, Fernando o yo. Eso me ilusionaba mucho, e incluso me daba un ánimo extra para enfrentar a Taylor Dent en semis. Un tipo que nadie lo quiere tener de rival en el circuito. Su 59 juego te molesta, te calienta, porque tiene un verdadero cañón de primer servicio y luego te da cero ritmo en el peloteo”. Antes de salir a la cancha, Massú se dirige a Pato Rodríguez y sin decir agua le lanza la siguiente interrogante : “Pato ¿ quién debería ganar entre el mejor saque del mundo y la mejor devolución del mundo? “ La mejor devolución” responde Rodríguez sobre la marcha. Nicolás asiente con un gesto y sonríe complacido, luego alista por última vez su bolso de raquetas y sale a la arena ateniense más convencido que nunca de sus posibilidades de triunfo. Dent es un tenista singular. Cuando el está con el servicio a su favor exhibe un juego agresivo y lleno de coraje. Apenas dispara su obús corre hacia la red y allí, con su raqueta en ristre, espera confiado la respuesta del rival para meter una volea terrible. En cambio, cuando a él le toca el turno de recibir, su juego se hace inseguro, anodino y errático. No es capaz de intercambiar tres pelotas seguidas sin que una se le vaya afuera . En el primer set, Massú resiste heroicamente sus impresionantes misiles y cuando llega la hora de la verdad, de jugar los puntos importantes y decidir el destino del partido, prácticamente no comete error alguno y siempre está al acecho descifrando lo que trama su rival. Producto de su estrategia se llega a la definición por muerte súbita. Nico gana en un tie break de infarto. Cuando la televisión muestra al norteamericano sentado en su silla de descanso, Dent parece estar doblado en su autoestima, confundido y preocupado por lo que le espera. Por encima del resultado tan estrecho, seguramente ahora está dudando de sus 60 posibilidades. Si no pudo hacer valer su primer servicio, será duro intentar otra estrategia para sobrepasar a un rival tan inspirado. En el segundo set, Dent apuesta alto y debe pagar el precio de su osadía. Sale a matar o morir y cae pesadamente en el intento. Su instinto de animal herido le dice que se la juegue por redoblar la apuesta y lo arriesga todo en cualquier tiro que llega hasta su campo. Comete fallas de principiante, se apura más de la cuenta, pierde concentración y Massú literalmente lo destroza con la misma precisión que ostentaría un neurocirujano operando un tumor cerebral ramificado. Nico corona una actuación notable que no deja lugar a dudas sobre sus merecimientos como finalista. Su devolución de servicio funciona a la perfección esta vez. Su raqueta es un eficaz paraguas antiaéreo, un arma fundamental que no permite el ingreso de ningún proyectil del lado enemigo. Sus passing shot de respuesta son de antología y entran por el callejón preciso. Dent siempre queda a medio camino, entre el alcance de su raqueta y la pelota que pasa rasante por su lado. Cuando termina el encuentro, el de Viña está exultante. A pesar del cansancio acumulado y el impresionante despliegue físico que ha exhibido durante toda la semana ya tiene asegurada la medalla de plata, pero tal como en la ronda final de un torneo de póker, se le despierta el apetito. Está acostumbrado a esas lides, no en vano ha crecido en una ciudad que tiene un casino tradicional y de prestigio. Nico va por más, no se conforma con lo ganado, quiere ahora para si el pozo completo, no los premios de consuelo. Mardy Fish es oriundo de Minnesota y ocupa el puesto 35 en el ranking de la ATP. El será su rival en la final olímpica y, no es necesario volver a reafirmarlo, hará todo lo que esté a su alcance por sumar otra medalla de oro para el poderoso equipo de Estados Unidos. 61 Como buen oponente de una instancia decisiva, saldrá a hacer su negocio y tratará de hacerle difíciles las cosas a Massú para contrarrestar su notable juego de fondo. Fish sabe de la potencia de su derecho y tratará de negarle la sal y el agua para que no lo pueda ejecutar con comodidad . Ambos se conocen bien y fiel a los códigos del circuito, cuando se cruzan en el vestuario, o en algún pasillo del club, se saludan con un gesto y apenas se miran de reojo. Massú comienza a sentir en carne propia el conteo final previo a la definición de la medalla de oro. “ A mi me sorprendió profundamente su modestia, su madurez para conservar la calma frente a lo que se le venía, su impresionante convicción de ganador. Cuando en nuestra pequeña oficina le mostrábamos las imágenes de la gente en las calles y le contábamos que la gente estaba loca con sus triunfos, que había una verdadera tenismanía en todo Chile - recuerda Solabarrieta- él te miraba incrédulo y no hacía mayores comentarios. Simplemente sonreía y luego cambiaba el tópico de la charla”. A medida que van finalizando las distintas competencias y deportes, muchos atletas ya han vuelto a casa. Se nota menos gente en la Villa Olímpica y , por supuesto, hay mayor espacio en los recintos de uso colectivo. Se palpa una extraña mezcla de nostalgia y felicidad entre los atletas que parten. Están felices de retornar a sus hogares, pero todavía vibran emocionados por haber dicho presente en un evento imperdible de sus carreras deportivas. Hay, por consiguiente, más habitaciones disponibles para los que todavía permanecen compitiendo. Fernando aprovecha la oportunidad y se muda a otra habitación del departamento en común para dormir en solitario. Así, ambos tenistas estarán más cómodos y tranquilos. 62 El nadador Schnettler permanece todavía en Atenas hasta que se juegan las jornadas finales del tenis. Asiste cada día a los partidos de ambos, grita en el estadio y sufre como ninguno por todo lo que lo que les ocurre a sus cohabitantes. “ Cualquiera que hubiese visto las ampollas que tenía en las plantas de los pies González y la fatiga de Massú, producto de tantas horas de juego en una superficie dura, se hubiese impresionado al observarles su aspecto. Ahí cada tarde llegaba el doctor Orízola, los examinaba, les curaba las heridas y les daba inyecciones o calmantes para el dolor, o la medicina que ellos necesitaran. Luego los kinesiólogos del equipo chileno, Checho Valdivia y Roni Arancibia, entraban a hacer su gran labor recuperativa, pero era impresionante ver la disposición que ambos tenían para seguir jugando, a pesar de sus dolores. En los Juegos Olímpicos, los tenistas inscritos en singles y dobles deben jugar en una semana, lo que normalmente juegan en un Grand Slam de dos semanas. Es conmovedor el esfuerzo que hacen”. 63 CAPITULO IV LA BATALLA POR EL ORO 64 Nico Massú yace exhausto sobre el asfalto de Atenas. En un partido electrizante conquista su segunda medalla de oro. Una hazaña inolvidable. 65 Nico se abraza con Mardy Fish. Ambos brindaron un partido espectacular y el de Estados Unidos reconoce con hidalguía el notable triunfo del viñamarino Massú y González luego de la emotiva ceremonia de premiación. Son las primeras medallas de oro en la historia olímpica de Chile. 66 Ante los insistentes llamados de la barra. Desde el podio, Nico se gira hacia sus fieles para mostrarles la segunda medalla de su cosecha dorada. Los entrenadores de los campeones olímpicos, Patricio Rodíguez y Horacio de la Peña, junto a hinchas chilenos que alentaron a los tenistas en Atenas. 67 Nico junto a dos testigos presenciales de su hazaña. El empresario, Sebastián Piñera y el abogado, Roberto Ossandón, quien posa con la histórica medalla. Durante la celebración íntima en la Villa Olímpica , Nico junto a su vecino de dormitorio, el nadador Maximiliano Schnettler. 68 La final del singles terminó hace tan solo unos minutos. En la soledad del vestuario, Nico intenta asimilar la dimensión de su proeza. 69 Nico y Fernando se imponen en cinco sets al equipo alemán formado por Reinar Schuettler y Nicolás Kiefer en la final del dobles olímpico. Son más de tres horas y media de combate duro, intenso, electrizante. Son minutos de alta carga emocional y muchas jugadas al límite de las posibilidades de ambas escuadras. Hay momentos de angustia, dramatismo y presión ambiente. El desenlace es una verdadera epopeya deportiva de coraje y convicción escrito sobre una cancha de tenis. “ Cualquiera que estuviese mirando el partido en el estadio se daba cuenta que era un partido muy caliente y disputado - afirma Juan Carlos Campos, periodista corresponsal de TVN presente en los Juegos de Atenas. Cuando Kiefer ganaba un punto, se lo gritaba en la cara a Fernando, o a Massú y de vuelta sucedía lo mismo, el Nico no dejaba pasar la posibilidad de devolverle la mano al alemán y se lo gritaba todavía con mayor fuerza y acompañado generalmente de una sutileza idiomática chilena”. Los chilenos logran revertir hasta cinco match points en contra y una volea fácil que los condenaba inexorablemente a la medalla de plata. Por instantes cruciales, la pareja nacional cuelga literalmente de un hilo. Bastaba un error de milímetros y todo se habría ido por la borda. Los que vemos el partido, vía satélite, estamos con el corazón en la mano, la angustia a flor de piel y el estomago apretado. Es ese sufrimiento interno por querer que todo funcione bien y no afloje. Por minutos, Chile entero es una larga faja de angustias, lamentos, gritos de celebración y plegarias instaladas frente a un televisor encendido. Finalmente, los nacionales cierran a su favor un partido inolvidable, que durante largos pasajes parecía irremediablemente perdido. 70 Las imágenes de los momentos finales impactan fuertemente a la teleaudiencia, que valora en toda su magnitud lo que han hecho estos dos muchachos chilenos en pos de la victoria. Son hijos de estas tierras y no hay nadie que no sienta al menos una pizca de orgullo por este par de chicos vitales que tan bien representan a nuestro tenis y a toda una generación que se ha nutrido con sus éxitos y alegrías. Nunca antes en nuestra historia deportiva habíamos escuchado la dulce melodía del himno nacional interpretándose en una ceremonia de premiación de los Juegos Olímpicos. Ni siquiera sabíamos lo que era una bandera patria flameando en la parte más alta de los tres mástiles del podio. Conocíamos el valor de las medallas de plata y bronce, pero jamás habíamos tenido una de oro entre las manos. No sabíamos lo que era sentir la emoción de ver en directo cómo se consigue un triunfo de nivel olímpico. Tal vez no importe tanto, en verdad, porque no es más que un valioso campeonato deportivo y la vida va a continuar mañana, tal como ha ocurrido siempre. Pero son momentos únicos y excepcionales en la rutinaria vida de la gente, perlas preciosas y de colección en el anecdotario existencial de los más de 10 millones de telespectadores que están observando los instantes finales del partido de dobles. El reloj de estadio marca las dos y media de la mañana en Atenas y en los vestuarios los miembros del equipo están celebrando la primera medalla de oro chilena en más de un siglo y medio de intentos varios. Si se puede hablar de celebración, porque inmediatamente después del partido, Massú y González, yacen acostados sobre sendas camillas en una sala de recuperación, cuyo objetivo es aliviar la inmensa carga física a la que han sido sometidos. Allí reciben el masaje reparador de los kinesiólogos. 71 El doctor Orízola conversa con Fernando González sobre la evolución de sus heridas en las plantas de los pies. Nico hace elongaciones suaves, de acuerdo a una rutina establecida para liberar la tensión muscular, a través del estiramiento de las extremidades. En medio de los abrazos y las escenas típicas de un camarín triunfante, tocan a la puerta y un miembro de la organización de los Juegos, le comunica a Massú, que luego de un sorteo previo , él ha sido elegido para presentarse al examen anti doping. Le deben practicar primero el test de orina. A partir de este momento, un miembro de la organización lo seguirá hacia donde él se dirija, como si fuese su sombra, antes de partir hacia el centro especializado para tomarle las muestras. “ También, a partir de ahora, señor Massú, usted tiene doce horas de plazo para hacerse un examen de sangre, que sumado al de orina dará el perfil bioquímico definitivo” le comunica amablemente el oficial que está a cargo del test. Nicolás se indigna cuando escucha la notificación y hasta patea una botella de agua para mostrar su desagrado por el anuncio. Le dicen que mejor se calme, que baje las revoluciones si no quiere que la cosa pase a mayores. Los reglamentos olímpicos son así para todos los atletas que se suben al podio y ganan medallas. No puede quedar ninguna duda sobre la legitimidad de sus logros. Fue él quien salió sorteado y aunque no le guste tiene que aceptarlo, qué le vamos a hacer. A Massú no le queda otra que resignarse. “ De acuerdo- replica el viñamarino - un poco más repuesto de la noticia. Mañana me lo haré”. 72 Nicolás queda preocupado. No puede creer en tanta mala suerte . Esta vez el azar le está jugando en contra. Nunca antes le había ocurrido que le extrajeran sangre en las horas previas al partido más importante de su vida. Se trata de una cuestión más bien sicológica, en verdad. Su capacidad circulatoria no va a estar en entredicho por unas cuantas gotas de glóbulos sanguíneos que le extraerán con una jeringa. Pero lo que lo descompone es la oportunidad en que esto ocurre y seguramente la inmensa fatiga que carga a cuestas lo pone de mal humor. Sabe lo que se le viene encima en las próximas horas y sólo pensar en levantarse preocupado por un examen de rutina ya le causa profundo fastidio. Media hora más tarde, cuando ya se ha bañado y masajeado como de costumbre, ingresa nuevamente a la cancha junto a Fernando González y las parejas de los otros dos equipos que obtienen medallas : Alemania, plata y Croacia, bronce. Los alemanes están visiblemente abatidos y no los hace reír ni el mejor comediante del planeta. La ceremonia de premiación es sencilla, austera y de alta significación emocional, como todas las que se verifican en los Juegos para honrar a los ganadores de las competencias. Primero se hace el anuncio en griego y a continuación en los idiomas oficiales del evento : inglés y francés. Un grupo de hermosas muchachas vestidas con trajes típicos de Grecia, antecede al selecto grupo de deportistas que ingresa al estadio lentamente, como quien asiste a una audiencia con el rey y va midiendo calmadamente el ritmo de sus pasos. Se interpreta primero el himno de los Juegos y luego se procede a la entrega de las distintas medallas por parte de dirigentes del COI. 73 Finalmente se escucha por los parlantes del estadio una versión más breve del Himno Nacional de Chile. Todos los espectadores escuchan con respeto y los chilenos presentes tienen los ojos húmedos. Desde la distancia, Massú y González parecen verdaderos príncipes al momento de su entronización, porque de acuerdo a la tradición helénica de estos Juegos, sobre sus cabezas lucen una corona hecha de laureles cuidadosamente trenzados. El acto de premiación, a pesar de su sencillez, tiene una majestuosidad y un simbolismo que impactan. En este caso la austeridad se viste de grandeza. Cuesta mantener el control emocional cuando la bandera de chilena sube junto a las otras a lo mas alto del mástil. Es una visión inédita y la única que hemos podido ser testigos en más de un siglo de competencia. Luego de la premiación, las entrevistas de rigor para la televisión planetaria y en particular para TVN que está transmitiendo en directo los Juegos y sabe del impacto mediático que ha causado en Chile la ceremonia. Massú se excusa de asistir, porque está realmente exhausto. Solamente González se dirige en automóvil al edificio de la prensa y televisión mundial (IBC) y se somete con paciencia a las inquietudes de la prensa especializada. A través de la comunicación interna, le comunican a Fernando Val, director de la transmisión de TVN en Atenas que el presidente Lagos está en La Moneda y quiere establecer un diálogo directo con los flamantes campeones. Se hacen las gestiones, pero se hace tarde en Atenas y la idea finalmente se desecha. “ En principio, yo me opuse a que Massú fuera de inmediato a dar entrevistas, reconoce Pato Rodríguez. Comprendo el trabajo periodístico y las ganas por verlos que debe haber tenido la gente en 74 Chile, pero era ya muy tarde en Atenas y cada minuto que estuviese despierto atentaría contra la buena recuperación de Nicolás. No hay que olvidar que horas más tarde tenía que jugar el partido más importante de su vida”. Cuando finalmente arriba a la Villa Olímpica, Nico está muy agotado y no quiere saber de ninguna otra cosa que no sea descansar y dormir de inmediato. Literalmente se desploma sobre su cama y reposa con largueza. Tiene el cuerpo resentido, siente que le duele todo y mañana deberá estar apto para la final del singles. En pocos minutos, el cansancio puede más que la coctelera mental que sacude sus neuronas y logra, por fin, conciliar el sueño. Pato Rodríguez, entretanto, se preocupa del vestuario deportivo de Massú, de la tenida que utilizará al día siguiente y de que todo esté a punto. Como los demás habitantes del departamento están celebrando las medallas del dobles en el subterráneo del mismo edificio y todavía no han llegado a casa, Pato se sienta pacientemente en una silla de la sala de estar del departamento que esta frente a la habitación de Nico y Fernando. Allí se pasa las horas que restan de la noche, porque quiere cuidar a su pupilo de cualquier ruido o injerencia extraña causado por terceros cuando vuelvan. Cierra la puerta con cuidado, le da las buenas noches al Nico y se dispone a trasnochar. Más que un entrenador de tenis, ahora las oficia de padre, hermano mayor, una especie de fiel guardián nocturno que velará por el sueño reparador de su dirigido. Massú duerme no más de seis horas seguidas y se levanta a media mañana. Cuando en Atenas ya alumbra potente el sol veraniego, Nico parte hacia la estación de control de doping situada en el Centro Olímpico y se toma la muestra de sangre. Luego vuelve al club, se alimenta y comienza su preparación para el duelo decisivo. 75 Massú se siente todavía terriblemente cansado y cree que le va a costar dar una buena batalla final ante Fish, que está a plenitud, no ha jugado ningún partido de dobles y se siente mucho más fresco que él, por cierto. Falta poco más de una hora y media para su duelo estelar, Nico finalmente sale a calentar a una cancha externa del complejo tenístico con Pato Rodríguez. Así podrá ponerse a punto, activar la musculatura, oxigenar los pulmones y calibrar el brazo y la puntería. Pero esta vez tiene la sensación que la raqueta pesa veinte kilos y las pelotas otro tanto. No es capaz siquiera de mover su cuerpo con la fluidez mínima que se le exige a un atleta a punto de jugar una final olímpica. Paletea apenas 10 minutos y desde el fondo de la cancha le hace señas a su coach. “ Está bueno ya. Estoy muerto. No va más, por ahora, Pato”. Nico, unilateralmente ha decidido suspender el calentamiento. “ Yo sabía que Nicolás estaba muy cansado y le dolía prácticamente todo el cuerpo - rememora, Pato Rodríguez - así es que no hice mayores comentarios a su petición y suspendimos de inmediato el calentamiento. Quedé preocupado, porque no se veía bien físicamente y de inmediato llamé a los kinesiólogos y al doctor Orízola para ayudarlo en todo lo que pudieran . El se la iba a jugar, cojo, disminuido, como estuviera, aunque lo sacaran muerto de la cancha. De eso, yo no tenia dudas”. Antes de salir a la cancha , Nicolás ingiere bebidas energéticas para activar la poca energía que le quedaba. El estímulo de la cafeína concentrada sumado a sus ganas de siempre, le dan el envión que necesita para un buen comienzo. 76 Massú sale a jugar el primer set frente al norteamericano, Mardy Fish igual como lo haría un toro de lidia luego de haber estado largamente recluido en los corrales. El chileno es literalmente una tromba en la cancha. Pega desde todos los lugares del campo, impone su derecho, controla el ritmo del partido y su servicio y devolución parecen más finos que nunca. Impresiona su actitud ganadora, incluso al mismo Fish, que solo atina a mirarlo sorprendido. Rápidamente Nico se pone 5 a 0 arriba en la cuenta. Para no creerlo. “ Me tomé como tres de esas bebidas energéticas antes de salir a la cancha. Todo el mundo seguramente se preguntaba de donde todavía yo sacaba fuerzas. De hecho, al terminar el primer set, cuando estaba sentado en la silla sentí que no podía más y cerré los ojos”, corrobora el medallista. Más de 40 horas de tenis intenso acumulaba Nicolás en el cuerpo durante esa semana de fines de agosto. Veinte y tantas en el singles y el resto en el dobles junto a González. Nadie podría haber supuesto que alguien rendiría al nivel que lo estaba haciendo ahora, después de arrasar con Fish en el primer set. “ Lo que fue bueno para mí - admite Massu- es que Fish no es un peloteador de fondo, quiero decir que con él los puntos no son tan largos. Me tocó un tipo que saca muy bien y los puntos le gusta atacarlos. No hay mucho peloteo. Ese fue un factor importante, porque no había mucho desgaste para mí”. Sin embargo, Massú va cediendo paulatinamente al cansancio. En el segundo y tercer set, le basta a Fish con pararse bien en la cancha, jugar de modo ofensivo y esperar el acelerado desgaste del chileno. 77 Gana sin contrapeso ambas mangas y parece definitivamente encaminado a la victoria. Es el dueño de las acciones y comienza a controlar el partido sin un contrapeso real desde el otro lado de la red. Sirve bien y pega duro. Todo parece indicar una derrota anunciada del Nico, pero en el cuarto set ocurre un hecho inusitado que va a alterar de modo fundamental el curso de los hechos. Un errado cobro del juez de silla suizo, Andreas Egli se convierte en un factor decisivo y desequilibrante.. “Nunca me habían robado una pelota en forma más impresionante, explica Nico. En la pantalla gigante que había en el estadio, se puede apreciar que la pelota pega varios centímetros fuera de la línea, qué sé yo, como medio metro afuera. Era una doble falta clarísima de parte de Fish. Estábamos a uno iguales y esa pelota era para quedar deuce. Yo me calenté tanto, discutí y alegué con tanta bronca, que eso parece que me hizo despertar y me dio fuerza para seguir luchando” Nicolás acepta la decisión final del árbitro luego de haber detenido el partido por varios minutos. Massú piensa que esta es una especie de conspiración contra él. Alguien quiere que no gane su segundo oro olímpico. Sigue refunfuñando y recuerda el incidente del doping y maldice mentalmente al juez, al supervisor y a todo quien se le quiera cruzar en el camino. Por momentos, piensa que hay una especie de orden superior por impedir que gane. Que nadie de la organización lo quiere ver por segundo día consecutivo en lo más alto del podio. Sorprendentemente, la impotencia que va acumulado por la injusticia del cobro se transmuta en nuevos ánimos para si mismo. Empieza uno de sus ya clásicos monólogos y frecuentemente se autoestimula, como si un alter ego, una especie de Nico superior le hablara al otro, que está allí sufriendo en la cancha. 78 “ Nicolás es una persona que cuando tú lo sacas de sus casillas – aclara su hermano, Stefano - es capaz de ir contra el cansancio, contra todo. Le haces algo que le molesta y a él no le importan las consecuencias, se enceguece, no más. Siempre ha sido así. En ese momento la injusticia del juez de silla pudo más que su agotamiento. El Nico tiene esa personalidad y en este caso fue para bien”. Fish se desconcierta con la reacción del Nico y pierde la maravillosa concentración de la que hacía gala para imponer su tenis y el manejo del resultado. Se pone más nervioso de lo común y entonces aparece un Massú soberbio y tan agresivo como un felino herido. El Nico ahora es un gigante después de cada punto que hace suyo. Celebra con los puños cerrados y todo el público griego que está en el estadio se prende con su actitud de guerrero heroico. En un sector de la tribuna, justo donde la gradería hace una curva en su diseño, Roberto Ossandón, prestigioso abogado y amante del tenis de toda una vida, comparte la charla y la tensión del momento junto a su amigo, Pato Rodríguez. “ Nico vino caminando hacia el sector donde nos encontrábamos y con su mano derecha se golpea en el pecho y luego nos grita: me llegó la fuerza de nuevo, huevón, voy a ganar” Es el grito del combatiente que libra esa inmensa batalla interior entre su mente y su cuerpo desfalleciente. Un Massú renovado se instala al fondo de la cancha. Por momentos, parece olvidar el dolor y las piernas agarrotadas por el esfuerzo. La improvisada barra de chilenos grita a más no poder y el débil, el fatigado, el deportista que está en el fondo del pozo sin esperanza, comienza a salir adelante con su esfuerzo sobrehumano, a pesar de la injusticia. 79 Parece como si una mano invisible hubiese cambiado el chip neuronal de ambos protagonistas. El partido se reinventa y la adrenalina fluye a raudales por cada sector del estadio. Comienza un desenlace electrizante y es Nicolás Massú quien asume ahora el protagonismo y la iniciativa. “ Me dio un segundo aire, te podría decir; sí, eso fue, me dio un segundo aire - repite Massú, como reflexionando en voz alta sobre ese instante del partido que a la postre resultó tan trascendente, luego continúa- en esos momentos, yo no sentía nada de nerviosismo, porque en un momento me dieron vuelta muchas cosas en contra. Que él había descansado el día anterior, que mi físico no estaba de la mejor manera, que el doping, que no había dormido bien, en fin, muchas cosas”. Nicolás Massú se descomprime de tal manera con su desahogo, que finalmente termina ganando el cuarto set en una remontada sencillamente espectacular. La gente delira en el estadio y en Chile parece que una ráfaga de esperanza inunda, por fin, los corazones de la gente. La cámara muestra el rostro de ambos jugadores en primer plano cuando están sentados en el descanso. Massú luce pletórico, activo, mira a su alrededor y su mente parece estar trabajando a cotas superiores. Su expresión, si bien luce cansada, denota una seguridad que invita a creer en que todavía se puede. Fish, en cambio, es el reverso de la medalla. Está muy preocupado, su cara está algo desencajada y observa constantemente el lugar donde está su tribuna adicta para sentir ese apoyo espiritual que definitivamente no le llega. 80 “ Cuando Nico gana el cuarto set, yo me pongo a llorar - reconoce Fernando Solabarrieta. Sigo relatando el partido, pero tengo lágrimas en los ojos. Me conmueve su esfuerzo, su ejemplo, su temple, esa convicción increíble del Nico para no dar el partido por perdido”. Massú luego se dirige al juez de silla y solicita ir al baño. Un supervisor del torneo lo sigue hasta el vestuario. En la intimidad del lugar, durante los dos o tres minutos que permanece orinando, se convence que seguramente jamás va a haber en el futuro otra oportunidad como ésta. Se mentaliza hablándose una y otra vez a si mismo y se auto convence que tiene que ganar como sea. Piensa en lo que va a significar esta victoria para la gente de la patria lejana, para su familia, para los amigos de Viña, para tantos tenistas como él que soñaron durante toda su vida con vivir ese momento de gloria. Siente más que nunca la importancia de sus raíces a la hora de jugársela en esos momentos cruciales. “ Volví a la cancha con más confianza que nunca. Empecé a gritar, a correrlas todas y la verdad, cuando fui a sacar por el partido no estaba muy nervioso. De hecho, he estado muchas veces más nervioso en partidos del circuito, que en el partido más importante de mi vida. Miré a Fish al otro lado de la red y de una cosa yo estaba seguro. Yo tenía más ganas que él de ganar los Juegos Olímpicos”. Desde el punto de vista sicológico, si se puede mirar bajo esa óptica al quiebre emocional de uno de los contendores en un momento puntual del partido, Nico da el vuelco definitivo cuando logra romper el servicio del norteamericano en el quinto set y se pone tres a dos arriba en la cuenta. 81 “ Le metí un passing increíble de paralelo. Celebré como nunca he celebrado otro quiebre y empecé a hacer gestos para que gritara toda la barra chilena. Fish, al contrario, estaba perdido, descolocado y no sabía qué hacer. Intentaba buscar una respuesta a lo que estaba pasando, miraba a su coach y no encontraba la solución. En ese momento, yo me empecé a golpear el pecho y a gritar para mi mismo ¡ esto es mío, esto es mío, esto es mío! Fue un momento muy emocionante y liberador. Ahí tuve el pálpito cierto de que yo iba a ganar el partido. Fish creyó por mucho rato que yo estaba muerto, pero no era así, al final le demostré que yo estaba ahí y más vivo que nunca” asegura Nicolás y los ojos le brillan de nuevo, señal de que se ha vuelto a emocionar con el recuerdo. Sorprendentemente, Massú se ve más tranquilo y seguro que Fish cuando se disputan los puntos finales. El de Viña del Mar está jugando prácticamente con los últimos gramos de masa muscular que todavía no consume su fatigado organismo. Nicolás sabe que su actitud y garra serán fundamentales para decidir los juegos que restan. Como esos pilotos de carrera, que ante la escasez de combustible prefieren no mirar la aguja del estanque en la última vuelta y siguen pisando el acelerador a fondo. Massú enfrenta sin temores el desenlace. El partido aumenta aun en emoción e intensidad y, por instantes, el estadio es una caldera hirviente al vaivén del resultado. La gente neutra y el público local están hipnotizados por la fiera actitud de Massú y la vergüenza deportiva de Fish por vender cara su derrota. La tensión del combate es insoportable seguirla, en vivo. En la caseta de TVN, que transmite el partido en directo a todo Chile, también se esta viviendo lo suyo. 82 El relato del conductor ancla del Area Deportiva de TVN alcanza altas cotas de emotividad y también de sintonía. La transmisión del destacado profesional nacido en Puerto Natales está hecha en caliente y, como era de esperar, es sentimental, sufrida a concho y llena de adjetivos . El grado de compromiso que imprime el periodista a su narración de los hechos, estremece a buena parte de quienes siguen la transmisión en Chile : “ En ese momento, yo relataba muy emocionado, posesionado de la situación, a ratos gesticulando, enojado; a ratos eufórico y llorando. Seguramente, debo haber parecido un energúmeno, alguien pintoresco para lo pausado que son los relatores europeos. Al lado nuestro estaba Jim Courier, comentando el partido para la cadena NBC y recuerdo que la gente nos miraba a la caseta y movía la cabeza incrédula, como diciendo ¿ de dónde sacaron este fenómeno ? Lo que estaba haciendo el Nico era inhumano. Yo estaba temblando y como todo la vida he tenido cábalas, a cada rato manipulaba mi credencial, porque ésta tenía que tener una posición justa entre mis piernas para que nos fuera bien, en fin, me transporto ahora a esos momentos y todavía me ocurren sensaciones” Nico rompe el servicio de Fish y se pone arriba en la cuenta por cinco juegos a cuatro. Se va de inmediato hacia su silla de descanso. La tensión y el nerviosismo por el desenlace paralizan nuestro pais de cordillera a mar . Los atacameños, los diaguitas, los mapuches, los huasos, los chilotes, los onas, los habitantes patagónicos, en fin. Todos nuestros ancestros y nosotros mismos, sus ilustres herederos, estamos ahora frente al televisor esperando el milagro y la resurrección de Massú. Estamos a cuatro puntos de obtener un segundo oro y la ansiedad nos carcome. Nuestra alma cuelga de una cuerda de raqueta. 83 En Atenas son más de la una de la mañana y los atletas chilenos presentes en el estadio tienen el pálpito que en los próximos minutos serán testigos de un hecho único. Un evento que con seguridad les marcará la vida. Podrán contarle algún día a sus nietos, con orgullo y emoción, que ellos estuvieron ahí, en el lugar mismo de los hechos y además vistiendo las camisetas rojas oficiales. Los miembros de la delegación chilena que asiste al estadio alientan hasta quedar roncos. Uno de los suyos estaba en la final compitiendo y también sacando la cara por todos ellos. “ En el descanso de los impares, Massú pasa cerca de nosotros – rememora Roberto Ossandón - y como les está prohibido a los entrenadores darles cualquier indicación a sus pupilos cuando están en la cancha, Pato Rodríguez se aprovecha del rumor ambiente y le grita: respira, respira, Nico, respira. Eso es, porque cuando los jugadores están sufriendo una gran tensión nerviosa deben respirar cortito varias veces para sacarse el stress y poder recuperarse” Son técnicas y consejos del Pato destinadas a serenar a los jugadores en momentos decisivos del encuentro. Sonia y Manuel, los padres de Nicolás. Jorge y Stefano, sus hermanos y la nana, observan el partido en el dormitorio principal del antiguo departamento de los Massú - Fried situado en la avenida 3 Norte con 1 Poniente. En las afueras de la casa familiar, en pleno casco céntrico de Viña del Mar, una hora antes de que el partido se inicie, hay equipos móviles de televisión haciendo despachos, radios contando, en directo, lo que sucede, periodistas, los curiosos de siempre y centenares de personas haciendo guardia en la calle. Ellos intuyen que allí se escribirá un trozo de la historia inolvidable de Viña del Mar y todo Chile. 84 “ El teléfono no dejaba nunca de sonar – recuerda Sonia Fried- y tuvimos que abrir una especie de libro de visitas para poder recibir los testimonios escritos de la gente. Nos enviaban regalos, peluches, empanadas, dibujos y poemas en honor del Nico, en fin, lo que te imagines. La televisión y las radios querían entrar a grabar nuestros testimonios durante el partido, pero no aceptamos. Solo queríamos estar juntos los de casa”. La imagen en directo del partido proviene de un televisor de pantalla grande instalado en el dormitorio principal de la pareja, que está sintonizando la transmisión de TVN. Cuando ya expira el quinto set , poco antes de terminar el partido, Jorge no soporta más la tensión del partido y va hacia la cocina. Un trago bien hecho, seguro, le calmara algo la angustia. Cuando va a sacar el hielo de la cubeta se da cuenta que su pulso está temblando y no quisiera, ni por un momento, estar en el pellejo de su hermano. Stefano, el menor de la familia y preferido del Nico, se revuelca en la cama y grita como si lo estuviesen escuchando allá en Atenas. Está condenado a mirar a la distancia y sufre porque sabe lo que significa el triunfo de su hermano. “ Lo vivimos todos muy unidos y en privado. Nos llamó medio mundo, pero no aceptamos ningún tipo de invitaciones y a los medios les dijimos que solo hablaríamos después del partido. Sabíamos del agotamiento de Nicolás y estábamos tranquilos. Comprendíamos plenamente como padres la tremenda responsabilidad y angustia de nuestro hijo”, rememora Manuel Massú sobre aquellos momentos inolvidables. 85 Nico se pone 40 a 30 en el decisivo quinto set y consigue el anhelado match point a su favor. Está a un solo escaso punto de la gloria y la inmortalidad deportiva. La cima del Olimpo está allí tan cerca, pero también tan lejos. Sellar el partido y ganarlo finalmente es tan importante como haber construido el camino. Como cuando se está a escasos metros de la cima. Un mal paso y de nada habrá servido tanto sacrificio. En su fuero interno, Massú sabe que le bastará con conectar un buen primer servicio para que la historia salte hecha pedazos. Se produce en el estadio un breve silencio que impacta. Si uno pone atención, se puede hasta escuchar nítidamente el bote de la pelota sobre el cemento. Sin embargo, Nico no parece mayormente excitado. Su corazón late en sintonía con la angustia del momento. Más nerviosos estamos los millones que observamos la final olímpica a miles de kilómetros de distancia. Massú se concentra, eleva por segundos su mirada al cielo y su rostro refleja en toda su dimensión la importancia del momento. “ En ese instante, le pedí a Dios que me dejara ganar ese punto, que por último después no me interesaba lo que pasara ; que por último no jugara más al tenis, pero que me dejara ganar ese punto” confiesa Nico y sonríe levemente, como un niño pillado en falta. Por la intensidad y profundidad de la mirada, se intuye que el recuerdo de aquella invocación divina quedó para siempre grabado en su memoria. El primer servicio se va ancho. Nico entonces se acomoda levemente la visera de su gorro y parece que transcurre una eternidad cuando se acomoda para el segundo impacto. 86 El público está mudo y es difícil imaginar un estadio más silencioso. El segundo servicio de Massú va colocado y sale hacia el centro del rectángulo de servicio. Fish espera levemente agazapado. No es un golpe tan potente, ni lleva siquiera demasiado efecto como para complicar la respuesta del norteamericano. De hecho, el bote de la pelota salta a buena altura y el potente revés paralelo a dos manos del norteamericano, intenta buscar el lado más lejano del Nico. Sin embargo, la presión ambiente, la ansiedad y ciertamente la importancia decisiva del punto esta vez lo llevan a cometer el error no forzado fatal. La devolución se va sensiblemente ancha. Juego, set , match y una nueva medalla de oro para Chile. “Ancha, es ancha esa pelota – grita emocionado Solabarrieta en su cabina de transmisión. Es oro para Chile. Es oro para Nicolás Massú. No estamos soñando, esto es verdad. Porque cuando este muchacho creció nadie le dijo que existía una palabra llamada imposible”. El país entero estalla en un inmenso grito de alegría y júbilo. La gente se abraza frente al televisor en el desierto de Atacama, en los valles centrales, en la Araucanía, en la región de Los Lagos , en un palafito de la Isla Grande de Chiloé, en los fiordos australes, en fin, donde quiera que haya un televisor encendido. A lo largo de nuestra delgada geografía de mar y montaña hay una sensación de orgullo y agradecimiento como pocas veces ha ocurrido con un evento deportivo. Ciertamente el país se alegra y celebra, disfruta con esa alegría sana que sólo es capaz de producir el deporte y su simpleza tan cristalina. Seguramente, muchos padres lloran emocionados y se abrazan fuertemente con sus seres queridos, porque sienten que Nicolás Massú es uno más de la familia: un hijo, un hermano, un sobrino, un pariente directo de ellos, en definitiva. 87 Nico se deja caer lentamente sobre el piso y luego se estira cuan largo sobre la dura superficie de Atenas, como si esta fuese de arena y él estuviese reposando en Reñaca, Acapulco, Los Lilenes, o Las Salinas. Se toma la cabeza con las dos manos y trata de que el mundo se detenga aunque sea por una milésima de segundo. Está soñando despierto y no quiere despertar, a pesar de la ovación intermitente del estadio y los gritos que lo aclaman por su hazaña. Massú era el elegido de los dioses y ahora que lo está sintiendo en carne propia, se estremece. Los que ganaban la final de la Olimpíada, así eran considerados en la antigua tradición griega En el acto supremo del que disfruta íntimamente con su victoria, Massú está imprimiendo en su mente este instante superior de su vida y de toda su carrera de tenista. Quiere que ese minuto le quede grabado a fuego en la memoria y allí permanezca como un legado imborrable de su paso por Atenas. El gladiador ha ganado el combate más importante de todos. Lo demás lo dirá la historia. Nico, el superhéroe, se está tratando de reencontrar con el ser humano normal que se despierta cada día, a pesar del éxtasis de su triunfo inolvidable. Intuye que a partir de ahora estará condenado a digerir con lentitud su impresionante logro. Cuando te dan un gran talento, también te dan un sufrimiento. Estirado sobre el asfalto, piensa en lo orgullosa que debe estar su familia, sus amigos , sus abuelos, la gente que realmente lo estima. Imagina por un momento sublime el cielo estrellado alumbrando la hermosa costa de Viña del Mar y la celebración infinita que impulsará la gente a las calles. Todos irán a recorrer la ciudad en 88 automóvil, bajaran por Arlegui, subirán de vuelta por la avenida Valparaíso, gritaran en calle Libertad y muchos se reunirán a brindar extasiados en la plaza Vergara. Otros agitaran banderas, se pararan frente al puente del Casino y harán sonar las bocinas con estruendo. Más de algún intrépido sacará medio cuerpo por la ventana del auto y gritara a viva voz por sus medallas. Ha valido la pena el esfuerzo desplegado en esta semana alucinante. Su cuerpo soportó el dolor y la fatiga acumulada del músculo. Todo ahora cobra sentido en la vida. El sacrificio y la constancia que ha mostrado desde que era un niño le devuelve su peso en oro. Corre todo la cancha y se encarama a un borde de la gradería para saludar a su entrenador, Pato Rodríguez. El le ha dado la tranquilidad y el aplomo necesario para seguir creyendo en su tenis, en su espíritu, en el valor estratégico del tenis de academia que se construye desde la línea de fondo. Se abrazan largamente y Nico le dice que ese triunfo también lo debe sentir como suyo. Que él ha sido muy importante ; que su apoyo ha sido fundamental en esta hora gloriosa. Schnettler y parte de la delegación que asiste al estadio, incluídos Kristel Kobrich, Soraya Jadue, Paris Inostroza, los tenismesistas, tienen los ojos enrojecidos por la emoción y comienzan a organizar de inmediato la celebración de tamaño acontecimiento. Unos se encargarán de conseguir comestibles y Schnettler junto a Fernando González salen a buscar un lugar abierto en el centro de Atenas. Van a comprar champaña, pero solo consiguen cerveza y bebidas energéticas, porque ya es de madrugada y está todo cerrado en la capital griega. Luego, en un acción tipo comando ingresan las bebidas a la Villa Olímpica. Nadie se puede enojar el último día, en especial, cuando se ha conseguido un logro tan remarcable. 89 Nico ahora está sentado solo en los vestuarios y parado frente a él, hay varios voluntarios que lo miran embelesados. Son esos chicos que ayudan en los Juegos y ahora están allí expectantes. Todos lo felicitan efusivamente y , por cierto, quieren llevarse un recuerdo: las zapatillas, el bolso, una raqueta, los calcetines, una muñequera, la camiseta, lo que sea. Massú es el ídolo mundial del día. De hecho, la organización de los Juegos, mediante un comunicado de prensa lo declara solemnemente como el atleta más destacado de la jornada del domingo 22 de agosto. Nico ahora es una especie de deidad que, a pesar de ello, ya no puede más con el cansancio y está pidiendo que le den una breve tregua y un masaje lo más urgente posible. Cuando están depredando su vestuario deportivo, Fernando Solabarrieta llega al lugar y lo abraza con efusividad. Le agradece su enorme triunfo y todo lo importante que ha hecho por Chile durante la semana. El Nico agradece con modestia y luego en un acto de gratitud toma la polera roja transpirada con que acaba de disputar la final y la lanza a las manos del periodista. “ Esta es para ti, huevón. Te la regalo”. Solabarrieta agradece y se emociona. Aquél genero sagrado rojo hasta hoy forma parte de sus bienes espirituales más preciados. Luego arriban al vestuario, Roberto Ossandón, Sebastián Piñera, Andrés Vicuña y Lázaro Calderón. Todo el mundo quiere sacarse una foto con el doble medallista y Massú asiente con paciencia. Que más da. Ya habrá tiempo para el merecido reposo. Mas tarde arriban los miembros del equipo médico y comienzan con la labor de recuperación física del aguerrido gladiador. 90 El equipo de TVN lo traslada raudamente en automóvil hacia el centro de prensa de los Juegos. Allí, mientras preparan los detalles para salir, en directo, a todo Chile, Nico observa los monitores de edición de la pequeña oficina de trabajo. Le muestran la repetición de los momentos finales de su impresionante partido ante Fish. Se impacta al revivir nuevamente las imágenes y le cuesta creer cuando le cuentan que la gente está saliendo a las calles en Santiago y celebrando en Plaza Italia, como siempre ocurre cuando se consigue un triunfo deportivo inolvidable. “ La imagen era única, en verdad, porque Nico todavía estaba envuelto con la misma bandera chilena con la que había celebrado en la cancha. Ahora incluso tenía colgadas sus dos medallas de oro. Miraba las imágenes del video y todavía le costaba asimilar. Yo diría que estaba muy emocionado – asegura Juan Carlos Campos de TVN- y cada cierto tiempo repetía que estaba muerto, que no podía creer como lo había logrado”. Graban sus impresiones para darlas a conocer más tarde en los noticiarios y programas de nuestro país. Son más de las cuatro de la mañana en Atenas y Nico incluso se hace un tiempo para atender a TV Azteca que lo aborda en uno de los pasillos del recinto. Finalmente, en un automóvil alquilado por la producción de TVN lo van a dejar hasta la misma puerta de ingreso a la Villa Olímpica. “ Me causó una gran impresión lo que ocurrió allí – relata Solabarrieta - porque el Nico cargaba dos bolsos grandes y nadie le podía ayudar a transportarlos hasta su departamento. Nosotros no teníamos derecho a ingresar al lugar, así es que los tuvo que llevar el solo. Le entregamos su corona de laureles, pero el decía que la dejaran ahí no más, que para qué tanto. Le dijimos que si estaba loco, que cómo se le podía ocurrir. Se puso entonces la corona sobre 91 la cabeza y se despidió así, tal cual. Luego caminó hacia el puesto de revisión y se sometió al control de detector de metales. Cuando lo vimos alejarse, la escena era imborrable. Parecía un rey con su corona puesta y todo, pero completamente solo. Pensar que ése muchacho que tenia revolucionado a un país, a todo el mundo en fiesta, a muchos de ellos carreteando y viviendo el jolgorio en su nombre, caminaba ahora solitario, a duras penas con sus enseres, sin más compañía que sus raquetas y en un lugar adonde a esa hora no se veía un alma. Era un contrasentido brutal”. Justo en el momento que Nicolás va cargado los bolsos e intenta ascender las escalera para llegar finalmente a su habitación, se encuentra, de casualidad, con los organizadores de la espontánea celebración en su honor. Lo saludan con cariño, le ayudan a subir y le dicen que no tarde en bajar al subterráneo del edificio, porque le han preparado un pequeño ágape en su honor. “ La celebración la montamos en la sala que habitualmente se usaba como centro médico. Es bien tarde, son ya como las tres y media de la madrugada. Hay cervezas Corona, bebidas energéticas y por ahí hasta aparece una botella de ron. No somos más de una docena y todos estamos embargados por la emoción del momento, por lo que significa el nuevo oro. Nico finalmente bajó como a la media hora. Venía con una polera blanca , pero antes de hacer cualquier brindis, nos solicita que todos los presentes se la firmemos. Ese gesto a mi me marcó. Putas el tipo para grande - confiesa Schnettler. El era la estrella, el festejado y viene y nos pide a cada uno de nosotros el autógrafo. Lo encontré de una grandeza notable”. Nicolás no está más de una hora en la improvisada celebración que le ofrecen sus amigos de la delegación chilena. Hace salud cuando se lo piden y comparte los detalles de su proeza. 92 Pide las disculpas del caso, pero anuncia que se tiene que ir a dormir inmediatamente, que realmente no da más y mañana se tiene que levantar muy temprano. Vuelve a la realidad cotidiana del circuito. Como un niño que está disfrutando el maravilloso sueño infantil que sobreviene a la Nochebuena, Massú duerme abrazado con los dos regalos más importantes de su vida : sus medallas de oro. Al día siguiente, en el aeropuerto, antes de embarcarse a Estados Unidos lo está esperando, Francisco Sagredo, entonces corresponsal acreditado de Canal 13 TV en los Juegos. Le dice previamente que quiere mostrar en el reportaje sus dos preseas de oro. La gente esta expectante por verlas y qué mejor que el mismo Nicolás las luzca una vez más. Nico comienza a buscar en el bolso de mano, pero nada, luego entre las raquetas, tampoco. Revisa todo su equipaje y no aparecen. No están por ninguna parte y esto se está poniendo grave. Ha extraviado sus medallas, el objeto simbólico y supremo de su viaje y de su participación en los Juegos. En vano, hurga por aquí y por allá. No aparecen por ningún lado. Nico se desespera y comienza a llamar a los que están todavía en la Villa y tienen el celular encendido. A los minutos le responden que no se preocupe, que ya las han encontrado, que estaban bajo la almohada, que González se las llevará a Estados Unidos. La celebración en casa de los Massú se alarga hasta la madrugada. Llegan amigos de la familia, parientes, conocidos y no tanto, y se elevan las copas para hacer emocionados brindis por el hijo ausente. Nicolás ha conseguido la mejor actuación deportiva chilena de la historia olímpica moderna. A la mañana siguiente, en las afueras del edificio familiar, hay papel picado, cornetas, envases vacíos, challa, cartones, latas y todo el material de desecho que dejan como secuela las celebraciones masivas. 93 Sobre el asfalto mil veces transitado de la céntrica Avenida 3 Norte de Viña del Mar , exactamente frente al hogar de los Massú Fried, una mano anónima escribe con brocha gruesa y pintura blanca : Gracias Nico. Para que no lo olvide ningún viñamarino y la proeza de Atenas sobreviva al tiempo. Para que las generaciones que nos sucedan , sepan que aquí en esta nación austral del fin del mundo también se cultivan superhéroes. Para que Massú , el doble medallista de oro, sienta en lo más íntimo de su ser, que su ejemplo olímpico vivirá para siempre en el corazón de la gente. 94 Hitos de Massú INDIVIDUALES 1998 Campeón Torneo Orange Bowl, Florida, Estados Unidos 2000 Finalista ATP Orlando, USA 2001 Finalista ATP Adelaida, Australia 2002 Campeón ATP Buenos Aires, Argentina 2003 Finalista ATP de Kitzbuhel, Austria Finalista Bucarest, Rumania Finalista Master Series de Madrid, España Campeón ATP Amersfoort, Holanda Campeón ATP Palermo, Italia 2004 Campeón ATP Kitzbuhel, Austria Medalla de Oro, Juegos Olímpicos de Atenas, Grecia 95 2006 Finalista ATP de Viña del Mar , Chile Finalista ATP de Casablanca, Marruecos Finalista ATP Amersfoort , Holanda Campeón ATP Costa de Sauipe, Brasil 2007 Finalista ATP de Viña del Mar, Chile DOBLES 1997 Campeón Junior (con L. Horna) Wimbledon , Inglaterra 1998 Campeón Junior (con F. Gonzalez) US Open , New York 2004 Medalla de Oro en JJOO de Atenas (con F.Gonzalez) Finalista ATP Acapulco, México. 2005 Finalista ATP Amersfoort, Holanda 96 AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A : MANUEL MASSU SONIA FRIED STEFANO MASSU NANO ZULETA PATRICIO RODRIGUEZ MAXIMILIANO SCHNETTLER ROBERTO OSSANDON RODRIGO ALFARO FERNANDO SOLABARRIETA FERNANDO VAL PABLO VUSKOVIC JUAN CARLOS CAMPOS 97