Discurso Inaugural Foro de la Tierra ILC LAC 2014 Zulema Burneo, Coordinadora Regional ILC LAC Señor Jorge Huete, vicerector de la Universidad Centroamericana; señor Adolfo Castrillo, representante del FIDA en Nicaragua, señor Manuel Bermúdez, director de Nitlapan, estimados y estimadas colegas: A nombre de la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra, reciban la más cordial bienvenida al Foro de la Tierra que este año organizamos junto con Nitlapan, con el apoyo Trocaire y el respaldo de la UCA, de quienes la plataforma de América Latina de la Coalición queda profundamente agradecida. Para la Coalición es sumamente grato tener la oportunidad de llevar a cabo el Foro de la Tierra en Nicaragua, esta vez bajo el tema “Gobernanza de la Tierra, Territorialidad y Agricultura Familiar”. Casi finalizando el Año Internacional de la Agricultura Familiar, esperamos contribuir a la discusión sobre la vigencia y centralidad de la pequeña agricultura para el desarrollo de nuestros países, así como sobre la necesidad de promover políticas de tierras con equidad, respetuosas de los derechos de campesinos, indígenas y afrodescendientes. Quisiera brevemente presentarles quiénes somos como Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra, así como el modo en el que trabajamos. La Coalición es una alianza mundial de organizaciones intergubernamentales y de sociedad civil, que nació en el año 1995 como una plataforma de consenso y acción para combatir el hambre y la pobreza. Como parte de su misión, la Coalición se concentró a lo largo de estos años en promover el acceso equitativo y el control sobre la tierra para hombres y mujeres del ámbito rural, a través de diferentes estrategias como la creación de capacidades, el diálogo, el intercambio de conocimientos y la incidencia política a niveles nacionales, regionales y globales. Actualmente, y luego de casi 20 años de crecimiento sostenido, la Coalición está compuesta por 152 miembros de más de 50 países del mundo. En la plataforma de la región Latinoamericana y del Caribe tenemos 31 miembros entre organizaciones de base, organizaciones no gubernamentales, institutos de investigación, organismos internacionales e intergubernamentales. Cada año, nos reunimos en una Asamblea Regional de miembros, a la vez que propiciamos un espacio de reflexión y debate público sobre un tema vinculado a la problemática de la tierra y que sea de alta transcendencia para el desarrollo del sector rural de la región. Este espacio es el Foro de la Tierra, que ahora celebramos aquí en Managua. En esta oportunidad, en el Foro se reflexionará sobre la gobernanza de la tierra en nuestros países y sobre los procesos que en las últimas décadas reconfiguran los territorios rurales, impactando sobre la agricultura familiar y sobre la calidad de vida de la población campesina e indígena. Reflexionar sobre la gobernanza de la tierra nos lleva a examinar el modo en el que se toman las decisiones en torno a su acceso, uso y control, así como el modo en el que tales decisiones son implementadas en la práctica. En ese sentido, se trata también de una reflexión sobre el poder y sobre la calidad de la democracia en nuestros países. Esto es particularmente relevante en un contexto como el actual, en el que el problema de la tierra, tras vastas experiencias de Reforma Agraria en la región, se ha complejizado debido a la diversidad de actores que la disputan, en un contexto mundial de presión sobre los recursos naturales. En el acceso y control de la tierra, el campesino ya no se enfrenta al latifundio tradicional, pero se enfrenta a grandes corporaciones agrícolas altamente tecnificadas, a industrias extractivas, a productoras de agrocombustibles, a la expansión de la urbanización, a la empresa inmobiliaria y turística, etc. Estos procesos han conducido en muchos países de la región a la concentración de la tierra en pocas manos y, más aún, a la concentración del control sobre los recursos asociados, como el agua, o al control de todos los eslabones de la cadena productiva, en perjuicio del desarrollo de la agricultura familiar. Esta situación pone en jaque a poblaciones campesinas e indígenas que ven reducidas sus posibilidades de acceso a la tierra. Más aún, los problemas derivan en muchas ocasiones en conflictos con los nuevos actores o, incluso, en enfrentamientos entre indígenas y campesinos en la búsqueda de nuevas tierras agrícolas, como es el caso de Nicaragua en la Costa Pacífico. Una perspectiva de gobernanza de la tierra nos induce a reflexionar sobre quiénes se benefician de estos procesos y sobre quiénes quedan excluidos. Igualmente, nos invita a promover espacios de diálogo y participación, en donde las organizaciones sociales campesinas e indígenas sean reales actores políticos. Enmarcar estos procesos desde un enfoque territorial resulta también particularmente pertinente porque nos obliga a poner atención al conjunto de recursos, activos, dinámicas y relaciones sociales e identidades que se gestan en espacios rurales determinados; ello, sin dejar de considerar los vínculos con los espacios urbanos. En la región, los problemas derivados de fenómenos climáticos adversos, como la reciente sequía que ha aquejado a la subregión centroamericana, plantea el reto de pensar en el territorio y en las medidas para su atención, de manera integral. Igualmente, resulta revelador evaluar las desigualdades desde un punto de vista territorial y no solo a nivel de individuos o grupos: Según la CEPAL, en América Latina el 57% del PBI se genera en un 9% del territorio; y en varios países se concentra más del 50% de la actividad económica en un solo punto del territorio. En este Foro de la Tierra hemos querido dar una atención especial a ciertos grupos específicos y sectores de la población que se encuentran en situación particular de exclusión y que ven reducidas sus posibilidades de acceso a la tierra y de bienestar, como es el caso de las mujeres y de la juventud rural. En efecto, existe de manera creciente un éxodo del campo a la ciudad por parte de jóvenes que encuentran escasas posibilidades de desarrollo en la actividad agrícola y que cuentan con grandes dificultades para el acceso a la tierra. Igualmente, en el caso de las mujeres rurales, es bastante conocido que éstas tienen menos tierra, de menor calidad y con una tenencia menos segura. En países como Honduras, por ejemplo, solo el 12% de las parcelas se encuentran bajo la propiedad formal de mujeres, frente a un 87% de hombres propietarios. En el caso de Nicaragua, esta proporción es similar: 16% de mujeres frente a 79% de hombres propietarios, y solo el 4% de parcelas en copropiedad. Medidas específicas para atender esta situación son necesarias y, en ese sentido, en Nicaragua vemos especialmente relevante la efectiva implementación de la Ley 717 que establece la creación de un Fondo para el Acceso a la Tierra de las Mujeres Rurales. Desde la plataforma de la ILC en la región, venimos haciendo esfuerzos para propiciar espacios de diálogo para la gobernanza de la tierra, a través de la puesta en marcha de Estrategias Nacionales que comprometan a actores diversos, con roles estratégicos en la problemática de la tierra. En los dos días previos a este foro, hemos tenido oportunidad de reunirnos como Coalición e intercambiar experiencias y lecciones de este trabajo. No nos cabe duda de que el acceso a la tierra para la población indígena y campesina tiene un estrecho vínculo con la seguridad alimentaria, el cuidado del medio ambiente, la capacidad de adaptación al cambio climático, el mantenimiento de la biodiversidad y la persistencia de la pobreza rural. Esperamos traerles a este Foro de la Tierra una parte de este debate, con el anhelo de que la tierra se convierta en un factor de paz, equidad y desarrollo para la región. Managua, 31 de octubre de 2014