Post re ra ' 1> ¡Ah, nó! Cunndo me veas no te nlejes de mi porque te miro. ¡Por cnridad! No creas que si ¡iersiguen ávidos mis ojos tus 1mpilns hebreas; que si asoma en mis labios Ja sonrisa nnto la g,loria de tu faz que encanta¡ que si tiembla en mis labios indecisa una impulsión de hablar, y se levanta de mi boca un rumor, como un ¡ierfume que vn surgiendo desde un cáliz rojo, es 1io1· que del nmo1· que me consume vnyn á hnblnrte oh a vez, ni de tu enojo (¡uiera implorar el fin, ni quiera, ncatio, hnbla1 te del dolor ele imn existencia ( 1) ''" 1m1.,1\ tlo Jn ju\ (!ntn 1 ¡1r<'1ta nctnalmt'nto 1us cRncloneB Al mAs rnspl· rn1Jo tlo 1111<!,troA ¡)otltM J1henn.1'"w1110 F1rc10,1, un (!lcritor de t'.)er, 1in hiato· ni\ llt~rn.ru\ 1 \ qllf', dn eml1Rrgo 1 Ju\ t'10cr1to llos llbro5) hl'L llena'lo con sus vénos, ftffOJl\(lo'> i0n di"'p('r,.1ó11 1 l\l l\Znr1 !IOLre 1llarlo1';, re\i&tl\8 1 muchRS do hui meiJorH ¡1Ai('hlR!I ilo ¡1o<'"l" 11Rcion11l escr1ttu "'' t'I 1\ltimo R.ilo R.~lac\Qr 1\0 f ot JJtbofo ) J l lfo1t1~0 1 perló1H<:o1 unlY6n.1t.ano!\, •U.tor del poema ll•tJo t11 .,nt1uit1 1m 1\lhmo llhro, /Jt lo llo111fo, acentt\a. 1111 1un¡ll\t1ca ¡)eno n"-htll\•I > le <"otUAM'T" ¡1octA 11or bocA tlel emlnent• crltko .José Enrique Rodt~ \ lllA MoM·au 1n breu ofrer<'rl" 11111 lectorPR llllfl\01 '\eno• dtl horno ¡1oeh, dr lo.11 'lnke11 rn" lr1g"IH, ile IA41 mc>ln.nc611cRM q\lc-¡1u •l(' Rmnr ,,,i1, \ llU MÓDIUIU, - T 1 19 ~82 VIDA l!ODEllN ~ que tu desdén empujl\ hacia el ocnso, y que es, nbnndonnda á st1s dolores en el instante en que el nmor ln hiere, un fulgor que se npngn á tus fulgores, y' un lirio que se inclina á tus rigores, , como una gran tristez~ que se muero ... ¡Ah1 nó!. .. Mi níán inmolo, ol poderoso afán de conquistarte .ya no te pido n¡nor: nhorn, tan sólo, con el ansia febril que mo dominn, te pido que me dejes contem¡ilarte; que me dejes quemar en los nrdores de tus pupilns hondnmente malas, donde retuerce su maldad 11\ l1ogt\era1 la inquietud dolorosa de las alns de mi ilusión iiostrern !. .. "Te pido que 110 niegt1es el consuelo rle tu hermosa visión 1\ mi amargt1ra. ¡Deja que llegue un respland.or del cielo á lo más hondo de mi • selvn oscura a 1 , -Que si mi amor, en fin, te cnusn enojos á morir me condenel!. Pe10 que en tanto de mi mnl te alegl'Rs, :i¡pueda npurar la hiel de tus desdenes en el fulgor de tus pupilas negrns! Eso, no mñs, to ¡iido. ¡Que nl terminar mis horas intrnnr¡uiJnq, caiga sobré lns penns que he \ivido, la extreml\unción do lnz do tus pupilas! Abrll l!JOJ