Línea de tiempo: Historia del Siglo XX

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Línea de tiempo: Historia del Siglo XX
1850 (aprox.)
Segunda fase de la
Revolución Industrial
Imperialismo
División Internacional
del Trabajo
1870
Inicio del período
conocido como Paz
Armada
1911
Paz Armada
1914
1917
Primera
Guerra
Mundial
1918
1919
1921
1923
1924
1929
1933
Estado
Benefactor en
EEUU
Revolución Mexicana
Comienzo de la
Primera Guerra
Mundial
Revolución Rusa
Fin de la Primera
Guerra Mundial
Paz de Versalles
República de Weimar
(Alemania - gobierno
socialista)
Mussolini al poder
(fascismo - Italia)
Hiperinflación en
Alemania
Primer golpe de
Estado de Hitler
(Alemania)
Muere Lenin
Crisis de 1929 (inicio
de la Gran Depresión)
Primer Plan
Quinquenal (URSS)
New Deal (EEUU)
Hitler al poder
(Alemania)
1936
Guerra Civil Española
(inicio)
Constitución de la
URSS
1939
Segunda
Guerra
Mundial
1945
Fin de la Guerra Civil
Española e inicio de la
dictadura de F. Franco
(España)
Inicio de la Segunda
Guerra Mundial
ONU
Bomba atómica
Acuerdo de YaltaPostdam (fin de la
Segunda Guerra
Mundial - reparto de
Europa)
D
e
s
c
o
l
o
n
i
z
a
c
i
ó
n
1947
1948
Inicio de la Guerra Fría
Plan Marshall
MacCarthismo
Creación del Estado de
Israel
1949
1950
1952
Guerra
Fría
1955
1958
1961
1968
Guerra de
Vietnam
Partición de Alemania
OTAN
Triunfo de la
Revolución China
Guerra de Corea
(hasta 1953)
Revolución Boliviana
Pacto de Varsovia
Revolución Cubana
Muro de Berlín
Primavera de Praga
Mayo Francés
Matanza de Tlatelolco
(México)
1969
Cordobazo (Argentina)
1970
1973
Gobierno de Allende
Inicio del ciclo de
Dictaduras
Latinoamericanas
1975
Guerra de Vietnam
(fin)
1979
Revolución Sandinista
(Nicaragua)
Estado Neoliberal (con
orígenes en las dictaduras América Latina)
1989
Caída del Muro de
Berlín
1990
Caída de la URSS
2000+/-
Neopopulismos
Latinoamericanos
Hoy
TP Nº 2: Imperialismo
A- Leer con detenimiento el siguiente texto, marcando las palabras clave, y luego
completar el mapa conceptual que se presenta en la siguiente página.
La palabra imperialismo se utiliza frecuentemente para explicar la expansión
territorial y el sometimiento por la fuerza que ejerce un pueblo poderoso sobre otro más débil.
En este sentido, se puede hablar de imperialismo para referirse tanto a la expansión de los
antiguos egipcios como a la persa o a la romana del siglo I d. C.
Sin embargo, a principios del siglo XX el término imperialismo adquirió un significado
más preciso. Algunos pensadores comenzaron a utilizarlo para explicar el proceso de
expansión que en ese momento estaban protagonizando las potencias capitalistas.
Imperialismo no se refirió entonces a cualquier expansión, sino a una expansión particular.
El primero en intentar una definición teórica del imperialismo fue el economista
liberal inglés John. A Hobson, En su obra Imperialismo, un estudio (1902), analizó la expansión
colonial europea sobre África. Advirtió que en las metrópolis había un exceso de capitales y
esto hacía que no hubiera inversiones rentables. Para poder seguir obteniendo altas ganancias,
los capitalistas buscaban invertir sus capitales en los mercados ultramarinos. Por ello es que
los grandes inversores de los países industrializados presionaban a sus gobiernos para que
éstos emprendieran una intervención política y militar en África. El estudio de Hobson puso
entonces el acento en que el imperialismo era una expansión colonial que obedecía a la
necesidad económica de los países industrializados.
Tomando como punto de partida la obra de Hobson, los revolucionarios marxistas V.
I. Lenin y Rosa Luxemburgo expusieron el punto de vista socialista para explicar el fenómeno
del imperialismo. En su obra Imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), Lenin sostuvo
que el desarrollo del capitalismo lleva inevitablemente a una fase superior –la etapa
imperialista-, cuyos rasgos principales son: la concentración de la producción y el surgimiento
los monopolios; la unión del capital bancario e industrial, que origina el capital financiero; la
exportación de capitales; la asociación de monopolios internacionales que se reparten el
mundo; el reparto territorial de todo el mundo por parte de las potencias europeas.
Lenin pensaba que la expansión de los monopolios y de las potencias imperialistas
llegará inevitablemente a un conflicto internacional, debido a que los capitalistas estaban
obligados a buscar nuevos mercados. Cuando todos los mercados ya estuvieron repartidos la
guerra sería inevitable.
Al mismo tiempo que Lenin y otros pensadores socialistas criticaban los efectos de la
expansión imperialista, algunos dirigentes políticos de la época, como los ingleses Cecil Rhodes
y Joseph Chamberlain o el norteamericano Theodor Roosevelt, la defendieron. La creían
necesaria para garantizar la seguridad económica de sus naciones.
Muchos intelectuales británicos de la época ayudaron a difundir el ideal imperialista.
Lord Rosebery afirmó en 1893: “Somos responsables de que el mundo, a la medida en que aún
está por moldear, reciba un carácter anglosajón y no otro”. El poeta Rudyard Kipling, por su
parte, expuso la doctrina de la “responsabilidad del hombre blanco”. Creía que era un deber
de las naciones blancas transmitir los logros de la civilización europea a los pueblos atrasados.
B- Leer las siguientes afirmaciones y marcar en cada caso cuál es la incorrecta,
corrigiendo el error.
El imperialismo es solamente una forma de dominación que existió en la Antigüedad.
El imperialismo es una forma de dominación en la que un país más poderoso somete
a otro más débil mediante la expansión territorial y el sometimiento por la fuerza.
Para Lenin, el imperialismo era una fase del desarrollo del capitalismo, su fase
superior, la que se caracteriza por la existencia de la concentración de la producción y el
surgimiento los monopolios; la unión del capital bancario e industrial, que origina el capital
financiero; la exportación de capitales; la asociación de monopolios internacionales que se
reparten el mundo; el reparto territorial de todo el mundo por parte de las potencias europeas.
Para Lenin, era un deber de las naciones blancas transmitir los logros de la civilización
europea a los pueblos atrasados.
Lenin y Luxemburgo defendían la expansión imperialista, en cambio, Roosevelt,
Chamberlain, Rhodes, Rosebery y Kipling la criticaron duramente, afirmando que, una vez que
todos los mercados y zonas de influencia estuvieran repartidos, sería inevitable el estallido de
una guerra interimperialista (es decir, entre las potencias imperialistas).
C- A partir del mapa conceptual completado en el punto B, redactá con tus propias
palabras un resumen que explique qué es el imperialismo. Para ello, no está
permitido copiar directamente del texto ni de internet, sino que solamente
podés valerte de la información presentada en el mapa conceptual.
Pri mer a Guerra
M u n d i a l |1
Pri mer a Guerra
M u n d i a l |2
Pri mer a Guerra
M u n d i a l |3
LA REVOLUCIÓN RUSA: DEL IMPERIO ZARISTA A LA UNIÓN SOVIÉTICA
Introducción
En 1917 se produjo en Rusia una revolución que ejerció gran influencia en el desarrollo histórico del siglo XX. Por primera
vez tuvo éxito un movimiento revolucionario inspirado en las ideas socialistas (particularmente en las teorías de Marx), y que se
propuso como objetivo transformar radicalmente las bases de la sociedad capitalista, aboliendo la propiedad privada de los medios
de producción y reemplazándola por la propiedad colectiva. Para sus contemporáneos, la revolución rusa tuvo un gran impacto:
algunos vieron con esperanza la posibilidad de que los ideales socialistas del siglo XIX comenzaran a concretarse; otros temieron que
su expansión más allá de Rusia significara la pérdida de sus propiedades.
Sin embargo, contrariamente a lo que pensaba Marx, la primera revolución socialista exitosa no tuvo lugar en un país
industrialmente avanzado, en el que se suponía que las contradicciones entre las clases burguesa y obrera eran más fuertes. En
1917 el Imperio Ruso tenía una economía fundamentalmente agraria, con una población mayoritariamente campesina, una clase
obrera poco numerosa y una burguesía débil.
Para comprender la complejidad del proceso histórico que condujo a la revolución de 1917 y a la organización del primer
Estado socialista (la Unión Soviética), deben tenerse en cuenta, en primer lugar, las características de la economía y la sociedad de la
Rusia zarista y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, en la que Rusia participó de manera directa junto a Francia y Gran
Bretaña.
La Rusia Zarista
En el Imperio Ruso de los zares coexistían elementos característicos de una sociedad feudal (como la economía de base
rural, campesinos en situación similar a la servidumbre y un aparato estatal absolutista) con otros propios de una sociedad
capitalista altamente industrializada. A diferencia de lo ocurrido en Europa occidental, en Rusia la industrialización no fue el
resultado de profundas transformaciones en la organización feudal de la economía y la sociedad. La burguesía rusa no tenía el
capital suficiente para impulsarla. Por eso y para superar los obstáculos que significaban la enorme extensión del territorio, el atraso
tecnológico y la bajísima producción industrial, fue necesario el aporte de capitales extranjeros. Atraídos por las ventajas ofrecidas
por los zares, las inversiones de capitales europeos (en especial los franceses) produjeron el crecimiento acelerado de la producción
industrial. Pero sólo se desarrollaron algunos centros industriales, como Moscú y San Petersburgo, mientras que en la mayor parte
de la sociedad no se produjeron cambios. La industrialización rusa se produjo de manera muy concentrada, ya que las fábricas que
se instalaron fueron de enormes dimensiones (en 1913 la mitad de los obreros industriales trabajaban en fábricas que empleaban a
más de mil obreros cada una) y se agruparon en torno a unos pocos centros urbanos, mayoritariamente en la región de Ucrania,
donde se producían las tres cuartas partes del carbón y los dos tercios del acero ruso. Un símbolo de este crecimiento industrial
acelerado y concentrado fue el ferrocarril Transiberiano, cuyos 70 mil kilómetros fueron construidos en menos de cuarenta años.
Pero el desarrollo económico era muy desigual, ya que la agricultura avanzaba a un ritmo más lento y no era capaz de
producir la cantidad suficiente de alimentos para una población tan numerosa.
De esta organización económica resultaba una sociedad formada por: una gran mayoría de campesinos pobres que no eran
propietarios de la tierra que trabajaban; un limitado número de obreros industriales, concentrados en una pocas ciudades que
crecían rápidamente; y una minoría privilegiada, compuesta de nobles propietarios de tierras, de un sector de campesinos ricos (los
kulaks), de altos funcionarios del Estado zarista y de una reducida burguesía industrial asociada al capital extranjero. En este
contexto económico y social se produjo la revolución de 1917.
La oposición social y política: los soviets y los partidos
A comienzos de 1917 existían múltiples demostraciones de oposición social al régimen zarista. Los tres grupos más
perjudicados por la crítica situación rusa eran los campesinos, los soldados y los obreros.
Los campesinos no habían mejorado sus condiciones de vida, a pesar de que legalmente la servidumbre se había abolido
en 1861. La vida de los 85 millones de campesinos pobres empeoraba cada año, debido al crecimiento demográfico (la población
aumentaba en aproximadamente 3 millones de habitantes por año), a la falta de tierras y a la escasez de alimentos. Sus quejas se
dirigían fundamentalmente contra la minoría de campesinos ricos: los kulaks.
La situación de los soldados rusos que combatían en la Primera Guerra era penosa: cientos de miles de hombres morían en
el frente o resultaban heridos y capturados. Los soldados ya no deseaban morir por el zar y muchos de ellos desertaban o
desobedecían las órdenes de los oficiales zaristas, debilitando aún más al ejército ruso en retirada. El gran número de muertes en el
frente y la necesidad de incorporar nuevos soldados repercutía negativamente sobre la economía de las familias campesinas. Los
hombres capacitados para trabajar eran enviados a combatir.
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La vida de los obreros industriales también era difícil debido a los bajos salarios, el aumento de los precios de los alimentos
y a la falta de combustible en las ciudades para afrontar los duros inviernos. Las huelgas se multiplicaron y la situación se hizo cada
vez más tensa, a medida que la economía del país se resentía por los efectos de la guerra.
Para hacer valer sus demandas y coordinar sus acciones de protesta, los campesinos, los soldados y los obreros
comenzaron a organizarse espontáneamente, formando consejos o comités, llamados soviets. La proliferación de soviets de
soldados, de obreros y de campesinos creó las condiciones favorables para que estallara una revolución social.
Los partidos políticos
La oposición al zarismo también la expresaban distintos partidos políticos, que diferían en los apoyos sociales que recibían y
en sus objetivos y tácticas de lucha:
 Los sectores de la burguesía liberal se agrupaban en el Partido Constitucional Demócrata (KDT). Eran partidarios de
ampliar el poder del parlamento (la Duma) pero no definían claramente su posición frente al régimen zarista y la
guerra.
 El Partido Socialista Revolucionario (los eseritas), compuesto por intelectuales de la pequeña burguesía y medianos
propietarios rurales y urbanos, era sumamente heterogéneo. Incluía a partidarios de tácticas violentas (los
maximalistas) y a grupos moderados, que preferían la acción parlamentaria y los acuerdos con la burguesía liberal.
 Las demandas de los obreros industriales eran retomadas sobre todo por el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso
(POSDR). Fue creado en 1898 por Lenin y Plejanov, entre otros, siguiendo las ideas de Marx. A diferencia de los
eseritas, pensaban que la revolución sólo era posible si la protagonizaba la clase obrera. El partido socialdemócrata se
hallaba dividido en los bolcheviques y los mencheviques. Los bolcheviques, dirigidos por Lenin, consideraban que en
1917 estaban dadas las condiciones para promover la revolución. Para ello, debían organizarse grupos de
“revolucionarios profesionales” que prepararían y dirigirían la insurrección contra el Estado zarista y la burguesía. Los
mencheviques creían que debían esperar a que en Rusia avanzara el capitalismo y se asentara la democracia liberal.
Eran partidarios de los cambios graduales y de aliarse con los partidos burgueses liberales.
La revolución de 1917: del gobierno provisional al triunfo bolchevique
Las protestas que se alzaban desde diferentes sectores sociales y políticos rusos se agudizaron en los primeros días de
1917. Se multiplicaron las huelgas y las movilizaciones callejeras organizadas por los soviets. La oposición moderada criticó con
dureza la política del zar y éste disolvió la Duma. Entre el 23 y el 27 de febrero se desencadenó entonces una agitación social que
forzó al zar a abdicar. El poder político quedó en manos de los partidos liberales, demócratas moderados, socialistas revolucionarios
y mencheviques, reunidos en la Duma, y se formó un gobierno provisional presidido por Kerenski.
El gobierno de Kerenski intentó consolidar el parlamentarismo, basado en el sufragio universal y en la división de poderes.
Pero no logró ejercer su poder de manera efectiva en toda Rusia. Las protestas sociales que se expresaban a través de los soviets
debilitaron al gobierno. En la práctica, en ese momento había en Rusia un doble poder: el de la Duma y el de los soviets.
El gobierno no puedo dar respuestas rápidas a los reclamos de los sectores más desprotegidos y tomó una decisión que
tuvo un gran peso político: decidió continuar participando en la guerra. Esto provocó un profundo malestar entre campesinos y
soldados. Los soviets de campesinos, por su propia iniciativa, comenzaron a ocupar las grandes propiedades rurales y a repartirlas;
los soviets de soldados abandonaron el frente de guerra y apoyaron a los campesinos; los soviets de obreros alentados por la
propaganda bolchevique ocuparon las fábricas. Ante esta situación, los partidos moderados y el gobierno eran incapaces de hacer
respetar sus decisiones. La crisis política favoreció la revolución social.
El dirigente que con más claridad advirtió esta situación fue Lenin. Apenas llegado del exilio, escribió un artículo conocido
como Las tesis de abril, con el que convenció a los bolcheviques de que era el momento de acelerar el proceso revolucionario. Sus
consignas fueron “todo el poder a los soviets” y “pan, tierras y paz”. De este modo, proponía dejar la lucha parlamentaria y
promover una insurrección desde los soviets que habían organizado las protestas sociales. Su táctica resultó muy efectiva, ya que
logró unificar las protestas contra el zarismo y el ineficaz gobierno provisional. “Pan, tierras y paz” resumía las aspiraciones de una
población hambreada y agotada por tres años de guerra.
Los días 24 y 25 de octubre (según nuestro calendario, el 7 de noviembre), los soviets de Moscú y San Petersburgo,
controlados por los bolcheviques, con el apoyo de una Guardia Roja integrada por obreros y soldados armados, ocuparon los puntos
clave de la capital imperial y tomaron por asalto el Palacio de Invierno. En sólo veinticuatro horas y sin encontrar demasiada
resistencia, un pequeño grupo de revolucionarios ocupó el poder político del vasto Imperio Ruso. Un Comité Militar Revolucionario
anunció el éxito de la revolución y Lenin declaró: “Ha llegado el momento de comenzar la construcción del orden socialista”.
Las primeras medidas del gobierno revolucionario (llamado Consejo de los Comisarios del Pueblo y presidido por Lenin)
intentaron satisfacer las demandas de los grupos que apoyaron la revolución: campesinos, obreros y soldados.
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
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Un decreto puso en manos de los campesinos todas las tierras que poseían el Estado zarista, la Iglesia y la nobleza.
Los dueños de las fábricas industriales conservaron su propiedad, pero las empresas fueron puestas bajo el control de
los soviets de obreros, para evitar que los empresarios sabotearan la producción.
Se iniciaron inmediatas conversaciones con Alemania para poner fin a la guerra y detener de este modo la constante
pérdida de vidas y recursos.
El tratado de Paz de Brest-Litovsk
A los pocos días de tomar el poder, los bolcheviques iniciaron conversaciones con Alemania para establecer una paz por
separado. El gobierno soviético fue representado por Trotski. Debilitados por tres años de guerra y con una economía quebrada, los
rusos firmaron un tratado desventajoso por el que reconocían la pérdida de amplios territorios. Un conjunto de naciones que habían
estado bajo el Imperio zarista (y que agrupaban a la cuarta parte de la población total del Imperio) dejó de pertenecer al
recientemente creado Estado soviético. Lenin confiaba en que si se aseguraba el éxito de la revolución en Rusia, ésta podría
extenderse a Alemania. Los sectores nacionalistas acusaron a los bolcheviques de acordar una “paz vergonzosa”. Lenin sostuvo que
“es necesario retroceder. La historia nos dirá quién habrá tenido razón”. Tras la derrota de Alemania en 1918, el tratado fue
anulado.
El Comunismo de Guerra (1918-1921)
Las primeras medidas tomadas por los bolcheviques demuestran que no había un plan definido acerca de cuál debía ser el
rumbo de la revolución. Existían diferentes ideas sobre cuál era el modo correcto de instaurar el socialismo. Las primeras medidas
económicas se completaron con la nacionalización de los bancos, los ferrocarriles, la marina y el repudio de la deuda externa. Sin
embargo, no fue abolida la propiedad privada en el sector industrial y en parte del sector agrario (es decir que algunos dueños de
fábricas y terratenientes mantuvieron sus propiedades). Esto significó que se perfilaba una economía mixta, en la que coexistían la
propiedad estatal y la propiedad privada de los medios de producción. En junio de 1918, sólo se habían nacionalizado 487 empresas.
Pero el estallido de la guerra civil aceleró el proceso.
UN gripo de generales del ejército zarista (los llamados blancos), apoyado por las potencias occidentales, inició una
rebelión contra el nuevo Estado soviético. Inglaterra y Francia enviaron barcos de guerra en apoyo de los blancos, para asegurarse
de que la revolución socialista no se extendiera a otros países europeos. La mayoría de la burguesía industrial rusa asociada al
capital extranjero, y los terratenientes, temerosos de perder sus propiedades, colaboraron con la rebelión de los blancos. Para
afrontar esta situación y sostener la revolución, el gobierno soviético decidió nacionalizar todas las industrias. El objetivo básico era
asegurar el suministro de alimentos para toda la población. Al mismo tiempo, se obligó a todos los campesinos a entregar su
excedente de cereales. A pesar de las confiscaciones de granos, muchos campesinos apoyaron a los bolcheviques ante el temor de
que el fracaso de la revolución significara el retorno del régimen zarista y la pérdida de las tierras recientemente obtenidas. Otros
prefirieron ocultar los excedentes y comercializarlos en el mercado negro (el 60% de lo que se consumía en las ciudades provenía
del comercio ilegal). La existencia del mercado negro fue desde entonces un problema que la economía soviética no pudo resolver.
Por el conjunto de drásticas medidas tomadas por el gobierno durante los tres años que duró la guerra civil (1918-1921) se conoce a
esta época como la del Comunismo de Guerra.
La Nueva Política Económica (NEP) (1921-1928)
Los tres años de guerra produjeron una gran desorganización social. Las peores consecuencias fueron el desabastecimiento
de alimentos por la caída en la producción agrícola y la falta de productos industriales por el cierre de industrias. Entre los dirigentes
soviéticos existían dos posturas divergentes: realizar un plan de reformas lentas y progresivas o imponer una transformación radical
y acelerada. Ambas se presentaban como alternativas para salir de esa situación y edificar el socialismo. Con el apoyo de Lenin, se
impuso el primer criterio. Al conjunto de medidas adoptadas se las conoce como la Nueva Política Económica. El Estado mantuvo el
control de las principales industrias, del comercio exterior y del sistema bancario, y a la vez descentralizó la producción agrícola, el
comercio interno y las pequeñas industrias. Las principales medidas fueron:
 La suspensión de las confiscaciones de granos a los campesinos y su reemplazo por un impuesto de acuerdo con la
riqueza de cada uno. Los campesinos podían, una vez pagado el impuesto, comercializar libremente su excedente. Se
buscaba de esta manera estimular la producción y evitar el mercado negro.
 La autorización a cualquier ciudadano para establecer una industria, con la limitación de contratar un máximo de 10 ó
20 obreros, según el tipo de empresa.
 Las reformas en el agro y la industria tendían a crear una economía mixta. En pocos años la economía se reconstruyó y
el país recuperó los niveles de producción anteriores a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, entre los dirigentes
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soviéticos persistían las diferencias de opinión. La NEP había permitido el enriquecimiento de los kulaks. Para el sector
liderado por Trotski (la llamada oposición de izquierda) los éxitos de la NEP eran “logros capitalistas”, y esto retrasaba
la construcción del socialismo. Otro grupo, liderado por Bujarin, sostenía que era necesario permitir el enriquecimiento
de algunos campesinos para garantizar la producción de alimentos y para afianzar la alianza entre obreros y
campesinos, que había posibilitado el triunfo de la revolución.
La dictadura del proletariado
Los bolcheviques habían prometido convocar a una Asamblea Constituyente para determinar cuál sería la forma de
organización política del nuevo Estado. Se realizaron elecciones en noviembre de 1917 en las que los eseritas, con el apoyo de los
campesinos, superaron a los bolcheviques. Éstos, argumentando que no estaban dadas las condiciones para desarrollar una
democracia parlamentaria, clausuraron la Asamblea. Se instauró entonces una dictadura del proletariado; esto es, según Lenin, un
Estado en el que los obreros (representados por el Partido Bolchevique) “limitan la libertad de los opresores, de los explotadores y
de los capitalistas” para eliminar los residuos de la sociedad burguesa.
Después de 1921, al mismo tiempo que se liberalizaba la economía, se imponía un régimen político cada vez más duro:
fueron prohibidos todos los partidos políticos excepto el bolchevique (se lo comenzó a llamar Partido Comunista) y también fueron
prohibidas las fracciones dentro de éste; los que realizaban críticas internas eran acusados de “desviacionistas” y de realizar
“actividades anti-partido”. Se afirmó así un régimen de partido único.
El modelo estalinista
La muerte de Lenin, en 1924, debilitó a los sostenedores de la NEP y acentuó la lucha interna por el poder. Luego de los
debates sobre el rumbo de la economía, emergió la figura de Stalin, quien logró desplazar a sus opositores (Trotski fue expulsado del
partido en 1927). Al morir Lenin se hizo cargo de la dirección política un triunvirato integrado por Kamenev, Zinoviev y Stalin que
desplazó a Trotski, y que fue el paso previo para que Stalin, en 1928, asumiera el control total sobre el Partido y el Estado. En 1936
Kamenev y Zinoviev fueron procesados y ejecutados por orden de Stalin.
Simultáneamente se produjeron problemas con la producción agrícola: el gobierno estableció un precio más bajo para los
cereales, y muchos campesinos prefirieron acapararlos. Ante el desabastecimiento en las principales ciudades, el gobierno (dirigido
por Stalin) decidió abandonar la NEP y cambiar drásticamente el manejo de la política económica. Las bases del modelo estalinista
fueron la colectivización forzosa forzosa y la industrialización planificada.
La política agraria estalinista consistió en expropiar las tierras de los kulaks (considerados como “enemigos del Estado
soviético”) y en organizar a los campesinos más pobres en granjas colectivas (koljoses). Para lograr que el reemplazo de la propiedad
privada de la tierra por la propiedad colectiva fuera rápido, el Estado incentivó a los campesinos a que se sumaran a los koljoses
prometiéndoles ventajas materiales y maquinaria moderna (tractores). En sólo seis años todas las tierras cultivables fueron
colectivizadas. Los campesinos que se opusieron fueron perseguidos y deportados. La colectivización se completó con métodos
coactivos y significó un duro enfrentamiento entre el Estado y gran parte del campesinado.
La rápida industrialización fue el pilar de la política estalinista. Se creó un organismo (el Gosplan) encargado de recolectar
datos de la economía para luego planificar hasta el último detalle la actividad industrial en todo el país. El Gosplan diseño un plan de
cinco años de duración (plan quinquenal), en el que se establecían las metas que debía alcanzar la producción entre 1929 y 1933. La
prioridad de este plan era triplicar la producción de la industria pesada (maquinarias y equipos) y quintuplicar la producción de
electricidad. Muchos de los objetivos fueron logrados, aunque al costo de restringir el consumo de la población.
La concentración del poder y la burocracia
En el largo período en que Stalin estuvo al frente de la Unión Soviética (entre 1927 y 1953, año de su muerte) se consolidó
un régimen político muy duro, en el que no se toleraron oposiciones ni disidencias con la política oficial. A partir de 1933 se
sucedieron una serie de purgas y procesos contra los sospechosos de oponerse a Stalin. Muchas personas que participaron
activamente en la Revolución de Octubre fueron acusadas de actividades antisoviéticas y condenadas a muerte o encarceladas.
El temor de muchos soviéticos le permitió a Stalin y a su círculo de confianza concentrar una enorme cuota de poder. Se
consolidó así un grupo de dirigentes (la burocracia) que se apoderó del control del aparato partidario y estatal, que ocupó los
puestos claves en la dirección de las empresas socializadas, y que obtuvo algunas ventajas materiales que los fueron separando del
resto de la población.
La consolidación del modelo estalinista significó el abandono definitivo de las aspiraciones democráticas de muchos
revolucionarios soviéticos y el freno para los impulsos renovadores de los primeros tiempos en el plano cultural.
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El socialismo en un solo país
En 1919 se fundó la Tercera Internacional o Internacional Comunista (Komintern) con el objetivo de obtener el apoyo del
movimiento obrero internacional a la revolución soviética y para promover el socialismo en todo el mundo. Quedó así establecida
una línea divisoria a nivel internacional entre socialdemócratas (partidarios de la lucha parlamentaria y de las reformas) y
comunistas (partidarios de las insurrecciones revolucionarias). Cuando Stalin controló el poder, la Tercera Internacional abandonó la
lucha por una revolución mundial y llamó a todos los partidos comunistas del mundo a defender “la patria del socialismo”. Según
Stalin, en ese momento era prioritario asegurar el éxito del primer Estado socialista antes que expandir la revolución. A esta
posición se la llamó “socialismo en un solo país”.
La Unión Soviética
En 1924 se aprobó el texto constitucional que dejó establecida la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Desde el punto
de vista territorial, era muy semejante al Imperio zarista, por lo que incluía a diferentes pueblos y nacionalidades (ucranianos,
armenios, bielorrusos, tártaros, por ejemplo). Las repúblicas tenían distintos grados de autonomía: las federativas tenían mayor
capacidad de decisión que las autónomas. De todos modos, la República Rusa, continuando con la tradición zarista, seguía siendo el
centro del Estado. Además, por el régimen de partido único quedaban centralizadas las decisiones más importantes. LA constitución
Soviética reconocía el derecho al voto exclusivamente a quienes trabajaban productivamente (sin explotar el trabajo de otros), a los
marineros y a los soldados; estaban excluidos los comerciantes, los clérigos y ex propietarios y funcionarios del régimen zarista.
Diferencias entre los bolcheviques y los mencheviques
En 1903, el partido Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia se dividió en dos facciones: los Bolcheviques y los
Mencheviques. Bolcheviques, que significaba "la mayoría", era conducidos por Lenin, mientras que Martov tomó control de los
Mencheviques, que significaba "la minoría". Aunque las primeras etapas del siglo XX vieron a los Mencheviques ganar una base de
apoyo más grande, fue el liderazgo de Lenin que eventualmente llevó al predominio de los bolcheviques dentro del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso, produciéndose la ruptura con los mencheviques, quienes abandonaron el Partido.
Lenin y Martov tenían diferentes opiniones sobre cómo el comunismo debería haber sido introducido en Rusia. Lenin creía
que la fuente de poder yacía dentro de la clase obrera mientras que Martov confiaba en los intelectuales rusos. El carisma de Lenin
obtuvo no sólo el apoyo de la clase obrera, sino también del ala de Martov. Muchos miembros del partido Menchevique
eventualmente se unieron a Lenin, más notablemente Leon Trotsky, su aliado más confiable. Aunque Lenin quería un día reunir los
partidos, la separación se volvió permanente en 1905.
Lenin creyó que la única manera de que el comunismo tuviera éxito en Rusia era a través de la revolución. Martov no
estaba de acuerdo. En lugar de eso, quería mantener el partido que estaba en el poder y quería introducir el comunismo en el país
lentamente a través de las elecciones democráticas.
Los Mencheviques creían que la violencia no era necesaria y que al marxismo debería abrírsele paso lentamente a través de
los medios del capitalismo. Esto se debía a que, dado que eran marxistas ortodoxos, pensaban que el socialismo no podía alcanzarse
en Rusia debido a su atraso económico, y que por consiguiente en Rusia era necesario que se produjera una revolución burguesa
primero y luego se atravesara una etapa de desarrollo capitalista antes de que fuera posible técnicamente la instauración del
socialismo y antes de que la clase obrera pudiera desarrollar la conciencia de clase necesaria para llevar a cabo una revolución
socialista. En consecuencia, los mencheviques se oponían a la idea bolchevique del partido de vanguardia y de la lucha por la
revolución socialista en Rusia.
Lenin estaba en desacuerdo, creyendo que porque Rusia no era una nación industrializada al comienzo del siglo XX, se
necesitaba una acción inmediata. Los bolcheviques creían que Rusia podría saltarse la etapa capitalista si el proletariado (la clase
obrera) se unía con el campesinado para hacer la revolución. Esto se debía a que el proletariado no era aún lo suficientemente
numeroso para establecer un gobierno por sí solo, por lo que el país debería ser gobernado por los trabajadores calificados tanto
rurales como urbanos y los intelectuales (es decir, por el Partido). Otra ruptura entre los Mencheviques y los Bolcheviques fue el
problema de la Primera Guerra Mundial. Los Mencheviques la apoyaron mientras que los Bolcheviques querían retirarse.
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La
G r a n D e p r e s i ó n |1
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G r a n D e p r e s i ó n |3
Regí menes autori tari os
eur opeos:
F s c i s m o y N a z i s m o |1
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Guerra
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