Escuela de Ciencias Políticas Programa de Investigación Geográfico Político Patagónico Principios generales para una política ambiental en la región Director Académico Lic. Federico Mihura Seeber Responsable del Informe Carolina Llavallol Buenos Aires, febrero de 2002. 1 Principios generales para una política ambiental en la región Se sabe que es imposible el desarrollo sin afectar el medio ambiente aunque sea mínimamente. Se trata, como ya es de dominio universal, de aplicar con justeza el concepto de desarrollo sustentable: satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Esto implica negar dos extremos: el del consumismo y el de lo que podríamos llamar un ecologismo de las proporciones perdidas, con un objetivo de fundamentos equívocos; este elige ignorar que la protección ambiental tiene por fin al hombre. Sorprende ver que es generalmente en las sociedades que tienen bastante marcado su costado consumista donde encontramos más frecuentemente este tipo de inclinaciones. Los aspectos ambientales no marchan al ritmo de las exigencias del mercado. “La experiencia histórica demuestra que, abandonados a las reglas del mercado y, consecuentemente, a la mayor o menor conciencia “ecológica” de los agentes económicos, los recursos naturales sufren un deterioro constante y progresivo.”1 El progreso tecnológico es dispar en las distintas regiones del mundo. Tomando prestados conceptos económicos, las tasas de actualización de ingresos y egresos siempre son altas en cuanto a lo que el mercado atañe, en el marco de consumo acelerado que es característico de este tiempo. En este contexto es difícil aplicar el concepto de desarrollo sustentable, que requiere de una desaceleración del consumo. Podría creerse que la satisfacción de las necesidades biológicas resultaría en una atención más marcada sobre el descuidado aspecto espiritual. El extremo mencionado más arriba aparecería solamente como una de las múltiples formas de llenar el vacío descubierto una vez solucionado lo urgente; pobre intento de trascender, “pseudorrealizaciones [...] que sólo aparentemente traspasan la cúpula”2. Algunos llegan a negar inconscientemente la condición racional del hombre y se sitúan al nivel del resto de las creaturas, con lo que justifican su renuencia a aceptar prácticas o actividades que impliquen la más ligera modificación al medio que los circunda, por más provechosas que sean para los seres humanos de los alrededores. 1 2 Metas y objetivos del Plan de Gestión Institucional para los Parques Nacionales. Agosto de 2001. Josef Pieper. El ocio y la vida intelectual. Madrid, 1974 2 Los aspectos ambientales del desarrollo humano deben ser contemplados porque implican atención sobre las necesidades biológicas del hombre, que no por afectar a la materia de manera casi exclusiva dejan de ser básicas. Estos aspectos pueden contemplarse en tres niveles distintos. En primer lugar fijando la atención sobre lo que implica a la seguridad e higiene, el nivel más urgente que contempla todo lo que afecte la salud de las personas involucradas. Los resultados de transformación de materia prima que implican los procesos productivos –es decir, residuos de cualquier tipo- muchas veces son productos persistentes, tóxicos y bioacumulables. Estos residuos, mal tratados o sin tratar, a través de procesos difusivos y advectivos, transformaciones químicas y biológicas, llegan a los diferentes cuerpos receptores (agua, suelos, atmósfera) y terminan por incorporarse a los tejidos (incluyendo los que componen el cuerpo humano). Afinando las exigencias puede estudiarse el aspecto más estrictamente ecológico, observando las modificaciones causadas en el ecosistema, con un plazo de retroalimentación más largo. El concepto de desarrollo sustentable está apoyado en estos dos factores; como en todo desarrollo, su eje central es el orden. El orden supone la planificación donde juega la ciencia política como rectora. Es necesaria una visión de conjunto para encontrar el justo equilibrio entre el desarrollo y la necesidad de modificar el ambiente, tanto como fuente de recursos como receptor de emisiones y residuos. Tiene más difusión el ecologismo desproporcionado, pero no constituye el pensamiento más frecuente en el medio. En general se ha comprendido –aunque no por descubrir de improviso nuestra alma espiritual sino sencillamente, y desde un punto de vista puramente materialista, porque no queda más remedio- que el concepto de desarrollo sustentable gira alrededor del hombre, aunque muchas veces la falta de políticas firmes en materia ambiental hace que argumentos de la escuela alarmista logren detener proyectos que constituirían factores de desarrollo local y regional. 3 Medio ambiente y globalización Por lo general se trata de traer sin filtros ni modificaciones los manejos ambientales desde los países desarrollados. En síntesis, nuestros hermanos más viejos no quieren que cometamos los mismos errores, y nos plantean de esta forma las exigencias ambientales que ellos adquirieron sólo después de muchas décadas de desarrollo –esto sobre todo en el ámbito industrial-, desarrollo adquirido a través de un alto costo medioambiental. Este punto de vista es ventajoso para los países en desarrollo siempre que se logre adaptar el manejo a los tiempos y necesidades locales. La normalización y el dictado de leyes constituyen claros ejemplos de la globalización del medio ambiente. De a poco, a través de normas como las ISO se están uniformando todos los procesos de producción, y en lo referente al medio ambiente, los sistemas de gestión ambiental; no por obligación explícita sino como única forma de no quedar fuera del mercado. Con respecto a la legislación, las leyes nacionales por lo general son poco más que copia de las de otros países, refiriendo los estándares y hasta los métodos de muestreo y análisis a técnicas utilizadas en los países europeos y Estados Unidos, concretamente la Environmental Protection Agency (EPA). En el primer caso está justificada esta referencia, ya que responden a límites de tolerancia biotoxicológicos. En el caso de las técnicas analíticas, muchas veces utilizan tecnología a la que es difícil acceder en la mayor parte de los casos en Argentina. Se da con mucha frecuencia la imposibilidad de cumplir con las reglamentaciones en el aspecto de disposición de residuos, por ejemplo3. El caso más emblemático es la Convención del Cambio Climático de 1992 y el Protocolo de Kyoto. Una de las principales derivaciones de este acuerdo son los bonos de carbono. En Kyoto se llegó a la conclusión de la necesidad de reducir las emisiones de los gases de invernadero para mitigar el efecto de amparo térmico o de invernadero. Cada país puede emitir una determinada cuota de gases de invernadero; esta cuota puede compensarse entre los diferentes estados de forma que los que emitan demás pueden hacerlo siempre que “compren” las cuotas de los que emitan menos. 3 En las chacras del Valle Inferior se recolectan los envases de agroquímicos y se disponen en un relleno sanitario saturado con cal porque la falta de horno pirolítico hace imposible cumplir con la norma que especifica la destrucción de estos residuos. (“Recolectarán envases de agroquímicos”. Río Negro) 4 A modo de ilustración puede presentarse el caso de China. En términos simples: China está en pleno desarrollo industrial, para lo que necesita gran producción de energía eléctrica, que planea producir a base de carbón. Este combustible es un gran contribuyente al cambio climático. Estados Unidos propone convertir las usinas termoeléctricas de carbón a gas, aportando la diferencia en el costo, y esta reducción en la emisión de carbono se acredita en la cuenta de Estados Unidos. La discusión es muy fuerte en torno a los bonos de carbono, porque constituyen para algunos una manera de excusarse de la reducción de emisiones acordada en el Protocolo de Kyoto, sin justificaciones científicamente probadas que avalen este intercambio. Además no todos los países están dispuestos a reducir sus emisiones por no detener el desarrollo industrial, y se producen acusaciones cruzadas. Las situaciones de deterioro global que se van perfilando –disposición de residuos urbanos, residuos peligrosos, radiactivos, uso compartido de cuencas, ozono, amparo térmico- ponen a prueba la capacidad de convivencia de los estados, que se verán obligados a firmar convenios de este tipo. La región patagónica La región patagónica, en lo que a modificación del ambiente se refiere, presenta diversas caras. En los grandes centros urbanos se observan las mismas características que los de otras regiones, centros donde ya la etapa deja de ser de prevención y se recurre al “end of pipe line”, como en la mayor parte de los centros de esta envergadura. Por otra parte hay numerosas localidades de origen reciente y población escasa, donde podría, por así decirse, hacer las cosas bien, aplicar desde el principio el orden que mencionábamos más arriba sin costosos métodos de remediación. La idea que se quiere transmitir es la presentación de un proyecto que logre construir el desarrollo regional de manera ordenada en el aspecto físico-químico-biológico, constituyendo una base y un medio para el crecimiento local y regional. Se intentará delinear una política que se mueva sobre tres ejes: la recuperación de lo que ya está deteriorado, la identificación y protección de lo que constituyen fuentes de potenciales recursos y el desarrollo de centros poblacionales equilibrados. 5 El deterioro del ambiente natural La región patagónica está constituida básicamente por tres provincias fitogeográficas: la región cordillerana, el monte y la zona de estepa patagónica. Entrando en más detalle puede subdividirse la región cordillerana en altoandina y subantártica. El gradiente pluviométrico en esta región es tan drástico que en algunos lugares varía hasta en un orden de magnitud en menos de 100 km. Esta característica particular origina una franja angosta de bosques, en algunos puntos llegando a formar incluso una selva, que se extiende por alrededor de 2000 km de norte a sur, con tan sólo 50 km de ancho como máximo, seguida por la zona de transición o de ecotono que finalmente acaba en la estepa patagónica. La estepa Fuera de los centros urbanos y las medianas y pequeñas localidades se produjeron dos tipos principales de degradación: la desertización que acompañó el auge de la producción ganadera ovina y la contaminación del suelo y del agua, producto de la explotación de hidrocarburos sin los debidos recaudos. La desertización De las tres regiones mencionadas es sensiblemente superior la superficie ocupada por la estepa, muchas veces considerada erróneamente como desértica. Este concepto va tomando cada vez más cariz de verdad en la medida en que la zona rural de la Patagonia queda desierta de vegetación y desierta de gente, producto del abandono de las estancias y el éxodo hacia los centros urbanos. El proceso de desertización tuvo su origen a principios de siglo con el auge de la ganadería ovina. Originalmente la vegetación de estepa de la meseta protegía al suelo de voladuras causadas por los vientos. Al introducirse la oveja se produjo una degradación por ramoneo y pisoteo. En primer lugar se da una pérdida de la biodiversidad, pasándose a un ambiente con menor cantidad de especies, ya que el ovino selecciona las más palatables, que son reemplazadas por otras de menor valor forrajero. A esto le sigue el proceso de 6 desertización propiamente dicho, en que la falta de cobertura que proporcionaba la vegetación provoca la erosión de las capas superiores de suelo, constituyéndose generalmente pavimentos de erosión formados por el paso de un médano. Este proceso configura una función exponencial, ya que la capa superior que se vuela es la capa que contiene la mayor parte de los minerales fundamentales para el crecimiento de la vegetación. Así se obtiene un ambiente con menor valor de biodiversidad que fundamentalmente ya no puede sostener esas actividades productivas, con un horizonte de recuperación demasiado largo para cumplir las expectativas de los productores. Los indicadores –la cantidad de estancias abandonadas, la caída en el valor de las tierras- hablan de cientos de miles de hectáreas de tierras sin producción, sin siquiera posibilidades de recuperación. Recientes informes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria consideran que el 30% de los suelos de la región ya son irrecuperables.4 En la actualidad este proceso está siendo acompañado por el INTA con programas como Cambio Rural y PRECODEPA (programa de Prevención y Control de la Desertificación en la Patagonia) que comenzó a ejecutarse a principios de 1990 que promueven manejos más equilibrados y recuperación de mallines y otras áreas degradadas. Existen casos testigo en estancias y parques nacionales en que se logró recuperar e incluso incrementar la productividad del suelo a través de la construcción de canales y diques y la siembra directa de mallines acompañado por manejos racionales. Sin embargo, el sobrepastoreo todavía está lejos de ser un problema superado. Existe gran cantidad de pequeños y medianos productores que reciben tierras junto con prácticas de manejo poco sustentables. Es increíble lo dificultoso que resulta en gran parte de la región educar a la población en nuevas técnicas de manejo, por no decir especies de ganado diferentes o directamente otro tipo de producción (hortícola o forestal). En las comunidades mapuches, por ejemplo, la cría de chivo está muy fuertemente arraigada, siendo este animal un auténtico depredador de vegetación y suelo, desde todo punto de vista el que peores efectos tiene sobre la desertización. Diversos intentos de suplantarlo por otros animales –en la región del lago Rucachoroi se hicieron pruebas con llamas- arrojaron resultados negativos. 4 “Positiva evolución del plan contra la desertificación”. Diario Río Negro, viernes 9 de noviembre de 2001. 7 Se está intentando introducir conceptos y prácticas de conservación desde las escuelas técnicas con orientación agropecuaria y ambiental. Pero se produce con mucha lentitud y llega a conmover a pocos, básicamente debido a la inestabilidad de las políticas de promoción y recuperación de los suelos. En todos los aspectos ambientales es mucho más largo y costoso el proceso de recuperación que la prevención; no es de extrañar que sea preferible para muchos pequeños y medianos productores sacar el máximo provecho hoy de lo que no saben si tendrán mañana. La recuperación de los suelos patagónicos requerirá de una política sostenida en el tiempo de forma de lograr que lleguen a término los proyectos de desarrollo sustentable, por pocos que sean, y constituyan ejemplo y aliento para otros que entiendan que merece el esfuerzo intentarlo porque resultará productivo. Los hidrocarburos El caso de la contaminación con hidrocarburos es de los más desagradables para abordar, no solamente porque no constituyen proyectos con esperanzas de mejorar la productividad, sobre todo si consideramos la corta vida que les queda a nuestros yacimientos, sino porque el tipo de contaminación que generan los accidentes y descuidos con este tipo de sustancias resulta muy difícil de sanear. La explotación de hidrocarburos produce sustancias contaminantes en casi todas sus etapas, que deben ser adecuadamente dispuestos según lo detalla la ley nacional de residuos peligrosos. También se producen filtraciones desde piletas de purga o de infiltración, derrames y otras contingencias. En las evaluaciones de impacto ambiental siempre deben figurar las acciones que se llevarán adelante para restaurar el ambiente en el mayor grado posible en proyectos donde se contemple una etapa de cierre. Existe información cartográfica que ubica los pozos en actividad y los abandonados; es necesario fiscalizar que se cierren como corresponde, evitando situaciones como las actuales –piletas de sin impermeabilizar y sin tapar, desechos, suelos y aguas superficiales y subterráneas-, en que las privatizaciones, cambios y uniones entre empresas se realizan sin tener en cuenta el pasivo ambiental, y hacen difícil identificar las responsabilidades. Desde diversas instituciones se realizan investigaciones para el desarrollo de métodos para remover los hidrocarburos en suelos y aguas afectados. En la actualidad se 8 utilizan bacterias capaces de degradarlos; también se trata de encontrar variedades de especies de flora capaces de crecer en esos suelos. El agotamiento de las fuentes de energía fósil está dando cada vez más lugar al desarrollo de fuentes de energía renovable. La innegable ventaja de este tipo de energía es su capacidad de adaptación para abastecer poblaciones pequeñas y medianas prácticamente independizándose de las comunicaciones. Esto es fundamental para muchas localidades de la Patagonia que ven sus accesos cortados durante el período invernal; además de esta manera es posible obviar el costo que implica cada kilómetro de transporte o transmisión desde la fuente, disminuyendo al mismo tiempo el impacto que las estructuras que se requieren implicarían. El ecotono y la región cordillerana Las precipitaciones aumentan drásticamente desde la precordillera hasta el límite con Chile. Se puede ver en la vegetación, formada por bosques frondosos y hasta selvas, acompañado por el tipo de suelo, que va adquiriendo mayor estructura a medida que recibe más materia orgánica. El pastoreo también constituye una amenaza para estos sistemas, no sólo en cuanto a su valor como zonas protegidas, sino porque una presión demasiado fuerte implican hipotecar el futuro recurso forestal y al mismo tiempo tendrá efectos sobre las cabeceras de cuencas de los principales ríos de la región patagónica. El ganado ovino y bovino, manejados de forma irracional, llegan a limpiar los renovales, impidiendo la regeneración natural. Los efectos del pastoreo sin control son devastadores; pueden apreciarse, por ejemplo, en todo el valle del río Camiseta y en la península de Avellaneda en el PN Los Glaciares la falta casi total de sotobosque y de renuevos de lenga, lo que garantiza un suelo totalmente descubierto cuando caigan los ejemplares maduros. Otros procesos que contribuyen a la degradación son la extracción de leña y los incendios, muchas veces intencionales, con el objetivo de despejar tierra para pastoreo. Existe también el peligro de que se sucedan incendios con el objetivo de lograr que una zona pueda ser forestada. La ley nacional de promoción de plantaciones forestales indica que la implantación de bosques debe realizarse “en tierras que, por sus condiciones 9 naturales, ubicación y aptitud sean susceptibles de forestación o reforestación y que al momento de la sanción de la presente ley no estén cubiertas por masas arbóreas nativas o bosques permanentes o protectores, estos últimos definidos previamente como tales por las autoridades provinciales, salvo la existencia de un plan de manejo sustentable para bosques degradados a fin de enriquecerlos, aprobado por la provincia respectiva. Sucede que es donde existen estas formaciones donde se produce con mayor facilidad y rapidez el crecimiento de las especies implantadas. De esta manera esta regulación puede constituir un incentivo para producir incendios, sobre todo a medida que se vayan ocupando las tierras con aptitud forestal. Será necesario contar con suficientes recursos legales para evitar que esto suceda. Los efectos de la degradación de la cubierta vegetal revisten importancia sobre todo en la medida en que contribuyen a la erosión hídrica. El drenaje superficial va cavando zanjas y cárcavas, y todo este material es arrastrado y depositado aguas abajo formando meandros que cambian la configuración de los ríos. Es importante evitar el arrastre de sedimentos principalmente en las cuencas de los ríos con presas de generación eléctrica. En estas presas se depositan las partículas y va colmatando los lagos. Por esto es de vital interés para la generación hidroeléctrica el ordenamiento de cuencas, y es necesario articular políticas conjuntas de protección de las cabeceras en el ámbito empresarial y de los gobiernos provinciales. Los procesos de recuperación a corto plazo consisten en la reimplantación de praderas y reforestación con especies nativas y construcción de diques. Esto contribuye a la disminución de la erosión al constituir cobertura vegetal que modera el impacto de las gotas de lluvia y el arrastre de suelo a través del drenaje. Diversas instituciones como el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP), el INTA y la APN entre otros, se encuentran realizando estudios de forestación y manejo de bosques nativos. Entre la APN y el INTA existe un convenio para la realización de ensayos de recuperación de suelos mediante la implantación de especies nativas seleccionadas genéticamente. Pero estas medidas de remediación tienen que estar acompañadas por un cambio estructural en los tipos de explotaciones, un proceso más largo. Desde la Delegación Técnica Regional Patagonia de la APN se está tratando de lograr la reconversión de las actividades ganaderas dentro del parque a emprendimientos turísticos. Este proceso es 10 difícil y además abre el interrogante sobre la presión de oferta que puede soportar el recurso turístico de la zona, sobre todo considerando la merma en la cantidad de turistas que viene sufriendo la región en los últimos años. De todas maneras es positivo el cambio desde una política completamente cerrada a los pobladores hacia la aceptación y trabajo conjunto con ellos para lograr al menos un pastoreo más controlado. En muchos casos las actividades llevadas adelante no siguen el objetivo original de la categoría de reserva asignada a esa zona, pero de todas formas constituye un avance hasta tanto se encuentren soluciones idóneas y duraderas. La introducción de especies Como en todos los ambientes naturales, los componentes bióticos y abióticos se adaptan unos a otros continuamente. No es el caso de especies introducidas, por lo que al traerlas con fines de explotación debe hacérselo gradualmente y tomando los correspondientes recaudos, sobre todo porque estas especies no cuentan con predadores naturales aunque sí parecen encontrar presas con gran facilidad. Es decir que se adaptan muy bien al medio, pero el medio no se adapta a ellas. En la Patagonia existen varios casos que tienen efectos más espectaculares que el ganado ovino debido a la imposibilidad de control de las poblaciones. Ya mencionamos el ganado vacuno asilvestrado en el PN Los Glaciares. Otros casos son el ciervo colorado, el visón y el castor. El primero se introdujo con fines de formar cotos de caza y de “mejorar la calidad de la fauna regional” con ciervos de tan pobre porte como el huemul. En la actualidad el huemul y el pudú, especies de ciervo nativas, están desplazados por este competidor más fuerte. Se hace difícil el control del ciervo colorado, que colonizó lugares como la isla Victoria en el lago Nahuel Huapi, cruzando a nado. En el caso del visón, se lo introdujo para producción en criaderos, pero debido a la falta de control se escaparon algunos ejemplares, y actualmente invade el parque nacional Los Alerces, compitiendo con la fauna autóctona y constituyendo un voraz predador. También se da el caso de invasión de especies nativas de la región pero no endémicas de la zona en particular, como la perca en Laguna Blanca; sembrada en los años 60 en la laguna, está pronta a desplazar una especie 11 de rana endémica, y se la sospecha también causante de la disminución de las poblaciones de aves del parque. Pero el caso más grave de estos es el del castor en Tierra del Fuego, con su conocida manía de construir diques, desviando el curso natural de los ríos y tirando abajo grandes superficies de lengales, produciendo el lavado del frágil suelo debajo de los bosques. El castor se reprodujo a velocidades increíbles, invadiendo toda la isla y se teme que en poco tiempo colonice la zona continental. Es imperiosa la necesidad de controlar esta plaga antes de que se propague a esta zona, donde el control resultará virtualmente imposible y requiriendo grandes inversiones. En este como en todos los puntos se necesita coordinar los esfuerzos. No faltan estudios sobre los ecosistemas desde innumerables instituciones, pero existe falta de comunicación que ahorre esfuerzos inútiles. Es necesario unificar las bases de datos existentes para llevar a cabo acciones coordinadas de control de las especies. Protección de recursos Los bosques también son de interés como recurso directo de explotación. Se estima que los bosques andino-patagónicos ocupan una superficie de 1.500.000 ha5. Todas las provincias patagónicas cuentan con grandes superficies de tierras con aptitud forestal, de las que hasta 1998, se encontraban forestadas el 2,6 %, y extensiones de bosque nativo que puede explotarse racionalmente. Solamente desde hace unos pocos años se está mostrando la intención de llevar adelante una política de promoción forestal, desde los gobiernos provinciales y el gobierno nacional (aunque el presupuesto no acompaña). Pero antes de lanzarse a la promoción sin trabas de los emprendimientos forestales es fundamental reglamentar con claridad las formas de explotación. La forestación se está dando a nivel mundial por la creciente renuencia a deforestar para obtener la madera o los chips necesarios para la industrialización, pero básicamente como recurso para obtener bonos de carbono. Las grandes áreas forestadas 5 Inventario Nacional de Bosques Nativos. Proyecto Bosques Nativos y Áreas Protegidas. Dirección de Recursos Forestales Nativos. 12 constituyen sumideros que se aprovechan como crédito para certificarlo siempre que se pueda verificar su permanencia durante un determinado período de años. Recientemente un caso tuvo amplia repercusión en la provincia de Chubut. Se trata del proyecto de Prima Klima. Prima Klima planeaba financiar proyectos de investigación del CIEFAP en cierta extensión de bosques nativos de la zona de Alto Río Senguer. El proyecto implicaba entre otras cosas el control del pastoreo realizado por pobladores en el bosque; a través de la protección de la masa forestal nativa se lograba certificar carbono para una empresa alemana. Grupos ecologistas, entre los que se destacó Greenpeace, detuvieron el proyecto con los siguientes argumentos: los bosques nativos no estarían manejados de forma sustentable, la forma en que se realizó el convenio sería poco claro y, sobre todo, Greenpeace está en contra de los bonos de carbono. Finalmente Prima Klima retiró el proyecto, a pesar de que la justicia de la provincia dio su aval, y en estos momentos el CIEFAP busca cómo financiarse. Se dio también otro caso referido a los bonos en la zona de El Foyel. La empresa Río Foyel planeaba implantar bosques de pino en una zona de ecotono, lo que implicaba reemplazar 4.400 ha de vegetación nativa. Pero en este caso, además de las asociaciones ecologistas, se presentaron siete evaluaciones con objeciones de las nueve pedidas por el CODEMA a diversas instituciones. Éstas eran la Secretaría de Agricultura Ganadería Pesca y Alimentación de la Nación, la Secretaría de Producción de Río Negro, Parques Nacionales, la Universidad del Comahue, la Facultad de Agronomía de la UBA, la Secretaría Nacional de Desarrollo Sustentable y Política Ambiental, INTA, la Dirección provincial de bosques y el CIEFAP, de las que sólo las dos primeras presentaron informes positivos; el resto constituido mayoritariamente por objeciones técnicas. Básicamente, se apuntaba a que no era necesario reemplazar el bosque nativo, habiendo disponibilidad de tierras en la zona cercana con aptitud forestal y sin bosque desarrollado. La importancia de este caso se deriva de que es el primer proyecto en tierras fiscales con formaciones boscosas nativas de esta extensión que se pensaba reemplazar en la provincia de Río Negro lo que sentaba un precedente para avalar otras explotaciones sin que la política forestal esté definida. La mayoría de las plantaciones constituyen monocultivos de pino ponderosa y oregon, que crecen hasta la isohieta de 500 mm. Es positivo desde el punto de vista 13 productivo que la Patagonia cuente con tan extensos territorios de aptitud forestal. Ecológicamente hablando –debe diferenciarse la ecología del ecologismo- constituye una desventaja el hecho de que las plantaciones sean monocultivos de especies exóticas. Estas plantaciones traen asociadas diversas plagas y afectan la composición florística y faunística, perturbando el equilibrio ecológico de sus alrededores. Siempre desde el punto de vista de ecosistema, resulta mejor entonces promover las pequeñas plantaciones que las grandes extensiones con monocultivos. Hay ejemplos de municipios, sobre todo en la provincia de Neuquén, en los que la forestación fue impulsora del desarrollo cuando el cese de otras actividades productivas parecía llevarlos a depender de la administración pública o directamente a desaparecer6. Sería interesante lograr algún mecanismo que dé prioridad a los emprendimientos locales. En la actualidad resultan inviables las plantaciones con especies nativas, básicamente porque no se tiene un historial de selección genética como es el caso de las especies del norte. Lo que hasta ahora impide los proyectos de plantaciones comerciales con especies nativas es básicamente la escasa velocidad de crecimiento -sensiblemente menor que las de las especies de pino- y el hecho de no contar con variedades adaptadas al clima y los suelos de la estepa. Existe la esperanza de mejorar este rasgo mediante la selección para lograr especies nativas de mayor velocidad de crecimiento y valor comercial. Hay trabajos en desarrollo en convenio entre la Universidad Nacional de Comahue, la APN y el INTA cuyos objetivos generales son “la recuperación y conservación del bosque nativo y el cultivo de especies forestales nativas fuera de su área de distribución natural”7. Aguas La cordillera de los Andes va reduciendo su altitud de norte a sur, lo que garantiza una cierta intensidad de precipitaciones sobre la ladera oriental. Como resultado de esto la estepa patagónica, a pesar de sus pobres 200 mm de precipitación, está atravesada por ríos de caudales importantes, alimentados en los meses de mayo a septiembre por lluvias y nevadas en las altas cuencas. 6 En el departamento de Minas se destaca el ejemplo de la localidad de Huinganco, que actualmente produce cerca de tres millones de plantines por año. 7 “Distribución y variación genética en características seminales y adaptativas de poblaciones y progenies de raulí en Argentina”. Programa de Conservación y Utilización de los Recursos Genéticos Forestales Patagónicos. Unidad de Genética Forestal. INTA – Bariloche. 14 Es sobre los valles de estos ríos que se establecen las poblaciones y la producción agrícola de la región. La Patagonia no está tan despoblada como para que se abuse de su capacidad de absorción del impacto directo de la contaminación, como da la sensación, sobre todo alrededor de los cursos de agua. En los mapas se puede verificar la concentración de localidades que hay alrededor de los ríos, cada una produciendo su correspondiente carga orgánica que, no siempre con el debido tratamiento, se descarga a los cursos. Ya desde las cabeceras mismas de las cuencas, y en ciudades de no tan abundante población se dieron casos de eutrofización (ej. San Martín de los Andes). De todas formas, y como ya mencionamos, no es la contaminación biológica la más difícil de solucionar, y como por lo general los valles de los ríos son oasis de producción agrícola a esta carga se le suma la contaminación con sustancias químicas persistentes producto del uso de plaguicidas y fertilizantes; incluso a veces ocurren derrames de hidrocarburos8. No sólo es más duradera la contaminación, sino que tienen consecuencias más graves en el organismo, y se bioacumulan, es decir, atraviesan toda la cadena trófica, de manera que es posible incorporar compuestos químicos derivados de los plaguicidas aún sin consumir el agua en que están disueltos. Por otra parte existen casos de aguas con niveles naturalmente altos de arsénico y flúor, producto de la disolución de estos minerales del suelo. En la región patagónica se da en el norte de Santa Cruz y en los alrededores de Laguna Blanca en Neuquén. Esta agua no es apta para el consumo, por lo que requiere tratamiento con ósmosis inversa u otros métodos, de no mediar una fuente de agua potable de acceso menos costoso. El Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas Muchas áreas de las provincias altoandina y bosque subantártico conforman en la actualidad áreas protegidas. 8 El río Colorado sufrió 13 derrames entre octubre de 1997 y mayo de 1998. (Río Negro, 14/08/01). 15 El Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas tiene por objetivo original la preservación del medio ambiente en su estado original 9. Protegen áreas de valor especial generalmente por tratarse de ecosistemas frágiles o porque contienen en su interior especies o recursos de escasa representación. Originalmente en la Argentina la creación de parques nacionales también constituía, por supuesto, una afirmación de los derechos de soberanía sobre los territorios invariablemente fronterizos que los formaban. Pero a lo largo de los años y con las mejoras en las comunicaciones, la inaccesibilidad de los parques fue modificándose y representan hoy, más que nada, un recurso turístico. Además de las áreas protegidas nacionales existen reservas provinciales –con categorías de reserva generalmente menos estrictas que las nacionales- y monumentos naturales, generalmente especies de fauna o formaciones particulares que se consideran acreedores de protección especial por su fragilidad o valor especial. Parque Nacional Provincia Superficie (ha) Ecoregiones que incluye Lago Puelo Chubut 23.700 Bosque y estepa patagónicos y Altos Andes Laguna Blanca Neuquen 11.250 Estepa patagónica Lanín Neuquen 379.000 Bosque y estepa patagónicos y Altos Andes Los Alerces Chubut 263.000 Bosque y estepa patagónicos y Altos Andes Los Arrayanes Neuquen 1.753 Bosque patagónico Los Glaciares Santa Cruz 600.000 Bosque y estepa patagónicos y Altos Andes Nahuel Huapi Neuquen – Río Negro 705.000 Bosque y estepa patagónicos y Altos Andes Perito Moreno Santa Cruz 115.000 Bosque y estepa patagónicos y Altos Andes Tierra del Fuego Tierra del Fuego 63.000 Bosque patagónico y Altos Andes Hoy, más que nada por su valor como recurso, se están formando y proyectando formar varios parques, reservas y monumentos naturales. Desde las delegaciones técnicas de la APN se trabaja en la identificación de zonas susceptibles de convertirse en áreas protegidas, pero no se cuenta con la innegable ventaja que se tenía en tiempos en que 9 “Durante las excursiones que en aquellos años hice en el sur admiré lugares excepcionalmente hermosos y más de una vez enuncié la conveniencia de que la nación conservara la propiedad de algunas de ellas, para el mejor provecho de las generaciones presentes y de las venideras. Vengo por ello, invocando los términos de la Ley, a solicitar la ubicación de un área de tres leguas cuadradas con el fin de que sea conservada como parque público. Al hacer esta donación emito el deseo de que la fisonomía actual del perímetro que abarca no sea alterada y que no se hagan más obras que aquellas que faciliten comodidades para la vida del visitante.” F. P. Moreno, 6 de noviembre de 1903 16 muchas regiones de la Argentina constituían territorios nacionales. En la actualidad resulta muy costoso adquirir tierras privadas lo suficientemente extensas. Existe en los países desarrollados una política de subvención del medio ambiente a través de la reducción de la carga impositiva a las empresas que lo promuevan de alguna manera. Como consecuencia de esto se dieron algunos casos muy particulares en la región patagónica. Tal es el caso de Monte León, en que se compraron tierras privadas a través de una donación, con la Fundación Vida Silvestre de intermediario. Desde la Delegación Regional Patagonia se está delineando el plan de manejo del futuro parque nacional, que constituye la única reserva sobre la costa atlántica. Desarrollo Es raro encontrar en cualquier punto del país, una localidad que se haya desarrollado de acuerdo a un plan. Es natural, por una parte, que así sea; evidentemente es imposible determinar el futuro exacto de ninguna de ellas. Sin embargo debe hacerse todo lo que humana y sensatamente es posible para tratar de aproximarnos a lo que será; por otra parte mucho de lo que se cosecha es resultado de lo que se siembra, por lo que afirmamos que es sensato planificar -y posible cumplir lo planificado, si y sólo si la Providencia acompaña. Sobre todo, como ya mencionamos, en una región como la patagónica, que hasta hace un tiempo tenía casi un complejo de subdesarrollo y que de pronto ha sido descubierta por los operadores turísticos, que además descubren con una selectividad sorprendente. Se fija en estas zonas la atención de los turistas y también de los gobiernos provinciales, constituyéndose polos de desarrollo que crecen desproporcionados. A raíz de la crisis lanera, cierre de los ferrocarriles y otras vicisitudes de la historia patagónica se da paralelamente el despoblamiento de las localidades y las estancias de la meseta central, población que va a engrosar las zonas marginales de los puntos turísticos. Sin mencionar que los cálculos que se hicieron en torno a este recurso se reconocen en la actualidad como sobredimensionados. Todos estos detalles deben tenerse en cuenta básicamente para determinar la cantidad de personas que debe sostener la zona donde se funde un pueblo, de manera de 17 hacerlo lo más autosuficiente posible y de realizar una zonificación adecuada. Autosuficiencia significa: obtención de energía, agua, alimentos, capacidad de disposición de desechos, y espacio donde desarrollarse. La obtención de energía resulta un problema cada vez menor, a medida que se producen nuevos desarrollos tecnológicos locales que se adaptan a las necesidades y a los recursos netamente patagónicos. Instituciones como el Balseiro en Bariloche y algunas escuelas técnicas avanzan en investigaciones para la obtención de energía renovable. El punto de disposición de desechos es complicado por donde se mire; la premisa es que todos lo quieren lejos. Las localidades de la cordillera, si no están rodeadas de parques nacionales lo están de terrenos privados, y por lo general terminan creciendo todo alrededor de los basurales, cuya capacidad muchas veces es superada con rapidez. Ni siquiera una localidad como San Martín de los Andes, con una planificación urbana bastante lograda, pudo evitar que esto sucediera. Por otra parte, en las localidades de menos recursos de la meseta el problema más apremiante no es quizás el lugar de disposición sino la forma: generalmente vertederos con quema sin ningún tipo de control. El viento no ayuda, y ya es casi característico del paisaje patagónico reconocer la cercanía de una localidad por el avistaje de cantidades de bolsas de polietileno enredadas en los arbustos. Otro tema son los efluentes domiciliarios. Existen localidades sin red cloacal, otras con red y sin planta de tratamiento y algunas con las dos cosas, con un porcentaje de la población conectada y otro no. Las plantas de tratamiento son bastante más nuevas que las localidades, por lo que en la mayor parte de las veces en que se decide instalarlas se tiene que pasar primero por el tendido de la red cloacal cuyo diseño e instalación, si no se hizo una correcta planificación urbana, puede ser caótico. Además las plantas y las redes están preparadas para soportar cierto caudal. Cuando se habla de espacio donde desarrollarse no se trata solamente de encontrar un sector no ocupado del mapa, sino de que esa zona sea apta para la construcción (estabilidad geológica y pendientes decentes, entre otras cosas) y que, además de la zona urbana sepa mantener espacios para los detalles mencionados más arriba. Todo lo cual indica que en primera instancia lo que se necesita es una planificación urbana practicable y mantenida en el tiempo. 18