Documento chiquita

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INDICE
La Chiquita y sus grandes masacres………………………… Página 2
Formación de la United Fruit Company……………………. Página 5
Lo ocurrido en Ciénaga, Magdalena, entre
el 5 y el 6 de diciembre de 1928………………………………. Página 7
Urabá nuevo escenario de guerra
De la UFC…………………………………………………………………… Página 11
La Chiquita no es tan pequeña…………………………………. Página 16
De 1928 a la década de 1990…………………………………… Página 17
Del peor rincón a la mejor esquina…………………………. Página 19
Quien vigila a quien?........................................... Página 21
Del paramilitarismo a las convivir
Solo un paso………………………………………………………………. Página 22
Homicidios…………………………………………………………………. Página 23
Masacres……………………………………………………………………. Página 25
Chiquita admite que financiaba
“grupo terrorista”………………………………………………………. Página 27
Los mismos gringos de las
Masacres de las bananeras………………………………………. Página 32
De caucho, las pelotas………………………………………………. Página 33
Revelación voluntaria………………………………………………… Página 34
Cohabitaciones………………………………………………………….. Página 34
Gaviria premia la corrupción…………………………………….. Página 36
Un hombre clave…………………………………………………………Página 36
Conclusiones……………………………………………………………….Página 40
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LA CHIQUITA Y SUS GRANDES MASACRES
Por: SINALTRAINAL
Transcurría el año 1492 cuando una horda de invasores en su mayoría
Españoles llegó a las tierras que hoy se conocen como el continente de
AMERICA. A partir de ese momento en este territorio se desataron
guerras feroces por la apropiación de sus riquezas naturales, culturales,
materiales e inmateriales. Una de las peores masacres conocidas por la
humanidad al mando de la corona y la cruz. Esa incesante ambición de
poder no acaba, por el contrario ahora se hace más sistemática e
indiscriminadamente, COLOMBIA ha sido escenario histórico de
enfrentamientos, guerras y disputas territoriales, son varios y variados
los momentos de estas confrontaciones pero en cada una de ellas
siempre se esconde un interés o un objetivo claro, la apropiación de la
riqueza.
Bajo esta óptica es necesario reconocer que ninguna de las guerras es
aislada o circunstancial sino que por el contrario se enmarcan en lo que
se conoce como economía de guerra o guerra económica. Es así como
en el transcurrir de las ultimas décadas y si se quiere de los últimos dos
siglos Colombia a presenciado un sinnúmero de guerras que busca la
consolidación y el control de cadenas productivas y la mercantilización
de lo que se produce en estas tierras. Pero también estas guerras se
han dado por la apropiación de de las tierras que en últimas son las que
generan las riquezas.
La exportación de bienes en la época colonial se centraba en minerales
especialmente oro y plata, pero con el aumento de la demanda de
países consumidores y el desarrollo de transportes en el siglo diecinueve
la exportación de productos agrícolas tomo un auge especial y se
incrementaron los incentivos para el cultivo de productos como café,
trigo, ganado y banano especialmente, para el mercado internacional.
Los hacendados buscaban obtener beneficios dedicándose a cultivos de
exportación, para aprovechar las condiciones favorables del mercado
mundial, a finales del siglo XlX y comienzos del siglo XX los empresarios
agrícolas se empeñaron en la adquisición de mano de obra y obtención
de grandes extensiones de tierra, reclamando derechos de propiedad
sobre grandes áreas de baldíos que estaban parcialmente en manos de
colonos, es decir cercaron las tierras de los campesinos.
3
El geógrafo Agustín Codazzi, al hacer un estudio sobre Colombia estimó
que en 1850 los baldíos constituían el 75% del territorio nacional. Ese
porcentaje incluía unos 24 millones de hectáreas.
“una vez que los grandes terratenientes establecían los títulos de
propiedad, ya fuera por medios legales o ilegales, empezaban a
conseguir mano de obra y, haciéndose acompañar por el alcalde o por
unos cuantos policías, informaban a los colonos instalados en esas
tierras que, equivocadamente, habían ocupado una propiedad privada.
Acto seguido les ofrecían la alternativa de desocupar la propiedad en
forma inmediata, o firmar un contrato como arrendatarios.”1
Es así como en Colombia al mismo tiempo que la economía exportadora
crecía la concentración de la tierra aumentó en un proceso de
desposeimiento de miles de colonos, quienes posteriormente formarían
la gran masa de trabajadores de las grandes propiedades del país. Sin
embargo estos colonos y campesinos al ver la injusticia de estos actos
en algunas ocasiones organizados y a veces de manera individual
decidieron enfrentar este proceso de expropiación. En las regiones
donde tenía desarrollo la frontera agrícola ocurrieron más de 450
confrontaciones y algunas duraron varias décadas. “Los enfrentamientos
se presentaron con más frecuencia en las regiones cafeteras de clima
medio de las tres cordilleras, en las zonas ganaderas del interior y de la
costa, y en el enclave bananero creado por la United Friut Company”2
Al terminar la primera guerra mundial y con el surgimiento de los
movimientos obreros en el mundo, en Colombia se empiezan a dar una
serie de huelgas especialmente en el sector agro -exportador de la costa
Atlántica y protestas en los puertos de esta región que generarían la
reglamentación de la actividad huelguística en el país; en este mismo
marco los trabajadores de la UNITED FRUIT COMPANY cerca de Santa
Martha presentaron su primer pliego de peticiones para mejorar las
condiciones laborales.
Con el tiempo, las grandes huelgas en los enclaves extranjeros, y la
permanente combatividad de los trabajadores Colombianos en la
producción de banano y petróleo, probablemente influyeron para que la
Standard Oil de Nueva Jersey y la United Fruit restringieran sus
operaciones en Colombia y buscaran su expansión en otros lugares.
1
2
Catherine LeGrand, los antecedentes agrarios de la violencia, Pág 96
Ibid, página 103.
4
Pero la represión no se hizo esperar y estas grandes compañías y
terratenientes en unión con el Estado colombiano por medio de la fuerza
pública se ensañaron contra todo brote de insurrección que surgiera en
el país.
Aunque las dinámicas y circunstancias hayan cambiado, por lo menos en
la forma la esencia del saqueo sigue estando a la orden del día el poder
de las multinacionales que controlan el mundo con su poderío
económico, político y muchas veces social e ideológico.
Es naturaleza de estas y del capital la obtención de ganancias al menor
costo posible, claro que si el costo es alto están dispuestas a asumirlo
con tal que el margen de ganancia sea lo suficientemente rentable o
atractivo. Y si de costos se trata no sólo se puede observar desde el
punto de vista económico sino que este costo implica recursos humanos,
las multinacionales y el capital están dispuestos a afrontar lo que sea
cuando sea y como sea porque es su naturaleza, naturaleza perversa a
la luz del humanismo y de los derechos humanos. Es perversa porque si
se tiene que recurrir a la eliminación del competidor o de una amenaza
se hace sin más reparos, es perversa porque si hay que disminuir costos
de producción sin importar la tragedia que ello implique para los obreros
y sus familias porque es a ellos a quienes esto afecta directamente. Es
perversa porque si se hace necesaria la destrucción de la naturaleza y
demás recursos naturales se hará porque lo importante es la taza de
ganancia.
Esta política se ha visto de manera tangible y clara en nuestro país ya
que el conflicto social y armado que atravesamos en esta etapa de la
historia nos muestra que nuestra peor condena es estar situados en
unas tierras con inmensas riquezas. Desde su llegada las corporaciones
multinacionales se han venido apropiando por la fuerza de lo que este a
su alcance, hay un modus operandi generalizado, donde hay un recurso
importante se criminaliza a la población allí habitante y a quienes
representen un riesgo para su inversión. Posteriormente con la anuencia
y apoyo estatal esta amenaza es erradicada como ellos mismo lo dice de
raíz. Esta política en el país la marcó la CHIQUITA BRANDS conocida
anteriormente como UNITED FRUIT COMPANY
en un hecho que
marcaría la historia trágica del país lo que se conoce como las masacres
bananeras.
Esta multinacional proviene de Norteamérica, su principal producto de
comercialización en el Sistema Nacional Agroalimentario es el banano.
5
FORMACIÓN DE LA UNITED FRUIT COMPANY
Este conglomerado Estadounidense tiene desde sus inicios como razón
comercial la producción, comercialización y distribución de frutas, sin
embargo su principal producto es el banano; aunque produzca en
diferentes partes de centro América una variedad de alimentos como:
azúcar, cacao, palma africana, abacá, hule, quinina, aceites esenciales,
y una gran variedad de maderas tropicales blandas y duras. Ya que este
producto (banano) es la base fundamental de su trabajo; Sus
fundadores en los países donde tenían cultivos hicieron unas grandes
inversiones en infraestructura, especialmente en ferrocarriles para
transportar la fruta hasta los puertos donde se embarca para su
exportación especialmente hacia los Estados Unidos. Pero para que esta
multinacional exista, se dieron diferentes pasos hasta llegar a la fusión
de dos de las principales empresas en la producción y comercialización
de banano; veamos un poco sus antecedentes.
“La Boston Fruit Company, con su producción en las islas del Caribe y su
organización de distribución de la fruta en el mercado del noreste de
Estados Unidos, trabajaba un sector del país enteramente diferente del
que Keith manejaba. La fruta de este último procedía de Centro América
y Colombia y se distribuía desde Nueva Orleáns y Mobile por todo el sur.
Sin embargo, ambos vieron la necesidad de aumentar la producción y
lograr un sistema de ventas más eficiente. Ambos habían sido victimas
de inundaciones, sequías, huracanes y disturbios políticos. Se dieron
cuenta de que una afluencia constante y ordenada de fruta de los
trópicos sólo podría obtenerse extendiendo su base de producción de
manera que al ocurrir cualquier desastre local éste pudiera
contrarrestarse con una buena cosecha en otro punto. Estas fueron las
naturales y lógicas razones por las cuales estos dos grupos de
compañías bananeras que no eran competidoras celebraron sus
negociaciones y se consolidaron en una sola entidad, la United Fruit
Company.”3
La United Ftuit Company se incorporó oficialmente el 30 de marzo de
1899 bajo estatutos aprobados y reglamentados por las leyes del Estado
de Nueva Jersey. Posteriormente compro las propiedades, negocios y
acciones a la Boston Fruit Company y sus compañías asociadas, también
adquirió las propiedades de la Tropical Trading and Transport Company,
Ltd., la Colombia Land Company, Ltd., y la Snyder Banana Company.
3
La United Fruit Company en Colombia, Página 7
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La nueva compañía tenía 112 millas de ferrocarriles, 212.394 acres de
tierra, de las cuales 61.263 estaban en producción, un capital de
$11`230.000 que para 1930 ascendía a $215`000.000. Compró tierras
en Santo Domingo, Honduras, Guatemala, Panamá y Cuba y
extensiones adicionales en Nicaragua Jamaica Y Colombia. Donde los
precios de las tierras eran excesivamente bajos y los gobiernos les
facilitaron grandes extensiones de tierra virgen con tal de conseguir de
la compañía ferrocarriles y medios portuarios.
Todo esto genero un clima propicio para que tanto al U.F.C como
muchas otras multinacionales pusieran sus ojos en Colombia, dando así
paso a la industrialización y la urbanización del país, grandes masas de
campesinos se desplazaron hacia las ciudades que empezaban a tomar
la característica de metrópoli, las multinacionales imprimieron un nuevo
sello a las relaciones laborales y a la concepción de comercio que hasta
ese entonces primaba. La eficiencia, la competitividad y el aumento en
la tasa de ganancia serían la base fundamental de estas empresas en el
país, y para lograr todo esto era necesaria la disminución de costos de
producción, léase mano de obra y materias primas.
Cual ha sido la actuación de esta empresa en nuestro país, veamos su
oscuro trasegar en la historia Colombiana.
“La empresa norteamericana United Fruit Company (UFC), creada en
Boston en 1899, había llegado a la zona bananera del Magdalena a
comienzos del siglo XX. La mayoría de los trabajadores de sus
plantaciones eran vinculados indirectamente por medio de contratistas.
Por ello nunca se pudo precisar su número exacto, pero se habla de una
cifra que oscilaba entre 10.000 y 30.000. El 12 de noviembre de 1928
uno de los sindicatos que funcionaba en la región lanzó la huelga para
presionar la solución de un pliego de nueve puntos. No era el primer
conflicto laboral en la zona, pues desde 1918 se habían presentado
ceses de trabajo, pero fueron parciales o de sectores específicos como
los ferroviarios o portuarios dependientes de la multinacional.
El pliego de peticiones comenzaba con tres puntos que llamaban al
cumplimiento de leyes colombianas sobre el seguro colectivo y
obligatorio para los trabajadores, accidentes de trabajo y habitaciones
higiénicas. Luego se exigía aumento salarial del 50 por ciento, cesación
de los comisariatos y de préstamos por vales, pago semanal,
contratación colectiva y establecimiento de más hospitales. Aunque sólo
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se exigía amoldarse a la escasa legislación laboral, la UFC se negó a
negociar.”4
Las condiciones que se presentaban en este escenario hacían pensar
que gracias a la fuerza y a la combatividad del sindicato, sus familias y
la comunidad que acompañaban estas exigencias y huelgas sería exitoso
el pliego y que se fortalecería el movimiento popular en la zona, que el
avance de la construcción del modelo de desarrollo distinto planteado
por las comunidades se acercaba cada vez más.
Pero nada de esto se dio así, la determinación del Estado y la
multinacional cambiaria el rumbo del destino de todas estas personas
que fijaban muchas de sus esperanzas en estas instancias de la historia
del país. Esta forma de resolución de conflictos marcó un paradigma, ya
que a partir de esta masacre los empresarios y la oligarquía se han
valido de la fuerza y la eliminación del contrario como forma de
solucionar sus problemas. Una mirada a los detalles de los sucesos de
Cienaga. (Anexo 1)
Lo ocurrido en Ciénaga, Magdalena, entre el 5 y el 6 de
diciembre de 1928
“Muerte en Ciénaga
A instancias del general Carlos Cortés Vargas, trasladado a la zona como
jefe militar al otro día de iniciada la huelga, la gerencia local de la UFC
aceptó a medias los puntos de los vales y del pago semanal. El resto lo
consideró "ilegal" o imposible de conceder. En esas condiciones el clima
laboral se deterioró y los trabajadores realizaron mítines permanentes,
bloqueos de la vía ferroviaria y saboteos a las líneas telegráficas. Como
el conflicto no se resolvía decidieron concentrarse en Ciénaga, aunque
dejaron piquetes de huelguistas por toda la zona.
En la noche del 5 de diciembre corrió el rumor de que el gobernador iría
a entrevistarse con los trabajadores para buscar solución al paro, pero
nunca llegó. Por su parte el gobierno central expidió el Decreto
Legislativo No. 1 que declaraba el estado de sitio en la zona por
turbación del orden público y designaba a Cortés Vargas jefe civil y
militar de la misma. Éste, una vez recibió el esperado decreto se
4
MAURICIO ARCHILA NEIRA, profesor Universidad nacional. Masacre de las bananeras
8
posesionó a la carrera y expidió a las 11 y media de la noche el decreto
No. 1 que ordenaba disolver "toda reunión mayor de tres individuos" y
amenazaba con disparar "sobre la multitud si fuera el caso". En
consecuencia, a la 1 y media de la madrugada del 6 de diciembre formó
a la tropa delante de los concentrados en Ciénaga. Luego de leer los
respectivos decretos y de conminar a la multitud a retirarse, dio un
plazo de cinco minutos que prolongó por uno más. Según Cortés Vargas
"era menester cumplir la ley, y se cumplió". La masacre que siguió
después es materia de disputa, así como lo que ocurrió en los días
posteriores al hecho que prácticamente terminó con la huelga.
En efecto, el general Carlos Cortés Vargas, militar de carrera e
historiador por afición, reconoció nueve muertos, ¡el mismo número de
los puntos del pliego de petición! Explicó su decisión con dos
argumentos, muy caros al espíritu militar: la preservación de la
autoridad en una situación casi insurreccional y la represión de la huelga
para anticipar un desembarco norteamericano. El primero fue, sin duda,
el que más invocó tanto en una entrevista publicada pocos días después
de la masacre, como en el libro que editaría a mediados de 1929. El
segundo, que tuvo cierto fundamento como veremos luego, surgiría
meses después como una disculpa de su decisión. Para el general, la
huelga en la zona bananera era un acto subversivo propiciado por
agitadores comunistas y anarquistas. En esto hacía eco del mismo
pánico que sus superiores, el ministro de Guerra, Ignacio Rengifo, y el
presidente Miguel Abadía Méndez, tenían ante cualquier protesta social.
En esa dirección habían expedido el año anterior la Ley Heroica.
La descripción que hace Cortés Vargas insiste en multitudes que
recorrían la zona arrasando con todo y amenazando las vidas de
funcionarios colombianos y norteamericanos. Él veía comunistas por
todos lados, tanto que terminó apresando al inspector del trabajo y al
alcalde de Ciénaga por connivencia con los huelguistas. Pero lo que más
le preocupaba era la eventual confraternización de las tropas costeñas
con los trabajadores. Para salvar el principio de autoridad decidió actuar
brutalmente para suprimir la huelga, en lo que fue respaldado por sus
superiores.
Otras versiones
Por su parte, activistas sobrevivientes como Alberto Castrillón y Raúl E.
Mahecha hablaron de cientos de víctimas desarmadas. También ellos
tenían sus intereses en esta denuncia. Es sabido que el Partido
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Socialista Revolucionario, en el que militaban los dirigentes de la huelga,
se inclinaba por una táctica insurreccional para acceder al poder. La
huelga era un paso en esa dirección. Pero por las descripciones que
hicieron otros sobrevivientes, la gente desbordó a sus líderes.
Algunos señalan que Mahecha, oliéndose lo que iba a suceder, intentó
en vano disolver la concentración en Ciénaga. Sin duda, hubo actos
violentos por parte de los huelguistas como el ocurrido el 6 de diciembre
en la vecina Sevilla que dejó un militar muerto y otros tantos civiles.
Incluso parece que a lo largo del conflicto algunos de los huelguistas
estuvieron armados de machetes y viejas escopetas. Pero en la noche
de la masacre en Ciénaga las balas no salieron de la multitud, como lo
reconoció el mismo Cortés Vargas. En forma diciente El Espectador el 12
de diciembre publicó una larga entrevista con el general bajo el título:
'La primera descarga se hizo sobre una multitud obrera inerme y
pacífica'.
A su vez, el joven político Jorge E. Gaitán eludió dar cifras precisas en la
denuncia que presentó ante el Congreso meses después, pero acusó a
los militares de hacer una acción premeditada en estado de embriaguez.
Igualmente recogió el rumor que circulaba en la región de trenes
cargados de muertos que fueron arrojados al mar. Gaitán también tenía
intereses políticos, pero sus denuncias, exageradas en algunos puntos,
no se pueden reducir a una simple oposición al gobierno, como
perceptivamente le señaló el embajador norteamericano Jefferson
Caffery. El punto de vista de este diplomático es también esclarecedor
de las distintas versiones de los hechos. Apoyándose en fuentes de la
compañía bananera, el embajador reportó primero 100 muertos, luego
habló de una suma que oscilaba entre 500 y 600 y en un informe al
Departamento de Estado de mediados de diciembre dijo que
sobrepasaban los ´1.000. Queda la duda de si en efecto hubo tropas
extranjeras cerca de Colombia -como ocurrió en Panamá en 1903-, y no
se sabe hasta dónde hubieran llegado los estadounidenses en la defensa
de sus 'intereses'.
En todos estos relatos la realidad ha sido moldeada por cada
protagonista atendiendo a sus motivaciones. Es una forma de ficción,
distinta, eso sí, de la literaria. No es lo mismo hablar de "masacre" que
de "sucesos" de las bananeras, como asépticamente los designó Cortés
Vargas. Pero los intereses políticos no han desaparecido con el paso de
los años. Aún hay quienes quieren dejar estos eventos en el cajón del
olvido. La masacre de las bananeras no era parte de la llamada 'historia
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oficial' que nos enseñaron a muchas generaciones de colombianos y que
hoy, por fortuna, está cuestionada.
De no ser por el poder de la imaginación traducido en las caricaturas de
Rendón, las denuncias de Gaitán, la escultura de Arenas Betancourt, las
novelas de Alvaro Cepeda y de Gabo, los abundantes recuentos de los
historiadores y, sobre todo, el recuerdo de los sobrevivientes, pudo
pasar lo que ha ocurrido con otros hechos luctuosos de la historia
reciente del país que se hunden en el manto del olvido y la impunidad.
Para encarar cualquier proceso de paz en el país no se puede suprimir la
memoria colectiva, comenzando por la masacre que se cometió el 6 de
diciembre de 1928 en Ciénaga contra una "multitud inerme y pacífica".
Esta memoria tiene algo de ficción, como todo relato histórico, pero no
por ello es falsa.” 5
A finales de los años 20 el país se encontraba en un punto de agitación
social bastante importante, los trabajadores, principalmente del sector
agropecuario se alzaban en contra de las medidas gubernamentales y
para exigir mejores condiciones laborales y salariales. Sucedieron
huelgas sobre todo en los enclaves petroleros y bananeros que
influyeron de manera sustancial en la historia Colombiana, estas huelgas
fueron tan sostenidas en el tiempo que a la postre terminarían en la
infame matanza de alrededor de 1.000 trabajadores de las bananeras y
sus familias en cercanías de Santa Marta en diciembre de 1928.
Esta masacre marco un hito en la historia de las luchas, pero sobre todo
de la represión en el país. Por tal motivo se hace necesario reconstruir la
memoria, memoria que a través de las balas algunas veces, y otras a
través de la tergiversación nos quieren robar. Porque sin duda esta
masacre es apenas una muestra de cómo actúan las multinacionales en
contubernio con el Estado, la educación que se imparte en el país esta
diseñada para los estudiantes no se enteren de lo que son capaces de
hacer los poderosos de este país. Para truncar esos sueños de construir
una Colombia distinta, para impedir que esa idea de democracia,
libertad y justicia para todos no se haga realidad.
Todas estas acciones se encuentran en la totalidad impunidad, aunque
se hayan hecho varios intentos por develar la verdad de lo ocurrido allí
como lo trato de hacer el joven dirigente político Jorge Eliécer Gaitán.
“El más vehemente de esos ataques provino de Jorge Eliécer Gaitán, el
5
MAURICIO ARCHILA NEIRA, profesor Universidad nacional. Masacre de las bananeras
11
político liberal cuyo asesinato en 1948 desencadeno el bogotazo. En
1929 se paseó por el congreso llevando en sus manos un cráneo
pequeño. Era el cráneo, según afirmó, de un niño asesinado por los
soldados colombianos durante la masacre de los trabajadores de las
bananeras en las instalaciones de la United Fruit en 1928.”6
El mismo Jorge Eliécer Gaitán en el congreso Colombiano denunciaba de
esta manera el horrendo crimen: “Los heridos son rematados con las
bayonetas. Ni el llanto ni la imploración, ni el correr de la sangre conmueve a
estas hienas humanas...Los muertos son luego transportados en camiones para
arrojarlos al mar y otros son enterrados en fosas previamente abiertas. Pero
digo mal: se entierra no solo a los muertos, se entierra también a los vivos que
estaban heridos. No basta la imploración para que no se les entierre vivos. Estos
monstruos ebrios de sangre, estos fugados de la selva, no tienen compasión.
Para ellos la humanidad no existe. Existe solo la necesidad de complacer al oro
americano”
Y esa complacencia para eso pocos que siguen matando, aniquilando, y
expropiando no cesa, parece que no existiera límite para ellos y sus
intereses, donde quiera que ha estado la UFC o cualquier otra
multinacional estos territorios han sido azotados por las más feroces
lacras que puedan lastimar a la humanidad.
URABA NUEVO ESCENARIO DE GUERRA DE LA UFC
Como se ha visto la UNITED FRUIT COMPANY se situó desde su llegada
al país en el departamento de Magdalena, donde inició todo un proceso
de industrialización del cultivo del banano. Posteriormente se situaría en
la región conocida como el Urabá que por sus características
topográficas y la riqueza de sus suelos se hace propicia para el cultivo
del banano, principal producto de esta multinacional. El desplazamiento
de la producción desde el Magdalena a Urabá significó al mismo tiempo
una transformación en el esquema productivo que se había utilizado
hasta entonces en Colombia. En Magdalena se produjo banano desde
finales del siglo XIX hasta mediado de la década de 1960, donde la UFC
poseía su enclave agrícola y controlaba y monopolizaba la producción, la
comercialización y la mano de obra.
6
Pasado y presente de la violencia en Colombia, Pág. 155
12
Es en esta década cuando la compañía hace su arribo al Urabá hace
inversiones en obras de infraestructura, adecuación del terreno para el
cultivo, canales de navegación, a la vez que le otorga créditos a los
productores de la zona. Para una mejor ilustración, Veamos donde esta
situada esta rica región del país.
“La región de Urabá contempla parte de los departamentos de Chocó,
Antioquia y Córdoba, y se extiende desde el valle del Sinú hasta la
cuenca del Atrato, abarcando la cuenca del golfo de Urabá y parte del
nudo de Paramillo. El Urabá antioqueño comprende once municipios:
Arboletes, Apartadó, Carepa, Chigorodó, Mutatá, Murindó, Necoclí, San
Juan de Urabá, San Pedro de Urabá, Turbo y Vigía del Fuerte.
El Urabá antioqueño es una zona limítrofe de Panamá y de los
departamentos de Córdoba y Chocó, tiene salida al océano Atlántico y
en su territorio cuenta con la localización del Golfo de Urabá.
Adicionalmente, es un territorio estratégico a nivel militar porque sirve
de zona de refugio y de corredor al suroeste y bajo Cauca antioqueño, el
Valle del Sinú y el Nudo de Paramillo.
Con respecto a su riqueza y diversidad biológica, se destacan su clima y
condiciones geográficas que favorecen el cultivo de palma africana, la
exportación maderera, el cultivo de banano y la ganadería extensiva. De
esta manera, el Urabá antioqueño cuenta con un eje bananero
conformado por los municipios de Turbo, Apartadó, Carepa y Chigorodó;
y un eje ganadero con los municipios de Necoclí, Arboletes, San Pedro
de Urabá y San Juan de Urabá.”7
Otras generalidades de Urabá
Su cercanía al Océano Pacífico, la biodiversidad natural que encierra
en sus bosques y la calidad de los suelos que posee, la hacen
geopolíticamente estratégica, reserva ecológica para el mundo,
importante despensa agrícola
El Urabá antioqueño está conformado por 11 municipios, ocupa una
superficie de 11.664 k2 y cuenta con más de 500 mil habitantes, el
70% en las cabeceras.
Posee aproximadamente 1 millón 52 mil has., 350.000 de ellas, aptas
para la agricultura.
En el 2005 están destinadas 32.500 has. a la producción industrial de
banano, 35 mil has. a la producción de plátano, 3.000 has. a la
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Presidencia de la Republica de Colombia, 2002
13
producción industrial de palma de aceite y a la producción de arroz,
yuca, cacao y maíz, unas 100 mil has.
300.000 hectáreas son de vocación ganadera. Hoy la región cuenta
con 600 mil cabezas de ganado de razas mejoradas para carne y
doble propósito.
Cuenta con cerca de 200.000 hectáreas de bosques tropicales.
En materia de pescados y productos de mar, es poseedora de más de
400 especies de las cuales el 70% son comestibles: róbalo, sierra,
jurel, pargo, mojarra, lebranche y mero.
El Urabá ha sido una zona que desde su colonización viene forjando y
aportando una gran inyección a la economía y crecimiento del país, pero
también ha sido una región abandonada por el Estado echada al olvido y
centro de los distintos grupos armados que operan en el país.
Su cercanía con Panamá, la convierten en un corredor estratégico tanto
para el transito de mercancías como para el trafico de drogas y
armamentos. El tapón del Darien es una zona prácticamente virgen que
surte de aguas a toda esta región, pero además es considerado como
una de las reservas ecológicas más importantes del país. Esta reserva
corre peligro porque por allí esta presupuestado que pase el canal
interoceánico que serviría principalmente para la exportación de bienes
y capitales, sobre todo de toda la región Antioqueña.
Otro de los grandes intereses geográficos de esta zona es el lago de
Urabá, muy importante para la importación y exportación utilizado sobre
todo por los empresarios del banano, aunque también en repetidas
ocasiones se he evidenciado que este es utilizado por los narcotraficante
y traficantes de armas, ya que desde allí se accede rápidamente a
Centroamérica y posteriormente a los Estados Unidos.
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En el momento de la llegada a Colombia de la UFC el país atravesaba
una situación de relativa calma en su situación política y social lo que no
quiere decir que se hubiesen superado las causas de estos conflictos.
Con la nueva empresa en la región se configuró una relación distinta
entre hombre- naturaleza, ya que el cambio del uso del suelo hizo que el
monocultivo del banano primara en la región y de esta manera se fuera
perdiendo paulatinamente los usos y costumbres de las comunidades en
lo cultural y lo alimentario.
La UFC se trazó todo un proyecto de largo alcance en la región que
incluía control territorial, mano de obra barata y una forma muy propia
de resolución de conflictos y relación con las comunidades. Ya que estas
por ser en su mayoría campesinos pobres se tenían que someter a las
condiciones que la multinacional impusiera, si a eso le sumamos la gran
cantidad de personas que llegaron a la región lo que significaba mano de
obra en bruto y a precios muy bajos que elevarían la tasa de ganancia
de la multinacional.
La autonomía que alguna vez tuvieron los habitantes de esta región ya
no sería mas, puesto que el nuevo imperio, el del dinero se había
incrustado en los más profundo de las entrañas de la comunidad. El
trueque, el intercambio y la autosostenibilidad que mantuvo el país
hasta finales del siglo XIX se veía abruptamente resquebrajado gracias a
un nuevo orden mundial.
La principal característica, antes y ahora, ha sido la muerte violenta de
miles de colombianos ajenos al conflicto, la desintegración del tejido
social en las zonas de confrontación, los abusos y atropellos contra la
población civil y la constatación practica de que no es posible una
solución militar al conflicto que padece nuestro país.
Las multinacionales y la oligarquía criolla históricamente ha perpetrado
masacres con el objetivo de “limpiar” sus zonas de influencia, ya sean
políticas, militares o económicas. El usufructo de las riquezas naturales
del país o mejor el saqueo de estos ha sido escoltado por el
paramilitarismo en una modalidad de guerra completamente irregular,
criminal y que va en contra de todos los tratados firmados por Colombia
sobre el tema del conflicto armado y de Derechos Humanos y Derecho
Internacional Humanitario.
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LA CHIQUITA NO ES TAN PEQUEÑA
Los cambios en el mundo después de la mitad de siglo XX y la simbiosis
del capital hacen que se generen distintas formas de afrontar estos
nuevos retos, la globalización capitalista ha configurado un nuevo orden
mundial y esta ha sido impulsada principalmente por las multinacionales
para conquistar nuevos mercados y expandir su capital, la United Fruit
Company por supuesto que no se ha excluido de estos cambios, para el
año de 1944 introduce al mercado la marca Chiquita, el personaje miss
Chiquita y un jingle, en 1970 United Fruit se fusiona con AMK
Corpotation de Eli Black y se convierte en United Brands Company, en el
año 1990 cambio el nombre a Chiquita Brands Internacional, Inc. Y se
lanzó Chiquita Brands South Pacific. Una mirada general que nos
permita conocer de manera sucinta a esta empresa.
La chiquita controla aproximadamente un cuarto de todo el comercio
mundial del banano, esta entre las dos más grandes empresas
bananeras del mundo. En los cinco últimos años de la década de los
noventa cedió una parte de su mercado a la DOLE.
Esta multinacional emplea cerca de 20.500 trabajadores a tiempo
completo en la producción, cosecha, empaque y otras operaciones en
sus 26.500 hectáreas de fincas bananeras en Latinoamérica
Chiquita cultiva en sus propias plantaciones en Panamá, Costa Rica,
Guatemala, Honduras, México, Colombia y Australia. La empresa
también compra banano de los productores nacionales en la Costa de
Marfil, Martinique, Honduras, Guatemala, Ecuador, Colombia, Costa
Rica, Panamá y Nicaragua.
Precisamente la multinacional decidió vender las fincas de su propiedad
en Colombia la transacción se efectúo con la firma Holding de C.I.
Banacol S.A. la cual aceptó pagar 28.5 millones de dólares en efectivo,
15 millones en papeles de deuda y hacerse cargo de 8 millones de
dólares en deudas jubilatorias de la productora y el puerto.
Así mismo Chiquita aceptó comprar 11 millones de cajones de banano
Colombiano por año, alrededor de 9% del volumen global de la
empresa.
Para el segundo trimestre del 2003, la empresa ganó 47.5 millones de
dólares de sus operaciones, lo que equivale a 1.19 dólar por acción.
Según el representante de la empresa esta venta le da mayor
17
flexibilidad ya que sus propias plantaciones se reducen al 35% y el resto
de la producción prevendrá de cultivadores independientes.
DE 1928 A LA DECADA DE 1990
La misma situación de muerte y saqueo que se presentó en 1928 se
repitió en la década de lo 80 y 90, aunque las circunstancias fueron un
poco distintas y esta vez no se trató de una sola acción sino que se dio
de una manera reiterativa y sistemática que buscaba nuevamente
aniquilar y reprimir los nuevos brotes de inconformidad y agitación
iniciados por los sindicatos de las bananeras y algunas fuerzas políticas
presentes en la región.
La región del Uraba en esta etapa de la historia fue duramente golpeada
por el paramilitarismo ya que este pretendía, como al fin lo logró el
control absoluto tanto territorial como social y económico de este
importante corredor.
Veamos que sucedió allí. Hacia finales de la década de los 80 y
comienzos de los 90 después de una negociación entre la guerrilla del
M-19 y el gobierno nacional este grupo insurgente decidió entregar las
armas y desmovilizarse, además después de un proceso se realizó la
asamblea nacional constituyente que daría una nueva constitución al
país. Otras fuerzas democráticas como la UP conseguían importantes
posicionamientos en la vida publica se podía afirmar que por fin el país
se enrutaba hacia la paz que tanto se ha anhelado.
Pero contrario a lo que se podría pensar, Colombia no se enfoco hacia la
consolidación de la paz, sino que por el contrario el conflicto se agudizó.
El proyecto paramilitar se fortaleció y los carteles de la droga
aumentaron su influencia y se centraron en una confrontación brutal por
el control de los mercados internacionales de la cocaína. El Estado por
su parte se hizo permisivo con estos hechos que enlutaban la vida
nacional, un Estado débil frente a los actores armados pero fuerte y
riguroso frente a los movimientos sociales y populares. El país se
enfocaba entonces a enfrentar el modelo neoliberal y las exportaciones
como sostén fundamental del modelo. Pero este fue impuesto a sangre y
fuego y el país vivió un hecho insólito, el aniquilamiento de todo un
partido político de izquierda la Unión Patriótica y una escalada de la
guerra sucia contra el movimiento sindical y todos aquellos movimientos
18
progresistas y de izquierda que pretendían un cambio en las estructuras
del Estado.
La región del Uraba por ser un lugar geoestratégico se convirtió en
escenario de las peores masacres sucedidas en aquella década en el
país, además por los procesos de resistencia y modelos alternativos que
tenían asidero en comunidades enteras que en forma valiente se habían
alzado contra el modelo impuesto. Los ojos del Estado, de las
multinacionales y de los paramilitares se enfocaron hacia allí y en una
alianza perversa que llamaron “plan Retorno” que no era otra cosa que
la salida militar al conflicto, pero más que una salida militar se trato de
la consolidación de todo un proyecto de “desarrollo” basado en el terror
y la miseria.
El control de esta región por parte de los grupos armados dejo alrededor
de 1200 personas asesinadas entre ellas 42 mujeres que fueron violadas
y torturadas antes de ser ejecutadas; entre los principales actores
armados, se encuentran las guerrillas (FARC y ELN) y las AUC
(autodefensas), con los bloques “bananero”, “Elmer Cárdenas” y “las
autodefensas campesinas de Córdoba Y Uraba ACCU”.
La subversión hizo su aparición en esta región durante los años sesenta
principalmente el EPL y las FARC. Por su parte, las autodefensas
intensificaron accionar en la zona a partir de 1988 y su presencia se
consolidó a partir de 1994 cuando las ACCU irrumpieron en el eje
ganadero del Urabá antioqueño.
A finales de 1996 los grupos de autodefensas expulsaron a las FARC que
se ubicaban desde finales de los sesenta y principios de los setenta en el
Urabá antioqueño; sin embargo, por la importancia de la zona, se
presentó una nueva escalada en el conflicto en los años 1998 y 1999.
Nada de estos es coincidencial, como ya se ha dicho obedece a un
proyecto de saqueo de los recursos, en este caso de la agroindustria del
banano que va de la mano con la implementación de megaproyectos en
la región, como los canales secos, el canal interoceánico la interconexión
del Uraba con Panamá por el Tapón del Darien. Esto sumado a los
planes del imperio de convertir esta región en modelo de intervención
militar, si vemos como la consolidación y el aseguramiento de esta
región daría paso a planes que ahora se ejecutan, tales como el Plan
Colombia, el Plan Puebla Panamá y la Iniciativa Regional Andina.
19
DEL PEOR RINCON A LA MEJOR ESQUINA
Toda esta lógica tiene ahora una realidad, considerar al Uraba como “la
mejor esquina de América” como ejemplo y modelo de pacificación y
modelo de resolución de conflictos; modelo que se basa en el
aniquilamiento del contrario como forma de resolver cualquier problema
o deuda que se tenga. También el arrasamiento de cualquier forma de
oposición a ese modelo, ya que no se tienen los suficientes argumentos
para poder resolver por una vía pacifica entonces se tiene que recurrir a
estos hechos inusuales, que fue el ejemplo dado por los empresarios y
el Estado en todo el Uraba y el Magdalena Medio.
Caso especial es el del Urabá Cordobés ya que esta zona ha estado
desde hace muchos años despejada para el paramilitarismo, para su
libre actuar y su libre caminar y donde el Estado ha entregado
prácticamente el manejo de esta parte del país a los empresarios, los
terratenientes, los narcotraficantes y al paramilitarismo en lo que se ha
convertido en una alianza perversa de muerte y terror. Y donde se
evidencia claramente el actuar conjunto entre militares y paramilitares,
donde se comprueba que el proyecto paramilitar es una política de
Estado, que el paramilitarismo nace en las entrañas del Estado y
precisamente por eso lo favorece y lo acoge en su seno como uno de
sus hijos más predilectos.
Por su parte ese mismo proyecto se visualizo y practicó en el Urabá
Chocoano, donde existe una de las reservas más importantes de
biodiversidad mundiales, en donde los empresarios de la palma Africana
pusieron su mira para explotar y expoliar todos estos inmensos recurso
y sin importar el grave daño causado al medio ambiente y
especialmente a los suelos los cuales después de este proceso quedan
desérticos y erosionados, en lo que constituye un crimen ambiental de
inmensas proporciones.
“Las tierras quedaban tan exhaustas como los trabajadores, a las tierras le
robaban el humus y a los trabajadores los pulmones, pero siempre habían
nuevas tierras para explotar y más trabajadores para exterminar. Los
dictadores, próceres de opereta, velaban por el bienestar de la United Fruit con
el cuchillo entre los dientes”8
Comunidades enteras afro Colombianas han sido desplazadas de sus
tierras, un ejemplo elocuente es Pavarandó donde esa urgencia de sacar
8
Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, Siglo XXI Editores S.A., México, 1971, p. 168
20
a la gente de sus propiedades llevó a que empresarios de la palma a
valerse de lo que fuera, llámese expulsiones vía actos judiciales o vía
militar. En Vagirá donde la oligarquía Antioqueña en su afán de poder
podemos decir que le robo esta zona al Uraba Cordobés para ir
preparando el terreno de lo que hoy es la mejor esquina de América.
Esta mejor esquina se ha logrado gracias a una política de muerte y
terror, la época de mayores muertes, masacres y desplazamientos se
presento entre los años 1993 a 1998 es decir cinco años donde la
población presenciaba a diario muerte por donde quiera se estaba, el
ambiente era de terror, coincidencialmente o mejor estratégicamente en
este periodo de la historia el departamento de Antioquia se convirtió en
el departamento con la más alta tasa de homicidios y masacres en el
país. Precisamente cuando el gobernador era el hoy presidente de la
republica Álvaro Uribe Vélez.
Su política basada en las cooperativas de vigilancia privada, mejor
conocidas como “Convivir” que se iniciaron en Antioquia en 1995 y
posteriormente se extendieron a otros departamentos del país, a las que
Uribe calificaba como entes de beneficio comunitario y de seguridad de
la población se convertirían en el espacio perfecto para materializar la
alianza empresarios, Estado, narcotráfico. Donde la frontera entre la
fuerza pública y el paramilitarismo desaparecía. Y quien quisiera
conformar su propia asociación no se le interponía ningún tipo de traba.
“En Antioquia prácticamente cualquiera que tenga 80 millones de pesosterrateniente, empresario, paramilitar, narco- puede ir a una oficina en
el edificio de la Gobernación donde un coronel del Ejercito le indica como
formar su propio ejercito privado… en la actualidad, la gobernación
reconoce la existencia de 56 convivir en el mismo número de
municipios, pero el Instituto Popular de Capacitación (IPC), de Medellín
calcula 70, 14 de ellas sólo en Medellín -6 de ellas en el centro-.”9
No obstante lo demostrado esta política no se detuvo, sino que por el
contrario se generalizó y con la anuencia del gobierno nacional estas
asociaciones o cooperativas se extendieron y se puede decir que se le
salieron de las manos al gobierno y se aprestaron a conformar ejércitos
al servicio del narcotráfico, los terratenientes
y las corporaciones
multinacionales quienes mostraban su simpatía por estos grupos.
9
Revista Alternativa, diciembre de 1996, pág12
21
“Aunque el epicentro del paramilitarismo es Córdoba y el Urabá
Antioqueño, feudos de los hermanos Fidel y Carlos Castaño, tiene una
base social que empieza a extenderse a toda Antioquia de la mano de
un gobernador tan atractivo como para contrarrestar el reino de la
imagen el poder sin freno de sus protagonistas.
En teoría, se establecen fronteras entre las Convivir y los grupos
paramilitares, pero sus campos de acción coinciden o se complementan.
Además, de los 56 municipios donde le periódico El Mundo del pasado
17 de noviembre ubicó a las Convivir del Departamento, 48 forman
parte de los 88 municipios (Antioquia posee en total 124) donde los
narcotraficantes han comprado tierras… una total contrarreforma
agraria. Esto coincide con el hecho de que en las principales zonas de
cultivos ilegales en el departamento hay presencia de grupos
paramilitares.
La ubicación de las Convivir en zonas de megaproyectos como las
tierras por donde pasaría un ferrocarril extrarápido que conectaría la
zona de Urabá con el centro del país, hidroeléctricas y el mismo canal
interoceánico, hace pensar que estas son parte del rompecabezas
estratégico que se esta tramando en la región con miras al siglo XXI.”
El “Plan Retorno” se hacía efectivo de esta manera, no se trataba pues
de un plan de reforma agraria para los campesinos menos favorecidos,
mucho menos de un plan de retorno de las familias desplazadas. Todo lo
contrario se configuró una perversa estrategia de contrarreforma agraria
y de usurpación de bienes contra los pobladores menos favorecidos,
quienes ante la situación de emergencia humanitaria presentada en la
región tuvieron que abandonar sus bienes y huir con la esperanza de
salvaguardar sus vidas.
Quien vigila a quien?
Según el Superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada para el año
de 1997, Herman Arias Gaviria, las convivir son servicios especiales de
vigilancia, que operan en zonas de alto riesgo, para devolver la
tranquilidad y convertirse en aliados de la fuerza pública.
Arias Gaviria es hijo de José Manuel Arias Carrizosa, quien por muchos
años estuvo a la cabeza del gremio de los grandes productores de
banano de Urabá (Uniban) y hermano del gerente de una empresa de
seguridad privada (Fábrica Nacional de Blindajes). En repetidas
ocasiones el superintendente afirmó que las Convivir son puramente
defensivas frente a la subversión. Pero la cantidad de armamento que
22
poseían para entonces ya vislumbraba en lo que posteriormente se
convirtieron. Ejércitos completos de paramilitares.
“Como consta en las actas del comité consultor de la superintendencia,
de enero a diciembre de 1996 esta entidad aprobó para las convivir la
compra de 422 subametralladoras ,373 pistolas 9 mm, 217 escopetas de
repetición, 17 ametralladoras Mini- uzi, 70 fusiles, 109 revólveres 38
largo y 41 armas de uso restringido –que pueden ir desde fusiles Galil
hasta ametralladoras M -60, lanzacohetes, granadas de fragmentación,
rockets y morteros-, cifras más que apreciables para 60 Convivir. Si en
verdad lo que se busca es, como lo anuncia el programa impulsado por
el gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, “bienestar, progreso y
paz con la red de Convivir”, la tenencia de semejante cantidad de
armamento con su respectiva munición significa un enorme potencial de
violencia y dista mucho de ser una contribución a la paz.”10
La Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada no cuenta sino
con 40 inspectores, encargados de vigilar y controlar a las 507 Convivir
y a las 300 empresas de vigilancia privada aprobadas en el país. Hay
que sumarle 1.300 departamentos de seguridad, o sea que son como
unos 1.600 servicios de vigilancia, además de las Convivir.
“De ahí que durante tres años la Superintendecia sólo haya practicado
tres visitas de inspección a 15 Convivir, no haya negado una sola
licencia de funcionamiento y recomendara la aprobación de todas las
solicitudes de armas que, para 1996, fueron 1.240, entre las que
figuraban 408 subametralladoras, 146 fusiles y 176 escopetas.”
DEL PARAMILITARISMO A LAS CONVIVIR. SÓLO UN PASO.
Las disposiciones del gobierno a través del Ministerio de Gobierno y la
Superintendencia de Vigilancia solamente darían el entorno y la
legalización para el desarrollo y expansión del paramilitarismo. Esta vez
bajo una nueva mascara y vestimenta, la de las Convivir que buscaban
un control territorial y poblacional. Varios oficiales públicamente
reconocían el papel de las Convivir como agentes paramilitares en la
estrategia de derrotar a la guerrilla, ya que ellos solos no podrían
asegurar el control de un país tan grande.
En este sentido aparecerían en el escenario nacional figuras públicas del
paramilitarismo, como los hermanos Castaño Gil.
10
Revista Alternativa, No 8 marzo 15 de 1997, pág. 12
23
“Carlos Castaño comenzó a aparecer públicamente como comandante de las
ACCU en 1995, cuando su hermano FIDEL CASTAÑO GIL, quien antes era
reconocido como líder de las “autodefensas”, supuestamente desapareció en
un viaje a Panamá. Poco antes la Corte Suprema de Justicia había confirmado
su condena a 20 años de prisión por la masacre de 20 campesinos de las fincas
“Honduras” y “La Negra”, en la zona de Urabá el 4 de marzo de 1988.
Algunas autoridades judiciales y amplios sectores de la opinión piensan que él
aún vive y que su ficticia desaparición habría sido facilitada por agentes del
mismo Estado colombiano.
Desde 1981, tanto Carlos Castaño como su hermano Fidel se habían alistado
como “guías” del batallón Bomboná, del ejército nacional, que había
comenzado a armar y a entrenar las primeras “autodefensas” civiles. Pronto su
hermano Fidel se convirtió en el líder más temible de esos escuadrones de la
muerte. Masacres perpetradas en Córdoba o Urabá, como la de la Mejor
Esquina (26.03.88) en la cual él participó personalmente, sembraron el terror
en muchas zonas. Las tres confesiones de miembros fundadores del complejo
paramilitar de Puerto Boyacá concuerdan en señalar a Fidel Castaño como el
gestor del paramilitarismo en Córdoba y Urabá, apoyado por los dirigentes de
Puerto Boyacá.
"en
1988...se entera de que Gonzalo y Henry Pérez habían comprado
propiedades en Urabá y que por órdenes de Pablo Escobar y Gonzalo
Rodríguez Gacha organizan una "limpieza" al
Urabá antioqueño. Comienzan las masacres en el Urabá. Participaron
como cabecillas N.N. (a. Fercho), ex integrante del frente Ricardo Franco
de las FARC y Fidel Castaño Gil. Estando Luis Rubio como Alcalde de
Puerto Boyacá, coordinó el transporte de los sicarios al Urabá".11
En el testimonio de un paramilitar conocido como Echandía relata:
Durante la época del reinado de los hermanos Castaño Gil en la zona de
Urabá se presentaron la mayor cantidad de asesinatos, masacres y
homicidios políticos. Todos los organismos de Derechos Humanos
coinciden en afirmar que la región fue duramente golpeada por la
organización criminal comandada por Carlos Castaño. Algunas cifras del
Gobierno Nacional corroboran esta afirmación.
HOMICIDIOS
Entre los años 1990 y 2004, la tasa de homicidio por cien mil habitantes
del Urabá antioqueño es superior a la tasa nacional, con excepción de
los años 1990, 2003 y 2004.
11
Deuda con la humanidad, Páginas 1-2 CINEP, 2005
24
Por otro lado, la tasa de homicidio de la región es inferior al promedio
departamental entre 1990 y 2004. Salvo para las tasas registradas en
1993, 1995, 1996 y 1997, este comportamiento se explica en gran
medida por el aumento de la violencia contra grupos de civiles y
reinsertados por parte de las FARC el ELN, el ala disidente del EPL y las
autodefensas.
Es necesario recordar que durante la década del noventa en el Uraba
antioqueño la dinámica del conflicto entre grupos armados tuvo una
gran incidencia en el comportamiento de los homicidios, ya que por un
lado, con el EPL desmovilizado y conformado el Movimiento Esperanza
Paz y Libertad, las FARC, las Milicias Bolivarianas y la disidencia del EPL
empezaron a asesinar a los reinsertados y a las bases de apoyo político
del nuevo movimiento, con el fin de disminuir su fuerza electoral, y por
otro lado, las autodefensas empezaron a atacar a miembros de la UP y
del partido comunista.
Fuente: CIC - Policía Nacional
Procesado por el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH
*Datos proyectados con base en lo registros a junio de 2004
En la década de los noventa los municipios con las más altas tasas de
homicidios de la región fueron Chigorodó, Apartadó, Mutatá, Turbo y
Carepa. Se puede observar que en el período de 1991 a 1999 Chigorodó
junto con Apartadó fueron los municipios más críticos de la región
superando en más del doble la tasa departamental; lo anterior como
consecuencia de la presión que ejercieron las Autodefensas Campesinas
25
de Córdoba y Urabá (ACCU) para intentar dominar el territorio y que se
extendió hasta Riosucio en el Urabá chocoano.
MASACRES
Durante el período comprendido entre los años 1993 y 2004, las
masacres en el Urabá antioqueño - teniendo en cuenta el número de
víctimas y los casos presentados- presentan un comportamiento
bastante disímil. En 1993 se registraron 14 casos con 79 víctimas, en
1994 disminuyen los casos a 3 las víctimas a 46. En 1995 se disparan
ambos registros, alcanzando las mayores cifras durante el período
analizado, con 15 masacres y 116 víctimas. En 1996 disminuyen a 11
los casos y las víctimas a 71; durante 1997, se presentan 7 masacres
con 36 y en 1998 2 casos con 15 víctimas. A pesar de que en 1999 y
2000 se registran 5 masacres, las víctimas en el primer año fueron 27 y
en el 2000 ascienden a 30. En 2001 se presenta una masacre con 11
víctimas y en 2002, 2 con 18.
26
El municipio más afectado desde 1993 ha sido Apartadó con 20
masacres que dejaron un total de 170 víctimas, seguido por Turbo
donde también se han presentado 20 masacres con 120 víctimas. En
Carepa se han registrado 6 masacres con 36 víctimas, en Chigorodó 4
con 35, en San Pedro de Urabá 5 masacres con 30 víctimas, en Mutatá 5
con 27 víctimas, en Necoclí 4 con 22 y en Vigía del Fuerte una masacre
con 9 víctimas.
Al analizar tanto las masacres como el número de víctimas registradas,
es necesario señalar que el promedio de víctimas por masacres en la
región de Urabá, oscila entre 6 y 9, lo que arroja promedios muy altos
por masacre en esta región, si se compara con el promedio alcanzado
por el departamento para este período, 5.6. Entre tanto, el año más
crítico en la región de Urabá antioqueño, en cuanto a víctimas de
masacres se refiere, fue 1995, cuando se registraron 34 víctimas en
Apartadó, 31 en Turbo, 28 en Carepa, 18 en Chigorodó y 5 en Necoclí.
Este es apenas un sondeo somero de la grave situación de violación a
los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario en la
región de Urabá.
Bajo la operación “génesis” al mando de general Rito Alejo Río más
conocido como “el pacificador” la región del Urabá fue escenario de la
más terrible acción del terrorismo de Estado, numerosas matanzas
colectivas e individuales, desplazamientos, desapariciones, torturas,
atentados, bombardeos indiscriminados, actos de violencia sexual,
saqueos, bloqueos alimentarios y de transporte. Donde los militares y
paramilitares se ensañaron contra la población campesina inerme,
27
crímenes indiscriminados de lesa humanidad, crímenes que sólo
cometen seres sin razón, sin piedad y sin ningún tipo de valor humano.
Agenciados por el Estado y que han quedado en la total impunidad.
El 9 de marzo de 2004 el Fiscal General de la Nación, Luís Camilo Osorio
Isaza, precluyó la investigación que se adelantaba contra el general en
retiro Rito Alejo Del Río Rojas, por conformación de grupos paramilitares
y otros delitos. Con este hecho se enterró el proceso y de paso se le
quito a las victimas de este siniestro personaje la posibilidad de obtener
justicia. Además se comprueba una vez más que sin importar la
cantidad y calidad de las pruebas aportadas, estas no fueron tenidas en
cuenta por el fiscal, otorgándole beneficios de preclusión por todos los
hechos que se le acusaba, cobijando con el manto de la impunidad a
este general y todos los funcionarios y demás personas vinculadas a
estas masacres.
Este panorama pretende mostrar cual ha sido el accionar histórico del
Estado Colombiano contra la población y para favorecer intereses de
terratenientes y multinacionales y por supuesto el propio. Ahora
veremos como se han beneficiado las multinacionales de todas estas
masacres que han exterminado las organizaciones sociales, sindicales y
a la población en general. Pero como estas no han sido ajenas al
conflicto ni mucho menos al terror de Estado se pretende mostrar como
la United Fruit Company, posteriormente Chiquita Brands y ahora
Banadex acepto públicamente haber financiado grupos paramilitares en
la región de Urabá en la época en la cual se perpetraron estas horrendas
masacres. (anexo 2)
Chiquita admite que financiaba "grupo terrorista"
"La transnacional bananera norteamericana tiene las manos manchadas
de sangre obrera"
por Dick Emanuelsson
BOGOTA 2004-0511 / Lo que era un secreto a voces fue oficializado este
lunes: La bananera norteamericana Chiquita Brands admitió que había pagado
a un grupo "terrorista" para dizque "proteger a sus empleados en caso de que
los pagos no fuesen hechos". ¿Cuántas empresas más han financiado a los
paramilitares? Es la pregunta que toda Colombia hace hoy.
28
La empresa no dice hace cuántos años financiaba al grupo y cuánto le pagaba.
Tampoco dice cuál de los tres grupos como las FARC, ELN y la AUC, que son
declarados en Estados Unidos como terroristas, fue el beneficiado por la
multinacional bananera.
Suena insólito que una empresa norteamericana financiara a la guerrilla
colombiana para proteger a los trabajadores bananeros. Sin embargo, todos
los informes oficiales desde la mitad de la década del 90 hablan de que la
insurgencia fue expulsada de la región de Urabá, donde se encuentra la
mayoría de las fincas de Chiquita.
Entonces queda un grupo, que son las llamadas Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC). Este grupo sí tiene su cuna en Urabá y el departamento de
Córdoba, de donde son los hermanos Fidel y Carlos Castaño, fundadores del
principal grupo paramilitar.
¿Los gerentes no tenían conocimiento de "los Mochacabezas"?
La explicación de Chiquita Brands suena aún más extraña:
"La revelación voluntaria al Departamento de Justicia fue formulada porque la
administración de la compañía se enteró (en abril 2003, cuando fueron
declaradas las AUC por EU como grupo terrorista. Las FARC y ELN fueron
declarados en 1996, nota el redactor) que esos grupos habían sido designados
como organizaciones terroristas bajo un estatuto estadounidense que convierte
en un crimen respaldar esa clase de organizaciones".
¿Es decir que los gerentes de Chiquita no tenían idea de que los paramilitares
tenían o tienen grupos como "los Mochacabezas", que en Urabá eran conocidos
por cortarle al trabajador bananero la cabeza para después jugar fútbol o
practicar polígono?
Habría que preguntarse qué hacían los gerentes de esa empresa durante esos
años, si no sabían de las matanzas que mancharon toda la región de Urabá de
sangre? No, se despertaron cuando sus autoridades en Estados Unidos
firmaron el decreto afirmando que los paramilitares son terroristas.
Durante la década del 90 fueron asesinados mil militantes de la izquierda
colombiana en Urabá, principalmente de la Unión Patriótica, donde gran parte
de los asesinados eran trabajadores bananeros. Los paramilitares, en alianza
con la 17ª Brigada del Ejército, según los organismos de derechos humanos y
hasta un coronel de esa brigada, cometieron barbaridades contra la población
civil. La región fue "pacificada" por el general Rito Alejo del Río, apresado por
el departamento de derechos humanos de la Fiscalía pero liberado por el fiscal
29
general de la Nación, Camilo Osorio, cuando éste asumió la jefatura de la
fiscalía.
"Cien años de soledad"
Ciénaga (a 30 minutos de Santa Marta) es la región donde el ejército
colombiano cometió una de las matanzas más grandes de la historia moderna
de América Latina, en 1928. Fueron asesinados más de tres mil trabajadores
con esposas, abuelas, niños y nietos por la orden de la United Fruit Co. El
hecho fue base para el libro "Cien años de soledad", de Gabriel García
Márquez.
En 1988, 60 años más tarde, Emiliano Cayetano, dirigente comunista de
Ciénaga y trabajador bananero, ya tenía casi mil trabajadores en una lista para
reorganizar el sindicato bananero. Pero no lo logró. Fue asesinado por un
grupo de sicarios que llegó hasta la casa en el casco urbano de Ciénaga y ante
todos los niños y su esposa fue amarrado y llevado en una camioneta. Entre
Barranquilla y Ciénaga fue ejecutado, junto con dos compañeros más.
Llegué a Ciénaga en 1991, cuando reventó la primera huelga desde 1928.
Salieron los cohetes a las seis de la mañana de un lunes como una señal de
que ahora sí los trabajadores bananeros están organizando su sindicato para
así poder contrarrestar la miseria y explotación en que vivían y trabajan los
trabajadores.
Era optimista la junta directiva, pero cuando regresé en 1996 los dirigentes
habían sido asesinados o desplazados por el terror paramilitar. El temor y la
tensión vibraban encima de los árboles del banano.
Asesinado durante el pliego de petición con Chiquita
"Los paramilitares están concentrados en esa finca", decía el secretario de la
organización de Sintrainagro, e hizo un gesto hacia una finca 200 metros más
allá. "De ahí salen para matarnos por orden de los finqueros", agregó. "Tanto
las transnacionales como las colombianas tienen las manos manchadas de
sangre".
En diciembre de 2000 regresé otra vez, pero ahora tuvimos que pasar casi
clandestinamente en las fincas. Los paramilitares habían copado toda la región
de Ciénaga y el departamento de Magdalena, decía José Guette, presidente de
la seccional de Sintrainagro, en tono bajo cuando fuimos a una finca de
Chiquita.
La empresa ofrecía a cada trabajador un "pacto colectivo" que no tenía nada
"colectivo", sino que era un arreglo individual entre la empresa y el trabajador.
30
El jefe de producción era amable y decía que la empresa quería aportar lo
mejor para sus empleados.
Sintrainagro había presentado a Chiquita un pliego de petición y las dos partes
estaban en negociaciones cuando regresé a Bogotá con un buen reportaje. Se
publicaron cinco páginas en el semanario de la central obrera sugeca, pero dos
semanas después de la publicación llegó la noticia de que José Guette también
había sido asesinado por un presunto paramilitar.
Chiquita no es ajena, es culpable por acción al igual que el 6 de
diciembre de 1928, no es coincidencia financiar al ejercito, permitirles
que entren en una región donde están concentrados los trabajadores
con sus familias, estigmatizar y señalar a los lideres de la protesta
facilitar que las tropas enfurecidas arremetan contra inermes niños,
mujeres y hombres; solamente evidencia el talante de la multinacional.
Este capitulo de la historia Colombiana surcado por ríos de sangre ha
quedado en la impunidad y en el olvido, los responsables no fueron
castigados, sino que por el contrario se le ha premiado con exención de
impuestos, el Estado con sus leyes de reformas le ha generado
inmensos ahorros en mano de obra y contrario a todo sentido común y
toda lógica no se judicialazo a ninguno de los directivos de United Fruit
Company por este crimen de lesa humanidad.
Pero como lo constatamos más arriba el accionar de la UFC no terminó
aquí, con los antecedentes de muerte y terror que tiene no se esperaba
otra cosa, la multinacional UFC, luego Chiquita Brands se hizo reiterativa
en la violación de Derechos Humanos en el país. Cuando se comienzan a
organizar los grupos paramilitares Chiquita ya hacía presencia en la
región, sin embrago esta guardo silencio, un silencio cómplice porque
sabía a ciencia cierta que con la entrada de estos grupos en la región y
en sus fincas se tenía el panorama propicio para deshacerse de unas
“amenazas” y aquí si que supieron aplicar la matriz “DOFA” porque
gracias a su fortaleza económica pudieron contrarrestar la amenaza que
significaba un sindicato fuerte y combativo, apoyado por comunidades
organizadas y consecuentes.
La región de Urabá designada como la mejor esquina de América por los
Estados Unidos sufrió una de las peores épocas de la violencia en
Colombia y como en toda guerra hay perdedores y ganadores esta no
fue la excepción, perdieron las comunidades porque con el terror
ejercido por el paramilitarismo en compañía de la brigada 17 al mando
del general Rito Alejo del Río, se rompió todo el tejido social que se
logró luego de muchos años de esfuerzo, perdió el país, el país patriótico
31
de la clase obrera porque en este periodo y en esta región fueron
asesinados más de mil militantes de la Unión Patriótica, perdió el
sindicalismo consecuente y clasista ya que con el asesinato y exterminio
de los dirigentes más sobresalientes de Sintrainagro el paramilitarismo y
los empresarios permearon este sindicato y lo han hecho títere de sus
intereses y “ejemplo” de concertación.
Los que ganaron, ganó el Estado porque una vez más se fortaleció y con
la eliminación de una fuerza política de oposición se consolido la línea
derechista y terrateniente en la estructura del poder, ganaron los
empresarios porque se quitaron de encima un peso muy grande como lo
es un sindicato combativo, porque ahora contratan mano de obra
tercerizada lo que les genera un mayor rango de ganancia, porque
pudieron fortalecer su agremiación, AUGURA una de las agrupaciones
más reaccionarias que tiene el país porque en repetidas ocasiones ha
saludado con beneplácito la “pacificación” de Urabá.
Ganaron por supuesto los paramilitares, que en esta rica región
encontraron en el escenario propicio para su proyecto, porque gracias al
apoyo de multinacionales como Chiquita y Coca Cola se fortalecieron
económicamente y pudieron expandir su imperio de terror a todo el
país, porque en contubernio con las fuerzas militares lograron
desaparecer del panorama político a la UP, porque con el amparo del
Estado se hicieron al control del narcotráfico lo que les ha puesto en la
esfera nacional como uno de los grupos con más crecimiento económico
y político, porque hoy tienen en su poder alrededor del 45% de las
tierras del país en un escenario de concentración de la riqueza de
proporciones inmensas, inimaginable en cualquier otro lugar del planeta.
Y ganaron las multinacionales, particularmente Chiquita porque gracias
a este fenómeno de guerra irregular, ha logrado saquear los recursos
naturales y de mano de obra de la región. Porque gracias a la
pacificación del Urabá pudo hacer maniobras estratégicas que le
permitieron vender sus fincas pero quedarse con el comercio del banano
en el país a través de Banadex. Porque gracias a ello pudo quitarse de
encima una carga laboral que le restaba utilidades y se las paso a los
cultivadores nacionales. Pero ante todo porque después de ser
agenciadora del terrorismo de Estado no se ha levantado ninguna
investigación en su contra y por el contrario aparece como uno de los
inversionistas que le hacen bien al país.
Pero no solamente esta acusación se le hace a la Chiquita, además de
financiar a los Paramilitares, esta trasnacional les proporcionó
32
armamento no se ha podido establecer en cuantas ocasiones lo hizo lo
cierto es que un cargamento de armas entre las que se encontraban
3.400 fusiles AK 47 y cuatro millones de cartuchos se encontraban en un
barco de su propiedad que llego al lago de Urabá en el año 2001. Estas
armas tenían como destinatario a las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC), reconocido grupo paramilitar que aglutina la totalidad de bloques
de esta agrupación terrorista. Como se ve el prontuario de Chiquita no
se reduce a prestar ayuda económica a esta agrupación, o a callar
respecto a los crímenes que se cometieron en sus fincas, esta va mucho
más allá y de una manera cínica les proporciona armamento en lo que
se convierte en participación directa en el conflicto Colombiano, además
tomando parte por uno de los actores de este conflicto.
En una investigación hecha por un periodista Colombiano se puede ver
cual ha sido la participación de esta multinacional en el apoyo a los
paramilitares Colombianos. (Anexo 3)
LOS MISMOS GRINGOS DE LA MASACRE DE LAS
BANANERAS…
Chiquita Brands investigada por tráfico de armas, soborno y financiación
del terrorismo
Tres cuartos de siglo después de la masacre de las bananeras, la empresa que la
instigó, ahora convertida en la bananera Chiquita Brands, es investigada por
traficar armas para los paramilitares, por sobornar a funcionarios de la DIAN y por
financiar el paramilitarismo en Urabá.
POR IGNACIO GÓMEZ G.
Descargar el barco Otterloo, en el puerto privado que tiene la bananera
Chiquita Brands Internacional en Turbo, Colombia, no fue una maniobra
complicada. Pero debería haberlo sido, porque Turbo no tiene muelle, pero sí
todos los controles civiles, militares y navieros propios de una frontera marina;
porque toda la región es emblema de la guerra contra la guerrilla y porque la
carga incluía catorce contenedores, con 3.400 fusiles AK-47 y cuatro millones
de cartuchos de 7.65 milímetros.
Para terminar de complicar las cosas, el barco llegó un viernes en la tarde, el
21 de noviembre de 2001, dos meses después de que el destinatario del
embarque fuera públicamente incluido en la lista de 24 organizaciones a las
33
que el presidente de los Estados Unidos, George Bush, les había declarado la
guerra: las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC. El Otterloo, ancló en aguas
profundas del Golfo de Urabá, e inmediatamente Iturrios Marcel, un piloto
panameño recién acreditado, reportó su llegada al DAS, con otros cinco
tripulantes de su país y uno nicaragüense, y a la DIAN, con una carga de
importación de veintitrés contenedores.
DE CAUCHO, LAS PELOTAS
El lunes siguiente, Henry Hernández y Herminio Martínez, los aforadores,
abrieron y revisaron los nueve contenedores que estaban sobre la cubierta: un
cargamento de pelotas de caucho, de peso inocuo, que comenzó a ser
reembarcado por una grúa liviana en barcazas bananeras. Su visita, en
conjunto con el DAS, dependía de la disponibilidad de las naves de la Chiquita
Brands para llevarlos a bordo del Otterloo, un procedimiento extraordinario,
pero aprobado en la licencia que la misma DIAN le otorgó en 1997 a la
bananera para operar la única zona franca especial privada del país, que es su
sistema de navegación fluvial entre las plantaciones y los transatlánticos
refrigerados que distribuyen banano en todo el mundo.
Una vez terminados los controles marino y migratorio, los burócratas
regresaron a tierra con la carga revisada y desembarcaron en la bodega de
Chiquita Brands, donde concluyó el control aduanero. Chiquita envió entonces
una grúa más sofisticada, capaz no sólo de levantar el embarque de armas,
sino de maniobrar con los catorce contenedores entre las compuertas de la
bodega del Otterloo, para descolgarlos sobre las barcazas y repetir el
procedimiento de las pelotas. Allí permanecieron, las armas y las pelotas, otros
cuatro días, mientras dos jóvenes de Medellín reclutaban a los camioneros que
habrían de llevarlos hasta las faldas del Nudo de Paramillo.
Un año más tarde, Carlos Castaño presumiría en el periódico El Tiempo, que
este había sido su “mejor gol” en la búsqueda de armas para su organización.
REVELACIÓN VOLUNTARIA
Hasta mayo del año pasado, aunque la opinión pública poco conocía sobre la
bananera, casi todo estaba investigado en Estados Unidos y algunas cosas en
Colombia. La Comisión de Cambios y Valores de Estados Unidos le impuso a
Chiquita Brands una multa de 100.000 dólares, en octubre de 2001, por haber
permitido que su filial colombiana, CI Banadex, hubiera sobornado a
empleados de la DIAN para comprar su licencia aduanera y portuaria en Turbo;
la OEA había publicado su informe sobre el Otterloo detallando
34
responsabilidades de empleados públicos en Colombia, Nicaragua y Panamá y
asegurando que Banadex le había entregado las armas a Castaño (sin aclarar,
eso sí que Banadex era sólo el nombre local de la emblemática bananera de los
Estados Unidos), y el DAS había capturado, entre otros, al gerente de
operaciones de Chiquita Brands en Turbo, Giovanni Hurtado Torres, a quien la
Fiscalía mantiene asegurado en prisión por terrorismo, en relación con un
concierto para traficar armas para !las Autodefensas Unidas de Colombia,
AUC!.
Pero , el Departamento de Comunicaciones Corporativas de Chiquita Brands
Internacional, en Cincinnati, Ohio, envió un comunicado de prensa que de
inmediato hizo caer sus acciones el 23% en la bolsa de valores de Nueva York:
se afirmaba que la subsidiaria colombiana (Banadex) le había hecho pagos a
una
organización
terrorista.
Según su único comunicado de prensa sobre la materia, “la revelación
voluntaria a la Fiscalía norteamericana fue hecha porque las directivas de la
empresa se dieron cuenta de que esos grupos han sido definidos como
organización terrorista extranjera ante la ley de los Estados Unidos, que
convierte en un crimen el apoyo a una organización de este tipo. Después de
esta revelación voluntaria, el Departamento de Justicia asumió la investigación
y la empresa está colaborando con ésta”.
COHABITACIONES
Chiquita Brands asegura que “la única razón que la compañía tuvo para
someterse a estos pagos para proteger a sus empleados fue el riesgo que
representaba para su seguridad si ello no se hacía”. Es decir, una extorsión a
favor de un grupo terrorista colombiano, pero Colombia tiene tres.
El primero de ellos, las FARCEP, había dejado de ser la organización criminal
dominante en la zona mucho antes, desde que, junto con la construcción de la
infraestructura aduanera de Chiquita Brands, se estableciera en ella la XVII
Brigada del Ejército, a cargo en su época crucial del general Rito Alejo del Río,
y su derrota en el Urabá antioqueño era un triunfo que militarmente
reivindicaban, por un lado el hoy presidente Álvaro Uribe con su política de
Pacificación de Urabá, desde la gobernación de Antioquia, y, por el otro, Carlos
Castaño Gil, como comandante y fundador de las Autodefensas Campesinas de
Córdoba y Urabá, ACCU, que para entonces era una especie de “cuerpo elite”
de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.
A través de la infraestructura aduanera de Chiquita Brands en Turbo, se mueve
el 15% de las exportaciones del país, pues la bananera norteamericana no sólo
posee el 45% de hectáreas de banano de la zona, sino que se proclama dueña
de la navegación en los canales que unen a todas las plantaciones y sólo su
flota de barcazas está en capacidad de recoger las cosechas empacadas y
transportarlas hasta alta mar del golfo, en donde sólo pueden ser embarcadas
35
en barcos refrigerados de Chiquita Brands. Es decir, que a pesar de la
existencia de algunos productores independientes, la bananera tenía control
absoluto de toda la actividad económica de la zona, de manera muy similar a
como lo tuvo en Ciénaga, Magdalena, en los años veinte, cuando la gran
masacre.
Como la cohabitación de la bananera y los paramilitares era tan evidente en
Urabá, las organizaciones internacionales de derechos humanos plantearon su
preocupación ante los investigadores norteamericanos y fue la Comisión de
Cambios y Valores (SEC, por su nombre en inglés), la que inició un examen
riguroso de los libros de contabilidad de la bananera en busca de presuntos
pagos ilegales. En 1998, hicieron su descubrimiento: una “donación marina”
que no tenía ningún soporte. Al cabo de tres años, la SEC concluyó que tal
pago había sido destinado a funcionarios de la DIAN, y la empresa en
Cincinnati aceptó pagar una multa por no vigilar las actuaciones de su filial
colombiana, a cambio de que cesara el procedimiento sancionatorio de la SEC.
Aunque el caso fue denunciado ante la DIAN en 1998, la directora, Fanny
Kerztman, ordenó el archivo definitivo de la investigación, por considerar que
la denuncia de soborno era infundada. Pero los hallazgos de la investigación
interna mostraban un extraño cambio de parecer, coincidente con las fechas en
las que se registraron los pagos de la “donación marina”. Inicialmente, en
octubre de 1996, la DIAN conceptuó que no se podía acceder a la licencia
solicitada por Chiquita, porque su bodega no cumplía con los requisitos y la
DIAN no tenía naves propias para revisar la mercancía en alta mar; pero en
febrero de 1997, la DIAN consideró que las exportaciones de Chiquita eran
fundamentales para la economía nacional (en medio de la “Crisis del 8.000”) y
que
por
ello
su
solicitud
ameritaba
una
autorización
especial.
La Fiscalía recibió la misma denuncia en 1998, pero radicó el proceso ante un
Juez Penal Municipal de Turbo y en cabeza de la United Fruit Company
(nombre que Chiquita tenía en 1927, durante la masacre de las bananeras del
Magdalena) y, por supuesto, todavía no ha encontrado ninguna evidencia.
GAVIRIA PREMIA LA CORRUPCIÓN
La búsqueda de Chiquita Brands en www.google.com nos remite
inmediatamente a la investigación abierta en su contra por el Departamento de
Justicia de Estados Unidos, pero hasta su confesión pública, nos remitía a la
serie “Revelados los secretos de Chiquita Brands” del periodista investigador
Mike Gallagher, secretos dados a la Bolsa de Valores de Nueva York y a los
archivos de la bananera en la Comisión de Valores de Estados Unidos: Es decir,
la multa por sobornar en Colombia, de cuya investigación se desistió durante el
gobierno de César Gaviria.
Pero el 15 de abril del 2004, el expresidente colombiano volvió a tener su
36
encuentro con la bananera. Esa noche, el ex presidente colombiano, por aquel
tiempo, secretario general de la OEA, fue el encargado de explicar por qué a la
Fundación para Las Américas le parece que Chiquita Brands merecía el premio
de “responsabilidad social contra la pobreza y la corrupción”. Dos años antes,
como secretario de la OEA, el mismo César Gaviria había ordenado la creación
de una comisión para investigar el escándalo por el contrabando de armas del
Otterloo que Castaño aseguró haber recibido y, en su reporte final, se advertía
que “las armas llegaron a las bodegas de una empresa colombiana en Turbo
llamadas Banadex y desde allí fueron enviadas a Carlos Castaño”. “No tenía ni
idea de que Banadex es la filial de Chiquita en Colombia. Yo no tengo por qué
saberlo todo”, le dijo César Gaviria a la revista Cromos, cuando le preguntó
sobre este último incidente.
UN HOMBRE CLAVE
Volvamos al caso del Oterloo. Reynaldo Escobar es el hombre clave de la
multinacional en Colombia. Es una especie de zar del banano de Urabá, que
trabaja desde su oficina contigua a las barracas del comando general de la IV
Brigada del Ejército en Medellín. Su voz fue positivamente identificada como la
del ejecutivo colombiano que le explicó a Robert Olson, presidente jurídico de
Chiquita Brands en Cincinnati, que el soborno de 1996, por 30.000 dólares,
resultaba rentable porque les ahorraría más de un millón de dólares al año en
gastos aduaneros. Aunque el compromiso de la multinacional con la SEC fue
poner en cintura a la filial colombiana y prescindir del personal responsable,
Reynaldo Escobar seguía de presidente de Banandex, la filial de Chiquita
Brands, cuando las armas de Castaño pasaron por sus barcazas, muelles y
bodegas, y cuando, de acuerdo con su declaración de mayo, le pagaron a una
de las organizaciones terroristas definidas por el Departamento de Estado.
!Escobar, quien no contesta su teléfono de casa ni de oficina, no está requerido
por la justicia.
Pero en el pabellón N° 3 de la Cárcel Nacional Modelo se encuentra desde el 4
de agosto de 2003 el gerente de operaciones de Chiquita Brands en Turbo,
Giovanni Hurtado Torres. Sus subalternos, al igual que los aduaneros
Hernández y Martínez (que también están presos), aseguran que Hurtado les
había ordenado tener un cuidado especial con la carga del Otterloo, porque así
lo habían ordenado sus jefes.
El movimiento de máquinas es el que compromete más seriamente al ejecutivo
de Chiquita Brands. Como la carga declarada eran pelotas de caucho, no era
necesario mover grúas con torres para sacarla del Otterloo, como lo hizo
Giovanni Hurtado, ni tampoco montacargas de alta capacidad para montarla en
los camiones que se la llevaron a Castaño. Pero sólo su testimonio, que aún no
es conocido, puede implicar o salvar a la bananera en el lío judicial. Es decir, a
Hurtado le corresponde decir en la investigación judicial cuáles eran las
órdenes superiores que había recibido para atender al Oterloo y su carga.
37
Por el momento la investigación de la Fiscalía norteamericana sólo tiene en
cuenta la existencia del pago por extorsión. Pero, según Chiquita Brands, “el
Departamento de Justicia nos informó que está evaluando el papel
desempeñado por la compañía y algunos de sus empleados”.12
Cómo es posible que en un escenario en el cual se declara una guerra
contra el terrorismo, donde se juzga y se condena a personas e incluso
organizaciones enteras por simple sospecha, donde un país como
Colombia con una infraestructura armamentística, militar y de
inteligencia de gigantescas proporciones, se pueda fraguar en plan de
apoyo a un actor del conflicto del país, por parte de una multinacional
extranjera. Esa pudiese ser una pregunta muy interesante incluso la
pauta para esclarecer hechos graves en la guerra sucia que ha azotado
al país durante décadas. Pero desde luego que es una pregunta ingenua
e incauta.
Porque a todas luces es claro que esa guerra contra el terrorismo fue
inventada con el pretexto de saquear los recursos de todas las naciones
que los posean, porque es precisamente para beneficiar a las
multinacionales de los distintos sectores que como Chiquita configuran
el abanico de la intervención militar de Estados Unidos en nuestro país.
Para eliminar los adversarios y todas las dificultades que se les
atraviesen en su camino. Pero por encima de todo esta la obtención de
ganancias al menor costo posible.
Los empresarios del banano, multinacionales comercializadores en la
zona de Urabá tradujeron esa guerra y también se puede evidenciar
como se aumentaron las exportaciones de banano y las ganancias de los
empresarios. Augura, el gremio que agrupa a todos los bananeros
reporta una notoria mejoría económica en los últimos años. (Anexo 4)
Aunque las evidencias sean lo suficientemente fuertes de la participación
de la Chiquita en el conflicto Colombiano apoyando a los paramilitares,
beneficiándose
de masacres y desplazamientos, apropiándose de
recursos naturales, estas no han bastado para juzgar a la multinacional,
si bien es cierto hay funcionarios de la empresa presos esto no configura
un escenario verdadero de justicia.
El accionar de la Chiquita no se reduce a unos funcionarios malos y
perversos que perjudican la imagen y buen nombre de esta empresa,
contrario a esto podemos afirmar que es una política de la multinacional,
12
Ignacio Gómez G, tomado de www.palabranet.net
38
es una política del capitalismo, porque este no es bueno ni mucho
menos humano. No solamente en Colombia la Chiquita a ha cometido
infracciones graves a la luz de los Derechos Humanos, en toda Centro
América se refleja su actuar violento y discriminatorio.
Un panorama ejemplar se da en Guatemala donde la multinacional cerró
en el año 2003 cuatro plantaciones sin previa consulta ni aviso al
sindicato. En Nicaragua por ejemplo, donde la chiquita es el único
comprador de banano desde el año 2000, los salarios han caído a US
$1,20 por jornada aunque la mayor parte del banano es producido por
personas independientes, esta no ha presionado para que los salarios
aumenten y sean dignos, tampoco ha hecho nada por cambiar la cultura
antisindical que reina en este país centroamericano.
Pero no solamente estos hechos se dan en la actualidad, la
multinacional tiene una larga historia violencia, apoyo a regimenes
autoritarios y financiación del derrocamiento e intentos de
desestabilización de gobiernos democráticos.
En 1954 la United Fruit en cabeza del jefe de relaciones publicas Edward
Bernays apoyó al gobierno de Estados Unidos para el derrocamiento de
Jacobo Arbenz, cuyo gobierno democrático se había propuesto expropiar
200 mil hectáreas de tierra, apoyar a los trabajadores en sus
reivindicaciones para mejorar las condiciones laborales. Este apoyo se
tradujo en el préstamo de barcos de la multinacional para el transporte
de armamento y soldados hasta Guatemala para su invasión.
Todo para impedir que fuese despojada de sus privilegios, para
profundizar el modelo de explotación y esclavitud que con los gobiernos
posteriores se le ha permitido y le han prestado todo el aparato de
seguridad para reprimir cualquier tipo de protesta o descontento que
surja de sus obreros. No existe ahora ninguna regulación, en materia
ambiental hace lo que quiere, porque ella misma se ha dado su propio
código de conducta. Utiliza insecticidas altamente peligrosos como el
clorpirifos, catalogado en categoría ll es decir moderadamente toxico,
producido por la multinacional Estadounidense Dow Elanco. Este
insecticida produce daños en los ojos y causa graves daños a la salud de
los niños, además se han encontrado anormalidades en el sistema
inmunológico de aquellas personas que entraron en contacto con este.
(anexo 5)
39
En Guatemala como en el resto de países donde actúa, la multinacional
se apropia de los recursos, pero ante todo de la mano de obra para
sobreexplotarla y precarizar a los obreros, en este país se ha
reproducido ante todo con las mujeres.
"Todo comenzó con las mujeres". "Es la forma en que las trataban. Ellas
trabajaban aquí en la planta empaquetadora. Tenían que usar substancias
químicas en los tanques donde se lavan los bananos, y eso les producía
enfermedades, provocándoles heridas en los pies. Todo el día trabajando,
hasta tarde, hasta entrada la noche. Muchas son madres solteras, y no se les
permitía ni siquiera amamantar a los bebés. Así, llegó el momento cuando
simplemente no pudimos soportar más la situación."13
Sin embargo para corroborar una vez más que esto no es coincidencia,
en Ecuador la Chiquita Banana compra el banano al magnate Álvaro
Noboa, el cual utiliza mano de obra infantil. De acuerdo a denuncias
hechas por organismos defensores de Derechos Humanos las
multinacionales del banano entre ellas Chiquita explotan a niños entre
los ocho y los catorce años, ellos tienen el trabajo de poner etiquetas en
la fruta, gracias a la agilidad en sus dedos, cubren las plantas de
plátanos con bolsas plásticas tratadas con insecticidas altamente
peligrosos, también jalan las pencas de más o menos 50 Kilos cada una.
Esta denuncia fue hecha en el 2002 y al conocerse lo sucedido las
multinacionales y el empresario Noboa, procedieron a despedir a todos
los niños que laboraban en sus fincas. Queriendo con ello quitarse de
encima el problema, pero con los salarios tan precarios que se pagan en
este país lo que hizo fue ahondar la pobreza en los hogares
Ecuatorianos, ya que con los irrisorios sueldo que aportaban los niños,
sus familias aumentaban en algo su poder adquisitivo. (Anexo 6)
13
Entrando la zona de muerte, …..
40
CONCLUSIONES
En Colombia con el transcurrir de los tiempos se ha generado un
proyecto de explotación, expoliación y saqueo de recursos por parte de
las
clases
dominantes,
léase
terratenientes,
empresarios
y
multinacionales. Para conseguir este objetivo estas capas han accedido
al poder valiéndose de todos los métodos, el fin justifica los medios.
Para ello se han inventado guerras y distintos métodos de represión que
buscan aniquilar o por lo menos detener a los obreros, campesinos y
demás comunidades que oponen resistencia a estos métodos de
colonización y esclavitud.
Desde los inicios del siglo XIX se han utilizado ejércitos para sacar de
sus tierras a campesinos, colono e indígenas, ya que estas tierras son
de interés máximo para la producción de alimentos y materias primas
para el procesamiento y posterior producción nuevos insumos en el
sistema agroalimentario nacional y regional.
El desplazamiento de miles de personas en toda la historia de este país
ha configurado un cambio en los usos y costumbres de la sociedad. Este
desplazamiento ha sido estratégicamente planeado, en primer lugar
para apoderarse de las mejores tierras pero también para hacer que esa
gran masa de nuevos habitantes de ciudades se conviertan en
potenciales compradores de sus productos. En segundo lugar para que
ellos a quienes han sacado de las tierras se conviertan en mano de obra
barata para el capital y de esa manera lograr una mayor tasa de
ganancia.
Pero como esta tarea no les ha sido nada fácil y por el contrario han
encontrado una gran resistencia por parte de las comunidades y los
obreros organizados. Se han generado alianzas criminales entre
multinacionales y Estado. Estas alianzas una y otra vez han venido
aniquilando los sueños del pueblo. Con distintas masacres en diferentes
momentos y espacios ha respondido la burguesía a la buena fe de los
habitantes de Colombia.
Esta política de saqueo ha sido diseñada por el capital este traducido en
las corporaciones multinacionales, Colombia se ha convertido en un
laboratorio de esa política. Y una de las impulsoras que marcó un
referente del comportamiento del capitalismo es la multinacional United
Fruit Company, de procedencia norteamericana esta empresa generó en
el país una nueva y distinta forma de relación obrero –patrón.,
41
introduciendo unas políticas de maximización de los recursos y
abaratamiento de la inversión para una mayor ganancia. Pero a su vez
introdujo un nueva forma de resolución de conflictos, es de esa manera
como el 6 de diciembre de 1928 en una escena de ferocidad arremete
contra sus trabajadores. Aproximadamente 3.000 obreros fueron
asesinados junto a sus familias a manos del ejercito nacional, pero no
de la nación Colombiana sino de la multinacional.
No basto con ese hecho luctuoso en la historia nacional, pues décadas
después la multinacional se hizo reiterativa en esta actuación. A finales
de los 80 y la década de los 90 en la región de Urabá, donde la
multinacional se había implantado hacia los años 50 se presenta un
nuevo escenario del conflicto Colombiano. Aparecen en el escenario los
paramilitares, ejércitos privados creados por el Estado para su guerra
contrainsurgente. Más de 1.200 muertes en un escenario de guerra
sucia nunca antes visto al mando de los hermanos Castaño Gil, los
paramilitares masacraron, torturaron, violaron y desplazaron a
comunidades enteras de la región de Urabá.
Pero estos crímenes no beneficiaron únicamente a sus autores
materiales e intelectuales, es decir los narco –paramilitares,
terratenientes y el Estado. Otros actores que parecían imparciales en el
conflicto aparecen como protagonistas, las multinacionales, financiando
y proporcionándoles armamento a los paramilitares como es el caso de
la Chiquita Brands, antes conocida como United Fruit Company. Esta vez
bajo otro nombre con otros directivos pero con la misma política de
terrorismo aniquilo al sindicato y a las comunidades en resistencia.
Tanto los crímenes del 28 como los más recientemente sucedidos se
encuentran en total impunidad, ya que la administración de justicia en
manos del Estado no ha abierto investigaciones serias para esclarecer
estos hechos. Por el contrario se condena a las victimas y se les
persigue inmisericordemente. Tampoco hay responsables juzgados por
los crímenes ambientales que ha cometido la multinacional, ni mucho
menos por el saqueo que ha hecho de nuestros recurso naturales, pero
tampoco la explotación a que ha sometido a sus trabajadores. La
multinacional ha venido robándose lo mejor de Colombia gracias a que
ha encontrado un Estado permisivo y vende patria, aunque mejor sería
llamarlo regala patria. Un Estado que esta misma multinacional ha
ayudado a fortalecer.
42
No sólo en Colombia esta empresa ha cometido este tipo de crímenes,
por toda Centroamérica se encuentra plagada su historia de
intervencionismo, saqueo, pillaje y violación de los derechos de los
trabajadores y sus familias. O como en el caso de Ecuador donde paga
los salarios más bajos y utiliza mano de obra infantil. Esta multinacional
ha participado del derrocamiento de gobiernos democráticos como el de
Arbenz en Guatemala y de intentos de desestabilización como en Cuba,
donde presto sus barcos para la invasión de este país.
El modelo neoliberal con la posterior globalización de la economía ha
traído grandes tragedias para nuestros pueblos, se han enriquecido unos
pocos y los beneficiarios de estos modelos cada vez se hacen más
criminales y asesinos. Su contubernio con Estados débiles hacen que a
las comunidades no les quede más remedio que acudir a formas
alternativas de justicia para atender su clamor.
En el marco del Tribunal Permanente de los Pueblos, capitulo Colombia
se busca Juzgar entre otras a esta multinacional. Aunque la
documentación probatoria sea aun precaria y las victimas se encuentren
en su mayoría muertas y las otras desplazadas en lugares apartados de
la geografía nacional y otros fuera del país. Es una obligación como
colombianos, como obreros y sobre todo como seres humanos no dejar
morir esas esperanzas, esos sueños y esos deseos inmensos de
cambiarlo todo, que algún día tuvieron hombre, mujeres y niños que
cayeron bajo las balas asesinas de la multinacional y el terror de Estado.
Las violaciones a la carta de los Derechos Humanos, a las legislaciones
internacionales en materia de derechos laborales y responsabilidad
ambiental y a la legislación nacional son claras. El saqueo
indiscriminado, el aumento de sus utilidades gracias a la
sobreexplotación de miles de campesinos también tiene que ser
juzgados por este tribunal.
Que no muera la esperanza, que se haga justicia y que los culpables de
estos crímenes paguen con creces debe ser el objetivo de esta
audiencia.
Pero ante todo que la búsqueda de una patria libre y soberana, donde
los principios de democracia, libertad y justicia y la construcción de la
Colombia posible para los obreros y campesinos sea una realidad.
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