ACTOS EJECUTADOS POR EL FALLIDO, NULIDAD DE LOS. La

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361592. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXXIX, Pág. 442.
ACTOS EJECUTADOS POR EL FALLIDO, NULIDAD DE LOS. La nulidad de los actos
efectuados por el fallido, no puede hacerse valer por cualquiera persona, sino únicamente por
la masa de acreedores, o, lo que es lo mismo, por el síndico respectivo, que es quien la
representa; advirtiéndose que sólo se está haciendo referencia a operaciones y contratos entre
el quebrado y algún extraño a la quiebra, o entre aquél y uno o más acreedores que no sean de
los de la masa. En estos casos, evidentemente que es relativa la nulidad de que esté viciado el
contrato en que medie esa disposición de bienes. Esta tesis está de acuerdo con la doctrina de
Ch. Lyon-Caen y L. Renault, que establece: si el desapoderamiento no es una expropiación,
no equivale sino a una interdicción; la ley no quiere herir al fallido con una verdadera
incapacidad, sino solamente poner a la masa de acreedores al abrigo de las consecuencias de
los actos que pudiera ejecutar. El fallido no podría, pues, argüir de falsedad los contratos que
celebre después de la declaración de quiebra; éstos son válidos en sí mismos, salvo que se
llevaran a cabo en detrimento de la masa de acreedores. Si éstos no tuvieran interés, nada se
opondría a que los compromisos del quebrado, aun posteriores a la quiebra, produjeran todos
sus efectos. Las personas que hayan contratado con el fallido, no pueden ser obligadas a
solicitar la nulidad de los contratos hechos con él. Las personas que contraten con alguien
sujeto a interdicción, no tienen derecho de hacer anular sus actos. Así es que si el fallido,
después de declarada la quiebra, lleva a cabo operaciones o contratos, en contravención a los
artículos 962, 970 o 972 del Código de Comercio, que contienen, en realidad, disposiciones
prohibitivas, tales operaciones y contratos tienen que ser declarados nulos, dadas las
prevenciones de los artículos 2o. del Código de Comercio y 7o. del Código Civil del Distrito
Federal, de 1884, siempre que la acción o excepción de nulidad la haga valer la masa de
acreedores, a la que perjudiquen los actos de disposición y administración del quebrado.
Como aplicación de este principio, el artículo 969 del Código de Comercio se refiere al acto
por el cual el fallido repudia una herencia o legado, en cuyo caso dispone este precepto, que
el síndico pueda, con autorización judicial, aceptar la una o el otro, por cuenta de la masa, a
nombre del deudor y en su lugar y caso. La última parte de este artículo confirma la teoría
que se viene sosteniendo, supuesto que agrega: "El derecho de repudiar no se anula sino en
favor de los acreedores y hasta la suma que falta para cubrir el pasivo y los gastos del
concurso". Las disposiciones contenidas en el artículo 989 del código citado, se contraen a
pactos particulares que celebra el quebrado con alguno o algunos de los acreedores que
constituyan esa entidad jurídica, que la ley y los autores llaman masa de acreedores, como se
desprende de la circunstancia de que la disposición legal citada, se encuentra en el capítulo
que se ocupa del convenio de los quebrados con sus acreedores, en donde el legislador señala
en qué casos y con qué condiciones, el fallido puede convencionarse con sus acreedores, es
decir, con la masa de ellos, sancionando no sólo con nulidad los pactos particulares entre el
quebrado y alguno de esos acreedores, sino también, disponiendo que, en este caso, el fallido
sea considerado como culpable, si no es que como fraudulento, y que el acreedor pierda sus
derechos a la quiebra. La finalidad que persigue el legislador con esta disposición, es la de
impedir que se coaligue el quebrado con alguno o algunos de sus acreedores, en detrimento
de los demás acreedores que forman la masa, y dada esa finalidad, indiscutiblemente que se
supone que en el pacto particular existe mala fe de acreedor y fallido que lo celebren, para
defraudar a la masa de acreedores.
Amparo civil directo 3084/30. Canals Juan Antonio y coagraviados. 21 de septiembre de
1933. Mayoría de tres votos. Disidentes: Francisco Díaz Lombardo y Alfonso Pérez Gasga.
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361592. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXXIX, Pág. 442.
La publicación no menciona el nombre del ponente.
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