Nivel químico de organización de la materia Elementos químicos Todas las formas de materia, se componen de un número limitado de unidades estructurales llamadas elementos químicos, cada uno de los cuales es una sustancia (o sea, no se puede descomponer en otras más simples). Los elementos se representan mediante símbolos químicos, formados por la primera o las primeras dos letras del nombre de cada uno de ellos en latín. Normalmente el cuerpo humano contiene 26 de los 92 elementos naturales. Entre ellos: Oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno (96% de la masa corporal) Calcio, fósforo, potasio, azufre, sodio, cloro, magnesio, yodo y hierro (3,9% de la masa corporal) Aluminio, boro, cromo, cobalto, cobre, flúor, manganeso, molibdeno, selenio, silicio, estaño, vanadio, cinc (conocidos como oligoelementos 0,1%) Estructura de los átomos Cada elemento se compone de átomos, que son las unidades de materia más pequeñas. Constan de tres partes clases principales de partículas subatómicas: Protones, neutrones y electrones. Núcleo: es la parte central del átomo, la más densa. Protones: partículas con carga positiva que se encuentran en el núcleo. Neutrones: partículas sin carga. Electrones: contienen carga negativa y giran alrededor al núcleo. En la zona central o núcleo se encuentran los protones y neutrones. La masa de los protones y los neutrones es similar. Los protones poseen carga positiva (+) y los neutrones carecen de carga eléctrica. Los electrones se encuentran en continuo movimiento en una zona, alrededor del núcleo, llamada nube extranuclear. Tienen carga negativa y su masa es 1840 veces menor que la de los protones. Número atómico, número másico En la tabla periódica los elementos se encuentran ordenados de acuerdo con un número creciente, ese número recibe el nombre de número atómico o número de orden y se representa con la letra Z. Identifica a los distintos elementos. Este número indica la cantidad de protones que un átomo de un elemento tiene en su núcleo. Por lo tanto, en los átomos (ya que son eléctricamente neutros) ese número indica también la cantidad de electrones. En el núcleo además de protones hay neutrones. La suma del número de protones y neutrones recibe el nombre de número másico y se simboliza con la letra A. La forma aceptada para anotar el número atómico y el número de masa (másico) de un elemento X es la siguiente: Número de masa = Número de protones + Número de neutrones A = Z + Número de protones El número de neutrones se puede calcular así: Nº de neutrones = A - Z Los electrones se disponen en forma de nube, dispuesta en varias capas alrededor del nucleo. En el primer nivel (el más cercano) nunca tiene más de dos electrones. En el segundo un máximo de ocho. En el tercero puede tener hasta 18. Iones Los iones son partículas con carga eléctrica. Es decir que el número de protones no es igual al número de electrones. Esto puede deberse a una pérdida o ganancia de electrones. Si un átomo pierde electrones, se transforma en ion positivo llamado catión, y queda con tantas cargas positivas como electrones haya perdido. Si un átomo gana electrones, se transforma en ión negativo llamado anión, y queda con tantas cargas negativas como electrones haya ganado. Veamos los siguientes ejemplos: Na Na+ + 1eEl átomo de Na es neutro y cuando pierde un electrón se transforma en catión Na+. Cl + 1 e- ClEn este caso el átomo de cloro neutro gana un electrón y se transforma en anión cloruro. • Recordá que siempre son los electrones los que se ganan o pierden y no los protones. • La modificación en el número de protones en un átomo significa la transformación de un elemento en otro. Esto ocurre durante las reacciones nucleares, en las estrellas, en los reactores nucleares o durante una explosión atómica. Número atómico y número másico El número atómico de un átomo es lo que diferencia un elemento de los demás (en la tabla periódica), y este corresponde al número de protones del núcleo. Las propiedades químicas de los átomos, dependen del número de electrones. El número de masa de un átomo es igual a la suma de sus neutrones y protones (ejemplo el Na tiene 11 protones y 12 neutrones, su número de masa es 23). Iones, moléculas, radicales libres y compuestos Cuando un átomo gana o pierde electrones se convierte en un ion (como vimos anteriormente). Se llama ionización al proceso por el cual se ganan o pierden electrones. Por ejemplo el Ca 2+, se representan así sus dos cargas positivas por los dos electrones que perdió. Los átomos de cada sustancia elemental interactúan con los de otra sustancia ganando, perdiendo o compartiendo electrones. En el organismo, los electrones de las diferentes sustancias se comportan de tal manera que haya formas atómicas con carga eléctrica, llamadas iones, y que se unan entre s, para formar complejas combinaciones llamadas moléculas. Por el contrario, cuando dos o más átomos comparten electrones, la combinación resultante recibe el nombre de molécula. Hay moléculas como la de oxígeno, formadas por átomos de la misma clase. Por ejemplo, el oxígeno se simboliza O2, porque posee dos moléculas de oxígeno. El agua (H2O) está constituída de átomos diferentes. Los radicales libres son átomos o grupos de átomos con carga eléctrica, que se caracterizan por tener uno o más electrones no apareados en su capa más externa. Un ejemplo de esto es el ión superóxido que se forma al agregarse un electrón a la molécula de oxígeno. Los electrones no apareados hacen que la molécula sea muy inestable, muy reactivo y genere daño en las moléculas vecinas. Los radicales libres se vuelven estables cuando ceden su o sus electrones libres a otras moléculas. Debido a esta actividad los radicales libres pueden separar moléculas corporales. Los radicales libres y su efecto en la salud. Los radicales libres pueden formarse en el organismo de la absorción de energía que proviene de la luz ultravioleta, rayos X, o reacciones de oxidación ocurridas en los procesos metabólicos normales. Son numerosos los trastornos y enfermedades relacionadas con eloxígeno que se desprenden de los radicales libres. Entre ellos el cáncer, el alzheimer, ateroclerosis, enfisema, diabetes miellitus , cataratas, degeneración macular, artritis reumatoidea, y deterioro relacionado con el envejecimiento. El consumo de sustancias antioxidantes, es decir, sustancias que desactivan el oxigeno liberado por los radicales libres, desaceleran el proceso de deterioro que ocasionan los radicales libres. Los antioxidantes más importantes que provienen de la dieta son la vitamina E, C, selenio y el betacaroteno. Enlaces químicos Las moléculas y los compuestos son producto de los enlaces químicos. Estos actúan como un poderoso pegamento que mantiene estrechamente unidos entre sí los átomos. La manera en que estos interactúan entre sí determinan el tipo de enlaces que van a formar. Hay tres tipos: iónicos, covalentes y puentes de hidrogeno. Se basan en lo que se conoce como “la regla del octeto”. Es decir, en su capa más externa van a compartir, ceder o tomar electrones hasta que siempre queden ocho átomos. Enlaces iónicos: cuando los átomos pierden o ganan uno o más electrones de valencia se forman iones, los que tienen carga positiva atraen a los de carga negativa y viceversa: cargas opuestas se atraen. Esta fuerza de atracción se llama enlace iónico. Un ejemplo es el del sodio y el cloro. El sodio (Na+) es un catión, o sea, tiene en su capa mas externa un electrón , si lo pierde queda en su siguiente capa con ocho electrones (quedaría estable). El cloro, tiene en su capa más externa siete electrones de valencia, si recibe un electrón, quedaría estable. Pero al recibir un electrón acepta una carga negativa y se transforma en un anión. Si esto ocurre, al unirse los dos elementos tendríamos cloruro de sodio, o sal de mesa. En el cuerpo humano encontramos los iones en diferentes lugares, los huesos, los dientes (dando fortaleza a los tejidos), y disueltos en líquidos (allí conducen la electricidad, son electrolitos). El cloruro de sodio tiene una carga neta (cero), pero encontramos otros compuestos como el amonio (NH4+) y el hidroxilo (OH-) que poseen cargan positivas o negativas. Iones comunes en el cuerpo Cationes Hidrógeno (H+) Sodio (Na+) Potasio (K+) Amonio (NH4+) Magnesio (Mg 2+) Calcio (Ca2+) Hierro (Fe 2+) Aniones Fluoruro (F-) Cloruro (Cl-) Yoduro (I-) Bicarbonato (HCO3-) Fosfato (PO4+) Enlaces covalentes: Cuando se forma este tipo de enlaces, ninguno de los átomos que se combinan pierde o ganan electrones. En vez de ello, forman una molécula al compartir uno, dos o tres pares de electrones de su capa más externa. Mientras más pares de electrones se compartan, mayor será la energía de los enlaces covalentes. Este tipo de uniones son las mas comunes en el organismo y los compuestos que forman constituyen la mayoría de las estructuras corporales. Se llama enlace covalente polar cuando la unión entre los átomos se establece con mayor atracción de uno de los mismos sobre el otro (esto se establece entre átomos diferentes). Los no polares se ponen de manifiesto entre átomos similares (o sea, no tienen mayor atracción). Puentes de hidrógeno: Las uniones covalentes polares del hidrógeno con otros átomos pueden dar lugar a puentes de hidrógeno, que constituyen un tercer tipo de enlaces químicos. En este caso la unión covalente con el hidrógeno adquiere una carga parcial positiva que atraerá las cargas parciales negativas. Esto se da en el cuerpo humano a nivel de las proteínas y ácidos nucleicos (estructuras que forman el adn). Reacciones químicas Estas se dan cuando se forman nuevos enlaces o se rompen los que había entre los átomos. Las interacciones entre los electrones de las capas externas de los átomos, establecen la base de las reacciones químicas. Se llama metabolismo al conjunto de reacciones que ocurren en el organismo. Formas de energía en las reacciones químicas: Los enlaces de los compuestos y moléculas almacenan energía química. En el organismo humano la energía química de los alimentos se convierte en energía cinética (la que es capaz de generar trabajo), que se utiliza para caminar o hablar, y energía calorífica, para mantener la temperatura corporal. Es por ello importante recordar que de las reacciones químicas que se producen al realizar la digestión de los alimentos se genera calor (lo que se conoce como fiebre intestinal). La energía que se utiliza en una reacción química, es la misma que se obtiene al final de la misma (esto se conoce como ley de la conservación de la energía). Transferencia de energía en las reacciones químicas En las reacciones químicas se requiere energía para romper los enlaces entre los átomos, pero en contraste, la formación de nuevos enlaces la libera. Estas reacciones se conocen como endergónicas (que consumen energía) o exergónicas (que liberan energía). Un ejemplo de esto es el metabolismo de la glucosa (molécula más sencilla obtenida de los alimentos) que al ser descompuesta libera energía almacenada en forma de ATP. Hay dos factores que influyen en la probabilidad de que se produzcan colisiones capaces de desencadenar una reacción química: la concentración de partículas y la temperatura. Catalizadores Los catalizadores son moléculas que aceleran las reacciones químicas entre las moléculas del organismo, hacen que se necesite menos energía para que se active una reacción. En el cuerpo los catalizadores más importantes son las enzimas. Tipos de reacciones químicas Reacciones de anabolismo Cuando dos o más atomos, iones o moléculas se combinan para formar nuevas y mayores moléculas, se dice que el proceso es una reacción de síntesis. Síntesis significa “Reunir”. El conjunto de las reacciones que ocurren en el organismo se conoce como anabólicas. Suelen absorber energía (endergónicas). Un ejemplo es la síntesis o fabricación de las proteínas a partir de moléculas simples como los aminoácidos. Reacciones de descomposición (catabólicas) En este tipo de reacciones las moléculas grandes se dividen en iones, átomos o moléculas sencillas. Son por lo general exergónicas (liberan energía). Un ejemplo es la descomposición de la glucosa para obtener moléculas de ATP. Reacciones de intercambio Consisten en la síntesis y descomposición de diversas sustancias. Se rompen los enlaces de algunas sustancias y se forman nuevos. (Por ejemplo: el ácido clorídrico y el bicarbonato de sodio: da origen a Acido carbonico y cloruro de sodio). Reacciones reversibles. Son aquellas que antes ciertas circunstancias pueden efectuarse en ambos sentidos (de reactivos a productos y de productos a reactivos). Reacciones de oxidación y de reducción La oxidación es la pérdida de electrones de una molécula y ocasiona la reducción de la energía química de dicha molécula. Este proceso recibe este nombre ya que la molécula de oxígeno es el receptor final de los electrones perdidos. La reducción es el proceso opuesto en el que se ganan electrones, generando mayor energía química ala molécula. En las células estos mecanismo están acoplados y cada vez que se oxida una molécula otra se reduce en forma simultánea. Compuestos inorgánicos y soluciones La mayoría de las sustancias químicas del cuerpo son compuestos, que los biólogos clasifican en sustancias orgánicas e inorgánicas. Los compuestos inorgánicos no contienen carbono y su estructura es sencilla (ejemplo: agua, ácidos, bases y sales). Los compuestos orgánicos contienen carbono e hidrógeno (excepción es el bicarbonato HCO3- y el dióxido de carbono CO2). Ácidos, bases y sales orgánicas Los compuestos inorgánicos, al disolverse en agua, se disocian y se transforman en iones. Entre ellos podemos mencionar a los ácidos, sustancias que ceden protones (iones hidrógenos, H+), y las bases, sustancias que tienen la capacidad de aceptar protones. Las sales tienen la capacidad de descomponerse en cationes y aniones (sustancias con cargas eléctricas) que conducen la electricidad en los líquidos corporales como el líquido intracelular, extracelular, en los tejidos. El agua como solvente universal Es el compuesto de mayor abundancia e importancia en los seres vivos. Es el medio donde se llevan a cabo la mayoría de las reacciones químicas del organismo. Muchas de sus propiedades lo hacen indispensable para la vida. La principal es su polaridad, disolviendo sustancias en función de sus cargas positivas y negativas y dando la posibilidad de moderar los cambios de temperatura. Una sustancia hidrófoba es aquella que contiene enlaces no polares (osea que no tienen más afinidad de un lado que del otro), es decir no se disuelve en agua, la rechaza. Una sustancia hidrófila es aquella que si tiene uniones polares, es decir que tiene afinidad por el agua. El agua en las reacciones químicas El agua puede participar muchas veces como reactivo o producto de las reacciones químicas. En el caso de la digestión se puede añadir agua a los nutrientes de las moléculas grandes para que esta sea desdoblada en otras de menor tamaño (reacciones de hidrólisis, indispensables para obtener energía de los nutrientes). En otras reacciones que se producen, por ejemplo al sintetizar proteínas, se pierden moléculas de agua. Capacidad calorífica del agua En comparación con la mayoría de las sustancias, el agua puede absorber o liberar una cantidad importante de calor sin que haya un cambio muy importante de temperatura. Esto se debe a la gran cantidad de puentes de hidrógeno que posee. Cuando el agua absorbe energía se rompen los puentes hidrógeno utilizándose parte de esta energía, y una proporción menor se utiliza para acelerar el movimiento de las moléculas y, por consiguiente elevar la temperatura del líquido. La gran cantidad de agua que posee el organismo aminora el impacto de los cambios de temperatura ambiental, y ayuda a mantener el equilibrio de la temperatura corporal. También se requiere mucho calor para que el agua cambie su forma líquida a gas. Cuando este líquido se evapora e la piel elimina gran cantidad de energía calorífica, por lo que constituye un mecanismo de enfriamiento importante. Cohesión de las moléculas de agua. Los puentes de hidrógeno unen las moléculas de agua vecinas lo que le confiere tensión superficial. En el cuerpo humano esta propiedad del agua se encuentra a nivel de los alveólos pulmonares, lo que evita que estos colapsen y que no se produzca el intercambio gaseoso y la purificación de la sangre. También hace que nos cueste un poco hacer pasar las moléculas de gas por su superficie, ya que la fina capa de agua que los recubre presenta una unión muy firme de sus moléculas. El agua como lubricante El agua constituye la mayor parte del moco y otros lubricantes líquidos. La lubricación es importante a nivel del tórax y del abdomen, donde los órganos internos se rozan y deslizan unos sobre otros. Esto es igual de importante a nivel de nuestras articulaciones, huesos, ligamentos y tendones, donde la fricción es constante. En el tubo digestivo, el agua humedece los alimentos facilitando y suavizando su tránsito. Equilibrio ácido básico: concepto de Ph Con el fin de mantener un equilibrio, los líquidos del interior de las células y del exterior, deben contener cantidades casi iguales de ácidos y bases. Mientras más iones hidrógeno (H+) haya en una solución, más ácida será, y cuanto mayor cantidad de iones hidroxilo (OH-) más alcalina será. Cualquier alteración por mínima que sea, alterará las funciones corporales. El punto medio de la escala de ph es de 7, donde son iguales la concetración de H+ y de OH-. Se considera que las sustancias con ph de 7 son neutras. Las soluciones ácidas contienen más iones H+ que OH- y su ph es inferior a 7. Lo contrario ocurre con las básicas o alcalinas. Conservación del ph. Sistemas amortiguadores. El ph de cada uno de los líquidos corporales puede variar, pero sus límites generalmente son muy estrechos. En el siguiente cuadro se comparan los valores de ph de algunos líquidos corporales con el de sustancias comunes. Sustancia Jugo gástrico Jugo de limón Vinagre Bebidas suaves carbonatadas Jugo de naranjas Ph 1.2 a 3.0 2.3 3.0 3.0 a 3.5 3.5 a 4.5 Liquido vaginal Jugo de tomate Café 3.5 a 4.5 4.2 5.0 Orina 4.6 a 8.0 Saliva Leche Agua destilada 6.35 a 6.85 6.8 7 Sangre 7.35 a 7.45 Líquido cefalorraquídeo (líquido relacionado 7.4 con el sistema nervioso) Jugo pancreático 7.1 a 8.2 Bilis (secreción hepática que ayuda a la 7.6 a 8.6 digestión de las grasas) Leche de magnesia 10.5 Lejia 14.0 Los mecanismos de equilibrio regulan el ph de la sangre para que siempre se mantenga entre 7.35 y 7.45. En cambio la saliva por ejemplo es más ácida. Los riñones ayudan a mantener este equilibrio eliminando ácido del cuerpo, de modo que la orina es bastante ácida. Los sistemas de amortiguación son los que permiten mantener este equilibrio entre acidez y alcalinidad en los líquidos intra y extracelulares. Estos convierten los ácidos y las bases fuertes en débiles. Los ácidos o bases fuertes son aquellos que pueden cambiar drásticamente el ph de las células. El sistema bicarbonato (HCO3-) ácido carbónico (H2CO3), es el sistema amortiguador más importante del organismo, neutralizando los cambios de ph. Concepto de calor y temperatura Desde el punto de vista de la física, calentar una cosa significa hacer que sus moléculas se muevan ( vibren ) más rápido. Esa medida de la agitación de las moléculas se llama TEMPERATURA. Cuando vos tocas algo y te quema, lo que estás sintiendo es el golpeteo de las moléculas que chocan contra tu mano. La temperatura se mide con los termómetros en general en grados centígrados (Cº). CALOR Dale un martillazo con toda tu fuerza a una moneda. Fíjate que queda calentita. ¿Por qué? Porque la energía cinética que tenía el martillo se transformó en calor. El calor es una forma de energía. Pone una olla en el fuego. El agua se calienta. Desde el punto de vista de la física lo que estás haciendo es entregarle energía. Más subís la temperatura, más energía le entregas. 1 Kilocaloría ( 1 Kcal ) : Es la energía que hay que entregarle a 1 Kg de agua para que aumente su temperatura en 1 ºC. 1 Kilocaloría equivale a 1000 calorías. Cuando vimos energía mecánica no hablábamos de calorías sinó de Joules. Calorías y joules representan energía pero medida en diferentes unidades. La equivalencia es esta: 1 Kcal = 4186 Joules Si un paquete de galletitas dice que tiene cada 100 gramos 400 kcal, significa que cada 100 gramos yo obtengo calor para elevar 400 litros de agua en 1 grado, o que 4 litros de agua aumenten su temperatura a 100 grados. Los cuerpos pueden ceder o aceptar calor. Esto depende de una constante, es decir según las características de un cuerpo este puede aceptar o ceder calor con mayor o menor facilidad. Por ejemplo el agua tiene una constante calorífica de 1 y el hierro de 0,1, es decir el agua es 10 veces más difícil de calentar que el hierro. Pero cuando uno quiere que el agua se enfríe tarda más que el hierro. En el cuerpo humano vemos que el mayor porcentaje está compuesto de agua. Si logramos aumentar la temperatura nos va a costar más disminuirla después. Por eso necesitamos de la aplicación de agua o barro para hacer descender la temperatura corporal. Algún elemento que acepte fácilmente calor y enfríe nuestro organismo. Transmisión de calor El calor puede viajar de un lado a otro. Hay 3 mecanismos que usa el calor para trasladarse: conducción, convección y radiación. CONDUCCION Si se pone la punta de una cuchara al fuego, al rato el mango también se calienta. Supongamos que tengo una barra con una punta que está al fuego y la otra no. A través de esta barra se va a transmitir el calor. ¿Cómo hace el calor para transmitirse desde la punta caliente hasta la punta fría? Lo que hace el calor es ir pasando de molécula a molécula. Es decir, al calentar la parte izquierda las moléculas de ese lado se ponen a vibrar más rápido. Esas moléculas van golpeando a las que tienen a la derecha. De esa manera se va propagando el calor a toda la barra. El calor se transmite a una determinada velocidad según el área que se va a calentar y el espesor de la misma (Ley de Fourier). Es por esto que al colocar un paño o una cataplasma, cuanto mayor sea la superficie que abarque la misma, el flujo de calor será mayor pero llevará más tiempo. CONVECCIÓN: Esta es una forma de transmisión del calor en líquidos y en gases. Si pones una olla al fuego, el líquido de abajo se calienta y empieza a subir. A su vez, el líquido de arriba que está más frío empieza a bajar. Así se crea una corriente de líquido que se va moviendo. Se llaman corrientes de convección. RADIACIÓN. Hay un fenómeno raro que ocurre que es que el calor del Sol llega a la Tierra. Digo raro porque entre la Tierra y el Sol no hay nada. (Hay espacio vacío). Entonces… ¿Cómo hace el calor para viajar por el espacio vacío? Bueno, se descubrió que lo hace por medio de ondas. Estas ondas son RADIACIÓN y no necesitan que haya substancia para propagarse. La radiación puede viajar en el vacío o en el aire. Cualquier cuerpo que esté caliente emite radiación. Primer Principio de la Termodinámica Termo – dinámica: calor que está en movimiento. Este principio determina que el calor entregado a un gas dentro de un recipiente genera movimiento en sus partículas. Esto termina generando lo siguiente: calor almacenado en forma de energía cinética dentro de las partículas y la energía que el gas utilizó en realizar trabajo. Q = U (energía almacenada) + L (energía utilizada en trabajo) El primer principio en realidad es la ley de conservación de la energía. Esta ley se podría enunciar así: El calor es una forma de energía. Si uno entrega calor a un gas, este calor no se pierde. O se transforma todo en trabajo o queda todo almacenado en el gas en forma de calor (= energía interna) , o las 2 cosas a la vez. Concepto del 2do principio de la termodinámica 1 – El trabajo se puede transformar totalmente en calor. El calor no puede ser transformado totalmente en trabajo. 2 – El calor pasa siempre de los cuerpos de mayor temperatura a los cuerpos de menor temperatura. 3 – El desorden de un sistema siempre aumenta. Una máquina térmica es cualquier cosa que agarra calor y lo transforma en trabajo. Visto de esta manera, el cuerpo humano también es una maquina térmica. Vos le das calor al cuerpo en forma de energía química con los alimentos y él lo transforma en trabajo. Ese trabajo puede ser andar en bicicleta, subir una montaña, etc. Hay que considerar que una máquina térmica es un cilindro con gas al que se le entrega calor. Vos le entregas calor, el gas se expande, el pistón del cilindro se mueve y con ese movimiento uno puede realizar un trabajo. Desequilibrio funcional del organismo por desequilibrio térmico del cuerpo Una de las técnicas más prácticas de restablecer las funciones corporales se basa en refrescar el organismo que posee lo que se conoce como “fiebre intestinal”, estableciendo así el equilibrio térmico perdido. Enfermamos no por obra o fuerzas extrañas, sino por nuestros propios errores de vida. La salud no se obtiene por el uso de drogas, sino con nuestros propios actos de cada día sometidos a la ley natural. La propia voluntad del enfermo es el primer agente de salud. Los preceptos de la Ley natural: 1) Respirar siempre aire puro. 2) Comer exclusivamente productos naturales. 3) Ser sobrios constantemente. 4) Beber únicamente agua natural. 5) Tener suma limpieza en todo. 6) Dominar las pasiones, procurando la mayor castidad. 7) No estar jamás ociosos. 8) Descansar y dormir solo lo necesario. 9) Vestir sencillamente y con holgura. 10) Cultivar todas las virtudes, procurando estar siempre alegres. El arte de restablecer la salud es cuestión de temperaturas y no de medicamentos, rayos x, cirugías, etc. ¿Qué es la fiebre? Según el diccionario, la fiebre es la elevación de la temperatura corporal por una enfermedad o trastorno. Sin embargo podemos afirmar que la fiebre es un fenómeno de naturaleza inflamatoria y congestiva. Se origina por reacción nerviosa y circulatoria cuando los nervios son irritados o sometidos a un trabajo mayor que el normal. El calor febril es efecto de la reacción nerviosa y circulatoria. La enfermedad (o sea, la falta de salud) es secundaria a un desarreglo funcional por fiebre gastrointestinal, como lo confirma el pulso del enfermo. Este tipo de fiebre debilita y mata la vida por desnutrición e intoxicación progresiva de sus víctimas al descomponer los alimentos que ingiere. La fiebre interna altera la función de nutrición y eliminación de los pulmones porque ella acelera la actividad del corazón. Este, al enviar una ola sanguínea con demasiada frecuencia a los pulmones, congestiona sus tejidos y estrecha la capacidad del aire de ellos. Esta fiebre también debilita las funciones de la piel, tercer riñón y tercer pulmón, porque produce deficiente circulación sanguínea en este órgano, en la misma medida que aumenta la congestión sanguínea en las entrañas. Es así como la fiebre interna mata la vida, incapacitando las funciones normales de nutrición y desintoxicación del organismo. La digestión sana, requiere de buenas temperaturas en el aparato digestivo. La vitalidad de las personas es la que restablece la salud en los enfermos. Esta a su vez requiere de: 1) Buenas digestiones 2) Buenas eliminaciones Tanto una como la otra, requieren un equilibrio en las temperaturas tanto interna como externas del cuerpo. 1) La salud es normalidad funcional del organismo, en los procesos de nutrición y eliminación por aparato digestivo, pulmones y piel. 2) La patología es simple clasificación convencional o nomenclatura de síntomas o manifestaciones de falta de salud, o sea, del estado de enfermo. Es por esto que “no hay enfermedades sino enfermos”. Los síntomas son simples manifestaciones de desarreglo de las funciones de nutrición y eliminación del organismo afectado. La diversidad de síntomas depende del sujeto, antecedentes hereditarios, ocupación, edad, sexo, clima, etc. La 3) Toda dolencia está constituida por Fiebre Gastrointestinal en grado variable. No hay enfermo sin fiebre. 4) La fiebre es un fenómeno inflamatorio y congestivo. Existe fiebre cuando la temperatura sube de 37ºC. Hay tres clases de fiebre: La interna: que suele constatarse con el pulso. Siempre aniquila a sus víctimas por lo expuesto anteriormente. La externa: que se mide con el termómetro a nivel de las axilas. La local: correspondiente a la zona afectada o dolorida. La fiebre que sale a la superficie del cuerpo es siempre “curativa”, porque favorece la eliminación de impurezas de la piel. Basta controlarla con aplicaciones frías de barro o agua. Así estaremos aplicando el principio de pasaje de calor de un cuerpo de mayor a otro de menor temperatura. 5) Toda dolencia es de carácter general y no local. Es funcional y no microbiana. No existen enfermedades de naturaleza diversa entre sí. Solo hay distintas manifestaciones del 6) 7) 8) 9) desarreglo funcional del organismo. Lo que existen son distintos enfermos, es decir, individuos que según la pureza de su sangre, constitución orgánica y cronicidad de su desarreglo y acumulación de desechos, van a manifestar diferentes síntomas. El cuerpo es un solo órgano y la vida una función. El arte de curar (es decir de restablecer la salud) se basa en refrescar el vientre del enfermo y afiebrar su piel, para equilibrar así las temperaturas de su cuerpo. La fuerza vital del organismo es energía nerviosa. Depende siempre de la buena salud de los nervios. Estos son nutridos por la sangre. Si nuestra digestión se realiza a mala temperatura (no a 37º) los nervios son mal nutridos. Esto debilita a nuestro organismo. Otras formas de debilitar a nuestro organismo (a sus nervios) es a través de la utilización de drogas, sueros, inyecciones, rayos x, cirugías, etc. ¿Cómo evaluar el estado de un enfermo? En vez de recurrir a los síntomas para poder catalogar el estado de un enfermo se debe evaluar: 1) Expresión del rostro 2) El estado de la lengua. 3) Aspecto de su garganta. 4) Actividad del pulso. 5) Materia fecal y características de las evacuaciones. La medicina tradicional intenta “curar las enfermedades” sofocando los síntomas, que son los únicos que pueden ayudarnos a restablecer el estado de salud. La medicina tradicional huye de los microbios e intenta exterminarlos. Utiliza sueros, vacunas, inyecciones, drogas, para eliminar las erupciones de la piel, catarros, flujos, etc. De esta forma cualquier desarreglo agudo que podría ser restablecido se trasforma en crónico, sofocando los síntomas. La medicina natural es “eliminante” de los desechos del organismo, la tradicional es “sofocante”, permitiendo que los desechos queden en el organismo. Leyes absolutas, ley de los vasos comunicantes En nuestro cuerpo existen dos vasos comunicantes: la red de capilares de la piel y la red de capilares de las mucosas que tapizan las cavidades internas del organismo. Al producirse congestión de la red capilar a nivel de la piel, disminuye el riego sanguíneo de la red capilar de la mucosa intestinal. Esto se produce al poner en conflicto térmico al cuerpo (a través del frío) y a su vez esto activará los nervios y la circulación. Como la sangre es la encargada de transportar el calor, se debe mantener el flujo de sangre del interior al exterior del cuerpo para disminuir la temperatura corporal. De esta forma también se activarán las eliminaciones de impurezas a través de la piel. Por exceso de temperatura se dificulta el normal funcionamiento de la mucosa intestinal generando malas digestiones, poca eliminación de impurezas por la piel y los pulmones, e intoxicación del organismo. Es por esto que las dolencias se curan mejor por fuera que por dentro del organismo. Nuestro cuerpo tiene dos envolturas: 1) La externa, nos aísla del ambiente que nos rodea y se llama piel. 2) La interna, que cubre las cavidades interiores del organismo, se llama mucosa. La salud depende del Equilibrio Térmico sobre la piel y las mucosas. La circulación sanguínea, resultado de la actividad nerviosa, determina la temperatura del cuerpo, la cual será normal, de 37 grados centígrados, cuando la sangre circule uniformemente por él. Cuanto más acentuada sea la congestión de las entrañas del cuerpo, más deficiente es también la circulación de la sangre de la piel, extremidades y cerebro. Como dijimos anteriormente existen tres tipos de fiebre: La interna: que aparece en toda dolencia aguda, y se origina en el interior del vientre. Esta se propaga a todo el organismo, manifestando una reacción saludable de las defensas naturales, que procura la purificación del cuerpo. En los enfermos crónicos, ocurre que esta fiebre nunca sale al exterior, o sea, no se manifiesta con aumento de la temperatura si se tomara la misma con un termómetro. Esto revela una insuficiente defensa del organismo, siendo la causa de desnutrición e intoxicación, favoreciendo las putrefacciones intestinales. Este tipo de fiebre se manifiesta con una piel fría y pálida con extremidades frías. Hay dos motivos por el cual nuestro organismo desequilibra sus temperaturas: 1) La ropa que utilizamos enfría nuestro cuerpo, ya que no exponemos al mismo al conflicto térmico. 2) Los alimenos cocidos e indigestos (por malas combinaciones por ejemplo). Esto exige un extraordinario y prolongado esfuerzo digestivo, por reacción nerviosa, que congestiona las mucosas digestivas, aumentando la temperatura interna del cuerpo, a expensas del calor de la piel y extremidades. Como vimos anteriormente: el calor se transforma en trabajo (según la primera ley de la termodinámica), si nuestro aparato digestivo debe realizar mayor trabajo, necesita más calor que lo extraerá de la superficie, disminuyendo el riego sanguíneo (que a su transporta el calor, recordemos que el agua es un excelente medio de transporte de temperatura que le cuesta bastante disminuir su temperatura). El resfriado, por ejemplo, es un agudo desequilibrio térmico, caracterizado por frío exterior y fiebre en los órganos digestivos. Las enfermedades eruptivas como el sarampión, viruela, escarlatina, etc. Están destinadas a purificar el organismo. Las toxinas acumuladas por el cuerpo se dirigen, gracias a la fiebre externa, a la piel para ser eliminadas. Si se sofoca esta fiebre, las toxinas tienden a dirigirse al interior del organismo, hacia las mucosas, provocando gravísimas inflamaciones y congestiones en los tejidos pulmonares, bronquiales, renales y del sistema circulatorio y nervioso. Esto explica que las afecciones agudas sin fiebre externa son las más graves y de dificultosa curación. ¿Cómo medir la fiebre interna? El termómetro no es buen indicador, ya que podemos estar padeciendo de altas temperaturas a nivel intestinal y el termómetro medir 35ºC. El mejor indicador es el Pulso. Existe una relación entre la actividad del corazón y la temperatura interna del cuerpo. En estado de reposo, en un adulto, 70 pulsaciones por minuto corresponden a un calor de 37 grados centígrados al interior de su vientre; 80 pulsaciones, acusan temperatura por encima de 37.5 grados; 90 pulsaciones revelan que la fiebre ha subido a 38 grados; a 100 pulsaciones corresponde una fiebre de 39 grados; 110 pulsaciones hablan de 39.5 grados y con 120 pulsaciones la temperatura ha llegado a 40 grados. A medida que aumenta la temperatura al interior del vientre se aumenta la actividad del corazón aun cuando el termómetro bajo el brazo no registre calor anormal. El pulso inferior a 70 revela debilidad nerviosa por intoxicación intestinal o medicamentosa. Por otro lado, en los recién nacidos, normalmente, las pulsaciones llegan hasta 150 por minuto; a los tres años su número normal es de 100 y a los catorce de 75 para reducirse a 70 a los 20 años. Pasados los sesenta años el pulso se acelera hasta 80 pulsaciones por minuto debido al aumento del calor interior del cuerpo por mala circulación sanguínea de la piel. Fiebre local: La fiebre o congestión local se presenta cuando una zona u órgano del cuerpo se ve directamente comprometido en el desarreglo general. Así, si nos clavamos una espina en un dedo, pronto notaremos inflamación local, con aumento de la temperatura. Algo similar ocurre en la neumonía, apendicitis, infecciones urinarias, etc. El tratamiento curativo, en estos casos, contemplará tanto el desequilibrio térmico general como local. Tengamos siempre presente que a 37 grados de calor en el cuerpo no hay virulencia en ningún microbio, como se explicará más adelante Bibliografía: Curso “nociones básicas de química”, UBA XXI, Universidad de Buenos Aires, Patricia Susana Moreno, Leticia Zuccaro, Modulo 3 “teoría atómica y magnitudes atómicomoleculares”, 2006: 1-30. Calorimetría – Transmisión de calor – Primer y Segundo principio de la termodinámica, Biofísica para el CBC, Parte 2 - 2da. edición. – Buenos Aires: Editorial Asimov, 2010: 55141. “Organización de la Materia”, Anatomía y Fisiología, Gerard J. Tórtora, Sandra Reynolds Grabowsky, 9na Edición, Oxford University Press México, 2002: 26 - 29 La Medicina Natural al alcance de todos, Manuel Lezaeta Acharán, Décimo tercera edición, Editorial Kier, Buenos Aires, 1983: 31-53