01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 16:59 Página 1 Actualización El niño hiperactivo Alberto Fernández-Jaéna, Daniel Martín Fernández-Mayoralasa, Beatriz Calleja-Pérezb y Nuria Muñoz-Jareñoc aServicio de Neurología Pediátrica. Hospital de la Zarzuela. Madrid. Primaria. Área 4 Imsalud. Madrid. cServicio de Neurología Pediátrica. Hospital de Guadalajara. Guadalajara. España. bAtención El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDA/H) es la alteración del neurodesarrollo más frecuente en la población infantil. La tríada sintomática característica es déficit de atención, hiperactividad impulsividad. Tanto el diagnóstico como un tratamiento eficaz y temprano mejoran la calidad de vida del paciente y reducen considerablemente la comorbilidad. Puntos clave • El TDA/H tiene una prevalencia del 3-6% en la población escolar y es más frecuente en varones que en mujeres. • Numerosos estudios neurorradiológicos realizados en pacientes con TDA/H revelan diferencias anatómicas y/o funcionales que afectan predominantemente a la corteza prefrontal, núcleos basales y cerebelo. • El diagnóstico es básicamente clínico, y debe estar asociado a una acusada repercusión académica o social. • El tratamiento farmacológico ha demostrado ser eficaz en más de las tres cuartas partes de los pacientes con TDA/H. El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDA/H) es la alteración del neurodesarrollo más frecuente en la población infantil. Se estima que su prevalencia es del 3-6% en niños en edad escolar. La tríada sintomática característica es déficit de atención, hiperactividad impulsividad; sin embargo, la heterogenicidad clínica de este trastorno es la norma. Muestra una elevada comorbilidad, especialmente en las áreas del aprendizaje (lectoescritura) y la conducta (trastorno negativista-desafiante y trastorno de la conducta). Su diagnóstico es eminentemente clínico, y debe basarse en la presencia de criterios clínicos englobados en la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales texto revisado (DSM-IV-TR) o en la décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10). Aunque el conocimiento del trastorno por parte de los profesionales clínicos ha mejorado en los últimos años, el TDA/H se encuentra todavía en una situación absolutamente infradiagnosticada y con una demora terapéutica muy elevada. Tanto el diagnóstico como un tratamiento eficaz y temprano mejoran la calidad de vida del paciente y reducen considerablemente la comorbilidad. El tratamiento debe ser multidisciplinario y debe englobar siempre medidas psicoeducativas individualizadas. Farmacológicamente, los 2 tratamientos específicos para el TDA/H son el metilfenidato y la atomoxetina; ambos fármacos requieren un ajuste adecuado de la dosis y un seguimiento atento. Manifestaciones clínicas El TDA/H es un trastorno muy heterogéneo desde el punto de vista clínico. Sus síntomas ya están presentes en edades preescolares, y se hacen notablemente evidentes en la etapa escolar. Respecto a la atención, los pacientes son niños a los que les cuesta mantenerla en tareas ingratas, terminar tareas, y constantemente fragmentan los tiempos de trabajo, asocian dificultades para organizar y planificar tareas, y no son infrecuentes los despistes u olvidos. En el apartado de autocontrol, son niños inquietos y habladores, con frecuencia atrevidos, que interrumpen y precipitados en sus respuestas y actos (fig. 1). Este cuadro sintomático va cambiando con la edad, y se revela menos intenso durante el desarrollo del paciente, pero no por ello menos invalidante. Por otra parte, la presencia de comorbilidad es frecuente y en ocasiones llega a tener una importancia clínica y, por tanto, terapéutica, más importante que el propio TDA/H. Son frecuentes los trastornos específicos del aprendizaje lecto-escritor que se añaden a las dificultades inherentes al propio trastorno (fig. 2), así como los trastornos de la conducta, que por sí mismos van a modificar la manifestación clínica del TDA/H. JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es 27 01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 Actualización 16:59 Página 2 El niño hiperactivo A. Fernández-Jaén, D. Martín Fernández-Mayoralas, B. Calleja-Pérez y N. Muñoz-Jareño A estos factores debemos añadir la disfunción familiar presente en una gran parte de estos casos. Tanto la presencia de un TDA/H en uno de los padres como la existencia de enfermedad neuropsiquiátrica, especialmente en la esfera emocional, van a complicar la valoración del paciente y su tratamiento. A estas circunstancias se añade el estrés familiar, prácticamente constante, los conflictos conyugales y los sentimientos de autoculpabilidad de muchos de los padres. Con este sustrato clínico y ambiental, no es infrecuente que el complejo sintomático sea marcadamente diferente durante la edad del niño. Se observan problemas conductuales en la etapa preescolar, como por ejemplo problemas académicos y dificultades sociales en los primeros años de la escuela y hasta la caída en la autoestima, aparición de trastornos comórbidos, aislamiento social al final de la primera etapa escolar. Ya en el adolescente y adulto joven, el cuadro se puede mostrar más complicado, si no se ha abordado y tratado adecuadamente; la pasividad en el terreno académico-laboral, los fracasos curriculares, los problemas comórbidos propios o intensificados en esta etapa (consumo de sustancias tóxicas, conductas asociales), la impulsividad reflejada en accidentes con motocicletas o automóviles pueden dificultar marcadamente tanto el tratamiento como la evolución de estos pacientes. Prevalencia La prevalencia de este trastorno se ha mantenido aceptablemente constante en los últimos años, con cifras medias del 3-6%. Las variaciones que aparecen reflejadas en la bibliografía están condicionadas no sólo por la población en estudio, sino también por la modificación de los criterios clínicos en las últimas décadas o la utilización de criterios diagnósticos diferentes1-4. Esta prevalencia supondría la presencia de este trastorno en 1-2 alumnos por aula, y sobre la población escolar censada en España, cerca de 400.000 alumnos tendrían un TDA/H. Respecto a la distribución por sexos, el trastorno es marcadamente más prevalente en los varones, con ratios aproximados de 4:1 respecto a las mujeres. Esta circunstancia puede Figura 1. Agenda escolar de un niño de 7 años con trastorno de déficit de atención/hiperactividad. La agenda escolar refleja los problemas de comportamiento y académicos habituales en estos niños. 28 JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es explicarse por diferentes motivos: una menor penetrancia clínica en niñas, capacidades de compensación superiores, fenotipo clínico diferente, etc. Etiología La etiología del TDA/H no se conoce. Los hallazgos neurorradiológicos y los estudios genéticos apuntan a una alteración anatómica y funcional de la corteza prefrontal, los núcleos de la base y el cerebelo, en la que están implicadas las vías catecolaminérgicas. Estudios genéticos Estudios realizados en gemelos monozigóticos han demostrado una participación genética marcada en el TDA/H, con un índice de heredabilidad muy próximo al de la talla familiar, y superior a la mayoría de los trastornos neuropsiquiátricos5. Un niño con TDA/H tiene 2-8 veces más probabilidad que la población general de tener un padre con TDA/H. En el sentido inverso, el hijo de un adulto con TDA/H tiene un riesgo del 25% de tener el mismo trastorno. De forma paralela, estudios en niños adoptados han mostrado una prevalencia mayor del TDA/H en los padres biológicos frente a los adoptivos. Se han implicado numerosos genes y diferentes polimorfismos que pueden predisponer a presentar este trastorno, la mayor parte de ellos involucrados en el metabolismo o el funcionamiento catecolaminérgico. Hasta la fecha se han relacionado genes eminentemente dopaminérgicos, como los de los receptores D2, D4 y D5, o el transportador de la dopamina; a nivel noradrenérgico, se ha demostrado la participación de otros genes que codifican también receptores y transportadores (ADRA-2A y promotor del SLC6A2, respectivamente), así como los causantes de la metabolización o degradación de la noradrenalina. Hallazgoz neurorradiológicos En el apartado neuroanatómico, estudios recientes han demostrado un menor volumen cerebral en pacientes TDA/H respecto a la población normal, especialmente a costa de la corteza prefrontal derecha, núcleos de la base y vermis cerebeloso6. Estos Figura 2. Trastornos específicos del aprendizaje lecto-escrito. Mala grafía y desorden característico de los escolares con trastorno de déficit de atención/hiperactividad. 01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 16:59 Página 3 cambios son persistentes en el tiempo y se han podido correlacionar con la intensidad sintomática del propio trastorno. En el ámbito funcional, estudios realizados especialmente a través de tomografía por emisión de positrones y tomografía computarizada por emisión de fotones simples, han mostrado la disfunción de las estructuras señaladas, mediante un metabolismo o flujo sanguíneo menor en estas estructuras7. Las evidencias genéticas y neurorradiológicas implican directa o indirectamente al mal funcionamiento de las vías catecolaminérgicas como la causa de la disfunción ejecutiva característica del TDA/H. Estas evidencias quedarían apoyadas clínica y experimentalmente por la utilidad del metilfenidato y la atomoxetina, fármacos de acción dopaminérgica y noradrenérgica. Diagnóstico El diagnóstico del TDA/H es básicamente clínico y debe sustentarse en la presencia de los síntomas característicos del trastorno, así como en la existencia de una repercusión importante 8. No debemos olvidar que los síntomas propios del TDA/H no son específicos. Estos síntomas están presentes en la población general, por lo que a veces es complejo determinar si un paciente presenta este trastorno o no. Criterios clínicos Para un diagnóstico correcto, debemos atenernos a las clasificaciones actuales, que recogen los diferentes criterios clínicos propios del TDA/H. Así, podemos hacer uso de los criterios de la DSM-IV-TR (tabla I) o de la CIE-10 (tabla II)9,10. Estos últimos son más restrictivos en cuanto a la tipificación diagnóstica, requieren la presencia conjunta de síntomas en los apartados de inatención e hiperactividad-impulsividad y excluyen algunos casos según la presencia de comorbilidad. Por el contrario, la DSM-IV admite el diagnóstico de formas parciales (predominio eminentemente inatento o hiperactivo-impulsivo), y admite de una forma más amplia la comorbilidad en el diagnóstico. Anamnesis Las caraterísticas clínicas o rasgos señalados deben recogerse de forma sistemática en una entrevista realizada, a ser posible, con ambos padres y el propio niño. Se debe interrogar sobre la situación familiar, comportamientos y relación con los padres, estilos educativos. Del mismo modo, deben tomarse datos sobre el rendimiento académico, la relación del niño con sus coetáneos, la autoestima. No debe obviarse la obtención de información sobre síntomas atípicos que puedan apuntar a trastornos diferentes que pueden cursar igualmente con problemas conductuales y especialmente de atención: presencia de esterotipias, estado anímico. Debe finalizarse la anamnesis con una recogida de datos lo más completa posible sobre antecedentes personales y familiares. Los primeros indagando sobre factores que puedan justificar total o parcialmente la sintomatología observada (sufrimiento perinatal, bajo peso al nacer, etc.), o que puedan relacionarse con el propio trastorno (retrasos del lenguaje, enuresis). En el ámbito familiar, es conveniente interrogar sobre la presencia de síntomas en los padres, la estructura y el funcionamiento familiar. Tabla I. Criterios diagnósticos de TDA/H abreviados según el DSM-IV-TR A. Debe cumplir 6 o más de los síntomas siguientes para el déficit de atención y/o hiperactividad, síntomas que debe haber estado presentes durante más de 6 meses Déficit de atención 1. No pone atención a los detalles y comete errores frecuentes por descuido 2. Tiene dificultad para mantener la atención en las tareas y los juegos 3. No parece escuchar lo que se le dice cuando se le habla directamente 4. No sigue las instrucciones, no termina las tareas en la escuela, no termina los “recados”, a pesar de entenderlos 5. Dificultades para organizar sus tareas y actividades 6. Evita o rechaza realizar tareas que le supongan un esfuerzo 7. Pierde sus útiles o cosas necesarias para hacer sus actividades obligatorias (lapiceros, libros, etc.) 8. Se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes 9. Olvidadizo en las actividades de la vida diaria Hiperactividad-impulsividad 1. Molesta moviendo las manos y los pies mientras está sentado 2. Se levanta de su lugar en la clase o en otras situaciones donde debe estar sentado 3. Corretea, trepa, etc., en situaciones inadecuadas 4. Dificultad para relajarse, o practicar juegos donde debe permanecer quieto 5. Está continuamente en marcha como si tuviera un motor por dentro 6. Habla excesivamente 7. Contesta o actúa antes de que se terminen de formular las preguntas 8. Tiene dificultad para esperar turnos en los juegos 9. Interrumpe las conversaciones o los juegos de los demás B. Algunos síntomas presentes antes de los 7 años C. Síntomas presentes en 2 o más lugares (escuela, casa, etc.) D. Clara evidencia de afectación social, académica u ocupacional E. Exclusión previa de otros trastornos del desarrollo que puedan estar justificando la sintomatología a estudio DSM-IV-TR: cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales texto revisado. TDA/M: trastorno de déficit de atención/hiperactividad Tabla II. Definición y clasificación de TDA/H según la CIE-10 F90. Trastornos hipercinéticos Grupo de trastornos caracterizados por su comienzo temprano (habitualmente, durante los primeros 5 años de vida), por falta de constancia en las actividades que requieren de la participación de funciones intelectuales y por una tendencia a cambiar de una actividad a otra, sin completar ninguna, junto con una actividad desorganizada, mal regulada y excesiva. Pueden hallarse asociadas varias anormalidades. Los niños hipercinéticos son a menudo imprudentes e impulsivos, propensos a los accidentes y a verse en dificultades disciplinarias, más que por una actitud desafiante deliberada por incurrir en la violación irreflexiva de normas. Sus relaciones con los adultos son a menudo socialmente desinhibidas, carentes de la reserva y la precaución normales. Son impopulares entre los demás niños, y pueden quedar socialmente aislados. Es común el deterioro intelectual, mientras los retrasos específicos del desarrollo motriz y del lenguaje son desproporcionadamente frecuentes. Entre las complicaciones secundarias se cuentan el comportamiento asocial y la baja autoestima Excluye: esquizofrenia, trastornos de ansiedad, generalizados del desarrollo y humor (afectivos) F90.0. Perturbación de la actividad y de la atención Trastorno o síndrome deficitario de la atención con hiperactividad Trastorno hipercinético con déficit de la atención Excluye: trastorno hipercinético asociado con trastorno de la conducta F90.1. Trastorno hipercinético de la conducta Trastorno hipercinético asociado con trastorno de la conducta F90.8. Otros trastornos hipercinéticos F90.9. Trastorno hipercinético, no especificado Reacción hipercinética de la niñez o de la adolescencia SAI Síndrome hipercinético SAI CIE-10: décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedad TDA/M: trastorno de déficit de atención/hiperactividad JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es 29 01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 Actualización 16:59 Página 4 El niño hiperactivo A. Fernández-Jaén, D. Martín Fernández-Mayoralas, B. Calleja-Pérez y N. Muñoz-Jareño Examen físico La mayoría de los pacientes con TDA/H van a mostrar un examen físico-neurológico normal. Sin embargo, el 25% de los pacientes puede mostrar antecedentes o rasgos físicos que puedan hacernos sospechar sobre un trastorno metabólico o genético que de nuevo pueda estar justificando la presencia de un TDA/H. No es infrecuente reconocer, entre pacientes con este trastorno, síndromes como Sotos, Noonan, Bannayan, hipomelanosis de Ito (fig. 3) que han pasado previamente desapercibidos y que tienen una tipificación genética a veces conocida y un pronóstico dependiente de la propia enfermedad, aparte del conforme al TDA/H. Información de la escuela Es trascendental obtener información directa de la escuela a través de cuestionarios, informes abiertos o contacto telefónico. Con frecuencia la escuela es más objetiva que los propios padres, y pueden aportar una información más ajustada de carácter académico y social. El uso de cuestionarios abreviados como el Conners o SNAP-IV facilita enormemente esta tarea (fig. 4)11 y también puede rellenarlos la familia. Debemos señalar intensamente que estos cuestionarios, por sí mismos, no son diagnósticos. Estudio de entidades coexistentes cognitivo, sino para comprobar el rendimiento en cada una de las pruebas que se incluyen en él. Podemos estudiar la capacidad de atención sostenida, las habilidades en lectura y cálculo (fig. 5). Del mismo modo, pueden aportar una valoración adicional en cuanto a la evolución del paciente una vez iniciado el tratamiento pautado. Igualmente, hay que recordar que la presencia de un cociente intelectual límite o elevado no descarta el diagnóstico. Otros exámenes Aunque no está indicada la realización de exámenes complementarios de forma sistemática en estos pacientes, la realización de pruebas específicas en el campo médico (electroencefalograma, resonancia magnética cerebral, cariotipo) estará condicionada a las características del paciente. La evaluación diagnóstica completa de un paciente con problemas de neurodesarrollo queda resumida de esta forma en la tabla III. Comorbilidad Hasta un 60% de los niños muestra enfermedad psiquiátrica asociada al TDA/H12. Los más frecuentes son: trastorno negaFigura 4. Cuestionarios para padres y profesores. La comorbilidad del TDA/H está presente en más de la mitad de los casos. Debe recogerse información sobre dificultades específicas de aprendizaje, conductas oposicionistas o asociales, del mismo modo que síntomas en el terreno emocional (preocupación excesiva, irritabilidad, dificultades para dormir). Estudios neuropsicológicos Debemos adelantar que ningún test psicométrico se ha mostrado específico para este trastorno, ni para su diagnóstico ni para su cribado. Son de gran utilidad no sólo para determinar el nivel Figura 3. Hipomelanosis segmentaria de Ito, Paciente con trastorno de déficit de atención/hiperactividad. 30 JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es Son útiles para la evaluación diagnóstica “cuantificada” y la valoración de los cambios sintomáticos en el tiempo. 01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 16:59 Página 5 tivista desafiante (40-60%), trastornos específicos del aprendizaje (45%), ansiedad (30-45%), depresión (4-30%), trastorno de la conducta social (14-46%), tics (9-11%). La elevada variabilidad en la prevalencia de trastornos comórbidos está condicionada por la población a estudiar. La mayor parte de estos estudios se basan en población clínica que, por lógica, tendrá una mayor afectación y comorbilidad. Lo que parece indudable es que la presencia de trastornos comórbidos va a modificar de forma marcada la presentación clínica, el propio pronóstico y, con frecuencia, el tratamiento farmacológico. Otro de los trastornos comórbidos más preocupantes es el abuso de sustancias tóxicas, no sólo alcohólicas, al llegar la adolescencia (16%). Los pacientes con TDA/H tienen un riesgo 4 veces mayor de presentar este problema respecto a la población general. Sin embargo, varios factores están relacionados con un riesgo mayor: formas de predominio hiperactivo-impulsivo, coexistencia de trastornos comórbidos conductuales, la existencia de familiares con TDA/H y el descontrol terapéutico del paciente. Tratamiento El tratamiento del TDA/H debe ser por definición multimodal, y englobar siempre medidas psicoeducativas. La intervención debe recoger 2 ambientes: el familiar y el escolar. En un primero paso, se deben explicar las características del trastorno a los padres y al propio paciente, establecer metas a corto y medio plazo y tomar las medidas ambientales oportunas. Estas medidas, como las destinadas a la escuela, deben estar por tanto absolutamente individualizadas. Tanto a los profesores Figura 5. Gráfica de diferentes pruebas neuropsicológicas. Tabla III. Guía para el diagnóstico del trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDA/H) Anamnesis Entrevista con los padres y el niño: 1. Evolución de la sintomatología. Edad de comienzo. Curso de cada síntoma. Criterios diagnósticos compatibles 2. Antecedentes personales. Embarazo y parto. Problemas durante el período neonatal. Enfermedades neurológicas. Estudios adicionales. Tratamientos empleados 3. Antecedentes familiares. Tics, TDA/H, trastornos psiquiátricos 4. Situación familar Exploración física 1. Valoración comportamental-atencional 2. Examen físico completo 3. Examen neurológico completo Evaluación complementaria 1. Entrevista estructurada, cuestionario, teléfono con profesores. Rendimiento. Comportamiento. Atención. Dificultades del aprendizaje 2. Estudios psicológicos. Coeficiente intelectual. Nivel de aprendizaje. Autoestima, etc. 3. Estudios neurorradiológicos-analíticos según la sospecha 4. Estudios neurofisiológicos: dependiendo del caso y la disponibilidad Diagnóstico etiológico 1. Idiopático 2. Origen orgánico o sintomático como a los padres se les debe entrenar en la utilización de técnicas de modificación de conducta que ayuden a aumentar las conductas adaptativas del niño y, a la vez, disminuir y/o eliminar las conductas desadaptativas. En el ambiente familiar o domiciliario, se deberá entrenar en técnicas de modificación de conducta como: refuerzo diferencial, programa de fichas, time-out, control de estímulos, consecuencias aversivas, modelado, contrato de contingencias, algunas de las cuales se mantendrán en el ámbito escolar. En muchos casos, en la escuela, simplemente la toma de ciertas medidas puede reflejarse en una mejora adaptativa inmediata: legalizar cierto movimiento (limpiar la pizarra, recados, etc.), sentar delante al niño, supervisión estrecha de las tareas y comportamientos a través de agenda (que verán diariamente padres y profesores), aportar más tiempo para terminar tareas, etc. En cuanto a la utilización de técnicas cognitivas dentro del tratamiento, estas pueden ayudar a enseñar al niño a autocontrolarse, reflexionar ante su propia conducta y las consecuencias que se derivan de ella, disminuir su impulsividad y aumentar su capacidad de atención. Aunque los recursos terapéuticos para el TDA/H son amplios, dedicaremos el apartado más importante a los 2 tratamientos específicos para este trastorno: el psicoestimulante y la atomoxetina. Psicoestimulantes Diversas pruebas neuropsicológicas aportan una información muy importante para evaluar las capacidades de atención sostenida y la inhibición en pacientes con trastorno de déficit de atención/hiperactividad. Los psicoestimulantes13-16 han demostrado una eficacia elevada, tanto en estudios abiertos como en trabajos controlados contra placebo. Psicoestimulantes como el metilfenidato, la dextroanfetamina o la pemolina, agonistas de receptores dopaminérgicos y noradrenérgicos, han demostrado una clara mejora sintomática en estos pacientes. Diferentes estudios han revelado mejoras sintomáticas con metilfenidato en el 70-90% de los niños tratados. Desde el punto de vista adaptativo, no sólo mejora la sintomatología, sino las relaciones personales, la agresividad y el reto, los rendimientos académicos a corto y medio plazo, etc. JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es 31 01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 Actualización 16:59 Página 6 El niño hiperactivo A. Fernández-Jaén, D. Martín Fernández-Mayoralas, B. Calleja-Pérez y N. Muñoz-Jareño Tabla IV. Ventajas e inconvenientes de las formulaciones del metilfenidato Metilfenidato de liberación inmediata Metilfenidato de liberación osmótica Ventajas Cómodo ajuste de dosis Menor afectación del apetito y el sueño Más económico Duración prolongada Una sola toma al día Efecto más estable Inconvenientes Duración de efecto corta Requiere dosis múltiples en el día Efecto más inestable en el día Precisa tragar comprimido Peor ajuste de dosis Coste más elevado Afectación del apetito y sueño más frecuente El inicio del tratamiento y la finalización de éste dependerá del paciente. Como norma, si el niño está en una etapa preescolar, la primera recomendación debe ser la psicoeducativa. Si la intensidad sintomática es elevada o las medidas psicoeducativas no aportan el resultado esperado, podría iniciarse en esta etapa el tratamiento farmacológico. La duración del tratamiento estimulante dependerá también del paciente; no es infrecuente que el tratamiento farmacológico se mantenga hasta la adolescencia, y en algunos casos incluso en la edad adulta, donde ha demostrado también su utilidad. Del mismo modo, en la mayor parte de los casos recomendamos que el tratamiento sea continuado, con independencia de la exigencia escolar. La dosis de éste no es predecible de antemano por el peso o la edad, por lo que es recomendable empezar por una dosis baja e ir subiendo la dosis hasta encontrar el efecto deseado. Según nuestra experiencia, dosis menores de 0,3-0,4 mg/kg de peso no suelen ser claramente efectivas; del mismo modo, si al alcanzar dosis de 1-1,2 mg/kg de peso no se ha observado cambio alguno, se debería replantear el diagnóstico y sus comorbilidades, y/o valorar el cambio de tratamiento. Los ajustes de dosis posteriores estarán condicionados por la sintomatología, y generalmente con el propio desarrollo ponderoestatural. El metilfenidato puede administrarse de 2 maneras en España: metilfenidato de liberación inmediata (Mph-I) y metilfenidato de liberación osmótica (Mph-O), aunque en breve se van a comercializar otras fórmulas de liberación prolongada. Cada uno aporta ventajas e inconvenientes (tabla IV). Los efectos adversos del metilfenidato son escasos y bien tolerados. Tan sólo un 1-4% de los pacientes deja de tomar el tratamiento por este problema. El efecto adverso más frecuente es la disminución del apetito, que se llega a referir hasta en el 80% de los casos. Hasta un 15% de los pacientes presentan pérdida de peso. El insomnio, preferentemente de conciliación, se describe hasta en el 85% de los pacientes. Sin embargo, este problema ya está presente en gran parte de los pacientes que no toman ningún tratamiento. Otros efectos, como hipertensión, cefalea, irritabilidad, dolor abdominal, etc., son poco frecuentes. Los posibles efectos sobre la deceleración de la velocidad de crecimiento no se han aclarado totalmente; diferentes estudios aportan datos contradictorios, aunque parece que en pocos casos la talla final sale de curvas normales o de la talla diana familiar. Por otro lado, en estos estudios deberían descartarse hipocrecimientos relacionados con la enfermedad de base y/o condicionados parcialmente por la ganancia ponderal. El metilfenidato no crea tolerancia ni adicción. En relación con el consumo de sustancias tóxicas, se ha observado que los pacientes tratados con Mph presentan un menor riesgo res32 JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es pecto a pacientes con TDA/H no tratados. Otros estudios han demostrado que el Mph tiene un efecto eminentemente protector en el consumo de sustancias tóxicas, y específicamente en el consumo de alcohol. Los psicoestimulantes pueden favorecer potencialmente la aparición o el empeoramiento de tics, tanto motores como fónicos. De nuevo, en este sentido, los estudios vuelven a ser contradictorios, y se ha referido hasta un 25-30% de casos en los que los tics mejoran con la introducción de metilfenidato. Otros estudios han demostrado una persistencia menor de los tics en los pacientes que han recibido Mph, frente a los que no lo recibieron. Indudablemente, ante un empeoramiento franco de los tics tras la adición de metilfenidato, deben valorarse cuidadosamente las ventajas del tratamiento e inconvenientes “sociales” de los tics. Atomoxetina La atomoxetina (ATX)17-20 es un fármaco no estimulante que actúa inhibiendo la recaptación de noradrenalina. Es un inhibidor altamente selectivo del transportador presináptico de este neurotransmisor, con una mínima afinidad para otros tipos de receptores noradrenérgicos y para otros transportadores o receptores de neurotransmisores. En modelos experimentales se ha observado un aumento de la dopamina y la noradrenalina en el córtex prefrontal tras la administración de ATX. Son numerosos los estudios que han demostrado una clara eficacia frente a placebo. La retirada del fármaco por ausencia completa de eficacia se constata en el 10-19% de los casos, según diferentes estudios. En estudios a corto plazo, parece mostrar una eficacia similar al metilfenidato, tanto en los apartados de atención como hiperactividadimpulsividad. Aunque los primeros estudios apuntaban al empleo de ATX en 2 tomas, estudios más recientes señalan su eficacia en una toma única, por la mañana o por la noche. A diferencia del metilfenidato, el efecto no es inmediato, y es objetivable a partir de la segunda o tercera semana, de igual modo que su retirada no se relaciona con una caída inmediata del efecto. Las dosis recomendada sería 1,2 mg/kg peso y día, y no se han encontrado diferencias significativas en el ámbito clínico con dosis superiores. Al igual que el metilfenidato, los efectos adversos son escasos y generalmente bien tolerados, motivo por el cual se precisa su retirada en menos del 4-5% de los casos. Los efectos adversos más frecuentes son la pérdida de apetito, las molestias gastrointestinales y la somnolencia o cansancio. Puede aumentar la frecuencia cardíaca o la presión arterial, pero generalmente en rangos normales; sin embargo, debe emplearse 01 Actu 7268 el niño 76 3/12/07 16:59 Página 7 con precaución en pacientes con hipertensión, taquicardia o enfermedad cardiovascular o cerebrovascular. Se han descrito casos aislados de hepatotoxicidad idiosincrática; parece que se ha constatado en un paciente, dentro de los 4 millones de sujetos tratados hasta el momento; por este motivo, no se recomienda el control sistemático de la función hepática en estos pacientes. De igual modo, en un estudio realizado a través del control de historias clínicas, se ha señalado una posible relación de la ATX con un riesgo incrementado de ideación suicida en estos pacientes; esta circunstancia podría estar más relacionada con el proceso base, y no con la propia medicación. Conclusiones El TDA/H es sin lugar a dudas uno de los problemas más importantes en la edad pediátrica, con una repercusión pluriambiental. El diagnóstico es con frecuencia complejo y requiere tiempo, paciencia y pericia. Sin embargo, el diagnóstico de sospecha puede ser sencillo y anticiparse de modo temprano. Dada la evolución conocida de este trastorno en el tiempo, y la eficacia de las medidas terapéuticas, una intervención temprana favorecerá el buen desarrollo adaptativo de estos pacientes, así como la reducción de la comorbilidad, tanto en frecuencia como en intensidad. Ya en el terreno farmacológico, tanto los tratamientos actuales como el incremento en los recursos terapéuticos ofrecen una garantía mayor en la eficacia de las actuaciones médicas. J 10. WHO. The ICD-10 classification of mental and behavioral disorders: clinical descriptions and diagnostic guidelines 1992; diagnostic criteria for research 1993. Geneva: WHO; 1993. 11. Farré-Riba A, Narbona J. Escalas de Conners en la evaluación del trastorno por déficit de atención con hiperactividad: nuevo estudio factorial en niños españoles. Rev Neurol. 1997;25:200-4. 12. Biederman J, Newcorn J, Sprich S. Comorbidity of attention deficit hyperactivity disorder with conduct, depressive, anxiety, and other disorders. Am J Psychiatry. 1991;148:564-77. 13. Gillberg C, Melander H, Von Knorring AL. Long term stimulant treatment of children with attention deficit hyperactivity disorder symptoms: a randomized, double-blind, placebo-controlled trial. Arch Gen Psychiatry. 1997;54:857-64. 14. 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Libro de referencia para pediatras, neurólogos y psiquiatras sobre el TDA/H. Actualizado en su tercera revisión, recoge de forma sistemática todos los apartados que caracterizan al TDA/H, y revela parte de los estudios realizados por el Dr. Barkley, uno de los mejores especialistas en esta materia. El trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad (TDA/H). Monográfico de Pediatría Atención Primaria, 2006. Volumen 8, suplemento 4. Revisión (en castellano) del TDA/H desde la atención primaria, básico pero completo. Puede ser un libro de cabecera para el pediatra. El capítulo de la Dra. Lora sobre la evidencia en el tratamiento farmacológico del TDA/H es de lectura obligada en este monográfico. JANO 14-20 DE DICIEMBRE 2007. N.º 1.676 . www.jano.es 33