Aquel ultimo portazo retumba cada dia en mi cabeza. A cada hora, a cada llamada tuya. He escuchado palabras de tu boca y amenazas, que harian revolverse en su tumba hasta al propio Hitler. Es cierto que hay nombres que no deberiamos nombrar pero aquí estoy una vez mas, hablando de ti. Hace ya tiempo que deje de sentir a tus manos golpeandome. Siento más el dolor de esas manos tan frias e irreconocibles, destrozandome el alma. Y me repito, cada dia desde la habitacion de esta pension, de la que los gatos huyen. Que ha vivido cada uno de mis llantos, y tantos son los golpes que han visto el espejo de esta habitación. En la que he acabado presa cada madrugada por tu falta de... O simplemente por lo cabron e hijo de puta que has sido como tu dirias, con esta puta de mierda. Sigue. Hazme daño. Grita. Insultame. Amenazame. Golpeame. Intenta matarme, pero jamas me mates. Quiero estar presente el dia que descubras lo que has sido, lo que has perdido. Todo. Pero tranquila, sigues siendo mujer. La misma mujer preciosa que un dia todos tuvimos el placer de conocer. Sigues siendo ese millon de pajaros revoloteando. Puedes seguir poniente esa falta que tanto te gusta y dar vueltas como peonza. Y ponte tu mejor sonrisa. Combina con todo. No importa todo el suelo que hayas comido, por poder cantar finalmente, VICTORIA. No estas sola. Es como si en la antigua Roma nadie alagara, o apoyase al gladiador ganador. Tienes a toda una sociedad deseando saber lo feliz y preciosa que has vuelto a ser. Y lo mas importante, a mí.