Impreso por Jose Juan López Espín. Prohibida su reproducción. 6 DOMINGO, 31 DE AGOSTO, 2014 INFORMACIÓN Elche El profesor Pere Berbel, investigador principal de los estudios sobre tiroides, en su laboratorio, en una fotografía reciente. ANTONIO GARCÍA Científicos de la UMH desvelan a nivel mundial nuevos datos sobre la importancia de la tiroides en el feto Hasta ahora se pensaba que cuando la glándula tiroides del bebé empezaba a funcionar, ya no eran necesarias para él las hormonas que producía la madre Los avances del grupo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández reafirman que es imprescindible la ingesta de yodo durante la gestación J. M. GRAU Investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH) han desvelado que el feto sigue necesitando las hormonas tiroideas que produce la madre para el desarrollo de su cerebro pese a que empiece a funcionar su propia glándula tiroidea durante la gestación. Hasta el momento no se tenían evidencias de ello, pero gracias al trabajo de un grupo de científicos de la provincia, asentados en el campus de San Juan y encabezados por el profesor Pere Berbel, en colaboración con el equipo de in- vestigación del profesor Juan Bernal del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols (Madrid), se ha podido conocer este hecho relevante y que se ha publicado en «Cerebral Cortex» y «Endocrinology», dos de las mejores revistas internacionales especializadas en neurociencias y endocrinología, respectivamente. Alimentación El equipo del doctor Berbel recuerda que la gestación es una etapa crucial para el desarrollo del cerebro y que las hormonas tiroideas son importantísimas. Un escaso consumo de este elemento durante el embarazo puede dar pie a un infradesarrollo neurológico del pequeño La alimentación tiene mucho que ver con nuestra salud, como bien se sabe, pero hay elementos químicos fundamentales para la síntesis de las hormonas tiroideas que no se encuentran en el suelo, como el yodo, elemento que sólo podemos incorporarlo a través de alimentos marinos. La sal marina, en contra de lo que se cree, no es adecuada para el aporte de yodo, pues la cantidad de yodo asimilable es muy baja o nula. «La sal yodada en cambio es una forma adecuada para adquirir yodo, ya que el yodo se añade en forma de yoduro o yodato potásico que es una forma asimilable, pero solo proporciona la sexta parte de lo que se necesita durante la gestación y lactancia. El resto lo proporcionan alimentos marinos, como algas, pescados o mariscos, productos cárnicos, si los animales han estado alimentados con derivados marinos, o con alimentos preparados, si se ha utili- zado sal yodada en su elaboración», señalan desde el laboratorio del doctor Berbel. Estudios epidemiológicos en España, Reino Unido o EE UU han demostrado que entre un de las mujeres embarazadas tienen carencias leves o severas de yodo. Para corregir déficits alimentarios, la Organización Mundial de la Salud, junto con la Asociación Americana del Tiroides, recomienda un suplemento de miligramos de yoduro potásico al día para la madre durante el embarazo y lactancia, añaden los investigadores de la UMH. «Un déficit de yodo moderado o leve aumenta el riesgo de producir un retraso neurocognitivo en niños», advierten los investigadores de la Universidad Miguel Hernández, quienes ponen el acento en la importancia que tiene ingerir el yodo necesario, un elemento imprescindible para el cuerpo, pero que éste no lo puede generar. «Nuestro último trabajo publicado en “Cerebral Cortex” indica que un déficit de hormonas tiroideas al final de la gestación produce un retraso en la maduración de la corteza cerebral. Y en un estudio previo, publicado en “Endocrinology”, vimos que varios cientos de genes están implicados en este proceso. Es importante, pues no se sabía si las hormonas tiroideas maternas eran necesarias para el desarrollo de la corteza cerebral del feto al empezar a funcionar su glándula tiroides. Con estos artículos hemos demostrado que la expresión de esos genes depende de las hormonas tiroideas maternas. Además, podemos afirmar que la maduración de la corteza cerebral también estará afectada en humanos ya que depende de procesos regulados por genes homólogos», explica Pere Berbel. Los científicos insisten en que es crítico por tanto que la madre consuma una adecuada dosis de yodo a diario durante el embarazo, ya que de lo contrario existen altas probabilidades de que el bebé tenga un desarrollo neurocognitivo menor, o incluso pueda desarrollar alteraciones neurológicas más graves como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o enfermedades del espectro autista. Control desde el peso corporal hasta la frecuencia cardíaca o el colesterol Ubicada en el cuello, esta glándula es fundamental para regular numerosas funciones y desarrollo de nuestro cuerpo J. M. G. La glándula tiroides está situada en el cuello y sus hormonas regulan funciones tales como la frecuencia cardíaca, el nivel de colesterol, el peso corporal, el nivel de energía, la fuerza muscular, las condiciones de la piel, la regularidad menstrual y muchas otras funciones. Aunque la glándula tiroides empieza a producir hormonas en el feto a partir de la semana del embarazo y es completamente operativa a partir del parto, el niño depende de la madre para el aporte de hormonas tiroideas y de yodo durante la gestación y lactancia. Una nutrición adecuada es crucial para que la glándula tiroidea funcione bien y posibilite que el niño pueda expresar al máximo nivel su potencial genético. El daño que puede producir en el desarrollo del cerebro por una insuficiencia de yodo en fases críticas del desarrollo es irreversible. En muchos países desarrollados, como Alemania, el suplemento de yodo se da a todas las embarazadas y lactantes aunque tengan una dieta suficiente en yodo, pues se ha demostrado que este suplemento no es dañino para la salud del feto, aunque la dieta de la madre sea adecuada, salvo que la madre sufra una patología tiroidea, en cuyo caso debe ser diagnosticada. Parte del grupo de investigación que trabaja en Sant Joan. ANTONIO GARCÍA