Teoría y práctica de la de la construcción en la España de la

Anuncio
Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29 enero 2005,
ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz, 2005.
Teoría y práctica de la de la construcción en
la España de la Autarquía.
El Instituto Nacional de Industria, la Empresa Nacional
«Calvo Sotelo» y la Refinería de Escombreras
Felipe Arriaga Carmona
La creación del Instituto Nacional de Industria (I.N.I.)
y de su filial la Empresa Nacional «Calvo Sotelo» de
Combustibles Líquidos y Lubricantes (ENCASO), en
1941 y 1942 respectivamente, se enmarca en un contexto de voluntaria política económica autárquica, al
servicio de las necesidades militares de industrialización.1 La estrecha vinculación del I.N.I. y de la ENCASO, durante los años 40 y 50 del siglo XX, a las
más altas instancias políticas del nuevo Estado surgido tras la Guerra Civil, y la importancia capital atribuida a su misión industrial convierten las actuaciones de estos organismos, no sólo las industriales sino
también, muy especialmente, las sociales, en representativas del nuevo Estado.
La ENCASO va a iniciar un proceso de construcción de centros industriales en España, entre los que
destaca una Refinería de petróleo. Las instalaciones
básicas consistían en una unidad de destilación a presión atmosférica y otra de vacío así como toda una
serie de instalaciones industriales auxiliares.
Como actividad secundaria, la ENCASO abordará
también la solución del problema del alojamiento de
sus trabajadores en aquellas localidades en que se
instale. En ello confluyen toda una serie de motivaciones de distinto tipo: la negativa situación de la vivienda en la España de la posguerra, tanto en sus aspectos
cuantitativos como cualitativos, tan manifestada por
los propios organismos oficiales; la obligación legal,
establecida a partir de 1946, de que las Empresas
construyesen viviendas para su personal; una evidente vocación social ejemplarizante y modélica, carga-
da de componentes propagandísticos, por parte de la
Empresa, como representante del Estado; y una tradición empresarial, que en Europa se remonta en sus
orígenes a comienzos del siglo XIX, introducida también en España, pero a la que, sin embargo, eran ajenas hasta entonces las empresas públicas.
Por ello, en el caso de la Refinería se decide la
construcción de un Poblado para el alojamiento del
personal en sus diferentes categorías laborales, todo
ello en el Valle de Escombreras (Murcia), elegido
por sus «excelentes condiciones desde los puntos de
vista industrial y militar» (Instituto Nacional de Industria 1941 y 1942). Entre estas condiciones se citan la proximidad relativa a Oriente Medio, de donde
debía proceder la mayor parte del petróleo; su estratégica situación en la ruta entre el Mediterráneo y el
Atlántico; el precio económico de los terrenos necesarios para las instalaciones; sus buenas condiciones
climáticas; la abundancia y calidad del agua; su buena y abundante mano de obra; y su alejamiento de
grandes concentraciones industriales. Entre las que
no se citan, pero que también debió ejercer un peso
considerable, estaría la cercanía a la base naval militar de Cartagena. De hecho, la elección de Escombreras se decidió a partir de un informe del Almirante Bastarreche (I.N.I. Abril, 1948; Flores Jiménez
1966; AHINI. ENCASO. Caja 156. Carta de Joaquín
Planell al Presidente del I.N.I.).
Su construcción adquiere carácter de máxima urgencia,2 debido, en primer lugar, a la deficitaria situación española en relación con el suministro de pe-
78
F. Arriaga
tróleo, en un contexto internacional caracterizado por
la escasez de refinerías en Europa, la insuficiencia de
la flota petrolera y el aumento del consumo y de los
precios. Y, en segundo lugar, a las necesidades de
tipo militar, dada la mayor vulnerabilidad que presentan las centrales térmicas e hidráulicas, según lo
manifestado por el Consejo de Administración de
REPESA (I.N.I., REPESA, Acta nº 24).
La capacidad financiera del I.N.I. y la ENCASO
les permiten afrontar todos sus proyectos con una
concepción amplia, totalitaria, de acuerdo con una
mentalidad ingenieril, por encima de consideraciones
economicistas. Sin embargo, a pesar de la urgencia
inicial y de los medios financieros, materiales y humanos de la ENCASO, los trabajos se van a desarrollar
con gran lentitud, debido tanto a dificultades de orden
internacional como de orden interno. Entre las primeras destacan las dificultades para la llegada de los suministros alemanes, primero, y para llegar a acuerdos
con empresas norteamericanas, después (I.N.I. Memoria1941 y 1942). Y entre las de orden interno podemos
señalar la falta de infraestructuras previas,3 el problema del suministro de materiales de procedencia nacional,4 el abastecimiento de agua, por lo que fue necesario realizar una conexión con la red de canales de la
Mancomunidad de Canales del Taibilla; o las dificultades de contratación de mano de obra.5
Por todo ello, hasta 1947 los trabajos avanzan con
gran lentitud. A partir de este año, con la firma de un
acuerdo con la empresa norteamericana Foster Wheeler Corp., la construcción se reactiva. Sin embargo,
en 1948, coincidiendo con el inicio de la llegada de
los suministros estadounidenses, comienzan las negociaciones, a iniciativa del I.N.I., para ceder la Refinería a una nueva sociedad, denominada REPESA,
constituida con participación del I.N.I., de la Compañía Española de Petróleos (CEPSA) y la compañía
norteamericana Caltex,6 llegándose a un acuerdo en
1949. Por otra parte, este acuerdo es simultáneo a la
concesión de un crédito a España por parte del Chase
National Bank, y ambos hechos son muy anteriores a
la vuelta del embajador norteamericano, en 1951, y
al acuerdo con EE.UU., de 1953. Ello es buena prueba de la ambigüedad de las relaciones entre EE.UU.
y España a partir de finales de los 40, pues las críticas públicas de carácter político no impiden los
acuerdos privados de carácter económico. Todo ello
es un reflejo del cambio de actitud de los países aliados, especialmente de EE.UU., hacia España a raíz
de la Conferencia de Postdam en 1945 y el comienzo
de la tensión con la Unión Soviética, agravada con el
inicio de la guerra de Corea en 1950 (Schwartz y
González 1978; Moradiellos 1999).
Con la llegada de técnicos norteamericanos los trabajos se aceleran: en 1950 se procede a la puesta en
marcha de la primera fase de la Refinería y en julio
de 1952 se finaliza la segunda fase. A partir de aquí
se procederá a una serie de ampliaciones sucesivas
de la capacidad de refino que, entre otras cosas, conllevó la ampliación del Poblado.
EL POBLADO DE LA REFINERÍA DE ESCOMBRERAS
La concepción del Poblado
La concepción del Poblado va a seguir un camino paralelo al de la planificación de las instalaciones industriales, de modo que las modificaciones en los objetivos industriales se traducen inmediatamente en
cambios en el mismo. Así, el Poblado de Escombreras pasa de 225 viviendas previstas inicialmente a
una cifra final de 448.
La elaboración del proyecto de Poblado y el control de la ejecución están fuertemente centralizados.
Su diseño, desde el punto de vista técnico, corresponde al arquitecto José Blasco Robles. Por encima
de él, aunque contando con su asesoramiento, el
Consejo de Administración aprueba, rechaza o modifica en última instancia tanto el proyecto como las
sucesivas fases en que se subdividen, librando progresivamente los presupuestos necesarios y fiscalizando su ejecución.
El arquitecto
José Blasco Robles (1904–?)7 se había formado académicamente en Barcelona,8 donde inicia sus estudios de arquitectura en el curso 1920–1921, titulándose en 1928. Entre 1931 y 1943 reside y trabaja en
Santa Cruz de Tenerife. En ese último año ingresó en
la ENCASO, en fecha indeterminada, como Jefe del
Departamento de Arquitectura de la Sección de la
Refinería de Cartagena, y como tal, encargado del
proyecto de todas las construcciones de esta Sección,
tanto de tipo industrial como de tipo civil, si bien de
él se valora especialmente que posee una amplia ex-
Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía
periencia en «el proyecto y construcción de viviendas» (ENCASO Acta nº 13).
A finales de 1944, al estar a punto de finalizar su
trabajo en la Refinería, es nombrado arquitecto de la
Sección de Lignitos, con residencia en Zaragoza, y
Asesor del Consejo de Administración. Su trabajo se
centraría a partir de ahora en la zona del Ebro, «sin
perjuicio de que interviniese también, cuando ello
fuera necesario, en los de Puentes de García Rodríguez y asesorase al Consejo de Administración, ya
que éste, por la diversidad de obras que existen requerirá sus servicios para dar normas respecto a la
adopción de estilo y otros aspectos que afecten a esta
especialidad» (ENCASO. Acta nº 41). En 1945 finaliza el proyecto de Poblado de Escombreras, presentado y aprobado en enero de 1946, pasando entonces
a desempeñar el nuevo cargo. Por todo ello, parece
corresponderle también la responsabilidad de los Poblados que la ENCASO construye en Andorra (Teruel), Escatrón (Zaragoza) y Puentes de García Rodríguez (La Coruña).9
La Memoria General
El Proyecto de Poblado se compone de una Memoria
General10 y 6 Anexos. La Memoria, de una extensión
de 11 páginas, se refiere a aspectos como la necesidad del Poblado, su capacidad, elementos de que ha
de constar, emplazamiento, composición, parcelación, callejero, tipología de los edificios, situación de
parques y jardines y, finalmente, el aspecto de conjunto.
De entre todos estos aspectos, destaca la atención
que se presta a la elección y orientación del emplazamiento, justificada a lo largo de 3 de las 11 páginas.
Para el primero de ellos se tienen en consideración
aspectos como la salubridad; la seguridad, al tratarse
de un Poblado para trabajadores de una industria de
tipo peligroso; facilidad de accesos a la fábrica y a
las vías próximas; economía, eligiendo un terreno lo
más llano posible, reduciendo al mínimo las obras de
explanación; y consideraciones de tipo estético, procurando eliminar la vista de las instalaciones fabriles,
en beneficio de la vista hacia el mar y el cabo Tiñoso.
Respecto de la orientación, viene determinada por
consideraciones de tipo higienista, a las que se concede gran importancia, teniéndose en cuenta los
vientos dominantes, las lluvias, la humedad y la na-
79
turaleza del subsuelo. El resultado es una orientación
con fachada principal de los edificios de vivienda hacia el sur-suroeste, que da como resultado en verano
una fachada sur poco soleada, al encontrarse el sol
muy alto, y una fachada norte fresca, y en invierno
una fachada principal muy soleada, y que proporciona también una buena protección contra los vientos
dominantes en la zona, procedentes del noreste. Por
otra parte, para cada categoría laboral se estudian dos
subtipos de viviendas, según que tengan la entrada
por el lado norte o el lado sur, disponiendo en todas
ellas las dependencias principales hacia el lado sur.
Estas consideraciones de tipo higienista se completan
con toda una serie de medidas complementarias: la
importancia concedida a la construcción de parques y
jardines y a la plantación de árboles en todas las calles y vías de acceso; la disposición de las plantas bajas siempre a un nivel superior al de las calles o jardines circundantes; la altura de los techos de las
viviendas, entre 2,80 y 3,00 metros, que si bien era
considerada algo exigua en relación con el clima cálido de la zona, se considera compensado con el recurso a la ventilación directa en todas las dependencias de las viviendas, sin el recurso a patios cerrados.
En cuanto a los Anexos, son los siguientes:
1. Programa del Poblado y avance de presupuesto.
Es el más amplio, pues se compone, a su vez,
de 6 anexos que describen los diferentes proyectos parciales de urbanización, edificaciones
y servicios: Explanaciones y pavimentos; Parques, jardines y campos de deporte; Viviendas;
Abastecimiento de aguas; Evacuación de aguas
residuales; Alumbrado.
2. Relación valorada de los terrenos a adquirir
para futuras ampliaciones.
3. Plano topográfico general de la zona.
4. Plano a escala 5.000 de los terrenos propiedad
de la Empresa con la posición relativa del Poblado, de la Fábrica y la zona agrícola.
5. Perspectiva de conjunto del Poblado y detalle
de dos de las casas.
6. Detalle justificativo de los precios unitarios
para las obras proyectadas.
De entre estos anexos quiero destacar el apartado
dedicado a las viviendas, así como el avance de presupuesto de las mismas. De un presupuesto global,
excluido el valor de los terrenos, cifrado en 16 millo-
80
F. Arriaga
nes de pesetas, se destina a viviendas 9.931.500 pesetas, el 62,07 % del total. Los costes unitarios de las
viviendas se establecen en función de la categoría socio-laboral de sus ocupantes, de acuerdo con un rígido sistema jerárquico, que oscila entre las 220.000
pesetas de la vivienda del Director y las 24.700 pesetas de la vivienda de un Obrero con familia reducida,
pasando por las 112.500 pesetas de la vivienda de un
Jefe de Departamento, las 61.625 de la de un Empleado de 2ª y 3ª.
Una vez finalizada la Memoria se inicia un complejo procedimiento administrativo previo a su aprobación final por el Consejo de Administración, introduciéndose diversas modificaciones.
CONSTRUCCIÓN DEL POBLADO
Al plantearse su construcción, la Empresa deberá resolver dos cuestiones de principio. La primera, si se
hacía recurriendo a las ayudas que el I.N.V. concedía
al amparo de la legislación de viviendas protegidas o
renunciando a ellas. La segunda cuestión, si la construcción debía hacerse por la Empresa, mediante el
sistema de administración, o adjudicándola por concurso entre contratistas privados, mediante el sistema
de contrata. Como ahora veremos, las respuestas a
estas cuestiones fueron variando a lo largo del tiempo, reflejando los cambios de criterio de la Empresa
en relación con la labor social que suponía la construcción de estos Poblados.
cación de «viviendas protegidas», unos límites presupuestarios muy bajos, que, para el periodo 1939–1944,
oscilaban entre las 30.000 y las 35.000 pesetas por
vivienda.11 Con esa limitación, a la Empresa le habría sido muy difícil ofrecer unas viviendas en unas
condiciones atractivas para el personal cualificado
que se pretende atraer y sólo las viviendas de Obreros habrían podido incluirse en ese margen, quedando ampliamente fuera de él las de Empleados, Jefes e
Ingenieros.
No obstante, debido a la importancia de esta decisión, la ENCASO consultó al I.N.I., quien se mostró
totalmente conforme con la misma. Esto es sumamente ilustrativo tanto de la mentalidad exclusivista
con que el I.N.I. y la ENCASO conciben todas sus
actuaciones, hasta el extremo de actuar como un Estado dentro del Estado, como de la inexistencia de un
sistema coherente y eficaz, a nivel nacional, para hacer frente a la solución de este problema por parte
del Estado.
A partir de los años 50, la ENCASO va a modificar sus planteamientos en relación con las ayudas
oficiales, determinados por la nueva política adoptada por el I.N.I. en relación con este tema, basada tanto en criterios económicos (el recurso a las ayudas
del I.N.V. se estima ahora como altamente beneficioso) como morales o sociales (permitiendo el acceso
de los trabajadores a la propiedad de las mismas, al
menos en los centros industriales radicados junto a
núcleos de población).12
Los sistemas de administración y contratación
Las relaciones ente el I.N.V. y la ENCASO
En relación con la primera cuestión, la Empresa decidió llevar a cabo la construcción renunciando a solicitar las ayudas del I.N.V. Los motivos aducidos son
de diverso tipo, si bien el más importante tiene que
ver con el régimen de competencias en el control de
las viviendas, pues la fiscalización del I.N.V. habría
relegado a la ENCASO a ser sólo propietario nominal de las viviendas, sin posibilidades de intervención real. Y, por último, al disponer la Empresa de
los medios financieros suficientes para su construcción, no se consideraba lícito recurrir a ayudas oficiales (AHINI. ENCASO. Caja 157).
A todo esto podemos señalar otro motivo complementario: el I.N.V. establecía, para conceder la califi-
Tras la renuncia a solicitar las ayudas del I.N.V., la
Empresa debía determinar si las construcciones se realizaban por el sistema de administración, por el que
la Empresa construye con sus propios medios materiales y personales, o el de contratación.13
Los planteamientos iniciales eran los de recurrir al
sistema de contratación, aunque para que «los contratistas sepan a qué atenerse y para nuestra información, propone que previamente se realicen por administración la construcción de varios modelos»
(ENCASO. Acta nº 67). Así, se procede a dividir las
obras iniciales en dos lotes, uno por administración y
otro por contratación, para comprobar cuál es más
eficaz. Sin embargo, estos planteamientos iniciales
deberán ser modificados, para optar, más frecuente-
Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía
mente, por el sistema de administración y sólo cuando la Empresa recurra a la colaboración del I.N.V.
para posteriores ampliaciones se adoptará el de contrata, obligado por la legislación.
Las razones aducidas para justificar este cambio
son una mayor rapidez y precios más ajustados; además, se alega que si se adjudicasen a contratistas, la
Empresa, de todas formas, debería intervenir a favor
de estos para facilitarles la obtención de materiales y
su transporte.14
Todo ello constituye un buen reflejo de la situación del sector de la construcción en la inmediata
posguerra: empresas privadas con poca capacidad;
dificultades para la obtención de materiales de construcción; elevaciones constantes de precios de los
materiales y, en menor medida, de los salarios.15 En
estas circunstancias, la Empresa tenía grandes dificultades para encontrar contratistas interesados en
unas obras de gran envergadura y, en algunos casos,
complejidad técnica, y sometidas a unas condiciones
muy estrictas.
El sistema de contratación, menos usado, como ya
he explicado, suponía una mayor complejidad administrativa. Una vez aprobados el proyecto y el presupuesto se procedía a convocar un concurso de adjudicación, de acuerdo con las bases elaboradas por la
Oficina Técnica de Construcción Civil, en las que se
incluían las condiciones a las que debían ajustarse
los solicitantes: fianzas, plazos de finalización de las
obras, límites presupuestarios, calidades y materiales.
El concurso podía ser tanto de carácter abierto
como restringido para los contratistas de las localidades próximas. Como norma general, se recurre a empresas de fuera del entorno para la realización de
obras de mayor envergadura o de carácter más técnico, mientras que se prefiere a los contratistas locales
para la construcción de viviendas, lo que suponía
ventajas para ambas partes: se aprovecha la mano de
obra local, con lo que se obtenían precios más ajustados; se consigue, además, una mayor rapidez en el
inicio y finalización de las obras, al no ser necesario
el traslado de maquinaria y personal; y, por último,
se contribuye a resolver la demanda de trabajo del
sector de la construcción.
La resolución del concurso depende del Consejo
de Administración. Los pliegos con las propuestas
presentadas podían ser examinados por el Comité de
Gerencia de la ENCASO o por el Director de la Sec-
81
ción, quienes presentaban la más favorable al Consejo. Éste resuelve generalmente en favor del contratista más ajustado a las condiciones económicas de las
bases del concurso. Como normalmente las propuestas solían superar el presupuesto aprobado, se elige
casi siempre la más barata de entre ellas o se revisa a
la baja el presupuesto.
Los contratistas quedaban obligados por un contrato privado y a lo largo de la construcción se vigilaban que los aspectos técnicos y cualitativos de la
obra se ajustasen al proyecto. Por último, una vez finalizada la obra, la Oficina Técnica de Construcción
Civil proponía su liquidación. Una vez examinada la
propuesta por la Oficina de Inspección y los Servicios Económicos, se procedía en dicho sentido.
Elección y compra de terrenos
La elección de los terrenos solía confiarse al responsable de la Refinería, quien, tras realizar las primeras
gestiones con los propietarios, presentaba la propuesta y el presupuesto al Consejo de Administración. No
obstante, en los primeros momentos la elección fue
determinada por los más altos responsables, el presidente de la ENCASO; Joaquín Planell, e, incluso, el
mismo presidente del I.N.I., Juan Antonio Suanzes,
de acuerdo con la mentalidad presidencialista imperante en ambos organismos.16
Su elección está condicionada por dos factores
fundamentales: la proximidad a la entrada de las instalaciones y su horizontalidad, para reducir al mínimo los movimientos de tierras. En cuanto al precio
de los mismos, tiene una importancia secundaria, por
cuanto que la Empresa dispone, desde su creación en
1942, del derecho a la expropiación forzosa de los terrenos que considere necesarios para sus intereses.17
No obstante, se tiene también muy presente que
«aunque siempre es recomendable el mayor cuidado
a fin de conseguir precios equitativos y evitar perjuicios económicos a la Empresa, . . . no es conveniente
tampoco extremar los esfuerzos a fin de conseguir
rebajas, pues debe tratarse de evitar crear descontentos» (ENCASO. Acta nº 7) y, por otra parte, el recurso a la expropiación suponía largos procesos judiciales y demoras que la Empresa trató siempre de evitar.
82
F. Arriaga
Proceso de construcción y dificultades
Al igual que la concepción del Poblado, su construcción va a estar estrechamente vinculada al desarrollo
de los planes industriales. Se va a desarrollar entre
los años 1946 y 1963, distinguiéndose dos etapas:
una entre 1947 y 1957 en la que se llega rápidamente
a 224 viviendas y otra entre 1958 y 1963, en la que
se llega a las 448.
La construcción de los edificios de servicios suele
ir retrasada con respecto a la de las viviendas, llevándose a cabo cuando el volumen de habitantes lo hace
estrictamente necesario y comenzando por las necesidades más básicas: Economato, Residencias, Escuelas y Capilla. Generalmente se recurre inicialmente a instalaciones provisionales, que a medida
que van siendo deficitarias se van ampliando o se
van situando en edificios propios.
La construcción se desarrolla a pesar de grandes
dificultades de todo tipo.18 Destacan, en primer lugar,
por su carácter general, extensible a toda la actividad
constructiva en España, los problemas para el suministro de materiales de construcción, desde ladrillos,
arena o yeso hasta materiales intervenidos, especialmente el hierro y el cemento,19 a pesar de las gestiones realizadas ante los más altos organismos oficiales, como la Delegación Oficial del Estado en la
Industria Siderúrgica (D.O.E.I.S.) o la Delegación
del Gobierno en las Industrias de Cementos,20 lo que
obligaba a la ENCASO a recurrir a soluciones como
transportar los suministros por sus propios medios,
proporcionar a las fábricas suministradoras carbón en
los viajes de vacío o fabricar sus propios sacos de papel.
En segundo lugar, los retrasos en la llegada de los
suministros industriales importados, debido a la situación de guerra mundial, que obligan a reducir los
ritmos de trabajo o a prescindir temporalmente del
personal contratado. O las constantes restricciones
eléctricas, consecuencia de la escasez de suministro.
O los problemas de transporte, derivados en muchos
casos de la falta de neumáticos (I.N.I. Resúmenes,
ENCASO. Acta nº 101). O, finalmente, los problemas para obtener mano de obra, debido a las dificultades para el abastecimiento de víveres, por lo que
hubo que recurrir a la rápida constitución de un economato para los trabajadores.21
En este sentido, las quejas de la Empresa serán
constantes,22 lo que constituye un reflejo de la negati-
va situación del sector de la construcción en la España de los años 40, incluso cuando se trata de empresas de carácter «nacional».
CARACTERES URBANÍSTICOS Y ARQUITECTÓNICOS
POBLADO
DEL
Sus caracteres urbanísticos y arquitectónicos están
claramente definidos, de acuerdo con un modelo único, válido para otras actuaciones similares de la ENCASO.
En relación con el urbanismo, el Poblado constituye un «polígono»,23 de dimensiones medias, con una
relación ambigua con las poblaciones cercanas, pues
aunque se construye en sus proximidades, lo hace
con una voluntad expresa de no integrarse en las mismas, manifestando un carácter cerrado respecto del
entorno urbano y social.
Otros caracteres formales son: la jerarquización,
traduciendo urbanísticamente el complejo escalafón
laboral de la Empresa; la eliminación de la manzana
cerrada, sustituida por la edificación abierta y discontinua; la arquitectura unificada, con series de viviendas de la misma tipología; la importancia de las
zonas verdes, tanto de uso público como privado; y
la variedad de usos del suelo, pues además del espacio edificado para viviendas, que ocupa la mayor
parte de la superficie, ofrece toda una multiplicidad
de servicios que lo convierten en una entidad autosuficiente en la mayoría de los aspectos de la vida.
Son todos ellos caracteres que ya habían sido planteados y aplicados por la cultura urbanística de preguerra, tanto en España como, sobre todo, en los países más avanzados industrialmente, por lo que desde
el punto de vista urbanístico asistimos a un proceso
de apropiación de numerosas propuestas previas, de
distintas procedencias ideológicas, geográficas o políticas, que tiene que ver fundamentalmente con los paradigmas modernos de la descentralización (la ciudad
jardín, las propuestas orgánicas o las propuestas autoritarias alemanas e italianas) o con el de la innovación
(el funcionalismo del Movimiento Moderno).24
En este sentido, el Poblado no supone ninguna
aportación en relación con la búsqueda que anima la
actividad teórica de determinados sectores oficiales,
e incluso profesionales, vinculados al nuevo Estado,
principalmente falangistas, de una nueva ciudad, la
«ciudad del Movimiento», alternativa a la ciudad li-
Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía
beral. Ni se establece tampoco relación con las aportaciones teóricas del urbanismo español de posguerra, representadas por César Cort, Pedro Bidagor o
Gabriel Alomar, pues la inexistencia de una política
urbanística estatal limita estos planteamientos a aportaciones personales desconectadas de la práctica de
los organismos constructores, tanto públicos, como
privados, condicionados por la necesidad de construir grandes volúmenes de vivienda.
Desde el punto de vista arquitectónico podemos
destacar, en términos cuantitativos, algunos edificios
a los que se confiere un carácter representativo,
como la Iglesia o las Escuelas, situadas estratégicamente donde pueden producir un efecto más escenográfico, actuando a modo de hitos de referencia visual
en el conjunto del Poblado. Y en términos cualitativos,
no suponen ninguna aportación al pretendido estilo
«nacional», reivindicado por los mismos sectores antes mencionados. Así, se caracterizan por su sencillez
estructural, destacando por la pureza de líneas y la
nitidez de volúmenes. Y en cuanto a sus caracteres
estilísticos son el resultado de la mezcla heterogénea
de los estilos históricos (el barroco), con caracteres
populares y, finalmente, elementos tomados de la tradición local. Así, se adopta lo que se considera como
«estilo levantino», concretado en el recurso a paramentos blanqueados, contrastando con los tejados y
elementos decorativos de ladrillo; la disposición de
pérgolas para tamizar la luz; y la vegetación de los
jardines. Respecto de los materiales, se utilizan cimientos de mampostería, con enrase de hormigón;
ladrillo con mortero de cemento para paredes y tabiques; hormigón cerámico armado para el forjado de
los pisos; teja, tanto plana como curva, para las cubiertas; entramados de vigas de hormigón y listonajes de madera o sollado de cañizo; solería roja en las
casas modestas y mosaico hidráulico en las restantes
para los suelos; yeso en los enlucidos interiores y
mortero hidráulico en los exteriores; y carpintería de
madera con persianas.
Y respecto de la vivienda, el contexto de la época
viene caracterizado por tres aspectos: los intentos de
resolver el elevado déficit, a través de una amplia
producción legislativa; la importancia atribuida a las
consideraciones higienistas; y la búsqueda de un estilo propio, entroncado en la tradición y adaptado a los
condicionantes físicos locales.
En relación con el primero de estos aspectos, la
actuación de la ENCASO es una buena muestra de la
83
gravedad de la situación, pues la Empresa debe plantearse como primera medida, previa al inicio de la
actividad industrial, el ofrecer viviendas a sus trabajadores, condición necesaria para poder contar con el
personal cualificado que necesita. Sin embargo, en
ningún momento se plantea la posibilidad de ofrecer
alojamiento a todo el personal, sino sólo para una reducida minoría, a la que se distingue de esa manera,
por lo que, una vez superadas las necesidades iniciales de mano de obra, la proporción entre trabajadores
y número de viviendas fue aumentando progresivamente a lo largo del tiempo.
Y, por otra parte, esta actuación es también un
ejemplo de los negativos efectos secundarios derivados de la desvinculación entre la política industrial y
la política urbanística y de vivienda. Así, la Empresa
acaba contribuyendo, paradójicamente, a agravar el
problema de la vivienda en las localidades vecinas,
convertidas en focos de procesos inmigratorios, atraídos por las nuevas posibilidades laborales que se
ofrecen.
En cuanto al segundo aspecto, las viviendas del
Poblado superan ampliamente los estándares oficiales. La vivienda tipo del I.N.V. de 58 m2 de superficie, con cocina-comedor, 3 dormitorios y retrete es
sustituida aquí por una gran variedad de tipos y subtipos de viviendas unifamiliares, en función de la categoría laboral a que se destine la vivienda. Y en todas ellas encontramos unas condiciones ampliamente
superiores: en la importancia atribuida a los servicios
higiénicos; en el cuidado de la orientación de las dependencias; en la disposición de elementos suficientes para asegurar la separación generacional y de sexos; en la amplitud de las zonas libres privadas.
Caracteres todos ellos que permitirán al nuevo Estado publicitar este y otros Poblados como ejemplos de
la nueva España.
Y en relación con el tercero, la búsqueda de un estilo, no se contribuye en modo alguno a la definición
de un estilo de vivienda propio. En este sentido, el
único factor determinante de las tipologías es el jerárquico con tan sólo algunas concesiones superficiales a lo local.
Por todo ello, el carácter que mejor define la actuación urbanística y arquitectónica de la ENCASO
es el de continuidad con los planteamientos previos,
incluyendo aquí toda una serie de influencias de diversas procedencias: desde la Ciudad Jardín hasta las
propuestas orgánicas o autoritarias, pasando por las
84
F. Arriaga
derivadas del Movimiento Moderno, paradójicamente al amparo de la iniciativa de uno de los organismos más importantes y significados de la España de
la Autarquía. La falta de definición de un modelo alternativo determina que su arquitecto, formado,
como ya he señalado, en la cultura académica de preguerra e inmerso en las exigencias de la inmediata
construcción, no tengan tiempo para inventar estilos
y adopte una esencial continuidad con los planteamientos anteriores a la Guerra Civil.
La mayor originalidad del Poblado radica en el
modelo social a que responde. Este se constituye
como un microcosmos autosuficiente, en el que todas
las necesidades de sus habitantes, tanto materiales
como espirituales, pueden ser satisfechas, en unas
condiciones mucho más favorables que en las localidades vecinas. Así, todos sus habitantes tienen resuelto el problema del alojamiento, ya fuese en vivienda unifamiliar o en las Residencias para personal
soltero o llegado sin familia; el suministro de productos básicos, a través del Economato; la atención
sanitaria, por medio de la Clínica de la Empresa; la
atención religiosa, con su propia Iglesia, o las necesidades culturales, de ocio y deportivas, en sus completas instalaciones.
Este microcosmos está sometido a unos rigurosos
principios. En este sentido, destaca el omnipresente
sentido jerárquico, traduciendo a caracteres visibles
el reglamentado escalafón que rige la vida laboral de
sus habitantes, hasta el extremo de interferir en las
relaciones personales de los mismos, que se producen únicamente en horizontal, dentro de los estrictos
límites de cada categoría, mientras que las relaciones
entre miembros de distintas categorías tienen carácter excepcional y no son aceptadas socialmente.
Por otra parte, se pretende que sea un sistema autorreproducible, a través de la organización de un sistema educativo propio, que abarca toda la vida escolar de los hijos de los trabajadores y les orienta para
que en el futuro puedan sustituir a sus padres y madres, respectivamente, en sus mismos quehaceres,
casi al modo estamental.
Un microcosmos concebido además con carácter
ejemplar, modelo de una nueva sociedad, en un nuevo Estado, en el que no existiesen, por no ser posibles, los conflictos de clase. En esto incide la política
de colaboración con las fuerzas de poder tradicionales (sector religioso, fuerzas de orden público, autoridades locales), contribuyendo, desde su ámbito de in-
fluencia, al reforzamiento del orden implantado con
posterioridad a la Guerra Civil.
NOTAS
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
El Consejo de Administración de la ENCASO, formado generalmente por entre 10 y 12 miembros, contó
siempre con una fuerte representación militar, en torno
al 40% del total, procedente de los cuerpos técnicos del
Ejército, principalmente Artillería e Ingenieros.
Tal y como se indica en la Orden reservada de la Presidencia del Gobierno de 25 de abril de 1942, depositada
en AHINI. ENCASO. Caja 156.
Así, la falta de un muelle apto para el atraque de barcos
obligó a retrasar el montaje de tuberías de la Refinería,
a la espera de la construcción de un espigón de madera.
Véase I.N.I. Resúmenes, ENCASO. Acta nº 101.
Especialmente el hierro, lo que motivaba las quejas del
director de la Refinería, a comienzos de 1944, explicando que, como consecuencia de estas dificultades, la
obra terminada a finales de año no llegaría al 40%,
cuando se había previsto llegar al 80%. O también, por
ejemplo, la falta de neumáticos para los camiones de
transporte. Acercad este tema puede verse ENCASO.
Acta nº 22 y Acta nº 37.
A pesar delas optimistas previsiones iniciales, los trabajos llevados a cabo en zonas próximas por la Mancomunidad de Canales del Taibilla, así como en los talleres
de construcciones navales militares ocupaban prácticamente a todo la mano de obra disponible. Por otra parte, la falta de víveres y suministros dificultaba la contratación de personal de localidades más alejadas. En
este sentido, la ENCASO tuvo que recurrir a transportar obreros en sus propios camiones y se llegó incluso a
plantear un acuerdo con la Explotación de Ferrocarriles
del Estado para organizar un servicio diario entre Cartagena y la cercana estación de Alumbres, pero la entrada en funcionamiento del Economato lo hizo innecesario (ENCASO. Acta provisional nº 3 y Actas nº 1, nº
11 y nº 13).
Tras las gestiones previas con Socony Vacuum, Standard Oil New Jersey y Caltex (integrada por la Standard
Oil of California y la Texas Company), sólo esta última
aceptó tener una participación accionarial minoritaria,
del 24 %, aunque imponiendo una serie de condiciones
fiscales y comerciales sumamente ventajosas. A favor
de la Caltex contaba, además, el hecho de haber suministrado petróleo al ejército sublevado durante la Guerra
Civil española. (I.N.I. Resúmenes, ENCASO. Acta nº
120; I.N.I. Resúmenes, REPESA. Acta nº 1).
De la consulta de las publicaciones de la Hermandad
Nacional de Arquitectos y del Consejo Superior de los
Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía
8.
9.
10.
11.
12.
13.
Colegios de Arquitectos de España se deduce que su
fallecimiento debió producirse entre 1985–86 y 1991,
pues mientras que en la relación alfabética del primer
año aún figura, no ocurre así en la de 1991.
Aunque nacido en Vélez-Blanco (Almería) su padre era
natural de Torroja (Barcelona). Puede verse su expediente académico en A.G.A. Legajo 7721–29.
Para su preparación José Blasco realizó, por cuenta de
la ENCASO, un viaje a Suiza entre noviembre y diciembre de 1946. Por otra parte, la preparación del viaje es sumamente ilustrativa del complejo proceso burocrático que suponía salir de España en aquellos años:
solicitud, justificada, de pasaporte; autorización de cruce de fronteras; y petición de moneda extranjera, todo
ello con la intervención del I.N.I., la ENCASO, el Gobernador Civil, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la
Presidencia del Gobierno y el Instituto Español de Moneda Extranjera. Véase el intercambio de escritos entre
estos organismos en AHINI. ENCASO. Caja 140.
Puede localizarse la Memoria general del poblado de
Escombreras en el A.G.A. Sección de Industria.
Sobre límites presupuestarios de las viviendas protegidas véase:
Ley de Jefatura del Estado de 19 de abril de 1939
(B.O.E. nº 110, de 20 de abril) estableciendo un régimen de protección a la vivienda de renta reducida y
creando un Instituto Nacional de la Vivienda. Artículo 17.
Decreto del Ministerio de Trabajo de 8 de septiembre
de 1939 (B.O.E. nº 275, de 2 de octubre) aprobando el
Reglamento para la aplicación de la Ley de 19 de abril
de 1939.
Decreto del Ministerio de Trabajo de 25 de enero de
1941 por el que se dispone la revisión de los precios
unitarios de las obras comprendidas en los proyectos
aprobados por el I.N.V. con anterioridad a 13 de julio
de 1940.
Decreto del Ministerio de Trabajo de 23 de diciembre
de 1944 (B.O.E. nº 11 de 11 de enero de 1945) por el
que se dictan normas para la aplicación del apartado
sexto del artículo 17 de la Ley de 19 de abril de 1939.
Tampoco debió ser indiferente en este cambio de mentalidad el hecho de que el Jefe de la Sección de Asuntos Sociales del I.N.I., de la que dependía la construcción de viviendas, Alejandro Rodríguez de Valcárcel,
desempeñase simultáneamente el cargo de Secretario
del I.N.V.
Para los aspectos legales, véase la Ley de Administración y Contabilidad de 1 de julio de 1911 (el capítulo V
se reformó en Ley de 20 de diciembre de 1952) y la
Ley de Jefatura del Estado de 26 de diciembre de 1958,
sobre Régimen Jurídico de las Entidades Estatales Autónomas.
85
14. Las mayores ventajas del sistema de administración comienzan a percibirse a finales de 1946 (I.N.I. Resúmenes . . . , ENCASO. Acta nº 83).
15. Véase, a título de ejemplo, la «Relación de disposiciones oficiales que regulan salarios y precios, con indicación del periódico oficial en que han sido insertadas y
la fecha de la inserción», en B.D.G.A. de marzo de
1949.
16. Son sumamente ilustrativos los escritos intercambiados
entre Luis Vial y Juan Antonio Suanzes en octubre de
1942 (AHINI. ENCASO. Caja nº 172). A propósito de
este tema, el presidente del I.N.I. se lamentaba de que
«. . . desgraciadamente no puedo intervenir en los distintos asuntos en el grado y medida que me gustaría hacerlo . . .».
17. Decreto de Presidencia del Gobierno de 22 de enero de
1942 (B.O.E. nº 34, de 3 de febrero) por el que se encomienda al Instituto Nacional de Industria la organización de empresas de obtención de carburantes por destilación de pizarras bituminosas.
18. Para una descripción general de los problemas puede
consultarse ENCASO. Memoria . . . 1948.
19. En 1948 la ENCASO se lamentaba de haber recibido
sólo el 13% del hierro y el 56 % del cemento solicitados. En 1949 el porcentaje era del 27 y el 49%, respectivamente. ENCASO. Memoria . . . 1948 y 1949.
20. Creada por Decreto de Presidencia del Gobierno de 31
de diciembre de 1941 ( B.O.E. nº 8, de 8 de enero de
1942) este último organismo tenía, entre otras, las funciones de «vigilar la producción . . . , velar porque las
calidades del producto se ajusten a las características
reglamentarias . . . , tomar las medidas necesarias para
evitar la ocultación, acaparamiento y especulación de
los productos . . . , asegurar el suministro de cementos
a las construcciones de interés nacional . . .».
Véase también la Orden de 15 de enero de 1942 (B.O.E.
nº 18, de 18 de enero) de normas de funcionamiento de
la Delegación del Gobierno en las Industrias de Cementos.
21. Son ilustrativas, entre otras, las quejas del Consejo de
Administración en I.N.I. Resúmenes . . . , ENCASO.
Acta nº 93 y Acta nº 94.
22. Es un tema en el que se insiste en todas las Memorias y
Balances que se presentan ante la Junta General de Accionistas. Como, a título de ejemplo, en I.N.I. Memoria
. . . 1943, 1944, 1945, 1946, 1947 y 1948.
23. En el sentido utilizado por Terán Troyano (1999).
24. De acuerdo con la terminología introducida por Sainz
Gutiérrez, quien, siguiendo en este aspecto a Benedetto
Gravagnuolo, plantea un esquema de la evolución del
urbanismo moderno que contradice abiertamente la clásica de L. Benévolo y amplía la de F. Choay. Véase a
este respecto Sainz Gutiérrez (1999).
86
F. Arriaga
LISTA DE REFERENCIAS
Relación de abreviaturas utilizadas:
A.G.A.: Archivo General de la Administración.
AHINI: Archivo Histórico del Instituto Nacional de Industria.
B.D.G.A.: Boletín de la Dirección General de Arquitectura.
ENCASO: Empresa Nacional Calvo Sotelo.
I.N.I.: Instituto Nacional de Industria.
Referencias
AHINI. ENCASO. Correspondencia de Registro General
del I.N.I. Cajas número 140, 156, 157 y 172.
ENCASO. Actas del Consejo de Administración. 1942 a
1954.
ENCASO. Memoria y balance del ejercicio de . . . Madrid.
ENCASO. (Ejercicios de 1942 a 1967).
Flores Jiménez, F. 1966. Escombreras. Temas españoles nº
469. (Madrid: Publicaciones Españolas).
I.N.I. Empresa Nacional Calvo Sotelo. Refinería de Petróleos de Escombreras. Revista de Información del I.N.I.
Nº 4. Abril.
I.N.I. 1941–1948. Memoria del Instituto Nacional de Industria correspondiente al año . . . Madrid: I.N.I.
I.N.I. 1946–1965. Resúmenes de Actas de Empresas en que
participa. ENCASO.
I.N.I. 1949–1965. Resúmenes de Actas de Empresas en que
participa. REPESA.
Moradiellos, E. 1999. Postdam, 1945: El franquismo en entredicho. Claves de Razón Práctica. 92, Mayo.
Sainz Gutiérrez, V. 1999. La cultura urbana de la posmodernidad. Aldo Rossi y su contexto. Sevilla: Ediciones
Alfar.
Schwartz, P. y M. J. González. 1978. Una historia del Instituto Nacional de Industria (1941–1976). Madrid. Tecnos.
Terán Troyano, F. de. 1999. Historia del Urbanismo en España. Volumen III: Siglo XIX y XX. Madrid: Cátedra.
Descargar