Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29 enero 2005, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz, 2005. Teoría y práctica de la de la construcción en la España de la Autarquía. El Instituto Nacional de Industria, la Empresa Nacional «Calvo Sotelo» y la Refinería de Escombreras Felipe Arriaga Carmona La creación del Instituto Nacional de Industria (I.N.I.) y de su filial la Empresa Nacional «Calvo Sotelo» de Combustibles Líquidos y Lubricantes (ENCASO), en 1941 y 1942 respectivamente, se enmarca en un contexto de voluntaria política económica autárquica, al servicio de las necesidades militares de industrialización.1 La estrecha vinculación del I.N.I. y de la ENCASO, durante los años 40 y 50 del siglo XX, a las más altas instancias políticas del nuevo Estado surgido tras la Guerra Civil, y la importancia capital atribuida a su misión industrial convierten las actuaciones de estos organismos, no sólo las industriales sino también, muy especialmente, las sociales, en representativas del nuevo Estado. La ENCASO va a iniciar un proceso de construcción de centros industriales en España, entre los que destaca una Refinería de petróleo. Las instalaciones básicas consistían en una unidad de destilación a presión atmosférica y otra de vacío así como toda una serie de instalaciones industriales auxiliares. Como actividad secundaria, la ENCASO abordará también la solución del problema del alojamiento de sus trabajadores en aquellas localidades en que se instale. En ello confluyen toda una serie de motivaciones de distinto tipo: la negativa situación de la vivienda en la España de la posguerra, tanto en sus aspectos cuantitativos como cualitativos, tan manifestada por los propios organismos oficiales; la obligación legal, establecida a partir de 1946, de que las Empresas construyesen viviendas para su personal; una evidente vocación social ejemplarizante y modélica, carga- da de componentes propagandísticos, por parte de la Empresa, como representante del Estado; y una tradición empresarial, que en Europa se remonta en sus orígenes a comienzos del siglo XIX, introducida también en España, pero a la que, sin embargo, eran ajenas hasta entonces las empresas públicas. Por ello, en el caso de la Refinería se decide la construcción de un Poblado para el alojamiento del personal en sus diferentes categorías laborales, todo ello en el Valle de Escombreras (Murcia), elegido por sus «excelentes condiciones desde los puntos de vista industrial y militar» (Instituto Nacional de Industria 1941 y 1942). Entre estas condiciones se citan la proximidad relativa a Oriente Medio, de donde debía proceder la mayor parte del petróleo; su estratégica situación en la ruta entre el Mediterráneo y el Atlántico; el precio económico de los terrenos necesarios para las instalaciones; sus buenas condiciones climáticas; la abundancia y calidad del agua; su buena y abundante mano de obra; y su alejamiento de grandes concentraciones industriales. Entre las que no se citan, pero que también debió ejercer un peso considerable, estaría la cercanía a la base naval militar de Cartagena. De hecho, la elección de Escombreras se decidió a partir de un informe del Almirante Bastarreche (I.N.I. Abril, 1948; Flores Jiménez 1966; AHINI. ENCASO. Caja 156. Carta de Joaquín Planell al Presidente del I.N.I.). Su construcción adquiere carácter de máxima urgencia,2 debido, en primer lugar, a la deficitaria situación española en relación con el suministro de pe- 78 F. Arriaga tróleo, en un contexto internacional caracterizado por la escasez de refinerías en Europa, la insuficiencia de la flota petrolera y el aumento del consumo y de los precios. Y, en segundo lugar, a las necesidades de tipo militar, dada la mayor vulnerabilidad que presentan las centrales térmicas e hidráulicas, según lo manifestado por el Consejo de Administración de REPESA (I.N.I., REPESA, Acta nº 24). La capacidad financiera del I.N.I. y la ENCASO les permiten afrontar todos sus proyectos con una concepción amplia, totalitaria, de acuerdo con una mentalidad ingenieril, por encima de consideraciones economicistas. Sin embargo, a pesar de la urgencia inicial y de los medios financieros, materiales y humanos de la ENCASO, los trabajos se van a desarrollar con gran lentitud, debido tanto a dificultades de orden internacional como de orden interno. Entre las primeras destacan las dificultades para la llegada de los suministros alemanes, primero, y para llegar a acuerdos con empresas norteamericanas, después (I.N.I. Memoria1941 y 1942). Y entre las de orden interno podemos señalar la falta de infraestructuras previas,3 el problema del suministro de materiales de procedencia nacional,4 el abastecimiento de agua, por lo que fue necesario realizar una conexión con la red de canales de la Mancomunidad de Canales del Taibilla; o las dificultades de contratación de mano de obra.5 Por todo ello, hasta 1947 los trabajos avanzan con gran lentitud. A partir de este año, con la firma de un acuerdo con la empresa norteamericana Foster Wheeler Corp., la construcción se reactiva. Sin embargo, en 1948, coincidiendo con el inicio de la llegada de los suministros estadounidenses, comienzan las negociaciones, a iniciativa del I.N.I., para ceder la Refinería a una nueva sociedad, denominada REPESA, constituida con participación del I.N.I., de la Compañía Española de Petróleos (CEPSA) y la compañía norteamericana Caltex,6 llegándose a un acuerdo en 1949. Por otra parte, este acuerdo es simultáneo a la concesión de un crédito a España por parte del Chase National Bank, y ambos hechos son muy anteriores a la vuelta del embajador norteamericano, en 1951, y al acuerdo con EE.UU., de 1953. Ello es buena prueba de la ambigüedad de las relaciones entre EE.UU. y España a partir de finales de los 40, pues las críticas públicas de carácter político no impiden los acuerdos privados de carácter económico. Todo ello es un reflejo del cambio de actitud de los países aliados, especialmente de EE.UU., hacia España a raíz de la Conferencia de Postdam en 1945 y el comienzo de la tensión con la Unión Soviética, agravada con el inicio de la guerra de Corea en 1950 (Schwartz y González 1978; Moradiellos 1999). Con la llegada de técnicos norteamericanos los trabajos se aceleran: en 1950 se procede a la puesta en marcha de la primera fase de la Refinería y en julio de 1952 se finaliza la segunda fase. A partir de aquí se procederá a una serie de ampliaciones sucesivas de la capacidad de refino que, entre otras cosas, conllevó la ampliación del Poblado. EL POBLADO DE LA REFINERÍA DE ESCOMBRERAS La concepción del Poblado La concepción del Poblado va a seguir un camino paralelo al de la planificación de las instalaciones industriales, de modo que las modificaciones en los objetivos industriales se traducen inmediatamente en cambios en el mismo. Así, el Poblado de Escombreras pasa de 225 viviendas previstas inicialmente a una cifra final de 448. La elaboración del proyecto de Poblado y el control de la ejecución están fuertemente centralizados. Su diseño, desde el punto de vista técnico, corresponde al arquitecto José Blasco Robles. Por encima de él, aunque contando con su asesoramiento, el Consejo de Administración aprueba, rechaza o modifica en última instancia tanto el proyecto como las sucesivas fases en que se subdividen, librando progresivamente los presupuestos necesarios y fiscalizando su ejecución. El arquitecto José Blasco Robles (1904–?)7 se había formado académicamente en Barcelona,8 donde inicia sus estudios de arquitectura en el curso 1920–1921, titulándose en 1928. Entre 1931 y 1943 reside y trabaja en Santa Cruz de Tenerife. En ese último año ingresó en la ENCASO, en fecha indeterminada, como Jefe del Departamento de Arquitectura de la Sección de la Refinería de Cartagena, y como tal, encargado del proyecto de todas las construcciones de esta Sección, tanto de tipo industrial como de tipo civil, si bien de él se valora especialmente que posee una amplia ex- Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía periencia en «el proyecto y construcción de viviendas» (ENCASO Acta nº 13). A finales de 1944, al estar a punto de finalizar su trabajo en la Refinería, es nombrado arquitecto de la Sección de Lignitos, con residencia en Zaragoza, y Asesor del Consejo de Administración. Su trabajo se centraría a partir de ahora en la zona del Ebro, «sin perjuicio de que interviniese también, cuando ello fuera necesario, en los de Puentes de García Rodríguez y asesorase al Consejo de Administración, ya que éste, por la diversidad de obras que existen requerirá sus servicios para dar normas respecto a la adopción de estilo y otros aspectos que afecten a esta especialidad» (ENCASO. Acta nº 41). En 1945 finaliza el proyecto de Poblado de Escombreras, presentado y aprobado en enero de 1946, pasando entonces a desempeñar el nuevo cargo. Por todo ello, parece corresponderle también la responsabilidad de los Poblados que la ENCASO construye en Andorra (Teruel), Escatrón (Zaragoza) y Puentes de García Rodríguez (La Coruña).9 La Memoria General El Proyecto de Poblado se compone de una Memoria General10 y 6 Anexos. La Memoria, de una extensión de 11 páginas, se refiere a aspectos como la necesidad del Poblado, su capacidad, elementos de que ha de constar, emplazamiento, composición, parcelación, callejero, tipología de los edificios, situación de parques y jardines y, finalmente, el aspecto de conjunto. De entre todos estos aspectos, destaca la atención que se presta a la elección y orientación del emplazamiento, justificada a lo largo de 3 de las 11 páginas. Para el primero de ellos se tienen en consideración aspectos como la salubridad; la seguridad, al tratarse de un Poblado para trabajadores de una industria de tipo peligroso; facilidad de accesos a la fábrica y a las vías próximas; economía, eligiendo un terreno lo más llano posible, reduciendo al mínimo las obras de explanación; y consideraciones de tipo estético, procurando eliminar la vista de las instalaciones fabriles, en beneficio de la vista hacia el mar y el cabo Tiñoso. Respecto de la orientación, viene determinada por consideraciones de tipo higienista, a las que se concede gran importancia, teniéndose en cuenta los vientos dominantes, las lluvias, la humedad y la na- 79 turaleza del subsuelo. El resultado es una orientación con fachada principal de los edificios de vivienda hacia el sur-suroeste, que da como resultado en verano una fachada sur poco soleada, al encontrarse el sol muy alto, y una fachada norte fresca, y en invierno una fachada principal muy soleada, y que proporciona también una buena protección contra los vientos dominantes en la zona, procedentes del noreste. Por otra parte, para cada categoría laboral se estudian dos subtipos de viviendas, según que tengan la entrada por el lado norte o el lado sur, disponiendo en todas ellas las dependencias principales hacia el lado sur. Estas consideraciones de tipo higienista se completan con toda una serie de medidas complementarias: la importancia concedida a la construcción de parques y jardines y a la plantación de árboles en todas las calles y vías de acceso; la disposición de las plantas bajas siempre a un nivel superior al de las calles o jardines circundantes; la altura de los techos de las viviendas, entre 2,80 y 3,00 metros, que si bien era considerada algo exigua en relación con el clima cálido de la zona, se considera compensado con el recurso a la ventilación directa en todas las dependencias de las viviendas, sin el recurso a patios cerrados. En cuanto a los Anexos, son los siguientes: 1. Programa del Poblado y avance de presupuesto. Es el más amplio, pues se compone, a su vez, de 6 anexos que describen los diferentes proyectos parciales de urbanización, edificaciones y servicios: Explanaciones y pavimentos; Parques, jardines y campos de deporte; Viviendas; Abastecimiento de aguas; Evacuación de aguas residuales; Alumbrado. 2. Relación valorada de los terrenos a adquirir para futuras ampliaciones. 3. Plano topográfico general de la zona. 4. Plano a escala 5.000 de los terrenos propiedad de la Empresa con la posición relativa del Poblado, de la Fábrica y la zona agrícola. 5. Perspectiva de conjunto del Poblado y detalle de dos de las casas. 6. Detalle justificativo de los precios unitarios para las obras proyectadas. De entre estos anexos quiero destacar el apartado dedicado a las viviendas, así como el avance de presupuesto de las mismas. De un presupuesto global, excluido el valor de los terrenos, cifrado en 16 millo- 80 F. Arriaga nes de pesetas, se destina a viviendas 9.931.500 pesetas, el 62,07 % del total. Los costes unitarios de las viviendas se establecen en función de la categoría socio-laboral de sus ocupantes, de acuerdo con un rígido sistema jerárquico, que oscila entre las 220.000 pesetas de la vivienda del Director y las 24.700 pesetas de la vivienda de un Obrero con familia reducida, pasando por las 112.500 pesetas de la vivienda de un Jefe de Departamento, las 61.625 de la de un Empleado de 2ª y 3ª. Una vez finalizada la Memoria se inicia un complejo procedimiento administrativo previo a su aprobación final por el Consejo de Administración, introduciéndose diversas modificaciones. CONSTRUCCIÓN DEL POBLADO Al plantearse su construcción, la Empresa deberá resolver dos cuestiones de principio. La primera, si se hacía recurriendo a las ayudas que el I.N.V. concedía al amparo de la legislación de viviendas protegidas o renunciando a ellas. La segunda cuestión, si la construcción debía hacerse por la Empresa, mediante el sistema de administración, o adjudicándola por concurso entre contratistas privados, mediante el sistema de contrata. Como ahora veremos, las respuestas a estas cuestiones fueron variando a lo largo del tiempo, reflejando los cambios de criterio de la Empresa en relación con la labor social que suponía la construcción de estos Poblados. cación de «viviendas protegidas», unos límites presupuestarios muy bajos, que, para el periodo 1939–1944, oscilaban entre las 30.000 y las 35.000 pesetas por vivienda.11 Con esa limitación, a la Empresa le habría sido muy difícil ofrecer unas viviendas en unas condiciones atractivas para el personal cualificado que se pretende atraer y sólo las viviendas de Obreros habrían podido incluirse en ese margen, quedando ampliamente fuera de él las de Empleados, Jefes e Ingenieros. No obstante, debido a la importancia de esta decisión, la ENCASO consultó al I.N.I., quien se mostró totalmente conforme con la misma. Esto es sumamente ilustrativo tanto de la mentalidad exclusivista con que el I.N.I. y la ENCASO conciben todas sus actuaciones, hasta el extremo de actuar como un Estado dentro del Estado, como de la inexistencia de un sistema coherente y eficaz, a nivel nacional, para hacer frente a la solución de este problema por parte del Estado. A partir de los años 50, la ENCASO va a modificar sus planteamientos en relación con las ayudas oficiales, determinados por la nueva política adoptada por el I.N.I. en relación con este tema, basada tanto en criterios económicos (el recurso a las ayudas del I.N.V. se estima ahora como altamente beneficioso) como morales o sociales (permitiendo el acceso de los trabajadores a la propiedad de las mismas, al menos en los centros industriales radicados junto a núcleos de población).12 Los sistemas de administración y contratación Las relaciones ente el I.N.V. y la ENCASO En relación con la primera cuestión, la Empresa decidió llevar a cabo la construcción renunciando a solicitar las ayudas del I.N.V. Los motivos aducidos son de diverso tipo, si bien el más importante tiene que ver con el régimen de competencias en el control de las viviendas, pues la fiscalización del I.N.V. habría relegado a la ENCASO a ser sólo propietario nominal de las viviendas, sin posibilidades de intervención real. Y, por último, al disponer la Empresa de los medios financieros suficientes para su construcción, no se consideraba lícito recurrir a ayudas oficiales (AHINI. ENCASO. Caja 157). A todo esto podemos señalar otro motivo complementario: el I.N.V. establecía, para conceder la califi- Tras la renuncia a solicitar las ayudas del I.N.V., la Empresa debía determinar si las construcciones se realizaban por el sistema de administración, por el que la Empresa construye con sus propios medios materiales y personales, o el de contratación.13 Los planteamientos iniciales eran los de recurrir al sistema de contratación, aunque para que «los contratistas sepan a qué atenerse y para nuestra información, propone que previamente se realicen por administración la construcción de varios modelos» (ENCASO. Acta nº 67). Así, se procede a dividir las obras iniciales en dos lotes, uno por administración y otro por contratación, para comprobar cuál es más eficaz. Sin embargo, estos planteamientos iniciales deberán ser modificados, para optar, más frecuente- Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía mente, por el sistema de administración y sólo cuando la Empresa recurra a la colaboración del I.N.V. para posteriores ampliaciones se adoptará el de contrata, obligado por la legislación. Las razones aducidas para justificar este cambio son una mayor rapidez y precios más ajustados; además, se alega que si se adjudicasen a contratistas, la Empresa, de todas formas, debería intervenir a favor de estos para facilitarles la obtención de materiales y su transporte.14 Todo ello constituye un buen reflejo de la situación del sector de la construcción en la inmediata posguerra: empresas privadas con poca capacidad; dificultades para la obtención de materiales de construcción; elevaciones constantes de precios de los materiales y, en menor medida, de los salarios.15 En estas circunstancias, la Empresa tenía grandes dificultades para encontrar contratistas interesados en unas obras de gran envergadura y, en algunos casos, complejidad técnica, y sometidas a unas condiciones muy estrictas. El sistema de contratación, menos usado, como ya he explicado, suponía una mayor complejidad administrativa. Una vez aprobados el proyecto y el presupuesto se procedía a convocar un concurso de adjudicación, de acuerdo con las bases elaboradas por la Oficina Técnica de Construcción Civil, en las que se incluían las condiciones a las que debían ajustarse los solicitantes: fianzas, plazos de finalización de las obras, límites presupuestarios, calidades y materiales. El concurso podía ser tanto de carácter abierto como restringido para los contratistas de las localidades próximas. Como norma general, se recurre a empresas de fuera del entorno para la realización de obras de mayor envergadura o de carácter más técnico, mientras que se prefiere a los contratistas locales para la construcción de viviendas, lo que suponía ventajas para ambas partes: se aprovecha la mano de obra local, con lo que se obtenían precios más ajustados; se consigue, además, una mayor rapidez en el inicio y finalización de las obras, al no ser necesario el traslado de maquinaria y personal; y, por último, se contribuye a resolver la demanda de trabajo del sector de la construcción. La resolución del concurso depende del Consejo de Administración. Los pliegos con las propuestas presentadas podían ser examinados por el Comité de Gerencia de la ENCASO o por el Director de la Sec- 81 ción, quienes presentaban la más favorable al Consejo. Éste resuelve generalmente en favor del contratista más ajustado a las condiciones económicas de las bases del concurso. Como normalmente las propuestas solían superar el presupuesto aprobado, se elige casi siempre la más barata de entre ellas o se revisa a la baja el presupuesto. Los contratistas quedaban obligados por un contrato privado y a lo largo de la construcción se vigilaban que los aspectos técnicos y cualitativos de la obra se ajustasen al proyecto. Por último, una vez finalizada la obra, la Oficina Técnica de Construcción Civil proponía su liquidación. Una vez examinada la propuesta por la Oficina de Inspección y los Servicios Económicos, se procedía en dicho sentido. Elección y compra de terrenos La elección de los terrenos solía confiarse al responsable de la Refinería, quien, tras realizar las primeras gestiones con los propietarios, presentaba la propuesta y el presupuesto al Consejo de Administración. No obstante, en los primeros momentos la elección fue determinada por los más altos responsables, el presidente de la ENCASO; Joaquín Planell, e, incluso, el mismo presidente del I.N.I., Juan Antonio Suanzes, de acuerdo con la mentalidad presidencialista imperante en ambos organismos.16 Su elección está condicionada por dos factores fundamentales: la proximidad a la entrada de las instalaciones y su horizontalidad, para reducir al mínimo los movimientos de tierras. En cuanto al precio de los mismos, tiene una importancia secundaria, por cuanto que la Empresa dispone, desde su creación en 1942, del derecho a la expropiación forzosa de los terrenos que considere necesarios para sus intereses.17 No obstante, se tiene también muy presente que «aunque siempre es recomendable el mayor cuidado a fin de conseguir precios equitativos y evitar perjuicios económicos a la Empresa, . . . no es conveniente tampoco extremar los esfuerzos a fin de conseguir rebajas, pues debe tratarse de evitar crear descontentos» (ENCASO. Acta nº 7) y, por otra parte, el recurso a la expropiación suponía largos procesos judiciales y demoras que la Empresa trató siempre de evitar. 82 F. Arriaga Proceso de construcción y dificultades Al igual que la concepción del Poblado, su construcción va a estar estrechamente vinculada al desarrollo de los planes industriales. Se va a desarrollar entre los años 1946 y 1963, distinguiéndose dos etapas: una entre 1947 y 1957 en la que se llega rápidamente a 224 viviendas y otra entre 1958 y 1963, en la que se llega a las 448. La construcción de los edificios de servicios suele ir retrasada con respecto a la de las viviendas, llevándose a cabo cuando el volumen de habitantes lo hace estrictamente necesario y comenzando por las necesidades más básicas: Economato, Residencias, Escuelas y Capilla. Generalmente se recurre inicialmente a instalaciones provisionales, que a medida que van siendo deficitarias se van ampliando o se van situando en edificios propios. La construcción se desarrolla a pesar de grandes dificultades de todo tipo.18 Destacan, en primer lugar, por su carácter general, extensible a toda la actividad constructiva en España, los problemas para el suministro de materiales de construcción, desde ladrillos, arena o yeso hasta materiales intervenidos, especialmente el hierro y el cemento,19 a pesar de las gestiones realizadas ante los más altos organismos oficiales, como la Delegación Oficial del Estado en la Industria Siderúrgica (D.O.E.I.S.) o la Delegación del Gobierno en las Industrias de Cementos,20 lo que obligaba a la ENCASO a recurrir a soluciones como transportar los suministros por sus propios medios, proporcionar a las fábricas suministradoras carbón en los viajes de vacío o fabricar sus propios sacos de papel. En segundo lugar, los retrasos en la llegada de los suministros industriales importados, debido a la situación de guerra mundial, que obligan a reducir los ritmos de trabajo o a prescindir temporalmente del personal contratado. O las constantes restricciones eléctricas, consecuencia de la escasez de suministro. O los problemas de transporte, derivados en muchos casos de la falta de neumáticos (I.N.I. Resúmenes, ENCASO. Acta nº 101). O, finalmente, los problemas para obtener mano de obra, debido a las dificultades para el abastecimiento de víveres, por lo que hubo que recurrir a la rápida constitución de un economato para los trabajadores.21 En este sentido, las quejas de la Empresa serán constantes,22 lo que constituye un reflejo de la negati- va situación del sector de la construcción en la España de los años 40, incluso cuando se trata de empresas de carácter «nacional». CARACTERES URBANÍSTICOS Y ARQUITECTÓNICOS POBLADO DEL Sus caracteres urbanísticos y arquitectónicos están claramente definidos, de acuerdo con un modelo único, válido para otras actuaciones similares de la ENCASO. En relación con el urbanismo, el Poblado constituye un «polígono»,23 de dimensiones medias, con una relación ambigua con las poblaciones cercanas, pues aunque se construye en sus proximidades, lo hace con una voluntad expresa de no integrarse en las mismas, manifestando un carácter cerrado respecto del entorno urbano y social. Otros caracteres formales son: la jerarquización, traduciendo urbanísticamente el complejo escalafón laboral de la Empresa; la eliminación de la manzana cerrada, sustituida por la edificación abierta y discontinua; la arquitectura unificada, con series de viviendas de la misma tipología; la importancia de las zonas verdes, tanto de uso público como privado; y la variedad de usos del suelo, pues además del espacio edificado para viviendas, que ocupa la mayor parte de la superficie, ofrece toda una multiplicidad de servicios que lo convierten en una entidad autosuficiente en la mayoría de los aspectos de la vida. Son todos ellos caracteres que ya habían sido planteados y aplicados por la cultura urbanística de preguerra, tanto en España como, sobre todo, en los países más avanzados industrialmente, por lo que desde el punto de vista urbanístico asistimos a un proceso de apropiación de numerosas propuestas previas, de distintas procedencias ideológicas, geográficas o políticas, que tiene que ver fundamentalmente con los paradigmas modernos de la descentralización (la ciudad jardín, las propuestas orgánicas o las propuestas autoritarias alemanas e italianas) o con el de la innovación (el funcionalismo del Movimiento Moderno).24 En este sentido, el Poblado no supone ninguna aportación en relación con la búsqueda que anima la actividad teórica de determinados sectores oficiales, e incluso profesionales, vinculados al nuevo Estado, principalmente falangistas, de una nueva ciudad, la «ciudad del Movimiento», alternativa a la ciudad li- Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía beral. Ni se establece tampoco relación con las aportaciones teóricas del urbanismo español de posguerra, representadas por César Cort, Pedro Bidagor o Gabriel Alomar, pues la inexistencia de una política urbanística estatal limita estos planteamientos a aportaciones personales desconectadas de la práctica de los organismos constructores, tanto públicos, como privados, condicionados por la necesidad de construir grandes volúmenes de vivienda. Desde el punto de vista arquitectónico podemos destacar, en términos cuantitativos, algunos edificios a los que se confiere un carácter representativo, como la Iglesia o las Escuelas, situadas estratégicamente donde pueden producir un efecto más escenográfico, actuando a modo de hitos de referencia visual en el conjunto del Poblado. Y en términos cualitativos, no suponen ninguna aportación al pretendido estilo «nacional», reivindicado por los mismos sectores antes mencionados. Así, se caracterizan por su sencillez estructural, destacando por la pureza de líneas y la nitidez de volúmenes. Y en cuanto a sus caracteres estilísticos son el resultado de la mezcla heterogénea de los estilos históricos (el barroco), con caracteres populares y, finalmente, elementos tomados de la tradición local. Así, se adopta lo que se considera como «estilo levantino», concretado en el recurso a paramentos blanqueados, contrastando con los tejados y elementos decorativos de ladrillo; la disposición de pérgolas para tamizar la luz; y la vegetación de los jardines. Respecto de los materiales, se utilizan cimientos de mampostería, con enrase de hormigón; ladrillo con mortero de cemento para paredes y tabiques; hormigón cerámico armado para el forjado de los pisos; teja, tanto plana como curva, para las cubiertas; entramados de vigas de hormigón y listonajes de madera o sollado de cañizo; solería roja en las casas modestas y mosaico hidráulico en las restantes para los suelos; yeso en los enlucidos interiores y mortero hidráulico en los exteriores; y carpintería de madera con persianas. Y respecto de la vivienda, el contexto de la época viene caracterizado por tres aspectos: los intentos de resolver el elevado déficit, a través de una amplia producción legislativa; la importancia atribuida a las consideraciones higienistas; y la búsqueda de un estilo propio, entroncado en la tradición y adaptado a los condicionantes físicos locales. En relación con el primero de estos aspectos, la actuación de la ENCASO es una buena muestra de la 83 gravedad de la situación, pues la Empresa debe plantearse como primera medida, previa al inicio de la actividad industrial, el ofrecer viviendas a sus trabajadores, condición necesaria para poder contar con el personal cualificado que necesita. Sin embargo, en ningún momento se plantea la posibilidad de ofrecer alojamiento a todo el personal, sino sólo para una reducida minoría, a la que se distingue de esa manera, por lo que, una vez superadas las necesidades iniciales de mano de obra, la proporción entre trabajadores y número de viviendas fue aumentando progresivamente a lo largo del tiempo. Y, por otra parte, esta actuación es también un ejemplo de los negativos efectos secundarios derivados de la desvinculación entre la política industrial y la política urbanística y de vivienda. Así, la Empresa acaba contribuyendo, paradójicamente, a agravar el problema de la vivienda en las localidades vecinas, convertidas en focos de procesos inmigratorios, atraídos por las nuevas posibilidades laborales que se ofrecen. En cuanto al segundo aspecto, las viviendas del Poblado superan ampliamente los estándares oficiales. La vivienda tipo del I.N.V. de 58 m2 de superficie, con cocina-comedor, 3 dormitorios y retrete es sustituida aquí por una gran variedad de tipos y subtipos de viviendas unifamiliares, en función de la categoría laboral a que se destine la vivienda. Y en todas ellas encontramos unas condiciones ampliamente superiores: en la importancia atribuida a los servicios higiénicos; en el cuidado de la orientación de las dependencias; en la disposición de elementos suficientes para asegurar la separación generacional y de sexos; en la amplitud de las zonas libres privadas. Caracteres todos ellos que permitirán al nuevo Estado publicitar este y otros Poblados como ejemplos de la nueva España. Y en relación con el tercero, la búsqueda de un estilo, no se contribuye en modo alguno a la definición de un estilo de vivienda propio. En este sentido, el único factor determinante de las tipologías es el jerárquico con tan sólo algunas concesiones superficiales a lo local. Por todo ello, el carácter que mejor define la actuación urbanística y arquitectónica de la ENCASO es el de continuidad con los planteamientos previos, incluyendo aquí toda una serie de influencias de diversas procedencias: desde la Ciudad Jardín hasta las propuestas orgánicas o autoritarias, pasando por las 84 F. Arriaga derivadas del Movimiento Moderno, paradójicamente al amparo de la iniciativa de uno de los organismos más importantes y significados de la España de la Autarquía. La falta de definición de un modelo alternativo determina que su arquitecto, formado, como ya he señalado, en la cultura académica de preguerra e inmerso en las exigencias de la inmediata construcción, no tengan tiempo para inventar estilos y adopte una esencial continuidad con los planteamientos anteriores a la Guerra Civil. La mayor originalidad del Poblado radica en el modelo social a que responde. Este se constituye como un microcosmos autosuficiente, en el que todas las necesidades de sus habitantes, tanto materiales como espirituales, pueden ser satisfechas, en unas condiciones mucho más favorables que en las localidades vecinas. Así, todos sus habitantes tienen resuelto el problema del alojamiento, ya fuese en vivienda unifamiliar o en las Residencias para personal soltero o llegado sin familia; el suministro de productos básicos, a través del Economato; la atención sanitaria, por medio de la Clínica de la Empresa; la atención religiosa, con su propia Iglesia, o las necesidades culturales, de ocio y deportivas, en sus completas instalaciones. Este microcosmos está sometido a unos rigurosos principios. En este sentido, destaca el omnipresente sentido jerárquico, traduciendo a caracteres visibles el reglamentado escalafón que rige la vida laboral de sus habitantes, hasta el extremo de interferir en las relaciones personales de los mismos, que se producen únicamente en horizontal, dentro de los estrictos límites de cada categoría, mientras que las relaciones entre miembros de distintas categorías tienen carácter excepcional y no son aceptadas socialmente. Por otra parte, se pretende que sea un sistema autorreproducible, a través de la organización de un sistema educativo propio, que abarca toda la vida escolar de los hijos de los trabajadores y les orienta para que en el futuro puedan sustituir a sus padres y madres, respectivamente, en sus mismos quehaceres, casi al modo estamental. Un microcosmos concebido además con carácter ejemplar, modelo de una nueva sociedad, en un nuevo Estado, en el que no existiesen, por no ser posibles, los conflictos de clase. En esto incide la política de colaboración con las fuerzas de poder tradicionales (sector religioso, fuerzas de orden público, autoridades locales), contribuyendo, desde su ámbito de in- fluencia, al reforzamiento del orden implantado con posterioridad a la Guerra Civil. NOTAS 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. El Consejo de Administración de la ENCASO, formado generalmente por entre 10 y 12 miembros, contó siempre con una fuerte representación militar, en torno al 40% del total, procedente de los cuerpos técnicos del Ejército, principalmente Artillería e Ingenieros. Tal y como se indica en la Orden reservada de la Presidencia del Gobierno de 25 de abril de 1942, depositada en AHINI. ENCASO. Caja 156. Así, la falta de un muelle apto para el atraque de barcos obligó a retrasar el montaje de tuberías de la Refinería, a la espera de la construcción de un espigón de madera. Véase I.N.I. Resúmenes, ENCASO. Acta nº 101. Especialmente el hierro, lo que motivaba las quejas del director de la Refinería, a comienzos de 1944, explicando que, como consecuencia de estas dificultades, la obra terminada a finales de año no llegaría al 40%, cuando se había previsto llegar al 80%. O también, por ejemplo, la falta de neumáticos para los camiones de transporte. Acercad este tema puede verse ENCASO. Acta nº 22 y Acta nº 37. A pesar delas optimistas previsiones iniciales, los trabajos llevados a cabo en zonas próximas por la Mancomunidad de Canales del Taibilla, así como en los talleres de construcciones navales militares ocupaban prácticamente a todo la mano de obra disponible. Por otra parte, la falta de víveres y suministros dificultaba la contratación de personal de localidades más alejadas. En este sentido, la ENCASO tuvo que recurrir a transportar obreros en sus propios camiones y se llegó incluso a plantear un acuerdo con la Explotación de Ferrocarriles del Estado para organizar un servicio diario entre Cartagena y la cercana estación de Alumbres, pero la entrada en funcionamiento del Economato lo hizo innecesario (ENCASO. Acta provisional nº 3 y Actas nº 1, nº 11 y nº 13). Tras las gestiones previas con Socony Vacuum, Standard Oil New Jersey y Caltex (integrada por la Standard Oil of California y la Texas Company), sólo esta última aceptó tener una participación accionarial minoritaria, del 24 %, aunque imponiendo una serie de condiciones fiscales y comerciales sumamente ventajosas. A favor de la Caltex contaba, además, el hecho de haber suministrado petróleo al ejército sublevado durante la Guerra Civil española. (I.N.I. Resúmenes, ENCASO. Acta nº 120; I.N.I. Resúmenes, REPESA. Acta nº 1). De la consulta de las publicaciones de la Hermandad Nacional de Arquitectos y del Consejo Superior de los Teoría y práctica de la construcción en la España de la Autarquía 8. 9. 10. 11. 12. 13. Colegios de Arquitectos de España se deduce que su fallecimiento debió producirse entre 1985–86 y 1991, pues mientras que en la relación alfabética del primer año aún figura, no ocurre así en la de 1991. Aunque nacido en Vélez-Blanco (Almería) su padre era natural de Torroja (Barcelona). Puede verse su expediente académico en A.G.A. Legajo 7721–29. Para su preparación José Blasco realizó, por cuenta de la ENCASO, un viaje a Suiza entre noviembre y diciembre de 1946. Por otra parte, la preparación del viaje es sumamente ilustrativa del complejo proceso burocrático que suponía salir de España en aquellos años: solicitud, justificada, de pasaporte; autorización de cruce de fronteras; y petición de moneda extranjera, todo ello con la intervención del I.N.I., la ENCASO, el Gobernador Civil, el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Presidencia del Gobierno y el Instituto Español de Moneda Extranjera. Véase el intercambio de escritos entre estos organismos en AHINI. ENCASO. Caja 140. Puede localizarse la Memoria general del poblado de Escombreras en el A.G.A. Sección de Industria. Sobre límites presupuestarios de las viviendas protegidas véase: Ley de Jefatura del Estado de 19 de abril de 1939 (B.O.E. nº 110, de 20 de abril) estableciendo un régimen de protección a la vivienda de renta reducida y creando un Instituto Nacional de la Vivienda. Artículo 17. Decreto del Ministerio de Trabajo de 8 de septiembre de 1939 (B.O.E. nº 275, de 2 de octubre) aprobando el Reglamento para la aplicación de la Ley de 19 de abril de 1939. Decreto del Ministerio de Trabajo de 25 de enero de 1941 por el que se dispone la revisión de los precios unitarios de las obras comprendidas en los proyectos aprobados por el I.N.V. con anterioridad a 13 de julio de 1940. Decreto del Ministerio de Trabajo de 23 de diciembre de 1944 (B.O.E. nº 11 de 11 de enero de 1945) por el que se dictan normas para la aplicación del apartado sexto del artículo 17 de la Ley de 19 de abril de 1939. Tampoco debió ser indiferente en este cambio de mentalidad el hecho de que el Jefe de la Sección de Asuntos Sociales del I.N.I., de la que dependía la construcción de viviendas, Alejandro Rodríguez de Valcárcel, desempeñase simultáneamente el cargo de Secretario del I.N.V. Para los aspectos legales, véase la Ley de Administración y Contabilidad de 1 de julio de 1911 (el capítulo V se reformó en Ley de 20 de diciembre de 1952) y la Ley de Jefatura del Estado de 26 de diciembre de 1958, sobre Régimen Jurídico de las Entidades Estatales Autónomas. 85 14. Las mayores ventajas del sistema de administración comienzan a percibirse a finales de 1946 (I.N.I. Resúmenes . . . , ENCASO. Acta nº 83). 15. Véase, a título de ejemplo, la «Relación de disposiciones oficiales que regulan salarios y precios, con indicación del periódico oficial en que han sido insertadas y la fecha de la inserción», en B.D.G.A. de marzo de 1949. 16. Son sumamente ilustrativos los escritos intercambiados entre Luis Vial y Juan Antonio Suanzes en octubre de 1942 (AHINI. ENCASO. Caja nº 172). A propósito de este tema, el presidente del I.N.I. se lamentaba de que «. . . desgraciadamente no puedo intervenir en los distintos asuntos en el grado y medida que me gustaría hacerlo . . .». 17. Decreto de Presidencia del Gobierno de 22 de enero de 1942 (B.O.E. nº 34, de 3 de febrero) por el que se encomienda al Instituto Nacional de Industria la organización de empresas de obtención de carburantes por destilación de pizarras bituminosas. 18. Para una descripción general de los problemas puede consultarse ENCASO. Memoria . . . 1948. 19. En 1948 la ENCASO se lamentaba de haber recibido sólo el 13% del hierro y el 56 % del cemento solicitados. En 1949 el porcentaje era del 27 y el 49%, respectivamente. ENCASO. Memoria . . . 1948 y 1949. 20. Creada por Decreto de Presidencia del Gobierno de 31 de diciembre de 1941 ( B.O.E. nº 8, de 8 de enero de 1942) este último organismo tenía, entre otras, las funciones de «vigilar la producción . . . , velar porque las calidades del producto se ajusten a las características reglamentarias . . . , tomar las medidas necesarias para evitar la ocultación, acaparamiento y especulación de los productos . . . , asegurar el suministro de cementos a las construcciones de interés nacional . . .». Véase también la Orden de 15 de enero de 1942 (B.O.E. nº 18, de 18 de enero) de normas de funcionamiento de la Delegación del Gobierno en las Industrias de Cementos. 21. Son ilustrativas, entre otras, las quejas del Consejo de Administración en I.N.I. Resúmenes . . . , ENCASO. Acta nº 93 y Acta nº 94. 22. Es un tema en el que se insiste en todas las Memorias y Balances que se presentan ante la Junta General de Accionistas. Como, a título de ejemplo, en I.N.I. Memoria . . . 1943, 1944, 1945, 1946, 1947 y 1948. 23. En el sentido utilizado por Terán Troyano (1999). 24. De acuerdo con la terminología introducida por Sainz Gutiérrez, quien, siguiendo en este aspecto a Benedetto Gravagnuolo, plantea un esquema de la evolución del urbanismo moderno que contradice abiertamente la clásica de L. Benévolo y amplía la de F. Choay. Véase a este respecto Sainz Gutiérrez (1999). 86 F. Arriaga LISTA DE REFERENCIAS Relación de abreviaturas utilizadas: A.G.A.: Archivo General de la Administración. AHINI: Archivo Histórico del Instituto Nacional de Industria. B.D.G.A.: Boletín de la Dirección General de Arquitectura. ENCASO: Empresa Nacional Calvo Sotelo. I.N.I.: Instituto Nacional de Industria. Referencias AHINI. ENCASO. Correspondencia de Registro General del I.N.I. Cajas número 140, 156, 157 y 172. ENCASO. Actas del Consejo de Administración. 1942 a 1954. ENCASO. Memoria y balance del ejercicio de . . . Madrid. ENCASO. (Ejercicios de 1942 a 1967). Flores Jiménez, F. 1966. Escombreras. Temas españoles nº 469. (Madrid: Publicaciones Españolas). I.N.I. Empresa Nacional Calvo Sotelo. Refinería de Petróleos de Escombreras. Revista de Información del I.N.I. Nº 4. Abril. I.N.I. 1941–1948. Memoria del Instituto Nacional de Industria correspondiente al año . . . Madrid: I.N.I. I.N.I. 1946–1965. Resúmenes de Actas de Empresas en que participa. ENCASO. I.N.I. 1949–1965. Resúmenes de Actas de Empresas en que participa. REPESA. Moradiellos, E. 1999. Postdam, 1945: El franquismo en entredicho. Claves de Razón Práctica. 92, Mayo. Sainz Gutiérrez, V. 1999. La cultura urbana de la posmodernidad. Aldo Rossi y su contexto. Sevilla: Ediciones Alfar. Schwartz, P. y M. J. González. 1978. Una historia del Instituto Nacional de Industria (1941–1976). Madrid. Tecnos. Terán Troyano, F. de. 1999. Historia del Urbanismo en España. Volumen III: Siglo XIX y XX. Madrid: Cátedra.