SAN RAFAEL, 03 de marzo de 2016. AUTOS Y V I S T O S: Estos autos nº 27.985/36.508, caratulados: "D. R. E. C/ D. O. L. M. Y OTRA P/ DS. Y PS. (accidente de tránsito) - PIEZA SEPARADA ‘RECHAZA CITACIÓN EN GARANTÍA", originarios del Tercer Juzgado Civil, Comercial y Minas de General Alvear, de esta Segunda Circunscripción Judicial, llamados para resolver a fs. 125, y C O N S I D E R A N D O: I.- Antecedentes 1) El auto recurrido.El Sr. Juez a quo resolvió hacer lugar al incidente de declinación de citación en garantía interpuesto por A. C. A. S. S.A. por considerar que el conductor del Ford Galaxy (codemandado en autos), a la fecha del siniestro, tenía su licencia de conducir habilitante vencida, y ello configura una de las causales de exclusión de cobertura expresamente previstas en la cláusula 22 ap. 8, de la póliza de seguros. Contra esta resolución recurrieron en apelación tanto la actora como la demandada. 2) El recurso de la parte actora. Al arribar la presente pieza separada a este Tribunal, se ordenó fundar recurso al apelante de fs. 95 -actor en autos-, y notificado efectivamente a fs. 108, nada dijo. 3) El recurso de la parte demandada. a) Se agravia en los siguientes términos: A modo de introducción, sostuvo que desde el comienzo de esta pieza separada hubo defectos en el proceso, adoleciendo de nulidad desde su formación. Que en ningún momento se tuvieron presentes las presentaciones y pruebas ofrecidas por la actora y la demandada, y que aun cuando su parte hubiera intervenido en dos oportunidades, ello no puede interpretarse como un consentimiento de aquellos vicios, afectándose así el derecho de defensa de su parte. * Como primer agravio sostiene que la citada en garantía pretende eximirse de responsabilidad remitiendo a una póliza de seguro que acompaña en copia simple, y fue negada por la actora. Que en todo caso, debió haber acompañado el original, y el juez no haber fallado en torno a una prueba controvertida. * El segundo agravio se centra en la extemporaneidad de la respuesta de la citada en garantía, frente a la comunicación del siniestro, realizada por la asegurada al productor que representa a la aseguradora, todo ello a la luz del Art. 56 L.S. Que en base a esto, debe considerarse que hubo aceptación de su responsabilidad contractual. Que la carta documento contuvo datos erróneos que ninguna relación tenían con el hecho de marras y fundamentó la exclusión en la Ley Nacional de Tránsito, inaplicable al caso. * Finalmente, sostiene que se ha efectuado una errónea interpretación a la cláusula de exclusión de cobertura prevista en el contrato de seguro, pues la misma refiere a personas no habilitadas para el manejo de una categoría determinada de vehículos, y no cabe asimilar esto a lo sucedido, ya que en el caso, el codemandado -Sr. D.-, poseía licencia de conducir habilitante, aunque vencida. Que la invocación del Art. 49 de la ley de tránsito de Mendoza, puede ocasionar una falta administrativa, pero no una causal de exclusión de cobertura de tipo contractual, máxime teniendo en cuenta el espíritu de la ley al exigir el seguro obligatorio, en aras a reparar el daño ocasionado a terceros. Añade que la exclusión de cobertura basada en un conductor no habilitado tiene como fundamento el mayor riesgo que esto representa, pues supone falta de aptitud y destreza, mas, esta situación varía en casos como el acontecido en la especie, en que sí gozaba de licencia de conducir -aunque vencida-, pues ello hace presumir que las condiciones para obtenerla fueron suficientes. Cita jurisprudencia. b) Corrido traslado a la citada en garantía, contesta sosteniendo: Que es improcedente el pedido de nulidad del proceso, pues la demandada ha consentido expresamente y convalidado, todos los actos procesales llevados a cabo en primera instancia. * En respuesta al primer agravio, dice que la documentación relativa a la póliza de seguros, presentada oportunamente, no fue impugnada al contestar la incidencia interpuesta por su parte, de modo que, debe tenerse por válida. * Contestando el segundo agravio, dice que lo alegado por la apelante no puede tener acogida favorable, ya que de las constancias de la denuncia se observa que ella ingresó el 14/04/2011, y por ende, a la fecha de la declinación y el rechazo del siniestro por carta documento, se encontraba corriendo el plazo de 30 días previsto por la Ley 17.418. De modo que la notificación del rechazo fue oportuna, para más si se tiene en cuenta que se trata de un caso de “no seguro”. Respecto a los datos erróneos que la apelante afirma que tenía la carta documento, se trata de un mero error de tipeo, intrascendente, ya que al inicio de la misma se detalló expresamente que los vehículos en cuestión fueron un Ford Galaxy dominio VVO 073 y una Chevrolet S10 dominio DFZ 626. En relación al argumento de que su parte fundó el rechazo en la Ley Nacional de Tránsito, expresa que también es improcedente, ya que nuestra Ley Provincial de Tránsito destina también un artículo a la necesidad y obligatoriedad del conductor, de estar habilitado para conducir. * Refutando el tercer agravio, afirma que el Sr. D., conductor del Ford Galaxy, no se encontraba habilitado a conducir, pues su licencia estaba vencida. Que tal situación es asimilable a la falta de licencia, pues ocasiona la inhabilitación para conducir automotores o ciclomotores en la vía pública. Que lo expuesto lleva a enmarcar la situación en la causal contractual de exclusión de cobertura expresamente tipificada en el contrato de seguro, y además, en una falta administrativa. Cita jurisprudencia. c) Al dársele traslado al Sr. E. D. R, nada contestó. II.- Análisis de la cuestión 1) El recurso de la actora. Como primera cuestión, corresponde mencionar que, tras haber sido debidamente notificada del decreto que la ordenó fundar, y habiendo transcurrido el plazo legal establecido por el Art. 142 del C.P.C. sin que efectuara ninguna presentación, corresponde que sea declarado desierto. 2) El recurso de la demandada. a) Tal como lo señalara la citada en garantía al contestar, el planteo realizado como cuestión preliminar a la expresión de los agravios no sólo rompe con el principio de congruencia, al pretender que en esta segunda instancia se trate una cuestión que no ha sido planteada ni resuelta en la instancia de origen, sino que también, contraría la doctrina de los actos propios, pues a lo largo del proceso, la demandada ha consentido todos los actos procesales llevados a cabo. No puede ahora alegar su nulidad, ya que como es sabido, uno de los presupuestos necesarios para la procedencia de dicho incidente, es el no haber consentido el supuesto vicio procesal adolecido, por lo que, el cuestionamiento resulta completamente improcedente. b) El primer agravio esgrimido, refiere a la presentación en copia simple de la póliza de seguro que respalda el incidente de declinación de citación en garantía, la que el apelante menciona que, por ser prueba controvertida -pues fue negada por la actora-, debió presentarse en original. Surge de las constancias de esta causa que, tras haberse interpuesto el incidente de declinación de citación en garantía, la demandada al contestar, nada alegó acerca de la documentación acompañada en copia simple, sino que por el contrario, en el único escrito que presentó planteó las mismas cuestiones que reprodujo casi textualmente, y constituyen el segundo y tercer agravio del recurso que se está tratando. Para más, no surge del escrito de contestación presentado por la actora a fs. 47/49 vta., una negación u oposición a la introducción al proceso, como prueba, de la copia simple de la póliza de seguro. De modo que, al no ser una cuestión controvertida planteada en primera instancia, y que tampoco tiene trascendencia a los fines de resolver este recurso, el primer agravio debe ser rechazado. c) A continuación se modificará el orden de tratamiento del segundo y tercer agravio planteado por la demandada, dada la incidencia que puede llegar a tener uno respecto al otro. El tercer agravio radica básicamente en la interpretación que debe dársele a la palabra “habilitación” plasmada en la cláusula 22 - 8) en el acápite titulado “Exclusiones a la cobertura”. La misma textualmente dice: “El asegurador no indemnizará los siguientes siniestros producidos y/o sufridos por el vehículo y/o su carga… mientras sea conducido por personas que no estén habilitadas para el manejo de esa categoría de vehículo por autoridad competente”. La apelante a lo largo de la presente pieza separada, ha venido afirmando que no debe asimilarse la “habilitación” que la cláusula menciona, con el hecho de que la licencia de conducir se encontrara vencida, puesto que, aun cuando así fuera, el conductor estuvo habilitado por la autoridad competente para conducir esa categoría de vehículo, y esto basta para demostrar su aptitud para el manejo, encontrándose consecuentemente asegurado. Como es sabido, la exclusión de cobertura implica una manifestación negocial por la que, explícita o implícitamente, el asegurador expresa su decisión de no tomar a su cargo, no cubrir, no garantizar, las consecuencias derivadas de la realización del riesgo. (conf. STIGLITZ Rubén S., Derecho de Seguros - Tomo I, Bueno Aires, editorial LA LEY, 2004). La S.C.J.Mza. en un ilustrativo fallo distinguió entre cláusulas de delimitación del riesgo objeto de la cobertura y cláusulas limitativas de los derechos del asegurado. En tal ocasión dijo: "El contrato de seguro debe mencionar el riesgo asegurado. Normalmente, una cláusula prevé el riesgo genérico a cubrir… y luego se señalan diversas hipótesis que van acotando el ámbito dentro del cual regirá la cobertura otorgada... O sea, normalmente, la individualización del riesgo se hace con indicaciones positivas y luego, indicaciones negativas ayudan a la individualización. La determinación, entonces, implica dos fases: - La individualización del riesgo, consistente en la indicación de la naturaleza del hecho de cuyas consecuencias se busca amparo…. - La delimitación del riesgo que resulta de la fijación de límites concretos a ese riesgo. Cuando la delimitación de ese riesgo es de naturaleza convencional, aparecen las llamadas cláusulas de exclusión de cobertura o de no seguro o no garantía. Estas cláusulas ‘señalan hipótesis que, o bien resultan inasegurables, o bien son intensamente agravantes del riesgo y por ello son colocadas fuera de la cobertura. Otras veces constituyen simples menciones objetivas de lugares, personas o cosas, dirigidas a fijar ámbitos en los que operará el seguro (Conf. Stiglitz-Stiglitz, Seguro contra la responsabilidad civil, Bs. As., A. Perrot, 1991, n 137, pág. 280 y ss). En otros términos, la delimitación del riesgo consiste en excluir o restringir los deberes del asegurador por la no asunción de alguno o algunos riesgos; implica un no seguro, ausencia de tutela o garantía, la existencia de daños no asumidos’ (Soler Aleu, Amadeo, El nuevo contrato de seguros, Bs. As., ed. Astrea, 1970, pág. 66). Hay consenso en que la extensión del riesgo y los beneficios otorgados deben ser interpretados literalmente, ya que lo contrario provocaría un grave desequilibrio en el conjunto de operaciones de la compañía (Halperín, Isaac, Seguros, 2 ed., actualizada por JCF Morandi, Bs. As., Depalma, 1986, t. II, pág. 503 y ss).… Las cláusulas de exclusión de la cobertura o de no seguro y las cláusulas de caducidad producen el mismo efecto esencial: el asegurado no percibe la prestación comprometida por el asegurador. Sin embargo, y aunque en algún caso la confusión de ambos tipos de cláusulas es posible, sus diferencias son notables. Según la opinión mayoritaria, se distinguen porque: a) Las cláusulas de caducidad son sancionatorias; imponen una pena; las de exclusión de cobertura son descriptivas, limitándose a indicar en qué supuestos no quedan comprendidos, ab initio, determinados riesgos. b) Las cláusulas de caducidad suponen una situación originariamente cubierta por el contrato; las de exclusión de la cobertura, en cambio, colocan los supuestos que describen fuera del amparo del contrato desde el inicio de éste. c) Las cláusulas de caducidad quedan sujetas al régimen fijado para cada supuesto y, en general, al art. 36 de la L.S; las de exclusión, en cambio, no tienen un tratamiento específico en el régimen legal. d) El asegurador que alega la caducidad debe probarla; en cambio, es el asegurado quien debe acreditar que el siniestro se ubica entre los riesgos tomados por la aseguradora para que se aplique la garantía. e) La caducidad autoriza la rescisión del contrato; el no seguro o no garantía, no. f) Las cláusulas de caducidad sólo son oponibles a terceros si se trata de defensas nacidas con anterioridad al siniestro. Las de exclusión a la cobertura, en cambio, resultan del contenido mismo del contrato, son siempre anteriores al siniestro y oponibles a los terceros, aún el trabajador en el seguro de accidente de trabajo". (S.C.J.Mza., Sala 1, Autos N° 75.217 carat. "Martínez Hnos. y Ot. en j 102.251 Lucero, Oscar Ramón c/ Raúl Alberto Martínez y Ot. p/ D. y P. s/ Cas.", 9/06/2003). En este sentido, adherimos al criterio sostenido por la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, y que también es compartido por la jurisprudencia mayoritaria de los Tribunales de nuestro país, que sostienen que el hecho de tener licencia de conducir vencida constituye una causal de exclusión de cobertura. Se ha dicho: “La conducción sin carnet habilitante es típicamente un riesgo no asumido, no confundible, como regla, con los supuestos de caducidad. Efectivamente, se trata de una cláusula descriptiva que señala, ab initio, que el riesgo no está cubierto” (S.C.J.Mza., "Olaizola, José j Torres, Gustavo p/D. y P. s/Cas. y su acumulado Torres, Gustavo en j Torres, Gustavo c/ Olaizola p/D. y P. s/Inc. Cas," 17/12/2003). “Son situaciones asimilables e igualmente excluidas de cobertura de seguro automotor, los supuestos en que el conductor careciere de licencia habilitante y aquellos en que la misma no correspondiere a la categoría de vehículo conducido, estuviere caduca en su término de vigencia o no renovada o habilitada debidamente” (S.C.J.Mza., Sala 1, Expte.: 105.797 - Abihagle, Raúl Nicolás En J° 181.175/ 33.958 Abihagle, Eduardo José y ots. C/ Jofré Juan David P/ D Y P (Acc. De Tránsito) S/ Inc. Cas., 17/12/2012). “Las consecuencias que derivan de las condiciones generales de la póliza que contrarían normas imperativas o relativamente imperativas en torno a la delimitación subjetiva del riesgo, por tratarse de un tema referido a los límites o extensión de la garantía del asegurador, debe ser interpretado restrictiva o literalmente, de suerte tal que no es factible hacerlo analógicamente, ni por extensión…en el caso no hay duda alguna que existió una exclusión de cobertura para las personas sin permiso municipal, y que la póliza en ninguna de sus cláusulas asimila al asegurado con licencia vigente con aquel que tiene una licencia vencida. El fundamento del actor en cuanto a su aptitud de conducir también carece de asidero, pues no existe una categoría titulada ‘registro vencido’, entiendo que se tiene la licencia de conducir vigente o no se la tiene, y en el caso el actor no tenía licencia. Por otro lado, no se pactó que fuera la compañía aseguradora quien debía controlar la aptitud del asegurado para conducir sino la autoridad administrativa encargada de expedir las licencias, siendo responsabilidad del recurrente la de haber mantenido una conducta diligente, para no dejar vencer su licencia de conducir y conservar la cobertura del seguro” (Cam. Apel. Civ. Com. y Min. San Juan, Sala II, “Correa Gutiérrez, Santiago c/ Bettio, Eduardo y otra s/ Ds. y Ps., 16/03/2015, La Ley online, AR/JUR/26246/2015). También: “Es evidente, entonces, que de conformidad con lo que resulta del informe…, cuando acaeció el accidente el 9-1-07, … tenía la licencia de conducir largamente vencida, es decir, carecía de carnet habilitante expedido por autoridad competente para manejar automotores de cualquier categoría” (Cám. Nac. de Apel. en lo Civil, Sala E, “C., J. A. vs. F., E. J. y otros s. Daños y Perjuicios”, 15/07/2015, Rubinzal Online, RC J 5869/15). “Si la póliza en virtud de la cual se aseguró el rodado incluye en su redacción una cláusula, por la cual no corresponde indemnizar siniestros producidos o sufridos por vehículos mientras fueren conducidos por personas que no estuviesen habilitadas para su manejo, la entidad aseguradora puede válidamente oponerse al pago de las indemnizaciones reclamadas, si ha quedado comprobado que el conductor del automotor carecía de carnet habilitante, situación a la que debe asimilarse a quien conducía con carnet vencido” (S.C.Bs.As., 15/05/1990, “Zelaya, Victor y otra c. Rivarola, Fernando y otro”, La Ley online 1990-D, 356 - DJ1991-1, 193, AR/JUR/494/1990; “J., L. R. y otro c. Tissone, Luis María y otro.” 11/08/2010, AR/JUR/51808/2010 y, GALDOS, Jorge Mario, “El contrato de seguro de responsabilidad civil en la Suprema Corte de Buenos Aires”, La Ley 1993-E, 850) (en todos las citas precedentes, el resaltado en negrilla no consta en los originales). No debe perderse de vista que la licencia de conducir es un documento que el Estado extiende a una persona, por medio del cual se garantiza a la sociedad toda, que dicha persona es idónea y está en condiciones físicas y mentales para conducir adecuadamente un determinado vehículo (Arts. 20, 24, 25, 28 y cc. Ley 6082). La carencia de licencia de conducir por parte de quien esté al mando del rodado al momento de la ocurrencia del siniestro, es una de las causales de exclusión de cobertura convencionales, siendo el fundamento de la exclusión, la presunción de falta de idoneidad que implica la carencia de registro habilitante por parte de quien conduce un vehículo, y que puede responder, o bien a que carezca de conocimientos para guiar un rodado o de aptitudes psicofísicas indispensables a tal fin. Así, se ha dicho: Si se atiende a las características de la licencia de conductor receptadas en nuestra ley provincial, surge que una vez vencido el lapso de duración de la licencia, el carnet no habilita a su titular a conducir, y que además la renovación es eventual, pudiendo no otorgarse o hasta revocarse una licencia no vencida por las razones que allí se expresan y que dependen del examen que a tal efecto deba hacer la autoridad de aplicación (Cámara 3ra. de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, Paz y Tributario. Autos N°80747 (31309) “Ríos Horacio c/ Ballesteros Gustavo por daños y perjuicios”. Fecha 21/11/2.008 y Cámara 2da. De Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, Paz y Tributario. Autos No 59294-“Moratello, Juan Luis c/ Arébalo p/D y P”02/03/1994.LS 084-393).La razonabilidad de la causal de exclusión surge de la simple confrontación del presupuesto de hecho (falta de carnet) con su incidencia sobre el riesgo cubierto (responsabilidad civil automotor) sin que sea necesario ahondar en el estudio de la relación causal con el caso particular (CRACOGNA, Fernando, “La exclusión de cobertura fundada en la falta de licencia de conducir”, RCyS2011-VII, 11). La cláusula en sí misma, no aparece abusiva, toda vez que no existe legislación municipal, provincial o nacional, que autorice el manejo de automóviles sin licencia para conducir. Su finalidad es evitar la conducción de vehículos por personas inidóneas, que pongan en peligro la vida e integridad física de sus pares y la suya propia, evitar la producción de accidentes de tránsito y negar cobertura patrimonial a quienes desarrollan dichas conductas peligrosas. En función de lo antedicho, tenemos que en el caso de autos, efectivamente el conductor del Ford Galaxy, dominio VVO 073, Sr. Oscar Rubén D., al momento del siniestro -25/03/2011- circulaba con la licencia de conducir ampliamente vencida. Ello se obtiene de observar la fotografía del carnet de conducir que en copia glosa a fs. 7 de esta pieza separada, y demuestra que el 10/11/2008 se produjo dicho vencimiento. De modo que, teniendo especialmente en cuenta las razones por las cuales se requiere contar con la autorización administrativa para circular, asimilándose el vencimiento de la licencia de conducir a no tener licencia, acarreando esto la inhabilitación para circular, el caso se enmarca perfectamente en la cláusula N° 22 - 8) de excusión de cobertura por parte de la aseguradora. Consecuentemente, corresponde también rechazar este agravio. d) El último agravio invocado por la apelante tiene que ver con el supuesto incumplimiento del Art. 56 de la Ley de Seguros, pues -sostiene- que la notificación de la declinación fue errónea y extemporánea. Ha sostenido nuestro Tribunal cimero: “El juego del art. 56 de la LS también presenta diferencias. Hay acuerdo en que el Art. 56 rige ante los casos de caducidad del seguro. Se discute, en cambio, si se aplica a los supuestos de no seguro. En abstracto, pueden señalarse tres posiciones: (A) Tesis de la inaplicabilidad; (B) Tesis de la aplicabilidad; (C) Tesis intermedia que atiende a las circunstancias del caso, posición que finalmente ha asumido esta Sala… El caso decidido el 21/12/1995 (‘Triunfo’, LS 262-359, publicada en LL 1996-D-182, Doc. Jud. 1996-1-871, ED 167-520 y Voces Jurídicas La Ley Gran Cuyo 1996-2-148) sienta como regla que el art. 56 de la LS no rige los supuestos de ausencia de cobertura respecto de riesgos claramente excluidos ab initio, no confundibles con supuestos de caducidad; tampoco si hubo dolo del asegurado, o si el asegurador no tuvo la posibilidad material de determinar la exclusión en el plazo legalmente previsto. ‘En los decisorios del 9/6/2003 (‘Martínez en J° Lucero’) y del 16/12/2003 (‘Centinela’), entendió bien excluida de la condena a la aseguradora, por cuanto el asegurado circulaba sin carnet de conducir, o con carnet vencido, aunque la causal no se invocara en el plazo del art. 56 sino al contestar la citación en garantía. Se fundó en que la cláusula era típicamente una causal de exclusión de riesgo, o de no seguro, que nada tenían de irrazonables’” (el resaltado nos pertenece) (S.C.J.Mza., en Autos N° 107.143, carat.: ‘Triunfo Coop. de Seguros Ltda. En J° 19.136/43.816 Flores Natalia c/ Juan Pablo Calderón González y Ana María de los Ángeles Calderón P/ D. Y P. (Acc. de Trans.) S/ Inc. Cas.’, 01/07/2013). A la luz de lo expuesto y conforme a la conclusión arribada al tratar el anterior agravio, el presente también debe rechazarse. En el sublite, no resulta aplicable el Art. 56 de la Ley de Seguros, ya que -como se ha visto-, éste no rige en los supuestos de ausencia de cobertura respecto de riesgos claramente excluidos ab initio, que fue lo que aconteció en la especie. III.- Conclusión En función de lo analizado, corresponde declarar desierto el recurso de apelación de la actora, y rechazar en todas sus partes el de la demandada. IV.- Costas y Honorarios a) Las costas por la deserción del recurso de fs. 95, se imponen a la actora apelante (Art. 142, ap. III del C.P.C). Las del recurso de fs. 97, se imponen a la demandada vencida (Art. 36 inc. I del C.P.C.). b) La regulación de honorarios queda diferida hasta que en el principal se cuente con parámetros para poder efectuarla. Por lo que, el Tribunal R E S U E L V E: I.- DECLARAR DESIERTO el recurso de apelación de fojas noventa y cinco (fs. 95) de autos.- II. RECHAZAR el recurso de apelación de fojas noventa y siete (fs. 97) de autos.III.- IMPONER las costas por la deserción del recurso de fojas noventa y cinco a la parte actora-apelante, y por el rechazo del recurso de apelación de fojas noventa y siete a la parte demandada-apelante.IV.- DIFERIR la regulación de honorarios.NOTIFÍQUESE POR CÉDULA DE OFICIO Y OPORTUNAMENTE BAJEN. DFB/Apr.-Dr. Sebastián Ariel Marín - Presidente Dr. Dario F. Bermejo - juez