SISTEMA REPRODUCTOR DE LA MUJER. El sistema reproductor de la mujer es el encargado de generar el óvulo, o huevo, almacenar el óvulo fertilizado y nutrir el embrión y el feto durante la gestación. Los órganos principales incluyen los ovarios, el útero, la vagina y las trompas de Falopio. Los órganos externos (vulvares) incluyen el labio mayor, el labio menor, el monte de Venus, el clítoris, el vestíbulo y el bulbo del vestíbulo. El óvulo, o huevo, contiene la aportación de la mujer al material genético que conformará el nuevo niño, y se genera en los ovarios. El óvulo recién generado pasa a través de las fimbrias de la región ampular de la trompa y allí lo fertiliza un espermatozoide (o célula germinal). Durante la excitación sexual, las vesículas seminales del hombre y la glándula prostática crean un fluido que se combina con las células germinales para formar el semen, que se transporta a través de la uretra y sale de la apertura, o meato, al final del pene erecto. Cuando se ha depositado el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides nadan a través del útero hacia la trompa de Falopio, donde fertilizan al óvulo, o huevo. El huevo fertilizado baja por la trompa de Falopio durante los tres días siguientes y se asocia a la pared del útero. Allí, durante el embarazo, el huevo fertilizado se nutrirá y desarrollará el embrión y, posteriormente, el feto. Después de que se haya desarrollado completamente (aproximadamente a los 9 meses), las contracciones musculares (parto) expulsarán el feto fuera del útero. El cuello del útero se extiende desde la parte inferior del útero hasta proyectarse en la vagina. Su apertura superior se denomina orificio interno, mientras que su parte inferior, la apertura vaginal, se denomina orificio externo. Después de que el folículo de Graaf desprende el óvulo maduro, la cavidad que ocupaba el huevo se reemplaza por células lúteas formadas por material lipoideo. Los folículos de Graaf y su coágulo de células lúteas componen el cuerpo lúteo. Si se fertiliza el óvulo, el cuerpo lúteo finalmente creará hormonas que regulan el desarrollo de la placenta, la supresión de la menstruación, el crecimiento de las glándulas mamarias y el desarrollo final de más óvulos maduros. Si no se fertiliza el óvulo, los capilares sanguíneos interpenetrarán el cuerpo lúteo y se desintegrarán para dejar una pequeña cicatriz denominada cuerpo albicans. En este contexto, lúteo significa amarillo, mientras albicans significa blanco. El orificio externo es una pequeña apertura circular del cuello del útero donde se proyecta en la vagina. Se distingue del orificio interno, que es la apertura interna de la parte inferior del útero en el cuello del útero. El término orificio se utiliza en el sentido de "boca" en estos ejemplos. Las trompas de Falopio (también denominadas trompas uterinas) son los conductos a través de los que pasa el huevo (óvulo) al útero. Cuando el ovario desprende un nuevo huevo, se introduce por las fimbrias de la región ampular de la trompa y se transporta por una trompa de Falopio. Allí, lo fertilizan los espermatozoides (células germinales) que ha aportado el hombre. El óvulo fertilizado, denominado cigoto, baja por la trompa de Falopio hacia el útero impulsado por cilios que revisten la trompa. El nombre de estas trompas se debe a Gabriele Fallopio, que fue uno de los primeros que estudiaron su función. Las fimbrias de la porción ampular de la trompa es la estructura de bordes irregulares situada al final de cada 1 trompa de Falopio. El óvulo recién generado, o huevo, se introduce en esta franja y baja por la trompa de Falopio, donde lo fertilizará un espermatozoide (célula germinal). El fondo del útero es la parte del tracto reproductor femenino que sirve para albergar y nutrir al embrión y al feto durante su desarrollo. El útero es un órgano de pared gruesa, que conecta con las trompas de Falopio y se extiende, como el cuello, hasta la vagina. Durante la menstruación, el revestimiento de mucosa del útero, denominado endometrio, aumenta su grosor y se enrolla. Este cambio se produce de forma que el huevo fertilizado, o cigoto, tendrá una mucosa gruesa de soporte a la que se asociará. Durante la fase secretora, o última fase del ciclo menstrual, si no se ha fertilizado el huevo, el endometrio se desprenderá y se expulsará del útero mediante contracciones del miometrio o pared muscular. Estas contracciones y el posterior desprendimiento de la mucosa endometrial justifican los dolores menstruales, las variaciones de la secreción hormonal y la pérdida de flujo durante la fase menstrual. Dado que el endometrio tiene un alto nivel de vascularidad (densidad de los vasos sanguíneos), su desprendimiento produce una hemorragia con pérdida de sangre de los vasos superficiales. La sangre constituye la menor parte del flujo que se expulsa, no obstante, la mayor parte de éste es revestimiento de mucosa. En la fase de menopausia, se atrofia el útero y los ovarios producen menos hormonas, haciendo que la menopausia sea el cambio psicológico que más afecta a la vida de la mujer adulta. Los óvulos inmaduros, o huevos, se mantienen en pequeños sacos, denominados folículos de Graaf, dentro de los ovarios hasta que alcanzan la madurez. En este período, denominado ovulación, los folículos que contienen los óvulos maduros salen de los ovarios y el óvulo pasa a la trompa de Falopio. Si se fertiliza el óvulo, el folículo de Graaf se desarrolla en un cuerpo lúteo. Si no se fertiliza el óvulo, el folículo se desintegra en una pequeña cicatriz, denominada cuerpo blanco. El hímen es un pliege de revestimiento de mucosa de la vagina que normalmente cubre la apertura inferior de la vagina. En dichos casos, la primera vez que se tiene una relación sexual se romperá este pliegue, seguido de un pequeño derrame de sangre. El labio mayor lo constituyen los largos plieges de la piel que componen el borde externo del vestíbulo de la vagina. El labio mayor se extiende longitudinalmente desde el monte de Venus hasta el ano. La mucosa del cuello es similar a la mucosa del útero superior. El revestimiento de mucosa del cuello, al contrario que el del útero superior, no interviene en la menstruación y no se desprende durante la última fase de la menstruación, la fase secretora. Los ligamentos de los ovarios son fibras de tejido conectivo que unen los ovarios a las trompas de Falopio y el borde superior exterior del útero. Los ovarios son estructuras en forma de lóbulo que se encargan de generar los óvulos maduros, o huevos, en el sistema reproductor femenino. Tienen aproximadamente el mismo tamaño que los testículos del hombre, con 1,5 cm de ancho, 3,8 cm de largo y 1 cm de espesor aproximadamente. Los ovarios están situados a ambos lados de la cavidad pélvica y están unidos a las trompas de Falopio y el borde superior del útero mediante los ligamentos del ovario. Dentro de los ovarios hay unos pequeños sacos, denominados folículos de Graaf, que contienen los óvulos maduros. Los ovarios producen óvulos maduros una vez al mes. En este proceso denominado ovulación , el folículo que contiene el óvulo maduro sale de la superficie del ovario y el óvulo pasa a la trompa de Falopio. Si se ha fertilizado el óvulo, el folículo de Graaf se desarrolla en un cuerpo lúteo. Si no se ha fertilizado el óvulo, el folículo se desintegra en una pequeña cicatriz, denominada cuerpo blanco. Además de generar el óvulo maduro, los ovarios producen hormonas sexuales femeninas, como la estrona y el estradiol, que regulan el crecimiento mamario, el desarrollo de la placenta y la menstruación. 2 La vejiga urinaria es un órgano en forma de saco compuesto de fibra muscular. Está situada en la pelvis y almacena la orina hasta que se excreta. La orina pasa por la vejiga a través de los uréteres de cada riñón mediante movimientos peristálticos (contractivos). Durante la excreción, se abre el orificio de la uretra situado debajo de la vejiga y la orina pasa a través de la uretra. Aunque el impulso de vaciar la vejiga de orina ocurre normalmente cuando contiene de 250 a 300 milímetros, la vejiga humana puede retener por término medio casi dos veces esta cantidad. Un ser humano excreta por término medio de uno a dos litros de orina diarios, aunque esto depende principalmente de la salud, la dieta y el nivel de actividad del adulto. El agua ingerida normalmente se excreta en un período de cuatro horas a partir de la ingestión. La orina es normalmente clara o amarilla, aunque esto depende de la dieta y de la salud del individuo. La orina tiene un distintivo olor a amoniaco que se debe fundamentalmente a los restos nitrogenados que constituyen el 5 % de la orina. El principal constituyente de estos desechos es la urea, aunque también están presentes el amoniaco, el ácido úrico, la creatinina y otros muchos productos de desecho. El cóccix está compuesto por tres a cinco vértebras elementales. Normalmente, la primera de estas vértebras del cóccix está separada, mientras las restantes están todas unidas. La articulación entre las vértebras coccígeas y el sacro permite alguna flexibilidad al cóccix, que es principalmente benéfico para amortiguar las caídas y al sentarse. El cóccix es muy susceptible a las fracturas de conmoción, que pueden deberse a una caída. Además, dado que algunos conductos nerviosos pasan cerca de esta área, los daños en el cóccix suelen derivar en daños en los nervios de la parte inferior del cuerpo. La unión de la primera vértebra coccígea con el sacro ocurre en la faceta inferior del sacro. La mucosa del cuello es similar a la mucosa del útero superior. El revestimiento de mucosa del cuello, al contrario que el del útero superior, no interviene en la menstruación y no se desprende durante la última fase de la menstruación, la fase secretora. SISTEMA REPRODUCTOR DEL HOMBRE. El sistema reproductor del hombre tiene la función de generar, almacenar y transportar el material genético contenido en las células germinales, o espermatozoides. Los órganos principales incluyen los testículos (testis), el epidídimo, los conductos deferentes, el conducto eyaculador, la uretra y el pene. Los órganos auxiliares incluyen las glándulas bulborretrales (de Cowper), la glándula prostática y las vesículas seminales. 3 Los espermatozoides (células germinales) contienen los cromosomas que se combinarán con los del óvulo, o huevo (producidos por el sistema reproductor femenino) para formar el embrión de un nuevo ser humano. Estos espermatozoides se generan dentro de los testículos y se almacenan en el epidídimo. Durante la excitación sexual, las vesículas seminales y la glándula prostática crean un fluido que se combina con las células germinales para formar el semen, que se transporta a través de la uretra y sale de la apertura, o meato, al final del pene erecto. Cuando se ha depositado el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides nadan a través del útero hacia la trompa de Falopio donde uno o más espermatozoides pueden fertilizar un huevo, u óvulo. Las glándulas bulborretrales (de Cowper) son dos lóbulos del tamaño de un guisante conectados al lateral de la uretra, encargadas de secretar un lubricante en la uretra para facilitar el transporte de los espermatozoides durante la eyaculación. El cuerpo de la uretra es el cuerpo del tubo uretral. La uretra pasa desde la base de la vejiga urinaria a través del cuerpo esponjoso del pene y termina en el meato de la uretra (apertura). La uretra del hombre transporta tanto la orina (desde la vejiga) como el semen (desde el conducto eyaculador) hacia el exterior del cuerpo. Debajo de la vejiga urinaria está el tubo membranoso conocido como uretra. La uretra sirve como conducto de transporte de la orina, transportándola desde la vejiga urinaria a través del pene (en el cuerpo del hombre) o hasta una apertura con forma de orificio rasgado en el medio de la vulva (en el cuerpo de la mujer). En el cuerpo del hombre, la uretra también sirve para transportar las secreciones glandulares de los testículos (testis) a través de la apertura, o meato. El pene da soporte a la uretra que se extiende desde las vesículas seminales a través del cuerpo cavernoso hasta el meato (apertura) en el glande del pene. El cuerpo cavernoso está formado de tejido que se llena de sangre durante la excitación sexual. Cuando la sangre llena estos tejidos el pene comienza a expanderse y a endurecerse, y este estado se conoce como erección. La erección facilita el transporte del semen dentro de la vagina de la mujer. El conducto eyaculador es un túbulo corto situado justo encima de la glándula prostática. Está formado por la conexión de los conductos deferentes y las vesículas seminales, y sirve para transportar los espermatozoides a través de la glándula prostática y la uretra. Los epidídimos son conductillos eferentes testiculares para los espermatozoides recién generados. Están situados dentro del escroto, contiguos a cada testículo. Los espermatozoides permanecen en el epidídimo (con forma de cordón) hasta la eyaculación, momento en el que se expulsan hacia los conductos deferentes. El pene da soporte a la uretra que se extiende desde las vesículas seminales, a través del cuerpo esponjoso hasta al meato (apertura) en el glande del pene. El glande del pene es el extremo ensanchado, o cabeza, del pene. En su punta está el meato vertical, o apertura, de la uretra. El glande está cubierto de un pliege de piel flexible, denominado prepucio, que normalmente se quita a los niños por razones sanitarias o religiosas. La eliminación del prepucio se conoce como circuncisión. La glándula prostática está compuesta de músculo liso y tejido glandular y rodea la primera sección de la uretra, justo debajo de la vejiga urinaria. Con unos 3,8 cm. de diámetro, la glándula prostática se encarga de secretar un fino fluido dentro de la uretra durante la excitación sexual. Este fluido alcalino precede a las células germinales y ayuda a reducir la acidez de las secreciones vaginales, de modo que no se destruyan por esta acidez. El escroto es la bolsa de piel protectora que contiene los testis (testículos). Está situado en la ingle, en la parte exterior de la cavidad abdominal. Esta posición permite que los testículos permanezcan a una temperatura ligeramente por debajo de la temperatura del cuerpo, condición esencial para el desarrollo de espermatozoides 4 viables. Después de la pubertad, comienza a crecer vello sobre el escroto y sus alrededores. Este vello púbico permanece durante el resto de la vida del adulto. Las vesículas seminales tienen la función de secretar un componente fluido de semen cuando las células germinales pasan a través de los conductos deferentes. Las dos vesículas parecen pequeñas bolsas bulbosas y están situadas justo encima de la glándula prostática. Los cordones espermáticos son los conductos intermedios que comienzan en los conductos deferentes y se unen para formar el conducto eyaculador. Los nervios, las arterias, las venas y los gánglios linfáticos se unen a los conductos deferentes para formar estos cordones. Los testis, también conocidos como testículos, son los principales órganos reproductores de la anatomía masculina. Tienen la función de generar las células germinales (espermatozoides) y pasarlas por el epidídimo donde se almacenan hasta la eyaculación. Los testículos son glóbulos ligeramente ensanchados, de aproximadamente 2,5 cm de ancho y 3,8 cm de largo. Los testículos están situados en el exterior de la cavidad abdominal, en una bolsa de piel protectora denominada escroto. Esta posición les permite permanecer a una temperatura ligeramente menor que la temperatura del cuerpo, que es fundamental para el desarrollo de espermatozoides viables. Los conductos deferentes son la continuación delgada del canal del epidídimo, y sirven para transportar las células germinales desde el epidídimo, subiendo a través del anillo inguinal hasta la vejiga urinaria, y luego hacia el cordón espermático y el conducto eyaculador. ESPERMATOZOIDE Y OVULO. Todas las células de nuestro cuerpo tienen origen a partir de una única célula creada por la fusión de un espermatozoide, célula sexual masculina, y un óvulo, célula sexual femenina. La unión de estas dos células forman el cigoto, o huevo fertilizado. La fertilización tiene lugar en una de los trompas de Falopio. La célula resultante de la fertilización se divide, dando lugar a más células. Las primeras células que se crean a partir del óvulo fecundado son idénticas. Estas células se dividen y subdividen. Se produce una complicada diferenciación proceso de las células que da lugar a la creación de otras células con formas, tamaños y texturas diferentes cada una de las cuales tiene una función específica. Al progresar la división celular, el embrión en desarrollo baja por la trompa de Falopio. Aproximadamente tres días después llega al útero y se sujeta a la pared uterina, dónde continua el desarrollo del embrión humano. La vista superficial de la cabeza de un espermatozoide presenta una forma ovalada y mide solamente diez milésimas de milímetro y se estrecha en su parte final. Contiene ácido desoxirribonucleico (ADN), o la característica determinante de los genes. Está cubierta por una fina capa de protoplasma llamada acrosoma. Se cree que el acrosoma contiene una enzima, hialuronidasa, que disuelve la corona radiada, la capa protectora externa del óvulo, facilitando la penetración del espermatozoide. La enzima del acrosoma de un espermatozoide es insuficiente para romper la membrana del óvulo, por lo tanto, contrariamente a la creencia 5 popular: más de un espermatozoide puede rompe La corona radiada es un grupo de células foliculares que rodean la zona pelúcida. Es la capa gelatinosa, protectora exterior del óvulo. La capa fina que rodea la cabeza del espermatozoide, llamada acrosoma, contiene la enzima hialuronidasa, que es capaz de disolver la corona radiada, facilitando la penetración del espermatozoide en el óvulo.r la corona radiada, pero sólo uno será capaz de introducir su material genético en el óvulo. El citoplasma rodea al núcleo del óvulo, la célula sexual femenina. Es una sustancia acuosa que da volumen y proporciona el medio en el que tienen lugar los intercambios químicos de la célula. El citoplasma está compuesto por sustancias disueltas y partículas químicas. Está rodeado por la membrana celular, que mantiene en su interior el contenido de la célula y presenta poros que filtran los materiales que entran y salen de dicha célula. La vista superficial de la cabeza de un espermatozoide presenta una forma ovalada y mide solamente diez milésimas de milímetro y se estrecha en su parte final. Contiene ácido desoxirribonucleico (ADN), o la característica determinante de los genes. Está cubierta por una fina capa de protoplasma llamada acrosoma. Se cree que el acrosoma contiene una enzima, hialuronidasa, que disuelve la corona radiada, la capa protectora externa del óvulo, facilitando la penetración del espermatozoide. La enzima del acrosoma de un espermatozoide es insuficiente para romper la membrana del óvulo, por lo tanto, contrariamente a la creencia popular: más de un espermatozoide puede romper la corona radiada, pero sólo uno será capaz de introducir su material genético en el óvulo. Las células de nuestro cuerpo contienen muchas mitocondrias. Las mitocondrias generan energía para la célula. Contienen enzimas altamente especializadas capaces de producir adenosintrifosfato (ATP) a partir de grasas y glucosa. El adenosintrifosfato es la fuente de energía de las células. Los espermatozoides son diminutos cuerpos como hilos que consisten de una cabeza, una parte intermedia y una cola alargada. Generalmente, a la parte intermedia se la conoce como el cuerpo o el cuello del espermatozoide. Cuando el espermatozoide y el óvulo se encuentran, la cabeza y el cuerpo del espermatozoide penetran en el óvulo dejando fuera la cola. Los pequeños gránulos del núcleo son los nucleolos que contienen el código del ADN del óvulo femenino. Las fibras enrolladas de ADN están formadas por cromosomas, que transportan el "original" de la células origen y por lo tanto son el elemento principal de la herencia. El espermatozoide y el óvulo contienen 23 cromosomas cada uno. Cuando éstos se unen, los cromosomas de ambos forman uniones separadas denominadas pronúcleos. Estos se alargan y mueven el uno hacia el otro, encontrándose en el centro del huevo. Las membranas que los rodean se unen eventualmente y los grupos de cromosomas respectivos se juntan para formar el componente completo de 46 cromosomas (la mitad de cada par proviene de cada uno de los padres). El núcleo es una esfera pequeña, sólo una fracción minúscula del ancho de un milímetro, en la porción central de una célula. Es el centro de control de la célula. El núcleo contiene pequeños nucleolos que contienen el código ADN. La función del ADN (ácido desoxirribonucleico) es pasar las características de una generación de células a la próxima generación. La cola de un espermatozoide tiene una longitud cuatro veces mayor que la de la cabeza más el cuerpo (parte central del espermatozoide). Está formada de fibras cilíndricas y propulsa el espermatozoide mediante movimientos que recuerdan a los de un látigo. Un espermatozoide puede permanecer en la mujer varias horas antes de ser capaz de penetrar en el óvulo y fertilizarlo; puede sobrevivir de 24 a 48 horas. Cuando el espermatozoide y el óvulo se encuentran, la cabeza y el cuerpo del espermatozoide penetran en el óvulo, dejando fuera la cola. Unas 12 horas después el cigoto, o huevo fertilizado, comienza a dividirse. 6 La zona pelúcida es una membrana transparente y estriada que rodea el óvulo y contiene el citoplasma, que da a la célula su volumen. La zona pelúcida contiene numerosos poros a través de los cuales pasan los nutrientes a la célula. Una vez que un espermatozoide ha penetrado en la zona pelúcida el huevo (óvulo) se hace resistente a cualquier otro espermatozoide. A continuación la capa superficial de la zona pelúcida se mueve hacia afuera para tragarse al espermatozoide. Las membranas celulares del espermatozoide y el huevo se fusionan para formar una única célula llamada cigoto. EMBARAZO El embarazo es el resultado de la fertilización de un óvulo por un espermatozoide. Con la fertilización comienza la división celular y el huevo fecundado se desarrolla dando lugar a una masa de células llamada mórula que se desplaza desde el ovario por la trompa de Falopio hasta el útero. La mórula continúa su división hasta formar un grupo hueco de alrededor de cien células, llamado blastocisto. Siete u ocho días aproximadamente después de la fertilización, el blastocisto se instala en la pared del útero. Algunas de las células que cubren el blastocisto, conocidas como trofoblasto, comienzan a alimentarse dentro del revestimiento del útero y crecen en cordones que sujetan al blastocisto a las paredes del útero. El trofoblasto dará lugar a la placenta. El blastocisto se compone de dos capas, la capa superior o ectodermo y la capa inferior o endodermo. En el blastocisto aparecen una cavidad amniótica y una cavidad vitelina. El amnios bordea la lámina corial, la cubierta más externa que proporciona protección y nutre al cigoto, como se denomina al huevo fecundado. El disco embrionario, un área lisa en la hendidura del óvulo en la que se ven los primeros vestigios del embrión, está suspendida desde la lámina corial y se compone de tres capas celulares, el ectodermo, el mesodermo y el endodermo. Todos los órganos del embrión se desarrollan a partir de estas tres capas. A partir del ectodermo se desarrolla el sistema nervioso, los órganos sensoriales y la epidermis, entre otros. A partir del mesodermo se desarrolla el sistema circulatorio, el aparato excretor, el esqueleto, el sistema muscular y el sistema reproductivo. A partir del endodermo se desarrolla el sistema respiratorio y el digestivo junto con sus revestimientos. Un embarazo dura alrededor de nueve meses y puede dividirse en partes aproximadamente iguales denominadas trimestres. El primer trimestre es el periodo en el cual se forman las diferentes partes del feto. Durante el segundo y tercer trimestre se desarrollan y maduran los órganos que el bebé necesitará para sobrevivir en el exterior, y el feto continúa aumentando de tamaño y peso. El primer síntoma de embarazo es generalmente la falta de periodo menstrual, puesto que el ciclo menstrual queda interrumpido a consecuencia de la fertilización e implantación de la célula embrionaria en el útero. Otros síntomas al principio del embarazo son: náuseas, frecuentes micciones y la sensación de hinchazón o sensibilidad en las mamas, especialmente alrededor de los pezones. Las náuseas aparecen generalmente por la mañana temprano y luego desaparecen, pero algunas mujeres pueden sufrir vómitos. Las náuseas y vómitos 7 normalmente desaparecen después de los tres meses de embarazo. Si sospecha que puede estar embarazada, debe ir al médico para que se lo confirme. Existen también varias pruebas de embarazo, que se pueden realizar en casa, adquiriéndolas en la farmacia. Aunque los resultados positivos de estas pruebas de embarazo suelen ser precisos, también pueden dar resultados negativos falsos. Probablemente el médico necesite examinarla físicamente, además de realizar un análisis de orina o de sangre para confirmar el embarazo. El médico buscará varios síntomas en su reconocimiento: el tejido de los pechos de una mujer embarazada es firme y puede estar más sensible de lo habitual y un examen interno detectará los cambios de la forma y tamaño del útero y los cambios en el revestimiento vaginal y en el cuello del útero (cérvix). En las mujeres embarazadas el revestimiento de la vagina se vuelve azul como resultado del incremento de la sangre que fluye hasta allí, y el cuello del útero se ablanda, por lo que es posible sentir a través de él el resto del útero. El útero también se ablanda, se agranda y es más redondeado de lo habitual. Por el examen interno del médico es posible determinar de cuántas semanas está embarazada una mujer. Durante el primer trimestre el útero crece rápidamente y se siente con más precisión que en las fases más avanzadas del embarazo. El embarazo dura aproximadamente 267 días. Como no siempre se conoce el día de la concepción, se calcula la fecha de parto desde el comienzo del último periodo menstrual. Cuando no se anota la fecha del último periodo o previamente se han utilizado métodos anticonceptivos, el médico puede determinar la edad del feto mediante un examen con ultrasonidos. Incluso si se conoce la fecha exacta de la concepción, el médico dará un periodo de 2 a 3 semanas en la estimación de la fecha del parto. A la primera fase de desarrollo se la denomina "embrionaria" y abarca hasta aproximadamente el final del segundo mes. En el desarrollo del embrión aparece en primer lugar el sistema nervioso central como un canal en el ectodermo a lo largo de la línea media de la espalda. Este es el sistema nervioso rudimentario, la parte superior se desarrollará dando lugar al cerebro y el resto formará la médula espinal. Esta comienza a desarrollarse al final de la sexta semana. La forma más rudimentaria del sistema óseo aparece durante el segundo mes de vida intrauterina Aproximadamente al final de la sexta semana comienza en el embrión la formación de los ojos. Durante la 7ª semana, los ojos se han formado, aunque la piel que los recubre, los futuros párpados, todavía no han aparecido. En la 8ª semana los ojos ya tienen algo de color. Durante las siguientes semanas la cabeza y la cara presentan varios cambios, pero no es hasta aproximadamente las 24 semanas cuando los párpados se despegan, aunque permanecen cerrados. Un poco antes del nacimiento, aproximadamente a las 40 semanas, la esclerótica es blanquecina y el iris es casi siempre azul. El color de los ojos no es el definitivo en los niños recién nacidos, la exposición a la luz generalmente cambia este color a las pocas semanas del nacimiento. Durante la 5ª semana se forma un vaso sanguíneo en el centro del embrión dando lugar al desarrollo del corazón rudimentario. En la 6ª semana este corazón comienza a latir, aunque todavía no tiene la apariencia de un corazón. Durante la 7ª semana los vasos sanguíneos comienzan a extenderse por todo el cuerpo y el corazón tiene una apariencia más compleja. Una exploración por ultrasonidos realizada en la 7ª semana demuestra que el corazón de un embrión palpita a unos 160 latidos por minuto. El corazón está totalmente formado al final de las 12 semanas y bombea la sangre por todo el cuerpo del feto y por las dos arterias situadas en el cordón umbilical de la placenta. A las 18 semanas el corazón del feto puede escucharse con un estetoscopio especial. Cada examen que se realiza a la madre incluye la comprobación de los latidos del corazón del feto. De una única célula, tan pequeña que no se puede ver a simple vista, el embrión crece a lo largo de las primeras 6 semanas alrededor de 5 mm. Durante la fase embrionaria se forman las partes principales del cuello y cara, así como los órganos genitales, huesos, nervios, músculos y algunos órganos sensoriales. La médula espinal, el cerebro, las orejas y los ojos comienzan su desarrollo. También aparece el tejido a partir del 8 cual se formarán los pulmones, así como las partes más rudimentarias del estómago, hígado, páncreas, intestinos y riñones. Aparecen dos pares de brotes de extremidades, que darán lugar a los brazos y a las piernas. El corazón rudimentario comienza a latir. A las 16 semanas de vida intrauterina, el feto tiene un tamaño de alrededor de 15 cm. y un peso de alrededor de 170 gr. Los vasos sanguíneos se pueden ver a través de la delicada piel semitransparente y el color del cuerpo es rosa brillante. Un vello fino y suave empieza a recubrir toda la superficie de la piel y empiezan a salir las cejas y las pestañas. Se mueven las articulaciones de todas las extremidades, los dedos de las manos y de los pies están separados y totalmente formados y empiezan a crecer las uñas. Se puede determinar claramente el sexo del feto pues los órganos sexuales están totalmente desarrollados. Aunque los pulmones están aún poco formados, el pecho del feto se mueve de vez en cuando como si respirase. El feto ahora se mueve mucho, pero es pronto para que la madre lo note. A las 32 semanas de vida intrauterina, el feto está lo suficientemente desarrollado hasta tal punto que tiene muchas posibilidades de vivir fuera del útero, con cuidados especiales. La cabeza y el cuerpo casi han alcanzado las dimensiones de un niño recién nacido. Los pulmones han empezado a madurar y continuarán haciéndolo durante otras cuatro semanas. El feto ahora pesa alrededor de 1,8 kg. Se denomina miometrio a la pared de músculo liso que comprende la masa del útero y se considera el músculo más potente del cuerpo femenino. Es moderadamente suave y compresible y altamente vascular y suave durante el embarazo. Este músculo hace posible empujar al feto en el momento del nacimiento y también es el responsable de las contracciones del útero durante el parto. La placenta está formada por vellosidades coriónicas, pequeñas protecciones que cubren las células exteriores de los blastocistos. Después de la implantación del óvulo fecundado, las vellosidades coriónicas profundizan en el revestimiento del útero en busca de alimento. Las que han penetrado profundamente erosionan algunos de los pequeños vasos sanguíneos del útero y se bañan de sangre materna. En este momento las vellosidades dejan de profundizar y comienzan a multiplicarse y a formar ramificaciones. Son estas vellosidades las que forman la placenta. La placenta es la responsable del intercambio de alimentos de la madre al feto y de los productos de desecho que produce el feto a la madre, para su eliminación. Hay dos capas de células que mantienen la circulación fetal en la placenta separada de la sangre materna. A través de estas células se realiza la función vital de intercambio que tiene lugar en la placenta. Dióxido de carbono, productos de desecho y hormonas pasan del feto a la madre. Oxígeno, nutrientes y hormonas se transfieren de la madre al feto. La placenta también actúa como barrera protectora del feto contra sustancias potencialmente dañinas. Sin embargo, muchos medicamentos pueden atravesar la placenta y dañar al feto. Por esta razón muchas medicinas, así como drogas o alcohol, no deben ingerirse durante el embarazo. El cordón umbilical une el embrión con la placenta y se forma al mismo tiempo que ésta. Mientras se forman los vasos sanguíneos en las vellosidades coriónicas, otros se forman en la masa celular interna del embrión. Tres vasos sanguíneos (dos arterias y una vena) emergen del embrión y se juntan con los que se desarrollan en la placenta. Estos forman el cordón umbilical, que se une al embrión por el ombligo. 9 EL PARTO. El parto es el proceso de dar a luz un niño y tiene lugar en tres fases. La primera comienza con contracciones uterinas regulares de frecuencia creciente, que presionan el saco amniótico hasta que el cuello del útero (cérvix) está totalmente abierto (dilatado). El fluido amniótico lubrica el canal cervical, facilitando el paso de la cabeza del feto. En la segunda fase las contracciones del útero son más fuertes, los músculos abdominales se contraen y ayudan a la expulsión del feto a través de la vagina. El nacimiento del niño tiene lugar en esta fase en la cuál el cordón umbilical está todavía unido a la placenta y tiene que tratarse adecuadamente. La tercera fase es la expulsión de la placenta después del nacimiento del niño. Un embarazo a término se refiere generalmente al que da lugar al parto entre las 38 y las 42 semanas. Varios conjuntos de músculos soportan e impulsan el torso. Los músculos de la pared abdominal ayudan a transmitir fuerza entre la parte superior y la inferior del cuerpo, además de proteger los delicados órganos internos. Su función más importante es la de soportar la espalda. Los músculos del torso se extienden en varias direcciones. Ayudan a mantener diferentes posturas y colaboran con los músculos de la columna al doblarse, girarse y realizar otros movimientos. El amnios es una capa fina que bordea la lámina corial y produce el líquido amniótico, líquido que rodea al feto durante el embarazo. El cuello del útero o cérvix tiene alrededor de 2,5 cm. de largo y es un canal que se proyecta hacia el interior de la vagina. El cérvix se compone de una banda muscular que permanece fuertemente cerrada para mantener al feto dentro del útero durante el embarazo. En el momento del parto, el papel de el cérvix es crucial. Antes de que el bebé nazca, el cérvix tiene que acortarse y dilatarse completamente para que el bebé pueda descender a través de la pelvis. La lámina corial es la capa más externa del óvulo fertilizado (cigoto), que proporciona una cubierta protectora y nutritiva y produce el líquido amniótico. Este líquido protege al embrión y después al feto durante el embarazo y la ruptura del saco amniótico es uno de los primeros síntomas del comienzo del parto. Durante éste, el líquido amniótico lubrica el canal cervical, facilitando el paso de la cabeza del bebé a través de ese canal. Al finalizar el periodo de embarazo, de 38 a 42 semanas, el feto experimenta grandes cambios justo antes de nacer. Los riñones han madurado y el hígado es capaz de tratar algunos de los productos de desecho producidos. Ahora el feto llena el útero y hay más líquido amniótico alrededor del bebé que en ningúna otra fase del embarazo. Hay menos espacio para que se pueda mover el feto y la madre puede notar con frecuencia los movimientos de los brazos y las piernas. Si el feto es un niño, los testículos descienden al escroto. Los huesos del cráneo todavía son muy blandos y flexibles, lo que resulta necesario para permitir que la cabeza pase a través del canal del parto. 10 El sacro es la parte de la columna vertebral situada entre las vértebras lumbares y las estructuras del cóccix. Está formado de cinco vértebras que se unen formando una sola estructura ósea . El sacro presenta una cresta mediana (que baja por el dorso o parte posterior del sacro) constituida por la fusión de apófisis espinosa de su componente vertebral. Debajo de esta cresta está el conducto sacro, un tunel que se extiende longitudinalmente desde la parte superior del sacro hasta el hiato (apertura) junta a la parte inferior. Cuatro pares de agujeros sacros atraviesan el sacro, flanqueando la línea media (centro) donde se forman las crestas sacras intermedias mediante el proceso articular fusionado de las vértebras componentes. Hacia el exterior de las crestas sacras intermedias están las crestas laterales formadas por la apófisis transversa de las vértebras componentes. En el sacro, al contrario que en las vértebras superiores de la columna vertebral, la fusión de todos estos procesos sustituye a los ligamentos transversales internos. Las crestas no se representan en la superficie frontal (pélvica) del sacro, aunque son evidentes los agujeros sacros. El útero, en donde crece el feto, es un órgano con una pared gruesa, hueca, en forma de pera, con dos partes, el útero superior y el cuello del útero, más estrecho, que sale hacia la vagina, que se encuentra debajo. Está localizado entre la vejiga y el recto. El útero se expande al crecer el feto durante el embarazo, aumentando hasta treinta veces su tamaño al finalizar este periodo. Las contracciones uterinas tienen lugar al comienzo del parto. Cuando empieza a contraerse, el útero presiona el saco amniótico hacia la cérvix, que rompe este saco. En la segunda fase del parto, las contracciones del útero son más fuertes y se ayudan con las contracciones de los músculos abdominales para arrastrar al feto a través de la vagina. Después del nacimiento del bebé, el útero reduce su volumen y recupera su forma normal. La sínfisis púbica es el lugar frontal de la articulación entre los dos huesos del pubis. La sínfisis está compuesta de cartílago endurecido y calcificado. Está cubierta de un grueso tejido adiposo, denominado monte de Venus, que está justo encima del labio mayor. En la pubertad, el monte de Venus se cubre de vello, que permanece durante toda la vida de la mujer adulta. El aborto es la expulsión del embrión o feto del útero ya muerto o provocando su muerte. Un aborto puede producirse como consecuencia de malformaciones del feto o por las consecuencias que pueden resultar del estado de salud o psicológico de la madre. El aborto, especialmente el que se realiza por elección voluntaria de la madre, puede ser considerado como inmoral y, actualmente, su práctica libre es ilegal. Un aborto natural es la pérdida del feto antes de la vigésima (20) semana de gestación. Cada mes, se genera un nuevo óvulo que pasa desde el ovario, a través de la extremidad fimbriada de la trompa de Falopio, al interior de la misma donde puede ser fecundado por un espermatozoide (célula germinal). Si el óvulo es fecundado, comienza a crecer y dividirse para formar un grupo de células llamado mórula, que finalmente formará el embrión de un nuevo ser. Si el óvulo no es fertilizado por un espermatozoide, será expulsado del útero junto con gran parte del epitelio uterino, en la "fase hemorrágica" de la menstruación. OTRAS COSAS. Los espermatozoides (células germinales) contienen los cromosomas que se combinarán con los del óvulo, o huevo (producido por el aparato reproductor femenino), para formar el embrión de un nuevo ser humano. Estos espermatozoides se producen en los testículos y se almacenan dentro del epidídimo. Durante la excitación sexual las vesículas seminales producen y liberan un líquido que se combina en la glándula prostática con las células germinales para crear el semen, que se transporta por la uretra y sale al exterior por la apertura, o meato, en el extremo del pene erecto. Cuando se deposita el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides se deslizan por el útero hasta las trompas de Falopio, donde uno (o más) puede fertilizar el huevo, u óvulo. La vejiga es un órgano a modo de saco compuesto por fibras musculomembranosas. Localizada en la pelvis, la vejiga almacena la orina hasta que se excreta. La orina pasa a la vejiga desde los riñones a través de los uréteres, mediante ondas peristálticas (contráctiles). Durante la excreción, el orificio uretral en la parte inferior de la vejiga se abre y la orina pasa a través de la uretra. Aunque la urgencia de 11 vaciar la vejiga de la orina generalmente se produce cuando hay de 250 a 300 ml, la vejiga humana puede almacenar casi el doble de esa cantidad. Una persona normal excreta de uno a dos litros de orina al día, aunque puede variar enormemente dependiendo de la salud, dieta y nivel de actividad del adulto. El agua ingerida normalmente se excreta a las cuatro horas de la ingestión. El parto es la culminación de nueve ansiosos meses de embarazo para la pareja. En el nacimiento normal, la cabeza del feto es lo primero que aparece por la vagina, que se ha dilatado bastante para dejar pasar al feto. Para que el cuerpo viva, cada de sus células debe recibir un aporte continuo de nutrientes y oxígeno. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono y otras sustancias producidas por las células se recogen para ser eliminadas. El sistema circulatorio realiza un proceso continuamente. Se puede apreciar cuán complejo es este proceso en el recién nacido. Cuando un impulso nervioso viaja por un nervio hacia una sinapsis, este impulso hace que se liberen unas sustancias químicas (como la acetilcolina) de las vesículas que las contienen en la sinapsis. Estos neurotransmisores cruzan el espacio sináptico y provocan que la membrana que cubre el músculo permita el paso de iones (como el sodio) a través de ella. Cuando estos iones cruzan la membrana, la fibra muscular se contrae. Los sonogramas (ecografías que utilizan técnicas de ultrasonidos) son unas herramientas de diagnóstico muy utilizada. La fecundación se produce cuando los espermatozoides viajan por el útero y uno de ellos encuentra un ovocito. El embarazo es el resultado de la fertilización de un óvulo por el esperma. Con la fecundación, comienza la división celular y el huevo fertilizado se desarrolla como una masa de células llamada mórula que se mueve por la trompa uterina hacia el útero. La mórula continúa dividiéndose, hasta que se forma un grupo de células huecas de unas cien unidades, llamado blastocisto. Aproximadamente siete u ocho días después de la fecundación, el |blastocisto| se implanta en la pared uterina. Algunas células que recubren el |blastocisto|, llamadas trofoblasto, comienzan a invadir el epitelio uterino y crecen en cordones que anclan el blastocisto a la pared uterina. El trofoblasto finalmente se desarrollará para formar la placenta. Protozoos, nombre que se aplica a todos los organismos animales unicelulares, algunos de los cuales pueden formar colonias. En la clasificación que se sigue en esta enciclopedia, los protozoos se incluyen en el reino Protistas, junto con otros organismos unicelulares cuyo núcleo celular está rodeado de una membrana. Los protozoos no tienen estructuras internas especializadas a modo de órganos o, si las tienen, están muy poco diferenciadas. Entre los protozoos se suelen admitir varios grupos: los flagelados del grupo de los Zoomastiginos, con muchas especies que viven como parásitos de plantas y de animales; los ameboides del grupo Sarcodinos, que incluyen a los Foraminíferos y Radiolarios, y que son componentes importantes del plancton; los Cilióforos, que son ciliados, con diversos representantes que poseen estructuras especializadas que recuerdan a la boca y al ano de los organismos superiores; los Cnidosporidios, parásitos de invertebrados, de peces y de algunos reptiles y anfibios, y los Esporozoos, con diversas especies parásitas de animales y también de seres humanos. Se conocen más de veinte mil especies de protozoos, que incluyen organismos tan conocidos como los paramecios y las amebas. Muchas especies viven en hábitats acuáticos como océanos, lagos, ríos y charcas. Su tamaño varía desde 2 hasta 70 micrómetros. Los protozoos se alimentan de bacterias, productos de desecho de otros organismos, algas y otros protozoos. Muchas especies son capaces de moverse utilizando diversos mecanismos: flagelos, estructuras propulsoras con forma de látigo; cilios de aspecto piloso, o por medio de un movimiento ameboide, un tipo de locomoción que implica la formación de pseudópodos (extensiones a modo de pie). Los dinoflagelados son el segundo grupo más importante del fitoplancton, que es el responsable de la producción de energía en la cadena trófica oceánica. Tienen una estructura semejante a un látigo llamada flagelo, que actúa como órgano de locomoción y muestran características tanto de vegetales como de animales. Los dinoflagelados pueden reproducirse de forma rápida, produciendo grandes poblaciones de forma inmediata; ciertas especies, mediante este tipo de crecimiento, forman las mareas rojas tóxicas que matan a los peces y contaminan los mariscos. 12 Los protozoos ciliados son organismos unicelulares que se impulsan mediante unas diminutas proyecciones, a modo de pelos, llamadas cilios. Además de servir para la locomoción, los cilios también tienen la función de crear corrientes que ayudan a arrastrar pequeñas partículas alimenticias hacia el interior de una depresión pequeña de la superficie del cuerpo, a través de la cual se ingiere el alimento. Los protozoos ciliados viven en el agua o en el suelo, o establecen relaciones como parásitos o simbiontes de otros organismos. En los suelos, los ciliados actúan en la descomposición de los organismos, disgregando la materia orgánica en sustancias que pueden ser utilizadas por otros seres vivos. 1. INTRODUCCIÓN Fecundación, en biología, fusión de los materiales de los núcleos de dos gametos que da lugar a la formación de un cigoto, o embrión. La conjugación es un tipo de fecundación que puede ocurrir en las bacterias, algas y otros organismos inferiores, que se produce por la transferencia o intercambio de material genético entre dos células , o por su fusión en una. En la mayoría de las formas superiores, la reproducción es el resultado de la unión de dos gametos distintos, o heterogametos, uno masculino y otro femenino, y por lo general, el término fecundación se limita a la descripción de este proceso. 13 El gameto femenino, llamado huevo, óvulo, o célula germinal femenina, es relativamente grande, contiene una reserva de nutrientes (yema y en ocasiones clara), y por lo general, carece de movilidad. Los gametos masculinos, llamados espermatozoides, espermatozoos, o células germinales masculinas, contienen una reserva muy pequeña de alimento, tienen centrosomas, y son móviles. Los gametos tienen sólo una dotación de cromosomas y son, por tanto, haploides; el cigoto que resulta de su unión tiene una dotación cromosómica doble y es diploide. 2. FECUNDACIÓN CRUZADA La mayoría de las plantas y animales se caracterizan porque los óvulos de un organismo son fecundados por el espermatozoide de otro. Esta clase de fecundación es muy importante, ya que permite que exista una gran variedad como consecuencia de la recombinación de genes. La autofecundación, es decir, la fecundación de un óvulo por un espermatozoide producido por el propio organismo, limita la variedad, ya que no se introducen caracteres hereditarios nuevos. La mayor parte de las especies de plantas y animales son dioicas es decir, los espermatozoides y los óvulos se desarrollan en organismos separados. En las especies monoicas, o hermafroditas, éstos son producidos por el mismo individuo. En dichas especies la autofecundación se evita debido a que el desarrollo de los óvulos y de los espermatozoides se produce en momentos distintos, o como en el caso de las lombrices de tierra, a causa de la localización de los órganos sexuales y de la forma de apareamiento. Para que la fecundación se lleve a cabo con éxito, la célula germinal femenina y la masculina deben haber alcanzado un estado de madurez adecuado. Cuando el espermatozoide o el óvulo maduro de especies iguales o estrechamente relacionadas entran en contacto, la célula espermática se introduce en el óvulo. Los óvulos de los mamíferos y de muchos otros animales, pueden ser penetrados en cualquier punto de su superficie. Los óvulos de algunos peces, moluscos, insectos y otros organismos están rodeados por una membrana firme y el espermatozoide sólo puede acceder a ellos a través de una apertura, llamada micrópilo, que se localiza sobre la superficie de esta membrana. Por lo general, sólo una célula espermática puede entrar en un óvulo. En la mayoría de las especies la polispermia, en la que más de un espermatozoide logra con éxito entrar en el huevo, es anormal. En tales casos, sólo uno de los espermatozoides participa en la fecundación del huevo. Al iniciarse la mitosis, o multiplicación celular del embrión, el espermatozoide y el núcleo del óvulo se disponen juntos hasta llegar a confundirse. En muchas especies las células germinales masculinas y femeninas son complementarias en muchos aspectos; el óvulo proporciona la mayor parte del citoplasma y nutrientes para el embrión; el espermatozoide aporta el centrosoma activo y el estímulo inicial para la mitosis. Véase Embriología. Aunque para dar origen a un embrión casi todos los óvulos necesitan ser fecundados por un espermatozoide, los óvulos de ciertos invertebrados se desarrollan sin que exista fecundación. Esta forma de reproducción se denomina partenogénesis. Los descendientes que proceden de progenitores de diferentes especies reciben el nombre de híbridos y por lo general son estériles, aunque con frecuencia son más grandes y fuertes que aquellos. 3. CONDICIONES APROPIADAS La reproducción sexual requiere una serie de condiciones que llevan al desarrollo normal del cigoto y de la forma joven inmadura. Los padres se comportan de modo que estas situaciones y condiciones se vean favorecidas. En muchos animales acuáticos, como las medusas, las células sexuales se liberan en el agua y la fecundación se produce por casualidad. La gran producción de óvulos y esperma aumenta la probabilidad de que esto ocurra. En otros animales como el salmón, los dos sexos se reúnen durante la época de reproducción y liberan los óvulos y el esperma cuando están próximos, lo que eleva la probabilidad de que se produzca la fecundación. En algunas salamandras, el macho deposita su esperma en una masa gelatinosa que la hembra recoge con los rebordes de su cloaca, de modo que la fecundación de los óvulos es interna. En las ranas y los 14 sapos la fecundación se produce por lo general fuera del cuerpo de la hembra. Hay un tipo de conducta reproductiva especial llamada acoplamiento, durante la cual el macho se coloca sobre el dorso de la hembra, y aproxima las células sexuales. La copulación, o coito, es una conducta muy especializada en la que las células germinales del macho se liberan dentro del tracto genital de la hembra. Este depósito de líquido espermático en el cuerpo de la hembra se denomina inseminación. La copulación es utilizada por muchos gusanos parásitos, caracoles e insectos, y por todos los reptiles, las aves y los mamíferos. No existe una secuencia evolutiva lógica de los hábitos reproductivos. Mientras que grupos muy diferentes de animales emplean los mismos métodos de fecundación, otros relacionados estrechamente difieren mucho en ellos. En general, la fecundación externa se produce con más frecuencia en los seres acuáticos y anfibios que en los terrestres, ya que la fecundación debe tener lugar en un medio húmedo, y el embrión resultante debe ser protegido de la sequedad. En esencia, la reproducción sexual en las plantas es similar a la de los animales. La inmovilidad de las plantas ha sido la causa de que en la mayoría de los grupos se haya desarrollado una estrategia compleja, llamada alternancia de generaciones, para permitir la fecundación. Las plantas que poseen hojas, raíces, troncos y flores, son esporofitos, capaces de producir descendientes de forma asexual, como en la formación de bulbos. Esta generación esporofítica a su vez da lugar a la generación gametofítica, que se reproduce de forma sexual. En las flores de los esporofitos se producen dos clases de esporas. Un tipo es la denominada grano de polen, que consiste en células que se desarrollan en un gametofito masculino. El otro tipo de espora se desarrolla en un gametofito femenino y contiene un óvulo. El gametofito femenino permanece protegido en la flor del esporofito femenino. En la naturaleza, los agentes más importantes que transportan los granos de polen de una flor a otra son el aire, el agua y los insectos.(véase Polinización). Después de alcanzar el estigma de una flor, el grano de polen emite una prolongación denominada tubo polínico que se desarrolla por debajo del gametofito femenino. A través del tubo polínico se libera un núcleo espermático en el saco embrionario que contiene el óvulo, y se lleva a cabo la fecundación. Entonces, se forma en el óvulo un saco embrionario que rodea al embrión resultante, formando una semilla. Este embrión es un esporofito joven que permanece latente hasta que es transportado por el viento, el agua o los animales hacia un lugar adecuado para germinar. Véase Reproducción vegetal. 15