Teatro y cine en España: su inserción en la práctica docente Prof. Dr. Juan Antonio Ríos Carratalá Máster en Estudios Literarios Universidad de Alicante Curso 2011-12 Entre locos anda el juego. Propuesta didáctica sobre “L’illa” de Tricicle Mª Carmen Bardal Romero Irene García Terol Sabrina Riva Mª Carmen Robles Ballesteros Fecha de entrega: 15-05-2012 Entre locos anda el juego. Propuesta didáctica sobre “L’illa” de Tricicle "El público también debe aprender a mirar un espectáculo" Patrice Pavis1 “He disfrutado mucho con esta obra de teatro. Especialmente en el descanso” Groucho Marx El presente trabajo está formado por el análisis del sketch “L’illa” del espectáculo teatral Manicòmic, creado y representado por la agrupación Tricicle, y por una propuesta didáctica. El propósito de estas líneas será, entonces, examinar los signos semióticos de una puesta en escena, de tal modo que dicho análisis no constituya un compartimiento estanco, sino que se integre en una práctica docente destinada a enseñar las características del género dramático y su representación, a un grupo de alumnos de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). Por otra parte, es conveniente aclarar que el curso para el que se ha pensado la aplicación de actividades acerca del teatro es Tercero de la ESO, año académico en el que el currículum introduce el estudio de la Literatura. Las actividades aquí expuestas, asimismo, se conciben como punto de partida e iniciación al bloque dedicado al teatro. A la hora de planificar las actividades que realizaríamos en el aula, hemos meditado que, en principio, el objetivo primordial es hacer del teatro una experiencia cercana al joven. Es por esto que, se ha optado por integrar las nuevas tecnologías, pues consideramos que es el medio en el que ellos se desenvuelven con mayor naturalidad, y a través del cual reciben casi la totalidad de la información con la que entran en contacto diariamente. Somos conscientes de que éstas implican un nuevo modo de conocimiento, que hay que saber ponderar e incorporar en la clase. No podemos desestimar el gran potencial pedagógico que ofrecen las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). En relación con el primer objetivo, aproximar el teatro al joven, no pretendemos meramente impartir unos conocimientos teóricos sobre un texto literario. Intentamos 1 Afirmación realizada por Pavis en su conferencia del Coloquio Internacional sobre Artes Escénicas, realizado en Chile el 23 de marzo de 2009 y que se puede consultar en la siguiente dirección: http://www.artes.uchile.cl/noticias/50137/pavis-el-publico-tambien-de que el alumno se familiarice con una forma de espectáculo y con los códigos que le permitirán interpretarlo. En fin, se aspirará a formarlo como espectador, con el objeto último de que se convierta en un atento observador y en un asiduo asistente a obras teatrales. Formarse como espectador requiere contar con las herramientas para poder comprender la obra teatral, y esta tarea, asimismo, exige considerar a la misma como un todo constituido por texto y representación. Consiste en hablar no sólo de “texto dramático”, sino de “texto espectacular”. De ahí que al alumno se le transmita la idea de que “el teatro” es el texto más su representación, y de que participan en su configuración, de acuerdo a lo teorizado por Tadeus Kowzan,2 una serie compleja de signos semióticos: el decorado, la iluminación, el movimiento escénico del actor, el peinado, los accesorios, los efectos sonoros, el vestuario, el maquillaje, la palabra, el tono, la mímica del rostro, el gesto y la música. Se ha elegido la escena “L’illa”, perteneciente a la pieza teatral Manicòmic, debido a que bajo la aparente sencillez que presenta su hilo argumental -la vida de unos náufragos en una isla desierta-, se combinan de modo novedoso y atractivo los signos semióticos a los que hicimos referencia con anterioridad, aprovechándose, en especial, a fin de generar la risa, la mímica del rostro, el gesto y el tono. El sketch se presenta así, como un ejemplo claro, aunque sugerente, de los contenidos que se quieren enseñar al alumnado. Se la ha seleccionado, igualmente, porque se pretende con ella cambiar los prejuicios que los jóvenes puedan tener respecto al teatro, tales como que el mismo representa conflictos que a ellos no les atañen, o respecto a obras clásicas en las que todavía no se reconocen, ampliando, de este modo, su repertorio y su concepto de teatro. Además, “L’illa”, nos permite demostrar al alumno que la comedia y su buscado efecto, la risa, requieren de una profunda elaboración y no están enemistados con la posibilidad de aprender. También que el humor tiene, por supuesto, sus propios códigos y que estos se pueden conocer. De acuerdo con lo que establece la Ley de Educación, queremos que el alumno no sólo sepa unos determinados temas, sino que conquiste un conjunto de competencias, lo 2 El autor analiza dichos signos en el conocido libro El signo y el teatro, que se consigna en la bibliografía. cual implica que, más allá de las prácticas que realice para y en la clase, pueda extrapolar los conocimientos aprendidos sobre los elementos de la representación, y aplicarlos a su vida cotidiana, con el propósito de ampliar su sociabilidad, no de limitarla. Es decir, se pretende que el alumno ponga en práctica en su experiencia vital diaria lo estudiado en clase, siendo consciente de que la “teatralidad” le hará superar con mayor eficacia las más variadas situaciones comunicativas. Y, por supuesto, que advierta que estamos inmersos en la cultura del espectáculo y sepa reconocer sus señas de identidad en otros discursos no literarios como el político, el religioso, el periodístico, entre otros3. Contribuir, en definitiva, a formar sujetos críticos que puedan analizar la realidad, y a través de esa reflexión, adquieran cierta competencia social y ciudadana (una de las novedades de la Nueva Ley de Educación, según el decreto 112/2007, de 20 de julio). Como se estableció al comienzo, resulta imprescindible el uso de las nuevas tecnologías para llevar a cabo la presente unidad didáctica, implementación que provocará en el alumno el desarrollo de la competencia en el tratamiento de la información y la competencia digital. Por ser nuestra asignatura Lengua Castellana y Literatura, la base de la materia será la competencia lingüística y la competencia cultural y artística. Mediante los trabajos requeridos, en los que se solicitarán tareas que involucren distintas técnicas de estudio, y el fomento de la organización diaria del alumno, se propiciará la adquisición de la competencia para aprender a aprender. Por último, a través de ejercicios que pongan en juego la creatividad, tales como la representación de alguna escena o la escritura de un guión teatral, y el análisis crítico de películas y discursos sociales, se reforzará la competencia en autonomía e iniciativa personal. Nos hemos planteado, entonces, como objetivos concretos, introducir al alumno en el 3 Como sostiene Juan Villegas, en un artículo de 1996, “resulta sugerente la posición que desplaza la utilización del término "teatralidad" desde el escenario a la vida social o que hace de la vida social un escenario”. Es por ello que, el autor prefiere hablar de una "teatralidad social" -aquella que los alumnos deberían poder identificar, una vez aprendidos los rudimentos de la práctica teatral- “constituida por un sistema de códigos en el cual se privilegia la construcción y percepción visual del mundo, que condiciona el comportarse gestual de los individuos dentro del sistema social”. De este modo, la misma “constituiría una construcción cultural de sectores sociales que codifican su modo de autorrepresentarse en el escenario social”, y que cambia a lo largo de la historia, coexistiendo generalmente en una misma sociedad una pluralidad de teatralidades: la “teatralidad social”, la “teatralidad pedagógica”, la “teatralidad religiosa”, la “teatralidad política”, la “teatralidad deportiva”, etc. mundo del teatro; ampliar su concepto de teatro al de espectáculo; formarlo como espectador de obras teatrales (para ello se prevé la asistencia a una representación teatral); visualizar una obra cómica moderna y analizar sus características; asimilar la noción de texto dramático y sus elementos (diálogo teatral, acotaciones y utilización de guiones); comprender y reconocer los signos semióticos de la representación (decorado, iluminación, accesorios, gesto, etc.); aplicar los signos del teatro en la vida diaria, así como reconocerlos en discursos no literarios; despertar el interés del alumno por las representaciones teatrales. La primera sesión, recordemos que las sesiones duran 55 minutos, comenzará con actividades de iniciación - motivación. Se trata de tareas sencillas, mediante las que intentaremos saber qué conocimientos previos tienen los alumnos del tema a trabajar. Por ejemplo, preguntándoles qué es para ellos el teatro, qué es un gesto, qué es un guión, qué una palabra. Tras estas breves inquisiciones, de cuyos resultados se guardará nota para luego compararlos con los adelantos hechos hacia el final del trayecto sobre teatro, y que durarán muy pocos minutos, los suficientes como para que los alumnos se expresen con libertad, se les planteará una actividad lúdica: jugar a la palabra tabú o a dígalo con mímica. Por lo que, se elegirá a un alumno que deberá adivinar una palabra, mediante las pistas que le den sus compañeros, sólo ellos conocen el término, pero estos no podrán usar para ayudarlo los vocablos que están anotados en la pizarra, las palabras tabú. Transcurridos unos minutos, se jugará al mismo juego, pero esta vez las pistas las han de dar los alumnos mediante gestos. De esta manera, se presenta a los jóvenes en qué consiste un gesto, y pará qué nos puede servir, señalando la diferencia entre usar o no la palabra, entre lo lingüístico y lo paralingüístico. Al final de la clase, se pedirá a los alumnos, como actividad introductoria, que busquen información sobre Tricicle en internet, observen la página web del grupo, ordenen la información obtenida y que, posteriormente, la “cuelguen” individualmente en el blog4 de la materia. Esta labor podrá completarse en casa. 4 Uno de los proyectos del año es la realización de un blog de la materia, espacio virtual donde se colgaran apuntes y en el que cada alumno podrá subir los archivos que crea pertinentes. Gracias a esta actividad, entre otras cuestiones, estaríamos abogando por la tan deseada interdisciplinariedad, dado que sería inexcusable el trabajo en conjunto con el área de informática. Como los personajes principales de la pieza seleccionada son tres náufragos en una isla desierta, durante la segunda sesión se intentará proporcionar al alumno un “bagaje cultural” acerca de la imagen del náufrago, unos conocimientos previos ligados al imaginario sobre éste. Para ello, se proyectarán en clase fragmentos de películas que tengan como protagonistas a dichos sujetos: escenas de la película Robinson Crusoe de Luis Buñuel (http://www.youtube.com/watch?v=Y7BuN8eEYM0) y de Náufrago de Robert Zemeckis (http://www.youtube.com/watch?v=Y6Axmxv2jCY), entre otras. Se expondrán brevemente el argumento de las mismas, sus conexiones con la tradición artística, y se exhibirá el Episodio “Das Bus” de The Simpsons (http://www.youtube.com/watch?v=8duykHFyXK), recreación paródica de la novela El Señor de las moscas de William Golding. Creímos conveniente incluir esta última proyección, debido a que la lectura de la narración aludida será una actividad anterior al bloque sobre teatro, lo cual nos permite indicarles a los alumnos la constitución de una serie literaria, tanto como realizar un análisis más fructífero de la serie animada. También se les proporcionarán tiras cómicas en las que el protagonista sea un náufrago en una isla desierta. En consecuencia, además de ampliar el bagaje cultural o la idea que puedan tener sobre los náufragos, se relaciona el asunto con otros elementos del currículum, la narrativa, y con otras literaturas. Finalmente, como cierre de la sesión, se les pedirá a los jóvenes que redacten una noticia o un relato breve que asuma la voz de un náufrago y que luego cuelguen los resultados en el blog del área. La tercera sesión estará dedicada a explicaciones del profesor y a actividades de desarrollo de los contenidos. La misma comenzará con una breve exposición sobre lo que concebimos como teatro, que une texto filológico (acotaciones, uso de guiones y diálogos) con representación, y la importancia de estudiar ambos aspectos en conjunto, para proyectar después a los alumnos el fragmento de Manicòmic, denominado “L’illa”. Cabe destacar que antes de la proyección, el profesor contextualizará la obra. Los alumnos ya han buscado en la red, y colgado en el blog de la materia, la información acerca de Tricicle. Por lo tanto, se tratará de una exposición breve, que aporte los principales datos sobre la agrupación teatral: sus vínculos con la formación actoral de los mimos, su concepción gestual del teatro, quienes son sus fundadores, y en qué época y en qué espacio comenzaron sus representaciones. A continuación, se observará la escena seleccionada completa, sin pausas ni montaje alguno. Al finalizar ésta, se realizará una puesta en común con toda la clase. El profesor hará uso del diálogo dirigido e irá preguntando a los alumnos acerca de sus percepciones sobre el uso de la palabra, el gesto, el maquillaje, entre otros, su significado y su importancia a la hora de generar humor. Así, los alumnos ofrecerán primero sus ideas y luego el docente los orientará para que lleguen a las conjeturas más apropiadas. Por consiguiente, en la medida que estos vayan realizando sus aportes, el profesor indicará de qué signo semiótico se trata en cada caso, según la clasificación de Kowzan, y explicará cómo se emplea en la obra. Quedará para la sesión cuarta, la exposición de otros ejemplos y el afianzamiento de lo bosquejado en esta clase, y como tarea para el hogar, la redacción de una brevísima memoria sobre lo desarrollado en el aula. Los comentarios sobre “L’illa” que el docente efectúe en la sesión tercera estarán guiados por el análisis de la escena que facilitamos líneas más abajo. Como se podrá inferir, no todos los detalles, ni el registro que utilizamos en el mismo pueden transmitirse tal cual y como lo concebimos allí, pero son fundamentales para conservar la rigurosidad científica que, creemos, toda propuesta didáctica debe tener como cimiento. El primer signo a examinar es la palabra. Sólo unas pocas de las mismas salen de los labios de los tres actores a lo largo de toda la escena: “Are/Is blue” (“Son/Es azul/es” en inglés), “no” y “aquí”. Esto es así, porque los trabajos de Tricicle están basados en la mímica y es bien sabido que los mimos, aunque ellos sólo empleen algunas de sus técnicas, no utilizan la palabra en sus actuaciones. El único enunciado elaborado que se formula en toda la obra no le pertenece a los intérpretes, sino que procede de una voz en off femenina grabada. La misma anuncia lo siguiente: “Señor 22, Señor 23, Señor 32, es la hora de la pastilla. Señor 22 blanca, Señor 23 roja, Señor 32 azul. Pasen a la unidad número seis, unidad número seis, gracias”. Es decir, eligen un acto de habla standarizado, perfectamente reconocible por el público, las instrucciones que una enfermera le da a sus pacientes, y recurren a una voz externa para que ésta se presente como la “voz de la razón”, en contraste, a partir de entonces lo sabremos, con la locura que aqueja a los personajes del cuadro. La situación en la que dicen las palabras transcriptas es la que se detalla a continuación. Por un lado, “no” y “aquí” las pronuncian los habitantes de la isla que observamos ni bien inicia el sketch, con el propósito de que un nuevo náufrago no se acerque a la costa de la misma, ni pretenda vivir con ellos. Las palabras inglesas, sin embargo, no aparecen hasta promediar la escena, en el inopinado momento en que caen del cielo unas gafas azules. El motivo por el que utilizan la palabra en ambas circunstancias es porque es necesario, o lo que es lo mismo, porque los integrantes del grupo entienden que es imprescindible su uso, a fin de que el espectador tenga una mayor comprensión de lo que ocurre e interprete la broma, de otra forma ni siquiera aparecería. Nótese que la frase “Aquí no” se emite con un tono agudo, que causa gracia en el auditorio en la medida en que resulta sorpresivo, es la primera vez que un personaje habla y no se espera que un hombre adulto posea una voz de este tenor, y que las cláusulas “Is blue” y “Are blue”, por el contrario, se articulan con un tono grave, que por oposición con la emisión anterior renueva la risa. Lo que produce el efecto cómico es el tono empleado y no el significado de las palabras en sí mismas. No obstante, las onomatopeyas, así como los sonidos guturales que no imitan sonidos reales, sí se utilizan de forma reiterada. Las más recurrentes son aquellas que emulan los sonidos de la naturaleza -”chooof” (el mar), “pío, pío, pío” (los pájaros), “grhhh” (un león)- y las que remedan los sonidos que efectúan algunos objetos -”catapumba” (bomba o explosión), “pum, pum, pum” (tiros), “rinnggg” (alarma de un despertador)-. Los sonidos que no articulan palabras suelen expresar estados de ánimo pasajeros o ser simplemente gritos. Una muestra de ellos, son los alaridos que los náufragos lanzan a los aviones para que los rescaten y la burla o eco que un compañero le hace al otro en el interín. Llegados a este punto, no debemos obviar un dato fundamental: con tan sólo estos recursos, más un arduo trabajo con la gestualidad y una muy buena interpretación, los actores de Tricicle logran narran las vivencias y las situaciones desarrolladas en toda la obra. El tono en Tricicle es uno de los signos más importantes, pues la misma onomatopeya o sonidos guturales, dichos de una manera o de otra, hacen que el espectador comprenda lo que está pasando sin necesidad de utilizar ninguna palabra: los mismos copian el tono que en la vida diaria tendría la frase articulada que se corresponde con esos sonidos, y combinados con las subidas o las bajadas en la entonación, la suplen. Los cambios de tono, a su vez, con frecuencia expresan las distintas emociones que embargan a los personajes: hay una bajada en la entonación cuando se dan cuenta de que el avión no vendrá a rescatarlos, hay una subida en la entonación cuando descubren las gafas de espejos azules. En efecto, en “L’illa” podemos observar esto a lo largo de toda la representación, pero el suceso más significativo en este sentido, se da cuando los comediantes juegan a que cambian los canales de un televisor imaginario. El actor que interpreta las escenas que se ven en cada canal utiliza, cada vez que quiere comunicarse con sus interlocutores, las mismas onomatopeyas en todos los casos y, sin embargo, gracias al tono en el que las dice, el espectador es capaz de saber cuándo está representando y cuándo se ha molestado y las reitera con sorna, tras cansarse de sus dos compañeros. Otro ejemplo revelador aparece al inicio del sketch, cuando aún hay sólo dos náufragos en el escenario y divisan un barco a la lejanía. En ese momento comienzan a llamarlo diciendo “eh, eh” y alargan la exclamación durante algunos segundos hasta que, viendo que el barco pasa de largo, uno de los náufragos repite “eh, eh” con un tono indignado, dejando clara su postura al respecto y provocando la risa de la concurrencia. La mímica del rostro es explotada en grado sumo por Tricicle, pero no exclusivamente por ellos, sino en el teatro en general. Un movimiento vano de un brazo, o de una pierna, aunque parezca mentira, puede llamar mucho menos la atención que un movimiento de ojos o un gesto exagerado con la cara, y este es un hecho que en el sketch también se manifiesta con claridad. Tan sólo hay que observar con detenimiento el rostro de los tres actores de “L’ Illa”, a pesar de las barbas postizas que llevan, para comprobar cómo sus muecas y sus gestos son la expresión y el reflejo de lo que les sucede según la ocasión. Por ejemplo, cuando los náufragos se levantan y observan el mar en busca de alguna novedad, no sólo se ponen la mano sobre la frente simulando ser vigías, sino que fijan la vista y entrecierran los ojos, concentrándose en el escrutinio del horizonte. Es decir, en cada acción que los sujetos efectúan, el gesto del rostro se modula en numerosas oportunidades, a veces casi imperceptiblemente, y de acuerdo a lo que desean que vea o imagine el espectador: abren bien grandes los ojos para demostrar sorpresa o ponen cara de tristeza cuando el avión no viene a rescatarlos, entre otras posibilidades. El gesto es para Tricicle como la palabra para un poeta. A través de él hacen reír, narran historias, conversan e incluso nadan sin agua en el patio de butacas de un teatro cualquiera. La mímica, base teatral de Manicòmic, como ya hemos dicho con anterioridad, es un tipo de comunicación no verbal mediante la cual se transmiten ideas, sentimientos y situaciones, valiéndose sólo del movimiento corporal. En “L’illa”, la mímica, y por ende el gesto, marcan el centro de la interpretación actoral junto al tono. Todo lo que representan lo hacen a través del mismo, desde encender un televisor, hasta que una gaviota defeque sobre la cabeza de uno de los tres náufragos o que salten al agua para pescar lo que luego será su alimento, los ejemplos son innumerables; y, lo más impresionante, es que todas las pantomimas, hasta los movimientos que emulan la realización de una competencia de atletismo, se desarrollan en menos de dos metros cuadrados. Esto demuestra que no es necesario un decorado fastuoso ni un espacio de grandes dimensiones para poder decir algo, sino que lo trascendente es el modo en el que se lo dice, la expresividad con la que se lo dice y los gestos que se deciden o no efectuar. Perpetrar con mímica la acción de comer y lograr que entiendan lo que estás haciendo, puede ser relativamente sencillo, pero montar una escena cómica a base de gestos, donde hay una fábula con principio y final llena de gags hilarantes, es mucho más complicado. Para llevarla a cabo hay que seleccionar muy bien qué gestos se realizan y cuáles se descartan. Y es que, para que el público que está sentado al final de la sala vea con nitidez todo lo que ocurre y pueda ser capaz de seguir el hilo de la historia sin que el actor se ayude de la palabra, tales gestos han de ser evidentes, casi exagerados, de modo que nada pase desapercibido. Esto también lo apreciamos en “L’illa”, sketch en el que todos los gestos son grandilocuentes y han sido elegidos con el único fin de crear una ficción comprensible, llena de bromas, que hagan reír a todo aquel que esté sentado en las butacas del teatro donde se representa. Como con la mayor parte de los signos que se utilizan, el grupo catalán juega a que el auditorio reconozca con facilidad esos gestos, de ahí que sean estereotipados y provengan de acciones de la vida cotidiana (lavarse la cara, enojarse porque se ha perdido, dormir, nadar, comer, jugar a las escondidas o a las carreras) o pertenezcan al repertorio de los mass media (bucear en cámara lenta, bailar como si se fuese una nativa hawaiana). El humor no se produce por lo estrafalario de las acciones que se exhiben, sino que surge, entre otros motivos, de la contraposición entre la imagen adulta de los actores y su gestualidad infantil. Cabe destacar que si bien todo el cuerpo es un vehículo de comunicación para los integrantes de Tricicle, los gestos que se hacen con las manos cumplen una función primordial a la hora de crear significados de la más diversa índole. Ondulándolas y moviéndolas de adelante hacia atrás nos permiten imaginar la forma del mar y que éste se aproxima a la orilla, una vez que llega, las alzan escandalizados y se ponen en puntas de pie para exteriorizar su asombro y estupor; cuando el avión se aleja, ante la desilusión, las bajan resignados; describen en el aire el cuerpo de una mujer y, señalando hacia su izquierda, dan a entender que ésta habita en otra isla para ahuyentar así al nuevo náufrago;5 los antiguos habitantes de la misma se palmean el cuerpo de manera intensa para indicar quién es el que manda en ese territorio, entre otras tantas muestras de lo que afirmamos al comienzo. Las manos, en definitiva, posibilitan que se precisen los contornos y los movimientos de los elementos, se expresen emociones y se asignen distintos roles a los personajes. El movimiento escénico del actor no es importante sólo para contar una historia, sino que técnicamente es una cuestión que no se puede dejar al libre albedrío. Los actores suelen tener marcas en el escenario que han de seguir para que la iluminación juegue su papel dentro de la obra, para que un cenital caiga sobre el protagonista en el momento indicado y para que los contraluces produzcan el efecto deseado sobre el cuerpo del intérprete. Sin embargo, en “L’illa”, la mayor parte de la iluminación es inmóvil, probablemente porque toda la historia transcurre en un espacio acotado. De esta forma, el movimiento escénico del actor, en el sketch, no se centra en llenar el escenario o en crear una ilusión de naturalidad, sino que el movimiento de los tres náufragos está supeditado, en todo momento, al espacio que pueden abarcar y a la historia que quieren contar. De hecho, una de las principales razones por las cuales la escena resulta graciosa es que los personajes intentan mantener en ese ámbito una rutina vital propia de otro tipo de espacios e, incluso, desarrollar actividades -como jugar a las escondidas o realizar una competencia de atletismo- que de forma declarada son imposibles de consumar en esa pequeña superficie. El recurso a la exageración que atraviesa la pieza no está exento, en esos casos, de un sentido de la acción dramática propio del teatro del absurdo. La falta de espacio, a su vez, les permite a los actores sumar otros recursos expresivos como la acrobacia -uno de los náufragos pasa por 5 En efecto, la ausencia de mujeres en la isla, tópico por demás transitado en la literatura y el cine, es un elemento que luego se vuelve a destacar, debido a que sólo aceptan al nuevo náufrago, una vez que éste les entrega un papel, en el que se observa el cuerpo de una mujer dibujado. Nótese que en conformidad con el decorado y la utilería austeros que presenta el cuadro, Tricicle no emplea una foto o una lámina, sino un boceto hecho a mano. encima del torso del nuevo compañero- y diversos juegos con la posición del cuerpo los tres sujetos, uno arriba del otro, forman una especie de “columna humana” y duermen de manera que dos hacen de cama y el tercero se acuesta encima de los mismos-. Por lo que, cuando no aprovechan al máximo el espacio con el que cuentan, merced a la superposición, lo prolongan hacia lo alto. También es imprescindible mencionar que los intérpretes rompen la llamada “cuarta pared” en dos ocasiones. En primer lugar, el tercer personaje que se nos presenta aparece caminando por el corredor central del teatro -aunque luego nos demos cuenta, una vez que pactemos con el juego propuesto, de que en realidad está nadando- y sube al escenario. En segundo lugar, uno de los náufragos se sumerge en el mar, léase el patio de butacas, atrapa un pez y vuelve a la isla. Ambas acciones, pescar y nadar, invitan al espectador, por lo tanto, a que imagine el espacio que rodea a la isla y a que se sienta partícipe del ambiente que se busca recrear. En cierto modo, esto también demuestra la gran labor interpretativa de Tricicle, puesto que sin una iluminación elaborada y sin un gran movimiento escénico son capaces de conseguir lo que otros obtienen con un juego de luces impresionante y unas marcas milimétricas en la superficie del escenario. Con respecto a la apariencia de los actores, podemos destacar, en principio, que el maquillaje, ausente en esta obra (al menos el visible), se utiliza en términos generales tanto para evitar reflejos en el rostro por parte de los focos como para caracterizar a un personaje o para remarcar algún aspecto de la cara o el cuerpo que el director desee subrayar. En este caso, la caracterización de los náufragos prescinde de maquillaje, dado que privilegia la naturalidad de la expresión, en consonancia con la precariedad de la ficción que se escenifica, y en este sentido es verosímil, y la gestualidad y la proxémica a la hora de comunicar significados. En cuanto al peinado, el mismo se mantiene a lo largo de toda la escena, excepto hacia el final y cuando se da la aparición del tercer actor de la representación. En todo momento contribuye al diseño de los personajes, huyendo de las contradicciones y fijando, así, una fisonomía. Si en un comienzo encontramos dos hombres de talante descuidado en una isla -pelo enmarañado y larga barba-, encarnaciones del estereotipo del náufrago una y otra vez recreado por la literatura, el cine, la televisión y las tiras cómicas diarias, luego, con la incorporación del tercer personaje, se acentúan mediante el peinado las diferencias entre dichos habitantes de la isla y el nuevo protagonista de la acción: éste aparece sin barba. Por lo que, uno de los antiguos moradores saca una barba postiza del baúl, la mueve para desempolvarla y se la pone al recién llegado. Asistimos, de este modo, a la valorización que hacen los dos primeros personajes del tercero. Su imagen no se condice con la de un náufrago típico y es por esto que lo acondicionan para que lo sea, le dan la barba y le desgarran la camiseta, lo cual provoca la hilaridad. Configuración de un gesto cómplice con el público, este dispositivo metaficcional pone de manifiesto el artificio, la construcción del personaje, y el afán por permanecer en los cauces tradicionales del tipo representado. En los minutos finales del sketch, después de que la voz en off de una mujer les ordene a los señores 22, 23 y 32 que se dirijan a la unidad número seis a tomar sus respectivas pastillas, la representación y la interpretación que podemos hacer de ella toman un giro inesperado, que tiene su correlato en el uso de la barba aludida. El título de la obra, Manicòmic, posible fusión de los vocablos “manicomio” y “cómico”, autoriza una lectura de sesgo realista y metateatral, según la cual esa voz en off pertenece a una enfermera, y lo que vimos hasta esos instantes, a la exaltada imaginación de tres pacientes psiquiátricos. Teatro dentro de teatro, el carácter ficcional de la escena, la idea de que no se trató más que de una invención, y el final del juego, se señalan a través de dos acciones. En primer lugar, extrañados y desorientados dos de los actores se sacan las barbas postizas, mientras el otro la lleva desencajada. En segundo lugar, proceden a retirar del escenario el decorado y los accesorios que se emplearon en el sketch, acción que no se repite en ningún otro momento de la obra. El vestuario, por su parte, es sencillo y funcional a un tipo de espectáculo que requiere de pocos cambios, de acuerdo con una dinámica ágil que no permite grandes pausas, y al hecho de que los tres actores que se reparten los distintos papeles deben intervenir en cada uno de los sketches. Pantalón negro, zapatillas blancas de lona y calcetines de colores constituyen la indumentaria básica de los intérpretes, que se completa con camisetas lisas agujereadas -uno de ellos lleva una de color azul marino y los dos restantes de color blanco- y tirantes. Estos últimos, asimismo, utilizados en todos los tramos de la obra excepto en “Ecs”, son de un color diferente en cada caso: el actor de camiseta azul lleva tiradores del mismo color, uno de los que porta camiseta blanca lleva tiradores de color rojo, que apenas se ven porque los tiene puestos debajo de la ropa, y, el tercer personaje, los lleva de color blanco. Es decir, se conserva un elemento asociado tradicionalmente con el mimo, los tirantes, así como la simplicidad del vestuario, acorde con la situación de austeridad de los náufragos, pero no se utilizan maquillaje blanco ni mallas negras. De ahí que el acercamiento al trabajo del mimo se realice de un modo poco ortodoxo, concentrado, más bien, en la comunicación gestual y en la expresión corporal. La representación mediante gestos de objetos imaginarios, por ejemplo el televisor, y los choques, tropiezos y caídas que practican los actores de Manicòmic son muestras claras de la permanencia, aunque sesgada, de la labor acometida por los mimos. Tampoco debemos ignorar que cómicos de la talla de Groucho Marx, así como el estereotipado personaje del nerd en las películas norteamericanas sobre adolescentes, recreado también, por ejemplo, en la serie televisiva Family Matters, suelen llevan tirantes. Además, otro de los elementos que configuran la apariencia de los actores son los accesorios. Los mismos, en este caso, creemos que no han sido elegidos a fin de individualizar a cada uno de los sujetos, sino con el propósito de caracterizar al náufrago como tipo. Es por esto que, suerte de kit de cualquiera que se precie como tal, la palmera y las botellas que se utilizan son indisociables de su figura. Alguien que no hubiera visto la escena y leyera estas líneas podría objetar que una palmera no puede ser un accesorio. No obstante, lo que hay que apuntar es que dicha palmera de material plástico es minúscula, no se encuentra enterrada en tierra firme y, dado que la sostienen alternativamente los distintos personajes por encima de sus cabezas, parece más, en principio, una sombrilla que un cocotero. De hecho, es uno de los pocos objetos que cumple distintas funciones de acuerdo con las eventualidades de la historia: sombrilla al comienzo del sketch, espada cuando los antiguos habitantes del territorio luchan para que el nuevo náufrago no se quede con ellos, plumero y nuevamente sombrilla una vez que éste es incorporado a la vida de la isla -no olvidemos que a pesar de que él se burla de dicho elemento lo obligan a mantenerla en alto- y, hacia el final, cuando uno de los actores la pliega y la retira junto con el resto del decorado, simple pieza de utilería. El efecto cómico surge entonces de la mencionada versatilidad del objeto y del desvío inicial de las expectativas de los espectadores: la palmera, que suele ser un componente del decorado, aquí aparece en cambio como un accesorio. También es cierto que al sostenerla en alto se pone de relieve uno de los puntos fundamentales sobre los que recae el humor: la falta de espacio. Las botellas de tamaño pequeño que echan al mar son tres. Las mismas se extraen del baúl que se encuentra en el fondo de la isla, se tiran y luego se olvidan. La primera se arroja como parte de una rutina, que se complementa con el aseo personal de los personajes: estos se levantan y estiran, se higienizan y tiran la botella. La segunda, cuando se incorpora y se acondiciona al nuevo náufrago: es su bautizo. El lanzamiento de la tercera muestra las diferencias entre el nuevo habitante de la isla y uno de los antiguos moradores. El recién llegado quiere echar la botella, pero el otro le da a entender que lo hace él porque tiene más experiencia en el asunto. No obstante, su acción no se desarrolla de la manera deseada, ya que lanza la botella en la dirección contraria a la señalada. En consecuencia, el actor que aparece en tercer término no arroja ninguna. La repetición del acto, que se acompaña con la onomatopeya “Chooof”, entraña una asimilación al absurdo del accionar propio del náufrago cristalizado por el imaginario occidental. Más que por su valor práctico, las botellas aparecen casi como atributos, objetos que complementan y definen un tipo literario. Otros signos de difícil catalogación son el megáfono que sostiene el náufrago recién iniciado, las gafas que caen del cielo y el tenedor que se usa para pescar, al que hay que sumarle el pescadito de peluche que gracias a él se apresa. En todos los casos, se trata de elementos “accesorios”, en el sentido ordinario del término, pero que no sirven para caracterizar strictu sensu a los actores, y que tampoco podríamos considerar parte del decorado: no son miembros constitutivos del espacio escénico, ni sirven para localizar la acción dramática. Su utilidad es momentánea. El primero se emplea para amplificar la voz del actor que no está en escena al comenzar el sketch y que avanza hacia el escenario por el corredor principal que separa las butacas de la sala, es decir, para llamar la atención del público y potenciar una voz que de otra forma se perdería entre las murmuraciones del auditorio. El segundo, un par de gafas de plástico color rosa con cristales azules que caen de un avión dentro de un paquete, para introducir una breve pausa en la rutina de los tres náufragos, quienes dada la simplicidad de su actual vida, y el efecto cómico buscado, se maravillan de la nueva visión que les ofrecen esos lentes. Cada uno de los comediantes se prueba los anteojos. Los dos primeros dicen asombrados “Is blue” al observar a uno de sus compañeros y el tercero, al mirar a los otros dos, “Are blue”, para luego cantar y bailar los tres al unísono esta última frase. Acciones que activan en el espectador un “archivo visual” (Ríos Carratalá) y sonoro ligados a los medios masivos de comunicación -en especial al cine, la radio y la televisión-, las mismas estimulan la contraposición de las imágenes y sonidos evocados del inicio del cine sonoro y la época de esplendor de la transmisión radiofónica con las extrañas y efímeras vicisitudes de los hombres de “L’illa”, desencadenando así la risa. El tercero, el tenedor, similar al que cualquier miembro del público podría tener en su casa, se emplea para capturar un pescado diminuto de peluche, que luego será alimento de los náufragos. En esta oportunidad, la comicidad se obtiene a partir de la desautomatización de las típicas funciones de un utensilio destinado al ámbito culinario y la exhibición ostensible del artificio, del juego: no sólo pescan un objeto de felpa, sino que éste es insignificante e infantil. Como sucederá con las piezas del decorado, los accesorios, en general, son de pequeñas dimensiones, evidenciando de este modo, por un lado, la estrechez del espacio donde se desarrolla el episodio, por el otro, el regreso al tipo de pacto ficcional que los juegos de la infancia nos reclamaban, y que ahora nos reclama Tricicle como público. El decorado cuenta con muy pocos elementos, los suficientes para que el espectador reconozca el sitio o espacio geográfico en el que se desarrollará la escena: un círculo de cartón beige, de aproximadamente metro y medio de diámetro, que simboliza el espacio de la isla desierta, un pequeño baúl, que nos remite a los cofres de las historias de piratas, y, dentro de éste, además de las botellas a las que aludimos cuando nos referimos a los accesorios, un marco de madera mediano. El círculo, en donde cabe un cuerpo dormido o echado, o sea, provee del lugar estrictamente necesario para la vida de un ser humano, se emplaza en el centro del escenario y no se mueve en toda la representación, hasta que al final uno de los personajes, luego de la llamada de la enfermera, lo recoge para llevárselo. El baúl tampoco se mueve en ningún momento, salvo en los minutos finales, se ubica en el extremo de la isla que da al fondo del escenario, y su principal papel es el de dar cobijo a algunos de los elementos de utilería, que los distintos actores irán empleando a lo largo de la obra. El marco de madera se utiliza en una escena puntual. Una vez aceptado el nuevo náufrago, como ya lo mencionáramos, los otros dos le rasgan la camiseta, le colocan una barba postiza y uno de los mismos saca el marco del baúl y lo sitúa entre las caras del recién llegado y el otro personaje. A continuación, dicho objeto se transforma en espejo, puesto que los dos habitantes de la isla enfrentados se miran a través de él y repiten el mismo gesto. Se trata, por supuesto, de una de las escenas en las que se muestra de manera más transparente la formación actoral emparentada con el mimo de los integrantes de Tricicle. El aprovechamiento del telón y el piso negros también puede pensarse en este sentido. Mención aparte merece el decorado que no está presente sobre el foro. Si lo que describimos con anterioridad es susceptible de ser calificado como “decorado real”, los espectadores lo observan de modo directo sobre la escena, aquel tipo de decorado que los actores crean a través de la gestualidad y la expresión corporal podría denominarse, aunque sea tentativamente, “decorado gestual” o “paralingüístico”. El mismo apela al reconocimiento por parte del público del sonido, la forma y el movimiento característicos del elemento que se pretende que imagine, el mar, así como también de las acciones tópicas vinculadas a él. Convenimos que la isla está rodeada por el océano, más allá del decorado real y el imaginario cultural relacionado con éste, porque los actores imitan el ruido de una botella al caer al mar, “Chooof”, -sonido-, ondulan sus manos y las mueven desde el mar hacia la orilla -forma y movimiento- y realizan una serie de actividades en las que el agua es imprescindible como lavarse la cara, beber líquido, protegerse de la ola, nadar, bucear y pescar -acciones tópicas-. Poco tenemos que decir en relación con la iluminación, ya que el “diseño de la luz” es igual de austero que el resto de los elementos del decorado, no presenta demasiadas variaciones ni combinaciones, y no cambia durante la mayor parte del espectáculo. Sin embargo, si consideramos que la luz representa al sol, signo que en una obra teatral de otra índole se resolvería mediante una escenografía explícita, debemos advertir que la iluminación contribuye a configurar el espacio escénico. Decorado no lingüístico, la misma, a su vez, dada su simpleza y monocromía, recuerda a la disposición de la escena utilizada por los mimos. El sketch comienza con el escenario completamente a oscuras. Luego aparece una luz vertical que se concentra sobre el contorno de la isla y que se intensifica y amplía al resto de la escena, una vez que los náufragos se despiertan. El paso de la penumbra a la luz simboliza, como resulta obvio, la llegada del día, idea que se refuerza con las acciones que llevan a cabo los protagonistas, habituales en cualquier persona cuando se levanta: se despiertan, bostezan y se estiran, se lavan la cara, toman agua y se higienizan. La iluminación a partir de ese momento se mantiene uniforme, aunque tenue, de hecho no produce sombras que pudieran entorpecer la interpretación de los actores, y desaparece sólo al clausurarse la escena, indicando así el final del cuadro. En Manicòmic, no está de más mencionarlo, al no usarse el telón para señalar los cambios de acto, se opta por apagar las luces al culminar un determinado episodio y prenderlas cuando comienza otro. Si bien no emplean música en “L’illa”, sí lo hacen en otros sketches de la obra. Inclusive antes de que ésta comience, se escucha una composición alegre desconocemos si producto del montaje del dvd o presente en verdad en el espectáculo de Tricicle-, que el público puede identificar con la comedia, y que lo inclina a generar expectativas conectadas con este género. Asimismo, son partidarios de la creación de efectos sonoros diversos, que suplen en parte la ausencia de dicho recurso. Entre ellos, justamente, se encuentra el tarareo de canciones muy conocidas o vinculables a estilos musicales por demás explotados en el cine, la radio y la televisión. De acuerdo con esto, uno de los actores entona los acordes de la canción que comienza “Aloha Hawai”, popularizada por los dibujos animados y el cine norteamericano de Hollywood, mientras baila como si fuese una nativa de ese lugar, y, más adelante, cuando los personajes juegan a que miran la televisión, una introducción musical de estilo similar a la de la Twentieth Century Fox, rematada por un gruñido que evoca al león de la Metro Goldwyn Mayer. En otra ocasión, los tres intérpretes cantan al mismo tiempo la frase “Are blue” dos veces y acompañan la melodía en tempo jazz con el mismo paso de baile, lo cual quizá pueda asociarse -desde la primera película sonora, The Singer jazz, en adelante- con los inicios de la industria cinematográfica y musical. Por último, cabe destacar que también corean, lo que parece ser un canto ritual, cuando comen el pescado sentados en círculo. Los efectos sonoros son producidos por la voz de los comediantes, a excepción de la voz en off femenina que se escucha hacia el final, proveniente de una grabación. Estos reponen los sonidos de la naturaleza -el canto de los pájaros, el ruido del mar-, los sonidos de diferentes invenciones humanas - el vuelo de un avión, la alarma de un reloj despertador- o la destrucción de algunas de las mismas -la explosión de una bomba, el hundimiento de un avión, una batalla naval-. Los actores imitan con sus voces sonidos de fácil reconocimiento por parte de los receptores, dada su cotidianeidad, y se valen tanto de los cambios de tono, como de las onomatopeyas y de ciertas expresiones más bien guturales, que no configuran palabras, ni remedan los sonidos de otros entes. Por ejemplo, en el momento en que los náufragos juegan a ver la televisión, uno de los personajes se encarga de realizar la mayoría de los efectos sonoros, asociados a las escenas que interpreta, una persecución y tiroteo a caballo y un episodio propio de una película de terror, junto con los gestos típicos que estas comportan. Es decir, reconocemos que estamos ante un western, en el primer caso, y ante un film de horror, en el segundo, merced a la iconografía cinematográfica al uso, por la gestualidad, pega tiros con sus manos y las mueve como si sostuviera las riendas del caballo, luego cambia la expresión de su rostro y se ríe de modo maléfico, y por los sonidos con los que acompaña esos gestos: el ruido de los balazos y el galope del caballo (onomatopeyas), y la risa tenebrosa (expresión que no copia el sonido de otro ente) respectivamente. La única instancia sonora que no le pertenece a los actores es la voz en off. Anunciada por una suerte de timbre, la misma profiere el enunciado más largo que se articula en todo el sketch, como ya argumentáramos, le pertenece a una enfermera, y debido a su tono y al imprevisto contenido de lo que dice causa un indudable extrañamiento en el espectador. En la cuarta sesión se trabajarán los signos semióticos de Tadeus Kowzan en relación con ejemplos de diversas procedencias. Éstos se dividen en cinco bloques. Cuando el alumno exprese su opinión respecto a un bloque determinado y recuerde cómo se empleaba el mismo en “L’illa”, acto seguido, el profesor proyectará fragmentos de películas o fotogramas que sirvan de ejemplo para ilustrar los signos en cuestión. Luego, en grupos de cuatro o cinco, serán los propios alumnos quienes indaguen acerca de cada uno de los bloques, buscando fragmentos de películas en los que sean elementales los aspectos que les ha tocado trabajar. Dichos fragmentos se proyectarán en clase y los alumnos de cada grupo expondrán a los demás su bloque. También deberán elegir algún signo y jugar con él: seleccionado un fragmento, por ejemplo, por su tono particular, se puede hacer chillar a un personaje de una escena en la que corresponde susurrar, o a una película de suspense, cambiarle la música, pero ello será la tarea a desarrollar en sus casas. Con esta actividad se pretende que el alumno logre distinguir los signos de la representación y, como derivado de esto, comprenda su aplicación en la vida diaria. Con respecto a los ejemplos y actividades parciales que se utilizarán para explicar los signos durante la sesión cuarta, los mismos se detallan a continuación. La relevancia del tono y de la palabra se indicará mediante dos fragmentos: una declaración de amor, en la que se muestre la importancia del lugar, el momento y la voz; y un discurso político (de Julio Chávez o Cristina Fernández de Kirchner, por citar dos casos paradigmáticos de la “teatralidad política” contemporánea). El joven ha de darse cuenta de que el uso del lenguaje adecuado, en el tono adecuado, es fundamental para la integración en sociedad y para la interpretación de los mensajes en la vida diaria, y en la vida política. Se les pedirá de inmediato que piensen ejemplos de películas en los que se valoren el tono y la palabra, y sus diferencias. A su vez, deberán imitar situaciones de la vida cotidiana propuestas por el profesor (compra en un supermercado, entrevista con el Director, charla con un compañero sobre una película) en las que emplearán el tono y palabras adecuados según la situación comunicativa.6 El docente preguntará por la mímica del rostro, el gesto y el movimiento escénico en “L’illa”. Tras las explicaciones de los alumnos, se proyectarán ejemplos cinematográficos en los que se destacan estos signos: un cortometraje animado de Píxar, en el que la mímica y expresión del rostro de los pequeños pájaros que lo protagonizan suplen toda palabra, junto con la música (http://www.youtube.com/watch?v=oIlIVFBBbNw); y un fragmento de la película El tigre y la nieve de Roberto Begnini, en el que se muestra una expresión corporal y unos gestos muy exagerados (http://www.youtube.com/watch?v=chxIFEbZirs). Para ejemplificar el bloque de signos siguiente -el maquillaje, el peinado, el vestuario y los accesorios-, se exhibirán fotogramas de El laberinto del fauno (http://www.youtube.com/watch?v=FGzvvUBXj5M); Stardust (http://www.youtube.com/watch?v=Y6_gBg4XjWk); (http://www.youtube.com/watch?v=G_O0xYCy1cg); Hellboy Eduardo Manos II de Tijera (http://www.youtube.com/watch?v=F6TiOW0AIEc); la Reina de Corazones y el Sombrerero loco, personajes de la película Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton; y de la serie Juego de Tronos (http://www.youtube.com/watch?v=Tgq7BMLvXBY), entre otros. Su elección está motivada por dos razones: los recursos son de fácil asimilación, ya que los signos aparecen de forma ostensible y se trata, en todos los casos, de películas de factura reciente. También para ofrecer ejemplos prototípicos de figuras cómicas, sus peculiares 6 Uno de los contenidos transversales insoslayables de la unidad didáctica presentada, será la reflexión acerca de cómo se debe realizar una exposición oral: dónde ha de situarse el sujeto, cómo debe variar el tono de voz según lo que se desee expresar, cuál es el lenguaje adecuado para cada situación, cuáles son los gestos apropiados, la eliminación de muletillas y cómo la necesidad de ser persuasivos puede hacer variar las frases que usamos. accesorios y vestuario, se les mostrarán fotogramas de Charles Chaplin, Groucho Marx y Chico Marx (http://www.youtube.com/watch?v=rmIpSmz-8gM&feature=related). El grupo de alumnos al que le corresponda este bloque de signos en la actividad final, deberá buscar en el cine o en programas de televisión, escenas donde los accesorios se destaquen o caractericen a los personajes que los portan. Posteriormente, se trabajarán el decorado, la iluminación y el movimiento escénico. Se ha elegido como ejemplo de decorado, en principio, porque reproduce con fidelidad el espacio auténtico, aquel que se observa en una secuencia de Titanic (http://www.youtube.com/watch?v=CpVwmMGduqk). Sin embargo, también se les explicará a los alumnos que, en ocasiones, el decorado puede ser simbólico. Esto se ilustrará con fotogramas del film Dogville (http://www.youtube.com/watch?v=9dDgSwHyeAU). Para realizar algunas precisiones acerca de la iluminación, se ha elegido la primera escena de Ciudadano Kane (http://www.youtube.com/watch?v=AEDCJRniVOw); y para reflexionar sobre el movimiento escénico se trabajará con fragmentos de La ventana indiscreta y La soga (http://www.youtube.com/watch?v=iCnjuXcERmI), a partir de los cuales se pretende que el alumno averigüe dónde está la cámara y qué significados conlleva tal posición. El último bloque corresponde a la música y los efectos sonoros. Se seleccionarán escenas de Tarzán (http://www.youtube.com/watch?v=IIpd9zHHuq0 y http://www.youtube.com/watch?v=TiqCru3tpoI) a fin de explicar la importancia de los cambios musicales y las emociones que estos sugieren; y se opondrá esa banda sonora con otra de diversa índole, como por ejemplo (http://www.youtube.com/watch?v=0WtDmbr9xyY&feature=fvwrel); (http://www.youtube.com/watch?v=1_a57ZNlU6o&feature=related); Psicosis Casablanca Tiburón (http://www.youtube.com/watch?v=e_tGBaOHc9s); y un fragmento de Tiempos modernos de Charles Chaplin (http://www.youtube.com/watch?v=rmIpSmz- 8gM&feature=related). En cuanto al silencio, además del comienzo de la película Los otros (http://www.youtube.com/watch?v=qEI28A9cmJE&f eature=related), se elegirá la mirada de una actriz, por ejemplo, la de Penélope Cruz en Volver, en una escena donde no se utilice la palabra, y se le preguntará al alumno qué quiere decir la actriz, qué expresa con esa mirada, se le pedirá que lo ponga por escrito y lo suba, una vez corregida la tarea, al blog, para luego mostrarle lo que verdaderamente se intenta comunicar en la película. La actividad de la quinta sesión consiste en que, divididos en grupos de cinco, los alumnos lleven a cabo una producción similar a la de Tricicle. Esta sesión sirve para su preparación. Deberán elaborar un guión teatral, crear personajes, elegir los actores, dividir los papeles, seleccionar vestuario, maquillaje, iluminación y repartirse los roles. Es decir, crear un espectáculo y representarlo. El mismo tendrá una duración de cinco minutos. Los alumnos lo grabarán y posteriormente se presentará en clase. Pueden elegir un espacio como la discoteca, el cine, la sala de espera del médico, el instituto, el autobús, el barco y plantear las nuevas “formas de naufragio”, que se pueden suscitar allí. Asimismo, esta sesión se utilizará también para la preparación de un tráiler sobre “L’illa” o sobre la serie televisiva inspirada en el marco argumental de ese sketch: Choof, otra creación de Tricicle. Éste deberá durar dos minutos y resumir algunas de las ideas que se presentaron en las clases anteriores y que se resumieron en la memoria. La última sesión, que no es necesario que se desarrolle en la clase siguiente, sino que se puede plantear para una fecha más lejana, se dedicará a ver los videos preparados por los alumnos y a realizar una puesta en común. El portavoz de cada grupo realizará una presentación muy sucinta de su proyecto, poniendo en práctica, en su exposición, todos los elementos estudiados: mímica, gestos, palabra, tono, etc. Como actividad de ampliación para aquellos que les resulte más sencillo el tema, se les planteará el análisis de los signos semióticos de Kowzan en otra escena teatral a elección. El trabajo deberá constar de portada, contextualización del fragmento, análisis de los signos, conclusión e índice. Allí se valorarán los signos semióticos de la representación y la importancia de su aplicación en la vida diaria. La actividad de refuerzo para aquellos que presentan dificultades en su aprendizaje consistirá en una relación o reseña crítica sobre lo que se ha realizado en clase durante las sesiones dedicadas al teatro. La metodología utilizada será variada e interactiva: se trabajará en grupos-clase para las explicaciones generales y las puestas en común, en pequeños grupos para la realización de la pieza teatral, del tráiler, de la búsqueda de ejemplos, y, de forma individual, para las publicaciones en el blog, la búsqueda de información en la red y los trabajos de redacción apuntados. Se trata de que los alumnos elaboren su propio material, que obtengan sus propias conclusiones, orientados por la labor del docente y mediante una práctica “entretenida”. Los materiales que se requieren para que emplee el profesor son ordenador, conexión a internet, proyector, pizarra y bibliografía. Aquellos sugeridos para los alumnos, cámara de grabación, ordenador, conexión a internet, proyector, diccionario, cuaderno, otros materiales como maquillaje, ropas, accesorios, necesarios a la hora de representar los trabajos finales, y, por supuesto, el aula de teatro, salón de actos, o espacio donde llevar a cabo sus obras. Los criterios de evaluación, en última instancia, deberán ser instrumentos por los cuales calibrar, una vez que el alumno haya asistido a una representación teatral, si concibe la obra teatral en su totalidad como espectáculo; observa las características de una obra teatral cómica; asimila la noción de texto teatral y sus elementos; reconoce los signos semióticos de la representación; comprende la importancia de aplicar la teatralidad en la vida diaria, aprecia el mundo del teatro y tiene interés por las representaciones teatrales y cinematográficas. Por último, debemos señalar que no se concibe esta Unidad Didáctica sin la asistencia a una representación teatral. Ésta se puede hacer coincidir con los días en que Tricicle esté de gira en Alicante, o bien con el viaje de fin de curso, pero es imprescindible. Bibliografía: BOBES NAVES, María del Carmen (2004). «Teatro y Semiología» en Arbor CLXXVII, 699-700 (Marzo-Abril): 497-508. Disponible en arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/download/591/593 (consultado 02/05/2012) DECRETO 112/2007, de 20 de julio, del Consell, por el que se establece el currículo de la Educación. Disponible en http://www.docv.gva.es/datos/2007/07/24/pdf/2007_9717.pdf" (consultado 02/05/2012) KOWZAN, Tadeus (1997). El signo y el teatro. Madrid: Arco Libros. MOTOS, Tomás (2009). «El teatro en la educación secundaria: fundamentos y retos» en Creatividad y sociedad, nº 14, diciembre. 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