Se imparte en Casa Colef conferencia “De Netzahualcóyotl a Aztlán: Una migración intelectual de un peregrino transfronterizo” Tijuana, B.C., a 19 de abril de 2016.- Este martes El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), en coordinación con la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), llevó a cabo en la sede “Casa Colef” de la Ciudad de México, la conferencia “De Netzahualcóyotl a Aztlán: Una migración intelectual de un peregrino transfronterizo”, impartida por el Dr. Carlos G. Vélez-Ibáñez, profesor y director de la Escuela de Estudios Transfronterizos de la Universidad Estatal de Arizona (ASU). La introducción al evento corrió a cargo del Dr. José Manuel Valenzuela, Secretario General Académico de El Colef, quien informó que la conferencia se da en el marco del ingreso del Dr. Vélez-Ibáñez como Miembro Correspondiente a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). En tanto, la Dra. Cristina Puga Espinoza, en representación de la AMC, hizo entrega de un reconocimiento al Dr. Vélez, y al mismo tiempo, hizo el anuncio oficial para incorporar al catedrático a dicha Academia, en donde señaló, se usan 2 criterios para incorporar a un nuevo miembro a la asociación. “Para incorporar a un nuevo miembro, se destaca su trayectoria intelectual así como el compromiso académico que éste desarrolla en el país”, indicó la Dra. Puga. Agregó que la Academia Mexicana de Ciencias actualmente cuenta con 2,657 miembros, de los cuales 2,553 son miembros regulares y 104 miembros correspondientes, ente ellos 10 premios Nobel. Por su parte, el Dr. Carlos G. Vélez-Ibáñez, agradeció dicha condecoración y la extendió a varios colegas con los que ha trabajado en su trayectoria científica, entre los que destacó al Dr. Tonatiuh Guillén López, presidente de El Colef, y al mismo Dr. José Manuel Valenzuela Arce. Al entrar de lleno al tema, el antropólogo dijo que su ponencia está basada en el municipio del estado de México y no en el monarca prehispánico. Este suburbio, comentó, le sirvió de campo de investigación antropológica el cual visitó en la década de los años 70, para estudiar los diferentes niveles sociales de la vida cotidiana en un sitio donde no había infraestructura hidráulica ni eléctrica. “Efectivamente, sin agua potable, sin drenaje, nada, fue su gente que desde cero lo hizo, y su lucha me llevó a entender cómo las redes sociales, de confianza y de familia fueron los principales mecanismos por los cuales la población de Nezahualcóyotl podía sobrevivir a esas condiciones”, señaló el antropólogo social. Explicó que en esa época, la ciudad registraba una densidad de 17 mil personas por kilómetro cuadrado, y una fuerte migración con un promedio de 10 mil personas mudándose a ese lugar al mes, donde muchas de ellas después emigraron a Estados Unidos para emplearse como trabajadores agrícolas. Posteriormente, mencionó que tuvo dos intereses como antropólogo, dos preguntas que se planteó y tuvieron respuesta con los estudios de ecología política que llevó a cabo en Nezahualcóyotl de 1970 a 1973 sobre redes sociales, de la integración de movimientos políticos y de la familia al mismo tiempo: ¿Cómo sobrevive la gente cuando no debería sobrevivir?, y ¿cómo la gente tiene éxito cuando no debería tener éxito? “Nezahualcóyotl es ejemplo de un proceso de adaptación, de cómo poder crear una vida cotidiana y conformar plataformas estables para las siguientes generaciones, y eso fue lo que hicieron sus habitantes migrantes”, concluyó el investigador.