Una aproximación al incumplimiento que hace procedente la excepción de contrato no cumplido Claudia Mejías Alonzo∗ Tradicionalmente nuestra doctrina y jurisprudencia consideran que es el artículo 1552 del Código civil el que consagra la excepción de contrato no cumplido. Dada su ubicación dentro del Código civil su estudio es reconducido principalmente a los requisitos que determinan la procedencia de la indemnización de perjuicios, en concreto, las particularidades que tiene en los contratos bilaterales la constitución en mora del deudor, dedicándole algunos apartados para referirse, la mayoría de las veces sucintamente, a sus requisitos de procedencia y efectos. Excepcionalmente es abordada como un efecto particular de los contratos bilaterales o como un remedio más frente al incumplimiento. La doctrina más reciente se ha centrado en la incidencia y aplicación del artículo 1552 del Código civil en materia de resolución ante incumplimientos recíprocos, básicamente para precisar si procede o no el ejercicio de la facultad resolutoria. Es en este contexto que se ha afirmado en un par de ocasiones, sirviendo de fundamento la consagración positiva que existe de ella en el derecho comparado, que en rigor el artículo 1552 no consagra la excepción de contrato no cumplido. No cabe duda de la importancia que ella tiene hoy en el tráfico, atendida su vinculación a los contratos bilaterales y a su constante invocación en juicio. En esta oportunidad no abordaremos la cuestión de si efectivamente el artículo 1552 del Código civil consagra esta excepción o si ella se encuentra implícitamente recogida en él; tampoco pretendemos centrarnos en sus efectos sino en sus requisitos y, en concreto, en uno de ellos: el incumplimiento que hace procedente su ejercicio. Profesora de Derecho Civil en la Escuela de Derecho, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Este texto reproduce la ponencia realizada en las IX Jornadas Nacionales de Derecho Civil pero no es el texto íntegro que será publicado en las actas de las jornadas. 1 Para aproximarnos a este tema, primero nos referiremos a aquellos ordenamientos en que expresamente se encuentra consagrada. Luego nos centraremos en los criterios sostenidos por la doctrina y la jurisprudencia nacional y concluiremos con unas breves reflexiones. I. La excepción de contrato no cumplido con reconocimiento expreso en ciertos ordenamientos jurídicos. Como les indicaba nos referiremos a ciertos ordenamientos jurídicos, simplemente para ilustrar la exigencia de entidad en el incumplimiento para que pueda operar la excepción de contrato no cumplido. El Código civil alemán, que en esta materia no fue objeto de modificación en la reforma del año 2002, dispone que en caso de cumplimiento parcial de la prestación su procedencia queda excluida si, de acuerdo con las circunstancias, especialmente por la poca entidad de la parte restante, fuere contraria a la buena fe su ejercicio [§320 (2)]. El Código civil italiano, por su parte, recoge expresamente la excepción de contrato no cumplido pero niega su procedencia si, atendidas las circunstancias, la negativa de cumplir es contraria a la buena fe (art.1460 inciso 2º). El Código civil de Québec consagrándola exige para su ejercicio que una de las partes del contrato bilateral no cumpla sustancialmente con sus obligaciones o no ofrezca cumplirlas (art.1591). El Código civil holandés [art 6:262 (2)] establece que en caso de cumplimiento parcial o defectuoso, la parte perjudicada sólo puede suspender el cumplimiento de su propia prestación cuando se justifique en función de lo que no se hubiere cumplido. Otros Códigos civiles si bien consagran expresamente la excepción de contrato no cumplido no contienen referencia al incumplimiento que determina su 2 procedencia, acontece así en el Código civil de Lousiana (art.2022), Suizo (ar.82), Portugués (arts.428-431). Aún cuando no cuente con una consagración expresa nos parece importante referirnos al Código civil francés, ya que es innegable la influencia de él y sus antecedentes en la codificación civil nacional. La doctrina hace presente que la ausencia de su reconocimiento obedece a razones históricas, sin embargo advierte aplicación concreta de ella, en el establecimiento del principio de simultaneidad en el cumplimiento de las obligaciones en la venta (arts.1612, 1613, 1651, 1653), permuta (art.1704), depósito (art.1948). A partir de estas disposiciones la jurisprudencia le ha dado un alcance general, haciéndose presente por ella y por la doctrina, la necesidad de una gravedad del incumplimiento y una proporcionalidad del mismo para que pueda operar; los tribunales la han rechazo cuando se invoca en circunstancias contrarias a la buena fe. Cabe precisar que el proyecto Catala (art.1157) y en el proyecto de la Chancellerie (art.160) si bien la consagran, no contienen una referencia a la entidad del incumplimiento para su ejercicio aunque la doctrina hace presente la conveniencia de preverlo. De manera similar, el Código civil español no la consagra expresamente pero la doctrina y la jurisprudencia consideran que se encuentra implícitamente contenida en una serie de disposiciones (art. 1100 infine, art.124, 1308, 1466, 1467, 1500, 1502 entre otros). Sin embargo, en la propuesta de modernización del Código civil en materia de obligaciones y contratos, su artículo 1191 la prevé, más excluye su procedencia en los casos de suspensión contraria a la buena fe atendido el alcance del incumplimiento. Finalmente, en esta breve mención queremos referirnos a parte de la reglamentación que proporciona el nuevo derecho de la contratación. Los principios de derecho contractual europeo, no establecen una referencia clara a la entidad del incumplimiento, su artículo 9:201 prevé que una parte puede suspender total o parcialmente el cumplimiento de su obligación, según resulte razonable conforme a 3 las circunstancias. Los principios de Unidroit sobre contratos comerciales internacionales contemplan en su artículo 7.1.3 la suspensión del cumplimiento, los comentaristas hacen presente que en caso de incumplimiento parcial ella es procedente sólo en las hipótesis en que, en circunstancias normales, sea conforme al principio de la buena fe y lealtad negocial, aplicándose para ello el artículo 1.7. II. La excepción de contrato no cumplido en la doctrina y jurisprudencia nacional En la doctrina nacional en esta materia es posible distinguir básicamente dos criterios que, como veremos, son recogidos también por nuestra jurisprudencia. a) el primero de ellos es aplicar los mismos criterios que en materia de resolución. Se considera que ambas disposiciones, que reglan efectos particulares de los contratos bilaterales, tiene en común la exigencia de una cierta entidad del incumplimiento, el problema que se presenta en caso de no cumplirse lo pactado es el mismo, simplemente cambia de escenario. Así se ha afirmado, de manera similar a lo que acontece con la facultad resolutoria, que corresponderá a los jueces del fondo, según las circunstancias de cada caso, determinar si el incumplimiento del actor es grave o insignificante para acoger o desestimar la excepción, o bien que es procedente sólo si se trata del incumplimiento de obligaciones de la naturaleza o de la esencia, o simplemente que debe ser grave. Por lo pronto, dos comentarios nos merecen este criterio. El primero, como es sabido entre nosotros no se ha uniformado aún la determinación de el o los criterios para determinar qué incumplimiento es resolutorio y con ello, la procedencia de la resolución. Por cierto consideramos que se ha avanzado por la doctrina en este punto, mas no siempre esto se ha reflejado en la jurisprudencia. El segundo, es si efectivamente es posible afirmar que se exija la misma entidad de incumplimiento para desvincularse del contrato, con la finalidad de que el acreedor pueda acudir al mercado para encontrar allí la satisfacción de su interés lesionado, como es el caso de la resolución; que para sustraerse del cumplimiento 4 cuya finalidad es reestablecer el equilibrio funcional del contrato e inducir al cumplimiento, como es el caso de la excepción de contrato no cumplido; aún cuando en definitiva dependerá de cuanto perdure el incumplimiento y si se cumplen con sus requisitos propios si se optará por la resolución o el cumplimiento forzado. Creemos que una respuesta acabada presupone ahondar y precisar los antecedentes y fundamentos de la institución; anticipamos que no nos parece adecuado aplicar el mismo criterio antes estos remedios porque sus efectos e incidencia en la relación jurídica obligatoria son disímiles, sin perjuicio de que puedan compartir un terreno en común, ya que todo incumplimiento que entendemos es resolutorio debiese permitir ejercer la excepción de contrato no cumplido pero no sólo éstos. b) El segundo criterio adoptado por nuestra doctrina es la invocación a la buena fe. Ella vincula el incumplimiento que hace procedente la excepción de contrato no cumplido con la buena fe, para excluirla ante incumplimientos insignificantes, ya que ella no puede transformarse en una herramienta del deudor para retardar o eludir su cumplimiento. Si bien la buena fe no es un requisito que expresamente prevea el Código civil, se afirma, forma parte de la esencia de la institución. A partir de lo anterior, surge como un requisito para su ejercicio y procedencia la buena fe de quien alega la excepción, sin perjuicio de que en la argumentación acerca de este requisito usualmente se mencione la exigencia de gravedad, reiterándose que el mismo problema se presenta en materia de resolución. Situándonos ahora en lo resuelto por nuestros tribunales nos parecen clarificadoras las siguientes sentencias, para reflejar los criterios contenidos en ellas, sin perjuicio de que un análisis más profundo de lo resuelto lo reservaremos para el texto definitivo: 5 i) Supuesto fáctico: Las partes celebraron un contrato de arrendamiento de un local con la finalidad de que fuese utilizado como un bar restorán, especificándose que se incluyó la patente del giro otorgada por el municipio local. En lo principal se demandó el pago de las rentas devengadas. En la contestación se opuso la excepción de contrato no cumplido La Corte de Apelaciones de Rancagua (01/06/2010), revoca la sentencia en alzada que acogió la demanda principal y en su lugar declara que la niega. Se basa para acoger la excepción de contrato no cumplido en las siguientes consideraciones: “Que es evidente que el arrendador no ha cumplido una obligación principal, como es la de entregar la patente en condiciones de ser usada en el inmueble por su arrendatario, y por ende en condiciones de destinar el bien raíz a su fin contractual, ni tampoco aparece llano a cumplir esa entrega a la fecha de su acción”, “nada puede contra esta conclusión el que el local se haya usado limitadamente para otros fines por el demandado, pues el caso es que como bar restaurante no se ha podido usar, porque no está amparado por patente habilitante. Por lo demás, la cuestión no es si el arrendatario usa o no el local para algún otro fin; lo que interesa aquí es que la mora de éste en el pago de las rentas no puede alegarse por un acreedor que a la vez está en mora respecto de una obligación suya que es fundamental, porque se trata de la entrega del bien arrendado en condiciones legales de ser usado para los fines que en la convención se declaran. La jurisprudencia y la doctrina (v.g. Abeliuk y López Santa María) están contestes en que basta el incumplimiento de una obligación propia que tenga relevancia, para que el acreedor (pero deudor de lo que no ha dado) quede impedido de invocar la mora de su contraparte, aunque el primero haya cumplido lo suyo en parte. Y precisamente la razón por la que esto no es injusto, aplicado a la excepción y al caso que nos ocupa, ni produce enriquecimiento sin causa, es que el acreedor –moroso respecto de su propio deber relevante– tiene en sus manos la posibilidad de revertir la situación y de reclamar la mora del contrario, bastándole con allanarse a cumplir íntegramente su obligación. Es su mala fe, 6 entonces, la que le perjudica, y no la omisión de su contraparte. Por eso es que no importa aquí que el local sí se entregara físicamente y que el deudor lo conserve sin pagar renta: es el acreedor el que ha hecho posible esa situación, impidiendo que el inmueble se explote como bar y como restorán que expenda alcohol, tal como se había acordado, y siendo esa explotación completa la causa de la obligación de pagar la renta pactada, es él quien tiene y tuvo siempre la llave para solucionar la anomalía. En esta sentencia el tribunal, en lo que nos interesa, tiene en consideración dos argumentos. Primero, el incumplimiento de una obligación que califica de principal, fundamental, cuál es la de entregar la patente para que el arrendatario pudiese usar el inmueble para los fines que en el contrato se declaran, lo que hace procedente la excepción. Segundo, su vinculación con la buena fe, entiende que el actor está de mala fe y que basta el incumplimiento de una obligación propia que tenga relevancia, para que el acreedor quede impedido de invocar la mora de su contraparte. Por lo tanto, no puede pretender el cumplimiento forzado de la prestación si a él le es imputable la falta de cumplimiento de la contraria. ii) Supuesto fáctico: Se celebró un contrato de compraventa de dos semirremolques tolva los que fueron entregados mas no se pagó el precio. Por lo anterior se deduce demanda ordinaria de cobro de pesos. El demandado en su contestación justifica su incumplimiento porque el demandante no fabricó lo pactado ni lo hizo dentro del tiempo estipulado, oponiendo la excepción de contrato no cumplido. De la prueba rendida, el tribunal de instancia concluye que eran efectivos los continuos desperfectos que afectaron a los semirremolques y la ausencia de condiciones de seguridad para su funcionamiento, de los que estaba en conocimiento el demandante, por ello acoge la excepción de contrato no cumplido. Apelada la sentencia, la Corte de Apelaciones de Concepción la confirma y agrega que “es claro que la cosa vendida adolecía de graves defectos que permiten calificar el 7 cumplimiento del actor al entregar los dos equipos, como imperfecto, deficiente en aspectos esenciales, además de moroso y que explican el motivo por el cual el precio no fue pagado por la sociedad demandada. En contra de esta sentencia se interpuso recurso de casación en el fondo, considerándose –entre otros– infringido el artículo 1552 porque el actor no demandó por saneamiento de vicios y porque las mercaderías fueron recepcionadas por la compradora sin previa protesta. La Corte Suprema, consideró que “En la especie, se cumplen las exigencias requeridas para aplicar el artículo 1552 del Código Civil, porque se trata de obligaciones recíprocas exigibles que constan en un mismo vínculo contractual, concurre buena fe de parte de quien alega la excepción de contrato no cumplido y son faltas o infracciones que emanan del contrato a favor de quien alega la citada infracción. En efecto, la inejecución atribuida al acreedor demandante incide en una obligación relevante, de real trascendencia en el contrato cuyo incumplimiento en lo concerniente a las especificaciones técnicas convenidas llegaron al extremo que los bienes objeto del contrato resultaron ulteriormente inservibles para los fines que le son propios (13º a 15º, sentencia Corte Suprema). Si bien nuestra Corte Suprema alude al requisito de la buena fe, lo decisivo para acoger la excepción de contrato no cumplido fue la entidad del incumplimiento que implicó que los bienes adquiridos no sirvieran para la finalidad que contractualmente fue prevista. iii) Supuesto fáctico: se demandó la restitución de la propiedad arrendada y el cobro de rentas impagas. El tribunal de instancia rechazó la demanda por entender que no obstante encontrarse acreditado que las rentas de arrendamiento no se encontraban pagadas, así como la existencia del pacto comisorio calificado, hubo incumplimiento por parte del arrendador, ya que en la propiedad existían defectos estructurales y defectuosas instalaciones que dificultan la actividad comercial para la que fue arrendada el inmueble, de restorán. Apelada la sentencia, la Corte de Apelaciones de 8 Concepción desestimó la excepción de contrato no cumplido invocando la buena fe del que opone la excepción como requisito de la misma, que se manifiesta en la necesidad de que el incumplimiento sea de un gravedad que justifique la suspensión del cumplimiento de las obligaciones. En este sentido consideró que aun si se pudiera llegar a estimar que el arrendatario incumplió con alguna de sus obligaciones destinadas a mantener en buenas condiciones la propiedad, ningún antecedente existe en autos de que tal circunstancia haya sido comunicada al arrendatario y, en todo caso, ello no autoriza de por sí al arrendador a dejar de pagar las rentas, máxime si se siguió utilizando el inmueble arrendado”. La Corte considera que aún estando acreditado el incumplimiento del actor, la buena fe permite excluir la procedencia de la excepción de contrato no cumplido, ya que ello no impidió que el arrendatario siguiera ocupando del inmueble. III. Reflexiones finales A partir de lo que hemos enunciado precedentemente, quisiéramos esbozar unas reflexiones finales. Nuestra jurisprudencia se inclina por acoger, como requisito de la excepción de contrato no cumplido, que quien la invoque esté de buena fe. Sin embargo, en los casos que analiza parece más bien atender al incumplimiento de obligaciones de envergadura que obstan u imposibilitan obtener la finalidad que se perseguía con la celebración del contrato y con ello, la satisfacción del interés del acreedor. Claramente se advierte aquí un criterio similar al que han seguido nuestros tribunales en materia de resolución y que sintetizamos en la privación sustancial de los beneficios que el acreedor esperaba obtener con la ejecución fiel y oportuna del contrato. No vemos mayores objeciones con que estos remedios compartan supuestos de aplicación, mas no creemos que ellos sean idénticos. A diferencia de la resolución, consideramos que la buena fe juega aquí un rol importante no como fundamento directo de su procedencia, como acontece en los casos de pérdida de confianza del acreedor en la posterior ejecución de su deudor por la conducta que ha 9 desplegado; sino más bien para excluir su aplicación en algunos casos, como aquellos en que el incumplimiento que se alega para fundarla, atendidas las circunstancias, no guarde una proporcionalidad, aquellos casos en que le sea imputable la falta de cumplimiento de la otra parte, o bien, si se interpone la excepción de mala fe como un mecanismo de dilación para cumplir con la propia prestación. 10