Historia de España LOS REINOS CRISTIANOS INTRODUCCIÓN Y CARACTERÍSTICAS BÁSICAS Al igual que ocurre con la historia de Al Ándalus, también nuestra visión del pasado medieval, y en concreto de aquello que llamamos "Reconquista", está condicionado por ideas preconcebidas o incluso por visiones nacionalistas: la mencionada "Reconquista" habría sido una etapa constante y consciente dedicada a expulsar de "España" a individuos o culturas ajenos a lo "español". En definitiva, una etapa importante en nuestra construcción como "nación" o, si se prefiere, es parte de nuestra idea nacionalista del pasado. Evidentemente, no fue así. Cronológicamente, nos vamos a mover en un período que abarcará desde el siglo VIII (cuando se crean los primeros núcleos cristianos en el norte tras la entrada musulmana en la Península), hasta 1492 (año en el que se producen tres acontecimientos muy importantes: la toma de Granada por los Reyes Católicos, la expulsión de los judíos y el "Descubrimiento" de América). Precisamente comenzaremos a ver Historia de América en este tema, ya que la conquista del Nuevo Mundo estuvo muy relacionada con conceptos y prácticas surgidos en la Reconquista. Pero aunque la Reconquista se prolongó durante prácticamente ocho siglos, difícilmente alguien sostiene un propósito político o militar de este tipo durante ochocientos años. No fue por lo tanto una expansión consciente, sino el resultado de cuestiones muy complejas. Para empezar y precisamente por lo anterior, los reinos cristianos que surgieron en la Península Ibérica deben situarse en el contexto de la Europa de entonces: un contexto de tipo feudal. A partir sobre todo de los siglos X-XI toda la Europa cristiana inicia una considerable expansión: comienza la colonización de la Europa central y del Este por campesinos llegados del centro del continente, es también la época de la Cruzadas, o de la creación de las monarquías de Francia e Inglaterra, etc. En suma: en la Península Ibérica también se produce esta expansión a costa de los territorios musulmanes del sur (no es ninguna casualidad que la etapas de mayor expansión coincidan aquí con el fin del Califato y la aparición de los reinos taifas). También, al igual que en otros muchos lugares de Europa, la Reconquista del territorio estuvo acompañada de un importante proceso de REPOBLACIÓN, esto es, de nuevos asentamientos de gentes procedentes del norte en los territorios del sur. Al mismo tiempo, los reinos cristianos también asimilaban a importantes poblaciones de origen musulmán, o judío, además de la cristiana. Así pues estos reinos fueron, como había sucedido en Al Ándalus, territorios muy complejos desde el punto de vista social o religioso (nosotros centraremos buena parte de este tema en este mismo apartado). MUDÉJARES Y MORISCOS Raúl Mayoral Trigo 1 Historia de España En definitiva, debemos desprendernos de nuestras ideas preconcebidas: durante estos siglos los reinos cristinos y Al Ándalus se enfrentaron militarmente, pero también tuvieron épocas de paz. Durante mucho tiempo intercambiaron todo tipo de productos y comerciaron entre si. LA RECONQUISTA: PERIODIZACIÓN Y CARACTERÍSTICAS Vamos a ver en primer lugar la expansión militar y territorial de los reinos cristianos hacia el sur, a costa de Al Ándalus. Ahora bien, no vamos a entrar en el detalle concreto, ni trataremos de la historia política interior de cada uno de los reinos surgidos en el norte de la Península: nos interesa, por el contrario, conocer ciertos rasgos generales del proceso. 1. CREACIÓN DE LOS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANOS (SIGLOS VIII-X) Después de la invasión del 711, como ya hemos visto, y sobre todo tras el abandono de sus territorios en Francia, Al Ándalus dominaba la mayor parte de la Península Ibérica. Ahora bien, a este control escaparon ciertas zonas del norte peninsular, aisladas y montañosas, sobre todo en las costas de Asturias-Cantabria y la región vasco-pirenaica. No se trataba de ninguna novedad ya que muchos de estos territorios tampoco habían sido asumidos por romanos o visigodos anteriormente. Será aquí donde aparecerán los núcleos de resistencia que darán origen a los primeros reinos cristianos: en el siglo VIII aparece el reino de Asturias y el condado de Castilla. Y más tarde, en el siglo IX, en la zona de los Pirineos, aparecen los núcleos de Pamplona, Aragón y condados catalanes. Veamos algunas características básicas de cada uno de ellos: 1.a. El reino de Asturias y el condado de Castilla. El reino de Asturias nace en la cordillera Cantábrica, donde se refugian fugitivos huidos del avance musulmán. Uno de ellos, probablemente un noble de origen visigodo llamado Pelayo (718-737), consigue hacerse con el apoyo de algunas tribus locales, organiza la resistencia y finalmente derrota a los musulmanes en la mítica batalla de Covadonga (año 722 d.C.). Como consecuencia, funda el Reino de Asturias. Sus sucesores, sobre todo los reyes Alfonso I (739-757) y Alfonso II (791-842) amplían el territorio controlado por el reino hacia el oeste (la actual Galicia) y el este (las actuales Álava y norte de Burgos). De hecho, en tiempos de Alfonso II la capital del reino se estableció en la ciudad de Oviedo: durante este reinado se descubrió una tumba rápidamente identificada como la tumba del apóstol Santiago, en un lugar llamado Campo de la Estrella donde con el tiempo surgirá una ciudad que hoy llamamos Compostela. En todo caso, se trata de un acontecimiento esencial para la Edad Media peninsular por dos motivos: primero, porque se convirtió pronto en un medio religioso para impulsar y legitimar la lucha contra los musulmanes. Y segundo, porque hizo de Santiago de Compostela el punto final de un enorme camino de peregrinación e intercambios culturales: el Camino de Santiago. Por otro lado, en el reinado den Alfonso III (866-910) el reino asturiano se extendió hacia el sur, en dirección al río Duero. Tanto es así que el sucesos de Alfonso III, García I (910914) trasladó la capital a León. De este modo, el reino se convertía en Reino de León. Raúl Mayoral Trigo 2 Historia de España Por su parte, en el siglo X el reino de León atravesó una etapa de crisis social y política: la nobleza se enfrentó al creciente poder del monarca, contexto que aprovechó a mediados del siglo X el conde Fernán González para unir bajo su mando diversos condados castellanos y obtener la independencia de Castilla en el año 960. El condado y luego reino serán importantes porque se fusionarán durante mucho tiempo con el reino de León, aunque también será una zona fronteriza frente a los ataques musulmanes por el valle del Ebro, una zona llena de fortificaciones militares (castillos), de donde procede su nombre. 1.b. Los núcleos de resistencia en el Pirineo y sus proximidades. Como ya sabemos, existe una diferencia esencial con los núcleos anteriores: tras la retirada musulmana al sur de los Pirineos, este último territorio pasó a convertirse en una zona de influencia franca, sobre todo con la creación de la Marca Hispánica que separaba Al Ándalus del reino franco de Carlomagno y sus sucesores. De hecho, en el año 778 d.C. una expedición franca contra la Saraqusta musulmana fue derrotada por tribus vasconas en la batalla de Roncesvalles. Veamos los principales núcleos de esta zona: El reino de Pamplona (luego de Navarra) y el Reino de Aragón, situados en el Pirineo occidental, estaban habitados por pueblos de montaña y situados en una especie de zona intermedia entre los musulmanes al sur, los condados catalanes influidos por el reino franco, además de las expansivas Castilla y León al oeste. Como consecuencia del debilitamiento de la influencia franca surgieron en esta zona cuatro entidades: el reino de Pamplona en torno al año 824, el condado de Aragón (en la zona comprendida por los valles montañosos de Ansó, Hecho y Aragón) y los también condados de Sobrabe y Ribagorza. Mediante un proceso muy complejo, el condado de Aragón incorporó a los de Sobrabe y Ribagorza, formando en el año 1035 el Reino de Aragón cuyo primer monarca fue Ramiro I. Los condados catalanes. Aprovechando la escasa ocupación musulmana de algunas partes del norte, los reyes francos ocuparon varios territorios al sur de los Pirineos, e incluso llegaron hasta la actual Barcelona en el año 801. De este modo, esta zona quedó convertida en parte de lo que se llamó Marca Hispánica y lo que correspondería con el norte de la actual Cataluña dividido en varios condados (Rosellón, Cerdaña, Ampurias, Barcelona, etc.) dependientes de los monarcas carolingios. Sin embargo, cuando el Imperio carolingio entró en crisis, algunos de estos condes aprovecharon para convertirse en poderes independientes de los reyes francos, entre ellos el conde de Barcelona Vifredo el Velloso (879-898) y sus sucesores. 2. CONSOLIDACIÓN DE LA LÍNEA DE PARTIDA: PRIMERA MITAD DEL SIGLO XI Contexto: el debilitamiento progresivo del estado cordobés a favorece la eclosión de Al Ándalus en multitud de reinos independientes conocidos como taifas. Los cristianos pasarán entonces de una situación de sumisión a otra de progresivo dominio, mediante la ampliación de sus límites territoriales y el cobro de abundantes de parias. Al mismo tiempo, las sociedades cristianas medievales se vuelven cada vez más guerreras: surgen las mesnadas reales (comitivas de guerreros dependientes del monarca), el rey se convierte en una figura decisiva de la política. O aparecen los caballeros feudales con sus Raúl Mayoral Trigo 3 Historia de España propios ejércitos y los castillos como grandes obras de fortificación y apoyo para el avance hacia el sur (como el de Loarre). El resultado será un gran salto territorial que lleva a los cristianos hasta una línea que abarcaría los ríos Duero y el norte del valle del Ebro. 3. OCUPACIÓN DE LOS VALLES DEL EBRO Y TAJO (MEDIADOS DEL SIGLO XIMEDIADOS DEL XII) 3.1. Intentos de reconquista peninsular por Alfonso VI de Castilla (finales del siglo XI-principios del siglo XII): especialmente importante por la toma de la taifa de Toledo (1085), circunstancia que abre el camino hacia el Tajo. Sin embargo, sus éxitos se ven truncados por la llegada de los almorávides y la victoria de éstos en las batallas de Sagrajas/Zacala (1086) y Uclés (1108). 3.2. Control del curso medio del río Ebro gracias a Pedro I (que conquista Huesca en el año 1096 y Barbastro en el 1100 y, sobre todo, Alfonso I (1110-1134). Con éste el reino se expande en dos direcciones: los núcleos urbanos más importantes del valle del Ebro, como Zaragoza (1118), y la ocupación de las ciudades de Tortosa y Valencia, paso previo paso a la Cruzada en Tierra Santa. No obstante, las campañas de Alfonso I también se detendrán como consecuencia de la llegada de los almorávides, especialmente tras la derrota en la batalla de Fraga (1134), derrota que ocasiona el retroceso cristiano en la zona oriental de la península (agravado por las decisiones hereditarias de Alfonso I). De hecho, la muerte de Alfonso I sin descendencia dio origen a que fuera elegido como rey su hermano, Ramiro II "el monje". Posteriormente, Ramiró se retiró de nuevo a su vida monástica y el reino de Aragón pasó a manos desu hija Petronila, quien casó con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV. De este matrimonio, a su vez, nació el futuro Alfonso II , primer rey de la Corona de Aragón. 4. DOMINIO DE LOS CURSOS ALTO Y MEDIO DE LOS RÍOS TURIA, JÚCAR Y GUADIANA A COSTA DE LOS SEGUNDOS REINOS DE TAIFAS Y DEL IMPERIO ALMOHADE (1150-1212): En el año 1151 Ramón Berenguer IV y Alfonso VII firmaron el Tratado de Tudillén o Tudején por el cual se acordaba el reparto de sus respectivas áreas de influencia y expansión a costa de Al Ándalus. Como consecuencia, en la parte occidental de la Península Alfonso VIII ocupa Cuenca (1177), mientras en la Corona de Aragón, Alfonso II (1162-1196) conquista Teruel (1171), con lo que dejaba abierto el camino hacia Valencia, mientras que su hijo Pedro II (11961213) colaboró en la victoria de las Navas de Tolosa (1212). El gran acontecimiento de esta fase es la derrota de los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), una operación conjunta de los monarcas de Castilla, Aragón, Navarra, junto a las Órdenes Militares y contingentes de mercenarios procedentes de Europa. Raúl Mayoral Trigo 4 Historia de España Como resultado: quedaba abierto el camino hacia el sur de la Península Ibérica. 5. CONCLUSIÓN DE LA RECONQUISTA: CONTROL DE BALEARES, LEVANTE Y VALLE DEL GUADALQUIVIR A COSTA DEL IMPERIO ALMOHADE Y LOS REINOS TAIFAS QUE VUELVEN A SUCEDERLE (1220-1492) En el año 1244 Alfonso X "el sabio" y Jaime I "el conquistador", respectivamente monarcas de Castilla y Aragón, firman el Tratado de Almizra (1244), por el cual acuerdan delimitar sus respectivas expansiones en el resto de Al Ándalus: los castellanos se apropiarán de los territorios musulmanes correspondientes a las actuales Extremadura, Castilla la Mancha y resto de Andalucía, mientras los aragoneses lo hacían en el sur de Valencia (donde se creará el reino de Valencia) y Baleares. Por lo tanto, después de esta fase las conquistas cristianas van a quedar básicamente definidas hasta la total finalización de la reconquista peninsular: en el año 1492 los Reyes Católicos ocupan el reino nazarí de Granada. Raúl Mayoral Trigo 5 Historia de España EL PROCESO REPOBLADOR Como "repoblación" entendemos el proceso histórico mediante el cual los reinos cristianos del norte, surgidos a partir del siglo VIII, colonizaron y repoblaron las tierras del sur en su avance gradual a costa del Al Ándalus musulmán. Se trata, por lo tanto, de un proceso paralelo al de la Reconquista militar del territorio, muy condicionado por éste, pero que varió en razón de dos principios: temporalmente (ya que el avance del tiempo hizo que las modalidades de repoblación cambiaran) y espacialmente (puesto que también cambiaron las modalidades de repoblación en función de las zonas concretas ocupadas a los musulmanes). Como característica general, debemos tener en cuenta que la repoblación de los territorios de Al Ándalus ocupados por los cristianos es un proceso paralelo que transcurre al mismo tiempo que la conquista militar de los mismos. Son dos caras de la misma moneda. Al igual que hemos hecho con la Reconquista, vamos a estudiar aquí sus principales etapas: 1. Aumento de la población en los núcleos de resistencia iniciales como base de partida para el proceso posterior: 1.1. Hablamos de una zona correspondiente al norte de la Península Ibérica: la zona occidental (desde Galicia hasta el extremo occidental de los Pirineos) había sido un territorio poco romanizado, tampoco controlado por los visigodos, y donde se conservaban una organización social de tipo tribal. La otra zona, la correspondiente a la parte occidental de la Península (el núcleo pirenaico), es menos hostil desde el punto de vista geográfico y, precisamente por ello, atrajo algo más el interés de los musulmanes (sobre todo la zona del valle del Ebro). Podemos incluso hablar de que hubo una línea imaginaria entre TudelaZaragoza-Lérida-Tortosa que marcó una frontera que durante cuatro siglos mantuvo alejados de Al Ándalus a los núcleos de resistencia cristianos. 1.2. La población de estos territorios es en general escasa y vivía sobre todo de las actividades pastoril o ganaderas (algo lógico en contextos de montaña). Pero esta población aumentó y se hizo más compleja con la llegada de gentes de origen hispanovisigodo (como el propio Pelayo) después del 711 d.C., tras la invasión musulmana (que venían de zonas cerealísticas, vinícolas u olícolas de la Meseta o el sur, difíciles de adaptarse a las circunstancias climatológicas del norte). De este modo, poco a poco estas sociedad se hacen más complejas: surgen grupos hegemónicos (de los llamados maiores o boni homines) que se hacen con la propiedad de los bienes y comienzan a recibir derechos o prestaciones por ellos. Está comenzando, por lo tanto, a aparecer lo que con el tiempo y la expansión hacia el sur será una sociedad feudal. Es pues esta sociedad la que inicia la primera fase de la repoblación a costa de Al Ándalus: los núcleos de resistencia que veíamos en el apartado anterior se expanden hacia el sur, sobre todo en la parte occidental de la Península. Esta primera fase ocupa los siglos VIII al X, aproximadamente, y abarcaría zonas reconquistadas en los valles del Duero, la del alto valle del Ebro, los valles pirenaicos y la la planicie catalana de Vic. La repoblación consolidaba el avance territorial, pero era un proceso complejo. Había que instalar a los Raúl Mayoral Trigo 6 Historia de España nuevos pobladores cristianos, cultivar las tierras, organizar la administración y defender el territorio. Los protagonistas de esta repoblación son sobre todo colonos campesinos que ponían en explotación tierras vacías, antes parte de la gran zona fronteriza entre los núcleos cristianos y Al Ándalus. El rey, cuyo liderazgo era esencial en estas operaciones (que eran tanto militares como económicas), concedía alodios (tierras en propiedad) a estos campesinos, a cambio de que estos las roturasen o labrasen. De ahí que conozcamos a este sistema como presura (en la zona de Castilla) o aprisio (en la zona de Aragón), palabras derivadas respectivamente de "presa" o "apprehensio" (aprehender). Por su parte, los camesinos conseguían de este modo convertirse en gentes libres y se agrupaban fundando nuevas poblaciones, por lo general aldeas pequeñas o relativamente pequeñas. Aunque no suele mencionarse, también comenzó a ser importante en esta zona la repoblación organizada por nobles y monasterios, que dio lugar al establecimiento de las primeras grandes propiedades (los llamados señoríos). 2. Repoblación del área comprendida entre el Duero y la Meseta Central ( la "extrema dorii" castellano-leonesa) Se inició a mediados del siglo X, coincidiendo con el comienzo de la gran expansión cristiana hacia el sur. debemos tener en cuenta que muchos de estos territorios estaban despoblados o semidespoblados, así que si se deseaba consolidar la ocupación del territorio y convertirlos en una zona fronteriza, había que atraer pobladores. Por ello se aceptaba a todo el que quisiera acudir (incluso reos de delitos, que de esa manera quedaban libres de culpa) sin más exigencia que la obligatoriedad de fijar su residencia, al menos por un año, en el nuevo lugar en que se instalaban. La fórmula de repoblación habitual es la que se conoce con los nombres de “concejil” o “de frontera”: se trataba de un modelo de repoblación dirigido por las autoridades del reino que, para ello, crearon numerosos concejos que, a su vez, eran la cabeza de un determinado territorio. A cada uno de estos concejos se le encargaba dominar su área respectiva e instalar a los colonos en las aldeas del llamado alfoz (tierras circundantes de la ciudad). El conjunto de concejo y el alfoz correspondiente constituía la comunidad o “comunidad de villa y tierra”. Además, el rey otorgaba a estas nuevas comunidades fueros, en general bastante ventajosos: por ellos, los campesinos y habitantes de estas zonas adquirían derechos de los que carecían otros pobladores, por ejemplo ventajas fiscales (menos impuestos) o jurídicas (leyes más favorables o menores penas para sus delitos, entre otras cosas). En todo caso, esta fue la modalidad más importante en el gran espacio reconquistado entre mediados del siglo X hasta finales del siglo XI: es decir, aproximadamente hasta la toma de Toledo por el rey Alfonso VI en el año 1085. 3. Repoblación de la zona del Tajo (territorio grosso modo coincidente con la extinta taifa musulmana de Toledo)y el valle medio del Ebro. 3.1. Tras la conquista de la taifa de Toledo en el año 1085 por Alfonso VI el modelo de repoblación que hemos visto para el espacio anterior dará paso ahora a otro derivado no sólo de un repoblamiento mucho más denso, sino también de la considerable masa de Raúl Mayoral Trigo 7 Historia de España población heredada del anterior poder musulmán (que incluye no sólo musulmanes, sino también judíos y grupos de mozárabes). Por ello, y debido a la escasez de nuevos poblamientos, el rey Alfonso VI se vio obligado a realizar la repoblación de la difunta taifa mediante alfoces de gran extensión, siguiendo por lo tanto el sistema anterior. La columna vertebral del repoblamiento fue también aquí el concejo. Asentados sobre las antiguas ciudades o enclaves musulmanes y dotados de un amplio alfoz, que solía coincidir con las demarcaciones de época musulmana, los concejos del valle del Tajo recibieron “fueros” o “cartas puebla” que, con la excepción del concedido a la propia ciudad de Toledo, tenían una clara influencia de los otorgados previamente: los de la zona oriental recogían la tradición de la Extremadura castellana, pero los de la zona occidental se inspiraban en los de la Extremadura leonesa. Por lo general, los repobladores recibían un lote de tierra (cuya extensión solía equivaler a la del territorio susceptible de ser trabajado con una yunta de bueyes, o a veces una viña, huerta o arbolado), así como una casa y solar. El conjunto recibía el nombre de heredamiento, pero variaba en extensión en razón de la categoría social del implicado. De nuevo, los pobladores estaban obligados a mantener la vecindad y prestar ciertos servicios para no perder el heredamiento (que también variaban en función de la categoría social). Importante en este caso es el papel de Toledo, que alcanza la posición de “capital de las tres culturas” como sinónimo de la acumulación en sus calles de individuos procedentes de las poblaciones anteriores, pero a las que se sumaron castellanos y francos. Sin embargo, el “espíritu de cruzada” que guía la época acabará pronto con esta convivencia ficticia y se procederá a expulsiones masivas de musulmanes. 3.2. Repoblación del valle del Ebro: iniciada en la primera mitad del siglo XII, podemos subdividirla en dos modalidades repobladoras: a. Repoblación de los núcleos urbanos (Zaragoza, Tudela, Tortosa, etc.), muy similar al procedimientos toledano que acabamos de ver, pero mediante la fórmula cada vez más frecuente ahora del repartimiento, esto es, la ocupación de las casas o bienes musulmanas por los cristianos (abandonadas, de grado o por la fuerza, por sus anteriores habitantes, que debían trasladarse en uno o dos años a las zona de extramuros, como en el caso de Saraqusta, ocupada por Alfonso I en el año 1118 d.C.). b. Repoblación del territorio rural situado al sur del río Ebro (Extremadura aragonesa), inspirada en las disposiciones del Fuero de Sepúlveda (fuero concedido por el rey Alfonso VI en el año 1076 a la ciudad del mismo nombre en el que se señalaban claramente los principios a seguir para la repoblación, principalmente en lo relativo al origen de los repobladores). En general, la repoblación coincidió aquí con las formas castellano-leonesas: creación de concejos inspirados en el mencionado Fuero de Sepúlveda que concedía a cada ciudad un amplio territorio que debían vigilar y defender (igual que en el caso castellano-leonés de las ciudades de frontera y sus atribuciones). Raúl Mayoral Trigo 8 Historia de España 4. Repoblación del territorio manchego y los cursos alto-medio de los ríos Guadiana y Turia en Aragón. Comprende pues las zonas de reconquista de castellanos, leoneses y aragoneses entre finales del siglo XII hasta después de la derrota almohade posterior a la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). En general, se trata de zonas poco pobladas, lo que dio paso a una repoblación muy lenta al principio, en la que hubo repoblaciones de tipo concejil (como las actuales Cuenca o Plasencia). Pero más nos interesa la repoblación a través de las Órdenes Militares en la llanura manchega y el sur aragonés: las Órdenes de Calatrava, Santiago, Montesa o Alcántara obtuvieron enormes propiedades en estas zonas, muy ricas desde el punto de vista de sus recursos ganaderos. En realidad, no es extraña esta importancia de las Órdenes Militares, ya que estas fueron quienes llevaron el peso de la reconquista militar. 5. Finalmente, la repoblación de Levante, valle del Guadalquivir, actual Extremadura e islas Baleares. Tuvo lugar fundamentalmente en el período que va desde principios del siglo XIII (coincidiendo aproximadamente con el debilitamiento de los almohades tras la batalla de Las Navas de Tolosa, en el año 1212) hasta que tan sólo quedó de Al Ándalus el reino nazarí de Granada. A diferencia de las otras modalidades repobladoras, comenzaba prácticamente después de las expediciones militares aunque, debido a las grandes extensiones de territorio y a los escasos recursos humanos, el proceso fue lento y el asentamiento de cristianos débil. Tengamos en cuenta que existían numerosas ciudades de origen musulmán que dominaban áreas rurales, pero que se vaciaron parcialmente de habitantes por su expulsión o huída. En otros casos, los cristianos concedían capitulaciones a estas poblaciones musulmanas: acuerdos en los que los monarcas permitían la permanencia de los musulmanes, a cambio de ciertas contraprestaciones. A pesar de todo, la fórmula más usada para el asentamiento de repobladores cristianos en este territorio fue la del repartimiento, como se habían hecho por los aragoneses previamente. Sin embargo, estos nuevos repartimientos chocaron con numerosas dificultades producidas, sobre todo, por la alta concentración de musulmanes. Por ejemplo, la repoblación de Andalucía se hizo inicialmente en núcleos urbanos parcial o totalmente vaciados de sus habitantes originales, pero el campo siguió siendo abrumadoramente musulmán (ahora mudéjar, que veremos luego). La conflictividad social aumentó y dio origen a diversas revueltas que, con el tiempo, provocaron la expulsión de estos mudéjares o su emigración a Granada. De cualquier modo, hemos de tener en cuenta que el objetivo de muchos monarcas cristianos en esta última fase de la reconquista/repoblación fue asegurar sus fronteras del sur frente al reino nazarí de Granada: de aquí que las zonas limítrofes con éste se repoblaran también mediante las Órdenes Militares o a través de concejos, ya que tanto los unos como los otros podían organizarse en milicias para su defensa. Raúl Mayoral Trigo 9 Historia de España CONCLUSIONES DE LA RECONQUISTA Y LA REPOBLACIÓN Todo lo que acabamos de ver, reconquista territorial o militar y repoblación social, tuvieron enormes repercusiones en el desarrollo posterior de la Historia peninsular, pero también influyeron en la conquista de América, como veremos posteriormente. Vamos a ver algunas derivaciones de todo esto proceso: 1º. Desde un punto de vista demográfico, la influencia de la reconquista/repoblación fue muy compleja ya que dependió mucho de la época o el lugar, pero generalmente encontramos que, a medida que se progresa en el avance hacia el sur, la llegada de nuevos repobladores tiende a ser lógicamente menor. Tan importante es lo anterior que, en muchos casos, la repoblación hacia el sur se hizo cada vez más a menudo recolocando pobladores de las zonas anteriores (sobre todo, las más antiguas). Esto solía dar lugar a choques entre el rey y los nobles, ya que estos se quejaban de que, al disminuir sus vasallos, bajaba también la mano de obra que le proporcionaba su estatus socioeconómico. 2º. La reconquista/repoblación también dio origen a una enorme diversidad étnica y religiosa (como había pasado con la entrada y conquista musulmana siglos atrás, a partir del año 711 d.C.: los nuevos territorios incluían una nada despreciable cifra de mozárabes (cristianos que vivían en zonas controladas por los musulmanes) que o vivían en ellos antes de la conquista o habían huido a ellos tras la ocupación cristiana. Junto a ellos, hubo aportaciones de francos, judíos, mudéjares (musulmanes que vivían en áreas cristianas), etc. Dentro de esta diversidad a la que hacemos mención, nos interesan sobre todo los grupos de mudéjares y moriscos, puesto que son los que debemos conocer para la Selectividad. En primer lugar, el término mudéjar se utiliza para definir a aquellos musulmanes que siguieron viviendo en el territorio cristiano tras la conquista. En general, estas poblaciones pudieron mantener su religión, costumbres, lengua e instituciones, a cambio de que pagaran impuestos especiales (como los diezmos a la Iglesia, u otros similares al rey). Pero debían formar comunidades separadas, viviendo en barrios o aljamas específicos (las llamadas morerías) y se dedicaron sobre todo a labores de agricultura o artesanía (recordemos que la sociedad musulmana había alcanzado un desarrollo, importante para la época, en estos dos ámbitos). Su presencia dependió, como siempre, del proceso territorial de los cristianos, pero en general fueron más numerosos en la antigua taifa de Toledo, las regiones agrícolas de Murcia y Valencia además de, por supuesto, las poblaciones del valle medio del Ebro. Pero la presencia de esta minoría religiosa comenzó a ser un problema a finales de la Edad Media, sobre todo a medida que aumentó la tendencia de las monarquías europeas, entre ellas las peninsulares, hacia el absolutismo. Como parte de este último creció también la propensión a homogeneizar a las poblaciones, discriminando así a las minorías religiosas no cristianas. El punto álgido de todo fueron las políticas de unidad religiosa, cada vez más importantes en el siglo XV, en especial durante el reinado de los Reyes Católicos: después de la conquista de Granada en 1492, y aunque las llamadas "Capitulaciones de San Fe" Raúl Mayoral Trigo 10 Historia de España garantizaban teóricamente la libertad de culto y la conservación de las mezquitas de estos mudéjares, las nuevas autoridades impulsaron una política de conversiones obligatorias al cristianismo. Como resultado, hubo varias revueltas de mudéjares (en el Albaicín, las Alpujarras o la Serranía de Ronda), todas ellas duramente sofocadas: en 1502 la Real Cédula obligaba a los mudéjares castellanos a la conversión o a la expulsión forzada. De este modo, los antiguos mudéjares pasarían a ser conocidos como moriscos una vez que se hubieron convertido al cristianismo. Ahora bien, muchos de estos grupos de moriscos, teóricamente convertidos en cristianos, mantuvieron en sus comunidades y generalmente de manera secreta su lengua, costumbres y religión. Durante el reinado de Carlos I, concretamente en el año 1526, la conversión obligatoria que se había aplicada hasta entonces a los mudéjares castellanos se extendió también a los que habitaban en tierras de la Corona de Aragón. En el siglo XVI esas tendencias al absolutismo y la homogeneización que mencionábamos antes aumentarían cada vez más. Por si fuera poco, la monarquía de los Austrias temía que los moriscos pudieran ayudar a los piratas berberiscos del norte de África o colaborar en una invasión turca de la Península Ibérica (los turcos eran uno de los grandes enemigos de la monarquía de los Austrias y se habían expandido por el norte de África desde tiempo atrás). Además, muchos miembros de la Inquisición los creían falsos conversos y aumentaron las persecuciones en su contra: como resultado, entre en los años 1568 y 1571 estalló la llamada Rebelión de las Alpujarras, duramente reprimida por el hermanastro de Felipe II, don Juan de Austria. En fin, todo lo anterior hizo que, ya en el reinado de Felipe III, durante los años 1609-1614 se procediera a su definitiva expulsión. Para entonces, buena parte de la población morisca que todavía vivía en la Península lo hacía en los territorios de la Corona de Aragón, así que esta expulsión afectaría sobre todo a dichos territorios. Aunque es muy difícil dar cifras más o menos exactas, los historiadores calculan que salieron de la Península, muchos en dirección al norte de África, alrededor de 150.000 moriscos. También han dado lugar a debates entre historiadores las consecuencias de esta expulsión. Para algunos, la marcha de los moriscos no fue demasiado importante: al fin y al cabo, las tierras que ocupaban fueron repobladas o reocupadas por cristianos, que también retomaron sus trabajos agrícolas. En cambio, para otros especialistas la expulsión supuso una enorme pérdida de mano de obra agrícola muy cualificada, disminuyendo así la producción agrícola, y dejó muchas poblaciones prácticamente vacías que hubo que repoblar. 3º El aumento de la población: se trata de una cuestión muy difícil de precisar debido a la escasez o inexistencia de las fuentes. En general, podemos deducir que a mediados del siglo IX los territorios cristianos rondarían los 500.000 habitantes y que estos, ya en el siglo XI, alcanzaban los 1.500.000, para llegar a aproximadamente 5.000.000-5.500.000 en las etapas finales de la reconquista peninsular (finales del siglo XIV o principios del XVI), distribuidos de la siguiente forma: Corona de Castilla 4.500.000 Corona de Aragón Aprox. 1.000.000 Raúl Mayoral Trigo 11 Historia de España LA INQUISICIÓN Con el nombre de Inquisición, Tribunal de la Santa Inquisición o Tribunal del Santo Oficio conocemos a una institución eclesiástica de origen medieval cuyo fin era suprimir las herejías en el interior de la Iglesia católica. Para conocer sus orígenes debemos remontarnos hasta la Edad Media, concretamente hasta el siglo XII y la primera mitad del XIII, cuando se creó la que conocemos como Inquisición medieval: en una parte de los territorios situados al sur de la actual Francia se extendió la llamada herejía albigense, o herejía cátara, que se convirtió pronto en una amenaza tanto para la supremacía de la Iglesia católica como para los dos reinos que controlaban la zona, el reino de Francia y la Corona de Aragón. Hasta tal punto llegó esta herejía a ser peligrosa, que el Papado creo en el año 1184 d.C. un tribunal específico para perseguirla, el Tribunal de la Santa Inquisición. Al principio los tribunales de esta nueva Inquisición dependieron de los respectivos obispos, aunque luego lo hicieron del propio Papa (de ahí que también se la llame Inquisición romana o papal). A lo largo de los siglos siguientes la Inquisición fue desarrollándose y expandiéndose y, de esta forma, se implantó en el 1478 d.C. en los territorios de la Corona de Castilla, gracias a la bula del papa Sixto IV llamada Exigit sincerae devotionis. Pero esta Inquisición ya no dependía del papado, sino de la monarquía, esto es: era un instrumento al servicio de los intereses del monarca. De aquí que, por oposición a la anterior, la conozcamos como Inquisición moderna o Inquisición española. Nótese que cuando se introduce en la Corona de Castilla esta Inquisición moderna está a punto de acabar la Reconquista, así que sus actuaciones van a tener mucho que ver con dos cosas que vimos los últimos días: 1º. En su avance hacia el sur, cada vez más cerca del reino de Granada, los castellanos se encuentran con grandes poblaciones musulmanas. Al principio, mediante el sistema de la capitulaciones, se permite que estas poblaciones sigan viviendo en territorio cristiano. Pero como también hemos visto, poco a poco se va a forzar su conversión al cristianismo. 2º. Al mismo tiempo, también hemos visto que las monarquías se hacen cada vez más absolutas: el monarca tiende a acaparar poder y a que sus territorios sean más homogéneos desde un punto de vista religioso. Sin embargo, esta Inquisición todavía no se había extendido a la Corona de Aragón, entre otras cosas porque sus objetivos y forma de actuación entraban en contradicción con las disposiciones de los Fueros aragoneses. No obstante, la institución también acabó penetrando en la Corona de Aragón, concretamente en 1483, gracias al rey Fernando II "el Católico", aunque con una fuerte oposición: tanta fue ésta, que incluso en el año 1485 fue asesinado en la Seo el inquisidor Pedro de Arbués. En cuanto a su organización, la Inquisición contaba con un Inquisidor General (el más famoso de los cuales fue Tomás de Torquemada), a la cabeza del llamado Consejo de la Suprema y General Inquisición. De éste dependían los Tribunales regionales (por ejemplo, en los territorios peninsulares de la Corona de Aragón hubo cuatro: Zaragoza, Barcelona, Valencia y Mallorca). Raúl Mayoral Trigo 12 Historia de España De cualquier modo, tras la toma de Granada en 1492 se rompió el clima de relativa tolerancia que veíamos semanas atrás: ese mismo año los judíos fueron expulsados de los territorios aragoneses y castellanos, u obligados a convertirse si deseaban permanecer en estos. No obstante, muchos de estos judeoconversos (despectivamente conocidos como "marranos" o judaizantes) mantenían en secreto sus prácticas religiosas, así que fueron objeto de persecución por la Inquisición. Y lo mismo ocurrió con los moriscos (mudéjares teóriamente convertidos al cristianismo). En los siglos XVI y XVII, además de a estas minorías religiosas, el Tribunal de la Inquisición también persiguió las desviaciones del catolicismo oficial, sobre todo cuando aparezcan por España brotes de luteranismo o protestantismo. Y en el siglo XVIII la Inquisición fue una de las instituciones empleadas para perseguir la penetración en España de las ideas ilustradas más radicales, o de los revolucionarios franceses después de 1789. Muy debilitada y sometida a críticas incesantes por el liberalismo, continuó existiendo hasta principios del siglo XIX, concretamente hasta su supresión en 1834, tras la muerte del rey Fernando VII. Raúl Mayoral Trigo 13