En la ciudad de Santa Fe, a los 11 días de febrero del año dos mil once, se reúnen en Acuerdo Ordinario los Señores Jueces de la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Laboral, Dres. José Daniel Machado, Sebastián César Coppoletta y Julio César Alzueta, para resolver los recursos de nulidad y apelación puestos por la demandada, contra la sentencia dictada por el Señor Juez de Distrito 1 de Primera Instancia en lo Laboral de la Segunda Nominación de Santa Fe, en los autos caratulados: “BOSSIO, Juan Manuel c/REMISES GENERAL LÓPEZ S.R.L. y otros s/LABORAL” (Expte. 129- Fo. 55- Año 2010). Acto seguido el Tribunal se plantea las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿Procede el recurso de nulidad? SEGUNDA: En caso contrario ¿se ajusta a derecho la sentencia impugnada? TERCERA: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? Dispuesto el orden de votación, resulta: Machado, Coppoletta, Alzueta. A la primera cuestión el Dr. Machado dice: La parte demandada plantea, juntamente con el de apelación, recurso de nulidad; pero, en su escrito en esta Instancia, ninguna queja expresa sobre el tema. Por otra parte, no se advierten, en el proceso, vicios que impusieran de oficio, la anulación. A mi juicio pues, de acuerdo con las breves consideraciones expuestas, el planteo de nulidad ha de rechazarse. En consecuencia, voto por la negativa. A la misma cuestión el Dr. Coppoletta dice: Que expone las mismas razones vertidas por el Juez preopinante y, como él, vota por la negativa. A igual cuestión el Dr. Alzueta dice: Que comparte los fundamentos vertidos por los preopinantes, y como ellos, vota por la negativa. A la segunda cuestión el Dr. Machado continúa diciendo: Los codemandados Oscar Ovidio Duarte y Reinaldo Alberto Motta recurren la decisión judicial que a f. 146 dispuso que “atento a que conforme surge del acta de conciliación no han tenido intervención en la misma, continúe el trámite según su estado con relación a ellos”. Expresados los agravios a fs. 232/234, la actora los responde a fs. 237/238 vta.. Pretende la recurrente que el proceso se halla extinguido con motivo del acuerdo conciliatorio homologado y parcialmente incumplido de f. 49, oponiéndose a que, según dice, sobre la cosa juzgada de allí resultante y la consecuente pérdida de jurisdicción, el Juez haya dispuesto “revivir el proceso originario” contra los codemandados que no lo suscribieron. Conforme al sistema de nuestro Código Civil (arts. 715 y 853) la cosa juzgada resultante de una transacción judicial homologada con uno de los deudores demandados puede ser aprovechada por los codeudores solidarios, pero no puede serles opuesta. Explican los autores que la solución se basa en el pensamiento de Aubry et Rau, conforme al cual “un codeudor solidario puede beneficiar a los restantes, pero nunca agravar su situación” (Cfr. COMPAGNUCCI de CASO, Rubén: Manual de obligaciones; Astrea, 1997, 417; ALTERINI-AMEAL-LÓPEZ CABANA: Derecho de obligaciones; Abeledo-Perrot, 1997, 529/531). En este contexto, la expresión “serles opuesta” significa que la sentencia homologatoria no es título ejecutivo que pueda ejecutarse sin su aceptación expresa o tácita, tal como intentó inicialmente el actor. Desde dicha perspectiva dogmática resulta que ambas partes marran en sus respectivos enfoques conforme los han explicitado desde las piezas que obran a fs. 64, 83, 85, 102 y consecuentes, lo que ciertamente comienza a ser remediado con la resolución de fs.114 y la ulterior presentación de f.140 (ver especialmente punto H), respondida a f. 142. Concretamente, los codemandados que no participaron a título personal en el acuerdo transaccional de f. 48 no pueden pretender simultáneamente aprovechar el convenio para limitar la cuantía de la obligación, pero considerarse ajenos a su cumplimiento. Una cosa o la otra. O asumen y “aprovechan” la cosa juzgada resultante del convenio transaccional celebrado por la persona jurídica que integraban como únicos socios según contrato de f. 13 y ss.(Remises General López S.R.L.), y consecuentemente la existencia y medida de la obligación que de allí resulta, o, por el contrario, la repudian y recuperan -junto al actor, por supuesto- el derecho a discutir in toto la procedencia o improcedencia de la pretensión que los tuvo desde el comienzo como demandados. Sin perjuicio de la doctrina ya citada, la mejor explicación del instituto la he encontrado en José Olegario MACHADO ( Exposición y comentario del Código Civil Argentino; Tomo III, pág. 56 y en especial nota al art. 853 en pág. 61 y siguientes): “El acreedor, en uso de un derecho perfecto a reclamar la deuda a cualquiera de los deudores, puede transar con el deudor elegido extinguiendo o modificando la deuda; pero como los codeudores no están obligados sino cuando aceptaren la transacción si les fuera provechosa, resulta que no podría serles opuesta por el acreedor y por el contrario, ellos podrían rechazar la reclamación oponiendo la transacción si la reputaran favorable” , aclarando luego (pág.63) que si la transacción recae sobre el total de la deuda “pueden prevalerse de ella los codeudores satisfaciendo las obligaciones contraídas por el transigente”. Luis Diez-Picazo, analizando similares reglas en el derecho español (art. 1835) e italiano (art. 1304) arriba a la conclusión de que la transacción, en estos casos, sigue el principio del efecto relativo de los contratos, con la singularidad de ser “un negocio que queda abierto, al que pueden adherir los demás deudores implicados en la situación transigida” (en “Fundamentos del Derecho civil patrimonial-Las relaciones obligatorias”; Civitas, 1993, pág. 228). En suma, la idea de utilidad y provecho como base de la elección adhesiva del codeudor ajeno al acto resulta inescindible de la asunción o reconocimiento de la obligación transada y no surte el efecto de liberarlo sin más. Ahora bien, los codemandados Duarte y Motta, especialmente en cuanto han resistido la ejecución del saldo impago del crédito transado (f. 83) y obtenido resolución favorable (f. 144) con fundamento en la ajenidad del negocio, han optado por repudiar la transacción oportunamente celebrada por Remises General López, considerando que les resultaba inoponible. Así, las vicisitudes ulteriores del pleito que consuman en la resolución en crisis no son sino una consecuencia de aquella negativa y confieren legitimidad a lo obrado por el Sr. Juez de anterior instancia al disponer la continuidad del pleito con relación a la discusión del total del crédito al que, por supuesto, corresponderá debitar oportunamente y en caso de admitirse la pretensión lo ya percibido “a cuenta” (art.260 L.C.T.) con motivo de la transacción. Voto por la afirmativa. Costas de alzada a la recurrente. A la misma cuestión el Dr. Coppoletta dice: Que expone las mismas razones vertidas por el Juez preopinante y, como él, vota en igual sentido. A igual cuestión el Dr. Alzueta dice: Que comparte los fundamentos vertidos por los preopinantes, y como ellos, vota en idéntico sentido. A la tercera cuestión los Dres. Machado, Coppoletta y Alzueta dicen: Que atento el resultado de las votaciones precedentes corresponde: rechazar los recursos de nulidad y apelación puestos por la demandada; costas de alzada a la recurrente. Los honorarios de esta Instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que, en definitiva, corresponda regular en baja instancia por el trámite principal. Por los fundamentos y conclusiones del Acuerdo que antecede, la SALA II DE LA CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL R E S U E L V E: 1) Rechazar los recursos de nulidad y de apelación planteados por la parte demandada. 2) Imponer las costas de Alzada a cargo de la recurrente. Los honorarios de esta Instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que, en definitiva, corresponda regular en baja instancia por el trámite principal. Resérvese el original, agréguese copia, hágase saber y oportunamente bajen. Concluido el Acuerdo, firman los Señores Jueces por ante mí, que doy fe. Dr. MACHADO Dr. COPPOLETTA Dr. ALZUETA Dra. Claudia BARRILIS Secretaria